La arquitectura neoclásica se desarrolló entre los siglos XVIII y XIX como reacción al Barroco y al Rococó. Tomó elementos de la arquitectura griega y romana como las columnas, frontones y órdenes clásicos, y se caracterizó por la simetría, las líneas rectas y la sobriedad decorativa. Se utilizó para edificios públicos y religiosos en Europa y América, y tuvo variantes nacionales en países como Francia, Alemania, Italia, España y Estados Unidos.