El documento resume la arquitectura de la primera mitad del siglo XX, destacando el Movimiento Moderno y sus dos tendencias principales: la arquitectura racionalista y la orgánica. La racionalista se caracteriza por el uso de formas geométricas y la ausencia de ornamentación, representada por Le Corbusier y la Bauhaus. La orgánica busca integrar los edificios en la naturaleza de forma armónica, como en las obras de Wright.