La arquitectura europea entre 1750-1900 se caracterizó por tres estilos principales: neoclásico, historicismo y modernismo. El neoclásico se inspiró en las formas griegas y romanas buscando equilibrio y proporción. El historicismo imitó estilos pasados como el neogótico. Finalmente, la arquitectura moderna simplificó formas y eliminó ornamentación siguiendo tendencias del arte moderno como el cubismo. Obras representativas incluyen la Puerta de Brandenburgo, la Sagrada Familia y la Iglesia de la