La Argentina recibió sólo el 9% de la inversión extranjera directa que entró a Sudamérica entre 2004 y 2014, equivalente a US$90 mil millones de los US$978 mil millones totales. Esto se debe a que las políticas públicas argentinas han degradado las instituciones del país al permitir la manipulación de estadísticas, interferencias en la justicia y regulaciones discrecionales, haciendo que Argentina sea poco atractiva para los inversionistas. Otros países de la región como Chile, Perú, Colombia y Uruguay recibieron una mayor porción