ARQUITECTURA TRADICIONAL Y ENTORNO CONSTRUIDO

Financian

Promueven

Coordinación

Coordinación técnica
Comarca
del Alto
Guadiato
CÓRDOBA, ANDALUCÍA

Nieves Santiago Gala
“Los pueblos son un producto de la tierra. Se construye
siempre la unidad de habitación y sus dependencias con
materiales del país y según modos tradicionales, y lo
hacen generalmente los mismos campesinos (…). Pero
el pueblo es también un producto de la estructura social: (…) Mediante una observación atenta se puede
descubrir en la fisonomía del pueblo la estructura de la
sociedad rural. El pueblo en que todas las casas tienen
un parecido común, donde las condiciones económicas
y sociales de todos los habitantes son semejantes (…) se
distingue fácilmente del pueblo heterogéneo, donde se
yuxtaponen las granjas de los dueños de la tierra y las
casas de los jornaleros (…)”.
Pierre George, 1950
La comarca del Alto Guadiato hunde sus raíces vitales y geográficas en el humus cardinal
de la historia; una historia forjada en el aroma
de la leyenda, troquelada en la memoria heroica de los pueblos donde fluyen civilizaciones y
culturas milenarias.

Descripción de la comarca
Íberos, romanos, cristianos y árabes fraguan el alma ígnea de la comarca del Alto
Guadiato, convirtiéndola en símbolo permanente de diálogo, comunión y encuentro:
toda una unidad plural. Nuestra comarca
cumple a la perfección ese sentir comunal,
que no gregario, de ser engarce de sus 23 poblaciones de ensueño, tocadas por una identidad genuina que las define y las diferencia a
la vez; las aglutina y les imprime carácter, las
hermana y las particulariza. Todo ello ha
conformado paulatina y pródigamente la
idiosincrasia de estos pueblos. En definitiva,
se trata de una comarca que refleja claramente las señas de identidad de su gente, los
modos y costumbres de una especial idiosincrasia y, al mismo tiempo, resalta la riqueza
patrimonial. Como apuntaron algunos, nos
revela la otredad de la diferencia y la unidad
en la pluralidad, ejes cardinales de la riqueza
cultural que desde tiempos inmemoriales
distinguen con precisión y autenticidad la
comarca del Alto Guadiato.
Esta comarca está compuesta por veintitrés núcleos de población, encuadrados en
seis términos municipales: Término municipal de Belmez: Belmez, Doña Rama, El Hoyo,

Comarca del Valle del Alto Guadiato.

y El Entredicho; Término Municipal de Los
Blázquez: Los Blázquez; Término Municipal
de Fuente Obejuna: Fuente Obejuna, El Alcornocal, Argallón, Cañada del Gamo, La Coronada, Cuenca, La Cardenchosa, Los Morenos, Navalcuervo, Ojuelos Altos, Ojuelos
Bajos, Los Pánchez, Piconcillo, El Porvenir y
Posadilla; Término Municipal de La Granjuela: La Granjuela; Término Municipal de Peñarroya-Pueblonuevo: Peñarroya-Pueblonuevo; y Término Municipal de Valsequillo:

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Valsequillo. Cabe mencionar que se trata de
una comarca enclavada en un cruce histórico
de caminos muy importante, porque pasaba
la calzada romana que iba de Córdoba a Mérida, cruzando por todas nuestras sierras. En
definitiva, ha sido y es protagonista de una
encrucijada de caminos y vías de comunicación que han facilitado el legado patrimonial
con el que hoy cuenta la comarca.
Por tanto, sus 23 poblaciones están dispersas en una superficie de 1.146 km2, y distribuidas de forma no homogénea por todo este
territorio.

cos. Pruebas de ello son: el poblado de Sierra
Palacios, el túmulo de la Fuente del Corcho,
el túmulo de Cabeza de Vaca, la sepultura del
Cerro del Castillo, los materiales hallados en
La Retuerta, el dolmen de las Casas de Don
Pedro, los dólmenes de Doña Rama I, II, III y
IV, enclavados en el término municipal de
Belmez; el Cerro del Peñón y el Abrigo de la
Virgen, en el término municipal de Peñarroya Pueblonuevo; el Cerro de los Castillejos, el
Cerro de Las Piedras, la Calaveruela, los dólmenes de Los Delgados y los dólmenes de Los
Gallegos, la Horma y la Serrezuela, en el término municipal de Fuente Obejuna (Vaquerizo, 1994). La existencia de unidades topográficas de grandes posibilidades defensivas,
pudiéndose destacar también la influencia de
la disponibilidad de recursos hídricos, la existencia de tierras aptas para los cultivos y la
abundancia de recursos mineros y metalúrgicos nos fundamentan la existencia de asentamientos calcolíticos en la zona.
De la Edad del Bronce contamos con dos
estudios que nos hablan de un despoblamiento general en el Norte de Córdoba y, por
ende, en el Valle del Alto Guadiato. Para el
periodo del Bronce final se observa de nuevo
la presencia de asentamientos humanos en el
Valle del Alto Guadiato, entre los que cabe
citar los de los parajes del Cerro de los Castillejos, Cerro del Castillo, Sierra Palacios, la
Alhondiguilla etc. Estos asentamientos servían también de control de las principales vías
de comunicación entre el Valle del Guadalquivir y el Valle del Alto Guadiato. Hay que
mencionar en esta etapa el tesorillo hallado
en Belmez en 1933, actualmente depositado
en el Museo Arqueológico Nacional. Del periodo ibérico se encuentran algunos hallazgos arqueológicos en el Cerro del Castillo de
Piconcillo, y el Tesoro de Plata hallado en El
Alcornocal.
De la época romana, tenemos una de las evidencias más importantes la excavación de la

Situación
La comarca del Valle del Alto Guadiato está
situada al noroeste de la provincia de Córdoba
limitando con la provincia de Badajoz, al
oeste, a través de la comarca de La Serena, y
con las comarcas cordobesas del Valle de los
Pedroches y Sierra Morena, al este y sur, respectivamente.
La superficie que abarca, de 1.146 Km2, corresponde al 8,32% de territorio provincial y
cuenta, según padrón municipal de habitantes a fecha 1 de enero de 2006, con 22.393
habitantes, es decir, 2,84% del total de la provincia de Córdoba en 2006.
El principal eje de comunicaciones es la N432 Badajoz-Granada, que enlaza la comarca
con Córdoba capital, Badajoz y Portugal.

Antecedentes históricos
Sus orígenes se remontan al Paleolítico Inferior; restos de este periodo se han encontrado a orillas del arroyo de San Pedro en Fuente
Obejuna y en las proximidades del río Zújar en
Los Blázquez.
El auge de población, en el Valle del Alto
Guadiato, comienza con el Calcolítico, este
hecho se manifiesta tanto por la existencia de
poblados como por la de sepulcros megalíti-

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mina de “La Loba”, que estuvo en funcionamiento desde finales del siglo II a. de C. hasta
mediados del siglo I a. de C. Situada al noroeste de la antigua Mellaria1, unos 500 m al noreste del cortijo de “La Loba” y junto a la boca de
la mina se sitúa un antiguo poblado romano de
esclavos que trabajaban en la misma. Por
tanto, es de enorme interés para el conocimiento de la historia relacionada con la minería dentro de la comarca. Entre las ciudades
que componían la provincia Bética en el Imperio Romano, se citan entre otras las de Mellaria. La provincia Bética estaba dividida a su vez
en cuatro conventos: Gaditanus, Astigitanus,
Hispalensis y Cordubensis. A este último convento pertenecía la ciudad de Mellaria, calificada como “municipium iuris-latini” por los emperadores flavios: Vespasiano, Tito y Domiciano (siglo I d. C.). Este nombramiento llevaba
consigo una serie de privilegios, como la emisión de moneda y la mejora de sus condiciones
en materia de infraestructuras: desarrollo de
las vías de comunicación y sistema de abastecimiento de aguas. Es entonces cuando se construye el acueducto que todavía se conserva en
alguno de sus tramos. También se han localizado en la aldea de El Hoyo (Belmez) pertenecientes a la desconocida época visigoda.
Con la supremacía musulmana se potencian
las comunicaciones de la zona noroeste de
Córdoba, basándose fundamentalmente en las
vías romanas que atravesaban la comarca. En
la época de Abd al-Rahman III fue abierta una
ruta muy importante para las relaciones socioeconómicas de la época que comunicaba
las ciudades de Córdoba y Badajoz. El Camino
de la Loma del Paredón, que circula en su
mayor parte por la antigua vía romana Córduba-Emérita, registró un considerable tránsito
de viajeros y mercancías entre las dos grandes
ciudades de Córdoba y Mérida.
Una vez conquistada la ciudad de Córdoba
por Fernando III el Santo (año 1236), a mediados del mismo siglo se inicia la reconquista de

la zona norte de Córdoba, estando en un principio Belmez bajo la jurisdicción de la Orden
de Calatrava, y pasando a finales de siglo al
Obispado de Córdoba. Posteriormente, y ya en
el siglo XIV, surgen poblaciones nuevas como
Fuente Obejuna, que rápidamente se convirtió
en la más importante de la comarca. Peñarroya aparece por primera vez citada en textos escritos en el siglo XIII, y adscrita a Belmez,
aunque pasado este siglo pasó a pertenecer a
Fuente Obejuna. Tras la célebre revuelta contra el comendador de Calatrava en Fuente
Obejuna, en 1476, los dos términos pasan a la
jurisdicción de Córdoba. De esta época se tienen referencias de la importante presencia de
la Cañada Real Soriana, que desde Extremadura atravesaba la comarca. La existencia de
estas cañadas facilitó los intercambios comerciales y supuso una gran fuente de riqueza, a
partir del siglo XIII y durante un par de centurias, para estas comarcas del norte de Córdoba
y sur de Extremadura y La Mancha.
Alcanzando la Edad Moderna, surgieron 5
aldeas segregadas de la villa de Fuente Obejuna: Los Blázquez, Esparragosa, La Granjuela,
Los Prados y Valsequillo, con capital en éste.
Como es notorio, tres de ellas constituyen hoy
día municipios independientes de nuestra comarca.
La historia contemporánea del Valle del Alto
Guadiato está condicionada en gran medida
por la explotación de sus recursos mineros. El
origen de la minería en la comarca se remonta a la prehistoria, existiendo vestigios de esta
actividad de hace 4.300 años. En el año 1778
se delata la primera mina de la comarca, a orillas del arroyo “La Hontanilla”, que quedaría
abandonada tras dos años de explotación. En
1790 se reanuda la actividad bajo el patrocinio
del Estado, pero no será hasta bien entrado el
siglo XIX cuando la minería comience su verdadero auge en la cuenca del Alto Guadiato.
A mediados de siglo XIX, en plena fiebre minera, se registran en la zona numerosas minas

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particulares, propiedad de sociedades nacionales y extranjeras, de entre las que destacan la
Constancia Madrileña y la Sociedad Carbonera
Española de Belmez y Espiel y la fusión Carbonífera y Metalúrgica de Belmez y Espiel, que
en pocos años absorberá a casi todas las existentes. En 1881 se crea en París la Sociedad
Minero-Metalúrgica de Peñarroya (SMMP)
para complementar a la belmezana, ubicándose las nuevas instalaciones junto a la estación
de trenes de Peñarroya y dando lugar a lo que
sería el importante cerco industrial, cuya actividad perdurará hasta finales de la década de
1960. En 1893 las dos empresas galas se fusionan conservando el nombre de Sociedad Minero-Metalúrgica de Peñarroya, e iniciando una
serie de adquisiciones que la preparan para el
monopolio de los carbones del sur de España.
En definitiva el auge económico y demográfico
permite que Peñarroya y Pueblonuevo alcancen su máximo esplendor en estos años y trae
consigo importantes cambios, no sólo en el
paisaje geográfico y arquitectónico, sino incluso en los modos de vida y las condiciones sociales y políticas de la comarca. Estas poblaciones alcanzan su máximo histórico en 1940, superando los 60.000 habitantes. No obstante, el
declive económico y social comienza a ser un
hecho irreversible con el desvío de los intereses de la SMMP hacia otras áreas geográficas. A
partir de estos años, el sector entra en una
profunda crisis que llega a nuestros días debido al profundo cambio experimentado en la estructura del sector energético, que traduce la
creciente demanda de energía más limpia
como el gas y la electricidad.
A pesar del declive económico y demográfico, la actividad minera de la cuenca continúa
a través de la empresa Promotora de Minas de
Carbón S.A. (PMC) y dos compañías públicas
creadas al efecto, en 1961: ENCASUR (Empresa Nacional Carbonífera del Sur), creada por
decreto de la Presidencia de Gobierno de 9 de
marzo, y ENECO (Empresa Nacional Eléctrica

de Córdoba, ambas integradas en el grupo INI.
Con la crisis iniciada después de la Guerra
Civil se inicia el retroceso de las explotaciones
de carbón, que culminó en los años 70 con el
cierre del complejo industrial de PeñarroyaPueblonuevo. En la última década, la crisis del
sector se agudiza en la comarca con el consiguiente aumento de la emigración de los habitantes hacia otras zonas.

Medio físico
La Comarca del Valle del Alto Guadiato ostenta una configuración orográfica desigual,
puesto que en su perfil altimétrico al lado de
algunas extensas llanuras aparecen alineaciones montañosas, si bien de altitud reducida e
inferior a los 800 m. La estructura fisiográfica
fundamental es el Valle del río Guadiato, que
discurre encajado a lo largo de un sinclinal
generado en la Era Paleozoica, Periodo Carbonífero, hace 345 millones de años, y cuya
cuenca pertenece a la Cuenca del Guadalquivir. La parte más profunda de este Valle es la
que cuenta con pendientes más suaves y, normalmente, con las tierras de mayor calidad
agrícola. Hay otra zona de penillanura, al
norte y noroeste de la comarca y en la frontera con la provincia de Badajoz, que vierte sus
aguas, directamente o por medio de arroyos,
al río Zújar, perteneciente a la Cuenca del
Guadiana.
Geológicamente, el Valle del Guadiato en su
mayor parte pertenece a la formación que se
denomina Ossa Morena. Entre las rocas afloran calizas, dolomías, granitos, pizarras y, con
frecuencia, cajas de hulla y otros minerales
carboníferos. En su parte más meridional
existe otro tipo de formación geológica. Se
trata de materiales sedimentarios, fundamentalmente terrígenos (arvensis y lutitas) con un
grado de metamorfismo muy bajo (Módulo de
Promoción y Desarrollo Sierra Morena de
Córdoba, 1996). También en la zona se hallan

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yacimientos geológicos de interés científico
con un gran valor paisajístico, como son la
Cueva de la Osa en Peñarroya Pueblonuevo, o
la estructura rodding sobre pizarras en las
proximidades de la aldea de Argallón (Fuente
Obejuna).
Los suelos más representativos del Valle del
Alto Guadiato son los denominados Suelos
Rojos o Tierras Pardas Meridionales sobre pizarras, esquistos, cuarcitas, calizas, etc. En las
zonas más llanas aparecen suelos profundos
bien desarrollados de carácter arcilloso y
buena capacidad de producción. Estos tipos
de suelos están presentes en todos los términos municipales de la Comarca. Por el contrario, en zonas accidentadas, los suelos son ácidos, superficiales y pedregosos y poseen escaso potencial productivo. Asimismo, existen
suelos de Vega formados en las zonas más llanas de Peñarroya-Pueblonuevo, Belmez,
Fuente Obejuna y La Granjuela, que están
constituidos por aporte de tierras pardas; se
trata de suelos relativamente profundos, franco-arenosos, de PH neutro, no calizos y, en
muchas áreas, pedregosos.
En cuanto al clima, la gran variación en el
relieve de la parte norte de la provincia de
Córdoba constata la existencia de un microclima especial que engloba la casi totalidad de la
comarca del Valle del Alto Guadiato, caracterizado por presentar temperaturas más benignas, menor periodo de heladas y una mayor
pluviometría, lo que induce a un mayor bienestar climático y una mayor potencialidad
agrícola. Puede definirse, en general, como
clima Mediterráneo Subtropical.
Desde el punto de vista humano, el bienestar climático (cuando la temperatura se mantiene entre 15 y 25 ºC) alcanza su mayor amplitud en los meses de marzo a mayo, pasando
en este último al calor moderado en las horas
centrales del día, que son ya en junio y julio de
calor extremado. Septiembre y octubre presentan el suave periodo de otoño que da luego

paso al periodo frío, que se inicia en noviembre y se extiende hasta final de febrero. En invierno se produce un fuerte enfriamiento y
frecuentes heladas, con importantes inversiones térmicas en los valles donde se acumula
aire frío, transcurriendo la estación de heladas
desde diciembre a marzo, periodo en que la
temperatura media da las mínimas absolutas
por debajo de los 2 ºC.
Los vientos más frecuentes son los de componente SW y W, que suavizan la temperatura
en cualquier época del año; los de componente
N y E son de mayor frecuencia a finales de la
estación otoñal, siendo el de componente
Norte seco y frío y el de componente Este más
cálido; los de componente S son los menos frecuentes, caracterizados por ser secos. En cuanto a la calidad y potabilidad de las aguas, según
los datos que suministra el Plan Hidrológico
de la Cuenca del Guadalquivir, ésta es buena y
apta para el abastecimiento domiciliario.
Según ese mismo documento, en la Comarca
no cabe esperar la presencia de recursos hídricos subterráneos de gran importancia.

Medio biótico
El paisaje vegetal representativo de la comarca está formado fundamentalmente por
vegetación del tipo xeromediterránea, de bosques esclerófilos de encinas (Quercus rotundifolia), alcornoques (Quercus suber) y quejigos
(Quercus faginea) acompañados de un matorral de coscojas (Quercus coccifera), enebros
(Juniperus oxycedrus), aladiernos (Pistacia
terebynthus), lentiscos (Pistacia lentiscus),
madroños (Arbutus unedo), etc.
La mayor parte de la comarca está ocupada
por encinares y también es frecuente el adehesado (López et al., 1991). A estos valores ambientales hay que añadir la importancia de los
valores paisajísticos al tratarse de una elevación sobre la penillanura de Los Pedroches, lo
que les confiere posibilidades de aprovecha-

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miento de cara al Turismo Rural y Cinegético.
Ejemplos de estas zonas son: Sierra Trapera,
Sierra del Cambrón, Sierra de los Perules y la
Noria, Sierra del Ducado, Sierra de la Grana,
Sierra de Gata, Cerro de las Víboras y el Cerro
Quemado.
Con referencia a la fauna, hay que destacar la
riqueza de la fauna cinegética, principalmente
ciervo (Cervus elaphus), jabalí (Sus scrofa),
perdiz roja (Alectoris rufa), y conejo (Oryctolagus cuniculus), que configuran un potencial
económico escasamente valorado y aún menos
desarrollado.
Existen especies de gran interés, algunas de
ellas estrictamente protegidas, que deben ser
preservadas por su alto valor ecológico, como
son elanio azul (Elanus caeruleus), aguilucho
lagunero (Circus aeroginosus), grulla común
(Grus grus), avutarda (Otis tarda), azor (Accipiter gentilis), águila culebrera (Circaetus gallicus), águila perdicera (Hieraetus fasciatus),
águila real (Aquila chrysaetos), buitre negro
(Aegypius monachus), buitre leonado (Gyps
fulvus), alimoche (Neophron pernocterus), porrón común (Aythya ferina), garceta común
(Egretta garcetta), ánade silbón (Anas penelope), ánade friso (Anas strepera), ánsar común
(Anser anser), cigüeña negra (Ciconia nigra),
garza imperial (Ardea purpurea), avetorillo
(Isobrychus minutus), somormujo lavanco
(Podiceps cristatus), comadreja (Mustela nivalis), turón común (Putorius putorius), garduña
(Martes foina), nutria común (Lutra lutra),
lobo (Canis lupus), meloncillo (Herpestes ichneumón), gineta (Genetta genetta) y gato
montés (Felis sylvestris), etc.
La riqueza y variedad de la flora y fauna del
ecosistema de la dehesa es un patrimonio fundamental del Valle del Alto Guadiato.

según cifras de los distintos censos municipales, con 22.393 habitantes, lo que representa
en torno al 3% de la población de la provincia.
La densidad media de la población comarcal,
19,54 hab/km2, es una de las más bajas de todas
las comarcas cordobesas tras la de la Sierra
Morena cordobesa y la de Los Pedroches. Hay
que decir, además, que hoy viven en la zona
poco más de la mitad de los vecinos que lo hacían en los años 60, destacando concretamente
los municipios de Fuente Obejuna, PeñarroyaPueblonuevo y Valsequillo, donde residen
menos de un cincuenta por ciento de personas
que hace cuarenta y cinco años.
Un factor importante de la comarca es su
índice de ruralidad (el 46,19% de la población
vive en municipios menores de 10.000 habitantes). Hay que puntualizar que, de los 23
núcleos de población, sólo Peñarroya-Pueblonuevo tiene una población de más de 10.000,
aunque ocupa el 5% del territorio comarcal.
En la distribución de núcleos de población
según el número de habitantes, es importante
resaltar que de los 23 núcleos de población
que componen la comarca del Valle del Alto
Guadiato, 18 poseen menos de 500 habitantes.
Sólo 3 núcleos de población tienen más de
1.000 habitantes. Por lo tanto, al índice de ruralidad hay que añadir una gran dispersión de
la población en la comarca.
El envejecimiento de la población y el permanente éxodo rural que afecta a la comarca
se deja sentir de forma especial en las aldeas,
que han visto cómo su población ha disminuido de forma paulatina, quedando una población de edad avanzada, llegando incluso al
despoblamiento total, como ha ocurrido con
la antigua aldea de Obatón.

Sectores económicos
Demografía
La distribución de los 5.682 activos laborales de la comarca la mostramos en el gráfico
de la siguiente página.

La comarca del Alto Guadiato ha sufrido
una evolución regresiva. Actualmente cuenta,

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En cuanto al sector empresarial, apenas el
5% de la población ocupada son empresarios,
debido, fundamentalmente, a la falta de una
cultura empresarial y a la escasa información/
formación de los habitantes de la comarca.

Actividades económicas
Agricultura
Es uno de los pilares sobre los que se ha
asentado la economía de la comarca del Alto
Guadiato. Históricamente la producción de
cultivos herbáceos extensivos ha sido de gran
importancia. En la actualidad, aproximadamente la mitad de la superficie agraria útil de
la comarca se destina a estos cultivos. Los cultivos con mayor implantación son los cereales,
como el trigo (que predomina sobre el resto),
la cebada, avena y tranquilón y escaña. Las
zonas de regadío se reducen casi prácticamente al término municipal de Belmez, situadas en
las cercanías del embalse de Sierra Boyera.
El olivar es un cultivo en auge relegado a
zonas agrícolas pedregosas y con pendientes,
donde se hace difícil otros aprovechamientos
agrícolas. Suelen ser explotaciones pequeñas,
que oscilan entre las dos y las ocho hectáreas,
siendo los municipios más representativos los
de Fuente Obejuna, Belmez, Los Blázquez y
La Granjuela. Se ha producido en los últimos
años un aumento de la superficie dedicada al
olivo, debido a las circunstancias favorables en
las que se halla el mercado de aceite.
En cuanto al tamaño de las explotaciones,
éste es muy dispar, predominando las de pequeña dimensión, y las fincas medianas-grandes. Aproximadamente, menos de la mitad de
las explotaciones no sobrepasan las 5 hectáreas, mientras que un 25% tiene más de 50 hectáreas. El régimen de tenencia de la tierra que
predomina es el de propiedad, mientras que el
arrendamiento apenas llega al 20%, debido a
la baja rentabilidad de las explotaciones que
hace prácticamente imposible generar el exce-

Fuente: IEA, 1991.

El sector servicios es el que emplea a un
mayor número de la población ocupada de la
comarca, un 31%, seguido de la industria extractiva. En el sector de la industria extractiva
hay que matizar que el 70% de los trabajadores ocupados en este sector pertenecen al municipio de Peñarroya-Pueblonuevo, aunque
dicha actividad no es la principal de dicho municipio. Peñarroya-Pueblonuevo ha sido durante años la capitalidad de la comarca, por lo
que el sector servicios es el fundamental en
este municipio, al igual que en Fuente Obejuna, Valsequillo y Belmez.
Por su parte el sector primario, siendo un
sector fundamental para la comarca, no ocupa
a un importante número de población, suponiendo el 11% de la población ocupada.
El tejido industrial de la comarca, que se
analiza posteriormente, está distribuido en
pequeñas y medianas empresas, salvo ENCASUR (Empresa Nacional Carbonífera del Sur),
con un número muy reducido de trabajadores.
Existe una gran desigualdad en cuanto a la
distribución de la población ocupada por sexo.
El 79,15% de la población ocupada es masculina. La población femenina ocupada –20,85%–
se encuentra distribuida en dos sectores: servicios (donde alcanzan el 58,64% de la población ocupada de este sector) y el comercio y la
hostelería (69,51% respecto de la población
masculina).

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dente necesario para poder remunerar al titular de la tierra, por un lado, y al arrendatario
de la misma por otro.
La agricultura ecológica de nuestra dehesa
es hoy una alternativa al modelo intensivo de
producción, cuyo principal objetivo sería la obtención de alimentos de gran calidad respetando el medio ambiente y conservando la fertilidad de la tierra, con el ganado existente en la
comarca, mediante la óptima utilización de los
recursos y sin el empleo de productos químicos de síntesis tanto en la producción, como en
la transformación y comercialización.
En la comarca abundan plantas medicinales
y aromáticas para uso farmacéutico, dietético y
sector de perfumería, que están siendo estudiadas en la actualidad como otro recurso endógeno susceptible de ser rentabilizado. Existe
una gran variedad de especies medicinales,
como son: enebro, chumbera, poleo, agracejo,
hinojo, moral, rosal silvestre, zarzaparrilla,
avena, abrojos, cardo corredor, trébol del
prado, verónica, achicoria, espino albar, amapola eucalipto, aulaga, primavera, tomillo, girasol, peonía, romero, rusco, sauce, cantuesco,
malva silvestre, lantén, caléndula, hierba de
santiago, morera blanca, digital, adelfa estramonio y garbancillo. Igualmente, existe gran
variedad de setas y espárragos.

principal es la Ibérica: una raza autóctona española, criada y engordada en régimen extensivo, en libertad, en un entorno natural y ecológico como es la dehesa, aprovechando sus
pastos y la bellota. Por su especificidad racial,
peculiar manejo y su aptitud gastronómica extraordinaria, se convierte en algo distinto a
cualquiera de sus semejantes en la especie.
Sector apícola
La apicultura influye de manera importante
sobre la estructura socioeconómica de cualquier territorio, al aprovecharse los recursos de
la naturaleza, obteniéndose productos de gran
calidad, que reportan beneficios al apicultor y
aumentan la capacidad productiva de la naturaleza debido a la labor polinizadora de las abejas.
Actualmente, sólo se está cosechando miel y
polen. La producción media de miel de los apicultores residentes en la comarca es baja frente
a los valores máximos, medios y mínimos de
miel monofloral y multifloral de otras zonas,
sin existir una comercialización de la misma,
tan sólo a mayoristas o de forma directa.
Actividad cinegética
La riqueza cinegética de esta comarca ha representado desde tiempo inmemorial un rico
patrimonio rural.
En los últimos años la caza menor en la Comarca (de perdiz roja, paloma, tórtola, zorzales, conejos y liebres) ha disminuido de forma
alarmante, debido a la sequía padecida, a la
proliferación de ciertas enfermedades que han
afectado, sobre todo, al conejo (neumonía hemorrágica vírica), repercutiendo en todo el
ecosistema, obligando a los depredadores a
atacar a otras especies de caza menor, además
de ser significativo el crecimiento cuantitativo
del número de estos predadores (en opinión
de algunos cazadores). En caza mayor no parece haber existido un descenso significativo
en el número de animales cazables, ciervos y
jabalíes.

Ganadería
La actividad ganadera tiene una marcada
implantación en la comarca, siendo la ganadería extensiva de ovino y porcino uno de los
puntos fuertes. En los últimos años han aumentado las cabezas de ganado ovino en la comarca y pertenecen a la raza merino y sus cruces (merino precoz), utilizadas casi exclusivamente para producción de carne, al haber
caído el precio de la lana. También el ganado
caprino ha desarrollado este aumento, de carácter cárnico y raza Serrana.
El ganado porcino ha experimentado un notable ascenso en los últimos años. La raza

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La importancia de este sector radica en que
todos los términos municipales de la comarca
presentan superficie acotada, pudiéndose
practicar el ocio cinegético en los numerosos
cotos repartidos. La mayor parte de los cotos
se encuentran en Fuente Obejuna y sus núcleos urbanos, seguidos en su número por los de
Belmez, Valsequillo y Los Blázquez, siendo
menores los cotos de Peñarroya-Pueblonuevo
y La Granjuela, por tener menos extensión superficial estos municipios.

Esta comarca minera ha estado supeditada a
las necesidades de su actividad casi única, minería, quedándose al margen de los ejes de
crecimiento económico de la región y aislándose de la situación de competitividad que
exige la economía moderna. Además, ha originado algunas zonas con un paisaje desolador,
escombreras y cielos abiertos no restaurados,
que configuran parte de la superficie de los
términos de Belmez y Peñarroya-Pueblonuevo
principalmente, a lo que hay que añadir las
ruinas de todas las fábricas existentes en el
Cerco Industrial de esta última que fueron tan
importantes y tanta riqueza generaron para la
comarca en el pasado.

Sector agroalimentario
En la comarca del Alto Guadiato la industria
agroalimentaria siempre ha jugado un papel
secundario, siendo la base económica esencialmente minera. De aquí se deduce que, pese
a contar con importantes recursos naturales,
éstos sean muy poco conocidos y valorados
por sus habitantes, lo que deriva en una industria agroalimentaria escasamente desarrollada. Entre la industria desarrollada se encuentra la de fabricación de embutidos y secadero
de jamones y la industria quesera.
Dentro de las industrias agroalimentarias
de la comarca hay que hacer referencia a las
cooperativas olivareras, nombradas aparte por
su carácter diferenciador con el resto de las
agroalimentarias.

Industria, comercio y construcción
El sector industrial ha vivido prácticamente
paralelo al de la minería, creándose industrias
que dieran servicios y necesitaran a ésta. En la
comarca existen numerosas empresas que se
dedican al transporte de mercancías por carretera. Destacan también las pequeñas industrias del metal, agroalimentaria, madera, mobiliarios, materiales de construcción y textil.
Este sector se caracteriza por tener pequeñas
empresas, principalmente de carácter familiar
y tradicional.

Organización del espacio urbano y
rural en la Comarca del Alto Guadiato

Minería
La actividad minera, que surge principalmente a finales de la segunda mitad del siglo
XIX, trae a la comarca un auge económico y
demográfico que arrastra consigo importantes
y numerosos cambios, en el paisaje geográfico, en los modos de vida y costumbres, y en las
condiciones sociales y políticas de la comarca.
A pesar de ello, la situación actual de la minería en la Comarca es desoladora, no sólo ha
disminuido la producción en la cuenca, sino
que desde finales de los años 1960 la plantilla
se ha ido reduciendo paulatinamente, hasta
caer en picado a partir del año 1997.

La organización del espacio urbano de esta
comarca es fruto de la adaptación del hombre
al medio. Así, la continuación durante centurias de actividades vernáculas ha dado como resultado una comarca rica en numerosas evidencias de marcado carácter tradicional. Estos
testimonios, dispersos por toda la extensa geografía comarcal, son más abundantes allí donde
la explotación del medio ha sido más fuerte.
En el Alto Guadiato encontramos una comarca homogénea extensa, con núcleos de población (pueblos y aldeas) en proporcionada

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dispersión a lo largo de toda su geografía. Las
aldeas o pedanías de los pueblos se encuentran
diseminadas en la comarca pero con un radio
de dispersión muy cercano, y el resto de núcleos de mayor población los encontramos algo
más alejados unos de otros, siendo el mayor
radio de alejamiento de 23 km. Por tanto, el
pueblo es el núcleo poblacional de la comarca
por excelencia. Seguidamente la aldea, o núcleo de población de pocos habitantes, es la segunda modalidad de poblamiento que encontraremos, y base de todo pueblo actual. Como
ya se ha adelantado, el hábitat de esta comarca
nos ofrece las directrices básicas de organización urbana que se han desarrollado en nuestra comarca. Así, cada pueblo o aldea encuentra su origen en el enclave de una gran cortijada o cortijo, cabecera de una gran explotación
o finca de tierras. La inicial construcción de
ésta daba cobijo a todos los jornaleros que explotaban las tierras, además de los propietarios
de la misma. Se pretendía que los trabajadores
se asentasen lo más cerca posible de su trabajo.
A partir de ahí, estos pequeños asentamientos
humanos crecen a medida que crece la necesidad de explotación de las fincas y así se iban
formando las concentraciones humanas.
La dispersión territorial de los distintos núcleos de población queda justificada también
por la situación geográfica central de las grandes extensiones de tierra o fincas que había
que explotar.
No podemos continuar sin antes explicar
que los grandes núcleos de población de la comarca, tanto histórica como actualmente, han
sido: Fuente Obejuna, Belmez y PeñarroyaPueblonuevo. El resto de pueblos que la componen han sido hasta el siglo XIX aldeas o pedanías de Fuente Obejuna que, luego, con el
tiempo, se han ido constituyendo como villas
y emancipándose como entidades locales autónomas. Así sucedió con La Granjuela, Los
Blázquez y Valsequillo, los restantes 3 pueblos
que componen la comarca.

Belmez o Fuente Obejuna remontan sus
orígenes a tiempos incalculables. Así, por
ejemplo, Fuente Obejuna data la presencia
humana desde el Paleolítico Inferior, pero su
actual configuración urbana era ya citada, por
primera vez, en el año 1315, con Enrique II.
Son pueblos históricamente multiculturales
que, a pesar de estar aderezados pacientemente por el devenir de los siglos, arquitectónicamente han sabido conservar algunas de sus
joyas y, posteriormente, se han visto poco
afectados por la Guerra Civil.
El término municipal de Belmez también
tiene huellas de la existencia de grupos humanos pertenecientes al Neolítico. Sin embargo,
de su actual localidad no se tiene mención alguna hasta el siglo XIII, siendo ésta reducida a
su Castillo de Viandar. La historia de Belmez
ha estado íntimamente conectada con la de
Fuente Obejuna. Peñarroya-Pueblonuevo también tiene señales de posibles asentamientos
humanos en su término municipal remontados al Calcolítico Final. No será hasta el siglo
XVI cuando Peñarroya adquiere cierta relevancia histórica y se define como núcleo de población dependiente de la jurisdicción de Belmez.
Como ya hemos señalado, en cuanto a los
núcleos de población más pequeños, sitúan sus
umbrales en épocas conmensurables y nacen a
raíz de asentamientos humanos en enormes
cortijos de la cercana Fuente Obejuna, pertenecientes a familias de terratenientes. Así, en
el caso del pueblo de Los Blázquez, nacido
como un cortijo del siglo XV, le otorgaron su
nombre en honor a Velázquez o Blázquez, en
relación con el apellido de los propietarios del
mismo. La Granjuela sitúa su origen a partir
de otro cortijo de la gran Villa de Fuente Obejuna. Y es que Fuente Obejuna es la capital del
Guadiato y ha sido el núcleo social de mayor
relevancia a partir de la Edad Moderna, convirtiéndose así en referencia urbana de todos los
pueblos y aldeas que orbitan en su entorno y
dependen administrativamente de ella.

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C O M A R C A D E L A LTO G U A D I A TO ( C Ó R D O B A , A N D A L U C Í A )

Del mismo modo, originariamente, Valsequillo fue una venta que data del siglo XV.
Tanto unas como otras, pasaron a transformarse en pequeñas aldeas, en un primer momento, y posteriormente se culminaron como
pueblos independientes.
En definitiva, las cortijadas son el punto de
partida de la mayoría de los pueblos de nuestra comarca. La concentración de población
para la explotación de unas tierras hizo que el
número de habitantes creciera, se formara un
pequeño núcleo poblacional y se llegaran a
fraguar como aldeas o pequeños pueblos. Curiosamente, estas cortijadas contaban con
unas ermitas que prestaban servicio espiritual
a sus habitantes y, en algunos casos, llegaron a
delimitar los distintos términos municipales,
a modo de verdaderos símbolos de separación.
En ocasiones, estas ermitas agrupaban distintas aldeas en función de la proximidad, de manera que los habitantes de las distintas aldeas
tenían su punto de encuentro en la misma ermita donde escuchaban misa. Antiguamente,
el número de aldeas de la comarca ascendía a
un total de 52. Con los vaivenes socioeconómicos de los siglos XVII y XVIII y la crisis demográfica de mediados del XVIII, el número
de aldeas se vio reducido a la mitad, subsistiendo sólo aquellas aldeas que aguantaron el
descenso demográfico y económico. Actualmente sobreviven 17 aldeas en toda nuestra
comarca, de las cuales 2 de ellas son la excepción de la comarca en cuanto a sus orígenes;
así son Posadilla y El Porvenir. Posadilla es la
única aldea que encontramos aparecida con
anterioridad al siglo XVI, debido a la persecución que sufre la población judía de Córdoba
en 1495, donde constituirían una especie de
propiedad comunal y explotación conjunta. Y
El Porvenir de la Industria es muy posterior y
aparece como consecuencia del auge minero
del término a finales del siglo XIX.
A pesar de ello, la Guerra Civil provocó
grandes estragos en algunos pueblos de la co-

marca, viéndose gran parte de ellos reconstruidos en la posguerra. Pero esta reconstrucción, en la mayoría de los casos, ha sido copia
fiel de la arquitectura y organización urbana
tradicional característica de la comarca. Pueblos como: La Granjuela, Valsequillo y Los
Blázquez fueron villas afectadas, en mayor y
menor medida respectivamente, durante la
Guerra Civil; sin embargo, sus fisonomías desprenden el estilo de la villa tal como eran, a
pesar de su reconstrucción.
La organización urbana de los pueblos de
esta comarca responde a varios aspectos: por
una parte las actividades de producción y/o pilares básicos económicos es un factor determinante para el conjunto urbano final. En los
pueblos capitales de la comarca es donde se
aglutinaban las instituciones administrativas,
políticas, jurídicas… donde vivían tanto la
clase más acaudalada (familias nobiliarias)
como los comerciantes, pequeños propietarios
de tierra, o jornaleros… Por ello la organización urbana de los pueblos responde, también,
al ordenamiento de esta reciprocidad de clases
sociolaborales de distinta idiosincrasia.
Como ya hemos adelantado, actualmente
los 23 núcleos de población que componen la
comarca responden a una planimetría urbana
muy parecida, con algunas excepciones provocadas por la significativa influencia que ha tenido el sector minero en municipios como Peñarroya-Pueblonuevo.
En general, los pueblos de esta comarca son
asentamientos, en algunos casos estratégicos
(como Belmez y Fuente Obejuna), sobre valles, colinas u otro tipo de accidentes geográficos, que se desarrollan en torno a una plaza
unida a una iglesia o parroquia, a partir de la
cual podemos encontrar las distintas calles y
calzadas que conforman los pueblos.
Por tanto, la planimetría del casco antiguo
de estos pueblos se estructura a partir de esa
plaza principal, presidida por una iglesia, parroquia o ermita, de donde parten las calles

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Vista aérea del pueblo de Fuente Obejuna.

Plaza Lope de Vega junto a la Parroquia de Nuestra Señora
del Castillo (Fuente Obejuna).

principales que vertebran y enlazan el resto de
calles secundarias. El hábitat y la forma de
vida de esta comarca ofrece respuesta en su
urbanismo, así, el hecho de que los pueblos
nazcan a partir de la centralidad de una cortijada, debido a la necesidad de trabajo en el
campo, ya nos adelanta la organización actual,
teniendo también como punto central la plaza
o iglesia a partir de la cual se desarrolla el
resto del pueblo. Así, por ejemplo, el pueblo de
Fuente Obejuna (referencia ejemplar de la arquitectura tradicional y organización urbana
de esta comarca) se asienta sobre una colina,
coronada en la cúspide por el templo gótico
erigido en el último cuarto del s. XV, la Parroquia de Nuestra Señora del Castillo, advocación que constituye una clara referencia a la
fortaleza que precedió al templo. Lo podemos
apreciar perfectamente en la fotografía aérea
del pueblo.
También podemos apreciar cómo se empiezan a distribuir y estructurar las calles mellarienses2 a partir de esa plaza y su parroquia. Del
mismo modo sucede en el resto de pueblos de
la comarca, así, por ejemplo, en Belmez, la
Plaza, junto a la Parroquia de la Anunciación,
de origen medieval y torre mudéjar de color
rojo, conforman la zona cero o zona céntrica
del municipio a partir de la cual se desarrollan
el resto de casas y calles del pueblo. En Los
Blázquez es la inmensa Plaza de la Constitu-

ción, junto a la posterior iglesia neobarroca de
Nuestra Señora del Rosario. Valsequillo se entrama entre su, también llamada, Plaza de la
Constitución hasta el recorrido que lleva a la
iglesia parroquial de la Inmaculada Concepción, de los años cincuenta, que mezcla un estilo neoclásico, en su interior, y portada exterior
neobarroca. Como se puede ir concluyendo, en
la comarca del Alto Guadiato la importancia de
lugares o espacios públicos tanto abiertos
(como son las plazas y calles), como cerrados
(en el caso de las iglesias, parroquias o ermitas)
tienen un papel fundamental ya en el entramado mismo de las calles de los pueblos. Además,
la dirección de crecimiento urbano les viene
marcada por determinados antecedentes históricos. Así, continuando con Fuente Obejuna, si
observamos la trama de calles desde una fotografía aérea, podemos apreciar perfectamente
cómo la planimetría del casco urbano responde
a la forma circular de las antiguas murallas de
defensa que existían en el pueblo. La forma en
que se van abriendo las calles responde a círculos concéntricos que van desde la plaza central
hasta las zonas periféricas o afueras de los pueblos y aldeas, señalando notoriamente la jerarquización de clases sociales. Así, en las zonas
céntricas (incluso a veces más elevadas en altitud) del pueblo se concentran las clases más
pudientes, quedando las zonas periféricas para
las clases más bajas o más humildes.

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Calles con especial significación simbólica.

El mismo caso se repite en Peñarroya-Pueblonuevo, donde la plaza central y la Parroquia del Salvador, construida entre los 40 y 60,
conforman la zona céntrica del pueblo. También se encuentra la Iglesia de Nuestra Señora
del Rosario del s. XVI. Y, finalmente, en La
Granjuela también podemos observar cómo la
plaza central se encuentra enmarcada por la
iglesia parroquial de Nuestra Señora del Valle,
de 1950, conformando ambas el centro del
municipio.
En todos los pueblos de nuestra comarca
siempre encontramos una o más ermitas o
iglesias y una o más plazas públicas. Pero sólo
una de ellas cuenta con mayor significado social, y suele ser la central, es decir, la que hilvana el resto de calles y casas de los pueblos y
aldeas de esta comarca. Muchas veces el hecho
de que un término municipal cuente con más
de una iglesia o ermita supone que el recorrido que hay entre unas y otras conforme las

Se aprecia en este detalle el entramado circular de las
calles en torno a lo que era la antigua plaza.

Al igual que en Belmez, que hasta el siglo
XIX ha presentado una tendencia circular en
su entramado urbano, con calles irregulares
apiñadas alrededor de la iglesia de la Anunciación, antes mencionada, aunque desde finales
del XIX y la Guerra Civil sufre una expansión
urbana hacia el sur.

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vías urbanas cardinales. Por ende, son verdaderos cardus y decumanus romanos, en el
sentido social y delimitador que éstos tenían,
es decir, las arterias principales de los pueblos.
La existencia de otras plazas dentro del casco
urbano es referencia de pequeños barrios o
subzonas con identificadores propios dentro
del mismo pueblo. Así, los distintos sectores de
un mismo pueblo pueden tener su propia plaza
de referencia distinta a la plaza céntrica del
pueblo, que será la referencia común-general
de todos los habitantes por igual.
En definitiva, en los pueblos del Alto Guadiato existen calles principales y calles secundarias. Las calles principales son las calles donde,
normalmente, el movimiento social diario es
mayor que en el resto de vías urbanas; donde se
encuentran situados los diversos espacios
abiertos y cerrados más antiguos y de mayor interés; donde antiguamente solían vivir familias
más acomodadas (actualmente esta diferencia
no es tan clara); son de obligado recorrido para
ferias, fiestas y procesiones. Además, también
se plantean como escenario de la mayoría de
los eventos acaecidos en el pueblo.
Los grandes núcleos de población de la comarca se encuentran poco dispersos, a excepción de sus aldeas que, a pesar de estar muy
unidas geográficamente, constituyen núcleos
de población diseminados.
El resto del territorio rural construido (cortijadas, abrevaderos, fuentes, pilas, pozos, norias de agua, ermitas…), se encuentra disipado en las periferias de cada población o en las
fincas y/o parcelas de tierra colindantes pertenecientes en todo momento a cada uno de los
términos municipales.
A modo de conclusión, recordar que tanto la
organización urbana y rural, como el hábitat
de la comarca del Alto Guadiato es toda una expresión de las posibilidades económicas de
estas tierras, influenciadas por unos antecedentes histórico-culturales que le han impreso
su particular impronta a los espacios construi-

dos. Por ello, su organización es tal cual se la
describimos: son pueblos blancos originados
remotamente por la necesidad de explotación
de tierras vírgenes heredadas por familias acomodadas. Urbanamente, planificados en torno
a una plaza o ermita céntrica, de la cual parten
las vías o calles principales vertebradas por callejones o arterias secundarias y, en ocasiones,
de reducidas dimensiones. Sus viviendas, de fachadas encaladas, se organizan consecutivamente a lo largo de largas y angostas calles, pegadas unas a otras a pesar de la diferencia de
altitud que se da. Tanto las formas de vida
como el urbanismo de estos pueblos denotan
claramente la base económica de subsistencia
que se ha arrastrado desde hace muchos años.
Como ya se ha indicado, básicamente es una
economía agrícola y ganadera, y hasta hace 40
años, minera. Junto a esto, su paisaje de dehesa y campiña nos corrobora también su economía. Esto quiere decir que su humilde gente
trabajaba en el campo y dormía en el pueblo, a
excepción de las mujeres, que en algunos casos
han ejercido de amas de casa (porque en otros
tiempos de crisis han salido también al campo
a trabajar). Todo esto acompañado de un clima
más bien caluroso, el resultado son nuestros
pueblos que muestran sencillez desde la primera mirada: con frecuencia de espacios abiertos de sociabilidad para el fomento de las relaciones entre vecinos tras las duras jornadas de
trabajo; construcciones técnicamente sencillas, encaladas y a base de materiales autóctonos (tierra/barro y piedras); viviendas de considerables dimensiones para solazar el caluroso
verano, así como el frío invierno. Por ello, también la orientación de sus espacios es hacia la
salida del sol, sureste, también, conocida como
“a mediodía”.
Se puede decir que la comunicación y el estado de carreteras o caminos de la comarca
son buenas. A nivel interno, existen carreteras
de enlace entre unos pueblos y otros, así como
algunos de sus antiguos caminos de herradu-

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ras, e incluso vías pecuarias utilizadas como
itinerarios por donde tradicionalmente ha venido discurriendo el tránsito del ganado.
Constituyen un importante patrimonio, tanto
rural como cultural, que nos mantiene vivo
el recuerdo de un oficio que ha marcado la
forma de vida de la comarca. Muchos de esos
cordeles, veredas o cañadas aún podemos
transitarlos, a diferencia de otros que se encuentran prácticamente desaparecidos o inaccesibles puesto que han sido apropiados por
las fincas privadas contiguas. En el caso de las
aldeas de nuestra comarca, todas se encuentran comunicadas por sus antiguos caminos
de herradura. Estos caminos también unen las
aldeas con los núcleos poblacionales más
grandes de la comarca, como han sido y son
Fuente Obejuna, Peñarroya-Pueblonuevo y
Belmez. Actualmente, muchos de estos caminos están ya prohibidos, y el resto se utilizan
para ir de unas fincas a otras o para practicar
la afición de caminar, frecuentemente ejercida
por las personas adultas de esta comarca (popularmente se le conoce como “dar el paseo”).
Como reseña, indicar también que antiguamente existían en algunos de nuestros pueblos las distintas puertas medievales de acceso
al mismo, como sistema defensivo de control
para vigilar la entrada y salida a la población.
De estas puertas, localizadas en el anillo que
formaba la muralla, bordeando todo el casco
antiguo, queda simplemente el reconocimiento por parte de los que han mostrado interés
en recabar sus nombres y su localización exacta. Así, por ejemplo, junto a la existencia de
una antigua muralla en Fuente Obejuna, también se conoce el nombre y la situación concreta de 4 antiguas puertas de acceso al pueblo: Puerta Corredera, Puerta de Córdoba,
Puerta de Mérida y Puerta de Sevilla. Cabe recordar que desde el Medievo no se puede establecer separación entre “campo y ciudad” porque ambos forman parte de un todo. Sin embargo, la ciudad, pueblo o núcleo de población

presentaba elementos diferenciadores tanto
en las funciones que desarrollaba como en su
aspecto estético. El primer elemento diferenciador será la muralla que rodeaba la urbe, de
carácter defensivo, igual que las torres, castillos y puertas de acceso. Pero también tenían
estos sistemas una función fiscal y jurídica,
puesto que vivir en el interior de esas murallas
concedía un estatus diferente y, por tanto,
para acceder a ellas se debía pagar un impuesto. De aquí que en los centros o cascos urbanos de nuestros pueblos se concentren mayor
número de casas señoriales, pertenecientes a
las familias de mayor nivel socioeconómico.
De esta organización nos han quedado las
estrechas calles, oscilando su anchura entre
los dos y cinco metros, y en las grandes vías
urbanas pasaban a diez o doce metros; las
cuestas características y la sinuosidad que acaban definiendo el trazado urbano, lo que provocaba dificultades en la circulación. Uno de
los inconvenientes con los que antiguamente
han vivido ha sido la falta de higiene que caracterizaba el entorno urbano en el que convivían animales y personas; a partir del siglo
XIII se tomaron medidas que garantizasen un
mínimo de higiene pública.
En definitiva, los influjos medievales han
sido uno de los precedentes históricos que ha
tenido mucho que ver con el hábitat de nuestra comarca. Ni que decir tiene que muchas
han sido las influencias históricas de las que
esta comarca se ha impregnado: celtibérica,
romana, árabe y medieval.
A pesar de la positiva relación intercomarcal, entre las poblaciones de la comarca, la rivalidad interna de ciertos municipios con sus
colindantes deja aún huella en reminiscencia
viva de los oriundos; piadosas rivalidades entre
unos y otros pueblos o aldeas por motivos realmente insignificantes. Así, por ejemplo, en el
caso de la aldea de El Alcornocal, su rivalidad
histórica se entrama con Posadilla, e incluso
con Ojuelos Altos, y el motivo no era mayor

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que por el simple coqueteo de los mozos de la
población con las mozas de las poblaciones vecinas en épocas estivales, como ferias y fiestas.
Actualmente, estas pequeñas porfías están en
un segundo plano y sólo les queda el gracioso
recuerdo del robo de mozas. Del mismo modo,
pero por otro insignificante motivo, la rivalidad entre Fuente Obejuna y Peñarroya-Pueblonuevo ha estado patente durante muchos años
entre sus habitantes. En este caso el motivo es
territorial, pues el término municipal de Fuente Obejuna se extiende geográficamente hasta
una de las calles de Peñarroya-Pueblonuevo,
de manera que la mitad de los domiciliados en
esa calle tienen que pagar los impuestos en el
ayuntamiento de Fuente Obejuna. Una de las
anécdotas ha sido los topónimos que ha recibido la calle, antiguamente conocida como la
calle de La Venganza, y actualmente ha pasado
a llamarse calle Fuente Obejuna. A partir de
aquí se originó una rivalidad cuyo rastro es
débil ya en la actualidad.
En el espacio rural de la comarca del Alto
Guadiato, la actividad agrícola y ganadera ha
sido la detonante de su sencilla estructura.
Las distintas parcelas de tierra o fincas se suceden alrededor de los pueblos y se enmarcan
dentro del término municipal del mismo.
Cada municipio cuenta con todo un catastro
de rústica en el que se localizan los terrenos
que pertenecen a cada uno de los términos. La
parcelación característica de la propiedad
rural se encuentra definida por lindes o lindazos, delimitados en sus extremos por mojones
o grandes piedras, que nos indican el principio
y fin de la linde. La linde era una pequeña
zanja o excavación hecha en el terreno que delimitaba el perímetro de la parcela o finca de
tierra de un propietario con respecto a su colindante. Antiguamente, se hacían también a
base de pequeños muros de piedras sin labrar
que utilizaban los labradores. Actualmente, el
uso de las alambradas está sustituyendo a esos
antiguos sistemas de separación de terrenos.

La terminología rural empleada por los habitantes de la comarca es muy singular aunque a veces compartida con otras regiones andaluzas y extremeñas, debido a su proximidad.
Así, las parcelas, fincas o tierras se separan
mediante lindes o lindazos y la medida de tierra por excelencia es la fanega, que equivale a
6.440 m2, por debajo de la cual se utiliza el celemín (1 fanega = 12 celemines) y, a su vez, la
cuartilla (1 celemín = 4 cuartillas). En la ganadería se conocen los cercados como pequeños corrales, hechos a base de alambradas,
para el ganado. Las edificaciones y conjuntos
arquitectónicos relacionados con los usos y
aprovechamientos agropecuarios y agroganadero y destinadas al cobijo humano de los que
trabajan en esas actividades, reciben los nombres de: cortijo, cortijada o chozo del pastor.
Además, también estas construcciones estarán condicionadas a variables tales como el tamaño de la explotación, la especialización del
edificio, etc.
Necesario para esta argumentación, un párrafo referente a la “Tipología de entidades
menores en Andalucía a partir de su origen,
localización y características socioeconómicas” (Consejería de Obras Públicas y Transportes, Junta de Andalucía, 1991, p. 76).
“…Son éstas las formas de hábitat disperso características de la Baja Andalucía y
complementarias del doblamiento concentrado en grandes núcleos… Se trata de
conjuntos de edificios de carácter arquitectónico unitario, ubicados en la finca a cuya
explotación se vinculan sus habitantes. Su
origen es antiguo, en general anterior al s.
XIX (levantándose muchas de ellas en el
lugar de las antiguas ‘alquerías’ árabes o
‘villas’ romanas), y vinculado a las sucesivas roturaciones y extensión de la superficie cultivada que fueron configurando las
actuales características de las campiñas
andaluzas”.

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Los cortijos siguen respondiendo al criterio
de centralidad de un edificio, que sirve de
punto de referencia a la explotación donde reside el responsable de ésta, punto de referencia para trabajadores o jornaleros y lugar
desde donde se organiza el trabajo. Su extrema funcionalidad sigue estando presente en
estas edificaciones, no existiendo ninguna
concesión a la comodidad o a elementos superfluos en el caso de las viviendas de los trabajadores de la explotación.
Al igual que el resto de la arquitectura tradicional de la comarca, y en similitud con otras
comarcas, “las técnicas de producción que albergan los edificios son idénticas, la concepción de los mismos es autóctona, así como alguno de sus elementos, consecuencia de un
paisaje geográfico y un clima distintos que
han forzado a una adaptación al medio con soluciones propias” (Agudo, J. 1981: 64).
El cortijo o cortijada de nuestra comarca
comparte las directrices básicas seguidas por
los constructores tradicionales en otras comarcas. Se puede hablar de dos tipos atendiendo al nivel adquisitivo del propietario. Por
una parte, existe el pequeño cortijo, donde
sólo residía la familia propietaria de las tierras
y encargada de labrar las mismas. Se trata de
construcciones simples y funcionales, creadas
para obtener el máximo beneficio y rendimiento del medio en el que se desarrollan, por
tanto están indisolublemente unidas a las actividades económicas. Este cortijo era de escasas dimensiones y dependencias, donde el recorte del gasto económico para su construcción era excesivo, hasta el punto que sólo se
contaba con un maestro albañil para su construcción, ayudado del resto de la familia propietaria, en algunos casos mujeres y niños
“echaban una mano”. Contienen el espacio
necesario para el uso habitacional y el desarrollo de su función económica. Solían tener
un cuerpo o nave principal donde convivían y
dormían los labradores, y un corral o peque-

ñas dependencias para los animales o para el
almacenaje del grano o aparejos de la labranza. La necesidad de una mayor actividad productiva y de transformación en consonancia
con el desarrollo de las explotaciones agro-pecuarias e industriales ha llevado3, en muchos
casos, a la ampliación de espacios antiguos
creando nuevos espacios, de manera que sufre
pequeños cambios, muchas veces reducidos a
la forma, porque la función sigue siendo la
misma.
En cambio, las cortijadas suelen ser de grandes dimensiones y con gran número de dependencias anejas aunque de gran sencillez constructiva. Son casas de propietarios enclavadas
en las explotaciones agroganaderas, en las cabeceras de amplias explotaciones y pertenecientes a grandes propietarios, donde los elementos complementarios indican y simbolizan
el estatus socioeconómico de su propietario.
En estas construcciones encontramos distintos espacios singulares (cuadras, pajares, establos, zahúrdas, graneros, gallineros…) exentos
o no, interrelacionados entre sí, que constituyen un sistema articulado de edificaciones y
que son la expresión arquitectónica de unas
formas de explotación del terreno, de un modelo socio-económico y de unos valores específicos, dentro de una sociedad concreta y un
proceso histórico determinado. En las cortijadas encontramos tanto las dependencias destinadas a los jornaleros u obreros que labraban
las tierras, como las construcciones más nobles donde habitaba la clase pudiente. Es curioso encontrar, incluso en este tipo de edificaciones, construcciones complementarias tales
como capillas religiosas particulares, que no
son sino edificación menos numerosa que
cumple una función: representación del poder
y el prestigio del propietario y cumplir con el
precepto religioso de la misa en estos conjuntos alejados de los núcleos urbanos (tan temido desde antaño por la iglesia por tratarse de
villas diseminadas descontroladas religiosa-

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mente o profanas, de donde se deriva el término de villano como algo peyorativo) y que reúnen una población considerable. Normalmente, la capilla se encuentra integrada en la parte
noble de la edificación, jerarquizando los espacios de la misma, de manera que para la clase
pudiente existía un pequeño palco o coro en la
parte alta de la capilla y para los jornaleros se
abría una pequeña puerta en planta baja por la
que podían acceder a escuchar la misa.
La orientación de estas construcciones es
hacia el sureste, orientadas al sol, para resguardarse de los vientos malos del norte y
para aprovechar el mayor número de horas de
luz natural. De esta forma se conseguía pasar
mejor el frío invierno. Para el caluroso verano,
las grandes dimensiones de paredes y muros
maestros actuaban de aislante frente a los
rayos de sol.
Para la construcción de estas casas en el
campo, los materiales básicos utilizados eran
la piedra y el barro (antiguamente a base de
tierra, paja y agua, con lo que conseguían el
conocido adobe), autóctonos y muy económicos. En ocasiones, ese material se extraía de la
propia parcela. Los cortijos se levantaban a
base de tapias de tierra tupida o muros de
mampostería con piedras sin labrar. La técnica de los techos más usual era la bóveda de
arista, tan frecuentemente utilizada por los
maestros albañiles de la comarca, independientemente del nivel adquisitivo del propietario, lo cual es incongruente si pensamos que
podría ser lo más costoso en técnica constructiva por el valor actual que se le otorga hoy
día. Sin embargo, era la técnica que mejor conocían para que soportase la gran cantidad de
peso que se empleaba para levantar la segunda
planta de las edificaciones. En algunas dependencias se han construido los techos de cielo
raso, empleando distintos materiales, como la
caña, el cañizo, los cavios,… entre otros.
La arena y la cal también han sido materiales muy utilizados para el mortero y, en el caso

de la cal, como enlucimiento de paredes interiores y fachada exterior, otorgándole un uso
funcional y estético a la vez. Posteriormente
se empezó a utilizar el yeso como mezcla sustitutiva del barro, y el ladrillo común.
La madera ha sido otro de los materiales
más utilizados en esta arquitectura. Así, para
los entramados de las cubiertas, encontramos
la madera a modo de vigas, rollizos, medios
palos, alfarjías, etc.; como dinteles internos de
ventanas y puertas y en las propias puertas,
ventanas y contraventanas. También utilizada
como sistema de cubrición en forma de juncos, retamas, cavios… en construcciones tales
como los antiguos chozos de pastores.
La teja, de tipo árabe, era el último material
que se empleaba para el tejado o remate final
de las vertientes de las techumbres.
La utilización de distintos materiales en las
edificaciones del ámbito rural nos está hablando, muchas veces, de la adscripción socioeconómica de sus propietarios.
Muchas de las características de las construcciones del ámbito rural han sido compartidas en las viviendas urbanas, ni que decir tiene
que se trataba de los mismos alarifes locales.

El lugar público abierto
“El urbanismo de nuestras poblaciones, la
concepción y uso de plazas y calles, así como
el recurso a fuentes, mercados, bares y casinos, e incluso tiendas y otros espacios en principio destinados a usos comerciales o productivos para convertirlos en lugares de encuentro, nos muestra la versatilidad de funciones
de esta arquitectura y su capacidad para convertir cualquier edificación o espacio urbano
en un referente social, con frecuencia de notable valor simbólico” (Agudo, J., 2004). Merece
toda dedicación la condición de espacios para
la sociabilidad con la que son adaptadas o concebidas muchas edificaciones y espacios públicos abiertos.

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C O M A R C A D E L A LTO G U A D I A TO ( C Ó R D O B A , A N D A L U C Í A )

Los lugares públicos de nuestra comarca han
tenido una gran significación social, pues han
sido y son el escenario de gran parte de la vida
social de cada uno de los pueblos y aldeas que
conforman la comarca. A veces no es exacerbado pensar que una de las motivaciones vitales
de estos habitantes ha sido los numerosos encuentros públicos, cotidianos y coyunturales,
para el desarrollo de sus relaciones sociales en
este tipo de lugares, abiertos como cerrados.
En nuestra comarca no se puede hablar de
barrios dentro de un mismo núcleo urbano tal
como lo entendemos. Ahora bien, sí existen
distintas zonas e incluso calles de los distintos
pueblos de la comarca que representan a distintos sectores urbanos y que cuentan con
mayor y menor relevancia para el conjunto de
la población. Muchas veces, el nombre de
estas zonas se puede deber a alguna construcción, calle, o hecho acaecido en el lugar. Así,
por ejemplo, en Belmez, la zona de pueblo que
aglutina “la calle Córdoba” enmarca esta calle
principal unida a sus aledaños, o bien, en
Fuente Obejuna, “la plaza” (donde se encuentra la parroquia y el ayuntamiento), se conoce
como la zona más céntrica que aglutina más
espacio físico que el exclusivo y perteneciente
a la plaza. En el caso de las aldeas, en el Alcornocal, por ejemplo, tenemos “las cuatro esquinas”, y así sucede con muchos más.
Independientemente de la forma como se
denominan, existen zonas o barrios más principales, con más encanto y significación que
otros para la población. Coincidentemente, los
barrios principales de un pueblo se suelen encontrar en zonas céntricas, próximos a los
ayuntamientos, plaza y/o parroquia o iglesia
principal. Desde el punto de vista socioeconómico, se ha ido arrastrando desde tiempo atrás
que los residentes en estos barrios mantienen
un nivel adquisitivo y social elevado, aunque
esto es menos acusado actualmente. A diferencia de los anteriores, las zonas más periféricas del núcleo urbano han pertenecido a las

clases sociales menos favorecidas y, por tanto,
se han considerado zonas más secundarias.
Los cascos históricos o zonas más antiguas
de los pueblos sirven de escenario de las actividades de representación pública, por varios
motivos: por una parte, se ha pretendido mantener el enclave histórico del evento y, por
otra, los cascos urbanos son los considerados
“principales” en cada uno de los pueblos y, por
ende, los de mayor movimiento social. Así, en
fiestas como Semana Santa, las cruces de mayo
y demás desfiles litúrgicos o procesiones encuentran su espacio en estas zonas del pueblo.
También existen barrios más secundarios,
como son las eras o zonas periféricas de los
pueblos, que adquieren un significado especial
en las distintas romerías de la comarca por la
celebración de ese evento, tan importante en
el Alto Guadiato. Así, en las afueras de la aldea
de Cañada del Gamo se encuentra todo un espacio verde abierto, adecuado actualmente
para la realización de la importante romería
que se celebra allí, con motivo de San José, el
día 19 de marzo (o domingo más cercano a la
fecha), y a la que asiste toda la comarca al
completo y parte de comarcas (incluso extremeñas por estar muy cercanas) colindantes,
dada su importancia y su buen pasar.
Las zonas, barrios y calles principales de los
pueblos han tenido el privilegio de celebrar, en
sus “propias carnes”, los acontecimientos públicos más importantes, como eran las ferias y
fiestas. Las fiestas tradicionales más importantes de la comarca las componen las ferias y
fiestas locales, la Semana Santa, las romerías
en honor a algún santo, otras fiestas locales
santorales (como es el día del patrón del pueblo) y las Navidades, con numerosos actos sociales. Suponían verdaderos acontecimientos
sociales para la gente del pueblo y, en cada una
de ellas, la música, el baile y las relaciones sociales crecen desmedidamente. Cada pueblo
tiene su feria local celebrada, normalmente,
en el mes de agosto. Así, por ejemplo, en Peña-

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A R Q U I T E C T U R A T R A D I C I O N A L Y E N TO R N O C O N S T R U I D O

rroya-Pueblonuevo agosto cobra gran importancia por ser un mes muy estival en este pueblo. A primeros de agosto tiene lugar la fiesta
del Minero (verbena y bailes populares); del 15
al 18, la fiesta de Ntra. Sra. de la Asunción, conocida como la fiesta de Pueblonuevo, donde
los bailes en casetas, las atracciones y distintas
actividades tienen su encuentro. Ya entre el 7
y 12 de octubre, tenemos la fiesta de Ntra. Sra.
del Rosario, popularmente conocida como
Feria de Peñarroya, donde antiguamente el
mercado de ganado era el motivo principal de
la misma. Posteriormente, la fiesta minera por
excelencia, Sta. Bárbara, el 4 de diciembre,
donde los entibadores y camineros muestran
sus mejores artes junto a la insalvable explosión de cohetes. Del mismo modo, en Los
Blázquez la festividad de la Virgen del Rosario
se celebra del 12 al 19 de agosto, en honor a la
patrona; Valsequillo celebra la feria local en
los días más próximos al 22 de agosto; Fuente
Obejuna celebra sus principales fiestas en la
primera semana de agosto; La Granjuela disfruta su feria de la Virgen del Valle el primer
fin de semana de agosto, también en honor a
su patrona; y Belmez espera a su Virgen de los
Remedios para organizar sus fiestas mayores
del 7 al 11 de septiembre.
Por otra parte, la ubicación de los bancos,
gestorías y todo tipo de oficinas se concentra
generalmente también en la zona más céntrica del pueblo, junto a los ayuntamientos. Los
mercados municipales suelen estar unidos a
esta localización, o bien en los aledaños de la
misma. El mercado de abastos es un lugar público muy frecuentado por la población, al que
se une el día del mercaíllo, que se realiza un
día de la semana determinado. El mercaíllo se
sitúa junto al mercado, normalmente, y por
tanto en la zona o plaza principal de los pueblos de nuestra comarca. En Fuente Obejuna,
por ejemplo, tanto el mercado de abastos
como el día del mercaíllo (celebrado los viernes de cada semana) se localizan en la plaza

central Lope de Vega, junto al edificio del
Ayuntamiento, todo ello presidido por la torre
de la Parroquia de Ntra. Sra. del Castillo. Antiguamente los mercados eran pequeñas ferias
de muestras de ganado, donde se comerciaba
el precio “in situ” y se celebraba la compraventa de ganado.
En cuanto a los lugares para el ocio de la población, cada municipio tiene los suyos propios, tanto para las personas mayores como
para los más jóvenes. Los ancianos y personas
adultas suelen concentrarse en algún bar del
pueblo o aldea, en el hogar del pensionista o en
los círculos privados o casinos. En el verano,
las calles y plazas de los pueblos se llenan de
personas adultas “tomando el fresco”. Del
mismo modo, los paseos tanto mañaneros
como al ponerse el sol son también frecuentes
en la población adulta de nuestra comarca. Las
mujeres mayores del Alto Guadiato suelen ser
más recatadas en este sentido, y el bar como
lugar de reunión no lo contemplan. Ellas suelen salir a pasear, o bien toman el fresco en sus
puertas o en las puertas de sus vecinas. En ocasiones, podemos observar verdaderas reuniones de vecinas en la puerta de alguna de ellas,
donde pasan varias horas conversando. En invierno, mientras los hombres continúan frecuentando el bar, ellas van de visita a la casa de
algún familiar o alguna vecina, para tomar un
café e intercambiar opiniones.
En cambio, los adolescentes suelen ser más
callejeros tanto en invierno como en verano.
Las calles y plazas son los centros de reunión
para jugar y reírse durante la mayor parte de la
tarde. La oferta de posibilidades en los grandes
pueblos de la comarca es mayor para esta población joven. Por tanto, los complejos deportivos o polideportivos (pabellones, pistas de
fútbol sala, campos de baloncesto…), determinados centros juveniles habilitados ex profeso
por los ayuntamientos…, entre otros, son algunos de los actuales lugares de encuentro.
Sin olvidar que para los más “mayorcitos” los

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C O M A R C A D E L A LTO G U A D I A TO ( C Ó R D O B A , A N D A L U C Í A )

pubs, discotecas y cafeterías, en muchas ocasiones, son lugares de referencia para reunirse
todos a la misma hora. Para los más pequeños,
acompañados de sus madres, los parques o algunas zonas verdes, en cada uno de los municipios, son sus lugares de diversión, donde
coinciden varios de ellos y se disponen a jugar
mientras las madres charlan entre ellas. De
esta forma, estas madres jóvenes también encuentran el ocio en este tipo de momentos.
Los juegos populares son poco frecuentes ya
entre la población joven, quedando reducida
su práctica a determinados días concretos del
año en ferias y fiestas culturales, donde se
aprovecha para realizar alguno. Ahora la práctica de los distintos deportes suele servir de
ocio para los más jóvenes.

sultado de las exigencias derivadas de la tradición religiosa y cultural. Adoptan elementos
propios de la arquitectura vernácula de la
zona, aunque no son definibles como tal,
puesto que beben de comportamientos de la
arquitectura culta, de sus modelos e imágenes
ideales. Registran un contenido simbólico de
intencionalidad precisa, condicionados por
una determinada función o destino. A continuación referimos, de forma breve y sencilla,
algunos de los testimonios más relevantes por
su significación social en la comarca.
Belmez
Arquitectura religiosa
Iglesia parroquial de Ntra. Sra. de la Anunciación: construida en el siglo XIII, donde se
destaca su torre mudéjar (a base de ladrillo serrano de color rojizo y arcos peraltados) y su
admirable retablo mayor renacentista. Remodelada a mediados del siglo XVI, desprende un
carácter barroco en la actualidad. Entre sus
tesoros cuenta con un cáliz renacentista del
XVII, otro cáliz rococó, de plata dorada, obra
del prestigioso artífice cordobés José de Santacruz, de mediados del siglo XVIII, y dos custodias de bronce dorado del siglo XVII, supuesta
obra del orfebre Sánchez de Luque.
Ermita de Ntra. Sra. del Castillo: a los pies
del emblemático Castillo de Belmez se encuentra esta ermita también de origen medieval. Está reducida a una sola nave, con arcos
apuntados transversales. Originariamente
tenía una cubierta de madera que ha sido sustituida por una bóveda de lunetos. Otro de sus
encantos es la admirable portada lateral bajo
conopio. Se piensa que puede ser la primera
ermita que hubo en el pueblo tras la época de
la Reconquista.
Ermita de la Virgen de los Remedios: desde
uno de los accesos al pueblo nos encontramos
con esta ermita, de forma que la primera bien-

El lugar público cerrado
El valor artístico y social de los edificios de
uso público o semipúblico en nuestra comarca es significativo. El Alto Guadiato cuenta
con verdaderas obras maestras arquitectónicas de distintos estilos y épocas en cada uno de
sus municipios. Este tipo de arquitectura
viene a ser un elemento de gran importancia
en la ordenación de nuestros pueblos.
Cabe establecer dos clasificaciones claras
para relacionar esta arquitectura. Por una
parte encontramos aquellos lugares públicos
cerrados eminentemente religiosos, tales
como iglesias, parroquias, conventos o ermitas; y por otra parte, se encuentran aquellos
edificios públicos o semipúblicos de carácter
civil, laico o no religioso, como pueden ser los
ayuntamientos, las antiguas sociedades laicas,
las cooperativas agrícolas, los colegios públicos, las posadas, los cines, la plaza de toros, el
casino, la estación de tren, el horno pan-cocer
público… entre otros.
Indicar la importancia que han tenido las
ermitas en nuestra comarca por su evidente
enraizamiento a la tierra y al pueblo, como re-

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A R Q U I T E C T U R A T R A D I C I O N A L Y E N TO R N O C O N S T R U I D O

Antiguo dibujo del Castillo de Belmez.

Estado actual del Castillo de Belmez.

venida que recibe el viajero es por parte de la
patrona de la localidad. Tiene un enorme significado social en la población de Belmez. Está
fechada en el siglo XVI y advocada en honor a
la patrona. De fachada rojiblanca, cuenta con
una espadaña, una puerta de arco apuntado y
un retablo barroco en su interior. Muchas de
las costumbres y tradiciones belmezanas se
organizan en torno a esta ermita. Así, por
ejemplo, la feria de la Virgen de los Remedios,
donde se celebra una novena previa en la propia ermita.

El Castillo: conforma el verdadero emblema
belmezano y, en ocasiones, referencia básica
de la comarca. Dominando el pueblo a sus
pies, se eleva sobre una abrupta roca junto al
pueblo. Los restos más antiguos del castillo
datan del siglo XIII, aunque la fortaleza principal está fechada en el XV.
Se accede a él mediante una enarbolada escalera hasta llegar a una puerta acotada, situada en uno de sus cilindros, al lado de la cual
existía una torre albarrana (que nos corroboraba el típico sistema defensivo árabe). De
planta alargada y adaptada al peñasco donde se
asienta, cuenta con seis torres semicilíndricas
dispuestas a lo largo de una muralla con tramos de distintos grosores que rodean el recinto interior. En medio del antiguo patio de
armas se alza la torre del Homenaje, cuya
planta es rectangular y la altura alcanza los 11
metros (en su interior aún se pueden apreciar
vestigios de los abovedamientos de ladrillo).
Todos estos testimonios nos siguen recordando el castillo como antiguo vigilante del
viejo camino de los Pedroches.
La Plaza de Toros: su existencia se debe a la
gran afición a los toros que ha habido en Belmez. A esta plaza la han precedido otras construidas en madera. El 8 de septiembre de
1914, con motivo de las fiestas de Ntra. Sra. de
los Remedios, fue inaugurada la actual plaza
de toros de Belmez, obra del ingeniero Juan
Alcántara Sampelayo. Tiene una profundidad

Arquitectura civil
El Ayuntamiento: situado en la calle principal
del pueblo, la calle Córdoba, es obra de Rafael de
Luque y Lubián. Fue construido a mediados del
siglo XIX. Tiene una espléndida fachada de ladrillo rojo y granito, con un balcón vigilado por
dos leones de piedra, en cuyo frontón aparece el
antiguo escudo del pueblo donde, cómo no, el
castillo es la figura principal.
Casa de los Boza: casona blasonada situada
frente al ayuntamiento. Antiguamente era un
colegio de monjas y actualmente es un centro
parroquial con distintos usos sociales. En su fachada cuenta con un escudo que podía ser de la
familia Boza o los Lozano y en su interior tiene
un patio con tres arcos en los testeros, siendo
los centrales muy anchos y los extremos demasiado estrechos, de aquí su particularidad.

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C O M A R C A D E L A LTO G U A D I A TO ( C Ó R D O B A , A N D A L U C Í A )

Ermita de Gracia.

Ermita de Gracia. Lateral.

de 6 metros por 4 de ancho en los cimientos
del coso y la barrera se hizo a base de piedra de
granito. En sus corridas de inauguración lidiaron toreros de la talla de Manuel Rodríguez, Manolete (organizador de las dos corridas), Francisco Posada, José Moreno, Lagartijillo, y Juan Cecilio, Punteret, llegando a presidir una de ellas el conocido diestro Rafael
Guerra Bejarano, Guerrita. Cuenta con un
aforo para 6.600 personas y es de 3ª categoría.

desde mediados de siglo pasado y la custodia
parroquial renacentista, son algunos de sus
tesoros ornamentales.
Ermita del Nazareno: conocida antiguamente como iglesia de San Miguel. Datada a
comienzos del siglo XIV, cuenta con una
planta de tres naves y sus cabeceras, separadas entre sí por arcos apuntados de estilo
mudéjar.
Ermita de la Caridad: a excepción de su estructura de una sola nave con cabecera mudéjar, el resto del edificio sufrió una gran reforma barroca en el siglo XVIII.
Ermita de Gracia: también de una sola
nave y con arcos transversales apuntados que
se elevan sobre los salientes pilares. Su cabecera es de planta cuadrada con bóveda de
crucería. En fachada, se encuentra porticada
con 5 arcos. Está situada en la periferia del
pueblo y dedicada a la advocación de la patrona, la Virgen de Gracia. Una peculiaridad
de esta ermita es su decoración interior
de paredes a base de pequeños retratos de
soldados desde épocas remotas. Los jóvenes
que se marchaban a hacer el servicio militar
se encomendaban a la Virgen de Gracia, llevando sus fotografías vestidos de soldados a
la ermita.
Ermita de San Sebastián: en honor al patrón del pueblo. Tiene la misma estructura
que la Ermita de Gracia y data también del
siglo XV.

Fuente Obejuna
Arquitectura religiosa
Iglesia de Ntra. Sra. del Castillo: de estilo
gótico, data de finales del siglo XV y se encuentra localizada en la parte más alta del
pueblo. Presenta tres naves longitudinales
que desembocan en tres cabeceras de testero
recto. La cubierta es a base de bóvedas góticas, sexpartitas en la nave central y de crucerías simples en las naves laterales. Tras la cubierta, las naves se comunican mediante
arcos ojivales doblados, de perfiles achaflanados, al igual que las pilastras que se adosan a
los frentes de los pilares de apoyo. La esbelta
torre se hizo en el siglo XIX sustituyendo a la
anterior, que fue destruida a comienzos del
mismo siglo.
Su retablo mayor renacentista, junto a la
decoración mural que se ha ido descubriendo

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A R Q U I T E C T U R A T R A D I C I O N A L Y E N TO R N O C O N S T R U I D O

Convento de los padres franciscanos, fachada.

Palacete modernista Casa Cardona.

Convento de la Presentación de María: fundado por la congregación de las Madres Concepcionistas en 1532. El templo consta de una
sola nave abovedada y con una cabecera provista de cúpula. Éste se edificó en el siglo XVII.
Convento de los Padres Franciscanos:
creado en un principio en 1520, no fue hasta
1594 cuando se traslada a su enclave definitivo actual. Su planta, barroca, de cruz latina
con bóvedas de medio cañón y cúpula. Lo
más destacable es su camarín del altar mayor,
realizado entre 1765 y 1782 con el patrocinio
de doña Paula Montenegro, con planta trilobulada y una rica decoración rococó en las
cubiertas.

villosa portada con balcón de piedra, articulada con pilastras acanaladas y columnas de
fuste semejante. Coronando el balcón, un
enorme escudo con cartela de cueros retorcidos. Otras casas señoriales de merecido nombramiento son las de las familias: Montenegro,
Escobar del Rey, Morillos-Velarde, Molina,
Quintana… Todas ellas han sido familias nobiliarias y sus escudos en fachada principal suelen ser la huella mejor conservada, en la mayoría de ellas, de su antiguo abolengo.
Casa Cardona: obra cumbre del estilo modernista en toda la provincia cordobesa, y una
de las más importantes del Modernismo andaluz. Construida entre 1905-1908, es un palacete modernista de exuberantes formas y ornamentos de motivos vegetales con cristaleras
multicolores. De planta cuadrada y hermosa
rotonda adosada en uno de sus vértices. El
cuerpo de casa principal tiene tres plantas,
con sótano y azotea en la parte alta. Cada una
de estas plantas va descendiendo en altura
conforme ascendemos. Su majestuosa fachada

Arquitectura civil
Casa de los Marqueses de Valdemoro: junto
a la Plaza Lope de Vega, está fechada en la segunda mitad del siglo XVI. Ha sido considerablemente reformada y adaptada a un edificio
de apartamentos. Su fachada tiene una mara-

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C O M A R C A D E L A LTO G U A D I A TO ( C Ó R D O B A , A N D A L U C Í A )

principal tiene una portada con arco de medio
punto, engalanada por dos grandes tallos vegetales y amplias hojas que acaban coronándola. Junto a los grandes balcones, balaustrados de piedra, rebosantes de grutescos que le
imprimen un sano carácter lujurioso. A cada
uno de los lados de la portada principal hay
dos vanos alargados. En su esquina tiene un
pequeño castillete o cilindro ahuecado, de dos
plantas y compuesto de arcos de herradura
que engarzan con el segundo cuerpo, ofreciéndose como “mirador” al jardín interior de
la casa. El patio interior, con amplia montera
acristalada, es el eje organizador del resto de
las dependencias de esta gran casa.
Se trata del emblema mellariense por excelencia. Se le conoce actualmente con ese nombre por tratarse del apellido de la última familia que lo habitó. Inicialmente se construyó
por orden del rico hacendado Pedro Celestino
Romero del Santo, y se le atribuye al mayor
artista del Modernismo cordobés, Adolfo Castiñeyra, barajado junto con los nombres de reconocidos arquitectos como Wenceslao Carrillo o José Grases.
Tras indagar, se documenta que esta gran
obra se la dedicó don Celestino a su esposa,
M.ª Manuela Díaz de Morales, que murió tiempo después de finalizar la construcción. Tras
esto, don Celestino abandonó el palacete.
Junto a esta edificación, había mandado realizar también otras dos viviendas particulares,
situadas enfrente del palacete, con el fin de
realizar un futuro ensanchamiento de la calle
doctor Miras Navarro (donde se sitúan todas
sus construcciones) y así ofrecer mayor visibilidad a su casona.
Como observamos, era un verdadero instruido del urbanismo decimonónico, pues sus
supuestos pensamientos constructivos eran
muy adecuados. Los posteriores propietarios
le realizaron reformas pertinentes, como es la
terraza actual que se puede observar tras el
enorme barandal que la circunda; una cocina,

Ermita del Rosario.

unas caballerizas y otras dependencias en el
patio interior del palacete.
Escuela Pública “Manuel Camacho”: el
Grupo Escolar “Manuel Camacho” responde a
un testimonio de arquitectura regionalista,
poco adaptada a la arquitectura tradicional del
pueblo, y de la comarca por extensión, y basada fundamentalmente en estilos y cánones
foráneos.
Peñarroya-Pueblonuevo
Arquitectura religiosa
Iglesia de Ntra. Sra. del Rosario: es la parroquia más antigua, pues las demás son construcciones del siglo pasado. Era la parroquia del antiguo núcleo de Peñarroya y, por tanto, situada
en la parte más alta del pueblo. Su planta es de
una sola nave y está separada de su cabecera
cuadrada mediante un arco rebajado. Una cúpula conforma la cubierta de la cabecera.
Parroquia de El Salvador: construcción de
los años 1940-1960, por el arquitecto Carlos
Sáenz de Santamaría. Tiene planta de cruz latina y bóvedas de medio cañón. En el tramo
central del crucero cuenta con una cúpula. Su
ornamentación es de estilo neobarroco.
Parroquia de San Miguel: situada en el núcleo de Pueblonuevo fue construida en 1960,
aprovechando los antiguos lavaderos de la Sociedad Minera y Metalúrgica de Peñarroya.

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nave única con bóvedas de medio cañón.
Cuenta con una importante decoración de yesería, propia del estilo francés que la origina, y
algunas evocaciones barrocas. En la fachada,
de ladrillo rojizo, observamos también elementos románicos y góticos y se levanta una
alta torre central con chapitel de azulejería. La
imagen de la devoción minera, la Virgen del
Carmen, se encuentra en su interior.
Arquitectura civil

Ayuntamiento de Fuente Obejuna.

Zona residencial de Pueblonuevo: las frecuentes casas de finales del siglo XIX y comienzos del siglo XX, de grandes fachadas, son el
mejor reflejo del desarrollo minero e industrial
del núcleo de Pueblonuevo. Las conocidas
como Casas de los Franceses, en la zona de Le
Rumeur, son un testimonio claro del legado arquitectónico minero-francés de esta época tan
singular en esta población. Son grandes mansiones situadas en las calles principales de Pueblonuevo, cargadas de decoración en marcos,
ventanas y balcones, de entre las cuales destaca
la casa número 4 de la calle Cervantes, redecorada con hermosos aderezos modernistas.
El Ayuntamiento: también de estilo neoclásico francés, refleja de nuevo ese desarrollo
positivo minero e industrial que sufrió esta
población.
El Casino: otra de las construcciones civiles
neoclásicas que nos muestra la arquitectura
particular de esta localidad.
Sede de la Sociedad Minera y Metalúrgica
de Peñarroya: este emblemático edificio fue
proyectado en 1917 en un estudio de arquitectura parisino. Construido también en la
misma época y de estilo neoclásico francés. De
cuidada simetría, cuenta con la clásica alineación de los huecos de las ventanas de sus fachadas, realzadas por las verjas exteriores que
ciñen el apacible jardín de la principal. Fue
construido para ser Sede Administrativa de la
S.M.M.P., posteriormente este complejo cons-

Patio interior del Ayuntamiento de Peñarroya-Pueblonuevo.

Cuenta con una planta de tres naves con techos
rasos. Los arcos y pilares sobre los que se sustentan cuentan con un rico conjunto de molduras que los engrandecen estéticamente. En
su interior, la devoción va destinada a la talla,
del siglo pasado, de la Virgen de la Amargura.
Parroquia de Santa Bárbara: es la iglesia
principal de Pueblonuevo. Se construyó paralelamente al auge industrial de la población y
conforma uno de los más ejemplares testimonios del eclecticismo arquitectónico de comienzos del siglo pasado. Tiene una planta de

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C O M A R C A D E L A LTO G U A D I A TO ( C Ó R D O B A , A N D A L U C Í A )

Arquitectura civil
El Ayuntamiento, fechado en el 1949, también marcado por la arquitectura de Regiones
Devastadas, forma, anexado a la parroquia, un
conjunto arquitectónico homogéneo.
La Granjuela
Arquitectura religiosa
Iglesia Nuestra Señora del Valle.

tructivo se capacitó como colegio bilingüe (español-inglés), el conocido Milton Livesey College, y en la actualidad alberga las instalaciones del Geriátrico Virgen del Rosario.
La Plaza de Abastos, de peculiar construcción, donde se usaron los nuevos materiales
de construcción de principios del s. XX, como
el hormigón armado y el cristal, siendo uno de
los primeros edificios de la provincia de Córdoba en usar estos materiales.
Zona residencial donde se encuentran las
“Casas de los Franceses”, de marcado estilo
francés, excepción arquitectónica comarcal.

Iglesia de Ntra. Sra. del Valle: a pesar de ser
de mediados del siglo pasado, nos rememora
antiguos ejemplos de iglesias de la ciudad cordobesa. Fue construida por Regiones Devastadas para reemplazar la destruida en la Guerra
Civil, al igual que Valsequillo. Tiene una planta de nave única demarcada por grandes arcos
transversales de ladrillo que descansan en columnas. En su fachada, el barroco queda patente. Tiene una blanca torre, con campanario, de forma oblicua, y una portada de azulejería. Finalmente, la imagen interior de Ntra.
Sra. del Valle, de principios del siglo pasado, la
preside y le da nombre.

Valsequillo

Arquitectura civil

Arquitectura religiosa

Este municipio destruido tras la Guerra
Civil, quedó restaurado casi en su totalidad, por
ello su planimetría refleja pocas evocaciones
antiguas. Así, en su arquitectura civil pocas son
las construcciones que podemos destacar como
parte de la arquitectura tradicional.

Parroquia de la Inmaculada Concepción: de
marcado estilo neobarroco. Debido a los destructores efectos de la Guerra Civil, esta iglesia
tuvo que ser construida en la década de los cincuenta por Regiones Devastadas; por los arquitectos Daniel Sánchez Puch y Ángel Marchena.
Tiene una planta en cruz latina, con columnas
jónicas que demarcan sus tramos. La cabecera
final es poligonal y también está articulada a
base de columnas. En su hermosa fachada, la
portada principal, con columnas acanaladas, y
la torre anexa, de ladrillo rojizo y con el cuerpo octogonal de campanas presidiendo, son la
estampa principal de esta parroquia.

Mobiliario urbano
Este tipo de arquitectura menor del núcleo
urbano, como es el mobiliario que podemos
encontrar en cada uno de los pueblos y aldeas
del Alto Guadiato, puede describirse en farolas, canalones, fuentes, pilares en el extrarradio, bancos para sentarse y algunas excepciones, como hornacinas religiosas, barandilla

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A R Q U I T E C T U R A T R A D I C I O N A L Y E N TO R N O C O N S T R U I D O

Canalón de agua en hoja de lata.

urbana en la aldea belmezana de Doña Rama y
algunas estatuas honoríficas. Y es que el hábitat característico de la comarca tampoco ha
permitido demasiada tradición en la decoración urbana del entramado de calles y plazas
de los municipios de esta comarca. Por parte
de los ayuntamientos, se han ido cubriendo
las necesidades básicas de cada población (luz,
agua, limpieza…) resultando en ocasiones
elementos estéticos para la misma sin llevar
esa pretensión. Quizás en estos últimos años
se ha apreciado mayor interés por parte de la
institución en embellecer los pueblos con
algún que otro mobiliario novedoso, si bien el
resultado no ha sido lo más adecuado posible.
Así, en los pueblos más grandes, Belmez, Peñarroya-Pueblonuevo, La Granjuela, Valsequillo, Los Blázquez y Fuente Obejuna, el mobiliario de farolas, canalones de agua en forma
de gárgolas, fuentes y bancos donde poder
asentarse es propio de todos y muy similar, sin
olvidar las pequeñas aldeas que también cuentan con este tipo de mobiliario en sus entramados. Cabe señalar que los artesanos encargados de construir este tipo de mobiliario,
como suele ser el repetido canalón de agua
con forma de gárgola saliente en las fachadas
de las casas del Alto Guadiato, suelen ser los
mismos para toda la comarca. En el caso concreto de este mobiliario urbano, los diferentes
modelos de canalón están presentes en todos
los pueblos, pues lo que varían unos de otros

Farola urbana.

puede ser en las gárgolas o cabezas de dragones, las cuales reciben distintas formas y florituras dependiendo del artesano que las realice. Las farolas que abastecen de luz en las
tranquilas noches de nuestros pueblos son un
tipo de mobiliario de modelos muy similares
en los distintos núcleos de población de la comarca. También existen, en algunos pueblos,
estatuas o esculturas honoríficas o conmemorativas, como es el caso de Fuente Obejuna,
en cuya plaza principal, Lope de Vega, existe la
escultura innombrable del escultor cordobés
Aurelio Teno, donde se representa el pueblo
unido de Fuente Obejuna, en la base de la escultura (en forma de cuerpos entrelazados), y
la mano que se alza al cielo simboliza popularmente los levantamientos del mismo frente
a la antigua Orden de Calatrava a favor de los
Reyes Católicos, y por otra parte, el levantamiento simbólico de la obra de Lope de Vega.
Se le conoce popularmente como “El Bicho”,
por el primer aspecto que ofrece al viajero.
Del mismo modo, en el conocido “el Parque”

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C O M A R C A D E L A LTO G U A D I A TO ( C Ó R D O B A , A N D A L U C Í A )

Barandilla urbana.

supuesto parte del mobiliario urbano de nuestros pueblos. Entre ellos, contamos también
con la hermosa fuente circular, en la aldea de
La Cardenchosa, “el Pilar”, en el pueblo de
Fuente Obejuna, a menudo situadas en las periferias de los núcleos urbanos.
Hornacina urbana.

La casa tradicional del Alto Guadiato

se alza la Cruz de Piedra, que en ocasiones
otorga nombre al paseo local que forma junto
a las zonas que la rodean. Se le nombra legalmente paseo Lope de Vega. También, determinadas zonas verdes, jardines o pequeños parques, forman parte del “mobiliario urbano” de
estos pueblos, que no sólo son funcionales
sino también elementos que embellecen a los
pueblos del Alto Guadiato. Así, por ejemplo,
están “el parque” de Belmez junto a su hermosa fuente de la plaza del Santo, de hierro
fundido. Las fuentes de hierro fundido son
otro de los elementos de mobiliario urbano
frecuentes en nuestra comarca, y producto de
la aplicación de este material a la arquitectura
urbana. Originadas a finales del siglo XIX y
principios del XX, tenemos también el ejemplo de la fuente de la Plaza Eulogio Paz, en Peñarroya-Pueblonuevo, fabricada por FAOR y
decorada mediante placas labradas con motivos vegetales y heráldicos. Junto a éstas, otro
tipo de fuentes y muestras de la arquitectura
del agua, como han sido pilares, pozos… han

“La arquitectura tradicional es una expresión
material más que nos refleja la estructura social, valores, aspiraciones, costumbres, etc., de
un pueblo” (Agudo, J. 1984). Es puro testimonio de una forma de vida determinada, influenciada por una actividad productiva imperante.
“La arquitectura popular es el reflejo de la
tradición histórica, ganadera, agrícola, etc.,
de la zona. Lo que determina desde la distribución espacial de la casa hasta las técnicas
constructivas, afectando incluso a la estética
global del urbanismo vernáculo. Esto no
quiere decir que no se puedan dar distintos
tipos de casas, sino que pese a todo los constructores imprimen en sus obras caracteres
que hacen de ellas obras ancladas en la tradición…” (Mata, F. M., 2004). Y la casa tradicional ha sido el eje y pilar sobre el que se ha
desarrollado y sustentado la vida cultural de
los pueblos de nuestra comarca. Se trata de
construcciones tradicionales, enmarcadas en
un contexto histórico-artístico determinado y
donde quedan claramente reflejadas las con-

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A R Q U I T E C T U R A T R A D I C I O N A L Y E N TO R N O C O N S T R U I D O

diciones de vida de la población que las habita. No se puede olvidar que las grandes construcciones monumentales no han sido el fiel
reflejo de la población. Son las casas tradicionales y vernáculas las que nos aportan el tipo
de hábitat y las costumbres tradicionales de
una comarca, región, pueblo o aldea. Las
casas del Alto Guadiato han supuesto mucho
más que una simple vivienda para sus moradores, han sido un verdadero signo de identidad. Así, muchas veces se conocía a la casa
con el nombre de la familia, la casa de Escobar, la casa de Los Montenegro… así como
también suponía un factor de control de las
relaciones vecinales, influía en el sistema hereditario de las generaciones familiares…
entre otros. Tal como señalan algunos estudiosos de la arquitectura tradicional, la casa
vernácula es un elemento fundamental para
entender la sociedad del pasado. Y es que la
casa es un elemento vivo y duradero en el
tiempo y, por tanto, en ella se aglutinan muchas experiencias, costumbres, han sido habitadas por distintas generaciones…

Alto Guadiato bastante rastreada. A su vez,
esta variable se encuentra directamente relacionada con la actividad productiva que,
junto a la anterior, recibe fuerte influencia del
clima, el relieve y los materiales constructivos
disponibles en el entorno inmediato. Teniendo
en cuenta estas variables mencionadas, podemos hablar de cuatro grandes grupos tipológicos en los que aunamos la variedad de vivienda tradicional de nuestra comarca:
Las casas tradicionales de grandes
propietarios: señoriales y nobiliarias.
Son casas pertenecientes a grandes propietarios de tierra o terratenientes, así como a
antiguas familias nobiliarias, conocidas por
toda la población, con elevado nivel socioeconómico. Se trata de viviendas dotadas de todas
las comodidades que hubiese en aquellas fechas. Ocupan las áreas de mayor prestigio
dentro del pueblo, bien junto al Ayuntamiento
o la Iglesia. Son de grandes proporciones y carácter exento y suelen ocupar toda la manzana
en su superficie total. En estas viviendas se observa perfectamente la separación entre el ámbito doméstico y el funcional.

Tipologías

Las casas tradicionales de mediano labrador
o pequeño propietario:
Pertenecientes a labradores con pequeñas
propiedades. Ejercen de trabajadores y de encargados de los pocos jornaleros que a su cargo
les trabajan las tierras o, en algunos casos, alguien les ayuda sin remuneración oficial.

Con todo ello, la casa tradicional de la comarca del Alto Guadiato contempla una tipología extensa si consideramos más de una variable. Así, por ejemplo, si nos aferramos a la
variable temporal, que sería la época en la que
han sido construidas, obtendríamos muchas
tipologías al intentar agrupar las viviendas en
función de su año de construcción. En este
sentido, comenzaríamos hablando de viviendas tradicionales construidas desde el siglo
XVI, hasta el 1980. Con lo cual, las líneas tipológicas serían muchas y poco explicativas. Sin
embargo, para ofrecer una mirada completa
de nuestra arquitectura doméstica tradicional,
la variable socioeconómica de los propietarios
de las viviendas tradicionales nos sirve para
mostrar una tipología de casa tradicional del

Las casas de jornaleros:
Pertenecen a obreros del campo que trabajan para los anteriores propietarios de tierras.
Un segundo tipo de hábitat muy frecuente
en el ámbito rural ha sido el cortijo o cortijada. A diferencia de la vivienda del núcleo urbano, éste se encuentra diseminado en el campo
y conformando una vivienda destinada a va-

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C O M A R C A D E L A LTO G U A D I A TO ( C Ó R D O B A , A N D A L U C Í A )

Casa de mediano-propietario.

Fachada de casa de gran propietario (Belmez).

Fachada de casa de gran propietario (Fuente Obejuna).

Fachada de casa jornalera.

Cortijo.

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rios fines. La descripción que hace Caro Baroja en su libro Los pueblos de España refiere a
los conjuntos arquitectónicos que definimos
como cortijada:

prácticamente simétricas a ambos lados del
pasillo. De este modo, desde la portada o puerta de entrada se comienzan a distribuir, a
ambos lados, cada una de las dependencias de
la casa, de forma que siguiendo el eje o pasillo
central podemos acceder desde la portada
principal de entrada hasta la última estancia
de la vivienda, situada tras el corral posterior.
Consta de dos plantas, es decir, suele ser
una vivienda doblada4, en cuya planta baja se
sitúan todo tipo de dependencias principales
(alcobas, hogares o cocinas, salas de estar, despensas…) y secundarias y anejas (corral, retretes o letrinas, cuadras, pajares, gallineros…). En la primera planta, encontramos el
doblao5 o dependencia diáfana y no habitable,
acogido a los ángulos de la cubierta y destinado al almacenaje del grano y alimentos. Este
espacio se subdivide en pequeños espacios
acotados por muretes de una altura de unos
40 cm., que formaban los atrojes que servían
para guardar y separar el grano.
La cubierta, de teja árabe y caballete paralelo a la fachada, es a dos aguas o dos corrientes. Suelen tener 3-4 crujías o cuerpos de
casa6, dispuestas en paralelo a la fachada exterior, cortadas por vanos de anchura y altura similar a la puerta principal. Son de gran accesibilidad tanto para seres humanos como para
las bestias de laboreo, de donde deriva su eje
central. El pasillo, normalmente construido a
base de pequeñas piedras, empredrao de chinos o cantos rodados, quedaba justificado por
el paso de las bestias desde la entrada de la
casa hasta la cuadra final de la misma, sin necesidad de cruzar ninguna otra dependencia.
En definitiva, las dos primeras crujías de la
casa era donde mayor vida social se establecía
y los últimos cuerpos de casa estaban destinados normalmente al cuidado y mantenimiento
de las bestias.
A la casa se accede por un zaguán o espacio
cuadrado que sirve de antesala, en cuyos laterales podemos encontrar una alcoba y una sala

“Forman éste, un número considerable
de construcciones en torno a un gran patio,
y a otros de menor importancia dan las
puertas de las viviendas del propietario,
ésta con un jardín interior frecuentemente,
del capataz, del guarda y de otros habitantes. A él dan también la de los lagares y graneros, tinahón, molino de aceite, trojes, pajares, gallineros y almacenes en general.
Dominándolo todo hay una torre. Blancos
y monumentales se destacan en los olivares, monótonos de color, animando su fachada algún detalle de gusto barroco la
mayor parte de las veces. Repítese el mismo
tipo en Jaén, Córdoba, Sevilla y Cádiz”.
(1981: 279).
Las características generales de la arquitectura tradicional del Alto Guadiato van indisolublemente unidas a las formas de vida o hábitat de la comarca, influenciadas por la actividad productiva o económica imperante desde
tiempo atrás, como han sido la minería (en declive desde hace ya 40 años), la agricultura y la
ganadería.
Nuestra comarca se encuentra en la frontera con la Baja Extremadura, de ahí que se
compartan ciertos rasgos generales en sus
arquitecturas tradicionales. De forma burda
y general, podemos hablar de unas características generales de la vivienda tradicional
de esta comarca, es decir, los rasgos más definitorios y repetidos de las casas vernáculas
del Alto Guadiato. De esta forma podemos
hablar de la casa-tipo de la comarca del Valle
del Alto Guadiato:
La casa tradicional de nuestra comarca se
encuentra organizada en torno a un eje central o pasillo que divide la casa en dos partes

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cal8 (como signo de pureza a la vez que proporcionaba una temperatura interior adecuada en
época de estío) y con escasa ornamentación,
muchas veces reducida a las cornisas de distintas molduras en la parte superior y vanos o
ventanas recercadas con jambas decorativas
El material básico autóctono era la piedra,
el barro, el adobe y el ladrillo común. Seguidamente, la cal y la madera conforman también
materiales de construcción muy frecuentes en
la arquitectura tradicional del Alto Guadiato.

de estar, o bien dos alcobas. Ya en la segunda
crujía aparece la cocina, o antiguo hogar, presidido por un gran chupón o campana-chimenea apoyada en una enorme viga de madera y
una medianería. Frente a esta estancia solía situarse otra de las alcobas, en ocasiones unida
a la escalera que subía al doblao (esta escalera
también podía estar en la tercera crujía). En la
tercera crujía nos encontramos una alcoba
frente alguna dependencia del tipo despensa o
bodega. En las ocasiones donde existía una
cuarta crujía podíamos encontrarnos con una
segunda cocina con mayor funcionamiento
como tal que el hogar de segunda crujía. Y seguidamente, el corral, sin puerta de acceso al
exterior, con sus dependencias anejas, como
podían ser la cuadra, el pajar, un retrete o letrina, el gallinero, alguna que otra zahúrda
para criar el cerdo (destinado a la matanza que
abastecía a la familia de productos cárnicos y
chacinas para casi todo el año), etc.
Los sistemas de cubierta y techos estaban
conseguidos a base de entramados de madera
de encina en forma de vigas y pequeños rollizos. Y para los techos en planta baja el sistema
constructivo por excelencia es la bóveda de
arista, construida manualmente, a base de ladrillo, por los antiguos alarifes7 de nuestra comarca. Estas bóvedas terminan con enlucidos
de yeso, que forman resaltos para las aristas. La
bóveda es muy frecuente en las estancias principales de una casa, quedando el cielo raso reducido a pequeñas dependencias secundarias.
La fachada exterior suele manifestar la doblación de la vivienda. Así, en planta baja encontramos la puerta principal de entrada con
dos vanos o ventanas grandes enrejadas a cada
uno de los lados de la portada y, en primera
planta, se manifiesta la existencia del doblao
con varios sistemas de ventilación o vanos enrejados, según las dimensiones interiores de
éste puede haber entre un número de 1 a 3
vanos o balcones superiores. Finalmente, la fachada solía estar enteramente enjalbegada de

Diferencias tipológicas
Las casas señoriales o de grandes propietarios del Alto Guadiato presentan una distribución de dependencias en función de un patio
interior y un corral posterior de grandes dimensiones. A diferencia de la casa-tipo de la
comarca, el eje central que la organiza queda
en un segundo plano, pues en estas casas si
existían bestias o animales para la labor tenían
su acceso por el portón lateral de fachada.
Constan de dos enormes plantas, más sótano y cinco o más crujías. La planta superior
puede ser habitable, en el caso de las casas decimonónicas. Las casas nobiliarias presentan
un doblao de grandes dimensiones y con distintas dependencias a modo de pequeñas
naves de almacenamiento.
En los espacios interiores se aprecian muy
bien las dependencias destinadas a la parte
noble, las alcobas y otras dependencias construidas para la servidumbre. Las alcobas y salones o salas de estar suelen estar localizados en
los primeros cuerpos de casa, alrededor del
patio interior y ventilando a la fachada; la/s cocina/s al fondo, ventilando al corral posterior. La
cuadra, pajar… y otras dependencias anejas las
sitúan en el corral exterior, a modo de construcciones aisladas del resto de la edificación.
Presentan un aspecto exterior bastante ostentoso y rico en ornamentos y otros efectos
que denotan claramente que han sido y, en

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cierta medida, siguen siendo regentadas por
las familias más pudientes pertenecientes a los
grupos elevados de la jerarquía social de cada
localidad. La presencia de grandes portadas de
madera, adinteladas de granito (en el caso de
las casas nobiliarias) y/o esculpidas con formas singulares; ventanas exteriores enrejadas
de mil formas y remarcadas con ornamentos
en forma de jambas, son algunas de las características de estas viviendas. Las dimensiones
de las fachadas de esta tipología de casas son
grandes. Son casas de dos plantas altas y en
torno a 5 crujías o cuerpos de casa. La longitud de sus fachadas puede oscilar entre 12-45
metros, teniendo en cuenta que la superficie
total del solar de las grandes casas nobiliarias
suele estar en torno a los 2.500-3.000 m2. El
gran número de balcones, balconadas o ventanas de planta baja y primera planta es notable.
Pueden tener entre 4 y 5 balcones en primera
planta y 2 ó 3 grandes ventanas en planta baja,
además de la gran portada principal. El número de vanos exteriores en su fachada nos ofrece una primera idea del gran número de dependencias principales con las que cuentan.
El elemento ornamental por excelencia de
la casa nobiliaria es el escudo heráldico que
presentan en la fachada exterior, manifestado
en planta primera.
Por otra parte, las casas señoriales decimonónicas, de grandes propietarios y no nobiliarias, están mucho más recargadas de ornamentos que las nobiliarias, a pesar de pertenecer al mismo grupo social. Tanto en una como
en otras, el empleo de las grandes bóvedas de
arista es una constante, en ocasiones pintadas
y decoradas a modo de frescos, con un valor
estético admirable. La conjugación de materiales autóctonos e importados en estas viviendas les imprime el carácter que sus moradores gozan.
Para ejemplificar todo lo dicho anteriormente, nos servimos de dos claros ejemplos de
casas de grandes propietarios: la casa nobilia-

ria de los Morillo-Velarde, situada en la calle
Luis Antonio Burón Barba, n.º 34 y la casa señorial decimonónica de la familia Olivares, situada en la Plaza Lope de Vega, n.º 8, ambas en
el pueblo de Fuente Obejuna. La primera
cuenta con unas dimensiones verdaderamente
escandalizadoras, ya en su fachada recorre 49
metros de longitud, pues en ella se manifiestan la portada principal de entrada, con sus
vanos y ventanas a cada lado, así como el gran
portalón, ex profeso de entrada al corral lateral con el que cuenta la casa y por el que sólo
accedían bestias y todo tipo de aparejos de laboreo. De esta forma, la portada principal, que
suele estar a unos 15 metros del portalón,
queda exclusivamente reservada para el uso de
la parte pudiente.
La simetría en estas casas pierde más significado por no ajustarse a los cálculos entendidos como simétricos. En fachada, tenemos la
portada principal que se caracteriza a primera
vista por tener una puerta de entrada completamente adintelada, con cornisas y algunas
decoraciones de molduras en las jambas. El
vano de la puerta se presenta recercado con
una doble moldura de filete y baquetón redondeando la arista. El despiece de las jambas
muestra distintos tamaños de sillares. Sobre
la cornisa pesa el balcón principal de fachada
con barandilla de forja. Finalmente no podía
faltar el escudo heráldico de sus antepasados,
situado en el lado derecho de la fachada.
Esta casa de enormes magnitudes tiene un
número de dependencias muy elevado: un
total de 5 alcobas o habitaciones para los propietarios, situadas en primera crujía con ventilación a fachada, cada una con sus antesalas,
un salón con despacho de grandes dimensiones, una sala de estar, un comedor, 4 cuartos
de baño (dos pertenecían a la servidumbre de
la familia), 2 grandes cocinas con campana, 4
alcobas para la servidumbre, un enorme doblao con distintos atrojes independientes,
cada uno para el almacenaje de un grano dis-

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tinto, un corralón o cerca exterior casera que
bordea la vivienda por su parte posterior beneficiándole así, a la mayoría de dependencias,
de un sistema de ventilación al exterior. En las
zonas anejas cuenta con antiguas cuadras y
pajares actualmente remodelados.
A diferencia del resto de tipos de viviendas
tradicionales de nuestra comarca, esta tipología presenta unas dimensiones mayores tanto
en superficie general como, a pequeña escala,
en sus dependencias. Ni que señalar tiene que
las dependencias de las casas de los grandes
propietarios son de mayores dimensiones que
el resto de tipologías, no sólo es mayor el número de alcobas, salas de estar, cocinas, patios…, así como de dependencias anejas a la
misma, sino que las dimensiones de cada una
de ellas presentan mayor amplitud. Quizás sea
éste uno de los rasgos más notables que diferencia cada una de las tipologías con sus anteriores respectivas. El solar de donde partía su
construcción era mucho mayor en el caso de
las viviendas de grandes propietarios y, usualmente, iba disminuyendo conforme hablamos
de medianos o pequeños propietarios y, finalmente, en el caso de las casas jornaleras, las
dimensiones eran mucho más notables.

dos en las casas de grandes propietarios, son
más reducidos y se aprecia cómo en ocasiones
se ha intentado imitar los modelos cultos de
las casas señoriales y nobiliarias.
Como rasgo a señalar y compartido por toda
la tipología de vivienda tradicional de la comarca del Alto Guadiato, la bóveda sigue siendo la técnica constructiva dominante en los
techos. El empleo de la bóveda de arista, al estilo extremeño, ha sido una constante en esta
arquitectura. Podemos observar en multitud
de ejemplos gráficos la manifestación de este
elemento en la mayoría de las dependencias de
las viviendas de nuestra comarca.
En el caso de las casas de jornaleros, el uso
de la bóveda puede verse reducido a las dependencias principales, como son, alcoba principal, sala de estar y/o hogar-cocina.
De nuevo en esta tipología, el eje central
que distribuye la casa es el pasillo o vereda que
encontramos tras la puerta principal de acceso. En este caso, la longitud de la vereda es
mucho menor, pues solían tener dos, a lo
sumo tres crujías o cuerpos de casa. En estas
viviendas encontramos en primera crujía un
hogar-cocina a un lado y una salita de estar o
pequeña alcoba al otro. En segunda crujía
solía estar la alcoba principal frente a una despensa o pequeño espacio de estar que comunica con el corral, en algunos casos anexado a
una cuadra. Las fachadas son simples, enjalbegadas con cal, con escasos vanos (puerta principal y vano lateral) de reducidas dimensiones
y alero poco saliente.
Un rasgo compartido por todas nuestras tipologías es el corral, independientemente de
su superficie, que se presenta como elemento
indispensable en cualquier tipo de vivienda de
nuestra comarca. Y es que la antigua costumbre de mantener y cuidar a las bestias en la
misma casa ha dado lugar a dos características
comunes en la vivienda tradicional del Alto
Guadiato: la vereda o pasillo central y el corral
con dependencias anejas, como cuadras, de

En casas de medianos o pequeños propietarios, el sistema distributivo de dependencias
interiores se ajusta completamente al caso de
la vivienda-tipo de la comarca del Alto Guadiato, descrita con anterioridad. El modelo-tipo
de casa tradicional de nuestra comarca responde claramente a las viviendas que clasificamos como de medianos o pequeños propietarios, por ser el caso más repetido en nuestra
comarca. Así también, el nivel socioeconómico de estos propietarios suele ser el estatus social y económico que desde hace muchos años
ha predominado en nuestras tierras.
A diferencia del anterior tipo de vivienda,
estas casas tienen menos superficie total y los
detalles decorativos, muchas veces exacerba-

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forma que pudiesen encerrar a los animales.
Para finalizar, recordar que cada casa o familia
traduce en los espacios de la vivienda las necesidades que tienen. En todas ellas, el zaguán,
la cocina y, al menos, una alcoba van a constituir las dependencias habituales, pero el tamaño, número y disposición en el plano son variables, aunque casi siempre responden a un
criterio común en función del tipo de hábitat
que tiene nuestra comarca.

medio de ambas; una pequeña silla de anea situada en uno de los rincones de la alcoba para
apoyar la ropa; y, en raros casos, una cómoda
de madera con tres cajones y espejo, donde
guardaban las mantas, sábanas, e incluso, la
cubertería más preciada (regalo más significativo del ajuar básico de “los casados”, a veces,
no se llegaba a utilizar). Finalmente, el crucifijo o cuadro de algún santo presidiendo la alcoba (situado en la parte superior del cabecero
de la cama) y la fotografía enmarcada del día
de la boda formaban también parte de estos
complementos. Normalmente este mobiliario
completo sólo lo encontramos en la habitación principal o de matrimonio.
En el hogar-cocina de un modelo-tipo de
casa tradicional podíamos encontrar la chimenea (campana o chupón) donde se hacía fuego
para ahumar los productos de la matanza, o
bien, haciendo las veces de los antiguos hornillos; la tradicional cocinilla de 4 hornillos;
mesa de madera con un cajón donde se guardaba la cubertería diaria y se utilizaba como
apoyo para hacer la comida diaria; alacenas o
pequeños armarios empotrados en los muros
de carga con puertas de madera, donde se almacenaba la vajilla y utensilios culinarios (almirez, cuencos de madera, sartenes, ollas…)
de uso diario y determinados productos comestibles que necesitaban de un lugar fresco
de conservación, como eran el queso, el chorizo, las especias, e incluso, el vino, etc. Indicar
que este tipo de mobiliario varía en calidad,
número y diseño según las diferencias tipológicas de la vivienda tradicional de nuestra comarca. Así, por ejemplo, en una casa de gran
propietario o nobiliaria, el mobiliario interno
de una cocina es más numeroso y valioso,
pues los materiales de los que se fabricaban
podían ser porcelana o cristal para la vajilla, y
plata o alpaca en la cubertería. En el resto de
dependencias (pasillos, salas de estar…) encontrábamos mesas-camillas, sillas, mecedoras o antiguas butacas de madera donde poder

Mobiliario interno
El mobiliario interno de estas casas ha sido
muy variado a pesar de la escasez de recursos
sufrida. Las diferencias tipológicas de la vivienda tradicional están presentes también en
el mobiliario interno de las mismas. Así, en
una alcoba podemos encontrarnos tres tipos
distintos de cabeceros y/o pies de camas según
la tipología en la que nos encontremos. Cada
una de las dependencias de la antigua casa tradicional del Alto Guadiato constaba de un mobiliario característico, conservados hoy día a
modo de decoración y perdiendo la antigua
funcionalidad. Otra gran parte de este mobiliario, como han sido los instrumentos y aparejos de laboreo, ha ido desapareciendo de sus
espacios productivos tradicionales e incluyéndose en pequeños museos que muestran las
“viejas costumbres populares”.
Subrayaremos el mobiliario de las dependencias principales por la significatividad de
los usos sociales que se le han dado en nuestra
comarca:
En las alcobas, podíamos encontrar una o
dos camas, provistas de sus cabeceros y pies de
cama de madera o de hierro forjado y cubiertas por colchones de lana (que debían “airear”9
anualmente para ahuecarlos y sacudirles el
polvo de todo un año), según el nivel adquisitivo del propietario; una, a lo sumo, dos mesitas de noche; un armario-ropero de madera
con dos puertas y una parte de espejo en

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Cantareras.

Vajilla.

sentarse y hacer vida social con todos los vecinos que visitaban a sus moradores. También
era frecuente encontrar cantareras, bien construidas como huecos en los muros de carga, o
bien soportadas en una estructura ligera de
madera, y localizadas junto a la cocina en el
lugar más fresco de ésta. Los chineros de madera, empotrados en los muros o tabiques, y
situados en el hogar o salón principal era un
mobiliario muy común de estas casas; se guardaba la vajilla y utensilios más preciados para
ser mostrados a los visitantes y utilizados en
pocas ocasiones.

ción pudiese abastecerse de agua (estas construcciones contaban con caños de hierro o
bronce por donde salía el agua, con huecos o
sin ellos, para apoyar los antiguos cántaros o
cantareras, jarras, etc.) de forma completamente manual. También contamos con las
construcciones destinadas al abrevaje del ganado (conocidos tradicionalmente como abrevaderos), con formas propicias para facilitar el
acceso del ganado predominante, así como de
las bestias utilizadas antiguamente para el
transporte. Otro tipo de edificaciones son las
relacionadas con las labores domésticas, como
eran los lavaderos de ropa, ya apenas conservados y, por supuesto, en desuso. Finalmente,
algunas construcciones diseñadas para su uso
agrícola e industrial, que permitan sistemas
de riego o labores industriales, ya inexistentes.
Muchas de estas construcciones están vinculadas directamente con fuentes importantes de
abastecimientos unidas a distintas edificaciones anteriores, muchas veces como un solo
conjunto arquitectónico y, en otras ocasiones,
como edificaciones separadas. Sin embargo,
pocos son los ejemplos conservados de las antiguas construcciones de la arquitectura del
agua con los que contamos hoy día.
Característicos del Alto Guadiato son los depósitos de agua, cuyas construcciones exteriores son simples casetillas de ladrillo, cubiertas
por un tejadillo de tejas árabes a una o dos
aguas que conforman una construcción mo-

Arquitectura del agua
El rasgo que caracteriza esta arquitectura,
al igual que el resto de la arquitectura tradicional de la comarca, es la practicidad o funcionalidad, es decir, toda la arquitectura del
agua ha sido construida para facilitar el uso y
servicio del agua a la población: lavadero de
ropa, llenado de cantareras, abrevadero de animales, riego de huertas… sólo en el caso de
las grandes fuentes urbanas, del XVIII y XIX,
encontramos un carácter más decorativo y
menos utilitario.
La funcionalidad de esta arquitectura se
puede agrupar en varios modelos según la utilidad que se le ha dado a cada tipo de construcción de esta arquitectura. Así, contamos con
sistemas edificados para que parte de la pobla-

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derna. En el término de Fuente Obejuna encontramos la fuente Nueva y la de la fuente Tejera, donde este ejemplo se lleva a la realidad.
Así también, la fuente de la Gran Vía en la
aldea de Argallón, la de la Cañada del Gamo, la
de Ojuelos Bajos, la de la calle San Antonio en
Ojuelos Altos, la de Los Pánchez o la de Posadilla. En El Alcornocal contamos con una
fuente que constituye un excelente ejemplo de
depósito cubierto por una caseta con tejadillo
de tejas rojas a una vertiente, y con una
bomba hidráulica de succión colocada sobre
pilastra; conserva a escasos metros un pila lavadero excavada en granito. Antiguamente el
sistema de extracción del agua era mediante
una polea y soga, elevando el agua de modo
manual. Estos sistemas han dado paso a sistemas más avanzados de succión, como ha sido
la mencionada bomba hidráulica, aparecida
desde finales del siglo XIX. Y actualmente esta
antigua solución se ha resuelto con sistemas
automáticos de elevación de agua, cuya representación física externa es una llave de paso o
grifo. En nuestra comarca, un ejemplo de este
actual sistema es la emplazada en la calle de la
Fuente en Valsequillo, que cuenta con unos
grifos, adosados a una caseta que cubre el depósito, y que vierten el agua sobre una pileta
adosada.
En cuanto a las fuentes de agua corriente, el
sistema para la recogida de agua se basa en la
existencia de caños de aguas para así facilitar
el uso humano de las fuentes; bien para beber
directamente o para llenar recipientes. Desde
el punto de vista arquitectónico, estos caños
se encuentran instalados en frontones o pilastras; es decir, grandes muros en forma de tablero, generalmente decorados con diversos
motivos de perfil muy variado (de cuya parte
frontal salen los caños de la fuente). Pueden
estar exentos o adosados a fachadas de viviendas o tapias medianeras, o bien, simples
muros de contención de tierras. En nuestra
comarca encontramos la fuente Aguayo en

Belmez, que cuenta con un frontón acampanado que mide 2,60 m de anchura por 2,65 m
de altura. Es el caso de la fuente de Los Morenos en Fuente Obejuna, de perfil también
acampanado y limitado en cada uno de sus
lados por una pilastra de ladrillo. Otras salidas
de los caños se hacen mediante construcciones de menor tamaño, conocidas como pilastras o pequeños pilares verticales, por cuyo interior asciende la conducción y de uno de sus
lados brota el agua. Este sistema es conocido
desde la antigüedad, sirviendo para alturas no
demasiado elevadas. Suelen ser de planta cuadrada y es frecuente encontrarlas adosadas,
por una parte, a la pileta o pilar sobre el que
vierte el caño y, por la otra, a la conducción
que aporta el agua; con frecuencia, si dicha
conducción realiza los últimos metros de su
recorrido sobre el terreno y va sustentada o
protegida por un muro de mampostería, es
habitual que la pilastra aparezca justo al final
de dicho murete. Así tenemos el ejemplo en la
fuente del Corcho en Belmez, situada en un
paraje de gran belleza, donde la pilastra se
eleva unos 25 cm. sobre el nivel del muro que
trae la atarjea, de forma que los caños vierten
directamente siguiendo el sentido horizontal
de la conducción, igual que en la fuente del
camino de la Herradura en La Cardenchosa,
donde sale el agua directamente desde el murete protector.
En definitiva, encontramos fuentes con
frontones o pilastras, adosados o exentos, con
forma rectangular o acampanada y con un número variable de caños. Ya hemos adelantado
que los caños tradicionales han sido sustituidos por grifos, algunos de ellos completamente adaptados a este tipo de construcción como
es la grifería moderna en el pilar de Valsequillo, con dos pilastras gemelas para la salida del
agua edificadas en granito y rematadas en
forma piramidal. Por otra parte, contamos con
pilares o abrevaderos tradicionales, muchos de
los cuales conservamos hoy día con idénticas

78
C O M A R C A D E L A LTO G U A D I A TO ( C Ó R D O B A , A N D A L U C Í A )

características a las que tuvieron en la Edad
Media, es decir, de planta rectangular y formada por un brocal de losas de piedra de 60-70
cm. de altura. Hay pilares abrevaderos que superan los 20 m. de longitud y que son considerados verdaderas obras monumentales, pues
sólo se han recogido siete en toda la provincia.
En nuestra comarca está el de la fuente Nueva
o Abejera en Fuente Obejuna con 28 x 4 m. Del
mismo modo, encontramos en Fuente Obejuna el impresionante abrevadero de 15,60 x
3,80 m., situado en el pilar de Córdoba. Junto
a este tipo de pilares con planta rectangular,
también contamos con pilares circulares en
nuestra comarca: formados por muros de
mampostería, pretil de ladrillo colocado de
junto y desagüe mediante rebaje en el pretil situado en la parte opuesta a la entrada de agua.
A veces comunican con piletas situadas bajo la
salida del caño, como es el caso del pilar de La
Cardenchosa en el término municipal de
Fuente Obejuna, con un diámetro de 2,50 m.
Otro tipo de construcciones, parecidas a las
anteriores, son las llamadas pilas o piletas, es
decir, pequeños depósitos labrados en roca o
granito, o construidos en mampostería, con la
misma finalidad que los pilares. Algunas fuentes conservan aún las piletas unidas por sus
juntas, en las que el agua pasa de una a otra, a
veces dotadas de distinta altura para facilitar el
abrevaje a los animales. En este caso, podemos
hablar de las seis piletas de granito en la fuente Aguayo en Belmez, enclavada en una dehesa
de encinar para uso del ganado lanar que se
cría en la finca, con plantas rectangulares y conectadas entre sí por medio de rebajes superiores. También en el mismo municipio tenemos la fuente del monte Caña, que consta de
cinco abrevaderos escalonados en sentido surnorte, comunicados por medio de orificios en
la parte superior de sus muros, cada uno de los
cuales está dividido en trece departamentos
por varillas de hierro. Todos estos elementos
constructivos (pilas, pilares y piletas) tienen

en común el estar circundados por un pavimento, formado a veces por losas de piedra
asentadas de plano, por losas de granito o por
guijarros embutidos en mortero. Ni que decir
tiene que la función de estos sistemas de pavimentación era evitar que el continuo acarreo
de cantareras y/o las frecuentes filtraciones y
salpicaduras de agua formaran un terreno embarrado que dificultase el uso humano de las
fuentes. Los pavimentos han ido sustituyéndose en los últimos años, sin respetar el material
de construcción tradicional utilizado.
Finalmente, las albercas son el último grupo
de construcciones que se han realizado en la
arquitectura del agua de nuestra comarca. Su
morfología es muy parecida: construcciones de
planta rectangular y muros de mampostería
abierta por su parte superior, y todas ellas se
llenan con el agua aportada por acequias o atajeas. Las dimensiones podían variar de unas a
otras. En la actualidad las albercas tradicionales se han convertido en piscinas para el recreo
de los propietarios de las haciendas.
A modo de conclusión, indicar que muchas
de estas fuentes tradicionales se han ido desprendiendo de su carácter funcional para convertirse en fuentes donde el agua se usa con
una finalidad decorativa. En ocasiones han servido sólo de elementos decorativos, en ciertos
espacios urbanos (plazas, mercados), fruto de
la demanda de las autoridades municipales
para engalanar las villas; un ejemplo lo encontramos en Peñarroya-Pueblonuevo, donde se
sitúa la fuente de la plaza Eulogio Paz, de planta con forma de estrella de 8 picos y cuyo centro es un pilar ocupado por una pilastra de hierro fundido fabricada por FAOR y decorada mediante placas labradas con motivos vegetales y
heráldicos. De igual modo sucede con la fuente que está en la plaza del Santo en Belmez, de
finales del XIX principios del XX (Fábrica
Pérez Hermanos de Sevilla), que destaca por
ser uno de los escasos ejemplares de fuentes de
hierro fundido que existen en la comarca.

79
A R Q U I T E C T U R A T R A D I C I O N A L Y E N TO R N O C O N S T R U I D O

Pilar circular.

Fuente urbana.

Arquitectura industrial
y postindustrial

que se dedican a oficios tradicionales como
son: el curtido y trabajo del cuero, la ebanistería o la alfarería, conservando las técnicas y
materiales que se utilizaban antaño; entre
otros productos podemos encontrar cucharas
talladas en madera, llavero en cuerna, perchas, cachas de navajas, fundas de mecheros,
zahones y monederos en cuero, rosetas de venado, rejas, farolas y cabeceros de cama en
forja, canalones de agua trabajados en hoja de
lata… y muchos otros elementos producto del
saber hacer tradicional, aprehendido de generación en generación.
Otra parte importante de esta arquitectura
ha sido producto del fuerte sector minero que
ha protagonizado la base económica de nuestra comarca durante un largo periodo. Las edificaciones resultantes que hoy día se manifiestan físicamente en nuestros paisajes se encuentran ejemplificadas en el cerco industrial
del pueblo de Peñarroya-Pueblonuevo, ubicadas junto a la estación de trenes, donde se
conserva una antigua e impresionante infraestructura minera, ya en desuso y en manos de
la empresa privada. Estas instalaciones fueron
dando lugar al desarrollo de la zona.
Dentro de las industrias agroalimentarias
de la comarca hay que hacer referencia a las
cooperativas olivareras, nombradas aparte por
su carácter diferenciador con el resto de las
agroalimentarias. Estas cooperativas han tenido cierta importancia en la comarca, estando

Tradicionalmente, los oficios artesanales
han sido uno de los pilares básicos del ámbito
rural. Han conformado todo un comercio comarcal de grandes redes socioeconómicas que
mucho han enriquecido las relaciones sociolaborales de producción. Sus frutos son referentes de una forma de vida donde vuelve a destacar la funcionalidad y simplicidad de forma;
siendo el factor ecológico muy significativo.
La materia prima va en consonancia con las
necesidades y labores a las que se dedica la población del Alto Guadiato. Así, por ejemplo, el
pastor usaba un zurrón de piel de oveja con
una tablilla de madera que hacía de cierre,
donde transportaba su merienda diaria. El
desarrollo tecnológico inevitable y la expansión del mercado nacional han ido reduciendo
estas actividades artesanales hasta el punto de
la desaparición en muchos casos de los pequeños talleres y fábricas de artesanos del cuero,
la cerámica, la madera, la forja, la cuerna…
Estos talleres han estado asentados en pequeñas naves rectangulares y cuadrangulares, y
frecuentemente en alguna de las dependencias
de las propias casas tradicionales de los maestros artesanos. Actualmente, en nuestra comarca contamos con algunos talleres artesanales en El Alcornocal, Argallón y la Cardenchosa, donde podemos encontrar artesanos

80
C O M A R C A D E L A LTO G U A D I A TO ( C Ó R D O B A , A N D A L U C Í A )

No podíamos finalizar esta temática sin destacar edificaciones (algunas ya mencionadas
anteriormente) y lugares de especial significado social y atractivo turístico con los que contamos en la comarca del Alto Guadiato. Entre
ellos podemos citar los siguientes, según su
localización:

Poblado romano y yacimiento minero de
“La Loba”. Situado tras Los Cerros Castillejos. Tienen gran importancia el Cerro del Ducado y el Cerro de la Caraveruela por sus restos pertenecientes a la época Íbera.
Otros yacimientos de gran importancia remontándonos a la época Calcolítica son Los
Dólmenes de Los Delgados, de la Serrezuela,
de Los Gallegos y de La Horma. Podemos visitar también restos del antiguo acueducto romano que nace en La Tejera, siguiendo los
márgenes del Guadiato, y nos lleva hasta Masatrigo, dejando sobre la falda de la sierra de
los Santos los restos visigóticos de la ermita
de San Bartolomé. Esta villa ofrece un gran
patrimonio, contando así con un museo ubicado en el Convento de Los Padres Franciscanos, donde se puede ver una gran representación de estos restos arqueológicos y otros elementos que conforman el Museo de Artes y
Costumbres.
Molino de grano de Las Ollas.
Molino de El Torrat (en la aldea de Argallón).
Molino del Muduelos y de El Conejo (en la
aldea de La Cardenchosa).

En Fuente Obejuna:

En Belmez:

hoy bajo producciones escasas debido, en gran
parte, a su antigua maquinaria, como es el sistema de molturación (de prensa).
Los distintos polígonos industriales de las
poblaciones de nuestra comarca conforman el
resto de la arquitectura industrial de la zona.
Sus manifestaciones físicas se hacen en forma
de grandes naves rectangulares de almacenaje
de productos de las distintas actividades:
– Fuente Obejuna: dos, el polígono industrial
“Fuente Las dos” y “El Blanquillo”.
– Belmez: el polígono industrial “San Antonio”.
– Peñarroya-Pueblonuevo: tres, el polígono
industrial “La Papelera”, “El Antolín” y “Los
Pinos”.

Otras edificaciones o lugares de interés

Los ya citados: Casa Cardona, magnífico
ejemplar de arquitectura modernista, y el
Convento de los Padres Franciscanos, que incluye el singular camarín de Ntra. Sra. de la
Esperanza.
Plaza Lope de Vega, con la representación
teatral de “Fuenteovejuna”. Se trata de la
plaza principal del pueblo donde, recogiendo
el anhelo y la voluntad de sus vecinos, se representa la obra de Lope de Vega, “Fuenteovejuna”, protagonizada por los propios habitantes, en el mismo escenario histórico donde sucedieron los hechos. La significatividad social
de esta representación es muy elevada a nivel
comarcal.

El también citado Castillo del Viandar.
Molino de grano de El Fresnedo.

En Los Blázquez:
El antiguo Castillo de Maldegollado, de
época almohade (finales del siglo XII y comienzos del siglo XIII), donde se instaló la originaria población de Tolote.

81
A R Q U I T E C T U R A T R A D I C I O N A L Y E N TO R N O C O N S T R U I D O

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82
C O M A R C A D E L A LTO G U A D I A TO ( C Ó R D O B A , A N D A L U C Í A )

Notas
1

Fons Mellaria o fuente de miel, que posteriormente da lugar a “Fuente Abejuna” y después a Fuente Obejuna. Corresponde al término municipal de la actual Fuente Obejuna, cuya originaria ocupación probablemente estaba ubicada en el actualmente conocido como “Cerro de Masatrigo”.

2

Gentilicio de Fuente Obejuna. Le viene dado por su origen como Fons Mellaria.

3

Esto responde a la lógica histórica o la lógica evolutiva, según la cual un edificio creado para determinados usos en tiempo y forma, cuando cambian esas condiciones por las que se crea el edificio, desaparece
o se transforma.

4

Conocida popularmente así por contar con una primera planta destinada al doblao o dependencia de almacenaje.

5

También se le conoce con los nombres de cámara, soberao o sobrao.

6

En el habla popular también se le denominan naves.

7

Nombre con el que tradicional y/o popularmente se conocía a la persona que se dedicaba a la albañilería
antiguamente, llegando a formarse como maestro-albañil de una cuadrilla de albañiles. Otros términos
utilizados para designarlos son: arquitecto popular o vernáculo, artesanos de la construcción, especialistas locales… entre otros.

8

Esta práctica constructiva ha sido sustituida en ocasiones por los zócalos de baldosas o de granito. Así
también, aún nos podemos encontrar imágenes en vivo de mujeres u hombres enjalbegando las fachadas
de sus casas.

9

Era una tarea de mujeres y consistía en sacar el colchón al corral exterior, exponerlo al aire libre, sacudirlo y golpearlo para que se ahuecase la lana contenida. Una vez hecho esto, se volvía a colocar sobre la
cama, esta vez, por la cara contraria a la del año anterior.

83
Arquitectura tradicional COMARC A D E L A LTO GUADIATO (CÓRDOBA , A N DA L U C Í A
Comarca de
Cinco Villas
ZARAGOZA, ARAGÓN

M. Pilar Giménez Aísa
FOTOGRAFÍAS:

Mariano Candial

“Nuestro agradecimiento a todos los vecinos
de las Cinco Villas que han colaborado con
nosotros, a los que nos han aportado valiosa

DIBUJOS:

Ángel Betoré

información y a los que amablemente nos
han abierto las puertas de su casa”.

PLANOS:

Mª Cruz Diaz
TRABAJO DE CAMPO:

M. Pilar Giménez Aísa (coord.)
COLABORADORES:

Asunción Gil Orrios,
José Antonio Remón Aísa
Miguel Ángel Zapater Baselga
COMARCA DE CINCO VILLAS (ZARAGOZA, ARAGÓN)

El trabajo de investigación ha abarcado 17
municipios del centro y sur de la Comarca de
Cinco Villas, situada en el norte de la provincia de Zaragoza. El área estudiada comprende
1.902 Km2 y 28.882 habitantes, es decir, un
90% de la población y un 62% de la extensión
de la citada comarca. El territorio limita al
oeste con Navarra, comunidad con la que
comparte el espacio singular de las Bardenas
Reales, mientras que al este el río Gállego
ejerce de frontera natural con la provincia de
Huesca. Aunque en menor medida, la zona estudiada participa del contraste paisajístico
propio de Cinco Villas. Poblaciones como
Orés, Asín y Luna ofrecen una imagen de transición entre el paisaje abrupto de las Sierras
Exteriores Prepirenaicas y las llanuras esteparias características de la Depresión del Ebro,
salpicadas todavía por suaves ondulaciones en
Sierra de Luna, Erla y Castejón, donde resaltan los variados y escalonados perfiles de las
muelas.
En este recorrido pasamos de los suelos de
conglomerados y areniscas a otros donde predominan las arcillas y las margas, al tiempo
que la vegetación de carrascas con monte bajo
de coscojos, boj y enebro, da paso al escaso
manto vegetal propio de los áridos suelos de la
estepa con especies como la sabina, la sarda o
la ontina, y áreas de arbolado colonizadas por
el pino carrasco. Nos encontramos ante un
paisaje muy transformado por la mano del
hombre situado en la Cuenca del Arba de Luesia, río de escaso e irregular caudal que, sobrepasado Ejea de los Caballeros, se reúne con el
Riguel y el Arba de Biel para sumarse al Ebro

al sur de Tauste. El cauce de agua más importante y principal motor de transformación
desde hace medio siglo es el Canal de Bardenas, que riega buena parte del territorio con
aguas del río Aragón embalsadas en Yesa.

87
A R Q U I T E C T U R A T R A D I C I O N A L Y E N TO R N O C O N S T R U I D O

Existe además un importante foco endorreico
próximo a Sádaba y Ejea con cantidad de estancas y embalses, entre los que destaca por su
valor natural el lagunazo de Moncayuelo. El
agua ha creado también las caprichosas formas de los Aguarales de Valdemilaz en Valpalmas. El territorio presenta un clima mediterráneo continental, más extremado y seco
conforme nos desplazamos hacia el sur.
Los primeros vestigios humanos se remontan a la Prehistoria, época de la que datan numerosos yacimientos arqueológicos diseminados a lo largo del territorio. La presencia del
pueblo de los suessetanos, de origen indoeuropeo, dio paso a un período de dominación
romana en toda la zona al que pertenecen los
primeros restos monumentales. La actual
Cinco Villas fue encrucijada de importantes
vías de comunicación, a lo largo de las cuales
se establecieron ciudades y villas agrícolas relevantes. Pero es sobre todo en la Edad Media
donde encontramos las raíces de las principales poblaciones que hoy conocemos, así como
la denominación de “Cinco Villas”. Buena
parte de la riqueza monumental y patrimonial
del área estudiada proviene del medievo: castillos y torreones, iglesias románicas y mudéjares, juderías..., aunque también hay destacados ejemplos de épocas posteriores.
Las sierras del norte ejercieron de frontera
natural entre los reinos cristiano y musulmán. Al amparo de fortalezas edificadas en
esta frontera crecieron poblaciones que fueron vanguardia de un avance cristiano que a
comienzos del siglo XII extendió su dominación hasta las tierras llanas de Ejea. La ocupación del territorio ha venido determinada por
una necesidad estratégica que privilegió la
cercanía a los cursos fluviales, vías naturales
de penetración. El paulatino surgimiento de
pueblos y villas, señoríos laicos y fundaciones
eclesiásticas o vinculadas a órdenes militares,
resulta todavía hoy patente en el esquema de
la propiedad de las tierras.

Layana.

Organización del espacio urbano
La ocupación y economía de las gentes de la
comarca 1 ha estado siempre vinculada a la
agricultura, con el cultivo del cereal como
protagonista.
En el pasado tuvieron también mucha presencia la vid y en menor proporción el olivo, el
almendro, el lino y el cáñamo. El regadío
cuenta con siglos de tradición en localidades
como Tauste, pero fue a partir de 1959 cuando
la extensión de esta modalidad con el Canal de
Bardenas dio lugar a la roturación y concentración de buena parte de las tierras, y al nacimiento de nueve pueblos de colonización2.
Como antaño, los cereales constituyen el cultivo predominante, aunque el maíz se ha impuesto sobre la cebada y el trigo y comparte
espacios con otros cultivos que han ido tomando importancia como las hortalizas (sobre
todo pimiento y tomate), las forrajeras y, más
recientemente, el arroz.

88
COMARCA DE CINCO VILLAS (ZARAGOZA, ARAGÓN)

La ganadería ha ocupado tradicionalmente
un destacado puesto en la economía de la comarca, con una importante cabaña lanar que
practicaba la trashumancia y que ha perdido
terreno frente a la agricultura y la estabulación, hoy mayormente dedicada al ganado
porcino.
Frente a la práctica desaparición del ganado
caballar, otrora imprescindible para las tareas
agrícolas, el vacuno mantiene cierta presencia
en algunas poblaciones. La caza constituyó
hasta un reciente pasado una importante actividad de subsistencia. La cría de animales de
corral en la misma casa y el cultivo de un pequeño huerto resultaban también primordiales para el sustento familiar. Otro recurso importante ha sido la leña y su transformación
en carbón vegetal en poblaciones como Castejón de Valdejasa y Luna, localidad donde una
amplia zona de su sierra es conocida como La

Campos de cereal en la ribera del río Arba de Luesia.

Carbonera. Esta economía agraria ha condicionado la arquitectura popular. El territorio
está salpicado de construcciones vinculadas a
las distintas actividades y buena parte de la
casa la conforman espacios dedicados a la conservación y almacenamiento de los productos
agrícolas, así como los destinados al alojamiento de animales.

MUNICIPIOS DE ADEFO CINCO-VILLAS
Municipio

Altitud

Extensión
(km2)

Población
1930

2001

457

113
1.143

Ardisa

433

27,4

Asín

584

18,4

Biota

485

103

1.605

Castejón de Valdejasa

521

109

1.071

302

Ejea

320

615

7.800

16.941

Erla

425

19,1

1.117

429

Layana

486

3,6

458

123

Luna

477

307,3

2.618

873
109

Marracos

82

17

112

Orés

647

50,9

665

Las Pedrosas

475

18

417

Piedratajada

423

22,5

Puendeluna

430

Sádaba

454

Sierra de Luna

401

43,9

820

277

Tauste

267

405,1

6.182

7.412

Valpalmas

456

2,7

557

166

-

1.901,8

-

30.227

Totales

61

9,9
129

89

94
170

2.716

1.820
A R Q U I T E C T U R A T R A D I C I O N A L Y E N TO R N O C O N S T R U I D O

Históricamente, la Comarca de Cinco Villas
ha estado dividida en dos partidos judiciales,
el de Sos del Rey Católico y el de Ejea de los
Caballeros, a los que pertenecían las localidades del norte y sur respectivamente. Pero al
margen de esta dependencia administrativa
todos los pueblos eran de alguna manera autosuficientes, tenían comercios, ciertos talleres
artesanos, además de médico, veterinario,
maestros y locales de ocio como casinos y bailes. A medida que la despoblación fue mermando estos servicios, otros núcleos los fueron aumentando, sobre todo Ejea de los Caballeros que asumió el papel de capital de la comarca, aunque en la zona más oriental el
mayor foco de atracción ha sido Ayerbe (Huesca). Hoy, con la recién creada demarcación comarcal, Ejea reafirma su papel de centro administrativo, formativo y comercial, compartido con Zaragoza.
En el pasado todos los núcleos estaban comunicados con los de su entorno mediante caminos, sendas en muchos casos olvidadas pero
cuya recuperación puede ser de gran interés
hoy para el turismo. Prácticas como el senderismo o la bicicleta de montaña permiten conocer el entorno natural y acercarse a bienes
patrimoniales marginados de las vías de comunicación como ermitas, castillos y otras construcciones de carácter popular (molinos, corrales, pozos, fuentes, etc.) lo que estimula su
recuperación y conservación. Hoy son dos las
vías de comunicación que vertebran esta zona.
La A-127 recorre las Cinco Villas de norte a sur
en dirección a Pamplona y Zaragoza, atraviesa
cuatro de las poblaciones mayores y es la carretera más transitada. La otra vía importante,
la A-125, cruza la comarca a la altura de Ejea
en dirección este a oeste, de Tudela (Navarra) a
Ayerbe, y enlaza por la A-1103 con la autovía
de Huesca, ofreciendo otra alternativa para el
acceso a Zaragoza. Otra red de carreteras locales une el resto de poblaciones con estas vías.
La cercanía y comunicación con la capital ara-

gonesa es importante tanto a la hora de fijar
población como de favorecer el mantenimiento de segundas viviendas. Como efecto contrario, conlleva la ruta diaria de ida y vuelta a Zaragoza de profesionales y funcionarios que en
otro tiempo vivían en la comarca.
Fiestas comarcales como tales no han existido aunque la devoción popular a determinada Virgen o santo local, transcendía los propios límites municipales y ciertas ermitas han
ejercido de centros religiosos de la comarca.
El ejemplo más notorio es el del santuario de
la Virgen de Monlora, ubicado en una atalaya
de Luna, que convocaba a las poblaciones de
Ejea, Erla, Luna, Sierra de Luna, Las Pedrosas, Lacorvilla y Valpalmas. A la ermita de la
Virgen de los Bañales, situada al sur del término de Uncastillo, acudían vecinos de Layana,
Sádaba, Biota, Malpica y Asín; y a la ermita de
la Virgen de Miramonte, los de Valpalmas,
Puendeluna, Casas de Esper, Piedrataja y Ardisa, término este último en el que se localiza.
La relación entre los núcleos era más estrecha
en el pasado, cuando se compartían más espacios de trabajo y fiesta, aunque sigue siendo
buena. La cercanía también llevaba en ocasiones a roces y enfrentamientos, habituales
entre las poblaciones vecinas que competían a
nivel socioeconómico. El origen de estas rivalidades se remonta a siglos pasados en los que
hubo discrepancia por cuestiones de linderos
o propiedad de pastos y perviven a un nivel
anecdótico.
El origen medieval de muchas poblaciones
determinó su asentamiento sobre un promontorio rocoso, donde se ubica el castillo y la
iglesia, y en torno al cual se distribuye el caserío. El trazado urbano, de estrechos y empinados callejones, y su orientación quedaron
desde un inicio condicionados por esa función
defensiva. En algunos lugares las casas parecen colgadas sobre un río o barranco. A partir
del siglo XVI, el entramado urbano fue extendiéndose hacia la zona llana, favoreciendo el

90
COMARCA DE CINCO VILLAS (ZARAGOZA, ARAGÓN)

Calle de Farasdués.

Calle de Farasdués.

Erla fue extendiendo su caserío desde La Corona.

talada, en Tauste el Portillo Barriofuera y en
Sádaba restan los nombres de las seis puertas
que cerraban el núcleo histórico: El Portal,
Portal del Molino Viejo, Portal del Carmen, El
Portalico, Portal del Imperio y Portal del Romero, algunos todavía vistos en pie por los habitantes del lugar. Entre los testimonios visibles queda, formando parte de un edificio medieval junto a la iglesia, la puerta que en Erla
cerraba el núcleo original.
El crecimiento urbano está ligado al comportamiento demográfico experimentado en
cada localidad, afectadas de muy diferente manera por la emigración. Toda la Comarca de
Cinco Villas había experimentado un crecimiento poblacional en el siglo XIX y XX que
tuvo su momento álgido en torno a 1930.

asentamiento hacia el sur, evolución patente
en Ejea, Erla o Luna, donde los núcleos fundacionales (zonas conocidas como La Corona)
fueron quedando en un segundo plano. Las localidades de historia más reciente se localizan
en zonas llanas, más favorables para el hábitat.
Buena parte de las puertas y peajes que
pudo haber en las poblaciones han desaparecido y sólo perviven en la toponimia. Algunas
formaban parte de antiguas murallas todavía
visibles en algunos lugares. Según contaron
los vecinos de Luna, la vecina Puendeluna
tomó el nombre del puente donde se pagaba el
peaje por entrar a su término y, de hecho,
cerca del citado puente hay una zona llamada
La Portera. En Castejón de Valdejasa encontramos el término Portazas, en Luna La Por-

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A R Q U I T E C T U R A T R A D I C I O N A L Y E N TO R N O C O N S T R U I D O

ción característicos. En algunas localidades
quedan restos de los muros de piedra que cercaban las parcelas, levantados sobre todo en
viñas y huertos. Estas paredes, de entre 80 y
150 cm de altura, se construían muchas veces
con las piedras extraídas del mismo campo,
piedra arenisca de tamaño irregular asentada
con barro o sin argamasa alguna, con un remate de piedra menuda para evitar la filtración del agua. Sin embargo, en muchos otros
pueblos de la comarca esta práctica no era habitual aunque sí la de colocar mojones de piedra, sobre todo para señalar los límites del
municipio. Linde, lindero y huega son vocablos usados para designar los límites parcelarios y de propiedad. Por otro lado, los nombres
de corral, corraliza y barrera designaban, además de un edificio, una determinada extensión de tierra o finca.
En muchas de las localidades utilizaban la
medida de sembradura, es decir, la cantidad
de grano utilizado en la siembra correspondía
a una determinada superficie de tierra. Con algunas variaciones según el lugar, 140 kilos de
trigo equivalían a un cahíz de tierra y a 8 hanegas, y cada hanega eran 12 almudes y 3
cuartales. El cahíz, la hanega y el almud equivalían aproximadamente a 5.721, 715 y 59,59
m2, respectivamente, y hoy han sido sustituidas por la hectárea. Una hectárea equivale a
1,74 cahíces y 14 hanegas.
La ubicación y orientación de los corrales o
casetas construidas en el campo estaban siempre condicionadas por la búsqueda del abrigo
frente al cierzo, viento frío del noroeste que
azota con virulencia toda la zona. Así, las
puertas se orientan cara al sol del mediodía.
También es habitual la elección de lugares elevados para protegerse de avenidas de agua y
poder aventar mejor en la era, situada siempre
junto al corral.
Hasta la introducción de la maquinaria
agrícola, el campo y sus construcciones estuvieron llenas de vida. Los pastores dormían en

Fue a partir de los años 40-50 cuando el fenómeno del éxodo rural empezó a notarse, y
en los 60, cuando buena parte de las localidades vieron reducida de forma drástica su población, situación que todavía no ha cesado, a
pesar del flujo de inmigrantes. El envejecimiento de la población de Cinco Villas es general y uno de los problemas mayores. El destino principal de aquella emigración fue la
ciudad de Zaragoza y otras como Barcelona,
aunque una parte importante quedó en la
misma comarca, en localidades como Tauste y,
sobre todo, Ejea de los Caballeros, que vio
multiplicar de forma notable su población. La
implantación de algunas industrias como la de
maquinaria agrícola y, en particular, del regadío, atrajo hacia esta localidad mano de obra
de otras zonas de Aragón, Extremadura y Murcia principalmente.
Ejea y Tauste son las dos localidades que
más han aumentado su espacio urbano, dinámica todavía en marcha, frente a las poblaciones pequeñas que no han modificado en esencia su estampa original. En una situación intermedia se encuentran lugares como Biota o
Sádaba, que todavía mantienen cierta población y un espacio urbano en crecimiento. En
general, podemos distinguir dos modelos de
expansión urbana diferenciados: uno que ha
conllevado el abandono y degradación del centro histórico (Ejea, Erla, Luna o Sádaba) y otro
donde el casco antiguo ha sido paulatinamente
transformado al tiempo que se creaban nuevos
barrios (Biota y Tauste). En este segundo caso
el conjunto urbano ha perdido buena parte de
sus señas de identidad mientras que las localidades del primer modelo conservan prácticamente intacta su apariencia original, lo que
ahora permite acometer de forma óptima su
rehabilitación. Un caso destacable es Sádaba,
con un casco antiguo accesible y una arquitectura en piedra de gran calidad.
Fuera del ámbito urbano encontramos también construcciones y elementos de parcela-

92
COMARCA DE CINCO VILLAS (ZARAGOZA, ARAGÓN)

los corrales y también los agricultores, dependiendo de la distancia al pueblo y las labores a
realizar, sobre todo durante la siega y la trilla,
a veces acompañados de la familia. Cuando se
trataba de grandes fincas, una o varias familias
vivían durante todo el año en el campo junto a
las viviendas de los propietarios, usadas sólo
temporalmente. Estas familias y algunas otras
que vivían en fincas menores de su propiedad
acudían al pueblo para abastecerse y alternar,
aunque el campo era también un espacio de
encuentro importante. Todos los entrevistados coinciden en que no existía ningún tipo de
discriminación ni rivalidad con estos trabajadores o familias, sin embargo, el oficio de pastor ha sido uno de los peor considerados en la
comunidad. Hoy ya nadie vive en el campo.

Calle Mayor de Asín.

des, hoy zonas degradadas, y en el caso de Ejea
con presencia de población marginal. Las clases pudientes levantaron casonas en zonas
más llanas, con calles más amplias. Con posterioridad, fueron construidas viviendas sociales
en los extrarradios, como las del Barrio de Lallana en Ejea para alojar a los obreros del ferrocarril, y las Casas Baratas en Biota y Tauste, localidad en cuyo extremo norte gentes humildes adaptaron cuevas como viviendas.
El Ayuntamiento y la iglesia suelen estar situadas en el centro de la localidad y cuando
hay más de un templo marcan ámbitos de influencia y sirven de referentes urbanos. En
Ejea, por ejemplo, un portal situado en la
Plaza España señalaba el límite entre las dos
parroquias y era origen de rivalidades y enfrentamientos. La plaza céntrica del pueblo es
el núcleo vital de la población y donde tienen
lugar las expresiones lúdicas de la colectividad. Allí se planta el mayo, baila todo el
mundo y se torean vaquillas durante las fiestas
patronales. Grupos folclórios como el Dance
de Tauste exhiben su arte en la plaza, paso
obligado de las procesiones, que en su recorrido circular desde la iglesia por las calles principales trazan el entorno de los antiguos cascos históricos. Algunas, como la de Santo
Cristo en Sádaba, rebasaban sin embargo los
muros de la ciudad con fines protectores. En
estas ocasiones, los balcones se engalanan con
tapices y ricas telas. En Biota se hacía lo

Arquitectura de la comunidad urbana.
Espacio abierto
Los nombres de las calles responden principalmente a su ubicación o a su relación con
algún edificio de interés para la comunidad.
Así, abundan denominaciones como Barrio
Alto, Barrio Bajo, Las Eras, Mediavilla, Arrabal, Huerta Alta, Carasoles, del Aire; Calle La
Iglesia, Herrería o Herrerías, Horno, de la
Fuente, Abadía, Cantarería, Tejería, Camino
del Molino, del Canal, etc. Apelativos como
Barrio Nuevo o Barrio Verde señalan la presencia de una comunidad judía en el pasado y
otros aluden a algún santo local o a personajes
históricos, algunos vinculados a la comarca
como Ramón y Cajal.
Las poblaciones más pequeñas no presentan
grandes diferencias sociales entre unos barrios y otros, aunque las casas de propietarios
con más tierras fueron ubicadas generalmente
en la calle y plaza más céntricas, denominadas
comúnmente Calle Mayor y Plaza España. Sí
se aprecia mayor diferencia en localidades
como Ejea, Erla y Luna, donde los núcleos
fundacionales albergan las casas más humil-

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A R Q U I T E C T U R A T R A D I C I O N A L Y E N TO R N O C O N S T R U I D O

ción en la que el Jueves Lardero era costumbre eslardar o comer chorizos y longanizas
secas en las inmediaciones de la Ermita del
Santo Sepulcro.
Junto a estos espacios, dentro y fuera del
casco urbano, relacionados con actividades de
carácter festivo-religioso, encontramos los dedicados a los diferentes oficios practicados a
lo largo de la historia de cada población. Los
pequeños talleres artesanos que había en
todos los núcleos estaban ubicados en la vivienda del titular. En las poblaciones mayores
acabaron por concentrarse ciertos oficios en el
centro, como ocurría con los zapateros y carpinteros de Tasute, o en el extrarradio, como
las herrerías y carreterías de Sádaba. Casi
todas las localidades contaban junto al río con
un tejar o tejería y en algunas había también
cantarería y molino. Hoy existen pequeños polígonos industriales como el de Valdeferrín, en
Ejea.
Todos los núcleos contaban con comercios
y tiendas distribuidas por el pueblo. Aunque
las necesidades básicas estaban cubiertas, era
habitual la llegada a las plazas de vendedores
ambulantes que traían en carros tinajas, vajillas, telas, verduras, etcétera. Quinquilleros,
caldereros, sogeros y vergueros, entre otros,
permanecían en la localidad durante unos días
trabajando. También llegaban tratantes de ganado caballar, tocineros y cabreros, pero las
transacciones mayores se realizaban en la
feria de Ayerbe (Huesca) y en otras como Tafalla y Sangüesa (Navarra) o Huesca. Ejea, coincidiendo con sus fiestas patronales, celebraba
también una feria de ganado. Hubo así mismo
gente que se dedicó a la compra de productos
agrícolas, como los alfaceros de Tauste, o los
que compraban trigo antes de que el Servicio
Nacional de Cereales construyera grandes
silos en buena parte de las poblaciones. Hoy
en las localidades más pequeñas los comercios
y los artesanos han sido sustituidos por la
venta ambulante. Por el contrario, otras po-

Las Tres Cruces, Valpalmas.

mismo en el recorrido del sacerdote hasta la
casa del enfermo cuando le llevaba el viático.
En festividades como el Corpus Christi y el
Corazón de Jesús se levantan altares en determinadas calles del recorrido procesional.
Las fiestas patronales culminaban en sepetiembre las labores de la siega y de la trilla.
Hoy han sido adelantadas en las localidades
más pequeñas al mes de agosto para facilitar la
afluencia de los hijos del pueblo. En invierno
en los diferentes barrios se quemaban hogueras en festividades como San Sebastián y
Santa Águeda, y en pueblos como Orés y Piedratajada las caballerías pasaban en San Antón
de madrugada delante de la iglesia. En mayo
se bendecían los términos desde el lugar más
alto de la población o desde un monte próximo a ella: La Santa Cruz en Asín y Las Pedrosas, y Las Tres Cruces en Valpalmas.
En Sádaba se hacía desde dos eras diferentes que alternaban cada año, y en Luna desde
tres lugares, lo que dio lugar a la siguiente
copla: Viva Luna porque tiene a Monlora en
un gran cerro, Misericordia en la huerta y el
castillo junto al pueblo. En Ejea se iba a La
Cantera en procesión con las imágenes de San
Gregorio y San Juan. Además de las romerías
de referencia comarcal, existen otras de devoción local como la Virgen del Campo en Asín,
la Virgen de la Corona en Erla, la Virgen de
Yerzol en Orés, San Roque en Las Pedrosas o
la Virgen de Sancho Abarca en Tauste, pobla-

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COMARCA DE CINCO VILLAS (ZARAGOZA, ARAGÓN)

blaciones han acrecentado su carácter de centros comerciales, en especial Ejea, que además
celebra desde 1997 una feria multisectorial
con gran presencia de los sectores agrícola y
comercial. Igual que los comercios, los servicios administrativos se concentran en las
zonas céntricas en torno al Ayuntamiento,
edificio en el que las poblaciones pequeñas
han habilitado espacios para otros servicios
públicos como la consulta médica.
Los mismos ámbitos dedicados al intercambio comercial servían también como lugares
principales para el ocio. Los niños ocupaban
calles y plazas con sus juegos (el olivero, a la
una andaba la mula, ví cataví, las chapas, al
médico cojo…), elaboraban sus propios juguetes (el redoncho, la picoleta, carricos, chiringas…) o explosionaban latas de carburo.
Las niñas jugaban a las tabas, la comba, la rayola…hacían teatrillos en la habitación de alguna casa o jugaban a la lotería con judías y
con carpeticas (naipes viejos). En alguna casa
hemos visto juguetes más elaborados como
cocinitas, sillas y cunas para las muñecas. Los
más mayores robaban alguna gallina para
hacer una merienda o las lecheras que se dejaban a refrescar en las ventanas. Los jóvenes jugaban mucho a la pelota en la pared de la iglesia, en el frontón, construcción conservada en
las plazas de Ardisa y Orés, o en el trinquete,
del que quedan restos en Valpalmas. También
se practicaban deportes rurales como el tiro
de barra y de barrón, de palo y de ajau, la cuerda, las carreras pedestres y los concursos de
arar y dallar. En algunos pueblos había mucha
afición al fútbol, hoy el deporte rey que cuenta con campos en muchas localidades. También encontramos pabellones de deportes.
Por su parte, las mujeres frecuentaban
como lugares de reunión asientos de piedra o
banqueros ubicados junto a los portales y formaban sus corrillos en los diferentes barrios.
Jugaban a las cartas y charlaban mientras realizaban labores de punto, ganchillo, bolillos,

Plaza de Ardisa.

etcétera. En épocas templadas iban a los carasoles, donde en Tauste se peinaban unas a
otras. Su paseo cotidiano era ir a buscar agua
a la fuente, oportunidad para alternar con los
hombres, quienes comentan con sorna: ¡Cuántas veces se habrán vaciau el cantaro pa volver
otra vez! El lavadero y el río, donde las mujeres acudían a lavar, eran también lugares importantes de relación social, y en todas las
épocas del año los hombres recorrían las calles por la noche para rondar a las mozas. Llegado el estío, era habitual tomar la fresca por
la noche en los portales, hoy sustituidos en
buena parte por las terrazas de los bares. El
baño se realizaba en pocetes o en las badinas
del río, en alguna balsa estanca o en el canal,
diversión que en menor medida practicaban
las mujeres. Un lugar de recreo para refrescarse en Ejea era la Fuente de Bañera, actividad
de la que tomó el nombre.
Como antaño, las plazas y calles céntricas
suelen ser los espacios de alterne principales,
y donde por lo general se ubican los bares. En
poblaciones que han crecido mucho como
Ejea, el ambiente se ha trasladado también
hacia las calles del Ensanche aunque alguna
del casco antiguo como Herrerías siguen registrando mucha afluencia, de tal forma que ir
de Herrerías, es sinónimo de ir a tomar vinos
o “ir de marcha”. Además, ciertos lugares y esquinas del pueblo ubicados al abrigo del cierzo eran lugares habituales de tertulia y en

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A R Q U I T E C T U R A T R A D I C I O N A L Y E N TO R N O C O N S T R U I D O

parte lo siguen siendo. Son los casos de la Esquina Berroy en Tauste, la Esquina del Raboso en Las Pedrosas, el Portalico y el Portal del
Romero en Sádaba, la Cruz de las Eras en
Orés, la Fuente Vieja en Biota, las placetas del
Sastre y del Calderero en Luna, las distintas
picarras o miradores de Tauste o las Vistas en
Puendeluna, entre otras. Los cines al aire libre
constituían una actividad excepcional.

En el resto de fincas y caseríos solía vivir una
familia que guardaba la propiedad. El núcleo
de Casas de Esper está integrado en el municipio de Ardisa, que también incluía el abandonado de Sierra los Blancos, y Luna contaba
con las aldeas de Júnez, Lacasta y Lacorvilla,
hoy sólo habitada esta última. También se ha
producido la anexión de municipios como
Rivas y Farasdués, integrados en Ejea, y Malpica de Arba en Biota.
No hay mucha experiencia de trabajos colectivos a excepción de los requeridos desde el
Ayuntamiento cuando llamaba a vecinal.
Todos los hombres de las casas tenían la obligación de acudir a trabajar sin cobrar, incluido
el aporte de caballerías, para arreglar los caminos y las calles, entonces de tierra y con frecuencia convertidos en auténtico barrizal. En
otros pueblos se limpiaban las balsas y acequias. Ejemplos de otro tipo de trabajos comunales son la construcción de la iglesia de la
Oliva en Ejea o, posteriormente, la pavimentación de calles y la conducción de aguas. En alguna ocasión, los agricultores se ayudaban en
las labores yendo a una junta o a conjuntar, es
decir, compartiendo yuntas y caballerías. La
matanza del cerdo y la preparación de alguna
romería o fiesta también eran trabajos compartidos que en parte perviven. No se conocen
casos de cocción comunal de pan porque a los
hornos de uso público se llevaba a cocer la
masa preparada previamente en cada casa.
Además de labores y tareas comunales, los
vecinos compartían su tiempo de ocio. Antaño
los lugares principales de alterne de hombres,
jóvenes y mayores, eran los cafés y cantinas o
tabernas, ubicados por lo general en habitaciones o graneros de las casas, sin preparación
especial, salvo la de un mostrador. En la memoria de los habitantes se suceden los nombres de las casas donde en algún momento
hubo este tipo de establecimientos, incluso en
los pueblos más pequeños recuerdan dos o
tres cantinas. Sólo algunos vecinos iban antes

Arquitectura de la comunidad urbana.
Espacios cerrados
Las viviendas se disponen en manzana cerrada y comparten medianil. Cada una está habitada por una familia, cuyo nombre acaba por
identificarse con el de la casa. Sin embargo, en
situaciones de penuria o de aumento de población, algunas casas tuvieron que alojar a varias familias, compartiendo el uso de la cocina
y repartiéndose el resto de espacios, con habitaciones a veces sólo separadas por una tela.
Herencias y ventas dieron lugar a particiones
de un mismo edificio en varias viviendas, por
lo general en pisos diferentes que sólo compartían el patio como lugar de paso, o casas separadas con acceso independiente, y también
a que una vivienda utilizara y se comunicara
con cuartos pertenecientes a la casa contigua,
llegando a no corresponder el acceso y fachada exteriores con la vivienda.
El único ejemplo en la zona de viviendas colectivas son los patiaces de Tauste, en origen
casonas señoriales. El nombre de patiaz deriva de un gran patio, único espacio compartido
por el que todos accedían a las distintas moradas. Las calles de cada barrio, por otro lado,
funcionaban de alguna manera como patios
colectivos, espacios muy vividos y compartidos por la comunidad. En el medio rural, sólo
algunas fincas, como el caso de Paúles en Erla
o la perteneciente a los vizcondes de Biota en
el Bayo, incluían viviendas destinadas a los
jornaleros, que constituían pequeñas aldeas.

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COMARCA DE CINCO VILLAS (ZARAGOZA, ARAGÓN)

del trabajo a echar el mezcladillo o revuelto
(anís y vino dulce). El trago de anís en ayunas
se tomaba normalmente en casa y durante la
siega en casa del amo, antes de enganchar. Al
volver del campo había quienes pasaban por la
cantina a echar el vasico de vino y cuatro canciones. La cantina era un lugar más de trasnoche que los cafés. Buena parte de las poblaciones tenían además un casino privado.
Una copla explica muy bien las barreras sociales existentes entonces: Los ricos van al casino y los pobres al café, y los pobres jornaleros a la taberna a beber. Las mujeres sólo acudían a estos lugares en fiestas, a tomar el aperitivo. Igual que los cafés, el casino ocupaba
un espacio grande de alguna casa, con un
mostrador, a menudo un piano, mesas y sillas,
aunque en localidades como Ejea, Sádaba o
Tauste fueron construidos con este fin edificios hoy todavía en pie aunque alejados ya de
la arquitectura tradicional.
En algunas poblaciones hubo también sociedades vinculadas en origen a algún sindicato o cooperativa agrícola, con nombres como
La Agraria, de funcionamiento similar a los
casinos y con los que de alguna manera competían, distinguiéndose en ocasiones uno u
otro por su tendencia política. Al casino o sociedad se acudía a tomar el café y la copa,
jugar la partida de guiñote o dominó y practicar la tertulia. Las partidas de cartas con
apuestas de dinero eran por la noche y convocaban a aficionados de otras localidades. Durante las fiestas el casino organizaba baile con
orquesta y, ocasionalmente, espectáculos de
varietés. Otro edificio público fue la Casa del
Pueblo de Ejea de los Caballeros, que durante
la Segunda República destacó por su gran actividad política y cultural.
En la mayoría de pueblos se programaban
sesiones de cine en algún granero o salón amplio, actividad vinculada a la parroquia o al
empeño personal de unos pocos vecinos. Edificios habilitados para tal fin hubo en Biota,

Antiguo casino en Erla.

Ejea, Luna, Sádaba y Tauste, donde llegó a
haber tres, hoy casi todos desaparecidos, a excepción del de Sádaba, edificio que debiera recuperarse. Al cine se iba los domingos por la
tarde. Eran cines-teatro donde se programaban representaciones teatrales, algunas preparadas por los propios vecinos, y algún baile o
concierto. Ejea contaba con un teatro, el Imperio, que acogió a figuras musicales de primer orden como Antonio Machín o Marifé de
Triana. Entre los comediantes que trabajaron
en la zona, los vecinos recuerdan compañías
de altura como la de María Guerrero.
El baile era la diversión principal y la mejor
ocasión de alterne entre los jóvenes de ambos
sexos. En cada pueblo recuerdan uno o varios
salones de baile, situados en cafés, patios o
salas de casas, que no arreglaban ni decoraban
de forma especial. En Tauste hubo dos locales
destinados a tal fin, conocidos como el de Arriba y el de Abajo, denominaciones que además
de significar la ubicación dentro del pueblo y
planta del edificio, distinguían socialmente la
gente que acudía. Según el lugar, utilizaban
un gramófono, una gramola, un organillo o
tocadiscos, aunque algunas poblaciones contaban con músicos. Sobre la consideración
perniciosa del baile nos hablan en Piedratajada donde no iban las mujeres sin antes haber
rezado el Rosario. Dentro del baile la gente se
agrupaba por corrillos de amigos. En las casas
no se bailaba, salvo excepciones. Hoy los luga-

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fiestas, hoy todavía muy en boga. Muchos ocupan antiguas bodegas. En Tauste existieron los
cuarticos, locales en la planta baja de un inmueble donde se reunían hombres a beber y
entonar canciones de picadillo. Tenían reglamento y presidente propios, una de cuyas funciones era la de barrer el cuarto. Hoy el censo
asociativo es cada día mayor en todas las localidades: las hay de tipo cultural, deportivo
(sobre todo de caza y fútbol), bandas de música, coros y rondallas de jotas, asociaciones de
mujeres y de la Tercera Edad que generalmente se reúnen en espacios cedidos por los Ayuntamientos.
Otros lugares relacionados con la vida social
y cultural son los museos y salas de exposiciones. El creciente interés que existe por la
cultura tradicional ha motivado a muchos
particulares a la recuperación de objetos y útiles ya en desuso. En la comarca destaca la colección de los hermanos Longás, parte de la
cual se exhibe actualmente en el Museo Etnológico Miguel Longás, que ocupa una parte del
antiguo hospital del mercado de Ejea. En este
magnífico edificio, se exponen enseres vinculados a siete oficios: industria textil, herrería,
cerrajería y hojaltería, viticultura, cerámica y
carpintería. Otra parte de la colección, no expuesta al público, se dedica a la evolución de la
maquinaría agrícola a lo largo del siglo XX.
También se rescatan aspectos de la vida tradicional en el Centro de Interpretación de Valpalmas, dedicado al Nobel de Medicina Santiago Ramón y Cajal. Por otro lado, hay que resaltar el empeño y esmero con el que muchos
propietarios han sabido conservar sus casas,
convertidas hoy en pequeños museos, manteniendo los espacios y los antiguos útiles no
sólo como mero adorno sino como si todavía
estuvieran en uso.
Otro edificio de uso público que no faltaba
en ningún pueblo eran las fondas y casas que
daban posada a los tratantes de ganado, al tocinero, al vajillero, al retratista o a los músicos

res de alterne se han reducido en muchas poblaciones a un único bar que hace las veces de
club social abierto a gentes de todas las edades
y condiciones. Por el contrario, las localidades
mayores han ampliado su oferta (discobares,
salas de juegos recreativos…). Cine y teatro
como tales sólo hay en Ejea de los Caballeros.
En buena parte de las localidades han tenido y siguen teniendo mucha presencia los festejos taurinos durante las fiestas patronales,
sobre todo encierros de vaquillas, y las plazas
más céntricas son habilitadas como ruedos,
antaño cerrados con carros y galeras. Sólo las
poblaciones mayores, Ejea y Tauste, cuentan
actualmente con plaza de toros. Ambas han
sido utilizadas para conciertos, mítines y otros
actos sociales y lúdicos. Ejea organiza una
feria anual de prestigio que atrae a primeras
figuras. En el pasado recuerdan también la
presencia de toreros memorables como Lagarto y Palomino de Méjico en Biota y otros espectáculos como los de lucha libre en Ejea,
donde lució sus dotes de campeón mundial el
paisano Félix Lambán.
En un terreno menos lúdico, las cofradías
propiciaban también el encuentro y reunión
de los vecinos. Aunque no contaban con locales propios, en casi todas las poblaciones se
conserva memoria de la existencia de cofradías masculinas cuya finalidad era la de asistir
a sus miembros en caso de muerte. Organizaban las reuniones en casa de algún cofrade,
donde una vez al año solían hacer una comida.
En Tauste es el Esclavo Mayor de la Virgen,
elegido cada año y distinguido con un pendón,
el que invita a gran número de vecinos a su
casa y acompaña todos los actos litúrgicos de
la fiesta dedicada a la patrona. Otras cofradías
también relacionadas con el culto a determinadas imágenes religiosas, preparan procesiones como las de Semana Santa.
En cuanto a asociaciones de carácter laico,
en algunos pueblos los jóvenes organizaban
peñas o pipetes, lugares de alterne durante las

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COMARCA DE CINCO VILLAS (ZARAGOZA, ARAGÓN)

en fiestas. También ofrecían pensión al maestro, al médico o al secretario. Eran viviendas
que no se diferenciaban interior ni exteriormente del resto. Hoy encontramos alojamientos en Erla, Sádaba, Tauste y Ejea de los Caballeros, que cuenta con varios hoteles y pensiones. Especial mención merece la Hospedería
de Sádaba, ubicada en una emblemática casona de la Calle Mayor maginíficamente rehabilitada. También existen albergues municipales
en Ejea de los Caballeros y en Orés, y otros
están en proyecto, como el de Biota. Hasta
ahora casi todas las iniciativas de turismo
rural en Cinco Villas se han concentrado en
poblaciones situadas al norte, fuera de nuestro
ámbito de estudio, como Sos del Rey Católico
y Uncastillo. Desde su reciente incorporción al
programa Leader Plus han comenzado a ponerse en marcha los primeros proyectos en
nuestro territorio. En Asín un corral y pajar
ha sido convertido en una pequeña casa rural
y están en marcha otras actuaciones en distintas poblaciones.
Hoy la carretera es el único modo de transporte utilizado en la zona pero hubo una
época en que viajeros y mercancías compartían también el tren. En 1915 se inauguró la
línea de tren de vía estrecha Gallur-Sádaba,
que dejó de funcionar en 1973. Quedan en pie
las estaciones de Biota y Sádaba, esta última
reutilizada como edificio de oficinas. Consideradas de segunda categoría, son construcciones de mediano tamaño, de planta rectangular
y dos alturas, de piedra sillar y provistas de
sencillos elementos decorativos en vanos y esquinas, en el caso de la de Sádaba con ladrillo,
material utilizado en el alero del tejado que, a
cuatro vertientes, se cubre con teja árabe. La
primera planta estaba dedicada a oficinas y
acogida de viajeros y la segunda a vivienda del
factor. Junto a las estaciones se levantaba otro
edificio dedicado a almacén, todavía conservado en la estación de Biota. Ejea conserva también otros edificios vinculados al ferrocarril:

Casa del Pepo en Luna, alojamiento de turismo rural
vinculado a la iniciativa Leader

un bloque de viviendas destinado a trabajadores, un depósito de aguas y dos puentes construidos en piedra sillar.
En lo referente a edificios dedicados a la enseñanza, todas las poblaciones experimentaron desde los años 30 del pasado siglo importantes mejoras de sus colegios y escuelas. En
muchas localidades las escuelas estuvieron
ubicadas en el Ayuntamiento y otras contaron
con edificios independientes de nueva planta
singulares por su tamaño o por la introducción de nuevos materiales. Algunas han quedado en desuso o han sido reutilizadas y muy
reformadas. Como ejemplo citaremos las Escuelas de Sádaba, hoy sede del Instituto de
Primaria y motivo de orgullo entre la población. Responde a un tipo de edificación propia
de finales de los años 20: grandes dimensiones, planta de dos alturas en la que sobresalen
los bloques laterales y construida en sillarejo
con sillería para realzar esquinas y ventanales.
Contaba con ocho amplias clases, más dos dedicadas a párvulos con espacios diferenciados
para niños y niñas. Parecidas características y
de la misma época son las Escuelas de Tauste,
construidas en ladrillo. En las localidades mayores había también colegios religiosos. En
Ejea además de las escuelas nacionales ejercían las de los frailes y las de las monjas. En
esta población levantaron en los años 50 el
Instituto Laboral, de gran trascendencia en la

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A R Q U I T E C T U R A T R A D I C I O N A L Y E N TO R N O C O N S T R U I D O

Escuelas de Sádaba.

educación de toda la Comarca de Cinco Villas.
Ahora hay dos institutos de Enseñanza Secundaria. En los pueblos de colonización existieron también edificios de la Sección Femenina
y del Frente de Juventudes en los que el Instituto Nacional de Canalización, en colaboración con estas organizaciones del Movimiento, llevaba a cabo actividades de formación y
propaganda dirigidas a mujeres y niños.
Los Ayuntamientos ocupan inmuebles que
sobresalen en el conjunto urbano por su tamaño. Algunos mantienen en su exterior las
características propias de la arquitectura popular pero en buena parte de las localidades
han sido remodelados y se distancian de aquella por sus formas y remates, revestimientos
en colores inusuales o grandes balconadas de
cemento. Cuarteles de la Guardia Civil, mataderos y un mercado municipal en Ejea, son
otros edificios públicos existentes aunque de
escaso valor arquitectónico.

Hornacina con santo en Farasdúes.

antaño señalaban el nombre de las calles. En
la fachada de algunas viviendas persisten hornacinas destinadas a alojar imágenes religiosas, como la situada en la Casa de las Cinco Villas de Ejea, muy vistosa. Otros ejemplos más
sencillos hay en Farasdués, Luna y Tauste;
mientras que Piedratajada conserva un peirón
o pilar con un hueco en el remate que en otro
tiempo acogía también la talla de algún santo.
Muchas de las poblaciones conservan cruces
de término que marcaban delimitaciones municipales (Marracos), el acceso a un santuario
(Asín, Luna), el centro del pueblo (Piedratajada) o los caminos que confluían en la población (Erla, Ardisa, Layana y Orés). Son piezas
algunas de gran antigüedad y de cuidada talla
en piedra aunque en ocasiones el remate ha
sido sustituido por una cruz de forja.
Obras escultóricas y monumentos sólo encontramos en algunas poblaciones, todos de
factura moderna. Entre los desaparecidos cabe
mencionar el Monumento al Alcarabán que
hubo junto a la iglesia mudéjar de Santa María

Arquitectura menor de la comunidad
urbana. Mobiliario
Pocos son los elementos de interés para reseñar en este apartado. En una sociedad rural
con escasos recursos, la inversión en mobiliario urbano ha sido mínima. Las antiguas farolas que iluminaban las calles ya han sido en su
totalidad renovadas y como recuerdo queda
sólo algún testimonio de las cerámicas que

100
COMARCA DE CINCO VILLAS (ZARAGOZA, ARAGÓN)

de Tauste. Según la leyenda, Alcarabán era el
nombre del constructor de la iglesia, quien
sobre un caballo blanco dirigía las obras desde
lo alto de la torre. Su muerte al caer desde allí
supuso el cese de las obras y la torre, planificada al parecer para duplicar su actual altura,
quedó inacabada. El monumento en su honor
fue levantado en el lugar donde al parecer
cayó y fue enterrado.

La vivienda civil
La casa por fuera
La vivienda constituía uno de los principales rasgos diferenciadores de la sociedad tradicional aunque hoy esa relación entre la categoría de la casa y la posición social se ha diluido bastante.
El edificio tomaba el nombre de la familia
que la habitaba y hacía referencia también al
resto de las tierras y propiedades del clan. Los
grandes caserones pertenecientes a la oligarquía sobresalen del resto de viviendas por el
volumen de la construcción, los materiales
utilizados y ciertos ornamentos. Las más antiguas casas señoriales pertenecientes a antiguos hijosdalgos de la villa, son edificios sobrios, distinguidos por su buena sillería y la
puerta abierta en arco de medio punto o ligeramente apuntado de grandes dovelas y, sobre
ella, a menudo un ventanal gótico. A este
ejemplo se adscriben Casa Minguillo en Asín,
Casa el Horno en Puendeluna o La Corcota en
Sádaba, entre otras.
A partir del siglo XVI la nobleza y otras clases ascendentes hacen valer su poder construyendo grandes viviendas en el medio urbano.
Se definen entonces las características del
palacio aragonés: construcción en piedra sillar de fina talla y/o ladrillo a cara vista y tres
plantas. En la baja destaca una gran puerta
abierta en arco de medio punto, amplios
vanos en la planta noble y en la última una

Cruz de Término.

Fachada de Asín.

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galería de arcos rematada por aleros de
mucho voladizo con canes ricamente labrados. Ejemplos son los palacios de Torrero y
Luna, en Luna; Casa Martínaz y Casa Simón
en Asín; Casa Cortés y Casa el Conde en Sádaba; Casa del Carlista y Casa de la Benjamina
en Ejea de los Caballeros o la Casa de la Cámara en Tauste. Sin duda, el elemento más
carcaterístico y donde se concentra buena
parte del valor estético de estos edifios es en
la galería de arcos que coronan el edificio
junto con los aleros. El nº 20 de la Calle
Ramón y Cajal en Ejea de los Caballeros ofrece una destacada muestra, con galería de
arcos de medio punto doblados animados por
decoración.
En otros edificios la galería presenta rasgos
góticos, como en el citado Palacio de los
Luna, que exhibe también una solana sustentada por galería de columnas dóricas.

Casa solariega en Luna.

Casa señorial en Ejea de los Caballeros.

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COMARCA DE CINCO VILLAS (ZARAGOZA, ARAGÓN)

viendas austeras que priorizan la funcionalidad. Exhiben amplias fachadas de tres plantas
construidas en sillería o ladrillo, según el
lugar. La central presenta balcones con antepecho o barandilla de forja, a menudo abiertos
sobre antiguas ventanas. Por lo general presentan repisa de piedra de un solo bloque, sujeta según el tamaño por ménsulas, aunque
existen versiones más sencillas con repisa de
baldosas y tirantes de hierro. Las puertas se
abren en arcos de medio punto y pueden incluir elementos decorativos. Entre el repertorio ornamental más frecuente en dovelas y dinteles hemos encontrado flores de seis pétalos o
esvásticas inscritas en círculos, figuras relacionadas con símbolos solares de protección. Algunas de estas tallas son de finales del XVIII,
siglo al que corresponden bastantes fechas labradas en la clave del arco de las puertas.
Muchas de estas viviendas están remodeladas y presentan la fachada de piedra o ladrillo
enfoscada y con elementos ornamentales al
gusto de los años 20-40 del siglo pasado, como
los balcones y ventanas resaltadas por molduras. Las carpinterías también fueron sustituidas en esa época por puertas de cuarterones.
Incluyen en este caso llamadores industriales
de diferentes aleaciones.
Las casas habitadas por pequeños propietarios y jornaleros difieren del grupo anterior
sobre todo por el tamaño, mucho menor.

Palacio de los vizcondes de Biota.

Fuera de este esquema está el magnífico
Palacio de los Vizcondes de Biota, ejemplar
barroco adosado a la antigua torre del castillo
que destaca entre otros elementos por sus
balcones de forja, algunos con repisas de piedra en forma de venera, distintivo que veremos también en otras casonas coetáneas de
Ejea, Farasdués y Valpalmas. Además de los
blasones, podemos encontrar algún otro elemento decorativo ensalzando la portada de
estas casonas, como Casa Berdún en Sádaba o
Casa el Majo en Las Pedrosas (con una letra
tallada en cada dovela formando la palabra
Ave María), o la misma puerta, incluyendo
llamadores o clavos de forja, aunque no existen ejemplos demasiado ricos al respecto.
Este tipo de viviendas, algunas hoy en manos
públicas, cuentan con doble acceso coincidiendo la entrada principal con la fachada y
calle principales y la posterior con callejones
secundarios por donde se accedía al corral y
graneros, en algunos casos espacios añadidos
a la propia vivienda.
Diferenciadas de estas viviendas de tipo palacial son las pertenecientes al resto de clases
sociales, a las que con mayor propiedad podemos considerar como arquitectura popular.
Aunque todas ellas comparten rasgos, el nivel
de renta de sus propietarios marca algunas diferencias. En ocasiones tratan de imitar a las
casas de origen nobiliario incluyendo algún
elemento ornamental, pero en general son vi-

Puerta, Sádaba.

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Cuevas de Tauste.

Las vivendas de comerciantes y gentes de
economía mixta apenas cuentan en el exterior
con elementos diferenciadores, a excepción de
dos puertas en la planta baja, una de las cuales
da acceso al comercio o al taller de artesanía.
En poblaciones como Ejea y Tauste los grandes comerciantes y empresarios trataron de
emular a la oligarquía en sus viviendas, aunque en general ocuparon edificios de época y
estilos más recientes. La Moderna de Tauste es
uno de los pocos comercios que conservan todavía el encanto de antaño ya que la mayor
parte han cerrado sus puertas o han sido remodelados y sólo viejos rótulos delatan su
existencia pasada.
Desde finales del siglo XIX y, sobre todo, los
años 20 y 30 del pasado siglo, el paisaje urbano de poblaciones en auge es alterado por un
nuevo tipo de viviendas pertenecientes a propietarios o gentes de economías mixtas. Aunque mantienen rasgos de la arquitectura popular, como el uso de los materiales autóctonos en ocasiones ocultos por el cemento, se
distancian de aquella por la combinación de
otros materiales como la cerámica y el ladrillo
para realzar elementos estructurales con fines
ornamentales. Son edificios de mayor porte,
de tres y cuatro plantas. Los vanos, más grandes, son balcones en la primera y segunda
planta, a menudo ya de hierro colado y resaltados por medio de molduras de yeso. En general, se recurre a aleros de ladrillo con muy

Vivienda en Malpica de Arba.

Son construcciones de mampostería que
puede combinarse en los pisos superiores o
muros de medianería con el adobe, material
predominante en este tipo de viviendas de Ejea
y Tauste. Cuentan con dos o tres plantas aunque las hay que no pasan de una. Tienen escasos y pequeños vanos, incluidas las puertas, que
son aquitrabadas con un madero como dintel o
con dintel de piedra de un solo bloque sujeto
con ménsulas, caso este último del que encontramos magníficos ejemplos en Ardisa. En distintas poblaciones se construyeron a partir de
los años 20 del siglo pasado viviendas destinadas a obreros y jornaleros, edificaciones sencillas emparentadas en general con los cánones
populares y conocidas como las Casas Baratas.
En Tauste gentes de pocos recursos económicos ocuparon cuevas excavadas en la roca. Estas
viviendas trogloditas, hoy todavía en uso, tienen su fachada revocada con cemento o yeso y
encalada, con una o varias ventanas. Al exterior
se acusa la chimenea y en ocasiones pequeños
tejados para proteger la fachada del agua.

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COMARCA DE CINCO VILLAS (ZARAGOZA, ARAGÓN)

poco voladizo o de cemento con canes hechos
a molde. Las puertas son adinteladas o se
abren en arco rebajado y carpanel, con sillares
almohadillados que sobresalen del plano de la
fachada. Algunos edificios incorporan miradores, ocupando la parte central de la primera
planta o recorriendo en altura dos de las plantas. Suelen ser de cemento y, singularmente,
de madera, como el de la Plaza España de Ejea
de los Caballeros, de rica decoración.
Muchas de las poblaciones cuentan en su
término municipal con fincas rústicas que
agrupan amplias extensiones de tierra pertenecientes a grandes propietarios, tierras de señorío a menudo vinculadas a despoblados de
origen medieval. Algunos edificios que servían
de vivienda a estos propietarios, en el pasado
miembros de la oligarquía local, son torreones
medievales de gran interés histórico y artístico. Son los casos de la Ballesta o Bellestar en
Ardisa, Sora en Castejón de Valdejasa, Torre de
Siera en Orés, La Gabardilla en Tauste o el de
Paúles en Erla, luego reconstruido. Otras fincas conservan restos de iglesias románicas,
como Cambrón en Sádaba y Añesa en Ejea, la
primera, en origen un monasterio cisterciense, y la segunda, propiedad de la Orden del
Temple. Adosadas al edificio principal, o separadas de él, se disponen otras construcciones
de uso agropecuario además de las viviendas
del guardia de la finca y de los obreros, que
responden al modelo tradicional de este tipo
de edificios en el medio urbano. Las fincas
cuentan también con pozo, horno, e incluso
tejar y molino las mayores.
Otras pequeñas construcciones diseminadas por parcelas y campos son las casetas o cabañas que servían temporalmente de refugio a
los pastores y agricultores junto con sus animales. Son edificios de una planta construida
en mampostería irregular, cubierta a una vertiente y con algún pequeño vano o muchas
veces sin ellos. Los corrales o parideras ubicadas en el campo incluyen también este edificio

Vivienda de gente de economía mixta en Ejea de los
Caballeros.

La finca de Torre de Siera en Orés.

anexo al resto de dependencias. Puede diferenciarse la cabaña o caseta del pastor de la de los
agricultores, ésta muchas veces de dos plantas, la superior dedicada a vivienda y pajar, y la
inferior a cuadras. La caseta del pastor, más
pequeña, está situada junto a la tiña o cubierto donde se resguardaba el ganado. Muchas de
estas edificaciones han caído en el olvido, han
sido reformadas con materiales poco acordes
como la uralita y el cemento o han sido sustituidas por naves de hormigón.
Afortunadamente, en la rehabilitación de viviendas cada vez impera una mayor sensibilidad por la recuperación de lo tradicional, promovida desde algunos Ayuntamientos 3 que
premian las obras mejor realizadas. Durante
décadas, las reformas exteriores han afectado
sobre todo a la ampliación y apertura de nuevos vanos, habilitados para cocheras, y al revestimiento de las fachadas con cemento, a veces

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una sola pieza. Muy pocas veces se recurre ya
al arco de medio punto en las portadas, para
cuya protección se habilita en ocasiones un
pequeño porche, y las carpinterías, igual que
en los aleros, son muy vistosas, algo poco
común en la arquitectura tradicional.
A diferencia de lo que sucede en las construcciones del campo, la orientación de las viviendas en las poblaciones está condicionada
por el trazado urbano. Si tienen más de una
fachada, siempre se destaca la que corresponde a la calle principal, donde se sitúa la entrada. Las mejor valoradas, que no siempre corresponden a las de mayor rango socioeconómico, son las de orientación sur o este, todavía
más si tienen varias fachadas exentas y aprovechan el sol durante todo el día.
Sencillez y economía son las características
que definen la arquitectura popular. Piedra,
barro y madera son los materiales que ofrece
el entorno y son los que encontramos, con un
uso diferenciado según el lugar. En general, la
arquitectura popular de Cinco Villas presenta
gran homogeneidad y, a excepción de Ejea de
los Caballeros y Tauste, tiene como material
protagonista a la piedra arenisca, sustituida
por piedra caliza en Castejón de Valdejasa y
Sierra de Luna, si bien en ésta última población existen canteras de los dos tipos. Dependiendo de la economía familiar, las fachadas se
realizaban completamente en sillería, en sillarejo o en mampostería, reservándose en el último caso bloques mayores y mejor trabajados
para las esquinas y vanos. En algunos casos la
aparición de distintos aparejos indica añadidos
posteriores. Donde la piedra predomina, el
adobe se ha utilizado poco, generalmente en
los pisos superiores de algunas viviendas y en
los medianiles. Su uso ha sido más habitual en
edificios agropecuarios dentro del casco urbano, sin revoque y siempre con un primer piso
de piedra. También se utilizó adobe reforzado
con tablas de madera en los pasos cubiertos
que hay en las calles de Orés. Su empleo deno-

Vivienda rehabilitada en Biota.

con un zócalo de distinto tono o un encalado
completo. Las características puertas de medio
punto han sido reducidas o transformadas, y ya
pocos ejemplos quedan en Las Pedrosas o Sierra de Luna. Otras veces se ocultan con persianas de plástico o carpinterías metálicas que
sustituyen a la original de madera. Hoy sin embargo, lo habitual es sacar la piedra a la vista (al
menos en esquinazos, dinteles y jambas de
puertas y ventanas) o el ladrillo en su caso, y
recuperar toda la carpintería en madera.
En lo referente a edificios de nueva planta,
en poblaciones grandes como Ejea o Tauste, la
mayoría de las veces se ha edificado de espaldas a los usos tradicionales si bien existen hoy
proyectos que buscan recuperar la imagen de
la arquitectura tradicional, aunque se trate de
pisos. En localidades pequeñas donde apenas
existe nueva construcción, se ha mantenido
cierta uniformidad: materiales, altura,
vanos… No obstante, las nuevas construcciones inspiradas en la arquitectura tradicional
en piedra han dado origen a un estilo característico. En realidad son viviendas realizadas en
ladrillo con un fino revestimiento de piedra en
la fachada, cortada y tallada casi siempre a máquina y de forma muy regular. Ofrecen una
distribución simétrica y homogénea de los
vanos abiertos en arcos adintelados con dovelas de igual tamaño en lugar de dinteles de

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COMARCA DE CINCO VILLAS (ZARAGOZA, ARAGÓN)

ta una mayor pobreza en la construcción aunque, como indican los albañiles que lo han
usado, es un material duradero y muy aislante
si se protege bien. El tapial es más bien excepcional y se utilizó en las plantas superiores de
algunas viviendas antes de que el uso del
adobe se generalizara.
En Ejea y Tauste sin embargo, la mayor
parte de las viviendas de las clases medias y
bajas se hicieron con adobe y tapial, materiales ocultos por el revoque o jarreado de yeso.
Las adobas las fabricaban con marcos de madera los propios vecinos y para la elaboración
del tapial se utilizaban encofrados que llenaban de tierra con paja húmeda y apisonaban.
En los pueblos donde abundaba, el yeso se
cocía o majaba en hornos, se cubría durante
varios días y luego se trillaba en La Era del
Yeso, que conserva este nombre en Castejón
de Valdejasa. Otro material característico en
Ejea y Tauste es el ladrillo, generalmente sin
enlucir y agramilado en las casonas. La piedra
se utiliza en Ejea como base de muchos edificios de adobe e incluso como material principal en destacadas construcciones, pero su presencia es excepcional en Tauste, donde sólo
aparece en algunos esquinazos de edificaciones de cierta envergadura. Esta población presenta un tipo de arquitectura más propia de la
Ribera del Ebro y para la base del edificio se
recurre a la piedra hecha en hornos de yeso a
partir de piedra caliza o a la piedra de sarda,
que tenían fama de trabajar muy bien los albañiles de Castejón.
En general, el aspecto de las viviendas es el
de un bloque en forma rectangular, más bien
horizontal, de tres plantas, aunque abundan
las de dos plantas y hay algunas que llegan a
cuatro, la última en muchos casos añadida.
Sucede en ocasiones que los pisos no se corresponden con plantas en el interior, donde
ciertas distribuciones escalonadas hacen
ganar niveles. Aunque menos habituales, también existen pequeñas viviendas de una sola

En Orés abundan los pasos cubiertos sobre las calles.

planta, las llamadas parcelas o de entre usted.
Estemos ante una arquitectura en piedra,
adobe o ladrillo lo habitual es que destaque el
macizo sobre el vano4. En las viviendas más
antiguas y menos remodeladas se observan,
según la anchura de la fachada, uno o dos
vanos de reducido tamaño por piso. Como embocadura presentan tres grandes sillares rectangulares correspondientes al dintel y las
jambas. En la parte inferior suele haber un
prominente alféizar, achaflanado o moldurado, sujeto por dos o tres grandes sillares. Otras
veces aparecen sencillos dinteles de madera y
en algunas poblaciones se utiliza el ladrillo,
incluso para el alféizar. Salvo en la arquitectura de tipo palacial y la de época más reciente,
no hay una disposición simétrica en la ubicación de los vanos. Esta responde más a la propia distribución interior, a la vez que se favorece la ventilación de la casa, incluyendo
vanos orientados tanto al norte como al sur.
También es bastante habitual la existencia de
una ventana centrada sobre la puerta.

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Alzado y plantas de una vivienda de Rivas.

Normalmente los albañiles eran quienes diseñaban la distribución de las estancias. Trabajaban de sol a sol y se les pagaba con dinero
que muchas veces se ampraba o pedía prestado. Los propietarios de la casa colaboraban en
el trabajo y, en ocasiones, levantaban edificios
de menor envergadura como pequeñas casetas
en el monte. Sin embargo, no había mucho dinero para hacer casas de nueva planta y los
hijos al emanciparse ocupaban la vivienda familiar, compraban otra casa o, cuando no llegaba, algún cuarto. En estas ocasiones eran
frecuentes las reformas consistentes en levantar un piso más o modificar parte de la distribución interior. En las poblaciones donde aumentó considerablemente la población se edificaron nuevas casas, algunas de tipo promo-

cional, y el que podía permitírselo o tenía necesidad abandonaba la casa antigua.
Por lo general, la cimentación era reducida
(entre 60 centímetros y un metro) o nula si se
contaba con la proximidad de una base rocosa.
El cimiento se formaba con relleno seco de
piedra cubierta con zaborra y barro. Los suelos varían según las estancias y posibilidades.
En los mejores patios son de losas de piedra,
sustituida en los más humildes por buro o tierra, base también de cuadras y corrales. En los
pisos superiores se utilizaba el yeso como solución más básica y las baldosas de ladrillo
macizo, sustituidas luego por baldosas más
pequeñas y finas (traídas de la población zaragozana de Ariza, según dicen en varios lugares) que alternaban los colores rojo y amarillo.

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COMARCA DE CINCO VILLAS (ZARAGOZA, ARAGÓN)

Patio de vivienda en Biota.

Corral de piedra tosca en el Saso de Biota.

Posteriormente aparecieron en casas pudientes los mosaicos, baldosas de motivos geométricos o florales de gran brillo y colorido, diferentes en cada habitación, que luego tuvieron
una difusión generalizada. La tarima es excepcional. Las escaleras se cubrían con todos
estos tipos de pavimentos y un listón de madera en el borde, aunque el primer tramo suele
ser de piedra y el último de acceso a la tercera
planta en las casas más humildes, de sencillas
tablas de madera.
Los edificios se sostienen en uno o varios
pilares de piedra o ladrillo que recorren en altura todo el edificio y sobre los que descansa la
estructura del tejado. En algunas casas, en
lugar de pilares levantaron muros de carga.
Por otro lado, las viviendas comparten medianil apoyándose unas en otras. Si el terreno lo
permitía, caso de Orés, se aprovechaba la roca
sobre la que se asentaba el edificio como pared
trasera del mismo. Cuando las paredes maestras son de piedra tienen unos 50-70 cm. de
grosor, pudiendo alcanzar y sobrepasar incluso el metro. Están constituidas por dos hiladas
horizontales de sillares o mampuestos, con relleno de zaborra o ripio y barro, que en algún
pueblo recuerdan cómo era masado con los
pies. Cada dos o tres hiladas colocaban una
travesera o pasadera que cruzaba toda la pared
y a veces sobresalía de ésta. El aparejo habitual
es la mampostería concertada y bien aparejada
formando hiladas regulares. En construccio-

nes más humildes, de aparejo más irregular,
utilizaban ripios o pequeñas piedras de calce, e
incluso trozos de teja, para igualar las hiladas.
Para la unión de los mampuestos o sillares se
empleaba el barro, en ocasiones con paja, posteriormente sustituido por el mortero de cal y
arena, y más recientemente por el cemento. El
rejunteo de los mampuestos permitía luego
dar forma regular al conjunto, algo muy de
moda en edificios de los años 20 y 30 del pasado siglo. En algunas casetas y construcciones
del campo se utilizó la piedra seca, y en ciertos
corrales del Saso (zona llana entre Sádaba y
Ejea) piedra tosca de color rojizo, aparejada
en forma de espina u opus spicatum, con un
resultado de gran valor plástico.
Los tabiques del patio, graneros, cuadras y
corrales de la planta baja son de piedra, aunque en algún caso los hemos visto de adobe.
En las plantas superiores son de adobe y de ladrillo macizo dispuestos de canto y de cañizos
cubiertos de tierra con cuartizos de madera en
las casas más humildes, en todos los casos lavados con yeso. El lavado de las paredes podía
hacerse en dos capas, una primera con yeso y
tierra, y otra más fina sólo con yeso. Los ladrillos o tochos, de distintos tamaños y grosores,
los hacían en la tejería del pueblo.
El tejado suele ser a dos aguas o de doble
vertiente sin excesiva inclinación, aunque los
hay de tres y cuatro vertientes y en edificios de
poca superficie se limita a una. La estructura

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Las techumbres interiores se sustentan
también con un travesaño y maderos que descansan en él. Los maderos o rollizos son de
chopo, álamo o pino, de mayor grosor y más
rectos en casas de alto nivel económico,
donde a menudo aparecen seccionados y labrados. Sobre ellos hay un entramado de cañizos con barro, que podía ser también de tablas
o ramas de sabina y enebro. Las techumbres
quedan así a la vista en graneros o cuadras y
sobre todo en los edificios de uso agropecuario como corrales, casetas y pajares. En las estancias más habitadas de la casa el cañizo se
lavaba con yeso, adoptando muchas veces
forma curvada. Este espacio entre maderos es
conocido en algunos lugares como las vueltas
del techo. Con posterioridad los maderos se
ocultaron con cielo raso de cañizo forrado de
yeso.
El revestimiento de las fachadas ha ido
cambiando con el tiempo adaptándose a las
modas. El uso del encalado, generalizado por
cuestiones higiénicas, varía dependiendo del
tipo de arquitectura. En los edificios de piedra
se limitaba al entorno de puertas y ventanas,
donde los sillares lisos lo permitían. Posteriormente, el encalado se hizo extensivo a toda la
fachada, previamente enfoscada o revocada
con arena y cal, después cemento, o al menos
se encalaba el último piso si no estaba construido en piedra. En general las fachadas de ladrillo eran a cara vista, mientras que las de tapial o adobe se revocaban con arena y cal o con
yeso, aunque en casas sin medios se dejaba a la
vista. De forma más reciente se ha recurrido al
cemento Portland, con acabado liso o rugoso,
combinando en ocasiones un zócalo de cemento con el resto de la pared encalada. En algunas poblaciones –Tauste y Castejón– las
ventanas y parte de las fachadas de algunas
casas están delimitadas por bandas de color
azul y de forma ocasional aparece el azulejo.
Aunque el blanco sigue siendo el color preferente, muchas fachadas lucen tonos ocres,

Falsa o granero.

del tejado está formada por una viga central
conocida como travesaño o cabezal, que apoya
en los pilares o muros de carga y sobre la que
recaen las vigas o maderos paralelos a las vertientes del tejado. Sobre los maderos se colocaba un entramado de cañizos y una capa de
barro de unos 8 cm. de grosor para asentar las
tejas, dispuestas primero boca arriba y después al contrario. En edificios de uso agropecuario como cabañas y corrales aparecen sujetas con piedras. Las tejas son muy pesadas y de
color ocre, diferentes de las utilizadas ahora
en calidad y tonos. En la mayor parte de los
núcleos había un tejar donde trabajaba y vivía
una familia que en las poblaciones más pequeñas residía sólo de forma temporal. Las chimeneas que culminan los tejados han sido en
buena parte reformadas. Antes eran de ladrillo, adobe o cañizos revocados, de forma rectangular y no mucha altura, a menudo con
cierre triangular por medio de dos ladrillos
unidos, o con un chapitel o plancha de hierro
horizontal. Los tejados desaguaban en las
casas vecinas hasta el corral o la calle y unas
pocas contaban con canaleras o gárgolas, algunas de figuración animal. Hoy se está generalizando el uso de canaleras que recorren
verticalmente toda la fachada.

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COMARCA DE CINCO VILLAS (ZARAGOZA, ARAGÓN)

Ventana encalada.

Cerradura de forja.

amarillos o salmones y a veces combinan colores y distintos materiales para distinguir plantas, esquinas o vanos.
Los aleros o rafes en su mayoría son de madera, con canes algo moldurados, pero no especialmente llamativos, a excepción, como ya
hemos citado, de las casas palaciegas y señoriales, donde en ocasiones los canes de las esquinas eran sustituidos por figuras animales
como águilas. Los aleros de ladrillo en hileras
superpuestas y formando frisos en esquinillas
o dientes de sierra son habituales en toda la
comarca, aunque introducidos tardíamente
en algunas poblaciones. Derivan de la arquitectura mudéjar, de la que son magníficos
ejemplos las iglesias de Tauste y Castejón de
Valdejasa. En estas dos poblaciones y en Ejea
encontramos también aleros de mediacaña o
de revoltón realizados en yeso y vinculados a
la arquitectura barroca. En las construcciones humildes el voladizo disminuye y se recurre en ocasiones a una simple línea de tejas
invertidas.

Las puertas que conservan la carpintería
original están realizadas con tablas clavadas
sobre un armazón de maderas más gruesas.
Abunda un tipo de puerta con otra más pequeña en su interior utilizada para el tránsito de
personas, a menudo dividida a su vez en dos
hojas en sentido horizontal, quedando habitualmente la superior abierta. Hay también
puertas de dos hojas, una de ellas partida.
Desde el interior las puertas se cierran por
medio de aldabas. Los ornamentos de forja se
reducen a clavos dispuestos en líneas y algún
sencillo llamador con forma de reptil o de falo,
hoy en buena parte desaparecidos. Abundan
más los de hierro colado que muestran una
mano con una bola, sustituidos en las casonas
por aros con cabezas de león. En casas de distinta posición económica hay junto a los portales argollas de hierro, herraduras o un agujero tallado en la esquina de un sillar para atar
las caballerías. Muchas viviendas protegen del
agua la parte inferior de sus puertas con un tablero de madera o de chapa, práctica que ya

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La casa por dentro

era habitual en el pasado como hemos visto en
Asín, donde flanquean algunas puertas dos pilotes de piedra que servían para encajar los tableros.
Las casas más humildes, abandonadas o
apenas remodeladas, tienen el interés de mostrar la carpintería original, sencilla y sin ningún tipo de ornato. Todavía se conserva alguna cerradura antigua de madera y sus llaves,
sustituidas luego por las de hierro forjado. Las
ventanas, de una o dos hojas, incluyen a menudo postigos o pequeñas puertas. También
existen ventanas extraíbles, de una pieza, que
se sujeta al marco incrustado en la pared con
aldabas de madera. No encontramos contraventanas y, en ocasiones, tampoco cristales.
En el interior de las viviendas las paredes y
techos, incluidos maderos, se blanquiaban, a
excepción en algunos pueblos de las cuadras y
graneros. La cal la mataban ellos mismos en
casa, compraban ruejos de yeso ya cocidos y
los disolvían en agua, añadiendo después un
poco de añil o azulete para potenciar el blanco. También había hornos de cal donde cocían
ruejos de las riberas. Por lo general se encalaba en verano cada dos o tres años y a la vez se
daban dos chapotazos a las ventanas, aunque
la cocina, que se ponía muy negra del humo,
se llegaba a encalar hasta dos veces al año. En
Luna y Las Pedrosas recuerdan haber pintado
con tierra batán, arcilla de color amarillo, utilizada en este último pueblo también como
medicina, por ejemplo para curar quemaduras. Las casas con un nivel económico destacado pintaban algunas estancias como comedores y salas, donde ocasionalmente aparecen
frisos de yeso con motivos clásicos. Hoy hay
tendencia a descubrir las paredes de piedra en
las estancias de la planta baja y se suelen sacar
a la vista los maderos para dejarlos en su color
natural o barnizados. También, cada vez tienden a valorarse más los antiguos pavimentos y
en las rehabilitaciones se buscan cerámicas
que los imitan.

La casa ha sido escenario del ciclo vital familiar durante generaciones. Hoy todas las madres de la comarca dan a luz en Zaragoza, pero
hasta hace unas décadas el parto, asistido por la
comadrona, tenía lugar en la alcoba o habitación del matrimonio. Era habitual que la familia y algunas vecinas acudieran a visitar a la
parturienta. Los niños dormían en sencillas
cunas de madera, aunque las había también de
hierro y mimbre pero sólo en algunas casas tenían andadores y silletas altas de madera.
Los bautizos se celebraban antes de pasadas
48 horas del nacimiento y a la iglesia acudían
los padrinos con el niño. A la salida se tiraban
peladillas y en casa se tomaba un chocolate.
Este dulce también se degustaba con motivo
de la comunión y, ocasionalmente, en los
cumpleaños, fiesta apenas celebrada, aunque
en Luna recuerdan que les hacían una torta
con forma de muñeca a las niñas y de gallo a
los niños. Aunque estos jugaban sobre todo en
la calle, también lo hacían en la cuadra o el corral y en invierno en la cocina, junto a la lumbre, lugar reservado no obstante a los mayores: Sí los viejos, ¡anda, quítales el rincón!
De jóvenes los quintos solían recorrer las
casas pidiendo tortas o comida con las que
luego celebraban el quinteo. Además de rondar a las mozas por las calles, en muchas localidades les hacían enramadas en las ventanas
con hojas de chopo, que por despecho hacia la
chica, se sustituían en ocasiones por un trozo
de carnuz en la puerta. Los novios festejaban
normalmente en la calle, casi a escondidas,
después más cerca de la casa de la novia o en
el patio debajo la escalera. A la cocina se accedía tras la petición formal del novio a los padres para casarse con la hija, a no ser que por
cuestiones sociales o de índole política éstos
se opusieran a la boda. Mientras cortejaban estaban presentes los padres y abuelos aunque
en algunas casas los novios ocupaban el come-

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COMARCA DE CINCO VILLAS (ZARAGOZA, ARAGÓN)

dor y les dejaban a solas. La mujer aprovechaba este tiempo para bordar el ajuar o plega y el
momento de mayor intimidad era el de la despedida en el patio.
Tras varios años de noviazgo y llegado el día
de la boda, el novio, con sus familiares, iba a
buscar a la novia a su casa para ir a la iglesia,
costumbre que en algunos pueblos todavía
perdura. El cortejo estaba precedido por dos
niños que portaban sendas tartas, una para el
sacerdote y otra para el sacristán. Después de
la ceremonia la boda se festejaba en casa, en la
cocina, el comedor o la sala más grande que
hubiera, con un desayuno o comida y solían
acudir parientes que vivían fuera. En ocasiones la fiesta se prolongaba varios días aunque
los novios ya se habían marchado de viaje. Así,
en Luna o en Las Pedrosas se casaban casi de
madrugada para coger el autobús a la salida de
la iglesia. Desde mediados de los años 50 empezó a ser habitual casarse en Zaragoza, el
convite entonces se hacía en un restaurante
de la ciudad y en los pueblos comenzó a utilizarse para este fin el Casino. Cuando uno o los
dos contrayentes eran viudos, la boda iba precedida de sonados esquilazos.
Un fallecimiento era, y sigue siendo, el momento en que la casa abre sus puertas y recibe
a toda la comunidad, ocasión en la que las familias más solventes podían hacer ostentación
de sus espacios y enseres. En algunas de estas
casonas el duelo culminaba con un convite.
En general, al difunto no lo lavaban, pero lo
vestían con su mejor traje y lo dejaban en la
cama, retirado el colchón, hasta poco antes
del funeral. En otros pueblos lo colocaban en
el suelo junto a la cama sobre una sábana. En
toda esta preparación estaban muy presentes
los vecinos, que sólo recuerdan haber amortajado a algún familiar. Se solía rezar el Rosario
en la cocina o en el comedor, donde tenía
lugar el velatorio. En otros casos esto se hacía
en la habitación, junto al difunto, al que se velaba durante toda la noche, obligación de mu-

Comedor.

chos varones pertenecientes a ciertas cofradías. A la casa acudían los vecinos a dar el pésame a la familia y acompañar el difunto a la
iglesia. Las mujeres se situaban en la cocina o
comedor y los hombres en el patio, junto al féretro, colocado sobre una mesa con una tela
blanca, dos candelabros y algún reclinatorio.
Era habitual adecentar el patio colocando sábanas en las paredes.
Diferentes son los ritos relacionados con la
protección de la casa, generalmente vinculados a festividades religiosas. En Pascua se tomaba agua bendita de la iglesia y con ella se
bendecían las distintas estancias, incluidos corral y cuadra. En Biota recuerdan que el rito
iba acompañado de la siguiente oración:
Como Jesús y María entraron en Belén, en
nuestras casas y campos salga el mal y entre
el bien, aunque con anterioridad se repitió la
fórmula entre Dios y salga el diablo. En otras
localidades el sacerdote se desplazaba a bendecir las viviendas y recibía a cambio huevos.
Función protectora tenía el ramo de olivo
bendecido el domingo de Ramos que se colgaba en algún balcón o ventana, tradición que
todavía se mantiene y vincula a la salvaguarda
de las tormentas, llevándose también al
campo y a sus corrales. En Orés, con idéntico
fin, se colocaba el día de San Juan una mata de
malva en el balcón, y en la cuadra, un arllozo
o cardo. El desastre que podía acarrear una
tormenta, por la pérdida de la cosecha, explica

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Flor en una vivienda de Orés.

Cocina.

la existencia de numerosos ritos dedicados a
espantarlas. El día de Jueves Santo se cogían
12 piedricas y se guardaban en la casa para sacarlas a la ventana en caso de tormenta. También se guardaba y encendía la velita bendecida el día de la Candelaria apelando a Santa
Bárbara bendita que en el cielo estás escrita
con papel y agua bendita, en el árbol de la
Cruz. Padre Nuestro. Amén. Jesús.
Otra tradición que recuerdan es la de sanjuanarse o lavarse en el río la noche de San
Juan para prevenir o curar enfermedades,
agua que en algunos casos se llevaba a casa y
se dejaba a remojo una noche para luego lavarse la cara. En la noche de Ánimas era habitual colocar en un recipiente lámparas de
aceite, tantas como familiares difuntos hubiera, y en alguna localidad recuerdan que a partir de las doce de la noche hombres mayores
iban llamando a las puertas de las casas pidiendo un padrenuestro y un avemaría por
las almas del purgatorio, a la vez que tocaban
a muerto las campanas de la iglesia ¡Daba
miedo aquello! porque entonces no había luz
y colocaban en las ventanas linternas de vela
y calabazas iluminadas.
La cocina era el lugar más habitado de la
casa y donde las mujeres realizaban la mayor
parte de las labores domésticas. Además se
ocupaban de cuidar los animales del corral,
donde los sacrificaban y pelaban, cuando no lo
hacían en el patio. El resto de la familia tam-

bién hacía la vida en la cocina, pues era el
único lugar caliente de la casa. Sólo en casos
excepcionales se utilizaba el comedor. Junto al
fuego hilaban, remendaban, hacían calceta o
peduques, desplazándose al patio en verano.
Una idea de cuáles eran las dependencias de la
casa donde se pasaba más tiempo nos la ofrece
el número de bombillas que había. Según nos
cuentan, en muchos casos se limitaba a dos,
una en la cocina y otra en la cuadra. Para desplazarse a las habitaciones se utilizaban velas
o candiles. Hoy en la mayoría de los pueblos,
al menos la gente mayor, sigue haciendo la
vida en la cocina.
El aseo diario se realizaba generalmente en
los lavabos de las habitaciones o en algún granero utilizando un cuenco o balde, espacio conocido en algunos sitios como el cuarto de los
peines o de peinar. A los niños se les lavaba
con alguna palangana en la fregadera.
Para entrar o salir de la casa no ha existido
nunca ningún ritual ni saludo especial. Se llamaba por el nombre de la señora de la casa
(sólo en algunos casos se anteponía el doña) y
se subía hasta la cocina, pues la puerta de la
calle siempre estaba abierta. Había personas
que cada día al salir de casa por primera vez se
santiguaban y los pobres, que en ocasiones
iban pidiendo por las casas, utilizaban la fórmula: ¡Ave María Purísima! a lo que se les
contestaba ¡Sin Pecado Concebida! Este saludo era habitual también al dejar en otra casa la

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COMARCA DE CINCO VILLAS (ZARAGOZA, ARAGÓN)

conocida como el cuarto de la criada, y de los
muleros, que se ocupaban de vigilar las caballerías por la noche y dormían en la misma
cuadra, en camastros de paja o en la pajera.
Muchos hombres cuentan que hasta el día de
la boda no durmieron en cama. En algunas
casas existen ventanucos en la cocina o la habitación, desde donde vigilaban la cuadra o el
patio para ver quién llegaba. Otras, como Casa
Nocito de Marracos, cuentan incluso con rejería en la escalera, que se cerraba por las noches como medida de protección.
Los criaus almorzaban, comían y cenaban
(a veces diferente comida) en la cocina. Si era
casa importante, en mesa aparte o antes que
los amos, quienes no siempre usaban el comedor. Si había muchos trabajadores éstos comían en el patio o había incluso una cocina
habilitada sólo para ellos y en ciertas casas
muy pudientes se distinguió una zona o estancias de la vivienda destinadas al servicio o a la
familia del guardia o guardeses, esto último
más propio en las fincas situadas en el campo.
Muchos propietarios lo eran también de grandes rebaños y tenían pastores a su servicio que
dormían en los corrales, aunque si estaban casados solían acudir a sus casas del pueblo.
Un importante espacio de la casa era el dedicado a los animales, principalmente mulas y
burros, imprescindibles en los trabajos agrícolas. El número de pares de caballerías indicaba
la riqueza de la casa, algo que se evidencia en
el tamaño de la cuadra o de los graneros, y no
tanto en el número de habitaciones. A la cuadra se accedía desde el patio. En una de las paredes se situaba el pesebre y la pajera, un rincón limitado con una pared de obra o de madera para guardar la paja. Las pesebreras solían
ser de piedra, con remate de madera a veces
revocada con mortero de cal y arena. También
había un espacio para colgar los yugos, bastes,
collerones, mangas y correas de las caballerías. En casas pudientes se reservaba un lugar
de la cuadra, o había otra, para la yegua o para

capilla con la imagen de algún santo, que iba
rotando por el vecindario.
En todos los pueblos recuerdan los fuertes
lazos de vecindad que ahora lamentan se han
perdido. Se ayudaban en todo lo que podían y
cualquier evento, por pequeño que fuera, se
compartía. También era muy habitual visitar a
los familiares, sobre todo si estaban enfermos.
Algunos de ellos se reunían a rezar a diario el
Rosario alrededor de la lumbre y en algunas
casas fuertes lo rezaban con todos los trabajadores. Las visitas eran atendidas en la cocina y
sólo las casas pudientes atendían en la sala
principal. En estas casas había siempre una
habitación reservada para los invitados, aunque otras más humildes, si tenían espacio,
también contaban con un cuarto parau. En
todo caso, para los huéspedes se ponían las
mejores ropas de cama y si era necesario los
de la casa dormían en el suelo.
En las casas se juntaban las mujeres a coser,
a jugar a las cartas y a la lotería, mientras que
de jóvenes los hombres organizaban ocasionalmente meriendas. La matacía o matanza
del cerdo era también un motivo de reunión
de vecinos y familiares. Las casas pudientes invitaban a cenar a la plana mayor del pueblo:
cura, veterinario, médico, practicante y guardia civil, y llevaban el presente a otras casas:
alguna morcilla o alguna bola y un poco de
chinchorra. En Puendeluna cuentan que los
más necesitados iban a por el caldo con un
pucherico y se les echaba alguna bola.
Los propietarios de tierras tenían a su servicio jornaleros para el trabajo del campo (desde
el día de San José hasta el día de San Miguel,
19 de marzo y 29 de septiembre respectivamente), número que aumentaba en época de
la siega con segadores que venían de fuera. Así
mismo, contaban con criadas para faenas
como ir a buscar agua, ir a lavar al río o cuidar
a los niños. Este personal dormía por lo general en sus casas a excepción de alguna muchacha, que lo hacía en una pequeña habitación

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el caballo de montar, al que trataban como a
un señorito.
Junto a la cuadra se situaba el corral, presente en la mayor parte de las casas, aunque
algunas muy humildes criaban los animales
en la calle y por la noche los recogían en el
patio o una esquina de la cuadra. Otras, sin
embargo, tenían un edificio fuera de la casa
dedicado a ello. El corral era por lo general un
espacio abierto, a veces con salida independiente, donde estaban sueltos pollos, gallos,
gallinas, patos y pavos. Para los cerdos se
construía una zolle, pequeña caseta de piedra
y adobe cubierta a una vertiente con teja, cuya
parte superior se utilizaba muchas veces de
gallinero. Dependiendo de la economía de la
casa las zolles o azolles (también conocidas
como cochiqueras o tocineras) eran mayores o
había más de una. Los cerdos se alimentaban
en pilas o bacías de madera y de piedra, y en la
zolle se podían hacer comederos de obra. Los
conejos estaban sueltos o en jaulas de madera,
a modo de cajones individualizados para separar el macho de las conejas y de las crías. Estas
jaulas se cerraban con tela metálica y eran hechas en la misma casa. En el corral se solía reservar también un espacio para leñera.
Los corrales dedicados a alojar el ganado
lanar se encuentran en el campo, aunque también los hay anejos a la casa. Son edificios de
tamaño variable, construidos en piedra, generalmente mampostería muy irregular, con reducidos vanos, incluida la puerta que tiene
dintel de madera o piedra. Cuentan con dos espacios para el ganado, uno cubierto, de una o
dos crujías, llamado en algunas poblaciones
tiña, y otro al descubierto, conocido como raso
o serenao, todo cercado por un muro. A estos
espacios se unen una o varias casetas que servían de almacén de paja, cuadra y habitación.
Dependiendo del tamaño del corral, esta habitación se compartía o no con la que alojaba a
los animales de labor y en un mismo espacio
podían estar el hogar, el pesebre y el camastro.

Pequeña cuadra.

Al igual que en muchas casas del pueblo, en la
planta superior se habilitaba muchas veces un
espacio como palomar.
En los corrales no solía faltar un pozo o una
balsa y la era donde se trillaba, espacio que se
delimitaba con un muro de mampostería en
semicírculo. También había eras en las afueras
de las poblaciones y, a veces, junto a ellas, una
construcción utilizada como fresquera. Otros
edificios habituales en el campo eran los abejares, similares a las casetas pero de menor tamaño y con un muro abierto, siempre al carasol, donde se colocaban los vasos o colmenas
alargadas hechas de caña y barro. En otras
ocasiones simplemente se buscaba un retiro,
se hacían dos paredes y sobre ellas unos maderos sujetaban las colmenas.
La economía agrícola y cerealista de toda la
zona ha requerido siempre de amplios espacios dedicados a guardar el grano y, salvo excepciones, todas las casas dedican la última
planta de la vivienda a este fin. Esta planta
suele estar compartimentada en dos graneros
o falsas que tienen como techo las vertientes
del tejado. También en la planta baja se suele
destinar alguna estancia a granero, reservada
generalmente para guardar el trigo, mientras
que la cebada para las caballerías se guardaba
en los graneros de la última planta. Por otra
parte, algunas casas de ganaderos incluían espacios para almacenar la lana, conocidos
como laneras. Junto a las eras había pajares,

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COMARCA DE CINCO VILLAS (ZARAGOZA, ARAGÓN)

edificios de piedra a los que había que acudir
para abastecer la pajera de la cuadra, y que en
ocasiones hacían también las veces de corrales. Muchos de estos almacenes, situados en
las afueras del pueblo o anexos a la casa, hoy
han sido reutilizados como cocheras o como
bodegas para reuniones gastronómicas.
En los graneros, además del cereal se almacenaban algunos productos de la huerta, tanto
hortalizas como frutas. Hoy todavía hemos
visto extendidas en el suelo patatas, almendras
y olivas, y colgados en trancas ajos y cebollas.
Determinadas frutas como los membrillos, los
orejones, los cascabelillos, las acerillas y los
higos, se colgaban en ristras o se extendían
sobre cañizos para secarse. En las falsas se
guardaba igualmente el embutido y los jamones, previamente secados en la cocina con el
humo, así como el adobo metido en recipientes cerámicos: en vinagre, pimientos y cebollas; y en aceite, la carne de cerdo y los embutidos. En casi todas las casas había un guardacarnes, armario de sencilla estructura de madera y tela metálica, que si era de pequeño tamaño se colgaba en graneros, bodegas o despensas fuera del alcance de los animales. Despensas había en pocas casas, aunque casi todas
tenían su fresquera, muchas veces situada en
el hueco de la escalera, también utilizado
como cantarera o pocera para conservar fresca el agua de botijos y cántaros. En otras ocasiones, servía como tal el hueco de una ventana abierta en el lado norte de la casa. En la fachada de algunos edificios y flanqueando una
de las ventanas de la última planta, restan dos
aros de hierro o dos pequeños palos que pudieron servir para colocar alguna tranca de la
que colgar productos a secar.
Buena parte de los recipientes utilizados
eran de cerámica: tinajas, cántaros, botijos y
rallos para el agua; cuencos para hacer la colada o la cal; barreños o terrizos para el mondongo; parras, orzas o tinajetas para el adobo;
cazuelas y pucheros para cocinar. Entre los re-

Diferentes recipientes cerámicos.

cipientes conservados en mayor número están
las tinajas, de variados tamaños, sobre todo
lisas, aunque las hay “cerrilladas” o con alguna decoración incisa. Como lugar de procedencia la mayor parte de las veces citan la localidad zaragozana de Sestrica. Cántaros se
produjeron en las propias Cinco Villas, en los
alfares de Ejea de los Caballeros y de Uncastillo, ambos cerámica de torno. Son piezas con
un asa y decoración de líneas en negro que se
distinguen de otras vinculadas a talleres de
Huesca, éstas con dos asas y motivos decorativos vegetales como “la tenaza”. En cuanto a
pucheros, cazuelas y piezas barnizadas, las
hemos visto lisas o con sencillas decoraciones
pintadas en negro y amarillo o a cordoncillo,
procedentes en muchos casos de la ollería de
Bandaliés, en Huesca. De cerámica fabricaban
también aceiteras, platos, escurridores… y
chifles para los niños, silbatos que cambiaban
por trapos. Luego, como en el caso de los cántaros, se fueron sustituyendo por materiales

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menos pesados como el cinc. Recipientes de
mucho uso fueron también las medidas de
capacidad: el almud, el cuartal, el doble y la
hanega.
Las cestas y canastos para ir al horno y a
lavar, caracoleras, espuertas y arguiños para el
ciemo, roscaderos o cuévanos para llevar uvas,
galbarderas, argaderas u onganetas para los
cántaros, y otros recipientes de mimbre los
vendían por los pueblos los gitanos o los hacía
el verguero del pueblo, al igual que los cañizos, aunque estos también los elaboraban los
albañiles y otras gentes del lugar. Recuerdan
también a los sogueros gallegos, que se desplazaban para hacer y vender cuerda de pita.
Otra estancia destinada a la conservación de
alimentos, destacada sobre todo en las casas
pertenecientes a grandes propietarios, es la bodega, testimonio de la importancia que en el
pasado tuvo el cultivo de la vid en toda la Comarca. Situada en su planta baja, presenta tamaños muy variables y en ella se guardaba el
vino en toneles junto a otros alimentos como
el aceite, conservado en pilas de piedra, tinajas
o zafras. Las casas con abundante producción
de vino incluían un trujal o lagar de grandes
dimensiones (unos 2-3 metros de diámetro y
de 2-4 metros de profundidad) de forma circular o rectangular trabajado en piedra sillar o de
yeso forrado con revestimiento cerámico en el
interior. En estas bodegas había grandes cubas
y tinajones de barro de gran capacidad. Aunque
algunas han sido remodeladas y los trujales enronados, todavía restan ejemplos interesantes
en Ardisa, Asín, Luna, Orés o Sádaba.
En poblaciones más meridionales como
Castejón de Valdejasa, Marracos, Las Pedrosas,
Piedratajada, Puendeluna, Sierra de Luna y
Tauste, fue más habitual excavar en un terreno
cuevas y destinarlas a bodegas. Ocupan una
determinada zona del pueblo, distinguiéndose
al exterior la entrada de cada una de ellas por
una pequeña puerta adintelada reforzada con
mampostería, en ocasiones ampliada a toda

Bodegas en Sierra de Luna.

una fachada, y el respiradero encima, a modo
de chimenea. En el interior sus dimensiones
son variables, con un pasillo central, de entre 6
y 12 metros de profundidad y una altura aproximada de 2,50 metros, a cuyos lados se abren
diferentes espacios separados por robustas columnas llamados capillas donde descansan los
toneles sobre bloques de piedra. Muchas de
estas bodegas incluían una pequeña pisadera o
se abastecían directamente de trujales situados
en un nivel superior, al exterior pequeñas casetas de mampostería con una puerta de acceso y
cubierta a una sola vertiente. Actualmente
existe un renovado interés, tanto por parte de
Ayuntamientos como de particulares, por
mantener este tipo de construcciones, a la vez
que tímidamente se recupera el cultivo de la
vid en la Comarca y se abren modernas bodegas en distintas localidades.
Para guardar las herramientas de trabajo se
utilizaba algún granero de la planta baja de la
casa si éstas eran de pequeño tamaño, caso de
la azada o ajadón, ajau, o jadico; hachas (las
pequeñas conocidas como astral o estral);
horcas, hoces y zoquetas; cribas o porgaderos,
palas… Útiles de mayor tamaño (arado, reja,
vertedera, mariposa, brabán, rusal, rastra,
rastrón, trillo… y luego, cultivador, trilladora,
cosechadora, aventadora, etc.), se recogían en
casetas de las eras, en algún pajar o en corrales del monte. Carros y galeras sólo había en
las mejores casas y se guardaban en el patio o

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COMARCA DE CINCO VILLAS (ZARAGOZA, ARAGÓN)

Sólo ciertas viviendas disponían de una sala
de estar como tal, aunque casi todas contaban
con una sala, la pieza más grande y mejor de la
casa, con dos alcobas separadas por puertas de
madera acristaladas o por simples cortinas, a
veces con accesos llamativos en forma de
arcos mixtilíneos. Si la casa era grande había
dos salas de este tipo, a veces comunicadas.
Esta estancia, que era donde se recibía, albergaba el mejor mobiliario, en consonancia con
el nivel económico de la familia. Las casas más
humildes lo aprovechaban como habitación e
incluían una cama, otras un lavabo y cuatro o
seis sillas, una cómoda, un armario y a veces
una mesa, pues servía también de comedor.
Las casas más pudientes contaban con un
juego de sillas y sofá tapizados en torno a un
brasero, algún mueble auxiliar como bargueños tallados o con taraceas e incluso un piano.
En estas casas abre la estancia una gran puerta de dos hojas ricamente talladas o decoradas,
y a menudo, las paredes y techumbre están
pintadas al óleo o empapeladas. Hay elegantes
aparatos de luz, ricos cortinajes y en las paredes cuelgan inclinados espejos, retratos y cuadros de gran formato con estampas religiosas,
a veces incluso alguna imagen en una capillita. Algunas casonas de ascendencia noble
cuentan con oratorio al que, por ejemplo, los
vecinos del pueblo tenían acceso el día del patrón, como ocurría en Casa Nemesio de Piedratajada, que también contaba con el cuarto
del Obispo, donde se aposentaba éste cuando
llegaba a la localidad.
El comedor sólo es una estancia común en
las grandes casas y en las construidas a partir
del siglo XX. Lo normal es que incluya una
mesa en el centro, con sillas a juego apoyadas
en las paredes y un mueble para la vajilla de
dos cuerpos, tipo alacena o exento, con las
puertas de la parte superior acristaladas.
Luego se introdujo un mueble bajo de un solo
cuerpo o trinchante. Igual que en las salas, el
pavimento más común es el mosaico ya des-

en algún otro almacén a las afueras del pueblo. En Ayerbe, Tauste y sobre todo en Ejea se
solían comprar la mayor parte de los útiles de
trabajo, aunque los herreros del pueblo fabricaban algunos.

Mobiliario
Si el tamaño de los graneros y corrales diferencia claramente las casas de propietarios de
las de los jornaleros, es en otro tipo de estancias como salas, comedores o despachos, y
sobre todo en cómo éstas aparecen vestidas,
donde vamos a distinguir la posición social de
sus dueños. Las viviendas de la oligarquía y de
ciertas profesiones liberales, cultivaban el
buen gusto atesorando ricos objetos y mobiliario. Hemos visto cómo en las plantas baja y
superior de la casa están los espacios destinados a animales, el almacenaje agrícola y la
conservación de alimentos; ahora nos centraremos en el resto de estancias donde se hace la
vida: cocina, comedor y habitaciones, ubicados en la primera planta.
El lugar de paso más importante en la vivienda es el patio, hoy expositor de útiles en
desuso y muebles antiguos como las cadieras.
En casas pudientes se distingue por su gran
tamaño, en ocasiones provisto de un banco
corrido de piedra, y su pavimento de losas de
piedra o de cantos rodados (ruejos o galdrizas
en Tauste), componiendo formas geométricas
o florales.
En estas casas la escalera es más ancha, con
barandilla de forja o madera tallada, y cuentan
con un pequeño recibidor o amplio rellano
donde se coloca algún perchero o paragüero.
Hasta la introducción de los pasillos en construcciones de inicios del siglo XX, la cocina
ejercía de distribuidor. Las estancias estaban
comunicadas entre sí y de una se pasaba a
otra, aunque a menudo reformas posteriores
han abierto pasillos y les han otorgado mayor
independencia.

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Sala con oratorio al fondo.

Cocina.

crito, y en poblaciones donde estas estancias
eran de yeso, se procuraba darles color con
sangre de animales. Esta operación se hacía en
fiestas: a la sangre, diluida en agua, se le añadía vinagre para evitar el mal olor y después se
aplicaba a los suelos sosa cáustica o cera roja
alirón para darles brillo. A menudo, en las paredes, además de fotografías y cuadros, hay un
reloj.
Como ya hemos comentado, la cocina era el
centro vital de la casa y es también el espacio
que más reformas ha sufrido, lo que ha llevado a la desaparición en la mayoría de los casos
del fuego bajo y su chimenea. Adosado a una
pared y a una altura aproximada de 20-25 cm
estaba el fuego u hogar, flanqueado por bancos
o por cadieras con respaldo de madera y una
mesita que se podía bajar. En la parte central
del hogar había una plancha rectangular de
hierro donde se quemaba la leña (sustituida
por una piedra en los hogares más humildes),
por lo general rodeada de baldosas, y un aro de
madera o hierro, en algunos sitios conocidos
como rodafuegos. La chimenea era recta o
tragahumos, o tenía forma de campana, también llamada halda, y con un saliente que servía de aparador. Pegada a la pared había otra
plancha o losa de hierro, mucho más gruesa y
decorada. A veces, entre las dos planchas había
un hueco llamado tizonera. Sobre dos piedras
paralelas o moricos de hierro se quemaban los
troncos de leña. En el centro de la chimenea

colgaba el calderiz, cadena que sujetaba el caldero de hierro fundido, en muchos hogares
siempre hirviendo con patatas y desperdicios
para los cerdos. Junto a la losa estaban los instrumentales al uso: tenazas, paletas, fuelle,
gancho y estruedes, parrillas, espidero y hierros que sujetaban los pucheros y cazuelas de
barro y hierro.
Una mesa y algunas sillas de anea presidían
la cocina y en las paredes se abría alguna alacena con puertas o simplemente oculta por
telas para guardar la vajilla. Posteriormente se
introdujeron armarios de dos cuerpos. De un
mueble pequeño de madera llamado espedera
colgaban raseras, cazos, coberteras… Aparadores también había en recocinas y despensas.
La colocación de la vajilla guardaba un orden
y se solía decir aquello de una mujer sin pendientes, un aparador sin fuentes. Vajilla habitual eran las chocolateras, tazas y pocillos para
el chocolate, platos de loza, pucheros, perolas,
cacerolas, fuentes, soperas y aceiteras de porcelana. Los cubiertos solían ser de alpaca aunque antes los hubo de madera, con cuchareros
para colgarlos o guardados en sencillas cajas
de madera. En cuanto a cerámica decorada,
apenas hemos visto algunos ejemplos de platos y jarras, emparentadas con la conocida cerámica de Muel (Zaragoza). Algunas casas,
sobre todo de la oligarquía, guardan juegos de
café de porcelana fina y cristalería antigua de
valor.

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COMARCA DE CINCO VILLAS (ZARAGOZA, ARAGÓN)

Antes de convertirse totalmente en cocinas
modernas, en muchas se introdujeron cocinillas de leña o carbón, en ocasiones manteniendo el propio fuego y aprovechando la misma
chimenea. La cocinilla se colocaba adosada a
una encimera de obra cubierta por baldosas
con huecos inferiores que, ocultos por telas,
servían de armarios. Junto a ella estaba la fregadera, un lavadero y aparadores de obra o armarios para la vajilla. A pesar de ser el lugar
más importante de la casa, algunos informantes nos han contado que en las casas más antiguas la cocina era un sitio oscuro y poco ventilado, donde generalmente se hacía mucho
humo, lo que obligaba a abrir las puertas y
quienes allí estaban se quemaban por delante
y se les helaba la espalda. La cocina ocupaba
en general la parte posterior de la casa, sobre
el corral al que se echaban directamente los
desperdicios y el agua sucia, mientras que las
salas o dormitorios mejores y el comedor se
situaban en la fachada principal. Con el tiempo han mejorado su emplazamiento y condiciones. En la última planta de algunas viviendas grandes junto a los graneros queda una
cocina con chimenea y fregadero que se utilizaba para hacer el mondongo.
Otra estancia común en las casas era la masadería, ubicada generalmente en la planta
baja aunque podía ocupar también un espacio
junto a la cocina o un granero superior. Allí
estaba la artesa de madera para masar el pan y
los ciazos o cedazos para cerner la harina, alguna manta y los toallones de lino para tapar
la masa. Excepcionalmente, algunas casas
contaban con horno. Habitual en viviendas ya
de cierto tamaño era la recocina, cuarto anexo
a la cocina donde estaban la tinaja del agua y
la fregadera con un escurreplatos de madera y
aparadores de obra.
La llegada del agua a los hogares ha sido
bastante reciente, lo que retrasó la construcción de cuartos de baño, ubicados en un primer momento en el patio, situando a su lado

Recocina.

un lavadero. También en alguna solana queda
todavía una pequeña caseta de madera que
sirvió como escusado. Lo normal era evacuar
en el corral, en las afueras del pueblo o en
casa en los orinales, que se vaciaban por la
ventana al grito de ¡agua va! Algunas viviendas tuvieron un retrete consistente en un
agujero con asiento y tape de madera que
tenía salida a un pozo ciego ubicado en el corral. Las casas de grandes propietarios o comerciantes contaban con otras estancias
como despachos y alguna biblioteca. También
podían incluir cuartos de labor y de plancha,
ganados a veces a las solanas.
El nivel socioeconómico de las casas influye
en el número de dormitorios. La mayoría contaban con uno o dos, en ocasiones con alcobas, aunque si el edificio era de reducidas dimensiones se utilizaba una parte de los graneros como habitación. En las habitaciones y alcobas había una cama de matrimonio, de hierro con remates dorados, o de madera, altas y
sobre un somier de muelles. Después apare-

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más, solía haber alguna silla o sillón bajo, y en
casas pudientes, mecedoras. En la cabecera de
la cama y sobre ella era habitual colocar escapularios y un cuadro con alguna estampa religiosa, muy común la del Ángel de la Guarda o
el Corazón de Jesús, imagen esta última que
impresa en una pequeña chapa ocupó muchas
puertas de entrada, mientras que la representación de la Última Cena solía ocupar el comedor. En este espacio, así como en las salas y en
las habitaciones había también fotografías de
familiares vestidos de primera comunión, con
traje militar, o más frecuente, el día de la boda.
La mayor parte de muebles se heredaban
con la casa y si se salía de ella cuando se casaban, les daban una cama, un baúl y alguna
silla. A partir de los años 30 era habitual ya
comprar para la boda el gabinete, compuesto
por cama, un armario, dos mesillas y un lavabo en conjunto o bien un entredós, cómoda o
tocador. Los compraban en Ejea, Huesca o Zaragoza y a casa los llevaba el recadero. Algunas
camas de hierro las hacían los herreros y los
carpinteros se ocupaban de ciertos muebles
sencillos como mesas, bancos y armarios empotrados o alacenas.

Sala con alcobas.

cieron camas niqueladas. El colchón, la colcha
y el edredón eran de lana y las sábanas de hilo,
lino o algodón. Junto a la cama solía haber
una mesilla con un cajón y a veces una puerta
donde se guardaba el orinal, aunque lo normal
es que estuviera debajo de la cama. Los orinales eran de loza o de porcelana y también existían recipientes altos de cerámica o bacines, y
en determinadas casas un Don Pedro, sillón de
madera con su tape que incorporaba la bacinilla en el interior. Para calentar las camas se
utilizaban calentadores de bronce y caloríferos, botellas de cerámica o metal que llenaban
de agua y que luego se fueron sustituyendo
por otras de cristal hasta llegar al plástico. La
ropa de cama se secaba, o calentaba si alguien
estaba enfermo, con tumbillas de mimbre o
madera puestas sobre braseros, que también
servían para calentar las mantas y toallas utilizadas para masar el pan.
Las habitaciones contaban con un lavabo,
los más sencillos de hierro con dos aros para
sujetar las palanganas. Otros parecidos de madera incluían espejo, una jarra y un cubo de
porcelana. Posteriormente incorporaron puertas talladas y encimeras de mármol. Había
pocos armarios, la ropa se guardaba en arcas y
baúles de madera, algunos forrados de pieles o
chapeados en colores. En casas humildes recuerdan como único armario un saco guardarropa que se colgaba en una percha. Los percheros de pie eran también habituales. Ade-

Arquitectura del agua
Hasta la llegada del agua corriente a los hogares, el agua de boca procedía de fuentes alimentadas por manantiales o de los ríos que
atraviesan las distintas poblaciones. A falta de
éstos, localidades como Las Pedrosas, Piedratajada y Sierra de Luna, se servían de balsas.
Una copla recuerda la calidad de estas aguas:
Ya vienen los segadores a segar a los secanos
y a beber agua de balsa toda llena de gusanos.
Desde la construcción del Canal de las Bardenas el agua del río Aragón ha ido llegando en
distintas fases a buena parte de las poblaciones, tanto para uso agrícola como de boca. El
sistema de almacenamiento es muy similar en
todas las localidades, con un depósito situado

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COMARCA DE CINCO VILLAS (ZARAGOZA, ARAGÓN)

en una zona elevada desde donde se distribuye
a las viviendas.
Las fuentes, situadas en las inmediaciones
del núcleo, obligaban a las mujeres a un diario
peregrinaje cargadas con los cántaros. Existen
interesantes ejemplos arquitectónicos, cuyo
origen en algunos casos se remonta a la época
romana o medieval, de ahí el nombre de la
Fuente Vieja con el que se conocen en muchos lugares. Una de las más antiguas de la
zona es la de Bañera en Ejea, recinto rectangular y escalonado, con siete caños, en origen
cabezas talladas de animales. Del siglo XVI son
las de Rivas (que incluye abrevadero), Farasdués y Sádaba, esta última rematada con un
frontón que incluye además del blasón de la
villa, una talla de la Virgen. Fuentes y balsas
eran destacados lugares de alterne entre jóvenes de ambos sexos y de ahí han surgido numerosas coplas, como la que nos recuerdan en
Biota: Cuando vayas a la fuente no te pongas
colorada que es como el que va a la feria, se
van y no compran nada. En poblaciones grandes como Ejea funcionaron los aguadores, llamados cuberos en Tauste, que repartían con
carros el agua por las calles.
La existencia de pozos en ciertas poblaciones estaba reservada a algunas casas aunque
en localidades donde ha escaseado el agua casi
todas las viviendas lo incluían, o al menos un
aljibe donde almacenar el agua. Situado en patios o corrales, el pozo excavado y recubierto
de piedra podía tener brocal e incluso cierre
de forma abovedada o cónica, o bien estar protegido con tejado, ofreciendo al exterior la
imagen de una pequeña caseta. Para sacar el
agua se servían de una polea o de una bomba
manual. Algunos tenían también caños y abrevadero para uso de animales. Este tipo de
construcciones de propiedad privada, hoy en
su mayor parte en desuso, eran habituales no
sólo en el ámbito urbano sino también en los
huertos y en el campo, junto a corrales y parideras, igual que las balsas.

Pozo en Sierra de Luna.

Muchas poblaciones contaron también con
pozos de hielo o neveros para almacenar estos
productos durante el invierno y utilizarlos en
el verano sobre todo con fines terapéuticos. Se
trata de construcciones de mampostería de
forma circular con cerramiento abovedado y
un pequeño acceso que en ocasiones servía al
mismo tiempo para el llenado. Los mejor conservados son el de Las Pedrosas, de enorme capacidad, Luna (uno en el pueblo y otro en
Monlora) el de Biota y el de Sádaba, aunque
existen restos en Piedratajada, Tauste y Sierra
de Luna, y también hubo en Castejón de Valdejasa, Ejea y Marracos. En general, eran propiedad del municipio, quien arrendaba su explotación anualmente.
Los lavaderos son otras de las construcciones de la arquitectura popular vinculadas al
agua que no faltaron prácticamente en ninguna población. Situados en las afueras del núcleo, eran de utilidad pública y frecuentados
sobre todo en invierno, pues algunas mujeres
preferían seguir utilizando el agua del río. Se
conservan muy bien los lavaderos de Ardisa,
Erla, Farasdués, Luna y Rivas, obras de piedra
enfoscada con cemento, algunas cerradas con
paredes y techumbre de madera a doble vertiente. Incluyen dos pilas de perfil inclinado,
una para el lavado y otra para el aclarado, en el
caso de Santa Anastasia, excavadas en suelo, lo
que obligaba a las mujeres a lavar de rodillas.
Junto a los lavaderos solía estar el abrevadero,

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para agramar lino y dejarlo en remojo para su
blanqueo. Otras construcciones vinculadas al
agua son los puentes, algunos de valor histórico, como el puente de Santa María sobre el
Arba de Luesia en Ejea de los Caballeros, el que
cruza el río Agonía en Farasdués y el situado
en Luna sobre el Arba de Biel. También existen
restos de un acueducto en el término de Orés.
El agua, tan indispensable en el medio agrícola, ha distinguido la calidad y forma de vida
de las poblaciones y su mayor o menor riqueza. Hasta la introducción del regadío moderno, las tierras de la comarca han sido en su
mayor parte de secano, si bien ciertas poblaciones contaban con zonas de vega y huertas,
regadas según dicen, desde tiempo inmemorial. Todavía se conservan restos de numerosos azudes, algunos de origen romano, construcciones de sillería, hoy sustituida por hormigón, y de las antiguas acequias de tierra que
proporcionaban agua a estas tierras sedientas.
Además existen gran cantidad de balsas, lagunas y estancas de variada dimensión. Entre los
ejemplos de arquitectura popular vinculada al
agua es obligado citar el Canal de Tauste,
construido entre los siglos XIII y XVIII. Cuenta con una red de acequias, tajaderas y construcciones de gran interés, entre ellas dos almenaras reguladoras del caudal conocidas
como las Trabas y las Norias, la última incluye una compleja maquinaria que sirve para
elevar el agua.
El Canal de las Bardenas, puesto en marcha
en 1959 y planeado para llevar agua a 110.000
hectáreas, riega ya hoy buena parte de la comarca, desde Sádaba a Castejón de Valdejasa.
El proyecto de ampliación prevé la suma de
caudales del Gállego, donde existen también
diferentes embalses, como el que da nombre al
pueblo de Ardisa. Hoy, como antaño, son las
diferentes Comunidades de Regantes y Sindicatos de Riegos, con su Junta correspondiente, las que mantienen económicamente, organizan y estipulan el uso de agua, existiendo

Molino en Luna.

y en ocasiones ambos se servían del agua de alguna fuente. En su mayor parte se trata de una
pila de piedra estrecha y alargada aunque los
hay circulares, como los de Erla y Luna, hoy
este último convertido en fuente. En otras localidades se sirvieron de balsas. Su uso era público, sin ninguna norma que lo administrase,
aunque hubo abrevaderos de uso privado.
En las inmediaciones de muchos pueblos o
en el campo junto al curso de los ríos, podemos ver a su vez restos de un buen número de
molinos, por ejemplo los del Cubo y Molino
Bajo en Biota, o los de Fillera y Molino Alto en
Ejea, aunque los mejor conservados, incluida
toda la maquinaria, son los de Asín y Luna, en
uso hasta hace no muchos años. Su aspecto exterior es el de una pequeña casa construida en
piedra con dos plantas, la superior dedicada a
vivienda del molinero. En la parte inferior incluyen una zona abovedada por donde pasa el
agua, y cerca el restaño donde se almacenaba.
Eran de uso privado, sustento de una familia
que cobraba en especie quedándose una parte
del trigo que se llevaba a moler. Con posterioridad, varios molinos sirvieron para producir
electricidad, como el de Asín y el de Tauste,
éste después convertido en fábrica de lejía. Algunos estuvieron en su origen vinculados a batanes, mecanismos bastante frecuentes en la
zona como indican los topónimos. En Farasdués existen diversas balsas excavadas en la
roca que pudieron servir para el tinte o bien

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COMARCA DE CINCO VILLAS (ZARAGOZA, ARAGÓN)

guardias que vigilan su cumplimiento y el estado de las infraestructuras. El sistema preponderante de regadío es el de inundación,
aunque cada vez se está introduciendo más el
regadío por goteo y aspersión.

1904 en el término del Salto del Lobo, ubicado en Marracos, una central eléctrica, de gran
potencia, que suministra alumbrado a Zaragoza y a otras localidades, entre ellas varias de la
zona. El conjunto incluye un estanque de almacenaje de agua proveniente del Canal de
Marracos, derivado del río Gállego, un edificio
de compuertas y la central propiamente dicha.
Las norias que aprovechan la corriente de
agua o la tracción animal, y más recientemente la electricidad, han sido bastante utilizadas,
conservándose algunos ejemplos en Ejea y
Orés. En cuanto a otros artilugios y herramientas, no hay que olvidar la introducción
temprana en la zona de la maquinaria agrícola. Como ejemplo citaremos que en 1909 hubo
en Ejea una demostración de uso de cosechadora y entre 1917 y 1919 comenzó a utilizarse
el tractor de hierro. En la segunda mitad del
siglo XX tomaron especial auge dos talleres de
maquinaria agrícola en Ejea, de uno de los
cuales, Alpulema, resta el edificio construido
en los años 20. También tiene interés el conjunto de las Industrias Vigata, en Tauste que,
como el anterior, incluye naves para produción y edificios dedicados a administración y
residencia.
Hubo fábricas de aceite en Biota, Ejea, Sádaba y Sierra de Luna, esta última es hoy la
única en funcionamiento y recoge toda la
aceituna de la comarca. Construida a principios del siglo XX, responde a un tipo de edificios de ladrillo cara a vista, característicos en
la época. Ha sido sutituida toda la maquinaria
y las antiguas muelas están expuestas en una
plaza del pueblo. Ejea, Biota, Sádaba, Sierra de
Luna y Tauste han contado con fábricas de harina, algunas todavía en uso con la maquinaria antigua, caso de la de Sádaba. Ejea y Tauste contaron con fábricas de lejía y regaliz, de la
última queda una chimenea monumental.
Hubo fábrica de anís en Piedratajada y de
hielo y gaseosas en Sádaba y Ejea. Funcionaron serrerías en Ardisa y Ejea, población que

Arquitectura preindustrial e industrial
El taller artesano más común en todas las
localidades fue la herrería, seguido de la carpintería. Otros oficios habituales eran el de
guarnicionero, herrador, bastero o carretero.
En algunas poblaciones tuvo importancia la
elaboración de tejidos, como el lino y el cáñamo en Orés. Ejea llegó a contar con fábricas de
estambres tejidos de lana y cáñamo, junto a
otras artesanías como alpargatería, peletería,
cestería y mobiliario. Apenas existen restos de
estos talleres, que ocupaban por lo general
una estancia en la planta baja de la casa del artesano. Como excepciones citaremos las herrerías de Sierra de Luna y Orés, que mantienen todavía la fragua y herramientas antiguas,
y el taller del zapatero de Asín, que se conserva intacto. Restan también antiguos hornos de
pan en Luna, Sierra de Luna y Orés, este último, ganado al espacio público con un mirador
en la parte superior. En algunas localidades
fue habitual la transformación de leña en carbón vegetal mediante la construcción de las
carboneras u hormigueros, de menor tamaño,
y recogían espliego para hacer lavanda. Existen restos de diversas tejerías y hornos dedicados a la elaboración de cal y de yeso y en Ejea
aún sigue en marcha un taller de alfareros.
En Luna, además del molino hidráulico,
existe una torre circular de piedra que se utilizaba como molino de viento, aunque ha desaparecido el tejado y la estructura interior. En
el despoblado de El Bayo, existen otras dos torres similares, fechadas en el siglo XII-XIII y
vinculadas tanto a torres defensivas como a
molinos de viento. Además de algunos molinos generadores de electricidad, existe desde

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El horno de Orés ha sido recuperado al espacio urbano.

Pinsoro, uno de los nueve pueblos nacidos con el Canal
de las Bardenas.

contaba asimismo con producción de diversos
materiales para la construcción, como mosaicos, y varias imprentas. En cuanto al aprovechamiento de los recursos minerales, existe
constancia que en época medieval Ejea contaba con salinas y minas de plomo. En Luna y en
Casas de Esper, aldea perteneciente al municipio de Ardisa, hubo en época reciente explotaciones de minas de cobre, abandonadas por el
alto coste de la extracción.
Esta pequeña industria llevó pareja la construcción de viviendas para alojar a obreros venidos de fuera. En distintas fases se fueron
realizando promociones destinadas a trabajadores del ferrocarril, a jornaleros del campo y
obreros, como las popularmente llamadas
Casas Baratas de Biota, Ejea o Tauste. Se trata
de viviendas protegidas, realizadas en mampostería, ladrillo y adobe, diferenciadas según
los destinatarios: bracero, medio labrador, labrador o empleado. A finales de los 50 y en los
años 60 fueron edificadas las conocidas como

Casas Sindicales. Otras viviendas construidas
en la zona están relacionadas con las diferentes obras hidráulicas llevadas a cabo. Por
ejemplo, en Ardisa se construyó en 1934 un
barrio de casas para obreros dedicados a la
conservación y limpieza del embalse; en Puendeluna se edificaron en torno a 1928 casas
para acoger a obreros del Canal, y en el poblado del Salto del Lobo llegaron a vivir 200 personas, en viviendas de distintas categorías con
un gran edificio donde estaban instaladas la
herrería, la capilla y la escuela.
Como hemos citado al principio, la construcción del Canal de las Bardenas generó el
nacimiento en la comarca de nueve pueblos
de colonización en tierras expropiadas a los
ayuntamientos y a particulares por el Instituto Nacional de Colonización para su transformación en regadíos. El asentamiento de los
colonos, en el inicio 1.350 familias, se realizó
entre los años 1959 y 1970. Los pueblos guardan entre sí una distancia de siete kilómetros

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COMARCA DE CINCO VILLAS (ZARAGOZA, ARAGÓN)

(el “modulo carro”) que se creía adecuada para
el recorrido diario de ida y vuelta a la parcela
con yeguas y remolque. Estas poblaciones
constituyen en sí mismas una modalidad de
construcción normalizada y singular. Todos
los pueblos siguen una distribución urbanística regular, trazada por los arquitectos José
Beltrán, José Borobio y Antonio Barbany, con
una plaza central donde se ubica la iglesia y
los edificios administrativos y sociales, calles
anchas a menudo ajardinadas y casas unifamiliares, todas de similar tipología, adaptadas a
las necesidades de los nuevos colonos, en cuya
construcción intervinieron cuadrillas de canteros gallegos. Son viviendas basadas en modelos de la arquitectura popular, tanto en el
uso y disposición de los materiales, como en el
tipo y distribución de dependencias interiores.
Todas las casas, diferenciadas en el tamaño
según los destinatarios, incluían cuadra, granero y corral con acceso independiente, cocina-comedor y tres o cuatro dormitorios.

Ermita del Santo Cristo de Tauste.

valor y en algunos casos incluyen panteones de
estilo modernista pertenecientes a familias
pudientes, como en Ejea y en Piedratajada.
Poblaciones como Ejea, Tauste, Sádaba,
Biota, Las Pedrosas y Luna cuentan con silos
construidos entre los años 40-60 por el Servicio Nacional del Trigo, hoy en desuso. Son edificios de hormigón armado, planta rectangular de gran verticalidad y aspecto cerrado, a
excepción del construido en Ejea en los años
30, que es una nave de menor altura y mayor
longitud, construida en piedra con elementos
ornamentales en ladrillo.

Otros edificios
Buena parte de las ermitas de la zona pueden adscribirse también a la arquitectura popular, edificios que siguen un modelo fijado a
partir del siglo XIII y que pervive hasta el siglo
XVIII: una nave de planta rectangular, en ocasiones con capillas laterales, dividida en tramos por medio de arcos diafragma y cubierta
de madera y teja a doble vertiente. El acceso es
una sencilla puerta abierta en arco de medio
punto y suelen estar encaladas en el interior y
algunas también en el exterior. Los cementerios de la zona, construidos buena parte entre
finales del siglo XIX y comienzos del siglo XX,
no revisten especial interés arquitectónico. En
origen se limitaba a un cerramiento rectangular de muros de piedra a los que se han ido adosando construcciones para alojar los nichos
que hoy sustituyen a los enterramientos. Las
verjas de forja de la entrada suelen tener cierto

Glosario
A vecinal: trabajos requeridos desde los Ayuntamientos principalmente para el mantenimiento de calles y caminos u obras municipales. Todos los hombres de las casas tenían
la obligación de acudir a trabajar sin cobrar,
incluido el aporte de caballerías.
Abejar: edificio que aloja las colmenas.
Adoba: adobe.
Agramilar: reducir los ladrillos a un tamaño
común, raspándolos o quebrándolos. Figurar con pintura hiladas de ladrillos.
Almenara: zanja por la cual se conduce al río
el agua que sobra en las acequias
Azolle: zolle. Tocinera. Pocilga. Establo de
cerdos.
Badina: balsa o charca de agua

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Banquero: banco de piedra.
Barrera: edificios situados principalmente en
el campo y destinados al ganado lanar. En
algunas localidades se distingue del corral
por su menor tamaño.
Blanquiar: blanquear. Encalar.
Buro: arcilla arenosa.
Cabaña: en las localidades del norte de la comarca pequeño edificio generalmente situado en el campo que servía de refugio a agricultores y ganaderos.
Canalera: canal del tejado por donde vierte el
agua de lluvia.
Cañizo: tejido de cañas.
Capilla: En algunas localidades de la comarca
cada uno de los espacios de las bodegas
donde se alojan las cubas.
Caseta: en las localidades situadas en el sur de
la comarca pequeño edificio situado generalmente en el campo que servía de refugio
a agricultores y ganaderos
Cojuntar: juntar dos caballerías de diferente
propietario para formar una yunta y poder
laborear.
Corral: parte de la casa donde se alojan los animales. También se denominan así a los edificios situados principalmente en el campo y
destinados a alojar al ganado lanar. El término suele incluir tanto a un edifico como las
tierras que lo circundan.
Corraliza: corral.
Cuadra: estancia destinada a los caballos y animales de carga.
Chapitel: chapa que remata la chimenea.
Falsa: desván.
Fresquera: espacio donde se conservan ciertos
alimentos.
Galdriza: en alguna localidad de la comarca,
piedra redonda. Canto rodado.
Granero: espacio donde se guarda el grano.
Desván.
Halda: chimenea en forma de campana.
Masadería: lugar de la casa donde se masaba el
pan.

Matar la cal/el yeso: quitar la fuerza de estas
sustancias echándoles agua.
Moros/Moricos: hierros en los que apoyaban
los leños grandes o tizones del fuego.
Mosaicos: en la comarca se denominan así a
un tipo de baldosas de gran vistosidad y
colorido.
Parcela: en algunas localidades, vivienda de
una sola planta.
Patiaz: en Tauste antigua casona convertida
en varias viviendas que comparten el patio
de acceso.
Patio: espacio cubierto situado dentro de una
casa, que sirve de entrada a ella e inmediato
a la puerta de la calle. Zaguán.
Peirón: hito o mojón que suele incluir en el
remate una hornacina con una imagen religiosa.
Rafe: alero del tejado.
Raso: espacio en el corral a cielo descubierto.
Rejuntear/ Rejuntiar: rejuntar. Repasar y tapar
las juntas de un paramento.
Revoltón: bóveda pequeña entre viga y viga
del techo. Bovedilla.
Ripio: zaborra. Cascajo. Fragmentos de ladrillos, piedras y otros materiales de obra de albañilería desechados o quebrados utilizados
por lo general para rellenar huecos de paredes o pisos.
Rodafuegos: aro que rodea la plancha del hogar.
Rollizo: viga o madero de forma redondeada
que sustenta los techos.
Ruejo: piedra redonda. Canto rodado.
Serenau: espacio en el corral a cielo descubierto.
Tierra Batán: en alguna localidad de la comarca se llama así a un tipo de arcilla de color
amarillo.
Tiña: es el corral cubierto donde se resguardaba el ganado.
Tizonera: hueco en la parte posterior del
hogar, generalmente entre dos planchas.
Tocho: ladrillo hueco.
Tosca: piedra porosa caliza que se forma de la
cal de algunas aguas.

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COMARCA DE CINCO VILLAS (ZARAGOZA, ARAGÓN)

Travesera: piedra que atraviesa toda la pared y
a veces sobresale de ésta. Pasadera.
Travesaño: viga superior horizontal y longitudinal que forma el vértice de la cubierta y
sirve al caballete del tejado. Cabezal.
Trujal: lagar.

Trujaleta: pila donde se recoge el vino del trujal.
Verguero: persona que trabaja con la caña y el
mimbre.
Vuelta: bóveda pequeña entre viga y viga del
techo. Bovedilla.
Zaborra: piedra pequeña. Desecho.

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Zapater, A., Aragón pueblo a pueblo. Aguaviva. Zaragoza, 1986-1987.

130
COMARCA DE CINCO VILLAS (ZARAGOZA, ARAGÓN)

Notas
1 A partir de este punto nos referiremos al territorio objeto de estudio como “comarca” o “la comarca” utilizaremos “Comarca de las Cinco Villas” o “Cinco Villas” cuando hagamos referencia al conjunto de la comarca en la que se inscriben los municipios estudiados.
2 Alera, integrado en el municipio de Sádaba; Bardena, El Bayo, Pinsoro, Santa Anastasia, Valareña y El Sabinar, integrados en Ejea de los Caballeros; y Sancho Abarca y Santa Anastasia, en Tauste.
3 En Ejea, Sádaba y Tauste rigen Planes de Ordenación Urbana con normas para la protección de la arquitectura tradicional y las edificaciones de nueva planta, mientras que el resto de poblaciones se rigen por las
normativas provinciales.
4 Los materiales utilizados en la arquitectura tradicional: gruesos muros de piedra y adobe (de gran poder
aislante), unido a la escasez y pequeño tamaño de los vanos, mantienen la casa protegida de los rigores del
clima: inviernos fríos y veranos calurosos.

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Arquitectura tradicional COMARC A D E L A LTO GUADIATO (CÓRDOBA , A N DA L U C Í A
Comarca
del Valle del
Ese-Entrecabos
ASTURIAS

Ana Piquero García
Arquitectura tradicional COMARC A D E L A LTO GUADIATO (CÓRDOBA , A N DA L U C Í A
La

comarca del Valle del Ese-Entrecabos se
encuentra situada en el Occidente de Asturias
y engloba, de oeste a este y de norte a sur, los
concejos1 de Valdés, Cudillero, Tineo, Salas y
Allande. Ocupa una extensión de 1.593,37
Km2 y adopta este nombre de los hitos naturales más sobresalientes que caracterizan su territorio: el valle del río Ese (actual Esva); cuya
cuenca recorre la comarca, vertebrándola
desde las tierras altas hasta el mar y los cabos
Vidío (Cudillero) y Busto (Valdés) que delimitan una gran parte de su franja costera.
El origen de nuestra comarca se remonta al
siglo XIII cuando un conjunto de pueblas del
occidente asturiano crea la primera hermandad de la región. La hermandad quedó reflejada en la carta de La Espina de 1277 y englobaba la villa de Avilés y las recién fundadas pueblas de Pravia2, Grado, Valdés, Tineo, Cangas,
Allande, Salas y Somiedo. Su finalidad principal era económica, con su creación se pretendía la formación de un gran área territorial,
donde sus miembros disfrutarían de iguales
derechos para el aprovechamiento de los montes y pastos ubicados en su jurisdicción.
Engloba un amplio y diverso territorio que
se extiende desde las áreas de montaña, con
profundas y pronunciadas laderas, hasta una
rasa costera prácticamente llana, enlazadas
mediante un conjunto de colinas y valles que
forman las estribaciones de la cordillera Cantábrica en su descenso hacia el mar. De norte
a sur se distinguen tres ámbitos homogéneos
en cuanto a condiciones climáticas, relieve y
vegetación: la rasa litoral –La Marina– que
abarca toda la franja costera. Es una zona

Vista desde el cabo Vidío, Cudillero.

Río Esva.

llana y estrecha, con una anchura máxima de
6 Km, pero muy elevada (80 m de altura
media), que se remata en el mar con abruptos
acantilados y cuya continuidad es puntualmente interrumpida por la desembocadura de
la red fluvial. El segundo ámbito lo constituyen las montañas interiores; conjunto de cordales que discurren de sur a norte hasta la
costa generando un paisaje alternado de valles
y redondeadas colinas. Sus sierras van suavizando su altura a medida que se aproximan al
mar y por sus valles circulan los principales

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A R Q U I T E C T U R A T R A D I C I O N A L Y E N TO R N O C O N S T R U I D O

ríos de la comarca. El tercer ámbito lo conforman las montañas meridionales, con alturas
superiores a 1.000 m y los profundos valles encajados entre sus pendientes. Engloba las sierras situadas al sudoeste de Allande: Carondio,
Valledor, Berducedo, Muriellos y los Lagos.
El camino de Santiago discurre por los
cinco Concejos y se convierte en vía de relación e intercambio cultural, propiciando la
presencia de iglesias, hospitales de peregrinos,
albergues y demás edificaciones vinculadas,
constituyéndose en un recurso turístico de
primer orden. A su gran riqueza patrimonial
se une la existencia de un soporte natural bien
conservado y de gran diversidad ambiental
que se refleja en los numerosos espacios naturales declarados lugares de interés comunitario que posee la comarca.
Un elemento aglutinador es la presencia en
los cinco concejos de brañas 3 vaqueiras.
Estos asentamientos se vinculan en nuestra
comarca a un grupo social diferenciado “los
vaqueiros de alzada”. Su rasgo definidor es
que practicaban la trashumancia estacional,
cambiando de residencia dos veces al año con
el fin de garantizar el alimento a su cabaña
ganadera. La configuración del territorio
mediante valles que discurren en dirección
norte-sur desde las montañas hacia el mar,
favoreció este tipo de desplazamientos, dentro
de la comarca y con territorios cercanos (Belmonte, Somiedo y Cangas del Narcea).
La economía sigue basada principalmente
en el sector primario, básicamente en la ganadería y la pesca. La comarca lidera la producción de leche de Asturias, poseyendo una gran
importancia en el sector cárnico. Igualmente,
las flotas y los puertos pesqueros de Cudillero
y Valdés son muy relevantes, si bien actualmente la venta de pescado es canalizada hacia
otros puertos más atractivos comercialmente
como Gijón y Avilés. La industria extractiva
tuvo un gran auge en época romana, existiendo abundantes vestigios de explotaciones de

Braña vaqueira de verano. Aristébano, Valdés.

oro en las sierras situadas del Palo p’allá en
Allande y en la parroquia de Navelgas (Tineo).
Actualmente se explota una mina de oro en
Carlés (Salas), varias de antracita en Tineo y
de caolín en Salas y Tineo. El sector secundario está representado por la multinacional
Danone, radicada en Salas, pero principalmente por pequeñas y medianas empresas;
entre ellas destacan las destinadas a la transformación de productos de la comarca: industria alimentaria (elaboración de quesos, embutidos, platos precocinados), industria de la
madera (aserraderos, madera para exteriores,
talleres de carpintería y ebanistería, construcción de hórreos y paneras, etc.). El sector Servicios ha experimentado un aumento progresivo en los últimos años, fundamentalmente
el comercio, la hostelería y el turismo rural,
siendo especialmente significativo este progreso en los municipios costeros.

Organización del espacio urbano
y rural de la comarca
El poblamiento disperso caracteriza nuestra
comarca; como tal entendemos la presencia de
una red de asentamientos rurales diseminados
por el territorio y dependientes de unas poblaciones de rango superior que concentran las
actividades comerciales y administrativas, que
coinciden con las capitales de cada uno de los
concejos. La forma de estos núcleos rurales se

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C O M A R C A D E L VA L L E D E L E S E - E N T R E C A B O S ( A S T U R I A S )

La organización tradicional
del espacio rural. Aproximación
al origen de nuestra comarca

define tanto por el espacio construido como
por su estrecha ligazón con las condiciones naturales del medio donde se inserta, en un claro
ejemplo de equilibrio entre la acción transformadora del hombre y la naturaleza.
Una visión más cercana de nuestro hábitat
nos permite comprobar la existencia de peculiaridades dentro del mismo. En el frente costero, las mejores comunicaciones y la escasa
pendiente de la rasa han favorecido la disposición dispersa de las edificaciones. Este sistema
de organización espacial se sustenta sobre un
entramado de caminos que articula las construcciones que se intercalan en un vasto territorio, vinculadas siempre a una porción de tierra. A medida que nos adentramos hacia el interior de la comarca y aumenta la altitud, los
asentamientos tienden a concentrar la edificación, liberando las mejores tierras para cultivos y pastos. El valor de estas estructuras de
poblamiento radica en dos aspectos; por un
lado son la herencia de una forma de vida en
vías de desaparición, y por otro constituyen un
modelo de transformación del territorio, de
plena vigencia y en perfecta sintonía con las
propuestas medioambientales del nuevo milenio. Este hábitat se ha mantenido casi inalterado hasta la segunda mitad del s. XX, observándose desde los últimos años su paulatina
transformación, motivada en gran parte por el
abandono progresivo de las actividades agrarias que lo sustentaban. Estos cambios han venido acompañados de la mejora de las comunicaciones y la proliferación de la segunda residencia, especialmente acusada en el área
costera, lo que ha determinado en muchos
casos la “importación” de formas de apropiación del espacio, lenguajes y tipologías ajenas
al medio rural. En general, en nuestra comarca estas estructuras rurales se conservan en
bastante buen estado, especialmente en los
concejos interiores y en grandes franjas de la
rasa costera, apreciándose los mayores cambios en las cercanías de Cudillero y de Luarca.

La actividad agraria fue la base de la estructura económica de la sociedad asturiana durante la etapa preindustrial y la que determinó en buena parte la organización territorial
que aún hoy persiste en nuestra comarca.
Este espacio rural es fruto de un sistema de
organización feudal instaurado durante la
Edad Media que se mantendrá hasta el siglo
XIX cuando desaparezcan legalmente los derechos feudales. Los propietarios de la tierra
eran la nobleza y el clero, que establecían la
ubicación de los asentamientos en el territorio. El aprovechamiento de la tierra se realizaba a través de unidades de explotación indivisibles, “las caserías”. Cada casería constaba de
una vivienda, dependencias auxiliares, huertos, tierras de cultivo, prados y el derecho al
aprovechamiento de los montes comunales.
Junto a una unidad, fueron disponiéndose
otras, surgiendo así los agrupamientos que
dieron lugar a las aldeas. Sobre este soporte
territorial se inicia en la baja Edad Media el
proceso de fundación regia de las “Polas”, a
las que se vincula un amplio espacio integrado por diversas aldeas, “el Concejo”, sobre el
que se establece un control económico y administrativo. Se sientan así las bases de una
organización territorial y administrativa que
básicamente ha persistido hasta nuestros días.
El resultado es un modelo territorial en el que
se superponen unas estructuras de origen
agrario, las quintanas y las aldeas, con otras
de carácter urbano o vinculadas al comercio y
la pesca, las villas y los puertos4.
La Quintana
Constituye la célula base del poblamiento
rural y está integrada por la vivienda, las construcciones auxiliares agrícolas (cuadra-pajar,
granero, pozo, etc.) y una pequeña porción de

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tierra para huerto, “las llosas”. Las diversas
dependencias se disponen con frecuencia en
torno a un patio cerrado –la corrada o antojana– que relaciona los espacios de labor y define el acceso a la quintana. En la corrada se
realizaban algunas de las tareas propias de la
casería como el sanmartín o el esfoyón, a la
vez que servían como lugares de acogida y relación social.
El barrio
Conformado por una pequeña agrupación
de quintanas que compartían una porción de
término agrícola (erías o pastos) y diversas
construcciones (molinos, fuentes, pozos...).
Su relación surge por su proximidad física y
por su vinculación a un camino, un arroyo, un
accidente topográfico, una capilla, etc. Hoy en
día su estructura diferenciada es claramente
visible en la morfología de numerosos núcleos
rurales, conservando aún su propia identidad
dentro de los mismos.

Querúas, Valdés.

Villapro, Tineo.

La aldea o núcleo rural
Se origina por la agrupación de diversas
quintanas y barrios. Concentra servicios y
equipamientos comunes (escuela, capilla, bar,
tienda), además del terrazgo colectivo (erías,
pastos) y la porción de monte comunal más
próxima al conjunto edificado.

trativa persistió básicamente hasta nuestros
días; las villas bajomedievales de nuestra comarca se han consolidado como capitales de
sus concejos, catalizando la actividad económica y administrativa de los mismos. Asimismo existieron otros asentamientos que sin poseer funciones administrativas fueron capaces
de convertirse en focos de atracción y desarrollarse, como el puerto pesquero de Cudillero,
que sin tener el liderazgo de villa concentraba
ya en el s. XVIII una población numerosa, propiciada en gran medida por su capacidad de
aglutinar diversas funciones: la pesca, el comercio marítimo y las actividades artesanales
vinculadas a las mismas. Esta preponderancia
económica frente a la capital de su concejo
–Pravia– produjo diversos intentos de separación, que se materializaron finalmente en
1837 con la obtención de su independencia y
la creación de su propio alfoz.

La parroquia
Es el núcleo rural que centraliza la organización administrativa y religiosa de la comunidad agraria concentrando los espacios sociales de la misma: la iglesia, el cementerio y ocasionalmente el campo ferial.
Las villas y los puertos
Las villas son los núcleos de población fundados por iniciativa regia durante la baja Edad
Media y a los que se vinculó un amplio espacio
constituido por diversas parroquias: “el Concejo”. Esta vinculación territorial y adminis-

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Núcleo rural de Puentenova, Allande.

Muros de piedra en la braña de Fuentes, Tineo.

lugares donde la disposición en pendiente ha
determinado la división horizontal de las tierras, siguiendo la fuerte inclinación del terreno que se va aterrazando y sujetando sucesivamente mediante muros de contención. En definitiva, los sistemas de cercados, terrazas, etc.,
delimitan los espacios y usos, vertebrando la
localización espacial de las edificaciones, los
campos de cultivo y las áreas de pastoreo. A su
vez frenan la erosión del viento y las escorrentías, acumulan el calor y retienen el agua generando un incremento de la productividad. Su
presencia es el reflejo de un delicado equilibrio
entre la acción transformadora del hombre y el
medio natural.

Villa de Luarca.

Elementos de la estructura rural:
parcelaciones, cierres, red viaria
La red de caminos y el sistema de parcelación se define y estructura a partir de los pastos y las zonas de cultivo, conformando la
trama básica que organiza nuestro espacio
rural. Dicha trama es muy variada y se caracteriza por su adaptación a la topografía del lugar,
empleando para su delimitación y contención
los muros de mampostería, vallas de madera o
cierres vegetales, en ocasiones aparecen grandes piedras hincadas definiendo dichos cierres.
Las áreas de cultivos cerealistas no se cierran
con muros o vallas de madera; para tal fin se
utilizan unas piedras aisladas –los mojones–,
colocados en las esquinas y a cada cierta distancia con el objeto de señalar la división de la
propiedad, pero permitiendo el máximo aprovechamiento de la superficie cultivable. Hay

Los vaqueiros de alzada. Origen.
Situación actual
Por tratarse de un factor característico de la
comarca debemos referirnos a un grupo social
diferenciado, “los vaqueiros de alzada”, de
cuyos asentamientos, costumbres y modos de
vida se conservan importantes huellas en los
cinco municipios, lo que condujo recientemente a acuñar el vocablo “comarca vaqueira”
como seña de identidad de nuestro territorio.
El término “vaqueiro de alzada” comienza a
utilizarse a partir del s. XVIII para referirse a
un grupo social que se dedicaba a la cría de ganado y que practicaba la arriería y trajinería
como actividad complementaria. Su origen

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braña pues no había bastantes pastos durante el año pa mantener los ganados, entonces había que ir en busca de otros pastos
mejores a la otra braña…, la braña de invierno es la braña de Silvallana, cerca de
Naraval, de Navelgas, a 100 metros sobre el
nivel del mar, y la braña de alzada Las Tabiernas, aquí a 7 Km de Tineo y a 1.000 metros de altura… Bueno, pues una vez sembradas las patatas en la braña de abajo que
era principalmente lo único que sembrábamos los vaqueiros eran patatas..., a primeros de marzo, pa la feria de S. José, que se
celebraba en Tineo, hoy ya…, prácticamente va desaparecida. Subíamos pa la braña de
Las Tabiernas. Tábamos hasta…, mediaos
de mayo o últimos… Luego, bajábamos pa
abajo, sembrábamos el maíz, …na más pa
las pulientas, que era la comida típica vaqueira, y el gurupo, unas pocas de fabas y
maizones para dar a las vacas. Pero vamos,
poca cosa. Luego ya se esperaba a hacer la
hierba, que en la braña de abajo hacíase
que en la de arriba, sobre mediaos de junio
o por ahí empezaba a hacése la hierba ya.
Hasta últimos de junio o julio… Y luego a
mediaos de julio o por ahí subíamos pa arriba, hacíamos la hierba arriba…” 6.

hay que buscarlo en la baja Edad Media y está
ligado a la expansión ganadera que experimenta la región a partir del s. XIII, impulsada
por los centros monásticos. Esta expansión
propició la colonización de los terrenos baldíos, especialmente de las zonas altas, donde
se localizaban los mejores pastos. Los “vaqueiros” desplazaban el ganado desde las montañas costeras en las que permanecían los meses
fríos, hasta las montañas del interior donde se
establecían durante los meses cálidos. Este
tipo de vida obstaculizaba el pago de tributos y
obligaciones concejiles, al disponer de dos residencias, muchas veces en concejos diferentes. La dificultad para el cumplimiento de dichas obligaciones unido al control que ejercían sobre los mejores pastos va a generar frecuentes pugnas con los campesinos.
Juanín: “los aldeanos siempre vivían en
las partes bajas… siempre teníamos rifirafe con los pastos, porque el vaqueiro
aprovechaba más bien la parte desierta y
tal, con las ovejas y las cabras y..., llegabas
hasta las laderas de los xaldos. Entonces
los xaldos fastidiábalos que los vaqueiros
fueran hasta la vera de las fincas de ellos a
pastar con los ganaos…”5.
Las brañas vaqueiras están situadas en las
zonas altas de las montañas del interior o de la
marina no existiendo por encima de ellos pueblos no vaqueiros, sino solamente montes y
pastos. Su estructura económica se fundamenta en la adaptación a dos ciclos vitales diferentes y ligados entre sí, vinculados a la trashumancia biestacional que practican. Esta itinerancia genera la existencia de dos asentamientos según la época del año: los pueblos de
abajo (braña de invierno) y los pueblos de arriba (braña de verano o de alzada).

Desde mediados del s. XX la trashumancia
vaqueira ha sufrido un importante retroceso
quedando restringida a áreas específicas de la
comarca: los núcleos de Idarga, Buspol y El Pevidal (Salas), que constituyen los pueblos de invierno de los vaqueiros que habitan el resto del
año en el Concejo de Somiedo. Los desplazamientos se hacen ya con vehículos motorizados
y el vaqueiro destina la casi totalidad de los espacios cercados a la obtención de hierba que
posibilite la existencia de una mayor cabaña ganadera. Con el abandono progresivo de la trashumancia muchas de estas brañas pasaron a
ser residencia permanente, adoptando formas y
organizaciones espaciales propias de las aldeas.

Juanín: “…el vaqueiro vivía principalmente de eso, pero ¿qué pasaba?…, en una

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C O M A R C A D E L VA L L E D E L E S E - E N T R E C A B O S ( A S T U R I A S )

El espacio público abierto
Como espacio público entendemos el lugar
exterior abierto donde el individuo establece
todo tipo de relaciones de intercambio con la
comunidad. Las características de nuestro hábitat disperso, donde las aldeas se conforman
mediante la adición de diversas quintanas aisladas, separadas entre sí y únicamente articuladas por la red de caminos que terminan muchas veces en las propias tierras o bien se pierden en el monte, generan un entorno apenas
urbanizado donde los límites entre lo construido y lo natural son más difusos. El espacio
público de la “plaza”, entendido como un
vacío claramente definido por los bordes de lo
construido, es menos frecuente en nuestras
aldeas. El cruce de unos caminos, el ensanchamiento de una vía o el emplazamiento de
una fuente, la iglesia o la tienda-bar del pueblo, pueden constituirse en lugares públicos
de concurrencia.
En la sociedad tradicional de la comarca y
especialmente en nuestro medio rural estos
espacios de relación se encuentran ligados
siempre al desempeño de las distintas actividades relacionadas con la casería y a la celebración de los rituales y los festejos. Nuestros
campesinos subsistían con bastante penuria y
básicamente “trabajaban para poder comer”,
siendo sus principales recursos la tierra cultivada, el ganado, el monte y el agua, por lo que
es en torno al aprovechamiento de los mismos donde tienen lugar sus relaciones básicas
de vecindad. Para entender la importancia de
estos espacios de relación es preciso hablar de
la “reciprocidad equilibrada”. Se basaba en la
colaboración mutua entre campesinos para el
desempeño de las diversas tareas y actividades
de la comunidad rural. La reciprocidad equilibrada era la esencia de la socialidad entre
las casas, fomentando y alimentando entre
ellas la circulación de gran número de derechos y de obligaciones… el “quid pro quod” o

Braña de invierno, Buspol, Salas.

el “hoy por ti, mañana por mí” …En resumen, era uno de los fenómenos que hacía
más llevadera la vida de las comunidades rurales tradicionales7.
Por un lado destacamos los espacios abiertos ligados al desempeño de las tareas productivas del campo: los caminos, las tierras de
cultivo y los pastos, que constituyen el soporte físico sobre el que se desarrollan diversas
relaciones de reciprocidad, como son la recogida y el acarreo de la cosecha, el traslado y la
vigilancia de los animales cuando se llevaban a
pastar, la recolección de castañas, el laboreo
de los montes comunales y la colaboración en
la reparación de caminos, puentes o bienes comunes como fuentes o lavaderos. Asimismo
los caminos se convierten también en lugares
de paseo y de relación entre los vecinos.
José Luis: “Hay un paseo… uno es desde
Busto hasta el faro, que puedes ir caminando y disfrutando de un paisaje extraordinario, donde ves unas puestas de sol… Busto
tiene un paisaje extraordinario, sobre todo
en el cabo…, el otro paseo es desde aquí,
desde el centro hasta la iglesia de Canero…, muchas veces las ves sentadas por la
capilla, sobre todo los viejinos…, tomando
el sol, y los que todavía tenemos unas facultades todavía más apropiadas para caminar, pues nos vamos a pasar la tarde por
allá…” 8.

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A R Q U I T E C T U R A T R A D I C I O N A L Y E N TO R N O C O N S T R U I D O

rural, lo que permite el acercamiento procesional hacia el templo.
Otro espacio público de relación es la bolera; ésta suele estar ubicada a las afueras del
núcleo de población y en ella se reúnen los
hombres los días festivos y la tarde de la fiesta
patronal para practicar este deporte. Presenta
variantes según las zonas de la comarca donde
se juegue; en Salas y Cudillero se practica el
“Juego de batiente” y en Tineo otra variante
llamada “bolos de Tineo”, conocidos también
como “bolos celtas”. Esta última modalidad es
probablemente la más antigua de las que se
celebran en Asturias. Aunque su origen es incierto, algunos autores lo sitúan en el siglo XI,
teniendo como origen un juego que los ejércitos practicaban en los momentos de ocio. En
la actualidad se sigue practicando, estando estructurado en ligas, constituyendo un atractivo turístico más de la comarca.
El carácter urbano que poseen las capitales
de la comarca se refleja en la existencia de espacios públicos más “construidos”, donde los
límites están más nítidamente definidos; se
trata de plazas que se abren entre el conjunto
edificado, próximas al Ayuntamiento y donde
se suele celebrar el mercado semanal. El centro neurálgico de Salas pivota en torno a dos
plazas: la del Ayuntamiento y la de la Campa,
en pleno casco histórico de la villa. Ambas
adoptan forma triangular y se enlazan entre sí
a través de un pasadizo en arco que conecta la
torre medieval con la casona-palacio de Valdés-Salas (restauradas como museo prerrománico y hotel respectivamente). En Tineo la
plaza más concurrida se sitúa delante del
Ayuntamiento; es un espacio de proporciones
reducidas limitado por la calle y el propio edificio municipal. Su pequeño tamaño no impide la celebración semanal del mercado ni tampoco la reunión de los jubilados las tardes soleadas a ver pasar la gente y charlar. Esta calle
se convierte en el eje comercial y estructural
de la capital, donde confluyen las vías que dan

Iglesia de Arcellana, Salas.

El espacio público por excelencia se conforma en las proximidades de la iglesia parroquial, donde se celebran los ritos del ciclo vital
y la fiesta patronal. Aún hoy sorprende la participación masiva de la comunidad rural en los
acontecimientos ligados a dicho ciclo, especialmente a la muerte. El funeral se convierte
en un acto social donde se involucra la gran
parte de la comunidad. Este carácter simbólico y representativo del templo ha propiciado
la localización a su alrededor de las diferentes
funciones que focalizan la actividad pública
del pueblo. Es el caso de San Martín del Valledor (Allande), donde el aseo público y el mercado semanal de ganado se localizan en las
proximidades de la iglesia. Otras veces son los
propios muros, que delimitan el emplazamiento elevado y/o diferenciado del templo
frente al caserío, los que conforman el perímetro del espacio público, como sucede en Arcellana (Salas) o Sobrado (Tineo). Con frecuencia, junto a la iglesia, suele existir un árbol de
gran porte y en ocasiones milenario (tejos o
robles), lo que permite resguardarse bajo su
sombra los días calurosos del verano, como
ocurre con los tejos de las iglesias de Santa
Coloma y Bustantigo en Allande. En ocasiones
el emplazamiento del templo propicia la creación de unos caminos de aproximación al
mismo; es el caso de la iglesia de Canero en
Valdés, que se ubica en lo alto de un pequeño
promontorio, a una cierta distancia del núcleo

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C O M A R C A D E L VA L L E D E L E S E - E N T R E C A B O S ( A S T U R I A S )

Plaza del Ayuntamiento, Salas.

Mesa del gremio de mareantes, Luarca.

acceso a las diferentes áreas de crecimiento de
la villa.
En Luarca los espacios públicos de más relevancia son la plaza ubicada delante del
Ayuntamiento y el paseo del puerto. La plaza
se localiza en las cercanías del río Negro, cerca
ya de su desembocadura. Constituye un espacio de planta casi rectangular, elevado con respecto a las calles que lo circundan por tres
lados, y que prolonga su otro borde hasta la fachada principal del Ayuntamiento. La plaza
queda enclavada entre la imponente ladera
que lo bordea por el noroeste y el río que lo
circunda por el este.
El otro espacio público relevante es el paseo
del puerto, que se localiza en la desembocadura del río Negro, en un lugar donde se ensancha la vaguada y la ladera adopta la forma de
una “concha”. En ella se han ido enclavando
de manera escalonada las casas de los pescadores. El paseo se inicia junto a la “rula” o lonja
de pescados, en las proximidades de la iglesia
parroquial, y termina al final del espigón situado bajo el cementerio; el recorrido permite
contemplar los barrios de pescadores que se
vuelcan hacia el mar: el Cambaral y la Pescadería. En el Cambaral se localiza la mesa del
“gremio de navegantes y mareantes”, junto a
ella se dispusieron en 1959 una serie de azulejos que describen la historia de la villa. El
paseo es muy transitado, especialmente en verano, cuando se hace realmente difícil reco-

rrerlo debido a la numerosa afluencia de gente
que se reúne a tomar una sidra en alguno de
los muchos “chigres” que han proliferado a lo
largo de su trayecto.
En Cudillero las principales actividades se
desarrollaban en torno al puerto; en su rampa
se reparaban las barcas y se resguardaban durante los temporales; en su plaza se procedía a
la venta del pescado, animado por la presencia
de la “lonja”, y en la planta baja de las casas se
desarrollaban las tareas relacionadas con la
pesca. En la plaza se reunía igualmente la juventud pixueta9, desde donde se iniciaba el
paseo que ascendía por la calle Suárez Inclán
hasta la parte alta de Cudillero, para degustar
vino en algún bar o asistir al cine. La plaza es
elíptica y se conforma mediante un abigarrado
conjunto edificado que ha ido creciendo, muy
condicionado por la abrupta topografía, en
anillos concéntricos, generando la imagen de
un anfiteatro. El nuevo puerto concentra actualmente las actividades relacionadas con la
flota pesquera y los pescadores venden sus
capturas principalmente en el puerto de Avilés. Esta pérdida de peso en la actividad pesquera ha sido compensada con la potenciación
de sus valores intrínsecos como foco de atracción turística; en la plaza se sigue celebrando
el mercado semanal y a su vez han proliferado
numerosos restaurantes y sidrerías, que en verano colonizan la gran parte de la plaza, lo que
permite disfrutar del singular emplazamiento

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A R Q U I T E C T U R A T R A D I C I O N A L Y E N TO R N O C O N S T R U I D O

con vistas del mar y del “anfiteatro”, hermoso
ejemplo de urbe no planificada.
La fiesta era el acontecimiento social que alteraba el ritmo de vida cotidiano; en las comunidades rurales la participación era obligada y
suponía la ruptura del aislamiento de la casa y
la aldea. En ella se consumían una buena parte
de las viandas producidas en la casería en compañía de familiares, amigos y vecinos. El calendario festivo se dividía en dos periodos: el invernal y el estival. Las fiestas del ciclo invernal
poseían un carácter más privado y se vinculaban principalmente a las labores de la casería:
el esfoyón, la mayada y el sanmartín.

suponía el fin del viejo ciclo y el comienzo del
nuevo; este cambio coincidía con el inicio de
las tareas agrícolas y ganaderas, la proximidad
de la primavera y la inauguración del tiempo
de Adviento previo a la Semana Santa. Reflejo
de los cambios que se avecinaban era el dicho
popular de los vaqueiros: “por febrero ya empieza a cantar la mosca”11. Esta fiesta se iniciaba con una copiosa comida en la que se degustaban los productos de la matanza y terminaba con un baile nocturno. El Carnaval propiciaba la superación de muchos tabúes y la
relajación de la conducta moral, que se saltaba
temporalmente, antes de entrar en el tiempo
penitencial eclesiástico.
Las fiestas asociadas al ciclo estival son las
que se celebraban en honor de los santos patronos, de la Virgen y del Corpus, y excedían
del ámbito familiar al parroquial. Una comisión formada por varias familias del pueblo se
encargaba de obtener los fondos necesarios
para la realización del evento; en general todas
las casas del pueblo solían participar mediante
una cuota, estando mal vista la familia que no
contribuía. La fiesta se iniciaba con la procesión de la imagen hasta el santuario o la ermita donde el párroco decía la misa. Posteriormente se celebraba la comida en un prado situado en las proximidades del templo, donde
cada casa contribuía con determinadas viandas, o bien en cada casería donde se reunían
los familiares y los amigos más cercanos. Tras
la cena se celebraba el baile, para el que se
contrataba a una orquesta y se prolongaba
hasta el amanecer. La fiesta duraba por tanto
todo el día y poseía un carácter religioso, social y gastronómico, que aún hoy conserva en
buena medida.
Entre las fiestas más representativas de la
comarca destaca la de Nuestra Señora del Avellano que se celebra en Pola de Allande del 7 al
10 de septiembre, con la descarga de fuegos la
noche del día 8. La festividad coincide con la
recogida del avellano, siendo muy típico la

“El esfoyón consistía en la reunión de varias personas en casa de un vecino para esfoyar el maíz y enristrarlo. Se trataba de una
auténtica fiesta nocturna, con juegos, canciones, bromas y hasta baile. Al término la familia ofrecía a los asistentes una comida consistente en frutos secos, castañas, manzanas y, a
veces, chocolate… La mayada era la operación para trillar el trigo en la que colaboraban recíprocamente todos los vecinos”10.
Ambas actividades solían acabar con un
baile, “el filandón”, que reunía a gentes de
todas las edades y donde los jóvenes aprovechaban para conocerse y entablar relaciones.
El sanmartín consistía en la matanza del
cerdo o “gochu” y estaba sujeta a un proceso
ritual que se repetía de la misma manera cada
año: la cría, el engorde, los preparativos, los
participantes y la preparación de los productos
seguía siempre las mismas pautas. La matanza se realizaba en el mes de diciembre y tenía
un claro componente social puesto que la familia obsequiaba a otras con diversos productos obtenidos del sanmartín, propiciando así
el encuentro y el fortalecimiento de los lazos
de amistad entre las distintas casas.
El ciclo invernal terminaba en invierno con
el Carnaval (antroido o antroxu en bable) que

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C O M A R C A D E L VA L L E D E L E S E - E N T R E C A B O S ( A S T U R I A S )

realización de la tarta con este fruto. En Cudillero destaca la fiesta de S. Pedro, S. Pablo y
S. Pablín –del 28 de junio al 1 de julio–, con
el tradicional sermón laico de L’ Amuravela,
pronunciado cada 29 de junio en el puerto.
Antiguamente un pescador –hoy en día
suele ser un personaje de renombre– daba
cuenta a S. Pedro, patrono de Cudillero, de
todos los hechos acaecidos durante el año, haciendo especial hincapié en los asuntos de la
mar y pidiendo protección para el año venidero. En Tineo destacan especialmente dos fiestas: la fiesta de San Roque, que tiene su día
grande el 16 de agosto, con una romería que
se celebra en el campo de la ermita, y la Fiesta de la Trashumancia. Esta última se celebra
el primer fin de semana de agosto en lo alto de
la Casa del Puerto en Tineo (1.025 metros de
altitud), con ella se pretende rememorar la
seña de identidad de los vaqueiros; su modo de
vida itinerante.
Especial interés reviste “la vaqueirada” que
se celebra el último domingo de julio en la
braña de Ariestébano (en el límite entre los
concejos de Tineo y Valdés), que fue declarada
de Interés turístico Nacional en 1964. La fiesta gira en torno a la Boda Vaqueira. Los vaqueiros practicaban un fuerte endogamia grupal, imprescindible para la supervivencia de
un grupo minoritario, marginado y con una
forma de vida pastoril y trashumante. El matrimonio intergrupal era esencial para la perpetuación biológica del grupo, al tiempo que
establecía una amplia red de parentesco entre
los distintos pueblos vaqueiros, reforzando la
identidad social del grupo. Con anterioridad a
la boda el padre del novio va a casa de la novia
y allí se establece lo que cada cónyuge ha de
llevar al matrimonio. El día de la boda la comitiva, formada por los novios, padrinos e invitados, va precedida del ajuar llevado en un
‘’carro del país’’ tirado por dos vacas. En él llevan un arca con ropa blanca y a su alrededor
algunos sacos de trigo y los enseres que com-

Fiesta de L’Amuravela, Cudillero.

ponen el ajuar, encima de todo va la cama matrimonial ataviada con cuidados encajes. Y por
último la cesta de la madrina, adornada con
lazos y llena de pan, huevos, manteca y dulces.
Una vez celebrada la boda, tenía lugar la típica
comida vaqueira compuesta por jamón cocido, chosco, empanada o bollo ‘’preñao’’, frixuelos, nata montada de las brañas y café
negro de puchero. A esta fiesta asisten los representantes de la comunidad vaqueira ataviados de forma tradicional. Se tocan instrumentos típicos, como la payetsa, que es una sartén
con mango muy largo que se bate con una
llave de hierro y se bailan bailes tradicionales.
En Luarca se celebra el 15 de agosto la Virgen del Rosario, patrona de los pescadores.
Dependiendo de la marea la procesión se realiza por la mañana o por la tarde, los barcos de
pesca se engalanan y se saca a “salear” a la Virgen del Rosario, acompañada de todos los barcos. En Luarca es reseñable también, por la
gran afluencia de público que atrae, la fiesta
de San Timoteo, que se celebra en el campo
del patrón el 22 de agosto. En la villa de Salas
se celebra la romería de la Virgen del Viso el
15 de agosto. La capilla se sitúa a 5 Km de la
capital, cerca de la cima del monte del Viso, a
unos 600 m de altitud, en un lugar de gran belleza y dotado de excelentes vistas. Según la leyenda, la Virgen se apareció a un pastor y le
manifestó su deseo de que se edificase un templo en su honor en aquel lugar.

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A R Q U I T E C T U R A T R A D I C I O N A L Y E N TO R N O C O N S T R U I D O

El espacio público cerrado
En nuestra comarca existen numerosos edificios públicos o semipúblicos de gran significación cultural y social para la comunidad,
siendo testimonio vivo de un periodo determinado de nuestra historia y en muchos casos
un recurso turístico de primer orden.

Edificaciones religiosas
Monasterio de Cornellana, Salas.

La iglesia suele localizarse en un lugar relevante y significativo del núcleo rural o de la
villa, focalizando muchas veces a su alrededor
el crecimiento de la población y el desarrollo
de la actividad comercial y administrativa de
la colectividad. Ya desde la Edad Media el pórtico del templo era el lugar elegido para debatir los asuntos que afectaban a la comunidad,
siendo muchas veces la iglesia el lugar donde
se materializaba la “segregación” social entre
grupos diferenciados, como ocurría en la comarca con los vaqueiros12:

Los monasterios son otras de las edificaciones religiosas de gran importancia y significación histórica en la comarca. Su fundación e
influencia se remonta a la Edad Media, englobando bajo su dominio numerosos bienes y
derechos sobre la comunidad rural. Su importancia en la comarca se vincula con el impulso dado a la actividad ganadera y la colonización de las tierras altas para pastizales. En la
localidad de Cornellana (Salas) se localiza el
Monasterio de San Salvador (fundado en el
siglo XI por iniciativa real y cedido un siglo
después a la orden de Cluny); se conserva la
iglesia románica (s. XII) con fachada barroca
(s. XVII) y la torre románica, aumentada en
una planta en el s. XVIII. Se conserva también
la portada del cenobio primitivo, si bien fue
remodelado durante los siglos XVII-XVIII,
construyéndose el claustro a principios del s.
XVIII. El paso de la ruta jacobea se ha convertido en un recurso turístico de gran importancia y principal motor de la restauración que se
está llevando a cabo actualmente. Se ha acondicionado una parte del cenobio como albergue de peregrinos y se ha potenciado el uso de
este contenedor para albergar alguno de los
eventos que se celebran anualmente en el concejo, entre los que destaca la feria del salmón.
De gran relevancia también es el monasterio
benedictino de Santa María la Real de Obona
(Tineo), fundado en 780, del que se conserva la
iglesia románica cisterciense (s. XIII) y la cru-

“Juanín: Y bueno, la discriminación entre
vaqueiros y xaldos pues está ahí…, eh…, las
vigas…, las famosas vigas de las iglesias…
E: ¿Qué implicaba su presencia?
Juanin:…, esas vigas poníanse aproximadamente…, depende, pero normalmente sobre el medio de la iglesia o un poco
más atrás. Y implicaba que de ahí pa’lante
los vaqueiros no se podían pasar.
E: ¿Podía comulgar y recibir los sacramentos…?, pero siempre sin pasar de esa
línea ¿no?
Juanín: Sin pasar de esa línea…, y
bueno, ni vaqueiros ni vaqueiras claro, no
se podía pasar ninguno que fuera vaqueiro.
Ni tenías bancos pa sentate ni nada. Para
entrar en las iglesias pues se entraba por la
puerta de…, los laos, por la del medio entraban los xaldos, y por la de la derecha o la
de la izquierda los vaqueiros”.

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C O M A R C A D E L VA L L E D E L E S E - E N T R E C A B O S ( A S T U R I A S )

Capilla de la Virgen del Avellano. Is, Allande.

Cancel de la capilla de la Soledad. Oré, Valdés.

jía noroccidental del claustro, que se reconstruyó en el s. XVII tras sufrir un incendio. En
1222 el Rey Alfonso IX, a raíz de su estancia en
el monasterio, le concede el privilegio de ser
paso obligado de los peregrinos que opten por
la ruta asturiana del Camino de Santiago. En
Tineo destaca igualmente el monasterio de
San Miguel de Bárcena, fundado en 937, del
que se conserva solamente el templo románico
(s. XII-XIII).
Con excepción de las brañas vaqueiras,
donde no suelen existir edificaciones religiosas, cada aldea posee su capilla o ermita, pudiendo localizarse en ocasiones a cierta distancia del pueblo: en un monte, junto a un camino, la vega de un río o en un prado comunal. Suelen ser lugares de significación para la
comunidad por la preexistencia de culturas
precristianas, el carácter sagrado del emplazamiento y en algún caso su vinculación con los
ciclos productivos. Su advocación puede estar
relacionada con la Virgen, los santos o con un
elemento natural: monte, río, árbol, pradería;
como la Virgen del Fresno en Bodenaya o la
del Viso13 (Salas). El culto a los santos suele
estar ligado a la protección frente a las enfermedades, la salvaguarda del ganado, la obtención de una buena cosecha, etc.; como la capilla de Santa Tecla en Brieves (Valdés) o de San
Lázaro en La Espina (Salas). En torno a estas
pequeñas construcciones religiosas se reunían
los vecinos para celebrar fiestas y romerías y

eran consideradas como algo propio de cada
casería, de ahí que se colaborara de manera
solidaria en su conservación. La presencia de
la “imagen” constituía un símbolo de protección para la comunidad y la celebración de la
misa evitaba a los pueblos más alejados el desplazamiento semanal a la parroquia. Son
construcciones sencillas de pequeñas proporciones, con nave única o nave y cabecera, pudiendo disponer de un pórtico previo que
actúa como resguardo ante la lluvia y, con frecuencia, de una espadaña14. Suele existir una
cancela a los pies de la nave que protege la
imagen y permite a su vez el culto. Presentan
un marcado carácter popular empleándose
para su realización los mismos materiales que
los utilizados en las viviendas y construcciones auxiliares rurales.

Otras edificaciones públicas
Además de los espacios de carácter religioso
existen otros lugares públicos y semipúblicos
que adquieren significación para la comunidad, como son los Ayuntamientos, los casinos,
las salas de baile, las casas de cultura, etc.
Los Ayuntamientos, además de centralizar
la organización administrativa de la comunidad, focalizan a su alrededor las principales actividades comerciales y sociales de la población. Construidos entre finales del s. XIX o
principios del s. XX, se diferencian del resto del

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Ayuntamiento de Luarca.

Escuela rural tradicional. Bedón, Allande.

tejido urbano por la volumetría y la composición de sus fachadas. El reloj, el escudo y el
balcón en la planta noble son los elementos característicos que se repiten en la mayor parte
de ellos, siendo frecuente también la aparición
de los característicos soportales, como sucede
en las casas consistoriales de Allande, Cudillero y Tineo. Especial interés reviste el Ayuntamiento de Valdés (1912) del arquitecto Manuel
del Busto. Es una obra ecléctica resuelta con
maestría donde se incorporan elementos compositivos y decorativos de diversa índole: composición clásica, cubierta amansardada y motivos decorativos de influencia centroeuropea.
Una edificación de gran importancia para la
comunidad rural era la Escuela. Cada pueblo
tenía su propio equipamiento escolar que solía
ubicarse en una edificación exenta y diferenciada del resto del caserío, siendo en ocasiones
los propios indianos los que financiaron la
construcción de estos edificios públicos. La
fuerte despoblación que ha sufrido la comarca
ha originado la concentración de los escasos
alumnos actuales en la cabecera parroquial,
quedando buena parte de estos inmuebles en
desuso y algunos en un estado de deterioro
importante.
Se aprecia sin embargo un proceso creciente de recuperación de este patrimonio para albergar nuevas funciones sociales: hogar del
jubilado, asociación de vecinos, consultorio
médico, telecentro, etc.

Los edificios docentes que se reparten por
toda nuestra geografía son muy diversos; por
un lado están las escuelas de carácter tradicional, de gran sencillez constructiva y compositiva. Suelen albergar un aula mixta en la planta baja y la vivienda del maestro en la planta
alta, de las que existen interesantes ejemplos
en el concejo de Allande. En el concejo de Valdés destacan por su interés arquitectónico un
conjunto de escuelas de principios del s XX.
Son edificaciones rectangulares que repiten
un mismo esquema organizativo: un volumen
central destinado a áreas comunes y dos alas
dispuestas simétricamente que albergan las
aulas. El cuerpo central se corona normalmente con un frontón que puede adoptar diversas formas: triangular, escalonado, rematado por un campanario, etc.
Otros edificios de relevancia social eran los
Casinos, que constituían los lugares de ocio y
alterne de la burguesía de finales del s. XIX y
principios del s. XX. Su principal clientela era
masculina, quedando limitada la presencia de
las mujeres a determinados actos festivos
anuales (fiestas patronales, Carnaval, Año
Viejo, etc.).
En nuestra comarca, alejada del área central industrial, su presencia es escasa y está ligada al colectivo indiano; serán los emigrantes retornados los que financien su construcción, que todavía hoy podemos contemplar en
alguna de nuestras poblaciones.

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Actualmente es de propiedad municipal y se
encuentra en desuso, siendo precisa la búsqueda de nuevos usos que garanticen su continuidad como elemento emblemático y representativo de la sociedad valdesana.
Otros de los lugares públicos actualmente
más activos son las Casas de cultura; estos
equipamientos se localizan en las villas, en
pleno casco histórico, y suelen ocupar contenedores de gran interés arquitectónico como
ocurre con la casa de cultura de Tineo, ubicada en la Casa de los García de Tineo y Maldonado (s. XIV-XVII) o la casa de cultura de
Luarca que se localiza en el Palacio del Marqués de Ferrera (s. XVI-XVIII). Cumplen diversos cometidos sociales y culturales: albergan
la biblioteca, las salas de lectura, el telecentro,
y en ellas se organizan cursos formativos y
conferencias.

Escuelas de Otur, Valdés.

Por su interés arquitectónico destaca el
Casino de Luarca, construido a principios del
s. XX, según el proyecto de Manuel del Busto.
Se localiza en un lugar relevante junto a la
orilla del río Negro y con su fachada principal
hacia la Avenida Álvaro de Albornoz, principal
arteria de comunicación de la villa. Conforma
un volumen cúbico y se organiza en planta
baja, primera y bajo cubierta, con posterioridad se le adosó un cuerpo aterrazado que desvirtuó la percepción de su volumetría original.
Presenta una cuidada composición con motivos decorativos florales que lo relacionan con
el modernismo, siendo la singular geometría
de los huecos de cubierta de clara influencia
centroeuropea. En la planta primera se localizaba el salón principal, que era utilizado como
sala de baile, conocido como salón amarillo
por la preponderancia de este color en la decoración de sus paramentos y cortinas.

La arquitectura social auxiliar.
El mobiliario urbano
El mobiliario asociado tradicionalmente a
los espacios públicos de nuestras aldeas es reducido, ya hemos comentado que se trata de
lugares escasamente construidos y apenas urbanizados, donde la presencia de una fuente, o
la proximidad del templo podían ser los elementos en torno a los cuales se configuraba
un espacio de reunión: un banco corrido de
mampostería construido en el pórtico del
templo, o en sus cercanías, o a lo sumo algún
banco de fundición solían constituir todo el
mobiliario de dichas áreas. En los últimos
años los ayuntamientos de la comarca han
realizado obras de mejora de diversos espacios
públicos de nuestras villas y aldeas; éstas suelen consistir en la colocación de un pavimento de piedra natural, la plantación de árboles y
la incorporación de maceteros, farolas y bancos de fundición. Destacan por su carácter innovador alguna de las actuaciones de acondicionamiento del espacio público en el casco

Terrazas de la plaza de la Marina, Cudillero.

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histórico de Salas, donde se ha incorporado
mobiliario de factura contemporánea diseñado por el escultor local Pepe Legazpi. Igualmente el Ayuntamiento de Cudillero ha establecido una ordenanza que regula el tipo de
mobiliario en las terrazas de la plaza de la Marina, con el fin de dar coherencia y unidad al
espacio más representativo y emblemático de
Cudillero.

Ésta se localiza siempre en uno de los lados
mayores de la construcción y se orienta hacia
el sur o hacia este. En los ejemplos encontrados en la comarca el espacio interior se encuentra por regla general compartimentado en
dos estancias separadas por un medianil: la vivienda y la cuadra, que poseen accesos independientes, pudiendo estar conectadas entre sí
por una puerta. La cuadra se localiza con frecuencia a un nivel ligeramente inferior y no
presenta divisiones interiores. Sobre ella, en el
bajo cubierta, se dispone el pajar al que se accede por una escalera de mano. La vivienda puede
estar compartimentada mediante un tabique
de tabla en dos estancias: cocina y cuarto.
Esta tipología evoluciona hacia esquemas
más complejos; se aumenta su superficie en
planta con la incorporación de cuerpos adosados que se adelantan sobre la fachada principal. El volumen que se adosa delante del espacio de vivienda se destina a dormitorio, en
cuyo caso se cuidan los acabados interiores: revestimiento de tabla en suelo y techo y enfoscados en paredes. El otro cuerpo se suele situar
delante de la cuadra y suele albergar una cuadra para ganado menor. La aparición de estos
cuerpos adosados determina la prolongación
de la cubierta y la conformación de un espacio
central abierto; el portal de acceso. Su configuración recuerda a la tipología de la casa mariñana, si bien el portal no adquiere las importantes dimensiones que adopta en esta última
donde los volúmenes adosados son del mismo
tamaño y se suelen destinar a habitación.
El grado de arcaísmo que presenta ha conducido progresivamente a su abandono o readaptación a otros usos, sufriendo diversas
transformaciones, con frecuencia para aumentar su superficie, por adosamiento de
nuevas edificaciones o bien por la elevación de
una planta. En el concejo de Salas hemos hallado algún ejemplo de esta tipología donde las
necesidades de espacio conducen al recrecido
de una altura, en ocasiones, únicamente sobre

La vivienda civil: la casa por fuera
A partir del trabajo de campo desarrollado, y
tomando como referencia diversos estudios
realizados sobre la casa preindustrial, trataremos de describir los tipos de vivienda adscritos a los diferentes grupos sociales de la comarca, las peculiaridades que presentan y
aquellas tipologías que son exclusivas de la comarca.

La casa campesina o “xalda”
A continuación describimos el tipo de vivienda campesina que aparece con más frecuencia en cada uno de los ámbitos de la
comarca. Esta “clasificación” por ámbitos no
significa que alguna de las tipologías que en
ellos se incluyen no aparezca igualmente en
otras áreas de nuestro territorio, siendo bastante frecuente que buena parte de ellas (casa
de patín, talud, bloque, corredor...) coexistan
en distintos ámbitos.
La casa tradicional de la rasa costera
La casa terrena
Constituye el tipo más elemental de vivienda
y aparece vinculada a las caserías más modestas. Es una edificación de planta rectangular
desarrollada en una sola altura, pudiendo presentar además el aprovechamiento parcial del
bajo cubierta. Se cubre a dos aguas, disponiendo la cumbrera paralela a la fachada principal.

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la cuadra, disponiéndose una escalera en la cocina para acceder al piso superior. Es difícil
encontrar en la actualidad casas terrenas en
uso y con un grado aceptable de conservación;
en la rasa de Cudillero se conserva el mayor
número, existiendo algún ejemplo de interés
en Valdés.
La casa Mariñana
Debe su denominación al área donde abundaba este tipo de casa: “la Mariña o territorio
costero”, se trata de un tipo adscrito a zonas
de topografía llana. Es una casa terrena dotada
de un portal central entre dos cuerpos; según
las fuentes consultadas15, surge hacia el siglo
XVI, pudiendo tratarse de un modelo creado y
promovido por la clase dirigente como vivienda campesina de colonos.
De planta rectangular, casi cuadrada, orienta su fachada principal hacia el mediodía, y
presenta una composición simétrica: portal
central y sendos cuerpos laterales en los que se
abren pequeños huecos de iluminación. La cubrición se resuelve a dos aguas, situándose la
cumbrera paralela a la fachada principal. El
portal es el elemento articulador de la casa; espacio de reunión y labor. La organización interior es la siguiente: al fondo del portal se sitúan las puertas de acceso a la cocina y otra de
mayor tamaño a la cuadra. Encima de esta última puerta se localiza el pajar, al que se accede por una escalera de mano desde el portal. La
cocina puede constituir un espacio único o encontrarse subdividida en dos o más estancias:
cocina, cuarto y “mediocasa”. Esta última es
una dependencia que se separa de la cocina
mediante un tabique ligero de tabla y que
posee un carácter polifuncional: vestíbulo, comedor y almacén. A ambos lados del portal se
sitúan “los cuartos de afuera”; se separan del
portal mediante tabiques de tabla y suelen ser
espacios cuidados que tienen el suelo y el
techo de tabla y las paredes revocadas. Se destinan a cuartos de dormir y en ocasiones a cua-

Casa terrena, Santa Marina, Cudillero.

dras de ganado menor o a almacén. Sobre el
techo de los cuartos se conforman sendos desvanes abiertos donde se almacenan diversos
aperos de labranza. En ejemplos más evolucionados la sala se sitúa sobre la cuadra accediéndose desde una escalera ubicada en la cocina o
la mediocasa. De su desarrollo en altura surge,
según algunos autores, una variante de la casa
de corredor muy extendida en el concejo de
Valdés: “la casa valdesana”
Su arcaísmo ha dificultado su conservación,
siendo difícil encontrar una casa mariñana que
no presente ninguna alteración. Hemos encontrado dos ejemplos interesantes en Querúas y Villademoros (Valdés) y tenemos constancia de que era un tipo bastante frecuente en
Busto (Valdés), donde hasta hace escasos años
se conservaban dos casas de esta tipología.
La casa tipo “Vidío”
Debe su denominación al territorio donde
se localiza, el sector oriental de Entrecabos
(tramo de la rasa costera comprendido entre
los cabos Busto y Vidío). Constituye una evolución en altura de la casa terrena y su singularidad reside en el aumento de una planta
sobre el espacio destinado a estabulación,
creando un piso alto para albergar otras estancias de la vivienda. Implica una mejora con
respecto a la casa terrena, ya que se aumenta
la superficie útil presentando un aspecto exterior más cuidado.

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A R Q U I T E C T U R A T R A D I C I O N A L Y E N TO R N O C O N S T R U I D O

Casa mariñana recién rehabilitada, Querúas, Valdés.

Casa tipo Vidíu, Ballota, Cudillero.

Se compone de dos cuerpos adosados de
forma rectangular de una y dos plantas. El de
menor altura alberga un distribuidor y la cocina, que en ocasiones se adelanta para organizar el acceso mediante un portal cubierto.
El distribuidor articula las estancias de la
planta baja y contiene la escalera de acceso al
piso superior, que se eleva sobre el espacio de
estabulación para acoger la sala y los dormitorios. El volumen menor se cubre a dos
aguas, destacando la gran chimenea de la cocina que se eleva por encima del segundo piso
para garantizar la adecuada ventilación. El
cuerpo de dos plantas se remata con una cubrición a cuatro aguas, a modo de pequeño
torreón.
En los ejemplos de mayor capacidad económica, la cuadra aumenta su tamaño, lo que
implica la aparición en altura de un volumen
de mayores proporciones. Los ejemplos estudiados se pueden datar entre mediados y finales del s. XIX.
Todavía se conserva un importante número
de ejemplos de esta tipología a lo largo del territorio de Entrecabos, especialmente en Ballota, Santa Marina, Oviñana (Cudillero) y Cadavedo (Valdés). Su reducido tamaño ha dificultado su adaptación a programas más complejos, lo que ha propiciado su abandono. Actualmente se están rehabilitando un buen número de estas pequeñas viviendas como segunda residencia.

La Casía
En nuestra rasa costera aparece intercalada
con otros tipos en Valdés (Sabugo, Busto,
Querúas) y de forma más puntual en Cudillero
(Santa Marina). Se asocia con caserías de escasos recursos y su denominación se debe a sus
reducidas dimensiones en planta, adquiriendo
sin embargo un cierto desarrollo en altura generando volúmenes de gran esbeltez. Su planta adopta una forma casi cuadrada y se eleva
dos alturas más el bajo cubierta. Suele incluir
un programa mínimo: la cocina-vestíbulo en
la planta baja y la sala y ocasionalmente algún
cuarto en la alta. El bajo cubierta se destina a
desván, no presentando ninguna división; las
dependencias agrícolas ocupan otras edificaciones adosadas o exentas que complementan
su reducido espacio. Este tipo presenta una
variante en las caserías de mayor capacidad
económica; en estos casos la edificación aumenta su superficie, albergando en su interior
las dependencias agrícolas (cuadra-pajar). Su
planta adopta una forma rectangular, conservando gran parte de su esbeltez. Las fachadas
principal y trasera se ordenan mediante pequeños huecos cuadrados (ocasionalmente
pueden abrirse balcones en la planta alta), iluminándose el desván mediante sendos vanos
abiertos en los hastiales. La cubierta se resuelve a dos aguas con su línea de cumbrera paralela a la fachada principal. No suele aparecer la
piedra labrada en la conformación de los hue-

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Casía en Busto, Valdés.

Casa de corredor valdesana, Fontoria, Valdés.

cos y esquinales, y las carpinterías se disponen
a haces exteriores con el muro, pintando muchas veces de diferente color el marco y la
ventana con la finalidad de resaltar los huecos
abiertos sobre la reducida fachada.
Aún hoy encontramos estos pequeños volúmenes formando parte del caserío de nuestra
rasa costera más occidental. Una buena parte
de ellos conserva su uso como vivienda, siendo frecuente que hayan sufrido transformaciones o reformas: incorporación de materiales
exógenos, adosamiento de construcciones,
apertura de nuevos huecos, etc., que aunque
desvirtúan su carácter no alteran la percepción de su singular volumetría.

cia del corredor y el zaguán. El corredor aparece la mayor parte de las veces encajado entre
dos cuerpos, en menor medida podemos encontrarlo entre muros cortafuegos y en algún
caso entre un cuerpo y un muro cortafuegos.
Frente al hermetismo que presenta la casa
bloque, este tipo dispone el elemento ligero
(corredor y zaguán) en el centro, lateral o totalidad de su fachada principal abierta siempre
hacia la orientación favorable. La cubierta, resuelta normalmente a cuatro aguas, adquiere
bastante altura y protagonismo en la definición de la volumetría. Su gran tamaño permite el aprovechamiento del bajo cubierta que se
ventila con pequeñas buhardillas o bien se
abre a un corredor, dispuesto en continuidad
con el cuerpo central aligerado, con lo que se
dota de una gran unidad compositiva a la fachada. Una solución muy frecuente en esta
casa es la superposición del corredor en la
planta alta y en el desván, conservándose
ejemplos de gran interés y belleza formal.
Su distribución característica es la siguiente: un zaguán situado bajo el corredor organiza el acceso a la cuadra y a la cocina. Si ésta es
de llar, no existe un techo de madera sobre ella
en la planta alta, por lo que la estancia alcanza
toda la altura de la edificación. Si es de carbón,
puede ubicarse en la planta alta, destinando la
baja exclusivamente a cuadra. Desde el zaguán
parte la escalera que desembarca en el corredor; éste se convierte en el elemento de distri-

La casa de corredor en Valdés
Incluimos un tipo de casa de corredor que
abunda en la rasa costera y zonas de topografía
llana del concejo de Valdés. Su rasgo definidor
es la presencia de dos espacios diáfanos a diferente altura (zaguán y corredor), en el centro
de su fachada principal –orientada al mediodía
o saliente–, perceptivamente relacionados, y
que definen la transición entre el espacio exterior e interior, articulando las diversas dependencias. El zaguán se proyecta en altura en el
corredor, por lo que ambos mantienen una relación clara de continuidad espacial y funcional. De planta casi cuadrada, adopta una volumetría cúbica similar a la casa bloque, pero con
la gran abertura central que supone la presen-

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A R Q U I T E C T U R A T R A D I C I O N A L Y E N TO R N O C O N S T R U I D O

Superposición de corredores, Almuña, Valdés.

Casa de talud en Arganzúa, Allande.

bución dando acceso a la sala y a los cuartos,
que aparecen frecuentemente en los extremos
del mismo. El bajo cubierta se destina a pajar
o trastero, accediéndose a él a través de una
trampilla o bien mediante un tramo de escalera que arranca desde el propio corredor.
Sus considerables dimensiones y su capacidad de adaptación a nuevos usos han propiciado su conservación, existiendo numerosos
ejemplos que se mantienen en uso como viviendas, no presentando alteraciones importantes que desvirtúen su naturaleza.

encuentra semiexcavado, conformando en
ocasiones la propia pared rocosa uno de sus
cerramientos. Adopta planta rectangular, disponiendo sus lados mayores contra la ladera.
Esta ubicación determina la presencia del hastial contra el terreno y la aparición en el lado
opuesto –orientado al este o sur– del frente de
la edificación donde con frecuencia se localiza
un corredor. En los costados mayores que discurren paralelos a la pendiente se abren pequeños huecos de iluminación. Normalmente
alcanza dos alturas, existiendo algún ejemplo
donde la fuerte pendiente determina el escalonamiento de la construcción en tres niveles:
cuadra, dormitorios y cocina. Se cubre a dos o
tres aguas, disponiendo siempre la cumbrera
paralela a los costados mayores. La estructura
portante es de muros de carga perimetrales,
existiendo un medianil paralelo a los lados
menores, y en edificaciones de mayores proporciones aparece además otro medianil perpendicular a dichos costados. La cubrición se
sustenta sobre el hastial, el medianil, y si éste
no sube hasta la cubierta, sobre tijeras.
Supone una evolución con respecto a la
casa terrena al segregar en altura los espacios
de cuadra y habitación, consiguiendo una mejora de la habitabilidad, al aislar los cuartos
del contacto directo con el terreno, obteniendo además mayor superficie útil para la vivienda. Sus reducidas dimensiones y su arcaísmo
han dificultado su permanencia hasta nues-

La casa de los valles y montañas interiores
La casa de talud o de ladera
Se emplaza en áreas de acusada topografía,
asociada normalmente a caserías de escasos recursos económicos. Su rasgo definidor es su
adaptación a la topografía; se asienta sobre la
ladera, aprovechando la pendiente para segregar en altura los diferentes usos; cuadra en el
piso inferior y vivienda en la planta alta, pudiendo presentar además el aprovechamiento
parcial del bajo cubierta como desván o pajar.
Los accesos se producen a nivel, desde las diferentes cotas del terreno, no existiendo normalmente conexión interna entre ambos pisos.
Su adaptación a la pendiente condiciona sus
dimensiones y origina un escalonamiento en
sección de la construcción; el piso inferior
presenta menor superficie y con frecuencia se

154
C O M A R C A D E L VA L L E D E L E S E - E N T R E C A B O S ( A S T U R I A S )

se convierte en el elemento distribuidor de las
diferentes dependencias de la vivienda, como
ocurre en Arcellana (Salas) donde el corredor
conecta la cocina, la sala y el cuarto. Según diversos autores esta solución evoluciona para
dar lugar a una de las variantes de la casa de
corredor.
La casa hermética con corredor en las
parroquias centro-occidentales de Tineo
Nos referimos a un tipo de vivienda que aparece en algunas parroquias centro-occidentales de Tineo. Son edificaciones arcaicas –hay
una fechada en 1827– que han llegado hasta
hoy con bastante dificultad, siendo escasos los
ejemplos que presentan un estado aceptable
de conservación. Presenta similitudes con la
casa bloque en cuanto a sus importantes dimensiones y la escasez de huecos en sus fachadas, sin embargo, su volumetría es más
achatada y rectangular, con tendencia al desarrollo en longitud frente a la potenciación de
la altura. Esta tendencia a la horizontalidad se
enfatiza con la presencia de un corredor que
suele abarcar la totalidad de la fachada orientada al mediodía. La cubierta puede resolverse
indistintamente a dos, tres o cuatro aguas,
pero la línea de cumbrera aparece siempre paralela a la fachada donde se abre el corredor.
Los faldones de cubierta no alcanzan mucha
pendiente, siendo relevante su considerable
desarrollo en superficie, lo que potencia su
percepción como pieza oblonga.
Suelen estar construidas contra el talud,
por lo que escalonan su sección para adaptarse al desnivel. El espacio interior se organiza
en dos plantas no siendo frecuente la existencia del bajo cubierta. La planta baja se destina
a cuadra y presenta un acceso a nivel desde la
cota inferior del terreno, la alta posee entrada
independiente a través de un zaguán-distribuidor. Desde él se accede a nivel a la cocina y,
subiendo unos peldaños, a la sala. La cocina
adquiere grandes dimensiones y se dispone

Conjunto de casas de patín, El Faedal, Tineo.

tros días. En general este tipo de casa se encuentra actualmente en desuso, siendo muy
frecuente la utilización del antiguo espacio de
vivienda como pajar, lo que ha garantizado en
algunos casos su conservación.
La casa con escalera exterior (Casa de patín)
Suele aparecer en zonas llanas o de escasa
pendiente, liberando a la edificación del condicionante que supone la topografía. Interiormente presenta un esquema organizativo similar a la casa de talud, pero con la diferencia de
que la cuadra posee mayores dimensiones al
ocupar la totalidad de la planta inferior. La
cuadra y la vivienda carecen de comunicación
interior, accediéndose a la planta alta por la escalera exterior que salva la distancia entre el
camino y la puerta de entrada. La cubierta
puede ser a dos, tres o cuatro aguas, pudiendo
disponer de un bajo cubierta destinado a desván o pajar. Es muy frecuente el empleo de esta
tipología en los conjuntos de viviendas en hilera. La escalera puede aparecer perpendicular a
la fachada principal cuando su alineación se
retrasa del camino o paralela a ella si se ubica
próxima a él. Algunas veces la escalera suele
culminar en un cuerpo –normalmente un pequeño corredor o un cierre ligero de tabla–
que hace las veces de vestíbulo previo de acceso a la vivienda.
Un caso singular es la aparición de un corredor prolongando el último peldaño, aquél

155
A R Q U I T E C T U R A T R A D I C I O N A L Y E N TO R N O C O N S T R U I D O

siempre en la parte alta, en la trasera de la edificación para apoyarse directamente sobre el
propio terreno. Se encuentra a diferente nivel
que la cuadra y el pajar –a una cota intermedia
entre ambas– y comunicada con ellas, lo que
permite la relación directa entre las tres estancias. La cocina se convierte así en el espacio central desde el que se organizan y controlan las actividades básicas que sustentan el
núcleo familiar. A la sala se accede normalmente desde el zaguán, pudiendo estar subdividida para albergar algún cuarto. La sala se
prolonga al exterior a través del corredor, al
que se abre también el pajar, y en cuyos extremos se disponen sendos cuartos, cerrados con
tabla en los ejemplos más antiguos y con entramado o ladrillo revocado los más recientes.
El corredor suele alcanzar bastante profundidad, pudiendo aparecer volado o sustentado
entre machones de mampostería. Las fachadas
se componen con gran sobriedad, abriéndose
escasos y pequeños huecos que no reflejan la
organización espacial interna y confieren un
gran hermetismo a la edificación. Son pocas
las edificaciones que están actualmente habitadas; la mayor parte de ellas se encuentran
abandonadas y en un avanzado estado de
ruina.

ambas plantas poseen accesos diferenciados a
nivel del terreno, pudiendo existir en ocasiones una escalera interior de conexión entre
ellas. El zaguán organiza el acceso a las dependencias del piso inferior que se destinan exclusivamente a cuadra. En la planta alta se localiza la cocina, la sala y los cuartos que se disponen a ambos lados del corredor y, en casas de
mayor tamaño, en torno a la sala.
La casa de las montañas meridionales
La casa hermética o casa “bloque”
Es la tipología de vivienda más común en
Allande y en las áreas limítrofes del concejo de
Tineo. En el área Suroccidental de Allande o
del Palo p’allá, casi constituye el tipo exclusivo, que alcanza más o menos tamaño, en función de la importancia y posibilidades económicas de la casería.
La topografía condiciona la organización espacial; la edificación se adapta a la pendiente
del terreno construyéndose en la mayor parte
de las ocasiones contra el talud, por lo que escalona su sección para adaptarse al desnivel
existente, lo que determina que la dimensión
de la cuadra sea menor al ocupar la planta inferior y estar construida contra el terreno.
Su rasgo definidor es su rotunda volumetría, de apariencia cúbica, y la escasa presencia
de huecos en sus fachadas, de ahí la expresión
de “hermética”. Es una edificación de considerable tamaño –lo que contrasta con las proporciones de otras tipologías estudiadas– que
engloba en su interior los usos de vivienda,
cuadra y otras dependencias auxiliares de
almacenamiento. Se organiza normalmente
en dos plantas y un bajo cubierta. La cubierta
se suele resolver a tres aguas, con la línea de
cumbrera paralela a la pendiente del terreno,
adquiriendo un gran protagonismo en la definición de la volumetría de la edificación.
La organización característica es la siguiente: la planta baja se destina a cuadra y presen-

La casa de corredor
Aparece intercalada con otras tipologías en
la mitad norte del concejo de Tineo y en
menor medida en Salas; es una adaptación o
variante de la casa de corredor que hemos
visto en Valdés a zonas de pendiente acusada,
lo que condiciona la ubicación de la edificación a media ladera, con su planta baja semienterrada. Sus características formales y
volumétricas apenas difieren de las ya vistas
en la casa de corredor en Valdés; aparece el zaguán y el corredor en el centro de su fachada
principal, perceptivamente relacionados y definiendo la transición entre el espacio exterior
e interior de la vivienda. En esta variante

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ta un acceso a nivel desde la cota inferior del
terreno. La planta alta posee entrada independiente, con frecuencia a través de un zaguán
orientado al sur y a veces al este. Desde él
suele existir un distribuidor que organiza el
paso a la cocina, la sala y los cuartos, que suelen ser estancias que se subdividen desde la
propia sala. En los ejemplos más arcaicos el
distribuidor se confunde con la cocina, siendo
este espacio el paso obligado para acceder al
resto de la vivienda. La importante altura que
adquiere la cubierta permite disponer de un
amplio espacio aprovechable en el bajo cubierta que se destina a pajar. Se accede a él por un
hueco a nivel, abierto en la fachada construida
contra el talud.
La sobriedad es el principal rasgo que caracteriza estas construcciones; los pocos vanos
que se abren suelen ser de reducido tamaño,
percibiéndose en general como edificaciones
cerradas donde el carácter macizo de los cerramientos predomina frente a los pequeños y
escasos huecos. Se aprecia una cierta variación en cuanto a la composición de la fachada
principal donde se localiza la sala. Esta variación está ligada probablemente a las condiciones climáticas; en las áreas situadas a mayor
altitud, dicha fachada se ordena compositivamente mediante huecos del mismo tipo: ventanas o balcones que no permiten entrever
una diferenciación espacial interior. En los
fondos de valle y áreas de menor altitud la sala
se ilumina mediante un hueco central de mayores dimensiones, normalmente una galería,
y los huecos situados a ambos lados se transforman en balcones, existiendo ejemplos más
arcaicos donde aparece un corredor prolongando la sala.
Las dificultades que suponía el acometer
una edificación de dichas dimensiones condujeron a que muchas de ellas sean el resultado
de una construcción por fases, apreciable muchas veces en los paramentos exteriores, donde
aparece una línea divisoria clara. Sus conside-

rables dimensiones determinan la presencia
obligada de muros maestros interiores –medianiles– que suelen ascender hasta la cumbrera para facilitar la sustentación de la cubierta.
Si bien se asocian con caserías de una cierta
entidad económica, en Allande casi constituye
el tipo exclusivo, que alcanza más o menos tamaño, en función de la importancia y posibilidades económicas de la casería.
Los ejemplos estudiados oscilan entre mediados del s. XIX y principios del s. XX, siendo
este último un tipo más evolucionado, ya que
la cuadra aparece solamente en la planta inferior. En caso de necesitar mayor espacio para
los animales, se construyen edificaciones independientes para albergar otra cuadra y un
pajar. Su considerable tamaño y la presencia
de estancias de generosas proporciones, fácilmente reutilizables, ha ayudado a su conservación y pervivencia; la gran parte de los ejemplos estudiados se mantienen en uso, o lo han
estado hasta hace poco tiempo, siendo un tipo
que presenta una importante capacidad de
adaptación futura. En general son edificaciones valoradas que se mantienen en aceptables
condiciones de conservación, observándose en
muchos casos, un fenómeno creciente de rehabilitación y puesta en valor.

La casa vaqueira. La vivienda en las brañas
Aunque actualmente el caserío se encuentra
bastante renovado o reformado, hemos hallado ejemplos de viviendas tradicionales –algunas muy poco evolucionadas– que nos permiten aproximarnos al tipo de construcción que
existía en las brañas vaqueiras. El progresivo
abandono de la trashumancia hacia modos de
vida sedentarios propició la adopción de estructuras y organizaciones espaciales similares a las existentes en las aldeas, igualmente la
incorporación a partir de los años 40 de materiales exógenos al medio rural afectó también
a las construcciones de las brañas vaqueiras.

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A R Q U I T E C T U R A T R A D I C I O N A L Y E N TO R N O C O N S T R U I D O

Casas bloque en Arbiales, Allande.

Vivienda vaqueira. El Pevidal, Salas.

La vivienda vinculada a este grupo social no
responde a tipologías diferentes de la casa
campesina, pero presenta diversas peculiaridades ligadas al modo de vida trashumante. La
tipología constructiva más frecuente es la casa
de patín, conservándose también ejemplos de
casas terrenas y de talud. En general son edificaciones sobrias, de pequeñas proporciones,
ejecutadas en mampostería vista sin revocar y
con escasos huecos para protegerse de la crudeza del clima. Las cubiertas se resuelven normalmente a dos o tres aguas, solucionando el
alero mediante una losa que sobresale ligeramente del muro o bien mediante el propio entramado de madera. El corredor de la casa
“xalda” es sustituido por un cierre de tabla
casi hermético, donde se abren pequeños huecos de iluminación.
Los pocos ejemplos de casa terrena que se
conservan suelen corresponder a un estado
poco evolucionado donde el hombre compartía el espacio con los animales. El acceso se
producía por una misma puerta, estando separada la cuadra de la cocina solamente por un
cierre ligero.
La cocina era de llar con una meseta de piedra para el hogar, evacuando el humo a través
de la propia cubierta. Los camastros se disponían junto a la lumbre, separados en ocasiones por un tabique de tabla.
En Buspol (Salas) es frecuente que la casa
de patín disponga de un espacio previo de ac-

ceso en la planta alta. Dicho espacio se localiza en un cuerpo ligero entre machones que
sirve como vestíbulo, pudiendo dividirse para
albergar un cuarto o almacén. Se orienta
siempre hacia el saliente o mediodía y se cierra en todo su frente con un tabique de tabla,
abriéndose únicamente la puerta y un pequeño hueco de ventilación para el cuarto. Desde
el vestíbulo se accede a la cocina, sala u otras
dependencias según el tamaño de la vivienda.
Este cuerpo ligero entre muros genera un espacio resguardado en la planta inferior que
permite el desempeño de actividades a cubierto junto a la cuadra.
Las dependencias destinadas a cuadra y
pajar en la vivienda solían ser de pequeño tamaño; la cuadra albergaba el ganado menor o
aquel que exigía mayores cuidados, puesto
que cada propietario poseía una cuadra-pajar
en la zona de prados ubicada en la parte alta
del núcleo. En la braña de invierno de Arnizo
(Valdés) encontramos unidades familiares con
una organización similar a la quintana16; un
espacio interior cerrado –antojana– en torno
al cual se enclavan las edificaciones que conforman la unidad familiar: vivienda, cuadrapajar y cabanon. Repite el esquema organizativo espacial que podemos encontrar en una
aldea costera o en un valle del interior con la
ausencia del hórreo o la panera. Los límites de
la unidad familiar están perfectamente delimitados por un muro y las propias edificaciones,

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ten numerosas y diversas construcciones señoriales, la mayoría realizadas entre los siglos
XVI-XVIII. Algunas se levantan junto a una
torre de origen medieval, como el Palacio de
Doriga (Salas) o la Casa de la torre en Tuña de
Tineo (s. XIV-XVIII). Otras veces se construyen
“ex novo”, como el Palacio de los Queipo de
Llano de Santianes de Tineo (s. XVI), edificación de dos alturas, estructurada en torno a
un patio central que organiza su fachada principal mediante dos torres y un cuerpo central
con un balcón corrido al que se abre el salón.
Otro ejemplo reseñable es la casa-palacio de Cabo del Río de Tuña (s. XVIII),
que responde también al esquema
de palacio con dos torres en los
extremos de su fachada
flanqueando un cuerpo
central, con la diferencia
de que este volumen se
estructura en tres pisos,
con un soportal de columnas toscanas sobre el
que localiza un corredor
a doble altura. Los materiales y sistemas constructivos empleados en
su ejecución son los mismos
que encontramos en la arquitectura popular, a los que se incorporan elementos compositivos y ornamentales de la
arquitectura culta (frontones, guardapolvos,
pilastras, antepechos de forja, etc.) de acuerdo
con el estilo artístico predominante en la
época de su construcción. Según algunos autores, el corredor se introduce en la vivienda
campesina a través de estas construcciones señoriales que lo importan de la arquitectura
urbana. La estancia más importante y representativa, es el salón, que se sitúa en la planta
alta, abierto siempre hacia la fachada principal
mediante amplios balcones que miran hacia la
zona más concurrida del pueblo, en un afán de
mostrar su poder económico.

Casa de talud. Braña de Fuentes, Tineo.

Vivienda vaqueira,
El Pevidal, Salas.

existiendo un portón
que marca el acceso al interior; igualmente la vivienda
adopta la tipología de “bloque” que
aparece en las aldeas de media montaña
de Allande y Tineo.

Palacios y casonas rurales
Los palacios y casonas rurales son las edificaciones vinculadas a los propietarios de las
tierras y aparecen claramente diferenciados
del resto del caserío, por sus mayores dimensiones y en general por su ubicación dominante en el pueblo (en lo alto de una loma, sobre
una ladera, junto al camino principal o próximo a la iglesia, etc.). Suelen ser construcciones rotundas de gran tamaño y sobriedad
constructiva, que concentran la ornamentación en la fachada principal. El palacio, a diferencia de la casona, dispone siempre de capilla
propia, escudo y salones. En la comarca exis-

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Casa-Palacio de Los Cabo del Río, Tuña, Tineo (s. XVIII).

Palacio de Merás, Tineo (s. XVI).

La vivienda en las villas:
el palacio y la casa burguesa

compositivos de la arquitectura culta. En su
ejecución es segura la intervención de canteros y maestros de obra cualificados.
En nuestras villas y puertos encontramos
además ejemplos de casas urbanas vinculadas
a la clase burguesa, perfectamente integradas
en el tejido urbano. Suele ser un tipo de vivienda entre medianeras o en esquina y con
desarrollo en altura “la casa de pisos”, existiendo interesantes ejemplos en las villas de
Tineo y Salas. Su organización más frecuente
es la siguiente: el local comercial y el portal se
localizan en la planta baja y sobre ella se levanta la vivienda que puede ocupar una, dos o
tres alturas. El portal es un espacio cuidado
que se pavimenta con losas de piedra, al igual
que el primer tramo de la escalera. La organización de la vivienda, es similar a la que vemos
en los núcleos rurales: la sala, los cuartos, la
cocina y el retrete, que se localiza en un paño
cerrado de la galería. Suelen estar vinculadas a
una única familia, si bien con el tiempo algunas se han ido subdividiendo y adaptando a diferentes inquilinos. Los materiales y técnicas
constructivas empleados difieren poco de los
vistos en la arquitectura popular: muros de
carga de mampostería y entramados de madera en piso y cubierta, a los que se incorporan
esquemas compositivos y motivos ornamentales de la arquitectura culta. Las fachadas presentan una gran regularidad, ordenándose
mediante huecos verticales rasgados –balco-

La fundación de las nuevas villas trajo consigo la agrupación progresiva de la población a
su alrededor; además de los gremios de artesanos y comerciantes, una parte de la nobleza
rural comienza a concentrarse en el interior de
las villas, donde levanta sus palacios. Pueden
ser edificaciones exentas o entre medianeras,
desarrolladas en dos o tres alturas, en ocasiones con espacios libres vinculados (jardines o
plazas), que van rellenando progresivamente la
trama de la villa modificando el parcelario medieval. Se desarrolla así un conjunto de construcciones señoriales, intercaladas entre el
resto del tejido urbano y dotadas de gran valor
arquitectónico, como el palacio de Merás
(s. XVI), enclavado en las proximidades del
Ayuntamiento de Tineo, que responde al esquema de planta cuadrada estructurada en
torno a un patio central, con fachada principal
enmarcada por dos torres. O el palacio de Cienfuegos (s. XIV-XVIII), emplazado en un altozano sobre el que domina la Pola de Allande. No
solían disponer de capilla independiente puesto que disfrutaban de una capilla propia en la
iglesia de la villa. Al igual que las construcciones señoriales rurales los materiales y sistemas
constructivos de estos palacios no difieren de
los empleados en la arquitectura popular, a los
que se incorporan elementos ornamentales y

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C O M A R C A D E L VA L L E D E L E S E - E N T R E C A B O S ( A S T U R I A S )

y de fuerte pendiente, como el puerto de Cudillero, que se emplaza en la estrecha desembocadura que el río Piñera abre en el acantilado.
Estas características físicas han condicionado
la forma del núcleo, que ha ido creciendo en
anillos concéntricos, a modo de anfiteatro y linealmente a lo largo de la estrecha vaguada.
Sobre este soporte físico las edificaciones se
han ido enclavando, muy condicionadas por el
emplazamiento, sobre el escaso espacio libre,
lo que ha propiciado su desarrollo en altura y
el predominio de la construcción entre medianeras. Suelen ser por tanto parcelas de escaso
frente construidas contra el propio terreno, lo
que determina que su sección se escalone en
ocasiones para adaptarse al desnivel y que
existan accesos a diferente altura por la fachada principal y la trasera.
Es frecuente que la última planta retrase su
alineación con respecto a la fachada, con lo que
se consigue ganar altura y a la vez aprovechar
al máximo el soleamiento. Las fachadas se ordenan mediante huecos verticales rasgados.
Los paramentos se revocan resaltando las impostas y los recercados de los huecos. Las carpinterías se disponen a haces exteriores, pudiendo aparecer el corredor o la galería –volado
o enrasado– como elemento de coronación de
la fachada. En cuanto a su organización interior, la planta baja suele albergar un vestíbulo
que sirve como almacén de los útiles de pesca y
la escalera. La cocina puede aparecer en la

Vivienda burguesa en la villa de Tineo.

nes– protegidos por antepechos de forja. Se
remarcan las líneas de imposta, los recercados
de los huecos y las esquinas sobre los paramentos revocados. Las carpinterías se disponen a haces exteriores con el muro. El corredor o la galería acristalada volada aparecen
siempre en la planta alta de la edificación,
ocupando la totalidad del paño de fachada. En
las viviendas en esquina suele disponerse en
los paños con orientación al mediodía o saliente, en las casas entre medianeras aparecen
igualmente, con independencia de su orientación, lo que refleja el carácter representativo
que adopta este elemento en la composición
de la fachada.

La casa de pescadores
La abrupta morfología de nuestra rasa ha
dificultado la proliferación de núcleos de población en su litoral, desarrollándose en aquellos puntos donde la red fluvial interrumpe la
plataforma costera. Suelen ser zonas angostas

Casas de pescadores asomadas sobre la Marina, Cudillero.

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A R Q U I T E C T U R A T R A D I C I O N A L Y E N TO R N O C O N S T R U I D O

planta baja o bien en la primera, pero siempre
ventila hacia la fachada trasera, pudiendo tener
acceso independiente propiciado por el desnivel del asentamiento. En las plantas altas se
disponen la sala, los cuartos y el desván, que
suele iluminarse directamente mediante un casetón o un cuerpo abuhardillado.

intercala entre el caserío tradicional. Un aspecto interesante son los nombres con los que
se bautizan: el nombre de la mujer o la hija
(Villa Rosario), el nombre del país donde residió el indiano (Villa Argentina o Villa Guatemala), las tres en Villar de Luarca-Valdés; un
elemento relacionado con América (Villa Las
Palmeras, en Santa Marina-Cudillero) o la
condición del propietario (Casa de Emilio el
Capitán, en Salas).
La arquitectura de estas villas no se encuadra dentro de un único estilo arquitectónico;
sus formas y lenguajes pueden estar influenciados por la arquitectura vernácula (autóctona) o por la corriente estilística predominante
en el momento de su realización (neoclasicismo, historicismo, eclecticismo, modernismo,
decó, etc.). Los elementos compositivos más
característicos que aparecen vinculados a
estas casas son la galería, el mirador, el balcón
y el porche. La arquitectura indiana de diseño
autóctono es la más extendida y suele estar
asociada a un cierto ruralismo, al establecerse
en parroquias y núcleos de población de poca
entidad. Se caracteriza por su sobriedad, pureza de líneas y escasa ornamentación; suelen
ser volúmenes exentos de planta casi cuadrada, con dos plantas y un bajo cubierta aprovechable. La cubierta se resuelve a dos o cuatro
aguas incorporando los elementos de iluminación del desván que adquieren una gran importancia en la definición de este modelo autóctono. Una característica fundamental es el
anonimato de su autor, siendo un rasgo que
presenta en común con la arquitectura popular; en general su construcción corre a cargo
de albañiles, carpinteros y maestros de obra de
la zona, que interpretan y dan forma a estas
soluciones urbanas importadas. En nuestra
comarca existen excelentes ejemplos de villas
de diseño “autóctono” en Malleza (Salas), Novellana, Santa Marina, Oviñana (Cudillero) y
Cadavedo (Valdés), y de villas de recreo de “estilo”, en Otur y Villar de Luarca (Valdés).

La vivienda unifamiliar de los indianos
“la villa de recreo”
Por la relevancia y los excelentes ejemplos
que se conservan en la comarca, es preciso referirse a las edificaciones domésticas unifamiliares que aparecen intercaladas entre el caserío de nuestros núcleos rurales y que fueron
financiadas con el dinero procedente de emigrantes asturianos a América. Esta arquitectura se encuadra principalmente dentro del periodo comprendido entre la segunda mitad del
s. XIX y primer tercio del s. XX; cuando se produce la corriente migratoria más importante a
ultramar. Los indianos, cuando retornan a su
tierra, invierten su dinero en mejorar la vivienda de sus antepasados o en construir una
nueva que refleje su recién adquirido estatus.
La casa indiana por excelencia es la vivienda
unifamiliar aislada –conocida como villa,
quinta o chalet– rodeada de un jardín o finca
cerrada. La villa suele poseer un jardín o zona
pavimentada en la parte delantera de la parcela, que relaciona la casa con el exterior a la vez
que organiza el acceso a la misma, y que se
hace visible desde fuera mediante una verja de
cuidado diseño. En la parte trasera de la finca
suele existir un jardín o área arbolada de disfrute privado, oculta a la vista del vecindario.
Estas villas se emplazan frecuentemente junto
a las principales arterias de comunicación y/o
en barrios cercanos a las cabeceras de concejo,
formando en ocasiones auténticas “colonias
residenciales”, como ocurre en Villar de Luarca (Valdés). Se trata de un modelo residencial
burgués que se “exporta” al mundo rural y se

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C O M A R C A D E L VA L L E D E L E S E - E N T R E C A B O S ( A S T U R I A S )

Con independencia de las peculiaridades
que presentan las viviendas, según el estrato
social al que se vinculan, los materiales y los
sistemas constructivos empleados para su realización son básicamente los mismos; para su
construcción se aprovechan los materiales autóctonos y las técnicas constructivas probadas
y trasmitidas oralmente de una generación a
otra. La arquitectura popular de la comarca se
caracteriza por una gran sobriedad y la escasez de elementos decorativos, que cuando aparecen se concentran en los antepechos de los
balcones, los corredores y los aleros. Es por
tanto en la talla de los elementos de madera (y
especialmente en el concejo de Salas) donde
se puede apreciar una cierta ornamentación, y
donde se reúne la imaginación de nuestros artesanos: los balaustres de balcones y corredores que adoptan diversas y variadas formas
(torneados o recortados); las columnas talladas del corredor que se rematan en ocasiones
con un pequeño capitel, o los canecillos moldurados en los aleros que resuelven con gran
belleza la transición a la cubierta.

Villa Argentina, un excelente ejemplo de villa indiana de
"estilo" en Villar de Luarca, Valdés

Construcción y ornamentos.
Elementos característicos y técnicas
constructivas básicas
El empleo de los materiales locales y de
unas técnicas constructivas sencillas, ejecutadas la mayor parte de las veces por los propios
campesinos, son rasgos característicos de la
arquitectura popular.
En esta economía precaria que caracterizaba el medio rural tradicional primó fundamentalmente la autoconstrucción, siendo frecuente la ayuda mutua entre vecinos, “la endecha”.
En ocasiones se cita la participación de canteros y carpinteros, vecinos del mismo pueblo o
de otro cercano, y algunos venidos de lejos,
propiciando la existencia de obras de cantería
de cuidada ejecución, a la vez que la trasmisión de una técnica y unos conocimientos
cuyos resultados podemos contemplar hoy en
día en diversos pueblos de la comarca.
“… había albañiles en el pueblo…, el material lo buscaban entre todos los vecinos…, el que iba a construir una casa hablaba con otro para que le trajera un carro
de piedra, y a otro para que le trajera un
carro de barro, y…, entre todos… iban colaborando con aquél…, que estaba metido
en la construcción, se ayudaban mutuamente, hubo mucha colaboración en eso” 17.

Antepecho con motivos decorativos, Viescas, Salas.

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A R Q U I T E C T U R A T R A D I C I O N A L Y E N TO R N O C O N S T R U I D O

A continuación describimos los diferentes
elementos constructivos que caracterizan
nuestra arquitectura tradicional:

construcción de los muros, constituyendo
conjuntos unitarios.
Es frecuente la aplicación de revestimientos
de mortero sobre los cerramientos destinados
a vivienda; en las casas más modestas se realizaba al menos en su fachada principal y como
mínimo en los espacios de uso doméstico. Su
función básica era dar mayor protección al
muro frente a los agentes atmosféricos, prolongando la resistencia y duración de la fábrica. La aplicación de cargas era un reflejo de
status y valoración social y suponía que se disponía de medios para realizar esta operación
final de embellecimiento y protección.
Los entramados son cierres ligeros que se
disponen en la planta superior de la vivienda,
cerrando parcialmente una parte del corredor
con el fin de definir un recinto que se destina
normalmente a cuarto u otra dependencia auxiliar. Existen diversos tipos, en nuestra área
el más frecuente es el de barrote. Está constituido por una estructura de listones verticales
sobre la que se clavan exterior e interiormente unas tablas horizontales, en cuyos intersticios se introduce un material de relleno:
barro, pequeños mampuestos, tarucos de
maíz, etc., posteriormente se cargaban con un
revoco de cal. Al no tratarse de un cerramiento portante, admite mayor flexibilidad y libertad de disposición en la fachada, dando lugar a
soluciones muy variadas. En casas arcaicas
aparecen unos cierres ligeros realizados con
tabla sin ningún tipo de relleno como único
elemento de separación con el exterior.

Los cimientos, los muros de mampostería
y los cerramientos ligeros de madera
(entramados)
En la arquitectura tradicional el muro es,
además de una barrera de protección frente al
exterior, un elemento portante que debe garantizar igualmente la adecuada trasmisión de
los esfuerzos de la cubierta y los forjados de
piso al terreno. El cimiento suele estar constituido por sucesivas hiladas de elementos pétreos con un ancho superior al del muro. Los
muros poseen espesores considerables –superiores a 50 cm– y se componen de dos hojas paralelas realizadas con hiladas de mampostería
trabadas con mortero de cal o barro, o en seco.
Se enlazan cada cierto tiempo por mampuestos transversales que “atan” las dos hojas del
muro: los perpiaños o piedras pasaderas. Se
emplean piezas de labra en la conformación de
las partes más problemáticas o delicadas de la
construcción: esquinas y huecos. La piedra utilizada es la que proporciona el medio: pizarras
y cuarcitas, pudiendo aparecer como único
material o bien combinadas en un mismo cerramiento. En general ambos tipos de piedra
son adecuados para la mampostería, no así
para la ejecución de huecos y esquinas, donde
la dureza de la cuarcita dificulta su labra. Para
estos elementos es frecuente el empleo de un
tipo de pizarra más oscura, denominada ciega
o de bloque, que se trabaja con facilidad.
Frecuente en zonas de montaña como El
Campel (Allande) y en nuestra área costera occidental valdesana es la presencia de la cuarcita blanca intercalada entre la mampostería pizarrosa o cuarcítica, constituyendo ejemplos
de gran belleza y expresividad. Igualmente en
las áreas próximas a las minas de caolín del
concejo de Tineo se emplea esta piedra para la

La cubierta
La estructura soporte es un entramado de
madera de mayor o menor complejidad en
función de las luces que salva. Se sustenta
sobre los muros de carga perimetrales y, si
existen, en los muros interiores –los medianiles– que suelen prolongarse en altura para
servir de apoyo a la cumbrera. Las soluciones

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C O M A R C A D E L VA L L E D E L E S E - E N T R E C A B O S ( A S T U R I A S )

Cubierta de teja, Buspaulín, Tineo.

Cubierta de pizarra. La Carboniella, Valdés.

más frecuentes son a dos, tres y cuatro aguas.
La pendiente a una sola agua aparece vinculada a construcciones de carácter auxiliar.
La cubierta a doble vertiente es característica de edificaciones de planta rectangular que
sitúan su fachada principal en el lado mayor,
disponiendo la cumbrera paralela a la misma.
La cubierta a tres aguas es frecuente en las
construcciones levantadas sobre un talud, con
el fin de ofrecer menor resistencia al viento18.
Las cuatro aguas proliferan en Valdés, Tineo y
Allande, y aparecen vinculadas a las tipologías
de la casa bloque y de corredor. Las tres y, especialmente, las cuatro aguas permiten un aprovechamiento importante del desván, generando cubiertas de gran protagonismo en la conformación de la volumetría de la edificación.
Los materiales de cobertura presentes en
nuestra área son cerámicos y pétreos. El material cerámico empleado es la teja cerámica
curva y requiere pendientes moderadas: se coloca en seco, apoyada directamente sobre la
ripia (sistema de teja vana).
Se emplea como material de cobertura en
Salas, Cudillero, sur de Tineo y en el área nororiental de Allande, conocida como del Palo
p’acá. En Valdés, norte de Tineo y sector de
Allande del Palo p’allá, la presencia abundante de la pizarra ha propiciado su utilización
como material de cobertura. El mayor solape
de las piezas, unido a su fijación a la estructura soporte mediante tornos, permite la mayor

inclinación de los faldones. Por regla general
el alero adquiere escaso vuelo en nuestra arquitectura popular; en los casos más sencillos
son los propios pontones de la cubierta los que
se prolongan y vuelan sobre el propio muro,
siendo frecuente que se rematen con una
pieza de madera que sirve de apoyo a la última
hilada. En Salas suelen incorporarse canecillos moldurados en los aleros y techos de los
corredores. En algunas casas terrenas de la
rasa costera se dispone una única losa de piedra de escaso vuelo y ligera inclinación a todo
lo largo del muro, sobre la que apoya directamente la teja, quedando la madera protegida
al interior. En áreas muy expuestas a los vientos del oeste se suelen resolver los hastiales
mediante recrecidos del muro testero para
proteger los faldones, rematándose con grandes losas de piedra.
En Tineo y especialmente en Allande, el
alero se resuelve con lajas de piedra que se van
apoyando unas sobre otras, desplazando sucesivamente su base de apoyo para definir un
perfil curvilíneo. Se suelen revestir con mortero de cal, quedando vista la primera línea de
piedra que sobresale a modo de imposta enfatizando el arranque del alero.

Los huecos
La gran parte de los vanos de nuestra arquitectura tradicional son adintelados y se ejecu-

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A R Q U I T E C T U R A T R A D I C I O N A L Y E N TO R N O C O N S T R U I D O

Hueco de piedra labrada, S. Salvador del Valledor, Allande.

Carpintería a haces exteriores. Sta. Marina, Cudillero.

tan mediante piezas de madera, cantería o una
combinación de ambos materiales. Los recercados en madera aparecen en edificaciones
arcaicas y más modestas, también en áreas
donde existe dificultad para disponer de buena
cantería. En construcciones elementales como
las cabañas existentes en la braña del Campel
(Allande) se emplea la madera como dintel y la
mampostería para la conformación de los restantes elementos. La incorporación del vidrio
en el s. XIX permitió la sustitución de los cierres de tabla por ventanas acristaladas. La disposición de las carpinterías en el muro varía de
unas áreas a otras; cuando se coloca a haces exteriores puede aparecer un guardapolvo en
madera o formado por una laja de pizarra para
proteger la ventana de la lluvia. El oscurecimiento interior se consigue mediante contraventanas de madera que suelen disponerse en
la cara interior del muro, generando una cámara de aire con el exterior. En Salas encontramos con bastante frecuencia la ventana co-

Fecha construcción en dintel de puerta. Ballota, Cudillero.

rredera, que se desliza sobre listones horizontales fijados mecánicamente al muro exterior.
La puerta principal de la vivienda es normalmente de dos hojas de apertura independiente y se conoce como “puerta de cuarterón”. La hoja superior permite ventilar e iluminar mientras la inferior se mantiene cerrada. En el dintel de la puerta puede aparecer
grabada la fecha de construcción, el nombre
del constructor o algunas frases con un contenido religioso.

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C O M A R C A D E L VA L L E D E L E S E - E N T R E C A B O S ( A S T U R I A S )

Corredor con cuartos en los extremos. Fresno, Tineo.

El corredor y la galería
Presente ya en las casas urbanas medievales, se introduce en el medio rural a través de
las clases acomodadas, generalizándose posteriormente en la arquitectura popular. Construido íntegramente en madera, se sitúa en la
planta alta, normalmente abierto en la fachada principal hacia orientaciones favorables
(mediodía o saliente). Constituye una eficaz
manera de aumentar con una solución ligera y
de bajo coste el espacio útil de la vivienda, rentabilizando el aprovechamiento de la energía
solar, ya sea como almacén agrícola, para albergar uno o dos dormitorios, o bien como
prolongación del espacio interior de uso
común –la sala–, adoptando en este caso un
carácter representativo y de relación hacia el
exterior. Puede aparecer volado sobre la fachada o a paño con ella, encajado entre dos cuerpos laterales, o entre muros cortafuegos. Su
incorporación implica cambios en la fachada y
la adopción de unos sistemas constructivos específicos: pies derechos, ménsulas, prolongación de aleros, etc. Cuando hace su aparición
el retrete, éste se incorpora en una esquina del
corredor, cerrándose mediante un pequeño
volumen; inicialmente era un simple agujero
abierto en la tabla del piso que evacuaba directamente a un estercolero situado debajo.
La incorporación masiva de la galería, a finales del s. XIX, traerá consigo la transforma-

Jabalcones sustentando el corredor, Salas.

ción de muchos corredores en estas superficies acristaladas, incluyéndose ya desde su inicio en las viviendas que se construyan a partir
del cambio de siglo.
La galería es un volumen acristalado en su
mayor parte, siendo frecuente que posea un
antepecho de tablas de madera; se comporta
como un auténtico regulador térmico, a modo
de un pequeño invernadero que caldea las estancias interiores.

La organización interior
de la casa tradicional
La mujer desempeña y controla todas las actividades desarrolladas de puertas hacia dentro en la casería, estando bajo su responsabilidad no sólo el sustento familiar sino las labores vinculadas al cuidado de los animales (ordeño, alimento...) y el cultivo del huerto “o
llosa” situado junto a la casa.
La cocina era un espacio plurifuncional
donde se desempeñaban diversas tareas: en

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A R Q U I T E C T U R A T R A D I C I O N A L Y E N TO R N O C O N S T R U I D O

Llar. Museo Vaqueiro de Naraval, Tineo.

Sustentación horno, Truébano-Tineo.

torno al fuego se trabajaba, se rezaba el rosario, se narraban historias y se compartía calor
y alimento con los invitados. Era la estancia
más importante y de mayor intimidad de la
casa. Hoy en día podemos comprobar –con independencia de la incorporación de los nuevos
adelantos– que la cocina de la casa rural actual conserva todavía el carácter de espacio
central o catalizador de la vida familiar.
Salvo en algunas construcciones muy arcaicas, donde hombres y animales compartían un
espacio único19, la cocina aparece siempre separada de la cuadra y resto de dependencias
mediante un muro maestro (en algún caso mediante tabique de tabla) o segregada en altura,
presentando siempre su suelo enlosado. El llar
o la Chariega era la lumbre en torno a la cual
se desenvolvía la vida familiar. Se elevaba ligeramente del suelo mediante una plataforma de
piedra, produciéndose la salida de humos directamente desde la cubierta. Encima del
hogar se situaba un entramado o un entretejido de varas, “la cunia”, sobre el que se colocaban los frutos para su secado y se colgaban los
embutidos para el ahumado. Posteriormente la
cocina incorpora la chimenea de campana para
la evacuación de los humos al exterior y más
tarde se introduce la cocina de hierro cuya
fuente de energía era el carbón.
En la cocina se localizaba también el horno
o fornu, que se adosa a una de las paredes, manifestándose por regla general su volumetría

cilíndrica o rectangular al exterior, lo que da
lugar a interesantes soluciones constructivas,
especialmente si se localiza en la planta alta.
Puede ubicarse también en una estancia independiente junto a la cocina, o en una construcción exenta o adosada a la vivienda, frecuente en zonas de nuestra costa. El horno se
compone de una cámara circular abovedada
–su diámetro varía aproximadamente entre
1,5 y 2 m– y se construye en ladrillo macizo o
mampostería con una boca por la que se introduce el pan.
Sobre ella se coloca una piedra, “la chispera”, que sobresale e impide la dispersión de alguna brasa durante el encendido del horno. La
boca se cierra con una puerta de madera denominada “tayu”.
El pan se cocía en el horno y era uno de los
elementos básicos de la dieta campesina y su
importancia queda reflejada en este testimonio:
“El pan se hacía todas las semanas,…
englobaba sobre todo a la dueña de casa y a
las hijas… había que atizar el horno, que
llegara a la temperatura adecuada de calentamiento para después recoger las brasas y poner el pan…, bueno, todavía quedan por ahí hornos de leña y el pan es muy
apreciado del horno de leña ¿no? Pero
cuando salía aquel pan era…, divino. (Se
ríe). Se comía solo…, (se ríe), a lo mejor
era el hambre que teníamos ¿no?”20.

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C O M A R C A D E L VA L L E D E L E S E - E N T R E C A B O S ( A S T U R I A S )

facetas de los individuos. Claro, había
quien era más creyente, más católico, lo
exteriorizaba más, otro lo exteriorizaba
menos, pero todos…, todos en realidad
caían en ello” 21.

La mujer daba a luz en el dormitorio matrimonial de su propia casa. La primera medida
tras la limpieza minuciosa de la casa era expulsar a todos los hombres de la misma. La comadrona, “la curiosa del pueblo”, asistía a la
parturienta dispensándole todo tipo de remedios, siendo la responsable de avisar al médico
cuando el parto iba mal. Su labor se veía recompensada llevando las aguas bautismales y
con un lugar privilegiado en el banquete del
bautizo. El primer parto era el más temido y
también el más esperado; puesto que, por la
práctica del Mayorazgo ejercida en Allande y
Tineo, el primogénito debía ocupar el lugar
destacado en la familia y heredar la casería.
Tras el nacimiento acudían los parientes y vecinos a casa de la parturienta con diversos regalos: huevos, manteca, queso, o bien una gallina para el caldo. Si se mataba una oveja se
solía guardar la piel para colocarla en la parte
baja de la cuna, con el fin de que la lana absorbiera los orines del recién nacido.
Los vaqueiros de alzada celebraban el bautizo el mismo día del nacimiento y solían llevar
a la iglesia un trozo de pan llamado pan del
choro (pan del llanto), que daban al primero
que encontraban. La razón, según Acevedo y
Huelves, no podía ser más humilde: “Créese
que así será el niño de buen genio”. En algunos
pueblos de Allande se creía que si el sacerdote
al imponer el óleo sobre el recién nacido se
equivocaba (se le ungía con el óleo de los enfermos en vez del óleo de los catecúmenos), el
niño sería propenso a visiones y supercherías.
La religiosidad estaba presente en las diferentes tareas de la vida cotidiana y era frecuente santiguarse al entrar en una casa; algunas conservan una inscripción sagrada sobre
el dintel de la puerta del tipo: “Ave María Purísima, sin pecado concebida”.

El novio tardaba en entrar en casa de su
prometida, para ello era preciso que los padres
de ella le dieran el visto bueno; una vez aceptada la relación, la pareja se veía en lugares
públicos o dentro de la propia casería pero
siempre con gente alrededor. La petición de
mano y todos los preparativos de la boda se
hacían en la casa, desde donde salía la novia ya
vestida hacia la iglesia. Los amigos del novio
se reunían en su casa para acompañarle al encuentro con su prometida. Al terminar la ceremonia no debían cerrarse las puertas del templo, ya que según la tradición era como cerrar
las compuertas del matrimonio a las chicas
solteras que habían asistido a la boda. La presencia de la lluvia o si la comitiva se cruzaba
con un entierro eran signos también de mal
agüero; sin embargo, si se cruzaban con un
rebaño era señal de una larga y feliz vida matrimonial. Entre los vaqueiros el mayor obstáculo para el matrimonio era la presencia de un
gato negro en el hogar, pues se consideraba un
augurio triste para casar a las hijas.
Tras la celebración religiosa los familiares se
reunían en la casa de la novia para festejarlo.
En Tineo y Allande la madrina llevaba la tarta
nupcial y el padrino corría con los gastos de la
ceremonia religiosa y pagaba los cigarros. El
lugar elegido para la celebración era “la sala”,
que constituía el espacio representativo de la
casa, siendo su existencia un reflejo del status
económico de sus inquilinos. En ella se reunía
la familia y allegados en los momentos más
significativos del ciclo vital: además del casamiento de la hija, la celebración de la fiesta patronal, un bautizo o para “velar” a los muertos.
La importancia que adquiere la sala se refleja muchas veces en el exterior de la vivienda,

“Antes de cortar el pan, me recuerdo, le
hacían una cruz. También… la religiosidad
estaba prácticamente en todo, en todas las

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A R Q U I T E C T U R A T R A D I C I O N A L Y E N TO R N O C O N S T R U I D O

donde suele aparecer un hueco central de
mayor tamaño o con un diseño diferenciado
que denota la existencia de este espacio “representativo” de la casa.
La especialización del espacio doméstico
trajo consigo la aparición de los cuartos; estancias de pequeñas dimensiones y de carácter
privado que se localizaban en torno a la sala y
que albergan los dormitorios de los distintos
miembros de la familia. Se separaban del espacio común mediante tabiques de tabla y más
recientemente de ladrillo, disponiendo de ventilación directa al exterior. Cuando la casa era
pequeña se solían disponer los “cuartos” en
los extremos del corredor para aprovechar al
máximo el escaso espacio aprovechable. No
era frecuente la existencia de habitaciones específicas para invitados, cuando éstos aparecían se les hospedaba en cualquier sitio disponible: en la propia sala, en el pajar o en el
hórreo. Hasta que no se introdujo el agua corriente y el aseo en la vivienda, la higiene diaria se realizaba con diversas palanganas y barreños que se llenaban con cubos de agua que
las mujeres “carretaban” desde las fuentes, algunas casas conservan aún una piedra encajada en el propio muro con un pequeño canal de
evacuación por donde se vertía el agua una vez
realizada la higiene personal.
La muerte como parte del ciclo vital del
hombre adquiere una gran importancia en
nuestra cultura popular, siendo muy diversas
las expresiones que recogen esta etapa: Cerró
el gueyu, Fuese, Estirar la pata… Tras el fallecimiento todos los vecinos de la aldea iban a
despedirse del difunto, por la noche tenía
lugar el velatorio en la casa, turnándose los
asistentes en el rezo del rosario. Al día siguiente, después de la misa de réquiem, se
daba de comer y beber a cada uno de los asistentes, según la capacidad económica de la familia del difunto.
Los vaqueiros de alzada encendían velas en
las ventanas de la casa para que al salir el alma

distinguiera el camino y, a diferencia de los
“xaldos”, solían celebrar el banquete fúnebre
antes del entierro y en la misma estancia
donde se velaba al difunto.

El mobiliario
El mobiliario presente en la casa tradicional
es bastante escaso, concentrándose en la cocina el mayor número de muebles y utensilios.
Envolviendo el llar se dispone el escaño o escañu; se trata de un banco corrido que adapta
su diseño en función de la forma y tamaño de
la estancia y la disposición de la lumbre: lineal, en “L” o en “U”. Dispone normalmente
de un elemento móvil que se levanta y se utiliza como mesa. Sobre el hogar pendía siempre el pote, sujeto mediante unas cadenas de
hierro: las gamayeras.
Aparece también la masera: un tipo de arca
elevada sobre soportes que servía para almacenar la harina y sobre cuya tapa se procedía al
amasado del pan. El horno disponía igualmente de una larga pala para manejar el pan dentro y fuera del horno, usando una escoba de
brezo para la limpieza del mismo.
En la cocina se ubicaba también el duernu:
tronco vaciado que servía para fregar los utensilios y que se usaba también para la salazón
de la carne después de la matanza del cerdo
–el sanmartín–. En ella encontramos también
la llavadoria: losa de piedra circular dotada de
un canal de desagüe sobre la que se colocaba
la cuba para la colada “el coladoiro” que era de
madera y de forma cilíndrica; dentro de ella se
colocaba la ropa sucia y sobre ella las cenizas
que, con la acción del agua, garantizaba la
limpieza y blanqueado de la ropa. La incorporación de la cocina económica motivó la aparición de una estancia independiente de la cocina donde se curaba el sanmartin y se localizaba el horno y la masera.
El mobiliario presente en las demás estancias era muy escaso; en la sala solía existir una

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C O M A R C A D E L VA L L E D E L E S E - E N T R E C A B O S ( A S T U R I A S )

mesa, alguna silla un armario o arcón y en
ocasiones también una cama. Los cuartos disponían de una cama, una mesita y ocasionalmente un perchero; éste consistía en una vara
de hierro o madera sujeta en sus extremos por
dos elementos de madera que se clavaban a la
viga del techo. Es frecuente la existencia de
pequeños armarios o “alacenas” empotrados
en los muros de la sala o de algún cuarto, dotados de una o dos baldas interiores y revestidos en madera.

Construcciones auxiliares ligadas
a la vivienda campesina
Como parte integrante e indisoluble de la
casería es frecuente la presencia de construcciones de diversa naturaleza vinculadas a la
explotación agrícola, su relación con la vivienda es muy variada dependiendo del tipo de edificación y de su función específica.

Alacena, Museo Vaqueiro de Naraval, Tineo.

que sustenta la panera se destine a cuadra, o
que aparezcan otras dependencias anejas para
el ganado menor: ovejas, cerdos, gallinas...
En nuestro territorio es usual que aparezca
unida en ángulo con la casa conformando el
espacio de la antojana22. Suele ser una construcción rectangular de escasos huecos, salvo
en el lado mayor que se abre hacia la corrada.
En este costado (orientado normalmente al
sur) el pajar suele cerrarse únicamente con un
antepecho de tabla o barandilla de madera. La
conexión del pajar con la vivienda varía, pudiendo realizarse por una escalera ubicada en
la antojana o bien desde el propio corredor. La
planta baja puede albergar la cuadra o bien
otras dependencias: almacén de aperos, leñera, etc., en cuyo caso se transforma también
en un espacio abierto hacia la corrada, solución muy frecuente en la rasa costera valdesana. La cuadra-pajar exenta puede aparecer integrada en la quintana, como elemento aislado ligado a una pradería o agrupada con otras
en las brañas, donde cada construcción se en-

La cuadra y el pajar
La cuadra y el pajar suelen constituir una
unidad edificatoria, donde el uso de pajar se
superpone sobre el de estabulación, pudiendo
aparecer integrada, adosada o exenta a la vivienda. En las construcciones primitivas la
cuadra formaba una estancia única con la vivienda, paulatinamente se fue distanciando
del espacio doméstico; primero, mediante un
muro, posteriormente en altura, hasta llegar a
segregarse completamente de la vivienda en
una edificación independiente.
La presencia de la cuadra-pajar dentro de la
casa permitía el aprovechamiento como fuente energética de los animales, así como una
mayor comodidad, al evitar desplazamientos
para alimentar el ganado. Por regla general,
en la comarca, la cuadra suele permanecer integrada en la propia casa, lo que no impide
que surjan otras construcciones que complementen su uso; es frecuente que el basamento

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A R Q U I T E C T U R A T R A D I C I O N A L Y E N TO R N O C O N S T R U I D O

unos huecos abiertos entre las tablas del piso:
las cebaderas.
Los cerramientos del pajar pueden ser de
muy diferente naturaleza, dando lugar a soluciones variadas y de gran belleza; mampostería, entramado de madera o entretejido de
varas, son algunos de los materiales que, combinados o de manera exclusiva, pueden conformar sus muros. En Salas y Cudillero aparece una edificación de gran interés destinada a
pajar que destaca por sus proporciones y su
singularidad constructiva, al emplear como
cerramiento vertical de uno o más frentes el
entramado de madera y del que se conservan
numerosos y variados ejemplos.

Cuadra-pajar exenta. San Pedro, Tineo.

Los graneros: hórreos y paneras
Se utilizan como almacén de productos
agrícolas (manzanas, patatas, castañas, maíz,
escanda,... etc.) y para el curado de embutidos.
Se encuentran siempre vinculados a la vivienda como parte integrante de la explotación
agrícola, sirviendo ocasionalmente como dormitorio. Son construcciones exentas de madera elevadas del suelo mediante pilastras –los
pegollos–, con el fin de garantizar la adecuada
aireación del elemento. La madera utilizada
para su construcción es siempre el castaño o
el roble, por su abundancia y su adecuado
comportamiento al exterior. La introducción
del maíz en el s. XVII propició la incorporación del corredor que permitía el secado del
producto al aire libre, protegiéndolo a su vez
de la lluvia. En el diseño de los balaustres se
concentra gran parte de la creatividad popular,
siendo sustituidos por mandiles –tabla colocada en vertical– en las zonas más expuestas al
temporal. Por regla general, los hórreos son
más pequeños y de planta cuadrada y las paneras de planta rectangular, lo que requiere un
mayor número de apoyos. Sin embargo, lo que
realmente determina la diferencia entre ambos es la geometría de la cubierta. En el hó-

Pajar exento cerrado con muro de piedra y madera. San
Marcelo, Salas.

cuentra vinculada a un prado cercado. Destaca la importancia que adquiere esta construcción en algunas brañas vaqueiras de invierno,
como ocurre en Arnizo (Valdés), donde la cuadra-pajar alcanza grandes proporciones.
La cuadra es un espacio hermético, con escasa iluminación y normalmente con un
único acceso. El piso suele ser de tierra apisonada con una ligera inclinación para garantizar la evacuación de los líquidos a través de un
hueco abierto en la parte inferior del muro
que da a la huerta con el fin de aprovechar el
estiércol. En uno o dos lados se ubican los pesebres formados con tablones y sobre ellos la
pesebrera; enrejado de madera de sección
triangular donde se dispone la hierba para el
ganado. Sobre el techo de la cuadra se localiza
el pajar, donde se almacena la hierba seca que
sirve de alimento al ganado. La hierba puede
arrojarse directamente a las pesebreras desde

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C O M A R C A D E L VA L L E D E L E S E - E N T R E C A B O S ( A S T U R I A S )

rreo sus cuatro faldones confluyen en un
único punto y en la panera se unen en una
línea de cumbrera “la crumal”.
En nuestra comarca estos graneros se suelen asentar sobre basamentos de piedra que
pueden alcanzar bastante altura (una, dos y
hasta tres plantas en algún caso). La planta inferior se destina a usos auxiliares, cuadra o almacén, y por regla general los pisos altos a habitación –el cuartu de fuera o de debaxu l’hórreo–, utilizándose el techo –caramanchón–
como almacén de útiles de labranza y para el
secado de productos agrícolas.
El granero es un elemento fundamental de
la economía del campesino y suele ubicarse en
las proximidades de la casa, sirviendo en algún
caso los propios muros que lo sustentan para
definir el cierre de la quintana y conformar el
espacio de la antojana. El acceso al granero se
realiza normalmente desde la propia antojana
por medio de una escalera ejecutada en mampostería; en la resolución de su trazado se refleja muchas veces el ingenio y la creatividad
popular, existiendo interesantes ejemplos especialmente en el concejo de Salas y en Tineo.
En la comarca es bastante frecuente el acceso
directo al granero desde la propia vivienda,
dando lugar a soluciones de gran valor etnográfico. En Salas y Tineo se emplean pasarelas
de madera para enlazar el granero y la vivienda, pudiendo protegerse de la lluvia mediante
una cubrición ligera del mismo material. A lo
largo de la cuenca del Esva se recurre a un
puente en arco para salvar la distancia entre
ambos; el arco enlaza la vivienda y el granero
y permite a su vez el acceso al piso intermedio
o caramanchón; si les separa un camino el
arco vuela sobre el mismo, permitiendo la circulación pública bajo él.
Los graneros no suelen presentar una profusa decoración y cuando aparece se concentra
en los corredores, las puertas, o las cabezas de
los liños. En nuestra comarca se desarrolla un
estilo decorativo propio, “el estilo Allande”,

que se extiende por este concejo y las zonas limítrofes de Tineo y Cangas del Narcea, siendo
frecuente que aparezca la fecha de realización
y el autor de la misma, lo que facilita su clasificación. Este tipo de decoración se desarrolla
desde la segunda mitad del s. XVIII hasta principios del s. XX. Se basa en la presencia de motivos aislados tallados en las colondras que
flanquean la puerta y en las fachadas laterales.
Son siempre circulares tallados a bisel (los
más recientes pintados) y desarrollan tetrasqueles, rosetas, formas radiales o incluso an-

Bustel, Allande.

Arco-puente enlazando casa y panera, Brieves, Valdés.

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A R Q U I T E C T U R A T R A D I C I O N A L Y E N TO R N O C O N S T R U I D O

La arquitectura del agua: molinos
hidráulicos, pozos, fuentes y lavaderos
Estas construcciones auxiliares se encuentran estrechamente vinculadas al medio rural
tradicional; además de desempeñar una misión
específica dentro del ciclo vital del campesino
cumplen una función social y de relación.

Molinos hidráulicos
El singular relieve de Asturias favoreció la
existencia de una relevante industria molinera
basada en la fuerza del agua, siendo muy frecuente la proliferación de estos ingenios en
gran parte del territorio asturiano, sobre cualquiera de los regatos o riachuelos que discurrían por sus valles.
Esta industria adquirió gran importancia a
partir de la introducción del maíz en el s.
XVII, siendo el tipo de molino más utilizado el
de rueda motriz horizontal, conocido como
molino de rodezno. La edificación se estructura en dos alturas: la inferior, llamada “infierno
o bóveda”, alberga el mecanismo de rotación;
la superior, denominada “sala de moler”, aloja
los mecanismos de trituración y recogida del
grano.
El molino puede acoger en algún caso la
vivienda del molinero o bien un almacén para
el grano, lo que determina la aparición de
una estancia sobre la sala de moler destinada
a esos fines. La construcción es de planta
cuadrada o rectangular y con cubierta a dos
aguas.
El material de cobertura es el característico
del área: teja o pizarra. Los muros son de mampostería y se abren escasos vanos; únicamente
la puerta y una pequeña ventana en la sala de
moler y un hueco en arco en la planta baja por
el que sale el agua una vez impulsado el mecanismo, por regla general, el número de arcos
que posee la edificación indica los mecanismos
de que dispone para la molienda.

Motivo radial que combina la talla y la pintura.

tropomórficas. El estilo alcanza su perfección
a principios del s. XIX, de la mano del artesano
vasco Gabriel Yriarte, con la talla de los entrelazos y los dobles radiales curvos. Un motivo
muy característico, aunque algo más tardío
(de 1820 en adelante), es la aparición de relojes, algunos de los cuales llegan a adquirir una
gran complejidad en su diseño. Encontramos
excelentes ejemplos de este estilo en Hervederas (Tineo) y en Celón, Villaverde, San Salvador del Valledor (Allande), destacando por la
singularidad de sus tallas y su decoración la
panera de Casa la viuda, en Linares (Allande).

El tendejón o cabanon
Se ubica en la antojana junto con el resto de
construcciones que conforman la casa campesina. Constituye una estructura ligera de madera cubierta con teja o pizarra, suele sustentarse sobre el muro que cierra la quintana y
sobre pilastras de mampostería o pies derechos de madera. Su función es servir de cobertura y protección frente a la lluvia; bajo él se
almacenan la leña, los aperos de labranza y la
maquinaria agrícola.

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C O M A R C A D E L VA L L E D E L E S E - E N T R E C A B O S ( A S T U R I A S )

Pozos, fuentes y lavaderos

tial y consta de un depósito, un caño y un recipiente de recogida –el duernu o pilón–. El depósito suele construirse en mampostería, siendo muchas veces su muro de contención el que
sirve de pared frontal a la fuente. La pared
puede ser un sencillo muro de mampostería, o
diferenciarse formalmente mediante un remate
triangular o semicircular en su coronación, pudiendo aparecer también una inscripción con
la fecha de su construcción. La fuente puede
llevar adosado un bebedero para los animales
que se independiza claramente de la fuente mediante un murete separador. El paso del agua se
realiza desde el duernu al bebedero a través de
un conducto o canal abierto en el murete.
El lavadero es la estructura más compleja de
las tres; consta de una balsa de planta cuadrada
o rectangular cuyas paredes se encuentran rematadas con una pieza inclinada –la llavadera–
formada por grandes losas en los lavaderos más
antiguos y por ladrillo revocado en los más recientes. La llavadera se inclina entre 30 y 45º
sobre la horizontal para facilitar el frotado de la
ropa. La balsa puede estar separada en dos
compartimentos; el más cercano a la entrada
del agua se destina a la ropa más limpia o delicada, dejando el otro para la ropa más sucia.
Por regla general, este tipo de construcción
suele estar protegido por una estructura ligera de madera que se sustenta sobre pies derechos o sobre alguna de las paredes que lo cierran parcialmente.

Los pozos suelen estar vinculados a una vivienda, si bien existen áreas de la comarca
donde se compartía su uso entre dos o más familias, costeando entre ellos su realización.
Son muy abundantes en nuestra rasa debido a
la abundancia de ríos y arroyos subterráneos
que nacen en la propia rasa o en las montañas
litorales y drenan el territorio. El pozo está
constituido por un depósito cilíndrico de mampostería que puede alcanzar bastante profundidad (entre 15-20 m). El depósito se eleva por
encima de la rasante del terreno conformando
un volumen hermético que se cubre con un tejadillo a una o dos aguas. Su perímetro circular
se interrumpe con una hendidura vertical en la
que se abre un hueco para acceder al suministro del agua, que se realiza mediante una polea.
El hueco se cierra con una portilla de madera
que destaca sobre los paramentos revocados
del pozo. Encajado en la cara interior del depósito existe un cuenco circular de cantería –normalmente de pizarra– dotado de un canal que
sobresale al exterior y vierte el agua a un recipiente elevado del suelo “el duernu o pilón”;
suele ser de forma rectangular y se construye
en piedra labrada, mampostería o ladrillo revocado. Desde el interior del pozo se vierte el
agua al cuenco y éste la conduce hacia el duernu, que se utiliza como bebedero para los animales o como lavadero, pudiendo presentar
una pieza inclinada para que la tarea de frotar
la ropa sea lo más cómoda posible.
Las fuentes, bebederos y lavaderos cumplen
una función de utilidad pública y su existencia
determina su percepción como espacios colectivos vinculados a la comunidad, generándose
una intensa actividad lúdica y social en torno a
ellos. Pueden aparecer separados o conjuntamente constituyendo un ciclo integral en el
aprovechamiento del agua que sigue siempre la
misma dirección: fuente, bebedero y lavadero.
La fuente surge de la captación de un manan-

Glosario
Andecha: ayuda que se prestan unos vecinos a
otros para desarrollar algún trabajo.
Chigre: bar, sitio donde se venden bebidas.
Duernu: recipiente grande, generalmente de
madera, empleado para la salazón del cerdo.
Esfoyar: quitar las hojas a las panoyas de maíz.
Horru: hórreo. Construcción en madera elevada sobre pegollos.
Llábana: piedra plana, grande y lisa.

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A R Q U I T E C T U R A T R A D I C I O N A L Y E N TO R N O C O N S T R U I D O

Llar: lugar donde se prende fuego.
Llosa: terreno grande dividido por estacas que
se trabaja.
Maquila: parte de la molienda que se paga al
molinero.
Palancana: recipiente con forma de plato que
sirve para lavarse.

Panoya: espiga del maíz donde se inserta el
grano.
Texu: árbol de gran porte, situado frecuentemente junto a las iglesias y de carácter sagrado para los astures.
Teyáu: cubierta de una edificación.

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Notas
1

Término equivalente a municipio.

2

Cudillero formó parte de este Concejo hasta 1837.

3

Asentamientos estacionales nacidos en las tierras altas para aprovechar los pastizales.

4

Benjamín Méndez. La Marina Occidental Asturiana. Ed. Oikos-Tau, 1993.

5

Entrevista a los vaqueiros Juan García Gallo e Isidoro Parrondo Blanco en Tineo.

6

Entrevista a los vaqueiros Juan García Gallo e Isidoro Parrondo Blanco en Tineo.

7

Adolfo García Martínez. Familia y sociedad. Un estudio antropológico en el centro y occidente de Asturias y semejanzas con el norte peninsular. RIDEA, 2004.

8

Entrevista a José Luis Pérez Pérez del Río en Busto, Valdés.

9

Término con el que se conoce a los habitantes de Cudillero que vivían de la pesca.

10 Adolfo García Martínez. Patrimonio natural y cultural de la parroquia de Trevías. A.A.V.V. Universidad de
Oviedo. 2003.
11 Ídem. p. 186.
12 Entrevista a los vaqueiros Juan García Gallo e Isidoro Parrondo Blanco en Tineo.
13 Nombre del monte situado al norte de la villa de Salas.
14 Campanario.
15 Astur Paredes. La casa tradicional asturiana. Gran Atlas del Principado de Asturias.
16 Probablemente por su evolución hacia modos de vida sedentarios.
17 Entrevista a José Luis Pérez Pérez del Río en Busto, Valdés.
18 José Ángel Rivas Andina. El hórreo y la arquitectura popular en Asturias. Editorial Pico Urriellu, Gijón
2004, p. 26.
19 En nuestra comarca no hemos encontrado ejemplos de estas construcciones primitivas; sabemos de su
existencia por fuentes orales, siendo el tipo de construcción utilizado por los vaqueiros de alzada en la
braña de verano de Los Corros en Valdés a principios del s. XX.
20 Entrevista a José Luis Pérez Pérez del Río en Busto, Valdés.
21 Entrevista a José Luis Pérez Pérez del Río en Busto, Valdés.
22 Aparece en áreas de montaña de Allande (Bedón, San Salvador, Is) y muy frecuente en la rasa costera de
Valdés.

177
Arquitectura tradicional COMARC A D E L A LTO GUADIATO (CÓRDOBA , A N DA L U C Í A
Gran Canaria
ISLAS CANARIAS

Mª Teresa Valle Quesada
Arquitectura tradicional COMARC A D E L A LTO GUADIATO (CÓRDOBA , A N DA L U C Í A
La

isla de Gran Canaria, marco general de nuestro estudio, constituye
por sí misma una unidad geográficamente delimitada en la que la organización del espacio y el hábitat tiene
unas características específicas que la
diferencian de lo que encontramos
en otras islas del archipiélago.
Con un territorio muy abrupto de
aproximadamente 1.500 km2, que se
eleva hasta casi 2.000 m sobre el
nivel del mar, Gran Canaria presenta
un equilibrio entre proximidad y
complejidad que la convierte en un
perfecto laboratorio para estudios etnográficos y antropológicos. La población de derecho de la isla es de
730.000 habitantes (censo 2001).
En el plano comarcal, la Gran Canaria húmeda incluye el norte, la cuenca del Guiniguada y la llanura del sudeste, llegando en altura hasta el contacto entre las medianías
altas y La Cumbre.
La Gran Canaria seca incorpora los macizos
montañosos de La Cumbre, la comarca sur,
sucesión de altos lomos y plataformas surcados por profundos barrancos, y la gran cuenca
de Tejeda-La Aldea, por la que desagua la caldera central de la isla.
Cada una de estas comarcas cuenta con uno
o varios términos municipales. Estas divisorias proceden de las antiguas parroquias, que
a su vez lo hacen de las divisiones tribales aborígenes y responden a una estructura radial de
costa a cumbre, con cada uno de los grandes
barrancos como eje. Por ello, a pesar de ser

circunscripciones administrativas, tienen una
raíz ecológica y un notable significado geográfico además de histórico.
La dicotomía entre las dos áreas de la isla
influye en la distribución de la población, el
peso económico de cada una y la tipología de
los núcleos de población y su participación
dentro del sistema productivo.

Clima y relieve
El archipiélago canario está situado en una
de las zonas más importantes de la circulación
atmosférica, la de las altas presiones subtropicales. Su clima se caracteriza por la suavidad
de la temperatura, que oscila entre los 18 y 23
ºC en invierno y los 20 y 25 ºC en verano. Por
su latitud en el paralelo 28 y su cercanía al
desierto del Sahara, le correspondería un

181
A R Q U I T E C T U R A T R A D I C I O N A L Y E N TO R N O C O N S T R U I D O

Los núcleos de población en Gran Canaria
corresponden a dos modelos: los que se instalan en los asentamientos de los antiguos núcleos prehispánicos, situados casi siempre
cerca de los cauces de los barrancos, cerca de
las mejores tierras para el cultivo. En estos
núcleos se produce una alternancia entre
construcciones aborígenes (tanto cuevas
como casas), que son ocupadas por los nuevos
colonos, y las viviendas de reciente construcción. Ejemplos de este tipo de asentamiento
son las actuales poblaciones de Telde, Agüimes, Arucas, Agaete, Tunte o Gáldar.
El segundo modelo de asentamiento son los
núcleos de nueva planta, surgidos como consecuencia de las nuevas condiciones socioeconómicas producidas por la conquista y colonización de la isla. Estos nuevos núcleos tienen trazados más regulares debido, por un
lado, a la aplicación de las normativas reales, y
por otro, a la herencia cultural de los nuevos
colonos.
Es el caso de Las Palmas de Gran Canaria,
situada cerca de una bahía que favorece el comercio y los contactos con el exterior. En ella
se instalan los grupos de poder y se concentran muchas de las funciones sociales y económicas. En el resto de la isla los núcleos urbanos más importantes eran Sta. María de Guía,
en la comarca del noroeste; Arucas y Teror, en
el norte; La Vega (actuales municipios de La
Vega de S. Mateo y Sta. Brígida), en el centro,
y Telde y Agüimes, en el sur.
Así tenemos que algunos asentamientos
responden a causas económicas (comercio exterior, mejores comunicaciones), y otros, a
causas ecológicas (situados en los márgenes
de los barrancos, donde se encuentran las mejores tierras para el cultivo y los cauces de
agua). Otro factor a tener en cuenta era la defensa de agresiones exteriores (piratas).
Hasta bien entrado el siglo XVII, los núcleos
urbanos de la isla eran muy abiertos, con escasas concentraciones de viviendas repartidas en

Vista aérea de Agüimes.

clima mucho más seco y cálido, pero estas
condiciones se ven atenuadas por la influencia
de los vientos alisios, húmedos y frescos, emitidos por el anticiclón de las Azores, con una
dirección NE-SO. A la suavidad de la temperatura contribuyen, además, la situación oceánica del archipiélago, la existencia de una corriente marina fría y la orografía.
La isla, de acentuado relieve montañoso, se
divide en tres zonas:
La zona costera, entre 0 y 500 m. La zona
media o medianías, que va desde los 500 a los
1.500 m, donde son abundantes las nubes y
nieblas, aunque el efecto orográfico origina
una gran diferencia pluviométrica entre la vertiente de barlovento y la de sotavento. La zona
de La Cumbre, que comienza en los 1.500 m
con una temperatura media anual de entre 10
y 18 ºC y una variación diurna muy amplia.
Además de esta división por altitudes, existe
un fuerte contraste de humedad, sobre todo
en las zonas de medianías, entre las vertientes
de barlovento, orientadas al norte, y las de sotavento, orientadas al sur.

Organización del espacio urbano
Hemos basado este capítulo en los estudios
realizados por el Dr. Quintana Andrés1, quien
analiza la evolución de los núcleos urbanos en
Gran Canaria desde los primeros tiempos tras
la conquista castellana.

182
GRAN CANARIA (ISLAS CANARIAS)

los escasos rendimientos de las tierras ubicadas en ellas impidieron su desarrollo, asentándose la población en las áreas bajas cercanas a
los cauces de agua.
Lugares como Agaete, La Aldea o Moya se
caracterizan por la presencia de una gran propiedad alrededor de la que gira la producción
agrícola y el asentamiento humano. Las pequeñas parcelas se ubican en los márgenes de
las grandes haciendas o al lado del monte público. En las comarcas del sur de la isla los escasos núcleos existentes se localizaban en
zonas húmedas (barranco de Guayadeque y de
Tirajana) y a la vez cercanas a las grandes
áreas de cultivo extensivo de cereal.

Vista aérea del casco de San Mateo.

pequeñas aglomeraciones. Estos barrios que
poco a poco forman la población, se van acercando entre sí a medida que se van ocupando
nuevas tierras con el aumento de la población
y la explotación agrícola.
Las zonas de medianías, donde se encuentran las mejores tierras para el cultivo, deben
su auge y el crecimiento de numerosos pagos
al cultivo de productos, sobre todo el millo
(maíz) y la papa, que fueron fundamentales
para el abastecimiento del mercado interno.
Como ejemplo tenemos a los municipios de La
Vega de San Mateo o Moya. En un principio, la
tipología de las parcelas y las características
del reparto de las aguas llevaron a una ocupación del espacio muy dispersa, con un número
reducido de casas muy distanciadas entre sí.
Con el paso del tiempo, se produce en estas
zonas un progresivo crecimiento urbano debido al asentamiento de pequeños y medianos
propietarios y campesinos. Las casas se van
agrupando en múltiples barrios que dejan
entre ellos las tierras más fértiles.
Por otro lado, mientras en Guía, Firgas,
Moya y La Vega existe una clara dispersión
entre los núcleos y en el interior de los mismos, en zonas como Agüimes, Telde o Gáldar
se produce una agrupación de las viviendas en
torno a las vegas más productivas y a los cortijos con mayor demanda de mano de obra. En
otros términos, como Agaete y La Aldea, la
geografía abrupta de las zonas de medianías y

Lindes del territorio
Los límites de las parcelas eran establecidos
por el partidor, que realizaba las mediciones y
determinaba los límites de la propiedad. La figura del partidor es descrita por informantes
del municipio de la Vega de S. Mateo de la siguiente forma:
“los terrenos se medían y partían por un
señor que le decían el partidor. Eso estaba
cronometrado y todo con sus metros exactos… que los partidores ésos eran legalizados por el Estado, era como un título hoy,
como una carrera…”.
Los lindes de las parcelas agrícolas se señalaban con los mojones, constituidos por una
piedra grande clavada en el suelo en cada lado
de la parcela, descrita así por los informantes,
…una piedra cualquiera, una piedra de punta
que sobresaliera para arriba… se buscaba
que la piedra fuera bastante altita para que
se viera bien siempre… Para que el linde o
mojón tuviese valor, a la piedra mayor se le
añadían dos piedras más pequeñas a cada lado.
Son los “testigos”, cada una en representación
de las dos parcelas colindantes. La presencia

183
A R Q U I T E C T U R A T R A D I C I O N A L Y E N TO R N O C O N S T R U I D O

continuar a Mogán, que se encuentra en el
suroeste …hoy día tenemos la suerte de
que están señaladas las carreteras… tenemos la suerte de poder ir a cualquier sitio.
Las primeras carreteras llevaban a Las Palmas y a Tejeda, después se hizo la de Teror
y Valsequillo, más o menos hacia 1930…
cuando se empezó la carretera de Utiaca
que lleva a Teror… Antes sólo había caminos reales, muchos han desaparecido, aunque hoy se están reparando para el turismo
rural… Antes eran caminos reales, que
ahora ya no quedan aunque algunos los
están reparando, a pesar de que hay muchos que aunque se quiera no se pueden reparar porque se ha edificado. Serpentía,
que aquí se le llama, donde se trasladaba el
ganado de un sitio a otro, que por norma
tenían que tener de 8 a 10 metros, hoy ya
no existen…”.

Plano de carreteras de San Mateo.

de los testigos era necesaria para evitar disputas entre los dos propietarios, y garantizaba
que el mojón había sido colocado en el sitio
adecuado, sin usurpar espacio a la otra parcela y evitando así enfrentamientos entre los
propietarios. Este sistema se ha sustituido hoy
por las vallas metálicas.

Arquitectura de la comunidad urbana.
Espacio abierto
Analizaremos el municipio de La Vega de
San Mateo situado en el centro geográfico de
la isla, en la zona definida como medianías húmedas. Se encuentra situado a una altitud de
850 m y a 25 km de la ciudad de Las Palmas de
Gran Canaria, capital de la provincia de Las
Palmas. Tiene una superficie aproximada de
38 km2. Llamado Tinamar por los aborígenes,
pasó a llamarse tras la conquista La Vega de
Arriba, cuando se integró en el municipio de
La Vega, junto a Santa Brígida, llamada La
Vega de Abajo. Se constituye como municipio
independiente en 1801, pasando a llamarse
desde entonces La Vega de San Mateo.
Inmerso en las medianías húmedas, su actividad fue tradicionalmente agrícola y ganadera, cumpliendo un papel fundamental en el
abastecimiento del mercado interno.
Actualmente su población supera los 7.000
habitantes, advirtiéndose una pequeña regre-

Caminos
El desarrollo de las vías de comunicación y
los medios de transporte que ha tenido lugar
desde la segunda mitad del siglo XX es una de
las principales causas del cambio social operado en los municipios rurales. En la actualidad,
el municipio de La Vega de San Mateo, situado
en el centro de la isla, cuenta con carreteras
que lo comunican con el resto de la isla. Así
tenemos las principales vías la carretera hacia
Las Palmas de Gran Canaria, la de Teror, la de
Tejeda, Valsequillo, etc. Esta realidad era muy
distinta en la primera mitad del siglo XX. Así
lo relatan los informantes del municipio:
“…Tenemos el camino que va a Teror,
Arucas y todo el norte. Otro sale para Tejeda, hacia La Cumbre, y después se puede

184
GRAN CANARIA (ISLAS CANARIAS)

Las plazas

sión poblacional en los últimos años. A la par,
también se detecta un incremento en la edificación provocado por el fenómeno de la segunda residencia.
El municipio se estructura con un núcleo
central, el casco urbano, que concentra la mayoría de las actividades y la población; una
serie de núcleos secundarios relativamente
autónomos de espacios tradicionalmente agrícolas y, por último, un conjunto de espacios
naturales con diversos grados de protección.
Las áreas más destacables son: una entre
Lomo Carbonero y el Puente de Quesada; otra
rodeando a La Caldereta y Montaña de Los Bravos; otra alrededor de la Montaña Cabreja; otra
en la montaña de La Bodeguilla; y otra como
continuación del Paisaje Natural Protegido de
Las Cumbres, en las laderas del límite municipal de naciente, incluyendo La Cruz de La Misión y el Roque del Bicacaral. Con la peculiaridad de ser de titularidad pública, se encuentran
en el Paisaje Protegido de Cumbres, Los Llanos
de Ana López, la Mesa del Salado y la Degollada
de Biliandra, y, parcialmente, El Calero. En la
Reserva Natural Especial de Los Marteles están
La Calderilla, La Cruz de Tejeda y parcialmente
Las Gañanías, y, por último, en el Parque Rural
de El Nublo se halla la zona de Los Pechos.

Generalmente se sitúan frente a la iglesia del
pueblo o núcleo urbano. Estos espacios abiertos permiten la reunión de los vecinos y normalmente cuentan con una fuente o pilar para
el abastecimiento del agua para uso doméstico. En el lado opuesto a la iglesia se suele encontrar el Ayuntamiento, y en los laterales las
viviendas de las autoridades y las familias de
mayor nivel económico. En algunos lugares
una simple explanada sin edificar cumplía las
mismas funciones.
Los informantes de la Vega de San Mateo
hablan así de la plaza:
“son lugares de reunión de los vecinos, especialmente en verano, donde se juntan los
vecinos en tertulia a refrescarse, desde que
caía el sol, aquí había un sitio que le llamaban «los pollitos», al lado de la iglesia, que
cuando las fiestas se sentaban las madres,
mientras las hijas paseaban arriba y abajo
en la calle y las madres se sentaban en el
muro. Allí se aglomeraba la gente. En el
campo, se juntaban las gentes en el camino, o en las puertas de las casas …Antes,
los domingos se paseaba por la calle principal, los domingos después de la misa, y por
la tarde, la juventud se veía ahí…hoy también se realizan en las plazas las verbenas,
...de amanecida, casi siempre en todos los
pueblos les hacen un baile la víspera de la
fiesta... que empieza a las 12 de la noche
hasta la amanecida, organizada por el
ayuntamiento en las plazas públicas…”.

Espacio público abierto
Las calles y plazas son espacios abiertos de
uso público, núcleos activos de las poblaciones que tienen gran protagonismo en la vida
comunitaria de los habitantes de un lugar. En
ellas se desarrollan todo tipo de actos públicos, como las fiestas, ferias, mercados, actos
políticos, religiosos y militares y también sirven de marco para la vida comunitaria cotidiana. Por las calles y plazas se pasea, se realizan
tertulias, se desarrollan los juegos infantiles,
las reuniones de jóvenes, y son también el
lugar donde los mayores se reúnen para
“echar la partida” de baraja o dominó.

Muy importante para el municipio eran las
ferias, que se celebraban los domingos ocupando la plaza y varias calles del pueblo. Llegaban hasta el municipio marchantes de ganado de toda la isla. Una vez realizada la compra,
el ganado era trasladado casi siempre al matadero de Vegueta, en Las Palmas de Gran Cana-

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A R Q U I T E C T U R A T R A D I C I O N A L Y E N TO R N O C O N S T R U I D O

En San Bartolomé hay una fiesta que le
dicen… de los indianos, no sé por qué tradición, si vinieron unos señores de Cuba y ofrecieron una fiesta ahí, que la hacen el día del
Corazón de María… Cada barrio tiene su fiesta, y en algunos de ellos, como no tienen locales, éstas se celebran en la escuela.
Por su carácter de municipio rural cercano
a los paisajes protegidos de La Cumbre, los espacios de ocio en el municipio son el propio
campo. Tradicionalmente, en verano, se aprovechaban las charcas de agua de los barrancos
e incluso los estanques para el baño. Ésta era
una actividad que practicaban los jóvenes del
municipio.

ria, por caminos y atajos. Así lo cuentan los informantes del municipio:
“…a lo mejor 5 ó 6 reses y las amarraba
una de otra y las crías a los rabos y tiraban
por los caminos, por los atajos, al matadero
de Vegueta, en Las Palmas, a veces también
participaban mujeres en el traslado de las
bestias. También se vendían cabras, todavía
se celebra hoy la feria de ganado, el día de
S. Mateo, aunque hoy es más bien una exposición de ganado. Antes se llevaban los
productos agrícolas a vender a Las Palmas,
hoy existe el mercadillo de los fines de semana, donde la gente de Las Palmas viene
a comprar productos «del campo» directamente al agricultor de mejor calidad y precios más baratos. También se encuentran
productos artesanos…”.

“…Antes en verano los jóvenes se bañaban, sin permiso de nadie, en las charcas de
los barrancos, siendo especialmente conocido el Barranco de La Mina…”.

Las calles y plazas del casco urbano son
también el marco para la celebración de las
fiestas del municipio. En La Vega de S. Mateo
la fiesta principal se celebra el 21 de septiembre, coincidiendo con el día de S. Mateo, patrón del municipio, y es, en principio, de carácter religioso. Hoy en esta fiesta se celebra
también la feria de ganado, en conmemoración de las antiguas ferias, con un marcado
acento de espectáculo y exhibición de la vida
tradicional en el mundo rural. En esta feria se
exhiben animales de toda la isla.
Otras celebraciones importantes del municipio son la de la festividad de Santa Ana y la
de la Virgen de Fátima. Esta última se celebra
con una procesión que dura toda la semana
recorriendo un barrio distinto cada día. La
procesión se detiene delante de las casas
donde hay un enfermo.
Los vecinos relatan cómo antiguamente la
procesión se paraba toda la noche delante de
la casa de cada enfermo, así hasta siete días,
hoy en día… el cura se para un ratito y le lee
unas cositas…

En la actualidad, los espacios de ocio se encuentran en zonas de recreo controladas y acotadas, pues la mayoría de ellas están en paisajes
naturales protegidos de La Cumbre, tal es el
caso de Las Mesas de Ana López, en el Cortijo
de Arriba, perteneciente al Cabildo de Gran Canaria. Existe también un área recreativa en Los
Llanos del Garañón. A su vez, la presa de Las
Niñas y la presa de Chira son áreas donde se
puede ir de acampada, aunque es necesario obtener un permiso del área de Medio Ambiente
del Cabildo de Gran Canaria. En las zonas recreativas se dispone de una serie de servicios,
barbacoas, mesas y bancos, toma de agua, etc.

Lavaderos públicos
En los cuatro municipios estudiados pertenecientes a la zona de las medianías de Gran
Canaria, Moya, Agüimes, Santa Lucía de Tirajana y La Vega de San Mateo, los lavaderos públicos eran el lugar donde las mujeres intercambiaban las noticias del vecindario. Si se

186
GRAN CANARIA (ISLAS CANARIAS)

Mujeres lavando en lavaderos de Valleseco.

peleaban, se discutían ...todos los chismes,
mira, y como en todos sitios que se reunían
las mujeres todos los chismes se contaban en
el lavadero. Y los hombres en las barberías...
En el municipio de Moya el más concurrido
era el lavadero de los Tilos; también se reunían en el barranco del Palmital, del que una de
las vecinas entrevistadas dice con cierta nostalgia ...que aquello era una maravilla después ver la ropa ahí tendida en aquellos barrancos, que era precioso. Como la afluencia
de mujeres era muy grande, especialmente los
lunes, muchas se levantaban de madrugada
para coger sitio, o bien dejaban la noche anterior algunas prendas de ropa para que nadie
ocupara ese lugar. Los sitios preferidos eran
los que estaban en la parte superior del barranco, pues recibían el agua limpia.

ba y esa agua ya llevaba jabón y las que estaban debajo recogían el jabón de todas las
que estaban primero. A mí me han dicho
que se peleaban por coger el primer sitio,
puesto que el último tenía más opciones a
coger tuberculosis, debido a que los anteriores habían lavado sus ropas. Entonces
era bueno coger el lavadero, el primero,
para que luego ya con la hierba al llegar a
los últimos ya en el otro sitio volvía a ser
nuevo. Eso oí decir yo…”.
Existía la prohibición de ponerse a lavar
antes de las ocho de la mañana, que además
era la hora en que se permitía recoger el agua
de las acequias para el consumo doméstico.
Estas normas eran establecidas por las Heredades de Aguas, que, como veremos más adelante, son unas instituciones que tienen su origen
en el repartimiento de tierras y aguas que se
llevan a cabo en la isla tras la conquista. Estas
instituciones, propietarias del agua, eran las
que realizaban las obras hidráulicas necesarias
para su almacenamiento y distribución.

“Sí, los lunes por la mañana, venían de
Carretería, pero de madrugada, a coger la
vez, para coger los de arriba… Y los del
pueblo dejaban un trapito, una cosita puesta del día antes… porque esa después lava-

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El modo de vida en el municipio
de La Vega de San Mateo

Espacios cerrados
Molinos

La Vega de San Mateo ha sido un municipio
agrícola y ganadero, cumpliendo una importante función en el abastecimiento del mercado
interno de la isla. De la información oral obtenida para el presente trabajo extraemos algunos comentarios de habitantes de La Vega de
San Mateo… (se cultivaban) toda clase de verduras y semillas… papa y millo (maíz), que se
vendía fuera también... Hoy el conjunto de la
actividad agrícola y ganadera ha descendido…
en aquella época había agua para regar, se cosechaban las papas, col, lechuga, de toda clase
de verdura, fruta y todo eso iba al mercado.
Ahora también se sigue cosechando, pero
mucho menos… porque la gente vivía en esa
época de la ganadería, de la verdura, de la agricultura en general. Pues hoy la gente se ha ido
a la ciudad, se fue al sur (la principal zona turística de Gran Canaria) y entonces falla mucha gente, ahora tenemos gente de fuera…

En cada municipio existían varios molinos,
frecuentemente se les llamaba con el nombre
del molinero o del lugar donde se encontraba.
Los molineros cobraban la maquila, la porción
de grano, harina o aceite que se cobra por la
molienda… Me acuerdo cuando el molinero, o
los molineros, cobraban la maquila en cuartica… Que en vez de llevarle dinero, le daban
del mismo millo que llevaban: el gofio. En muchas ocasiones, eran los niños de la familia los
encargados de llevar el grano al molino.
Entre los espacios públicos cerrados de las
comunidades tradicionales de Gran Canaria
que se caracterizan por la importancia que adquieren en la vida cotidiana de los vecinos, se
encuentran el Juzgado y el Ayuntamiento,
cuentan los vecinos entrevistados en el municipio de Moya lo siguiente:
“…eran los centros donde se arreglaban todos los papeles. Se daban
anécdotas, como que mucha gente
porque en los barrios venía y le decía
el vecino, veía al hombre “empaquetado” (bien vestido) y le decía ¿vas al
pueblo? Pues mira apúntame a un
chiquillo que me nació anoche y el
hombre llegaba al pueblo y no se
acordaba de los apellidos y le apuntaba los apellidos que le parecían…”.
Hay que hacer mención, como
lugar público donde se desarrolla la
vida cotidiana del municipio, a las
“tiendas de aceite y vinagre”, tiendas
de comestibles donde se despachaban (servían) copas. Los hombres se
juntaban por la tarde en las tiendas
que les decíamos de aceite y vinagre, se sentaban sobre el saco de los

Plano de San Mateo. Localidades.

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GRAN CANARIA (ISLAS CANARIAS)

gentes ricas del pueblo, y de uso mucho más
popular eran unos locales llamados habitualmente “La Sociedad”, donde se celebraban
bailes, en San Mateo La Sociedad estaba en la
calle del Agua.
“…bailábamos una isa, un pasodoble, un
tango, una folía, una malagueña. Los bailes eran por turnos, primero bailaban unos
y luego otros… los que tenían novia sí se
podían sentar dentro, si no, desde que se
terminaba el baile con la pareja, había que
salir para que entrara otro. Y mira cómo
era el baile y la forma de vida en esa época
que a lo mejor había 20 ó 30 mujeres y si
entraba un señor e invitaba a bailar a una
chica y no bailaba con él, pues ese número
ella no podía bailar porque si en ese número bailaba, ya estaba el pleito formado…
…Hoy existe el club de pensionistas, que
cuando el tiempo está bueno vienen a jugar
a la baraja, al dominó, o al subastado…”.

Interior de molino.

Barrios y lugares. Dinámica del
crecimiento del casco urbano
El crecimiento del municipio se ha realizado en dos vertientes, por un lado los barrios
agrícolas tradicionales han experimentado un
crecimiento, tal es el ejemplo de Bodeguilla,
Lechucilla, Utiaca, Pino Santo, Lagunetas,
Cueva Grande, Ariñes, Camaretas, La Higuera,
el Chorrillo y La Veguetilla.

Pueblo.

manises (cacahuetes) o del saco de pienso y se
tomaban su copita de ron y jugaban a la baraja, pero no existían bares, eso no. Las tiendas de aceite y vinagre son tiendas que tienen
una barra o mostrador separada por una puerta. En un lado es una tienda de comestibles y
el otro es un bar donde se sirve una copa y una
tapa de manises (maíz tostado). Los lugares de
recreo comunitarios cerrados eran los cines,
los casinos, aunque estos últimos eran muchas veces de uso exclusivo de los socios… las

“Por ejemplo la Higuera, que es un barrio tradicional, que no había sino dos
casas y ahora haya un pueblo...”.
En cuanto al casco urbano, el crecimiento
se localiza en torno a la calle principal, la Avenida de Tinamar, que en realidad es la continuación de la carretera que viene de Las Palmas y atraviesa el casco urbano del municipio.
No se observa la aparición de nuevos barrios o

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Tipología de la vivienda tradicional
La tipología de la vivienda tradicional en
Gran Canaria se puede clasificar atendiendo a
diversos planos: espaciales, temporales, socioeconómicos. En cuanto a variantes espaciales,
estarían la vivienda rural y la vivienda urbana.
A esta taxonomía se añade la variante socioeconómica, que incluye las categorías de señorial, burguesa y popular. Por último están las
variantes formales, que son la casa-cueva; la
casa terrera (vivienda de una sola planta), con
los subtipos de cubierta plana con azotea, cubierta a dos aguas o cubierta a cuatro aguas; y
la vivienda de dos plantas, casa de alto y bajo o
sobrada, que puede ser con cubierta plana, cubierta a dos aguas y cubierta a cuatro aguas.
Las viviendas urbanas, de cualquier tipo,
son las que han sufrido mayores modificaciones debido a los frecuentes contactos con influencias externas (avances técnicos y estilos).
En ellas se producen los cambios más rápidamente que en el mundo rural, pues éste conserva modos, estilos y elementos que perviven
por largos periodos, presentando una menor
influencia externa y, en consecuencia, la evolución del modelo se produce de forma más
lenta y tardía. Asimismo, las modificaciones
introducidas por el cambio social que tiene
lugar en Canarias hacia 1950 son menos evidentes que en las viviendas urbanas.
Así pues, la diversidad de las viviendas, su tipología, características de distribución interna y externa fueron elementos definitorios de
cada área y núcleo de población, en función de
la localización en altitud del lugar, su situación climática o las necesidades y el poder adquisitivo de su propietario.

Casa urbana señorial.

lugares. Al explicarnos cómo ha crecido el
casco urbano, nuestros informantes dicen:
“…a partir del Retiro para arriba todo era
zona agrícola… esto mismo que está construido hoy era zona agrícola, donde está la
avenida de Tinamar hasta hace pocos años,
allí había una herrería, y el molino y después el cultivo de la tierra. El pueblo no era
sino el casquito de abajo. Toda la avenida
de Tinamar es todo nuevo…”.

La casa por fuera
En Gran Canaria existen varios tipos de viviendas que responden a diferentes estilos de
vida. Las variantes afectan tanto a la arquitectura (continente) como al interiorismo y el
equipamiento (contenido). Las diferencias
entre ellas obedecen a causas socioeconómicas y medioambientales. De las primeras
surge la disparidad entre lo señorial y lo popular, de las segundas, la diferencia entre lo rural
y lo urbano.
Por lo general se acepta que la vivienda doméstica en Canarias adopta las formas constructivas de los grupos poblacionales llegados
tras la Conquista, andaluces y portugueses
principalmente, a las que se introducen cambios en función de la climatología, los materiales y las posibilidades constructivas.

Vivienda señorial urbana
Este tipo de vivienda corresponde a familias
acomodadas pertenecientes a la nobleza –o
unidas por lazos de sangre a los descendientes
de los conquistadores–, y también a terrate-

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GRAN CANARIA (ISLAS CANARIAS)

Vivienda señorial rural.

Vivienda señorial urbana.

nientes y a familias de la alta burguesía. En Las
Palmas de Gran Canaria se localizan principalmente en el barrio de Vegueta o en ciudades
como Arucas, Telde, Santa Mª de Guía y Gáldar.
Lo más destacable arquitectónicamente es la
utilización de materiales procedentes de la
cantería de Arucas y los trabajos en madera
para balcones, escaleras, corredores, artesonados, y ventanas. Suelen tener dos plantas y disponen de un patio central alrededor del cual se
organizan las distintas estancias, además de
otro patio más pequeño, el patio trasero, destinado a los servicios (cocina, lavadero, etc.).

teriormente porque fueron edificadas utilizando materiales de calidad. Estas viviendas
suelen ser de amplias dimensiones; en ellas,
además de las estancias propias de la vivienda
señorial urbana encontramos otras relacionadas con las labores del campo (graneros, alpendres, caballerizas, almacenes, etc.), y también jardines y varios patios. Estas familias solían tener una segunda vivienda en los centros
urbanos, a la que dotaban con aquellas novedades relativas al equipamiento doméstico.
Las grandes viviendas rurales tradicionales de
familias acomodadas se ubican mayormente
en fincas dedicadas tradicionalmente a la agricultura. La casa señorial de campo es una
mezcla de casa urbana “por sus elementos
cultos y rústica por una mayor aceptación de
la influencias populares” y se compone de dos
o más habitaciones en el piso inferior, que
pueden servir de lonja o bodega, si la vivienda
no tiene entresuelo, y con una escalera que
desde el patio da al corredor.
En torno a este patio (o traspatios) se encuentran la cocina y el horno; las salas superiores, solladas en madera, sirven tanto de habitación como de granero; y, dependiendo de
las características del lugar, suelen estar rematadas por una azotea. Este tipo de viviendas
varía dependiendo de que estén localizadas en
el campo o en un núcleo urbano importante
del municipio, acercándose estas últimas al
tipo señorial urbano.

La vivienda señorial rural
Las viviendas señoriales rurales, llamadas
casas principales, se encuentran en grandes
fincas de explotaciones agrícolas situadas
principalmente en las medianías de la isla. Se
ubican sobre todo en Guía, Gáldar, Agaete,
Moya y Artenara. Sus dueños fueron prestamistas locales, rematadores de diezmos, tierras, o rentas eclesiásticas, y mercaderes o
medianos propietarios; el resto fueron terratenientes comarcales o militares privilegiados.
Suelen localizarse en el entorno de la iglesia y la plaza principal, símbolos del poder en
los municipios. La mayor parte de ellas se
mantiene en manos de los descendientes del
dueño original y si han cambiado de propietario ha sido pocas veces. Generalmente no han
sufrido grandes modificaciones exterior ni in-

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En el ámbito rural, las casas terreras solían
estar fabricadas en solares que iban de los 30 a
los 80 m2 y tenían de media una o dos habitaciones. Las de los medianos propietarios eran
de mayores dimensiones y su distribución interna también resultaba diferente: un cuarto o
recámara a la entrada o dos cuartos divididos
por un pasillo o zaguán; sala y patio o traspatio
donde a veces se situaba un pozo y los corrales.
La casa cueva
Su presencia es más significativa en los cuatro núcleos de población, Aguïmes, Artenara,
Gáldar y Telde. Las antiguas viviendas y cuevas
de los aborígenes fueron reutilizadas por los
estratos más pobres de los colonos, como los
jornaleros. Las cuevas presentan unas buenas
condiciones de habitabilidad en situaciones de
temperaturas extremas.
Atendiendo a las variantes formales, haremos una pequeña descripción de las viviendas
de una planta y las de dos plantas.

Casa cueva.

La vivienda popular rural
En el mundo rural, la vivienda utilizada por
las clases populares era de dos tipos: la cueva y
la pequeña casa terrera con cubierta plana (o
de dos aguas en zonas húmedas). La casa terrera, aunque no es exclusiva de ningún sector social específico, era el único tipo de casa
(excluidas las cuevas) que poseían las personas
de pocos recursos o los pequeños propietarios.
Habitualmente se ha definido a la vivienda popular como llena de ingenio y simplicidad, y
fabricada con las materias primas del entorno
más inmediato.

La casa terrera
La casa terrera, ya sea con azotea o con cubierta a dos aguas, es la más frecuente en la
totalidad de los núcleos de población y fue la
vivienda base del asentamiento en la isla, en
todas las capas de la pirámide social. Lógicamente, dependiendo del nivel económico-social de su propietario, varía en sus dimensiones, distribución interna, tipos de materiales
empleados (tapias, mampostería, piedra...).
Una elevada cifra de viviendas terreras se ubicaban en zonas de cultivos, al ser residencias
temporales de los agricultores.
La vivienda de dos plantas, denominada casa
de alto y bajo y la casa de alto-bajo y sobrado
o casa sobradada
Este tipo de casa es la que, en cierto modo,
marca la diferencia entre los bienes inmuebles
de carácter urbano del grupo de poder y el
resto de la población. Destaca no sólo por sus

Casa terrera.

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GRAN CANARIA (ISLAS CANARIAS)

Vivienda de dos plantas.

Piedra de cantería.

dimensiones, sino también por el lugar que
ocupa dentro del casco urbano. Supone un
símbolo de poder, ostentación y pertenencia a
un grupo social definido y se localiza principalmente en Las Palmas de Gran Canaria, y en
menor medida en Agüimes, Guía y Telde.

La piedra de cantería es uno de los materiales que caracteriza a la arquitectura tradicional en la isla, si bien es casi exclusiva de las viviendas de mayor nivel económico, de edificios religiosos o civiles, debido a su alto coste
por la dificultad de extracción y su posterior
labrado y transporte. En arquitectura se utiliza tanto para la construcción de elementos
sustentantes como decorativos y también
como materia prima para la realización de
otros materiales constructivos. En las viviendas se utiliza especialmente en la fachada
principal o en las esquinas. En el interior de la
vivienda sólo en la escalera noble, como base
de los soportes, y en algún pavimento. Como
ocurre con otros elementos de la cultura material, las obras de cantería adquieren un valor
simbólico al convertirse en símbolo de ostentación de riqueza y prestigio social
Se obtiene por extracción de coladas volcánicas que comprenden a varios tipos de piedras de origen basáltico. Tiene unas características especiales debido a la naturaleza vol-

Materiales de construcción
Los principales materiales de construcción
de la vivienda tradicional de la casa canaria
son la piedra, la madera y el barro. La cal se
utiliza para revestimiento de los muros. Los
morteros se realizan mezclando cal con tierra
o bien con zahorra, que es una arena de origen volcánico y grano grueso.
La base de las fábricas es la mampostería, eliminando progresivamente, tras los primeros
años de la colonización, la realización de tapias
(tierra apisonada), que se deteriora con gran rapidez. Haremos mención aquí a las dos principales materias primas utilizadas en la arquitectura tradicional de la isla, la piedra y la madera.

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cánica del archipiélago. La abundancia de materiales volcánicos del tipo efusivo hizo que la
piedra se convirtiera junto a la madera en una
materia prima fundamental en los trabajos de
construcción. Ejemplos claros de la primacía
de la piedra de cantería en Gran Canaria son
las obras realizadas para la infraestructura hidráulica y agrícola, su presencia en la vida doméstica, en la arquitectura tanto civil como
religiosa y en obras públicas.
Una de las piedras de cantería más valorada
en la isla es la conocida como piedra azul de
Arucas, que es una roca volcánica brechoide de
composición traquítico-fonolítica exclusiva de
las canteras de este municipio y que ofrece una
alta calidad y belleza debido a su color grisazulado con microcristales incrustados que le
dan brillo y la hacen idónea para multitud de
fines, tanto constructivos como decorativos.
También se utilizaron piedras de otras canteras, como por ejemplo la piedra roja que se
encuentra en la cantera del Pinar de Tamadaba y en la cantera de Ayagaures; la piedra
verde de Tirma; la piedra ocre de Teror o la
piedra blanca del Pico de Gáldar.
La madera constituyó una importante materia prima en la construcción de edificios,
barcos, aperos de labranza, combustible para
los ingenios, para la destilación de la pez para
calafatear barcos, para el mobiliario y para el
consumo doméstico.
En el Archipiélago Canario existían abundantes bosques en el momento de la Conquista. Las primeras especies de madera que se
utilizaron fueron aquellas que tenían una mediana dureza y resultaban menos sensibles a
los cambios de temperatura y humedad. Entre
las más empleadas destacan el pino canario
(Pinus canariensis) y el cedro (Juníperus oxycedrus), muy apreciado por su olor. Entre las
especies que presenta el bosque de laurisilva
están el barbusano (Phoebe barbusana) y el
paloblanco (Picconia excelsa) aunque también se utilizó el viñátigo (Persea índica), el

Madera en la construcción.

aceviño (Ilex canariensis), el til (Ocotea foetens) y el mocán (Visnea mocanera); además
de utilizarse el borne (o bornio), el castaño, el
pinabete y el moral.
Con la llegada de los colonos, tras la Conquista, comienzan a explotarse los bosques del
archipiélago de forma masiva, por lo que las
maderas locales de Canarias estuvieron muy
controladas desde un primer momento. En
1501, el Consejo de Gran Canaria obtuvo licencia para imponer un arancel a la madera importada, aunque pronto la isla se hizo deficitaria. Desde los primeros años del siglo XVI se
prohíbe que se corte leña y madera sin licencia
del Cabildo. Se intentaba salvaguardar los bosques de pinos y laurisilva mediante la importación de maderas procedentes de otras islas o de
la península. La zona forestal más explotada de
la isla en esa época fue el Monte de Doramas.
A pesar de las prohibiciones, los bosques y
pinares canarios siguieron proporcionando
madera para la construcción. Se llamó aserradores (o fragueros) a quienes se encargaban
de talar los árboles, recibiendo de los maestros
carpinteros los encargos, junto con las vitolas
para cortar las tablas a medida. Aunque no
había control oficial sobre las medidas de las
tablas, existía una cierta uniformidad entre
ellas. El largo (o cumplido) se solía medir en
pies; el ancho (o grueso) en palmos (o jemes),
dedos y pulgadas; y el alto en palmos. La madera se aserraba en los propios pinares o en

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GRAN CANARIA (ISLAS CANARIAS)

zonas cercanas, y era transportada por los carreteros (o almocrebes) en carretas tiradas por
bueyes o a lomos de caballos o camellos. Los
traslados desde los bosques del Oeste de la isla
se hacían por barco.
Las maderas llegan a las islas desde América
y Europa. En el siglo XVIII había en Canarias
bastante madera de Indias, ya sea en tablas o en
muebles diversos. En ese mismo siglo aumentan las importaciones desde Europa, y a mediados del siglo XVIII se importa desde el continente europeo y de la Península Ibérica madera
de pinsapo (árbol del género del abeto caracterizado por su color blanco crema, es una madera muy blanda y difícil de dañar por los insectos). La madera constituye un elemento de importancia para el valor de la vivienda. La madera, debido a las restricciones de tala impuestas
por el Cabildo, sólo se utilizaba en las partes
imprescindibles de la vivienda, como en el levantamiento de la estructura, los sollados, techos, escaleras, puertas, ventanas y, en casos
excepcionales, en balcones y corredores.

Encuentro de tirante y par con durmiente en cubierta.

La más básica entre este tipo de construcción es la conocida como la casa de arrimo, en
la que se aprovecha la inclinación del terreno
para ahorrar el muro trasero. Se realizan practicando una excavación hasta dejar un corte
vertical, donde también se ahorra en los
muros laterales, que quedan empotrados total
o parcialmente en el terreno.
En un segundo nivel encontramos la vivienda exenta con cubierta a dos aguas. Suele ser
de planta rectangular. Este tipo de cubierta limita el tamaño de la vivienda, que queda condicionada a la longitud de la viga cumbrera o
hilera y concentra los empujes provocados por
su peso en los muros más largos de la construcción, los más vulnerables por su longitud
y por resultar habitualmente debilitados con
la apertura de los huecos, empujes que, a
veces, se contrarrestan con un tirante.
En un tercer nivel encontramos la construcción de las cubiertas a cuatro aguas, que supone la solución a la limitación y subordinación
del espacio al largo de la viga cumbrera. La resistencia de la madera utilizada, la tea del pino
canario, facilitó este tipo de cubierta, una de

Estructura
Muros
Los muros se construyen con piedras sueltas,
llamadas mampuestos o cabezotes, labrados en
una sola cara, la vista, para alisarlos. El muro se
construye en dos planos (hojas), ambas caras se
entraban entre sí con piedras más pequeñas. En
los arranques de los muros y en las esquinas se
utilizan sillares labrados. Los muros de las
construcciones más modestas son de piedra
seca, no se refuerzan con mortero ni se revisten. En las de mayor nivel, se practica un engarrafado, que es un revestimiento con mortero
de barro o arena y cal.
Cubiertas
Atendiendo al tipo de cubierta, ya sea en la
vivienda de una o de varias plantas, podemos
hacer la siguiente clasificación:

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A R Q U I T E C T U R A T R A D I C I O N A L Y E N TO R N O C O N S T R U I D O

Plantas
La vivienda terrera de planta rectangular, en
principio de un solo espacio interior, más
tarde dividido en tres espacios al conseguir
una planta mayor con la incorporación de las
cubiertas a dos y cuatro aguas, y la cocina
exenta a la edificación principal, evoluciona
más tarde a la casa terrera con planta en L.
Esta vivienda evoluciona más tarde a la
planta en U al añadirse otro cuerpo normal al
cuerpo principal de la casa. En un primer momento, este segundo cuerpo es de cubierta a
un agua, y se destina a establo, granero o dormitorio de los varones de la casa. En las viviendas de planta en U, el patio frontero suele
cerrarse con un muro en el que se marca la
entrada con una portada.
Vanos
Los tipos de puertas y ventanas responden,
en principio, a la carencia de cristales y a la
necesidad de procurar el cerramiento con un
aprovechamiento óptimo de la madera. Las
variantes se dividen en aquellas en las que
aprovechan las tablas adosadas verticalmente
y en las que combinan los tablones para formar las hojas con montantes. Antes de la utilización de bisagras, el giro de las hojas se
conseguía sobre un eje formado por un pivote
en el ángulo inferior, la quicialera, y otro en el
superior, llamado bullón.

Detalle de cubierta atirantada y teja plana.

las más complejas de las habituales en la arquitectura popular de Gran Canaria. La cubierta a
cuatro aguas permite cubrir un espacio mayor
con idéntica longitud de la viga cumbrera.
Pavimentos
El pavimento de las viviendas más pobres es
de tierra apisonada, a veces mezclada con excremento de vaca (la bosta). En viviendas de
mayor categoría, se encuentran losas de piedra labrada en la cara vista.
Por último, en las de mayor nivel se coloca
un entablado de madera de tea, el suallado, palabra de origen portugués. En las viviendas de
dos plantas, siempre de mayor nivel económico, siempre se encuentra este pavimento en el
piso superior. Las tablas se colocan en sentido
transversal a los trabes o viguetas de madera
que suelen descansar en paredes maestras y se
sellan, por la parte inferior, con listones sobrepuestos a modo de tapajuntas. A veces este
piso se prolonga al exterior para formar un
balcón.

Ventanas
El vano suele ser capialzado, los laterales o
gualderos y el superior o sobre se recubren
con tablas, y el sistema de giro es el de bullón
y quicialera. Los marcos son de madera o de
piedra. En este caso, suele ser adintelado y sin
antepecho. En Gran Canaria existen marcos
de piedra, formados por franjas de cantería en
los cuatro lados con resaltes en los extremos
superiores, apéndices en las jambas, y decorados, a menudo, con molduras sobresalientes.
Los marcos de piedra sólo se encuentran en

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GRAN CANARIA (ISLAS CANARIAS)

sólo se reduce a la mejora de la ventilación o el
suministro de sombra, al proteger el muro de
la lluvia y exceso de radiación, sino que cumple también una función simbólica de ostentación y estatus social del propietario.
Se sitúa en la fachada, sobre la puerta de entrada. Se suelen decorar con molduras de diferentes tipos. Existen varios tipos de balcones cubiertos, dependiendo del tipo de balaustre utilizado en el antepecho, que pueden ser torneados
o planos; los cubiertos de celosía; los que tienen
el antepecho cerrado; los de listones cruzados o
los cubiertos con cristales o celosías.

Orientación de la vivienda
La vivienda rural se suele orientar hacia el
SE o SO, teniendo en cuenta que el archipiélago se encuentra bajo la influencia del alisio,
que tiene una dirección NE-SO. La fachada
principal queda, pues, al abrigo del viento. En
general, las viviendas se orientan al sur. Los informantes entrevistados así lo han confirmado:

Ventanas.

viviendas de mayor nivel económico. Los tipos
identificados por el profesor Martín Rodríguez
son la ventana de cojinetes, derivada de la de
celosía, de origen árabe; la ventana de guillotina, con dos hojas, fija la superior y móvil la inferior, con trayectoria vertical. Su origen
según el mismo autor es español o portugués.
Menos frecuentes son las ventanas de corredera, cuyas hojas se deslizan en sentido horizontal, y las esquineras, realizadas en madera y
exclusivas de viviendas ricas.

“…las casas se orientan para el naciente,
para que cuando saliera el sol calentara las
habitaciones de las viviendas, porque para
el norte el frío y el agua castigaba más…”.

Ampliación de la vivienda
En el mundo rural, las viviendas de los campesinos más acomodados crecen en altura con
una planta superpuesta en terrenos inclinados,
es la casa de dos plantas o casa alta o sobradada. En cambio, las situadas en terreno llano
crecen en el plano horizontal, con el añadido
de módulos, bien en la misma línea que la
construcción primaria, bien perpendicular a
ella. Con esta construcción modular se abren
todas las combinaciones posibles para agrandar el espacio, separar funciones domésticas,
conseguir mayor intimidad y confort. En esta
dinámica de crecimiento modular la bondad

Balcones
El balcón es un elemento característico de
la arquitectura tradicional canaria, aparece en
las viviendas de la isla desde los primeros
tiempos de la colonización. Está presente
tanto en la vivienda rural como en la urbana,
y en la vivienda popular o en la noble. El balcón canario tiene influencias de los dos tipos
de balcones que existen en España, el balcón
romano y el árabe. Tras su aparición, se desarrollan numerosas variantes. Su función no

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A R Q U I T E C T U R A T R A D I C I O N A L Y E N TO R N O C O N S T R U I D O

Puertas y portalones.

Interior de casa terrera.

del clima permite una gran combinación de
volúmenes, pues muchas veces las comunicaciones de los diferentes módulos se realizan
por el exterior. Estos módulos cuentan con cubiertas independientes. La adaptación al terreno, la búsqueda de la mejor orientación de la
vivienda al abrigo de las inclemencias climáticas, la adecuación a las exigencias de la familia
según va creciendo, las posibilidades económicas de ésta, son los factores que determinan el
crecimiento de la vivienda en un lento proceso
que a menudo implica a varias generaciones.

Interior de la casa terrera
En los años inmediatamente posteriores a la
conquista, ya a principios del siglo XVI, las viviendas que construyen los primeros colonos
poco se diferencian de las cuevas y cabañas habitadas por los aborígenes. Se le podría clasificar como vivienda-refugio con una funcionalidad básica de refugio y abrigo, con un solo espacio interior y una sola apertura al exterior.
Poco a poco, y tras una lenta evolución que
va de las viviendas con cubierta a un agua a la
de cuatro aguas, el espacio interior se va ampliando, hasta configurar casi siempre tres espacios divididos por tabiques, y en algunos
casos por simples telas.
En el frente de esta casa muchas veces se contaba con un espacio aplanado llamado el terrero, que con el tiempo se va pavimentando con
lajas, a menudo rematado con un poyo. Este
patio frontero y al aire libre tenía múltiples funciones, y era a menudo la zona de mayor utilidad de la vivienda.

La casa por dentro
La evolución de la vivienda tradicional canaria, desde principios del siglo XVI hasta el siglo
XVIII, es muy lenta, perpetuándose modelos
hasta ir incorporando modelos y tipos europeos. En este momento, la Ilustración trae
consigo, sobre todo en el ámbito urbano y en
viviendas de élites sociales y económicas, modelos europeos derivados del nuevo espíritu.

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GRAN CANARIA (ISLAS CANARIAS)

dos estancias, una de ellas se utiliza como dormitorio de los padres y la otra como dormitorio de las hijas y sala. Los hijos varones duermen en la planta baja.
Según Glas, 1982: 115, “Las casas de los
campesinos y de la gente de clase baja son de
un piso, y están construidas con piedras y cal
[...]. Esas casas son generalmente limpias, cómodas y aseadas [...]. Las paredes de las casas
aquí son de piedra [...]. Las casas de gente de
cierto rango son de dos pisos, cuadradas con
un patio abierto en el centro. En un apartamento especial, en cada casa, existe un lugar
que se eleva como un escalón sobre el suelo,
cubierto con esteras o alfombras; allí suelen
sentarse las mujeres juntas sobre cojines, para
realizar sus labores y recibir las visitas de personas de su sexo”.

Interior de una casa terrera.

Se realizaban tanto las labores de limpieza de
los enseres del hogar como el aseo personal,
preparación de alimentos, etc.
En esta casa lineal de tres espacios, llamada
la casa terrera2, se cocinaba fuera de la vivienda. La cocina se construía separada del cuerpo
principal de la casa, en el lado opuesto al viento dominante. La construcción se realizaba
con muros de piedra seca y teja vana, y se cocinaba sobre un poyo compuesto por tres piedras que se apoyan sobre él. La ventilación se
realiza por la abertura entre las tejas y a menudo se quitan algunas de ellas para aumentar
la ventilación. No se utiliza la chimenea. La
construcción exenta de la cocina se debe en
parte a la bonanza del clima pero también
para evitar los incendios. El cuarto de baño no
existe y la higiene personal se realiza en cualquier abrigo del descampado. Más tarde se
construye un cobertizo de forma muy precaria, con muros de piedra seca y cubierta a un
agua con tejas vanas, al igual que la cocina.

Interior de la vivienda rural señorial
de dos plantas
Las casas de dos plantas del ámbito rural pertenecen habitualmente a campesinos acomodados y grandes propietarios de tierras (aunque
estos últimos suelen tener su vivienda principal en los núcleos urbanos históricos, Las Palmas, Gádar, Arucas, Santa Mª de Guía o Telde).
La casa rural de este tipo, llamada también
hacienda, alcanza una complejidad en el interior con la división de espacios que separan
funciones, apertura de puertas y aprovechamiento de espacios abiertos con patios, galerías exteriores y balcones.
En estas viviendas el acceso al interior se
sitúa en la planta inferior, y en las de mayor
tamaño con entrada para carruajes, además de
las estancias dedicadas al almacenamiento,
existe un despacho para el propietario y otras
estancias para el recreo. La planta alta cuenta
con más de un dormitorio, sala, cuarto de trabajo para las labores del hogar y a veces la cocina. Aparece por primera vez un cuarto dedicado al aseo y los primeros retretes. El lavado

Interior de la vivienda popular
de dos plantas
En estas viviendas, la planta baja se dedica
al almacenamiento y la planta alta a la vivienda propiamente dicha. La comunicación entre
ambas plantas se resuelve con una escalera exterior, de madera, de piedra o mixta, y con uno
o dos tramos. La planta alta está dividida en

199
A R Q U I T E C T U R A T R A D I C I O N A L Y E N TO R N O C O N S T R U I D O

La cocina
Tras un largo periodo de lenta evolución,
donde el bienestar y el confort empiezan a considerarse más allá de la utilidad, a la vez que se
desarrolla el concepto de hogar, y confort, este
último de origen burgués, en el siglo XVIII, se
pasa de la cocina exenta a la casa construida de
forma precaria, al espacio común de la vivienda,
es decir, en el interior de ella esta evolución es
muy lenta. La cocina se construye dentro de la
casa. El espacio para cocinar aumenta de tamaño y se incorporan elementos utilitarios tales
como el poyo con fogones para cocinar con leña
y carbón, y en algunas ocasiones hornos adosados a los muros y huecos empotrados para lavar
la vajilla. En casas acomodadas se pavimenta
con losas de basalto labradas en su cara vista, e
incluso se incorpora una amplia campana sobre
los fogones con chimeneas que sobresalen por
la cubierta. En estos momentos la cocina se
convierte en una estancia importante de la casa,
a menudo el lugar de reunión de la familia.
La cocina suele estar en el exterior, lo que se
debe tanto a la bondad del clima como a la finalidad de evitar humos y posibles incendios.
El poyo se construye con piedras y barro.

de enseres continúa realizándose en patios exteriores. En construcciones anejas se aloja el
personal de servicio, el cuarto de aperos, el
granero y los almacenes.

Interior de las viviendas
acomodadas rurales
La distribución interna de las viviendas detentadas por medianos rentistas es a grandes
rasgos la siguiente: dos cuartos, recámaras o
lonjas a la entrada, divididos ambos por un zaguán que desemboca en un patio, alrededor del
cual se distribuían los aposentos. En el patio se
situaba el pozo, a veces alejado de las principales dependencias de la vivienda, y los corrales
al fondo del mismo. Si la casa era de alto y
bajo, la escalera se encontraba ubicada en un
lateral del patio que daba a un corredor. Las
salas superiores, solladas de madera, hacían la
función de habitación principal sirviendo en
este caso las habitaciones inferiores de despensa o bodega, existiendo como remate de la casa
una azotea con o sin volado, en las zonas de escasas lluvias, o una cubierta a dos aguas en las
zonas húmedas. Todas las viviendas tienen un
mobiliario muy reducido, no existiendo en la
fisonomía de las casas terreras grandes diferencias, sobre todo en los núcleos rurales,
entre los medianos y pequeños propietarios.
Las viviendas más ricas difieren en dimensiones aunque no en la tipología. La estructura interna discordaba considerablemente pues
sus proporciones les hacían abarcar un mayor
número de habitaciones y diversificar sus funciones. En ellas aparecen caballerizas, cuartos
de sirvientes, hornos, capillas, etc. Las fachadas de este tipo de casas ricas poseen portadas
de cantería azul o roja, con varios huecos: es
frecuente la presencia de tres vanos en el piso
inferior, la puerta principal y dos ventanas, y
tres o más en la parte superior repartidos habitualmente de forma irregular con ventanas
o balcones poco volados.

El patio
El patio es un elemento de enorme presencia en la casa tradicional canaria en todas sus
variantes, tanto formales como económicas o
espaciales.
En la casa rural, el patio o terrero se localiza en el frente de la casa, orientado hacia el
sur, suele estar cubierto con una latada o emparrado. La mayor parte de la actividad doméstica transcurre en el patio. Aunque es un
dato ya señalado en anteriores estudios sobre
la vivienda canaria, como resultado de nuestro
trabajo de campo podemos afirmar que la importancia del patio sigue vigente, sigue siendo
parte imprescindible de la casa, pues en él se
desarrollan importantes actividades domésticas y de ocio.

200
GRAN CANARIA (ISLAS CANARIAS)

baúles. Las camas consistían por lo general en
colchones colocados sobre esteras en el suelo,
aunque también aparecen en los inventarios
catres y barras de cama. Los armarios eran
muy escasos, siendo más frecuente el uso de
alacenas empotradas en la pared. En lo referente al equipamiento y decoración, las paredes se solían encalar o cubrir con esteras, o
bien decorar con pinturas al fresco, láminas
de santos y, en menor medida, retratos o
mapas; a partir del siglo XVIII se empieza a
utilizar también el papel pintado.
En los salones, el mobiliario solía consistir
en: espejos, escritorios, papeleras, taburetes
(algunos de moscovia), escaparates, mesas de
cedro o caoba y sillas de brazos de moscovia;
en el gabinete encontramos: escritorios, papeleras, sillas normales y de brazos, taburetes,
bufetes, sillones, biombos y baúles; y en los estrados: taburetes, escaparates y bufetes.
En los testamentos del siglo XVIII los muebles más frecuentes en las casas acomodadas
son los siguientes: “Objetos como arcas de Indias o portuguesas, de madera de la tierra, de
barbuzano, tinas de tea, mesas de lo mismo,
rodapiés, bufetes o telares, comportan los
bienes más comunes dentro del ámbito doméstico de los grupos sociales más pudientes”.
La cocina de la vivienda rural suele estar en
un edificio aparte, y es frecuente la presencia

Patio.

Mobiliario
La vivienda señorial urbana
El mobiliario tradicional de la vivienda señorial urbana, tras la conquista, y debido a la
dificultad de transportar muebles en los barcos por lo insuficiente del espacio, lo fabricaban en la isla los colonos llegados principalmente de la Península Ibérica. La tipología
imitaba a la que en ese momento estaba en
uso en la corte de Castilla: sillones fraileros,
bargueños, bufetes, sillas de cadera, papeleras,
escritorios o contadores. Hay constancia de la
importación de muebles durante el siglo XVII.
Entre el ajuar doméstico de importación había
muebles valiosos importados, que se distinguían de los corrientes fabricados en las islas.
Según Martín Rodríguez, los principales lugares de procedencia del mobiliario de Canarias
fueron Flandes, Inglaterra, Hamburgo, Génova, España y América. El mobiliario de los
dormitorios consistía en alguna mesa, cajas y

Caja de cedro.

201
A R Q U I T E C T U R A T R A D I C I O N A L Y E N TO R N O C O N S T R U I D O

de hornos. La conforma un poyo en el que se
abren los fogones y sobre el que se sitúa la
campana de la chimenea. Su origen puede
estar en Andalucía. En cuanto a la relación del
menaje, el mismo autor expone que: “El menaje de cocina se componía de lebrillos, tinajas –a veces, empotradas en el poyo–, vasos,
platos, “trinches de peltre”, calderas de cobre,
escudillas, sartenes, “truedes”, asadores, morteros, almirez (sic.), jarros de latón, saleros,
«vatea», cestas, etc. Que se conservaban en las
alacenas empotradas y cuya presencia oscilaba
en relación a la situación familiar” (Martín
Rodríguez, 1978: 197).
En las viviendas del siglo XVIII, el menaje
está compuesto por toda una serie de útiles que
suplen las necesidades, tanto en el mundo urbano como en el medio rural, y se conforma
entre otros, de ollas, sartenes, fuentes de peltre,
platos de lo mismo y una variada cubertería.
Con los datos que contamos, podemos deducir que este tipo de viviendas suelen estar
amuebladas con una combinación de muebles
importados, en mayor número según el nivel
económico, y muebles fabricados en la isla,
que son muy frecuentes en todos los documentos.

Locero.

La decoración está basada en cuadros de motivos religiosos. El menaje de las cocinas es
parco y de una “utilidad extrema”; “es bastante
escaso y en todo caso es loza común, como puedan ser los platos de estaño o peltre, y en algún
caso azófar3, más otros útiles como pueden ser:
los almirez, lebrillos y tinajas”. Las viviendas de
esta burguesía comercial del siglo XVII se localizaban principalmente en el barrio de Triana en
Las Palmas de Gran Canaria, capital de la isla.
En la segunda mitad del siglo XIX aumenta
el número de individuos pertenecientes a esta
clase y, al mismo tiempo, empiezan a tener más
importancia en la vida económica de la isla. Así,
sus viviendas comienzan a adquirir unas características propias que las distinguen de las señoriales, pues gran parte de su mobiliario es
importado. Lo anterior en cierta medida resulta posible porque es en esta época cuando se introducen grandes avances técnicos en la navegación (cascos de hierro y propulsión a vapor),
que permiten el transporte de cargas voluminosas a gran escala con menor coste.

La vivienda burguesa urbana
La vivienda de la alta burguesía urbana,
compuesta en su mayoría por mercaderes dedicados al comercio exterior, no comienza a
diferenciarse de la señorial hasta fines del
siglo XIX. La vivienda de los mercaderes no
solía ser demasiado grande, ni tampoco demasiado ostentosa. El mobiliario que contenía no
era nunca excesivo, más bien austero, con
poca cantidad de muebles, aunque entre éstos
se encontrarán piezas de gran valor; una mesa
grande de Inglaterra, un arca de Flandes, mezclados al mismo tiempo con elementos de fabricación autóctona, como podía ser un bufete de barbuzano.

202
GRAN CANARIA (ISLAS CANARIAS)

paña tipista, de la que el artista fue el principal impulsor. El diseño de este mobiliario pretende ser la dignificación del mueble típico
canario, y se caracteriza por los torneados de
patas y travesaños –desconocidos hasta el momento en el mobiliario de la isla– y la decoración a base de numerosas ondas volteadas en
respaldos y otras zonas estructurales de los
muebles, fabricados casi todos en madera de
morera.
De lo anterior podemos concluir que las viviendas burguesas urbanas no fueron equipadas, por lo general, con mobiliario tradicional
de Gran Canaria. De hecho, los muebles fabricados por los numerosos ebanistas de calidad
que tenían talleres en Las Palmas de Gran Canaria o en Telde, por encargo de esta burguesía, son del llamado estilo inglés. Lo prueban
las numerosas viviendas que hemos visitado,
que contienen vitrinas inglesas estilo Sheraton, comedores Chippendale, alcobas victorianas, tresillos isabelinos con sus mesitas a
juego, etc.

Tallero.

La alta burguesía comercial se verá fuertemente influenciada por los ingleses que se instalan en la isla, influencia que se refleja también en aspectos importantes del urbanismo y
la arquitectura. Fueron los colonos ingleses
quienes introdujeron en Canarias el mismo
equipamiento que tenían en sus casas de Inglaterra. Así, las cocinas y baños suelen estar
alicatados, y se va incorporando paulatinamente la enorme cantidad de utensilios que
surgen a partir de la Revolución Industrial. El
gusto provinciano de esta burguesía y sus ansias de modernización provocan que aumente
la demanda de mobiliario moderno europeo,
preferentemente inglés. La influencia inglesa
no se limita al interior de la vivienda sino que
afecta también de forma importante a la arquitectura en general.
Durante la década de los treinta y cuarenta
del siglo XX, estas mismas casas burguesas
van a acoger, ante el entusiasmo de sus moradores, el mobiliario diseñado por el pintor
Néstor de la Torre para la denominada cam-

La vivienda popular urbana
Hasta fines del siglo XIX, en que se fabrica
en serie equipamiento doméstico para las clases populares, hablar de mobiliario popular no
tiene mucho sentido, pues eran afortunados
aquellos que tenían una cueva para establecer
su vivienda habitual. En los riscos que dominaban la ciudad de Las Palmas de Gran Canaria, existía un gran número de cuevas y casucas de tierra habitadas por gente pobre.
Si excluimos elementos básicos como cajas,
asientos y camas, se puede afirmar que las viviendas urbanas de las clases trabajadoras carecían casi totalmente de mobiliario hasta
prácticamente el siglo XX. Hasta épocas muy
recientes las camas eran jergones rellenos de
paja, que primero se colocaban en el suelo y
más tarde descansaban sobre estructuras de
madera.

203
A R Q U I T E C T U R A T R A D I C I O N A L Y E N TO R N O C O N S T R U I D O

gadas a espacios de menor importancia. El tallero o destiladera también está presente,
tanto en la modalidad de mueble exento como
inmueble. Aquí también podemos encontrar
muebles provinciales de varios estilos y abundancia de camas de hierro de fabricación inglesa, tal y como describimos en el apartado
anterior. El dormitorio principal suele estar
amueblado con alcobas de diferentes estilos,
aunque predomina el estilo inglés.
Mobiliario vivienda señorial urbana.

La vivienda popular rural
Los pobres que vivían en las áreas urbanas
no dispusieron de verdadero equipamiento doméstico hasta la llegada de la producción en
serie, cuando se abarataron los productos de
consumo no perecederos y aumentó algo el
nivel de vida de la clase trabajadora. El mobiliario de sus viviendas consistía en cajas de
madera que llegaban al puerto como embalajes y eran recicladas por las clases populares
como asientos.
Cuando el nivel de vida de las clases trabajadoras urbanas aumenta y pueden acceder a la
compra de productos no básicos, adquieren
un mobiliario importado, de fabricación en
serie y barato.

El mobiliario era muy escaso, Quintana Andrés confirma este dato para Gran Canaria:
“[Las viviendas] detentadas por medianos rentistas [...] Todas con un mobiliario reducido,
no existiendo grandes diferencias entre los
medianos y pequeños propietarios en el ajuar
de la vivienda”.
Según datos obtenidos por este autor, los
muebles más frecuentes eran las mesas, sillas,
taburetes de madera de la tierra o de moscovia, fresqueras, lebrillos para amasar, pilas
para destilar agua, taburetes para el ordeñe y
cajas de tea o castaño.
Una escena representada por el viajero inglés Williams (1839) resulta ser un documento gráfico del interior de una vivienda rural
canaria de mediados del siglo XIX; se puede
observar en él la escasez de mobiliario, que se
reduce a unas cajas y una cómoda.
En los datos proporcionados por viajeros extranjeros del siglo XIX se describen las viviendas populares rurales canarias de la época: una
gran cantidad de canarios vive todavía en cuevas [...]. El mobiliario es de lo más simple. Una
cama, compuesta de cuatro tablas que soportan un jergón, un cofre para guardar los trapos, una estera en el suelo, una jarra para el
agua, un tostador para el grano y un pequeño
molino de mano es casi todo su ajuar. Con frecuencia se encuentran grandes filtros de gres,
puestos sobre un armazón que sirve de estan-

La vivienda señorial rural
El mobiliario que predomina es el tradicional, fabricado en la isla con maderas locales,
principalmente la tea y el barbusano. Hay, sin
embargo, diferencias con respecto al mobiliario de las viviendas populares, pues, con frecuencia, la mesa tocinera presenta elaboradas
tallas de superficie o calados. Son frecuentes
los escaños de tea de grandes dimensiones, las
sillas vitorieras y los taburetes, aunque estos
últimos se utilizan como asiento para el servicio, o en talleres, cocinas y patios. Cuentan
con cajas de tea, aunque las de cedro se consideran de mayor valía y se sitúan en los lugares
nobles de la vivienda, quedando las de tea rele-

204
GRAN CANARIA (ISLAS CANARIAS)

tería [...]. En algunas casas se encuentran sillas de madera, pero la mesa apenas se ve (Verneau, 1981: 193).
Durante el trabajo de campo se ha comprobado la existencia de abundante mobiliario
tradicional que cohabita con elementos modernos, puesto que este tipo de vivienda es la
menos afectada por el cambio social, aunque
se da una cierta evolución –lenta y poco traumática– en el equipamiento y el mobiliario. La
gran cantidad de mobiliario tradicional que se
encuentra en ella es casi siempre fruto de la
herencia, y a veces del encargo.
Contrasta la abundancia de algunos tipos de
muebles frente a la ausencia de otros que sí
encontramos en las viviendas señoriales; es el
caso de los escaños –mueble exclusivo de viviendas de alto nivel económico–, las cómodas
de pata de revoltón y la caja de cedro. La presencia de esta última en la vivienda popular
rural es muy limitada.
En cuanto a los tipos de muebles presentes
encontramos: el locero, que se considera un
mueble de lujo y está situado casi siempre en
la pequeña sala polivalente, recargado con
loza y todo tipo de objetos de adorno; el tallero, tradicionalmente un mueble exclusivo de
los campesinos con un alto nivel económico (a
ello se debe que muchos de los ejemplares
sean de reciente fabricación); también hallamos pileros inmuebles situados en el patio.
Otro tipo muy frecuente es la caja de tea, aunque de menor tamaño que la correspondiente
a las viviendas de menor nivel económico. Es
rara la casa que no posea algún taburete, aunque ahora se han desplazado a las cocinas y
patios, destinando a la estancia principal (o salita) el tresillo de importación. En la vivienda
del campesino con cierta holgura económica
encontramos sillas vitorieras, taburetes de
costura y mesas tocineras, todo ello ausente
de las viviendas más humildes. La cómoda,
siempre del tipo de columnas, es un mueble
considerado de lujo y se suele encontrar en los

dormitorios, aunque en las viviendas más humildes se exhibe en el salón.
Los dormitorios siguen conservando camas
de hierro de principios del siglo XX, que ahora
se muestran con cierto orgullo al considerarse
camas canarias antiguas. Son diversos los estilos que presentan los muebles de las alcobas
de madera fabricadas en la isla.
Éstas son las únicas viviendas donde se ha
encontrado el taburete para ordeñar, que en la
actualidad hace las funciones de asiento de
trabajo al haber perdido su utilidad original
(hoy en día es obligatorio el empleo de ordeñadoras mecánicas). La mesa de pata de cangrejo –que es en realidad una consola con pata
cabriolé– es en este ámbito el mueble más representativo y habitual del mobiliario provincial. Está fabricada con madera de pinsapo en
la mayoría de los casos, y se localiza en vestíbulos o salones; su función es exclusivamente
decorativa, colocándose en ella marcos con
fotos familiares y todo tipo de figuras decorativas. Cumpliendo la misma función que la
mesa de pata de cangrejo, y situadas en el
mismo lugar de la casa se encuentran las
mesas de arrimo, o mesas de frontera, llamadas así porque se sitúan en la frontera de la
casa, es decir, en la entrada.

La arquitectura del agua
El sistema hidrológico de la isla es muy
complejo, por ello fue necesario utilizar diferentes estrategias para la captación, almacenamiento y distribución, de los acuíferos
tanto para uso doméstico como agrícola.
El proceso colonizador que se lleva a cabo
en Gran Canaria tras la conquista se basó en
un principio en el repartimiento de tierras y
aguas entre aquellos que colaboraron en la
conquista. De esta manera surge un régimen
de propiedad y un proceso de privatización de
los caudales de agua procedentes de las distintas cuencas de recepción de la cumbre. Sur-

205
A R Q U I T E C T U R A T R A D I C I O N A L Y E N TO R N O C O N S T R U I D O

La primera gran obra hidráulica de la isla fue
acometida a comienzos del siglo XVI. El canal
de la Mina de Tejeda, como se le denominó, llevaba el agua desde el sector occidental de las
cumbres hasta la ciudad de Las Palmas de Gran
Canaria, salvando importantes obstáculos orográficos con grandes tramos en galería.
Desde entonces, hasta fechas recientes,
todas las obras de almacenamiento, captación,
canalización y distribución de aguas han sido
costeadas y realizadas por la iniciativa privada:
por los “aguatenientes”, como se designa a los
grandes propietarios del agua, y por el campesinado, en una labor de siglos que ha caracterizado los actuales paisajes agrarios, constituyendo los grandes sistemas hidráulicos de la
isla, es decir, las vegas agrícolas. De esta manera se ha formado una compleja malla hidráulica de carácter radial, que recorre el terrazgo insular de cumbre a costa, garantizando el suministro de agua a los núcleos de población y espacios agrícolas, conformando
toda una arquitectura tradicional del agua en
forma de acueductos, acequias, tajeas, riegos,
tomaderos, cantoneras, abrevaderos, lavaderos, galerías, etcétera, que sólo es comparable
por su magnitud a la red de los antiguos caminos, a la cual está íntimamente ligada, pues en
muchos casos discurren paralelamente. Actualmente la red de transporte de agua existente en la isla se estima en más de 1.000 kilómetros de longitud.

Edificio de la Heredad de Aguas. Arucas.

gen así las Heredades de Aguas, que gestionan,
regulan y controlan el abastecimiento por
medio de la figura del “Alcalde de aguas”. Hoy
estas Heredades están formadas por comunidades de regantes.
En Gran Canaria se desarrollaron notables
arquitecturas e ingenios hidráulicos, entre los
que destacan los pozos y presas, estanques,
acequias, cantoneras, minas, molinos, acueductos, fuentes, pilares, etc.
Los materiales de construcción de la arquitectura hidráulica de la isla son la piedra, la
madera, la cal y el barro.
Finalizada la Conquista y realizados los repartimientos de tierras y aguas, se constituyeron los Heredamientos de Aguas para regular
su correcto uso y aprovechamiento por los regantes. Los primeros trabajos consistieron en
la canalización de las aguas superficiales que
tenían su origen en los nacientes y manantiales. Para ello se recurrió a la construcción de
acueductos excavados en las laderas de los barrancos.

Minas
Se generalizaron en la isla durante el proceso de colonización. Es un ingenio muy sencillo para la captación de aguas, como relata
Suárez Moreno4, consiste en una franja artificial, construida con piedras y argamasa, que
recorre de forma longitudinal o transversal el
cauce del barranco recogiendo las aguas subterráneas que discurren entre el fondo rocoso
y la superficie y la desvían a un estanque.

206
GRAN CANARIA (ISLAS CANARIAS)

Cantoneras
Es el lugar donde se reúnen para partirse y
repartirse las aguas de ciertas heredades isleñas y desde donde se abren simultáneamente a
los distintos usuarios por conductos de fábrica
consistentes en salidas rectangulares de 18,3
cm de boca.
Estos escapes tienen a ambos lados unas
muescas o ranuras en las que encaja una tablilla, generalmente de tea, pieza esencial de la
cantonera. Esa tablilla es de una altura aproximada de 8 cm, cumpliendo la función de rebalsar la corriente, procurando una evacuación
tranquila y regular de los caudales, al tiempo
que determina una medida. En este último
sentido, la cantonera ha evolucionado: antes
no medía las aguas, hoy sí. Mientras, las reparte en azadas, piezas, cuartas y hora.
Cantonera. Arucas.

Fuentes
Presas y estanques
Las fuentes públicas y los pilares están relacionados con el proceso de urbanización, se
construyen para proveer de agua para uso doméstico a la población de un núcleo urbano,
alejada de los manantiales naturales.
Hasta la mitad del siglo XX, la población se
abastecía de agua directamente de los barrancos, manantiales y acequias, transportada en
recipientes de barro, a veces a lomos de animales.
A medida que los núcleos urbanos crecen, el
agua comienza a ser canalizada hacia fuentes
y pilares que se situaban en sitios estratégicos,
normalmente la plaza principal. Hacia fines
del siglo XIX, las fuentes públicas se relacionan con “la modernidad”, es el espíritu de la
ilustración, en el que el concepto de sanidad e
higiene adquieren gran importancia. Así, las
fuentes públicas se relacionan con la idea de
progreso, y fueron en aumento en los principales núcleos de población de la isla hasta la
mitad del siglo XX.

En el pasado la isla contó con un suministro
de agua procedente de numerosos manantiales y arroyos permanentes. A pesar de esta circunstancia, los recursos hídricos han ido reduciéndose con el paso de los años, por lo que
el hombre ha tenido que recurrir al aprovechamiento directo de la lluvia, a la captación
de aguas superficiales y a la extracción de las
subterráneas. El agricultor grancanario ha
adoptado dos fórmulas para hacer frente a esta
escasez: cultivar en invierno para beneficiarse
de las lluvias o habilitar estanques para almacenar el agua. En el Noreste destacan los estanques en cueva, realizados en un flanco de la
montaña para recoger las aguas que provienen
de los nacientes de almagre. También son frecuentes los de barrial, que pueden alcanzar
grandes dimensiones. Donde el suelo es impermeable se construyen estanques de mampostería, que suelen ser rectangulares y rehundidos.

207
A R Q U I T E C T U R A T R A D I C I O N A L Y E N TO R N O C O N S T R U I D O

Gran Canaria existen 2.362 pozos que producen 107 hectómetros cúbicos anuales.
El procedimiento de construcción de un
pozo, así como el de extracción del agua, es
muy costoso, ya que normalmente se perfora
un orificio de unos tres metros de diámetro y
a veces de hasta 200 metros de profundidad
sobre materiales volcánicos de gran dureza.
Sobre él se construye una amplia edificación
para la instalación de toda la maquinaria relacionada con la extracción del agua.
El uso intensivo de estas captaciones, principalmente concentradas en el Noreste de la
isla, ha provocado un alarmante descenso del
nivel freático en los últimos años, que se ha
traducido en una perforación continua de los
pozos existentes a la búsqueda de nuevos
alumbramientos, o en el abandono de un elevado número de ellos, en el peor de los casos.
Estas circunstancias han llevado a la implantación de nuevos sistemas de producción tales
como la desalación de agua de mar y la depuración de aguas residuales, como alternativa a
los sistemas tradicionales, lo que ha convertido a Gran Canaria en pionera en la aplicación
de estas nuevas tecnologías.

Acueducto, Escaleritas. Aruca.

Gran Canaria es, quizá, la isla del Archipiélago que ofrece las condiciones más favorables
para el aprovechamiento de las aguas superficiales. Por ello, en el siglo XX, con el desarrollo del cultivo de la platanera, gran consumidora de agua durante todo el año, heredades y
particulares se ven en la necesidad de buscar
nuevos recursos hidráulicos. En la actualidad
existen 63 presas de grandes dimensiones, la
mayoría localizadas en el suroeste, con una
capacidad total de 83,8 hectómetros cúbicos.
A lo largo de la historia reciente de Canarias, una de las mayores preocupaciones del
agricultor isleño y de las instituciones públicas ha sido la de aprovechar y regular el uso de
las aguas superficiales. En la medida en que
disminuía este recurso y aumentaba su demanda, debido al incremento de la población y
al desarrollo de la agricultura de regadío, se
vio la necesidad de buscar nuevas formas de
captación de aguas que se complementaran
con el aprovechamiento de los manantiales y
los embalses. Esta situación se produjo a finales del siglo XIX y se generalizó a mediados del
XX; hubo que recurrir a las captaciones subterráneas del agua infiltrada en el subsuelo y
contenida en el acuífero mediante la construcción de pozos, bombeándola a la superficie
gracias a potentes motores de gasoil, primero,
y eléctricos más tarde. Así, se abandonó el primitivo sistema de noria y fue posible alcanzar
mayores profundidades. Actualmente, en

Arquitectura preindustrial
El lagar
El extenso campo volcánico de Bandama,
sobre el que hasta principios del siglo XIX se
localizó el Monte Lentiscal, fue explotado
como tierra de viñedos durante dicha centuria. Este nuevo paisaje del vino se conserva
parcialmente en la actualidad. Aprovechando
el auge de esta actividad durante el siglo XVIII,
se construyen numerosos lagares, bodegas y
toda una infraestructura agrícola al servicio
de la producción del vino. Se elaboraban vino
tinto y blanco seco, malvasía y diversas clases
de moscatel. Destaca por su belleza el sitio denominado Siete Lagares, donde se emplazan

208
GRAN CANARIA (ISLAS CANARIAS)

bodegas y lagares de piedra, excelentes exponentes de la tradición vitivinícola de estos lugares. El lagar se compone de cuatro partes
fundamentales: la tanqueta grande, donde se
deposita la uva, la lagareta, donde se recoge el
mosto, la viga y la piedra.

Los molinos harineros
Los molinos de viento se localizaban sobre
todo en la fachada oriental insular y en La
Aldea de San Nicolás de Tolentino, aprovechando los vientos que la azotaban la mayor
parte del año. Por el contrario, los molinos hidráulicos se encontraban repartidos en su mayoría por toda la mitad noreste, recorriendo de
cumbre a costa sus principales valles, pues su
mayor exigencia, además de la presencia de
cursos de agua, es la existencia de un desnivel
topográfico que les permita obtener mayor velocidad y, por tanto, mayor potencia.
Esta muestra de ingeniería popular consta
de tres elementos principales: un canal o acequia, el cubo y la sala del molino. El canal conduce el agua desde un naciente o manantial,
salvando importantes obstáculos orográficos,
hasta el cubo, estructura cónica de varios
cuerpos –que puede oscilar entre los 4 y los 25
metros de altura–, donde desciende verticalmente por un conducto interior que se estrechaba en su base y cuyo desagüe o bocín incide directamente sobre las alavas del rodezno o
“rueda del agua”, en el cuerpo subterráneo
(cueva) de la casa del molino. Se trata del
lugar donde la energía acumulada en el agua
se transforma en fuerza motriz. Esta rueda
transmite mediante un eje o árbol el movimiento circular a las piedras de moler, entre
las que se deposita el grano contenido en la
tolva, recipiente de madera de forma piramidal invertida en cuya base se halla la canaleta
que deposita el objeto de la molienda en el orificio central de la piedra móvil superior, que
gira sobre la piedra fija inferior.

Molino de aceite. Santa Lucía.

Arquitectura bioclimática
Si la arquitectura bioclimática se define
como aquella que armoniza con su entorno,
utiliza materiales “naturales” y tiene muy en
cuenta las condiciones climáticas, podríamos
definir a la arquitectura tradicional como una
arquitectura bioclimática. Esta estrategia de
adaptación al medio, forzada por el escaso desarrollo tecnológico y de los transportes, se ve
quebrada con la irrupción de la “modernidad”,
término que alude al proceso conocido como
cambio social y que se consolida en Canarias
hacia la mitad del siglo XX.

La arquitectura y el diseño de interiores
tras el cambio social
En Gran Canaria, en la primera mitad del
siglo XX, las viviendas urbanas, especialmente
las de la capital, evolucionaron lentamente de
acuerdo a los avances que llegaban del exte-

209
A R Q U I T E C T U R A T R A D I C I O N A L Y E N TO R N O C O N S T R U I D O

A partir del cambio social y del desarrollo
urbanístico por él originado, se produce un
brusco cambio en las viviendas de toda la isla.
Las transformaciones comienzan en la capital,
en las zonas turísticas del sur y en la franja
costera del sureste. La vivienda popular, a partir de ahora, será el bloque de pisos en la capital y la vivienda-salón en el extrarradio urbano y el resto de la isla. El término “viviendasalón” se aplica a las viviendas unifamiliares
construidas al estilo de los apartamentos para
los turistas de la zona sur. Proliferan en la
franja costera del sureste (Vecindario, Doctoral), lugar de residencia de los trabajadores del
sector turístico, y se extienden al ámbito rural
y al extrarradio de la capital. El albañil que
trabaja en la zona sur de la isla fabricará su
propia casa siguiendo el estilo de los apartamentos que se construyen en las zonas turísticas y con los mismos materiales. Esta vivienda
es casi siempre de dos plantas y cubierta plana
con azotea. La planta baja suele ser una sola
estancia (que sirve también de garaje) donde
en muchos casos se desarrolla la vida familiar,
y la planta alta está destinada a enseñarla a las
visitas.
En la capital, debido al desarrollo urbanístico y a la especulación del suelo, la casa terrera es sustituida por el piso, proceso que
aún se encuentra activo, y poco a poco desaparecen las construcciones populares fabricadas en los primeros años del siglo XX. Se
construyen rápidamente edificios de varias
plantas con viviendas de espacio muy reducido. Estos bloques surgen en zonas nuevas,
como es el caso de la Ciudad Alta de Las Palmas de Gran Canaria, quedando los barrios
obreros que surgieron a fines del siglo XIX,
para alojar a las clases trabajadoras, al margen del desarrollo urbanístico, y conservándose en ellos hasta hoy las casas terreras
(aunque muchas de ellas han sido reformadas, siguen teniendo la estructura básica de la
casa terrera tradicional).

Prensa, molino de aceite. Santa Lucía.

rior, tanto en el estilo y la tipología como en
los procesos de construcción. El barrio de
Triana se convirtió en una zona básicamente
burguesa, y en él se construyeron viviendas de
varios pisos en los diferentes estilos propios de
cada época (el modernista de las primeras décadas, el racionalismo de los años treinta y
cuarenta, etc.). También el equipamiento doméstico evoluciona, y el empleo del metal desbanca a los utensilios de madera y barro (en
cuanto al mobiliario, la enorme difusión que
tuvieron las camas de hierro es un ejemplo de
esta transformación).
Durante la segunda mitad del siglo XIX y la
primera del siglo XX se habían desarrollado
nuevos barrios obreros en la capital: La Isleta,
los Riscos (San Juan, San José, San Nicolás,
San Roque) y Arenales. Estos nuevos asentamientos estaban conformados urbanísticamente por las populares casas terreras5, que
albergaban a los obreros que acudían a la capital a trabajar en el sector servicios (casi siempre derivados de la actividad portuaria).

210
GRAN CANARIA (ISLAS CANARIAS)

Isa: canto y baile típico de las islas Canarias.
Manises: cacahuetes.
Medianías: zona geográfica de Gran Canaria
que va de los 500 a los 1.500 m de altitud.
Mesa de arrimo o mesa de frontera: mesa que
se sitúa pegada a la pared, normalmente en
el vestíbulo. Se le llama también mesa de
frontera porque se sitúa en la “frontera” de
la casa, es decir, en la entrada.
Mesa de pata de cangrejo: consola con patas
cabriolé.
Millo: maíz.
Pata de revoltón: terminación en espiral de las
patas de un mueble.
Picón: lapilli. Magma violentamente expulsado que se fragmenta mucho y adquiere consistencia granular.
Piedra azul de Arucas: fonolita de color gris
azulado y textura compacta muy apreciada
para la construcción en Canarias. La más
utilizada fue la extraída de las canteras del
municipio de Arucas.
Quicialera: bullón.
Silla vitoriera: nombre que se da en Canarias
a un tipo de silla de estilo inglés colonial.
Sollado o suallado: revestimiento de madera
de los suelos.
Tallero o destiladera: mueble donde se coloca
la piedra para destilar (filtrar) agua y el bernegal (recipiente de barro que la recoge).
Terrero: sitio abierto de una casa, patio exterior donde se realizan tareas domésticas.
Tienda de aceite y vinagre: tienda de ultramarinos dividida en dos partes, en una se venden alimentos y en la otra se sirven bebidas
alcohólicas.
Tinamar: nombre aborigen del municipio de
La Vega de S. Mateo.
Zahorra: lastre de una embarcación.

Glosario
Abacería: puesto o tienda donde se venden al
por menor aceite, vinagre, legumbres secas,
bacalao, etc.
Aguateniente: terrateniente dueño del agua.
Alarife: persona que ejerce el oficio de maestro de obra o arquitecto.
Almocrebe: del árabe Al mukari, el alquilador.
Arriero de mulos.
Bullón: quicialera, madero que asegura las
puertas y ventanas por medio de pernios y
bisagras para que abran y cierren.
Cantonera: tronera. En Gran Canaria es un
depósito con recipientes adecuados para recibir el agua de los pozos y presas y distribuirla de manera proporcional entre los
agricultores. Por lo general el término cantonera es utilizado en el sur de la isla, mientras que en el norte se emplea tronera.
(Fuente: FEDAC, Cabildo de Gran Canaria).
Casa terrera: portuguesismo que se utiliza en
Canarias para denominar a las casas de una
sola planta.
Engarrafados: de engarrafar. Agarrar fuertemente una cosa.
Folía: canto y baile popular de las Islas Canarias.
Heredades de agua: es un conjunto de propietarios de un determinado manantial o de
una explotación de aguas. En las heredades
se reúnen los propietarios de agua para determinar dulas o repartos de agua. En una
heredad es importante la presencia del reloj
que marca las horas de agua. Estos relojes
serán un referente para el pueblo ya que
medían el ritmo de las actividades agrícolas
de la comunidad. (Fuente: FEDAC, Cabildo
de Gran Canaria).
Hombre empaquetado: hombre bien vestido
para una ocasión especial.

211
A R Q U I T E C T U R A T R A D I C I O N A L Y E N TO R N O C O N S T R U I D O

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GRAN CANARIA (ISLAS CANARIAS)

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Notas
1

Quintana Andrés, P. Desarrollo económico y propiedad urbana. Población, mercado y distribución social
en Gran Canaria durante el siglo XVII, 1999.

2

Portuguesismo, estudiada por Pérez Vidal.

3

Latón.

4

Suárez Moreno, F., La piedra, la cal y otros materiales, en la ingeniería hidráulica canaria. En El Pajar,
Nº 9, agosto 2001, pp. 84-93.

5

El término terrera, considerado un lusismo por Pérez Vidal (1985), denota una vivienda de una sola planta, casi siempre de cubierta plana con azotea. “En Gran Canaria […] predomina la de azotea”. Un autor
de la isla [Guerra Navarro] la define así: “Casa de una planta compuesta por una salita de entrada, un alcoba a un lado y un patiecillo trasero. Suelen tener azotea” (Pérez Vidal, 1995: 54). Este tipo de viviendas
se localizan en Canarias tanto en el mundo rural como en el urbano de todo el Archipiélago.

213
Arquitectura tradicional COMARC A D E L A LTO GUADIATO (CÓRDOBA , A N DA L U C Í A
Mallorca rural
ISLAS BALEARES

Gabriel Ordinas Marcè
COORDINACIÓN:

Gabriel Ordinas Marcè
Geógrafo y técnico de patrimonio etnológico.
COLABORADORES:

Marina Crespí Gómez, licenciada en bellas artes
y diplomada en conservación de bienes culturales.
María del Mar Gaita Socias, historiadora del arte y técnica de patrimonio.
Tomás Vibot Railakari, filólogo.
CARTOGRAFÍA:

Raquel Rodríguez Gomila.
La

isla de Mallorca se extiende a lo largo de
3.667 km2 y se divide en 53 municipios. En la
isla se pueden diferenciar diversas comarcas
de límites un tanto imprecisos pero que a
grandes rasgos diferencian la zona montañosa
del llano de la isla. Separando estas dos grandes áreas, se halla una zona de transición llamada Raiguer y, en la zona sur de la isla, encontramos las zonas llamadas Migjorn y Llevant (levante). Casi toda la isla se ha visto beneficiada por alguno de los proyectos Leader,
aunque el último de estos proyectos, actualmente en vigor, el Leader Plus, implica a municipios poco afectados por el desarrollo turístico, es decir, excluye las grandes ciudades y
las zonas costeras.
En esta área se incluyen toda la comarca del
llano, casi toda la zona del Raiguer, y diversos
municipios de montaña.
Ante la diversidad que ofrece la isla y la inexistencia de límites claros de comarcas, limitaremos nuestra área de estudio a dos municipios: Campanet, en la zona del Raiguer, que
incluye grandes áreas de montaña, y Sencelles, uno de los municipios del llano donde se
conserva más la tradición agrícola.
El municipio de Campanet, con sus 34’6
km2, está situado en la vertiente sur de la sierra de Tramuntana. La mayor concentración
urbana se da en el núcleo que da el nombre al
municipio, mientras que el resto de la población se localiza en la aldea de Ullaró, en la urbanización de Son Borràs y en caseríos diseminados. El paisaje del municipio combina las
parcelas de regadío y secano de la zona sur
con las grandes propiedades que mantienen

División comarcal de Mallorca.

un uso agrícola importante vinculado a la explotación de cereales y también con una cabaña ganadera significativa. Antiguamente, el
olivo fue la base de la economía de esta zona.
Por su parte, el municipio de Sencelles, que
cuenta con 52’62 km2, se localiza en el centro
del llano de Mallorca y sus tierras se han dedicado históricamente al cultivo de la vid y de
los cereales. Dispone de dos núcleos de población importantes: Sencelles, que concentra la
mayor parte de los habitantes, y Biniali. Además, cuenta con numerosas aldeas habitadas,
como Jornets, Ruberts, Cascanar y Laiar.
En la zona rural, la urbanización que afecta
a toda la isla se hace muy evidente en ambos
términos municipales. La proliferación de edificaciones –algunas de dudosa legalidad– amenaza con hacer desaparecer las construcciones
tradicionales de la isla. Gran parte de las nuevas edificaciones no respetan en absoluto la
arquitectura popular de la zona.
El clima de los dos municipios no presenta
diferencias notables. Ambos son cualificados
de secos y subhúmedos, aunque la zona norte

217
A R Q U I T E C T U R A T R A D I C I O N A L Y E N TO R N O C O N S T R U I D O

Término de Campanet y municipios limítrofes.

Término de Sencelles y municipios limítrofes.

de Campanet presenta unas precipitaciones
más elevadas. Las temperaturas medias anuales se sitúan entre los 14 y los 17º.
Las diversas culturas que se han establecido
en la isla han dejado su huella en los dos municipios. Sencelles conserva más de 30 yacimientos arqueológicos, entre los que se encuentran diversos talaiots muy bien conservados como el de Son Fred y el de Cas Canar. Por
su parte, entre los 10 yacimientos de Campanet destaca el talaiot de planta cuadrada llamado el claper des Doblers.
La época de dominación romana de la isla
ha dejado muy pocas huellas, aunque por el
término municipal de Campanet se sabe que
pasaba la vía romana que unía las poblaciones
de Palma y Pollentia. Por el contrario, los árabes perfeccionaron e introdujeron algunos sistemas de aprovechamiento del agua que funcionan aún en nuestros días. En el siglo XIX el
pueblo de Costitx se desvincula definitivamente de Sencelles, mientras que Búger hace lo
propio con Campanet. De esta manera quedan
definidas las demarcaciones actuales de ambos
municipios.
Demográficamente ambos municipios presentan máximos de población a principios del

siglo XX: Campanet llega a los 3.117 habitantes y Sencelles a los 3.918. Durante casi todo
el siglo XX la tendencia demográfica es a la
baja, llegando a los 2.100 y 1.630 habitantes
respectivamente. No es hasta la década de los
años ochenta que las demografías de ambos
municipios empiezan a presentar síntomas de
recuperación. En la actualidad Campanet alberga 2.227 habitantes y Sencelles llega a los
1.969 habitantes.

El territorio y el entorno construido
Organización del espacio urbano
El municipio de Campanet, con sus 34’6
km2, está situado en la vertiente sur de la sierra de Tramuntana, al norte de la isla de Mallorca. Forma parte de la comarca del Raiguer,
división administrativa que engloba once municipios situados a medio camino entre la
montaña y el llano. La mayor concentración
urbana se da en Campanet, mientras que el
resto de la población se localiza en la aldea de
Ullaró, en la urbanización de Son Borràs y en
caseríos diseminados. El paisaje del municipio presenta dos entornos claramente diferen-

218
MALLORCA RURAL (ISLAS BALEARES)

ciados. Por una parte, la zona sur del término,
próxima a uno de los principales ejes viarios
de la isla (la carretera Palma-Puerto de Alcúdia) se corresponde con pequeñas parcelas
que combinan un uso agrícola –tanto de secano como de regadío– en declive, con una finalidad residencial en auge. La parte norte del
municipio engloba las estribaciones de la sierra de Tramuntana y el valle de Sant Miquel.
Esta zona se divide en grandes propiedades
que mantienen un uso agrícola importante
vinculado a la explotación de cereales y también con una cabaña ganadera significativa.
Las grandes extensiones de olivar existentes
en esta zona presentan un abandono significativo.
Históricamente la población de Campanet
ha vivido de la agricultura y la ganadería, casi
siempre vinculada a las grandes explotaciones
agrarias del municipio. Los jornaleros conseguían que las grandes fincas produjeran aceite, madera, carbón, lana, pieles, queso y ganado diverso. También fue importante la recolección, molienda y exportación del mirto, aunque desapareció en 1945.
Actualmente Campanet mantiene algunas
industrias vinculadas al calzado y diversos talleres artesanales, alguno de los cuales trabaja
la piedra. Gran parte de la población se dedica
al sector de la construcción y al turismo, muy
desarrollado en municipios próximos como
Alcúdia y Pollença. Burocráticamente ambos
municipios están muy vinculados a la ciudad
de Inca, la segunda capital más importante de
la isla junto con Manacor. En Inca, situada a
unos diez kilómetros de Campanet y Sencelles, se pueden realizar prácticamente todos
los trámites administrativos. Además existe
una importante zona comercial, un destacado
mercado los jueves, un instituto de educación
secundaria, una estación de tren que comunica con la capital, con Manacor y con Sa Pobla,
y además en las fábricas y comercios de Inca
trabaja un importante contingente de pobla-

Parcelario del término municipal de Campanet.

ción de Sencelles y Campanet. En la actualidad se está construyendo un hospital.
Romerías. En la proximidad de Pascua todos los pueblos de Mallorca celebran el pancaritat en una ermita o lugar significativo del
municipio. En el caso de Sencelles, el día elegido es el domingo del Ángel (primer domingo
después de Pascua) y el lugar la casa de Sor
Francinaina. Por su parte, los habitantes de
Campanet acuden el martes siguiente a Pascua a la iglesia de Sant Miquel.
También se celebran ferias anuales, que en
los casos que nos ocupan coinciden en el mes
de mayo. Campanet la celebra el segundo fin
de semana de dicho mes y Sencelles el tercero.
En diciembre del 2004 Campanet estrenó una
feria de oficios tradicionales a la que se quiere
dar continuidad.
Las fiestas locales se distribuyen entre los
patrones de la villa y las fiestas de verano. La
patrona de Sencelles es Santa Ágata, a principios de febrero, honrada con bailes populares,
desfile de carrozas, actos religiosos y música

219
A R Q U I T E C T U R A T R A D I C I O N A L Y E N TO R N O C O N S T R U I D O

tradicional. Por su parte, el patrón de Campanet es San Miguel, festejado el 29 de septiembre. Otros santos también son ampliamente
venerados en estas localidades. Especial atención merece el aniversario de la muerte de la
Sor Francinaina Cirer (27 de febrero), en Sencelles. Las calles se engalanan y las autoridades
depositan una ofrenda floral frente al monumento a la beata. En Campanet se honra a San
Victoriano el primer fin de semana de julio.
Otra fiesta a destacar, y que se celebra en
toda la isla, es la de San Antonio. En la víspera se encienden hogueras en muchos pueblos,
y el día del santo se realizan las bendiciones
de los animales, antes de labor, y ahora de
compañía.
Llegado el verano el júbilo se apodera de
todos los lugares por pequeños que sean. En
julio en Biniali celebran San Cristóbal y en
Ruberts se festeja la Virgen del Carmen. En el
mes de agosto en Sencelles se celebra la Virgen de Agosto y en Jornets San Bartolomé,
con música y bailes populares.
Después de la festividad de todos los Santos
(1 de noviembre) era, y en muchos lugares
aún es, costumbre realizar la matanza del
cerdo para proveer a la familia de embutidos
durante todo el año. Las matances –como se
denomina en Mallorca la matanza del cerdo–
es una actividad con un fuerte componente
social. Es costumbre la participación recíproca de familiares y amigos durante toda la jornada. El animal es sacrificado con las primeras
luces del día y una vez acabada la jornada se
puede contar una larga lista de embutidos y
productos diversos imprescindibles en la cocina tradicional mallorquina. A los colaboradores se les obsequia con una muestra de los
productos recién elaborados, llamada present.
Caminos. Campanet se halla situado en una
pequeña loma cercana a la carretera PalmaPuerto de Alcúdia. Del núcleo principal parten
caminos, la mayoría asfaltados, que comunican la villa con poblaciones vecinas. Los prin-

Fotografía aérea. Sencelles.

cipales son el de Búger (a través de la carretera
principal), el llamado camino viejo de Pollença, el de Moscari y Selva, el de Caimari, el antiguo camino de Inca, además de otros que comunican con el lugarejo de Ullaró. Es importante citar el camino llamado de na Pontons,
que aunque no cruza el núcleo urbano, transita por el término municipal. Se trata, según la
tradición, de un camino que hizo construir
una noble y rica señora de la zona de Manacor,
el cual atravesaba toda Mallorca con la finalidad de poder acceder al santuario de Lluc, situado entre las montañas y hacia el que la
dama conservaba gran devoción.
Por su parte, el núcleo de Sencelles disfruta
de vías de comunicación con todos sus pequeños núcleos de población y con todas las villas
vecinas. Además de la carretera dicha de Sencelles, que nace en Santa Maria del Camí y le
pone en comunicación con el pueblecito de
Biniali, dispone de vías importantes con Inca,
con Costitx, que hasta el año 1855 pertenecía
al municipio de Sencelles, con Binissalem a
través de Biniagual, con Santa Eugènia, y diversos enlaces con la carretera vieja de Sineu
–una de las principales arterias del llano de la
isla– que también le sirven para acceder a los
pequeños núcleos de Laiar, Ruberts, Cascanar
y Judí.

220
MALLORCA RURAL (ISLAS BALEARES)

Precisamente las áreas próximas a las entradas y salidas de los caminos en los límites del
núcleo urbano concentran las previsiones de
crecimiento urbanístico de los dos municipios.
Sin poder hablar de rivalidad, sí cabe señalar las vicisitudes históricas que culminaron
con las desmembraciones de Búger y Costitx
de Campanet y Sencelles respectivamente en
la década de los años 50 del siglo XIX. Por otra
parte cabe señalar que en el siglo XIV Campanet estuvo incluido en el municipio de Sa
Pobla. Cuenta la leyenda que los habitantes de
Sa Pobla intentaron robar el Cristo de la Iglesia de Sant Miquel. Gracias a un supuesto milagro, no consiguieron pasar el arroyo que separa las poblaciones.
En los últimos años son muchas las possessions y caserones urbanos que se han transformado en hoteles rurales y centros de agroturismo. En Campanet abundan especialmente en torno al camino viejo de Pollença, un
fértil valle de gran interés paisajístico, donde
se localizan las fincas de Monnàber Nou y
Monnàber Vell. Pero no sólo la montaña se ha
abierto al agroturismo. En la parte del llano de
la isla son muchas las possessions que han optado por esta solución para rentabilizar las
grandes casas de campo ante la ruina que supone la agricultura. En Sencelles se pueden
citar Can Raió, Son Jordà y Son Xotano.

Viñas.

Era de trillar.

seco, aunque la mayoría refuerzan la privacidad con una reja sobre la pared, o aumentando
la misma con materiales modernos. También,
según la zona, se usa mucho el marès, piedra
arenisca que se extrae de las canteras de la comarca en bloques cuyo tamaño normalmente
es de 80 x 40 cm y de grosor diverso. Otro sistema peculiar, muy utilizado antiguamente
para cercar terrenos, era la bardissa, entrelazado de arbustos espinosos que impedía el
paso del ganado a un determinado campo.
Las fincas se miden en cuarteradas, medida
equivalente a 7.103 metros cuadrados. Cada
cuarterada se divide a su vez en cuatro cuartones (1.775,75 metros cuadrados). Cada cuartón
equivale a cien destres cuadrados, y un destre
son 17’75 metros cuadrados, aproximadamente
veintiún palmos cuadrados. Las grandes fincas
incluyen cientos de cuarteradas y algunas pocas se extienden a través de miles de cuartera-

Organización del espacio rural
El espacio rural de los municipios estudiados varía mucho en función de si nos encontramos en un área de montaña o no. En la
zona de Sencelles encontramos grandes extensiones de terreno que aún forman parte de explotaciones tradicionales, las llamadas possessions. Los diversos campos de estas fincas se
encuentran separados por paredes de piedra
seca, para facilitar las rotaciones del ganado,
principalmente ovino. En las zonas parceladas,
también encontramos las paredes de piedra en

221
A R Q U I T E C T U R A T R A D I C I O N A L Y E N TO R N O C O N S T R U I D O

Ganadería ovina.

Cultivo de cereal.

das. Existen diversas fincas a las que la tradición popular atribuye una extensión de 4.444
cuarteradas, más de 3.100 hectáreas.
Las casas de campo normalmente se construían buscando la orientación sur, con las evidentes excepciones determinadas por la orografía del terreno. Esta situación las protegía
del viento de tramontana y les proporcionaba
una mayor insolación. Las paredes maestras
tenían un grosor considerable (en ocasiones
hasta un metro) y estaban construidas con piedra, tierra y cal. Este grosor les permitía aislarse de las condiciones térmicas exteriores. Por
su parte, los tabiques interiores de la casa solían ser de piezas de arenisca, que oscilaban
entre los cinco y los diez centímetros de grosor, sobre los que se daba una capa de yeso y se
blanqueaba con cal. Las cubiertas, siempre de
teja, suelen mantener una pendiente del 25%,
ya que la nieve es un fenómeno muy extraño
en la isla (excepto en la zona de montaña). La
irregularidad de las precipitaciones, concentradas en la primavera y el otoño, y casi nulas
en verano, obliga a la existencia de una o varias
cisternas que recogen el agua de los tejados.

Plazas públicas e instalaciones deportivas de Campanet.

casas de notable importancia. En este espacio
convergen los diversos caminos que comunican con los pueblos vecinos, la mayoría de
ellos convertidos en carreteras. El núcleo
principal de los pueblos, que en ocasiones
data del siglo XIII, ha sido paulatinamente
ampliado con la incorporación de nuevos barrios que han conformado su aspecto actual.
Por otra parte, en los últimos años, la aparición de edificios de pisos y chalets adosados
está remodelando el aspecto de los núcleos
urbanos tradicionales.
En Campanet el antiguo núcleo urbano se
denomina la vila (la villa), mientras que los
barrios más modernos reciben el nombre de

Arquitectura urbana.
El lugar público abierto.
La organización de los núcleos urbanos gira
principalmente en torno a una plaza donde se
suele situar la iglesia parroquial y algunas

222
MALLORCA RURAL (ISLAS BALEARES)

Plazas públicas e instalaciones deportivas de Sencelles.

Feria de artesanía de Campanet.

las grandes propiedades sobre las que se han
desarrollado a través de establecimientos y
parcelaciones. Encontramos así Son Pocos,
Son Puça (en auge gracias a las vistas panorámicas) Son Massanet y Son Bordoi. Por su
parte en Sencelles se distinguen las zonas de
Sa Creu, Cas Bril y la plaza de la iglesia. Los
actos públicos se suelen desarrollar en torno a
los núcleos antiguos. Así, en Campanet el mercado semanal tiene lugar en la plaza Mayor,
mientras que Sencelles utiliza la plaza Nueva
para estas finalidades. La ubicación de la iglesia parroquial marca los itinerarios de las procesiones, que suelen visitar también los conventos y ermitas existentes. Les bendiciones
que se celebran en la fiesta de San Antonio
también tienen por escenario la iglesia parroquial e implican la salida del santo al exterior.
Un caso singular tiene lugar en Sencelles cada
27 de febrero, día en que se conmemora el aniversario de la muerte de Sor Francinaina Cirer.
En este día, con un marcado ambiente festivo,
se lleva a cabo una ofrenda floral en la imagen
de la beata (delante de la iglesia) y muchas de
las fachadas de las casas de la villa se engalanan
con flores, macetas y estampas de la beata.
En los pueblos de Mallorca son tradicionales
las ferias anuales. Cada municipio dispone de
una o varias. En los últimos años están proliferando las ferias dedicadas a un determinado

producto. Así encontramos la feria de la aceituna (Caimari), la feria de la Miel (Llubí), la feria
de la perdiz (Montuïri), la fiesta del vino nuevo
(Santa Maria del Camí), las fiestas del vermar
(vendimia) (Binissalem), entre muchas otras.
Campanet celebra su feria anual el segundo
domingo de mayo, con muestras de artesanía
y ganadería entre otras muchas actividades
que colapsan la parte antigua del pueblo. Una
semana después la feria se traslada a Sence-

Calle de Sencelles.

223
A R Q U I T E C T U R A T R A D I C I O N A L Y E N TO R N O C O N S T R U I D O

lles. En el año 2004 se ha iniciado una feria de
oficios artesanales en Campanet, que tiene
lugar en el otro extremo de pueblo, en la barriada de Son Puça.
Prácticamente no existen barrios de oficios.
El único vestigio son las antiguas torres de
molinos harineros que, lógicamente, se localizan en las partes más altas y ventosas de los
pueblos. Es destacable la proliferación de restauraciones de estos edificios para convertirlos en viviendas, aunque no siempre respetando sus características tipológicas.
En Campanet se conservan aún diversos tejares y talleres de artesanos en funcionamiento.
Las dimensiones de los núcleos de Campanet y Sencelles no permiten una gran proliferación de zonas de ocio, función que ejercen
las plazas principales de los núcleos. Los cafés
más antiguos y los locales para la tercera edad
son los más concurridos por las personas mayores, mientras que las plazas secundarias son
las preferidas por la gente joven. Ambos municipios disponen de una buena infraestructura
deportiva, con piscina, polideportivo, campo
de fútbol, etc.
En ambos municipios se localizan diversos
lugares de una significación especial, ya sea
histórica o legendaria, como es el caso del pou
d’en Gatell, en Campanet.

Plaza Llorenç Riber. Campanet.

Detalle de la iglesia. Campanet.

Arquitectura urbana.
Lugar público cerrado
Edificios monumentales
Lógicamente los núcleos urbanos concentran los principales edificios del término municipal. Son destacables los edificios de carácter religioso, entre los que sobresalen las iglesias parroquiales. La iglesia parroquial de Sant
Miquel en Campanet fue iniciada en 1717 y de
su interior destacan el órgano barroco, la capilla de San Victoriano (que acoge sus restos) y
el retablo mayor. El exterior del templo desta-

Museo del barro. Marratxí.

224
MALLORCA RURAL (ISLAS BALEARES)

Iglesia de Sant Miquel. Campanet.

Iglesia. Sencelles.

ca por su sobriedad y por la omnipresencia de
la piedra. Por su parte, la iglesia parroquial de
Sant Pere en Sencelles se empezó a construir
el año 1691 y dispone de seis capillas a cada
lado (derecha: la Virgen del Carmen, las Ánimas, el Rosario, Santa Águeda, Santo Tomás
de Aquino y la Purísima Concepción; izquierda: San Joan Bautista, San Antonio Abad, el
Nombre de Jesús, Santa Catalina Tomás, San
José y el campanario). Pero no son las únicas
iglesias de estas demarcaciones sino que la
mayoría de aldeas cuentan con su propio templo. Situada en la zona rústica, la pequeña
iglesia de Sant Miquel data de la época de la
conquista de Mallorca por las tropas del Rey
Jaime I, allá en el siglo XIII, y constituye una
de las joyas arquitectónicas de la comarca.
Esta parroquia está mencionada ya en la Bula
del Papa Inocencio IV del año 1248. El templo
dispone de una única nave, dividida en tres
tramos por dos arcos diafragma que sostienen
la cubierta de madera a dos aguas. Sobresalen
dos espadañas y algunas tejas decoradas. De su

interior son remarcables el retablo de San Miguel (XVII) y el retablo del Rosario del XVI,
además de la imagen del Santo Cristo, muy venerada por los lugareños. En el año 1978 la
iglesia fue declarada Bien de Interés Cultural.
Es también destacable la casa natal de Sor
Francinaina Cirer, en Sencelles, hoy convertida en convento y museo donde se pueden observar gran parte de los muebles y enseres utilizados en el siglo XIX. Entre las habitaciones
más relevantes destaca la cocina. Son también
dignos de observar los suelos y el patio, el
horno, la cisterna y un particular vía crucis.
Entre los edificios civiles destacan únicamente la casa consistorial de Campanet (siglo
XIX), de estilo historicista, y la casa llamada la
Sala Vella, edificio de origen medieval que albergó el antiguo ayuntamiento. En la parte baja del
casal, hoy destinado a fines sociales, se ubicó la
prisión del municipio. En Sencelles sobresale la
casa de Can Grau, antaño sede temporal del
Ayuntamiento. Actualmente se dedica a casa de
cultura y alberga el archivo municipal.

225
A R Q U I T E C T U R A T R A D I C I O N A L Y E N TO R N O C O N S T R U I D O

Banco y farola. Sencelles.

Acera. Sencelles.

Respecto a los conjuntos urbanos merecen
especial atención algunas calles de Campanet
próximas a la plaza mayor. Es el caso de las calles de San Miguel y la calle Mayor, además de
algunas pequeñas calles y callejones que aglutinan la mayor parte de los ejemplos de arquitectura popular de la población. En el mismo municipio, la aldea de Ullaró merece una visita,
tanto por su conjunto (las intervenciones patrimoniales que se han hecho han respetado básicamente la arquitectura de la zona) como por la
presencia de algunos edificios de interés como
la casa de Son Ponç, o el que fuera antiguo oratorio de Son Garreta, en la fachada de la cual se
pueden observar una espadaña y un reloj de sol.
Por su parte, el núcleo urbano de Sencelles
dispone también de un casco antiguo con elementos de gran interés (como por ejemplo el
vía crucis), pero este municipio destaca por sus
aldeas habitadas como Jornets, Ruberts, Cas
Canar, etc., donde la arquitectura popular mallorquina se hace patente en todo su esplendor.
Son destacables también los hostales, lugares

muy vinculados a la antigua red de carreteras
y hoy convertidos en viviendas o en restaurantes. La importancia del eje viario Palma-Alcúdia nos ha dejado algunos ejemplos muy dignos, especialmente en Campanet.
También vinculados a la red de transportes,
los edificios ferroviarios abundan en Mallorca, aunque los municipios de Campanet y
Sencelles no poseen infraestructuras de este
tipo. De todas maneras, muy cerca de Sencelles encontramos algunas estaciones de líneas
en desuso, hoy reconvertidas o abandonadas.
Otro edificio singular localizado en Sencelles es el colegio público de Can Bril, iniciado
en el año 1933 según proyecto del arquitecto
Guillem Fortesa Piña.
En la plaza de la Concepción de Biniali sobresale un singular monumento conmemorativo que recuerda la declaración del misterio
de la Inmaculada Concepción por parte del
Papa Pío IX. El monumento, iniciado el año
1854, consiste en un obelisco que sostiene
una imagen de la Purísima.

226
MALLORCA RURAL (ISLAS BALEARES)

Arquitectura menor urbana.
Los muebles
El tema del mobiliario urbano engloba una
serie de elementos que deberían configurar las
características definitorias de la identidad de
un pueblo. Sin embargo nos encontramos con
otra realidad bien distinta. Podemos afirmar
que a principios de este siglo la globalización
ha llegado también a este campo.
El hecho insular condiciona toda una serie
de circunstancias que nos diferencian del resto
de las comunidades autónomas que conforman la península. Una de ellas es que la industria más potente es la turística y por lo tanto
estamos inmersos en una monoeconomía que
no ha favorecido un desarrollo industrial como
el que puede existir en otras comunidades autónomas del resto del país. Tampoco contamos
con recursos naturales como la explotación de
minas que hayan generado otro tipo de gestión
de los recursos como se da en otros lugares.
Otra cuestión que hay que tener en cuenta
es que no se da un diseño propio generalizado.
Este hecho se debe a que no hay industria, así
como tampoco la infraestructura que la rodea,
y por lo tanto nos encontramos con un consumo de productos de otros lugares y diseños
más o menos estándar.
Con este panorama lo que sucede es que dependemos de la importación. Por lo tanto se
dan pocos vestigios de autenticidad en los lugares públicos de nuestras aldeas, ya que van
desapareciendo poco a poco los oficios que artesanalmente elaboraban este tipo de mobiliario a través de la manipulación de las materias
primas importadas y se ha ido pasando a la
compra de elementos prefabricados. Es entonces normal encontrar un tipo de mobiliario
urbano idéntico a otro de cualquier punto de
la península.
Partiendo de estas premisas, nuestra isla es,
de las tres del archipiélago balear, la que tiene
más riqueza geográfica, ya que cuenta con

Escalera y pasamanos.

montañas, valles, el pla y la costa y esto favorece una diferenciación entre los municipios.
Otro factor que ha tenido mucha influencia
en este campo es el político. A finales de los
años noventa se aprobó un plan “El Pla Mirall”, financiado entre las distintas administraciones y diseñado para recuperar el paisaje
urbano de las islas.
Con este plan se han realizado muchas obras
a lo largo de estos años que han ido en detrimento de la personalidad e identidad de muchos pueblos y han creado una cierta unidad
artificial que antes no existía. Es de esta forma
que podemos encontrar aceras y enlosados que
han sustituido los baldaquines de piedra que
han caracterizado muchas de las calles de los
centros históricos y que hoy en día son sustituidos por losas artificiales.
El elemento diferencial identificativo de
cada pueblo por excelencia es el de las placas
de los nombres de las calles y plazas. Es muy
frecuente encontrar algunas antiguas y otras
más modernas ubicadas en el mismo sitio con

227
A R Q U I T E C T U R A T R A D I C I O N A L Y E N TO R N O C O N S T R U I D O

para los habitantes de los pueblos, tales como
la realización de hechos o gestas que los han
hecho merecedores de un lugar destacado en
la historia local. Por este motivo es frecuente
encontrar plazas con nombres de estos personajes y algunas esculturas, bajorrelieves, bustos o estatuas con las correspondientes placas
conmemorativas. Estos personajes pueden
haber nacido o vivido en el pueblo, por lo que
encontramos alguna placa que nos indica que
tal personaje nació o vivió en tal edificio. En
ocasiones se han habilitado como casas museo.
También es frecuente encontrar las estaciones del vía crucis en diferentes manifestaciones artísticas, como son baldosas o cruces en
fachadas de las casas de los pueblos y que en las
procesiones marcan los circuitos establecidos.
Los elementos históricos son los que salvan
la identidad de cada pueblo, ya que son elementos únicos y característicos del devenir de
los siglos, que cuentan con una larga historia
y que afectan a la configuración urbanística de
los municipios, puentes, pozos, fuentes, cruces de término. Estos lugares suelen ser frecuentados por los adolescentes que se dan cita
en estos sitios para reunirse y pasar el rato.
En algunos pueblos estos mismos elementos sirven como punto de partida o de parada
para las romerías u otras celebraciones que
discurren a lo largo del año.

Estaciones del Vía Crucis de Sencelles.

la finalidad de conservar la memoria. Las placas que deben llevar el escudo del pueblo también diferencian la identidad de éste, como son
los vados y las tapas de las redes de saneamiento público.
Una de las cuestiones que se ha podido
constatar a lo largo de este estudio es que curiosamente las plazas tienen una personalidad
diferenciada del resto. Generalmente cuentan
con un mobiliario propio y que no tiene por
qué repetirse en otra plaza del mismo pueblo
(Sencelles), pues hay plazas que cuentan con
bancos realizados exclusivamente para ese
lugar y están elaborados con distintos materiales que van desde el cemento, la madera, la
forja o los mixtos.
Las obras escultóricas generalmente responden a los hijos ilustres de cada pueblo, que
en cada ayuntamiento tienen un lugar especial. Las galerías de hijos ilustres son auténticas pinacotecas locales, y representan parte de
su patrimonio histórico. Éstas generalmente
cuentan con obras pictóricas que los representan y ocupan un lugar privilegiado en los edificios públicos, como pueden ser las salas donde
se realizan los plenos de los ayuntamientos.
Estos personajes generalmente son de carácter religioso o reconocidos ilustrados que
han significado en algún momento un ejemplo

La vivienda civil exterior
La casa y el aspecto exterior
El núcleo urbano
Desde el punto de vista metodológico, el aspecto de la casa urbana en los núcleos foráneos
de Mallorca se puede dividir a partir de la pertenencia de sus propietarios a uno de los tres
estamentos básicos de la sociedad tradicional:
oligarquía (terratenientes, nobleza), clases medias (mercaderes, farmacéuticos, representantes de la Iglesia, letrados) y payeses1.

228
MALLORCA RURAL (ISLAS BALEARES)

Portales.

Can Polla. Lloseta.

En cuanto a las casas de la oligarquía, la vivienda presenta una serie de símbolos claros e
inequívocos. La primera característica a destacar es la monumentalidad. Si bien en Mallorca
la casa del payés o la de la clase media suele
contar con una planta baja y un piso, la vivienda de la oligarquía cuenta con una o dos plantas más un desván (porxo). De todas maneras,
esta característica no se repite siempre, ya que
a veces encontramos casas pertenecientes a la
clase noble compuestas de planta baja más
piso.
A la monumentalidad se le suele añadir la
decoración exterior de la fachada o de las ventanas, siempre de acuerdo con el estilo artístico predominante en la época de construcción
o reforma. Tampoco suele faltar el emblema
de la familia, ubicado generalmente en un
lugar visible y destacado del exterior del conjunto arquitectónico. Algunas presentan un
patio (clastra), al cual se accede mediante un

gran arco redondo o, a veces, mediante un
portal dintelado, que da inmediatamente a un
zaguán y luego al patio. Esta distribución es la
que se repite mayoritariamente en la casa
noble rural (possessió) y que también se suele
dar, aunque con menos frecuencia, en las
casas más notables del casco urbano. En este
caso, solemos encontrar el escudo familiar,
bien sobre la clave del arco exterior, bien en
algún punto visible del patio (que suele ser
sobre la puerta de acceso a la vivienda o en los
capiteles de las columnas que sostienen los
arcos del zaguán).
La heráldica también puede aparecer en las
ventanas exteriores del edificio, aunque no es
tan corriente. Las viviendas urbanas de la oligarquía terrateniente suelen recibir el nombre
de posada (más el linaje del propietario),
donde el uso de la heráldica suele ser una
constante con una finalidad de distinción, reconocimiento y poder.

Algunos ejemplos de portales.

229
A R Q U I T E C T U R A T R A D I C I O N A L Y E N TO R N O C O N S T R U I D O

Un buen ejemplo de esta fórmula arquitectónica la tenemos en Can Ramis, en Sencelles.
La fachada principal presenta un gran portal
dintelado, con jambas de piedra viva de grandes dimensiones. El zaguán muestra a la derecha un recinto donde se halla la tina de vino,
sin los escalones tradicionales, mientras que a
la izquierda se puede ver una prensa de uva. A
la derecha del recibidor, nos encontramos con
el portal dintelado que permite bajar a la bodega, con nueve escalones.
Aquí, en el dintel se muestra un escudo con
la fecha de 1870, año de la fundación de la bodega. El escudo está cuartelado, y se corresponde a los apellidos Molines, Amengual y Ramis.
Otro ejemplo de casa de la oligarquía, en
este caso sin patio, puede ser Cas Metge (c/
Sor Francinaina Cirer, 48), en el mismo pueblo. Presenta una fachada reformada recientemente, con sillares de arenisca y de tres plantas de alzado. El portal es dintelado y tiene dos
ventanas laterales. La segunda planta muestra
un balcón sobre el portal, y dos ventanas balconeras, una a cada costado. Corona el balcón
el escudo de la familia Campaner, la antigua
propietaria de la casa: una campana y, encima,
un ave fénix dentro de una hoguera, y el lema
que dice “Phoenicis inter oves nomen campana sonabit”. La familia Campaner estuvo fuertemente enraizada en Sencelles y duró hasta
el siglo XIX.
En el caso de Campanet, podemos destacar
los edificios de la Posada de Maçana (plaça

Posada de Maçana.

Major, 7), que se corresponde con una casa señorial de época barroca, sin duda una de las
más interesantes de este período artístico. En
este caso, el edificio cuenta con dos plantas
más desván. También cabe destacar la Posada
de Biniatró (c/ Sant Miquel, 20). Se trata de
una casa señorial con dos plantas, más un desván, y dotada de una fachada muy alargada.
Presenta el portal principal un poco desplazado, rematado con un arco redondo y con jambas de piedra viva. A la parte derecha de la fachada podemos ver un curioso relieve de una
cruz, en cuya peana encontramos la figura de
una mano. Otro ejemplo a destacar es Can
Colom (c/ Major, 9), ya que fue la posada de los
propietarios de la possessió de Gabellí Gran.
Ejemplos de esta clase en Campanet (aunque las casas cuentan con menor dimensión y
monumentalidad) son Can Muntaner (c/
Cantó des Càrritx, 37), Son Colom, Can Gaieta, Can Seguí (c/ Major, 39, 45 y 84).

Algunos ejemplos de ventanas.

230
MALLORCA RURAL (ISLAS BALEARES)

Otros ejemplos destacables que podemos encontrar en diferentes pueblos de la isla son Sa
Baronia, en Banyalbufar, edificio paradigmático donde confluyen todos los elementos citados (patio, portal de arco redondo, escudo familiar, cisterna central) más una esbelta y bien
conservada torre de defensa medieval. Otros
ejemplos pueden ser Can Tallades o Can Dameto, en Campos; la Posada de Can Prohom o la
Posada de Bàlitx, en Sóller; Can Dameto, en
Búger; Son Morro, en Mancor de la Vall, etc.
Como se ha citado, no es excepcional encontrar edificios reformados o construidos a
partir de finales del siglo XIX o principios del
XX por la nueva clase enriquecida (generalmente indianos o letrados) que se corresponden con los estilos modernistas o regionalistas. Pueden valer como ejemplos algunos edificios de Sóller (Can Prunera, Can Bala), Bunyola (Vila Francisca, Can Manuel), Mancor
(Vil·la Conchita). Un caso interesante en Campanet es Cas Notari, edificio construido en el
siglo XIX sobre un nuevo solar a partir de la
configuración urbanística moderna. También,
por su modernidad y distinción, podemos destacar Cas Senyor, en Santa Eugènia y Cas Sant
o Can Salom, en Campos.
En cuanto a los edificios de los propietarios
pertenecientes a la clase media, a veces la
frontera que los separa con los de la clase
noble suele ser nula o poco destacada. Quizá la
más común es la que hace referencia a la pérdida de la monumentalidad, aunque sus dimensiones suelen denotar un cierto estatus.
La diferencia sobre todo suele radicar en la reducción de los elementos decorativos (en los
que puede aparecer una fecha o un símbolo
religioso), en la pérdida de la heráldica y en
que la casa gana en el aspecto funcional y pierde en el simbólico.
En el caso de Sencelles, podemos encontrar
edificios como Son Mansena (c/ Sor Francinaina, 46), del siglo XVIII. Presenta una fachada con alzado de dos plantas. El portal es de

piedra viva y tiene arco redondo con sillares de
buenas dimensiones y con incisiones que simulan dovelas estilizadas. Las jambas son de
una pieza y consta de enjuta. Justo encima se
muestra un sillar de piedra rojiza que muestra
la fecha de 1726.
Al lado de este edificio encontramos Can
Bruno (nº 34), cuya fachada es de tres plantas,
con portal con arco rebajado, con la fecha grabada de 1889. También podemos englobar en
este grupo la Posada de Can Romanyà (c/ del
Rafal, 16), la cual fue de la familia Ramis. El
edificio ha sido reformado recientemente.
Tiene fachada de tres plantas de alzado. El
portal es de arco rebajado, en cuyos costados
hay dos ventanas. En el primer piso hay un
balcón y dos ventanas halconeras, protegidas
por vierteaguas.
En Campanet tenemos también buenos
ejemplos de edificios pertenecientes a esta
clase. Puede servir el caso de Can Arnavet (c/
de la Creu, 34). Se trata de una casa de 1774,
con tan sólo planta baja y piso. Destaca también Can Llorenç Riber (c/ Major, 27), uno de
los representantes más importantes de la poesía mallorquina de principios del siglo XX. Un
caso paralelo a este anterior es el de la Casa de
Miquel del Sants Oliver (c/ Miquel dels Sants
Oliver, 14). Podemos situar en este grupo Can
Barcer (c/ Major, 37) o Can Pere Seguina (c/
Major, 51). Un caso curioso es el de Can Toni
Marxando (C/ Sant Miquel, 81). Se trata de
una casa muy transformada, en la cual se ha
conservado una interesante ventana con el antepecho y el dintel triangulares.
Finalmente, en cuanto a las casas pertenecientes a la clase payesa se puede observar una
reducción de las alturas: planta baja más un
piso, con una disminución importante del
casco y sus volúmenes. A veces, al costado del
portal principal se abre alguna ventana, aunque a veces ésta incluso desaparece. La fachada, ante todo, denota austeridad. Los elementos decorativos son nulos y suelen presentar

231
A R Q U I T E C T U R A T R A D I C I O N A L Y E N TO R N O C O N S T R U I D O

La configuración de la possessió es variada y
depende de la situación geográfica, del tipo de
explotación agraria y, finalmente, del poder y
estatus de su propietario. Por uno de estos
motivos, la configuración interna y la distribución de las dependencias en primer lugar
dependerá de si la finca se halla en la sierra
(donde el cultivo predominante es el olivo) o
en el pla, donde la bodega se convierte en un
claro protagonista.
En cuanto al exterior, si bien existe esta diferenciación a partir de su ubicación, así como
de su evolución histórica y propietarios, podemos establecer una serie de características comunes, entre las cuales evidentemente está la
monumentalidad. La possessió es, sobre todo,
un símbolo de poder bajo el cual se organiza y

un enfoscado compuesto por arcilla y cal, o
bien, si la casa sigue habitada en la actualidad,
por una capa de cemento y pintura, generalmente blanca.
En el caso de Campanet podemos encontrar
buenos ejemplos de esta clase en la calle del
Cantó des Càrritx, en los números 9, 14 y 28.
En la calle de Sant Miquel, en el número 6 podemos observar Can Ferrà, la cual se encuentra en un nivel más bajo que la calle, para cuyo
acceso se habilitó una rampa. En el número
13 de la misma vía está Can Tut, en la que encontramos un portal con arco rebajado de arenisca y una pequeña ventana en el piso, desplazada con respecto al eje de la casa. Como
buen ejemplo de austeridad y simpleza constructiva nos encontramos con Ca Madò Niva,
en la misma calle, en el número 67.
Un caso que puede englobarse en este último grupo es el de los molinos, tanto eólicos
como hidráulicos.
La gran mayoría han sido rehabilitados o
están en proceso de serlo, y actualmente están
destinados a viviendas. En el caso de Sencelles, donde sólo encontramos molinos de viento, podemos observar buenos ejemplos de este
fenómeno: molí de Cas Ferrico (c/ Església,
21), molí de Can Cinto (c/ del Gall) y muy próximo a éste último, molí de Can Mopi. En
Campanet, por ejemplo, destaca el molí de
Can Pastera.
La vivienda rural
En la ruralía de Mallorca, como en el ámbito urbano, la vivienda se ha estructurado a
partir del estamento social al cual pertenecen
sus propietarios. Esto no sólo implica la arquitectura sino que también se relaciona directamente con las grandes extensiones de territorio que domina y controla.
La máxima expresión de casal rural en Mallorca es lo que se denomina possessió. Este
concepto equivale al menorquín lloc, al de
masia en Catalunya y al de cortijo en Andalucía.

Plantas de edificios rurales.

232
MALLORCA RURAL (ISLAS BALEARES)

controla un gran contingente humano (agricultura y ganadería) que trabaja única y exclusivamente para los propietarios terratenientes. En muchos casos se han asimilado algunas casas al concepto europeo de palacio, aunque esta denominación no es del todo aplicable a la realidad histórica de la finca. Tan sólo
se ha acercado a este concepto Raixa, en Bunyola, por estructura y sobre todo por finalidad.
Podemos establecer dos tipos de estructuras
en las possessions: las que poseen patio (clastra) y las que no.
De la misma manera que las casas urbanas
de la oligarquía (posadas), muchas cuentan con
el patio, en el centro del cual se encuentra la
cisterna que recoge agua proveniente del tejado. Para acceder al patio se atraviesa el portal
principal, que suele ser de arco redondo, rebajado o romano. El patio es el centro de las comunicaciones con el resto de edificios y dependencias que cierran el conjunto arquitectónico.
Salvo contadas excepciones, el patio siempre
está empedrado (con cantos rodados o losas).
En algunas possessions, el patio es un espacio rectangular abierto y limitado en dos o
tres de sus costados por los edificios del conjunto, y tapiado por los costados no edificados.
Buen ejemplo de este sistema constructivo lo
encontramos en Son Garau, Monnàber Vell y
es Fangar, en Campanet; Son Aloi y S’Eriçal,
en Sencelles.
Muchas de estas possessions que cuentan
con patio suelen presentar una alta y sólida
torre de defensa, generalmente datadas todas a
partir de finales del siglo XV y buena parte del
XVI. La torre es de planta cuadrada o rectangular (aunque excepcionalmente también puede
ser redonda) y presenta un aparejo tradicional,
con restos de algunos elementos propios de su
función defensiva (matacán, aspilleras, etc.),
aunque en algunos casos se muestra embebida
dentro del mismo edificio a causa de reformas
posteriores o con un revoque que suele eliminar el viejo aspecto. Encontramos las torres

Casa rural.

generalmente en casas cercanas al litoral, ya
que eran más vulnerables a los ataques marítimos, aunque en el interior de la isla también
están presentes. Sirvan como ejemplo Sa Baronia, Son Balagueret, Son Bunyola (Banyalbufar); Muleta (Sóller); Bàlitx d’Avall (Fornalutx); Son Catlar, Son Lladó (Campos), Montblanc (Maria de la Salut), Son Noguera (Llucmajor), Son Fortuny (Estellencs), Son Gual
(Valldemossa), Formentor (Pollença), etc.
Las que no cuentan con clastra son aquellas
que presentan el conjunto de las edificaciones
más o menos alineadas una a continuación de
la otra, y que en este caso el espacio exterior se
denomina carrera. Al igual que el patio, suele
estar empedrado. De esta tipología contamos
con numerosos ejemplos en los municipios
que nos ocupan: Jornets, Son Xotano, Son
Jordà, Son Sant Joan de Sonarrossa (Sencelles); Caselles Gran, Caselles Petit, Es Rafalet
(Campanet). La fachada principal del conjunto suele rematarse con el escudo heráldico de
la familia a la cual pertenece. El lugar más corriente es sobre la clave del portal principal o
a veces predomina el punto más visible de la
fachada con respecto del camino de entrada
(Son Sant Joan de Sonarrossa, Jornets, en
Sencelles; Son Nét, en Puigpunyent; Sa Granja, en Esporles). Este símbolo puede también
encontrarse en el interior, en la cisterna, en el
portal que accede a la parte destinada a los
propietarios o en algunas de las ventanas.

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A R Q U I T E C T U R A T R A D I C I O N A L Y E N TO R N O C O N S T R U I D O

dependencias de los sirvientes, que generalmente solían ocupar una zona de los desvanes.
Dentro de este conjunto, a veces integrada en
la zona de los señores, o a veces separada, encontramos la capilla.
La segunda parte más importante del conjunto era la zona dedicada a la vivienda del
arrendatario (amo), que evidentemente estaba
desprovista del lujo que dominaba en la parte
de los propietarios. Aquí encontramos, además de las habitaciones y de la cocina, las dependencias agrícolas y de subsistencia: despensas, graneros, la salera, la sala de elaboración y curación del queso, etc. Dentro de este
conjunto, encontramos en las casas de montaña la almazara (tafona), una sala independiente en la que se reúnen todos los elementos necesarios para la producción de aceite. En cambio, en el caso de las possessions del centro de
Mallorca, y en substitución de ésta, aparece el
lagar (celler), ubicado bajo el edificio y donde
se guardan celosamente las botas de vino,
moscatel y vinagre.
El resto de edificaciones rurales son las que
servían históricamente como apoyo en la explotación de las grandes possessions, que en
Mallorca reciben el apelativo de rafal. Pero por
otro lado, también se daban pequeñas propiedades que surgían de los establecimientos (generalizados a partir del siglo XIX) de las grandes propiedades. Estas viviendas presentan
una estructura a una sola vertiente, cuya fachada principal suele estar orientada hacia el
mediodía o poniente. Presentan un portal
principal generalmente redondo, aunque también puede ser de dintel, con un solo piso. El
revoque está hecho con mortero y delante de
la fachada se extendía una pequeña carrera
empedrada. Adosada a la fachada suele estar la
cisterna, la cual recoge el agua de la lluvia
procedente del tejado. En los laterales de la
casa o en la parte anterior se alzan las dependencias destinadas al ganado y resto de animales domésticos.

Possessió portal.

Las alturas del edificio suelen variar a partir
de las condiciones geográficas y estamentarias
que hemos citado. Generalmente la possessió
cuenta con una planta baja, un primer piso y
un desván. Aunque son frecuentes las que sólo
cuentan con una planta sin desván. Excepcionalmente encontramos alguna possessió que
exhibe su monumentalidad y su poder mediante la presencia de dos pisos y un desván
sobre la planta baja. Éste es el caso de Raixa,
en Bunyola, de Sa Granja, en Esporles o de
Son Torrella, en Santa Maria del Camí, tres de
los máximos exponentes de gran casal rural de
la nobleza más poderosa de la isla.
La possessió, como se ha visto, es un conjunto de edificaciones o bloques que responden a un uso muy concreto. En primer lugar,
en toda possessió está la parte de uso exclusivo del propietario terrateniente (cases des
senyors), donde se hallan las habitaciones,
salas más suntuosas o adaptadas a esta clase
social. También cuentan con una cocina propia. Dentro de este conjunto se encuentran las

234
MALLORCA RURAL (ISLAS BALEARES)

distribuyen por los alrededores de la iglesia y
de la plaza del pueblo.
En el caso de Campanet, las casas más destacables y antiguas del pueblo las encontramos distribuidas básicamente sobre tres ejes:
la plaza Mayor (donde se alza la iglesia), la
calle Mayor y la calle de Sant Miquel.
Recordemos que la construcción de alguna
casa notable al lado de la iglesia parroquial del
pueblo suele darse a finales del siglo XIX a
partir de la obligación, por motivos sanitarios,
del traslado del cementerio a las afueras del
núcleo urbano. Esto propicia la aparición de
un solar, lo que era aprovechado por las clases
sociales más pudientes de la época. El caso
más paradigmático en los dos pueblos de referencia es, sin duda, Cas Notari (plaça Major,
24), en Campanet.
La orientación de la fachada está muy condicionada a partir del trazado urbano del pueblo. Si bien la tendencia es la de buscar la
mayor insolación del pueblo (orientación sur),
la orientación responde a la evolución histórica del tramado urbano. El condicionante de la
búsqueda de mayor insolación se da mayoritariamente en la casa rural, sea ésta de la clase
terrateniente o bien de las clases bajas.

Barraca. Zona Llucmajor.

Diseminadas por los campos se construían
las denominadas barraques. Son pequeñas casetas cuya finalidad es la del auxilio en las tareas del campo: resguarecerse de la lluvia, pequeño almacén provisional para las herramientas o granos, etc. Carecen de toda comodidad, ya que su finalidad es estrictamente
agrícola o ganadera (o ambas a la vez).
En la montaña, sobre todo en el valle de Sóller, aparecen los porxos d’olivar, que también
son pequeñas casetas, de una vertiente, que
sirven de auxilio para las tareas de recogida de
la aceituna y mantenimiento del olivar.

Ubicación y orientación

Construcción y ornamentos

En cuanto a la vivienda urbana, las casas
principales y las más preciadas se ubican en el
inmediato radio marcado por la iglesia y por la
plaza principal.
El caso de Puigpunyent a este respecto es
muy paradigmático. El núcleo urbano está dividido en dos barrios, el de Son Bru (norte),
donde se concentran las casas de payeses; y el
de la Vila, donde alrededor de la iglesia parroquial se alzan las casas más importantes del
pueblo: Sa Taverna, Es Quarter, Can Felet y Ca
l’amo en Jordi. Un caso paralelo lo encontramos en Bunyola, donde las edificaciones de la
clase payesa se concentran en la parte alta del
pueblo, en el barrio conocido como es Barracar, mientras que los edificios más notables se

Generalmente en la construcción se utilizaban materiales procedentes del mismo municipio o de municipios cercanos. En el caso de
Sencelles, se utilizaron pequeñas canteras de
la zona; en cambio, en Campanet, se sabe que
fueron usados, juntamente con los del mismo
municipio, materiales procedentes de canteras y explotaciones tan importantes como las
del municipio vecino de Selva. La construcción de cada casa es siempre variable, aunque
podemos encontrar algunos rasgos generales.
Las casas de la oligarquía presentan evidentemente un casco mucho más complejo, grande y sólido, que las del resto de clases sociales.

235
A R Q U I T E C T U R A T R A D I C I O N A L Y E N TO R N O C O N S T R U I D O

usaba el mortero (cal mezclada con arcilla) y
para revocar los interiores se daba una capa de
cal. El mortero se fue dejando a favor del cemento porland a partir de la década de los cincuenta del siglo XX; vigas de diferentes maderas para aguantar la estructura superior (raros
son los artesonados, aunque encontramos algunos en casas nobles y possessions –Alfabía–); y finalmente tejados, que se cubrían con
teja árabe a una o dos vertientes, o –raramente– con diversos faldones, dependiendo de la
estructura de la vivienda. En los dinteles de las
puertas y ventanas se solía usar piedra viva o
arenisca, aunque también se pueden ver de
acebuche u olivo en las casas más humildes.

Vigas de madera.

Ésta tiene generalmente varias crujías, divididas por paredes maestras y cerradas por muros
sólidos y altos. Desde el vestíbulo se puede
pasar de una crujía a otra mediante arcos rebajados o portales dintelados. Las viviendas de la
clase media suelen presentar una o dos vertientes, con un casco mucho más sencillo. Las
viviendas de la clase payesa presentan una estructura muy simple, basada generalmente en
una o dos paredes maestras que ayudan a descargar el peso del primer piso o del tejado
sobre su base y los muros.
La construcción de la vivienda iba siempre a
cargo del propietario, fuera éste de la clase oligárquica o de la clase payesa. Para su edificación
se contrataba un jefe de obra (mestre d’obres),
quien se apoyaba en uno o más albañiles (picapedrers). La clase de los oficiales contratados
también iba en relación con el tipo de obra a
ejecutar. Si se trataba de una vivienda rural o de
la clase payesa o media, generalmente era del
pueblo o de las proximidades. Si se trataba de la
construcción o rehabilitación de una posada o
possessió poderosa, el propietario se hacía con
los servicios de maestros específicos que podían
provenir de la capital o incluso del extranjero
(por ejemplo, en Raixa, donde trabajaron tratadistas y arquitectos vascos e italianos, o en
Canet donde actuaron tratadistas franceses).
En cuanto a los materiales, éstos suelen ser
muy uniformes: piedra viva y arenisca para los
muros y paredes. Como sistema de fijación se

Decoración exterior
La casa urbana de los pueblos de Mallorca
suele responder a unos arquetipos muy generales. Un sistema de revestimiento de la casa
urbana –que también se sigue en la possessió–
es la del revoque mediante mortero, bajo el
cual se dejan ver piedras del muro, ya sea parcial o mayoritariamente. Esta solución es más
habitual en las casas pertenecientes a la clase
media y sobre todo en las de la clase payesa. En
estos dos casos, si la vivienda sigue en uso, la
fachada se ha recubierto en las últimas décadas
con una capa de cemento y pintura, aunque en
la actualidad se observa un incremento del interés por volver a mostrar la piedra.
A diferencia de Menorca o Eivissa, las casas
mallorquinas no se blanquean con cal, sino
que esta solución sólo se daba en el interior
de la vivienda como aislante. En el exterior
sólo se aplica a los laterales de puertas y ventanas. En Campanet, por ejemplo, encontramos en Son Xapeta (c/ de Son Massanet) o en
la casa del carrer de Sa Font, en el número 34.
En Sencelles podemos observar un buen
ejemplo en Can Nadal, en Jornets. Un sistema
de ornamentación de la fachada es colocar
sobre el revoque piedras de pequeñas dimen-

236
MALLORCA RURAL (ISLAS BALEARES)

siones. Generalmente la colocación responde
a una distribución aleatoria (y más o menos
uniforme) pero en algunos casos éstas se presentan formando figuras geométricas con finalidades decorativas. Encontramos en Campanet la casa de Can Llobera, que responde a
este tipo de distribución. También en este
pueblo se halla una fachada que combina los
dos sistemas: Can Arnavet. A lo largo de la fachada encontramos la decoración con piedras
mientras que en los costados del portal principal y de las ventanas se distribuyen de forma
geométrica.
Con estas mismas piedras se pueden dibujar
algunas formas sobre la fachada, rompiendo
de esta manera con la linealidad de la pared: es
el caso, por ejemplo, de Cas Metge Rei, en
Santa Maria del Camí, o Can Mas, en Esporles.
Otra fórmula de ornamentación es la de pintar la fachada mediante distintas tonalidades
del mismo revoque, dibujando formas geométricas. Dos casos muy significativos son los de
Can Baixet, en Ruberts, y el de la casa principal
de Jornets, ambas en el municipio de Sencelles.
En menor medida encontramos también fachadas pintadas con colores “no tradicionales”. Éstas suelen ser producto de nueva construcción o reforma de finales del siglo XIX o
primer tercio del XX, cuando afloran los estilos regionalista y, sobre todo, modernista. En
los municipios que mayoritariamente nos
ocupan tenemos el claro ejemplo de la Posada
de Can Romanyà, en Sencelles, donde las líneas de imposta, los vierteaguas y el voladizo
están pintados de amarillo. También, en el
mismo pueblo, podemos contemplar Can
Grau (la actual Casa de Cultura) en la que la
fachada presenta una coloración salmón.
En cuanto a ornamentación exterior de la
casa, ésta suele estar en relación directa con el
estatus y condición del propietario.
En primer lugar, en algunos casos nos encontramos con el escudo heráldico si esta casa
no tiene patio (aunque este matiz no es defini-

Balcón.

torio). Por ejemplo, en el caso de Mancor del
Valle, encontramos el escudo heráldico en Can
Catlar. Por otro lado, solemos encontrar muchos casos de fechas en el dintel. Por ejemplo,
en Ca sa Costitxera, en Campanet, sobre la clave
del portal de entrada, podemos ver fecha esculpida de 1668; en Can Arnavet, también sobre la
clave hay un relieve geométrico, con la inscripción Ave María 1774. En Banyalbufar, por ejemplo, tenemos el caso clásico de Cas Cosí (c/ de la
Baronia, 3), sobre cuyo portal vemos la fecha de
1661 y el anagrama de Cristo. En Campos también tenemos un buen ejemplo en Can Amer,
donde campea el escudo del linaje homónimo.
Como ya se ha dicho, algunas de las ventanas
presentan ornamentación de la época. En Campanet destaca la de Can Dessel, donde encontramos una ventana de tradición barroca rica
en decoración. El antepecho tiene molduras en
la parte baja, las jambas están compuestas por
columnas salomónicas, y el dintel está decorado con líneas cóncavas y convexas, con un escudo en el centro. En el mismo pueblo también
encontramos el caso de Can Ganxo (c/ de Sant
Victorià, 1) en el que se pueden contemplar dos
ventanas con antepecho, columnas adosadas a
ambos lados y, en la de la izquierda, un relieve
que representa dos jinetes en el friso.
Los balcones son de sencilla factura y tan
sólo hacen acto de presencia en las casas de las
clases medias y altas. Generalmente aparecen
sobre el portal, limitados por una barandilla de

237
A R Q U I T E C T U R A T R A D I C I O N A L Y E N TO R N O C O N S T R U I D O

Detalle inscripción.

Tejas pintadas.

hierro (por ejemplo, Can Coves o la Posada de
Biniatró, en Campanet). Algunas casas también
presentan barandillas de hierro forjado, soportado sobre ménsulas molduradas, como es el
caso de Son Colom (c/ Major, 39), en Campanet. A veces pueden aparecer dos o tres, pero es
poco usual. Sí es más corriente que el balcón
recorra en algunas fachadas alargadas una, dos
o más ventanas balconeras (por ejemplo, Cas
Notari o Can Horrac, ambas en Campanet).
También podemos apreciar balcones limitados por balaustradas de piedra, pero no son
tan comunes como los anteriormente citados.
Se trata de casas con una reforma o construcción a partir de finales del siglo XIX y suelen
estar integradas en los estilos arquitectónicos
de la época. Cas Sant, en Campos; algunos de
los edificios de principios de siglo de la calle
de la Lluna, en Sóller, etc.
Un caso característico al mismo tiempo que
ornamental es el caso de las tejas pintadas (o
tejas de “moro”). Sobre la parte convexa de la
teja que sobresale de la fachada se pintaba con
almagre (solución de óxido de hierro) con motivos geométricos, vegetales, alegóricos, rostros, frases, fechas, etc. Ejemplos muy interesantes son los de Sóller (Posada de Bàlitx), un
buen número de casas en Fornalutx, Esporles
(c/ del Mestre Munar), Galilea, Valldemossa,
Sencelles (Can Nadal, en Jornets). Curiosamente en Campanet sólo las encontramos en
la Iglesia de Sant Miquel.

Los grandes salidizos no son corrientes en
Mallorca, más bien una excepción. Las casas
más humildes suelen rematar la fachada con
una o dos hileras de tejas, bajo la cual suele
colocarse una canal o tubería para evacuar el
agua de lluvia. El sistema tradicional de evacuación estaba hecho a partir de hiladas de
tejas en disposición cóncava por las cuales
caía el agua hasta la calle o generalmente en
una cisterna (por ejemplo, algunas casas de
Ses Alqueries, en Santa Eugènia, así como
también en pequeñas casetas rurales).
El otro sistema general de remate de las fachadas, aplicado sobre todo en las casas de la
clase media o alta, es el de la cornisa, la cual se
suele decorar con alguna moldura. También
abundan las cornisas de cuarto bocel, como se
pueden apreciar en abundantes casas del núcleo urbano de Campanet (Posada de Biniatró,
Cas Tintorer, la Casa de Miquel dels Sants Oliver). Poco habitual, pero asimismo presente en
algunas viviendas, es el uso de bloques de arenisca como cornisa (Can Morell, en Campanet).
Los salidizos, como se ha dicho, son poco
corrientes, aunque sí presentes en algunas de
las casas más notables de los pueblos (Can Tallades, en Campos; Can Manuel, en Bunyola).
En cuanto a puertas existe una gran oscilación de materiales y tipologías. En Mallorca
suelen usarse para las casas más notables y de
clase media maderas procedentes del acebuche
(ullastre) y del olivo, aunque también de enci-

238
MALLORCA RURAL (ISLAS BALEARES)

Escudete y aldaba.

Detalle cañizo.

na y pino. A veces puede estar clavazonada.
Las viviendas pertenecientes a la oligarquía y
algunas de las clases medias más pudientes solían usar cerraduras con escudete, sobre el
cual podía aparecer alguna decoración de
forma geométrica (Can Gaietà, en Campanet;
Can Ramis, en Sencelles). Las puertas tradicionales además tienen una aldaba por hoja.
Las de las clases medias y payesas presentan
unas tipologías muy similares. En cambio, algunas de las casas de la oligarquía presentan
ricos trabajos de forja, con formas o dibujos
ornamentales. Como dato curioso, en algunas
posadas aparecen las aldabas caballeras (baules cavalleres), que son las que se colocan a la
altura del jinete, para poder tocar sin desmontar (Sa Torre, en Campos).
Las casas payesas o más humildes usaban el
sistema del forrellat (cerrojo), consistente en
una llave grande, y una barra de hierro con
una asidera, que iba pasada entre dos o más
anillas colocadas en la puerta y el marco de la
puerta o en la pared. Cuando la barra se hacía
pasar entre las anillas dejaba la puerta cerrada.

movida constantemente durante mucho tiempo antes de colocarla. También es muy común
la utilización de baldosa de barro cocido de
fang de gerrer y la de pols realizada con polvo
de arcilla prensada. Muchas casas levantadas
en el siglo XIX y hasta mediados del XX fueron
cubiertas con baldosas de las llamadas hidráulicas, hechas con cemento, grava y colorante,
de las que existen gran variedad de dibujos y
combinaciones. En la actualidad aún se fabrican todos estos tipos de baldosas, aunque de
manera testimonial y, sobre todo, para restauraciones. Existen muchos ejemplos en la comarca, aunque vale la pena visitar el casal de
Can Xoroi, en Fornalutx, un excelente mostruario de este tipo de baldosa y donde también se pueden observar usadas como zócalos.
En los techos, la solución más usual era la
envigada con pino del norte. Los espacios
entre vigas se rematan con pequeñas bóvedas
de yeso. En las casas con más de un piso, el
techo del piso superior –normalmente destinado a almacén de alimentos y otros enseres–
se cubre con vigas de madera de peor calidad
(chopo u otros) sobre las que se dispone un
entramado de cañas (encañizada) atadas entre
ellas. Según la tradición popular es imprescindible que las cañas hayan sido cortadas en la
luna adecuada del mes de enero. En nuestros
días tan sólo unos pocos artesanos se dedican
a la preparación y colocación de encañizadas,
usadas especialmente para restauraciones.

Decoración de interiores
Uno de los elementos más característicos de
las casas antiguas es el suelo. Algunas casas
conservan aún los viejos trespol, suelos conseguidos a base de una argamasa de cal y polvo
de cerámica. La cal tenía que ser pastada y re-

239
A R Q U I T E C T U R A T R A D I C I O N A L Y E N TO R N O C O N S T R U I D O

La vivienda civil interior
Uso familiar
Los testimonios orales de la generación de
mallorquines y mallorquinas nacidos en el primer cuarto del siglo XX ponen en evidencia los
profundos cambios que se han producido en el
ámbito de los usos privados familiares de la vivienda civil. Los factores que más han incidido
en estas transformaciones de la utilización de
la casa son los avances tecnológicos, como la
introducción generalizada de la electricidad, el
agua corriente o los electrodomésticos en los
hogares, pero también los cambios de mentalidad y de modo de vida (progresiva incorporación de la mujer al mundo laboral, mayor
grado de escolarización de las clases medias y
bajas de la sociedad, pérdida de importancia de
la religión y las costumbres católicas...).
Hasta mediados del siglo XX, la mayoría de
los nacimientos se producían en las casas particulares, concretamente en el dormitorio
principal de la vivienda. Así, no era extraño
encontrar en las casas un mueble que ahora
puede verse en algún museo: una silla con un
agujero en el asiento en la que se sentaba la
mujer al comenzar el parto.
El dormitorio principal, que era el del matrimonio, solía disponer de dos estancias diferenciadas, separadas por una vidriera, llamadas
sala y alcoba; esta última era el espacio en el
que se ubicaba la cama. Tras el nacimiento del
niño, la parturienta debía permanecer sin moverse apenas de la cama durante unos quince
días y sin salir de la casa hasta cuarenta días.
Tras el parto y durante este largo período de
reposo, familiares, vecinos y amistades visitaban a la madre y al recién nacido. Solían entrar en el dormitorio y si la madre estaba en
condiciones de recibir visitas se abrían las
puertas vidriera que comunicaban la sala con
la alcoba. En caso de que la madre quisiera reposar se cerraban las vidrieras y las visitas

Silla paridora.

permanecían en la parte de la sala. Si en la actualidad los niños no son bautizados hasta
que han cumplido varios meses, hasta mediados del siglo pasado se les bautizaba a los dos
o tres días de su nacimiento, a causa de la
más elevada mortalidad infantil. Por otra
parte, el bautismo se celebraba prácticamente siempre en el hogar, mientras que en las
últimas décadas se han generalizado las celebraciones en restaurantes y locales especializados. Solía ser una celebración sencilla,
consistente en un refresco a base de dulces,
confits (confites) y licores, que eran repartidos en palanganas por los padrinos. Los invitados permanecían en la sala del dormitorio,
para no molestar a la madre, mientras que
los niños se quedaban en el zaguán o en la
planta baja de la casa. Los recién nacidos dormían, como ahora, en el dormitorio de los padres, en una cuna que en Mallorca se llama
bres o, más raramente, vou. Se trataba de una
camita, generalmente de madera, con las
patas curvas para poderla mecer.

240
MALLORCA RURAL (ISLAS BALEARES)

Desde entonces, si los padres daban su consentimiento, los enamorados podían reunirse
en la casa. Se sentaban en sillas, una junto a
otra pero suficientemente separadas, en la sala
o en la cocina, según la categoría de la casa o
la época del año. Solía estar presente la madre
de la novia, que se sentaba junto a los enamorados mientras cosía, bordaba, etc.
Por norma general, el día de la boda la
novia se vestía en su casa, ayudada por su
madre. Finalizada la ceremonia, los recién casados solían acudir a su nuevo domicilio,
donde se ofrecía un refresco a los asistentes a
la boda así como a vecinos y conocidos que
acudían a felicitar a los novios. Más tarde, se
servía una comida o, en ocasiones, un berenar
(merienda) consistente en chocolate con ensaimadas, a los familiares más próximos y
amigos íntimos.
Al igual que ocurre con los nacimientos, la
mayoría de los fallecimientos han pasado de
producirse en las casas a tener lugar en los
hospitales. Del mismo modo, el velatorio, que
en el pasado se llevaba a cabo siempre en el
domicilio particular del difunto, hoy en día se
está trasladando a los espacios habilitados
para dicho fin que existen en cementerios y
hospitales. Cuando un enfermo moría en su
domicilio, algunas de las costumbres más extendidas eran parar el reloj de la casa, cerrar
puertas y ventanas, descolgar o tapar espejos y
cuadros y, pasados unos días, encalar toda la
vivienda. Tras el fallecimiento, el difunto era
lavado y vestido en el mismo domicilio; la
mortaja podía consistir en su mejor ropa, que
en el caso de los casados era con frecuencia el
traje de boda, o bien un vestido que les identificaba con un santo o santa de su devoción. Se
vaciaba la habitación del difunto o difunta de
todo el mobiliario y se colocaba el ataúd en el
centro. Mientras la familia se vestía de luto,
vecinos y conocidos arreglaban y preparaban
la habitación destinada al velatorio, que podía
ser el comedor, la sala o la cocina.

Fogón.

La celebración de los cumpleaños tal y
como la entendemos hoy en día, con tarta y
velas que hay que soplar, regalos, fiesta con los
amigos y familiares..., parece ser un hecho
muy reciente. Con anterioridad, el cumpleaños se reducía a las felicitaciones de familiares
y amigos y, en ocasiones, a la elaboración de
alguna comida o dulce fuera de lo cotidiano.
Los lugares de juego de los niños dentro de
la casa eran, generalmente, los corrales y terrazas, aunque quizás era más frecuente jugar
en las calles y plazas, costumbre que el escaso
o nulo tráfico facilitaba.
El noviazgo hace unos sesenta o setenta
años seguía unas pautas sociales bastante fijas
y muy similares en todos los pueblos de la isla.
En un primer momento, el novio se limitaba a
acompañar a la pretendida hasta la casa de ella
y se les permitía hablar un rato en el portal.
Pasado algún tiempo, llegaba el momento de
pedir entrada a los padres de la novia; entonces el pretendiente entraba en la casa, saludaba y pedía permiso para festejar (cortejar).

241
A R Q U I T E C T U R A T R A D I C I O N A L Y E N TO R N O C O N S T R U I D O

Respecto al uso de la vivienda en fiestas y
celebraciones, hay que hacer referencia a la
costumbre, que se mantiene en cierta medida
en la actualidad, de engalanar los balcones con
los llamados domassos (damascos) si la casa
estaba situada en el recorrido de una procesión (Semana Santa, Corpus...). Si una casa
estaba de duelo, no se engalanaba, y puertas y
ventanas permanecían cerradas durante la
procesión, aunque se abrían unos instantes en
el momento cumbre de la procesión (paso de
la custodia con el Santísimo o de una imagen
especialmente venerada).
Una fiesta que implicaba, y todavía implica,
engalanar el exterior de la casa es el Domingo
de Ramos, cuando se coloca en los balcones la
ramita de olivo o la palma una vez bendecida,
que permanecerá allí durante todo el año. En
algunas festividades, se podía contemplar en
los balcones un elemento denominado alimara (luminaria), iluminación consistente en
una serie de recipientes con velas en señal de
fiesta.
El día uno de noviembre, día de Todos los
Santos, era una fiesta importante. Era el día en
el que se sacaban los abrigos y vestidos de invierno. Además, en muchas casas se elaboraban y comían buñuelos. Al anochecer, se encendía una llumenera (velón) bien cargada de
aceite para que durara hasta el día siguiente o,
en las casas más modestas, una animeta (mariposa), es decir un vaso con la mitad de agua y
la mitad de aceite con una pequeña mecha revestida de cera y afirmada en un corcho. Cabe
recordar también la Navidad, cuando se coloca
en algún lugar de la casa el tradicional pesebre.
Si hasta ahora hemos tratado de los principales actos extraordinarios que tienen o tenían lugar en la vivienda, como son los nacimientos, fallecimientos, bodas y otras celebraciones, ahora hablaremos de la utilización de
la casa en la vida cotidiana.
Si hasta hace pocos años las mujeres pasaban gran parte de su tiempo en casa, ocupadas

Domingo de Ramos.

en las diversas labores domésticas y en el cuidado de sus hijos más pequeños y de las personas mayores de la familia, su progresiva incorporación al mundo laboral está cambiando
esta situación. Las comidas y cenas se realizaban en el comedor o en la cocina, según la
configuración de la casa, circunstancia que no
parece haber cambiado. Una estancia que ha
sufrido notables modificaciones es, sin duda,
la cocina. La introducción de nuevos sistemas
mucho más rápidos para preparar la comida y
limpiar los utensilios ha reducido notablemente el tiempo que se pasa en esta estancia.
Los cambios respecto a la comercialización de
los alimentos, que cada vez se venden más
elaborados, también han hecho disminuir notablemente algunas costumbres, como la de
matar animales para su consumo o la de escoger las legumbres. En todo caso, hay que señalar que en las viviendas urbanas se solía disponer de animales de pequeño tamaño para
consumo propio (gallinas, conejos, palomos...), que eran matados en el corral de la
casa, mientras que la labor de seleccionar las
legumbres se llevaba a cabo en la cocina. Para
leer o estudiar hasta hace pocos años la mayoría de las casas comunes no disponían de un
espacio específico. En los días de frío, son y siguen siendo muy frecuentes las veladas cerca
de la foganya (fogata) o alrededor del braser
(brasero) o camilla. Aunque en muchas casas
se han sustituido las brasas por sistemas eléc-

242
MALLORCA RURAL (ISLAS BALEARES)

Horno de pan.

Pila de cocina.

tricos mucho menos peligrosos, el brasero o
camilla siguen siendo un elemento muy
común. Respecto al aseo cotidiano, también
en este campo han aumentado las comodidades. Si en la actualidad la mayoría de las casas,
aunque sean de configuración antigua, han
incorporado cuartos de baño completamente
modernizados, no hace muchos años la situación era muy distinta. Existía una estancia llamada excusat (retrete), que solía estar en un
extremo del corral interior de la vivienda.
Consistía en un reducido espacio en el que
una serie de pilares formaban un sitial sobre
el cual se situaba una tabla con uno o varios
agujeros, cada uno con su tapa de madera;
muchas veces no tenía puerta, sino una simple cortina de ropa basta o tela de saco; además, teniendo en cuenta que la introducción
del papel higiénico es un hecho muy reciente,
era frecuente encontrar colgado en la pared
una especie de gancho en el que se clavaban
trozos de papel. Por otra parte, en el caso de
que existiera una ducha, ésta solía estar en la
terraza; al no contar con agua corriente, la
ducha funcionaba con un pequeño depósito.
La bañera era un elemento muy poco frecuente en la mayoría de casas comunes. Sin embargo, un elemento cumplía una función parecida a la de la bañera: el ribell, un barreño
generalmente realizado en barro; en los días
de verano, era habitual subir el barreño a la
terraza o sacarlo al corral para asearse. Otro

elemento de aseo habitual era el lligador,
nombre con el que se designaba el tocador situado en las habitaciones y que contaba, entre
otros elementos como el espejo, con un ribell
pequeño. El ribell del tocador podía tener un
desagüe conectado con un cubo para el agua
sucia; el agua limpia se tenía en una jarra
junto al tocador.
Todavía en muchos pueblos, especialmente
en los pequeños núcleos de población, se
mantiene la costumbre de no cerrar las casas
con llave; pocas viviendas tienen timbre. La
frase más habitual con la que se pedía permiso para entrar era “Ave María Purísima”. Para
invitar a que se sienten las visitas o para salir
no hay fórmulas específicas. La mayor parte
de las visitas cotidianas son de los vecinos,
que acuden a pedir alguna cosa o simplemente a conversar.
El lugar habitual en el que se rezaba el rosario era la cocina, especialmente mientras se
preparaba la cena. Un aspecto de la vida cotidiana en las casas que se ha modificado notablemente es el de las actividades que se realizan tras la cena y antes de ir a dormir. Antes de
que mirar la televisión se convirtiera en la
ocupación mayoritaria en esas horas, se escuchaba la radio; y más anteriormente aún, era
frecuente que los mayores narraran alguna
rondalla, que es el nombre que reciben en Mallorca las leyendas populares de transmisión
oral y que conocemos en gran parte gracias a

243
A R Q U I T E C T U R A T R A D I C I O N A L Y E N TO R N O C O N S T R U I D O

la recopilación realizada a principios del siglo
XX por Antoni Maria Alcover. Finalmente, y en
relación con las actividades antes de irse a la
cama, nos referiremos a una costumbre propia del verano que todavía se mantiene en muchos pueblos y que es conocida como prendre
la fresca; consiste en abrir las puertas principales de la casa y sacar a la calle sillas y mecedoras para pasar un rato conversando o, en el
caso de las mujeres, bordando o realizando
ganchillo.

Economía doméstica y espacios
para el trabajo en el núcleo urbano
y en el campo
En las possessions, entendidas como grandes explotaciones agrícolas, vivían y trabajaban, además del amo o encargado, dos tipos de
trabajadores: los missatges y los jornaleros.
Los primeros ejercían su trabajo durante todo
el año, mientras que los jornaleros eran contratados en función de las necesidades de la
explotación.
Se contrataban jornaleros para recoger las
almendras, las aceitunas, las algarrobas, los
higos, etc. En una finca de tamaño mediano
podían llegar a convivir entre 40 y 70 personas. Solía haber unas habitaciones destinadas
a los missatges, mientras que a los jornaleros
se les daba cobijo en otras estancias. El caso
más singular se daba en las fincas de montaña,
donde se contrataba un gran número de mujeres para recoger la aceituna. Al tratarse de una
actividad que podía durar varios meses y ante
la imposibilidad de albergar un contingente
femenino de magnitud entre tanto missatge y
jornalero masculino, existían unas edificaciones un tanto separadas de las casas principales
donde se alojaban estas mujeres. Dichas edificaciones se llaman aún la casa de las recogedoras o de las mujeres.
Una parte considerable de la edificación se
destinaba a almacén de los productos que se

Prensa de vino.

recogían en la finca. En ciertas propiedades
existía la algarrobera (garrovera) llamada
también casa de las algarrobas, donde se almacenaban gran cantidad de sacos. La cantidad
de algarrobas se medía en quintales (1 quintar
son cuatro roves, una rova son 26 lliures y una
lliura corresponde 12 unces que vienen a ser
407 gramos). Es decir, un quintar equivale a
42’3 kg. Los graneros se solían situar en el primer piso, para evitar humedades. También se
almacenaba la paja en el piso, con una gran
abertura al exterior y frecuentemente situados
sobre dependencias para animales. Pero los
productos que necesitaban unos almacenes
más peculiares eran el aceite y el vino. La producción de vino tuvo gran importancia en la
parte central de Mallorca, y Sencelles fue uno
de sus máximos exponentes. La uva era transformada en vino en los cellers (lagares) donde
existía el cup y donde se concentraban las
botes congrenyades. El celler se situaba en la
parte más fresca de la casa, ya que las altas
temperaturas perjudicaban el proceso de ela-

244
MALLORCA RURAL (ISLAS BALEARES)

boración del vino. Normalmente el cup, lugar
donde se prensa y se deja reposar inicialmente
el mosto, se sitúa de cara al exterior, mientras
que el lagar suele estar en los sótanos. El vino
se guardaba en botas de tamaños diversos y en
otros recipientes llamados quartí (26’67 litros), cortó, borratxell y quartinel·lo (una
cuarta parte del quartí, 6’5 litros). Otra dependencia que ocupaba una parte significativa en
los territorios de montaña era la almazara, llamada aquí tafona, donde se fabricaba el aceite.
La manera de prensar la aceituna con la fuerza de una viga de madera de grandes dimensiones ha condicionado el tamaño de esta dependencia: normalmente rectangular y de
gran altura. Una vez conseguido el aceite, éste
se almacena en la llamada botiga de l’oli, en
unos depósitos de piedra.
Los animales tenían también sus dependencias propias. Así, las ovejas, el ganado más
común en Mallorca, pastan de día y de noche
se resguardan en los sestadors (excepto en verano). Suelen ser edificios rectangulares, con
diminutas oberturas en ángulo que permiten
la entrada de aire pero no de luz. Los bueyes,
antaño más abundantes en la isla, disponían
de bovals, mientras que el ganado de trabajo,
asnos, caballos, mulos, etc., se guarnecía en
los establos, habitáculos que disponían de un
comedero de madera rematado por unas anillas de hierro para atar los animales. En todas
las fincas y casas rurales tradicionales encon-

traremos también las solls o pocilgas, donde
se crían los cerdos. Son pequeñas dependencias de baja altura con una estancia cubierta y
otra descubierta. Comunica con el exterior
con una puerta y con dos orificios por donde
se les introduce la comida.
Entre los utensilios más usados estaban los
arados, de madera con punta de hierro. A partir de 1930 se introdujeron los arados con ruedas. Las herramientas manuales, como azadas,
hoces, etc., tenían mangos de acebuche cortado en la fase correspondiente de la luna. Para
trillar se utilizaba un cilindro de piedra con
aristas llamada carretó de batre, que circulaba
sobre la era tirado por animales.

Otros
Como es lógico, todas las casas, urbanas y
rurales, contaban con su cocina. En ésta encontramos la chimenea, de grandes dimensiones y cuya campana solía acoger una parte importante de la estancia. En un rincón del área
cubierta por la campana es frecuente localizar
un gran recipiente de barro llamado el cossi
de la bugada, donde se realizaba la colada
mezclando el agua calentada en la chimenea
con las cenizas de la misma. Posteriormente
se utilizaron mucho las cocinas llamadas económicas, precursoras de las actuales cocinas.
Eran de hierro, con diversos fogones que se
alimentaban con brasas.

Medidas de aceite.

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A R Q U I T E C T U R A T R A D I C I O N A L Y E N TO R N O C O N S T R U I D O

Exteriormente las chimeneas se materializaban con las más diversas soluciones, casi
siempre utilizando piezas de arenisca (muy
fácil de cortar) o tejas. En muchas casas urbanas y en casi todas las casas rurales, el horno
era una pieza indispensable. Normalmente
protegido por un porche, se realizaba utilizando básicamente trozos de cerámica en disposición concéntrica.

Mesa típica
de recibidor.

Mobiliario de la vivienda civil

Por lo general, en cualquier vivienda encontramos el recibidor, la sala que presenta el talante de la vivienda, y que acostumbra a tener,
sobre un suelo de piedras (emmacat), unas
seis sillas y dos mecedoras con el respaldo de
rejilla, para recibir a las visitas.
Las sillas más comunes son las que tienen el
asiento y respaldo de cuero con clavos de hierro o latón, o las sillas de cuerda, estas últimas
hoy en día son de difícil adquisición, pues el
oficio de cordar se está perdiendo a pesar de
las políticas de recuperación. Los complementos de estas sillas son los cojines de terciopelo,
por lo general negro, y que se presentan bordados con motivos florares de vivos colores,
rellenos, según las posibilidades, de lana o
paja y ribeteados con cordones que en el
mejor de los casos son de hilos de oro.
Las mecedoras se complementan con un
salvacabezas realizado sobre un tejido que
puede ser de hilo blanco con bordados típicos
mallorquines de motivos florares (en tonalidades azules por lo general) y con cojines también realizados con los mismos motivos.
La caja forma parte del conjunto de los
muebles del recibidor, que es una estancia que
nunca está cerrada sino que la precede la
puerta de entrada y termina donde empieza el
arco de la sala contigua. A su vez éste hace de
distribuidor ya que es normal encontrar las
puertas que dan paso a las salas adjuntas en
los laterales de ésta.
La caja puede ser de muchas formas, pero la
más común se presenta lisa, austera, con or-

El mobiliario ha ido evolucionando según las
distintas épocas históricas, adaptándose a los
estilos importados de las modas de los países
que han dictado y determinado desde siempre
el diseño.
En Europa existen dos focos importantes de
la creación de éstos, Francia e Italia, que han
marcado las pautas del mobiliario y de los ornamentos que los complementan.
Las causas son sencillamente que las monarquías de dichos países han sido caprichosas
y ostentosas, y con la aparición de las burguesías se han popularizado ciertos estilos para
demostrar el poder.
Otro factor que hay que tener en cuenta es el
estatus económico y social de la vivienda, pues
aparte de la arquitectura el mueble también es
un indicador de la clase social muy importante.
En este texto trataremos del mobiliario básico que encontramos aún hoy en día en cualquier vivienda independientemente de la topología, dado que, por lo general, lo único que
varía según el estatus es la calidad de las maderas, que van desde las más nobles y de importación, como pueden ser la caoba o la xicarandana, a las más populares y que se encuentran en
la isla con más facilidad como es el nogal, el
olivo (muy preciado), el algarrobo, árboles frutales como el naranjo, limonero, peral y la morera (de excelente resistencia frente al ataque
de la carcoma), que han sido labradas por artesanos locales.

246
MALLORCA RURAL (ISLAS BALEARES)

a juego. El tapete es otro elemento indispensable, el cual va desde el bordado al de ganchillo. Hoy en día ha sido sustituido por el hule
de plástico.
Complementan la sala en algunos casos la
rinconera, mueble con vidrieras que contiene
utensilios domésticos y los paños a juego.
También puede estar presente el carillón, que
dependiendo de los gustos se encuentra en el
comedor o en esta sala. Finalmente las sillas,
que hoy en día las sustituyen los sofás y butacas. En la decoración de las paredes suele aparecer algún cuadro de caza mayor, el típico
paisaje de ríos con neblinas, retratos familiares o el tapiz de origen africano de la época en
que los españoles dominaban las tierras del
norte.
El comedor es una sala que no se usa tanto
como se enseña, pues ejerce la función para la
que está diseñado en los días más señalados.
No es de uso cotidiano y por eso contiene los
muebles de calidad.
Está compuesto por una mesa central, que
puede ser ovalada o rectangular, de tamaño
considerable, con sillas a juego. El tapete es de
bordado mallorquín y cubre el centro. También puede aparecer algún elemento decorativo, como un jarrón.
El aparador es por lo general pieza indispensable donde se ubican los elementos del ajuar
de cada casa, generalmente heredados. Los espejos de gran tamaño también se encuentran
en esta sala para dar más luz. Se presentan generalmente enmarcados con una madera con
marquetería y ribetes de zinc. Las lámparas
son por lo general de cristales de colores o
también mixtas, mitad de hierro o madera con
tulipas. Suelen haber sido elaboradas por las
diversas fábricas que se encuentran en la isla.
Generalmente en el comedor está la chimenea que no se usa y el cuadro de la Santa Cena
de plata, madera o pintada con un gran marco.
La cocina no tiene un mobiliario muy específico, aparte de bancos sencillos de madera,

Pastera utilizada para pastar.

namentos simples en las patas y en los cantos.
Se cubre con un paño bordado de hilo y encima se ubican utensilios de cocina de cobre
que nunca han sido usados (generalmente una
olla con asas).
En algunos casos existe la figura de la mesa
auxiliar, muy sencilla, con las patas entrecruzadas, donde se puede ubicar una de las obras de
la artesanía más típica de la isla, la florera, que
consiste en una urna de cristal donde con conchas y otros elementos del fondo marino se realizan curiosas flores formando un ramo y todo
ello ribeteado con un cordón de hilo rojo o
verde. También se puede ubicar según la época
del año una capillita que en los hogares más
humildes va pasando de casa en casa y en los
más pudientes son de propiedad y están destinadas al culto que corresponde a la familia.
La sala de estar por lo general es la sala de
uso más común junto con la cocina. El centro
está presidido por el brasero, que según el estatus puede ser un centro de madera circular
con patas. Consta de un cuenco central, cubierto de cobre y dos asas que podían ser de
latón, donde se ubican las brasas y una tapa de
metal con orificios para que éstas respiren y
se alimenten del oxígeno. En otros casos el
brasero es más sencillo y se prescinde de la
madera. La mesa camilla cubre generalmente
el brasero y ésta a su vez va cubierta por una
tela de llengos típica de la isla, que consiste en
una tela decorada con listas de uno o dos
tonos y que puede ir acorde con unas cortinas

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una mesa rectangular, una pastera para elaborar el pan y las pastas o dulces, y según la
época del año cocas, panades y robiols. En la
cocina sí hay chimenea, que se usaba para
conseguir el combustible de los antiguos fogones o para cocinar directamente. Suelen ser de
gran tamaño. La despensa en algunos hogares
se encuentra en el interior de la cocina, y en
otras, debajo de la escalera que conduce al primer piso. Se presenta con estantes de obra o
de madera con una puerta que generalmente
no es maciza sino que en la parte mitad superior está calada para transpirar. Los utensilios
de cocina comúnmente están colgados en
ganchos y distribuidos por las paredes.
El dormitorio está presidido por un cuadro
del Sagrado Corazón o por una talla de madera de Jesús en la cruz. Encontramos el ropero
de madera de dos puertas macizas con una
luna en el interior, que en ocasiones puede
tener ornamentación de marquetería y acabado en laca y en otras se presenta más bien austero, con algún ornamento torneado y encerado, de maderas oscuras. El estatus marca las
diferencias, ya que el hecho de que todos los
muebles sean a conjunto es un símbolo de
poder económico.
La cama de somier de muelles y colchón de
lana presenta distintas modalidades, pero la
más común es un cabecero de madera con un
motivo central de marquetería y con patas laterales culminadas con hidrias torneadas. En
las casas con alto poder adquisitivo las camas
tenían un dosel, sustentado por pilares de estilo salomónico. Los comodines pueden ser a
juego, cubiertos de mármol o madera.
En esta estancia volvemos a encontrar la
caja, pero con otros fines: para albergar los
paños, las sábanas, las mantas… Con el paso
del tiempo las cajas que en un principio era
donde se guardaba el ajuar de los novios fueron dejando paso a los canteranos, mueble de
varios cajones de tamaño igual al frontal que
podían estar cubiertos de madera o de már-

Mobiliario de casa. Caja.

mol, según la calidad. Cumplían la misma
función que las cajas, pero eran más sofisticados. Los canteranos son muy preciados ya que
los hay realmente muy bellos, pues se presentan ornamentados con los distintos materiales
y técnicas.
En algunos casos se encuentra el tocador
(lligador), con el conjunto de cepillo de
mango plateado, peine, bandejita y otros enseres del aseo personal. El perchero suele ser de
tres patas, con espejo y toallero con bandeja y
jarra para el aseo. Estaban realizados en porcelana, loza o metal.

Arquitectura del agua
La situación de Mallorca en un ámbito mediterráneo de escasa y, sobre todo, irregular
pluviometría ha tenido como consecuencia
una enorme importancia de los sistemas de
captación, canalización y almacenamiento del
agua. La marcada diferenciación entre el llano
y la montaña también se hace presente en los
sistemas de aprovechamiento del agua. Así, en
las zonas montañosas de las sierras de Tramuntana y Llevant, las fuentes han constituido históricamente la principal captación de
agua.
Por contra, en la zona del llano, los pozos y
más modernamente las norias han cubierto
desde siempre las necesidades de la población,
de los animales y de las huertas.

248
MALLORCA RURAL (ISLAS BALEARES)

Núcleos urbanos o barrios
En los municipios seleccionados, encontramos además de tres pequeños pueblos como
Campanet, Sencelles y Biniali, diversas aldeas
como Ullaró, Jornets, Ruberts, Cascanar, Judí y
Laiar. Hasta mediados del siglo XX, el abastecimiento de la población urbana se realizaba a
través de los llamados pozos públicos, localizados en el interior de la población o en sus accesos, siempre vinculados a los principales caminos. Además de proporcionar agua a la población, eran también utilizados para abrevar el
ganado, lavar la ropa y regar los pequeños
huertos familiares. Estos pozos, repartidos en
función de la población y, lógicamente, condicionados por las capas freáticas, eran construidos y mantenidos por los ayuntamientos que
se encargaban de proporcionar cubos y cuerdas, reparar los brocales y, anualmente, llevar a
cabo la operación de escurar o vaciar los lodos
del interior, operación que se efectuaba en verano, cuando los pozos mantenían un nivel
muy inferior a los normales. En épocas de sequía, los ayuntamientos restringían el acceso a
los pozos colocando una puerta en el brocal,
que sólo era abierta una o dos horas a la salida
y a la puesta del sol. En los núcleos urbanos
que poseían diversos pozos podía existir una
especialización. Así, el pozo con el agua de
mayor calidad era destinado únicamente al
consumo humano y frecuentemente se le llamaba pou bo (pozo bueno). Las mujeres solían
trasladarse diariamente al pozo con una jarra
de barro que llenaban con cubos, poleas y
cuerdas del sistema. Por contra, los pozos con
el agua de peor calidad eran utilizados para
abrevar el ganado y regar las huertas. Era frecuente que alguno de estos pozos dispusiera de
un lavadero, compuesto por diversas pilas y habitualmente cubierto con un porche. La presencia de numerosas mujeres lavando la ropa y
hablando convertía a los lavaderos en uno de
los puntos con más ajetreo social del munici-

Fuente pública. Selva.

pio. Los lavaderos constituían un auténtico
diario oral de la vida de la población. Era habitual también que una de las pilas se destinara
únicamente a lavar la ropa de los difuntos.
Tampoco podemos olvidar las connotaciones mágicas y milagrosas de algunas de las
aguas de estos pozos. Son muchos los pozos
que cuentan con aguas capaces de solucionar
cualquier problema.
Así, el Pou de Judí (Sencelles), según la tradición situado en el centro geográfico de la
isla, posee un agua capaz de curar la infertilidad de la mujeres, y el agua del pou d’en Torrens (Binissalem) fluía a tan elevada temperatura que podía curar ciertas enfermedades
hepáticas.
En el municipio de Campanet encontramos
diversos pozos que marcan la entrada al núcleo principal, como son el Pou Bo, el pou
d’en Gatell, en el camino de Moscari, el Pouet,
en el camino de Inca. Por otra parte, el núcleo
de Ullaró se servía del agua del pozo homónimo localizado en las proximidades. También
existen en la villa de Campanet dos abrevaderos, uno conectado al Pouet y otro en el Camí
Blanc, que recoge el agua de un albañal. Una
de las leyendas más populares y que se vincu-

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la a pozos públicos es la del Corpet del pou
d’en Gatell, que narra los intentos de un príncipe convertido en un pequeño cuervo por
romper el encantamiento:
“El cuervo, que habitaba en el interior
del pozo, un día entabló conversación con
un pobre zapatero padre de tres hijas. El
cuervo ofreció al zapatero una bolsa de dinero inagotable a cambio de su hija mayor.
Ésta accedió al trato con el afán de sacar a
sus padres y hermanos de la miseria en que
vivían. Una vez en el pozo, el cuervo le enseñó un gran palacio con un magnífico jardín. Le ofreció todas las comodidades y sólo
le puso una condición: que nunca entrase
en sus aposentos sin haber sido llamada.
Pasados algunos meses, la muchacha no
pudo aguantar la curiosidad y entró en la
habitación prohibida donde encontró un
hermoso joven dormido. De repente sonó
un fuerte trueno y la joven se encontró en
un descampado corriendo a su casa a contar lo sucedido. A llegar se encontró con
que la bolsa de dinero estaba vacía.
Días después el cuervo salió a camino al
zapatero y le ofreció otra bolsa a cambio de
su hija mediana. La operación se repitió
con idéntico resultado y de nuevo se acabó
el dinero. Algunos meses más tarde el cuervo le pidió la hija pequeña, Catalina, que
supo aguantar la curiosidad hasta que, pasados siete años, el cuervo la llamó y se la
llevó volando hasta un castillo lejano. En
cuanto tocaron tierra se rompió el maleficio que pesaba sobre aquel bello príncipe y
la pareja pudo casarse y aún disfrutan de
una gran felicidad”.

Interior aljibe.

pueblecito de Biniamar (Selva), pero también
los hay en Alaró, Caimari, Moscari, Sencelles,
Santa Eugenia, Sineu, Ariany, etc.

Zona rural
Fuentes
En la zona montañosa de la isla encontramos diversas fuentes de gran caudal que históricamente se han aprovechado, y aún se aprovechan, para irrigar grandes extensiones de
bancales.
La explotación de estas fuentes, en muchos
casos llamadas fuente de la Vila (villa) por su
carácter común, se realiza a través de una comunidad de regantes. Son especialmente interesantes las de las poblaciones de Banyalbufar,
Alaró (font de ses Artigues), Santa Maria del
Camí, Estellencs, Bunyola y, sobre todo, las situadas en el valle de Sóller. Fuera de las montañas, el caso más significativo es la Comunidad de Regantes de la Font d’en Baster, en el
llano de Palma. El agua de esta fuente es utilizada para regar la huerta de Palma desde el
siglo XIII. En el caso de Campanet, municipio
con una importante parte de montaña, existen
diversas fuentes localizadas en las grandes fincas del término. El agua de estas fuentes y su
gestión es completamente privada. Si la fuente
dista de las casas principales, ésta es conducida
a través de canalización de argamasa, teja o, en
menor medida, madera. Es frecuente que entre

Aljibes
Muchas de las poblaciones de Mallorca tenían y algunas aún tienen aljibes públicos que
recogían el agua de escorrentía de las calles.
Encontramos algunos muy interesantes en el

250
MALLORCA RURAL (ISLAS BALEARES)

Noria.

Tejar.

las grandes dependencias de la possessió haya
un aljibe de considerables dimensiones, además de una cisterna que almacenaba el agua de
los tejados.

parte, la presencia de fuentes importantes
(sobre todo en la parte de la montaña) ha posibilitado la existencia de diversos molinos harineros accionados por la fuerza del agua. En
Sencelles no se conoce ninguno (como en
buena parte del llano de la isla) y en Campanet
se localizan algunos en la Cova des Fangar. El
otro tipo de molino es el de extracción de
agua, muy común en el llano de Palma y municipios del sur. Son de construcción relativamente reciente (siglos XIX-XX). En Sencelles
podemos encontrar hasta seis de estos ingenios de extracción del agua. Eran de uso privado y vinculados a las necesidades de riego del
propietario. Por otra parte, en Campanet también encontramos algunos molinos de extracción de agua, aunque por encima de todos destaca el de Monnàber Nou, molino combinado
con una noria que permitía extraer agua con
la fuerza animal cuando la escasez de viento
no permitía accionar el molino.

Norias
Si bien se cree que fueron los árabes quienes
introdujeron la noria en las Baleares, y aunque
se sabe que fueron utilizadas en la época medieval, fue en el siglo XIX cuando este sistema
de extracción de agua llegó a su máximo apogeo. En 1872 el archiduque Luis Salvador cifraba el número de norias de la isla de Mallorca en
más de 3.500. Abundan especialmente en municipios como Sa Pobla, Muro, Montuïri, Campos, Palma, Andratx, Manacor, Son Servera,
etc., aunque están presentes en la mayoría de
municipios del llano y levante. En Sencelles se
conservan unas catorce en buen estado, mientras que en Campanet, cerca de la iglesia de
Sant Miquel, se pueden observar algunos ejemplares en excelente estado de conservación.
Las norias eran utilizadas por propietarios
de huertos y pequeños terrenos. Las más antiguas conservan el mecanismo de madera,
mientras que a principios del siglo XX empezaron a extenderse las norias de hierro, importadas de Valencia.

Arquitectura industrial
y postindustrial
Si bien en Campanet y Sencelles es difícil
encontrar restos de edificios vinculados con
industrias tradicionales, en sus respectivas comarcas es posible localizar algunos edificios de
este tipo. Las actividades extractivas son probablemente las que más edificios singulares nos
han legado. Des de las minas (la mayoría de

Molinos
En Mallorca existen dos tipos de molinos
vinculados a la presencia de agua. Por una

251
A R Q U I T E C T U R A T R A D I C I O N A L Y E N TO R N O C O N S T R U I D O

bién se están destinando a usos culturales. Es
importante añadir la importancia de las ayudas
a la restauración de estos emblemáticos elementos que se están dando en la isla por parte
de la administración insular.

Otros edificios
Un grupo importante dentro de las construcciones religiosas no monumentales son
los cruceros, aquí llamadas, cruces de término.
Situadas frecuentemente en las antiguas entradas de las villas y en los cruces de caminos,
la isla conserva casi dos centenares de estos
elementos singulares. En el caso de Campanet, encontraremos tres, situadas una frente a
la iglesia de San Miquel (Creu de Son Pocos),
y las otras dos en el núcleo urbano señalando
los principales accesos al centro de la villa. En
el capitel de la cruz de Son Massanet podemos
observar una representación del escudo municipal y la fecha de 1629. La otra cruz del municipio es la cruz de la calle Mayor, donde comenzaba el camino de Inca, fechada también
en el siglo XVII.
Por otra parte, en el municipio de Sencelles
caben destacar cinco cruces, cuatro que señalan los límites del núcleo urbano antiguo, y
una en el pueblecito de Biniali. Esta última
fue reconvertida en monumento a los caídos
en 1939.
Entre las cruces de Sencelles destaca la de
Can Mavi, de factura barroca y fechada en
1732. En la cruz de s’Era d’en Pelat (1900) se
realiza cada tres de mayo la bendición de los
frutos. Por otra parte, delante de la cruz des
Rafal se detiene la procesión del Corpus. Además de las cruces, en Sencelles encontramos
diversas estatuas relacionadas con personajes
y hechos religiosos. Delante de la iglesia parroquial destaca una imagen de la beata Sor Francinaina Cirer, colocada allí para conmemorar
el centenario de la muerte de la religiosa, que
goza de un gran fervor popular en esta villa.

Torre de electricidad.

carbón), localizadas en Selva y Lloseta, los hornos de cal permanentes de Biniamar, las yeserías, las fábricas de cemento hidráulico, hasta
las mismas canteras de arenisca (marès), permanecen hoy en día como edificios olvidados.
Son de elogiar algunas iniciativas, como la que
ha permitido reconvertir una antigua mina
abandonada en Lloseta en centro cultural (Sa
Truiola) o la que ha llevado a convertir los hornos de cal de Biniamar en viviendas.
En Campanet encontramos un caso singular en la fábrica de tejas de Can Jam, amenazada por la ampliación de la carretera Palma-Alcúdia. Otras fábricas de tejas se sitúan en Vilafranca y en Santa Maria del Camí. Son de destacar también los edificios destinados a la fabricación de enseres de barro conocidos en la
isla como olleries y especialmente abundantes
en el municipio de Marratxí.
En Sencelles aún pueden verse las paredes
de una fábrica de maquinaria agrícola, hoy
convertida en taller mecánico.
En los municipios de Sóller y Esporles se
encuentran enormes edificios que antiguamente acogieron fábricas de tejidos. Por otra
parte, en la zona de montaña existen diversas
centrales hidroeléctricas, alguna de las cuales
se está reutilizando como refugio de montaña.
Finalmente cabe señalar la importancia que
está teniendo la restauración (con más o
menos acierto) de los molinos de viento para
su uso como vivienda. Algunos molinos tam-

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MALLORCA RURAL (ISLAS BALEARES)

Crucero. Alaró.

Plaza de la Concepción. Biniali.

En Biniali, a pocos kilómetros de Sencelles,
en la plaza de la Concepción se alza un monumento a la Inmaculada Concepción. Esta obra
fue sufragada por una de las familias más poderosas de la zona para recordar la declaración
del misterio de la Inmaculada Concepción por
parte del Papa Pío IX. En Campanet únicamente podemos localizar una pequeña imagen
del beato Ramon Llull ubicada en una hornacina en la esquina de las calles de Son Massanet y de Llorenç Riber.
Por último, en muchos pueblos de la isla
podemos encontrar cruces de piedra o madera
inseridas en la fachada principal o coronando
el tejado. En nuestra zona las podremos ver en
Campanet y en Biniali.
Entre los edificios funerarios cabe citar los
cementerios de Son Roig (Campanet) fechado
en el primer cuarto del siglo XX y los de Sencelles (1820) y Biniali.
Entre los edificios municipales que solían
tener los pueblos de Mallorca se pueden citar
las pescaderías y, en el caso de Sineu las Quar-

teras (alhóndigas), edificios donde se vendían
cereales y legumbres. Campanet celebra su
mercado semanal los martes en la Plaza Mayor
y Sencelles los miércoles en la Plaza Nueva.
Por otra parte, la existencia de instalaciones
de mercado fijas sólo se da en los pueblos más
grandes como Manacor o Inca. Es de destacar
el caso de Sineu, tradicional mercado de animales que siempre ha gozado de gran renombre en toda la isla. La villa dispone de una gran
plaza adaptada a las necesidades del mercado,
como pozos, abrevaderos, corrales, etc.

Glosario
Barcella: recipiente que tiene la capacidad de
una barchilla (medida para grano equivalente a la sexta parte de una cuartera, que
en las Baleares se subdivide en seis almuds y
que equivale a unos 70 litros).
Bardissa: (barda) entrecruzado de plantas espinosas que se sitúa sobre una pared para
impedir el paso del ganado.

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Barraca: construcción rústica para guarecerse
transitoriamente personas y animales. En
Mallorca abundan en la parte del sur de la
isla y suelen estar hechas únicamente de
piedras, sin ningún tipo de argamasa. Las
hay de diversos tipos según sea su función.
Bota congrenyada: recipiente de madera de
gran capacidad que dispone de cuatro aros
de madera que sujetan el conjunto. Dispone de un orificio rectangular por donde
se introduce la persona cuando se tiene
que limpiar la bota. Se utiliza para guardar
vino.
Boval: establo donde se guarecen los bueyes
para comer y dormir. Esta denominación se
utiliza también para designar establos destinados a otros tipos de ganado.
Carrera: en zona urbana corresponde a la
parte de la calle situada delante de una determinada casa. En zona rústica corresponde a un espacio más o menos llano que precede el portal de entrada.
Claper: (majano) construcción rústica situada
en zonas pedregosas que tiene por función
eliminar las piedras de los cultivos.
Clastra: patio situado en la parte anterior o
central de una posesión, que distribuye el acceso a las diversas dependencias de la misma.
Cossi: recipiente de grandes dimensiones, normalmente de barro, de forma troncocónica
invertida y con un agujero en la parte inferior. En el cossi de la bugada se disponía la
ropa para hacer la colada.
Cup: (tina) recipiente de grandes dimensiones, generalmente de piedra y cubierto con
maderas, donde se pisa la uva y se deja fermentar el vino.

Escalfapanxes: chimenea adosada a la pared
para calentar una habitación.
Escurar: sacar los lodos de un pozo, operación
que sólo puede hacerse con niveles de agua
muy bajos.
Festejador: cortejador. Poyo situado a ambos
lados del interior de una ventana, que sirve
para conversar y, en su caso, cortejar.
Marès: piedra que se trabaja fácilmente, abundante en las Baleares, que se extrae de depósitos consolidados del periodo cuaternario,
y se utiliza para la construcción de edificios.
Se corta en piezas de 80 x 40 cm. y del grosor que se desea.
Missatge: persona contratada para trabajar en
una posesión una determinada temporada.
Quarterada: medida agraria de superficie que
equivale a 7.103’1 metros cuadrados. En Mallorca las fincas se miden por cuarteradas.
Cuartón: la cuarta parte de una cuarterada.
Raiguer: comarca de Mallorca que aglutina las
tierras situadas entre la sierra de Tramontana y la zona del Pla (llano). Administrativamente incluye 11 municipios.
Sestadors: lugar donde descansan las ovejas. Es
un establo o corral cubierto. Suele tener muchas pequeñas ventanas que dejan pasar el
aire pero impiden la entrada de luz directa.
Talaiot: construcción megalítica prehistórica,
de base circular o cuadrangular, muy extendida en Mallorca y que ha sido considerada
como habitación, monumento funerario y
torre de defensa.
Trespol: mezcla a base de cal viva y trozos de
cerámica, que servía para realizar pavimentos. El pavimento hecho con esta mezcla recibe también el nombre de trespol.

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MALLORCA RURAL (ISLAS BALEARES)

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Notas
1

Hay que tener en cuenta que en muchos casos, sobre todo a partir del último tercio del siglo XIX y hasta
la Guerra Civil española, algunos de los edificios más notables pasan a ser de notarios, políticos y, sobre
todo, indianos, quienes reforman una vivienda primitiva según el estilo del momento o bien construyen
una ex nuovo. Por lo tanto, dentro del primer grupo citaremos también algunos de estos edificios pertenecientes a esta nueva clase pudiente.

255
Arquitectura tradicional COMARC A D E L A LTO GUADIATO (CÓRDOBA , A N DA L U C Í A
Lanzarote
ISLAS CANARIAS

Demelza Díaz Guerra
Manuel Á. Fajardo Mosegue
Arquitectura tradicional COMARC A D E L A LTO GUADIATO (CÓRDOBA , A N DA L U C Í A
Junto con la consulta de material bibliográfico, este trabajo ha sido posible gracias a la
colaboración de un amplio número de personas y entidades, y son las siguientes:
Paco Hernández, asesor cultural del Ayuntamiento de Teguise, y especialmente María Dolores Rodríguez, directora del Archivo Histórico de Teguise, que con sus amplios conocimientos sobre la arquitectura y vida en nuestra
isla nos señaló diversas líneas de investigación.
Gregorio Medina y Vanesa Martín, que dedicaron parte de su tiempo a informarnos acerca de la vida en su pueblo, Las Breñas.
Juan Agustín Padrón Pérez, experto artesano ebanista, que no sólo facilitó valiosísima
información sobre el mobiliario de Lanzarote,
sino que además nos permitió el acceso a material gráfico único en la isla.
Doña Bienvenida Bonilla Morales, que a sus
95 años acumula una importante sabiduría
sobre la vida en la Villa de Teguise y que, amablemente, estuvo dispuesta a compartirla.
Se ha contado con la colaboración del Departamento de Cultura y la Oficina Técnica del
Ayuntamiento de Teguise, las Oficinas del Rubicón y Técnica del Ayuntamiento de Yaiza.
El Museo Agrícola “El Patio”, en Tiagua,
permitió fotografiar las diferentes estancias y
elementos del mobiliario que atesora, a la vez
que su personal nos ofreció amplia información sobre los aperos y medidas agrícolas tradicionales.
Por supuesto, el resto de personas que forman el equipo técnico de ADERLAN, que hicieron posible este trabajo. Sus ideas, sugerencias y ánimos fueron fundamentales.

Vista aérea de la isla de Lanzarote.

Introducción
La isla de Lanzarote es la más oriental y septentrional del Archipiélago Canario. Ésta se
encuentra tan sólo a 115 kilómetros de las costas de África y a pocos kilómetros al norte de la
isla de Fuerteventura, separada por un brazo
de mar denominado como la Bocayna. Se sitúa
entre los 29º 15’ y los 28º 50’ de latitud Norte,
y los 13º 25’ y 14º 57’ de longitud Oeste. Tiene
una extensión de 862 kilómetros cuadrados,
conformando un óvalo inclinado, prácticamente llano. La máxima altitud se encuentra
en Las Peñas del Chache, a unos 670 m.
Como el resto del archipiélago, su origen es
volcánico, con una antigüedad de entre 15 y
20 millones de años. Estas dataciones nos las
dan los macizos montañosos más antiguos de

259
A R Q U I T E C T U R A T R A D I C I O N A L Y E N TO R N O C O N S T R U I D O

minan los pequeños cantiles, localizados,
principalmente, al oeste de la isla. Hacia el
este, al abrigo del fuerte oleaje del norte, lo
que destacan son las playas. En la parte central de la isla se halla un interesante ecosistema denominado el Jable. Los vientos alisios
(vientos del NE, generados en el seno del anticiclón de las Azores) se convierten en vientos
del NO debido a la orientación del Macizo de
Famara, penetrando en la isla por la Caleta levantando a su paso arenas organógenas que
expande hasta las playas de Tías, presentando
en su recorrido campos de dunas, ondulando
el paisaje o a modo de llanura. Este paisaje tan
peculiar ha sido aprovechado por el hombre
para establecer una tipología de agricultura
muy poco frecuente, basada principalmente
en el cultivo de la batata.
La posición geográfica del archipiélago lo
sitúa en el área de transición entre el mundo
templado y el tropical. La corriente oceánica
fría que baña las costas de Canarias actúa directamente sobre los valores térmicos que se
registran, en general, en la atmósfera, y en
particular sobre los sectores costeros. Ésta,
conjuntamente con los vientos alisios, suaviza
los factores térmicos del aire.
Durante la mayor parte del año la isla se encuentra sometida al régimen del alisio, y sólo
el invierno permite la llegada de perturbaciones asociadas al Frente Polar. Como consecuencia de ello, Lanzarote posee un clima cálido, con tendencia a la aridez, con 2.944 horas
de sol al año. Las lluvias se caracterizan no
sólo por su escasez, con una media anual de
4,9 mm., sino también por su irregularidad.
Las temperaturas, relativamente altas, con una
media anual de 21,5 ºC, no bajan de los 17 ºC
de media en los meses más fríos, y las máximas
no suelen superar los 24 ºC en julio y agosto.
Los vientos, fruto de la combinación de los alisios y las brisas costeras, son particularmente
frecuentes e intensos, debido no sólo a la falta
de obstáculos geográficos, sino también a los

Parque Nacional de Timanfaya.

la isla, al S Los Ajaches y al NO Famara. Éstos
están conformados por un importante apilamiento de coladas basálticas fisurales. Un
papel destacado en el volcanismo insular lo
han tenido las erupciones volcánicas históricas, acontecidas entre 1730 y 1736. Fue en
estas erupciones donde una gran superficie de
lava dio lugar a lo que hoy es el complejo volcánico de Timanfaya, declarado Parque Nacional, y a una gran superficie de lapillis que conforman La Geria, un espacio dedicado al cultivo del viñedo.
Estos fenómenos recientes han tenido una
trascendental importancia, ya que las coladas
resultantes de las erupciones volcánicas de Timanfaya llegaron a estrangular la salida al
mar de las aguas, formando en consecuencia
vegas y valles de gran interés agrícola, básicos
para entender la ubicación del poblamiento.
A grandes rasgos ha sido el factor geológico
el condicionante natural del paisaje de la isla,
si bien una vez que éste interviene se realza el
papel de otros factores naturales moldeadores
y transformadores del mismo. Uno de ellos es
el mar; su acción incansable ha alterado la fisonomía del litoral de Lanzarote, formando
lugares de extraordinaria belleza como los
Riscos de Los Ajaches. Contrastan, sin embargo, estos contornos con los terrenos recientes, donde las coladas de lava han penetrado en el mar ganando una importante superficie de terreno. En estos espacios predo-

260
LA N Z A R OT E ( I S LA S C A N A R I A S )

fuertes contrastes de temperatura existentes
entre el interior y la costa, más fresca por la
presencia de la corriente oceánica fría.
La escasa altitud determina que toda su superficie se encuentre por debajo del nivel de
inversión de los alisios. La ausencia del mar de
nubes agudiza la sequía, al favorecer una fuerte insolación, y determinar la inexistencia de
la lluvia horizontal, tan importante en el resto
del Archipiélago.
A modo de resumen, podemos afirmar que
los factores anteriormente citados, tanto geomorfológicos como climáticos, han influido
de una manera notable en la tipología arquitectónica de la isla, ya que las edificaciones se
adaptan a su entorno.
El medio natural de Lanzarote destaca por
los múltiples endemismos que se pueden encontrar en ella. En total vienen a ser una docena aproximadamente, concentrados en su mayoría en el Macizo de Famara. Esta localización es la que permite su total conservación,
ya que su difícil acceso ha mantenido la mano
del hombre alejada de este ecosistema.
Desde la caída del Imperio Romano hasta la
ocupación española en el siglo XV se sabía
muy poco sobre las islas y su gente. Sin embargo, se cree que habían arribado anteriormente algunas expediciones de árabes o europeos. Una de estas expediciones pudo haber
dado origen al nombre de Lanzarote. Un marinero genovés llamado Lancelotto Malocello
desembarcó en la isla en el año 1312, y muchos historiadores creen que el nombre de la
isla tuvo su origen en él. Desde entonces la
isla ha sido un continuo ir y venir de gentes,
que se ve influenciado por diferentes momentos de desarrollo económico, encontrándose
en 1600 una población de 2.500 habitantes, en
1800, 17.000 personas, y en el año 2004 un
total de 121.265. En la actualidad la inmigración está a la orden del día, provocada por el
fuerte desarrollo turístico al que se somete la
isla. Este monocultivo es el principal respon-

Pueblo de Haría, localizado al norte de Lanzarote.

sable de los cambios sufridos en el paisaje
agrario, tanto por la presión urbanística que
se ejerce sobre ellos como por el propio abandono de las actividades agrarias (VV. AA., 2002:
10), a las que están sometidos los siete municipios en los que se divide la isla: Haría, Teguise, Arrecife, San Bartolomé, Tías, Tinajo y
Yaiza.

Organización del espacio urbano:
Los pueblos de Lanzarote
El tipo de poblamiento de la isla se caracteriza por la dispersión de los asentamientos, en
busca de recursos tan escasos como el agua o
la tierra fértil. Así, por ejemplo, en la búsqueda
del agua los núcleos se ubicarán en lugares óptimos para la recogida de la lluvia como es el
caso de Teguise (“[…] quien lo dominaba era
Teguise, como tenía la Gran Mareta, que era
pa’toda la Isla […]”, entrevista a P. Hernández
y M. D. Rodríguez), o bien se escogerán lugares
próximos a fuentes y pozos (San Marcial del
Rubicón, La Asomada...). De hecho, llegarán a
contabilizarse decenas de núcleos, que con el
paso del tiempo llegarán a los 65 existentes en
la actualidad. Ya en el siglo XVIII se contabilizan casi 60 (Anónimo, 1991: 40-42). Así, cuando hablemos de pueblos (exceptuando Teguise
y Haría, que conforman núcleos más o menos
concentrados), hablaremos de casas relativamente próximas, pero separadas por terrenos

261
A R Q U I T E C T U R A T R A D I C I O N A L Y E N TO R N O C O N S T R U I D O

de cultivo (limitados por lindes, muros de piedra), espacios para el ganado, etc. El uso de topónimos como “Lugar de Arriba” y “Lugar de
Abajo” en varios pueblos de la isla es un indicador de la dispersión existente. Ni siquiera las
iglesias, tradicionales elementos de configuración del urbanismo, podrán alterar esta situación, y hasta prácticamente el siglo XX las podremos encontrar aisladas, siendo más bien las
grandes viviendas de los terratenientes las mejores referencias en el territorio, al surgir muchos núcleos en torno a ellas.
En cuanto al proceso de creación de los
pueblos, podemos encontrar diversos modelos. Tras la Conquista se va a continuar con
muchos de los emplazamientos aborígenes,
dada su óptima localización para el aprovechamiento de los recursos. Pero también van a
surgir nuevos núcleos, fundamentalmente en
la costa, para permitir la exportación e importación de productos, si bien estarán limitados
en número y tamaño.
Ejemplo del primer modelo es Teguise, que
se funda por los Señores de la Isla sobre lo que
parece fue el núcleo aborigen más importante,
La Gran Aldea. Nazaret es otro ejemplo, al
configurarse en torno a un gran cortijo establecido cerca de un emplazamiento aborigen,
en torno al cual se van estableciendo los trabajadores de la propiedad. Otras muestras son
Tahíche, pueblo que surge a partir de un poblado aborigen de casas hondas, construcciones semienterradas; y Las Breñas, núcleo también próximo a emplazamientos aborígenes, y
que es buena muestra del carácter disperso referido anteriormente, con las casas separadas
por terrenos de cultivo, aljibes, etc.
En cuanto a las nuevas urbes, el ejemplo
más claro es Arrecife, conocido inicialmente
como el Puerto de Arrecife, señal de su papel
como pequeño pueblo de pescadores, y como
punto de entrada y salida de mercancías.
Dada la importancia de Teguise como capital de Lanzarote durante varios siglos, y uno

de los primeros asentamientos de la Conquista, haremos un breve recorrido por su evolución. Como ya se ha dicho, surge sobre uno de
los poblados aborígenes más importantes, situado en el centro norte de la isla, adoptando
el nombre de la hija de Guadarfía, el último
rey aborigen de Lanzarote. Su ubicación responde a la cercanía de excelentes tierras de
cultivo, así como a la existencia de maretas o
depósitos naturales de agua. La más importante será la Gran Mareta, capaz de abastecer a
toda la isla, existiendo otras como la Mareta
Blanca y la Prieta de los Mares, dedicadas al
ganado (Bruquetas, 1997: 29).
La capitalidad supondrá una organización
más o menos ordenada del casco, en la que
tendrán una importancia destacada los edificios religiosos y propiedades de los Señores
de la Isla. Sin embargo, durante los primeros
siglos de historia, la escasez de materiales
hará que estos edificios sean más importantes
por su función social que por su valor material, diferenciándose de los del resto de la isla
por sus dimensiones y estructura. En esta
época, Teguise supera el centenar de casas,
con un núcleo central cuadriculado, de orientación Norte-Sur, en el que las calles son paralelas y las manzanas están perfectamente
delimitadas.
En el siglo XVIII, superados los ataques piráticos a los que estuvo sometida la isla, y comenzada una nueva fase de cultivos de exportación, Teguise crece hasta alcanzar las 200
casas, expandiéndose por la zona de la Ermita
de la Veracruz. Es en este siglo cuando la Villa
experimenta un importante desarrollo, puesto
que se construyen muchas de las edificaciones
particulares más importantes, como la Casa
Torres, el Palacio Spínola, etc.
La pérdida de la capitalidad a favor de Arrecife, a mediados del siglo XIX, supone una
congelación del crecimiento de Teguise. Las
grandes familias construyen en la nueva capital, y es allí donde invierten, aunque mantie-

262
LA N Z A R OT E ( I S LA S C A N A R I A S )

nen sus antiguas propiedades, lo que hará que
se conserven en el tiempo. Y cuando vuelva a
crecer en el siglo XX, lo hará fuera del núcleo
histórico, que queda salvaguardado por la legislación, que lo cataloga como “Conjunto
Histórico-Artístico”.
Esquema muy distinto siguen otros pueblos, como Las Breñas, localizado en el término municipal de Yaiza, en el sur de la isla.
Pueblo originariamente ganadero, cuyos habitantes se dedicaron también posteriormente a
la agricultura y la pesca (VV. AA., 1999, Tomo
II: 46-47), sigue la tónica de dispersión propia
de la isla. A través de la entrevista realizada, se
testimonia una población reducida (“[…] Aquí
no había más que 10 casas […]”, entrevista a
Gregorio Medina y Vanesa Martín), para mediados del siglo XX, proporcionándonos datos
precisos los distintos censos y padrones. Así,
para el siglo XVIII se le estima una población
de 26 vecinos (Anónimo, 1991: 21), lo que podría darnos casi un centenar de habitantes. En
la década de 1860 se contabilizan 164 habitantes, con un total de 38 viviendas ocupadas durante todo el año, 1 ocupada temporalmente, y
otras 7 abandonadas. Posteriormente, en 1928
estaban censadas 47 propiedades, mientras
que en 1940 eran 51 las viviendas enumeradas, que alojaban a otras tantas familias, lo
que suponía una población de derecho de 251
habitantes.
Con el desarrollo turístico y crecimiento
poblacional del Sur de la isla, Las Breñas crece
de forma considerable, siguiendo el esquema
de dispersión. Varias de las antiguas casas se
caen o vienen abajo por el paso del tiempo, o
son reformadas, pasando de ser espacio de trabajo a zona residencial o pueblo dormitorio.
Respecto a la organización del sistema insular de núcleos, va a variar con el tiempo. Así,
en un primer momento el centro va a estar en
torno a Teguise, capital de la isla, en la que residen los señores, y donde se encuentra el
poder administrativo y religioso. De este

Casa Torres, construida en el siglo XVIII en Teguise.

modo, los caminos toman como origen y destino fundamental Teguise, con la ya citada dispersión de núcleos y, por lo tanto, de la población. En este punto hay que señalar que, si
bien Teguise acoge las residencias principales
de las familias más importantes, éstas tendrán
propiedades por toda la geografía isleña. Así,
encontraremos viviendas secundarias en diferentes pueblos como vía para controlar directamente sus fincas y la labor de sus trabajadores (Brito, 1997: 97).
En cuanto a la actividad socioeconómica de
la isla, como ya hemos mencionado, se basa
fundamentalmente en la explotación agrícola y
ganadera hasta la década de 1960, que determinará no sólo la configuración paisajística del
territorio, sino también la estructura de pueblos y casas. Asimismo, la explotación de cal y
sal serán importantes, salpicando la isla de caleras y salinas, como veremos más adelante.
La evolución histórica, que determina el
cambio de capitalidad a mediados del siglo XIX,
pasando de Teguise a Arrecife, supone un nuevo
modelo, que tiene como elemento central la
nueva urbe, gran centro comercial de la isla,
que pasa a ser la principal cabeza de la red de
comunicaciones, que sigue uniendo una población dispersa en una gran cantidad de núcleos.
En este momento, perdido el papel de granero del Archipiélago, detentado anteriormente
junto a Fuerteventura, Lanzarote se volcará en
diversos monocultivos de exportación.

263
A R Q U I T E C T U R A T R A D I C I O N A L Y E N TO R N O C O N S T R U I D O

Salinas de los Agujeros, Guatiza.

Cultivos en jable.

La llegada del Turismo de masas a partir de
la década de 1960 traerá importantes transformaciones en todos los ámbitos. La actividad
económica se centrará en las zonas turísticas,
a la vez que Arrecife experimenta un importante crecimiento como centro de servicios de
diferente tipo. De este modo, si bien los núcleos se mantendrán, la población empezará un
rápido proceso de concentración, de modo
que más del 80% se establece en la conurbación que se extiende entre Costa Teguise y
Puerto del Carmen, y que se adentra en el interior hacia San Bartolomé y Tahíche, teniendo como centro Arrecife.
Lógicamente, se generalizan los cambios en
otros aspectos. Las potabilizadoras permiten el
abastecimiento casi ilimitado de agua; cambian los materiales de construcción, etc. Los
mismos pueblos modifican su tamaño y funciones, al ir creciendo y convirtiéndose en pueblos dormitorio y, en el caso de los núcleos
costeros, también espacios para el descanso estival de quienes residen en la isla, abandonando casi por completo su actividad pesquera.

más o menos dispersas entre sí. Este hecho
nos ayuda a entender, de alguna manera, la
falta de espacios públicos abiertos en la mayoría de los núcleos de población hasta bien entrado el siglo XX. A esto se le une la pobreza a
la que está sometida la isla, tanto en materiales de construcción como en capital. La sociedad lanzaroteña realiza sus actividades cotidianas y sociales en torno al hogar, fenómeno
que explica también la falta de espacios abiertos de tipo público.
La dispersión de las edificaciones en la mayoría de las poblaciones provoca la falta de un
entramado lógico, siendo sus calles verdaderos caminos de tierra y piedra hasta casi la década de 1980. Los barrios, en la mayoría de los
casos, no se distinguen unos de otros, siendo
muy común las denominaciones de pueblo de
Arriba y pueblo de Abajo, justificado muchas
veces por el pequeño tamaño de la población.
En algunos núcleos encontraremos barrios
con denominaciones como El Centro, El
Morro, La Mareta, Los Molinos, La Cruz...,
haciendo referencia a su ubicación con respecto al resto, o a elementos destacados para
la comunidad.
Teguise (junto con Haría y más tarde Arrecife) es de los pocos pueblos que podemos
considerar que tienen carácter “urbano”. Su
trama está bien representada en calles casi paralelas, constituidas por adoquines que se presentan en muy mal estado hasta bien entrado

Arquitectura de la comunidad urbana.
Los espacios públicos abiertos:
Plazas y calles
Como se ha establecido anteriormente,
cuando hablamos de pueblos en Lanzarote nos
referimos a agrupamientos de edificaciones

264
LA N Z A R OT E ( I S LA S C A N A R I A S )

en la segunda mitad del siglo XX (Teguise:
Ayer y Hoy, 1999: 78), y que rodean las manzanas, en su mayoría de forma rectangular o
cuadrada. Estas calles carecen de abundantes
elementos decorativos, destacando así las farolas por ser Teguise uno de los pocos asentamientos que dispone de ellas, (“[…] Había un
encargado de farolas, que se encargaba de encenderlas allá [...], y él se encargaba de apagarlas”, entrevista a P. Hernández y M. D. Rodríguez). Tendrán un horario limitado, acotando
así el tiempo de disfrute de plazas y calles.
El alumbrado público también llega a Arrecife, ya capital de la isla, en 1857, con farolas
de petróleo, sufragadas por un impuesto específico pagado en función de la altura de la edificación (Clar, 1999: 178).
En la calle los niños se divierten, juegan a la
pelota, al teje, al boliche, saltan la soga, construyen juguetes, etc., transformándola así en
zona de recreo. Las procesiones, los días festivos, le dan a la calle un carácter más serio, llenando todos sus rincones de un ambiente religioso. Los domingos, después de la misa de la
mañana, se ejecutan los tradicionales paseos
por la calle, actividad repetida por la tarde. Y
en los carnavales, Los Diabletes las llenan de
ruido de cascabeles y del bullicio de la gente
que corre despavorida ante el “temor” de ser
atrapados por estos seres.
En Teguise encontramos calles con nombres que nos hacen referencia a las actividades
que se desarrollaban en ellas, La Pelota, o incluso aquellas que mantendrán en el imaginario colectivo consecuencias de hechos históricos, como el Callejón de la Sangre, que recuerda las invasiones piráticas sufridas durante los siglos XVI y XVII.
En la plaza principal de la urbe se sitúan
importantes edificaciones, como la iglesia de
Guadalupe, La Cilla, La Casa Correos e ilustres
viviendas burguesas. Pese a este papel destacado, hasta principios del siglo XX será un espacio vacío, que con posterioridad será dotado

Fachada de vivienda con cruz enramada, Teguise.

con los elementos que hoy conocemos, como
la fuente que se sitúa en su parte central, las
baldosas, y las tan peculiares estatuas de leones situadas frente a la casa de los Spínola,
uno de cuyos miembros fue el responsable de
su elaboración.
La plaza se establece como un lugar con carácter lúdico (“[…] Se jugaba en la Plaza de
Santo Domingo. Era de tierra, y allí jugaban
[…]”, entrevista a P. Hernández y M. D. Rodríguez). Durante las fiestas era, sin embargo,
cuando la plaza albergaba el mayor número de
personas ya que hasta allí se desplazaban los
habitantes de otros pueblos del municipio,
que se alojaban en las casas de familiares y
amistades.
En estos momentos la banda de música de
Teguise tocaba hasta bien entrada la noche,
mientras, los jóvenes bailaban bajo la atenta
mirada de sus padres, pendientes en todo momento de que no se cometieran faltas de conducta. Los tan populares ranchos de pascua,
serenatas, parrandas…, eran también acogidos por la plaza, pasando muchas veces al
resto de calles e incluso al interior de viviendas. Otro elemento de interés, y que se aleja
de lo expuesto hasta ahora, lo representa la
Recova, mercado de Arrecife que durante su
historia será punto de encuentro para quienes, desde los distintos rincones de la isla,
acuden al Puerto a vender productos agrarios:
([…] “Iban a vender al Puerto, a la Recova,

265
A R Q U I T E C T U R A T R A D I C I O N A L Y E N TO R N O C O N S T R U I D O

con los burros cargados de mercancías, batatas, cebollas, ajos, sandías, uvas, melones, tomates, todo lo que recogían en el campo […]”
(Tabares, 2000: 69).

Arquitectura de la comunidad urbana.
Los espacios públicos cerrados:
La iglesia
Las condiciones geográficas, económicas y
sociales, han condicionado la inexistencia de
espacios públicos cerrados en Lanzarote hasta
prácticamente el siglo XIX. La población lanzaroteña realiza la vida tanto social como privada en torno al hogar.
La pobreza de la isla, unida a la falta de materiales, prácticamente imposibilita la construcción de cualquier tipo de edificación fuera
del ámbito religioso. A esto se une la escasa
población que se encuentra en la isla, siendo a
principios de 1800 un total de 17.000 almas,
dispersas por la geografía isleña o en pequeños
núcleos sin ningún tipo de entramado. Por lo
tanto, las fiestas de cualquier tipo estaban relegadas a determinadas viviendas, que por su
mayor estructura y disposición de espacio acogían en los salones cualquier tipo de reunión
social y cultural.
La iglesia, como ya indicábamos, es prácticamente la única edificación existente en la
isla con un carácter social. En ellas, como
bien es sabido, se practican las funciones religiosas e incluso reuniones con carácter político. Podemos encontrar escritos en los cuales
se hace alusión a la práctica de cabildos en los
templos, que son encuentros de amigos en los
que se trata cualquier tipo de tema, o los cabildos abiertos, en los que se tomaban decisiones sobre el gobierno de la isla con la participación de todos los vecinos (Bruquetas,
1997: 21-22).
Los templos de Lanzarote se caracterizan
por ser edificaciones de alturas considerables,
con estructuras muy simples, acordes con el

Ermita de San Sebastián, El Mojón.

medio que las rodea, consideradas por muchos autores como “iglesias-fortaleza”. Este
término se reafirma en la falta de huecos en
sus paredes en forma de ventanas, y en la frialdad y sobriedad que éstas presentan. Sus
muros se establecen como verdaderos cementerios, ya que aún en 1787 hay constancia de
la utilización de éstos para el enterramiento
de personajes de las clases sociales más altas
de la isla.
La falta de higiene, provocada por esta práctica, desemboca en epidemias que azotan a la
población en varias ocasiones, obligando a la
construcción de cementerios en las afueras de
los pueblos y ciudades. Éstos se caracterizan
por la sencillez de su estructura, basada en
una portada y cuatro tapias de barro y piedra
albeados, que impiden la profanación de sus
tumbas.
En la fachada de algunos cementerios se
pueden diferenciar cuerpos geométricos, símbolos con carácter religioso (cáliz, hostias,
etc.) y escaleras.
La torre de la iglesia es otro de los elementos que destacan. Un ejemplo de esto es la de
la iglesia de Nuestra Señora de Guadalupe, en
Teguise, construida en 1727 con cuatro alturas, que posteriormente llegarán a ser cinco.
Se trata de la construcción más alta de la Villa,
caracterizada por el color rojo de la cantería,
el reloj que la adorna, y la estructura octogonal del remate.

266
LA N Z A R OT E ( I S LA S C A N A R I A S )

Otra torre de interés es la de la iglesia de
San Ginés, en Arrecife, planteada en 1839,
pero que sería construida finalmente entre
1842 y 1843 en base a un proyecto del párroco
de San Ginés, con un total de cuatro alturas
(las tres primeras de planta cuadrada, y la última, octogonal), albergando un reloj y un campanario. Como dato anecdótico hay que señalar que fue objeto de burla por los habitantes
de la Villa de Teguise, para los que la de Guadalupe era mejor. En relación con la Iglesia
Católica está otro edificio de carácter público:
La Cilla. Éstos eran depósitos para el grano recogido por el impuesto del diezmo (10% de la
cosecha recogida). En la isla podemos encontrar, entre otras: una que quedó sepultada por
las erupciones de 1730-1736; otra que se convirtió en la ermita de San Antonio, en Tías; finalmente, otra se mantuvo en Teguise conservando la estructura, siendo en la actualidad
una oficina bancaria.
Los conventos también son considerados
como lugares públicos, puesto que operan por
un lado como cementerios, llegando a superar
incluso en esta función a la iglesia parroquial
de Teguise (Brito, 1997: 137), y por otro, como
centros de enseñanza (Anónimo, 1991: 17).
Otro edificio de uso público es la cárcel de
Teguise, de la que sólo existe una referencia
(Anónimo, 1991: 18), y que posteriormente, ya
en el siglo XIX, se complementaría con otra en
Arrecife.
En las grandes fincas o caseríos agrícolas, en
algunos casos, existían pequeñas habitaciones
que tenían la función de cantinas o tabernas,
propiedad del señor de la hacienda. Un ejemplo
de este tipo de lugar de ocio lo encontramos en
lo que es hoy el Museo Agrícola El Patio, ubicado en Tiagua, en el municipio de Teguise.
El primer teatro de la isla, construido en
1825, fue también el primero de la provincia y
tercero de Canarias. En él se destacó la familia
Spínola, concretamente Manuela y Esperanza,
quienes escribían y representaban sus propias

Charco de San Ginés, Arrecife.

obras (“[…] Como no trabajaban, pues tenían
tiempo de aprender obras [...]. Y hacían teatro
[…]”, entrevista a P. Hernández y M. D. Rodríguez). Posteriormente aparecerían otros,
como el de Arrecife, creado en 1840.
A finales del siglo XIX aparecen por primera
vez en la isla las figuras de sociedades culturales y casinos. Llegarán a encontrarse hasta dos
edificaciones de este tipo en un mismo núcleo
de población, debido a las diferencias sociales
que obligan, de alguna manera, a separar en
dos grupos: ricos y pobres (“[…] como la mayoría de los cuerpos, se separaban las clases
sociales […]”, entrevista a P. Hernández y M.
D. Rodríguez). Algunas de las edificaciones
más elitistas contaban con salas de teatro y
con un pequeño bar, que en años posteriores,
en muchos casos, se convirtieron en cines.
Ejemplos de estos lugares de ocio los tenemos
en pueblos como Tiagua y Guatiza, e incluso
en la capital, donde se constituye en 1858 la
Democracia.

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A R Q U I T E C T U R A T R A D I C I O N A L Y E N TO R N O C O N S T R U I D O

La falta de agua, debido a factores y fenómenos explicados en la introducción, es también un fuerte condicionante de la forma y estructura de la vivienda, convirtiéndola en un
captador del preciado elemento. Para ello, la
localización e inclinación de la vivienda juegan un importante papel, al igual que su cubierta, canalizaciones y lugares de almacenamiento del agua (aljibes), que serán explicados a lo largo del texto.
La funcionalidad, la escasez de materiales y
las diferencias económicas entre grupos sociales, son las características fundamentales que
nos ayudan a entender la arquitectura doméstica de la isla. Aunque también debemos tener
presente que peninsulares y extranjeros van a
traer su organización social, sus gustos y necesidades, que van a adaptar a las condiciones
encontradas en la isla.
Diferenciamos de manera general dos tipologías de vivienda en Lanzarote, ya que suponemos que la ausencia de barreras orográficas, y las pequeñas dimensiones de la isla, no
han propiciado las condiciones necesarias
para que surjan nuevas o diferentes tipologías.
Por un lado encontramos la casa burguesa,
con una clara representación en Teguise, y por
el otro, la casa popular.
Las principales diferencias encontradas
entre ambas tipologías nos las dan sus dimensiones, distribución y decoración. Algo que las
asemeja es su forma de construcción, puesto
que en la mayoría de los casos no se requiere
de un arquitecto (“[…] Hoy voy yo a levantar
esta pared, venían los..., todos los vecinos...
Uno alcanzaba la piedra, el otro la colocaba, el
otro la labraba un poco... Y así es como se
hacía […]”, entrevista a Gregorio Medina y Vanesa Martín).
De cualquier manera estamos ante una arquitectura, como se explica con anterioridad,
funcional, donde las necesidades vitales son lo
primordial, reflejándose en la casi inexistencia
de accesorios en las fachadas (aunque tenemos

Cilla del Diezmo, hoy convertida en oficina bancaria,
Teguise.

La casa por fuera: las casas
lanzaroteñas, la importancia
de lo funcional
Lanzarote posee una arquitectura llena de
encanto, de belleza simple sin ostentación,
con una fuerte lógica constructiva que surge
con el fin de dar cobijo y facilitar la vida al
campesino, condicionada por factores principalmente de tipo climático.
Uno de estos factores incidentes en las tipologías arquitectónicas de la isla es el viento.
El alisio, procedente del noreste, se caracteriza por ser húmedo y de una fuerte intensidad.
Ésta es la que de una manera directa influye
en la orientación de la vivienda, siendo ésta
sur-sureste, y obliga a la carencia de vanos en
la fachada norte de la edificación. Esta última
anotación se ve también influenciada por la
elevada insolación a la que está sometida la
isla, evitando la entrada del calor.

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LA N Z A R OT E ( I S LA S C A N A R I A S )

techo. No es una constante, pero sí hemos encontrado algunas edificaciones (Casa-Museo
Palacio Spínola) que todavía la conservan. Suelen ser empleadas en corrales, pasillos y establos (llamados gallenías o gallanías). Como pavimento se emplean las losas de basalto o los
lajiales para suelos de determinadas estancias,
como pueden ser los patios interiores.
En todas las construcciones arquitectónicas
la piedra se asienta con barro para formar los
cimientos, muros e incluso los poyos que se
ubican pegados a las paredes de las iglesias y
viviendas (Lobo, M., Quintana, P., 1997: 17). La
unión de estas piedras se hacía con cal, tierra y
rofe (piroclastos de caída de tamaño arena).
También encontramos la piedra presente en
el interior de las viviendas con usos domésticos. Algunos ejemplos de esto son: la denominada comúnmente como piedra molinera, formada por un basalto poroso, usada para la
construcción de molinos de mano, pilas y abrevaderos; la piedra conocida tradicionalmente

Vivienda de características agropecuarias y señoriales
denominada Casa del Mayor Guerra, San Bartolomé.

constancia de la existencia de viviendas con esquinas pintadas de distintos colores, saliendo
del habitual blanco, e incluso decoraciones en
relieve en la fachada), motivada también por
las amenazas de saqueos a las que estaba sometida constantemente Lanzarote por parte
de incursiones piratas (“[…] pero la ermita estaba muy expuesta a los ataques piratas, era
cerca de la orilla, y se levantó aquí […]”, entrevista a P. Hernández y M. D. Rodríguez).

Materiales
La piedra
La piedra es el elemento básico de toda edificación en Lanzarote, ya que de alguna manera la falta de otros materiales obliga a la utilización de éste. Por ello fue considerada como
elemento de primera necesidad a la hora de
realizar cualquier tipo de edificación en la isla.
El origen volcánico del Archipiélago es el
que condiciona la tipología de piedra empleada,
que variará en su empleo según porosidad, textura y forma. Se suelen encontrar en esquinas,
alrededor de puertas, ventanas, y en ocasiones
en las partes bajas y altas de las paredes de la vivienda burguesa, normalmente cantería azul o
toba volcánica roja (que en las rehabilitaciones
actuales dejan al aire libre). Algunas viviendas
emplean la piedra de malpaís, más ligera, encima de arcos, bóvedas y como entramado en el

Detalle de suelo empedrado en patio exterior, vivienda
popular.

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A R Q U I T E C T U R A T R A D I C I O N A L Y E N TO R N O C O N S T R U I D O

saria su importación. Este material procedía
en su mayoría de Tenerife, aunque también
Gran Canaria, La Gomera, La Palma e incluso
Flandes, proporcionaron a Lanzarote madera
de sus bosques.
Las tablas llegan a la isla ya cortadas, siendo principalmente de pino canario y ejemplares de laurisilva (barbusano, viñátigo, palo
blanco y til).
En las viviendas de familias pudientes había
una mayor presencia de la madera en la edificación, siendo numerosas las puertas y ventanas con un gran carácter ornamental y decorativo. Contaban también con pisos y techos
de este material, como puede observarse en
Teguise. En las fachadas eran frecuentes las
gárgolas y las cruces de madera.
En viviendas más humildes, los vanos contaban con madera de poca calidad; los techos
se combinaban con hibrones (vigas) anchos de
madera, pero el entramado lo ocupaban palos,
astillas de arbustos leñosos, o incluso paja,
pírganos de palmeras, etc.
Los naufragios también surten a la isla del
preciado material, ya que la madera de los barcos es aprovechada para múltiples usos. La
fuerte escasez de ésta obliga incluso a que aparezca la figura del alcalde de mar, persona que
se encarga de que una parte de la madera encontrada pase a manos del Ayuntamiento
(“[…] Eso tenía un tanto pa’l Ayuntamiento, y
otro tanto pa’l que lo encontraba […]”, entrevista a P. Hernández y M. D. Rodríguez).

Detalle de caños o gárgolas de madera en vivienda de
tipología burguesa.

como cal y canto, empleada para destilar el
agua; la hornera, muy ligera, útil para la construcción del interior de los hornos.
En todas las construcciones podemos afirmar que la piedra es generalizada, existiendo
combinaciones en un mismo edificio entre
distintas tonalidades y calidades, así las esquinas, contra esquinas y algunas portadas de las
viviendas burguesas solían ser de cantos colorados, y el resto de blanco y gris (Lobo, M.,
Quintana, P. 1997: 19).
Las canteras son el lugar de extracción de la
cantería, trasladándose luego en camellos, burros y carretas al lugar de trabajo.
Morteros
El mortero empleado en toda la arquitectura de Lanzarote es el barro; mezclado con
pelos de animales o paja, crea una torta de
consistencia, impermeable, y con propiedades
aislantes de frío en invierno y calor durante el
verano. Se emplea en techos, paredes y muros.
El mortero también aparece mezclado con cal,
en la gran mayoría de las veces, aunque también aparece combinado con rofe y jable
(arena blanca).

La cal
La cal es otro de los elementos importantes
presentes en la construcción de nuestra arquitectura, ya que una de las principales características es la blancura de los muros que constituyen las edificaciones.
La cal presenta propiedades importantes,
como refractar la luz solar, impidiendo que el
calor pase al interior de la vivienda, convirtiéndose en un aislante térmico (enjalbega-

La madera
La inexistencia de bosques en la isla, y la
vital importancia que tiene la madera para la
construcción de las edificaciones, hacen nece-

270
LA N Z A R OT E ( I S LA S C A N A R I A S )

dos). Permite respirar a la pared, con lo que se
enfrenta a la devastadora humedad. Es empleada junto con barro, rofe y agua, en la elaboración de argamasa, para cubrir como indicábamos anteriormente muros, paredes y techos,
impidiendo o retrasando los efectos de la lluvia y la erosión.
También son bien conocidas sus propiedades higiénico sanitarias, sirviendo para desinfectar aljibes y para blanquear paramentos, techos, eras, o cualquier alcogida, consiguiendo
que el agua pase limpia y sin impurezas a las
aljibes. Fue uno de los materiales más exportados, e intercambiado por otros escasos en
Lanzarote, como la madera.
Fernando Martín, en su libro Arquitectura
Doméstica Canaria, escribe:

La cal, aparte de tener una gran importancia para la elaboración de argamasa y la construcción, era necesaria para el asiento de tejas
y sentar cantería.
La teja
No es frecuente en la arquitectura de la isla.
Podemos localizarla en viviendas de cierta envergadura y en edificaciones de tipo religioso,
ya que la torta sustituía a la teja en la cubierta
(Lobo, M., Quintana, P. 1997: 26). En un primer momento se empleó la teja árabe, en
forma de canal o cónica, hasta que en el siglo
XIX se empieza a usar la teja marsellesa, o alicantina, de forma plana. El ladrillo es un material ausente en la arquitectura de Lanzarote.

Elementos de la arquitectura
“[...] Los contratos con maestres de barcas para ir de Tenerife a Lanzarote son muy
frecuentes sobre todo al principio del siglo
XVII, trayéndose la cal al puerto de Santa
Cruz en particular o a otros de la isla […]”.

La vivienda conejera se basa, como hemos
indicado anteriormente, en la funcionalidad.
Ésta es una de las principales características
que hacen que la edificación lanzaroteña se
identifique con un esquema muy sencillo, que
se repite a lo largo de nuestra geografía, variando sólo en los detalles.
Por lo general la casa tiene pocas aberturas
en forma de puertas y ventanas que dan al exterior. Este hecho se intensifica en la tipología
que denominamos como vivienda popular, encontrando fuertes diferencias entre la fachada
(basándonos sobre todo en la decoración) de
casas burguesas y populares.
La puerta
Las puertas exteriores, en muchos casos
sólo ubicadas en la fachada, son siempre de
madera. Este elemento en la vivienda burguesa es el más destacado, debido seguramente a
que es el objeto que se muestra de cara al exterior, y que de alguna manera indica la posición social de sus moradores. Por ello es bastante cuidada, llegando a ser un elemento de
considerable belleza.

Puerta simple de una hoja en vivienda popular.

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A R Q U I T E C T U R A T R A D I C I O N A L Y E N TO R N O C O N S T R U I D O

Las puertas de las viviendas nobles las encontramos decoradas con cuarterones, que varían en número y en el resalte que se les da en
la madera, dependiendo esto del nivel económico de su propietario. Asimismo, la vistosidad
de las puertas principales, normalmente de dos
hojas, se aumenta con los marcos y arcos de
piedra que las rodean, así como por los escalones o chaplones de piedra que suelen poseer
para acceder al interior de la vivienda, y que
varían en número en las diferentes casas.
En las viviendas populares o humildes las
puertas, a diferencia de las explicadas anteriormente, suelen ser de madera de muy mala
calidad sin ningún tipo de decoración, totalmente lisas. Una característica de éstas son los
postigos, pequeña apertura en la hoja de la
puerta, que permite la entrada de aire fresco
hacia el interior de la vivienda, y el poder comunicarse sin la necesidad de salir al exterior.

Ventana con cuarterones y antepecho en vivienda de
tipología burguesa.

La ventana
Las ventanas, al igual que las puertas, son
un elemento poco abundante en las viviendas,
llegando a ser prácticamente inexistentes en
la cara norte de las casas, o siendo relativamente pequeñas. Aparecen en todas las fachadas de las edificaciones burguesas, e incluso
en algunos casos en sus laterales. El material
empleado en la fabricación de éstas es la madera, con un escaso uso del vidrio en su parte
superior. Los marcos de las ventanas suelen
ser de piedra o de madera, llegando a encontrarse frontones triangulares sobre las ventanas de estos mismos materiales. Otro de los
elementos que componen la ventana son los
antepechos, que son la parte baja de la ventana, compuesta por recuadros labrados. En la
parte interior de la ventana, en algunas casas
burguesas, aparecen asientos de madera adosados a éstas.
Encontramos varias tipologías de ventanas
según sus formas y decoración. Entre éstas
destacan las de cojinetes, que permiten man-

tener frescas las habitaciones excluyendo el
calor y permitiendo la entrada de luz por sus
cristales superiores. En ellas encontramos
postigos que se abren hacia la calle y se sostienen con pequeños palos de madera. Otro tipo
son las de guillotina, que consisten en una
hoja superior fija y otra inferior movible de
manera vertical. Los ventanillos, o ventanucos, son pequeños huecos rectangulares utilizados para la ventilación de la casa, que suelen
aparecen en la parte baja de la vivienda, y en
casas populares.
Balcones
El balcón es un elemento que le da a la
casa una cierta distinción, por lo que sólo
aparecerá en la fachada y patio de aquellas
viviendas con un destacado nivel económico.
El origen de los balcones es un tema aún
por definir. Algunas hipótesis apuntan la imposibilidad de situarlos en un determinado
país, aunque muchas indican Roma y el sur de
la Península como su lugar de procedencia.

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LA N Z A R OT E ( I S LA S C A N A R I A S )

Son muy pocos los balcones encontrados
en la isla, lo que se puede deber al deterioro y
final desaparición de éstos por no resistir las
condiciones climáticas y el paso del tiempo, o
simplemente por no ser un elemento muy extendido entre las casas burguesas, por el alto
coste que suponía su obtención, ya que como
se ha explicado anteriormente la falta de bosques es un fuerte condicionante a la hora de
adquirir los materiales. En Teguise encontramos dos claros ejemplos de balcón en la fachada: uno de madera, con barandilla totalmente cerrada decorada con cuarterones,
con techo de madera y teja; el otro, muy sencillo, consta de barandillas muy finas de hierro, con decoraciones circulares en cada una
de ellas.

Balcón de madera en la antigua Casa-Cuartel de la Guardia Civil de Teguise. Construida en el siglo XVIII.

Cubiertas
La cubierta más frecuente en la casa lanzaroteña es la plana, con una ligera inclinación
(para un mayor aprovechamiento del agua de
lluvia), aunque también encontramos en las
edificaciones burguesas a dos y a cuatro
aguas, incluso combinadas en una misma vivienda. Suelen estar formadas por vigas planas o rollizas conocidas como hibrones, y en
medio un entramado de tablas, ripio, astillas,
hierbas..., dependiendo la utilización de uno u
otro material de la tipología de vivienda, y el
tipo de habitación que cubran. Sobre este sistema se coloca una torta de barro mezclado
con paja, pelos de animales o torta de cal y
rofe. El exterior de la cubierta se encala para
poder recoger el agua de la lluvia limpia y desinfectada.
Existen ejemplos de algunas viviendas con
techos a cuatro aguas de exquisita decoración
mudéjar en el interior. Son cubiertas más frecuentes en ermitas, aunque existan ejemplos
en viviendas de carácter noble. En estas últimas también aparecerá la teja, en techos muy
poco inclinados y cubiertas de barro, para protegerlas del viento y el agua.

Detalle de cubierta a cuatro y a dos aguas.

Chimeneas
La chimenea es un elemento muy característico de la arquitectura tradicional de la isla,
pudiendo encontrarse una gran variedad de
modelos según la riqueza de la edificación.
En las cocinas burguesas encontramos chimeneas de un considerable tamaño, de múltiples formas en el exterior, mientras que en las
viviendas populares un simple tubo con unos
agujeros en la parte superior tiene esta función.
Los modelos de chimeneas más característicos de la isla los encontramos en la Villa de
Teguise. Entre éstas destacan: las de base piramidal, en las que encontramos dos tipologías, una seguida de una forma octogonal y
acabada en forma circular, y otra con forma
circular; un tercer modelo formado por tres
cuerpos circulares de diferentes anchuras,
con un elemento triangular sobre el último

273
A R Q U I T E C T U R A T R A D I C I O N A L Y E N TO R N O C O N S T R U I D O

Modelos de chimeneas más abundantes en la vivienda tradicional.

cuerpo en el cual se ubican dos agujeros para
expulsar el humo.
En cuanto a las casas populares, la mayoría
de sus chimeneas se caracterizan, a groso
modo, por presentar un cuerpo principal
cuadrado de mampostería.

bergar el grano, proteger los animales, obtener agua… En el caso de que la casa tenga posibilidades, incluso existirá espacio para una
tahona, o una molina, que permita la obtención del gofio. El patio también se convierte
en un espacio más de la casa, donde se desarrollan diversas actividades.
Por supuesto, como ya hemos indicado, las
capacidades económicas van a influir poderosamente en la configuración de los espacios
internos. En las casas populares, características de pueblos como Las Breñas, el espacio
central acoge diversas tareas domésticas, y
sirve de punto de encuentro; una parte se dedica a la cocina, y las habitaciones restantes,
normalmente las situadas en el fronte, se dedican a dormitorios, aunque también son muchos los casos en los que toda la familia ocupa
un solo cuarto.
Las paredes interiores están encaladas, lo
que contribuye al aislamiento térmico, mientras que los suelos están formados por lajas de
piedra, o en ocasiones de arena volcánica. En
cuanto a los techos, desde el interior se ve que
están formados por gajos de tabobo o bobo,
cubiertos por espino. Un hecho de interés es
que en algunas de estas casas encontramos

Gárgolas o caños
Para canalizar el agua de los techos y llevarla al patio, donde está el aljibe principal de
la vivienda, se colocan las gárgolas o caños.
Éstos suelen ser de madera con forma cuadrada o redondeada, o de piedra volcánica, labrada en la parte superior, presentándose en
distintos tamaños.

La casa por dentro: Patios y
habitaciones donde vivir y crecer
La estructura socioeconómica de Lanzarote, basada en la explotación agrícola y ganadera, junto con la escasez de recursos económicos de la mayor parte de la población, serán
los factores determinantes para entender la
estructura interna de las casas.
En efecto, las casas tendrán un marcado carácter funcional, adaptado a la necesidad de al-

274
LA N Z A R OT E ( I S LA S C A N A R I A S )

Patio central en vivienda burguesa, Teguise.

que los techos son muy altos, lo cual puede deberse al deseo de disponer de habitaciones más
frescas.
Prácticamente es el patio el elemento más
importante de la casa popular. Empedrado,
normalmente con bancos o poyos de piedra,
servirá como espacio de encuentro y para la
realización de determinadas actividades de
tipo doméstico, iluminando la casa, ventilándola, acogiendo el aljibe que almacena el agua
de lluvia, etc. Así, nos encontramos con que
puede haber varios patios, en posición central,
en un lateral, o en la parte trasera, estos últimos casos separados del exterior por un muro,
pudiendo contar con una puerta que permita
la entrada y salida.
Junto a la cocina encontramos el horno,
aunque en muchas viviendas este elemento se
sitúa en el exterior. También en el exterior está
la gallenía, detrás de la casa, donde encontramos el burro, o el camello; el corral, donde se
guardan las cabras, ovejas y gallinas, y que
pueden estar comunicadas con el interior para
facilitar el ordeño; un almacén para entre
otras cosas guardar paja, aunque con este fin
también podemos encontrar fuera de la casa el
pajero. Éste es una especie de cilindro formado de paja con una gran torta de barro en la
parte superior para evitar que el viento lo destruya. Si hay posibilidades, encontraremos incluso una tahona movida por un camello o
burro (Quinta, 2001: 38).

Era con pajero en vivienda de tipología popular.

Las casas burguesas, con destacados ejemplos en la Villa de Teguise, cumplen las mismas
funciones que las populares, ya que de igual
manera son casas agrícolas, con espacios para el
grano, los animales..., aunque su estructura se
organiza de forma distinta. Así, desde la entrada
un zaguán da acceso a un patio, normalmente
usado para el recreo de los dueños. Como dato
anecdótico hay que nombrar, para varias casas
de Teguise, la existencia de pequeños agujeros
en el suelo del zaguán, situados tras la puerta,
que eran usados por los transeúntes para orinar. A ambos lados del zaguán suelen encontrarse los dormitorios de los señores.
Superado el patio principal, se entra en el
área destinada al personal de servicio, que
acoge también los corrales, la gallenía, la troja
para el grano (especie de habitación sobre
falso techo, con suelo de madera a la que se
accede a través de una escalera), ([…] “La
troja se usaba... Muchas veces la usábamos
nosotros pa’poner el grano también, porque
en otro sitio... O pa’dormir: dormían unos
abajo, y otros dormían arriba en la troja […]”,

275
A R Q U I T E C T U R A T R A D I C I O N A L Y E N TO R N O C O N S T R U I D O

Plano de vivienda tradicional en “L”.

Plano de vivienda burguesa.

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LA N Z A R OT E ( I S LA S C A N A R I A S )

entrevista con Gregorio Medina y Vanesa Martín). También podemos encontrar un segundo
patio, en un lateral o en la parte trasera, comunicado normalmente con la calle, y que
permite la comunicación de las distintas habitaciones de servicio.
Es en estas zonas traseras de las viviendas
donde encontramos multitud de aperos, sobre
todo en gallenías y almacenes, donde las herramientas de madera y metal se apilan a la espera de ser utilizadas. Las más comunes son
los escardillos, orquetas, sachos, palas, etc.
Caracterizadas todas ellas por ser herramientas de tipo manual, formadas por un largo palo
de madera, encontrándose en uno de sus extremos el hierro o latón que define la utilidad
del instrumento y que permite diferenciar
unos de otros. El serón, una sola pieza formada por dos cajas de madera en forma de alforjas, es el elemento que permite al campesino
trasladar sus productos agrícolas sobre el
burro. Con la misma utilidad y forma está el
lango, que se diferencia del anterior en el tamaño y porque es utilizado por el camello. El
arado romano, construido en madera, también es otro de los aperos siempre presente en
la casa conejera, y que consta de un palo de
grandes dimensiones que va unido al animal
que tira de él, en uno de los extremos una
tabla con forma más o menos curvilínea es la
que se encarga de hacer los surcos en la tierra.
Muy similar a éste es la tanganilla, sirviendo
esta última para depositar el grano en la tierra. La rastrilla sirve para alisar y remover la
tierra, evitando así las malas hierbas en el terreno, utilizando animales y muchas veces al
hombre para su funcionamiento. La fuerza
humana también es empleada en la pigüeta,
una herramienta de carga provista para ser
trasladada por dos o más hombres, construida
en madera con forma de silla de montar. También es muy habitual encontrar instrumentos
de medida para el grano, siendo muy utilizadas cajas de madera que según su capacidad

Arado romano y tanganilla. Museo agrícola El Patio.

para albergar cantidades tendrán un nombre
determinado, como por ejemplo la fanega,
siendo ésta la de mayor tamaño, o el celemín,
la medida más pequeña.
Junto a la vivienda popular y burguesa hay
que mencionar los grandes cortijos que se encuentran en la isla, una variedad de la casa
burguesa en la que la funcionalidad para la actividad agrícola y ganadera destaca sobre los
aspectos sociales que veremos más tarde. El
ejemplo más destacado de estas viviendas tal
vez sea la que hoy acoge el Museo Agrícola “El
Patio”, en Tiagua. Se trata de una serie de edificaciones construidas en la década de 1840, y
que vienen a configurar una especie de L, cubriendo distintas funciones. Así, encontramos
una molina, un molino, una tahona, lagar, bodega, etc. Incluso se cubren las necesidades
espirituales a través de la presencia de una ermita, construcción que también encontramos
en la casona que hoy alberga el Museo Etnográfico “Tanit”, en San Bartolomé, de características similares a la citada anteriormente,
aunque con menor extensión y variedad de
elementos construidos.
Sin embargo, ya hemos visto que es otro
modelo, relativamente más simple y compacto, el que predomina en las casas burguesas, y
en el que las partes más nobles se encuentran
en la parte delantera. Esto, lógicamente, tiene
su reflejo en aspectos como la mayor calidad
de los materiales.

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A R Q U I T E C T U R A T R A D I C I O N A L Y E N TO R N O C O N S T R U I D O

diente. Tras meterse en el horno, el palito que
reventaba primero indicaba con quién se iba a
casar (López, M., Vázquez, E. L., 2002: 95).
Las casas más acomodadas también acogen
otras prácticas sociales. Así, los grandes salones acogerán bailes (“[…] con los bailes que
hacían en las casas de particulares primero,
con timple y guitarra […]”, entrevista a P. Hernández y M. D. Rodríguez), punto de encuentro de los y las jóvenes, además de diversas actividades culturales, tales como representaciones teatrales. En ocasiones, estos espacios irán
más allá del ocio y actuarán como centros de
enseñanza.
Sentidos similares encontramos en las casas
populares. En aquéllas capaces de acoger un
salón relativamente grande, se organizarán
bailes, única vía, junto a las fiestas, de que jóvenes de ambos sexos se relacionen y formen
pareja. El tamaño de los espacios de baile impondrá que las mujeres estén dentro, y que los
hombres tengan que turnarse para entrar, con
la puerta protegida por un portero provisto de
un palo. Serán frecuentes las peleas, o pleitos,
en la entrada de estos bailes, por ver quién
entra primero, e incluso dentro de ellos. Se
han encontrado referencias diversas sobre el
funcionamiento de los bailes. Así, se han encontrado trabajos que recogen que la mujer
estaba obligada a bailar con quien se lo propusiera, considerándose el rechazo una grave
ofensa (Aderlan, 2002: 271-272). Por el contrario, otros testimonios indican que la mujer
podía rechazar a quien le propusiera bailar, o
bailar con esa persona hasta que acabara el
turno.
Para facilitar las relaciones se pueden realizar diferentes ritos, como por ejemplo poner
una vela a San Antonio durante nueve viernes, e invertir la figura del santo hasta conseguir pareja.
En la vida cotidiana, los patios de las casas
populares cumplen la función de relación social, al encontrarse en ellos los vecinos, y ser

Vivienda popular. Museo agrícola El Patio.

Por ejemplo los techos, normalmente muy
altos, poseen las mejores maderas disponibles.
Por el contrario, según nos adentramos en la
casa, la calidad de la madera disminuye, aprovechando las procedentes del mar e incluso alternándose en el techo con piedra. Este fenómeno también se ve reflejado en las puertas,
encontrándolas en la parte delantera de dos
hojas, y de madera de la mejor calidad, por el
contrario, en la zona de servicio pasan a tener
una sola hoja y a estar hechas de las peores
maderas.
Ciertamente, la parte delantera de la casa
noble alberga las funciones sociales, y sirve de
presentación pública de las capacidades económicas de la familia. Es así como se justifica,
por ejemplo, que encontremos poyos de madera junto a las ventanas delanteras. Estos
poyos y ventanas permiten a las jóvenes de las
ricas familias acceder al exterior mientras
hacen sus labores, leen…, e incluso ser cortejadas, puesto que son el espacio a través del
cual el pretendiente, y en su caso novio, se relaciona con la joven, convenientemente acompañada por una carabina (práctica que perdurará hasta la década de 1950).
En este sentido, la casa no es sólo espacio
para relaciones sociales, sino también para la
práctica de diversas creencias. Así, se cita para
Teguise la costumbre femenina de preparar un
pedazo de masa de pan en forma de cono, al
que se le colocaba un palito por cada preten-

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LA N Z A R OT E ( I S LA S C A N A R I A S )

el espacio en el que se descansa los domingos.
También, cuando las habitaciones interiores
no son lo suficientemente grandes, acogerán
los encuentros entre novios, por supuesto
adecuadamente acompañados.
El interior de la casa, a nivel general, también podía ser el escenario de la aceptación
del pretendiente. Se reseña aquí la costumbre
de declararse cuando, tras tomar café, el
hombre entregaba la taza boca abajo. Si la
mujer aceptaba la taza, consentía la relación,
pero la rechazaba si le pedía que se la entregara boca arriba.
El desarrollo exitoso de la relación llevaba al
compromiso, y a que el novio pudiera llegar a
ofrecer a su pareja serenatas en grupos provistos de guitarra y bandurria. Finalmente, la
boda era festejada en la casa de la novia, en la
sala, con cantes y bailes.
Sin embargo, las relaciones podían tener
una dimensión más desagradable. Así, en
casos de adulterio femenino, el marido podía
encontrarse con cuernos de vaca o cabra en la
puerta de la casa. Asimismo, tener un hijo sin
estar casada convertía a la madre en una prisionera en su casa, al ser objeto del rechazo
social, que también podía darse si se casaba
sin ser virgen.
Otros aspectos de la vida, como el nacimiento y la muerte, compartirán rasgos en la
práctica totalidad de las viviendas de Lanzarote. El nacimiento, por ejemplo, se produce en
la casa. De hecho, se empieza a preparar
cuando las mujeres, sobre todo las más pudientes, han de dejar de trabajar con agujas e
hilo, ni han de tener puesto nada al cuello, en
base a la creencia de que sirve para evitar que
el bebé se enrede en el parto, o haya algún
tipo de dificultad.
El parto es asistido por la partera, mujer
con una amplia experiencia en la materia
([…] “Mi abuela, mi abuela era la partera de
aquí, del pueblo[…]”, entrevista a Gregorio
Medina y Vanesa Martín), y que baña al recién

nacido con agua fría, y lo unta con manteca
(excepto la cara, a los niños) para que no salga
con pelo.
Tras dar a luz, a la madre se le fajaba la barriga, para que se juntaran los huesos y no
quedara abierta de vientre. Además, se le daba
caldo de gallina, y si se conseguía, chocolate,
debiendo permanecer acostada al menos una
semana. Además, se organizaban tras el parto
velorios durante 9 días, en los que hombres y
mujeres, con la excusa de proteger al bebé de
malos espíritus y brujas hasta su bautizo,
cantan, bailan, beben… En general, no se
podía apagar la luz mientras el bebé no se
bautizara (Hernández, 1998: 38-39).
Otra forma de proteger al bebé es la costumbre del zorrocloco, en la que la cama es
ocupada por el marido, mientras que la madre
y el bebé ocupan otra habitación, con el fin de
engañar a los malos espíritus. Para evitar el
mal de ojo, al bebé se le hace una cruz con
tizna, se le pone una cinta o trapo rojos, etc.
También se puede poner una tijera en cruz
tras una puerta.
El proceso en torno a la muerte también se
desarrolla en la casa. Así, se ejecutan diversas
prácticas para evitarla, como no dejar meciéndose un sillón, ya que podía acarrear la muerte
del más pequeño de la casa. En caso de enfermedad grave, la cama se colocaba en la misma
pared de la puerta, para engañar a la muerte, y
evitar la posición de las personas muertas.
Cuando se produce la muerte, la persona fallecida también tiene su velatorio, y nuevamente ésta es una oportunidad para el encuentro de
los vecinos. De hecho, la Iglesia llegará a prohibirlos, por la presencia de relaciones sexuales.
El velatorio se realiza en la sala, o en su caso
en la habitación más grande de la casa. Su duración, y el número de personas que podía llegar a presentarse, motivaban que se mataran
animales para alimentar a los asistentes.
Existen más costumbres relacionadas con
la muerte, como la de entornar la puerta

279
A R Q U I T E C T U R A T R A D I C I O N A L Y E N TO R N O C O N S T R U I D O

El baúl es uno de los objetos mobiliarios fundamentales
en la casa lanzaroteña.

cuando se producía el fallecimiento, reseñada para Teguise. Asimismo, si moría alguien
muy querido, se mantenía la puerta cerrada
durante nueve días. También se practicaba el
luto, durante un año, en el que se vestía de
riguroso negro, y durante el cual no se podía
ir a fiestas o casarse.
Lo religioso también estaba presente durante
la vida cotidiana, como lo demuestra el hecho
de que se hayan encontrado testimonios que
indican que se rezaba todos los días, en la cena.
Como se puede ver, el interior de las casas de
Lanzarote es un importante espacio de actividad social, supliendo en buena medida la falta
de espacios públicos, a la vez que es el marco
para la práctica de numerosas creencias.

Mesa o consola con patas esculpidas y motivos florales
en su centro.

más adineradas, puesto que en muchos casos
se compraban directamente en Tenerife o en
Gran Canaria, capitales de provincia, más en
contacto con las modas del momento, llegando a la isla estilos como el Chippendale, de origen inglés y caracterizado por las formas rectas, o el Thonet, surgido en Francia y que destaca por las formas redondeadas. En su defecto, se podían encargar reproducciones de esas
piezas a los artesanos locales, que las imitaban
en la medida de sus posibilidades técnicas, o
incluso, podían ser construidas y rehabilitadas
por los mismos dueños.
Empezando por las casas burguesas, en las
salas encontramos bufetes, mesas, taburetes,
espejos, cuadros (de advocaciones religiosas,
fundamentalmente), escritorios, armarios,
arcas, cofres forrados... (VV. AA., 1987: 257).
En los dormitorios se sitúan camas, baúles y
arcas de Indias. En las cocinas encontraremos
mesas, sillas, la correspondiente vajilla, calderas de cobre, tinajas, sartenes, etc. (Brito,
1997: 101-102).
Haciendo un examen en detalle de lo que
podemos encontrar, hay que señalar elementos típicos de las islas, como son la silla y la

Mobiliario
El mobiliario, al igual que la casa, va a ser
un indicador del nivel socioeconómico de la
familia. Téngase en cuenta que el simple
hecho de que en su mayoría estén hechos de
madera, material escaso en la isla, supone que
son elementos de gran importancia, como testimonia el que buena parte de las referencias
documentales de carácter histórico sobre
muebles las encontremos en testamentos, al
ser objetos de valor que se heredan.
En cuanto a las influencias recibidas, serán
perceptibles fundamentalmente en las casas

280
LA N Z A R OT E ( I S LA S C A N A R I A S )

Mortero de piedra con machacador de madera utilizado
para majar el grano.

con las patas esculpidas, y en el centro un
“ramito”, o tabla adornada con motivos generalmente vegetales.
También se encuentran diversos tipos de
cama. Encontramos la de pilares, que podía
tener la cabecera cuadrada o en arco, o la barra
cama, hecha al colocar tablas sobre burras
como soporte, y que por su inestabilidad se colocaba en las esquinas, junto a la pared. El modelo más sencillo, que se encuentra sobre todo
en las casas más humildes, es el catre de viento, una cama de un solo cuerpo, con las patas
en forma de aspa, que se puede cerrar. Sobre
las patas se colocan dos tablas, y encima va el
colchón, muchas veces de paja, sujetado con
tela o lino o, más frecuentemente en la isla por
la falta de recursos, soga de pita.
En las casas populares podremos encontrar
muchos de estos elementos, como las sillas canarias, las cajas..., pero como ya se ha dicho
tendrán un carácter más práctico, sin cumplir
la función adicional de mostrar la posición socioeconómica de la familia. Propias de estas
casas son las banquetas, y los bancos, cuyo
modelo más antiguo lo forman barrotes hechos con cualquier madera, y cuyas patas estaban inclinadas.
Aparte de las características de los muebles,
el otro rasgo diferenciador de los mismos va a
ser la madera. Como ya se ha comentado anteriormente, en Lanzarote es un bien escaso que

Estructura de una cama de viento.

mesa canaria. La silla se caracteriza por tener
el respaldo en forma de lira, mientras que la
mesa se forma al colocar tablas sobre una especie de burras (patas de madera). Estos elementos podrán encontrarse en casas de distinto nivel socioeconómico, si bien diferenciados por calidades, añadidos...
Las cajas pueden ser de varios tipos, siendo
las más habituales las denominadas “de cofre”,
con una estructura formada por un cubo en la
parte superior, y una gaveta en la parte de
abajo, que puede abarcar parte o toda la longitud del mueble (frente a otras islas, destacan
por ser muy bajas). Hay que diferenciar en
este apartado las cajas hechas en Lanzarote de
las traídas de fuera, particularmente de América. Las de aquí están hechas de tea, y tienen
la tapa plana, mientras que las americanas se
hacen con madera de cedro y la tapa es abombada, estando decoradas con ensambles en las
esquinas, hechos con cola de milano, y denominados “dientes de perro”. Como curiosidad
hay que señalar que las cajas también se usarán como asiento, especialmente al colocarse
junto a la mesa.
Las mesas que se pueden encontrar se distinguen por sus patas torneadas, o por ser del
modelo con “patas de cangrejo”, una consola

281
A R Q U I T E C T U R A T R A D I C I O N A L Y E N TO R N O C O N S T R U I D O

siglo XX en El Mojón. Allí se producían platos,
ollas, tofios (para el ordeño de las cabras)... La
importancia de estos materiales determina la
existencia del lañador, persona responsable de
arreglar las piezas rotas (“[…] cuando se te
rompía la loza, a lañar... […]”, entrevista a
Gregorio Medina y Vanesa Martín).
Casi un símbolo de la casa canaria, y por
tanto de la lanzaroteña, lo constituye la combinación del bernegal y la destiladera. Es normalmente un mueble de madera, si bien también se puede encajar en la pared, en el que
encontramos una piedra de destilar en la parte
superior y un recipiente de barro en la inferior. Se deposita agua en la piedra porosa por
la que se filtra y cae hasta el recipiente, donde
se encuentra ya apta para el consumo. La humedad existente propicia la aparición del culantrillo (helecho).
El molino de mano también forma parte del
mobiliario, teniendo gran importancia durante mucho tiempo en las casas populares. En
una sociedad en la que el gofio es la base de la
alimentación, la molienda del grano se realizaba en muchas ocasiones en el mismo hogar.
En origen fue utilizado por la población aborigen. En cuanto a las características, por lo general, su forma es circular, siendo el tamaño
más frecuente de las piedras entre 30 ó 35 centímetros de diámetro. Están hechos de basalto
con dos formas fundamentales: el cilindro de
piedra más o menos tosco, con su eje en posición horizontal que gira sobre un plano; y el
disco de piedra, con su eje en posición vertical
que gira también sobre un plano. De este molino de mano podemos encontrar muchas
muestras, tales como: los de movimiento giratorio completo, con un solo mango; con movimiento de vaivén, con la mano; con movimiento de vaivén o giratorio, aplicando los
dedos en los hoyuelos. Otra variante son los
morteros, que constan de un recipiente cilíndrico de piedra y un mazo de madera con el
que se golpea el grano depositado.

Detalle de bernegal o destiladera en mueble de celosía.

ha de importarse. De hecho, llegará a aprovecharse la que llega a las playas por diversas
causas. Así, los mejores materiales estarán a
disposición de las familias capaces de costear
la compra y el transporte.
En cuanto a los tipos, la más frecuente, durante mucho tiempo, será la tea, que destaca
por no picarse. Posteriormente se empiezan a
usar otros, como la riga antigua (pino importado de Rusia). Ésta se combinará con el pinsapo o el pino canario (parte blanca), en la
parte de atrás de los muebles, para formar las
cómodas más modernas.
Otra madera presente en la isla, sobre todo
en las sillas, era el brezo, traído de Tenerife o
La Palma. También existirán muebles hechos
con variedades exóticas, como la caoba, pero
serán los menos.
En las casas encontramos también otros
elementos, como la vajilla, destacando las encontradas en las viviendas populares, hechas
éstas de cerámica, que en la isla se fabricaban
en su práctica totalidad y hasta bien entrado el

282
LA N Z A R OT E ( I S LA S C A N A R I A S )

ma de ingeniería hidráulica y agraria para obtener o retener las gotas de lluvia, ya que las
pocas fuentes naturales existentes en la isla
fueron en su mayoría sepultadas por las lavas
de 1730-1736, quedando como único recurso
para la obtención de agua potable en tiempos
de escasez la fuente de Famara, situada en las
paredes del risco del mismo nombre, localizado al norte de la isla. Es un elemento de mera
subsistencia, pasando incluso a un segundo
plano la higiene. Este fenómeno lo podemos
ver reflejado en canciones populares “([…] te
lavaste la cara con el agua que te sobró del
sancocho y se te pusieron los labios como libras de bizcocho […])”.
Surgen nuevas formas de agricultura en un
intento desesperado del isleño por incrementar su producción de alimentos, ya que la escasez de lluvias merma cualquier posibilidad.
Los enarenados son el resultado del ingenio
del campesino, que descubre las virtudes de las
arenas o rofe volcánico (lapilli). Este material
se caracteriza por retener el sereno o rocío de
la noche, manteniendo el suelo húmedo, permitiendo de este modo el cultivo de especies
vegetales no muy exigentes que se adapten a
condiciones más o menos extremas (vid, tuneras, granos, etc.). También actúa como una
capa protectora y aislante, regulando la temperatura del suelo y evitando grandes contrastes térmicos (efecto mulching). El color negro
del rofe permite una mayor absorción de los

Molino de mano fabricado en piedra, utilizado desde
época aborigen.

En la actualidad se ha seguido en muchos
casos con la costumbre de dejar en herencia
en caso de fallecimiento los muebles, lo que
ha motivado que se hayan ido repartiendo
entre diferentes herederos. Es por esto que es
muy difícil encontrar casas que alberguen
todo el mobiliario de una habitación.

Arquitectura del agua:
El agua, un bien escaso
Lanzarote, isla desértica, árida, seca, a causa
de un relieve característico y un régimen pluviométrico bajo, está marcada en su historia
por la falta del preciado líquido, condicionando
las actividades económicas y sociales, su arquitectura..., en definitiva, sus modos de vida.
Esta falta de agua obliga a la población a tener
un control y conocimiento de este recurso,
hasta mediados de la segunda mitad del siglo
XX, produciéndose incluso en 1975 la llegada
de un buque cisterna procedente de Fuerteventura, con la misión de paliar los efectos
más inmediatos de la sequía que azotaba la
isla.
El hombre, a lo largo de su pervivencia en
Lanzarote, ha desarrollado un verdadero siste-

Arenado artificial en zocos.

283
A R Q U I T E C T U R A T R A D I C I O N A L Y E N TO R N O C O N S T R U I D O

rayos solares, aumentando la temperatura interior durante la noche. Como ya se decía en el
siglo XVIII, “([…] ni el sol las abraza, aunque
los calienta; ni el ayre los seca, aunque los depura; ni el agua copiosa los roba, aunque los
fertiliza […])” (Anónimo, 1991: 25).
Como indicábamos anteriormente, en Lanzarote se desarrolló una importante “arquitectura del agua”, que vemos reflejada en la
propia estructura de la vivienda (azoteas con
canalizaciones). Se basa sobre todo en la
existencia de infraestructuras creadas tales
como las maretas, aljibes, eras, alcogidas, gavias y nateros, siendo elementos sin ningún
tipo de monumentalidad, construidos en su
mayoría con piedra, barro, cal y arena. La importancia que se les ha dado a lo largo de la
historia de la isla disminuye con la aparición
de las plantas desaladoras en 1964, quedando
la mayoría de estos elementos en un segundo
plano, incluso siendo olvidados y destruidos
por el paso del tiempo y por las manos especulativas del turismo.

Interior de La Mareta del Estado, Arrecife.

nández, A. S. et al., 1999: 149).
– la denominada mareta del Estado es la obra
hidráulica con mayor envergadura de la
isla, cuyas obras comienzan en 1902 y terminan en 1913. Ésta la conforman varias aljibes y una gran alcogida.
Uno de los ejemplos más claros que nos
muestran la gran importancia de este elemento en la isla es el de la conocida Mareta pública de Teguise. Ésta, que ya no existe en la actualidad, tiene sus orígenes durante la etapa
aborigen, siendo construidos sus muros por
Sancho de Herrera en el siglo XV. Constituía
una superficie de 80 m de diámetro por 9,2 de
alto, construida de barro y piedra, con capacidad para abastecer a toda la isla. Su importancia se debe a ser durante un largo periodo de
tiempo el único surtidor de agua de la isla,
(“[…] Infelices llenas de valor y heroísmo que
a pie y cargadas andan las tres leguas que
median entre San Bartolomé y la mareta de
este pueblo […]” (fragmento de un escrito del
siglo XIX). (“[…] Se ve la gente con sus cacharritos, […], que vienen con sus carros […]”,
entrevista a P. Hernández y M. D. Rodríguez.

Las maretas
De manera general podemos decir que son
hondonadas o agujeros de variadas dimensiones excavadas en el terreno, construidas para
retener el agua de lluvia a modo de depósito.
Las maretas son de barro, con muros exteriores
de cal y piedra. Podemos encontrar varias tipologías repartidas por toda la geografía isleña, diferenciándose unas de otras en su estructura.
– maretas de estructura rectangular, con esquinas redondeadas y con cuatro entradas
de agua. Sus paredes interiores son de piedra encalada, en una de ellas aparece una
serie de escalones estrechos. También tienen una escalera de acceso realizada con
piedras labradas.
– la mareta/aljibe destaca por sus grandes dimensiones, cuya cubierta está formada por
una estructura de madera doble a dos aguas
sobrecubierta con tablones de madera (Her-

Aljibes
El aljibe es uno de los elementos más importantes y significativos de la cultura del
agua de Lanzarote. De procedencia árabe, con
forma cuadrada, rectangular o redondeada,

284
LA N Z A R OT E ( I S LA S C A N A R I A S )

Alcogida localizada en Uga, Yaiza.

zas que trae el agua antes de ser almacenada.
La pila o pileta es una pieza de piedra volcánica labrada o de piedra con mortero de cal,
donde la profundidad y forma varían según el
uso para el que se haya creado. Normalmente
se sitúa al lado de los brocales, pudiendo estar
conectadas por canales. Las pilas que se emplean para el uso ganadero se conocen de
forma común como abrevaderos, mientras
que las piletas para lavar son propias de aljibes
cercanos a viviendas, colocándose ambos tipos
de pila junto al aljibe.
Los rebosaderos o aliviaderos se sitúan a
unos 10 cm. por debajo del nivel de la entrada
del agua, en el lado opuesto a ésta. Tienen la
función de evitar, cuando el aljibe se llena, que
se dañen los arcos y el resto de la estructura.

Aljibe con brocal localizada cerca del cauce de un barranco,
Haría.

supone el sistema de captación de agua repetido hasta la saciedad en cada una de las viviendas de la isla, donde se ubican en el patio.
También los hay fuera de los núcleos de población, siendo un ejemplo de ello el ubicado en
la falda del Volcán de la Corona, localizado en
el municipio de Haría.
La estructura tiende a ser cubierta de barro
y en muchos de los casos sobre éste encontramos rofe, donde suelen ser plantadas diversas
tipologías de flores o incluso pueden ser utilizados como semilleros.
El brocal es el antepecho que se coloca alrededor de la boca del aljibe, de madera o piedra.
Normalmente es de canto labrado por una de
sus caras, o piedras volcánicas unidas por argamasa, con capa de mortero y cal.
Las coladeras son, por lo general, depósitos
de tendencia circular de piedra con mortero y
cal, o simplemente de piedra volcánica. Su cometido es recoger y remansar el agua, para que
deposite en el fondo la tierra, piedras e impure-

Alcogida
Se llama así al terreno cuyo objetivo es recoger el agua de lluvia que se depositará en los
aljibes, y que en la mayoría de los casos se ha
pavimentado. Pueden funcionar como alcogidas otras estructuras que no han sido creadas
para esta labor, pero que aportan caudal a los
aljibes; nos referimos a las eras y azoteas.
Las gavias y nateros
Las gavias constituyen un terreno agrícola
para encauzar y remansar el agua de lluvia,
provocando la máxima infiltración en terrenos
que luego son cultivados. Para ello se suelen

285
A R Q U I T E C T U R A T R A D I C I O N A L Y E N TO R N O C O N S T R U I D O

Las caleras
La cal ha sido un elemento presente en Lanzarote desde la época aborigen, esto nos lo indica la utilización de “tegue”, especie de mortero a base de toba, caliza y arena, encontrado
en las casas hondas de Zonzamas (yacimiento
arqueológico), empleado como aislante contra
el frío y la humedad.
Con la conquista del Archipiélago la cal pasa
a ser un elemento esencial en la construcción
de edificaciones. Ello supuso que, ante las características geológicas de Lanzarote, ésta se
convirtiera en uno de los principales focos de
producción de cal de Canarias, hasta el punto
de ser esta industria uno de los principales impulsores de la economía isleña hasta bien entrado el siglo XX.
Esta importancia es la que aclara o justifica
la existencia de múltiples edificaciones de este
tipo a lo largo de nuestra geografía para una
producción industrial, sin olvidarnos de la existencia de pequeñas caleras para el uso familiar.
La tipología base de las caleras de la isla
parte de una estructura circular en forma cónica, del orden de 2 a 4 metros de diámetro en
la base. Por lo general tienen dos aperturas,
una inferior para poder introducir la leña y
otra superior con forma circular para poder

utilizar canales para que desvíen el agua hacia
el interior. Las rosas son el conjunto de gavias,
que se caracterizan por tener un sistema jerarquizado, ya que hasta que no se colme de
agua una gavia no se llenan las siguientes.
Los nateros son muros de piedra que se localizan en el fondo de los barrancos, obstaculizando el paso del agua y provocando la deposición de los materiales más finos, en su mayoría limos, creando una superficie muy apta
para el cultivo. Evitan que gran parte del agua
de lluvia desemboque en el mar, creando pequeñas lagunas.
Las gavias pueden encontrarse prácticamente en toda la isla, mientras que los nateros son
prácticamente patrimonio exclusivo de Haría y
Teguise, municipios especialmente dotados
gracias a los barrancos del Macizo de Famara.

Arquitectura preindustrial:
Salinas, caleras y molinos
Lanzarote a lo largo de su historia económica, en un intento de superación, ha desarrollado múltiples y diversos monocultivos (sal, cal,
cereales, barrilla, etc.), de los que tenemos
constancia por las huellas arquitectónicas que
han dejado por su paso en la isla.

Croquis de calera circular.

286
LA N Z A R OT E ( I S LA S C A N A R I A S )

meter la piedra de cal, la cual se colocaba de
tal forma que hace la función de techo del
horno. Están construidas de piedra muerta, y
revestidas por dentro en barro para facilitar la
acumulación de calor.
En ocasiones la calera tiene forma semicircular, dejando una apertura que durante el
proceso de la quema se cubría con piedra y
barro, con ello se facilitaba tanto el llenar la
calera de piedras como el posterior vaciado de
la misma.
El proceso de obtención del producto comienza con la extracción de las piedras de cal
de las canteras, para ello se utilizaban picos,
palas, cuñas, barras y el marrón o mandarria,
incluso se podían utilizar barrenos.
El siguiente paso se basa en someter la piedra caliza a un proceso de cocción en los hornos (caleras). Para esto se utilizaban como elemento de combustión matorrales y aulagas
(arbustos espinosos muy ramificados), ya que
como es bien sabido la isla carece de cualquier
tipo de bosques. A veces el primer paso para
poner la calera en funcionamiento era la acumulación de aulagas. Su transporte era dificultoso, y había que recorrer grandes distancias, utilizándose sobre todo los camellos
como medio de transporte. La piedra de cal
permanecía más de 24 horas al fuego. La necesidad de mantener un fuego casi constante
hace necesario el trabajo permanente, necesitando dos o tres personas que se fueran turnando para meter el matorral en los hornos.
El último proceso pasa por sacar las piedras
ya cocidas, por la parte inferior (boca de recogida). Para que la piedra se desintegre y se convierta en polvo (cal) es necesario añadir agua.
La cal es empleada en múltiples funciones
según su pureza: para la construcción de edificaciones; albeos y blanqueados; como morteros en mampostería, hormigones y revestimientos; higienización de espacios; en la agricultura; como potabilizador de agua (se echaba en las aljibes para depurar el agua); etc.

Calera restaurada, Teguise.

Por toda la isla encontramos caleras. Sin
embargo, las que se encuentran en un mejor
estado de conservación son las de Teguise, situadas al noroeste de la Villa.
Las salinas
El evidente interés arquitectónico, cultural,
ecológico y paisajístico de las salinas de la isla
las convierten en una referencia fundamental
de nuestro acervo patrimonial y de nuestro
paisaje.
La industria de la sal en Lanzarote se cree
que tiene sus inicios en el siglo XV, aunque algunos investigadores sitúan este hecho desde
época romana. Así, Lanzarote presenta en su
territorio la salina canaria más antigua de la
que se tiene constancia, las Salinas del Río,
que aparecen señaladas por primera vez en los
mapas del ingeniero Torriani en 1590, y con
referencias documentales del siglo XV.
El auténtico auge salinero está vinculado a
la industria conservera y la salazón del pescado
en el siglo XIX, donde se exportaba sal a otras
islas, sobre todo a Tenerife y La Palma. En la
segunda década del siglo XX se produce un
“boom” salinero en la isla, donde el producto
vuelve a vivir otro periodo de esplendor, construyéndose nuevas salinas, llegándose a ocupar
cerca de dos millones de metros cuadrados.
La presencia de salinas en Lanzarote conformó un espectacular tablero de cuadros blancos
que se localizaban en gran parte de nuestra

287
A R Q U I T E C T U R A T R A D I C I O N A L Y E N TO R N O C O N S T R U I D O

Panorámica de Las Salinas del Río con el archipiélago
Chinijo al fondo.

Salinas de Janubio, uno de los hábitats más singulares de
Lanzarote.

costa. La pervivencia de algunas de estas salinas, así como el legado que han dejado con el
paso del tiempo, hace que se hayan formado
auténticos y singulares paisajes culturales.
En la isla podemos encontrar dos tipos de
salinas: la natural de cocedero de barro, y la
nueva con forro de piedra.
Las primeras se localizan en zonas de costa
llana (en acumulaciones de materiales de carácter aluvial), aprovechando la subida del
mar para canalizar el agua hasta los cocederos
naturales, formados a partir de la acumulación de barro, y donde se realiza la primera
concentración de sal. Posteriormente se canalizaba hasta los tajos, lugar de cristalización y
obtención de la sal. Es el sistema más antiguo
de salinas construidas, siendo el ejemplo más
representativo las del Río, localizadas a los
pies del risco de Famara.
Las salinas nuevas con forro de piedra
nacen a finales del siglo XIX con el empuje de
la industria pesquera y la necesidad de conservar la producción. Éstas son el claro ejemplo
de la originalidad del habitante de Lanzarote,
resultado de la evolución de la salina antigua
de barro. Se introduce el forro de piedra y el
concepto del tajo de forma más definida. En
éstos se produce la cristalización de la sal.
Suelen ser de pequeño tamaño (3 x 5 m), con
una altura de agua de unos 20 cm., ordenados
en hiladas y con un sistema de riego para cada

uno de ellos. Los cocederos son balsas o estanques de gran superficie donde se efectúa la
primera concentración salina, sus muros se
construyen en mampostería de piedra colocada, cuyo interior es de barro apisonado permitiendo la impermeabilización. El número de
éstos es limitado, siendo lo más normal que
sólo se posea un cocedero de forma rectangular, con una altura entre los 40 y 60 cm. Se introducen además los molinos de viento y se
adaptan las canalizaciones consiguiéndose
una mayor producción.
El proceso de obtención de la sal comienza
cuando el agua penetra en el cocedero a través
de los tomaderos. La entrada del agua se regula despejando los canales y levantando muros
de piedra para impedir su entrada. Una vez sometida a un primer proceso de calentamiento,
pasa a otro cocedero a través de un orificio en
la pared que los separa, teniendo estos dos
pasos una duración de entre diez y veinte días.
Tras sufrir un segundo proceso de calentamiento y adquirir el grado de salinidad adecuado, el agua se traslada a los tajos donde se
precipita la sal.
Para ello es preciso ir abriendo y cerrando el
orificio de acceso durante dos días. Los tajos
precipitan sal cada diez o quince días, removiéndola con un rastrillo para acelerar el proceso y obtener cristales de sal pequeños y de
mayor calidad. La sal precipitada en el fondo

288
LA N Z A R OT E ( I S LA S C A N A R I A S )

de los tajos se va acumulando en pequeños
montones. Al cabo de una o dos semanas la sal
se envasa en sacos.
El declive de la industria pesquera y la aparición de las técnicas de congelado han hecho
que la importancia de la sal quede relegada,
desapareciendo parte de las salinas que existían en la isla, o quedando sólo sus estructuras.
Las salinas más importantes, junto con las
del Río, ya mencionadas, son las de Janubio,
localizadas en el sudoeste de la isla, y que son
el resultado de aprovechar una laguna creada
por las erupciones de 1730-1736.
Los molinos
La población lanzaroteña, a lo largo de su
historia, ha ido adoptando diferentes tipologías de molinos, que se han adaptado a las condiciones físicas de la isla y a la innovación tecnológica del hombre.
La escasez de agua obliga a la utilización de
una agricultura de secano centrada en los cereales (trigo, millo, cebada, etc.), convirtiendo a la isla en uno de los graneros de Canarias, surgiendo un gran número de molinos
que se utilizaban para moler los granos y obtener el gofio, base y fundamento de la dieta
insular, resultado de moler el grano de cereal
tostado.
En función de la energía empleada para el
funcionamiento de los molinos, y de su evolución, se pueden encontrar diferentes tipologías, presentes casi todas ellas en pueblos de
Teguise como Tiagua o Guatiza:
De tracción animal: la evolución de la economía insular y la llegada de animales domésticos, como el camello o el burro, posibilitó la
introducción de los molinos de tracción animal. Denominados como Molinos de Sangre o
Tahonas, supusieron el aumento de la capacidad de producción y de la fuerza impulsora
sobre los molinos de mano. Éstos son una herencia directa de la noria de sacar agua. Consisten en una gran rueda dentada colocada ho-

Estructura de madera y aspas de una molina, Museo
Agrícola El Patio.

Croquis del interior de un molino de viento.

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A R Q U I T E C T U R A T R A D I C I O N A L Y E N TO R N O C O N S T R U I D O

aspas. Éstas son las que reciben la fuerza del
viento y hacen girar la rueda dentada.
– Molina de viento: destacaron en el siglo XIX
y principios del XX y, a diferencia de los molinos, la molina es de planta rectangular
con una altura de unos 2 m. Consta de una
torreta de madera con una longitud de 6 a 7
m., que gira desde la base para orientar las
aspas según la dirección del viento. Con
menor cantidad de viento produce un gofio
de más calidad que el molino de viento.
– Molino de salina: de estructura muy similar
a las molinas. Sirven como elevadores del
agua del mar, desde un pozo, para hacerlos
llegar a los cocederos de sal. En este tipo de
molino podemos distinguir tres partes: la
base, la torre y la maquinaria.
- La base es la que permite una mayor captación del viento y da estabilidad a la torre.
Podemos encontrar varios tipos: con la
base en cubo y en cubo doble (salinas de
Órzola); en pozo (Los Agujeros), es la simple prolongación de la fábrica del propio
pozo (Luengo, A., Marín, C., 1994: 106) y
en mastaba (Salinas de Janubio), sus parámetros verticales se construyen con talud
para reforzar la estabilidad de la fábrica sin
necesidad de construir un contrafuerte
(Luengo, A., Marín, C., 1994: 107).
- La torre o estructura es la parte media del
molino que soporta o sostiene la maquinaria y le da estabilidad a la misma.
- La maquinaria es la responsable de impulsar el agua del mar hasta los cocederos, y
está compuesta de varios elementos, como
el rotor, que capta la energía del viento; la
bomba, que impulsa el agua; y el sistema
de transmisión, que une rotor y bomba.

Molino de salinas, localizados en la costa surten a las
salinas de agua de mar.

rizontalmente, que gira sobre su eje movida
por un camello o burro, poniendo en movimiento otra rueda vertical que acciona los engranajes y a su vez las piedras de moler. El eje
principal sostiene una larga vara (almijarra),
de la cual se trasmite la fuerza que pone en
movimiento todo el mecanismo.
De tracción eólica: dentro de esta categoría
encontramos varios tipos de molinos atendiendo a sus diferentes tamaños y usos.
– Molino de viento: la función principal de los
molinos es recoger la energía producida por
el viento y poner en acción una serie de piezas que, colocadas estratégicamente, mueven las piedras o “muelas” del molino, entre
las que se ha vertido el grano para ser triturado. Éste se compone de una torre de planta circular de dos o tres alturas construida
con barro, cal y piedra. Su parte superior es
coronada por una caperuza con armazón de
madera de tea sobre la que se sostienen las

Glosario
Albear: enjalbegar o blanquear una pared con
cal, yeso o tierra blanca. En Lanzarote se ha
usado tradicionalmente la cal.

290
LA N Z A R OT E ( I S LA S C A N A R I A S )

Alisio (o Alisios): viento generado en el Anticiclón de las Azores que, procedente del
noreste, pasa por Canarias. Se caracteriza
por ser húmedo y de fuerte intensidad.
Bernegal: tinaja para agua, que recibe tras
pasar por una piedra de destilar más alta.
Ambos elementos se suelen encontrar en
una destiladera (normalmente de madera),
elemento clásico de las viviendas canarias.
Cal: obtenida del caliche (piedra caliza) a través de su quema en las caleras, ha tenido innumerables usos en Lanzarote: junto con
barro formaba la argamasa utilizada para la
construcción de viviendas y salinas, para
impermeabilizar los aljibes y potabilizar su
agua, etc.
Casa honda: construcción aborigen en Lanzarote, que se caracteriza por estar semihundida. Esto puede ser porque se aprovecha una
cavidad volcánica, o porque el suelo se rebaja. Este tipo de edificación protege contra los
frecuentes vientos en la isla y contra el calor.
Cilla: edificio de la Iglesia Católica para el almacenamiento del grano obtenido mediante los diezmos.
Enarenado: también conocido como arenado,
es una forma de cultivo típica de Lanzarote,
en la que se aprovechan las cualidades de la
arena o ceniza volcánica, que tienen la capacidad de retener la humedad atmosférica
(sereno o rocío), y protegen las plantas del
sol, además de evitar las malas hierbas. El
enarenado puede ser natural, cuando hay cenizas en la zona, como en La Geria, o artificial, en base al vertido de una capa de arena.
Gallenía o gallanía: espacio para los animales
de monta y carga, como el camello o el
burro. Se distingue así del corral, destinado
a gallinas, cabras, etc.
Gavia: terrenos con cierta pendiente, situados
en zonas de cultivo donde el agua de lluvia
queda estancada durante días.

Hibrón: viga ancha de madera, usada en los techos de las viviendas.
Jable: arena de origen marino. Por extensión,
zona de Lanzarote cubierta por el jable, que
atraviesa la zona centro de la isla arrastrada
por el viento. Los terrenos de jable se usan
para el cultivo, al poseer cualidades similares a las de la arena volcánica.
Mareta: depósito de agua, acondicionado o excavado junto a una montaña para recoger el
agua que corre. Para ello se cuenta con alcogidas, las grandes superficies en las que
cae el agua, que a través de canalizaciones
es conducida hasta la mareta.
Molina: estructura para moler grano usando
la fuerza del viento. La base de la molina
es de planta rectangular con altura de 2,2
m. La torreta de madera tiene una longitud
de 6 a 7 m., que gira desde la base para
orientar las aspas según la dirección del
viento. Con menor cantidad de viento produce un gofio de más calidad que el molino
de viento.
Natero: cultivos situados en los cauces de barrancos en forma de terrazas, para estancar
tanto el agua de escorrentía como los sedimentos.
Tahona: también llamado molino de sangre, la
fuerza motora de la rueda de moler es un
animal, normalmente un burro o camello.
Consiste en una gran rueda dentada colocada horizontalmente, que gira sobre su eje
movida por un camello o burro y pone en
movimiento otra rueda vertical que acciona
los engranajes y a su vez las piedras de
moler. El eje principal sostiene una larga
vara (almijarra), de la cual se transmite
la fuerza que pone en movimiento todo el
mecanismo.
Troja: habitación situada normalmente en un
primer piso, con acceso por escalera interior, que sirve para guardar grano.

291
A R Q U I T E C T U R A T R A D I C I O N A L Y E N TO R N O C O N S T R U I D O

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293
Arquitectura tradicional COMARC A D E L A LTO GUADIATO (CÓRDOBA , A N DA L U C Í A
Montaña
de Navarra
NAVARRA

Idoia Fernández Napal
Arquitectura tradicional COMARC A D E L A LTO GUADIATO (CÓRDOBA , A N DA L U C Í A
La sabiduría con la que nuestros antepasados habitaron los valles y cuencas de la Montaña de Navarra constituye uno de sus mayores
legados. La herencia de unos pueblos que poseen el encanto de transmitir un pasado
lleno de historia forma parte no sólo de
un paisaje singular sino también de la
identidad cultural de las gentes que los
habitan.
La arquitectura tradicional y los espacios a
los que otras comunidades anteriores dieron
vida son testigos de una relación respetuosa
del ser humano con su entorno más cercano;
son la memoria de un tiempo en el que prevaleció el empleo coherente de los recursos naturales y la adecuación climática y funcional
de unas construcciones que por ello no perdieron su belleza.
En las próximas páginas viajaremos a otras
épocas a través de los testimonios de unas personas que no dudaron en hablarnos con nostalgia de un tiempo no tan lejano y de los grandes investigadores de la Casa, la Geografía y la
Etnografía de Navarra. Unos y otros nos invitan a ver más allá de unos elementos constructivos pintorescos; nos sugieren aprender a observar en ellos la huella de la cotidianeidad de
otros hombres y mujeres, de modos de vida diferentes, costumbres olvidadas y viejos oficios
que forman parte de las mil y una historias por
descubrir en cada uno de los pueblos y rincones que confieren a la Montaña de Navarra un
bello y sorprendente paisaje, plural y diverso,
“natural y humano”. Nos enseñan a amar e incitan a conservar una arquitectura tradicional
que es la herencia de nuestro pasado.

Montaña
de Navarra.

Introducción: Los paisajes
de la Montaña de Navarra
La Montaña de Navarra es un extenso territorio de 4.900 km2 que abarca la mitad norte
de la Comunidad Foral. Tierra de contrastes
fruto de la confluencia de tres regiones biogeográficas (la alpina, la atlántica y la mediterránea) se muestra al visitante como un gran mosaico variado y sorprendente.
Sin embargo, la riqueza de los paisajes de la
Montaña de Navarra no es únicamente la amplia variedad de los recursos naturales debida
a la concurrencia de ámbitos bioclimáticos diversos sino la combinación de éstos con unas
actividades económicas tradicionales y unos
modos de vida que están estrechamente relacionados con las posibilidades que ofrece cada
región.

297
A R Q U I T E C T U R A T R A D I C I O N A L Y E N TO R N O C O N S T R U I D O

Cáseda.

Sunbilla.

Baztán.

Peña.

Así, como veremos más adelante, en unos
valles predominará la ganadería bovina y en
otros la ovina; en algunos tendrá más importancia la explotación forestal, y en otros, la actividad económica principal será la agricultura.
La grandeza y singularidad de cada valle, cuenca o comarca es, pues, la particular adaptación
de los seres humanos al medio que la naturaleza les otorga. El clima y los diversos modos de
vida, además de razones históricas y sociales
influirán pues en la ubicación y estructura de
los poblamientos, y en la forma, distribución y
decoración de sus construcciones.
Como ya escribió Joaquín de Yrizar, uno de
los primeros estudiosos de las casas vascas (incluidas las del territorio navarro) “el apacible
vivir de los señores en sus palacios, la bélica
actuación de los banderizos, así como el trajinar de los campesinos, se trasparentaba en sus
moradas. Todas ellas –continúa– tenían un

acusado carácter y, precisamente, este carácter
es el que valoriza nuestros pueblos, valles y
montañas”1.
No será difícil distinguir las torres que nos
hablan de luchas entre linajes nobiliarios ni
presentir las diferencias entre las casas de las
familias pudientes y otras más modestas. En
muchos casos podemos adivinar, también con
cierta facilidad, la razón del origen de aldeas y
villas en función de circunstancias bélicas,
económicas o religiosas.
En efecto, al observar los pueblos abigarrados en lo alto de un cerro en los territorios
que lindan con Aragón imaginamos su función defensiva. Aibar, Rocaforte, Peña, Cáseda
o Gallipienzo nos hablan de una línea de frontera. En el noroeste, donde la estructura de
poblamiento generalmente es más dispersa,
otras poblaciones surgen como pueblos “bastida”, Uharte-Arakil y Etxarri-Aranatz son

298
M O N TA Ñ A D E N A VA R R A ( N A VA R R A )

agrupaciones de pequeños lugares que se
unen para protegerse de los asaltos e incursiones de ladrones. En cambio, otras villas florecieron para ofrecer servicio a los peregrinos
que en el siglo XI comenzaron a cruzar nuestro territorio camino del sepulcro de Santiago
en Galicia. Estos pueblos se distinguen por la
ordenación de sus casas en torno a una única
calle. La ciudad de Sangüesa, que tuvo un desarrollo posterior en anchura, Larrasoaña, Auritz-Burguete, Aurizberri-Espinal, Amaiur o
Lantz son algunas muestras de los denominados pueblos-calle. Existen, también, villasmercado que se desarrollan en torno a una
gran plaza, que en el caso de Urroz, el mejor
ejemplo de esta tipología de poblamiento en la
Montaña de Navarra, ha sido históricamente
utilizada como mercado rural, ganadero y
feria debido a su posición de encrucijada de
rutas.

Pueblo disperso: Goizueta.
Fotografía cedida por el archivo fotográfico del Servicio de Promoción e Imagen
Turística del Gobierno de Navarra.

do con la dirección que siguen los accidentes
estructurales a los que cortan transversalmente. Comenzando por el Este, transcurren los
grandes valles de Roncal y Salazar y el menos
conocido Almiradío de Navascués, los aislados
valles de Aezkoa y Arce y los más occidentales
Valderro y Esteribar.
El karst y el pino negro de Belagua, el hayedo-abetal de los bosques de Iratí, almadías y
cañadas, el Gran Camino de Santiago y la Colegiata de Roncesvalles son los hitos de mayor
renombre de unos valles que poseen una gran
riqueza natural, histórica y cultural.
Los modos de vida de sus gentes han permanecido ligados a la ganadería y la explotación
forestal, asumiendo la agricultura una posición relegada y reducida a pequeños espacios.
De este a oeste, la ganadería va transitando
del predominio de unos rebaños de oveja lanar
y rasa que exigen trashumar cada año de noviembre a mayo, a la preeminencia de las reses
bovina y caballar que pastan en los montes en
verano y se recogen en establos y bordas durante el invierno. Conocidos son los quesos de
Roncal y la raza caballar de Burguete. Las Cañadas Reales de los Roncaleses y los Salacencos son, hoy día, más visitadas por los amantes
de la naturaleza que por los pastores y sus ovejas. La agricultura, de subsistencia, destaca
por el cultivo de patata.

Organización del espacio urbano
y rural: 3 regiones geográficas 2
A grandes rasgos y siendo a veces las fronteras graduales y casi imperceptibles, el territorio de la Montaña de Navarra puede clasificarse en tres zonas geográficas; éstas son los Valles Pirenaicos Transversales, la Navarra Húmeda del Noroeste y la Baja Montaña Oriental.
Antes de referirnos a cada una de ellas, es preciso matizar que no se aprecia, en los habitantes, un sentido de pertenencia a estas grandes
áreas, sino a los valles, cuencas o comarcas en
las que se subdividen.

Los Valles Pirenaicos Transversales
La primera de las delimitaciones por el noreste hace referencia a los Valles Pirenaicos
Transversales y debe su denominación a que,
además de encontrarse en el eje axial de los Pirineos (al igual que otros valles más occidentales), el caudal de sus ríos corre en desacuer-

299
A R Q U I T E C T U R A T R A D I C I O N A L Y E N TO R N O C O N S T R U I D O

bosques de hayas y robles. Se divide en dos regiones: los valles cantábricos y los subcantábricos o según se sitúen al norte o al sur de la
divisoria de aguas Cantábrico-Mediterráneo.
De este a oeste y de norte a sur, los valles
cantábricos son: Baztan, el municipio navarro
más extenso, Cinco Villas de la Montaña, Bertitzarana, Santesteban, Basaburua Menor,
Urumea, Leitzaran y Araitz.
Los valles subcantábricos se subdividen en
los más grandes y norteños de Larraun, Basaburua Mayor, Ultzama y Anue, que apoyan su
cabecera en la divisoria de aguas; los más pequeños y meridionales de Imoz, Atez y Odieta,
situados al sur de los anteriores; y, por último,
el bien diferenciado Corredor de Arakil, con el
valle de Burunda, la tierra de Aranatz y la Val
de Arakil.
En la Navarra Húmeda predomina una ganadería estante, principalmente bovina, y otra
ovina de raza lacha, dedicadas ambas a la producción de leche y carne. Se mantienen estos
animales en los establos de las casas durante
el invierno, alimentados con el forraje que se
guarda en los desvanes o “ganbaras”. Los helechos y hierbas apilados formando metas se
utilizan como cama de ganado y materia
prima en la elaboración de estiércol fertilizador de campos.
El panorama parcelario se caracteriza por
los campos cercados para encerrar el ganado o
para defenderlo de animales ajenos. Las cercas
tradicionales, claramente perceptibles en el
paisaje, son de piedra o vegetales. Las de piedra son probablemente las más antiguas y suelen consistir en grandes losas hendidas en la
tierra en los valles cantábricos y en paredes
hechas superponiendo piedras sin argamasa
en los campos de cultivo y en los prados que
lindan con caminos y terrenos comunales. Las
cercas vegetales son muy numerosas y bien
empalizadas de estacas y palos o ramas entrecruzadas de fresnos, hayas, etc., o bien, setos
de espinos u otros arbustos vivos. Desde hace

Burgui.

La actividad forestal se caracteriza por los
singulares modos de transporte: en almadías,
como se rememora cada año en una fiesta de
sabor tradicional, o mediante cables en los valles de Aezkoa y Arce. En éstos, la importancia
forestal a través del carbón vegetal estuvo íntimamente ligada al desarrollo de las ferrerías y
fábricas de armas de Eugi y Orbaitzeta.
Por último, a los modos de vida tradicionales se une el progreso comercial impulsado
por la conversión de la calzada romana de
Burdeos a Astorga, una de las importantes
rutas entre Europa y la Península, en Camino
de Santiago.
Esta Navarra de valles transversales y pirenaicos forma parte de la Navarra de las Aldeas. Las poblaciones presentan aquí estructuras menos aireadas que las situadas al Noroeste pero no tan compactas como otras más meridionales. Las casas, separadas entre sí por
pasillos estrechos o belenas, dejan espacio
para pequeños huertos adosados a ellas y terrenos comunales que formarán parte del antiguo régimen pastizal.

La Navarra Húmeda del Noroeste
El otro área pirenaica, la Navarra Húmeda
del Noroeste, denominada así por las abundantes y regulares precipitaciones, se caracteriza por una frondosa vegetación, principalmente integrada por vegetales hidrófilos y

300
M O N TA Ñ A D E N A VA R R A ( N A VA R R A )

unos años se está dando una sustitución de
este tipo de cercas tradicionales por cercas de
alambre de espino y eléctricas.
La explotación forestal es de menor trascendencia y su principal uso fue el del carbón vegetal. Y es que los hornos de las muy numerosas aunque pequeñas ferrerías que poblaron
los valles cantábricos requerían gran cantidad
de combustible. Junto a esta actividad, los molinos harineros, los hornos de cal y el trabajo
artesanal de la madera a través de la realización de kaikus, zuecos o cucharas de boj, fueron otras de las fuentes de riqueza de algunos
de estos valles. Los canteros y los carpinteros,
por ejemplo, adquirieron fama fuera de sus
fronteras y muchos salieron a trabajar a otras
regiones. Un fuerte crecimiento poblacional a
finales del siglo XIX convirtió además en habitual el emigrar a “las Américas”.
Existió también en esta zona otra actividad
ligada desde su inicio a la configuración del
paisaje y que ha perdurado hasta hace no muchos años: ésta fue el contrabando. Las regatas que ascienden a la frontera con las comunidades de Ultrapuertos fueron caminos muy
transitados que afectaron al “desarrollo progresivo o regresivo de las entidades de población impulsado o frenado por el comercio y el
contrabando”.
Los valles cantábricos de la Navarra Húmeda
del Noroeste se corresponden con la Navarra
de los Caseríos, representada por un poblamiento disperso que combina aldeas, barrios y
caseríos rurales. Los barrios son pequeñas aldeas, más o menos alejadas de los lugares principales a los que pertenecen. Los caseríos, que
en algunos valles albergan aproximadamente
la mitad de la población, derivan en su gran
mayoría de antiguas bordas de ganado convertidas en casas al añadirles uno o dos pisos.
De ahí que sus nombres suelan corresponderse con el de una casa ubicada en el núcleo
de población, al que se les añade la terminación “borda”.

Ziga.
Fotografía cedida por el archivo fotográfico del Servicio de Promoción e Imagen
Turística del Gobierno de Navarra.

En este paisaje suntuoso se encuentra el
Señorío de Bertitz, conjunto integrado por
un parque natural de bosque atlántico y un
jardín botánico junto a una casona-palacio
utilizada como Centro de Interpretación de la
Naturaleza.
En los valles subcantábricos apenas existen
casas dispersas y en el Corredor de Arakil, la
tradicional vía de comunicación entre Navarra
y Álava, existen algunas villas como EtxarriAranatz o Uharte-Arakil que presentan una estructura más urbana, con casas compactas,
paredes medianiles, callejas y plazas.

La Baja Montaña Oriental
La agrupación de las Cuencas Prepirenaicas
de Lumbier-Aoiz con la Tierra de Sangüesa, la
Val de Aibar y la Valdorba no es habitual en los
Atlas de Navarra. Los mapas incluyen Lumbier-Aoiz en un conjunto de cuencas prepirenaicas que no son objeto de nuestro estudio y
el resto de valles y comarcas en el territorio de
la Navarra Media Oriental y no en la Montaña
de Navarra. Sin embargo, estas regiones limítrofes (que siguiendo criterios geográficos
sería más adecuado clasificar de otra manera)
presentan condiciones climáticas y modos de
vida análogos. Estas similitudes permiten establecer, salvando las distancias, unos rasgos
comunes para el estudio de la arquitectura

301
A R Q U I T E C T U R A T R A D I C I O N A L Y E N TO R N O C O N S T R U I D O

tradicional en el territorio que nos ocupa. Lo
que admite acuñar a estas regiones dicha denominación es el paisaje de baja montaña que
se observa en todas ellas en contraposición
con las esbeltas cumbres del Pirineo y la llanura de la Ribera.
En esta área geográfica confluyen los tres
ambientes bioclimáticos que conviven en Navarra. La transición de un clima atlántico y subalpino a otro mediterráneo permite descubrir la
combinación de bosques de haya, pino silvestre
y roble en las laderas más umbrías de las sierras; encinas y coscojas en los carasoles; y nuevos regadíos en las zonas más meridionales.
Tierras de paso han sido también estas regiones de pastores y rebaños que trashuman
por las cañadas, de almadías que descienden
por los ríos y de peregrinos que transitan por
la vía tolosana del Camino de Santiago y otras
rutas menores que atraviesan la Val de Aibar y
la Valdorba.
Hoy día, además del desarrollo industrial de
algunos de los núcleos más importantes, la
Baja Montaña Oriental se ha constituido en
un centro de producción de energía renovable
a través de molinos eólicos, centrales hidroeléctricas, paneles solares y la única planta de
biomasa del Sur de Europa. Por otro lado, el
gran embalse de Yesa y el recientemente llenado del de Itoiz han modulado la configuración tradicional del paisaje de esta zona de
baja montaña.
Las cuencas prepirenaicas de Lumbier-Aoiz
son un espacio entre montañas que albergan
diversos valles (Urraul Alto y Bajo, Romanzado, Lóngida, Izagaondoa, Ibargoiti, Linzoain y
Unciti) de economía agropecuaria y algunas
villas (Aoiz, Lumbier, Monreal y Urroz) que
propiciaron un desarrollo comercial en torno
a la celebración de mercados y ferias. En su
paisaje destacan por su belleza y valor ecológico los cañones excavados por los ríos. Las impresionantes foces de Arbaiun y Lumbier y las
más desconocidas de Ugarrón, Iñarbe, Gaztelu

Adoain.

y Txintxurrenea, son algunos de los entornos
más espectaculares de la geografía de Navarra.
En Tierra de Sangüesa y Val de Aibar llaman
la atención los asentamientos medievales defensivos que tuvieron su razón de ser en una
época constante de lucha entre el Reino de
Navarra y el de Aragón. En el llano, la ciudad
de Sangüesa fue creada para el desarrollo comercial y la atención a los peregrinos. El trasiego cultural que supuso el Camino de Santiago dejó en ella preciosas obras de arte románico.
Por último y a grandes rasgos, la Valdorba
es una comarca integrada por pequeñas aldeas
que conservan un patrimonio monumental de
iglesias rurales y palacios que recuerdan, al
igual que en el resto de la Baja Montaña, la
importancia que tuvieron en el pasado las
rutas jacobeas.
En esta área geográfica la agricultura posee
una importancia mayor que en el resto del territorio de la Montaña de Navarra. Predomina
el cultivo de cereal en la Cuenca de LumbierAoiz y el polimorfismo mediterráneo en el
resto, combinando el cereal (siempre que se
pueda asegurando su cosecha con riego artificial) con vid, olivo y almendro, capaces de resistir mejor los períodos de sequía.
Como cabría esperar de una región de transición, coexisten aldeas de diversos tamaños y
villas de estructuras más compactas que
muestran sus casas pegadas unas a otras for-

302
M O N TA Ñ A D E N A VA R R A ( N A VA R R A )

Nuevas empresas, negocios y empleos están
surgiendo basados en el aprovechamiento innovador de los recursos y el patrimonio de la
zona. Viejos oficios ya desaparecidos se convierten en actividades turísticas, antiguas técnicas se modernizan sin perder su carácter
artesanal, se renuevan los productos tradicionales y de la transferencia de experiencias
y tecnologías surge la innovación con sello
propio.
El tejido industrial está formado por pequeñas y medianas empresas, la mayoría concentradas en las comarcas cantábricas y cuencas
prepirenaicas. No obstante, en los últimos
años, la mejora de infraestructuras y las comunicaciones, junto con el esfuerzo de ayuntamientos y entidades locales han impulsado
su crecimiento también en otras comarcas, y
buen ejemplo de ello es el despegue del sector
agroalimentario.
Por otro lado, los nuevos yacimientos de
empleo vinculados al entorno y que comienzan a potenciarse a través de la valorización
del patrimonio cultural, las energías limpias y
las actividades de ocio y deportes de naturaleza, auguran un futuro esperanzador para una
montaña repleta de recursos culturales, naturales y humanos.

Aibar/Oibar.

mando calles y callejas pocas veces rectas. Una
nueva tipología de pueblos de colonización se
añade aquí. Tres nuevas entidades, Gabarderal, Gallipienzo Nuevo y San Isidro del Pinar,
surgieron con la puesta en marcha del Canal
de las Bardenas como centros agrícolas de regadío a los que pronto añadieron la función
residencial.

Economía tradicional en evolución
Aunque las actividades ganadera, forestal y
agrícola a las que hemos aludido siguen siendo el modo de vida de buena parte de la población activa de la Montaña de Navarra, en las
últimas décadas se está produciendo una progresiva diversificación.
La utilización de los recursos locales para el
ocio y la mejora de la calidad de vida han animado el desarrollo del sector servicios, con el
turismo rural a la cabeza y el despegue del
sector agroalimentario.
La oferta de turismo rural en la Montaña de
Navarra ha florecido en los últimos tiempos,
con un sello indiscutible de calidad. La arquitectura popular, hecha de confortables hogares de piedra y madera, alberga hoy múltiples
opciones de alojamiento turístico en hoteles y
casas rurales con todas las comodidades.
Campings, albergues y refugios completan
esta oferta brindando descanso en plena naturaleza.

El lugar público abierto
Gran parte de la vida social de una comunidad se desenvuelve en los lugares públicos.
Calles y plazas se convierten en escenario de
los acontecimientos cotidianos y ocasionales
de una localidad.
Son el espacio donde se desarrollan las costumbres y expresiones culturales de un pueblo
y el contexto donde tienen lugar las relaciones
sociales entre sus habitantes. Ciertas conductas quedan, así, amarradas a algunos lugares
geográficos que se convierten en referentes
simbólicos para los locales y en ocasiones
también para los visitantes.

303
A R Q U I T E C T U R A T R A D I C I O N A L Y E N TO R N O C O N S T R U I D O

El concepto de vecindad

malas cosechas el concejo podía decidir la roturación temporal de una parte del monte.
Como se ha mencionado, “los habitantes” no
eran poseedores de los derechos vecinales.
Tampoco lo fueron los agotes, una etnia de origen hoy todavía desconocido, que fue discriminada a vivir en barrios separados hasta principios del siglo XX. Su presencia se constata en
varios valles de la Montaña de Navarra (como
Roncal o Aezkoa), pero el lugar de mayor concentración de estas gentes fue el barrio de Bozate en Arizcún (Baztán). La opinión popular
de que eran portadores del pecado original y de
llevar consigo la mala sangre que les venía
de herencia hicieron de ellos una raza maldita.
No se les permitía vivir en el mismo pueblo, ni
mostrar el escudo blasonado en sus casas y
mucho menos casarse con los naturales. En
los actos religiosos se les trataba con todo tipo
de discriminación y tampoco podían participar
en los bailes. Hasta tal punto llegaba el desprecio al que estaban sometidos que se les hacía
llevar una campanilla o unas castañuelas que
se llamaban cliquetas y que debían tocar para
que a la gente le diera tiempo a apartarse cuando ellos pasaban. Aunque hoy en día los agotes
ya están integrados, los habitantes de Arizkun
son muy prudentes a la hora de hablar de ellos,
bien sea porque son descendientes, bien por
intentar borrar una historia tan terrible.

Para entender el uso de los lugares públicos
en la Montaña de Navarra es preciso, antes,
hacer referencia al concepto de vecindad. Antiguamente, la principal diferencia entre quienes vivían en una misma población era la de
ser vecinos o habitantes. Los vecinos disfrutaban de privilegios de carácter político, económico y social y, a diferencia de los habitantes,
podían ser miembros del gobierno local, tenían derecho al aprovechamiento de los recursos naturales del lugar y mostraban signos externos de diferenciación, como el orden de colocación en la iglesia, en las procesiones o en
la sepultura. Pero estos privilegios no recaían
en las personas sino en las casas, que debido al
sistema de heredero único, propio de gran
parte de la Montaña de Navarra, sólo heredaba
uno de los hijos. El resto de hermanos, a no
ser que se casaran con un heredero o heredera, pasaban a ser “habitantes” y a trabajar
como criados de labranza o pastores.
Este concepto de vecindad estaba reforzado
por costumbres colectivas. El auzolan o trabajo vecinal en beneficio de la comunidad consistía en el trabajo gratuito de un miembro de
cada casa en labores comunales. Esta tradición, que todavía perdura en la Montaña de
Navarra más septentrional, se reaviva hoy en
otras localidades para la rehabilitación de elementos importantes para el pueblo.
El colectivismo de los lugares3 se expresa
también en la división de los pueblos en dos
“hojas”. Cada año, una se sembraba, y la otra se
dejaba en barbecho y pasaba a ser tierra del
común donde pastaban libremente los ganados. Este sistema llevaba implícito la creación
de un “rebaño concejil” que estaba constituido
por varios rebaños agrupados por especies con
varios pastores pagados por cada casa a razón
de un canon por cabeza. Otra manifestación de
la vida comunal fueron las piezas concejiles.
Cuando los vecinos se endeudaban debido a las

Elementos básicos en la ordenación
de un pueblo
En las aldeas o villas existen unos puntos de
referencia fundamental que tienen que ver
con la ordenación del pueblo. Algunos de
éstos son, como señalaba Caro Baroja, la fuente pública, la red de senderos y los puentes.
En un tiempo en el que no existía agua corriente en las casas, las fuentes, los abrevaderos, los lavaderos o los mismos ríos eran lugares imprescindibles en la vida diaria de los habitantes de una localidad.

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Lavadero de Aibar/Oibar.

Almadía y puente de Burgui.

Todas las mañanas las mujeres traían de la
fuente el agua necesaria para beber y cocinar.
Además de este uso diario, la visión popular,
en ocasiones asociada a creencias y ritos mágicos, ha adjudicado a las fuentes una importancia terapéutica. Frecuentemente se recomendaba, fundada o infundadamente, beber o introducirse en algunas aguas con fines preventivos o curativos. Sin embargo, en muchas
ocasiones no bastaba con ello; era necesario
respetar un ritual de carácter ceremonial si se
quería obtener el resultado deseado.
Si los hombres llevaban a los animales a
beber a los abrevaderos o askas, las mujeres
iban a lavar la ropa al lavadero o al río. Allí se
desarrollaba gran parte de su actividad social.
Mientras lavaban la ropa, “las mujeres comentaban los últimos acontecimientos ocurridos
en el pueblo y no faltaban las ocasiones en que
los jóvenes se acercaran a cortejar a las muchachas con la excusa de ayudarlas a llevar los
pesados cestos”4. Cuando la ropa que había
que lavar era blanca debían hacer la colada;
para ello, después de un primer jabonado en el
lavadero volvían a casa, echaban la ropa en un
terrizo, ponían un paño encima y lo cubrían
de ceniza, entonces vertían agua hirviendo
que iba saliendo, a su vez, por un agujero. Una
vez hecho esto, volvían al lavadero para aclarar de nuevo la ropa.
Las redes de senderos, que se dividían en las
categorías de caminos reales, caminos públi-

cos y sendas, eran también de importancia y
relevancia económica y social. En ellos estaban, por ejemplo, las “cadenas” y “tablas”
donde se cobraban las correspondientes exacciones sobre el transporte de mercancías y el
paso de vehículos. En algunas localidades se
conserva todavía el nombre de “Casa de la Cadena”. Con el paso del tiempo, muchos de
estos caminos se han convertido en las actuales carreteras, en lugares de paseo o en senderos señalizados para el disfrute y ocio de la población local y de los visitantes.
Relacionados con la red de senderos, los
puentes, fruto de la necesidad de superar los
obstáculos de la naturaleza, son, a la vez, el reflejo de la sociedad que les dio forma. Los más
antiguos, de origen romano, se caracterizan
por la utilización de piedra local y el empleo de
arcos de medio punto. Los más destacables en
la Montaña de Navarra son el de Reparacea en
Oieregi o los de Lumbier y Espinal. Los puentes medievales que proliferan en torno al Camino de Santiago continúan con las técnicas
constructivas romanas y adquieren función defensiva. Algunos de estos ejemplares se pueden
observar en Yesa, Lumbier, Monreal o Zubiri.
Los puentes fueron, también, puntos estratégicos en batallas y asaltos, y quizá por eso mismo
están casi siempre relacionados con mitos o leyendas. Es el caso del Puente del Diablo o de
Jesús en la Foz de Lumbier, el de los Roncaleses en Yesa, o el de los Ladrones en Larrasoaña.

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A R Q U I T E C T U R A T R A D I C I O N A L Y E N TO R N O C O N S T R U I D O

Algunos semiderruidos por su papel estratégico en las sucesivas guerras y otros muchos rehabilitados y bien conservados a pesar del
avance de las estructuras metálicas, forman
parte todos ellos del patrimonio arquitectónico
de hoy de la Montaña de Navarra.

Lugares de mercados y ferias
Las plazas, primero a las afueras de las aldeas y luego como espacios abiertos entre calles
convergentes, con el Ayuntamiento como edificio fundamental, se convierten a partir de la
Edad Media en espacios públicos de gran relevancia social y económica ligados muchas
veces a la concesión del privilegio de celebrar
ferias y mercados.
Las ferias eran grandes acontecimientos en
la vida social de un pueblo, incluso de sus valles o comarcas.
En la villa de Urroz, en la Baja Montaña
Oriental, destaca poderosamente su enorme
plaza-explanada, que de una remota utilización como pasto común pasó a ser mercado
rural, ganadero y feria. En el centro de la
plaza, tras el frontón, el menhir del que se
cuenta que se le escapó a Roldán cuando lo iba
a tirar a Roncesvalles, es la piedra donde se realizan las ventas y donde se cobran los diezmos y primicias. A partir de finales del siglo
XIX la expansión de almacenes y establecimientos de precio fijo muy especializados dio
paso a otro tipo de comercio y al retroceso de
ferias y mercados. Sin embargo, algunas se
han mantenido y otras se están recuperando
con el fin de no perder la tradición y promocionar un comercio local de gran tradición
gastronómica. Hoy podemos disfrutar de las
ferias de Elizondo, Auritz-Burguete, Sangüesa
o Lumbier.
En muchas localidades de la Montaña de
Navarra, sobre todo en las zonas de más abundantes precipitaciones, soportales públicos rodean las plazas.

Plaza de Urroz.

Frontón de Ezkurra.

Lugares de ocio
Algunas plazas sirven, aún hoy, de frontones
improvisados para el juego de pelota, deporte
enormemente arraigado en la Montaña de Navarra y de práctica común a todos los grupos
sociales (en algunas localidades incluso se llegaron a utilizar los atrios de las iglesias). Sin
embargo, los accidentes ocasionados a los viandantes y comerciantes dieron lugar a quejas
que provocaron la aparición de recintos especí-

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M O N TA Ñ A D E N A VA R R A ( N A VA R R A )

que se representan en los carnavales de Alsasua, Ituren-Zubieta, Lantz o Luzaide-Valcarlos, llenan calles y plazas de gentes y diversión. Lo profano se combina con lo sagrado
mediante actos litúrgicos, procesiones que recorren el casco histórico y romerías que manifiestan el acto de penitencia en el camino para
alcanzar la ermita o santuario.

Lugares de trabajo
Romería en Eristain.

Pero las calles son también lugares de trabajo. En las pequeñas aldeas de la Montaña de
Navarra los oficios no se agrupan por calles,
como ocurre en las ciudades de mayor tamaño
como Pamplona, donde todavía se observa la
importancia que tuvieron los gremios en la
denominación de las calles (Calderería, Tejería, Zapatería…). En los pueblos de la Montaña de Navarra podemos distinguir, sin embargo, entre los oficios que se desarrollan en los
núcleos urbanos, normalmente en las calles
más antiguas, y los oficios que se realizan en
los extrarradios.
En el núcleo urbano trabajaban, entre otros,
forjadores, artesanos de madera, cesteros, yugueros, guarnicioneros, cordeleros, curtidores, zapateros, alpargateros, hilanderas, peloteros, guanteros, cereros y hojalateros.
A diferencia de hoy, en otros tiempos los
montes también fueron lugar de trabajo. Por
ejemplo, allí estaban los carboneros, queseros,
alfareros, tejeros, caleros, canteros, molineros, madereros, pastores, esquiladores, agricultores o contrabandistas.
Así cantaban en Sunbilla un bertso (tradicional canto improvisado en euskera):

ficos para su práctica. Denominados frontones,
rebotes o arkupes, se construyeron la mayoría
cerca de las iglesias. Los domingos y en las fiestas patronales se realizaban competiciones, no
sólo entre los jugadores de la localidad sino
también entre los pueblos vecinos. Además de
las diversas modalidades de pelota a mano, pala
corta, guante o cesta punta, en cada pueblo se
desarrollaron otras tantas particularidades que
mostraban el ingenio de los jugadores. Por su
parte, los espectadores vieron en el juego de pelota la ocasión adecuada para arriesgar su dinero (incluso sus casas, cuenta la tradición oral) a
través de las apuestas.
Pero las plazas también son ahora el escenario de otros deportes tradicionales que antes
tenían que ver con las tareas diarias, con las
labores agrícolas, el aprovisionamiento de
leña, la construcción de cercas con grandes
piedras o el arreglo de éstas con ayuda de bueyes. Segalaris o cortadores de hierba, aizkolaris o cortadores de leña, recogedores de mazorcas, transportadores de pesos (o txingas),
harrijasotzailes o levantadores de piedras,
lejos de la motivación originaria (demostrar
quién poseía mayor fuerza o realizaba mejor
una actividad) exhiben hoy sus destrezas en
las fiestas patronales de villas o aldeas.
Éstas y otras fiestas se viven en las calles.
Comidas populares, danzas sociales (antes
para el disfrute colectivo hoy convertidas en
espectáculo) y personajes folklóricos como los

“Hartu aizkora, egur txikitzen / bertze
batzuek zerretan / bertze aldian ikatz bidiak / ondoratuta galetan / ateraldiak
eman bihar da/ askotan ordu txarretan /
ogia hola irabazten zan/ lehen gure mendi
zaharretan”5.

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A R Q U I T E C T U R A T R A D I C I O N A L Y E N TO R N O C O N S T R U I D O

Coge el hacha, cortando leña, otros aserrando, otras veces acercados a las carboneras a entablar. Muchas veces haciendo
salidas en horas intempestivas. Así se ganaba el pan antes en nuestros viejos montes.
La industrialización y las nuevas formas de
vida han acabado con éstos y otros oficios de
antaño. Sin embargo, la manera de hacer artesanal ha resurgido de la mano de un interés
cultural y etnográfico. Además de las ya mencionadas ferias, recientemente el proyecto
Viajando por nuestros oficios y tradiciones
permite conocer de primera mano e incluso
experimentar los procesos de fabricación
artesanal.

El lugar público cerrado
En la Montaña de Navarra, al igual que en
otros territorios, existen algunos edificios de
uso público o semipúblico de importante valor
artístico y social. Pasamos a relatar algunos de
ellos.

Molino de viento de Olleta.

motriz. La Montaña de Navarra, sobre todo los
valles más septentrionales abundantes en ríos,
tuvieron gran cantidad de molinos. Algunos
de ellos supieron adaptarse a los tiempos modernos, adquiriendo nuevas utilidades: unos
se convirtieron en centrales hidroeléctricas;
otros se rehabilitaron como museos (como es
el caso del de Zubieta o del de Urdax-Urdazubi) y alguno se ha restaurado como restaurante (Asador “El Molino-Errota” en Aoiz).
Más adelante, en el apartado de arquitectura del agua, se explicará el mecanismo que
hace posible la molienda del grano. Ahora haremos referencia a su importancia social y al
modo de gestión de los molinos en las sociedades tradicionales.
En la Montaña de Navarra, la persona encargada del molino podía ser su propietario, un
empleado de una serie de porcionistas o un
arrendatario que pagaba a cambio de una cantidad fijada en subasta para la explotación. En
este caso, el molino pertenecía a una sociedad
en la que cada miembro actuaba como porcio-

Molinos y hornos públicos
Caro Baroja señalaba también los molinos y
hornos públicos como elementos de importancia en la ordenación de los pueblos.
De molinos se tiene constancia en la Montaña de Navarra desde la época prehistórica. Con
el paso del tiempo, los instrumentos sencillos
y rudimentarios fueron avanzando a otras técnicas de transformación del grano. En la Montaña de Navarra se ha reconstruido un molino
de viento del s. XII, es el de Olleta, en la muga
de la Valdorba y la Val de Aibar en la Baja Montaña Oriental. Se puede visitar junto con el
parque eólico para la producción de energía
eléctrica que le rodea e incluso comprobar
cómo muele el grano. Pero, sin duda, el avance técnico más importante fue el aprovechamiento de la corriente del agua como fuerza

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M O N TA Ñ A D E N A VA R R A ( N A VA R R A )

nista y el molinero recibía como pago por su
trabajo una parte de la molienda. En Navarra
el cobro se ejercía por robos, medida de capacidad correspondiente a 20-22 kilos, utilizada
exclusivamente en la Comunidad Foral. El
robo se denominaba así porque se creía que
los molineros se beneficiaban con este sistema
de pesos y medidas.
En este tipo de molinos, denominados de
maquila, el molinero no disponía de alojamiento y transcurrida la jornada se marchaba
a su casa. Cuando, por el contrario, el molinero era dueño del molino, solían tener vivienda
colindante.
En algunas localidades más populosas, como
Sangüesa, Urroz o Roncal, existieron batanes
que sirvieron para preparar las telas con el sistema de bateo. Así mismo, el agua sirvió para
dar cuerpo a otras industrias artesanales, como
fue el caso de las serrerías.
Todos estos tipos de industrias y elementos
seguían casi siempre sistemas de explotación
colectiva. En muchos pueblos existió también
un horno público que el Ayuntamiento arrendaba mediante subasta. Otras veces eran hornos cooperativos. En éstos, un grupo de familias contrataba un panadero y llevaba allí el
cupo de harina que pensaban gastar durante
todo el año. Luego el pan se recogía mediante
un sistema de vales.

mas de almacenamiento, las bodegas, destilerías y trujales en la Baja Montaña Oriental y
harineras y cooperativas lecheras en el resto,
se constituyen a partir de entonces en importantes centros sociales y económicos en la
vida rural. Las primeras cooperativas fueron
de pequeño tamaño. Sin embargo, con los
cambios producidos en la agricultura en los
últimos tiempos, algunas cerraron o se agruparon y otras se ampliaron.
Hasta principios del s. XX tanto la producción de vino como la de aceite se realizaban en
las propias casas que, en la Baja Montaña
Oriental, la región más agrícola del territorio,
solían poseer una dependencia para bodega o
trujal.

Lugares públicos religiosos

Cooperativas agrícolas

Además de los anteriores lugares que poseían la función de facilitar el trabajo a los habitantes del pueblo, existen otros edificios de
carácter religioso que tuvieron gran relevancia en la vida comunal.
La Iglesia ocupa en todas las localidades un
lugar señalado dentro del núcleo urbano. En
los pueblos abigarrados suele situarse en lo
más elevado y en algunos casos su ubicación
ha demarcado “barrios”. El lugar de asiento
así como la posición que correspondía en las
procesiones era expresión de las jerarquías
sociales.

Los Círculos Católicos fueron entidades
mixtas de obreros y patrones con frecuencia
auspiciadas por las cajas rurales (fundaciones
que se ocuparon del fomento de la cooperación). Todo este movimiento dio paso a principios del siglo XX a las cooperativas de producción, asociaciones organizadas para la industrialización y venta colectiva de los productos que recolectan los asociados. Además
de suponer una transformación de los medios artesanales de elaboración y de los siste-

Iglesia de Sunbilla.

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Los soportales, casi siempre orientados a
mediodía, constituían generalmente un frecuentado lugar de encuentro. Siempre esbeltas y admirables, algunas iglesias (San Martín
de Tours en Artaiz, Santa María la Real de Sangüesa y San Lorenzo en Ziga, entre otras) destacan por su espectacular belleza.
Gran relevancia tuvieron en la Montaña de
Navarra dos instituciones eclesiásticas: la colegiata de Roncesvalles y el Monasterio de
Leire. Ambas, pequeñas fortificaciones de
frontera, tuvieron bajo su dominio gran cantidad de posesiones (bienes y derechos). Roncesvalles, antiguo hospital de peregrinos a la
entrada del Camino de Santiago en territorio
navarro, es hoy un bello conjunto arquitectónico que consta de una iglesia de origen gótico reconstruida en el siglo XVIII, el claustro,
algunas capillas y la torre de campanas entre
otros edificios. Por su parte, el Monasterio de
Leire, que alberga los restos de los primeros
reyes del Reino de Navarra, conserva bajo el
pavimento de su actual iglesia gótica los restos de un primitivo templo prerrománico.
Existieron otros monasterios como el de San
Pedro de Usún, el templo de consagración más
antiguo de los que hoy quedan en pie (829), el
de Zamarce en Uharte Arakil o el bello conjunto arquitectónico de Santa Fe de Eparoz, que
han pasado a ser hoy solitarias ermitas.
Y es en torno a éstas donde se desarrolla
gran parte de la religiosidad popular. Todavía
hoy, son muchas las ermitas existentes en la
Montaña de Navarra y muchísimas las que se
han derrumbado. Se hallan ordinariamente en
montañas, de mayor o menor altura, y en lugares más o menos alejados de la aldea. Algunas son parroquias de viejos despoblados;
otras, como hemos visto, testimonio de antiguos monasterios u hospitales; unas se construyeron para dar cobijo a los pastores en las
largas temporadas que pasaban fuera de casa o
a peregrinos y mendigos; otras, sin embargo,
son fruto de una devoción personal. General-

Monasterio de Leire.

mente son pequeñas ermitas localizables en
lugares aislados. A las más solemnes se las conoce con nombre de basílica o santuario
(Muskilda en Ochagavía, San Miguel de Aralar). En altos montes se sitúan casi todas las
dedicadas al culto de la Trinidad (Mendahur,
Lumbier) o San Miguel (Aralar, Izaga), si bien
otras se encuentran cercanas a los pueblos.
Las hay también de diversos estilos; las ermitas románicas (ermitas de San Pedro Echano o
Catalain en la Valdorba) junto a otras de estilo
gótico (ermita de San Zoilo en Cáseda) son las
más antiguas. En Baztán existe una tipología
propia del valle que se manifiesta en ermitas
de planta rectangular de pequeño tamaño y
muros laterales prolongados formando un
pórtico. Hoy día, consideradas por el pueblo
como signos y lugares de identidad, se da un
movimiento popular tendente a su restauración y cuidado.
Comúnmente las manifestaciones de religiosidad hacia estos lugares, a los que se acude
anualmente según calendarios prefijados,
transcienden el ámbito local y se extienden a
varios pueblos o a todo un valle. Incluso, existe
una peregrinación, la de Javier, que es de todos
los navarros. En su lugar se encuentra uno de
los castillos mejor conservados de la Montaña
de Navarra; en él, naciera y viviera San Francisco Javier, patrón de la Comunidad Foral.
Unidos estrechamente a las ermitas vivían
hasta hace poco los ermitaños. En otros tiem-

310
M O N TA Ñ A D E N A VA R R A ( N A VA R R A )

Otros lugares públicos no religiosos
Además de lugares de importancia religiosa, existen otros de relevancia social y carácter laico. Los Ayuntamientos, en la mayoría
de los pueblos, son edificios públicos de cierta
belleza. Presentan rasgos similares a los palacios privados, difiriendo entre sí en los detalles ornamentales. Suelen tener planta concentrada y arcos soportales. En el primer piso
disponen de un salón de sesiones, sobre los
soportales, con un gran balcón volado y encima el escudo.
En el municipio de Baztán cada lugar poseía
una Casa del Pueblo o Herriko Etxea. Éstos
eran lugares comunitarios donde todos los vecinos podían encontrarse como en su propia
casa y donde se situaba la sala de juntas y se
congregaba el “batzarre” o reunión de todos
los vecinos varones para decidir los asuntos de
mayor interés mediante asamblea. Hoy día,
casi todos han pasado a manos particulares.
Escuelas públicas las hubo en la mayoría de
los pueblos. Constaban casi siempre de dos
edificios anexos que correspondían a la separación de niños y niñas en diferentes espacios.
Junto a ellas se conserva en la mayoría de las
localidades la casa del maestro
Las tabernas fueron locales públicos o privados para la venta de vino. Las públicas fueron propiedades de los ayuntamientos o concejos que se arrendaban mediante subasta. En
la Navarra Húmeda del Noroeste, al no existir
viñedo y poseer las tabernas carácter monopólico, se ubicaban –éstas– en uno de los pisos
de la casa concejil. Las tabernas privadas, en
cambio, ocupaban generalmente una bajera
de la vivienda, la entrada u otro espacio próximo. En los días festivos y las largas jornadas
del invierno los hombres se reunían en las tabernas para beber, conversar, o cantar bertsos.
Mientras, las mujeres se juntaban en las entradas de las casas o en los lagares para hilar,
coser y charlar.

Monasterio y hospital de San Salvador de Urdazubi/Urdax.

pos, su misión consistió en cuidar el santuario,
atender a los devotos y recoger por los pueblos
de la región, o entre los cofrades, las contribuciones santuarias, las donaciones y las limosnas destinadas al mantenimiento del templo.
Hoy, prácticamente todos los auténticos ermitaños han desaparecido. Sin embargo, en algunas ermitas se conservan las casas que les dieran cobijo.
Las romerías están presentes en el alma popular de la Montaña de Navarra, y con razón se
suele afirmar que “no existe pueblo sin monte,
monte sin ermita, ni ermita sin romería”6.
De carácter religioso existieron también algunos conventos. Frecuentemente ocuparon terrenos cedidos por los Ayuntamientos, por lo
que han estado casi siempre vinculados a la vida
local prestando diversos servicios, como la atención de hospitales o la enseñanza a escolares.
Por otro lado, ligados al Camino de Santiago,
en el siglo XI, comienzan a surgir, a la par que
las cofradías, hospitales o albergues destinados
a dar cobijo a los peregrinos en los pueblos de
Navarra. La disminución de éstos con la Edad
Moderna llevó la crisis a los hospitales, que pasaron a ser residencias habituales de propiedad
privada. Hubo también hospitales en lo alto de
los puertos que el Camino atravesaba. Junto a
un edificio religioso y una venta que las cofradías o concejos encomendaban a una familia
de “venteros”, trataban de hacer su paso más
llevadero al peregrino.

311
A R Q U I T E C T U R A T R A D I C I O N A L Y E N TO R N O C O N S T R U I D O

También existieron posadas que ofrecían
alojamiento. En la Baja Montaña Oriental las
posadas o mesones frecuentemente poseían un
modelo de casa con patio interior que a veces
se combinaba con un sistema más o menos regular de porches y galerías en el primer piso.
Mucho han cambiado los tiempos y hoy numerosos alojamientos contribuyen a configurar la Montaña de Navarra como un territorio
atractivo para el visitante. Apostando por la calidad, casas y hoteles rurales de sabor tradicional presentan una sugerente y variada oferta.
Regresando a épocas pasadas, en algunos
núcleos urbanos mayores como Elizondo o
Sangüesa, ocupando edificios de carácter palaciego existieron casinos donde los vecinos de
clase social media-alta forjaban gran parte de
su vida social.
También existieron salones de baile para las
clases más populares. Por su parte, los jóvenes
buscaban sus propios lugares de encuentro.
Cuadrilleras, cuartillos o sociedades se denominaba a los locales que arrendaban los jóvenes
para juntarse a charlar y hacer sus meriendas.
Alrededor de la década de los cincuenta del
pasado siglo, también en municipios de cierto
número de habitantes, se abrieron algunos
cines de propiedad privada. Los sábados y domingos por la tarde eran esperados con ilusión
por los jóvenes del pueblo, que ansiaban ver la
película que había sido anunciada en cartelera
durante la semana. En otras localidades, la
casa parroquial hacía las veces de cine o teatro
animando las tardes festivas. Con la llegada del
televisor a la mayoría de los hogares, estos locales tuvieron que cerrar sus puertas.
Pero no todo era diversión. También era
común encontrarse con cárceles locales. En
ellas, el Juez de Paz sentenciaba al presunto
culpable librándolo o condenándolo a varios
días de arresto, siendo el mayor castigo, junto
con el de no poder trabajar, la vergüenza por el
cumplimiento de una falta delante de todo el
pueblo. Como hemos visto en otras ocasiones,

Estación de Tren del Plazaola en Lekunberri.

el nombre de las casas mantiene vivo el recuerdo. Así sucede también con “Casa Carcelero”.
Por otro lado, el nacimiento del ferrocarril
hizo aparecer otro tipo de edificaciones para
responder a exigencias hasta entonces inexistentes. Las estaciones se convirtieron en centros de animación, especialmente los domingos cuando la gente se engalanaba para recibir
el tren acompañados de música.
El ferrocarril mejoró las comunicaciones y
con ello facilitó el desarrollo industrial. En
torno a él surgieron verdaderos complejos industriales, como el Aserradero de Ecay, que
incluso poseyó viviendas para los empleados.
Hoy, el trazado del tren Plazaola ha sido
convertido en Vía Verde para el disfrute de la
naturaleza, y la Estación de Lekunberri, restaurada como Oficina de Turismo y sede del
Consorcio Turístico de la zona.
Actualmente, con la intención de resaltar la
combinación de tradición y naturaleza, una red
de Museos Etnográficos y Centros de Interpretación permite al visitante descubrir, conocer y
comprender mejor algunos aspectos de la cultura y el paisaje de la Montaña de Navarra.

La arquitectura social menor
o auxiliar: El mobiliario urbano
El mobiliario, en general escaso, de las pequeñas aldeas de la Montaña de Navarra, constaba de no mucho más que unas pocas farolas

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M O N TA Ñ A D E N A VA R R A ( N A VA R R A )

y algunas fuentes, a veces decoradas, que se
han convertido con el paso del tiempo en pequeños monumentos de gran belleza. Los lavaderos, una vez perdida su utilidad, están
siendo recuperados como lugares de importante significación social para los habitantes
locales.
Otras veces, rasgos históricos que cumplieron su función en un tiempo lejano se han
convertido hoy en elementos decorativos. Así
sucede con los restos de antiguas murallas o
portales (como el de Carajeas en Sangüesa) o
con algunos pasadizos en las villas más compactas de Aibar/Oibar o Cáseda.
Cabe mencionar aquí las cruces de término,
también denominadas cruceros, que en ocasiones suponen verdaderas obras de arte. Se
hallan a las salidas de las poblaciones, en los
caminos o señalando los límites de los campos
vecinales, “como recordatorio a los caminantes de que Cristo debe guiar sus pasos e intenciones”7. Otros, más pequeños y sencillos, presiden los campos y son visitados por los agricultores en las bendiciones de San Isidro, San
Marcos o la Ascensión.

Fuente de Bertitz.
Fotografía cedida por el archivo fotográfico del Servicio de Promoción e Imagen
Turística del Gobierno de Navarra.

muchas tradiciones culturales, muchos intereses sociales de suerte, que es expresión no
sólo del régimen económico propio de los que
la construyeron y habitaron en distintas generaciones, sino también de situaciones políticas
variadas y sucesivas. Es, por otro lado, un foco
de la vida religiosa, una expresión del nivel comercial o industrial de donde está y cuando se
construyó y de su situación frente a enemigos
del pasado o del presente”8.
Tanto Julio Caro Baroja como el maestro
Leoncio Urabayen han estudiado en detalle la
casa en Navarra. En sus obras se basa buena
parte de este apartado, corroborando sus aportaciones con la observación en las visitas y los
testimonios de las personas entrevistadas.

La vivienda civil: La casa por fuera
La casa ha sido el eje en torno al que se ha
desarrollado gran parte de la vida cultural de
los pueblos de la Montaña de Navarra. Tradicionalmente ha sido mucho más que una vivienda: otorgaba identidad a sus moradores, a
los que se conocía por el nombre de la casa,
regulaba las relaciones de vecindad e influía
en el sistema hereditario y de matrimonios (al
incluirse entre las propiedades).
El estudio de la casa, como señala Caro Baroja, “puede considerarse que da los elementos fundamentales para comprender una determinada sociedad en el presente y también
en el pasado. Porque, en muchos casos, la casa
no es un elemento cambiable y mudable, sino
de los más duraderos: sobre ella se acumulan

Castillos, torres y palacios
Desde los orígenes del Reino de Navarra,
hay noticia de fortalezas o puntos fortificados
en lugares estratégicos para defender y consolidar las cambiantes fronteras del territorio
frente a los poderosos vecinos de Castilla y
Aragón. Originariamente, en los siglos IX al
XI, los castillos no eran más que torres aisladas situadas en peñas o escarpes de difícil acceso. Posteriormente, en los siglos XII y XIII,
las viejas torres se van rodeando de recintos
amurallados, generalmente torreados, con
plaza de armas y muros almenados. Algunos

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Castillo Príncipe de Viana de Sangüesa.

Torre de Celigueta.

contaban con foso y galerías. Con la aparición
de los cañones, se construyen en el siglo XIV
matacanes, barbacanas, garitas y otros elementos defensivos. Muchos de ellos pasaron
con las guerras civiles de manos del rey a
manos señoriales quedando vinculados a títulos y marquesados. Tras la conquista de Navarra por Fernando el Católico, Cisneros ordenó
derribar los principales castillos, para evitar
alzamientos contra Castilla.
En la Navarra Húmeda del Noroeste las
casas-torre derivan de la expresión de poder de
una época en la que reinaban las luchas entre
bandos y linajes. Aquí, las torres se distinguían
de las de otras zonas por una escalera exterior
que permitía una mejor defensa, ya que desde
cadalsos o voladizos de madera arrojaban a los
enemigos líquidos hirviendo. En otros casos,
delante de la puerta poseían un patio de armas
con muros terminados en almenas dentro del
cual se encontraba la escalera adosada para entrar en la torre. Su ubicación solía ser más o
menos aislada y su planta cuadrada o rectangular, de gruesos muros de mampostería con
los esquinales de sillería como principal elemento de defensa. A pesar de ser hoy día la piedra el material principal y casi exclusivo de las
torres que se conservan, los ejemplos de
Arraioz o Donamaria con superestructura de
madera pudieran ser vestigios de la existencia
en otros tiempos de edificaciones construidas
enteramente con esta materia. Como respues-

ta también a la función defensiva que las torres debían cumplir, los vanos eran estrechos,
escasos y altos, y las puertas, de arco apuntado
la mayoría, estaban provistas de fuerte chapa
de hierro y enormes cerrojos. Si bien las torres
defensivas fueron propiedad de la nobleza, hoy,
salvo en casos en que se han restaurado y se siguen utilizando como mansiones señoriales,
han pasado a ser granjas o caseríos de mayor o
menor importancia.
Por otro lado, la Montaña de Navarra ha
sido siempre tierra de palacios, aunque asociado este término al de solar noble, sobrio
generalmente, cuando no modesto en su aspecto externo. Por encima de los palacios sencillos pertenecientes a caballeros o casas de
labranza enriquecidas, existían una serie de
solares nobles de mayor calidad y distinción,
que eran los llamados palacios de cabo de armería, propiedad de la nobleza más poderosa.
Entre otros privilegios, tenían prelación
sobre las otras casas nobles en la iglesia, con
asiento de honor en el presbiterio y lugar distinguido en las procesiones. En los siglos XVI
al XVIII los palacios se hacen urbanos. Por
otra parte, la nueva aristocracia enriquecida
con la plata de América lograría en muchos
casos comprar por dinero al rey la calidad de
palacio para sus casas nativas o para otras de
nueva construcción. De ahí que exista en la
Montaña de Navarra una variadísima tipología palaciana: desde las viejas torres medieva-

314
M O N TA Ñ A D E N A VA R R A ( N A VA R R A )

que se encargaron no sólo de labrar la piedra
sino también de construir unas edificaciones
que no desmerecen en nada a otras de más
alta alcurnia.
El denominador común de estas casas en la
Montaña de Navarra es su distribución interior, que responde a satisfacer las necesidades
del trabajo agrícola-ganadero que imperaba
antiguamente en todo el territorio. La casa es
aquí, a la vez que vivienda, establo de ganado,
granero de cereales y otros productos agrícolas, bodega, trujal y almacén de máquinas y
herramientas. Debido a ello y a una estructura
de la propiedad bastante homogénea, las casas
de la Montaña de Navarra son, en general,
grandes y de tamaño similar (en oposición a la
otra gran región de Navarra, la Ribera, donde
las diferencias entre las casas de jornaleros, labraderos modestos y grandes casas de labranza son visibles). Las de mayor tamaño, que incluso pueden ser calificadas de enormes, son
las casas de los valles cantábricos.
Otra de las características de las casas antiguas es su relación con el entorno. La construcción de la vivienda se realizaba antes con
la utilización de los materiales de la zona y la
elección de la inclinación de la cubierta, la situación y orientación de la casa, así como las
características de los vanos, aleros y balcones
se efectuaba en función del clima.

Portada Palacio de Vallesantoro de Sangüesa.

les fortificadas hasta las casonas barrocas con
amplios balconajes y frontis blasonados. Generalmente, además de la heráldica, el tamaño de los aleros, de maderas profusamente decoradas, era la manera de resaltar el rango de
cada familia. Las cubiertas a cuatro aguas,
disponiendo de torrecillas o linternas situadas en el vértice para permitir la entrada de
luz al centro de la casa, suponían también
otro elemento distintivo. Los materiales varían según las zonas: de piedra en casi toda la
Montaña de Navarra dada la abundancia de
canteras y de ladrillo, principalmente en Tierra de Sangüesa, en parte por influencias de
las modas nobles de Aragón. En esta zona, en
las antiguas edificaciones destinadas sobre
todo a guerrear, sus nuevos moradores fueron
abriendo solanas, para poder disfrutar del sol
durante los días húmedos del invierno. En
ellas sus dueños mantenían animadas tertulias. Además de estos rasgos comunes, los signos decorativos así como las técnicas de construcción muestran la influencia de distintos
estilos: gótico, renacimiento, barroco…

Las casas populares
Con este término se hace referencia a las
casas puramente populares, es decir, a aquellas en las que no intervino personal titulado.
Sin embargo, la ausencia de estos técnicos fue
suplida por abundantes y excelentes canteros

Caserío.

315

Mikel Ruiz.
A R Q U I T E C T U R A T R A D I C I O N A L Y E N TO R N O C O N S T R U I D O

chada, otra de dos aguas con caballete paralelo
a la fachada y como solución más escasa, sólo
utilizada en pequeñas construcciones o anexa a
otra de dos aguas, la cubierta a un agua.
Las cubiertas de dos o más aguas se obtienen “apoyando en los muros por un extremo
los pares que forman las vertientes, mientras
el otro descansa en una cumbrera, soportada
por tijeras, unidas en su base por un tirante
que lleva en su centro un pendolón. Cuando la
longitud lo exige, éstos se apoyan, además, en
correas”9. Las cubiertas amplían su superficie
bien mediante el aumento de la inclinación en
las zonas abundantes en nieve (Valles Pirenaicos Transversales), bien con el alero saliente
en las zonas más lluviosas (Navarra Húmeda
del Noroeste). En general, la casa de la Montaña de Navarra dispone de una sola puerta. Ésta
suele ser de dos hojas e ir adornada con jambas
formadas por sillares y dintel recto o de medio
punto, a veces de madera, cuando la vivienda
tiene mayores pretensiones. Las puertas son,
como el resto de la casa, de gran sobriedad.
Predomina el arco de medio punto, aunque
también se usaba el arco rebajado vinculado a
las portadas adinteladas.
Para llamar a las casas existieron picaportes
o “quisquetes” que frecuentemente asemejaban
una mano con una bola de hierro. Pero también era corriente llamar a viva voz o simplemente “entrar en la casa, ya que las puertas
siempre estaban abiertas”10. En algunos lugares
se recitaba cantando el “Deo Gracias” o “Ave
María Purísima”11 al regresar de la iglesia.
Las ventanas han sido generalmente escasas y de pequeño tamaño a consecuencia del
clima. Estos vanos destinados a la iluminación
y ventilación de la casa constaban de una o dos
hojas de madera, en las cuales se abrían uno o
dos ventanillos sin cristales. Sólo cuando el
uso de este material fue generalizándose pudieron abrirse vanos mayores. Algunos estaban reforzados con contraventanas o persianas de color verde o rojo, y las del primer piso

Sillares en puertas, ventanas y esquinas.
Ricardo Pascual y Dámaso Munárriz.

En general, predomina lo útil frente a lo artístico quedando la sobria ornamentación reducida al acuse de los sillares o sillarejos de
los jambajes de puertas y ventanas, de las cadenas esquineras y, en ocasiones, también de
las fajas divisorias de los pisos frente al mampuesto de la pared que a partir del siglo XIX se
recubre con mortero y se enluce con blanqueo
de cal. Por otro lado, impera la línea recta dejando la curva únicamente en algunas puertas
de arco de medio punto, apuntado o rebajado.
El material que domina en prácticamente
todo el territorio de la Montaña de Navarra es
la piedra. Sólo en la Baja Montaña Oriental se
dieron algunas construcciones de tierra cocida en forma de ladrillo o secada al sol como
adobe. El ladrillo es utilizado, como se ha
mencionado, en algunas casas de carácter palaciano. Sin embargo, el adobe es despreciado
y empleado únicamente por las gentes pobres,
a pesar de ser mal conductor (más que la piedra o el ladrillo) y por ello estimable para la
construcción. La madera es utilizada para los
entramados, el armazón de las cubiertas y los
suelos, además de en los pisos saledizos y balcones secaderos donde éstos se dan.
Las cubiertas oscilan entre diversas formas:
la de cuatro aguas de las casas palacianas, la de
dos aguas con caballete perpendicular a la fa-

316
M O N TA Ñ A D E N A VA R R A ( N A VA R R A )

suelen, todavía hoy, llevar rejas,
mayor extensión de la fachada a la
unas veces embutidas en los jamluz y manteniéndola así en uno de
bajes y otras salientes. Se pueden
los hastiales junto al balcón secadero.
observar en algunos núcleos mayoÉste es utilizado para ventilar y secar
res detalles románicos, barrocos o
las materias contenidas en el desván
góticos.
por un vano pocas veces
Además de los balcoacompañado de puertas.
nes secaderos caracteLos grandes aleros salientes sirven para proteger el
rísticos de un determibalcón y la fachada del viento
nado clima, en toda la
y la lluvia. Cuando las casas
región se extienden los
Chimenea circular.
balcones miradores en
se reúnen formando calles, la
Mikel Ruiz.
torno a las calles princisolución más económica es
pales. Éstos son de madera en las zonas más
entonces la del caballete paralelo a la fachada.
septentrionales y de hierro con sencillas baMás ocasionalmente se encuentran también
rras en el resto.
cubiertas a un agua, pero siempre como contiLa forma exterior de las chimeneas depende
nuación a otras de dos.
de la ubicación del hogar en el interior. A los
Las paredes maestras son de piedra caliza o
grandes hogares centrales que debieron ocupar
arenisca. La primera, principalmente utilizada
gran parte de las cocinas de las casas pirenaicas
en mampostería, y la segunda, especialmente
correspondían también enormes chimeneas reen sillares y sillarejos que dan un característidondas, con tejadillo propio y aberturas lateraco color rojizo a las casas de esta zona. Los siles. Por el contrario, las cocinas construidas
llares se utilizan en las esquinas y en los jamjunto a la pared presentaban una chimenea exbajes de puertas y ventanas, ocupando toda la
terior de menor tamaño y forma rectangular.
fachada principal únicamente en AyuntamienLa gran variedad de la casa de la Montaña de
tos, algunos edificios públicos y algún que
Navarra como respuesta a las diferencias de
otro palacio. En estos casos los sillares se coclima, suelo y de aspectos sociales hace difícil
locan en la fachada principal construyendo el
la sistematización en diversas tipologías.
resto de paredes laterales de mampostería. Los
Ahora bien, pueden distinguirse ciertas caractabiques de distribución interior son de ladriterísticas atendiendo a las tres zonas geográfillo o de varillas de fresno y avellano entrecrucas establecidas; clasificación no exenta de nuzadas y cubiertas de argamasa y encaladas desmerosas excepciones.
pués. Aún se conservan algunas casas que, se
intuye, fueron casi totalmente de madera.
La casa en la Navarra Húmeda del Noroeste
Respecto a la decoración exterior, en el
muro de la fachada suele combinarse la piedra
Ya sean caseríos o casas del núcleo urbano,
hasta el primer piso y un entramado de madeposeen planta rectangular con más fondo que
ra formado por travesaños verticales u horifachada, con cubierta a dos aguas de inclinazontales con relleno de mampostería en forma
de pared delgada o tabique, en la parte supeción suave de 20-30 grados y el peculiar caballete perpendicular a la fachada. En estos varior. Esta tipología de caserío se da en mayor
densidad en los valles cantábricos.
lles lluviosos donde la necesidad del sol es tan
Ligado al entramado de madera existen en
acuciante, las viviendas están orientadas en el
algunas de estas casas pisos saledizos o voladisentido de mayor insolación, ofreciendo la

317
A R Q U I T E C T U R A T R A D I C I O N A L Y E N TO R N O C O N S T R U I D O

pequeños huecos por donde debían entrar y
salir estas aves. También aquí existen balcones
sin barandilla que se utilizaban para introducir la paja o la hierba directamente en el desván mediante una polea.
La casa en los Valles Pirenaicos
Transversales
En estos valles fríos, así como en los de la
Navarra Húmeda del Noroeste, las fachadas
principales se orientaron hacia el Sur o Suroeste siempre que fue factible, lo que no ocurría cuando las casas se hallaban agrupadas
formando calles y menos si se trataba de un
pueblo-caminero.
En algunas zonas de los Valles Pirenaicos
Transversales, también con criterios climatológicos, son frecuentes las paredes laterales
que avanzan más allá de las fachadas para defenderse del viento. Las paredes maestras son
aquí también de piedra y los tabiques interiores de ladrillo o adobe revocado.
Las cubiertas, en estos valles de nieves, poseen una inclinación más acusada, en torno a
unos 45 grados. Los tejados suelen ser a dos
aguas, aunque abundan los de 4 al norte de
Salazar y Roncal como solución más efectiva a
las frecuentes e intensas nevadas. Otras veces,
la solución son las vertientes con doble inclinación: más acusada a partir del caballete y
menos pronunciada cerca de los aleros. Éstos
poseen en esta área el saliente justo para proteger el balcón que está situado más abajo del
desván. Hasta finales del siglo XIX las cubiertas tradicionales eran de tablilla (excepto en
Erro y Roncal). Las tablillas eran placas de
madera cuadrilongas, un poco mayores que el
ladrillo, colocadas en forma de escamas de
pescado. Éstas suponían una solución barata
frente a las ventiscas en estas áreas boscosas
pero tenían el grave inconveniente del peligro
de incendios, además de la escasa duración
por la humedad. En su lugar, la Diputación ordenó colocar teja plana, uralita o cinc.

Balcón en granero para subir paja.
Ricardo Pascual y Dámaso Munárriz

zos de madera sostenidos por modillones y zapatas tallados con motivos decorativos vegetales y geométricos. En esta zona, algunas puertas llevan adosado un pórtico formado por el
suelo del balcón colocado encima de la puerta
y por dos columnas que lo soportan. Por otro
lado, en los valles cantábricos son frecuentes
las puertas a la altura del primer piso, a las
cuales se llega por medio de una escalera exterior que corresponde a la distribución interior.
En el valle de Baztán, las casas populares
lucen en sus fachadas el escudo ajedrezado expresión de la hidalguía colectiva ostentada por
los vecinos del valle.
En el Corredor de Arakil debió ser frecuente
la cría de palomas ya que las paredes muestran

Hotel Rural Akerreta, Akerreta.

318
M O N TA Ñ A D E N A VA R R A ( N A VA R R A )

más frecuentes en la Ribera de Navarra. Respecto a la decoración exterior destaca el arco
apuntado de las puertas sobre el que aparece
un escudo. Las ventanas solían ser pequeñas
en el piso bajo y el alto y algo más grandes en
el piso de en medio o vivienda propiamente
dicha, siendo siempre de mayor tamaño las
orientadas al Sur, donde no debían soportar
los rigores del cierzo o viento del Norte.

Las nuevas edificaciones

Tejado con dos aguas con caballete paralelo a fachada.
Mikel Ruiz.

La casa en la Baja Montaña Oriental
Las casas de estas cuencas son, como en el
resto, de planta rectangular, con tejados de 2 ó
4 aguas de entre 10 y 12º de inclinación, ya
que es una zona menos lluviosa que las anteriores. Por eso también el alero es, en general,
poco saliente. Debido a la escasa inclinación
de las cubiertas se colocan piedras en hileras
de tejas próximas al borde para evitar ser levantadas por el viento. Los materiales de las
cubiertas son maderas entremezcladas, con
cañizos (cañas cortadas en diversas medidas)
encima, a veces tierra y tejas árabes.
Los materiales exteriores son la piedra caliza o arenisca formando gruesos muros en
forma de sillares en puertas, ventanas y esquinas y sillarejo o mampostería en el resto. En la
Tierra de Sangüesa se dan algunas construcciones de adobe, barro con paja secado al sol,

Las modernas construcciones son más uniformes en el conjunto de la Montaña de Navarra, más parecidas entre sí. La facilidad y la
economía priman en las nuevas edificaciones
que se realizan con bloques de cemento y esqueletos de hormigón armado. Los materiales,
que antes dependían absolutamente del medio
geográfico, ahora se traen de fábricas distantes. Por otro lado, muchos de los elementos
constructivos que caracterizaban la casa tradicional ya no cumplen la función para la que
fueron creados. Los aleros tienden a reducirse
ya que no tienen que proteger a los secaderos
que se convierten en balcones, los pisos en saledizo desaparecen, los entramados son aparentes y la distribución interior cambia con
los estilos de vida. En las últimas décadas,
existe una mayor preocupación por integrar
los nuevos edificios en el entorno y las normas
urbanísticas obligan a asemejar estas cons-

Amatriain.

Solchaga.

319
A R Q U I T E C T U R A T R A D I C I O N A L Y E N TO R N O C O N S T R U I D O

trucciones a las tradicionales. Si bien, ni los
materiales ni la estructura ni la función corresponden a aquella concepción.

La casa civil: La casa por dentro
Las casas han cumplido tradicionalmente
en la Montaña de Navarra múltiples funciones. Como ya se ha mencionado, no sólo eran
lugar de residencia, descanso y trabajo para
sus moradores, sino también almacén de los
productos agrícolas y alojamiento de los animales domésticos.
Las terminologías que adquieren los elementos de la casa navarra en los diferentes
dialectos y hablas locales están ampliamente
recogidos por Castañar Martín, R.M. y Huarte
Lerga, J.V. en sus respectivos estudios del léxico de la casa en Aragón, Navarra y Rioja y en
los dialectos vascos de Navarra.
Las casas urbanas o rurales de la Navarra
Húmeda del Noroeste se distribuyen generalmente de la siguiente manera: establos en la
parte baja, cocina, sala y dormitorios en el primer piso (en el Corredor de Arakil la cocina
suele estar en la planta baja), y desván o henil
(sabai) en el último. Los tabiques interiores
suelen ser de ladrillo o de varillas de fresno y
avellano entrecruzados y cubiertos de argamasa y encalados después. Para las vigas (que
quedaban a la vista), puntales, pilares y entarimado de gruesos tablones, se utilizaba la madera de roble o castaño. En algunos pueblos de
esta zona era habilitado un edificio más pequeño, situado a corta distancia de la casa,
para cuadra de borda o ardiborda, pocilga, gallinero, cobertizo de carros o aperos, horno y
calera. En las casas de carácter palaciano el acceso a la primera planta por una escalera exterior marca una mayor separación entre el establo y la vivienda.
En los Valles Pirenaicos Transversales, la
planta baja se utiliza de establo o granero, el primer piso para cocina y habitaciones y el segun-

Planta caserío.

Mikel Ruiz.

do como desván o “sabayo” donde guardar
grano, patata, paja, forraje, etc… Aquí los tabiques interiores son de ladrillo o adobe revocado.
En las casas vinícolas de la Baja Montaña
Oriental era frecuente, además, un almacén o
bodega subterráneo para guardar el vino en
los lagares. En los valles cantábricos se dedicaba este espacio para la producción de sidra. En
todas las zonas la parte dedicada a la vivienda
era la más importante y, en general, la distribución interior constaba de un pasillo central
iluminado por uno o dos extremos que proporcionaba comunicación independiente a
cada una de las habitaciones a las que se accedía por una puerta. También existen casas con
pasillo central y habitaciones a un solo lado.
La casa tradicional solía disponer de un
horno para la elaboración del pan. La boca,
por donde se introducía la masa, se encontraba en una de las paredes exteriores, y el resto
de la construcción circular, anexa a la casa.

320
M O N TA Ñ A D E N A VA R R A ( N A VA R R A )

La vida en el interior de la casa

los moradores iban acompañadas generalmente de una serie de espacios anexos a ellas o
más alejados en el monte. Son recintos de almacenaje agrícola, para animales o viviendas
temporales de pastores y campesinos.

Mientras los hombres se dedicaban a la explotación ganadera o agrícola, la actividad
desarrollada en el interior de la casa era competencia de la mujer. La división funcional de
género era clara excepto cuando se combinaba
la agricultura con el pastoreo; porque entonces era frecuente que la mujer asumiera también las funciones del hombre ausente. La actividad agrícola que la mujer desarrollaba
fuera de la casa era menor cuanto más al sur
de Navarra se situaba.
En los ratos de ocio, el hogar era el lugar
donde se reunía la familia. La conversación
solía girar en torno a un mundo próximo y en
ella se transmitía el conjunto de experiencias
que conformaban la tradición y la historia familiar.
La vida se desarrollaba en las casas sin grandes sobresaltos. El nacimiento de un hijo o
hija, un matrimonio en la familia o la muerte
de alguien cercano eran acontecimientos que
modificaban momentáneamente la vida cotidiana. Aparte de estos excepcionales acontecimientos, eran motivo de reunión familiar las
fiestas litúrgicas, en especial las Patronales y
la del día de Todos los Santos, cuando todos
los hijos originarios de la casa acudían a ella
con sus cónyuges.
También se reunían para la matanza de animales domésticos para el posterior consumo
familiar. Destaca la matanza del cerdo, “matacuto” o “matatxerri”, que se realizaba (y se realiza todavía en algunas casas) durante los
meses fríos de otoño e invierno.

Lugares de almacenaje agrícola
Como lugar de almacenaje agrícola destaca
la singularidad de los hórreos, que aunque
nunca fueron del todo abundantes en la Montaña de Navarra, debieron ser más frecuentes
en el área más oriental, en los Valles Transversales Pirenaicos, donde se encuentran
todos los hórreos que quedan en pie. Denominados “garaiak”, “gareiak” o “gareak”, su función era la de conservar los frutos de la cosecha de la humedad y los roedores. Los hórreos navarros son de piedra de mampostería, de
base rectangular y reducido tamaño. Resisten
sobre pilares de piedra en los que se colocan
las losas de piedra o “tornaratos”, que impiden el acceso a los roedores. Entre los pilares
el espacio inferior se solía usar como estercolero; el “ongaritegui” o “zola”, cuyo calor permanente y espontáneo impedía que se helase
el grano durante el invierno. Se accedía por
una escalera a la que le faltaba el último peldaño, pequeña trampa para los roedores. El
interior se hallaba dividido en compartimentos o “cisku” a ambos lados del pasillo central,
y encima la cubierta a dos aguas de tablilla de
roble o haya, más empinada en los hórreos a
menudo nevados de Aezkoa, y menos en el
resto.
Como complemento inseparable de la casa
tienen las mismas particularidades de ésta:
ausencia de decoración, volúmenes macizos,
predominio de la línea recta y sencillez en las
formas. Los hórreos navarros podrían establecerse en tres tipologías: los de arcos de piedra
labrada; los pirenaicos, de pequeño tamaño,
que poseen seis u ocho columnas, tejado empinado y un solo vano; y los de patio, que son

Otros recintos
Anteriormente se ha mencionado que en la
Montaña de Navarra el concepto de casa no
hace exclusivamente referencia a la vivienda
sino también a todas las propiedades. Las
casas que suponían residencias habituales de

321
A R Q U I T E C T U R A T R A D I C I O N A L Y E N TO R N O C O N S T R U I D O

Hórreo. Iratxeta.

Hórreo de Orbaitzeta.

armazón de maderos y tablas recubierto de
teja curva. Como enigmáticos ejemplares quedan hoy en pie, en los valles de Ultzama y Basaburua, tres bordas de troncos de roble.
En los Valles Pirenaicos Transversales, las
bordas son de dos plantas: la baja tiene a la izquierda de la entrada la cocina, siguiendo
hacia el interior se sitúa la cuadra para vacas,
yeguas, ovejas, cerdos, etc. La segunda planta
se destina al almacenamiento de heno y tiene
un camastro para los pastores.
Las denominadas chabolas o kaiolak, cabañas o chozas pastoriles, según el lugar, están
ubicadas en áreas resguardadas de pastos estivales para refugio de pastores. En la Navarra
Húmeda del Noroeste, en las cercanías de esta
edificación se encuentra una cochiquera y un
recinto cercado (eskorte) para recoger y ordeñar las ovejas y algunos fresnos para alimentar
con sus hojas al ganado. Tienen planta rectangular y techumbre a dos vertientes rápidas
que descienden de un viga cimera o caballete y
descansan directamente sobre el suelo o, más
raramente, sobre paredes secas, de piedra sin
argamasa. En las viejas chabolas las dos vertientes están constituidas por dos series de cabrios casi contiguos sobre los cuales va una
capa de tepes (zoia) y alguna vez tablas, y encima, otra de helechos y brezos que se sujetan
con largas estacas que se colocan entrecruzadas sobre aquéllos. Hasta hace poco más de
medio siglo no se permitía cubrir con teja las

Borda. Leitza.

grandes y poseen mayor inclinación en sus techumbres y columnas exentas. Existe un tipo
de hórreo llamado “hórreo primicial” cuya
función era la de recoger los diezmos y los impuestos de la iglesia.
Bordas, chabolas y corrales
Las casas, en sentido amplio, poseían casi
siempre otras dependencias en el monte, generalmente para cobijo de los animales y
como viviendas temporales. Algunas de estas
construcciones, mayormente en desuso, corren peligro de desaparecer.
Las bordas de acubilar ganado son habitadas únicamente en tiempo de trabajo en el
campo. En la Navarra Húmeda del Noroeste
tienen planta rectangular y alargada, paredes
de piedra superpuesta sin mortero de 1,50 m
las laterales, cubierta a dos aguas con caballete perpendicular a la fachada formada por un

322
M O N TA Ñ A D E N A VA R R A ( N A VA R R A )

Corral. Cáseda.

Calera. Parque Natural de Bertitz.

chabolas, pues el hacerlo era signo de propiedad. En el vestíbulo se hallan casi todos los
utensilios domésticos, colocados en las alacenas de los muros laterales. Las de los Valles
Transversales Pirenaicos son similares, muy
pobres en general, aunque existen otras más
ricas con espacio para la fabricación, secado y
conservación de los quesos (Gaznategui).
En la Baja Montaña Oriental se dan otro
tipo de construcciones denominadas corrales
o cabañas. Los corrales son espacios cubiertos
de planta rectangular alargada orientada al
sur acompañada de un descubierto. Generalmente suelen estar rodeados de un terreno
abierto acotado por mugas de piedra en el que,
en las zonas más secas, como la Bardena de
Cáseda, se sitúa una balsa excavada con el fin
de recoger el agua de la lluvia para dar de
beber a los animales e incluso a veces también
a las personas. Los corrales suelen ser construcciones de piedra, y los tejados, de palos de
boj cruzados con barro cubiertos de lajas. El
interior se divide en diferentes departamentos
separados entre sí a veces mediante arcos,
donde se guardaba la caballería y la paja.

Cocina. Hotel Rural Akerreta. Akerreta.

convirtieran en la cal utilizada posteriormente como desinfectante, componente del mortero e incluso como fertilizador del campo.

La vivienda civil: El mobiliario
El habitáculo principal de la casa era, antiguamente, la cocina. Allí se desarrollaba gran
parte de la vida familiar. En ella destacaba el
hogar, primero colocado en el centro de la habitación ocupando todo el techo con un enorme agujero acabado en chimenea circular.
Posteriormente comenzó a construirse adosado a la pared con una chimenea de amplia
campana. Más tarde fue cuando irrumpieron
las llamadas “cocinas económicas”.
Junto al hogar se disponía de un escaño,
banco de alto respaldo sobre el que se pliega
una pequeña tabla que servía de mesa. En el
norte, predominaban los “txikilus” o escaños

Otros
Algunas casas disponían de caleras, hornos
de leña donde se colocaban grandes piedras
calizas en la parte más baja dejando huecos
para que, tras una cocción de 48-50 horas, se

323
A R Q U I T E C T U R A T R A D I C I O N A L Y E N TO R N O C O N S T R U I D O

Arquitectura del agua

Escaño.

Anteriormente se ha hablado de la importancia del agua en la ordenación de los pueblos. Desde la antigüedad, los lugares elegidos
para la ubicación de los asentamientos estaban
cerca de ríos o fuentes. Además de los lavaderos, askas, fuentes y molinos, que ya han sido
mencionados, existe una gama de edificaciones
relacionadas con la canalización del agua, con
su extracción o con su uso para la producción
de energía. Hubo además construcciones para
el almacenaje de agua o de nieve.
En las zonas más secas de la Baja Montaña
Oriental perviven todavía hoy algunos pozos
de planta circular con una cúpula cónica que
aparenta un “huevo vertical enterrado por la
mitad en el suelo”. Éstos tenían una especie de
puerta gatera con matas secas en la parte por
donde bajaba el agua de la lluvia para que entrara sin suciedad. Por el otro lado, un vano
daba acceso a los peldaños que permitían introducirse en su interior. De esta forma se evitaba que personas y animales bebieran del
mismo lugar. Otros pozos se construyeron en
pueblos y calles con el fin de extraer el agua
subterránea. Ahora muchos de ellos forman
parte del mobiliario urbano.
Dada la necesidad de la nieve, sobre todo
para el alivio de ciertas enfermedades, en numerosas localidades se construyeron pozos
subterráneos o neveras, la mayor parte de propiedad municipal, que se han conservado más
o menos ruinosos. Existen dos tipos de neveras: unas llamadas de producción, construidas
deliberadamente, casi siempre algo distanciadas de los centros de población, y otras, de
aprovisionamiento, situadas dentro de las localidades, para vender el producto de una forma
inmediata y que, en la mayor parte de los casos,
se ubicaban dentro de las bodegas de las viviendas. La mayor parte de las neveras de producción son construcciones subterráneas de planta circular, con piedras unidas con argamasa.

Mikel Ruiz

de gran banco en los que podían acomodarse
hasta 5 ó 6 personas. En la parte inferior poseían además, un cajón en forma de arca.
Las primeras mesas de cocina fueron
mucho más pequeñas y bajas que las de hoy en
día. Otras estaban unidas a la pared sobre la
que se plegaban. En torno a ellas se reunía la
familia alrededor de un único plato del que
todos comían.
Los muebles de los dormitorios: camas, kutxas, arcones o sillas han sido tradicionalmente de una austeridad extrema, al igual que la
decoración, reducida en todo caso a algunos
cuadros de santos y un crucifijo que reinaba
encima de la cama. Entre el sobrio mobiliario
de las casas tradicionales destacaban, en la
Montaña de Navarra, las kutxas y los arcones.
Ambas arcas de decoración tallada tenían
como misión principal guardar la ropa, aunque también se utilizaban en la cocina o en el
desván para almacenar trigo, maíz o alubias.
En el arcón, la prolija ornamentación con tallas huecas geométricas trataba de animar los
gruesos tableros de roble o castaño. Las
camas eran de madera y se cubrían con colchones de lana hechos por las mujeres de la
casa. Éstas debían varearlos cada año para quitarles el polvo y ponerlos huecos. En la postguerra fue frecuente, en las casas que no disponían de lana, dormir en jergones o colchones de hoja de maíz.

324
M O N TA Ñ A D E N A VA R R A ( N A VA R R A )

En otras ocasiones, las construcciones relacionadas con el agua servían para canalizarla y
hacerla llegar a las fuentes o a los campos de
regadío. Por la abundancia de lluvias en casi
todo el territorio de la Montaña de Navarra,
los sistemas de regadío han sido en general escasos, tomando más relevancia en la Baja
Montaña Oriental. Allí el método más tradicional es el de gravedad, en el que el agua discurre por canales, acequias y regueras hasta
los campos que se han de regar.
Como ya se ha mencionado, los molinos harineros fueron elementos básicos en la vida
rural. Durante siglos se han utilizado los saltos de agua para cumplir su función de transformar el cereal y otras semillas en harina. De
las variantes existentes, en Navarra se utiliza
el sistema de aceña que aprovecha la fuerza
motriz de una corriente acuática y cuyo eje se
encuentra en posición vertical. Para obtener
la energía necesaria que mueva las muelas del
molino, se desvía el caudal de un río por un
canal hasta una pequeña presa formada en la
pared del propio molino. “Desde ésta, el agua
sale a presión por el saetín, haciendo girar el
rodete o aceña, moviendo a su vez el eje y las
muelas que trituran el grano. Toda esta maquinaria descansa sobre un grueso tablón llamado durmiente, perforado en su centro para
alojar el poste o eje. Las piedras o muelas son
los elementos esenciales del molino. La primera de ellas, llamada solera, permanece fija
sobre un andamiaje de recios tablones. La segunda, llamada volandera, gira sobre la anterior sujeta por la navija”12.
Una vez introducido el sistema austro-húngaro de molienda mediante cilindros, los molinos hidráulicos perdieron su razón de ser,
siendo convertidos algunos de ellos en minicentrales eléctricas para consumo propio o
público y los más quedaron arruinados.
Las ferrerías, muy difundidas en el noroeste
de Navarra, fueron otras de las instalaciones
que también aprovecharon el impulso del agua

para obtener el hierro a partir del cual se elaboraban diversos utensilios: “rueda hidráulica,
base para el funcionamiento del martinete o
mazo (matxina) y del aparato soplador con que
insuflar aire durante el proceso de fusión. A diferencia de las ruedas de los molinos harineros
navarros, de eje vertical, las ruedas hidráulicas
de las ferrerías debían disponer de un eje horizontal. A un lado del mismo se disponía la
rueda, de un diámetro no superior a 3,3 m, en
la que estaban situadas más de 30 palas o álabes de 40 cms. de ancho. Esta rueda se situaba
en un canal o caz por el que, mediante una
presa, se desviaba un caudal de agua suficiente
para impulsar la rueda hidráulica. En el eje de
la rueda estaban dispuestos unos cuantos dientes de madera, sobre los que se apoyaba el extremo del martillo (gabi-ardatz), de modo que,
al girarla, aquélla subía y bajaba el martillo
(gabi), golpeando el yunque (ingude), con una
rapidez que dependía de la velocidad de giro de
la rueda y ésta, a su vez, de la turbulencia que
alcanzara el agua desviada por el caz”.
La difusión de la metalurgia en Navarra fue
relativamente importante debido a la abundancia de minas, bosques y cursos de agua. La
decadencia de las ferrerías navarras fue consecuencia de la pobreza del mineral autóctono y
de la carencia de carbón de piedra, por lo que
no pudieron introducirse los procesos propios
de una moderna siderurgia y metalurgia. La
situación se vio agravada por la escasa dimensión empresarial, netamente familiar y comarcal, salvo el caso de las grandes ferrerías o fábricas de armas de Eugi y Orbaitzeta, vinculadas a las necesidades del ejército de la nación.

Arquitectura protoindustrial
Las Reales Fábricas de Municiones de Hierro de Eugi en el Valle de Esteribar, hoy casi
desaparecida, y Orbaitzeta en el Valle de Aezkoa, representan el paso de pequeñas ferrerías
de artesanos al gran complejo fábrica-pobla-

325
A R Q U I T E C T U R A T R A D I C I O N A L Y E N TO R N O C O N S T R U I D O

construido con placas de hierro, material que
era también usado para los féretros de quienes
allí murieron.
La historia de la fábrica fue un círculo que
se repitió constantemente durante casi un
siglo: construcción, guerra, incendio, destrucción, época de inactividad, reconstrucción,
guerra, incendio, destrucción.
Con el paso del tiempo los molinos se modernizaron y dieron paso a las fábricas de harina, con lo que la máquina de vapor fue retirando paulatinamente las ruedas hidráulicas
de estas grandes fábricas. Por último, la aparición de los laminadores de cilindros de porcelana y metal procedentes de Hungría dio paso
a la técnica actual de molturación industrial.
Abandonada la Fábrica de Orbaitzeta, sus piedras, tan bien labradas, sirvieron para reedificar casas y construir nuevas bordas.
Otro de los más importantes complejos industriales de inicios del siglo XX fue la serrería y destilería situada en Ecay: El Iratí S.A.
Esta Sociedad Anónima, la primera de Navarra, llegó a contar en sus mejores años con
casi 600 empleados que trabajaban la madera
elaborando tablones y aprovechando los restos
(leña, despieces, corteza) para obtener carbón
vegetal y ácidos. Hasta un tren eléctrico explotó esta sociedad para cargar sus vagones de
materiales derivados de la madera y así llevarlos hasta Pamplona o Sangüesa. La altiva chimenea de ladrillos que evacuaba los vapores
de las calderas centrales es el elemento más
característico de este complejo industrial.

Fábrica de armas de Orbaitzeta.

ción dividido en plantas y áreas de producción, residencia y servicios.
La planta de la Fábrica de Munición de Orbaitzeta se despliega paralela al río y verticalmente en tres alturas o plantas que aprovechan
la orografía del terreno. La planta superior
tiene tres puertas de salida. Su ala norte estaba
destinada a zona urbana de residencia y servicios. El palacio ocupaba la parte central y, en
función de una clara jerarquía del espacio, las
casas de los trabajadores, el cuartel y la plaza.
Todo el espacio arquitectónico se organizaba alrededor del gran protagonista, el horno
de fundición. El horno siderúrgico daba lugar
a la carbonera (al otro lado del río), que lo alimentaba de carbón vegetal. Este combustible
así como el mineral de hierro llegaban hasta la
boca del horno a través de un sistema aéreo.
Los depósitos de munición estaban también
situados cerca del horno, con patios y edificios
cercanos en los que se realizaba la limpieza,
reconocimiento y depósito de la munición.
Parece que, además, la fábrica tuvo un frontón

Otras construcciones
Existe, además de lo ya mencionado hasta la
fecha, un monumento monolítico utilizado en
la Montaña de Navarra desde la antigüedad:
son las estelas. Se han empleado desde tiempos inmemoriales bien como elementos conmemorativos de hechos religiosos o políticos,
bien como monumentos funerarios de gran ri-

326
M O N TA Ñ A D E N A VA R R A ( N A VA R R A )

queza simbólica. Según su forma se clasifican
también en otras dos tipologías: las estelas discoideas y las rectangulares o tabulares. Las
primeras constan de un disco como parte sobresaliente y un pie para hincarse en el suelo,
siendo su función la de señalar la cabecera de
la tumba. Las tabulares se emplearon más
como marcas indicadoras del lugar donde se
produjo la muerte de una persona, y sirven generalmente de recordatorio de accidentes o
hechos luctuosos. También pueden encontrarse en forma de cruz pétrea junto a un camino
del monte o en el borde de una finca.
La forma de la estela discoidea o discoidal
consta de: el disco y el pie. La zona de unión
entre ellos se denomina cuello, y canto es el
borde de la parte circular. La forma del pie
puede ser prismática o trapezoide, siendo esta
última la que confiere al elemento pétreo un
aspecto más cercano a una esquematización de
la figura humana, hecho que ha dado lugar a la
teoría que explica el origen de la estela discoidea como representación de los antepasados.
En los cementerios, además de las estelas
discoideas o discoidales, es frecuente la utilización de laudas o lápidas rectangulares en el
suelo y la cruz, que terminó desterrando a la
estela en el siglo XVIII.
Entre los monumentos funerarios, destaca
en el cementerio de Roncal el mausoleo del famoso tenor Julián Gayarre (1844-1890), uno
de los mejores grupos escultóricos de Mariano
Benlliure. La obra está realizada en mármol y
bronce, y representa “una alegoría musical coronada por el genio alado de la fama sobre la
urna sepulcral”13.

no. Sin embargo, los efectos del excesivo consumo eléctrico, muchas veces, derrochador y la
contaminación producida por la mayoría de los
nuevos materiales, ha llevado a buena parte de
la sociedad a volver a valorar los antiguos elementos naturales y una forma de construir en
función de la climatología. Ahora se le llama arquitectura bioclimática y bioconstrucción.
Las casas tradicionales siempre se edificaron con dichos criterios. Muchos de sus elementos son por ello respuesta a la necesidad
de mantener la casa caliente en invierno y
fresca en verano. Así, las viviendas se orientaban al sur o suroeste para evitar el viento
Norte; utilizaban paredes anchas de piedra o
de adobe que resguardasen, según la estación,
del frío o del calor; los vanos eran reducidos,
más amplios al sur, donde cuando era posible
se construían solanas; la orientación de los
aleros produce una sombra muy pequeña en
invierno y mucho mayor en verano. Además,
la solución de dar cobijo a los animales en la
parte baja de la casa producía gran parte del
calor requerido en los fríos inviernos y el almacenamiento de la paja en el piso superior
evitaba su escape.
Las nuevas sensibilidades, que pretenden
lograr la integración de la vivienda en su ambiente y utilizar los recursos naturales para el
ahorro de energía, retroceden en el tiempo
para aprender del saber hacer de nuestros antepasados. El valor estético y el importante legado cultural, junto con la sabiduría de unas
técnicas constructivas hacia las que volvemos
la mirada, hacen de la arquitectura tradicional
una arquitectura de hoy en día.

Arquitectura bioclimática

Glosario

Los modos de vida cambiaron y el desarrollo
de las vías de comunicación, la aparición de
nuevos materiales más económicos y el desarrollo energético, trajeron consigo la ruptura
del ser humano con su entorno natural y cerca-

Alero: parte inferior del tejado que sale fuera
de la pared y sirve para desviar de ella las
aguas llovedizas.
Belena: callejón, hueco o pasadizo entre casas,
corrales o huertos; patio interior del común

327
A R Q U I T E C T U R A T R A D I C I O N A L Y E N TO R N O C O N S T R U I D O

disfrute de dos o más casas, cerrado al tránsito público.
Caballete: línea horizontal y más elevada de
un tejado de la cual arrancan las vertientes.
Desván: parte más alta de la casa, inmediatamente debajo del tejado, que suele destinarse a guardar objetos inútiles o en desuso. En
algunos lugares se conoce como gambara o
sabayao.
Entrada: espacio cubierto dentro de la casa
que sirve de acceso a ella y está inmediata a
la puerta de la calle.
Entramado: armazón de madera que sirve
para hacer una pared, tabique o suelo rellenando los huecos con fábrica o tablazón.
Hastial: parte superior triangular de la fachada de un edificio, en la cual descansan las

dos vertientes del tejado o cubierta y, por
extensión, toda la fachada.
Mampostería: obra hecha con piedras sin labrar ajustadas unas con otras sin sujeción a
determinado orden de hiladas o tamaños.
Meta: pila de hierba seca o de helecho de forma cónica, con una vara gruesa o palo recio
como eje vertical, que sobresale por arriba y
en cuyo extremo suelen colocar una protección para que el agua de la lluvia no resbale
por el palo.
Saetera: ventanilla estrecha de las que se suelen abrir en la escalera y otras partes.
Sillar: cada una de las piezas labradas por lo
común en forma de paralelepípedo rectangular, que forman parte de una construcción de sillería.

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Notas
1
2

De Yrizar J., Las Casas Vascas.
Este capítulo basa gran parte de su información en la colección de libros de Geografía de Navarra del
autor A. Floristán Samanes.

3

Zabalza Seguín, A., “La vecindad” en Etnografía de Navarra.

4

Cuadernos de etnografía.

5

Entrevista en Sunbilla.

6

Etnografía de Navarra.

7

Arraiga Frauca, J., Religiosidad Popular.

8

Caro Baroja, J., La Casa Navarra.

9

Urabayen, L., La Casa Navarra.

10 Entrevista en Urroz y Uharte-Arakil.
11 Entrevista en Urroz.
12 Prieto Vinagr, J. J., Etnografía de Navarra.
13 Diario de Navarra.

329
Arquitectura tradicional COMARC A D E L A LTO GUADIATO (CÓRDOBA , A N DA L U C Í A
Comarca de
Los Pedroches
CÓRDOBA, ANDALUCÍA

Mónica Alonso Morales
Arquitectura tradicional COMARC A D E L A LTO GUADIATO (CÓRDOBA , A N DA L U C Í A
Si

hasta hace poco era frecuente encontrar
numerosos estudios de arquitectura monumental, la tradicional, en su aspecto más humilde y cotidiano, ha permanecido casi inédita.
Por esto, en las sucesivas páginas, nos adentraremos en otras épocas, a través de los testimonios de los habitantes de la comarca de Los
Pedroches que, generosamente, nos han permitido conocer las formas de construcción,
usos, costumbres, etc., y por medio de las investigaciones que se han realizado de esta
zona.
Estas personas nos han enseñando a conocer y a amar una arquitectura tradicional que
es y debe seguir siendo la herencia de
nuestros antepasados pedrocheños.
No hemos pretendido hacer una
sinopsis de los diecisiete pueblos y
las culturas históricas que se han asentado en esta comarca, sino investigar y
describir cómo construían, los materiales
utilizados, las técnicas... y, según esto, qué
influencia han recibido y qué elementos y estructuras se mantienen. Además, hemos pretendido reflejar algunos aspectos de la vida cotidiana de quienes han vivido y siguen morando
en esta singular y extensa comarca, de sus actividades y su forma de subsistir.
de unos 3.600 Km2 de extensión, siendo la comarca más extensa de la provincia de Córdoba.
Está conformada por diecisiete municipios que
acogen a más de 58.000 habitantes: Alcaracejos,
Añora, Belalcázar, Cardeña, Conquista, Dos Torres, Fuente la Lancha, El Guijo, Hinojosa del
Duque, Pedroche, Pozoblanco, Santa Eufemia,

Aproximación al territorio
de Los Pedroches
La Comarca de Los Pedroches se encuentra
situada al norte de la provincia de Córdoba, en
las estribaciones septentrionales de la Sierra
Morena cordobesa. Ocupa un vasto territorio

333
A R Q U I T E C T U R A T R A D I C I O N A L Y E N TO R N O C O N S T R U I D O

Torrecampo, Villanueva de Córdoba, Villanueva
del Duque, Villaralto y El Viso.
Estos diecisiete municipios conforman una
unidad ecológica y cultural que otorgan a la
comarca de Los Pedroches la consideración de
constituir una auténtica comarca natural 1,
demarcada por unas peculiaridades físicas,
que además de dotar de una fuerte personalidad a este territorio respecto a la provincia de
Córdoba, han influido en la configuración de
sus rasgos culturales.
Una de las características que más ha marcado la singularidad cultural de Los Pedroches ha sido la percepción de lejanía y aislamiento que sus habitantes experimentaban
con respecto a Córdoba y al resto de Andalucía. Si bien la distancia real existente entre la
capital y la comarca no es excesiva2, el recorrido que había que realizar –salvando las
irregularidades de Sierra Morena– resultaba
fatigoso y largo.
Aunque administrativamente la comarca ha
permanecido vinculada a lo largo de su historia
a la provincia de Córdoba, su ubicación geográfica y características físicas diferenciadas
acentuaban esa sensación de aislamiento, siendo físico y cultural. Por el contrario, la mayor
semejanza paisajística y de explotación de los
recursos del terreno con respecto a sus comarcas vecinas no andaluzas han contribuido a establecer fuertes vínculos intercomarcales entre
Los Pedroches y la comarca extremeña de la
Serena y la manchega de la Alcudia.
La semejanza de sus paisajes y las similitudes de muchas de sus respuestas culturales,
en cuanto a la resolución de las necesidades
vitales (arquitectura, gastronomía,...) con los
pueblos extremeños y castellanos, difiere de la
concepción generalizada, y a veces tópica, de
la Andalucía del Valle del Guadalquivir.
Esta situación geográfica de Los Pedroches,
como zona intermedia entre Andalucía, Castilla y Extremadura, acentúa su carácter de
frontera histórico-cultural. Circunstancia

propicia para participar de rasgos propios de
cada una de estas tres regiones.
Otra característica fundamental en el desarrollo histórico de la comarca ha sido su condición de paso obligado en las antiguas comunicaciones entre la Meseta y Andalucía Occidental3. Para algunos estudiosos de la comarca
esta circunstancia se daría desde la prehistoria 4, aunque fue durante el periodo califal
cuando esta condición de lugar de tránsito adquiere mayor relevancia, puesto que el camino que unía Córdoba y Toledo, dos ciudades de
marcado protagonismo en el momento, atravesaba a lo ancho Los Pedroches. Este camino
aprovechaba en parte una antigua calzada romana y era imprescindible en el desplazamiento de las zonas atlánticas y levantinas con
el eje central de la Península. Prueba de ello
son los distintos caminos viejos que aún hoy
pueden identificarse, como la calzada romana
de Santa Brígida, en Dos Torres; o las numerosas vías pecuarias, como la Cañada Real Soriana y la Cañada Real de la Mesta, testigos de la
trashumancia y el transporte de mercancías
de unos lugares a otros. Y, por supuesto, las
posadas y fondas que daban cobijo a los transeúntes y sus caballerías, como la Antigua Posada del Moro en Torrecampo.
Los restos arqueológicos encontrados en los
yacimientos existentes en la comarca de Los
Pedroches constatan la presencia de grupos humanos desde épocas muy antiguas. No obstante, existen muy pocos estudios históricos que
permitan seguir con exactitud el rastro de pervivencia de estas primeras comunidades hasta
la Reconquista. Si bien se sabe que las actividades ganaderas y mineras constituían desde un
principio la base económica de este territorio.
Tras la reconquista y repoblación cristiana,
de la que se sabe que su comienzo fue a finales
del s. XIII, tiene lugar una reorganización administrativa en la zona que dará lugar a la aparición de tres subcomarcas históricas que marcarán la evolución histórica de Los Pedroches:

334
COMARCA DE LOS PEDROCHES (CÓRDOBA, ANDALUCÍA)

• El Condado de Santa Eufemia.
• El Condado de Belalcázar.
• Las Siete Villas de Los Pedroches.

permanecieron siempre dependientes de la jurisdicción de la ciudad de Córdoba. La unión y
la fuerza de este condado de realengo frente a
las amenazas señoriales se basaba en el mantenimiento de un único término jurisdiccional que perduró hasta 1909, así como el aprovechamiento y disfrute comunal de unas vastas propiedades, entre las que destacan: las dehesas de la Jara, la de Ruices y la dehesa de
Navas del Emperador.
El hecho de gestionar y compartir el principal recurso natural, la dehesa, marcó fuertemente los vínculos políticos de estas Villas.
Aún hoy día, en la ermita de Piedrasantas, en
el municipio de Pedroche, se pueden ver algunos de los bancos en los que se sentaban las
autoridades de estos municipios en las reuniones donde se trataban los temas relativos a los
bienes comunales que estos siete municipios
compartían.
La fundación del municipio de Conquista
data del s. XVI. En sus inicios estuvo sujeto a
Pedroche, pero en el siglo XVII alcanza su máximo esplendor, llegando a ostentar el título
de ciudad.
Lo mismo que otros pueblos de la zona, estuvo bajo la jurisdicción de los Marqueses del
Carpio, y será en el siglo XIX cuando posea
término municipal propio.
Y, por último, el municipio de Cardeña, que
es el último en crearse en la provincia de Córdoba en 1930, tras segregarse del municipio
de Montoro y constituir el suyo propio.

Los dos primeros condados son de señorío,
mientras que la tercera es de realengo.

El Condado de Santa Eufemia, que
comprendía los municipios de Santa Eufemia,
El Guijo, El Viso y Torrefranca, surge en 1293,
cuando el concejo cordobés hace donación a
Fernando Díaz Carrillo de la Villa de Santa
Eufemia y cien yugadas de tierra pertenecientes al alfoz de la capital. Una donación confirmada por Sancho IV, en recompensa por haber
arrojado de esas tierras a un grupo de golfines.
La comarca se había convertido en zona de refugio para salteadores. Este hecho propició la
creación de este Condado, ya que por sus tierras transcurría una de las principales vías de
comunicación en el transporte de mineral
desde Almadén hasta Córdoba y Sevilla, la Vía
del Azogue, que unía comercialmente Almadén con Córdoba y corresponde al actual trazado de la C-411.
El Condado de Belalcázar se originó en
1445, cuando Juan II concede al maestre de la
Orden de Alcántara, Don Gutierre de Sotomayor, las Villas de Gaete (Belalcázar) e Hinojosa
del Duque. También pertenecían a este condado las villas de Villanueva del Duque y Fuente
la Lancha.
Las Siete Villas de Los Pedroches, capitalizada por Pedroche, albergaba además a
los municipios de Torremilano, Torrecampo,
Pozoblanco, Villanueva de Córdoba, Alcaracejos y Añora. Territorios que escapan al proceso
señorializador propio de la reconquista. Esta
circunstancia tal vez se debió a la mayor despoblación y pobreza de sus tierras. Estas siete
villas, salvo durante el periodo de tiempo que
pertenece al Marqués del Carpio (1660-1747),

Paisaje y medio natural
La Comarca de los Pedroches, popularmente llamada Valle de los Pedroches, valle que los
árabes llamaron Fahs al-Ballut, Valle de las
Bellotas, no es más que una amplia llanura
con suaves colinas producto de la erosión del
batolito sobre el que se asienta una gran
banda de granito que se extiende desde Extremadura a Jaén.

335
A R Q U I T E C T U R A T R A D I C I O N A L Y E N TO R N O C O N S T R U I D O

gada al sector agroganadero. En cuanto a su
producción agrícola destaca el cultivo de secano, esencialmente el cultivo del cereal, destinado en su mayoría al forraje para ganado.
Una producción que caracteriza el paisaje del
área más occidental de la comarca. En menor
medida, se da también el cultivo del olivar, dejando su impronta en el paisaje, como el predominante en la Sierra de Pozoblanco. Pero
sin duda, la principal actividad económica pedrocheña se centra en la ganadería, explotándose en este sector las especies bovina, ovina y
porcina, destacando la cría del cerdo ibérico
en explotaciones extensivas, alimentado con
bellotas. La importancia de este sector es lo
que potencia la relevancia de las industrias
agroalimentarias en la comarca.
El impulso que ha experimentado el sector
ganadero en las últimas décadas ha servido de
contrapeso ante la desaparición de otros sectores económicos, como el de la minería, que
en su día fue clave en el desarrollo de la comarca. Además de la extracción de granito,
muy abundante en Los Pedroches, existían en
la comarca numerosas explotaciones mineras.
Ejemplo de éstas son las minas de plomo y
plata de El Soldado y Las Morras de Villanueva del Duque.
La explotación minera supuso para esta comarca la creación de una línea férrea de vía estrecha, que desde Peñarroya hasta la provincia
de Ciudad Real, casi atravesando el norte de la
provincia de Córdoba, incentivaba las comunicaciones de Los Pedroches con Córdoba y, en
consecuencia, con el resto de Andalucía y España. La vía férrea, además de permitir el
tránsito de mercancías, fomenta y facilita la
exportación de ganados, lo que permitió el
auge de la cabaña pedrocheña en el mercado
regional y nacional. Testigos de la importancia
que tuvo este nuevo transporte son las numerosas estaciones y apeaderos que la jalonaban,
como la estación de El Soldado, en el municipio de Villanueva del Duque.

Panorámicas de la Comarca de Los Pedroches desde el
Castillo de Santa Eufemia.

La llanura de Los Pedroches queda delimitada por diversas sierras: al norte, la Sierra de
Santa Eufemia; al sur, por Sierra Morena,
donde predomina el olivar ecológico y el monte
bajo. Y en el sector oriental de la comarca, limitando con la provincia de Jaén, se encuentra
el Parque Natural de la Sierra de Cardeña y
Montoro, donde el manejo tradicional de la dehesa y la existencia de grandes fincas orientadas a la caza mayor –ciervo y jabalí–, fundamentalmente, y a la caza menor han favorecido
la permanencia de especies animales muy amenazadas, como el águila imperial, el lince ibérico y el escasísimo lobo.
El paisaje más característico, sin lugar a
dudas, de Los Pedroches es la dehesa. Casi un
60% de la superficie de la comarca está ocupada por la dehesa, convirtiéndose en una de las
dehesas de encinar más extensas y mejor conservadas de Europa. Y este paisaje de dehesa es
el más perceptible en el sector oriental de la
comarca.
La dehesa, producto de la intervención del
hombre sobre el medio natural, constituye un
paisaje cultural donde prima el equilibrio
entre la explotación de las personas y la conservación de los recursos naturales, permitiendo el mantenimiento de su nutrida cabaña
ganadera: bellotas para el engorde del cerdo
ibérico y pasto para el resto de ganado. La economía de Los Pedroches está fuertemente li-

336
COMARCA DE LOS PEDROCHES (CÓRDOBA, ANDALUCÍA)

Organización del espacio urbano
La trama urbana de estos pueblos sigue un
esquema similar. En torno a una plaza principal que se convierte en el espacio socializador
por excelencia y articulador de los edificios
públicos, políticos y económicos, giran las diversas calles que a modo de radios de trazos
tortuosos van configurando los distintos cascos urbanos. En la plaza se sitúan las principales iglesias, los ayuntamientos, las audiencias
y las casas de las familias más pudientes y
grandes propietarios de estas villas. Son fácilmente apreciables las zonas céntricas ocupadas por las “casas de los ricos”, casas que eran
y siguen siendo conocidas por los apellidos de
sus moradores, como la casa solariega de los
Trucios, en Pedroche, la casa de los Velardes,
en Añora, o la casa modernista de Don Pedro
García, en Pozoblanco.
Desde la lejanía son divisadas las torres de
las iglesias, alrededor de las cuales el pueblo se
abre formando una gran mancha de tejados
rojizos y paredes blancas, el perfil característicos de los pequeños pueblos de Los Pedroches.
En torno a ese espacio central va surgiendo
todo un enramado de calles, que van tomando
anchura y largura en sus extremos, hasta conformar los nuevos trazados de calles, parques
y equipamientos.
En las zonas y calles más periféricas de los
pueblos se encontraban las casas pertenecientes a las clases trabajadoras, que ya han quedado traspasadas por las zonas de viviendas de
nueva construcción. Y en las afueras, aprovechando el margen de los ríos y arroyos, era habitual encontrarse construcciones dedicadas a
la producción de determinados materiales,
como los tejares o las canteras de granito.
Entre los factores que más influyen en la ordenación y ubicación espacial de los municipios cabe señalar la presencia de arroyos, ríos
o manantiales de los que el pueblo se surtiría
de agua. Y, por supuesto, la existencia de vías

Calle San Agustín. Hinojosa del Duque.

de comunicación, el factor principal en la formación y creación de casi todos los pueblos de
Los Pedroches. Circunstancia que hasta el
siglo XIX será clave en la potencialización y
mantenimiento de su economía y su desarrollo sociocultural.
A partir del siglo XVIII toma fuerza la tendencia de buscar nuevas rutas de conexión
entre Andalucía y el centro de la Península
Ibérica, y será en el siglo XIX cuando se consolida la nueva ruta de acceso a Andalucía a través del paso de Despeñaperros, buscando nuevos trazados de carretera y líneas férreas. Este
hecho significó un duro golpe en el desarrollo
comarcal, ocasionando un fuerte estancamiento propiciado sobre todo por el abandono
de la industrial textil, que desde el s. XVI había
constituido una importante fuente de riqueza
para la comarca y el declive de la producción
minera.
Desde ese momento, la actividad agropecuaria se convierte en la principal y casi exclusiva base económica de la Comarca.

337
A R Q U I T E C T U R A T R A D I C I O N A L Y E N TO R N O C O N S T R U I D O

Estación del Soldado. Villanueva del Duque.

Plaza de España. (Iglesia de San Miguel). Villanueva de
Córdoba.

El estancamiento de las vías de comunicación fue ocasionando un aislamiento geográfico que no será superado hasta la segunda
mitad del s. XX. En la actualidad la creación
de nuevos trazados de carretera entre Córdoba-Badajoz y Córdoba-Almadén ha mejorado
notablemente las comunicaciones, reduciéndose el tiempo y distancia empleados en el
viaje hacia la capital.

En ocasiones, el grado de conservación de
estas plazas y la belleza de los edificios que las
delimitan es tal que se convierten en escenarios naturales en las representaciones de obras
y pasajes históricos, como es la celebración del
Auto de los Reyes Magos de El Viso, o la representación de la obra teatral La Vaquera de La
Finojosa, en honor al Marqués de Santillana
(s. XV), en Hinojosa del Duque. La plaza y sus
edificios potencian episodios históricos que
conforman parte de la identidad cultural de
estos pueblos.
En estos espacios tenían y tienen lugar los
mercados ambulantes, la celebración de las
vaquillas, las hogueras de la candelaria, etc.
Un sinfín de acontecimientos festivos y celebraciones que las convierten en el corazón de
la vida social y económica de los pueblos.
En Hinojosa del Duque y Pozoblanco –municipios con mayor peso económico y social de
la comarca– tenían lugar alrededor de los abrevaderos principales las ferias de ganado, que
congregaban a gran número de ganaderos, tratantes y vecinos en general. En la actualidad,
se sigue celebrando anualmente la feria de ganado de Pozoblanco, una muestra de reconocido prestigio en la que se dan cita ganaderos de
todo el territorio nacional que compiten por
obtener las distinciones que reconocen la calidad de sus reses y ganaderías. Evento que tiene
lugar en un moderno recinto ferial.

Espacios públicos abiertos
Las plazas quedan insertas en los centros
urbanos de estos pueblos. Son espacios amplios, aglutinadores de la vida social y económica. En ellas desembocan las principales calles del pueblo, cuya toponimia ya indica la relevancia de la vía respecto al conjunto de calles, calle Mayor, calle Real,…
Las iglesias y ayuntamientos son las edificaciones que presiden estos espacios, además de
otras construcciones públicas y privadas; sus
bares, tabernas y casinos convierten a las plazas en lugares idóneos para pasear y encontrarse con amigos, convirtiéndose en los espacios más concurridos de cualquier municipio.
De la iglesia principal, y por tanto de la plaza,
salen todas las procesiones y demás celebraciones religiosas que tienen lugar a lo largo
del año (Semana Santa, Corpus Christi, las romerías de los patrones y santos venerados...).

338
COMARCA DE LOS PEDROCHES (CÓRDOBA, ANDALUCÍA)

otros municipios–, solía hacer parada antes de
llegar al pueblo en alguna cruz de granito de
la vereda que accede al pueblo, enfatizando la
llegada al municipio.
La popularidad y simbolismo de algunas de
estas cruces es tal que son conocidas con
nombre propio.

El lugar público cerrado
Son muchas las edificaciones vernáculas
que han tenido y tienen un uso público, entre
las más importantes que nos podemos encontrar en Los Pedroches, cabe señalar:
Los Ayuntamientos, que en muchos pueblos ocupan edificaciones de las más antiguas
que se conservan, y aunque han experimentado numerosas intervenciones para adecuarlas
a sus necesidades administrativas y políticas,
su aspecto exterior, e incluso parte de la estructura original, sigue conservándose. La importancia de los asuntos tratados en estos inmuebles queda reflejada en su arquitectura.
Ocupan solares situados en las plazas mayores
de los pueblos; sus fachadas, de sillares de granito, son austeras y con apenas ornamentación. Tan sólo la portada de entrada o algún
escudo heráldico del municipio o familia
noble, situado encima de la puerta de entrada
o coronando el atrio del segundo piso. Los
vanos de la primera planta, a los lados de la
puerta de entrada, son de tamaño considerable, rematados por rejas de forja o las rejas
carceleras. La segunda planta suele presentar
balcones o balcón corrido, desde donde se vislumbra toda la plaza del pueblo.
En su cubierta, generalmente a dos aguas,
no falta la torre del reloj, coronada por campanas de hierro fundido y, sobre éstas, una veleta, estos relojes suelen ser del siglo XIX. La
importancia de estos relojes municipales era
fundamental para la población rural, donde el
tiempo era medido por la incidencia de la luz
solar.

Ermita de San Bartolomé. Dos Torres.

Otro espacio de encuentro lo constituyen
los alrededores de algunas ermitas urbanas.
Los poyetes de mampostería anexos a sus paredes son asientos privilegiados desde donde
se puede observar lo que ocurre en las explanadas que las rodean, los juegos de los niños,
la partida de petanca… Estas ermitas se insertan en los cascos urbanos de los pueblos o en
las salidas de los mismos, marcando los puntos cardinales del casco urbano del municipio.
Son lugares sagrados erigidos en honor a un
determinado santo especialista en la protección y cura de diversos males (pestes, plagas
del campo…) En el entorno de estas edificaciones es habitual encontrar a niños jugando,
a mayores echando la partida de petanca y a
mujeres que acuden a visitar a la patrona o patrono. Las que presentan mayor culto están
abiertas durante gran parte del día, y es frecuente el ir y el venir de las gentes para venerar a sus titulares.
Otros hitos espaciales en la ordenación urbana de los pueblos de Los Pedroches son la
rica variedad de cruces de granito, que señalando los puntos cardinales en la delimitación
del término municipal protegían al pueblo de
cualquier mal que lo acechara. Estos elementos marcan simbólicamente la percepción espacial que la gente tiene de sus pueblos, de tal
manera que en las romerías, cuando un pueblo trae a la imagen que venera desde el santuario rural –que puede ser compartido por

339
A R Q U I T E C T U R A T R A D I C I O N A L Y E N TO R N O C O N S T R U I D O

La función que cumplían los pósitos es la
que tendrán los silos, que son construidos en
la segunda mitad del siglo XX. Ubicados más
en las afueras de los municipios solían tener
tres o cuatro pisos de altura, lo que hace que
su perfil sobresalga respecto a la mayoría de
las edificaciones del pueblo.
En cuanto a edificaciones destinadas al ocio
no faltaban las tabernas, los casinos y los
cines.
Las tabernas, situadas en los bajos de alguna casa, eran punto de reunión de los hombres
trabajadores del pueblo. La decoración de las
tabernas era sencilla: mesas de madera y banquetas donde se jugaba la partida y la barra
donde se tomaban las copas. Las mujeres no
acudían a las tabernas, si lo hacían para comprar algo utilizaban los portillos de la puerta o
una segunda puerta de entrada que tenía el establecimiento donde se vendía vino, pan u
otros productos.
Los hombres con profesiones liberales y
grandes propietarios se reunían en los casinos, edificios ubicados en plazas y calles principales. Ocupaban edificaciones singulares, de
dos plantas. Entre sus instalaciones estaban la
biblioteca y el salón de reuniones, donde se celebraban charlas, exposiciones… Estas habitaciones disponían de mobiliario completo,
acorde con las actividades que allí se realizaban, sillones cómodos, lámparas de cristal, tapicerías y cortinas a juego, etc. Las paredes se
solían pintar en tonos claros, con motivos paisajísticos en los lunetos de las bóvedas o en las
terminaciones de las paredes.
Los cines, a los que acudían jóvenes y mayores a ver la película semanal, solían encontrarse en antiguos caserones, palacios o, como
en el municipio de Dos Torres, en iglesias que
habían dejado de estar consagradas para dedicarlas a otros usos.
Otras edificaciones de interés arquitectónico e importancia social eran las iglesias, las ermitas y los conventos, inmuebles de carácter

Fachada del Ayuntamiento de Villanueva de Córdoba.

Municipios como Villanueva de Córdoba
aún conservan el arca donde se guardaban los
caudales de la villa, que se abría con tres llaves
que estaban en manos de tres personas
diferentes, de las que se requería su presencia
física cada vez que se abría.
Otras edificaciones situadas anexas o muy
cercanas a los Ayuntamientos eran las audiencias y las cárceles, aunque éstas podían estar
insertas en el mismo edificio del Ayuntamiento. Reflejo de la importancia que tenían estas
instituciones en el gobierno del municipio son
la antigua audiencia de Villanueva de Córdoba
y la antigua cárcel de Dos Torres, esta última
ha sido destinada para usos múltiples.
Los Pósitos, que han quedado insertos en
las calles del pueblo, eran edificaciones sólidas
que tenían por finalidad guardar el grano y
productos que la comunidad consumiría de
un año para otro.
Son construcciones de una sola planta pero
de altura considerable. Sus gruesos muros y
enormes pilares que sustentaban bóvedas de
arista sostenían la presión del peso del grano
almacenado. En sus puertas eran habituales
las rampas que daban acceso a los carros cargados y sus ventanas de pequeño tamaño para
evitar la entrada de animales que pudieran
atacar la mercancía. Muchas de estas edificaciones se han recuperado y transformado en
otros servicios, como bibliotecas o salas de exposiciones.

340
COMARCA DE LOS PEDROCHES (CÓRDOBA, ANDALUCÍA)

religioso de importante significación social en
la vida de una comunidad.
Las iglesias situadas en los lugares más emblemáticos de los pueblos son los edificios de
mayor protagonismo arquitectónico. La belleza monumental e importancia histórica de
estos inmuebles justifica su inclusión en los
catálogos históricos artísticos autonómicos y
estatales.
Además de las iglesias, otras construcciones
religiosas de notable interés histórico artístico
son los conventos. En Los Pedroches destacan
por su monumentalidad en el municipio de
Belalcázar el convento de Santa Clara y el de
los Cinco Mártires de Marruecos; en Hinojosa
del Duque y Pedroche, los conventos de las
Concepcionistas.
En la comarca nos encontramos con más de
cuarenta ermitas dispersas por los municipios
y los caminos rurales. Las más antiguas son de
estilo mudéjar serrano, de finales del siglo XIII
o principios del XIV. Suelen ser ermitas de una
sola nave, con solerías de barro cocido, gruesos
muros de mampostería, que apoyan en su exterior en varios pilares laterales, y cubiertas a
dos aguas que apoyan en arcos fajones de ladrillo que salen de los muros de carga.
Algunas de estas ermitas reciben devoción
supracomunal. Son ermitas insertas en dehesas y parajes cuyo aprovechamiento natural
era compartido por varios pueblos. Estas ermitas situadas en terrenos comunales simbolizan el usufructo conjunto del que hacen gala
los pueblos que veneran la imagen. Ejemplos
de esta tipología de ermita rural son la ermita
de la Virgen de Guía, en el municipio de Villanueva del Duque, a la que rinden culto cinco
pueblos de la Comarca –Hinojosa del Duque,
Fuente la Lancha, Villanueva del Duque, Alcaracejos y Dos Torres–, y la ermita de la Virgen
de Luna, que comparten los municipios de Pozoblanco y Villanueva de Córdoba. La pugna
entre estos pueblos por poseer más tiempo en
sus municipios a la imagen, y los rituales de

Soportales Plaza de la Villa. Dos Torres.

traída y llevada de la Virgen a su ermita son de
enorme belleza y complejidad simbólica.
Estos santuarios supracomunales eran hitos
neutrales en la pugna por conseguir el derecho a explotar los recursos naturales de las dehesas de la comarca de Los Pedroches, y aunque en la actualidad la función originaria de
estas ermitas se haya diluido en el tiempo, los
rituales en torno a ellas se siguen practicando
con fervor y con la participación de muchos
vecinos emigrados a otros lugares, que regresan al pueblo para festejar la romería de su
pueblo.

Organización del espacio rural
Una de las características que más identifica
el paisaje rural de Los Pedroches son las cercas de mampostería de granito que delimitan
las diferentes propiedades. Y aunque existen
grandes extensiones de tierra en manos de un
solo propietario, por lo general los terrenos de
dehesa, los dedicados al cultivo del cereal y los
ruedos de los pueblos dedicados a huertas han
estado repartidos en manos de medianos y pequeños propietarios. Las desamortizaciones
llevadas a cabo en el siglo XIX, la de Mendizábal en 1836 y la de Madoz en 1855, ocasionaron la venta de terrenos eclesiásticos y comunales, algunos de los cuales fueron a parar a
manos de terratenientes y de colectivos organizados en sociedad, otros fueron adquiridos

341
A R Q U I T E C T U R A T R A D I C I O N A L Y E N TO R N O C O N S T R U I D O

Paisaje de las afueras de Villanueva de Córdoba.

Dintel de casa Dos Torres.

por jornaleros y trabajadores por cuenta ajena
que se convirtieron en propietarios de pequeñas parcelas de terreno. Esta circunstancia
originó una nueva parcelación de los terrenos
que no en todos los municipios reciben el
mismo nombre: suerte, acción, quintos, quiñones, lotes, decenarios y rajas5.
La colocación de las piedras requería sabiduría para montar las hileras de mampuesto para
que éstas trabaran bien, aunque en ocasiones
se empleaba algún tipo de argamasa para sujetar las piedras. Los cercados de piedra requerían la reparación constante de las aperturas
que se producían en el muro por el salto de un
animal o cualquier inclemencia del tiempo, roturas que son conocidas como portillos.

placas conmemorativas son bastante recientes, a lo sumo de primeros del siglo pasado.
En el municipio de Santa Eufemia, punto
más septentrional de la provincia de Córdoba,
nos encontramos con la antigua Puerta de
Córdoba o Puerta de la Villa, como se la conoce popularmente. Su portada, de finales del
siglo XV, de arco de herradura rebajado, flanqueada por columnas de trazo gótico, daba
acceso al recinto amurallado de la Villa.
Es habitual encontrar tanto en viviendas
tradicionales como en las de nueva construcción la presencia de hornacinas en las fachadas de las casas, dedicadas a la patrona de la
localidad o cualquier otra Virgen de veneración popular. Muchas de las hornacinas suelen
estar talladas en lanchas de granito, sobresaliendo escasamente de la fachada. En ocasiones quedan rematadas por una pequeña cornisa, pero siempre acordes con la composición y
materiales de las fachadas. Pero tampoco es
extraño encontrar otras realizadas con azulejos pintados que son cubiertos por pequeños
tejadillos, realizados en teja vidriada o granito,
que sobresale de la fachada. La composición
en ocasiones queda rematada a los lados con
farolillos de forja que iluminan de noche la
imagen.
Entre el mobiliario más tradicional que
abundaba en estos municipios destaca todo el
conjunto de elementos pertenecientes a la arquitectura del agua (fuentes públicas, abreva-

El mobiliario urbano
En general las calles y entramado urbano de
los pueblos de Los Pedroches presentan un aspecto sobrio, con escaso mobiliario urbano
añadido al paisaje de granito labrado que presentan sus fachadas. Es la monumentalidad de
muchos de los dinteles de las casas tradicionales de la comarca y el equilibrio de sus fachadas lo que otorga singularidad y belleza a las
calles de estos pueblos.
Existen también en las calles y plazas de la
comarca estatuas que conmemoran el nacimiento o paso de ilustres personajes por Los
Pedroches, si bien la mayoría de estatuas o

342
COMARCA DE LOS PEDROCHES (CÓRDOBA, ANDALUCÍA)

Plaza de Santa Eufemia.

elementos está originando una política de
conservación y nuevo significado de estos lugares en torno a los cuales se están generando
nuevos espacios de sociabilización con un
nuevo mobiliario acorde a las necesidades y
gustos actuales (bancos de forja, de granito,
papeleras, farolas, mejora del entorno de estos
elementos...). El cuidado de estos nuevos elementos en sus formas y materiales para que
no desentonen en el contexto urbano es cada
vez mayor.
En ocasiones, hallamos una antigua maquinaria convertida en un nuevo elemento
decorativo de alguna plaza o calle. Prensas de
hierro fundido o molinos de piedra empleados en la trituración de la aceituna, que al
caer en desuso pierden su funcionalidad productiva para adquirir una nueva como mobiliario urbano de decoración y homenaje a la
tradición productiva del lugar.
Pero, sin lugar a dudas, los elementos más
destacables del mobiliario urbano son las numerosas y diferentes tipologías de cruces que
se alzan por las calles y caminos de los pueblos. Suelen encontrarse colocadas sobre un
pedestal en piedra o de mampuesto, ensalzando su presencia. Algunas se realizan únicamente de granito, y otras presentan aplicaciones de forja de gran belleza y sencillez. La funcionalidad y simbolismos de éstas son variables, dependiendo del lugar donde se encontraran. Por una parte, están las cruces que

Portada típica de casa solariega.

deros, pilares...). Estos elementos, además de
cumplir su función originaria como instrumentos de canalización y abastecimiento de
agua, presentaban formas arquitectónicas no
sólo funcionales, sino monumentales y decorativas, ensalzando la belleza de estos lugares
y los entornos tan significativos que conformaban, por convertirse en espacios de gran
importancia en torno a una de las necesidades
más básicas del ser humano, el abastecimiento de agua y la sociabilización que tenía lugar
de los diferentes grupos sociales.
Aunque hoy en día la función originaria de
estas fuentes ha desaparecido, su monumentalidad sigue siendo indiscutible, recordándonos la importancia y singularidad que estos
espacios tuvieron en un pasado reciente.
Muchas de estas edificaciones, al caer en
desuso, fueron olvidadas por los habitantes de
estos municipios, comenzando un proceso de
progresivo deterioro de las mismas. Pero, en
las dos últimas décadas, el reconocimiento del
valor patrimonial e identitario de todos estos

343
A R Q U I T E C T U R A T R A D I C I O N A L Y E N TO R N O C O N S T R U I D O

Pedroches se dan, como son las romerías,
donde patrones y santos son trasladados desde
sus ermitas rurales hasta los municipios, y la
celebración de algunas fiestas como la celebraba hasta hace unos años de la despedida de
los quintos. Hasta estas señales se acompañaba a los mozos que eran sorteados y debían ir
al servicio militar.
Especial relevancia tienen las cruces del
municipio de Añora, donde el Día de la Cruz,
celebrado el primer fin de semana de mayo,
se viste la cruz, donde tanto las diversas cruces de granito existentes en las calles del pueblo, como otras de tamaño más reducido ubicadas en la sala de una vivienda, son vestidas
y engalanadas por los vecinos de las diferentes calles. El trabajo que conlleva la preparación de la decoración de estas cruces es inmenso. Meses antes las vecinas que ponen
cruz se reúnen en alguna casa vacía para ir
preparando la multitud de adornos de tela,
papel, flores… son las cruceras que visten la
cruz. Esta tarea se realiza con suma discreción, para evitar que otros grupos de vecinas
copien el modelo decorativo que lucirá la
cruz ese año. Ese fin de semana las casas que
han montado la cruz permanecen abiertas
durante toda la noche del sábado para que vecinos y visitantes puedan admirar el trabajo
realizado. Estas cruces entran en concurso
en la modalidad de cruz exterior y cruz interior, premiándose la que presente mejor decoración y mayor originalidad.

Cruz de delimitación.

están ubicadas dentro del casco urbano, por lo
general indicando la presencia de una ermita
o edificio sagrado o, simplemente homenajeando la cruz, como símbolo ancestral.
Y las más abundantes son las cruces de delimitación del casco urbano del pueblo. Estas
cruces se suelen ubicar en las afueras del municipio, indicando el comienzo del espacio no
urbano, la finalización del pueblo. Como mínimo nos encontramos una por cada término
cardinal, o bien en cada comienzo de camino o
espacio de especial importancia. Estas cruces
además de delimitar el espacio simbólico del
pueblo lo protegen de cualquier mal que lo
acechara. La importancia simbólica de estos
elementos ha caído en desuso al igual que los
lugares o caminos secundarios en los que se
encontraban, en ocasiones han quedado insertas dentro del casco urbano, perdiendo su
simbología como hitos de marcación del municipio. En ellas tienen lugar momentos esenciales de muchos de los rituales que en Los

Las viviendas de la Comarca
de Los Pedroches
A pesar de la diversidad tipológica que podemos encontrar en el conjunto de viviendas
existentes en Los Pedroches, marcada fundamentalmente por el periodo histórico de su
construcción, la actividad productiva y la posición social de sus moradores, podemos hablar de una estructura similar en las vivien-

344
COMARCA DE LOS PEDROCHES (CÓRDOBA, ANDALUCÍA)

ha ocasionado que municipios como Dos
Torres hayan obtenido la declaración de Conjunto Histórico.
Las fachadas de estas casas son sobrias y
equilibradas. La parte inferior de la casa se
cubre con un zócalo de granito que llega hasta
el arranque de la ventana. El resto de la fachada se encala de blanco o bien deja a la vista los
bloques rectangulares de granito con las juntas blanqueadas con cal, las llamadas fachadas de tiras, un tipo de fachada muy característica de la comarca en la que nos encontramos y que abunda esencialmente en el municipio de Añora, hallando calles enteras con
este tipo de fachadas.

Orientación de las viviendas
La orientación más valorada en las viviendas de la comarca son las casas que miran de
saliente a poniente, es decir, aquellas en las
que su puerta principal está orientada al este,
y su puerta trasera, que da acceso a la zona de
labor, se orienta hacia el oeste. Esta orientación es la que presentan las edificaciones rurales, aunque en los pueblos será la trama urbana la que condicione la orientación de las
casas.
Los Pedroches posee un clima Mediterráneo
subhúmedo, con rasgos continentales, que se
caracteriza por una marcada oscilación entre
temperaturas invernales y estivales. Esta circunstancia hace que tanto los materiales empleados en la construcción como la forma de
disponerlos esté orientada a lograr un buen
aislamiento de las viviendas, para conseguir
que éstas sean cálidas en invierno y frescas en
verano. Para ello es imprescindible que la vivienda cuente con unos buenos muros, de fábrica sólida y lo más anchos posible, y una
buena techumbre de madera recubierta por tiguillos y mucha retama o chamizo. Las tejas
deben estar bien asentadas con barro. Siempre
que se podía, se empleaba la piedra en la reali-

Cuerpo de casa y vereda de paso.

das tradicionales urbanas. Ésta viene definida
por la doble funcionalidad que poseían las viviendas como lugares de habitabilidad y labor.
Si bien, el abandono de sistemas de producción y actividades tradicionales conlleva la
consiguiente pérdida de usos y formas arquitectónicas vernáculas. Proceso que desde la
época de los años cincuenta es fácilmente
apreciable tanto en el ámbito urbano como
en el rural. Sin embargo, la proliferación de
nuevas tipologías constructivas, concentradas fundamentalmente en las nuevas zonas
de expansión de los municipios, no desluce
disfrutar del paisaje que conforma la alineación de estas viviendas tradicionales caracterizadas por la sobriedad y sencillez de sus fachadas, donde ventanas y puertas quedan rematadas por las piedras de granito, que en
ocasiones lucen dinteles con motivos y escudos heráldicos que nos hablan de los orígenes
hidalgos de los moradores de estas casas. Son
señas arquitectónicas que acentúan esa identidad cultural de Los Pedroches, motivo que

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Fachada de Tiras. Añora.

Fachada de Cortijo. Belarcázar.

zación de la mampostería de la casa, al menos
en la planta baja. El uso de este material hace
las edificaciones más sólidas y protege de las
humedades del suelo. El tapial, por lo general,
se empleaba en los tramos más altos de la vivienda.
En este sentido también tenía mucha importancia el tamaño de las ventanas de la casa.
Por lo general, éstas no debían de ser muy
grandes, más bien de tamaño pequeño para
que en el invierno el aire frío del exterior de la
casa no penetrara en ella y la enfriara; y en verano el aire cálido no calentara su interior,
que gracias al grosor de muros se solía mantener fresco. Si bien el uso de los vanos de la vivienda como medida climatizadora de la casa
se ve alterado por la incursión de modas modernistas de primeros de siglo XX, en las que
se imponen grandes ventanales rematados de
rejería de forja realizada con gran variedad de
formas y riqueza ornamental.

una mayor ruptura con las formas tradicionales de construcción. Este hecho motiva que en
la mayoría de edificaciones actuales predomine una combinación de ambos tipos de materiales, tradicionales y nuevos. Los materiales
que tradicionalmente se usaban en la edificación eran:
La piedra de granito, elemento empleado
tanto en la mampostería de paramentos, como
en toda la fachada de la casa: zócalos, dinteles
y jambas de puertas y ventanas.
El uso del granito labrado y regular es una
de las características más definitorias de la arquitectura de Los Pedroches. Y es que la existencia del batolito de granito sobre el que se
asienta gran parte del territorio de esta comarca hacía muy abundante la existencia de
canteras de este material, siendo el oficio de
picapedrero uno de los más abundantes en
esta zona. Por lo general, al cantero se le encargaba la extracción de piedras comunes,
piedras de agujas (piedras de granito con una
longitud aproximada de un metro, metro y
medio y una anchura de unos veinte centímetros, a modo de pilar) y piedras de codal (más
anchas y cortas que las anteriores y sobre las
que montaban las agujas). Las agujas y el
codal eran empleados en la construcción de
las esquinas de la casa.
La cal, obtenida de las piedras calizas tras
ser expuestas al fuego y reducidas posteriormente a un polvo muy fino, se utilizaba tanto

Materiales constructivos
Una de las características definitorias de la
arquitectura tradicional es que los materiales
constructivos, en su mayoría, son extraídos
del entorno más inmediato. Actualmente el
desarrollo de los transportes, la aparición de
nuevas técnicas de construcción y la estandarización de los materiales constructivos debido a la producción industrial de éstos, marca

346
COMARCA DE LOS PEDROCHES (CÓRDOBA, ANDALUCÍA)

para encalar fachadas e interiores de las casas
como para ser mezclada con arena. Con la
mezcla resultante se unían los otros materiales, ya que con el tiempo se endurecía de tal
modo que tomaba la consistencia de la piedra.
La cal, por su propiedad impermeabilizadora,
también era muy valorada, su uso servía para
retener las humedades que se pudieran dar en
los paramentos interiores y exteriores de las
casas.
La arena era otro material empleado en la
construcción, esencialmente en las argamasas
y morteros.
El yeso era usado en el enlucido de muros y
techos. Hoy día este material se ha sustituido
por el cemento.
La madera, empleada en los entramados, las
vigas, puertas, ventanas..., se obtenía de encinas, olmos, olivos, álamos y otras especies arbóreas de la zona, así como rollos de pino procedentes de otras zonas que eran adquiridos
en los almacenes de construcción.
Otros materiales muy empleados en las
construcciones eran el cañizo o el enramado
de jara, cerezo u otros arbustos. Elementos
empleados en la cubrición de los techos, la
mayoría de las veces solos, quedando vistos en
el interior de las cámaras, y a veces usados
junto con el yeso.
En algunas ocasiones se llega a utilizar la
roca de granito aflorante como elemento sustentante de algún muro de la construcción.
La casa se construía bajo la dirección del
maestro albañil, siguiendo el pequeño croquis
que se trazaba para disponer los diferentes espacios de la casa según las posibilidades del
solar y necesidades del propietario.
La estructura de estas viviendas viene caracterizada por su funcionalidad, siendo la actividad agroganadera, imperante en la comarca,
la que ha marcado la forma y necesidad espacial de éstas: viviendas con grandes puertas de
entrada, suelos preparados para el paso de las
bestias, los corrales, zahúrdas, cuadras, paja-

res, cocinas de matanza..., cámaras con trojes
para almacenar el grano y los diferentes productos alimenticios serán la norma habitacional de estas casas. Nos encontramos con unas
viviendas en las que sus elementos arquitectónicos están claramente influenciados por su
función.

Técnicas constructivas
Lo primero que se levantaba eran, con la
ayuda de las plomadas, las esquinas de la vivienda. Posteriormente se iban levantando los
testeros de la casa, empezando por la fachada.
Con la ayuda de cuerdas se iba tirando un aparejo con un lecho de piedras que podía alcanzar desde los cuarenta centímetros de grosor
hasta los sesenta, por lo general. Estos muros
de mampostería cumplen con la función de
soporte de toda la estructura, siendo mínima
la cimentación de la casa. En la realización de
la mampostería de los muros intervenían una
pareja de albañiles, uno por cada cara de la
pared, de esta forma se iba colocando la piedra
y el mortero de barro a la vez. Era importante
que las piedras se colocaran trabadas para asegurar la solidez del muro y que éste no abriera. La tabicación en el interior de la vivienda
se hace a base de mampostería.
Luego vendría la construcción de los pilares
sobre los que descansarían los arcos que sustentan las bóvedas de cuatro aristas o las bóvedas de cañón haciendo lunetos que cubrirán el espacio entre crujías. Es una solución
muy eficaz para sostener el enorme peso que
en las cámaras, situadas en la planta superior
de la casa, se llegaba a acumular, ya que era el
espacio donde se guardaba el grano y demás
productos agrarios. Como explicaremos, este
recurso arquitectónico alcanza formas y tamaños muy variados. La complejidad y solidez de
estos elementos constructivos es otra de las
características que otorga identidad a las viviendas de Los Pedroches.

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A R Q U I T E C T U R A T R A D I C I O N A L Y E N TO R N O C O N S T R U I D O

La estructura de estas casas se origina en
torno a tres crujías perpendiculares a fachada.
En la central, cuerpo de casa, se disponían los
pilares o columnas sobre los que descansaban
arcos de medio punto o rebajados realizados
con ladrillo en seco y mortero de barro. El
punto del arco se marcaba con la ayuda de una
cuerda.
Una vez ejecutados los arcos, se seguían levantando los pilares hacia la altura que alcanzaría la segunda planta, la cámara. Sobre estos
pilares apoyaría parte de la cubierta de la casa.
Por último se montaban los cuchillos6, la
armadura de madera que sostiene la cubierta.
En éstas abundan las soluciones a dos aguas,
aunque también las podemos encontrar a un
agua, si no hay posibilidad de que el agua vierta hacia el patio y por tanto tenga que hacerlo
hacia la fachada.
La solución a tres o más aguas se da más en
viviendas de grandes propietarios o edificaciones públicas. En el caso del tejado a dos aguas,
son armaduras de parhilera con una o dos
vigas hileras de encina o rollos de madera
(álamo o pino) sobre las que descansan los
pares que pueden ir apoyados directamente
sobre el muro o bien sobre pilares o puntales.
Las cubiertas se rematan colocando entre los
pares, el cañizo, aunque también abundan
otros elementos como son el tablazón, tiguillos o retama, y sobre éstos, el barro para fijar
las tejas árabes.
Los aleros de estas viviendas no sobresalen
en exceso de la fachada, lo suficiente para que
el agua de lluvia no caiga sobre ésta. Los que
más abundan son aleros que buscan el vuelo
mediante un par de hileras de ladrillos, una
de ellas colocada de forma adintelada, sobre
éstos se colocaba la teja que sobresale. En las
viviendas más modestas los aleros se constituyen mediante una hilera de tejas que sobresalen de la línea de fachada y sobre las que se
colocan el resto de tejas. Esta hilera de tejas
suele blanquearse para distinguirlas de las

Monja de la chimenea. Cocina de matanzas.

tejas que montan el tejado. En menor medida, otra modalidad de aleros eran los que descansaban sobre canes de madera. Esta práctica es la que más abunda en la construcción de
las nuevas viviendas, donde a modo de detalle
decorativo se utilizan canes realizados en piedra de granito.
Por lo general, el hogar de la casa se disponía a la derecha o izquierda de la segunda crujía, ocupando toda una habitación que queda
abierta, por un arco, al cuerpo de casa. Una
enorme campana, que arranca del arco de entrada, sube estrechándose, buscando salida al
tejado. Esta subida hacía bovedón y las paredes del tiro de la chimenea se sostenían mediante rollos de madera.
El hogar permanecía encendido de la mañana a la noche, su ubicación permite distribuir
el calor por toda la casa. Las chimeneas, en su
parte exterior, se rematan en mampostería
con formas rectangulares. Éstas pueden quedar abiertas o rematadas con un tejadillo, realizado en chapa o teja, con dos o cuatro aguas,
de esta forma se evita que caiga al interior de
la casa agua de lluvia, polvo... Además, la ubicación de la chimenea en la parte más elevada
del tejado impedía que la vivienda se ahumase,
si bien los materiales empleados en la construcción de la vivienda permitían una buena
ventilación.
Sobre una piedra de granito se enciende el
fuego y formando ángulo recto con ésta se

348
COMARCA DE LOS PEDROCHES (CÓRDOBA, ANDALUCÍA)

disponía la monja, una pequeña pared realizada con yeso y ennegrecida con humo de pez
que marcaba la salida del humo hacia el tiro
de la campana. La parte baja de la monja solía
ser de chapa. Con esta solución cromática se
creaba todo un ambiente en esta estancia, evitando que la pared frontal adquiriera tonalidades desiguales y pardas. La monja se pintaba de pez para oscurecerla y disimular el hollín del humo. Los lados de la monja se enjalbegaban o alicataban resaltando el contraste
de tonos y adquiriendo un aspecto equilibrado y pulcro.
En cuanto a la pavimentación de las casas,
se empleaban varios materiales: el barro cocido en losetas o ladrillos, o las baldosas de cemento prensado con estampaciones geométricas de colores. En las casas más humildes el
suelo era en ocasiones una simple lechada de
cemento o bien el terrizo apisonado de la tierra. Cuando los pavimentos eran de tierra y
carecían de solería, en municipios como Villanueva de Córdoba, éstos se cubrían con moñiga de sol, una mezcla de estiércol de vaca y
pez. Con esta mezcla se conseguía impermeabilizar la casa de las humedades que desprendía el suelo. Su mantenimiento exigía que se
renovara periódicamente la mezcla, su naturaleza biodegradable la convertía en una solución un tanto efímera.
El empedrado era una solución muy empleada en los espacios por los que los animales
de carga transitaban, las veredas de los cuerpos de casa, los patios, corrales, etc.
Las puertas, realizadas a base de tablones
de madera con clavos de cabeza gorda que las
adornan, por lo general son de líneas muy
simples. Presentan, en la parte derecha, un
ventanuco que permite la entrada de luz al
cuerpo de casa sin tener que dejar las puertas
abiertas, además de permitir la visión a la
calle y cualquier persona que se aproximara a
la vivienda. Los clavos de forja, los herrajes y
llamadores otorgan distinción a estas puertas,

Detalle de cerraduras.

llegando a presentar verdaderos elementos
artesanales.
Las ventanas, también de madera, son de dos
hojas. El cerramiento de las ventanas se hace
con rejas de hierro, normalmente de forja de
formas sencillas, enrasadas en el marco.

Tipologías de viviendas
La variedad de viviendas tradicionales urbanas de Los Pedroches puede clasificarse, en
términos analíticos, en tres tipologías, pero
tendremos en cuenta que estas tipologías no
son modelos puros, sino que pueden presentar
variaciones:
La primera tipología de vivienda que distinguimos es la que llamaremos vivienda solariega de gran propietario. Estas viviendas se sitúan en los espacios más céntricos de los pueblos, en las plazas y calles principales. Las fachadas de estas casas eran las de mayor anchura y altura. De dos plantas de altura, suelen tener, como mínimo, dos ventanas de con-

349
A R Q U I T E C T U R A T R A D I C I O N A L Y E N TO R N O C O N S T R U I D O

siderable tamaño a cada lado de la puerta, rematadas por rejas de forja. En ocasiones las
ventanas van también decoradas con portadas
de piedra.
La puerta principal queda enmarcada en
enormes jambas y dinteles de granito, a modo
de enormes portadas. La planta superior
queda irrumpida por tres, o en ocasiones cuatro, ventanas de menor tamaño y con reja carcelera que servía para airear la cámara o cárama. Enormes espacios, situados en la segunda
planta, dedicados exclusivamente al almacenamiento del grano. El tejado, a dos aguas y
recubierto de teja árabe, sobresale escasamente de la fachada.
Estas casas llegaban a ocupar el fondo de
una manzana; tienen dos entradas: la principal por la calle más concurrida y la puerta
falsa con salida a una calle de importancia secundaria. Esta puerta es de mayor tamaño que
la principal para dar entrada a carros y bestias
hacia las cuadras, evitando el paso de caballerías por el cuerpo central de la vivienda. Era
habitual que el pie de las jambas estuviera rematado por guardacarros.
Estas viviendas, pertenecientes a grandes
propietarios de tierras, suelen presentar tres o
más cuerpos de casa, de considerable anchura,
y hasta cuatro crujías horizontales a fachada.
Se organizan en torno a un gran pasillo central, llamado cuerpo de casa, que va desde la
misma puerta de entrada hasta el portal, la última crujía de la casa que da acceso a las cocinas de matanza, corrales y cuadras. Destacan
en estos espacios las veredas, paso
realizado de lanchas de granito o
de chino lavado que trazando motivos geométricos o florales recorría todo el largo del cuerpo de
casa. La función de estas veredas
no es otra que facilitar el paso de

Planta con tipología de Gran Propietario.

las caballerías y animales hacia los corrales y
cuadras.
Alrededor del cuerpo de casa se van sucediendo las diferentes estancias. Destacan por
la multitud de espacios habitacionales con las
que contaba, además de las habitaciones dedicadas a dormitorio, espaciosos y con un mobiliario abundante y rico en materiales y detalles, sobresalen las primeras estancias de la
casa, dedicadas a salita, o salón de recepción
de las visitas. Tampoco faltaba en ellas un espacio dedicado a albergar los santos que la familia veneraba, donde eran presentados a
modo de pequeña capilla, remarcando la importancia familiar.

Fachada con tipología de Gran Propietario.

350
COMARCA DE LOS PEDROCHES (CÓRDOBA, ANDALUCÍA)

En muchas de estas viviendas las paredes y
techos de las salas más nobles de la casa se
pintaban de color, remarcando las terminaciones y espacios con motivos geométricos o paisajes exóticos.
Una de las formas constructivas más característica de estas viviendas son las bóvedas de
cuatro aristas o bóvedas de cañón haciendo
lunetos, que arrancan de los pilares y cubren
el espacio entre crujías. Cuando el espacio que
hay que cubrir no es cuadrangular, las bóvedas
llegan a adoptar formas de gran atractivo y
precisión, como se puede observar en esta foto
de una casa de Dos Torres.
Una de las estancias principales de la vivienda era la cocina. Está situada a un lado de la
segunda crujía de la casa. Construida con
grandes tiros o chupón que, abierta al cuerpo
de casa, albergaba una enorme chimenea, la
cual permitía caldear toda la casa. En este espacio se comía y se reunía la familia, alrededor
de la lumbre, espacio muy apreciado en las
frías noches de invierno. En el arranque del
chupón de la chimenea se colocaban unos
palos donde se colgaba la matanza con el fin
de que el humo beneficiase su curación.
Otro espacio fundamental en el almacenamiento de alimentos de las casas eran las bodegas, donde destacan numerosos ganchos
que cuelgan del techo y donde se colgaban los
jamones para todo el año. En estas casas, las
bodegas llegan a alcanzar hasta tres y cuatro
crujías de longitud. Una variante a las bodegas
son los sótanos con los que cuentan algunas
de estas casas, lugares muy apreciados para
curar los productos del cerdo por la constante
temperatura que en ellos se da. En la segunda
o tercera crujía, en uno de sus laterales, se encontraba el chinero, un mueble empotrado en
la tabiquería del cuerpo de casa que a modo de
vitrina servía para exponer las mejores piezas
de cerámicas, vidrio o loza, que poseía la familia. Los chineros en estas casas son de dimensiones considerables. Podían estar realizados

Bóveda modernista. Dos Torres.

en mampostería con aplicaciones de madera y
granito o de madera tallada y cromada en su
totalidad. La puerta central del chinero daba
paso a una alcoba de pequeñas dimensiones
que era usada como dormitorio.
Otro elemento muy característico de estas
casas eran las cantareras que, realizadas de
mampostería o de armazón de madera, albergan las cántaras de barro de las que se abastecía la familia de agua para beber, recogida
de las fuentes públicas, puesto que el agua del
pozo de la vivienda era de peor calidad y solamente servía para lavar y dar de beber al
ganado.
A la planta superior se accede por la escalera situada en el cuerpo de casa. Generalmente
construida de granito de un tamaño considerable. La segunda planta, la cámara, estaba dedicada prácticamente al almacenamiento de
los productos agrícolas. En algunos casos
también nos encontramos habitaciones dedicadas a dormitorios, pero éstos tienen un carácter secundario, ocupados por los miembros
menores de la familia o por el servicio que
atendía la casa. La dimensión de la cámara dependía de las posesiones agrarias del propietario. Desde ellas se puede contemplar el sistema de cubiertas que presentan estas casas;
una estructura de madera, a modo de caballete, que sostiene el tejado a dos aguas. Los
pares de madera suelen apoyarse en pilares de
mampostería y, entre par y par, se entrelazan

351
A R Q U I T E C T U R A T R A D I C I O N A L Y E N TO R N O C O N S T R U I D O

que suelen decorarse con detalles pictóricos:
bosques nórdicos, construcciones anglosajonas, aves exóticas… Una tendencia modernista que introducen las familias más pudientes.
Estas casas reflejan el gusto y valores de la
clase burguesa. En la primera planta se situaban las zonas más nobles de la vivienda, como
el despacho del cabeza de familia, donde se
ejercía una profesión o atendía sus negocios.
Otra de las salas más señaladas es la sala del
estrado, la habitación más ricamente adornada de la casa, donde se recibían las visitas. Esta
sala solía contar con piano y muebles de madera noble.
Estas viviendas fueron las primeras en
contar con luz eléctrica, destacando las lámparas de araña en sus salones. Además, en
ellas empiezan a darse los cuartos de baño,
aunque el váter aparece separado, en otra habitación.
La segunda tipología que presentamos la
denominaremos viviendas de mediano propietario, medianeros u orejeros, ocupadas por familias que trabajaban sus propias tierras, empleando, cuando la tarea lo requería, a trabajadores externos. Son las viviendas que más
abundan.
Estas edificaciones presentan un esquema
formal en fachada y estructura, similar a las
anteriores, aunque de dimensiones mucho más
reducidas. Así nos encontramos con el cuerpo
de casa que distribuye el uso habitacional y cubierto por bóvedas de cuatro aristas. En él se
encuentra el chinero, de dimensiones y ejecución más reducidas que en las viviendas de
grandes propietarios. Frente a éste, la cocina.
Al fondo, en el portal de la casa, se encuentra la
subida a la cámara. El techo de este espacio,
que unía la vivienda con las zonas de labor,
cuadras y corrales, es de cielo raso a base de
vigas de madera y cañizo o tiguillos, en algunos
casos. Desde el portal se tiene acceso a la pequeña bodega, a la subida a la cámara y al co-

Hogar de vivienda de Gran Propietario. Pedroche.

tiguillos, ramas, trozos de madera, madroño y
otras plantas, sobre los que se asientan las
tejas.
En algunos casos se dan viviendas que tienen su acceso a través de un zaguán que desemboca en un patio interior cubierto por claraboyas de cristal, en torno al cual se organizan las diferentes estancias de la vivienda. Al
fondo de este patio se abre una enorme escalera que comunica con la segunda planta, que
queda enmarcada por el corredor que abre al
patio. El acceso a los patios de labor se realiza
franqueando la cocina y los portales. Pero esta
estructura es excepcional en Los Pedroches.
En esta tipología de casas de grandes propietarios merecen especial mención las numerosas casas modernistas que nos encontramos en municipios como Pozoblanco. Casas
que reflejan el auge industrial que experimentó esta comarca en las primeras décadas del
siglo XX. Estas casas de tres alturas se caracterizan por las enormes ventanas y balcones que
surgen enmarcados en ricas molduras de escayola que, pintadas en tonalidades distintas a
las de la fachada, resaltan su ornamentación.
Además, hay que señalar el cerramiento de las
ventanas con elaboradas rejas y galerías de
forjas.
En estas viviendas la distribución varía
considerablemente de las casas solariegas de
labor. La entrada se realiza a través de un zaguán que da paso a las diferentes estancias,

352
COMARCA DE LOS PEDROCHES (CÓRDOBA, ANDALUCÍA)

diferentes productos agrícolas que iban a ser
consumidos por la familia a lo largo del año.
Su cubierta, armadura de madera de parhilera, cubierta de enramado de jara y cañizo
sobre la que se apoyan las tejas, queda a la
vista. En los dormitorios la cubrición con bóvedas alterna con forjados de bovedillas, realizados con vigas de madera y tableros de barro.
En el corral nos encontramos con el pozo y
la pila. No falta en él la parra que proporciona
frescor en verano, y la cocina de la matanza,
donde se realizaban las tareas más farragosas.
Anexa a ésta tenemos la cuadra.
El interior de la vivienda se encala de blanco,
tan sólo en los techos de las cocinas se emplea
el cromatismo, especialmente marrones, verdes y amarillos, para disimular el hollín que
produce el humo de la chimenea. La decoración de la casa se realiza fundamentalmente
con fotografías familiares, láminas religiosas y
plantas; completada con un mobiliario funcional y nada ostentoso.
Y la tercera tipología la forman las viviendas de pequeños propietarios y jornaleros,
cuyas fachadas se caracterizan por el escaso
número de ventanas que presentan y su reducido tamaño. Llama la atención el pequeño
ventanuco situado en la cámara. Los materiales empleados en la construcción de estas
casas son de inferior calidad a las anteriores.
En algunos casos los muros de las casas son
construidos prácticamente de tapial, sin llegar a usar apenas el granito. Y no es extraño
que estas viviendas carezcan de zócalos, así
como de dinteles y jambas en los vanos, siendo éstos en ocasiones imitados con pintura,
quedando coloreado el zócalo y los remates de
las ventanas.
Las dimensiones de estas casas son tan reducidas que en ocasiones el espacio habitacio-

Fachada modernista. Gran Propietario. Pozoblanco.

rral. La subida a la cámara en algunas de estas
viviendas se realizaba desde la bodega, presentando ésta techumbre de madera a base de rollos y tablazón de madera o cañizo. Raramente
estas bodegas se cubrían con bóvedas, a diferencia de las viviendas de grandes propietarios.
Siempre que la orientación de la casa lo permitía, se orientaban mirando al norte, buscando
el frescor en la conservación de los alimentos.
En las bodegas se disponían las estanterías
donde se curaban los quesos.
La cámara se divide en compartimentos llamados trojes, donde se iban almacenado los

Fachada con tipología
de Pequeño Propietario.

353
A R Q U I T E C T U R A T R A D I C I O N A L Y E N TO R N O C O N S T R U I D O

Planta vivienda del Mediano Propietario.

Como servicio, el estercolero; y la higiene
personal se asocia a diferentes muebles (palanganero, barreño…).
Cabe destacar que el espacio habitado suele
ser inferior al espacio total disponible, dedicado a la producción económica, ocupando patios y corrales la mayor parte de la superficie
del solar. En estas viviendas la altura de la cámara apenas permite que una persona se incorpore, y por lo general no hay más acceso a
la vivienda que la puerta de fachada, siendo
rara una puerta falsa que comunique el corral
con la calle.

Chinero.

nal se reduce a un estrecho cuerpo de casa al
que se adosan los varios y reducidos dormitorios en los que se alojaban familias completas.
Si bien, estas familias llegaban a pasar temporadas enteras en el campo trabajando en los
grandes cortijos pertenecientes a las familias
más acomodadas. El hogar se situaba en el
portal de la vivienda. Si la casa carecía de bodega, una alacena grande cumplía la función
de almacenar los productos alimentarios. La
subida a la cámara se hacía por una angosta y
estrecha escalera que podía partir del portal o
del patio.
El mobiliario de estas casas se limita a un
escaso número de sillas, una pequeña mesa, y
un reducido número de camas o camastros,
así como un arca donde guardar el escaso
ajuar familiar. Si la casa disponía de chinero o
cantarera, éstos estaban realizados con tabiques de mampostería a modo de repisa sin
ningún tipo de ornamentación. Las habitaciones carecían de puerta, quedando cerradas
con una cortina.

Las casas del ámbito rural
La vivienda tradicional del ámbito rural es
el cortijo. Estas construcciones se encuentran
siempre orientadas a saliente, al este. De esta
forma se aprovecha la luz solar para que incida el mayor tiempo posible en la edificación.
Dentro del ámbito rural podemos apreciar distintos tipos de cortijos, según la zona y la producción a la que se dedican, así en la Sierra de
Pozoblanco y en zonas dedicadas al cultivo del
olivar nos encontramos más con cortijos y haciendas dedicados a la producción de aceite.
En ocasiones el cortijo es tan grande que sus
dependencias se disponen unas frente a otras
formando calles, son las cortijadas. En ellas se
empleaban gran número de trabajadores que

354
COMARCA DE LOS PEDROCHES (CÓRDOBA, ANDALUCÍA)

dad de mover la torva del molino con la ayuda
de tracción animal hacía necesario disponer
de bestias suficientes para que el molino no
dejara de funcionar en todo el día.
Estos grandes cortijos, alejados del pueblo,
solían disponer de capilla propia a la que acudían además los moradores de los cortijos
cercanos.
Las dependencias de estos cortijos están
preparadas para el almacenamiento de la aceituna y su posterior molienda y transformación
en aceite. Llaman la atención las tronjas, sistemas de almacenamiento de la oliva hasta su
trituración.
Hay que destacar en esta zona de olivar la
existencia de pequeños molinos que eran usados por varios propietarios de tierra. Y es que
frente al latifundismo olivarero –predominante en el Valle del Guadalquivir–, donde las edificaciones productivas eran de dimensiones
industriales, la propiedad de la tierra en Los
Pedroches ha estado más repartida, dando
lugar a molinos de medianas dimensiones.
Los cortijos dedicados a la ganadería difieren en su edificación a los de olivar. Más abundantes de la zona occidental de esta comarca,
éstos quedan perimetrados por muros de
mampostería aparejada. Al recinto se entra
por un portón que da acceso a un gran patio
empedrado, alrededor del cual se distribuyen
las diferentes dependencias: la vivienda principal, destinada a los propietarios; las numero-

Fachada de Pequeño Propietario.

vivían en la finca. La diferencia entre las zonas
que ocupaban los propietarios de la finca y los
trabajadores empleados es considerable. Los
primeros solían tener su vivienda en dependencias anexas a la molina, en la edificación de
mayor protagonismo en el conjunto arquitectónico. La parte de abajo la ocupaba la sala-comedor, la cocina –equipada con cantareras,
anafre y alacenas– y un pequeño despacho
donde el dueño trataba los asuntos de su negocio. En la parte superior se situaban los dormitorios, donde el principal tenía salida a un
balcón en la fachada principal del inmueble
desde donde se podía observar lo que acontecía en el cortijo. Las viviendas de los jornaleros disponían de una cocina donde se encontraban el hogar, el chinero con la cantarera y
una pequeña mesa de madera con poco más de
dos sillas. Un único dormitorio daba cobijo a
todos los miembros de la familia. En la cámara, de escasa altura, se almacenaban patatas,
cebollas, ristras de ajos, garbanzos, aceite...
Las cuadras eran otras de las dependencias
fundamentales en estos inmuebles, la necesi-

Cortijo. Carretera Fuente La Lancha-Hinojosa del Duque.

355
A R Q U I T E C T U R A T R A D I C I O N A L Y E N TO R N O C O N S T R U I D O

sas cuadras, corrales, cocinas de labor, horno y
viviendas de trabajadores. Un elemento habitual en las fachadas de estas construcciones
son las parras, que ofrecen sombra en verano
y claridad en invierno. En el centro, una fuente abrevadero para dar de beber a los animales.
De nuevo el granito es el protagonista de estas
construcciones, donde los dinteles y jambas
de puertas y ventanas quedan enmarcados por
piedras de granito.
Las fachadas se encalan dejando a la vista el
lomo de las piedras, así como las esquinas, con
piedras de aguja y codal. Las bóvedas siguen
siendo las protagonistas en los techos de la
primera planta, la cámara destinada al almacenamiento de productos agrícolas se cubría
con armaduras de madera, a base de tiguillos y
cañizo.
En el cortijo, la cocina-chimenea se convierte, al igual que en las viviendas, en la estancia principal de convivencia, estas chimeneas abiertas y de grandes tiros proporcionaban calor a la vivienda y eran sitios idóneos
para secar la matanza. También nos encontramos con cantareras, con menos ornamentación y de estilo más sencillo.
En esta zona occidental de la comarca es
habitual encontrarnos pequeños cortijos dedicados a la agroganadería, realizados íntegramente de mampuesto seco de piedra de granito, convirtiéndose sus muros en verdaderas
exposiciones de la ejecución del aparejo. Estas
edificaciones suelen presentar un horno anexo
a la vivienda cuyo interior está realizado de
bóveda de ladrillo seco.
Hoy en día, muchos de estos cortijos han
cobrado una nueva funcionalidad al transformarse en alojamientos rurales, recuperando
su antiguo esplendor y acomodándose a nuevas exigencias de habitabilidad, convirtiéndose en lugares ideales a la hora de alojarse en la
comarca de Los Pedroches y poder disfrutar y
conocer parte del riquísimo patrimonio arquitectónico que esta comarca posee.

Además de los gallineros, los corrales, cuadras y pajares, destacan las zahúrdas. Son edificaciones apartadas de la vivienda donde se
guardaban los cerdos. Además del corral, existían pequeñas estancias realizadas de mampuesto de granito y bóveda donde el animal se
cobijaba. El sistema de puertas que separaba
cada zahúrda permitía separar al animal en
función de las necesidades que exigía su cría.
Los chozos de pastor. El chozo servía de vivienda a los pastores que permanecían largos
periodos de tiempo alimentando al ganado,
ovejas y cabras fundamentalmente. Esta actividad era muy frecuente en la parte occidental
de la comarca.
En municipios como Villaralto el pastoreo
llegaba a ser la principal forma de subsistencia
de las familias, siendo sus pastores reconocidos y apreciados por su buen hacer en toda la
comarca de Los Pedroches. Los chozos son de
planta circular. Podían ser fijos o móviles, dependiendo de la necesidad de mover el ganado
hacia distintas hojas7 de la finca en busca de
pasto y abonando los terrenos sobre los que se
cosecharía el cereal. Los chozos permanentes
se levantaban únicamente con piedra del
lugar, apenas utilizando argamasas, y cubriéndose mediante una cúpula realizada de ladrillo
seco o por aproximación de hileras de piedra.
Los chozos móviles solían ser estructuras de
madera que podían ser transportados con facilidad a diferentes zonas del terreno. Los palos
sobre los que apoya el chozo son las piernas,
sobre éstas se cosen con una cuerda los latones, tiras muy finas de álamo o similar. Se cogían ramas verdes, para que los latones fueran
moldeables y flexibles. Sobre los latones, que
iban bien atados a las piernas, se colocaba
monte, retama y arbustos secos, que hacían de
cumbrera. En el centro de la choza se hacía
lumbre; sobre ésta se colocaban tres palos, a
modo de trípode, sobre los que se disponían
las llares, la cadena de hierro en la que se colgaba el caldero en el que se preparaban los

356
COMARCA DE LOS PEDROCHES (CÓRDOBA, ANDALUCÍA)

una familia completa, estos chozos son conocidos como chozos de casa.
Otra modalidad de chozo usada cuando el
pastor tenía que mudarse constantemente eran
las rosqueras. Éstas se desmontaban y se cargaban a modo de parihuela, pudiéndose transportar según las necesidades. Son las de menor tamaño, generalmente ocupadas por un pastor.
En los chozos perennes el suelo solía ser de
tierra apisonada y en el mejor de los casos de
lanchas de granito. En medio se encendía la
lumbre, una apertura de su bóveda permitía la
salida de humos. Alrededor del fuego se disponían los sencillos lechos de madera y retama.
Existían chozos con ventanas, alacenas y chimeneas de mampostería.
Era habitual ver por los cordeles de las cañadas a los sorianos, pastores que trashumaban desde Castilla y Extremadura en busca de
pastos.

Chozo. Hinojosa del Duque.

guisos. En la puerta del chozo se colocaba el
peraldillo, una rama con varias puntas sobre
las que se colgaban los utensilios de cocina.
Estos chozos ya han desaparecido, la estandarización de los medios de transporte ya no
hace imposible volver al pueblo aunque éste
quede retirado de los pastos.
Algunos pastores bajaban al pueblo donde,
quincenal o mensualmente, recibían el jato,
los víveres que el patrón les daba para su abastecimiento. El jato solía consistir en un litro
de aceite, dos o tres panes de kilo, garbanzos,
tocino, morcilla... Otros, por el contrario, permanecían largas temporadas en el campo, visitando el pueblo en tiempo de ferias. Los corsarios eran las personas encargadas de suministrar a los que permanecían en el campo
cualquier cosa que necesitaran (tabaco, papel
de fumar...).
Al llegar la noche, el pastor recogía el rebaño en un pequeño corral que delimitaba con
redes hechas de esparto. Para evitar que el rebaño fuese atacado por lobos se ponía un trancahílos, una cuerda lo suficientemente alta
para que el lobo no pudiera saltarla, ya que
éstos nunca se introducen en los corrales por
abajo, sino siempre por arriba, saltando.
Existían también otros chozos construidos
con una bancada de mampostería, a modo de
zócalo, y sobre éste una armadura de madera y
monte. Su tamaño variaba, podían acoger
desde una o dos personas hasta cinco o seis,

El uso espacial de las viviendas
Las casas constituyen un referente cultural
que testimonia el modo de vida de un determinado colectivo. En las casas tenían lugar
todos los ciclos vitales de la persona, en ellas
se nacía, se aprendía, se celebraban noviazgos,
,bodas y se moría.
Las actividades realizadas en las casas no se
limitaban al uso habitacional (descanso, alimentación, socialización…). Eran espacios en
los que el ámbito doméstico estaba en estrecha relación con las actividades agroganaderas
o cualquier otra producción. La convivencia
del ámbito doméstico con el productivo se llevaba a cabo sin que existiera una separación
evidente de tiempos y espacios, como ocurre
en nuestra sociedad actual.
Como hemos comentado, las únicas viviendas que presentaban una especialización habitacional eran las pertenecientes a los grandes
propietarios. Los espacios de recepción, los de
uso familiar, los dormitorios…, estaban clara-

357
A R Q U I T E C T U R A T R A D I C I O N A L Y E N TO R N O C O N S T R U I D O

mente diferenciados de las zonas de labor (cocinas, cuadras, pajares, gallineros, bodegas,
etc.). Incluso existían espacios que eran usados
en diferentes épocas del año, según sus ventajas climáticas (salón de invierno, salón de verano…). En estas viviendas, además de la diferenciación de espacios según su uso, se distinguen, claramente, los espacios que eran usados
por los señores y por el servicio. La calidad en
los materiales de construcción empleados, técnicas constructivas más simples y una austera
ornamentación, hablan por sí solos. En algunas casas el servicio contaba con cocinas, cantareras, dormitorios y puertas de acceso exclusivas para su uso, llegando a existir una separación total de espacios y elementos arquitectónicos entre ambas clases sociales.
Eran casas que contaban con dos o tres patios, en los que disponían diferentes espacios
dedicados a la trasformación de productos (lagares, molinos). Esta diversificación de espacios exigía una multiplicación de la superficie
ocupada y por consiguiente un aumento de los
espacios de transición por el inmueble. Las escaleras se duplicaban. Los pasillos y galerías
comunican las zonas nobles, y los corredores
comunicaban los espacios secundarios y auxiliares. La importancia de las cuadras en estos
inmuebles no sólo se aprecia por su tamaño,
sino por la construcción de las mismas, llegando a presentar bóvedas de aristas como sistemas de cubrición y puertas de cuarterones
de madera.
El mantenimiento de estas casas exigía disponer de servicio constante en la misma. Era
habitual que estas familias acogiesen para trabajar a mujeres solteras o viudas que quedaban sin familia. Pasaban a ser miembros de la
familia de categoría inferior (amas de cría).
Por el contrario, en las casas de pequeños
propietarios los espacios son multifuncionales, con el mínimo mobiliario (sillas y una
mesa) que puede ser trasladado a cualquier
rincón de la casa sin dificultad. El hogar es el

espacio más importante de estas viviendas. En
él se cocina, se come y se permanece en ella
para realizar tareas como coser, limpiar las
legumbres... En este espacio se recibía y en
torno a él se articulaba toda la casa. El fuego
del hogar permanece encendido durante todo
el día, manteniendo la casa cálida.
El mejor dormitorio lo ocupaban los abuelos o el matrimonio. El más cálido era el que
se encontraba frente al hogar, tras el chinero.
Esta alcoba, al carecer de ventanas y situarse
justo frente al fuego, era muy apreciada en invierno. La mayoría de dormitorios carecían de
puerta, en su lugar, una cortina cerraba la habitación del cuerpo de casa.
La ocupación de las habitaciones estaba
fuertemente jerarquizada por el sexo y la edad
de los hermanos.
Los portales que asomaban a los patios de la
vivienda eran muy apreciados en el verano, en
ellos hacía más fresquito y las comidas y siestas se hacían más llevaderas. Para refrescar las
casas en verano las mujeres regaban las veredas de chinos y los portales empedrados, buscando la humedad de la tierra para refrescar el
ambiente.
En los corrales, donde se alojaban los animales y guardaban los aperos de labranza, no
faltaba la zahúrda, una pequeña edificación
construida de piedra mampuesta que contaba
con una parte cubierta, donde dormía el guarro, un corral o corraleta en el que se disponía
el dornajo y una pila para el agua, construida
en piedra de granito. El gallinero y el pequeño
huerto abastecían parte de las necesidades alimentarias de la familia.

Cuidados y mantenimiento de la casa
En pequeñas y medianas viviendas, frente a
la ostentación y significado hegemónico de las
viviendas de grandes propietarios, el cuidado
de los detalles, el orden y la limpieza son considerados como valores esenciales de la digni-

358
COMARCA DE LOS PEDROCHES (CÓRDOBA, ANDALUCÍA)

dad del hogar, son viviendas pobres, pero muy
limpias.
Al menos una vez al año se enjalbegaba la fachada de la casa, generalmente en fechas previas a la Semana Santa, el Corpus o las ferias
de los patrones en verano. Esta tarea la realizaban las mujeres. Se compraba cal viva que
era preparada en la casa. Con la ayuda de un
guisopo de lana atado a una caña se pintaba
toda la fachada. Una labor que exigía la ayuda
mutua entre familiares o vecinas.
Con frecuencia se realizaban limpiezas generales y se alcanzaba la casa, un blanqueo de
las paredes. Un detalle que expresaba el grado
de habilidad de la mujer era la maestría que
ésta gastaba echando la cinta, marcar la unión
de la pared con el suelo a modo de zócalo empleando pintura, generalmente de color rojo o
azul.
En las paredes de las casas no faltaban fotografías familiares, de los abuelos, la boda, las
comuniones y de los patronos del pueblo. Muy
común es colgar en la sala de estar una imagen del Sagrado Corazón de Jesús, homenajeándolo con flores frescas y rezos reforzando
su efecto protector hacia el hogar.
La mujer pasaba la mayor parte del día en la
casa. Se levantaba para misa de alba, de camino a la casa compraba lo que necesitara para la
comida del día. La mañana se pasaba en atender la casa y preparar la comida, que era cocinada en la candela o en el anafre a fuego lento.
En las tardes, se aprovechaba la luz para coser
y zurcir la ropa de la familia, esta labor se
hacía en las puertas de las casas o en los portales. Cuando la luz escaseaba, se rezaba el rosario en la parroquia o en alguna ermita del pueblo si se hacía novena al santo.
En los momentos en los que la huerta o los
animales requerían más atención por parte de
la unidad doméstica, la mujer se empleaba en
la labor.
Los espacios de socialización de la mujer
quedaban reducidos al familiar y al religioso.

Mantenimiento de fachadas de tiras. Añora.

Por el contrario, el hombre permanecía la
mayor parte del tiempo fuera del hogar. Al
amanecer, salía para ir a su trabajo. A esa hora
las tabernas estaban llenas de trabajadores tomando la copita de anís o palomita para quitar
el gusanillo. El almuerzo se llevaba preparado
en el jatillo, puesto que hasta el atardecer no
se volvía a la casa. Tras asearse y cenar, se iban
a las tabernas a convidarse o tomar la aparcería entre el grupo de amigos, donde cada uno
pagaba una ronda, pagando todos por partes
iguales.

Celebración del ciclo vital
Los nacimientos tenían lugar en las casas.
La mujer, con la ayuda de la partera, daba a
luz, generalmente en la cama del dormitorio,
alumbrada por un candil o velas. Para que el
colchón de lana no se hundiera en el somier
de muelles debajo se colocaba la tabla del pan
para facilitar el parto a la mujer. La asistían
mujeres de la familia que estuvieran casadas.
Las solteras y los hombres quedaban excluidos de presenciar el parto o los preparativos.
Algunas mujeres parían sentadas en las sillas
bajas o en jergones de paja junto al hogar de
la casa. En los días siguientes, la mujer recibía la visita de familiares y vecinas; se tenía
por costumbre regalar a la parturienta comida para que se repusiera del parto. La suegra
solía llevarle una gallina con la que hacer

359
A R Q U I T E C T U R A T R A D I C I O N A L Y E N TO R N O C O N S T R U I D O

caldo. Otros ayudaban llevando huevos, dulces e incluso media libra de chocolate, regalo
que era muy apreciado.
Hasta no cumplir la cuarentena la mujer no
salía de la casa, en ese periodo de recuperación, la madre de la parturienta o su hermana
acudían diariamente a su casa para cumplir
con los recados y echarle una mano en algunas de las tareas domésticas. Son muchas las
supersticiones que había en torno a ese periodo, como el no poder encalar las casas, no
poder abanicarse… La primera salida que
hacía la mujer era a misa, ésa era la forma de
anunciar que ya se había recuperado del parto.
Ese día se tiene costumbre de acudir a la Virgen, visitar a la patrona con el niño, para agradecerle el buen resultado del parto.
El niño era bautizado acompañado de los
padrinos, pero la madre no asistía al bautizo.
Cuando terminaba el bautizo, la madre convidaba a los padrinos y familiares más cercanos
a un desayuno. Si el niño nacía prematuro era
bautizado a las veinticuatro horas, para prevenir en caso de tragedia y que éste no estuviera
en el limbo.
En el caso de que la madrina fuera soltera,
ésta no podía portar al niño, entonces lo hacía
otra mujer que estuviese casada.
En el nacimiento del primer hijo se visitaba
las casas de los familiares más allegados, que
agraciaban a la madre con un regalo, un metro
de tela o alimentos, este privilegio ya no sería
válido en el nacimiento de los siguientes hijos.
Cuando el bebé ya cumplía los nueve o diez
meses se le colocaba en un castillejo, una estructura de madera con ruedas en la que los
niños ejercitaban las piernas y aprendían a
andar.
Los noviazgos comenzaban cuando una
moza consentía la pretensión de un muchacho. Antes de formalizar el noviazgo se tiraban dos o tres años de puerta. La pareja se
veía en el dintel de la puerta, en ese espacio de
transición entre el lugar público y privado se

mantenían los primeros contactos. Hasta que
el muchacho no pedía permiso al padre de la
novia para poder visitarla en la casa, el noviazgo no era oficial. Si el padre accedía, la
pareja dejaba de verse en el umbral de la casa
y pasaban a la sala o al hogar. El novio, tras
tocar ánimas, iba a visitar a la novia, pero
siempre bajo la supervisión de la cestera o
guardiana, que solía ser la abuela de la muchacha o la madre. La pareja tenía pocas posibilidades de intimar a solas.
Cuando la relación iba consolidándose, la
novia y su familia recibían la visita de los padres del novio, se hacía casamiento. Los padres del novio conocían a la novia y la relación
de noviazgo se aprobaba por ambas familias.
Generalmente, la nueva pareja tras su boda
se iba a vivir a casa de los padres del novio, pero
hasta ese momento la novia no pisaba su futura casa. No estaba bien visto que la novia se dejara ver por casa de la suegra antes del casamiento.
En algunos pueblos, por feria, la suegra
tenía costumbre de enferiar a la futura nuera,
le hacía un regalo.
Poco antes de la boda religiosa se celebraba
en casa de la novia la comparecencia, el enlace
civil anterior al religioso. Se celebraba, por lo
general, en casa de la novia, cuya familia cargaba con los gastos. Luego la boda era en casa de
la familia del novio, que financiaba la celebración. Al acto acudía la familia más cercana. A lo
largo del cuerpo de casa se disponían sillas que
ocupaban los invitados, a los que se convidaba
a cuatro ruedas de bizcochos, una de garbanzos tostados y otra de resol.
La celebración de la boda duraba dos días, la
boda y el segundo día de boda. La novia preparaba trajes para ambos días.
A la celebración del primer día acudía más
público, el convite se hacía a base de ruedas de
garbanzos tostados, bizcochos, dulces caseros y
resol o vino. El segundo día acudía estrictamente la familia de los contrayentes, padres y her-

360
COMARCA DE LOS PEDROCHES (CÓRDOBA, ANDALUCÍA)

manos, se cocinaban pollos o se mataba algún
borrego que era preparado para la ocasión.
Fallecimientos. Cuando un miembro de la
familia moría, se le amortajaba y velaba en la
casa. Se vestía con un traje negro, que quedaba reservado para esa ocasión. Una vez lavado
y preparado, la familia y amigos lo acompañaban en la mejor sala de la casa, que podía ser la
alcoba principal o el hogar. Los más allegados
preparaban caldo con yemas de huevo y café
para reanimar a los parientes. Un familiar avisaba a la iglesia para que las campanas doblasen y diesen cuenta a los vecinos del suceso. El
código de toques de campanas llegaba a ser
tan complejo que en municipios como Villanueva de Córdoba comunicaba hasta el sexo
del difunto8.
Si la muerte se producía por la tarde, se le
enterraba a la mañana siguiente, y si fallecía
en la mañana, el entierro tenía lugar por la
tarde. Las diferencias sociales quedaban patentes en las celebraciones de estos rituales.
Las familias más pudientes pagaban entierros
de dos o más capas, más de un cura para que
celebrara el sepelio. El recorrido que hacían
los sacerdotes acompañando el cadáver era
más largo. En municipios como Dos Torres, el
cementerio poseía dos puertas de entrada, la
principal para los vecinos más distinguidos y
otra secundaria de menor tamaño para los
más pobres y humildes. Dentro del cementerio el lugar del enterramiento también estaba
socialmente marcado. Los pobres se enterraban en la tierra, marcándose la tumba con una
pequeña lápida o base de granito a la que se
añadía una cruz de forja. Los nichos y panteones pertenecían a los ricos.
La casa del difunto también expresaba la situación de duelo de la familia. Durante un
largo periodo de tiempo, desde uno a cinco
años, no se barrían las puertas de la casa ni se
blanqueaban sus paredes. La puerta de la vivienda permanecía entornada. Se llegaba a
colgar de las cortinas de la casa cintas negras

y los pañitos blancos de ganchillo o bolillos
que adornaban los muebles eran retirados.
Mujeres y hombres vestían el luto o medio
luto, según la cercanía de consanguinidad que
tenían con el muerto. Una prenda muy usada
por las mujeres era el manto o medio manto,
que las cubría de la cabeza a los pies o de la cabeza a la cintura. La familia, especialmente las
mujeres, durante el periodo de duelo quedaban excluidas de participar en fiestas o actos
sociales. Se dejaba de festejar la matanza y
tampoco se hacían dulces.

El mobiliario de las casas
En las viviendas de Los Pedroches se puede
observar un esquema decorativo y determinados enseres, (cantareras, vasares, chineros...)
que comparten el conjunto de tipologías arquitectónicas que hemos descrito anteriormente.
No obstante, el contraste existente entre el
mobiliario de una vivienda de pequeño propietario y el de una casa solariega es enorme,
donde la calidad del mobiliario y cantidad de
detalles ornamentales es muy distinta.
En general, el mobiliario de las viviendas de
pequeños y medianos propietarios era escaso y
austero. Un mobiliario reducido para cubrir
las necesidades básicas dentro de la vivienda,
donde la función utilitaria primaba sobre la
ornamental o decorativa.
El cuerpo de casa, la primera estancia de la
vivienda y la que distribuye el paso al resto de
habitaciones, es decorada con las sillas que la
familia disponía y plantas. La vereda de chinos,
ubicada en este pasillo central, queda enmarcada por las sillas características de la zona (de
baja altura y realizadas en madera y enea) y
plantas, (pilistras, esparragueras y helechos)
que son cuidadosamente dispuestas sobre maceteros que podían presentar gran ornamentación en la madera o forja en que se realizaban.
La pared, encalada de blanco, resalta las fotografías familiares e imágenes sagradas, gene-

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A R Q U I T E C T U R A T R A D I C I O N A L Y E N TO R N O C O N S T R U I D O

Bóveda decorada en vivienda de Gran Propietario.

Cantarera en vivienda de Gran Propietario.

ralmente los patrones y patronas de estos pueblos a los que se les homenajea con un cuadro
o fotografía.
Este mismo esquema se da en las viviendas
de grandes propietarios. Varía, lógicamente, el
tamaño de estos cuerpos de casa y la utilización
de color y detalles pictóricos en sus muros.
En algunas casas nos encontramos detalles
pictóricos de laboriosa ejecución. Esta forma
modernista de usar el color para cubrir los
enormes muros y cúpulas de estas casas solariegas, otorgándole distinción a la vivienda,
está desapareciendo. Su mantenimiento resulta difícil para los dueños que acaban por blanquear estos motivos pictóricos.
En las viviendas de pequeños y medianos
propietarios las primeras habitaciones estaban
dedicadas a los dormitorios, por lo general dos
o tres como máximo, uno para el matrimonio
y en el resto se acomodaban los hijos. El mobiliario de estos dormitorios se reducía a una
cama con cabezal de hierro de forja, cubierto
de mantas de jarapa, realizadas con tiras de

Cocina de labor. Vivienda de Mediano Propietario.

ropa vieja que se iba desechando. Solía haber
una percha de tres o cuatro ganchos. No siempre había armario, cuando había se disponía
en la habitación del matrimonio. Para guardar
el ajuar y ropa se usaba un arcón.
Los dormitorios de las casas de grandes propietarios solían disponerse a partir del segundo o tercer cuerpo horizontal a fachada. El
mobiliario realizado en maderas nobles y talladas lo componían: la cama, con cabeceros
de madera o forja con aplicaciones doradas,

362
COMARCA DE LOS PEDROCHES (CÓRDOBA, ANDALUCÍA)

Detalle de vivienda de Gran Propietario.

Cuerpo de casa y vereda. Vivienda de Gran Propietario.

su herencia familiar. En la sala donde se colocaban las imágenes que la familia poseía se encontraban las mejores piezas decorativas de la
familia.
En la cocina, frente a la lumbre, se disponía
una mesa cucharera a la que se arrimaban las
sillas para comer. El arco que daba acceso al
hogar quedaba hueco haciendo repisa. En las
alacenas, plateros y repisas se guardan los alimentos y utensilios de cocinar, ollas, sartenes,
el almirez, el torreznero… La vajilla escaseaba, a penas unos pocos platos y cubiertos.
Los chineros, como ya hemos explicado, albergaban la vajilla y demás enseres de porcelana que la familia poseía. Sus formas y construcción es muy variada.
Cuando una pareja oficializaba su noviazgo
se hacía la carta dotal9. Un documento en el que
se recogía minuciosamente los bienes aportados por cada cónyuge al matrimonio (las piezas
de ropa, los zapatos, los utensilios de cocina, la
ropa del hogar, sábanas, colchas). Dependiendo
de la condición económica de las familias de los

Chinero de vivienda de Pequeño Propietario. Dos Torres.

dos mesillas de noche, una cómoda, un tocador, un ropero y el palanganero.
Por el contrario, las habitaciones más próximas a la calle eran empleadas como salones de
recepción de visitas, salitas y salas de oración.
La dimensión de estos espacios y el detalle ornamental que presentaban (cortinas, tapicerías
a juego, grandes sillas y mecedoras de madera,
enormes braseros de cobre para caldear la
sala... pinturas y retratos familiares) eran el
síntoma más claro de su posición económica y

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A R Q U I T E C T U R A T R A D I C I O N A L Y E N TO R N O C O N S T R U I D O

Fuente abrevadero del Pilar de los Llanos. Hinojosa del
Duque.

son tan contundentes que pueden incluso llegar a transformar el paisaje de una comunidad
por completo, como en el caso de las presas y
sus consiguientes embalses.
La existencia de agua o la posibilidad de su
extracción era un factor fundamental a la hora
de ubicar pueblos o cualquier otra edificación
dispersa por los campos.
El régimen fluvial de Los Pedroches es seco,
con una media de 500 mm año y una hidrografía caracterizada por cursos de agua de
marcada estacionalidad, debido a la concentración de las lluvias en las estaciones de
otoño e invierno.
Esta carencia fluvial se ha venido superando, desde la antigüedad, mediante soluciones
arquitectónicas que facilitaran el abastecimiento de agua para los habitantes de estos
municipios, dejando su consiguiente huella
arquitectónica.
Una de las formas más comunes de obtener
agua era mediante la extracción de manantiales subterráneos. Esta tarea requería del pocero, quien, hábil para intuir el paso de una beta
o cuchillo de agua, decidirá por dónde perforar. Si el agua está muy profunda, a veces un
cantero tiene que intervenir para perforar las
rocas de granito en la búsqueda de la bolsa de
agua.
Manuel Moreno relata 10 cómo se hacían
estos pozos con galerías de mampuesto:

Vereda de paso de casa.

novios éstas eran más o menos extensas. Los
padres tenían que igualar las dotes de los
demás hijos, para que no hubiera diferencia
entre unos y otros hermanos. La novia llevaba
todo el ajuar de ropa que durante los años de
juventud iba bordando; era costumbre ir a las
monjas a bordar las sábanas y demás ajuar que
se llevaría al matrimonio. Días antes del enlace
había costumbre de exponer, en la que será la
habitación del nuevo matrimonio, los muebles
y ajuar que la novia lleva. En la cama, que la
aportaba por lo general el novio, se coloca el
ajuar y ropa noble de la pareja. Las vecinas y familiares visitan a la futura pareja halagando la
laboriosidad del ajuar y su esplendor.

La arquitectura del agua
El agua, elemento vital para el hombre, ha
sido y es uno de los elementos naturales que
más influyen en la búsqueda de soluciones
culturales que permitan su abastecimiento y
provecho. En algunos casos estas soluciones

364
COMARCA DE LOS PEDROCHES (CÓRDOBA, ANDALUCÍA)

[...] hay que hacer primeramente como
un brocal redondo de unos dos metros de
diámetro y dos metros de altura y abajo se
le hace una cuchilla para que corte cuando
vaya bajando el muro. Posteriormente se
mete dentro del pozo y se saca la arena por
parejo para que el brocal construido vaya
bajando uniformemente y por igual a todas
partes y sin ladearse de ningún lado, quitando de un lado y otro la arena para que
se mantenga siempre parejo. Cuando se ha
bajado los dos metros, se vuelve a subir otra
parte de brocal y así conforme más peso
lleva, mejor baja, porque el peso le ayuda a
bajar.

Fuente abrevadero en cortijo de Santa Eufemia.

postería sobre los que se sujeta la maquinaria
que eleva el agua hasta la superficie. Esta maquinaria se componía, básicamente, de un eje
horizontal que, movido por bestias, transmitía
su giro a una rueda vertical de la que colgaban
una serie de cangilones sujetos a unas cintas
de hierro. El agua de los cangilones se distribuía por un canal de granito hasta llegar a una
acequia que iba esparciendo el líquido por los
diversos surcos del terreno. Las norias fueron
imprescindibles durante mucho tiempo en la
producción agrícola, ya que era la única forma
de extraer el agua mecánicamente desde profundidades considerables. El desfase tecnológico de las norias ha originado su sustitución
por bombas y motores de gasoil o eléctricos,
quedando éstas reducidas a meros pozos.
Era habitual que en los municipios existieran pozos de nieve de propiedad y uso comunal. Estas construcciones conservaban la
nieve y escarcha del invierno necesaria en la
conservación de los alimentos y otras aplicaciones. Se trataba de una construcción subterránea de entre cinco y diez metros de profundidad y dos o tres metros de diámetro, según
el terreno. Presentan planta circular u ovalada
y las paredes quedan revestidas de mampuesto
de granito. El pozo quedaba encerrado en una
construcción de muros anchos de mampostería y sobre ésta una cubierta de bóveda de ladrillo, quedando lo más estanco posible. Al interior del pozo se bajaba por una escalera de

Los pozos se construían tanto en el interior
de las casas como en fincas y caminos por
donde hubiera tránsito de ganado y personas.
Estos últimos solían estar a ras del suelo, sin
brocal, pero cubierto con lanchas de granito,
para que el agua de lluvia se filtrase lo más
limpia posible, sin que cayera nada a su interior. Para los animales se disponían, cercanos
a estos pozos, abrevaderos.
En las laderas de los caminos es habitual encontrarse con fuentes y abrevaderos que saciaban la sed a los pastores. Eran hitos fundamentales en los recorridos de estos caminos, funcionando a modo de punto kilométrico, otorgando nombre al lugar.
Los pozos de las casas contaban con brocal,
que podía ser de alfarería o bien de lanchas de
granito unidas con lañas de hierro.
No todas las viviendas contaban con su propio pozo. Algunas casas colindantes compartían el pozo y otras carecían de éste.
Esta agua era empleada para lavar y dar de
beber al ganado. Para beber se usaba el agua
de las fuentes públicas.
En los huertos el agua se sustraía con la
ayuda de una noria de sangre que era arrastrada por una o varias mulas. Las norias son
pozos anchos con enormes brocales de mam-

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A R Q U I T E C T U R A T R A D I C I O N A L Y E N TO R N O C O N S T R U I D O

peldaños de piedra. La profundidad del pozo,
las paredes y bóvedas que lo sellaban, ayudaban a que se conservara la escarcha el mayor
tiempo posible. En el municipio de Dos Torres
queda un buen ejemplo de lo que fueron estos
pozos de nieve.
En todos los pueblos nos encontramos con
fuentes y abrevaderos, y aunque algunos ya
han desaparecido son muchos los ejemplos
que reflejan la importancia de estas construcciones y los espacios en los que se ubican, a
través de su monumentalidad, como el Pilar de
Belalcázar o la Fuente del Pilar de los Llanos
en Hinojosa del Duque. Las fuentes-abrevaderos, situadas en las afueras del pueblo, disponían de grandes caños que permitían recoger el
agua con los cántaros y dar de beber al ganado.
La enorme dimensión de estas edificaciones
y su emplazamiento las hacían lugares en
torno a los que se desarrollaba una enorme sociabilidad, convirtiéndose en sitio de encuentro diario. Las ferias ganaderas, los mercados,
tenían lugar en torno a estas construcciones.
Otro espacio relativo a la arquitectura del
agua y en el que se daban fuertes lazos de sociabilización femenina eran los lavaderos.
Éstos se situaban repartidos por el municipio,
cada mujer lavaba en el que le correspondiera
por cercanía a su casa. Para coger una pila y
un trozo de retama en el que verdear, secar la
ropa, era necesario madrugar. En algunos barrios las mujeres se organizaban y realizaban
esta tarea de forma mutua. El proceso de lavado requería tiempo: se echaban varios ojetes,
en función de la suciedad que presentara la
ropa, se esmugraba, se jondeaba y por último
se verdeaba la ropa, todo un vocabulario para
recoger los diferentes procesos que la tarea requería. En ocasiones mujeres y niños pasaban
gran parte del día en los lavaderos, donde se
cantaba y jugaba a la espera de que se secara la
ropa. La mujer que no acudía a lavar a estos
espacios conjuntos era considerada como una
mujer poco pulcra, puesto que las vecinas no

veían cómo blanqueaba sus sábanas y eso daba
que sospechar. Muchas mujeres se empleaban
lavando la ropa de las familias más pudientes.
Otros espacios muy apreciados para lavar eran
los arroyos, el agua que corría continuamente
facilitaba la tarea. Algunas mujeres alquilaban
en las huertas cercanas al pueblo el derecho
de lavar en sus arroyos, lo que posibilitaba
poder lavar sin tener que esperar por ocupar
una pila, contando con más agua y espacio
para verdear las prendas. Una opción que no
todas las mujeres se podían permitir.
Y, por último, otro de los elementos que requieren nuestra atención, por su valor arquitectónico, son los puentes, numerosos y con
formas diversas según su grado de construcción. Los más simples eran a base de lanchas
de granito que apoyaban sobre pilares realizados con ladrillos o mampuesto. Estos puentes
salteaban pequeños arroyos.
En algunos puentes de la comarca se puede
contemplar la ejecución romana de éstos,
como el puente de San Pedro en Belalcázar, el
puente de San Juan de Dos Torres, entre otros.
Los más modernos, de trazos suaves, siguen
empleando el granito en la construcción íntegra del puente, arcos, pilares y barandillas.

Arquitectura industrial
Entre los ejemplos más notorios de arquitectura industrial que se conservan en la Comarca de Los Pedroches destaca todo el conjunto de instalaciones pertenecientes a la extracción de mineral. Son numerosos los restos
arqueológicos hallados en Los Pedroches que
atestiguan la riqueza minera de esta comarca
y la antigüedad de su extracción.
Además de la explotación de granito, muy
abundante en Los Pedroches, existían en la
comarca numerosas explotaciones mineras,
como las minas de plomo y plata de El Soldado y las Morras del Cuzna de Villanueva del
Duque. Estas minas, explotadas por la Compa-

366
COMARCA DE LOS PEDROCHES (CÓRDOBA, ANDALUCÍA)

ñía Minera y Metalúrgica de Peñarroya, llegaron a emplear a cerca de dos mil trabajadores,
congregando a una población de 8.000 habitantes en torno a su explotación. A principios
de la década de los años treinta del siglo XX
una fuerte crisis en el mercado de plomo hace
ruinosa su explotación, disminuyendo en
pocos años el abundante número de trabajadores empleados en la extracción de mineral,
hasta que poco a poco quedaron clausuradas
por completo las minas. La difícil reconversión de estos trabajadores en otras actividades
ocasionó una fuerte migración. Hoy día podemos apreciar la dimensión que esta actividad
supuso para la comarca, dando origen a la
creación de una línea férrea de vía estrecha,
casi atravesando el norte de la provincia de
Córdoba hasta llegar a Ciudad Real, desde las
minas de Peñarroya hasta las del Horcajo. A
través de los enlaces con las distintas líneas, la
comarca de Los Pedroches pudo comunicarse
mediante el ferrocarril con Córdoba y, en consecuencia, con el resto de Andalucía y España.
La vía férrea se convertiría en un valioso cauce
para la exportación de ganados, lo que permitió el auge de la cabaña pedrocheña en el mercado regional y nacional. Alrededor de la
nueva línea férrea se iban creando otro tipo de
industrias que llegaron a contar con muelles
propios de carga y descarga, como las Industrias Pecuarias de Los Pedroches, S.A., inauguradas a primeros de 1920, convirtiéndose
en una de las industrias agroalimentarias más
avanzadas de su tiempo. Testigos de la importancia que tuvo este nuevo transporte son las
numerosas estaciones y apeaderos que la jalonaban, como la estación de El Soldado o los
apeaderos de la Jara, convertidos muchos de
ellos en casas de recreo.
La minería metálica pedrocheña, a lo largo
de su historia, se ha basado mayoritariamente
en la explotación de cuatro sustancias minerales que, aunque no son las únicas, sobresalen
por su envergadura, volumen y trascendencia

histórica, respecto a otros minerales en el ámbito comarcal. Estas sustancias son el plomo,
la plata, el cinc y el cobre. En menor medida
también se daba la explotación de antimonio,
wolframio, bismuto y otros minerales.
La monumentalidad de los restos materiales
que aún hoy se conservan de estas explotaciones son suficientes para lograr comprender la
dimensión que la producción minera alcanzó
en esta comarca en todos sus aspectos, tecnológicos, sociales y culturales.
Las antiguas instalaciones del Grupo Minero El Soldado, al sur de Villanueva del Duque,
se erigieron como una de las principales
minas europeas. Este grupo fue sin duda uno
de los más relevantes y de los que hoy día
quedan más restos que muestran la magnitud
de la explotación, entre las que se encontraba
el poblado minero, que llegaba a ocupar una
superficie de 68.000 m 2, en donde estaban
emplazados los principales edificios y talleres.
Entre las instalaciones más señaladas, destaca
el lavadero de mineral, que ya en 1927 constaba de un taller de flotación y una serie de
cuarteles anexos para los obreros. Se contaba
igualmente con talleres mecánicos de ferrería
y carpintería, almacén, hospital, muelle de ferrocarril de vía estrecha, y una subestación
eléctrica, que recibía energía, a 70.000 voltios, de la central térmica de Peñarroya. En
concesiones cercanas, estaban las oficinas,
“casas de empleados”, cargos medios, almacenes, y grupos escolares. Y por supuesto las viviendas para los altos cargos, empleados e ingenieros. Las viviendas de los mineros, de reducidas dimensiones, estaban construidas de
muros de tapial en su mayoría. Las de los cargos medios empleaban mampostería proveniente de la limpieza de los minerales. Era habitual que en las edificaciones de las minas se
emplearan ladrillos fabricados con restos resultantes de lavar el material y restos de carbón empleados en la combustión. Las viviendas de los altos cargos presentaban una tipo-

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A R Q U I T E C T U R A T R A D I C I O N A L Y E N TO R N O C O N S T R U I D O

logía constructiva muy diferenciada a las
casas tradicionales de Los Pedroches. Estas
viviendas se aglutinaban en barrios con una
morfología constructiva propia de países anglosajones y francófonos, cubiertas de tejas
planas y gran inclinación, grandes ventanas
abocinadas en toda la fachada, salones con
chimeneas francesas, decoración cromática
en el interior de las viviendas… hoy día se
puede observar las zonas ajardinadas que
daban acceso a estas viviendas, las primeras
pistas de tenis y demás servicios de los que
estas clases jerárquicas podían disfrutar.
Otra tipología de inmueble representativa
de la arquitectura industrial de esta comarca
eran los molinos hidráulicos harineros,
como el de Molinos de la Gargantilla, situado
al sur del término municipal de Alcaracejos,
donde se puede apreciar la complejidad constructiva de estos ingenios. Este molino se
ubicaba en la loma de una colina de pendiente acentuada, para poder aprovechar el desnivel del terreno y dar mayor aceleración y empuje a la fuerza del agua, que es conducida
por una acequia que se eleva aprovechando
las aguas del río Cuzna y del arroyo de la Gargantilla. Esta acequia de ladrillo, situada
sobre un acueducto, llega a elevarse del suelo
unos cinco metros por su parte más alta. El
agua es vertida en el cubo, construcción vertical y cilíndrica de mampostería, que recoge
la caída del agua conduciéndola por una canal
que se va estrellando para imprimir más velocidad y que el agua llegue con suficiente fuerza para mover el rodezno que hace girar a las
piedras que molería el grano. Lo curioso de
esta construcción es que el agua saliente del
primer molino es de nuevo conducida a un
segundo cubo, repitiéndose de nuevo el proceso de la molienda.
Este segundo molino es situado bajo el primero, aprovechando el desnivel del terreno,
de manera que la instalación cuenta con dos
molinos.

Son también numerosas en la zona oriental
de la comarca, donde abunda la producción de
olivar ecológico, las almazaras y cortijos dedicados a la producción de aceite. Por lo general
abundaban más los pequeños cortijos que disponían de su molienda de piedras movida por
la tracción animal, pero existían también
grandes almazaras con una producción de
mayor tamaño y más modernizada, donde se
empleaban turbinas eléctricas para moler la
oliva.
En las afueras de los pueblos, en los márgenes de los arroyos, se encontraban las tejeras y
hornos alfareros que abastecían al municipio
de tejas y ladrillos.

Arquitectura bioclimática
La arquitectura tradicional de una comarca
se basa en toda una serie de técnicas constructivas resultantes de un legado cultural de adaptación a un medio físico que es mediatizado
por una serie de procesos históricos y sociales
concretos por los que pasa una comunidad.
En este sentido podemos entender la personalidad estética de las viviendas y las soluciones técnicas que la arquitectura tradicional de
la comarca de Los Pedroches ha desarrollado
en la adaptación a su climatología y la utilización de materiales, piedras, maderas, arcillas… abundantes en su entorno. Algunas de
las formas constructivas características de
esta arquitectura son:
– El empleo de la cal como blanqueador para
resguardarse de las altas temperaturas y largas horas solares en los meses estivales.
– La utilización de pocos vanos, para evitar
tanto la pérdida de calor interior en invierno, como para impedir que penetre calor en
verano.
– El empleo de pavimentos mixtos, por un lado
solerías de barro o cemento que aislaban de
la humedad del suelo y, por otro, la utilización de empedrados en los cuerpos centrales

368
COMARCA DE LOS PEDROCHES (CÓRDOBA, ANDALUCÍA)

Castillejo: carretón, a modo de tacatá, en el
que se coloca a los niños para que aprendan
a andar.
Cenicera: olla empotrada en los muros de la cocina para la sal o la ceniza del fuego del hogar.
Cimbra: estructura o armazón provisional, generalmente en madera, sobre la cual se
construye una bóveda o un arco. Superficie
curva interior de una bóveda o un arco.
Cocedero: (Belalcázar). En las casas de gran
propietario la cocina destinada a la elaboración del alimento por el servicio.
Codal: piedra larga, sobresaliente varios centímetros por ambos lados, que se sitúa transversalmente en la parte media de las cercas
para darles firmeza (Vocabulario de los Pedroches, Juan Pizarro).
Comparecencia: (DRAE). Acto de comparecer
las partes de un proceso ante un juez o tribunal. (En Dos Torres) Nombre que recibe el
enlace civil anterior al religioso. Se celebraba por lo general en casa de la novia días
antes del enlace religioso, cuya familia cargaba con los gastos. Luego la boda era en
casa del novio, que financiaba la celebración.
Cuchillo: cada uno de los triángulos formados
por dos pares y un tirante en una armadura
de cubierta. Contiene otras piezas como el
pendolón, jabalcones, etc.
Dornajo: recipiente de madera en el que se le
da a los cerdos de comer.
Echar una cinta: pintar con un pincel y pintura la unión de la pared con el suelo a modo
de zócalo.
Encofrado: molde, generalmente de madera o
metal, que sirve para contener y dar forma
al hormigón mientras se fragua; después se
desmonta.
Enferiar a la novia: (Hinojosa del Duque). Regalo que le hacía el novio a la novia por feria.
A finales de agosto.
Enviajo: (Hinojosa del Duque). Regalo que
hacen a los novios que van a contraer matrimonio los invitados.

de las casas y corrales que podían ser regados
en verano, procurando frescor a la vivienda.
– El uso de gruesos muros de mampostería o
tapial como aislante térmico.
– El uso de techumbres poco inclinadas, debido a las escasas precipitaciones
– La disposición del hogar de la casa en una
habitación central con chimeneas de grandes tiros y abiertas al cuerpo de casa hacía
que ésta permaneciera caldeada en el invierno, además de ahumar la matanza que se secaba en los morcilleros.

Glosario
Acción o suerte de tierra: extensión de tierra
para cultivar.
Adobe: masa de barro, generalmente con paja,
moldeada en forma de ladrillo y secada directamente al sol. Era empleado en construcciones pobres o sencillas.
Aguja: piedra de granito de unos veinte o treinta centímetros de ancho y una largura de
medio metro o metro que eran usadas para
hacer los pilares de las casas o las esquinas.
Alcanzar la casa: (Hinojosa del Duque). Pintar
hasta donde llegan los brazos. No toda la
pared entera.
Batiente: nombre que recibe el escalón de la
entrada a la casa, especialmente en municipios como Pozoblanco. También se le denomina batior.
Carta dotal: documento en el que se detallaban
minuciosamente todos los bienes que aportaban los cónyuges al matrimonio. En ella se
recogía la dote del novio y de la novia y el
precio de cada bien aportado al matrimonio.
De esta manera los padres de los novios sabían con exactitud el valor económico de la
dote de cada hijo/a. Procurando que el del
resto de hijos fuera igual o similar en valor.
A eso se le llamaba igualar la dote, que se
hacía cuando el último de los hijos se casaba
o cuando alguno de los padres fallecía.

369
A R Q U I T E C T U R A T R A D I C I O N A L Y E N TO R N O C O N S T R U I D O

Esbarizáculo: (Hinojosa del Duque). Tobogán.
De esbarizar, resbalar.
Estrapalucio: desorden. DRAE coloq. Rotura
estrepitosa, destrozo de cosas frágiles.
Fregar las lanchas: (Hinojosa del Duque). Salir
a fregar la puerta de la acera. Cada vecina
mantiene limpio el trozo de acera que ocupa
su fachada. Las calles estaban pavimentadas
de lanchas de granito, de ahí la expresión.
Graces o gradas: escalones, escaleras.
Guardeses: en Villanueva de Córdoba e Hinojosa del Duque, los encargados de custodiar
una propiedad.
Ir a hacer casamiento: (Hinojosa del Duque).
Visita que realizaban los padres del novio a
casa de la novia para formalizar la relación
entre ambos.
Humilladero: (DRAE). Lugar devoto que
suele haber a las entradas y salidas de los
pueblos y junto a los caminos, con una
cruz o imagen.
Jabalina: la piedra de granito que no es válida
para labrarla. DRAE: piedra jabaluna: piedra
caliza de color oscuro, como el del jabalí,
cuando está mojada.
Jabalcón o Jabalón: madero ensamblado en
otro vertical, a fin de apear sobre él un tercero horizontal o inclinado, especialmente
en una armadura.
Jabelgar: blanquear las paredes con cal, yeso o
arcilla blanca.
Jamuga o Jamuguilla: armazón de hierro o
soga que iba montado sobre las bestias y
que servía para transportar objetos.
Llares: cadena suspendida en el hogar de la
chimenea, de la que se cuelga el caldero.
Medianeros: medianos propietarios.
La monja de la chimenea: la parte ennegrecida de la chimenea. La parte baja solía ser de
chapa.
Morcilleros: palos que atraviesan el tiro de la
chimenea con el objeto de colgar las morcillas y demás productos de la matanza con el
fin de que se curen.

Mamperlán: listón de madera con el que se
guarnece el borde de los peldaños en las escaleras de fábrica.
Mampostería: obra de albañilería a base de
piedras sin labrar o poco labradas, aparejadas sin orden de hiladas ni tamaños y unidas con argamasa, yeso o cal. Puede ser:
– Mampostería aparejada: hecha a base de
piedras de la misma altura en cada hilada,
pero sin que exista una relación de igualdad
de las hiladas entre sí.
– Mampostería concertada o aparejada: aquella en la que los mampuestos están aparejados sin sujeción a escuadra y sin ripios, pero
bien asentados en sus caras planas.
– Mampostería ordinaria: la que se hace a
base de piedras irregulares y argamasa, empleándose fundamentalmente en obras de
relleno, dejando ver el enripiado o paramento.
– Mampostería en seco: la que se hace aparejando los mampuestos sin argamasa.
Marro: cincel de hierro empleado para cortar
los bloques de granito.
Moñiga de sol: mezcla de estiércol de vaca y
pez con la que se cubrían los suelos de las
casas a modo de solería. Su función era impermeabilizar la casa de la humedad que
desprendía el suelo.
Mortero de barro: argamasa. Mezcla de tierra
y agua que podía tener algún aditivo, empleada en la construcción de las paredes.
Medio manto: pañuelo grande de gasa negra
que usaban las mujeres para ir a misa, o
salir a la calle, cuando estaban de luto.
Pajareta: habitación que precede a la cuadra y
que se conecta mediante una trampilla a la
cámara para facilitar la cargar de paja a la
cuadra (pajarita).
Parejo o aparejo: disposición de los materiales
contractivos en un paramento o muro,
principalmente los sillares o ladrillos.
Según la colocación de los ladrillos o mampuestos el aparejo presenta variantes.

370
COMARCA DE LOS PEDROCHES (CÓRDOBA, ANDALUCÍA)

Panera: bandeja de madera usada para colocar
la lencería que iba a ser lavada.
Pedrera: cantera.
Pendolón: en una armadura de cubierta, la
pieza vertical que une la hilera con el tirante y da apoyo a los jabalcones.
Peraldillo: rama con varias puntas de donde se
solían colgar los utensilios de cocina.
Piquera: ventana o rompimiento, hecha en la
pared de un pajar o cámara que da a la calle,
para descargar por ella la paja o grano.
Plomada o plomá: pesa metálica que, sujeta por
una cuerda, sirve para comprobar la verticalidad de los elementos de una construcción.
Portillo: rotura de una cerca de mampostería
de piedra.
Rasilla o Resilla: ladrillo hueco y delgado
empleado en la construcción de bóvedas y
tabiques, a fin de aligerar el peso de los
mismos.
Regalos: dulces que se preparan la víspera de
una boda para agasajar a los invitados.
Resol: licor casero realizado con aguardiente
y manzanilla o café.
Rosquera: Especie de lecho que los pastores
usaban en los chozos que habitaban en el
campo. Se desmotaba y se cargaba a modo
de parihuela, pudiéndose transportar según
las necesidades.
Una vez montado quedaba a cierta altura del
suelo para evitar la humedad.
Ripiado: relleno de piedras pequeñas para cubrir los huecos en un muro de mampostería
y asentar mejor las piedras.
Ripios: piedras pequeñas y desiguales usadas
para rellenar los huecos de las tapias, juntas…
Solera: en una armadura de cubierta, el madero asentado horizontalmente en la parte
superior del muro y en el que se apoyan las
cabezas inferiores de los pares.
Una suerte: extensión de tierra.
Tapia: trozo de pared construido de una vez a

base de tierra amasada y apisonada entre
dos tapiales.
Tapial: molde de dos tableros paralelos en que
se forman las tapias.
Tenería: curtiduría. Esta acepción viene de la
corteza de encina que se usa para curtir.
Tiranta: en una armadura de cubierta, pieza
horizontal de un cuchillo que traba los
pares a la altura de sus apoyos en las soleras.
Torreznero: recipiente de barro o chapa que
lleva en su interior unas parrillas donde se
colocaban los torreznos con el fin de que el
aceite que éstos desprendían se colara y se
pudiera aprovechar para otros fines, como
el hacer guisos o jabón. Era un utensilio
muy común en el menaje doméstico.
Tronera: (DRAE). Ventana pequeña y angosta
por donde entra escasamente la luz. Tronera de la zahúrda es el hueco que permite su
ventilación.
Tozolón: (Hinojosa del Duque). Golpe, porrazo. De tozolada, golpe que se da en el tozuelo de un animal.
Tronjas o trojas: espacios definidos por muros
en los patios de los molinos de aceite para
que los usuarios de la molina depositen su
aceituna. Propio de medianos y grandes propietarios. A los molinos acudían los propietarios de los cortijos de la Sierra.
Verdear la ropa: dejar la ropa a secar en el
verde al sol, impregnada en jabón de sosa
cáustica. Conforme la ropa se secaba se iba
regando. Con este proceso se conseguía
blanquear los trapos.
Yares: cadenas que colgaban de la chimenea o
lumbre y sobre las que se colgaba el caldero
para cocinar.
Zolejo: (Pozoblanco). Nombre que recibe el
mediano propietario que empeña su vida
en aumentar su pequeño capital con una
vida dedicada alemanamente al trabajo y al
ahorro.

371
A R Q U I T E C T U R A T R A D I C I O N A L Y E N TO R N O C O N S T R U I D O

Bibliografía
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Agudo Torrico, J., Las Hermandades de la Virgen de Guía en Los Pedroches, Caja Provincial de Ahorros de
Córdoba. Córdoba, 1990.
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López Navarrete, J., Recopilación de datos sobre Alcaracejos y sus costumbres, Excmo. Ayuntamiento de Alcaracejos. Pozoblanco. Córdoba, 1988.
Merino Madrid, A., Historia de Añora. Diputación Provincial de Córdoba y Ayto. de Añora. Córdoba, 1994.
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Pizarro, J., Vocabulario de Los Pedroches. Excma. Diputación Provincial de Córdoba y Excmo. Ayuntamiento
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1976.
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Valverde Romero, J.C., Estudio Histórico Geominero del Valle de Los Pedroches, Grupo de Acción Local Proyecto Los Pedroches, S.A. Córdoba, 2000.
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Flores López, C., “Arquitectura popular en Andalucía”, en Arquitectura Popular española, Tomo IV. Aguilar.
Madrid, 1976.
Hernández León, E., Una arquitectura para la dehesa: el Real de la Jara. Estudio antropológico de las edificaciones diseminadas en la Sierra Norte. Diputación de Sevilla, Servicios de Publicaciones. Sevilla, 1998.
Jerez García, O., Arquitectura Popular Manchega. Las Tablas de Daimiel y su entorno, edita: Área de Cultura de la Excma. Diputación Provincial de Ciudad Real. Ciudad Real, 2004.
Ordóñez, V. P., “La vivienda tradicional en la provincia de Málaga. Aproximación a partir del Inventario de arquitectura popular”. En PH: Boletín del Instituto Andaluz de Patrimonio Histórico, nº 29, diciembre 2002,
pp. 194-206, Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía, Sevilla, 2002.
Rodríguez Becerra, S., Problemática en torno a la catalogación de la arquitectura tradicional, en Catalogación del Patrimonio Histórico: contenido de las I Jornadas sobre Catalogación del Patrimonio Histórico, celebradas en Sevilla del 19 al 22 de abril de 1995, Instituto Andaluz de Patrimonio Histórico, D.L.
Sevilla, 1996.

372
COMARCA DE LOS PEDROCHES (CÓRDOBA, ANDALUCÍA)

Rodríguez Pulgar, M.C.; Pelegrí Pedrosa, L.V.; Martín Rubio, A.D., Conocer la Serena. El Patrimonio Histórico Artístico. CEDER La Serena, Badajoz, 1995.
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Notas
1

Agudo Torrico, J., Las Hermandades de la Virgen de Guía en Los Pedroches. Caja Provincial de Ahorro
de Córdoba. Córdoba, 1990, p. 11.

2

El municipio más cercano de Córdoba es Alcaracejos, a 74 Km, y los más distanciados son Belalcázar y
Torrecampo, a unos 104 Km de distancia.

3

Merino Madrid, A., Ensayo sobre fiestas populares de Los Pedroches. Mancomunidad de Municipios de
Los Pedroches y Excma. Diputación de Córdoba. Córdoba, 1997, pp. 26-27.

4

Carbonell Trillo-Figueroa, A., “Contribución al estudio de la prehistoria cordobesa. Cuchillo neolítico de
Conquista”. En BRAC, nº 4, 1923, pp. 85-87.

5

Moreno Valero, M., La vida tradicional en Los Pedroches, Tipografía Católica Sociedad Cooperativa Andaluza. Córdoba, 2002.

6

Cuchillos: cada uno de los triángulos formados por dos pares y un tirante en una armadura de cubierta.
Conjunto de piezas de madera o metálicas que constituyen una cubierta, una vez armadas sobre los soportes. Paniagua, J.R., Vocabulario básico de Arquitectura, Cátedra. Madrid, 1998.

7

Porción de tierra de labranza que se siembra un año y se deja descansar otro.

8

Moreno Valero, M., La vida tradicional en Los Pedroches, p. 77.

9

Carta dotal: documento en el que se detallaban minuciosamente todos los bienes que aportaban los cónyuges al matrimonio. En ella se recogían la dote del novio y de la novia y el precio de cada bien aportado
al matrimonio. De esta manera los padres de los novios sabían con exactitud el valor económico de la dote
de cada hijo/a. Procurando que la del resto de hijos fuera igual o similar en valor. A eso se le llamaba igualar la dote, que se hacía cuando el último de los hijos se casaba o cuando alguno de los padres fallecía.

10 La vida tradicional en Los Pedroches. Tipografía Católica Sociedad Cooperativa Andaluza. Córdoba, 2002.
pp. 212-213.

373
Arquitectura tradicional COMARC A D E L A LTO GUADIATO (CÓRDOBA , A N DA L U C Í A
Comarca
de la Sidra
(ASTURIAS)

Evalia Blanco Muñiz
Rafael Balvino
Arquitectura tradicional COMARC A D E L A LTO GUADIATO (CÓRDOBA , A N DA L U C Í A
Situada

en la zona centro-oriental del
Principado de Asturias se encuentra una agrupación de seis concejos o municipios que dan
nombre a la denominada Comarca de la Sidra.
Precisamente la sidra, la bebida por excelencia
de Asturias, es el nexo de unión de esta mancomunidad en la que se integran los dos concejos punteros de este sector, Nava y Villaviciosa, junto con los de Bimenes, Cabranes,
Colunga y Sariego.
La huella en el paisaje es notoria desde las
“pomaradas” donde se recoge la manzana
hasta los lagares industriales que salpican el
paisaje y es donde hoy se produce la sidra para
exportar al resto de Asturias.
La unión de estos seis municipios abarca una
superficie de unos 566 kilómetros cuadrados;
con una población muy dispersa, salvo en las
capitales municipales, reuniendo en total una
población cercana a los treinta mil habitantes.
Los orígenes sobre la constitución de la denominada Mancomunidad de la Comarca de la
Sidra (MANCOSI) tienen su precedente en una
primera unión de cuatro concejos, formada
por Bimenes, Cabranes, Nava y Sariego, en la
denominada Mancomunidad Centro-Oriental
de Asturias (MASCOAS). La unión a este
grupo de Villaviciosa en 1996 trajo consigo el
cambio y la constitución de la actual Comarca
de la Sidra, a la que se uniría Colunga en
1999.
Como ya hemos indicado, la sidra es el símbolo de la Comarca. No obstante, otros concejos que tienen también gran peso en el sector
sidrero, como Gijón y Siero, se encuentran
fuera de este ente supramunicipal. Alguna de

Comarca de la Sidra.

las diferencias entre estos dos concejos y los
actuales integrantes de la Mancomunidad radican, por ejemplo, en el distinto carácter social que estos dos concejos, integrados en lo
que se ha llamado “Ciudad Astur”, tienen respecto a Bimenes, Cabranes, Colunga, Nava,
Sariego o Villaviciosa. Y es que, en lo que se
refiere a la actividad económica, por poner un
ejemplo, los concejos de la Comarca de la
Sidra tienen unas fuertes raíces en los sectores del campo y la ganadería. A estas actividades hay que unirles la propia actividad del sector sidrero, marcado por la temporalidad; la de
la empresa láctea, muy recortada en los últimos años; y la que más está creciendo en los
últimos tiempos, el sector servicios.
¿Qué finalidad tiene la Comarca de la Sidra?
Pues, como se recoge en sus estatutos, la de
solucionar los problemas comunes a los Concejos integrantes, a través de procedimientos
de economía, eficacia y coordinación. Creando
y sosteniendo servicios que les interesen. Y
éstas son las actividades que la Comarca ha ve-

377
A R Q U I T E C T U R A T R A D I C I O N A L Y E N TO R N O C O N S T R U I D O

municipales que tomarán parte en
las sesiones de la misma, y que se
constituye dentro de 60 días a la
toma de posesión de los cargos en
cada uno de los ayuntamientos, tras
la celebración de elecciones locales.
Cada concejo tiene una representación de vocales que ha quedado establecida de la siguiente manera:
Bimenes . . . . . . . . . . . . 3 vocales
Cabranes . . . . . . . . . . . 2 vocales
Colunga. . . . . . . . . . . . . 4 vocales
Nava . . . . . . . . . . . . . . . . . . 6 vocales
Sariego . . . . . . . . . . . . . . 2 vocales
Villaviciosa . . . . . . . . 12 vocales

El funcionamiento de la Mancomunidad se completa con la constitución de una
Comisión de Gobierno, que tiene como misión la de asistir al presidente en el ejercicio
de sus atribuciones, y una Comisión Informativa.
Desde que la Mancomunidad viene desarrollando sus actividades como Comarca de la
Sidra, han sido numerosas las iniciativas que
se han desarrollado gracias a la unión de seis
ayuntamientos de distintas corrientes políticas. Pero si ha habido alguna actuación que ha
impulsado y desarrollado definitivamente
la Comarca de la Sidra, esta ha sido la puesta
en marcha de los programas de ayudas de
Fondos Europeos.
Simultáneamente a la entrada de Villaviciosa en la Mancomunidad, se ponía en marcha el
Programa de Diversificación y Desarrollo de
las zonas rurales (PRODER), a ejecutarse en
un periodo de tres años (1996-1999). La pequeña y mediana industria, el sector de la
sidra y el sector servicios, en especial la hostelería y el turismo, fueron los principales beneficiarios de un plan que en estos momentos se
está desarrollando en una segunda fase, gracias al programa PRODER II.

Mapa de la comarca.

nido desarrollando en estos últimos años: gestión del parque de maquinaria, Sevicios Sociales, Gestión Urbanística, Desarrollo Local y
Turismo, y Patrimonio y Medio Ambiente.
Como cualquier otra entidad de estas características, la Comarca de la Sidra está regida
por una serie de órganos en su funcionamiento. Así, consta de una presidencia, ocupada
por una persona, alcalde o concejal, que es
elegido de entre los miembros que forman
parte de la mancomunidad, con una mayoría
absoluta. Sus funciones son las relativas a la
representación de la Mancomunidad, régimen
de sesiones, ejecución, comunicación y suspensión de acuerdos, ordenación de pagos,
presidencia de debates y subastas, así como la
rendición y comprobación de cuentas y gestión de presupuestos, entre otras actividades.
El cargo de presidencia cuenta con el respaldo de una vicepresidencia que tiene la obligación de colaborar con el presidente, y ejercer
las funciones del cargo de éste, en caso de vacante, ausencia o delegación. Por su parte la
Junta, creada entre todos los ayuntamientos,
se encarga de determinar los representantes

378
C O M A R C A D E LA S I D R A ( A ST U R I A S )

Concejo

Superficie (Km2)

Bimenes

32,69

2.285

Hab.

3

Cabranes

38,50

1.344

“

6

“

Colunga

97,57

4.681

“

13

“

Nava

95,81

5.681

“

6

“

Sariego

25,00

1.452

“

3

“

276,20

14.465

“

40

“

Villaviciosa

Población

División Territorial
Parroquias

Bimenes
Sin duda alguna el concejo de Bimenes es el
gran desconocido de los municipios que integran la Comarca de la Sidra. Aunque no existe
actividad dentro de su territorio, Bimenes tienen gran vinculación con las vecinas cuencas
mineras adonde acudían a trabajar muchos
vecinos, concretamente a los contiguos concejos de San Martín del Rey Aurelio y Laviana.
Bimenes destaca por lo accidentado de su relieve. Cuenta con una barrera natural de montañas, cuya mayor cota se alcanza con los
1.144 metros de altitud de Peña Mayor, y que
se extiende por toda la zona sur del municipio.
Geológicamente el terreno es carbonífero aunque, como ya hemos indicado, sin actividad
extractiva reciente. La zona de Peña Mayor
destaca por su terreno calizo.
La historia del concejo de Bimenes tiene
sus orígenes en los enterramientos tubulares
megalíticos, localizados en los límites con San
Martín del Rey Aurelio, Pola de Siero y Nava.
Así mismo, se han localizado asentamientos
castreños en la parroquia de San Emeterio, así
como vestigios de una primitiva actividad minera. Pero los orígenes del Bimenes que hoy
conocemos se remontan a la época bajomedieval. Por aquel entonces el territorio de Bimenes se encontraba dividido en una serie de
donaciones o propiedades de varios monasterios. La referencia más antigua que se conoce
se remonta al año 1161 en una donación particular en la que se menciona la heredad de

Peñamayor desde Rozaes.

Uimenes. En la baja Edad Media gran parte del
territorio estaba bajo los dominios de los
Noreña, hasta que en el 1332 Rodrigo Álvarez
realiza una donación al Monasterio de San Vicente de Oviedo. El resto del actual concejo de
Bimenes estaba repartido entre los monasterios de Santa María de la Vega y San Bartolomé de Nava. La supresión de Cotos y Señoríos
en el siglo XIX dará paso al nuevo Concejo de
Bimenes, cuya capital ostenta Martimporra
aunque, se da la paradoja, que el núcleo de
mayor población se encuentra en San Julián
(363 habitantes). Económicamente la pobla-

379
A R Q U I T E C T U R A T R A D I C I O N A L Y E N TO R N O C O N S T R U I D O

Palacio de Estrada.

Ruta de los molinos de Bimenes.

ción se enmarca en el sector primario en un
65%, mientras que el resto se reparte entre el
secundario (12%) y terciario (23%).
En lo que se refiere a patrimonio cultural,
destacar las construcciones del Palacio de Martimporra o de Estrada. Una gran construcción
del siglo XVII en la que destacan sus dos torres
laterales y el frontón de la fachada principal
con el escudo de los Estrada. Construcciones
de este tipo pero de menor porte también las
podemos ver en Casona de La Sienra, así como
la Torre de San Julián, construcción fechada
entre los siglos XIV-XV. En lo que se refiere a la
arquitectura tradicional, destacar el conjunto
de molinos del Río Pra, incluidos dentro de
una conocida ruta etnográfica y los cuales han
sido objeto de diversas restauraciones.
Dentro del ciclo anual, Bimenes y sus tres
parroquias celebran sus respectivas festividades. Pero si algo ha hecho que Bimenes pase de
ser un gran desconocido a ser punto de referencia en Asturias, es gracias a la Fiesta de Oficialidad del Asturiano. Y es que este pequeño
concejo, en julio de 1997, fue el primero de Asturias en declarar el bable o asturiano como
lengua oficial. Desde entonces se viene organizando, en fechas cercanas al primer fin de semana de julio, una fiesta que pretende ser una
exaltación de la cultura asturiana y cuyo programa incluye conferencias, coloquios, teatro,
concursos literarios en asturiano o certámenes
de cortometrajes, entre otras actividades.

Cabranes
Enmarcado entre los concejos de Villaviciosa, Piloña, Nava y Sariego, se encuentra situado este pequeño Concejo marcado por un relieve de montañas suaves y surcadas por pequeños arroyos. Sobresaliendo alturas relevantes como las de Incós, La Soma y Peña Cabrera, el paisaje de Cabranes llama la atención
por las grandes manchas de vegetación autóctona que se reparten por toda la geografía.
Históricamente Cabranes se constituye
como Concejo gracias al otorgamiento de una
concesión Real o Carta Puebla, por el Rey Alfonso X “el Sabio”, que concede a Cabranes
dicho documento en el año 1270, estableciéndose el límite con el vecino concejo de Villaviciosa, en el monte de Peña Cabrera. Pero los
orígenes de Cabranes se remontan incluso a la
época de la romanización con referencias a la
existencia de una tribu denominada los cabrangini o cabruagénicos. El enfrentamiento
en el siglo XIV entre el Conde de Trastamara y
Pedro I hace que Cabranes se incluya en la
confederación que forma en Oviedo a favor del
monarca. Hecho que le permitiría tener representación en la Junta General del Principado.
Sin embargo, la configuración que hoy se conoce de Cabranes no llegaría hasta 1862,
cuando al concejo se incorpora el Coto de
Camás, que hasta la fecha había pertenecido al
Monasterio de Santa María de Valdediós.

380
C O M A R C A D E LA S I D R A ( A ST U R I A S )

Cervera.

Lastres, en Colunga.

Cabranes, al igual que otras zonas rurales,
ha vivido efectos como la emigración así como
un paulatino envejecimiento de la población.
Con la capitalidad en Santa Eulalia la economía de Cabranes se centra en el sector primario, que sobrepasa el 70%, mientras que el secundario no llega al 10% y el terciario supera
ligeramente el 20%. Dentro de la actividad
económica, aunque ésta haya desaparecido, es
de destacar la actividad minera que, hasta mediados de la década de los años sesenta del pasado siglo, se desarrolló en la parroquia de
Viñón, con la extracción de antracita.
En lo que se refiere a lo relacionado con el
Patrimonio Cultural de Cabranes podemos
destacar la iglesia de San Julián de Viñón.
Única construcción de estilo Románico existente en el concejo, así como diversos ejemplos de arquitectura tradicional, como hórreos de estilo Villaviciosa, pequeñas capillas y un
ejemplo de la gran emigración que hubo en el
concejo y que ahora ha quedado plasmada en
unos magníficos ejemplos de arquitectura Indiana repartidos por todo el concejo. Y que tienen su máxima expresión en la Parroquia de
Torazo que se estudiará más adelante.
Precisamente Torazo destaca además por la
singular festividad del Carmen y por la gran
tradición existente en la elaboración de ramos
que posteriormente son subastados. Cada una
de las parroquias tiene sus correspondientes
celebraciones, entre las que destacan dos cer-

támenes que tienen lugar en la capital, Santa
Eulalia. La Feria de Ganados de San Francisco, y el Certamen Gastronómico del arroz con
leche.

Colunga
El Concejo de Colunga, último en ingresar
en la Comarca de la Sidra, es, junto con Villaviciosa, la salida al mar de la Mancomunidad.
Su geografía, aunque se trate de un concejo
costero, está marcada por la sucesión de valles
interiores y la ubicación de una barrera natural que sirve de límite, en la zona sur, con los
concejos de Piloña y Parres. En esta barrera, la
Cordillera del Sueve, se encuentra la mayor altura del concejo, el Picu Pienzu, que alcanza
una altitud de 1.159 metros. Todos éstos tienen la peculiaridad de encontrarse a muy
pocos kilómetros del litoral. Una zona marcada por los grandes acantilados y otros accidentes geográficos como el Cabo de Lastres, la
Punta Misiera, la Playa de la Griega o la Punta
del Penote. En el ámbito geológico son de destacar las formaciones litorales denominadas
Tipo Lastres, así como las formaciones fosilizadas de la época jurásica que se extienden
además por el litoral de los concejos limítrofes. En la zona interior de Colunga destacan
los subsuelos carboníferos, habiendo existido
en zonas como Carrandi, Libardón y La Riera
pequeñas explotaciones mineras.

381
A R Q U I T E C T U R A T R A D I C I O N A L Y E N TO R N O C O N S T R U I D O

obtiene Carta Puebla de Alfonso X “el Sabio”
en el año 1270, y a partir del siglo XVI contaría con representación en la Junta General del
Principado.
Por lo que respecta a su patrimonio cultural, destaca la iglesia prerrománica de Santiago de Gobiendes, fechada a finales del siglo IX
o comienzos del X. También hay que hacer
mención de la iglesia de Santa María de Sábada de Lastres, que alberga una importante
imaginería del siglo XVIII. Por todo el concejo
se reparten construcciones, principalmente
casonas y palacios, fechadas entre los siglos
XVI al XVIII, así como pequeñas capillas y

Casas de Lastres.

La actividad económica de Colunga se centra en cuatro campos: agricultura, pesca, ganadería y sector servicios. Este último acercándose al 40% de la ocupación. La actividad pesquera se centra en el otro núcleo de población de
cierta importancia que existe en el Concejo: la
villa de Lastres. Al igual que sucede con la agricultura y la ganadería, la pesca ha sufrido un
notable cambio en todos sus sentidos: reducción de la flota, cupo de capturas, cierre de la
actividad conservera, a lo que hay que unir el
envejecimiento y jubilación de muchas personas. Por lo que respecta a la actividad sidrera
Colunga ha sufrido una gran reducción que,
curiosamente, no tiene que ver con coyunturas como las que hemos mencionado. El concejo llegó a contar con varias empresas del sector, incluyendo la firma comercial de mayor
antigüedad que elaboraba sidra achampanada.
En la actualidad el sector de la sidra se reduce
a una sola fábrica de sidra natural.
En el campo de la historia, Colunga tiene
sus raíces en los asentamientos castreños de
La Riera, Lué, Huerres, Gobiendes y La Isla.
De la época de dominación romana es conocida la presencia de destacamentos de la Regio
IV Macedónica con vestigios localizados como
la estela de Sales o la lápida dedicada a Mitra
hallada en La Isla. Teniendo en cuenta las referencias sobre asentamientos humanos a partir del siglo X Colunga, como otros concejos
de la Comarca como Villaviciosa y Cabranes,

Casa de pescadores. Lastres, Colunga.

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C O M A R C A D E LA S I D R A ( A ST U R I A S )

construcciones populares de gran interés etnográfico, como son la vivienda de pescadores.
Dentro del marco de las celebraciones, podemos destacar las que tienen lugar en Lastres
(El Carmen y San Roque); los certámenes gastronómicos de Colunga en honor a la Boroña
y la Faba, o la que se celebra en la Majada de
Espineres, a finales de agosto, junto con los
concejos de Piloña y Parres, dando protagonismo al caballo asturcón.

Nava
Nava y Villaviciosa han sido protagonistas,
durante muchos años, de una rivalidad en la
que se trataba de dilucidar quién poseía hegemonía en el sector de la manzana y la sidra.
Una rivalidad que, con la formación de la Mancomunidad, ha quedado casi en el olvido. El
nombre de Nava hace referencia a una tierra
fértil rodeada de montañas y marcada por
manchas forestales de vegetación autóctona y
regada por una vasta red de ríos y arroyos.
La capital del municipio, Nava, es el principal núcleo de población del concejo. Una pequeña villa marcada por la actividad comercial, con mercado semanal y lugar de gestión
administrativa de las seis parroquias en las
que se divide el concejo. En la actividad económica el sector primario ha sido el predominante, aunque con un notable retroceso en los
últimos tiempos, con un 40% de los empleos
actuales. Tras la agricultura y la ganadería se
sitúa el sector servicios, que sigue en constante crecimiento. Pero al hablar de sectores económicos, la actividad sidrera ocupa un lugar
predominante. Hay que destacar la presencia
en el concejo de once lagares destinados a la
elaboración de sidra natural y uno de sidra gasificada. No hace tanto tiempo el número de
lagares cuadruplicaba a las instalaciones actuales que durante los últimos años han entrado en un período de bonanza. La defensa y
promoción de la sidra, entre otras acciones

Junto al Molín de Pra.

con la celebración del Festival de la Sidra, ha
hecho que Nava recibiera el Premio Príncipe
de Asturias al Pueblo Ejemplar en 1996.
Dentro de la historia local, los orígenes de
Nava hay que buscarlos en la época prerromana, con una serie de asentamientos castreños.
Después de un gran período sin referencias
históricas, Nava comienza a aparecer en documentos del siglo XI con la fundación del Monasterio de San Juan de Ranón, al que se dota
con varias posesiones, entre ellas la de Salas
de Nava. Como sucediera con Cabranes, Colunga y Villaviciosa, Nava obtiene Carta Puebla en el año 1270 de manos de Alfonso X “el
Sabio”. El devenir histórico de Nava estuvo
también marcado por la presencia del monasterio benedictino de San Bartolomé, del que
ya existen referencias en el siglo XII. Otro núcleo de interés histórico es el de la casa y torre
de la Ferrería, casa solar de los Nava o Díaz de
Nava, y cuyas tradiciones tratan de vincular su
fundación con la figura de la infanta Cristina,
hija de Bermudo II. El resto de la historia local

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A R Q U I T E C T U R A T R A D I C I O N A L Y E N TO R N O C O N S T R U I D O

Ceceda. Capilla de Santa Lucía.

Llagar de Sobiganu.

naveta se centra en el desarrollo urbano de la
capital municipal y de los hechos históricos
que, como sucedió en el resto de Asturias y del
país, afectaron igualmente a Nava.
En lo que respecta al patrimonio históricoartístico de Nava, podemos destacar construcciones como la iglesia de Santo Tomás de
Priandi (Románica) o la iglesia de El Remediu,
del siglo XVI. En el concejo también se pueden
encontrar construcciones del siglo XIV, como
la casa-palacio de la Ferrería o la capilla de
Santa Lucía de Ceceda, de mediados del XVII.
Dentro del capítulo que se refiere a patrimonio cultural y arquitectónico tenemos que
mencionar dos construcciones singulares: el
Balneario de Fuensanta, actual planta embotelladora de aguas minerales, que antaño
fuera lugar de recreo de quienes se acercaban
hasta el lugar para tomar las aguas; y por otro
lado, en la misma capital del municipio, el espacio expositivo del Museo de la Sidra. Templo
de culto a toda la cultura relacionada con la
bebida típica asturiana.

Paisaje de Sariego.

gran parte de los veinticinco kilómetros cuadrados que ocupa el que es el concejo más pequeño de la comarca. Enmarcado por los concejos de Gijón, Villaviciosa, Pola de Siero y
Nava, tiene sus principales relieves en la zona
norte con la Cordal de La Llomba. De su geología destacan las numerosas corrientes subterráneas que dan lugar a otras tantas fuentes
y manantiales, una de las cuales tiene la propiedad de ser de agua salada. De ahí el nombre
del concejo.
La formación del Concejo de Sariego, al
contrario que el resto de los concejos de la comarca, se remonta a una serie de donaciones
al Monasterio de San Pelayo de Oviedo, por el
Rey Bermudo II, en el año 996, y al Monasterio de Santa María de Valdediós (Villaviciosa)
por el Rey Alfonso IX. Ya en el siglo XI Sariego
pudo contar con Carta Puebla, pero la oposición del abad de Valdediós y la abadesa de San

Sariego
A diferencia de la geografía que predomina
en la Comarca de la Sidra, marcada por la sucesión de valles interiores y grandes elevaciones en el extremo sur, Sariego está caracterizado por las formas suaves. Es decir, montes
con perfiles suaves y un gran valle que ocupa

384
C O M A R C A D E LA S I D R A ( A ST U R I A S )

Pelayo lo impidieron. No obstante, mucho
tiempo antes existen vestigios de la primitiva
presencia humana con los vestigios megalíticos de La Magdalena, San Román o la Cueva
de San Pedrín.
La actividad económica de Sariego, al igual
que el resto de concejos de la Mancomunidad,
está marcada por la actividad agrícola y ganadera, que sobrepasa el 55% enmarcado en el
sector primario. El resto de actividades se reparte en un 10% del sector secundario y el
35% del terciario.
Además del patrimonio prehistórico que
antes mencionábamos, Sariego cuenta con un
patrimonio histórico-artístico que se centra en
las iglesias de Sta. María de Narzana (siglo XII)
y en las de Santiago de Sariego y San Román,
que conservan vestigios prerrománicos.
Cueva de San Pedrín. Sariego.

Villaviciosa
En 1999 Villaviciosa ingresaba en la que, a
partir de entonces, pasaba a denominarse Comarca de la Sidra. Con este ingreso la Mancomunidad experimentaba un gran cambio,
pues Villaviciosa es el concejo que mayor población reúne y de mayor extensión geográfica. Situada en la costa centro-oriental da salida al mar a la comarca, junto con Colunga.
Pero a pesar de tener unas características, población y superficie, un tanto diferentes a las
del resto de concejos de la comarca, las raíces
históricas, sociales y culturales de Villaviciosa
son las mismas que puede tener cualquiera de
los otros cinco concejos sidreros. Sobre su geografía hay que destacar dos zonas: una interior, formada por una serie de suaves valles, y
la zona costera, marcada por una gran llanura
conocida como rasa costera o mariñana, que
se extiende desde el límite con el concejo de
Gijón hasta las proximidades con Colunga.
Esta zona costera, marcada además por el
fuerte relieve de los acantilados, cobra cierta
singularidad con la presencia del estuario de

La ría. Mirador del Gobernador.

El Puntal, Villaviciosa.

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A R Q U I T E C T U R A T R A D I C I O N A L Y E N TO R N O C O N S T R U I D O

la Ría de Villaviciosa. Declarada espacio de
protección, e importante zona de refugio de
aves migratorias.
La historia villaviciosina arranca con la presencia de asentamientos castreños que se suceden en la ribera del accidente geográfico
que define a Villaviciosa: la Ría. Desde enclaves privilegiados, desde los castros se controlaba todo lo que pasaba o pudiera pasar en los
alrededores. Previamente a la concesión de la
Carta Puebla por el Rey Alfonso X “el Sabio” el
año de 1270, el que entonces se denominaba
territorio de Maliayo, contaba ya con asentamientos humanos formando por entonces
pequeñas parroquias rurales. Tras el otorgamiento de la Carta Puebla es cuando se empieza a formar el actual núcleo de la capital municipal. El primitivo asentamiento de Buetes,
en la actual salida hacia Gijón, junto a la ría de
Villaviciosa, da paso a la construcción de una
pequeña Pola cercada por una muralla que se
conservaría, hasta que comenzara a ser demolida o a construir sobre ella a principios del
siglo XIX. Con el paso del tiempo la pequeña
Pola medieval, formada por dos únicas
calles, comenzaría a expandirse. Una expansión que en los últimos años ha tomado un
nuevo giro, a raíz de la llegada de la Autovía
del Cantábrico.
Sobre la Villaviciosa actual podemos hablar
de diversos ámbitos económicos. Villaviciosa
pasa por ser uno de los más importantes concejos ganaderos y centro de gran importancia
en lo que se refiere a la producción de manzana y sidra. En la capital municipal, Villaviciosa,
se desarrollan otras actividades económicas
que abarcan los distintos sectores, algunos de
los cuales, como la construcción, han tomado
últimamente especial crecimiento. La industria láctea, representada en Villaviciosa capital
y en Quintueles, ha experimentado notables
recortes, y el de la producción de la sidra está
marcado por la temporalidad. De todas formas
el sector primario en Villaviciosa sigue siendo

Nuestra Señora de la Oliva.

el predominante, acercándose al 50%, mientras que otros sectores, como el de servicios,
sigue experimentando un notable crecimiento.
En lo referente al patrimonio histórico-artístico y cultural, Villaviciosa tiene la vitola de
ser el concejo que cuenta con el mayor patrimonio de arquitectura románica, como Santa
María de la Oliva. Una veintena de pequeñas
iglesias de este estilo se reparten por toda la
geografía local, además de ejemplares concretos del estilo Prerrománico como San Salvador de Priesca y San Salvador de Valdediós.
Este último declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.
Tanto en el casco urbano como en algunas
de las cuarenta parroquias, se pueden ver
ejemplos de la arquitectura civil de los siglos
XVI al XVIII en forma de casonas y palacios.
En lo referente a arquitectura popular destacar la casa Mariñana, casa típica de la zona
costera y los hórreos tallados de finales del
siglo XV y principios del XVI del denominado
Estilo Villaviciosa.
Sobre el ciclo de festividades que se suceden
en el concejo, cada una de las cuarenta parroquias tiene sus correspondientes festividades,
algunas de las cuales con cierto renombre gracias a la incorporación de determinadas citas
gastronómicas. La capital municipal celebra
en septiembre sus fiestas en honor a la Virgen
del Portal que, en los años impares, coinciden
con la celebración del Festival de la Manzana.

386
C O M A R C A D E LA S I D R A ( A ST U R I A S )

San Salvador de Valdediós.

Valle de Peón.

Aparte se celebran otros acontecimientos,
también dentro del mundo gastronómico,
como las Jornadas de la Faba o las Jornadas de
la Ría y el Mar.

en la confluencia de los concejos de Gijón, Sariego, Siero y Villaviciosa; el Picu Fariu, Pelapotros o Cualmayor. Otro paisaje típico de la
comarca es el de la rasa costera o rasa mariñana. Una llanura que se extiende por toda la
franja litoral de Villaviciosa y Colunga, y que
termina junto al mar con la formación de
grandes acantilados, que nos muestran formaciones rocosas de gran interés, así como restos
y formaciones fosilizadas de la época Jurásica.
En la zona costera hay que destacar también el
estuario de la Ría de Villaviciosa. Importante
refugio de aves, y que está catalogado como
Reserva Natural Parcial. Dentro del paisaje natural de la Comarca de la Sidra, hay que hacer
mención de una red de ríos y arroyos, caracterizados por cauces estrechos, pero caudalosos
en época de crecidas. Gran parte de estos cauces discurren por profundas vaguadas pobladas
por grandes manchas forestales de especies autóctonas, que compiten con el constante aumento de una especie foránea, objeto de innumerables debates: el eucalipto. Los concejos
costeros de la comarca son los principales cultivadores de esta especie que resulta muy rentable; en otros municipios como Cabranes y
Bimenes domina el bosque autóctono de castaños, robles y otras especies de la tierra.
Como el resto de Asturias, el territorio que
comprende la Comarca de la Sidra está marcado por una división que se puede denominar
“territorial-eclesiástica”. Y marcado, a su vez,

Los territorios, el entorno construido,
la parroquia, el ejemplo de Torazo
Todo asentamiento humano se produce
cuando en un lugar se advierte la presencia de
algún recurso económico, es decir, se dan
unas ciertas condiciones de aprovechamiento
que coinciden con las necesidades y capacidades del grupo social que está dispuesto a ocupar dicho territorio. El relieve y el clima condicionan las características de las edificaciones sobre la base de la localización espacial, de
todos los condicionantes que influyen en la arquitectura, éstos son posiblemente los más estables a lo largo del tiempo.
La geografía de la Comarca de la Sidra está
marcada por una sucesión de valles interiores
y elevaciones con una altitud media de 300400 metros, cotas en las que se pueden localizar asentamientos que podrían denominarse
de media montaña. La excepción la podemos
encontrar en elevaciones como las del Picu
Pienzu (1.195 m) en la Sierra del Sueve (Colunga); Trigueiro (1.291 m) en Nava, Peña
Mayor (1.144 m) en Bimenes y otras elevaciones que superan los seiscientos metros de altitud como la Peña de los Cuatro Jueces, situada

387
A R Q U I T E C T U R A T R A D I C I O N A L Y E N TO R N O C O N S T R U I D O

por un hábitat disperso que encuentra salvedades en los núcleos de mayor importancia como
son las capitales municipales. A medida que
nos alejemos de ellas, podemos encontrarnos
algunos núcleos más o menos concentrados,
bien a lo largo de una vía de comunicación (carretera comarcal) o en torno a la figura del edificio principal que es la iglesia parroquial. No
obstante, la gran mayoría de la población rural
se agrupa en caseríos dispersos, y en lo que se
denomina quintana (asentamiento constituido
por dos o tres viviendas familiares, cuadras y
hórreos que dan servicio a las viviendas), muchos de ellos deshabitados en la actualidad.
La primera figura que aparece en la división
territorial es la del municipio, popularmente
conocida como Concejo. Hacia la Edad Media
comienza una serie de regulaciones en los antiguos señoríos, bien de ámbito laico o eclesiástico. Gran parte de los concejos del Principado de Asturias tienen sus orígenes en privilegios Reales o concesiones a través de documentos Reales. Los casos como Colunga, Nava
o Villaviciosa, dentro de la Comarca de la
Sidra, se remontan a concesiones de este tipo,
muchas de las cuales se otorgaron a finales del
siglo XIII bajo el reinado de Alfonso X “el
Sabio”. Otros casos, como sucede con el concejo de Bimenes, tienen sus orígenes en antiguos señoríos de órdenes monacales.
La siguiente figura que nos encontramos
en la división territorial es la de la Parroquia.
A diferencia del Concejo o Municipio, tiene
un carácter natural. Procede de la época prerromana, en la agrupación de varias familias
de ascendencia común y que estaban vinculadas a un territorio. Con el paso del tiempo y
ya consolidados estos asentamientos, las parroquias actúan como pequeños municipios
dentro del municipio. Los vecinos toman sus
decisiones en reuniones vecinales, que suelen
celebrarse a toque de campana en los cabildos
de las iglesias parroquiales. Se toman decisiones que afectan al pueblo y se acuerdan accio-

nes como trabajos en común para el mantenimiento de las comunicaciones, las llamadas y
recordadas “sextaferias”. Hoy en día las actuales parroquias reciben una mayor tutela del
municipio o Ayuntamiento, que es el encargado de nombrar un Delegado Territorial o Alcalde de Barrio. No obstante, en la mayor
parte de los casos, las parroquias cuentan con
asociaciones vecinales que se encargan de la
organización de los festejos del pueblo, de
mantener costumbres como la de la “sextaferia” y de que el pueblo no tenga problemas
con el abastecimiento de agua. Sobre este último aspecto, muchas parroquias han constituido Comunidades Vecinales de Aguas.
En líneas generales el hábitat de las parroquias aun siendo disperso difiere en grado de
unas parroquias a otras. Por un lado nos encontramos parroquias con un hábitat totalmente disperso a base de una serie de pequeños núcleos y de caserías. Un ejemplo lo podemos ver en la parroquia de Sietes (Villaviciosa).
En otros casos la parroquia puede estar formada por una serie de núcleos y caserías, también
dispersos, pero con un núcleo principal, donde
se encuentra la iglesia parroquial en un lugar
destacado, y además, ese mismo núcleo, contar
con varias zonas o barrios, es el caso de la parroquia de Torazo (Cabranes). Este último
ejemplo lo podemos aplicar también en la parroquia de Lastres (Colunga). El núcleo principal, la villa de Lastres, cuenta con varias zonas
o barrios, algunos de ellos con nombres referentes a la actividad pesquera (La Nansa, Los
Balleneros…). El otro núcleo, independiente y
que forma parte de la parroquia, es el de Luces.
Situado en plena rasa costera y aunque se encuentra a pocos kilómetros de Lastres, de carácter netamente agrícola y ganadero.
Cada parroquia tiene sus propias señas de
identidad, señas que se ponen de manifiesto en
determinadas épocas del año, como por ejemplo con motivo de la fiesta patronal. Según la
cultura o las tradiciones de una u otra parro-

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C O M A R C A D E LA S I D R A ( A ST U R I A S )

quia, uno de los actos enmarcados dentro de
las fiestas y que no han cambiado con el paso
del tiempo son las procesiones. Siempre tienen
como escenario las calles o caminos del pueblo
y con un itinerario establecido desde hace
mucho tiempo, en algunos casos la procesión
llega hasta un lugar determinado, por lo general una cruz o un pequeño altar de piedra, y retorna a la iglesia por el mismo sitio. En otros
casos, y siempre partiendo de la iglesia parroquial, el desfile termina en una capilla. En el
caso de las zonas costeras, ya sea Tazones o
Lastres, las celebraciones de la Virgen del Carmen o de San Roque tienen su momento álgido con la celebración de la salida a la mar.
Otras cosas que no han cambiado, relativamente, son ciertas actividades o acciones que,
por un motivo u otro, realizan los vecinos de
las parroquias. Lo que se considera como otra
tradición, un día a la semana, por lo general los
martes o los miércoles, es el día del mercado
que se suele celebrar en la capital del munici-

pio. Es el día en el que las personas que viven
en los pueblos ponen a la venta, en los lugares
donde tradicionalmente se celebran los mercados, los productos de la huerta. En muchos lugares, por no decir todos, la venta de ganado el
día de mercado ha desaparecido por completo,
y solamente se pueden ver acontecimientos de
este tipo en ferias ganaderas o en los mercados
de ganados que existen en poblaciones como
Pola de Siero. El día de mercado es también el
día que la gente del campo aprovecha para realizar las gestiones burocráticas que surgieran,
en el Ayuntamiento o, en el caso de los que todavía se dedican a la actividad ganadera, en las
Oficinas Comarcales de Agricultura y Ganadería del Principado de Asturias. Por último, el
día de mercado es también el día, entre otras
cosas, para ir a la consulta del médico en los
Centros de Salud.
Pasamos a estudiar con más detalle la parroquia de Torazo, perteneciente al Concejo de
Cabranes.

Estructura de la Parroquia de Torazo.

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A R Q U I T E C T U R A T R A D I C I O N A L Y E N TO R N O C O N S T R U I D O

Parroquia de Torazo. Espacios de producción.

La Parroquia de Torazo está constituida por
un terreno montañoso de no muy elevada
altura, los asentamientos se sitúan en un conjunto de lomas de remate redondeado, siempre adaptándose a las curvas de nivel más elevadas y escogiendo siempre las llanas. Los
barrios cuentan por tanto con excelentes vistas, probablemente la no ausencia de horizonte, junto con la pobreza, fue la plataforma de
despegue hacia tierras lejanas en una parroquia donde la emigración fue tan intensa.
Los distintos barrios que constituyen la parroquia se conectan por carreteras que discurren por las crestas y en torno a ellos se distribuyen las tierras de labor. Los valles se van cerrando y poblando de vegetación autóctona
hasta llegar a los riachuelos que estructuran
este modelo de paisaje. Hoy estos riachuelos
son prácticamente inaccesibles y es donde antaño se situaban los molinos harineros que formaban parte del equipamiento comunitario.
El orden tradicional rural se basa en el
aprovechamiento de las tierras de labor, orga-

Castiellu, Cabranes.

nizadas en erías cerca de los pueblos. La agricultura es la base de la mayor parte de los
asentamientos en el territorio. Los procesos
de colonización y la aparición de nuevas tipologías edificatorias coinciden con las mejoras
producidas por los avances técnicos en la explotación agrícola, principal fuente de riqueza
hasta el siglo XIX, como aparición de arados
de hierro o la introducción de nuevos productos venidos de América, o capitales procedentes de la emigración.

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C O M A R C A D E LA S I D R A ( A ST U R I A S )

Organización de la comunidad.
Lugar público abierto: El núcleo rural
(barrio), el ejemplo de Torazo

El maíz provocó una expansión demográfica
y económica que generó los elementos más característicos del paisaje asturiano, en esta
época arrancan las modificaciones arquitectónicas más características de la arquitectura popular actual. Las arquitecturas que han llegado
hasta nosotros han evolucionado y se han reformado sucesivamente a lo largo del último
milenio, siendo difícil encontrar ejemplos
puros pertenecientes a un momento y lugar
concretos. Hoy en día no hay aprovechamiento
de los prados, que están más bien abandonados.
En resumen, la estructura de la sociedad
tradicional se basa fundamentalmente en la
actividad agrícola ganadera, que junto con la
artesanal, pesquera y comercial, daba forma a
las distintas soluciones constructivas. Los
cambios en la sociedad y en la economía rural
han producido un cierto desajuste entre los
edificios y la actividad, las construcciones ya
no se adecuan a la función que las vio nacer y
sufren modificaciones poco respetuosas o se
abandonan directamente.

Hablábamos en el capítulo anterior de la figura de las parroquias, dentro de la división territorial de los Concejos y Comarca de la Sidra.
Hoy la figura de las parroquias se asocia al ámbito eclesiástico y así la iglesia parroquial,
tanto parroquias con núcleos concentrados
como diseminados, sigue siendo el edificio
principal. Los concejos, como ya hemos visto,
están divididos en parroquias, y éstas, a su vez,
también se hallan divididas. En la actualidad,
los distintos núcleos o caserías que conforman
la parroquia son denominados “barrios”. Todos
ellos tienen sus denominaciones o topónimos
que hacen referencia, en algunos casos, a localizaciones geográficas, cruces de caminos, bosques… y, en otros casos, las denominaciones
tienen tras de sí un profundo análisis léxico resultante de una primitiva denominación que se
puede remontar a otras épocas.

Organización de núcleo rural de Torazo.

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A R Q U I T E C T U R A T R A D I C I O N A L Y E N TO R N O C O N S T R U I D O

Torazo. Plano de usos.

El núcleo rural de Torazo posee una gran riqueza en cuanto a elementos estructurantes.
Se resumen en él las distintas formas de organizar el entorno construido, que se dan de un
modo aislado en las aldeas de la comarca. Por
esta peculiaridad se eligió para su análisis.
Los distintos elementos que organizan la
trama del núcleo de Torazo son:
– La iglesia, que aglutina casi de un modo semicircular las distintas edificaciones de su
entorno. En su mayoría son casas pertenecientes a clases pudientes cuyo estado de
conservación es bastante bueno. La iglesia
está ubicada en un pequeño promontorio,
en el “prau” (prado) hay un “texu” y algún
“banquín” (banco) para sentarse.
– La capilla está directamente relacionada
con la cultura vernácula de la comunidad,
situada en un antiguo robledal donde se realizaban la mayor parte de las actividades
comunitarias.
– El eje iglesia-capilla que coincide con la carretera principal que atraviesa el pueblo es

donde se llevan a cabo las procesiones, y la
principal vía de comunicación.
– La organización de los barrios más populares corresponde a un esquema centrípeto.
La morfología de las manzanas es alveolar, y
su parcelación, pareada. Surgen de este
modo unas construcciones de frente mínimo, separadas por muros medianeros de
mampostería. La exposición al exterior es
mínima, evitando así las inclemencias del
tiempo. Estas manzanas se organizan en
torno a un espacio central donde se disponen los hórreos o graneros, en las manzanas
se alterna el uso de cuadras y el de vivienda.
Finalmente, las viviendas de indianos que se
organizan a las afueras del pueblo, en torno a
la vía principal, siguiendo un esquema de villa
urbana. Resumiendo: el núcleo rural de Torazo
se estructura en torno a una serie de elementos singulares de carácter fundamentalmente
público, entre los elementos singulares públicos de carácter abierto podemos destacar:

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C O M A R C A D E LA S I D R A ( A ST U R I A S )

Tejo y capilla.

La plaza, Torazo. Cabranes.

El robledal secular, que constituye un verdadero espacio público, el primitivo espacio de
relación donde se llevaban a cabo las ferias de
ganado, la venta de ramos en la fiesta del
“bollu”, es donde en definitiva se celebran las
fiestas o se reúne la comunidad.
En Asturias un tejo o un roble son árboles
con antiguos valores sagrados, cuya longevidad corre paralela a la de la propia aldea, en el
caso del roble suele indicar el lugar donde se
reunía el concejo. Los robles eran, en virtud
del poder reconocido por la comunidad, verdaderos jueces de paz, guardianes de la justicia y la veracidad, en vez de jurar sobre la Biblia se hacía bajo el roble sagrado, se trata de
un espacio claramente simbólico.

francamente tristes por lo sufrido durante las
obras, lo cual pudimos constatar, pero al
menos no los talaron.
La plaza, en este ejemplo, constituye un auténtico lugar público, sin embargo en Asturias
generalmente las construcciones se disponían
libremente en el interior de la quintana. Los
caminos eran tan sólo los que la comunicaban
con el exterior de la aldea o espacios residuales
entre los distintos solares, las calles carecen de
trazado a priori, y el tejido de aspecto alveolar
sigue un trazado orgánico e irregular adaptado
a la topografía. Son por tanto estas aperturas o
plazas otra singularidad de Torazo.
La plaza está abierta al sur con estupendas
vistas y protegida al norte por las edificaciones, es un lugar de reunión donde se juntaban
cuando terminaban las duras jornadas de trabajo, también era donde se organizaban los
trabajos comunitarios.
Este espacio público de tipo lúdico se organiza en torno a la carretera principal donde se
alinean unos árboles “pláganos” y un pequeño
muro de contención de piedra, también tiene
algunos bancos que hoy están arreglados y los
disfrutan pacientemente las octogenarias del
pueblo.
Los lavaderos y fuentes eran otro de los lugares públicos abiertos, donde se reunían las
mujeres del pueblo a hacer sus tareas y a conversar. En Sariego, Villaviciosa, Nava y Colunga han sido rehabilitados recientemente.

“A la sombra de aquel roble
Di palabra a una morena.
El roble será testigo
Y ella será mi cadena”.
En torno a este espacio lúdico se ubicaban
las boleras y otros juegos tradicionales que
hoy han sido recuperados en parte. Hoy, el robledal más bien parece un parquecito urbano
surcado por bancos, caminos pavimentados y
juegos para los niños. También ha sido habilitada una zona para aparcamiento que da servicio a un hotel de nueva construcción. Contaba
una vecina, que se autodenominaba “la guardiana de los robles”, que dos de éstos estaban

393
A R Q U I T E C T U R A T R A D I C I O N A L Y E N TO R N O C O N S T R U I D O

cenas; maseras, para la elaboración del pan, y
ferraes, especie de cubos cónicos para el transporte de agua. En los pueblos, junto con el
carpintero, era muy frecuente la existencia de
un ferreru, que se encargaba de la elaboración
de toda clase de utensilios metálicos tanto
para las actividades agrícolas y ganaderas
como para usos domésticos. En determinadas
zonas geográficas se desarrollaban otras actividades como la alfarería, para la elaboración
de toda clase de utensilios de cerámica; o la
cantería, muy frecuente en la rasa costera,
donde se trabajaba la piedra tanto para construcciones como en la elaboración de abrevaderos, fregaderos, pegollos para hórreos, etc.
Nuevamente merecen una mención aparte las
actividades artesanales de las villas marineras.
Hasta la llegada de novedosos productos,
antes todo se hacía de manera artesanal.
Las redes, nansas, cuerdas, plomos… hasta
los mismos cebos para la pesca se hacían a
mano, de igual manera que los carpinteros se
encargaban de los arreglos en las embarcaciones o de la construcción de nuevos barcos y
botes. Siguiendo en las villas marineras, y más
concretamente en Lastres, hay que hacer
igualmente mención de la actividad conservera que se desarrolló en esta villa. Hasta un
total de ocho pequeñas conserveras llegaron a
funcionar hasta hace unos cuarenta años, además de otra actividad, totalmente ajena a este
sector, como fue la elaboración de cigarros en
otra empresa familiar.
Pero los pueblos y parroquias, además de
estar marcados por sus costumbres y tradiciones, lo están también por acontecimientos
singulares que tuvieron lugar en sus dominios. Leyendas, hechos que rompieron en
cierto modo la monotonía… En muchos pueblos las leyendas tienen un carácter netamente mitológico, en el que aparecen personajes
de la mitología asturiana: Trasgos, Xanes,
Cuélebres, Nuberos… Y la presencia de estos
singulares personajes puede ser aprovechada,

Madreñeru.

Hay otros lugares que aun siendo de carácter privado participaban de lo público, nos referimos al espacio debajo de un hórreo, la
puerta de un pequeño taller o los portales de
las viviendas, y era ahí donde se desarrollaba
una pequeña industria artesanal, con la que
muchos vecinos cubrían sus necesidades en lo
relativo a utensilios para el campo, la ganadería y la casa.
Muchas de estas actividades han desaparecido. Otras, afortunadamente, van camino de ser
recuperadas. La artesanía de la madera se centraba en la elaboración de madreñas, el calzado
típico asturiano empleado en las labores del
campo y que aislaba del frío y la humedad.
En otros casos el trabajo con madera tenía
su demanda en la construcción de hórreos y
paneras para el almacenaje de cereales y productos de la huerta; carros para el transporte
de forrajes y productos agrícolas; lagares para
la elaboración de sidra, y la construcción de
pequeños muebles para la casa: vasares o ala-

394
C O M A R C A D E LA S I D R A ( A ST U R I A S )

en algunos casos, para provocar acontecimientos, en parte cómicos, en parte paranormales, que todavía hoy son recordados. En
otros casos estos hechos históricos pueden
estar relacionados con situaciones climatológicas: una nevada, un temporal… Sobre este
último todavía se recuerda en Lastres (Colunga) una galerna, en 1944, que se cobró la vida
de trece lastrinos, una pequeña parte de lo que
sucedió aquel día en el resto del litoral asturiano. No obstante el hecho de que en zonas
rurales se hayan producido hechos históricos,
resulta poco frecuente y todo deriva a los avatares que sucedían en una y otra casa.

Organización de la comunidad urbana.
Lugar público cerrado
Hablamos en el anterior capítulo de la red
de espacios públicos donde se organiza la vida
en los pueblos, pública o comunitaria. Hay
que destacar también aquellos espacios públicos de carácter cerrado que también han marcado la vida en estos pueblos, como son: la
iglesia, la ermita, el casino o el bar-tienda.
La iglesia de Torazo es el centro religioso de
todo el territorio de la parroquia, que integra
varias aldeas y barrios. Fue fundada en 1685
según cuenta una inscripción en un dintel. La
planta de la iglesia es rectangular, de nave
única cubierta por bóveda de crucería, y el
crucero por bóveda estrellada, ambas bóvedas
conservan pinturas. La orientación es esteoeste. El pavimento es de losas sepulcrales de
los siglos XVI y XVII, el púlpito es de piedra.
En la fachada principal se halla la torre con un
reloj y una hornacina cerrada con un cristal
que alberga la imagen del santo patrono a caballo.
En el exterior, el alero se remata con canecillos románicos de varios estilos, quizá traídos
de otro edificio. La superficie ronda los 174 m2.
En el ejemplo que nos ocupa, la iglesia sí
condiciona la morfología del núcleo habitado,

Capilla de la Sienrra, Torazo.

hecho que no suele ocurrir siempre, pues normalmente están ubicadas en espacios exteriores al poblado, reconocidos por sus buenas
vistas. La iglesia puede considerarse uno de
los elementos cuya función social perdura y
por tanto se mantiene en buen estado de conservación, en muchas ocasiones gracias a las
aportaciones de los propios vecinos para su
restauración.
La capilla de la Sienrra, cuyo nombre procede del emplazamiento, es de planta cuadrada
con bóveda estrellada, y está dividida en dos
zonas por un muro de carga. El pavimento es
de losas de piedra, y su orientación, este-oeste.
El alero es de sillares de piedra y el pórtico de
planta cuadrada cuya cubierta apoya sobre pilares de piedra. Los muros son de mampostería
y están enfoscados, los contrafuertes se construyen a base de sillares. La superficie de la
nave ronda los 90 m2 y el pórtico unos 45 m2.
Las capillas eran normalmente de dimensiones
muy reducidas, este tipo de espacios se conce-

395
A R Q U I T E C T U R A T R A D I C I O N A L Y E N TO R N O C O N S T R U I D O

Morfológicamente apenas se distingue de
una vivienda particular, a no ser por los bancos que se disponían en la entrada, de hecho el
local se situaba dentro de la propia vivienda
compartiendo la cocina, en el interior presenta una llamativa imagen en la que se combinan los vasos de vino y las estanterías repletas
de las más variopintas mercancías, son muy
característicos los artesonados de madera empleados para resolver los expositores así como
las barras de madera, que los convierten en
auténticas joyas.
Hoy es un negocio poco viable y en proceso
de desaparición, las causas son la jubilación de
la persona que está al cargo, la clientela cada
vez más disminuida por la fuerte despoblación, y unos limitados beneficios que contrastan con la gran carga de trabajo que supone
regentar este tipo de negocios, los clientes son
también poco consumidores, a diferencia de
las personas jóvenes, y además muchos de
ellos son asiduos a no pagar al contado. En definitiva nos encontramos ante otra especie en
proceso de extinción.
Las escuelas o casinos. En la década de los
años 70 y 80 del pasado siglo, las concentraciones escolares trajeron consigo el cierre de
muchas escuelas rurales que hoy presentan
un lamentable estado de abandono. Muchos
de estos edificios fueron construidos gracias
al apoyo de los emigrantes, los llamados “indianos”, que quisieron dejar huella en su
lugar de origen. La preocupación por la educación infantil en las zonas rurales fue uno de
los principales objetivos de los llamados indianos. En la Comarca de la Sidra son innumerables los ejemplos de edificios escolares construidos con las ayudas de estas personas siguiendo, además, los modelos de la denominada “arquitectura indiana”. Su labor ha
hecho que algunos pueblos cuenten en la actualidad con edificios de mayor o menor singularidad, como los casinos, edificios construidos gracias a la constitución de asociacio-

Chigre o bar-tienda.

bían como refugios mínimos o auténticas
casas del patrón, sus dimensiones exigen la realización de ciertas actividades en el exterior.
Actualmente la capilla se mantiene en buen estado de conservación.
El chigre o bar-tienda se ubica en Torazo en
la parte trasera de la iglesia, mientras unos
van a la iglesia otros esperan en el chigre, costumbre muy arraigada en la región.
El chigre en solitario existe desde hace siglos en el campo asturiano, es el chigre-tienda
el que tiene su inicio hacia la segunda mitad
del XIX y aparece cuando las condiciones del
campesinado mejoran coincidiendo con la
aparición de nuevos cultivos, como el maíz y
la patata, que permitieron el aumento de la
productividad agraria; el hombre del campo
empieza a insertarse dentro de una economía
monetaria, abandonando la autosuficiencia,
estos locales le servían para vender sus propios productos y aprovisionarse de aquellos de
los que carecían, el sistema de pago estaba basado en la libreta de deudas.

396
C O M A R C A D E LA S I D R A ( A ST U R I A S )

nes o círculos de emigrantes de un mismo
lugar de origen. Los casos concretos de Sietes
y Torazo son un ejemplo. En ambos casos los
Casinos jugaban un papel en el pueblo como
lugar de ocio y reunión, además de otros usos,
como el caso de Sietes, que llegó a albergar la
casa del médico y una pequeña biblioteca.
La vida en los pueblos y parroquias de la Comarca de la Sidra estaba marcada por un ciclo
periódico de actividades agrícolas. Según la
época o la estación del año, las aldeas asistían
a unas labores marcadas por la colaboración
mutua entre los propios vecinos. Estas tareas
se organizaban en esta red de espacios públicos abiertos y cerrados de la que hablamos anteriormente. Todos se ayudaban, y cuando uno
terminaba su labor, se iba a ayudar al que no
había finalizado. Esta ayuda comunal se hacía
más patente en unas actividades determinadas, como aquellas en las que el trabajo en el
campo se complementaba con una segunda
actividad que requería unos usos comunes;
utilización de lagares, vecería en molinos,
utilización de determinada herramienta o
maquinaria, etc.
A finales del mes de junio y principios de
julio, se iniciaba una labor que con el paso del
tiempo ha sufrido notables cambios debido,
entre otros factores, a la mecanización de determinadas labores. Con la vista puesta en el
invierno, se iniciaba la recogida de la yerba o
hierba destinada al consumo y forraje del ganado. En la actualidad esta labor se realiza en
muy poco tiempo gracias a las máquinas de
empaque y emboladoras, pero antaño la recogida de la yerba duraba varias semanas y había
que estar muy pendiente de las condiciones
climatológicas. El primer paso era el del segado, lógicamente a guadaña. A la vez que los segadores iban avanzando, se iban formando
con la yerba segada surcos paralelos que, tras
el correspondiente secado, había que ir volteando. Tras unos días, y una vez secada la
yerba, se realizaba una primera recogida que

La faena de la sig

se mantenía en el mismo prado, formando pequeños montones o cuques, que seguidamente serían recogidos para formar otros montones de mayor tamaño, conocidos como balagares. La recogida final de la yerba tenía como
destino el almacén que se situaba en la parte
superior de la cuadra, conocido como tenada,
o bien en un espacio cercano a la casería
donde se plantaban unas varas, por lo general
de eucalipto, y en torno a las cuales se apilaba
la yerba hasta llegar al extremo superior. Eran
las facines, que bien podían hallarse en formas
individuales o agrupadas.
Paralelamente a los trabajos de la recogida
de la yerba, el verano era la época de recolección de los productos que se cosechaban en las
huertas y huertos de las caserías: patatas, cebollas, ajos… toda clase de verdura y frutas
para el consumo doméstico, aseguraban el
poder pasar el invierno sin grandes apuros.
Otra actividad de carácter colectivo tenía y
tiene lugar los años impares, es la recolección
de la manzana. A finales de septiembre y principios de octubre, las pomaradas son el escenario donde los vecinos se reúnen para la recogida de manzana, que luego se destinará,
según su variedad, para la elaboración de sidra
o para el consumo de mesa. La recogida de la
manzana se realiza en varias veces, desde las
que ya han caído, hasta las últimas que aún
permanecen en los manzanos. Posteriormente, a la hora de la elaboración de la sidra, la

397
A R Q U I T E C T U R A T R A D I C I O N A L Y E N TO R N O C O N S T R U I D O

unión entre los vecinos se ponía nuevamente
patente en todo el proceso de elaboración. Hay
que tener en cuenta que en muchas aldeas
existían lagares de uso privado, por lo general
vinculados a grandes caserías, y otros tenían
un uso mancomunado, es decir, que todos mayaban en el mismo lagar, donde disponían de
uno o varios toneles designados. En todo el
proceso, desde que la manzana llegaba al
lagar, hasta que era embotellada, la unión de
los vecinos era decisiva.

nación con otra actividad muy popular en las
aldeas y de suma importancia dentro de lo
que se ha denominado “cultura del pan”. Hay
que tener en cuenta que en gran parte de las
caserías asturianas la alimentación giraba en
torno a una materia prima muy valorada
como era la harina.
Esta “cultura del pan” abarcaba un proceso que se iniciaba en los campos, seguía con
la recolección y almacenaje, y la transformación del grano en harina en los pequeños
molinos harineros, lo que culminaba en las
manos de la mujer con la elaboración de productos como pan, tortas y, en ocasiones especiales, boroñas.
El uso de los molinos podía hacerse de dos
maneras: mancomunada o pagando en especie por el uso del mismo. Los molinos mancomunados o de vecería fueron los más habituales en muchos ríos de Asturias y de la Comarca de la Sidra. Precisamente en este territorio, según varios estudios realizados, el
Concejo de Bimenes contó con una docena
de estas construcciones, la mayor parte en el
río Pra, donde se han rehabilitado buena
parte de los mismos. Cabranes, por su parte,
se abastecía de harina en una veintena distribuida por todo el concejo. Y Villaviciosa llegó
a contar con un total de 166 molinos repartidos por ríos y riegas del concejo, en muchas
de las cuales todavía hoy se pueden ver interesantes concentraciones molineras. El uso
mancomunado de los molinos se regía por
una normativa en la que cada vecino tenía
derecho a un día de molienda al mes en uno
o varios molinos. Por lo que respecta a los
molinos de pago o también llamados de maquila, el molinero se cobraba en pago una
pequeña parte de la molienda, lo que se conocía popularmente como la maquila. Este
pago también se realizaba, en los molinos
mancomunados, a la persona que se encargaba de la conservación y reparación de la maquinaria.

Equivalencias de pesos y volumen en la sidra
Ochavo
Pipa de manzana
Pipa de sidra

80 Kg. de manzana
800 Kg. de manzana
450 a 480 litros de sidra
640 botellas de 3/4 de litro

Con el otoño a la vuelta de la esquina, los
trabajos seguían adelante. Era el momento
de recoger determinados cereales, como el
maíz y la remolacha, aunque el cultivo de
esta última casi ha desaparecido. Por lo que
respecta al maíz, cuyo cultivo comenzó a
proliferar en Asturias a partir del siglo XVII,
ha tenido y tiene numerosas utilidades, tanto
para el consumo humano como para los animales. En la recolección de este cereal también jugaba un papel destacado la unión vecinal, en especial cuando tenían lugar las esfoyazas, motivo de auténtica fiesta en la que
todos participaban en la elaboración de las
riestras de mazorcas, que luego serían colgadas de los hórreos y paneras, así como de los
corredores en las propias casas.
La planta del maíz, en la actualidad triturada y ensilada, es usada como forraje para el
ganado, pero en los campos de cultivo suele
ser aprovechada, por su gran crecimiento,
como guía para el cultivo de la alubia típica
asturiana: la faba.
El cultivo de determinados cereales, como
el maíz, el trigo o la escanda, tenía su culmi-

398
C O M A R C A D E LA S I D R A ( A ST U R I A S )

ciones. Algunas de estas cofradías en la actualidad son puro recuerdo; en otros casos continúan siendo las encargadas de cumplir con las
tradiciones que tienen como escenario la iglesia parroquial. En algunas poblaciones, como
el caso de Lastres, la Cofradía de las Ánimas
del Purgatorio recibía donaciones económicas
e incluso casas que en la actualidad siguen
siendo propiedad de las Ánimas, aunque la
gestión corra a cargo del Arzobispado de Oviedo. Otras agrupaciones o cofradías, muy populares concretamente en las poblaciones marineras, eran las Cofradías de Pescadores. Entre
sus objetivos estaban los de apoyo y socorro a
los marineros con ayudas económicas, por
medio de pagas anuales como la del “Peluco”,
una ayuda que se remonta al siglo XVIII y que
tuvo gran arraigo en Lastres hasta la década
de los años sesenta del pasado siglo. Las Cofradías de Pescadores se encargan además de regular, en cierta medida, la actividad pesquera
del pueblo, del uso y mantenimiento del material empleado en las labores de pesca.
En líneas generales la vida en los pueblos, ya
sean de la Comarca de la Sidra como del resto
de Asturias, ha sufrido un importante cambio.
A la hora de preguntar por ocupaciones y recursos económicos, la gente echa la vista atrás
para recordar cómo era la vida antes, pero
pronto vuelven a la realidad. Una realidad marcada por el envejecimiento de la población, el
despoblamiento, en definitiva un decrecimiento general respecto a la vida de hace sesenta o
setenta años. La actividad agrícola se reduce,
en muchos casos, a pequeños cultivos para uso
doméstico, mientras que la ganadería se ha
concentrado en grandes explotaciones ganaderas, en especial a raíz de la entrada en la Comunidad Económica Europea, llegando a
desaparecer las pequeñas explotaciones. En la
zona costera sucede más o menos lo mismo: la
flota pesquera de Lastres (Colunga), la más
importante de la Comarca, se ha visto reducida en los últimos tiempos, lo que se comple-

Equivalencias de pesos en la molienda
1 Galipu
1 Copin
1 Zalemin
1 Nega

2 Galipos
4 Galipos
16 Galipos

4 Kg.
8 Kg.
16 Kg.
32 Kg.

La unión de los vecinos, salvo alguna que
otra diferencia que pudiera haber, también se
ponía de manifiesto en otras determinadas
ocasiones de las que ya hemos hablado de manera parcial. Las fiestas de los pueblos, ya
fuera la patronal o por una ocasión especial,
eran algunos de los momentos en los que la
celebración de determinados actos como los
bailes, todavía hoy muy recordados, originasen y consolidasen dicha unidad. Los bailes,
acompañados bien por la pareja de gaiteros, o
por alguna pequeña banda de música, muy
abundantes en la década de los años treinta y
cuarenta del pasado siglo, solían tener su
lugar concreto de celebración, ya fuera en las
inmediaciones de algún chigre o bar, en las inmediaciones de la iglesia o, en caso concreto
como los de Sietes y Torazo, en el pequeño Casino que se había levantado gracias a las aportaciones de los emigrantes. Los bailes solían
celebrarse con motivo de las fiestas del pueblo,
pero también en otras ocasiones, como una
boda o como actividad dentro del programa de
homenaje a la marcha del maestro de la escuela o del cura de la parroquia.
El espíritu de unión entre los vecinos de la
parroquia, se ponía también de manifiesto en
el ámbito puramente religioso. Muchas iglesias y parroquias contaron y cuentan con asociaciones de carácter religioso: las cofradías.
Es de destacar la gran devoción en muchos
pueblos a las Ánimas del Purgatorio, el Perpetuo Socorro o, sobre todo en los pueblos costeros, a la Virgen del Carmen. Estas devociones movieron a la creación de cofradías que
tenían la labor de organizar actos de culto y
celebraciones vinculadas con las citadas devo-

399
A R Q U I T E C T U R A T R A D I C I O N A L Y E N TO R N O C O N S T R U I D O

muchos pueblos y que sirve también para
mantener las buenas relaciones con quienes
viven de continuo en el pueblo, hace que se
conserven en buen estado las casas familiares,
no así el mantenimiento de otras posesiones
como pueden ser fincas, prados, pomaradas,
huertas… En este sentido mucha gente se reafirma en algo que repiten constantemente:
“Hoy ya no se trabaja como antes”.
Los pueblos de la Comarca de la Sidra,
como sucede en el resto del Principado, están
enmarcados dentro de una parcelación característica del norte de España: el minifundio.
Antes cada parcela tenía asignada una utilidad, solía estar separada por setos vegetales,
las sebes, o bien por mojones de piedra bajo
los que se disponían unos trozos de teja con
los que se delimitaban las propiedades. Eso sí,
siempre con testigos presenciales. A un lugar
determinado se llevaba el ganado a pastar; en
otro se segaba el forraje; las huertas eran las
zonas de cultivo de los productos para la casa
o, en caso de excedente, para la venta en el
mercado semanal… Sin embargo, el hecho de
que la actividad agrícola y ganadera haya decrecido ha provocado sustanciales cambios. La
parcela en la que antes pastaban las vacas, hoy
ha desaparecido invadida por la maleza o, tratando de obtener cierta rentabilidad, ha sido
convertida en campo de cultivo para el eucalipto. Ante esta situación, en algunos lugares
existe el temor de que, con el paso del tiempo
y con las generaciones futuras, esta situación
se produzca también con las casas.
La posibilidad de ir a los pueblos de origen
resulta mucho más fácil respecto a hace sesenta o setenta años. En la actualidad los pueblos se hallan comunicados por una red de
caminos o carreteras vecinales que van entroncando con otras vías de comunicación de
mayor envergadura. El asfaltado de lo que
antes eran caleyes o caminos de carro, unido
al cambio en los modos de vida, facilitan esos
traslados temporales. En el caso de los pueblos

Taller de redes.

menta con un cambio en los modos de vida de
las gentes del mar. Por lo demás, si tenemos en
cuenta el decrecimiento de la actividad agrícola y ganadera respecto a ese periodo de hace
sesenta o setenta años, las actividades actuales
en los pueblos están encaminadas al sector
servicios, con la apertura de establecimientos
de turismo rural o la recuperación de antiguos
oficios artesanales. En algunos casos concretos, como sucede en la parroquia de Torazo
(Cabranes), se abren pequeñas cooperativas
textiles.
La vida actual en los pueblos está marcada
por un aumento temporal de la población.
¿Cómo es esto? Pues es un claro ejemplo de
otro de los problemas con los que se ha tenido
que enfrentar el medio rural: la emigración.
Los fines de semana, la época estival o la celebración de las fiestas patronales en el pueblo,
son algunas de las fechas señaladas en las que
muchas personas retornan a sus lugares de
origen y el pueblo parece recobrar algo de
vida. No obstante el retorno semanal, típico de

400
C O M A R C A D E LA S I D R A ( A ST U R I A S )

de la Comarca de la Sidra, comunican pueblos
y caserías con carreteras del ámbito autonómico y nacional, a lo que hay que añadir el
paso de la Autovía del Cantábrico por los concejos de Sariego, Villaviciosa y Colunga.
En definitiva muchas cosas han cambiado
en los pueblos, y otras hoy son puro recuerdo,
como se recuerdan las rivalidades que había
con los habitantes de otros pueblos que, en la
mayoría de los casos, tenían un cariz cómico.
Más que rivalidad podemos encontrarnos diferencias que afectan a ámbitos diversos, como
el carácter social o ideológico, entre otros.
Estas diferencias las podemos encontrar entre
dos entidades de población que, por lo general, suelen ser la capital del municipio, por un
lado, y una entidad que podría ser calificada
como secundaria o en la que tuvo lugar cierto
desarrollo económico al igual que en la propia
capital. Casos concretos en la Comarca de la
Sidra los tenemos en los concejos de Bimenes
entre Martimporra (capital) y San Julián; Villaviciosa y Tazones, en el concejo de Villaviciosa, o el más significativo y arraigado: Colunga y la villa marinera de Lastres. En este
último caso las diferencias entre las dos villas
se han llevado a diversos campos a lo largo de
la historia. Sociedad, cultura, ideología política… todas estas situaciones hacen que entre
Colunga y Lastres exista cierta desconfianza o
recelo.

tos, salvo los cortejos lógicamente, que motivaban la reunión de vecinos, familiares y conocidos en general, que se trasladaban desde
distintos puntos del concejo y de la comarca.
Todos estos acontecimientos tenían también
sus costumbres y tradiciones que con el cambio en las formas de vida del mundo rural, han
acabado también por desaparecer. Los amuletos de azabache en los recién nacidos; las formas en las que se formalizaban las relaciones
de pareja o las costumbres antes y después de
un entierro, han pasado a formar parte de la
cultura tradicional asturiana.
Los cortejos
En la cultura tradicional asturiana no hay
descritas unas costumbres fijas a la hora de
iniciar una relación de pareja. Lo que se conocía como echar la persona, solía hacerse con
motivo de determinados acontecimientos: un
baile, una reunión vecinal con motivo de determinadas actividades comunales como las
esfoyazas (elaboración de las riestras de maíz)
o los filandones (actividad en la que se trabajaba la lana). Pero además de estos acontecimientos cualquier momento o lugar era el
apropiado para tratar de iniciar una relación.
A la salida de la iglesia, camino de la fuente…
Respecto a la formalización de las relaciones,
cobra especial significado el que el pretendiente entrara o no en la casa de la novia. En
algunos casos sí se llegaba a pedir formalmente la mano de la novia por medio de un intermediario, por lo general un familiar del pretendiente.

El ciclo vital del campesinado
El día a día en el mundo rural estaba marcado, además de por las labores en el campo y la
casa, por una serie de acontecimientos que
constituyen lo que se ha llamado ciclo vital.
Nacimientos, defunciones, cortejos y bodas,
venían también a romper en cierto modo la
vida cotidiana de los campesinos. Todos estos
acontecimientos tenían como escenarios, lugares como la propia casa y el edificio principal del pueblo, la iglesia. Eran acontecimien-

La boda
Como ya hemos comentado, las figuras de la
casa y la iglesia parroquial toman especial protagonismo en gran parte de los acontecimientos que marcan el ciclo vital en los pueblos. La
salida de la novia de la casa a la iglesia era el
primer acontecimiento que marcaba los festejos, así como la salida de la iglesia de la pareja

401
A R Q U I T E C T U R A T R A D I C I O N A L Y E N TO R N O C O N S T R U I D O

recién casada hacia el lugar donde se iba a celebrar el banquete, por lo general la casa del
novio o de la novia o, en casos concretos antes
mencionados, en determinados edificios que
pudiera haber en el pueblo, como los casinos o
algún bar que en día tan señalado registraba
una actividad frenética. Sobre los asistentes al
acto, por lo general solían ser los familiares
tanto del novio como de la novia. Y es que
antes las familias eran muy numerosas. En
cuanto a los banquetes, si hablamos de gastronomía, nada tiene que ver con las bodas actuales, siendo la estrella del ágape la gallina. Hay
que tener en cuenta también las dificultades
que había a la hora de preparar una comida a la
que podían acudir, como mucho, medio centenar de personas, en especial en la dura época
de la posguerra, cuando había que recurrir al
estraperlo para obtener las necesarias materias
primas a unos precios desorbitados.

enfermo o a punto de morir. Dicha campanilla
era la señal utilizada para indicar que en ese
momento el cura del pueblo llevaba el viático
a una determinada casa. Una señal que también servía para que las personas que se encontraban por el camino inmediatamente se
arrodillaran a su paso.
Nuevamente, los escenarios cuando alguien
moría eran los de la casa del difunto y la iglesia. En el primer lugar, y más concretamente
la habitación del difunto, era donde se realizaba el velatorio, con el rezo del rosario. Mientras tanto en otro lugar de la casa, en este caso
la cocina, se despachaba café acompañado con
anís o coñac; algo que se agradecía especialmente si todo esto ocurría una fría noche de
invierno.
Por lo que respecta a la celebración religiosa, en muchas iglesias existían diversas formas
o categorías de celebrar un funeral. Eran los
oficios de Primera, Segunda o Tercera clase,
que se diferenciaban, por ejemplo, en los cirios utilizados para alumbrar el féretro, o en el
número de misas que se decían por el alma del
difunto.

Los nacimientos
Al igual que otros acontecimientos, los partos tenían lugar en la propia casa. Por aquel
entonces jugaba un papel muy importante la
labor de las comadronas, algunas de las cuales
se tenían que desplazar varios kilómetros allá
donde se requiriera su presencia. En determinadas zonas la propia comadrona era la que
portaba en brazos al recién nacido el día que
recibía las aguas bautismales.
Según las costumbres asturianas, la superstición se ponía de manifiesto con los recién
nacidos, a los cuales se les ponían medallas de
alguna devoción o amuletos de azabache.

Las fiestas
Además de los acontecimientos que hemos
citado y que marcan el ciclo vital en las casas
rurales, habría que incluir también otro acontecimiento que se puede enmarcar igualmente
en dicho ciclo: las fiestas. Por lo general las parroquias rurales, en una fecha señalada del año,
celebran sus fiestas en honor al patrono o patrona bajo cuya advocación se levanta la iglesia
parroquial. También existen celebraciones en
honor a advocaciones que, sin tener la titularidad parroquial, tienen gran arraigo en la parroquia. Es lo que sucede en muchas iglesias parroquiales o bien en un determinado barrio o
núcleo donde se levanta una pequeña capilla.
La celebración de las fiestas tradicionales
sigue un programa muy definido. A diferencia
de hoy en día, en el que las celebraciones se

Los entierros
Al igual que las bodas, la defunción de una
persona era el otro de los acontecimientos que
reunía a vecinos y conocidos, algunos de los
cuales se desplazaban desde otros puntos del
concejo o de la comarca. El repique de una
campanilla por alguna calle o camino del pueblo era la primera señal de que alguien estaba

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C O M A R C A D E LA S I D R A ( A ST U R I A S )

alargan dos o tres días con diversas actividades, las fiestas de antes se celebraban el día
propio de la festividad. Una alborada con cohetes anunciaba el inicio del día señalado, cuyo
acto central era el oficio religioso en la iglesia
parroquial. Seguidamente se celebraba la procesión en la que desfilaba la imagen del patrono, el palio, en caso de coincidir con la celebración del Corpus, y los ramos. Estructuras
de madera, adornadas con ramas vegetales y
ofrendas, principalmente panes, que tras concluir la procesión serían subastados en lo que
se conoce como la puya’l ramu.
Tras los actos de la mañana las casas de la
parroquia eran los escenarios de la comida,
donde en día tan señalado se degustaba un
menú más especial respecto a un día corriente. La fabada y las carnes, bien de vacuno o de
ave; boroña preñada, hecha con harina de
maíz y rellena de panceta y chorizo; y postres
como el arroz con leche, constituían todo un
banquete que podía reunir a tantas personas
como si de una boda se tratara.
Ya por la tarde, en un escenario próximo a
la iglesia, en lo que se conoce como el prau la
fiesta, se celebraba la romería, en la que destacaba la pareja de gaiteros, las pequeñas bandas
de música y, cómo no, la barraca donde se dispensaba la oportuna sidra mientras se desarrollaba el animado baile al que acudían, además de los propios vecinos de la parroquia,
personas que se pegaban auténticas caminatas
desde otros puntos del concejo y de la comarca, en la mayor parte de las ocasiones cruzando montes.
Nacimientos, bodas, entierros, fiestas… ¿y
el resto de los días? ¿Cómo era un día normal
en la vida de una familia campesina? Pues sin
grandes sobresaltos. El hombre, trabajando en
el campo, con el ganado, manteniendo la actividad de la casería en la que la mujer también
tomaba parte en diversas actividades, aunque
su lugar de trabajo fuera principalmente en las
labores de la casa. Las actividades agrícolas

Subasta del Bollu en la capilla de la Sienrra.

eran el principal sustento de la casería y, a la
vez, una parte de las mismas, indispensables
para el mantenimiento de la pequeña ganadería, la cual, aparte del cuidado de las cabezas
de ganado vacuno, podía verse ampliada con la
cría de otras variedades, como porcino, lanar,
caprino y, en menor medida, caballar. El ordeño, la limpieza de la cuadra, la siega de forrajes, el arado de la tierra y la siembra así como
el mantenimiento en buen estado de las distintas zonas de la casería, eran las principales tareas del campesino mientras su mujer elaboraba el pan y demás sustentos, iba a la fuente a
por agua y al lavadero o al río a lavar la ropa.
Todo este conjunto de actividades tenía
como escenario la casería o quintana. Como
ya indicábamos anteriormente, ésta se podría
calificar como una unidad de producción que
está compuesta por varios elementos arquitectónicos necesarios para todas estas actividades. Bien estuvieran unidos a la propia casería,
o fueran compartidos, como ya hemos visto
igualmente con otras casas.

Arquitectura menor de la comunidad.
Mobiliario
El conjunto de pueblos y caserías que agrupa cada una de las parroquias de los concejos
incluidos en la Comarca de la Sidra han sido
objeto de diversas mejoras en los últimos años,
el asfaltado de las vías de comunicación, alum-

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A R Q U I T E C T U R A T R A D I C I O N A L Y E N TO R N O C O N S T R U I D O

brado público, recogida de basuras… En la
vida de hace unos sesenta o setenta años estos
servicios y equipamientos no existían.
En lo relacionado con equipamiento, es
decir, elementos que pudieran convivir con el
paisaje rural, las caserías y los pueblos, podemos encontrar, principalmente, elementos relacionados con la actividad religiosa de la parroquia. Un elemento que podemos encontrar
en muchas parroquias son los altares de piedra que se suelen utilizar con motivo de la
fiesta Sacramental o Corpus. Suelen aparecer
adosados al ábside de la iglesia o situados
exentos a unos metros de la misma.
Otro elemento que podemos incluir dentro
de este apartado es una construcción muy frecuente en Asturias, y en la Comarca de la
Sidra, en las zonas interiores de los concejos:
las capillas u oratorios de Ánimas. Estas construcciones, como su nombre indica, están levantadas para el culto a una devoción, antes
mencionada, muy popular en Asturias y Galicia, la Benditas Ánimas del Purgatorio, y por
lo general se sitúan en cruces de caminos y su
construcción suele estar auspiciada por algún
particular en pago de una promesa. Arquitectónicamente los oratorios de ánimas consisten
en una capilla de reducidas dimensiones, de
planta cuadrada o ligeramente rectangular,
con cubierta a dos o cuatro aguas. El interior,
cerrado con una reja metálica o de madera,
suele albergar una cruz de madera o alguna
otra imagen religiosa. En algunos casos el espacio interior cuenta con un pequeño cepillo
donde depositar las limosnas.

Capilla de Ánimas.

bras, la unidad familiar se puede calificar
como una unidad de producción. La casería
está formada por una serie de elementos arquitectónicos: la casa, como elemento principal, la cuadra, el lagar, y el hórreo.
Sobre la arquitectura tradicional en Asturias no existe un modelo estándar de vivienda.
En lo que sí suele haber coincidencia es a la
hora de llevar a cabo la construcción de una
casa. Por lo general solían ser albañiles de la
misma zona los que se encargaban de esta
labor, utilizando para ello materiales del entorno o de otras zonas próximas. Un criterio
de máxima importancia a la hora de construir
una casa es el de la orientación, de tal modo
que la casa ofrezca unas condiciones óptimas
según la época del año: calidez en invierno y
frescura en verano. Normalmente las casas
suelen estar orientadas al sur o el oeste, en especial las situadas en la rasa costera y zonas
que dan al mar.
Sobre los materiales empleados en la construcción de las casas tradicionales, hay que
destacar el uso de materiales como mampostería de caliza o arenisca, empleando pequeños
sillares únicamente para los vanos de ventanas
y puertas y en las esquinas. Para los tabiques
interiores se suele emplear tablilla engarzada
y, en función de la capacidad económica de la
casa, otros productos, como entrelazado de
varas con recubrimiento de adobe, e incluso
determinados materiales naturales con cuali-

Vivienda civil: La casa (casería)
Hasta ahora nos hemos referido en numerosas ocasiones a los núcleos rurales y las parroquias. La figura individual de casería se asocia
a la figura de la familia campesina en la que se
reparten las distintas labores y trabajos de la
casa, el campo y la ganadería. En otras pala-

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C O M A R C A D E LA S I D R A ( A ST U R I A S )

Portal de casa mariñana.

dades aislantes como las mazorcas de maíz.
Soluciones estas últimas que en algunos casos
se llegan a aplicar para los muros exteriores.
No podemos olvidarnos de las edificaciones
típicas de las villas marineras. Construcciones
que nos pueden mostrar diferencias arquitectónicas según el status social de sus habitantes. En el caso de las viviendas de clase humilde, como las de los pescadores, son construcciones que se caracterizan por su estrechez en
las fachadas, uso de paredes medianeras, a
modo de cortafuegos, y el cierre de corredores
superiores, con galerías acristaladas, lo que
hace que actúe como protección frente a los
rigores del mar. En otros casos, y ya pertenecientes a clases más acomodadas, hay que hablar de edificios de gran porte, con fachadas de
varias plantas que se rematan con galerías
acristaladas o corredores voladizos.
Respecto a lo puramente arquitectónico,
pasamos a estudiar cuatro tipos de casas de relevante presencia en toda la Comarca.

Casa mariñana del Museo Etnográfico “Pueblo de Asturias”.

dentro de la empresa doméstica está en estrecha relación con la estructura familiar y se
ajusta al sexo y a la edad y se desarrolla en el
contexto de la casa” (Adolfo García).
La casa y la organización de sus distintos
usos representan el modo de vida del campesinado y no se encuentra en Asturias mejor
ejemplo para ilustrar esta idea que la casa mariñana, por su antigüedad y sobriedad formal.
La casa mariñana es de planta rectangular y
cubierta a dos aguas, con faldones paralelos a
la fachada principal que se orienta al sur. La
distribución se organiza en torno a dos muros
maestros interiores, uno perpendicular y otro
paralelo a la fachada principal. Los espacios
generados se conectan a través del portal.
El portal: espacio abierto en el centro de la
fachada principal, a él se abren todos los espacios de la casa, es un lugar de gran importan-

La casa mariñana
“La lógica económica del campesinado tradicional se basa en la fuerza de trabajo familiar y en la satisfacción de las demandas de la
unidad económica doméstica. El objetivo fundamental de la economía campesina tradicional es la satisfacción del presupuesto anual de
consumo de la familia. La división del trabajo

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A R Q U I T E C T U R A T R A D I C I O N A L Y E N TO R N O C O N S T R U I D O

de piedra con una canalización de desagüe paralela al muro principal que atraviesa hasta el
exterior.
La cocina es un espacio hermético que se
ilumina por una ventana en la fachada lateral
o posterior. Representa la auténtica fábrica, la
pieza más importante de la casa, el lugar
donde se llevan a cabo las manufacturas que
son diversas y por tanto se compartimenta con
muebles y tabiques tabla creándose un espacio
multiuso. En la cocina podemos encontrar: el
cuarto caliente; la duerna o mesa donde se realizaba la matanza; el ferraderu, mueble en el
que se disponía la ferrada y el cazo para el
agua; el armario-alacena para guardar los
utensilios de cocina; la masera para amasar el
pan y también para guardarlo; el horno para
prepararlo; el arca para guardar la ropa y otro
para herramientas; el llar donde se cocina, al
lado el escaño que es un banco de madera con
mesa abatible.
Se observa a través de la formalización física la importancia del pan en la cultura tradicional asturiana, esta formalización se lleva a
cabo en un mueble, la masera, de dimensiones
considerables, y en el horno que se construía
en el interior de la cocina, y que en algunos
casos sobresale por el exterior de la casa.

Cuartos de afuera. Casa mariñana.

cia a nivel laboral y social pues en él se realizan algunos trabajos a cubierto y es el centro
de reuniones familiares y sociales, el solado es
de losas de piedra y en él se suelen disponer
bancos.
Los cuartos de afuera: son habitaciones que
se disponen a izquierda y derecha del portal, a
modo de cajones de madera. El suelo entarimado sobre rastrel se eleva un peldaño del
plano del portal. El muro que se abre al portal
es de tablazón y entre el techo (entramado de
madera) y la caída del faldón de cubierta se
forman dos pequeños desvanes abiertos, a los
que se accede mediante escalera de mano
desde el portal, en ellos se guardan los aperos
de labranza y utensilios de uso poco frecuente.
La cuadra es un espacio hermético que dispone su acceso al fondo del portal, un muro
maestro lo separa de la casa, en el muro norte
están los comederos. Sobre la cuadra está la tenada donde se abren huecos para alimentar a
los animales, tiene una entrada de hierba que
también da al portal. El pavimento es de losas

La casa corredor
La casa corredor se organiza en torno a dos
muros maestros interiores de 60 cm de piedra,
paralelos a la fachada principal. Estos muros
dividen el espacio de planta baja en cuadra, cocina y portal con cuarto de afuera, esta zona es
la más antigua que se conserva, todavía hoy se
puede ver el horno en la cocina y el llar en el
ejemplo de la fotografía.
El “cuartu” (habitación) de afuera con tabique de tablazón se abre al portal. La cocina y,
al fondo de ella, una escalera que conduce a la
planta de arriba. Sobre el llar y frente a la escalera hay un hueco para la salida de humos,

406
C O M A R C A D E LA S I D R A ( A ST U R I A S )

Casa corredor.

se aprovecha este hueco para colocar el
“sardu” (secadero de varas entretejidas que se
usaba para secar las castañas). En las casas
más antiguas el humo salía por todo el tejado.
Al arribar a la planta alta nos encontramos
con la sala, que es la zona de más prestigio de
la casa. Su función era reuniones familiares y
acontecimientos sociales, estaba vedado al uso
de los rapaces (hijos pequeños), que casi no
podían mirar el reloj, el aparador, la mesa y las
sillas que allí se disponían. A la sala se abrían
dos cuartos mínimos que se usaban de dormitorio, y también el corredor.
El corredor: espacio de fuera atrapado dentro. El corredor funciona de filtro que protege
los espacios interiores de la intemperie, está
orientado al sur y se utiliza de secadero de
productos agrícolas. Se construye de madera y
consta de basa, balaustrada y pies derechos
que soportan el alero. Este elemento, característico hoy del medio rural asturiano, no aparece hasta el siglo XVII, difundiéndose de un
modo más generalizado en el siglo XIX. Con el
paso del tiempo y el cambio de costumbres,
estas casas han sufrido diversas modificaciones. Las antiguas cocinas o llares han dado
paso a las cocinas de forja. El mobiliario como
los vasares, armarios para guardar los utensilios de cocina, arcones para guardar la ropa o
maseres para la elaborac
Arquitectura tradicional COMARC A D E L A LTO GUADIATO (CÓRDOBA , A N DA L U C Í A
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Arquitectura tradicional COMARC A D E L A LTO GUADIATO (CÓRDOBA , A N DA L U C Í A

  • 1. ARQUITECTURA TRADICIONAL Y ENTORNO CONSTRUIDO Financian Promueven Coordinación Coordinación técnica
  • 3. “Los pueblos son un producto de la tierra. Se construye siempre la unidad de habitación y sus dependencias con materiales del país y según modos tradicionales, y lo hacen generalmente los mismos campesinos (…). Pero el pueblo es también un producto de la estructura social: (…) Mediante una observación atenta se puede descubrir en la fisonomía del pueblo la estructura de la sociedad rural. El pueblo en que todas las casas tienen un parecido común, donde las condiciones económicas y sociales de todos los habitantes son semejantes (…) se distingue fácilmente del pueblo heterogéneo, donde se yuxtaponen las granjas de los dueños de la tierra y las casas de los jornaleros (…)”. Pierre George, 1950
  • 4. La comarca del Alto Guadiato hunde sus raíces vitales y geográficas en el humus cardinal de la historia; una historia forjada en el aroma de la leyenda, troquelada en la memoria heroica de los pueblos donde fluyen civilizaciones y culturas milenarias. Descripción de la comarca Íberos, romanos, cristianos y árabes fraguan el alma ígnea de la comarca del Alto Guadiato, convirtiéndola en símbolo permanente de diálogo, comunión y encuentro: toda una unidad plural. Nuestra comarca cumple a la perfección ese sentir comunal, que no gregario, de ser engarce de sus 23 poblaciones de ensueño, tocadas por una identidad genuina que las define y las diferencia a la vez; las aglutina y les imprime carácter, las hermana y las particulariza. Todo ello ha conformado paulatina y pródigamente la idiosincrasia de estos pueblos. En definitiva, se trata de una comarca que refleja claramente las señas de identidad de su gente, los modos y costumbres de una especial idiosincrasia y, al mismo tiempo, resalta la riqueza patrimonial. Como apuntaron algunos, nos revela la otredad de la diferencia y la unidad en la pluralidad, ejes cardinales de la riqueza cultural que desde tiempos inmemoriales distinguen con precisión y autenticidad la comarca del Alto Guadiato. Esta comarca está compuesta por veintitrés núcleos de población, encuadrados en seis términos municipales: Término municipal de Belmez: Belmez, Doña Rama, El Hoyo, Comarca del Valle del Alto Guadiato. y El Entredicho; Término Municipal de Los Blázquez: Los Blázquez; Término Municipal de Fuente Obejuna: Fuente Obejuna, El Alcornocal, Argallón, Cañada del Gamo, La Coronada, Cuenca, La Cardenchosa, Los Morenos, Navalcuervo, Ojuelos Altos, Ojuelos Bajos, Los Pánchez, Piconcillo, El Porvenir y Posadilla; Término Municipal de La Granjuela: La Granjuela; Término Municipal de Peñarroya-Pueblonuevo: Peñarroya-Pueblonuevo; y Término Municipal de Valsequillo: 41
  • 5. A R Q U I T E C T U R A T R A D I C I O N A L Y E N TO R N O C O N S T R U I D O Valsequillo. Cabe mencionar que se trata de una comarca enclavada en un cruce histórico de caminos muy importante, porque pasaba la calzada romana que iba de Córdoba a Mérida, cruzando por todas nuestras sierras. En definitiva, ha sido y es protagonista de una encrucijada de caminos y vías de comunicación que han facilitado el legado patrimonial con el que hoy cuenta la comarca. Por tanto, sus 23 poblaciones están dispersas en una superficie de 1.146 km2, y distribuidas de forma no homogénea por todo este territorio. cos. Pruebas de ello son: el poblado de Sierra Palacios, el túmulo de la Fuente del Corcho, el túmulo de Cabeza de Vaca, la sepultura del Cerro del Castillo, los materiales hallados en La Retuerta, el dolmen de las Casas de Don Pedro, los dólmenes de Doña Rama I, II, III y IV, enclavados en el término municipal de Belmez; el Cerro del Peñón y el Abrigo de la Virgen, en el término municipal de Peñarroya Pueblonuevo; el Cerro de los Castillejos, el Cerro de Las Piedras, la Calaveruela, los dólmenes de Los Delgados y los dólmenes de Los Gallegos, la Horma y la Serrezuela, en el término municipal de Fuente Obejuna (Vaquerizo, 1994). La existencia de unidades topográficas de grandes posibilidades defensivas, pudiéndose destacar también la influencia de la disponibilidad de recursos hídricos, la existencia de tierras aptas para los cultivos y la abundancia de recursos mineros y metalúrgicos nos fundamentan la existencia de asentamientos calcolíticos en la zona. De la Edad del Bronce contamos con dos estudios que nos hablan de un despoblamiento general en el Norte de Córdoba y, por ende, en el Valle del Alto Guadiato. Para el periodo del Bronce final se observa de nuevo la presencia de asentamientos humanos en el Valle del Alto Guadiato, entre los que cabe citar los de los parajes del Cerro de los Castillejos, Cerro del Castillo, Sierra Palacios, la Alhondiguilla etc. Estos asentamientos servían también de control de las principales vías de comunicación entre el Valle del Guadalquivir y el Valle del Alto Guadiato. Hay que mencionar en esta etapa el tesorillo hallado en Belmez en 1933, actualmente depositado en el Museo Arqueológico Nacional. Del periodo ibérico se encuentran algunos hallazgos arqueológicos en el Cerro del Castillo de Piconcillo, y el Tesoro de Plata hallado en El Alcornocal. De la época romana, tenemos una de las evidencias más importantes la excavación de la Situación La comarca del Valle del Alto Guadiato está situada al noroeste de la provincia de Córdoba limitando con la provincia de Badajoz, al oeste, a través de la comarca de La Serena, y con las comarcas cordobesas del Valle de los Pedroches y Sierra Morena, al este y sur, respectivamente. La superficie que abarca, de 1.146 Km2, corresponde al 8,32% de territorio provincial y cuenta, según padrón municipal de habitantes a fecha 1 de enero de 2006, con 22.393 habitantes, es decir, 2,84% del total de la provincia de Córdoba en 2006. El principal eje de comunicaciones es la N432 Badajoz-Granada, que enlaza la comarca con Córdoba capital, Badajoz y Portugal. Antecedentes históricos Sus orígenes se remontan al Paleolítico Inferior; restos de este periodo se han encontrado a orillas del arroyo de San Pedro en Fuente Obejuna y en las proximidades del río Zújar en Los Blázquez. El auge de población, en el Valle del Alto Guadiato, comienza con el Calcolítico, este hecho se manifiesta tanto por la existencia de poblados como por la de sepulcros megalíti- 42
  • 6. C O M A R C A D E L A LTO G U A D I A TO ( C Ó R D O B A , A N D A L U C Í A ) mina de “La Loba”, que estuvo en funcionamiento desde finales del siglo II a. de C. hasta mediados del siglo I a. de C. Situada al noroeste de la antigua Mellaria1, unos 500 m al noreste del cortijo de “La Loba” y junto a la boca de la mina se sitúa un antiguo poblado romano de esclavos que trabajaban en la misma. Por tanto, es de enorme interés para el conocimiento de la historia relacionada con la minería dentro de la comarca. Entre las ciudades que componían la provincia Bética en el Imperio Romano, se citan entre otras las de Mellaria. La provincia Bética estaba dividida a su vez en cuatro conventos: Gaditanus, Astigitanus, Hispalensis y Cordubensis. A este último convento pertenecía la ciudad de Mellaria, calificada como “municipium iuris-latini” por los emperadores flavios: Vespasiano, Tito y Domiciano (siglo I d. C.). Este nombramiento llevaba consigo una serie de privilegios, como la emisión de moneda y la mejora de sus condiciones en materia de infraestructuras: desarrollo de las vías de comunicación y sistema de abastecimiento de aguas. Es entonces cuando se construye el acueducto que todavía se conserva en alguno de sus tramos. También se han localizado en la aldea de El Hoyo (Belmez) pertenecientes a la desconocida época visigoda. Con la supremacía musulmana se potencian las comunicaciones de la zona noroeste de Córdoba, basándose fundamentalmente en las vías romanas que atravesaban la comarca. En la época de Abd al-Rahman III fue abierta una ruta muy importante para las relaciones socioeconómicas de la época que comunicaba las ciudades de Córdoba y Badajoz. El Camino de la Loma del Paredón, que circula en su mayor parte por la antigua vía romana Córduba-Emérita, registró un considerable tránsito de viajeros y mercancías entre las dos grandes ciudades de Córdoba y Mérida. Una vez conquistada la ciudad de Córdoba por Fernando III el Santo (año 1236), a mediados del mismo siglo se inicia la reconquista de la zona norte de Córdoba, estando en un principio Belmez bajo la jurisdicción de la Orden de Calatrava, y pasando a finales de siglo al Obispado de Córdoba. Posteriormente, y ya en el siglo XIV, surgen poblaciones nuevas como Fuente Obejuna, que rápidamente se convirtió en la más importante de la comarca. Peñarroya aparece por primera vez citada en textos escritos en el siglo XIII, y adscrita a Belmez, aunque pasado este siglo pasó a pertenecer a Fuente Obejuna. Tras la célebre revuelta contra el comendador de Calatrava en Fuente Obejuna, en 1476, los dos términos pasan a la jurisdicción de Córdoba. De esta época se tienen referencias de la importante presencia de la Cañada Real Soriana, que desde Extremadura atravesaba la comarca. La existencia de estas cañadas facilitó los intercambios comerciales y supuso una gran fuente de riqueza, a partir del siglo XIII y durante un par de centurias, para estas comarcas del norte de Córdoba y sur de Extremadura y La Mancha. Alcanzando la Edad Moderna, surgieron 5 aldeas segregadas de la villa de Fuente Obejuna: Los Blázquez, Esparragosa, La Granjuela, Los Prados y Valsequillo, con capital en éste. Como es notorio, tres de ellas constituyen hoy día municipios independientes de nuestra comarca. La historia contemporánea del Valle del Alto Guadiato está condicionada en gran medida por la explotación de sus recursos mineros. El origen de la minería en la comarca se remonta a la prehistoria, existiendo vestigios de esta actividad de hace 4.300 años. En el año 1778 se delata la primera mina de la comarca, a orillas del arroyo “La Hontanilla”, que quedaría abandonada tras dos años de explotación. En 1790 se reanuda la actividad bajo el patrocinio del Estado, pero no será hasta bien entrado el siglo XIX cuando la minería comience su verdadero auge en la cuenca del Alto Guadiato. A mediados de siglo XIX, en plena fiebre minera, se registran en la zona numerosas minas 43
  • 7. A R Q U I T E C T U R A T R A D I C I O N A L Y E N TO R N O C O N S T R U I D O particulares, propiedad de sociedades nacionales y extranjeras, de entre las que destacan la Constancia Madrileña y la Sociedad Carbonera Española de Belmez y Espiel y la fusión Carbonífera y Metalúrgica de Belmez y Espiel, que en pocos años absorberá a casi todas las existentes. En 1881 se crea en París la Sociedad Minero-Metalúrgica de Peñarroya (SMMP) para complementar a la belmezana, ubicándose las nuevas instalaciones junto a la estación de trenes de Peñarroya y dando lugar a lo que sería el importante cerco industrial, cuya actividad perdurará hasta finales de la década de 1960. En 1893 las dos empresas galas se fusionan conservando el nombre de Sociedad Minero-Metalúrgica de Peñarroya, e iniciando una serie de adquisiciones que la preparan para el monopolio de los carbones del sur de España. En definitiva el auge económico y demográfico permite que Peñarroya y Pueblonuevo alcancen su máximo esplendor en estos años y trae consigo importantes cambios, no sólo en el paisaje geográfico y arquitectónico, sino incluso en los modos de vida y las condiciones sociales y políticas de la comarca. Estas poblaciones alcanzan su máximo histórico en 1940, superando los 60.000 habitantes. No obstante, el declive económico y social comienza a ser un hecho irreversible con el desvío de los intereses de la SMMP hacia otras áreas geográficas. A partir de estos años, el sector entra en una profunda crisis que llega a nuestros días debido al profundo cambio experimentado en la estructura del sector energético, que traduce la creciente demanda de energía más limpia como el gas y la electricidad. A pesar del declive económico y demográfico, la actividad minera de la cuenca continúa a través de la empresa Promotora de Minas de Carbón S.A. (PMC) y dos compañías públicas creadas al efecto, en 1961: ENCASUR (Empresa Nacional Carbonífera del Sur), creada por decreto de la Presidencia de Gobierno de 9 de marzo, y ENECO (Empresa Nacional Eléctrica de Córdoba, ambas integradas en el grupo INI. Con la crisis iniciada después de la Guerra Civil se inicia el retroceso de las explotaciones de carbón, que culminó en los años 70 con el cierre del complejo industrial de PeñarroyaPueblonuevo. En la última década, la crisis del sector se agudiza en la comarca con el consiguiente aumento de la emigración de los habitantes hacia otras zonas. Medio físico La Comarca del Valle del Alto Guadiato ostenta una configuración orográfica desigual, puesto que en su perfil altimétrico al lado de algunas extensas llanuras aparecen alineaciones montañosas, si bien de altitud reducida e inferior a los 800 m. La estructura fisiográfica fundamental es el Valle del río Guadiato, que discurre encajado a lo largo de un sinclinal generado en la Era Paleozoica, Periodo Carbonífero, hace 345 millones de años, y cuya cuenca pertenece a la Cuenca del Guadalquivir. La parte más profunda de este Valle es la que cuenta con pendientes más suaves y, normalmente, con las tierras de mayor calidad agrícola. Hay otra zona de penillanura, al norte y noroeste de la comarca y en la frontera con la provincia de Badajoz, que vierte sus aguas, directamente o por medio de arroyos, al río Zújar, perteneciente a la Cuenca del Guadiana. Geológicamente, el Valle del Guadiato en su mayor parte pertenece a la formación que se denomina Ossa Morena. Entre las rocas afloran calizas, dolomías, granitos, pizarras y, con frecuencia, cajas de hulla y otros minerales carboníferos. En su parte más meridional existe otro tipo de formación geológica. Se trata de materiales sedimentarios, fundamentalmente terrígenos (arvensis y lutitas) con un grado de metamorfismo muy bajo (Módulo de Promoción y Desarrollo Sierra Morena de Córdoba, 1996). También en la zona se hallan 44
  • 8. C O M A R C A D E L A LTO G U A D I A TO ( C Ó R D O B A , A N D A L U C Í A ) yacimientos geológicos de interés científico con un gran valor paisajístico, como son la Cueva de la Osa en Peñarroya Pueblonuevo, o la estructura rodding sobre pizarras en las proximidades de la aldea de Argallón (Fuente Obejuna). Los suelos más representativos del Valle del Alto Guadiato son los denominados Suelos Rojos o Tierras Pardas Meridionales sobre pizarras, esquistos, cuarcitas, calizas, etc. En las zonas más llanas aparecen suelos profundos bien desarrollados de carácter arcilloso y buena capacidad de producción. Estos tipos de suelos están presentes en todos los términos municipales de la Comarca. Por el contrario, en zonas accidentadas, los suelos son ácidos, superficiales y pedregosos y poseen escaso potencial productivo. Asimismo, existen suelos de Vega formados en las zonas más llanas de Peñarroya-Pueblonuevo, Belmez, Fuente Obejuna y La Granjuela, que están constituidos por aporte de tierras pardas; se trata de suelos relativamente profundos, franco-arenosos, de PH neutro, no calizos y, en muchas áreas, pedregosos. En cuanto al clima, la gran variación en el relieve de la parte norte de la provincia de Córdoba constata la existencia de un microclima especial que engloba la casi totalidad de la comarca del Valle del Alto Guadiato, caracterizado por presentar temperaturas más benignas, menor periodo de heladas y una mayor pluviometría, lo que induce a un mayor bienestar climático y una mayor potencialidad agrícola. Puede definirse, en general, como clima Mediterráneo Subtropical. Desde el punto de vista humano, el bienestar climático (cuando la temperatura se mantiene entre 15 y 25 ºC) alcanza su mayor amplitud en los meses de marzo a mayo, pasando en este último al calor moderado en las horas centrales del día, que son ya en junio y julio de calor extremado. Septiembre y octubre presentan el suave periodo de otoño que da luego paso al periodo frío, que se inicia en noviembre y se extiende hasta final de febrero. En invierno se produce un fuerte enfriamiento y frecuentes heladas, con importantes inversiones térmicas en los valles donde se acumula aire frío, transcurriendo la estación de heladas desde diciembre a marzo, periodo en que la temperatura media da las mínimas absolutas por debajo de los 2 ºC. Los vientos más frecuentes son los de componente SW y W, que suavizan la temperatura en cualquier época del año; los de componente N y E son de mayor frecuencia a finales de la estación otoñal, siendo el de componente Norte seco y frío y el de componente Este más cálido; los de componente S son los menos frecuentes, caracterizados por ser secos. En cuanto a la calidad y potabilidad de las aguas, según los datos que suministra el Plan Hidrológico de la Cuenca del Guadalquivir, ésta es buena y apta para el abastecimiento domiciliario. Según ese mismo documento, en la Comarca no cabe esperar la presencia de recursos hídricos subterráneos de gran importancia. Medio biótico El paisaje vegetal representativo de la comarca está formado fundamentalmente por vegetación del tipo xeromediterránea, de bosques esclerófilos de encinas (Quercus rotundifolia), alcornoques (Quercus suber) y quejigos (Quercus faginea) acompañados de un matorral de coscojas (Quercus coccifera), enebros (Juniperus oxycedrus), aladiernos (Pistacia terebynthus), lentiscos (Pistacia lentiscus), madroños (Arbutus unedo), etc. La mayor parte de la comarca está ocupada por encinares y también es frecuente el adehesado (López et al., 1991). A estos valores ambientales hay que añadir la importancia de los valores paisajísticos al tratarse de una elevación sobre la penillanura de Los Pedroches, lo que les confiere posibilidades de aprovecha- 45
  • 9. A R Q U I T E C T U R A T R A D I C I O N A L Y E N TO R N O C O N S T R U I D O miento de cara al Turismo Rural y Cinegético. Ejemplos de estas zonas son: Sierra Trapera, Sierra del Cambrón, Sierra de los Perules y la Noria, Sierra del Ducado, Sierra de la Grana, Sierra de Gata, Cerro de las Víboras y el Cerro Quemado. Con referencia a la fauna, hay que destacar la riqueza de la fauna cinegética, principalmente ciervo (Cervus elaphus), jabalí (Sus scrofa), perdiz roja (Alectoris rufa), y conejo (Oryctolagus cuniculus), que configuran un potencial económico escasamente valorado y aún menos desarrollado. Existen especies de gran interés, algunas de ellas estrictamente protegidas, que deben ser preservadas por su alto valor ecológico, como son elanio azul (Elanus caeruleus), aguilucho lagunero (Circus aeroginosus), grulla común (Grus grus), avutarda (Otis tarda), azor (Accipiter gentilis), águila culebrera (Circaetus gallicus), águila perdicera (Hieraetus fasciatus), águila real (Aquila chrysaetos), buitre negro (Aegypius monachus), buitre leonado (Gyps fulvus), alimoche (Neophron pernocterus), porrón común (Aythya ferina), garceta común (Egretta garcetta), ánade silbón (Anas penelope), ánade friso (Anas strepera), ánsar común (Anser anser), cigüeña negra (Ciconia nigra), garza imperial (Ardea purpurea), avetorillo (Isobrychus minutus), somormujo lavanco (Podiceps cristatus), comadreja (Mustela nivalis), turón común (Putorius putorius), garduña (Martes foina), nutria común (Lutra lutra), lobo (Canis lupus), meloncillo (Herpestes ichneumón), gineta (Genetta genetta) y gato montés (Felis sylvestris), etc. La riqueza y variedad de la flora y fauna del ecosistema de la dehesa es un patrimonio fundamental del Valle del Alto Guadiato. según cifras de los distintos censos municipales, con 22.393 habitantes, lo que representa en torno al 3% de la población de la provincia. La densidad media de la población comarcal, 19,54 hab/km2, es una de las más bajas de todas las comarcas cordobesas tras la de la Sierra Morena cordobesa y la de Los Pedroches. Hay que decir, además, que hoy viven en la zona poco más de la mitad de los vecinos que lo hacían en los años 60, destacando concretamente los municipios de Fuente Obejuna, PeñarroyaPueblonuevo y Valsequillo, donde residen menos de un cincuenta por ciento de personas que hace cuarenta y cinco años. Un factor importante de la comarca es su índice de ruralidad (el 46,19% de la población vive en municipios menores de 10.000 habitantes). Hay que puntualizar que, de los 23 núcleos de población, sólo Peñarroya-Pueblonuevo tiene una población de más de 10.000, aunque ocupa el 5% del territorio comarcal. En la distribución de núcleos de población según el número de habitantes, es importante resaltar que de los 23 núcleos de población que componen la comarca del Valle del Alto Guadiato, 18 poseen menos de 500 habitantes. Sólo 3 núcleos de población tienen más de 1.000 habitantes. Por lo tanto, al índice de ruralidad hay que añadir una gran dispersión de la población en la comarca. El envejecimiento de la población y el permanente éxodo rural que afecta a la comarca se deja sentir de forma especial en las aldeas, que han visto cómo su población ha disminuido de forma paulatina, quedando una población de edad avanzada, llegando incluso al despoblamiento total, como ha ocurrido con la antigua aldea de Obatón. Sectores económicos Demografía La distribución de los 5.682 activos laborales de la comarca la mostramos en el gráfico de la siguiente página. La comarca del Alto Guadiato ha sufrido una evolución regresiva. Actualmente cuenta, 46
  • 10. C O M A R C A D E L A LTO G U A D I A TO ( C Ó R D O B A , A N D A L U C Í A ) En cuanto al sector empresarial, apenas el 5% de la población ocupada son empresarios, debido, fundamentalmente, a la falta de una cultura empresarial y a la escasa información/ formación de los habitantes de la comarca. Actividades económicas Agricultura Es uno de los pilares sobre los que se ha asentado la economía de la comarca del Alto Guadiato. Históricamente la producción de cultivos herbáceos extensivos ha sido de gran importancia. En la actualidad, aproximadamente la mitad de la superficie agraria útil de la comarca se destina a estos cultivos. Los cultivos con mayor implantación son los cereales, como el trigo (que predomina sobre el resto), la cebada, avena y tranquilón y escaña. Las zonas de regadío se reducen casi prácticamente al término municipal de Belmez, situadas en las cercanías del embalse de Sierra Boyera. El olivar es un cultivo en auge relegado a zonas agrícolas pedregosas y con pendientes, donde se hace difícil otros aprovechamientos agrícolas. Suelen ser explotaciones pequeñas, que oscilan entre las dos y las ocho hectáreas, siendo los municipios más representativos los de Fuente Obejuna, Belmez, Los Blázquez y La Granjuela. Se ha producido en los últimos años un aumento de la superficie dedicada al olivo, debido a las circunstancias favorables en las que se halla el mercado de aceite. En cuanto al tamaño de las explotaciones, éste es muy dispar, predominando las de pequeña dimensión, y las fincas medianas-grandes. Aproximadamente, menos de la mitad de las explotaciones no sobrepasan las 5 hectáreas, mientras que un 25% tiene más de 50 hectáreas. El régimen de tenencia de la tierra que predomina es el de propiedad, mientras que el arrendamiento apenas llega al 20%, debido a la baja rentabilidad de las explotaciones que hace prácticamente imposible generar el exce- Fuente: IEA, 1991. El sector servicios es el que emplea a un mayor número de la población ocupada de la comarca, un 31%, seguido de la industria extractiva. En el sector de la industria extractiva hay que matizar que el 70% de los trabajadores ocupados en este sector pertenecen al municipio de Peñarroya-Pueblonuevo, aunque dicha actividad no es la principal de dicho municipio. Peñarroya-Pueblonuevo ha sido durante años la capitalidad de la comarca, por lo que el sector servicios es el fundamental en este municipio, al igual que en Fuente Obejuna, Valsequillo y Belmez. Por su parte el sector primario, siendo un sector fundamental para la comarca, no ocupa a un importante número de población, suponiendo el 11% de la población ocupada. El tejido industrial de la comarca, que se analiza posteriormente, está distribuido en pequeñas y medianas empresas, salvo ENCASUR (Empresa Nacional Carbonífera del Sur), con un número muy reducido de trabajadores. Existe una gran desigualdad en cuanto a la distribución de la población ocupada por sexo. El 79,15% de la población ocupada es masculina. La población femenina ocupada –20,85%– se encuentra distribuida en dos sectores: servicios (donde alcanzan el 58,64% de la población ocupada de este sector) y el comercio y la hostelería (69,51% respecto de la población masculina). 47
  • 11. A R Q U I T E C T U R A T R A D I C I O N A L Y E N TO R N O C O N S T R U I D O dente necesario para poder remunerar al titular de la tierra, por un lado, y al arrendatario de la misma por otro. La agricultura ecológica de nuestra dehesa es hoy una alternativa al modelo intensivo de producción, cuyo principal objetivo sería la obtención de alimentos de gran calidad respetando el medio ambiente y conservando la fertilidad de la tierra, con el ganado existente en la comarca, mediante la óptima utilización de los recursos y sin el empleo de productos químicos de síntesis tanto en la producción, como en la transformación y comercialización. En la comarca abundan plantas medicinales y aromáticas para uso farmacéutico, dietético y sector de perfumería, que están siendo estudiadas en la actualidad como otro recurso endógeno susceptible de ser rentabilizado. Existe una gran variedad de especies medicinales, como son: enebro, chumbera, poleo, agracejo, hinojo, moral, rosal silvestre, zarzaparrilla, avena, abrojos, cardo corredor, trébol del prado, verónica, achicoria, espino albar, amapola eucalipto, aulaga, primavera, tomillo, girasol, peonía, romero, rusco, sauce, cantuesco, malva silvestre, lantén, caléndula, hierba de santiago, morera blanca, digital, adelfa estramonio y garbancillo. Igualmente, existe gran variedad de setas y espárragos. principal es la Ibérica: una raza autóctona española, criada y engordada en régimen extensivo, en libertad, en un entorno natural y ecológico como es la dehesa, aprovechando sus pastos y la bellota. Por su especificidad racial, peculiar manejo y su aptitud gastronómica extraordinaria, se convierte en algo distinto a cualquiera de sus semejantes en la especie. Sector apícola La apicultura influye de manera importante sobre la estructura socioeconómica de cualquier territorio, al aprovecharse los recursos de la naturaleza, obteniéndose productos de gran calidad, que reportan beneficios al apicultor y aumentan la capacidad productiva de la naturaleza debido a la labor polinizadora de las abejas. Actualmente, sólo se está cosechando miel y polen. La producción media de miel de los apicultores residentes en la comarca es baja frente a los valores máximos, medios y mínimos de miel monofloral y multifloral de otras zonas, sin existir una comercialización de la misma, tan sólo a mayoristas o de forma directa. Actividad cinegética La riqueza cinegética de esta comarca ha representado desde tiempo inmemorial un rico patrimonio rural. En los últimos años la caza menor en la Comarca (de perdiz roja, paloma, tórtola, zorzales, conejos y liebres) ha disminuido de forma alarmante, debido a la sequía padecida, a la proliferación de ciertas enfermedades que han afectado, sobre todo, al conejo (neumonía hemorrágica vírica), repercutiendo en todo el ecosistema, obligando a los depredadores a atacar a otras especies de caza menor, además de ser significativo el crecimiento cuantitativo del número de estos predadores (en opinión de algunos cazadores). En caza mayor no parece haber existido un descenso significativo en el número de animales cazables, ciervos y jabalíes. Ganadería La actividad ganadera tiene una marcada implantación en la comarca, siendo la ganadería extensiva de ovino y porcino uno de los puntos fuertes. En los últimos años han aumentado las cabezas de ganado ovino en la comarca y pertenecen a la raza merino y sus cruces (merino precoz), utilizadas casi exclusivamente para producción de carne, al haber caído el precio de la lana. También el ganado caprino ha desarrollado este aumento, de carácter cárnico y raza Serrana. El ganado porcino ha experimentado un notable ascenso en los últimos años. La raza 48
  • 12. C O M A R C A D E L A LTO G U A D I A TO ( C Ó R D O B A , A N D A L U C Í A ) La importancia de este sector radica en que todos los términos municipales de la comarca presentan superficie acotada, pudiéndose practicar el ocio cinegético en los numerosos cotos repartidos. La mayor parte de los cotos se encuentran en Fuente Obejuna y sus núcleos urbanos, seguidos en su número por los de Belmez, Valsequillo y Los Blázquez, siendo menores los cotos de Peñarroya-Pueblonuevo y La Granjuela, por tener menos extensión superficial estos municipios. Esta comarca minera ha estado supeditada a las necesidades de su actividad casi única, minería, quedándose al margen de los ejes de crecimiento económico de la región y aislándose de la situación de competitividad que exige la economía moderna. Además, ha originado algunas zonas con un paisaje desolador, escombreras y cielos abiertos no restaurados, que configuran parte de la superficie de los términos de Belmez y Peñarroya-Pueblonuevo principalmente, a lo que hay que añadir las ruinas de todas las fábricas existentes en el Cerco Industrial de esta última que fueron tan importantes y tanta riqueza generaron para la comarca en el pasado. Sector agroalimentario En la comarca del Alto Guadiato la industria agroalimentaria siempre ha jugado un papel secundario, siendo la base económica esencialmente minera. De aquí se deduce que, pese a contar con importantes recursos naturales, éstos sean muy poco conocidos y valorados por sus habitantes, lo que deriva en una industria agroalimentaria escasamente desarrollada. Entre la industria desarrollada se encuentra la de fabricación de embutidos y secadero de jamones y la industria quesera. Dentro de las industrias agroalimentarias de la comarca hay que hacer referencia a las cooperativas olivareras, nombradas aparte por su carácter diferenciador con el resto de las agroalimentarias. Industria, comercio y construcción El sector industrial ha vivido prácticamente paralelo al de la minería, creándose industrias que dieran servicios y necesitaran a ésta. En la comarca existen numerosas empresas que se dedican al transporte de mercancías por carretera. Destacan también las pequeñas industrias del metal, agroalimentaria, madera, mobiliarios, materiales de construcción y textil. Este sector se caracteriza por tener pequeñas empresas, principalmente de carácter familiar y tradicional. Organización del espacio urbano y rural en la Comarca del Alto Guadiato Minería La actividad minera, que surge principalmente a finales de la segunda mitad del siglo XIX, trae a la comarca un auge económico y demográfico que arrastra consigo importantes y numerosos cambios, en el paisaje geográfico, en los modos de vida y costumbres, y en las condiciones sociales y políticas de la comarca. A pesar de ello, la situación actual de la minería en la Comarca es desoladora, no sólo ha disminuido la producción en la cuenca, sino que desde finales de los años 1960 la plantilla se ha ido reduciendo paulatinamente, hasta caer en picado a partir del año 1997. La organización del espacio urbano de esta comarca es fruto de la adaptación del hombre al medio. Así, la continuación durante centurias de actividades vernáculas ha dado como resultado una comarca rica en numerosas evidencias de marcado carácter tradicional. Estos testimonios, dispersos por toda la extensa geografía comarcal, son más abundantes allí donde la explotación del medio ha sido más fuerte. En el Alto Guadiato encontramos una comarca homogénea extensa, con núcleos de población (pueblos y aldeas) en proporcionada 49
  • 13. A R Q U I T E C T U R A T R A D I C I O N A L Y E N TO R N O C O N S T R U I D O dispersión a lo largo de toda su geografía. Las aldeas o pedanías de los pueblos se encuentran diseminadas en la comarca pero con un radio de dispersión muy cercano, y el resto de núcleos de mayor población los encontramos algo más alejados unos de otros, siendo el mayor radio de alejamiento de 23 km. Por tanto, el pueblo es el núcleo poblacional de la comarca por excelencia. Seguidamente la aldea, o núcleo de población de pocos habitantes, es la segunda modalidad de poblamiento que encontraremos, y base de todo pueblo actual. Como ya se ha adelantado, el hábitat de esta comarca nos ofrece las directrices básicas de organización urbana que se han desarrollado en nuestra comarca. Así, cada pueblo o aldea encuentra su origen en el enclave de una gran cortijada o cortijo, cabecera de una gran explotación o finca de tierras. La inicial construcción de ésta daba cobijo a todos los jornaleros que explotaban las tierras, además de los propietarios de la misma. Se pretendía que los trabajadores se asentasen lo más cerca posible de su trabajo. A partir de ahí, estos pequeños asentamientos humanos crecen a medida que crece la necesidad de explotación de las fincas y así se iban formando las concentraciones humanas. La dispersión territorial de los distintos núcleos de población queda justificada también por la situación geográfica central de las grandes extensiones de tierra o fincas que había que explotar. No podemos continuar sin antes explicar que los grandes núcleos de población de la comarca, tanto histórica como actualmente, han sido: Fuente Obejuna, Belmez y PeñarroyaPueblonuevo. El resto de pueblos que la componen han sido hasta el siglo XIX aldeas o pedanías de Fuente Obejuna que, luego, con el tiempo, se han ido constituyendo como villas y emancipándose como entidades locales autónomas. Así sucedió con La Granjuela, Los Blázquez y Valsequillo, los restantes 3 pueblos que componen la comarca. Belmez o Fuente Obejuna remontan sus orígenes a tiempos incalculables. Así, por ejemplo, Fuente Obejuna data la presencia humana desde el Paleolítico Inferior, pero su actual configuración urbana era ya citada, por primera vez, en el año 1315, con Enrique II. Son pueblos históricamente multiculturales que, a pesar de estar aderezados pacientemente por el devenir de los siglos, arquitectónicamente han sabido conservar algunas de sus joyas y, posteriormente, se han visto poco afectados por la Guerra Civil. El término municipal de Belmez también tiene huellas de la existencia de grupos humanos pertenecientes al Neolítico. Sin embargo, de su actual localidad no se tiene mención alguna hasta el siglo XIII, siendo ésta reducida a su Castillo de Viandar. La historia de Belmez ha estado íntimamente conectada con la de Fuente Obejuna. Peñarroya-Pueblonuevo también tiene señales de posibles asentamientos humanos en su término municipal remontados al Calcolítico Final. No será hasta el siglo XVI cuando Peñarroya adquiere cierta relevancia histórica y se define como núcleo de población dependiente de la jurisdicción de Belmez. Como ya hemos señalado, en cuanto a los núcleos de población más pequeños, sitúan sus umbrales en épocas conmensurables y nacen a raíz de asentamientos humanos en enormes cortijos de la cercana Fuente Obejuna, pertenecientes a familias de terratenientes. Así, en el caso del pueblo de Los Blázquez, nacido como un cortijo del siglo XV, le otorgaron su nombre en honor a Velázquez o Blázquez, en relación con el apellido de los propietarios del mismo. La Granjuela sitúa su origen a partir de otro cortijo de la gran Villa de Fuente Obejuna. Y es que Fuente Obejuna es la capital del Guadiato y ha sido el núcleo social de mayor relevancia a partir de la Edad Moderna, convirtiéndose así en referencia urbana de todos los pueblos y aldeas que orbitan en su entorno y dependen administrativamente de ella. 50
  • 14. C O M A R C A D E L A LTO G U A D I A TO ( C Ó R D O B A , A N D A L U C Í A ) Del mismo modo, originariamente, Valsequillo fue una venta que data del siglo XV. Tanto unas como otras, pasaron a transformarse en pequeñas aldeas, en un primer momento, y posteriormente se culminaron como pueblos independientes. En definitiva, las cortijadas son el punto de partida de la mayoría de los pueblos de nuestra comarca. La concentración de población para la explotación de unas tierras hizo que el número de habitantes creciera, se formara un pequeño núcleo poblacional y se llegaran a fraguar como aldeas o pequeños pueblos. Curiosamente, estas cortijadas contaban con unas ermitas que prestaban servicio espiritual a sus habitantes y, en algunos casos, llegaron a delimitar los distintos términos municipales, a modo de verdaderos símbolos de separación. En ocasiones, estas ermitas agrupaban distintas aldeas en función de la proximidad, de manera que los habitantes de las distintas aldeas tenían su punto de encuentro en la misma ermita donde escuchaban misa. Antiguamente, el número de aldeas de la comarca ascendía a un total de 52. Con los vaivenes socioeconómicos de los siglos XVII y XVIII y la crisis demográfica de mediados del XVIII, el número de aldeas se vio reducido a la mitad, subsistiendo sólo aquellas aldeas que aguantaron el descenso demográfico y económico. Actualmente sobreviven 17 aldeas en toda nuestra comarca, de las cuales 2 de ellas son la excepción de la comarca en cuanto a sus orígenes; así son Posadilla y El Porvenir. Posadilla es la única aldea que encontramos aparecida con anterioridad al siglo XVI, debido a la persecución que sufre la población judía de Córdoba en 1495, donde constituirían una especie de propiedad comunal y explotación conjunta. Y El Porvenir de la Industria es muy posterior y aparece como consecuencia del auge minero del término a finales del siglo XIX. A pesar de ello, la Guerra Civil provocó grandes estragos en algunos pueblos de la co- marca, viéndose gran parte de ellos reconstruidos en la posguerra. Pero esta reconstrucción, en la mayoría de los casos, ha sido copia fiel de la arquitectura y organización urbana tradicional característica de la comarca. Pueblos como: La Granjuela, Valsequillo y Los Blázquez fueron villas afectadas, en mayor y menor medida respectivamente, durante la Guerra Civil; sin embargo, sus fisonomías desprenden el estilo de la villa tal como eran, a pesar de su reconstrucción. La organización urbana de los pueblos de esta comarca responde a varios aspectos: por una parte las actividades de producción y/o pilares básicos económicos es un factor determinante para el conjunto urbano final. En los pueblos capitales de la comarca es donde se aglutinaban las instituciones administrativas, políticas, jurídicas… donde vivían tanto la clase más acaudalada (familias nobiliarias) como los comerciantes, pequeños propietarios de tierra, o jornaleros… Por ello la organización urbana de los pueblos responde, también, al ordenamiento de esta reciprocidad de clases sociolaborales de distinta idiosincrasia. Como ya hemos adelantado, actualmente los 23 núcleos de población que componen la comarca responden a una planimetría urbana muy parecida, con algunas excepciones provocadas por la significativa influencia que ha tenido el sector minero en municipios como Peñarroya-Pueblonuevo. En general, los pueblos de esta comarca son asentamientos, en algunos casos estratégicos (como Belmez y Fuente Obejuna), sobre valles, colinas u otro tipo de accidentes geográficos, que se desarrollan en torno a una plaza unida a una iglesia o parroquia, a partir de la cual podemos encontrar las distintas calles y calzadas que conforman los pueblos. Por tanto, la planimetría del casco antiguo de estos pueblos se estructura a partir de esa plaza principal, presidida por una iglesia, parroquia o ermita, de donde parten las calles 51
  • 15. A R Q U I T E C T U R A T R A D I C I O N A L Y E N TO R N O C O N S T R U I D O Vista aérea del pueblo de Fuente Obejuna. Plaza Lope de Vega junto a la Parroquia de Nuestra Señora del Castillo (Fuente Obejuna). principales que vertebran y enlazan el resto de calles secundarias. El hábitat y la forma de vida de esta comarca ofrece respuesta en su urbanismo, así, el hecho de que los pueblos nazcan a partir de la centralidad de una cortijada, debido a la necesidad de trabajo en el campo, ya nos adelanta la organización actual, teniendo también como punto central la plaza o iglesia a partir de la cual se desarrolla el resto del pueblo. Así, por ejemplo, el pueblo de Fuente Obejuna (referencia ejemplar de la arquitectura tradicional y organización urbana de esta comarca) se asienta sobre una colina, coronada en la cúspide por el templo gótico erigido en el último cuarto del s. XV, la Parroquia de Nuestra Señora del Castillo, advocación que constituye una clara referencia a la fortaleza que precedió al templo. Lo podemos apreciar perfectamente en la fotografía aérea del pueblo. También podemos apreciar cómo se empiezan a distribuir y estructurar las calles mellarienses2 a partir de esa plaza y su parroquia. Del mismo modo sucede en el resto de pueblos de la comarca, así, por ejemplo, en Belmez, la Plaza, junto a la Parroquia de la Anunciación, de origen medieval y torre mudéjar de color rojo, conforman la zona cero o zona céntrica del municipio a partir de la cual se desarrollan el resto de casas y calles del pueblo. En Los Blázquez es la inmensa Plaza de la Constitu- ción, junto a la posterior iglesia neobarroca de Nuestra Señora del Rosario. Valsequillo se entrama entre su, también llamada, Plaza de la Constitución hasta el recorrido que lleva a la iglesia parroquial de la Inmaculada Concepción, de los años cincuenta, que mezcla un estilo neoclásico, en su interior, y portada exterior neobarroca. Como se puede ir concluyendo, en la comarca del Alto Guadiato la importancia de lugares o espacios públicos tanto abiertos (como son las plazas y calles), como cerrados (en el caso de las iglesias, parroquias o ermitas) tienen un papel fundamental ya en el entramado mismo de las calles de los pueblos. Además, la dirección de crecimiento urbano les viene marcada por determinados antecedentes históricos. Así, continuando con Fuente Obejuna, si observamos la trama de calles desde una fotografía aérea, podemos apreciar perfectamente cómo la planimetría del casco urbano responde a la forma circular de las antiguas murallas de defensa que existían en el pueblo. La forma en que se van abriendo las calles responde a círculos concéntricos que van desde la plaza central hasta las zonas periféricas o afueras de los pueblos y aldeas, señalando notoriamente la jerarquización de clases sociales. Así, en las zonas céntricas (incluso a veces más elevadas en altitud) del pueblo se concentran las clases más pudientes, quedando las zonas periféricas para las clases más bajas o más humildes. 52
  • 16. C O M A R C A D E L A LTO G U A D I A TO ( C Ó R D O B A , A N D A L U C Í A ) Calles con especial significación simbólica. El mismo caso se repite en Peñarroya-Pueblonuevo, donde la plaza central y la Parroquia del Salvador, construida entre los 40 y 60, conforman la zona céntrica del pueblo. También se encuentra la Iglesia de Nuestra Señora del Rosario del s. XVI. Y, finalmente, en La Granjuela también podemos observar cómo la plaza central se encuentra enmarcada por la iglesia parroquial de Nuestra Señora del Valle, de 1950, conformando ambas el centro del municipio. En todos los pueblos de nuestra comarca siempre encontramos una o más ermitas o iglesias y una o más plazas públicas. Pero sólo una de ellas cuenta con mayor significado social, y suele ser la central, es decir, la que hilvana el resto de calles y casas de los pueblos y aldeas de esta comarca. Muchas veces el hecho de que un término municipal cuente con más de una iglesia o ermita supone que el recorrido que hay entre unas y otras conforme las Se aprecia en este detalle el entramado circular de las calles en torno a lo que era la antigua plaza. Al igual que en Belmez, que hasta el siglo XIX ha presentado una tendencia circular en su entramado urbano, con calles irregulares apiñadas alrededor de la iglesia de la Anunciación, antes mencionada, aunque desde finales del XIX y la Guerra Civil sufre una expansión urbana hacia el sur. 53
  • 17. A R Q U I T E C T U R A T R A D I C I O N A L Y E N TO R N O C O N S T R U I D O vías urbanas cardinales. Por ende, son verdaderos cardus y decumanus romanos, en el sentido social y delimitador que éstos tenían, es decir, las arterias principales de los pueblos. La existencia de otras plazas dentro del casco urbano es referencia de pequeños barrios o subzonas con identificadores propios dentro del mismo pueblo. Así, los distintos sectores de un mismo pueblo pueden tener su propia plaza de referencia distinta a la plaza céntrica del pueblo, que será la referencia común-general de todos los habitantes por igual. En definitiva, en los pueblos del Alto Guadiato existen calles principales y calles secundarias. Las calles principales son las calles donde, normalmente, el movimiento social diario es mayor que en el resto de vías urbanas; donde se encuentran situados los diversos espacios abiertos y cerrados más antiguos y de mayor interés; donde antiguamente solían vivir familias más acomodadas (actualmente esta diferencia no es tan clara); son de obligado recorrido para ferias, fiestas y procesiones. Además, también se plantean como escenario de la mayoría de los eventos acaecidos en el pueblo. Los grandes núcleos de población de la comarca se encuentran poco dispersos, a excepción de sus aldeas que, a pesar de estar muy unidas geográficamente, constituyen núcleos de población diseminados. El resto del territorio rural construido (cortijadas, abrevaderos, fuentes, pilas, pozos, norias de agua, ermitas…), se encuentra disipado en las periferias de cada población o en las fincas y/o parcelas de tierra colindantes pertenecientes en todo momento a cada uno de los términos municipales. A modo de conclusión, recordar que tanto la organización urbana y rural, como el hábitat de la comarca del Alto Guadiato es toda una expresión de las posibilidades económicas de estas tierras, influenciadas por unos antecedentes histórico-culturales que le han impreso su particular impronta a los espacios construi- dos. Por ello, su organización es tal cual se la describimos: son pueblos blancos originados remotamente por la necesidad de explotación de tierras vírgenes heredadas por familias acomodadas. Urbanamente, planificados en torno a una plaza o ermita céntrica, de la cual parten las vías o calles principales vertebradas por callejones o arterias secundarias y, en ocasiones, de reducidas dimensiones. Sus viviendas, de fachadas encaladas, se organizan consecutivamente a lo largo de largas y angostas calles, pegadas unas a otras a pesar de la diferencia de altitud que se da. Tanto las formas de vida como el urbanismo de estos pueblos denotan claramente la base económica de subsistencia que se ha arrastrado desde hace muchos años. Como ya se ha indicado, básicamente es una economía agrícola y ganadera, y hasta hace 40 años, minera. Junto a esto, su paisaje de dehesa y campiña nos corrobora también su economía. Esto quiere decir que su humilde gente trabajaba en el campo y dormía en el pueblo, a excepción de las mujeres, que en algunos casos han ejercido de amas de casa (porque en otros tiempos de crisis han salido también al campo a trabajar). Todo esto acompañado de un clima más bien caluroso, el resultado son nuestros pueblos que muestran sencillez desde la primera mirada: con frecuencia de espacios abiertos de sociabilidad para el fomento de las relaciones entre vecinos tras las duras jornadas de trabajo; construcciones técnicamente sencillas, encaladas y a base de materiales autóctonos (tierra/barro y piedras); viviendas de considerables dimensiones para solazar el caluroso verano, así como el frío invierno. Por ello, también la orientación de sus espacios es hacia la salida del sol, sureste, también, conocida como “a mediodía”. Se puede decir que la comunicación y el estado de carreteras o caminos de la comarca son buenas. A nivel interno, existen carreteras de enlace entre unos pueblos y otros, así como algunos de sus antiguos caminos de herradu- 54
  • 18. C O M A R C A D E L A LTO G U A D I A TO ( C Ó R D O B A , A N D A L U C Í A ) ras, e incluso vías pecuarias utilizadas como itinerarios por donde tradicionalmente ha venido discurriendo el tránsito del ganado. Constituyen un importante patrimonio, tanto rural como cultural, que nos mantiene vivo el recuerdo de un oficio que ha marcado la forma de vida de la comarca. Muchos de esos cordeles, veredas o cañadas aún podemos transitarlos, a diferencia de otros que se encuentran prácticamente desaparecidos o inaccesibles puesto que han sido apropiados por las fincas privadas contiguas. En el caso de las aldeas de nuestra comarca, todas se encuentran comunicadas por sus antiguos caminos de herradura. Estos caminos también unen las aldeas con los núcleos poblacionales más grandes de la comarca, como han sido y son Fuente Obejuna, Peñarroya-Pueblonuevo y Belmez. Actualmente, muchos de estos caminos están ya prohibidos, y el resto se utilizan para ir de unas fincas a otras o para practicar la afición de caminar, frecuentemente ejercida por las personas adultas de esta comarca (popularmente se le conoce como “dar el paseo”). Como reseña, indicar también que antiguamente existían en algunos de nuestros pueblos las distintas puertas medievales de acceso al mismo, como sistema defensivo de control para vigilar la entrada y salida a la población. De estas puertas, localizadas en el anillo que formaba la muralla, bordeando todo el casco antiguo, queda simplemente el reconocimiento por parte de los que han mostrado interés en recabar sus nombres y su localización exacta. Así, por ejemplo, junto a la existencia de una antigua muralla en Fuente Obejuna, también se conoce el nombre y la situación concreta de 4 antiguas puertas de acceso al pueblo: Puerta Corredera, Puerta de Córdoba, Puerta de Mérida y Puerta de Sevilla. Cabe recordar que desde el Medievo no se puede establecer separación entre “campo y ciudad” porque ambos forman parte de un todo. Sin embargo, la ciudad, pueblo o núcleo de población presentaba elementos diferenciadores tanto en las funciones que desarrollaba como en su aspecto estético. El primer elemento diferenciador será la muralla que rodeaba la urbe, de carácter defensivo, igual que las torres, castillos y puertas de acceso. Pero también tenían estos sistemas una función fiscal y jurídica, puesto que vivir en el interior de esas murallas concedía un estatus diferente y, por tanto, para acceder a ellas se debía pagar un impuesto. De aquí que en los centros o cascos urbanos de nuestros pueblos se concentren mayor número de casas señoriales, pertenecientes a las familias de mayor nivel socioeconómico. De esta organización nos han quedado las estrechas calles, oscilando su anchura entre los dos y cinco metros, y en las grandes vías urbanas pasaban a diez o doce metros; las cuestas características y la sinuosidad que acaban definiendo el trazado urbano, lo que provocaba dificultades en la circulación. Uno de los inconvenientes con los que antiguamente han vivido ha sido la falta de higiene que caracterizaba el entorno urbano en el que convivían animales y personas; a partir del siglo XIII se tomaron medidas que garantizasen un mínimo de higiene pública. En definitiva, los influjos medievales han sido uno de los precedentes históricos que ha tenido mucho que ver con el hábitat de nuestra comarca. Ni que decir tiene que muchas han sido las influencias históricas de las que esta comarca se ha impregnado: celtibérica, romana, árabe y medieval. A pesar de la positiva relación intercomarcal, entre las poblaciones de la comarca, la rivalidad interna de ciertos municipios con sus colindantes deja aún huella en reminiscencia viva de los oriundos; piadosas rivalidades entre unos y otros pueblos o aldeas por motivos realmente insignificantes. Así, por ejemplo, en el caso de la aldea de El Alcornocal, su rivalidad histórica se entrama con Posadilla, e incluso con Ojuelos Altos, y el motivo no era mayor 55
  • 19. A R Q U I T E C T U R A T R A D I C I O N A L Y E N TO R N O C O N S T R U I D O que por el simple coqueteo de los mozos de la población con las mozas de las poblaciones vecinas en épocas estivales, como ferias y fiestas. Actualmente, estas pequeñas porfías están en un segundo plano y sólo les queda el gracioso recuerdo del robo de mozas. Del mismo modo, pero por otro insignificante motivo, la rivalidad entre Fuente Obejuna y Peñarroya-Pueblonuevo ha estado patente durante muchos años entre sus habitantes. En este caso el motivo es territorial, pues el término municipal de Fuente Obejuna se extiende geográficamente hasta una de las calles de Peñarroya-Pueblonuevo, de manera que la mitad de los domiciliados en esa calle tienen que pagar los impuestos en el ayuntamiento de Fuente Obejuna. Una de las anécdotas ha sido los topónimos que ha recibido la calle, antiguamente conocida como la calle de La Venganza, y actualmente ha pasado a llamarse calle Fuente Obejuna. A partir de aquí se originó una rivalidad cuyo rastro es débil ya en la actualidad. En el espacio rural de la comarca del Alto Guadiato, la actividad agrícola y ganadera ha sido la detonante de su sencilla estructura. Las distintas parcelas de tierra o fincas se suceden alrededor de los pueblos y se enmarcan dentro del término municipal del mismo. Cada municipio cuenta con todo un catastro de rústica en el que se localizan los terrenos que pertenecen a cada uno de los términos. La parcelación característica de la propiedad rural se encuentra definida por lindes o lindazos, delimitados en sus extremos por mojones o grandes piedras, que nos indican el principio y fin de la linde. La linde era una pequeña zanja o excavación hecha en el terreno que delimitaba el perímetro de la parcela o finca de tierra de un propietario con respecto a su colindante. Antiguamente, se hacían también a base de pequeños muros de piedras sin labrar que utilizaban los labradores. Actualmente, el uso de las alambradas está sustituyendo a esos antiguos sistemas de separación de terrenos. La terminología rural empleada por los habitantes de la comarca es muy singular aunque a veces compartida con otras regiones andaluzas y extremeñas, debido a su proximidad. Así, las parcelas, fincas o tierras se separan mediante lindes o lindazos y la medida de tierra por excelencia es la fanega, que equivale a 6.440 m2, por debajo de la cual se utiliza el celemín (1 fanega = 12 celemines) y, a su vez, la cuartilla (1 celemín = 4 cuartillas). En la ganadería se conocen los cercados como pequeños corrales, hechos a base de alambradas, para el ganado. Las edificaciones y conjuntos arquitectónicos relacionados con los usos y aprovechamientos agropecuarios y agroganadero y destinadas al cobijo humano de los que trabajan en esas actividades, reciben los nombres de: cortijo, cortijada o chozo del pastor. Además, también estas construcciones estarán condicionadas a variables tales como el tamaño de la explotación, la especialización del edificio, etc. Necesario para esta argumentación, un párrafo referente a la “Tipología de entidades menores en Andalucía a partir de su origen, localización y características socioeconómicas” (Consejería de Obras Públicas y Transportes, Junta de Andalucía, 1991, p. 76). “…Son éstas las formas de hábitat disperso características de la Baja Andalucía y complementarias del doblamiento concentrado en grandes núcleos… Se trata de conjuntos de edificios de carácter arquitectónico unitario, ubicados en la finca a cuya explotación se vinculan sus habitantes. Su origen es antiguo, en general anterior al s. XIX (levantándose muchas de ellas en el lugar de las antiguas ‘alquerías’ árabes o ‘villas’ romanas), y vinculado a las sucesivas roturaciones y extensión de la superficie cultivada que fueron configurando las actuales características de las campiñas andaluzas”. 56
  • 20. C O M A R C A D E L A LTO G U A D I A TO ( C Ó R D O B A , A N D A L U C Í A ) Los cortijos siguen respondiendo al criterio de centralidad de un edificio, que sirve de punto de referencia a la explotación donde reside el responsable de ésta, punto de referencia para trabajadores o jornaleros y lugar desde donde se organiza el trabajo. Su extrema funcionalidad sigue estando presente en estas edificaciones, no existiendo ninguna concesión a la comodidad o a elementos superfluos en el caso de las viviendas de los trabajadores de la explotación. Al igual que el resto de la arquitectura tradicional de la comarca, y en similitud con otras comarcas, “las técnicas de producción que albergan los edificios son idénticas, la concepción de los mismos es autóctona, así como alguno de sus elementos, consecuencia de un paisaje geográfico y un clima distintos que han forzado a una adaptación al medio con soluciones propias” (Agudo, J. 1981: 64). El cortijo o cortijada de nuestra comarca comparte las directrices básicas seguidas por los constructores tradicionales en otras comarcas. Se puede hablar de dos tipos atendiendo al nivel adquisitivo del propietario. Por una parte, existe el pequeño cortijo, donde sólo residía la familia propietaria de las tierras y encargada de labrar las mismas. Se trata de construcciones simples y funcionales, creadas para obtener el máximo beneficio y rendimiento del medio en el que se desarrollan, por tanto están indisolublemente unidas a las actividades económicas. Este cortijo era de escasas dimensiones y dependencias, donde el recorte del gasto económico para su construcción era excesivo, hasta el punto que sólo se contaba con un maestro albañil para su construcción, ayudado del resto de la familia propietaria, en algunos casos mujeres y niños “echaban una mano”. Contienen el espacio necesario para el uso habitacional y el desarrollo de su función económica. Solían tener un cuerpo o nave principal donde convivían y dormían los labradores, y un corral o peque- ñas dependencias para los animales o para el almacenaje del grano o aparejos de la labranza. La necesidad de una mayor actividad productiva y de transformación en consonancia con el desarrollo de las explotaciones agro-pecuarias e industriales ha llevado3, en muchos casos, a la ampliación de espacios antiguos creando nuevos espacios, de manera que sufre pequeños cambios, muchas veces reducidos a la forma, porque la función sigue siendo la misma. En cambio, las cortijadas suelen ser de grandes dimensiones y con gran número de dependencias anejas aunque de gran sencillez constructiva. Son casas de propietarios enclavadas en las explotaciones agroganaderas, en las cabeceras de amplias explotaciones y pertenecientes a grandes propietarios, donde los elementos complementarios indican y simbolizan el estatus socioeconómico de su propietario. En estas construcciones encontramos distintos espacios singulares (cuadras, pajares, establos, zahúrdas, graneros, gallineros…) exentos o no, interrelacionados entre sí, que constituyen un sistema articulado de edificaciones y que son la expresión arquitectónica de unas formas de explotación del terreno, de un modelo socio-económico y de unos valores específicos, dentro de una sociedad concreta y un proceso histórico determinado. En las cortijadas encontramos tanto las dependencias destinadas a los jornaleros u obreros que labraban las tierras, como las construcciones más nobles donde habitaba la clase pudiente. Es curioso encontrar, incluso en este tipo de edificaciones, construcciones complementarias tales como capillas religiosas particulares, que no son sino edificación menos numerosa que cumple una función: representación del poder y el prestigio del propietario y cumplir con el precepto religioso de la misa en estos conjuntos alejados de los núcleos urbanos (tan temido desde antaño por la iglesia por tratarse de villas diseminadas descontroladas religiosa- 57
  • 21. A R Q U I T E C T U R A T R A D I C I O N A L Y E N TO R N O C O N S T R U I D O mente o profanas, de donde se deriva el término de villano como algo peyorativo) y que reúnen una población considerable. Normalmente, la capilla se encuentra integrada en la parte noble de la edificación, jerarquizando los espacios de la misma, de manera que para la clase pudiente existía un pequeño palco o coro en la parte alta de la capilla y para los jornaleros se abría una pequeña puerta en planta baja por la que podían acceder a escuchar la misa. La orientación de estas construcciones es hacia el sureste, orientadas al sol, para resguardarse de los vientos malos del norte y para aprovechar el mayor número de horas de luz natural. De esta forma se conseguía pasar mejor el frío invierno. Para el caluroso verano, las grandes dimensiones de paredes y muros maestros actuaban de aislante frente a los rayos de sol. Para la construcción de estas casas en el campo, los materiales básicos utilizados eran la piedra y el barro (antiguamente a base de tierra, paja y agua, con lo que conseguían el conocido adobe), autóctonos y muy económicos. En ocasiones, ese material se extraía de la propia parcela. Los cortijos se levantaban a base de tapias de tierra tupida o muros de mampostería con piedras sin labrar. La técnica de los techos más usual era la bóveda de arista, tan frecuentemente utilizada por los maestros albañiles de la comarca, independientemente del nivel adquisitivo del propietario, lo cual es incongruente si pensamos que podría ser lo más costoso en técnica constructiva por el valor actual que se le otorga hoy día. Sin embargo, era la técnica que mejor conocían para que soportase la gran cantidad de peso que se empleaba para levantar la segunda planta de las edificaciones. En algunas dependencias se han construido los techos de cielo raso, empleando distintos materiales, como la caña, el cañizo, los cavios,… entre otros. La arena y la cal también han sido materiales muy utilizados para el mortero y, en el caso de la cal, como enlucimiento de paredes interiores y fachada exterior, otorgándole un uso funcional y estético a la vez. Posteriormente se empezó a utilizar el yeso como mezcla sustitutiva del barro, y el ladrillo común. La madera ha sido otro de los materiales más utilizados en esta arquitectura. Así, para los entramados de las cubiertas, encontramos la madera a modo de vigas, rollizos, medios palos, alfarjías, etc.; como dinteles internos de ventanas y puertas y en las propias puertas, ventanas y contraventanas. También utilizada como sistema de cubrición en forma de juncos, retamas, cavios… en construcciones tales como los antiguos chozos de pastores. La teja, de tipo árabe, era el último material que se empleaba para el tejado o remate final de las vertientes de las techumbres. La utilización de distintos materiales en las edificaciones del ámbito rural nos está hablando, muchas veces, de la adscripción socioeconómica de sus propietarios. Muchas de las características de las construcciones del ámbito rural han sido compartidas en las viviendas urbanas, ni que decir tiene que se trataba de los mismos alarifes locales. El lugar público abierto “El urbanismo de nuestras poblaciones, la concepción y uso de plazas y calles, así como el recurso a fuentes, mercados, bares y casinos, e incluso tiendas y otros espacios en principio destinados a usos comerciales o productivos para convertirlos en lugares de encuentro, nos muestra la versatilidad de funciones de esta arquitectura y su capacidad para convertir cualquier edificación o espacio urbano en un referente social, con frecuencia de notable valor simbólico” (Agudo, J., 2004). Merece toda dedicación la condición de espacios para la sociabilidad con la que son adaptadas o concebidas muchas edificaciones y espacios públicos abiertos. 58
  • 22. C O M A R C A D E L A LTO G U A D I A TO ( C Ó R D O B A , A N D A L U C Í A ) Los lugares públicos de nuestra comarca han tenido una gran significación social, pues han sido y son el escenario de gran parte de la vida social de cada uno de los pueblos y aldeas que conforman la comarca. A veces no es exacerbado pensar que una de las motivaciones vitales de estos habitantes ha sido los numerosos encuentros públicos, cotidianos y coyunturales, para el desarrollo de sus relaciones sociales en este tipo de lugares, abiertos como cerrados. En nuestra comarca no se puede hablar de barrios dentro de un mismo núcleo urbano tal como lo entendemos. Ahora bien, sí existen distintas zonas e incluso calles de los distintos pueblos de la comarca que representan a distintos sectores urbanos y que cuentan con mayor y menor relevancia para el conjunto de la población. Muchas veces, el nombre de estas zonas se puede deber a alguna construcción, calle, o hecho acaecido en el lugar. Así, por ejemplo, en Belmez, la zona de pueblo que aglutina “la calle Córdoba” enmarca esta calle principal unida a sus aledaños, o bien, en Fuente Obejuna, “la plaza” (donde se encuentra la parroquia y el ayuntamiento), se conoce como la zona más céntrica que aglutina más espacio físico que el exclusivo y perteneciente a la plaza. En el caso de las aldeas, en el Alcornocal, por ejemplo, tenemos “las cuatro esquinas”, y así sucede con muchos más. Independientemente de la forma como se denominan, existen zonas o barrios más principales, con más encanto y significación que otros para la población. Coincidentemente, los barrios principales de un pueblo se suelen encontrar en zonas céntricas, próximos a los ayuntamientos, plaza y/o parroquia o iglesia principal. Desde el punto de vista socioeconómico, se ha ido arrastrando desde tiempo atrás que los residentes en estos barrios mantienen un nivel adquisitivo y social elevado, aunque esto es menos acusado actualmente. A diferencia de los anteriores, las zonas más periféricas del núcleo urbano han pertenecido a las clases sociales menos favorecidas y, por tanto, se han considerado zonas más secundarias. Los cascos históricos o zonas más antiguas de los pueblos sirven de escenario de las actividades de representación pública, por varios motivos: por una parte, se ha pretendido mantener el enclave histórico del evento y, por otra, los cascos urbanos son los considerados “principales” en cada uno de los pueblos y, por ende, los de mayor movimiento social. Así, en fiestas como Semana Santa, las cruces de mayo y demás desfiles litúrgicos o procesiones encuentran su espacio en estas zonas del pueblo. También existen barrios más secundarios, como son las eras o zonas periféricas de los pueblos, que adquieren un significado especial en las distintas romerías de la comarca por la celebración de ese evento, tan importante en el Alto Guadiato. Así, en las afueras de la aldea de Cañada del Gamo se encuentra todo un espacio verde abierto, adecuado actualmente para la realización de la importante romería que se celebra allí, con motivo de San José, el día 19 de marzo (o domingo más cercano a la fecha), y a la que asiste toda la comarca al completo y parte de comarcas (incluso extremeñas por estar muy cercanas) colindantes, dada su importancia y su buen pasar. Las zonas, barrios y calles principales de los pueblos han tenido el privilegio de celebrar, en sus “propias carnes”, los acontecimientos públicos más importantes, como eran las ferias y fiestas. Las fiestas tradicionales más importantes de la comarca las componen las ferias y fiestas locales, la Semana Santa, las romerías en honor a algún santo, otras fiestas locales santorales (como es el día del patrón del pueblo) y las Navidades, con numerosos actos sociales. Suponían verdaderos acontecimientos sociales para la gente del pueblo y, en cada una de ellas, la música, el baile y las relaciones sociales crecen desmedidamente. Cada pueblo tiene su feria local celebrada, normalmente, en el mes de agosto. Así, por ejemplo, en Peña- 59
  • 23. A R Q U I T E C T U R A T R A D I C I O N A L Y E N TO R N O C O N S T R U I D O rroya-Pueblonuevo agosto cobra gran importancia por ser un mes muy estival en este pueblo. A primeros de agosto tiene lugar la fiesta del Minero (verbena y bailes populares); del 15 al 18, la fiesta de Ntra. Sra. de la Asunción, conocida como la fiesta de Pueblonuevo, donde los bailes en casetas, las atracciones y distintas actividades tienen su encuentro. Ya entre el 7 y 12 de octubre, tenemos la fiesta de Ntra. Sra. del Rosario, popularmente conocida como Feria de Peñarroya, donde antiguamente el mercado de ganado era el motivo principal de la misma. Posteriormente, la fiesta minera por excelencia, Sta. Bárbara, el 4 de diciembre, donde los entibadores y camineros muestran sus mejores artes junto a la insalvable explosión de cohetes. Del mismo modo, en Los Blázquez la festividad de la Virgen del Rosario se celebra del 12 al 19 de agosto, en honor a la patrona; Valsequillo celebra la feria local en los días más próximos al 22 de agosto; Fuente Obejuna celebra sus principales fiestas en la primera semana de agosto; La Granjuela disfruta su feria de la Virgen del Valle el primer fin de semana de agosto, también en honor a su patrona; y Belmez espera a su Virgen de los Remedios para organizar sus fiestas mayores del 7 al 11 de septiembre. Por otra parte, la ubicación de los bancos, gestorías y todo tipo de oficinas se concentra generalmente también en la zona más céntrica del pueblo, junto a los ayuntamientos. Los mercados municipales suelen estar unidos a esta localización, o bien en los aledaños de la misma. El mercado de abastos es un lugar público muy frecuentado por la población, al que se une el día del mercaíllo, que se realiza un día de la semana determinado. El mercaíllo se sitúa junto al mercado, normalmente, y por tanto en la zona o plaza principal de los pueblos de nuestra comarca. En Fuente Obejuna, por ejemplo, tanto el mercado de abastos como el día del mercaíllo (celebrado los viernes de cada semana) se localizan en la plaza central Lope de Vega, junto al edificio del Ayuntamiento, todo ello presidido por la torre de la Parroquia de Ntra. Sra. del Castillo. Antiguamente los mercados eran pequeñas ferias de muestras de ganado, donde se comerciaba el precio “in situ” y se celebraba la compraventa de ganado. En cuanto a los lugares para el ocio de la población, cada municipio tiene los suyos propios, tanto para las personas mayores como para los más jóvenes. Los ancianos y personas adultas suelen concentrarse en algún bar del pueblo o aldea, en el hogar del pensionista o en los círculos privados o casinos. En el verano, las calles y plazas de los pueblos se llenan de personas adultas “tomando el fresco”. Del mismo modo, los paseos tanto mañaneros como al ponerse el sol son también frecuentes en la población adulta de nuestra comarca. Las mujeres mayores del Alto Guadiato suelen ser más recatadas en este sentido, y el bar como lugar de reunión no lo contemplan. Ellas suelen salir a pasear, o bien toman el fresco en sus puertas o en las puertas de sus vecinas. En ocasiones, podemos observar verdaderas reuniones de vecinas en la puerta de alguna de ellas, donde pasan varias horas conversando. En invierno, mientras los hombres continúan frecuentando el bar, ellas van de visita a la casa de algún familiar o alguna vecina, para tomar un café e intercambiar opiniones. En cambio, los adolescentes suelen ser más callejeros tanto en invierno como en verano. Las calles y plazas son los centros de reunión para jugar y reírse durante la mayor parte de la tarde. La oferta de posibilidades en los grandes pueblos de la comarca es mayor para esta población joven. Por tanto, los complejos deportivos o polideportivos (pabellones, pistas de fútbol sala, campos de baloncesto…), determinados centros juveniles habilitados ex profeso por los ayuntamientos…, entre otros, son algunos de los actuales lugares de encuentro. Sin olvidar que para los más “mayorcitos” los 60
  • 24. C O M A R C A D E L A LTO G U A D I A TO ( C Ó R D O B A , A N D A L U C Í A ) pubs, discotecas y cafeterías, en muchas ocasiones, son lugares de referencia para reunirse todos a la misma hora. Para los más pequeños, acompañados de sus madres, los parques o algunas zonas verdes, en cada uno de los municipios, son sus lugares de diversión, donde coinciden varios de ellos y se disponen a jugar mientras las madres charlan entre ellas. De esta forma, estas madres jóvenes también encuentran el ocio en este tipo de momentos. Los juegos populares son poco frecuentes ya entre la población joven, quedando reducida su práctica a determinados días concretos del año en ferias y fiestas culturales, donde se aprovecha para realizar alguno. Ahora la práctica de los distintos deportes suele servir de ocio para los más jóvenes. sultado de las exigencias derivadas de la tradición religiosa y cultural. Adoptan elementos propios de la arquitectura vernácula de la zona, aunque no son definibles como tal, puesto que beben de comportamientos de la arquitectura culta, de sus modelos e imágenes ideales. Registran un contenido simbólico de intencionalidad precisa, condicionados por una determinada función o destino. A continuación referimos, de forma breve y sencilla, algunos de los testimonios más relevantes por su significación social en la comarca. Belmez Arquitectura religiosa Iglesia parroquial de Ntra. Sra. de la Anunciación: construida en el siglo XIII, donde se destaca su torre mudéjar (a base de ladrillo serrano de color rojizo y arcos peraltados) y su admirable retablo mayor renacentista. Remodelada a mediados del siglo XVI, desprende un carácter barroco en la actualidad. Entre sus tesoros cuenta con un cáliz renacentista del XVII, otro cáliz rococó, de plata dorada, obra del prestigioso artífice cordobés José de Santacruz, de mediados del siglo XVIII, y dos custodias de bronce dorado del siglo XVII, supuesta obra del orfebre Sánchez de Luque. Ermita de Ntra. Sra. del Castillo: a los pies del emblemático Castillo de Belmez se encuentra esta ermita también de origen medieval. Está reducida a una sola nave, con arcos apuntados transversales. Originariamente tenía una cubierta de madera que ha sido sustituida por una bóveda de lunetos. Otro de sus encantos es la admirable portada lateral bajo conopio. Se piensa que puede ser la primera ermita que hubo en el pueblo tras la época de la Reconquista. Ermita de la Virgen de los Remedios: desde uno de los accesos al pueblo nos encontramos con esta ermita, de forma que la primera bien- El lugar público cerrado El valor artístico y social de los edificios de uso público o semipúblico en nuestra comarca es significativo. El Alto Guadiato cuenta con verdaderas obras maestras arquitectónicas de distintos estilos y épocas en cada uno de sus municipios. Este tipo de arquitectura viene a ser un elemento de gran importancia en la ordenación de nuestros pueblos. Cabe establecer dos clasificaciones claras para relacionar esta arquitectura. Por una parte encontramos aquellos lugares públicos cerrados eminentemente religiosos, tales como iglesias, parroquias, conventos o ermitas; y por otra parte, se encuentran aquellos edificios públicos o semipúblicos de carácter civil, laico o no religioso, como pueden ser los ayuntamientos, las antiguas sociedades laicas, las cooperativas agrícolas, los colegios públicos, las posadas, los cines, la plaza de toros, el casino, la estación de tren, el horno pan-cocer público… entre otros. Indicar la importancia que han tenido las ermitas en nuestra comarca por su evidente enraizamiento a la tierra y al pueblo, como re- 61
  • 25. A R Q U I T E C T U R A T R A D I C I O N A L Y E N TO R N O C O N S T R U I D O Antiguo dibujo del Castillo de Belmez. Estado actual del Castillo de Belmez. venida que recibe el viajero es por parte de la patrona de la localidad. Tiene un enorme significado social en la población de Belmez. Está fechada en el siglo XVI y advocada en honor a la patrona. De fachada rojiblanca, cuenta con una espadaña, una puerta de arco apuntado y un retablo barroco en su interior. Muchas de las costumbres y tradiciones belmezanas se organizan en torno a esta ermita. Así, por ejemplo, la feria de la Virgen de los Remedios, donde se celebra una novena previa en la propia ermita. El Castillo: conforma el verdadero emblema belmezano y, en ocasiones, referencia básica de la comarca. Dominando el pueblo a sus pies, se eleva sobre una abrupta roca junto al pueblo. Los restos más antiguos del castillo datan del siglo XIII, aunque la fortaleza principal está fechada en el XV. Se accede a él mediante una enarbolada escalera hasta llegar a una puerta acotada, situada en uno de sus cilindros, al lado de la cual existía una torre albarrana (que nos corroboraba el típico sistema defensivo árabe). De planta alargada y adaptada al peñasco donde se asienta, cuenta con seis torres semicilíndricas dispuestas a lo largo de una muralla con tramos de distintos grosores que rodean el recinto interior. En medio del antiguo patio de armas se alza la torre del Homenaje, cuya planta es rectangular y la altura alcanza los 11 metros (en su interior aún se pueden apreciar vestigios de los abovedamientos de ladrillo). Todos estos testimonios nos siguen recordando el castillo como antiguo vigilante del viejo camino de los Pedroches. La Plaza de Toros: su existencia se debe a la gran afición a los toros que ha habido en Belmez. A esta plaza la han precedido otras construidas en madera. El 8 de septiembre de 1914, con motivo de las fiestas de Ntra. Sra. de los Remedios, fue inaugurada la actual plaza de toros de Belmez, obra del ingeniero Juan Alcántara Sampelayo. Tiene una profundidad Arquitectura civil El Ayuntamiento: situado en la calle principal del pueblo, la calle Córdoba, es obra de Rafael de Luque y Lubián. Fue construido a mediados del siglo XIX. Tiene una espléndida fachada de ladrillo rojo y granito, con un balcón vigilado por dos leones de piedra, en cuyo frontón aparece el antiguo escudo del pueblo donde, cómo no, el castillo es la figura principal. Casa de los Boza: casona blasonada situada frente al ayuntamiento. Antiguamente era un colegio de monjas y actualmente es un centro parroquial con distintos usos sociales. En su fachada cuenta con un escudo que podía ser de la familia Boza o los Lozano y en su interior tiene un patio con tres arcos en los testeros, siendo los centrales muy anchos y los extremos demasiado estrechos, de aquí su particularidad. 62
  • 26. C O M A R C A D E L A LTO G U A D I A TO ( C Ó R D O B A , A N D A L U C Í A ) Ermita de Gracia. Ermita de Gracia. Lateral. de 6 metros por 4 de ancho en los cimientos del coso y la barrera se hizo a base de piedra de granito. En sus corridas de inauguración lidiaron toreros de la talla de Manuel Rodríguez, Manolete (organizador de las dos corridas), Francisco Posada, José Moreno, Lagartijillo, y Juan Cecilio, Punteret, llegando a presidir una de ellas el conocido diestro Rafael Guerra Bejarano, Guerrita. Cuenta con un aforo para 6.600 personas y es de 3ª categoría. desde mediados de siglo pasado y la custodia parroquial renacentista, son algunos de sus tesoros ornamentales. Ermita del Nazareno: conocida antiguamente como iglesia de San Miguel. Datada a comienzos del siglo XIV, cuenta con una planta de tres naves y sus cabeceras, separadas entre sí por arcos apuntados de estilo mudéjar. Ermita de la Caridad: a excepción de su estructura de una sola nave con cabecera mudéjar, el resto del edificio sufrió una gran reforma barroca en el siglo XVIII. Ermita de Gracia: también de una sola nave y con arcos transversales apuntados que se elevan sobre los salientes pilares. Su cabecera es de planta cuadrada con bóveda de crucería. En fachada, se encuentra porticada con 5 arcos. Está situada en la periferia del pueblo y dedicada a la advocación de la patrona, la Virgen de Gracia. Una peculiaridad de esta ermita es su decoración interior de paredes a base de pequeños retratos de soldados desde épocas remotas. Los jóvenes que se marchaban a hacer el servicio militar se encomendaban a la Virgen de Gracia, llevando sus fotografías vestidos de soldados a la ermita. Ermita de San Sebastián: en honor al patrón del pueblo. Tiene la misma estructura que la Ermita de Gracia y data también del siglo XV. Fuente Obejuna Arquitectura religiosa Iglesia de Ntra. Sra. del Castillo: de estilo gótico, data de finales del siglo XV y se encuentra localizada en la parte más alta del pueblo. Presenta tres naves longitudinales que desembocan en tres cabeceras de testero recto. La cubierta es a base de bóvedas góticas, sexpartitas en la nave central y de crucerías simples en las naves laterales. Tras la cubierta, las naves se comunican mediante arcos ojivales doblados, de perfiles achaflanados, al igual que las pilastras que se adosan a los frentes de los pilares de apoyo. La esbelta torre se hizo en el siglo XIX sustituyendo a la anterior, que fue destruida a comienzos del mismo siglo. Su retablo mayor renacentista, junto a la decoración mural que se ha ido descubriendo 63
  • 27. A R Q U I T E C T U R A T R A D I C I O N A L Y E N TO R N O C O N S T R U I D O Convento de los padres franciscanos, fachada. Palacete modernista Casa Cardona. Convento de la Presentación de María: fundado por la congregación de las Madres Concepcionistas en 1532. El templo consta de una sola nave abovedada y con una cabecera provista de cúpula. Éste se edificó en el siglo XVII. Convento de los Padres Franciscanos: creado en un principio en 1520, no fue hasta 1594 cuando se traslada a su enclave definitivo actual. Su planta, barroca, de cruz latina con bóvedas de medio cañón y cúpula. Lo más destacable es su camarín del altar mayor, realizado entre 1765 y 1782 con el patrocinio de doña Paula Montenegro, con planta trilobulada y una rica decoración rococó en las cubiertas. villosa portada con balcón de piedra, articulada con pilastras acanaladas y columnas de fuste semejante. Coronando el balcón, un enorme escudo con cartela de cueros retorcidos. Otras casas señoriales de merecido nombramiento son las de las familias: Montenegro, Escobar del Rey, Morillos-Velarde, Molina, Quintana… Todas ellas han sido familias nobiliarias y sus escudos en fachada principal suelen ser la huella mejor conservada, en la mayoría de ellas, de su antiguo abolengo. Casa Cardona: obra cumbre del estilo modernista en toda la provincia cordobesa, y una de las más importantes del Modernismo andaluz. Construida entre 1905-1908, es un palacete modernista de exuberantes formas y ornamentos de motivos vegetales con cristaleras multicolores. De planta cuadrada y hermosa rotonda adosada en uno de sus vértices. El cuerpo de casa principal tiene tres plantas, con sótano y azotea en la parte alta. Cada una de estas plantas va descendiendo en altura conforme ascendemos. Su majestuosa fachada Arquitectura civil Casa de los Marqueses de Valdemoro: junto a la Plaza Lope de Vega, está fechada en la segunda mitad del siglo XVI. Ha sido considerablemente reformada y adaptada a un edificio de apartamentos. Su fachada tiene una mara- 64
  • 28. C O M A R C A D E L A LTO G U A D I A TO ( C Ó R D O B A , A N D A L U C Í A ) principal tiene una portada con arco de medio punto, engalanada por dos grandes tallos vegetales y amplias hojas que acaban coronándola. Junto a los grandes balcones, balaustrados de piedra, rebosantes de grutescos que le imprimen un sano carácter lujurioso. A cada uno de los lados de la portada principal hay dos vanos alargados. En su esquina tiene un pequeño castillete o cilindro ahuecado, de dos plantas y compuesto de arcos de herradura que engarzan con el segundo cuerpo, ofreciéndose como “mirador” al jardín interior de la casa. El patio interior, con amplia montera acristalada, es el eje organizador del resto de las dependencias de esta gran casa. Se trata del emblema mellariense por excelencia. Se le conoce actualmente con ese nombre por tratarse del apellido de la última familia que lo habitó. Inicialmente se construyó por orden del rico hacendado Pedro Celestino Romero del Santo, y se le atribuye al mayor artista del Modernismo cordobés, Adolfo Castiñeyra, barajado junto con los nombres de reconocidos arquitectos como Wenceslao Carrillo o José Grases. Tras indagar, se documenta que esta gran obra se la dedicó don Celestino a su esposa, M.ª Manuela Díaz de Morales, que murió tiempo después de finalizar la construcción. Tras esto, don Celestino abandonó el palacete. Junto a esta edificación, había mandado realizar también otras dos viviendas particulares, situadas enfrente del palacete, con el fin de realizar un futuro ensanchamiento de la calle doctor Miras Navarro (donde se sitúan todas sus construcciones) y así ofrecer mayor visibilidad a su casona. Como observamos, era un verdadero instruido del urbanismo decimonónico, pues sus supuestos pensamientos constructivos eran muy adecuados. Los posteriores propietarios le realizaron reformas pertinentes, como es la terraza actual que se puede observar tras el enorme barandal que la circunda; una cocina, Ermita del Rosario. unas caballerizas y otras dependencias en el patio interior del palacete. Escuela Pública “Manuel Camacho”: el Grupo Escolar “Manuel Camacho” responde a un testimonio de arquitectura regionalista, poco adaptada a la arquitectura tradicional del pueblo, y de la comarca por extensión, y basada fundamentalmente en estilos y cánones foráneos. Peñarroya-Pueblonuevo Arquitectura religiosa Iglesia de Ntra. Sra. del Rosario: es la parroquia más antigua, pues las demás son construcciones del siglo pasado. Era la parroquia del antiguo núcleo de Peñarroya y, por tanto, situada en la parte más alta del pueblo. Su planta es de una sola nave y está separada de su cabecera cuadrada mediante un arco rebajado. Una cúpula conforma la cubierta de la cabecera. Parroquia de El Salvador: construcción de los años 1940-1960, por el arquitecto Carlos Sáenz de Santamaría. Tiene planta de cruz latina y bóvedas de medio cañón. En el tramo central del crucero cuenta con una cúpula. Su ornamentación es de estilo neobarroco. Parroquia de San Miguel: situada en el núcleo de Pueblonuevo fue construida en 1960, aprovechando los antiguos lavaderos de la Sociedad Minera y Metalúrgica de Peñarroya. 65
  • 29. A R Q U I T E C T U R A T R A D I C I O N A L Y E N TO R N O C O N S T R U I D O nave única con bóvedas de medio cañón. Cuenta con una importante decoración de yesería, propia del estilo francés que la origina, y algunas evocaciones barrocas. En la fachada, de ladrillo rojizo, observamos también elementos románicos y góticos y se levanta una alta torre central con chapitel de azulejería. La imagen de la devoción minera, la Virgen del Carmen, se encuentra en su interior. Arquitectura civil Ayuntamiento de Fuente Obejuna. Zona residencial de Pueblonuevo: las frecuentes casas de finales del siglo XIX y comienzos del siglo XX, de grandes fachadas, son el mejor reflejo del desarrollo minero e industrial del núcleo de Pueblonuevo. Las conocidas como Casas de los Franceses, en la zona de Le Rumeur, son un testimonio claro del legado arquitectónico minero-francés de esta época tan singular en esta población. Son grandes mansiones situadas en las calles principales de Pueblonuevo, cargadas de decoración en marcos, ventanas y balcones, de entre las cuales destaca la casa número 4 de la calle Cervantes, redecorada con hermosos aderezos modernistas. El Ayuntamiento: también de estilo neoclásico francés, refleja de nuevo ese desarrollo positivo minero e industrial que sufrió esta población. El Casino: otra de las construcciones civiles neoclásicas que nos muestra la arquitectura particular de esta localidad. Sede de la Sociedad Minera y Metalúrgica de Peñarroya: este emblemático edificio fue proyectado en 1917 en un estudio de arquitectura parisino. Construido también en la misma época y de estilo neoclásico francés. De cuidada simetría, cuenta con la clásica alineación de los huecos de las ventanas de sus fachadas, realzadas por las verjas exteriores que ciñen el apacible jardín de la principal. Fue construido para ser Sede Administrativa de la S.M.M.P., posteriormente este complejo cons- Patio interior del Ayuntamiento de Peñarroya-Pueblonuevo. Cuenta con una planta de tres naves con techos rasos. Los arcos y pilares sobre los que se sustentan cuentan con un rico conjunto de molduras que los engrandecen estéticamente. En su interior, la devoción va destinada a la talla, del siglo pasado, de la Virgen de la Amargura. Parroquia de Santa Bárbara: es la iglesia principal de Pueblonuevo. Se construyó paralelamente al auge industrial de la población y conforma uno de los más ejemplares testimonios del eclecticismo arquitectónico de comienzos del siglo pasado. Tiene una planta de 66
  • 30. C O M A R C A D E L A LTO G U A D I A TO ( C Ó R D O B A , A N D A L U C Í A ) Arquitectura civil El Ayuntamiento, fechado en el 1949, también marcado por la arquitectura de Regiones Devastadas, forma, anexado a la parroquia, un conjunto arquitectónico homogéneo. La Granjuela Arquitectura religiosa Iglesia Nuestra Señora del Valle. tructivo se capacitó como colegio bilingüe (español-inglés), el conocido Milton Livesey College, y en la actualidad alberga las instalaciones del Geriátrico Virgen del Rosario. La Plaza de Abastos, de peculiar construcción, donde se usaron los nuevos materiales de construcción de principios del s. XX, como el hormigón armado y el cristal, siendo uno de los primeros edificios de la provincia de Córdoba en usar estos materiales. Zona residencial donde se encuentran las “Casas de los Franceses”, de marcado estilo francés, excepción arquitectónica comarcal. Iglesia de Ntra. Sra. del Valle: a pesar de ser de mediados del siglo pasado, nos rememora antiguos ejemplos de iglesias de la ciudad cordobesa. Fue construida por Regiones Devastadas para reemplazar la destruida en la Guerra Civil, al igual que Valsequillo. Tiene una planta de nave única demarcada por grandes arcos transversales de ladrillo que descansan en columnas. En su fachada, el barroco queda patente. Tiene una blanca torre, con campanario, de forma oblicua, y una portada de azulejería. Finalmente, la imagen interior de Ntra. Sra. del Valle, de principios del siglo pasado, la preside y le da nombre. Valsequillo Arquitectura civil Arquitectura religiosa Este municipio destruido tras la Guerra Civil, quedó restaurado casi en su totalidad, por ello su planimetría refleja pocas evocaciones antiguas. Así, en su arquitectura civil pocas son las construcciones que podemos destacar como parte de la arquitectura tradicional. Parroquia de la Inmaculada Concepción: de marcado estilo neobarroco. Debido a los destructores efectos de la Guerra Civil, esta iglesia tuvo que ser construida en la década de los cincuenta por Regiones Devastadas; por los arquitectos Daniel Sánchez Puch y Ángel Marchena. Tiene una planta en cruz latina, con columnas jónicas que demarcan sus tramos. La cabecera final es poligonal y también está articulada a base de columnas. En su hermosa fachada, la portada principal, con columnas acanaladas, y la torre anexa, de ladrillo rojizo y con el cuerpo octogonal de campanas presidiendo, son la estampa principal de esta parroquia. Mobiliario urbano Este tipo de arquitectura menor del núcleo urbano, como es el mobiliario que podemos encontrar en cada uno de los pueblos y aldeas del Alto Guadiato, puede describirse en farolas, canalones, fuentes, pilares en el extrarradio, bancos para sentarse y algunas excepciones, como hornacinas religiosas, barandilla 67
  • 31. A R Q U I T E C T U R A T R A D I C I O N A L Y E N TO R N O C O N S T R U I D O Canalón de agua en hoja de lata. urbana en la aldea belmezana de Doña Rama y algunas estatuas honoríficas. Y es que el hábitat característico de la comarca tampoco ha permitido demasiada tradición en la decoración urbana del entramado de calles y plazas de los municipios de esta comarca. Por parte de los ayuntamientos, se han ido cubriendo las necesidades básicas de cada población (luz, agua, limpieza…) resultando en ocasiones elementos estéticos para la misma sin llevar esa pretensión. Quizás en estos últimos años se ha apreciado mayor interés por parte de la institución en embellecer los pueblos con algún que otro mobiliario novedoso, si bien el resultado no ha sido lo más adecuado posible. Así, en los pueblos más grandes, Belmez, Peñarroya-Pueblonuevo, La Granjuela, Valsequillo, Los Blázquez y Fuente Obejuna, el mobiliario de farolas, canalones de agua en forma de gárgolas, fuentes y bancos donde poder asentarse es propio de todos y muy similar, sin olvidar las pequeñas aldeas que también cuentan con este tipo de mobiliario en sus entramados. Cabe señalar que los artesanos encargados de construir este tipo de mobiliario, como suele ser el repetido canalón de agua con forma de gárgola saliente en las fachadas de las casas del Alto Guadiato, suelen ser los mismos para toda la comarca. En el caso concreto de este mobiliario urbano, los diferentes modelos de canalón están presentes en todos los pueblos, pues lo que varían unos de otros Farola urbana. puede ser en las gárgolas o cabezas de dragones, las cuales reciben distintas formas y florituras dependiendo del artesano que las realice. Las farolas que abastecen de luz en las tranquilas noches de nuestros pueblos son un tipo de mobiliario de modelos muy similares en los distintos núcleos de población de la comarca. También existen, en algunos pueblos, estatuas o esculturas honoríficas o conmemorativas, como es el caso de Fuente Obejuna, en cuya plaza principal, Lope de Vega, existe la escultura innombrable del escultor cordobés Aurelio Teno, donde se representa el pueblo unido de Fuente Obejuna, en la base de la escultura (en forma de cuerpos entrelazados), y la mano que se alza al cielo simboliza popularmente los levantamientos del mismo frente a la antigua Orden de Calatrava a favor de los Reyes Católicos, y por otra parte, el levantamiento simbólico de la obra de Lope de Vega. Se le conoce popularmente como “El Bicho”, por el primer aspecto que ofrece al viajero. Del mismo modo, en el conocido “el Parque” 68
  • 32. C O M A R C A D E L A LTO G U A D I A TO ( C Ó R D O B A , A N D A L U C Í A ) Barandilla urbana. supuesto parte del mobiliario urbano de nuestros pueblos. Entre ellos, contamos también con la hermosa fuente circular, en la aldea de La Cardenchosa, “el Pilar”, en el pueblo de Fuente Obejuna, a menudo situadas en las periferias de los núcleos urbanos. Hornacina urbana. La casa tradicional del Alto Guadiato se alza la Cruz de Piedra, que en ocasiones otorga nombre al paseo local que forma junto a las zonas que la rodean. Se le nombra legalmente paseo Lope de Vega. También, determinadas zonas verdes, jardines o pequeños parques, forman parte del “mobiliario urbano” de estos pueblos, que no sólo son funcionales sino también elementos que embellecen a los pueblos del Alto Guadiato. Así, por ejemplo, están “el parque” de Belmez junto a su hermosa fuente de la plaza del Santo, de hierro fundido. Las fuentes de hierro fundido son otro de los elementos de mobiliario urbano frecuentes en nuestra comarca, y producto de la aplicación de este material a la arquitectura urbana. Originadas a finales del siglo XIX y principios del XX, tenemos también el ejemplo de la fuente de la Plaza Eulogio Paz, en Peñarroya-Pueblonuevo, fabricada por FAOR y decorada mediante placas labradas con motivos vegetales y heráldicos. Junto a éstas, otro tipo de fuentes y muestras de la arquitectura del agua, como han sido pilares, pozos… han “La arquitectura tradicional es una expresión material más que nos refleja la estructura social, valores, aspiraciones, costumbres, etc., de un pueblo” (Agudo, J. 1984). Es puro testimonio de una forma de vida determinada, influenciada por una actividad productiva imperante. “La arquitectura popular es el reflejo de la tradición histórica, ganadera, agrícola, etc., de la zona. Lo que determina desde la distribución espacial de la casa hasta las técnicas constructivas, afectando incluso a la estética global del urbanismo vernáculo. Esto no quiere decir que no se puedan dar distintos tipos de casas, sino que pese a todo los constructores imprimen en sus obras caracteres que hacen de ellas obras ancladas en la tradición…” (Mata, F. M., 2004). Y la casa tradicional ha sido el eje y pilar sobre el que se ha desarrollado y sustentado la vida cultural de los pueblos de nuestra comarca. Se trata de construcciones tradicionales, enmarcadas en un contexto histórico-artístico determinado y donde quedan claramente reflejadas las con- 69
  • 33. A R Q U I T E C T U R A T R A D I C I O N A L Y E N TO R N O C O N S T R U I D O diciones de vida de la población que las habita. No se puede olvidar que las grandes construcciones monumentales no han sido el fiel reflejo de la población. Son las casas tradicionales y vernáculas las que nos aportan el tipo de hábitat y las costumbres tradicionales de una comarca, región, pueblo o aldea. Las casas del Alto Guadiato han supuesto mucho más que una simple vivienda para sus moradores, han sido un verdadero signo de identidad. Así, muchas veces se conocía a la casa con el nombre de la familia, la casa de Escobar, la casa de Los Montenegro… así como también suponía un factor de control de las relaciones vecinales, influía en el sistema hereditario de las generaciones familiares… entre otros. Tal como señalan algunos estudiosos de la arquitectura tradicional, la casa vernácula es un elemento fundamental para entender la sociedad del pasado. Y es que la casa es un elemento vivo y duradero en el tiempo y, por tanto, en ella se aglutinan muchas experiencias, costumbres, han sido habitadas por distintas generaciones… Alto Guadiato bastante rastreada. A su vez, esta variable se encuentra directamente relacionada con la actividad productiva que, junto a la anterior, recibe fuerte influencia del clima, el relieve y los materiales constructivos disponibles en el entorno inmediato. Teniendo en cuenta estas variables mencionadas, podemos hablar de cuatro grandes grupos tipológicos en los que aunamos la variedad de vivienda tradicional de nuestra comarca: Las casas tradicionales de grandes propietarios: señoriales y nobiliarias. Son casas pertenecientes a grandes propietarios de tierra o terratenientes, así como a antiguas familias nobiliarias, conocidas por toda la población, con elevado nivel socioeconómico. Se trata de viviendas dotadas de todas las comodidades que hubiese en aquellas fechas. Ocupan las áreas de mayor prestigio dentro del pueblo, bien junto al Ayuntamiento o la Iglesia. Son de grandes proporciones y carácter exento y suelen ocupar toda la manzana en su superficie total. En estas viviendas se observa perfectamente la separación entre el ámbito doméstico y el funcional. Tipologías Las casas tradicionales de mediano labrador o pequeño propietario: Pertenecientes a labradores con pequeñas propiedades. Ejercen de trabajadores y de encargados de los pocos jornaleros que a su cargo les trabajan las tierras o, en algunos casos, alguien les ayuda sin remuneración oficial. Con todo ello, la casa tradicional de la comarca del Alto Guadiato contempla una tipología extensa si consideramos más de una variable. Así, por ejemplo, si nos aferramos a la variable temporal, que sería la época en la que han sido construidas, obtendríamos muchas tipologías al intentar agrupar las viviendas en función de su año de construcción. En este sentido, comenzaríamos hablando de viviendas tradicionales construidas desde el siglo XVI, hasta el 1980. Con lo cual, las líneas tipológicas serían muchas y poco explicativas. Sin embargo, para ofrecer una mirada completa de nuestra arquitectura doméstica tradicional, la variable socioeconómica de los propietarios de las viviendas tradicionales nos sirve para mostrar una tipología de casa tradicional del Las casas de jornaleros: Pertenecen a obreros del campo que trabajan para los anteriores propietarios de tierras. Un segundo tipo de hábitat muy frecuente en el ámbito rural ha sido el cortijo o cortijada. A diferencia de la vivienda del núcleo urbano, éste se encuentra diseminado en el campo y conformando una vivienda destinada a va- 70
  • 34. C O M A R C A D E L A LTO G U A D I A TO ( C Ó R D O B A , A N D A L U C Í A ) Casa de mediano-propietario. Fachada de casa de gran propietario (Belmez). Fachada de casa de gran propietario (Fuente Obejuna). Fachada de casa jornalera. Cortijo. 71
  • 35. A R Q U I T E C T U R A T R A D I C I O N A L Y E N TO R N O C O N S T R U I D O rios fines. La descripción que hace Caro Baroja en su libro Los pueblos de España refiere a los conjuntos arquitectónicos que definimos como cortijada: prácticamente simétricas a ambos lados del pasillo. De este modo, desde la portada o puerta de entrada se comienzan a distribuir, a ambos lados, cada una de las dependencias de la casa, de forma que siguiendo el eje o pasillo central podemos acceder desde la portada principal de entrada hasta la última estancia de la vivienda, situada tras el corral posterior. Consta de dos plantas, es decir, suele ser una vivienda doblada4, en cuya planta baja se sitúan todo tipo de dependencias principales (alcobas, hogares o cocinas, salas de estar, despensas…) y secundarias y anejas (corral, retretes o letrinas, cuadras, pajares, gallineros…). En la primera planta, encontramos el doblao5 o dependencia diáfana y no habitable, acogido a los ángulos de la cubierta y destinado al almacenaje del grano y alimentos. Este espacio se subdivide en pequeños espacios acotados por muretes de una altura de unos 40 cm., que formaban los atrojes que servían para guardar y separar el grano. La cubierta, de teja árabe y caballete paralelo a la fachada, es a dos aguas o dos corrientes. Suelen tener 3-4 crujías o cuerpos de casa6, dispuestas en paralelo a la fachada exterior, cortadas por vanos de anchura y altura similar a la puerta principal. Son de gran accesibilidad tanto para seres humanos como para las bestias de laboreo, de donde deriva su eje central. El pasillo, normalmente construido a base de pequeñas piedras, empredrao de chinos o cantos rodados, quedaba justificado por el paso de las bestias desde la entrada de la casa hasta la cuadra final de la misma, sin necesidad de cruzar ninguna otra dependencia. En definitiva, las dos primeras crujías de la casa era donde mayor vida social se establecía y los últimos cuerpos de casa estaban destinados normalmente al cuidado y mantenimiento de las bestias. A la casa se accede por un zaguán o espacio cuadrado que sirve de antesala, en cuyos laterales podemos encontrar una alcoba y una sala “Forman éste, un número considerable de construcciones en torno a un gran patio, y a otros de menor importancia dan las puertas de las viviendas del propietario, ésta con un jardín interior frecuentemente, del capataz, del guarda y de otros habitantes. A él dan también la de los lagares y graneros, tinahón, molino de aceite, trojes, pajares, gallineros y almacenes en general. Dominándolo todo hay una torre. Blancos y monumentales se destacan en los olivares, monótonos de color, animando su fachada algún detalle de gusto barroco la mayor parte de las veces. Repítese el mismo tipo en Jaén, Córdoba, Sevilla y Cádiz”. (1981: 279). Las características generales de la arquitectura tradicional del Alto Guadiato van indisolublemente unidas a las formas de vida o hábitat de la comarca, influenciadas por la actividad productiva o económica imperante desde tiempo atrás, como han sido la minería (en declive desde hace ya 40 años), la agricultura y la ganadería. Nuestra comarca se encuentra en la frontera con la Baja Extremadura, de ahí que se compartan ciertos rasgos generales en sus arquitecturas tradicionales. De forma burda y general, podemos hablar de unas características generales de la vivienda tradicional de esta comarca, es decir, los rasgos más definitorios y repetidos de las casas vernáculas del Alto Guadiato. De esta forma podemos hablar de la casa-tipo de la comarca del Valle del Alto Guadiato: La casa tradicional de nuestra comarca se encuentra organizada en torno a un eje central o pasillo que divide la casa en dos partes 72
  • 36. C O M A R C A D E L A LTO G U A D I A TO ( C Ó R D O B A , A N D A L U C Í A ) cal8 (como signo de pureza a la vez que proporcionaba una temperatura interior adecuada en época de estío) y con escasa ornamentación, muchas veces reducida a las cornisas de distintas molduras en la parte superior y vanos o ventanas recercadas con jambas decorativas El material básico autóctono era la piedra, el barro, el adobe y el ladrillo común. Seguidamente, la cal y la madera conforman también materiales de construcción muy frecuentes en la arquitectura tradicional del Alto Guadiato. de estar, o bien dos alcobas. Ya en la segunda crujía aparece la cocina, o antiguo hogar, presidido por un gran chupón o campana-chimenea apoyada en una enorme viga de madera y una medianería. Frente a esta estancia solía situarse otra de las alcobas, en ocasiones unida a la escalera que subía al doblao (esta escalera también podía estar en la tercera crujía). En la tercera crujía nos encontramos una alcoba frente alguna dependencia del tipo despensa o bodega. En las ocasiones donde existía una cuarta crujía podíamos encontrarnos con una segunda cocina con mayor funcionamiento como tal que el hogar de segunda crujía. Y seguidamente, el corral, sin puerta de acceso al exterior, con sus dependencias anejas, como podían ser la cuadra, el pajar, un retrete o letrina, el gallinero, alguna que otra zahúrda para criar el cerdo (destinado a la matanza que abastecía a la familia de productos cárnicos y chacinas para casi todo el año), etc. Los sistemas de cubierta y techos estaban conseguidos a base de entramados de madera de encina en forma de vigas y pequeños rollizos. Y para los techos en planta baja el sistema constructivo por excelencia es la bóveda de arista, construida manualmente, a base de ladrillo, por los antiguos alarifes7 de nuestra comarca. Estas bóvedas terminan con enlucidos de yeso, que forman resaltos para las aristas. La bóveda es muy frecuente en las estancias principales de una casa, quedando el cielo raso reducido a pequeñas dependencias secundarias. La fachada exterior suele manifestar la doblación de la vivienda. Así, en planta baja encontramos la puerta principal de entrada con dos vanos o ventanas grandes enrejadas a cada uno de los lados de la portada y, en primera planta, se manifiesta la existencia del doblao con varios sistemas de ventilación o vanos enrejados, según las dimensiones interiores de éste puede haber entre un número de 1 a 3 vanos o balcones superiores. Finalmente, la fachada solía estar enteramente enjalbegada de Diferencias tipológicas Las casas señoriales o de grandes propietarios del Alto Guadiato presentan una distribución de dependencias en función de un patio interior y un corral posterior de grandes dimensiones. A diferencia de la casa-tipo de la comarca, el eje central que la organiza queda en un segundo plano, pues en estas casas si existían bestias o animales para la labor tenían su acceso por el portón lateral de fachada. Constan de dos enormes plantas, más sótano y cinco o más crujías. La planta superior puede ser habitable, en el caso de las casas decimonónicas. Las casas nobiliarias presentan un doblao de grandes dimensiones y con distintas dependencias a modo de pequeñas naves de almacenamiento. En los espacios interiores se aprecian muy bien las dependencias destinadas a la parte noble, las alcobas y otras dependencias construidas para la servidumbre. Las alcobas y salones o salas de estar suelen estar localizados en los primeros cuerpos de casa, alrededor del patio interior y ventilando a la fachada; la/s cocina/s al fondo, ventilando al corral posterior. La cuadra, pajar… y otras dependencias anejas las sitúan en el corral exterior, a modo de construcciones aisladas del resto de la edificación. Presentan un aspecto exterior bastante ostentoso y rico en ornamentos y otros efectos que denotan claramente que han sido y, en 73
  • 37. A R Q U I T E C T U R A T R A D I C I O N A L Y E N TO R N O C O N S T R U I D O cierta medida, siguen siendo regentadas por las familias más pudientes pertenecientes a los grupos elevados de la jerarquía social de cada localidad. La presencia de grandes portadas de madera, adinteladas de granito (en el caso de las casas nobiliarias) y/o esculpidas con formas singulares; ventanas exteriores enrejadas de mil formas y remarcadas con ornamentos en forma de jambas, son algunas de las características de estas viviendas. Las dimensiones de las fachadas de esta tipología de casas son grandes. Son casas de dos plantas altas y en torno a 5 crujías o cuerpos de casa. La longitud de sus fachadas puede oscilar entre 12-45 metros, teniendo en cuenta que la superficie total del solar de las grandes casas nobiliarias suele estar en torno a los 2.500-3.000 m2. El gran número de balcones, balconadas o ventanas de planta baja y primera planta es notable. Pueden tener entre 4 y 5 balcones en primera planta y 2 ó 3 grandes ventanas en planta baja, además de la gran portada principal. El número de vanos exteriores en su fachada nos ofrece una primera idea del gran número de dependencias principales con las que cuentan. El elemento ornamental por excelencia de la casa nobiliaria es el escudo heráldico que presentan en la fachada exterior, manifestado en planta primera. Por otra parte, las casas señoriales decimonónicas, de grandes propietarios y no nobiliarias, están mucho más recargadas de ornamentos que las nobiliarias, a pesar de pertenecer al mismo grupo social. Tanto en una como en otras, el empleo de las grandes bóvedas de arista es una constante, en ocasiones pintadas y decoradas a modo de frescos, con un valor estético admirable. La conjugación de materiales autóctonos e importados en estas viviendas les imprime el carácter que sus moradores gozan. Para ejemplificar todo lo dicho anteriormente, nos servimos de dos claros ejemplos de casas de grandes propietarios: la casa nobilia- ria de los Morillo-Velarde, situada en la calle Luis Antonio Burón Barba, n.º 34 y la casa señorial decimonónica de la familia Olivares, situada en la Plaza Lope de Vega, n.º 8, ambas en el pueblo de Fuente Obejuna. La primera cuenta con unas dimensiones verdaderamente escandalizadoras, ya en su fachada recorre 49 metros de longitud, pues en ella se manifiestan la portada principal de entrada, con sus vanos y ventanas a cada lado, así como el gran portalón, ex profeso de entrada al corral lateral con el que cuenta la casa y por el que sólo accedían bestias y todo tipo de aparejos de laboreo. De esta forma, la portada principal, que suele estar a unos 15 metros del portalón, queda exclusivamente reservada para el uso de la parte pudiente. La simetría en estas casas pierde más significado por no ajustarse a los cálculos entendidos como simétricos. En fachada, tenemos la portada principal que se caracteriza a primera vista por tener una puerta de entrada completamente adintelada, con cornisas y algunas decoraciones de molduras en las jambas. El vano de la puerta se presenta recercado con una doble moldura de filete y baquetón redondeando la arista. El despiece de las jambas muestra distintos tamaños de sillares. Sobre la cornisa pesa el balcón principal de fachada con barandilla de forja. Finalmente no podía faltar el escudo heráldico de sus antepasados, situado en el lado derecho de la fachada. Esta casa de enormes magnitudes tiene un número de dependencias muy elevado: un total de 5 alcobas o habitaciones para los propietarios, situadas en primera crujía con ventilación a fachada, cada una con sus antesalas, un salón con despacho de grandes dimensiones, una sala de estar, un comedor, 4 cuartos de baño (dos pertenecían a la servidumbre de la familia), 2 grandes cocinas con campana, 4 alcobas para la servidumbre, un enorme doblao con distintos atrojes independientes, cada uno para el almacenaje de un grano dis- 74
  • 38. C O M A R C A D E L A LTO G U A D I A TO ( C Ó R D O B A , A N D A L U C Í A ) tinto, un corralón o cerca exterior casera que bordea la vivienda por su parte posterior beneficiándole así, a la mayoría de dependencias, de un sistema de ventilación al exterior. En las zonas anejas cuenta con antiguas cuadras y pajares actualmente remodelados. A diferencia del resto de tipos de viviendas tradicionales de nuestra comarca, esta tipología presenta unas dimensiones mayores tanto en superficie general como, a pequeña escala, en sus dependencias. Ni que señalar tiene que las dependencias de las casas de los grandes propietarios son de mayores dimensiones que el resto de tipologías, no sólo es mayor el número de alcobas, salas de estar, cocinas, patios…, así como de dependencias anejas a la misma, sino que las dimensiones de cada una de ellas presentan mayor amplitud. Quizás sea éste uno de los rasgos más notables que diferencia cada una de las tipologías con sus anteriores respectivas. El solar de donde partía su construcción era mucho mayor en el caso de las viviendas de grandes propietarios y, usualmente, iba disminuyendo conforme hablamos de medianos o pequeños propietarios y, finalmente, en el caso de las casas jornaleras, las dimensiones eran mucho más notables. dos en las casas de grandes propietarios, son más reducidos y se aprecia cómo en ocasiones se ha intentado imitar los modelos cultos de las casas señoriales y nobiliarias. Como rasgo a señalar y compartido por toda la tipología de vivienda tradicional de la comarca del Alto Guadiato, la bóveda sigue siendo la técnica constructiva dominante en los techos. El empleo de la bóveda de arista, al estilo extremeño, ha sido una constante en esta arquitectura. Podemos observar en multitud de ejemplos gráficos la manifestación de este elemento en la mayoría de las dependencias de las viviendas de nuestra comarca. En el caso de las casas de jornaleros, el uso de la bóveda puede verse reducido a las dependencias principales, como son, alcoba principal, sala de estar y/o hogar-cocina. De nuevo en esta tipología, el eje central que distribuye la casa es el pasillo o vereda que encontramos tras la puerta principal de acceso. En este caso, la longitud de la vereda es mucho menor, pues solían tener dos, a lo sumo tres crujías o cuerpos de casa. En estas viviendas encontramos en primera crujía un hogar-cocina a un lado y una salita de estar o pequeña alcoba al otro. En segunda crujía solía estar la alcoba principal frente a una despensa o pequeño espacio de estar que comunica con el corral, en algunos casos anexado a una cuadra. Las fachadas son simples, enjalbegadas con cal, con escasos vanos (puerta principal y vano lateral) de reducidas dimensiones y alero poco saliente. Un rasgo compartido por todas nuestras tipologías es el corral, independientemente de su superficie, que se presenta como elemento indispensable en cualquier tipo de vivienda de nuestra comarca. Y es que la antigua costumbre de mantener y cuidar a las bestias en la misma casa ha dado lugar a dos características comunes en la vivienda tradicional del Alto Guadiato: la vereda o pasillo central y el corral con dependencias anejas, como cuadras, de En casas de medianos o pequeños propietarios, el sistema distributivo de dependencias interiores se ajusta completamente al caso de la vivienda-tipo de la comarca del Alto Guadiato, descrita con anterioridad. El modelo-tipo de casa tradicional de nuestra comarca responde claramente a las viviendas que clasificamos como de medianos o pequeños propietarios, por ser el caso más repetido en nuestra comarca. Así también, el nivel socioeconómico de estos propietarios suele ser el estatus social y económico que desde hace muchos años ha predominado en nuestras tierras. A diferencia del anterior tipo de vivienda, estas casas tienen menos superficie total y los detalles decorativos, muchas veces exacerba- 75
  • 39. A R Q U I T E C T U R A T R A D I C I O N A L Y E N TO R N O C O N S T R U I D O forma que pudiesen encerrar a los animales. Para finalizar, recordar que cada casa o familia traduce en los espacios de la vivienda las necesidades que tienen. En todas ellas, el zaguán, la cocina y, al menos, una alcoba van a constituir las dependencias habituales, pero el tamaño, número y disposición en el plano son variables, aunque casi siempre responden a un criterio común en función del tipo de hábitat que tiene nuestra comarca. medio de ambas; una pequeña silla de anea situada en uno de los rincones de la alcoba para apoyar la ropa; y, en raros casos, una cómoda de madera con tres cajones y espejo, donde guardaban las mantas, sábanas, e incluso, la cubertería más preciada (regalo más significativo del ajuar básico de “los casados”, a veces, no se llegaba a utilizar). Finalmente, el crucifijo o cuadro de algún santo presidiendo la alcoba (situado en la parte superior del cabecero de la cama) y la fotografía enmarcada del día de la boda formaban también parte de estos complementos. Normalmente este mobiliario completo sólo lo encontramos en la habitación principal o de matrimonio. En el hogar-cocina de un modelo-tipo de casa tradicional podíamos encontrar la chimenea (campana o chupón) donde se hacía fuego para ahumar los productos de la matanza, o bien, haciendo las veces de los antiguos hornillos; la tradicional cocinilla de 4 hornillos; mesa de madera con un cajón donde se guardaba la cubertería diaria y se utilizaba como apoyo para hacer la comida diaria; alacenas o pequeños armarios empotrados en los muros de carga con puertas de madera, donde se almacenaba la vajilla y utensilios culinarios (almirez, cuencos de madera, sartenes, ollas…) de uso diario y determinados productos comestibles que necesitaban de un lugar fresco de conservación, como eran el queso, el chorizo, las especias, e incluso, el vino, etc. Indicar que este tipo de mobiliario varía en calidad, número y diseño según las diferencias tipológicas de la vivienda tradicional de nuestra comarca. Así, por ejemplo, en una casa de gran propietario o nobiliaria, el mobiliario interno de una cocina es más numeroso y valioso, pues los materiales de los que se fabricaban podían ser porcelana o cristal para la vajilla, y plata o alpaca en la cubertería. En el resto de dependencias (pasillos, salas de estar…) encontrábamos mesas-camillas, sillas, mecedoras o antiguas butacas de madera donde poder Mobiliario interno El mobiliario interno de estas casas ha sido muy variado a pesar de la escasez de recursos sufrida. Las diferencias tipológicas de la vivienda tradicional están presentes también en el mobiliario interno de las mismas. Así, en una alcoba podemos encontrarnos tres tipos distintos de cabeceros y/o pies de camas según la tipología en la que nos encontremos. Cada una de las dependencias de la antigua casa tradicional del Alto Guadiato constaba de un mobiliario característico, conservados hoy día a modo de decoración y perdiendo la antigua funcionalidad. Otra gran parte de este mobiliario, como han sido los instrumentos y aparejos de laboreo, ha ido desapareciendo de sus espacios productivos tradicionales e incluyéndose en pequeños museos que muestran las “viejas costumbres populares”. Subrayaremos el mobiliario de las dependencias principales por la significatividad de los usos sociales que se le han dado en nuestra comarca: En las alcobas, podíamos encontrar una o dos camas, provistas de sus cabeceros y pies de cama de madera o de hierro forjado y cubiertas por colchones de lana (que debían “airear”9 anualmente para ahuecarlos y sacudirles el polvo de todo un año), según el nivel adquisitivo del propietario; una, a lo sumo, dos mesitas de noche; un armario-ropero de madera con dos puertas y una parte de espejo en 76
  • 40. C O M A R C A D E L A LTO G U A D I A TO ( C Ó R D O B A , A N D A L U C Í A ) Cantareras. Vajilla. sentarse y hacer vida social con todos los vecinos que visitaban a sus moradores. También era frecuente encontrar cantareras, bien construidas como huecos en los muros de carga, o bien soportadas en una estructura ligera de madera, y localizadas junto a la cocina en el lugar más fresco de ésta. Los chineros de madera, empotrados en los muros o tabiques, y situados en el hogar o salón principal era un mobiliario muy común de estas casas; se guardaba la vajilla y utensilios más preciados para ser mostrados a los visitantes y utilizados en pocas ocasiones. ción pudiese abastecerse de agua (estas construcciones contaban con caños de hierro o bronce por donde salía el agua, con huecos o sin ellos, para apoyar los antiguos cántaros o cantareras, jarras, etc.) de forma completamente manual. También contamos con las construcciones destinadas al abrevaje del ganado (conocidos tradicionalmente como abrevaderos), con formas propicias para facilitar el acceso del ganado predominante, así como de las bestias utilizadas antiguamente para el transporte. Otro tipo de edificaciones son las relacionadas con las labores domésticas, como eran los lavaderos de ropa, ya apenas conservados y, por supuesto, en desuso. Finalmente, algunas construcciones diseñadas para su uso agrícola e industrial, que permitan sistemas de riego o labores industriales, ya inexistentes. Muchas de estas construcciones están vinculadas directamente con fuentes importantes de abastecimientos unidas a distintas edificaciones anteriores, muchas veces como un solo conjunto arquitectónico y, en otras ocasiones, como edificaciones separadas. Sin embargo, pocos son los ejemplos conservados de las antiguas construcciones de la arquitectura del agua con los que contamos hoy día. Característicos del Alto Guadiato son los depósitos de agua, cuyas construcciones exteriores son simples casetillas de ladrillo, cubiertas por un tejadillo de tejas árabes a una o dos aguas que conforman una construcción mo- Arquitectura del agua El rasgo que caracteriza esta arquitectura, al igual que el resto de la arquitectura tradicional de la comarca, es la practicidad o funcionalidad, es decir, toda la arquitectura del agua ha sido construida para facilitar el uso y servicio del agua a la población: lavadero de ropa, llenado de cantareras, abrevadero de animales, riego de huertas… sólo en el caso de las grandes fuentes urbanas, del XVIII y XIX, encontramos un carácter más decorativo y menos utilitario. La funcionalidad de esta arquitectura se puede agrupar en varios modelos según la utilidad que se le ha dado a cada tipo de construcción de esta arquitectura. Así, contamos con sistemas edificados para que parte de la pobla- 77
  • 41. A R Q U I T E C T U R A T R A D I C I O N A L Y E N TO R N O C O N S T R U I D O derna. En el término de Fuente Obejuna encontramos la fuente Nueva y la de la fuente Tejera, donde este ejemplo se lleva a la realidad. Así también, la fuente de la Gran Vía en la aldea de Argallón, la de la Cañada del Gamo, la de Ojuelos Bajos, la de la calle San Antonio en Ojuelos Altos, la de Los Pánchez o la de Posadilla. En El Alcornocal contamos con una fuente que constituye un excelente ejemplo de depósito cubierto por una caseta con tejadillo de tejas rojas a una vertiente, y con una bomba hidráulica de succión colocada sobre pilastra; conserva a escasos metros un pila lavadero excavada en granito. Antiguamente el sistema de extracción del agua era mediante una polea y soga, elevando el agua de modo manual. Estos sistemas han dado paso a sistemas más avanzados de succión, como ha sido la mencionada bomba hidráulica, aparecida desde finales del siglo XIX. Y actualmente esta antigua solución se ha resuelto con sistemas automáticos de elevación de agua, cuya representación física externa es una llave de paso o grifo. En nuestra comarca, un ejemplo de este actual sistema es la emplazada en la calle de la Fuente en Valsequillo, que cuenta con unos grifos, adosados a una caseta que cubre el depósito, y que vierten el agua sobre una pileta adosada. En cuanto a las fuentes de agua corriente, el sistema para la recogida de agua se basa en la existencia de caños de aguas para así facilitar el uso humano de las fuentes; bien para beber directamente o para llenar recipientes. Desde el punto de vista arquitectónico, estos caños se encuentran instalados en frontones o pilastras; es decir, grandes muros en forma de tablero, generalmente decorados con diversos motivos de perfil muy variado (de cuya parte frontal salen los caños de la fuente). Pueden estar exentos o adosados a fachadas de viviendas o tapias medianeras, o bien, simples muros de contención de tierras. En nuestra comarca encontramos la fuente Aguayo en Belmez, que cuenta con un frontón acampanado que mide 2,60 m de anchura por 2,65 m de altura. Es el caso de la fuente de Los Morenos en Fuente Obejuna, de perfil también acampanado y limitado en cada uno de sus lados por una pilastra de ladrillo. Otras salidas de los caños se hacen mediante construcciones de menor tamaño, conocidas como pilastras o pequeños pilares verticales, por cuyo interior asciende la conducción y de uno de sus lados brota el agua. Este sistema es conocido desde la antigüedad, sirviendo para alturas no demasiado elevadas. Suelen ser de planta cuadrada y es frecuente encontrarlas adosadas, por una parte, a la pileta o pilar sobre el que vierte el caño y, por la otra, a la conducción que aporta el agua; con frecuencia, si dicha conducción realiza los últimos metros de su recorrido sobre el terreno y va sustentada o protegida por un muro de mampostería, es habitual que la pilastra aparezca justo al final de dicho murete. Así tenemos el ejemplo en la fuente del Corcho en Belmez, situada en un paraje de gran belleza, donde la pilastra se eleva unos 25 cm. sobre el nivel del muro que trae la atarjea, de forma que los caños vierten directamente siguiendo el sentido horizontal de la conducción, igual que en la fuente del camino de la Herradura en La Cardenchosa, donde sale el agua directamente desde el murete protector. En definitiva, encontramos fuentes con frontones o pilastras, adosados o exentos, con forma rectangular o acampanada y con un número variable de caños. Ya hemos adelantado que los caños tradicionales han sido sustituidos por grifos, algunos de ellos completamente adaptados a este tipo de construcción como es la grifería moderna en el pilar de Valsequillo, con dos pilastras gemelas para la salida del agua edificadas en granito y rematadas en forma piramidal. Por otra parte, contamos con pilares o abrevaderos tradicionales, muchos de los cuales conservamos hoy día con idénticas 78
  • 42. C O M A R C A D E L A LTO G U A D I A TO ( C Ó R D O B A , A N D A L U C Í A ) características a las que tuvieron en la Edad Media, es decir, de planta rectangular y formada por un brocal de losas de piedra de 60-70 cm. de altura. Hay pilares abrevaderos que superan los 20 m. de longitud y que son considerados verdaderas obras monumentales, pues sólo se han recogido siete en toda la provincia. En nuestra comarca está el de la fuente Nueva o Abejera en Fuente Obejuna con 28 x 4 m. Del mismo modo, encontramos en Fuente Obejuna el impresionante abrevadero de 15,60 x 3,80 m., situado en el pilar de Córdoba. Junto a este tipo de pilares con planta rectangular, también contamos con pilares circulares en nuestra comarca: formados por muros de mampostería, pretil de ladrillo colocado de junto y desagüe mediante rebaje en el pretil situado en la parte opuesta a la entrada de agua. A veces comunican con piletas situadas bajo la salida del caño, como es el caso del pilar de La Cardenchosa en el término municipal de Fuente Obejuna, con un diámetro de 2,50 m. Otro tipo de construcciones, parecidas a las anteriores, son las llamadas pilas o piletas, es decir, pequeños depósitos labrados en roca o granito, o construidos en mampostería, con la misma finalidad que los pilares. Algunas fuentes conservan aún las piletas unidas por sus juntas, en las que el agua pasa de una a otra, a veces dotadas de distinta altura para facilitar el abrevaje a los animales. En este caso, podemos hablar de las seis piletas de granito en la fuente Aguayo en Belmez, enclavada en una dehesa de encinar para uso del ganado lanar que se cría en la finca, con plantas rectangulares y conectadas entre sí por medio de rebajes superiores. También en el mismo municipio tenemos la fuente del monte Caña, que consta de cinco abrevaderos escalonados en sentido surnorte, comunicados por medio de orificios en la parte superior de sus muros, cada uno de los cuales está dividido en trece departamentos por varillas de hierro. Todos estos elementos constructivos (pilas, pilares y piletas) tienen en común el estar circundados por un pavimento, formado a veces por losas de piedra asentadas de plano, por losas de granito o por guijarros embutidos en mortero. Ni que decir tiene que la función de estos sistemas de pavimentación era evitar que el continuo acarreo de cantareras y/o las frecuentes filtraciones y salpicaduras de agua formaran un terreno embarrado que dificultase el uso humano de las fuentes. Los pavimentos han ido sustituyéndose en los últimos años, sin respetar el material de construcción tradicional utilizado. Finalmente, las albercas son el último grupo de construcciones que se han realizado en la arquitectura del agua de nuestra comarca. Su morfología es muy parecida: construcciones de planta rectangular y muros de mampostería abierta por su parte superior, y todas ellas se llenan con el agua aportada por acequias o atajeas. Las dimensiones podían variar de unas a otras. En la actualidad las albercas tradicionales se han convertido en piscinas para el recreo de los propietarios de las haciendas. A modo de conclusión, indicar que muchas de estas fuentes tradicionales se han ido desprendiendo de su carácter funcional para convertirse en fuentes donde el agua se usa con una finalidad decorativa. En ocasiones han servido sólo de elementos decorativos, en ciertos espacios urbanos (plazas, mercados), fruto de la demanda de las autoridades municipales para engalanar las villas; un ejemplo lo encontramos en Peñarroya-Pueblonuevo, donde se sitúa la fuente de la plaza Eulogio Paz, de planta con forma de estrella de 8 picos y cuyo centro es un pilar ocupado por una pilastra de hierro fundido fabricada por FAOR y decorada mediante placas labradas con motivos vegetales y heráldicos. De igual modo sucede con la fuente que está en la plaza del Santo en Belmez, de finales del XIX principios del XX (Fábrica Pérez Hermanos de Sevilla), que destaca por ser uno de los escasos ejemplares de fuentes de hierro fundido que existen en la comarca. 79
  • 43. A R Q U I T E C T U R A T R A D I C I O N A L Y E N TO R N O C O N S T R U I D O Pilar circular. Fuente urbana. Arquitectura industrial y postindustrial que se dedican a oficios tradicionales como son: el curtido y trabajo del cuero, la ebanistería o la alfarería, conservando las técnicas y materiales que se utilizaban antaño; entre otros productos podemos encontrar cucharas talladas en madera, llavero en cuerna, perchas, cachas de navajas, fundas de mecheros, zahones y monederos en cuero, rosetas de venado, rejas, farolas y cabeceros de cama en forja, canalones de agua trabajados en hoja de lata… y muchos otros elementos producto del saber hacer tradicional, aprehendido de generación en generación. Otra parte importante de esta arquitectura ha sido producto del fuerte sector minero que ha protagonizado la base económica de nuestra comarca durante un largo periodo. Las edificaciones resultantes que hoy día se manifiestan físicamente en nuestros paisajes se encuentran ejemplificadas en el cerco industrial del pueblo de Peñarroya-Pueblonuevo, ubicadas junto a la estación de trenes, donde se conserva una antigua e impresionante infraestructura minera, ya en desuso y en manos de la empresa privada. Estas instalaciones fueron dando lugar al desarrollo de la zona. Dentro de las industrias agroalimentarias de la comarca hay que hacer referencia a las cooperativas olivareras, nombradas aparte por su carácter diferenciador con el resto de las agroalimentarias. Estas cooperativas han tenido cierta importancia en la comarca, estando Tradicionalmente, los oficios artesanales han sido uno de los pilares básicos del ámbito rural. Han conformado todo un comercio comarcal de grandes redes socioeconómicas que mucho han enriquecido las relaciones sociolaborales de producción. Sus frutos son referentes de una forma de vida donde vuelve a destacar la funcionalidad y simplicidad de forma; siendo el factor ecológico muy significativo. La materia prima va en consonancia con las necesidades y labores a las que se dedica la población del Alto Guadiato. Así, por ejemplo, el pastor usaba un zurrón de piel de oveja con una tablilla de madera que hacía de cierre, donde transportaba su merienda diaria. El desarrollo tecnológico inevitable y la expansión del mercado nacional han ido reduciendo estas actividades artesanales hasta el punto de la desaparición en muchos casos de los pequeños talleres y fábricas de artesanos del cuero, la cerámica, la madera, la forja, la cuerna… Estos talleres han estado asentados en pequeñas naves rectangulares y cuadrangulares, y frecuentemente en alguna de las dependencias de las propias casas tradicionales de los maestros artesanos. Actualmente, en nuestra comarca contamos con algunos talleres artesanales en El Alcornocal, Argallón y la Cardenchosa, donde podemos encontrar artesanos 80
  • 44. C O M A R C A D E L A LTO G U A D I A TO ( C Ó R D O B A , A N D A L U C Í A ) No podíamos finalizar esta temática sin destacar edificaciones (algunas ya mencionadas anteriormente) y lugares de especial significado social y atractivo turístico con los que contamos en la comarca del Alto Guadiato. Entre ellos podemos citar los siguientes, según su localización: Poblado romano y yacimiento minero de “La Loba”. Situado tras Los Cerros Castillejos. Tienen gran importancia el Cerro del Ducado y el Cerro de la Caraveruela por sus restos pertenecientes a la época Íbera. Otros yacimientos de gran importancia remontándonos a la época Calcolítica son Los Dólmenes de Los Delgados, de la Serrezuela, de Los Gallegos y de La Horma. Podemos visitar también restos del antiguo acueducto romano que nace en La Tejera, siguiendo los márgenes del Guadiato, y nos lleva hasta Masatrigo, dejando sobre la falda de la sierra de los Santos los restos visigóticos de la ermita de San Bartolomé. Esta villa ofrece un gran patrimonio, contando así con un museo ubicado en el Convento de Los Padres Franciscanos, donde se puede ver una gran representación de estos restos arqueológicos y otros elementos que conforman el Museo de Artes y Costumbres. Molino de grano de Las Ollas. Molino de El Torrat (en la aldea de Argallón). Molino del Muduelos y de El Conejo (en la aldea de La Cardenchosa). En Fuente Obejuna: En Belmez: hoy bajo producciones escasas debido, en gran parte, a su antigua maquinaria, como es el sistema de molturación (de prensa). Los distintos polígonos industriales de las poblaciones de nuestra comarca conforman el resto de la arquitectura industrial de la zona. Sus manifestaciones físicas se hacen en forma de grandes naves rectangulares de almacenaje de productos de las distintas actividades: – Fuente Obejuna: dos, el polígono industrial “Fuente Las dos” y “El Blanquillo”. – Belmez: el polígono industrial “San Antonio”. – Peñarroya-Pueblonuevo: tres, el polígono industrial “La Papelera”, “El Antolín” y “Los Pinos”. Otras edificaciones o lugares de interés Los ya citados: Casa Cardona, magnífico ejemplar de arquitectura modernista, y el Convento de los Padres Franciscanos, que incluye el singular camarín de Ntra. Sra. de la Esperanza. Plaza Lope de Vega, con la representación teatral de “Fuenteovejuna”. Se trata de la plaza principal del pueblo donde, recogiendo el anhelo y la voluntad de sus vecinos, se representa la obra de Lope de Vega, “Fuenteovejuna”, protagonizada por los propios habitantes, en el mismo escenario histórico donde sucedieron los hechos. La significatividad social de esta representación es muy elevada a nivel comarcal. El también citado Castillo del Viandar. Molino de grano de El Fresnedo. En Los Blázquez: El antiguo Castillo de Maldegollado, de época almohade (finales del siglo XII y comienzos del siglo XIII), donde se instaló la originaria población de Tolote. 81
  • 45. A R Q U I T E C T U R A T R A D I C I O N A L Y E N TO R N O C O N S T R U I D O Bibliografía Agudo Torrico, J., “Arquitectura popular en la provincia de Sevilla”. Sevilla y su provincia. Vol. IV. Ed. Gever. Sevilla, 1984, pp. 117-145. – “Arquitectura tradicional extremeño-andaluza. La riqueza de un patrimonio compartido”, en Martín Galindo, J. L. y Orovengua J. M. (coords.), Arquitectura Popular Extremeña, 2ª Monografía de Estudios de Arte. Diputación de Badajoz. Badajoz, 2004, pp. 532-533. Arjona Castro, A., El reino de Córdoba durante la dominación Musulmana. Excma. Diputación Provincial, 1982, pp. 237. Bernabé Salgueiro, A., La arquitectura vernácula diseminada en Constantina (Sevilla). Economía, prestigio social y representaciones ideológicas. Producciones culturales del sur, S.L. Sevilla, 1998. Bernier Luque, J. y Fortea, J., Recintos y Fortificaciones Ibéricas en la Bética. Publicaciones de la Universidad, Facultad de Geografía e Historia. Salamanca, 1970. Blázquez, J. M. “Poblado de esclavos mineros en Fuenteovejuna”, Revista de Arqueología. Vol. II, nº 3. 1981, pp. 6-12. Bromberger, C., “L’habitat et l’hatitation: des objects complexes. Quelles directions pour une analyse?”, en Habitat et Espace dans le monde rural. Ministère de la Culture et de la Communication. Collection Ethnologie de la France. Cahier 3. Paris, 1988, pp. 3-13. Carbonell, A., Contribución al estudio de la prehistoria cordobesa. La zona de Fuente Obejuna-Valsequillo, B.R.A.C., 3. 1923. Fernández, A., Aldeas de Fuente Obejuna. Obra social y cultural Cajasur. Córdoba, 2003. Fortea, J. J., Córdoba en el siglo XVI. Las bases demográficas y económicas de una expansión urbana, Monte de Piedad y Caja de Ahorros, Córdoba, 1981. Hernández Jiménez, F., 1967, “Los caminos de Córdoba hacia el Noroeste en época musulmana”. Al Andalus, Vol. XXII, fase I, 1967, pp. 277-359. Melchor, E., Vías romanas y explotación de los recursos mineros de la zona norte del conventus Cordubensis. AAC 4, Universidad de Córdoba, 1993, pp. 63-89. Murillo, J. F. , “Eneolítico y Edad del Bronce en el Norte de la provincia de Córdoba”. Memoria de Licenciatura, Universidad de Córdoba, 1986. Larios Larios, J. M., “Arquitectura modernista en Fuente Obejuna”. Fons Mellaria, agosto, 1982, pp. 4-6. López Ontiveros, A. et al., Caza y paisaje geográfico en las tierras béticas según el Libro de la Montería, Andalucía entre Oriente y Occidente (1236-1492), Córdoba, 1988, pp. 281-307. Piñol Aguade, J.M., 1964, La Mellaria Cordobesa, B.R.A.C., Vol. XXXV, nº 86, pp. 157-175. Rivera, M., La Cuenca del Guadiato. Hacia la definición de su identidad comarcal, Cajasur, nº 115, 1985, pp. 27-31. – Fuente Obejuna paso a paso (Guía artística y monumental). Excma. Diputación Provincial de Córdoba, 1987. Rodríguez Becerra, S., Etnografía de la vivienda. El Aljarafe de Sevilla. Universidad de Sevilla. Sevilla, 1973. Vaquerizo, D. y Murillo, J. F., “El Valle del Alto Guadiato” (Fuenteobejuna, Córdoba). Seminario de Arqueología. Universidad de Córdoba, 1994. Vaquerizo Gil, D. (ed.)., “Minería y metalurgia en la España prerromana y romana”, Actas de los Seminarios Fons Mellaria’1992. Córdoba, 1993. – La Cultura Ibérica en Córdoba. Un ensayo de síntesis, Córdoba, 1999. – La minería hispanorromana en Córdoba: yacimientos, técnicas, economía y recursos humanos, Monografía conmemorativa del 75º aniversario de la Escuela Superior de Minas de Belmez. Córdoba, 2000. VV AA. 1986, Arquitectura Modernista en Córdoba, Excma. Diputación Provincial de Córdoba, p. 111. 82
  • 46. C O M A R C A D E L A LTO G U A D I A TO ( C Ó R D O B A , A N D A L U C Í A ) Notas 1 Fons Mellaria o fuente de miel, que posteriormente da lugar a “Fuente Abejuna” y después a Fuente Obejuna. Corresponde al término municipal de la actual Fuente Obejuna, cuya originaria ocupación probablemente estaba ubicada en el actualmente conocido como “Cerro de Masatrigo”. 2 Gentilicio de Fuente Obejuna. Le viene dado por su origen como Fons Mellaria. 3 Esto responde a la lógica histórica o la lógica evolutiva, según la cual un edificio creado para determinados usos en tiempo y forma, cuando cambian esas condiciones por las que se crea el edificio, desaparece o se transforma. 4 Conocida popularmente así por contar con una primera planta destinada al doblao o dependencia de almacenaje. 5 También se le conoce con los nombres de cámara, soberao o sobrao. 6 En el habla popular también se le denominan naves. 7 Nombre con el que tradicional y/o popularmente se conocía a la persona que se dedicaba a la albañilería antiguamente, llegando a formarse como maestro-albañil de una cuadrilla de albañiles. Otros términos utilizados para designarlos son: arquitecto popular o vernáculo, artesanos de la construcción, especialistas locales… entre otros. 8 Esta práctica constructiva ha sido sustituida en ocasiones por los zócalos de baldosas o de granito. Así también, aún nos podemos encontrar imágenes en vivo de mujeres u hombres enjalbegando las fachadas de sus casas. 9 Era una tarea de mujeres y consistía en sacar el colchón al corral exterior, exponerlo al aire libre, sacudirlo y golpearlo para que se ahuecase la lana contenida. Una vez hecho esto, se volvía a colocar sobre la cama, esta vez, por la cara contraria a la del año anterior. 83
  • 48. Comarca de Cinco Villas ZARAGOZA, ARAGÓN M. Pilar Giménez Aísa
  • 49. FOTOGRAFÍAS: Mariano Candial “Nuestro agradecimiento a todos los vecinos de las Cinco Villas que han colaborado con nosotros, a los que nos han aportado valiosa DIBUJOS: Ángel Betoré información y a los que amablemente nos han abierto las puertas de su casa”. PLANOS: Mª Cruz Diaz TRABAJO DE CAMPO: M. Pilar Giménez Aísa (coord.) COLABORADORES: Asunción Gil Orrios, José Antonio Remón Aísa Miguel Ángel Zapater Baselga
  • 50. COMARCA DE CINCO VILLAS (ZARAGOZA, ARAGÓN) El trabajo de investigación ha abarcado 17 municipios del centro y sur de la Comarca de Cinco Villas, situada en el norte de la provincia de Zaragoza. El área estudiada comprende 1.902 Km2 y 28.882 habitantes, es decir, un 90% de la población y un 62% de la extensión de la citada comarca. El territorio limita al oeste con Navarra, comunidad con la que comparte el espacio singular de las Bardenas Reales, mientras que al este el río Gállego ejerce de frontera natural con la provincia de Huesca. Aunque en menor medida, la zona estudiada participa del contraste paisajístico propio de Cinco Villas. Poblaciones como Orés, Asín y Luna ofrecen una imagen de transición entre el paisaje abrupto de las Sierras Exteriores Prepirenaicas y las llanuras esteparias características de la Depresión del Ebro, salpicadas todavía por suaves ondulaciones en Sierra de Luna, Erla y Castejón, donde resaltan los variados y escalonados perfiles de las muelas. En este recorrido pasamos de los suelos de conglomerados y areniscas a otros donde predominan las arcillas y las margas, al tiempo que la vegetación de carrascas con monte bajo de coscojos, boj y enebro, da paso al escaso manto vegetal propio de los áridos suelos de la estepa con especies como la sabina, la sarda o la ontina, y áreas de arbolado colonizadas por el pino carrasco. Nos encontramos ante un paisaje muy transformado por la mano del hombre situado en la Cuenca del Arba de Luesia, río de escaso e irregular caudal que, sobrepasado Ejea de los Caballeros, se reúne con el Riguel y el Arba de Biel para sumarse al Ebro al sur de Tauste. El cauce de agua más importante y principal motor de transformación desde hace medio siglo es el Canal de Bardenas, que riega buena parte del territorio con aguas del río Aragón embalsadas en Yesa. 87
  • 51. A R Q U I T E C T U R A T R A D I C I O N A L Y E N TO R N O C O N S T R U I D O Existe además un importante foco endorreico próximo a Sádaba y Ejea con cantidad de estancas y embalses, entre los que destaca por su valor natural el lagunazo de Moncayuelo. El agua ha creado también las caprichosas formas de los Aguarales de Valdemilaz en Valpalmas. El territorio presenta un clima mediterráneo continental, más extremado y seco conforme nos desplazamos hacia el sur. Los primeros vestigios humanos se remontan a la Prehistoria, época de la que datan numerosos yacimientos arqueológicos diseminados a lo largo del territorio. La presencia del pueblo de los suessetanos, de origen indoeuropeo, dio paso a un período de dominación romana en toda la zona al que pertenecen los primeros restos monumentales. La actual Cinco Villas fue encrucijada de importantes vías de comunicación, a lo largo de las cuales se establecieron ciudades y villas agrícolas relevantes. Pero es sobre todo en la Edad Media donde encontramos las raíces de las principales poblaciones que hoy conocemos, así como la denominación de “Cinco Villas”. Buena parte de la riqueza monumental y patrimonial del área estudiada proviene del medievo: castillos y torreones, iglesias románicas y mudéjares, juderías..., aunque también hay destacados ejemplos de épocas posteriores. Las sierras del norte ejercieron de frontera natural entre los reinos cristiano y musulmán. Al amparo de fortalezas edificadas en esta frontera crecieron poblaciones que fueron vanguardia de un avance cristiano que a comienzos del siglo XII extendió su dominación hasta las tierras llanas de Ejea. La ocupación del territorio ha venido determinada por una necesidad estratégica que privilegió la cercanía a los cursos fluviales, vías naturales de penetración. El paulatino surgimiento de pueblos y villas, señoríos laicos y fundaciones eclesiásticas o vinculadas a órdenes militares, resulta todavía hoy patente en el esquema de la propiedad de las tierras. Layana. Organización del espacio urbano La ocupación y economía de las gentes de la comarca 1 ha estado siempre vinculada a la agricultura, con el cultivo del cereal como protagonista. En el pasado tuvieron también mucha presencia la vid y en menor proporción el olivo, el almendro, el lino y el cáñamo. El regadío cuenta con siglos de tradición en localidades como Tauste, pero fue a partir de 1959 cuando la extensión de esta modalidad con el Canal de Bardenas dio lugar a la roturación y concentración de buena parte de las tierras, y al nacimiento de nueve pueblos de colonización2. Como antaño, los cereales constituyen el cultivo predominante, aunque el maíz se ha impuesto sobre la cebada y el trigo y comparte espacios con otros cultivos que han ido tomando importancia como las hortalizas (sobre todo pimiento y tomate), las forrajeras y, más recientemente, el arroz. 88
  • 52. COMARCA DE CINCO VILLAS (ZARAGOZA, ARAGÓN) La ganadería ha ocupado tradicionalmente un destacado puesto en la economía de la comarca, con una importante cabaña lanar que practicaba la trashumancia y que ha perdido terreno frente a la agricultura y la estabulación, hoy mayormente dedicada al ganado porcino. Frente a la práctica desaparición del ganado caballar, otrora imprescindible para las tareas agrícolas, el vacuno mantiene cierta presencia en algunas poblaciones. La caza constituyó hasta un reciente pasado una importante actividad de subsistencia. La cría de animales de corral en la misma casa y el cultivo de un pequeño huerto resultaban también primordiales para el sustento familiar. Otro recurso importante ha sido la leña y su transformación en carbón vegetal en poblaciones como Castejón de Valdejasa y Luna, localidad donde una amplia zona de su sierra es conocida como La Campos de cereal en la ribera del río Arba de Luesia. Carbonera. Esta economía agraria ha condicionado la arquitectura popular. El territorio está salpicado de construcciones vinculadas a las distintas actividades y buena parte de la casa la conforman espacios dedicados a la conservación y almacenamiento de los productos agrícolas, así como los destinados al alojamiento de animales. MUNICIPIOS DE ADEFO CINCO-VILLAS Municipio Altitud Extensión (km2) Población 1930 2001 457 113 1.143 Ardisa 433 27,4 Asín 584 18,4 Biota 485 103 1.605 Castejón de Valdejasa 521 109 1.071 302 Ejea 320 615 7.800 16.941 Erla 425 19,1 1.117 429 Layana 486 3,6 458 123 Luna 477 307,3 2.618 873 109 Marracos 82 17 112 Orés 647 50,9 665 Las Pedrosas 475 18 417 Piedratajada 423 22,5 Puendeluna 430 Sádaba 454 Sierra de Luna 401 43,9 820 277 Tauste 267 405,1 6.182 7.412 Valpalmas 456 2,7 557 166 - 1.901,8 - 30.227 Totales 61 9,9 129 89 94 170 2.716 1.820
  • 53. A R Q U I T E C T U R A T R A D I C I O N A L Y E N TO R N O C O N S T R U I D O Históricamente, la Comarca de Cinco Villas ha estado dividida en dos partidos judiciales, el de Sos del Rey Católico y el de Ejea de los Caballeros, a los que pertenecían las localidades del norte y sur respectivamente. Pero al margen de esta dependencia administrativa todos los pueblos eran de alguna manera autosuficientes, tenían comercios, ciertos talleres artesanos, además de médico, veterinario, maestros y locales de ocio como casinos y bailes. A medida que la despoblación fue mermando estos servicios, otros núcleos los fueron aumentando, sobre todo Ejea de los Caballeros que asumió el papel de capital de la comarca, aunque en la zona más oriental el mayor foco de atracción ha sido Ayerbe (Huesca). Hoy, con la recién creada demarcación comarcal, Ejea reafirma su papel de centro administrativo, formativo y comercial, compartido con Zaragoza. En el pasado todos los núcleos estaban comunicados con los de su entorno mediante caminos, sendas en muchos casos olvidadas pero cuya recuperación puede ser de gran interés hoy para el turismo. Prácticas como el senderismo o la bicicleta de montaña permiten conocer el entorno natural y acercarse a bienes patrimoniales marginados de las vías de comunicación como ermitas, castillos y otras construcciones de carácter popular (molinos, corrales, pozos, fuentes, etc.) lo que estimula su recuperación y conservación. Hoy son dos las vías de comunicación que vertebran esta zona. La A-127 recorre las Cinco Villas de norte a sur en dirección a Pamplona y Zaragoza, atraviesa cuatro de las poblaciones mayores y es la carretera más transitada. La otra vía importante, la A-125, cruza la comarca a la altura de Ejea en dirección este a oeste, de Tudela (Navarra) a Ayerbe, y enlaza por la A-1103 con la autovía de Huesca, ofreciendo otra alternativa para el acceso a Zaragoza. Otra red de carreteras locales une el resto de poblaciones con estas vías. La cercanía y comunicación con la capital ara- gonesa es importante tanto a la hora de fijar población como de favorecer el mantenimiento de segundas viviendas. Como efecto contrario, conlleva la ruta diaria de ida y vuelta a Zaragoza de profesionales y funcionarios que en otro tiempo vivían en la comarca. Fiestas comarcales como tales no han existido aunque la devoción popular a determinada Virgen o santo local, transcendía los propios límites municipales y ciertas ermitas han ejercido de centros religiosos de la comarca. El ejemplo más notorio es el del santuario de la Virgen de Monlora, ubicado en una atalaya de Luna, que convocaba a las poblaciones de Ejea, Erla, Luna, Sierra de Luna, Las Pedrosas, Lacorvilla y Valpalmas. A la ermita de la Virgen de los Bañales, situada al sur del término de Uncastillo, acudían vecinos de Layana, Sádaba, Biota, Malpica y Asín; y a la ermita de la Virgen de Miramonte, los de Valpalmas, Puendeluna, Casas de Esper, Piedrataja y Ardisa, término este último en el que se localiza. La relación entre los núcleos era más estrecha en el pasado, cuando se compartían más espacios de trabajo y fiesta, aunque sigue siendo buena. La cercanía también llevaba en ocasiones a roces y enfrentamientos, habituales entre las poblaciones vecinas que competían a nivel socioeconómico. El origen de estas rivalidades se remonta a siglos pasados en los que hubo discrepancia por cuestiones de linderos o propiedad de pastos y perviven a un nivel anecdótico. El origen medieval de muchas poblaciones determinó su asentamiento sobre un promontorio rocoso, donde se ubica el castillo y la iglesia, y en torno al cual se distribuye el caserío. El trazado urbano, de estrechos y empinados callejones, y su orientación quedaron desde un inicio condicionados por esa función defensiva. En algunos lugares las casas parecen colgadas sobre un río o barranco. A partir del siglo XVI, el entramado urbano fue extendiéndose hacia la zona llana, favoreciendo el 90
  • 54. COMARCA DE CINCO VILLAS (ZARAGOZA, ARAGÓN) Calle de Farasdués. Calle de Farasdués. Erla fue extendiendo su caserío desde La Corona. talada, en Tauste el Portillo Barriofuera y en Sádaba restan los nombres de las seis puertas que cerraban el núcleo histórico: El Portal, Portal del Molino Viejo, Portal del Carmen, El Portalico, Portal del Imperio y Portal del Romero, algunos todavía vistos en pie por los habitantes del lugar. Entre los testimonios visibles queda, formando parte de un edificio medieval junto a la iglesia, la puerta que en Erla cerraba el núcleo original. El crecimiento urbano está ligado al comportamiento demográfico experimentado en cada localidad, afectadas de muy diferente manera por la emigración. Toda la Comarca de Cinco Villas había experimentado un crecimiento poblacional en el siglo XIX y XX que tuvo su momento álgido en torno a 1930. asentamiento hacia el sur, evolución patente en Ejea, Erla o Luna, donde los núcleos fundacionales (zonas conocidas como La Corona) fueron quedando en un segundo plano. Las localidades de historia más reciente se localizan en zonas llanas, más favorables para el hábitat. Buena parte de las puertas y peajes que pudo haber en las poblaciones han desaparecido y sólo perviven en la toponimia. Algunas formaban parte de antiguas murallas todavía visibles en algunos lugares. Según contaron los vecinos de Luna, la vecina Puendeluna tomó el nombre del puente donde se pagaba el peaje por entrar a su término y, de hecho, cerca del citado puente hay una zona llamada La Portera. En Castejón de Valdejasa encontramos el término Portazas, en Luna La Por- 91
  • 55. A R Q U I T E C T U R A T R A D I C I O N A L Y E N TO R N O C O N S T R U I D O ción característicos. En algunas localidades quedan restos de los muros de piedra que cercaban las parcelas, levantados sobre todo en viñas y huertos. Estas paredes, de entre 80 y 150 cm de altura, se construían muchas veces con las piedras extraídas del mismo campo, piedra arenisca de tamaño irregular asentada con barro o sin argamasa alguna, con un remate de piedra menuda para evitar la filtración del agua. Sin embargo, en muchos otros pueblos de la comarca esta práctica no era habitual aunque sí la de colocar mojones de piedra, sobre todo para señalar los límites del municipio. Linde, lindero y huega son vocablos usados para designar los límites parcelarios y de propiedad. Por otro lado, los nombres de corral, corraliza y barrera designaban, además de un edificio, una determinada extensión de tierra o finca. En muchas de las localidades utilizaban la medida de sembradura, es decir, la cantidad de grano utilizado en la siembra correspondía a una determinada superficie de tierra. Con algunas variaciones según el lugar, 140 kilos de trigo equivalían a un cahíz de tierra y a 8 hanegas, y cada hanega eran 12 almudes y 3 cuartales. El cahíz, la hanega y el almud equivalían aproximadamente a 5.721, 715 y 59,59 m2, respectivamente, y hoy han sido sustituidas por la hectárea. Una hectárea equivale a 1,74 cahíces y 14 hanegas. La ubicación y orientación de los corrales o casetas construidas en el campo estaban siempre condicionadas por la búsqueda del abrigo frente al cierzo, viento frío del noroeste que azota con virulencia toda la zona. Así, las puertas se orientan cara al sol del mediodía. También es habitual la elección de lugares elevados para protegerse de avenidas de agua y poder aventar mejor en la era, situada siempre junto al corral. Hasta la introducción de la maquinaria agrícola, el campo y sus construcciones estuvieron llenas de vida. Los pastores dormían en Fue a partir de los años 40-50 cuando el fenómeno del éxodo rural empezó a notarse, y en los 60, cuando buena parte de las localidades vieron reducida de forma drástica su población, situación que todavía no ha cesado, a pesar del flujo de inmigrantes. El envejecimiento de la población de Cinco Villas es general y uno de los problemas mayores. El destino principal de aquella emigración fue la ciudad de Zaragoza y otras como Barcelona, aunque una parte importante quedó en la misma comarca, en localidades como Tauste y, sobre todo, Ejea de los Caballeros, que vio multiplicar de forma notable su población. La implantación de algunas industrias como la de maquinaria agrícola y, en particular, del regadío, atrajo hacia esta localidad mano de obra de otras zonas de Aragón, Extremadura y Murcia principalmente. Ejea y Tauste son las dos localidades que más han aumentado su espacio urbano, dinámica todavía en marcha, frente a las poblaciones pequeñas que no han modificado en esencia su estampa original. En una situación intermedia se encuentran lugares como Biota o Sádaba, que todavía mantienen cierta población y un espacio urbano en crecimiento. En general, podemos distinguir dos modelos de expansión urbana diferenciados: uno que ha conllevado el abandono y degradación del centro histórico (Ejea, Erla, Luna o Sádaba) y otro donde el casco antiguo ha sido paulatinamente transformado al tiempo que se creaban nuevos barrios (Biota y Tauste). En este segundo caso el conjunto urbano ha perdido buena parte de sus señas de identidad mientras que las localidades del primer modelo conservan prácticamente intacta su apariencia original, lo que ahora permite acometer de forma óptima su rehabilitación. Un caso destacable es Sádaba, con un casco antiguo accesible y una arquitectura en piedra de gran calidad. Fuera del ámbito urbano encontramos también construcciones y elementos de parcela- 92
  • 56. COMARCA DE CINCO VILLAS (ZARAGOZA, ARAGÓN) los corrales y también los agricultores, dependiendo de la distancia al pueblo y las labores a realizar, sobre todo durante la siega y la trilla, a veces acompañados de la familia. Cuando se trataba de grandes fincas, una o varias familias vivían durante todo el año en el campo junto a las viviendas de los propietarios, usadas sólo temporalmente. Estas familias y algunas otras que vivían en fincas menores de su propiedad acudían al pueblo para abastecerse y alternar, aunque el campo era también un espacio de encuentro importante. Todos los entrevistados coinciden en que no existía ningún tipo de discriminación ni rivalidad con estos trabajadores o familias, sin embargo, el oficio de pastor ha sido uno de los peor considerados en la comunidad. Hoy ya nadie vive en el campo. Calle Mayor de Asín. des, hoy zonas degradadas, y en el caso de Ejea con presencia de población marginal. Las clases pudientes levantaron casonas en zonas más llanas, con calles más amplias. Con posterioridad, fueron construidas viviendas sociales en los extrarradios, como las del Barrio de Lallana en Ejea para alojar a los obreros del ferrocarril, y las Casas Baratas en Biota y Tauste, localidad en cuyo extremo norte gentes humildes adaptaron cuevas como viviendas. El Ayuntamiento y la iglesia suelen estar situadas en el centro de la localidad y cuando hay más de un templo marcan ámbitos de influencia y sirven de referentes urbanos. En Ejea, por ejemplo, un portal situado en la Plaza España señalaba el límite entre las dos parroquias y era origen de rivalidades y enfrentamientos. La plaza céntrica del pueblo es el núcleo vital de la población y donde tienen lugar las expresiones lúdicas de la colectividad. Allí se planta el mayo, baila todo el mundo y se torean vaquillas durante las fiestas patronales. Grupos folclórios como el Dance de Tauste exhiben su arte en la plaza, paso obligado de las procesiones, que en su recorrido circular desde la iglesia por las calles principales trazan el entorno de los antiguos cascos históricos. Algunas, como la de Santo Cristo en Sádaba, rebasaban sin embargo los muros de la ciudad con fines protectores. En estas ocasiones, los balcones se engalanan con tapices y ricas telas. En Biota se hacía lo Arquitectura de la comunidad urbana. Espacio abierto Los nombres de las calles responden principalmente a su ubicación o a su relación con algún edificio de interés para la comunidad. Así, abundan denominaciones como Barrio Alto, Barrio Bajo, Las Eras, Mediavilla, Arrabal, Huerta Alta, Carasoles, del Aire; Calle La Iglesia, Herrería o Herrerías, Horno, de la Fuente, Abadía, Cantarería, Tejería, Camino del Molino, del Canal, etc. Apelativos como Barrio Nuevo o Barrio Verde señalan la presencia de una comunidad judía en el pasado y otros aluden a algún santo local o a personajes históricos, algunos vinculados a la comarca como Ramón y Cajal. Las poblaciones más pequeñas no presentan grandes diferencias sociales entre unos barrios y otros, aunque las casas de propietarios con más tierras fueron ubicadas generalmente en la calle y plaza más céntricas, denominadas comúnmente Calle Mayor y Plaza España. Sí se aprecia mayor diferencia en localidades como Ejea, Erla y Luna, donde los núcleos fundacionales albergan las casas más humil- 93
  • 57. A R Q U I T E C T U R A T R A D I C I O N A L Y E N TO R N O C O N S T R U I D O ción en la que el Jueves Lardero era costumbre eslardar o comer chorizos y longanizas secas en las inmediaciones de la Ermita del Santo Sepulcro. Junto a estos espacios, dentro y fuera del casco urbano, relacionados con actividades de carácter festivo-religioso, encontramos los dedicados a los diferentes oficios practicados a lo largo de la historia de cada población. Los pequeños talleres artesanos que había en todos los núcleos estaban ubicados en la vivienda del titular. En las poblaciones mayores acabaron por concentrarse ciertos oficios en el centro, como ocurría con los zapateros y carpinteros de Tasute, o en el extrarradio, como las herrerías y carreterías de Sádaba. Casi todas las localidades contaban junto al río con un tejar o tejería y en algunas había también cantarería y molino. Hoy existen pequeños polígonos industriales como el de Valdeferrín, en Ejea. Todos los núcleos contaban con comercios y tiendas distribuidas por el pueblo. Aunque las necesidades básicas estaban cubiertas, era habitual la llegada a las plazas de vendedores ambulantes que traían en carros tinajas, vajillas, telas, verduras, etcétera. Quinquilleros, caldereros, sogeros y vergueros, entre otros, permanecían en la localidad durante unos días trabajando. También llegaban tratantes de ganado caballar, tocineros y cabreros, pero las transacciones mayores se realizaban en la feria de Ayerbe (Huesca) y en otras como Tafalla y Sangüesa (Navarra) o Huesca. Ejea, coincidiendo con sus fiestas patronales, celebraba también una feria de ganado. Hubo así mismo gente que se dedicó a la compra de productos agrícolas, como los alfaceros de Tauste, o los que compraban trigo antes de que el Servicio Nacional de Cereales construyera grandes silos en buena parte de las poblaciones. Hoy en las localidades más pequeñas los comercios y los artesanos han sido sustituidos por la venta ambulante. Por el contrario, otras po- Las Tres Cruces, Valpalmas. mismo en el recorrido del sacerdote hasta la casa del enfermo cuando le llevaba el viático. En festividades como el Corpus Christi y el Corazón de Jesús se levantan altares en determinadas calles del recorrido procesional. Las fiestas patronales culminaban en sepetiembre las labores de la siega y de la trilla. Hoy han sido adelantadas en las localidades más pequeñas al mes de agosto para facilitar la afluencia de los hijos del pueblo. En invierno en los diferentes barrios se quemaban hogueras en festividades como San Sebastián y Santa Águeda, y en pueblos como Orés y Piedratajada las caballerías pasaban en San Antón de madrugada delante de la iglesia. En mayo se bendecían los términos desde el lugar más alto de la población o desde un monte próximo a ella: La Santa Cruz en Asín y Las Pedrosas, y Las Tres Cruces en Valpalmas. En Sádaba se hacía desde dos eras diferentes que alternaban cada año, y en Luna desde tres lugares, lo que dio lugar a la siguiente copla: Viva Luna porque tiene a Monlora en un gran cerro, Misericordia en la huerta y el castillo junto al pueblo. En Ejea se iba a La Cantera en procesión con las imágenes de San Gregorio y San Juan. Además de las romerías de referencia comarcal, existen otras de devoción local como la Virgen del Campo en Asín, la Virgen de la Corona en Erla, la Virgen de Yerzol en Orés, San Roque en Las Pedrosas o la Virgen de Sancho Abarca en Tauste, pobla- 94
  • 58. COMARCA DE CINCO VILLAS (ZARAGOZA, ARAGÓN) blaciones han acrecentado su carácter de centros comerciales, en especial Ejea, que además celebra desde 1997 una feria multisectorial con gran presencia de los sectores agrícola y comercial. Igual que los comercios, los servicios administrativos se concentran en las zonas céntricas en torno al Ayuntamiento, edificio en el que las poblaciones pequeñas han habilitado espacios para otros servicios públicos como la consulta médica. Los mismos ámbitos dedicados al intercambio comercial servían también como lugares principales para el ocio. Los niños ocupaban calles y plazas con sus juegos (el olivero, a la una andaba la mula, ví cataví, las chapas, al médico cojo…), elaboraban sus propios juguetes (el redoncho, la picoleta, carricos, chiringas…) o explosionaban latas de carburo. Las niñas jugaban a las tabas, la comba, la rayola…hacían teatrillos en la habitación de alguna casa o jugaban a la lotería con judías y con carpeticas (naipes viejos). En alguna casa hemos visto juguetes más elaborados como cocinitas, sillas y cunas para las muñecas. Los más mayores robaban alguna gallina para hacer una merienda o las lecheras que se dejaban a refrescar en las ventanas. Los jóvenes jugaban mucho a la pelota en la pared de la iglesia, en el frontón, construcción conservada en las plazas de Ardisa y Orés, o en el trinquete, del que quedan restos en Valpalmas. También se practicaban deportes rurales como el tiro de barra y de barrón, de palo y de ajau, la cuerda, las carreras pedestres y los concursos de arar y dallar. En algunos pueblos había mucha afición al fútbol, hoy el deporte rey que cuenta con campos en muchas localidades. También encontramos pabellones de deportes. Por su parte, las mujeres frecuentaban como lugares de reunión asientos de piedra o banqueros ubicados junto a los portales y formaban sus corrillos en los diferentes barrios. Jugaban a las cartas y charlaban mientras realizaban labores de punto, ganchillo, bolillos, Plaza de Ardisa. etcétera. En épocas templadas iban a los carasoles, donde en Tauste se peinaban unas a otras. Su paseo cotidiano era ir a buscar agua a la fuente, oportunidad para alternar con los hombres, quienes comentan con sorna: ¡Cuántas veces se habrán vaciau el cantaro pa volver otra vez! El lavadero y el río, donde las mujeres acudían a lavar, eran también lugares importantes de relación social, y en todas las épocas del año los hombres recorrían las calles por la noche para rondar a las mozas. Llegado el estío, era habitual tomar la fresca por la noche en los portales, hoy sustituidos en buena parte por las terrazas de los bares. El baño se realizaba en pocetes o en las badinas del río, en alguna balsa estanca o en el canal, diversión que en menor medida practicaban las mujeres. Un lugar de recreo para refrescarse en Ejea era la Fuente de Bañera, actividad de la que tomó el nombre. Como antaño, las plazas y calles céntricas suelen ser los espacios de alterne principales, y donde por lo general se ubican los bares. En poblaciones que han crecido mucho como Ejea, el ambiente se ha trasladado también hacia las calles del Ensanche aunque alguna del casco antiguo como Herrerías siguen registrando mucha afluencia, de tal forma que ir de Herrerías, es sinónimo de ir a tomar vinos o “ir de marcha”. Además, ciertos lugares y esquinas del pueblo ubicados al abrigo del cierzo eran lugares habituales de tertulia y en 95
  • 59. A R Q U I T E C T U R A T R A D I C I O N A L Y E N TO R N O C O N S T R U I D O parte lo siguen siendo. Son los casos de la Esquina Berroy en Tauste, la Esquina del Raboso en Las Pedrosas, el Portalico y el Portal del Romero en Sádaba, la Cruz de las Eras en Orés, la Fuente Vieja en Biota, las placetas del Sastre y del Calderero en Luna, las distintas picarras o miradores de Tauste o las Vistas en Puendeluna, entre otras. Los cines al aire libre constituían una actividad excepcional. En el resto de fincas y caseríos solía vivir una familia que guardaba la propiedad. El núcleo de Casas de Esper está integrado en el municipio de Ardisa, que también incluía el abandonado de Sierra los Blancos, y Luna contaba con las aldeas de Júnez, Lacasta y Lacorvilla, hoy sólo habitada esta última. También se ha producido la anexión de municipios como Rivas y Farasdués, integrados en Ejea, y Malpica de Arba en Biota. No hay mucha experiencia de trabajos colectivos a excepción de los requeridos desde el Ayuntamiento cuando llamaba a vecinal. Todos los hombres de las casas tenían la obligación de acudir a trabajar sin cobrar, incluido el aporte de caballerías, para arreglar los caminos y las calles, entonces de tierra y con frecuencia convertidos en auténtico barrizal. En otros pueblos se limpiaban las balsas y acequias. Ejemplos de otro tipo de trabajos comunales son la construcción de la iglesia de la Oliva en Ejea o, posteriormente, la pavimentación de calles y la conducción de aguas. En alguna ocasión, los agricultores se ayudaban en las labores yendo a una junta o a conjuntar, es decir, compartiendo yuntas y caballerías. La matanza del cerdo y la preparación de alguna romería o fiesta también eran trabajos compartidos que en parte perviven. No se conocen casos de cocción comunal de pan porque a los hornos de uso público se llevaba a cocer la masa preparada previamente en cada casa. Además de labores y tareas comunales, los vecinos compartían su tiempo de ocio. Antaño los lugares principales de alterne de hombres, jóvenes y mayores, eran los cafés y cantinas o tabernas, ubicados por lo general en habitaciones o graneros de las casas, sin preparación especial, salvo la de un mostrador. En la memoria de los habitantes se suceden los nombres de las casas donde en algún momento hubo este tipo de establecimientos, incluso en los pueblos más pequeños recuerdan dos o tres cantinas. Sólo algunos vecinos iban antes Arquitectura de la comunidad urbana. Espacios cerrados Las viviendas se disponen en manzana cerrada y comparten medianil. Cada una está habitada por una familia, cuyo nombre acaba por identificarse con el de la casa. Sin embargo, en situaciones de penuria o de aumento de población, algunas casas tuvieron que alojar a varias familias, compartiendo el uso de la cocina y repartiéndose el resto de espacios, con habitaciones a veces sólo separadas por una tela. Herencias y ventas dieron lugar a particiones de un mismo edificio en varias viviendas, por lo general en pisos diferentes que sólo compartían el patio como lugar de paso, o casas separadas con acceso independiente, y también a que una vivienda utilizara y se comunicara con cuartos pertenecientes a la casa contigua, llegando a no corresponder el acceso y fachada exteriores con la vivienda. El único ejemplo en la zona de viviendas colectivas son los patiaces de Tauste, en origen casonas señoriales. El nombre de patiaz deriva de un gran patio, único espacio compartido por el que todos accedían a las distintas moradas. Las calles de cada barrio, por otro lado, funcionaban de alguna manera como patios colectivos, espacios muy vividos y compartidos por la comunidad. En el medio rural, sólo algunas fincas, como el caso de Paúles en Erla o la perteneciente a los vizcondes de Biota en el Bayo, incluían viviendas destinadas a los jornaleros, que constituían pequeñas aldeas. 96
  • 60. COMARCA DE CINCO VILLAS (ZARAGOZA, ARAGÓN) del trabajo a echar el mezcladillo o revuelto (anís y vino dulce). El trago de anís en ayunas se tomaba normalmente en casa y durante la siega en casa del amo, antes de enganchar. Al volver del campo había quienes pasaban por la cantina a echar el vasico de vino y cuatro canciones. La cantina era un lugar más de trasnoche que los cafés. Buena parte de las poblaciones tenían además un casino privado. Una copla explica muy bien las barreras sociales existentes entonces: Los ricos van al casino y los pobres al café, y los pobres jornaleros a la taberna a beber. Las mujeres sólo acudían a estos lugares en fiestas, a tomar el aperitivo. Igual que los cafés, el casino ocupaba un espacio grande de alguna casa, con un mostrador, a menudo un piano, mesas y sillas, aunque en localidades como Ejea, Sádaba o Tauste fueron construidos con este fin edificios hoy todavía en pie aunque alejados ya de la arquitectura tradicional. En algunas poblaciones hubo también sociedades vinculadas en origen a algún sindicato o cooperativa agrícola, con nombres como La Agraria, de funcionamiento similar a los casinos y con los que de alguna manera competían, distinguiéndose en ocasiones uno u otro por su tendencia política. Al casino o sociedad se acudía a tomar el café y la copa, jugar la partida de guiñote o dominó y practicar la tertulia. Las partidas de cartas con apuestas de dinero eran por la noche y convocaban a aficionados de otras localidades. Durante las fiestas el casino organizaba baile con orquesta y, ocasionalmente, espectáculos de varietés. Otro edificio público fue la Casa del Pueblo de Ejea de los Caballeros, que durante la Segunda República destacó por su gran actividad política y cultural. En la mayoría de pueblos se programaban sesiones de cine en algún granero o salón amplio, actividad vinculada a la parroquia o al empeño personal de unos pocos vecinos. Edificios habilitados para tal fin hubo en Biota, Antiguo casino en Erla. Ejea, Luna, Sádaba y Tauste, donde llegó a haber tres, hoy casi todos desaparecidos, a excepción del de Sádaba, edificio que debiera recuperarse. Al cine se iba los domingos por la tarde. Eran cines-teatro donde se programaban representaciones teatrales, algunas preparadas por los propios vecinos, y algún baile o concierto. Ejea contaba con un teatro, el Imperio, que acogió a figuras musicales de primer orden como Antonio Machín o Marifé de Triana. Entre los comediantes que trabajaron en la zona, los vecinos recuerdan compañías de altura como la de María Guerrero. El baile era la diversión principal y la mejor ocasión de alterne entre los jóvenes de ambos sexos. En cada pueblo recuerdan uno o varios salones de baile, situados en cafés, patios o salas de casas, que no arreglaban ni decoraban de forma especial. En Tauste hubo dos locales destinados a tal fin, conocidos como el de Arriba y el de Abajo, denominaciones que además de significar la ubicación dentro del pueblo y planta del edificio, distinguían socialmente la gente que acudía. Según el lugar, utilizaban un gramófono, una gramola, un organillo o tocadiscos, aunque algunas poblaciones contaban con músicos. Sobre la consideración perniciosa del baile nos hablan en Piedratajada donde no iban las mujeres sin antes haber rezado el Rosario. Dentro del baile la gente se agrupaba por corrillos de amigos. En las casas no se bailaba, salvo excepciones. Hoy los luga- 97
  • 61. A R Q U I T E C T U R A T R A D I C I O N A L Y E N TO R N O C O N S T R U I D O fiestas, hoy todavía muy en boga. Muchos ocupan antiguas bodegas. En Tauste existieron los cuarticos, locales en la planta baja de un inmueble donde se reunían hombres a beber y entonar canciones de picadillo. Tenían reglamento y presidente propios, una de cuyas funciones era la de barrer el cuarto. Hoy el censo asociativo es cada día mayor en todas las localidades: las hay de tipo cultural, deportivo (sobre todo de caza y fútbol), bandas de música, coros y rondallas de jotas, asociaciones de mujeres y de la Tercera Edad que generalmente se reúnen en espacios cedidos por los Ayuntamientos. Otros lugares relacionados con la vida social y cultural son los museos y salas de exposiciones. El creciente interés que existe por la cultura tradicional ha motivado a muchos particulares a la recuperación de objetos y útiles ya en desuso. En la comarca destaca la colección de los hermanos Longás, parte de la cual se exhibe actualmente en el Museo Etnológico Miguel Longás, que ocupa una parte del antiguo hospital del mercado de Ejea. En este magnífico edificio, se exponen enseres vinculados a siete oficios: industria textil, herrería, cerrajería y hojaltería, viticultura, cerámica y carpintería. Otra parte de la colección, no expuesta al público, se dedica a la evolución de la maquinaría agrícola a lo largo del siglo XX. También se rescatan aspectos de la vida tradicional en el Centro de Interpretación de Valpalmas, dedicado al Nobel de Medicina Santiago Ramón y Cajal. Por otro lado, hay que resaltar el empeño y esmero con el que muchos propietarios han sabido conservar sus casas, convertidas hoy en pequeños museos, manteniendo los espacios y los antiguos útiles no sólo como mero adorno sino como si todavía estuvieran en uso. Otro edificio de uso público que no faltaba en ningún pueblo eran las fondas y casas que daban posada a los tratantes de ganado, al tocinero, al vajillero, al retratista o a los músicos res de alterne se han reducido en muchas poblaciones a un único bar que hace las veces de club social abierto a gentes de todas las edades y condiciones. Por el contrario, las localidades mayores han ampliado su oferta (discobares, salas de juegos recreativos…). Cine y teatro como tales sólo hay en Ejea de los Caballeros. En buena parte de las localidades han tenido y siguen teniendo mucha presencia los festejos taurinos durante las fiestas patronales, sobre todo encierros de vaquillas, y las plazas más céntricas son habilitadas como ruedos, antaño cerrados con carros y galeras. Sólo las poblaciones mayores, Ejea y Tauste, cuentan actualmente con plaza de toros. Ambas han sido utilizadas para conciertos, mítines y otros actos sociales y lúdicos. Ejea organiza una feria anual de prestigio que atrae a primeras figuras. En el pasado recuerdan también la presencia de toreros memorables como Lagarto y Palomino de Méjico en Biota y otros espectáculos como los de lucha libre en Ejea, donde lució sus dotes de campeón mundial el paisano Félix Lambán. En un terreno menos lúdico, las cofradías propiciaban también el encuentro y reunión de los vecinos. Aunque no contaban con locales propios, en casi todas las poblaciones se conserva memoria de la existencia de cofradías masculinas cuya finalidad era la de asistir a sus miembros en caso de muerte. Organizaban las reuniones en casa de algún cofrade, donde una vez al año solían hacer una comida. En Tauste es el Esclavo Mayor de la Virgen, elegido cada año y distinguido con un pendón, el que invita a gran número de vecinos a su casa y acompaña todos los actos litúrgicos de la fiesta dedicada a la patrona. Otras cofradías también relacionadas con el culto a determinadas imágenes religiosas, preparan procesiones como las de Semana Santa. En cuanto a asociaciones de carácter laico, en algunos pueblos los jóvenes organizaban peñas o pipetes, lugares de alterne durante las 98
  • 62. COMARCA DE CINCO VILLAS (ZARAGOZA, ARAGÓN) en fiestas. También ofrecían pensión al maestro, al médico o al secretario. Eran viviendas que no se diferenciaban interior ni exteriormente del resto. Hoy encontramos alojamientos en Erla, Sádaba, Tauste y Ejea de los Caballeros, que cuenta con varios hoteles y pensiones. Especial mención merece la Hospedería de Sádaba, ubicada en una emblemática casona de la Calle Mayor maginíficamente rehabilitada. También existen albergues municipales en Ejea de los Caballeros y en Orés, y otros están en proyecto, como el de Biota. Hasta ahora casi todas las iniciativas de turismo rural en Cinco Villas se han concentrado en poblaciones situadas al norte, fuera de nuestro ámbito de estudio, como Sos del Rey Católico y Uncastillo. Desde su reciente incorporción al programa Leader Plus han comenzado a ponerse en marcha los primeros proyectos en nuestro territorio. En Asín un corral y pajar ha sido convertido en una pequeña casa rural y están en marcha otras actuaciones en distintas poblaciones. Hoy la carretera es el único modo de transporte utilizado en la zona pero hubo una época en que viajeros y mercancías compartían también el tren. En 1915 se inauguró la línea de tren de vía estrecha Gallur-Sádaba, que dejó de funcionar en 1973. Quedan en pie las estaciones de Biota y Sádaba, esta última reutilizada como edificio de oficinas. Consideradas de segunda categoría, son construcciones de mediano tamaño, de planta rectangular y dos alturas, de piedra sillar y provistas de sencillos elementos decorativos en vanos y esquinas, en el caso de la de Sádaba con ladrillo, material utilizado en el alero del tejado que, a cuatro vertientes, se cubre con teja árabe. La primera planta estaba dedicada a oficinas y acogida de viajeros y la segunda a vivienda del factor. Junto a las estaciones se levantaba otro edificio dedicado a almacén, todavía conservado en la estación de Biota. Ejea conserva también otros edificios vinculados al ferrocarril: Casa del Pepo en Luna, alojamiento de turismo rural vinculado a la iniciativa Leader un bloque de viviendas destinado a trabajadores, un depósito de aguas y dos puentes construidos en piedra sillar. En lo referente a edificios dedicados a la enseñanza, todas las poblaciones experimentaron desde los años 30 del pasado siglo importantes mejoras de sus colegios y escuelas. En muchas localidades las escuelas estuvieron ubicadas en el Ayuntamiento y otras contaron con edificios independientes de nueva planta singulares por su tamaño o por la introducción de nuevos materiales. Algunas han quedado en desuso o han sido reutilizadas y muy reformadas. Como ejemplo citaremos las Escuelas de Sádaba, hoy sede del Instituto de Primaria y motivo de orgullo entre la población. Responde a un tipo de edificación propia de finales de los años 20: grandes dimensiones, planta de dos alturas en la que sobresalen los bloques laterales y construida en sillarejo con sillería para realzar esquinas y ventanales. Contaba con ocho amplias clases, más dos dedicadas a párvulos con espacios diferenciados para niños y niñas. Parecidas características y de la misma época son las Escuelas de Tauste, construidas en ladrillo. En las localidades mayores había también colegios religiosos. En Ejea además de las escuelas nacionales ejercían las de los frailes y las de las monjas. En esta población levantaron en los años 50 el Instituto Laboral, de gran trascendencia en la 99
  • 63. A R Q U I T E C T U R A T R A D I C I O N A L Y E N TO R N O C O N S T R U I D O Escuelas de Sádaba. educación de toda la Comarca de Cinco Villas. Ahora hay dos institutos de Enseñanza Secundaria. En los pueblos de colonización existieron también edificios de la Sección Femenina y del Frente de Juventudes en los que el Instituto Nacional de Canalización, en colaboración con estas organizaciones del Movimiento, llevaba a cabo actividades de formación y propaganda dirigidas a mujeres y niños. Los Ayuntamientos ocupan inmuebles que sobresalen en el conjunto urbano por su tamaño. Algunos mantienen en su exterior las características propias de la arquitectura popular pero en buena parte de las localidades han sido remodelados y se distancian de aquella por sus formas y remates, revestimientos en colores inusuales o grandes balconadas de cemento. Cuarteles de la Guardia Civil, mataderos y un mercado municipal en Ejea, son otros edificios públicos existentes aunque de escaso valor arquitectónico. Hornacina con santo en Farasdúes. antaño señalaban el nombre de las calles. En la fachada de algunas viviendas persisten hornacinas destinadas a alojar imágenes religiosas, como la situada en la Casa de las Cinco Villas de Ejea, muy vistosa. Otros ejemplos más sencillos hay en Farasdués, Luna y Tauste; mientras que Piedratajada conserva un peirón o pilar con un hueco en el remate que en otro tiempo acogía también la talla de algún santo. Muchas de las poblaciones conservan cruces de término que marcaban delimitaciones municipales (Marracos), el acceso a un santuario (Asín, Luna), el centro del pueblo (Piedratajada) o los caminos que confluían en la población (Erla, Ardisa, Layana y Orés). Son piezas algunas de gran antigüedad y de cuidada talla en piedra aunque en ocasiones el remate ha sido sustituido por una cruz de forja. Obras escultóricas y monumentos sólo encontramos en algunas poblaciones, todos de factura moderna. Entre los desaparecidos cabe mencionar el Monumento al Alcarabán que hubo junto a la iglesia mudéjar de Santa María Arquitectura menor de la comunidad urbana. Mobiliario Pocos son los elementos de interés para reseñar en este apartado. En una sociedad rural con escasos recursos, la inversión en mobiliario urbano ha sido mínima. Las antiguas farolas que iluminaban las calles ya han sido en su totalidad renovadas y como recuerdo queda sólo algún testimonio de las cerámicas que 100
  • 64. COMARCA DE CINCO VILLAS (ZARAGOZA, ARAGÓN) de Tauste. Según la leyenda, Alcarabán era el nombre del constructor de la iglesia, quien sobre un caballo blanco dirigía las obras desde lo alto de la torre. Su muerte al caer desde allí supuso el cese de las obras y la torre, planificada al parecer para duplicar su actual altura, quedó inacabada. El monumento en su honor fue levantado en el lugar donde al parecer cayó y fue enterrado. La vivienda civil La casa por fuera La vivienda constituía uno de los principales rasgos diferenciadores de la sociedad tradicional aunque hoy esa relación entre la categoría de la casa y la posición social se ha diluido bastante. El edificio tomaba el nombre de la familia que la habitaba y hacía referencia también al resto de las tierras y propiedades del clan. Los grandes caserones pertenecientes a la oligarquía sobresalen del resto de viviendas por el volumen de la construcción, los materiales utilizados y ciertos ornamentos. Las más antiguas casas señoriales pertenecientes a antiguos hijosdalgos de la villa, son edificios sobrios, distinguidos por su buena sillería y la puerta abierta en arco de medio punto o ligeramente apuntado de grandes dovelas y, sobre ella, a menudo un ventanal gótico. A este ejemplo se adscriben Casa Minguillo en Asín, Casa el Horno en Puendeluna o La Corcota en Sádaba, entre otras. A partir del siglo XVI la nobleza y otras clases ascendentes hacen valer su poder construyendo grandes viviendas en el medio urbano. Se definen entonces las características del palacio aragonés: construcción en piedra sillar de fina talla y/o ladrillo a cara vista y tres plantas. En la baja destaca una gran puerta abierta en arco de medio punto, amplios vanos en la planta noble y en la última una Cruz de Término. Fachada de Asín. 101
  • 65. A R Q U I T E C T U R A T R A D I C I O N A L Y E N TO R N O C O N S T R U I D O galería de arcos rematada por aleros de mucho voladizo con canes ricamente labrados. Ejemplos son los palacios de Torrero y Luna, en Luna; Casa Martínaz y Casa Simón en Asín; Casa Cortés y Casa el Conde en Sádaba; Casa del Carlista y Casa de la Benjamina en Ejea de los Caballeros o la Casa de la Cámara en Tauste. Sin duda, el elemento más carcaterístico y donde se concentra buena parte del valor estético de estos edifios es en la galería de arcos que coronan el edificio junto con los aleros. El nº 20 de la Calle Ramón y Cajal en Ejea de los Caballeros ofrece una destacada muestra, con galería de arcos de medio punto doblados animados por decoración. En otros edificios la galería presenta rasgos góticos, como en el citado Palacio de los Luna, que exhibe también una solana sustentada por galería de columnas dóricas. Casa solariega en Luna. Casa señorial en Ejea de los Caballeros. 102
  • 66. COMARCA DE CINCO VILLAS (ZARAGOZA, ARAGÓN) viendas austeras que priorizan la funcionalidad. Exhiben amplias fachadas de tres plantas construidas en sillería o ladrillo, según el lugar. La central presenta balcones con antepecho o barandilla de forja, a menudo abiertos sobre antiguas ventanas. Por lo general presentan repisa de piedra de un solo bloque, sujeta según el tamaño por ménsulas, aunque existen versiones más sencillas con repisa de baldosas y tirantes de hierro. Las puertas se abren en arcos de medio punto y pueden incluir elementos decorativos. Entre el repertorio ornamental más frecuente en dovelas y dinteles hemos encontrado flores de seis pétalos o esvásticas inscritas en círculos, figuras relacionadas con símbolos solares de protección. Algunas de estas tallas son de finales del XVIII, siglo al que corresponden bastantes fechas labradas en la clave del arco de las puertas. Muchas de estas viviendas están remodeladas y presentan la fachada de piedra o ladrillo enfoscada y con elementos ornamentales al gusto de los años 20-40 del siglo pasado, como los balcones y ventanas resaltadas por molduras. Las carpinterías también fueron sustituidas en esa época por puertas de cuarterones. Incluyen en este caso llamadores industriales de diferentes aleaciones. Las casas habitadas por pequeños propietarios y jornaleros difieren del grupo anterior sobre todo por el tamaño, mucho menor. Palacio de los vizcondes de Biota. Fuera de este esquema está el magnífico Palacio de los Vizcondes de Biota, ejemplar barroco adosado a la antigua torre del castillo que destaca entre otros elementos por sus balcones de forja, algunos con repisas de piedra en forma de venera, distintivo que veremos también en otras casonas coetáneas de Ejea, Farasdués y Valpalmas. Además de los blasones, podemos encontrar algún otro elemento decorativo ensalzando la portada de estas casonas, como Casa Berdún en Sádaba o Casa el Majo en Las Pedrosas (con una letra tallada en cada dovela formando la palabra Ave María), o la misma puerta, incluyendo llamadores o clavos de forja, aunque no existen ejemplos demasiado ricos al respecto. Este tipo de viviendas, algunas hoy en manos públicas, cuentan con doble acceso coincidiendo la entrada principal con la fachada y calle principales y la posterior con callejones secundarios por donde se accedía al corral y graneros, en algunos casos espacios añadidos a la propia vivienda. Diferenciadas de estas viviendas de tipo palacial son las pertenecientes al resto de clases sociales, a las que con mayor propiedad podemos considerar como arquitectura popular. Aunque todas ellas comparten rasgos, el nivel de renta de sus propietarios marca algunas diferencias. En ocasiones tratan de imitar a las casas de origen nobiliario incluyendo algún elemento ornamental, pero en general son vi- Puerta, Sádaba. 103
  • 67. A R Q U I T E C T U R A T R A D I C I O N A L Y E N TO R N O C O N S T R U I D O Cuevas de Tauste. Las vivendas de comerciantes y gentes de economía mixta apenas cuentan en el exterior con elementos diferenciadores, a excepción de dos puertas en la planta baja, una de las cuales da acceso al comercio o al taller de artesanía. En poblaciones como Ejea y Tauste los grandes comerciantes y empresarios trataron de emular a la oligarquía en sus viviendas, aunque en general ocuparon edificios de época y estilos más recientes. La Moderna de Tauste es uno de los pocos comercios que conservan todavía el encanto de antaño ya que la mayor parte han cerrado sus puertas o han sido remodelados y sólo viejos rótulos delatan su existencia pasada. Desde finales del siglo XIX y, sobre todo, los años 20 y 30 del pasado siglo, el paisaje urbano de poblaciones en auge es alterado por un nuevo tipo de viviendas pertenecientes a propietarios o gentes de economías mixtas. Aunque mantienen rasgos de la arquitectura popular, como el uso de los materiales autóctonos en ocasiones ocultos por el cemento, se distancian de aquella por la combinación de otros materiales como la cerámica y el ladrillo para realzar elementos estructurales con fines ornamentales. Son edificios de mayor porte, de tres y cuatro plantas. Los vanos, más grandes, son balcones en la primera y segunda planta, a menudo ya de hierro colado y resaltados por medio de molduras de yeso. En general, se recurre a aleros de ladrillo con muy Vivienda en Malpica de Arba. Son construcciones de mampostería que puede combinarse en los pisos superiores o muros de medianería con el adobe, material predominante en este tipo de viviendas de Ejea y Tauste. Cuentan con dos o tres plantas aunque las hay que no pasan de una. Tienen escasos y pequeños vanos, incluidas las puertas, que son aquitrabadas con un madero como dintel o con dintel de piedra de un solo bloque sujeto con ménsulas, caso este último del que encontramos magníficos ejemplos en Ardisa. En distintas poblaciones se construyeron a partir de los años 20 del siglo pasado viviendas destinadas a obreros y jornaleros, edificaciones sencillas emparentadas en general con los cánones populares y conocidas como las Casas Baratas. En Tauste gentes de pocos recursos económicos ocuparon cuevas excavadas en la roca. Estas viviendas trogloditas, hoy todavía en uso, tienen su fachada revocada con cemento o yeso y encalada, con una o varias ventanas. Al exterior se acusa la chimenea y en ocasiones pequeños tejados para proteger la fachada del agua. 104
  • 68. COMARCA DE CINCO VILLAS (ZARAGOZA, ARAGÓN) poco voladizo o de cemento con canes hechos a molde. Las puertas son adinteladas o se abren en arco rebajado y carpanel, con sillares almohadillados que sobresalen del plano de la fachada. Algunos edificios incorporan miradores, ocupando la parte central de la primera planta o recorriendo en altura dos de las plantas. Suelen ser de cemento y, singularmente, de madera, como el de la Plaza España de Ejea de los Caballeros, de rica decoración. Muchas de las poblaciones cuentan en su término municipal con fincas rústicas que agrupan amplias extensiones de tierra pertenecientes a grandes propietarios, tierras de señorío a menudo vinculadas a despoblados de origen medieval. Algunos edificios que servían de vivienda a estos propietarios, en el pasado miembros de la oligarquía local, son torreones medievales de gran interés histórico y artístico. Son los casos de la Ballesta o Bellestar en Ardisa, Sora en Castejón de Valdejasa, Torre de Siera en Orés, La Gabardilla en Tauste o el de Paúles en Erla, luego reconstruido. Otras fincas conservan restos de iglesias románicas, como Cambrón en Sádaba y Añesa en Ejea, la primera, en origen un monasterio cisterciense, y la segunda, propiedad de la Orden del Temple. Adosadas al edificio principal, o separadas de él, se disponen otras construcciones de uso agropecuario además de las viviendas del guardia de la finca y de los obreros, que responden al modelo tradicional de este tipo de edificios en el medio urbano. Las fincas cuentan también con pozo, horno, e incluso tejar y molino las mayores. Otras pequeñas construcciones diseminadas por parcelas y campos son las casetas o cabañas que servían temporalmente de refugio a los pastores y agricultores junto con sus animales. Son edificios de una planta construida en mampostería irregular, cubierta a una vertiente y con algún pequeño vano o muchas veces sin ellos. Los corrales o parideras ubicadas en el campo incluyen también este edificio Vivienda de gente de economía mixta en Ejea de los Caballeros. La finca de Torre de Siera en Orés. anexo al resto de dependencias. Puede diferenciarse la cabaña o caseta del pastor de la de los agricultores, ésta muchas veces de dos plantas, la superior dedicada a vivienda y pajar, y la inferior a cuadras. La caseta del pastor, más pequeña, está situada junto a la tiña o cubierto donde se resguardaba el ganado. Muchas de estas edificaciones han caído en el olvido, han sido reformadas con materiales poco acordes como la uralita y el cemento o han sido sustituidas por naves de hormigón. Afortunadamente, en la rehabilitación de viviendas cada vez impera una mayor sensibilidad por la recuperación de lo tradicional, promovida desde algunos Ayuntamientos 3 que premian las obras mejor realizadas. Durante décadas, las reformas exteriores han afectado sobre todo a la ampliación y apertura de nuevos vanos, habilitados para cocheras, y al revestimiento de las fachadas con cemento, a veces 105
  • 69. A R Q U I T E C T U R A T R A D I C I O N A L Y E N TO R N O C O N S T R U I D O una sola pieza. Muy pocas veces se recurre ya al arco de medio punto en las portadas, para cuya protección se habilita en ocasiones un pequeño porche, y las carpinterías, igual que en los aleros, son muy vistosas, algo poco común en la arquitectura tradicional. A diferencia de lo que sucede en las construcciones del campo, la orientación de las viviendas en las poblaciones está condicionada por el trazado urbano. Si tienen más de una fachada, siempre se destaca la que corresponde a la calle principal, donde se sitúa la entrada. Las mejor valoradas, que no siempre corresponden a las de mayor rango socioeconómico, son las de orientación sur o este, todavía más si tienen varias fachadas exentas y aprovechan el sol durante todo el día. Sencillez y economía son las características que definen la arquitectura popular. Piedra, barro y madera son los materiales que ofrece el entorno y son los que encontramos, con un uso diferenciado según el lugar. En general, la arquitectura popular de Cinco Villas presenta gran homogeneidad y, a excepción de Ejea de los Caballeros y Tauste, tiene como material protagonista a la piedra arenisca, sustituida por piedra caliza en Castejón de Valdejasa y Sierra de Luna, si bien en ésta última población existen canteras de los dos tipos. Dependiendo de la economía familiar, las fachadas se realizaban completamente en sillería, en sillarejo o en mampostería, reservándose en el último caso bloques mayores y mejor trabajados para las esquinas y vanos. En algunos casos la aparición de distintos aparejos indica añadidos posteriores. Donde la piedra predomina, el adobe se ha utilizado poco, generalmente en los pisos superiores de algunas viviendas y en los medianiles. Su uso ha sido más habitual en edificios agropecuarios dentro del casco urbano, sin revoque y siempre con un primer piso de piedra. También se utilizó adobe reforzado con tablas de madera en los pasos cubiertos que hay en las calles de Orés. Su empleo deno- Vivienda rehabilitada en Biota. con un zócalo de distinto tono o un encalado completo. Las características puertas de medio punto han sido reducidas o transformadas, y ya pocos ejemplos quedan en Las Pedrosas o Sierra de Luna. Otras veces se ocultan con persianas de plástico o carpinterías metálicas que sustituyen a la original de madera. Hoy sin embargo, lo habitual es sacar la piedra a la vista (al menos en esquinazos, dinteles y jambas de puertas y ventanas) o el ladrillo en su caso, y recuperar toda la carpintería en madera. En lo referente a edificios de nueva planta, en poblaciones grandes como Ejea o Tauste, la mayoría de las veces se ha edificado de espaldas a los usos tradicionales si bien existen hoy proyectos que buscan recuperar la imagen de la arquitectura tradicional, aunque se trate de pisos. En localidades pequeñas donde apenas existe nueva construcción, se ha mantenido cierta uniformidad: materiales, altura, vanos… No obstante, las nuevas construcciones inspiradas en la arquitectura tradicional en piedra han dado origen a un estilo característico. En realidad son viviendas realizadas en ladrillo con un fino revestimiento de piedra en la fachada, cortada y tallada casi siempre a máquina y de forma muy regular. Ofrecen una distribución simétrica y homogénea de los vanos abiertos en arcos adintelados con dovelas de igual tamaño en lugar de dinteles de 106
  • 70. COMARCA DE CINCO VILLAS (ZARAGOZA, ARAGÓN) ta una mayor pobreza en la construcción aunque, como indican los albañiles que lo han usado, es un material duradero y muy aislante si se protege bien. El tapial es más bien excepcional y se utilizó en las plantas superiores de algunas viviendas antes de que el uso del adobe se generalizara. En Ejea y Tauste sin embargo, la mayor parte de las viviendas de las clases medias y bajas se hicieron con adobe y tapial, materiales ocultos por el revoque o jarreado de yeso. Las adobas las fabricaban con marcos de madera los propios vecinos y para la elaboración del tapial se utilizaban encofrados que llenaban de tierra con paja húmeda y apisonaban. En los pueblos donde abundaba, el yeso se cocía o majaba en hornos, se cubría durante varios días y luego se trillaba en La Era del Yeso, que conserva este nombre en Castejón de Valdejasa. Otro material característico en Ejea y Tauste es el ladrillo, generalmente sin enlucir y agramilado en las casonas. La piedra se utiliza en Ejea como base de muchos edificios de adobe e incluso como material principal en destacadas construcciones, pero su presencia es excepcional en Tauste, donde sólo aparece en algunos esquinazos de edificaciones de cierta envergadura. Esta población presenta un tipo de arquitectura más propia de la Ribera del Ebro y para la base del edificio se recurre a la piedra hecha en hornos de yeso a partir de piedra caliza o a la piedra de sarda, que tenían fama de trabajar muy bien los albañiles de Castejón. En general, el aspecto de las viviendas es el de un bloque en forma rectangular, más bien horizontal, de tres plantas, aunque abundan las de dos plantas y hay algunas que llegan a cuatro, la última en muchos casos añadida. Sucede en ocasiones que los pisos no se corresponden con plantas en el interior, donde ciertas distribuciones escalonadas hacen ganar niveles. Aunque menos habituales, también existen pequeñas viviendas de una sola En Orés abundan los pasos cubiertos sobre las calles. planta, las llamadas parcelas o de entre usted. Estemos ante una arquitectura en piedra, adobe o ladrillo lo habitual es que destaque el macizo sobre el vano4. En las viviendas más antiguas y menos remodeladas se observan, según la anchura de la fachada, uno o dos vanos de reducido tamaño por piso. Como embocadura presentan tres grandes sillares rectangulares correspondientes al dintel y las jambas. En la parte inferior suele haber un prominente alféizar, achaflanado o moldurado, sujeto por dos o tres grandes sillares. Otras veces aparecen sencillos dinteles de madera y en algunas poblaciones se utiliza el ladrillo, incluso para el alféizar. Salvo en la arquitectura de tipo palacial y la de época más reciente, no hay una disposición simétrica en la ubicación de los vanos. Esta responde más a la propia distribución interior, a la vez que se favorece la ventilación de la casa, incluyendo vanos orientados tanto al norte como al sur. También es bastante habitual la existencia de una ventana centrada sobre la puerta. 107
  • 71. A R Q U I T E C T U R A T R A D I C I O N A L Y E N TO R N O C O N S T R U I D O Alzado y plantas de una vivienda de Rivas. Normalmente los albañiles eran quienes diseñaban la distribución de las estancias. Trabajaban de sol a sol y se les pagaba con dinero que muchas veces se ampraba o pedía prestado. Los propietarios de la casa colaboraban en el trabajo y, en ocasiones, levantaban edificios de menor envergadura como pequeñas casetas en el monte. Sin embargo, no había mucho dinero para hacer casas de nueva planta y los hijos al emanciparse ocupaban la vivienda familiar, compraban otra casa o, cuando no llegaba, algún cuarto. En estas ocasiones eran frecuentes las reformas consistentes en levantar un piso más o modificar parte de la distribución interior. En las poblaciones donde aumentó considerablemente la población se edificaron nuevas casas, algunas de tipo promo- cional, y el que podía permitírselo o tenía necesidad abandonaba la casa antigua. Por lo general, la cimentación era reducida (entre 60 centímetros y un metro) o nula si se contaba con la proximidad de una base rocosa. El cimiento se formaba con relleno seco de piedra cubierta con zaborra y barro. Los suelos varían según las estancias y posibilidades. En los mejores patios son de losas de piedra, sustituida en los más humildes por buro o tierra, base también de cuadras y corrales. En los pisos superiores se utilizaba el yeso como solución más básica y las baldosas de ladrillo macizo, sustituidas luego por baldosas más pequeñas y finas (traídas de la población zaragozana de Ariza, según dicen en varios lugares) que alternaban los colores rojo y amarillo. 108
  • 72. COMARCA DE CINCO VILLAS (ZARAGOZA, ARAGÓN) Patio de vivienda en Biota. Corral de piedra tosca en el Saso de Biota. Posteriormente aparecieron en casas pudientes los mosaicos, baldosas de motivos geométricos o florales de gran brillo y colorido, diferentes en cada habitación, que luego tuvieron una difusión generalizada. La tarima es excepcional. Las escaleras se cubrían con todos estos tipos de pavimentos y un listón de madera en el borde, aunque el primer tramo suele ser de piedra y el último de acceso a la tercera planta en las casas más humildes, de sencillas tablas de madera. Los edificios se sostienen en uno o varios pilares de piedra o ladrillo que recorren en altura todo el edificio y sobre los que descansa la estructura del tejado. En algunas casas, en lugar de pilares levantaron muros de carga. Por otro lado, las viviendas comparten medianil apoyándose unas en otras. Si el terreno lo permitía, caso de Orés, se aprovechaba la roca sobre la que se asentaba el edificio como pared trasera del mismo. Cuando las paredes maestras son de piedra tienen unos 50-70 cm. de grosor, pudiendo alcanzar y sobrepasar incluso el metro. Están constituidas por dos hiladas horizontales de sillares o mampuestos, con relleno de zaborra o ripio y barro, que en algún pueblo recuerdan cómo era masado con los pies. Cada dos o tres hiladas colocaban una travesera o pasadera que cruzaba toda la pared y a veces sobresalía de ésta. El aparejo habitual es la mampostería concertada y bien aparejada formando hiladas regulares. En construccio- nes más humildes, de aparejo más irregular, utilizaban ripios o pequeñas piedras de calce, e incluso trozos de teja, para igualar las hiladas. Para la unión de los mampuestos o sillares se empleaba el barro, en ocasiones con paja, posteriormente sustituido por el mortero de cal y arena, y más recientemente por el cemento. El rejunteo de los mampuestos permitía luego dar forma regular al conjunto, algo muy de moda en edificios de los años 20 y 30 del pasado siglo. En algunas casetas y construcciones del campo se utilizó la piedra seca, y en ciertos corrales del Saso (zona llana entre Sádaba y Ejea) piedra tosca de color rojizo, aparejada en forma de espina u opus spicatum, con un resultado de gran valor plástico. Los tabiques del patio, graneros, cuadras y corrales de la planta baja son de piedra, aunque en algún caso los hemos visto de adobe. En las plantas superiores son de adobe y de ladrillo macizo dispuestos de canto y de cañizos cubiertos de tierra con cuartizos de madera en las casas más humildes, en todos los casos lavados con yeso. El lavado de las paredes podía hacerse en dos capas, una primera con yeso y tierra, y otra más fina sólo con yeso. Los ladrillos o tochos, de distintos tamaños y grosores, los hacían en la tejería del pueblo. El tejado suele ser a dos aguas o de doble vertiente sin excesiva inclinación, aunque los hay de tres y cuatro vertientes y en edificios de poca superficie se limita a una. La estructura 109
  • 73. A R Q U I T E C T U R A T R A D I C I O N A L Y E N TO R N O C O N S T R U I D O Las techumbres interiores se sustentan también con un travesaño y maderos que descansan en él. Los maderos o rollizos son de chopo, álamo o pino, de mayor grosor y más rectos en casas de alto nivel económico, donde a menudo aparecen seccionados y labrados. Sobre ellos hay un entramado de cañizos con barro, que podía ser también de tablas o ramas de sabina y enebro. Las techumbres quedan así a la vista en graneros o cuadras y sobre todo en los edificios de uso agropecuario como corrales, casetas y pajares. En las estancias más habitadas de la casa el cañizo se lavaba con yeso, adoptando muchas veces forma curvada. Este espacio entre maderos es conocido en algunos lugares como las vueltas del techo. Con posterioridad los maderos se ocultaron con cielo raso de cañizo forrado de yeso. El revestimiento de las fachadas ha ido cambiando con el tiempo adaptándose a las modas. El uso del encalado, generalizado por cuestiones higiénicas, varía dependiendo del tipo de arquitectura. En los edificios de piedra se limitaba al entorno de puertas y ventanas, donde los sillares lisos lo permitían. Posteriormente, el encalado se hizo extensivo a toda la fachada, previamente enfoscada o revocada con arena y cal, después cemento, o al menos se encalaba el último piso si no estaba construido en piedra. En general las fachadas de ladrillo eran a cara vista, mientras que las de tapial o adobe se revocaban con arena y cal o con yeso, aunque en casas sin medios se dejaba a la vista. De forma más reciente se ha recurrido al cemento Portland, con acabado liso o rugoso, combinando en ocasiones un zócalo de cemento con el resto de la pared encalada. En algunas poblaciones –Tauste y Castejón– las ventanas y parte de las fachadas de algunas casas están delimitadas por bandas de color azul y de forma ocasional aparece el azulejo. Aunque el blanco sigue siendo el color preferente, muchas fachadas lucen tonos ocres, Falsa o granero. del tejado está formada por una viga central conocida como travesaño o cabezal, que apoya en los pilares o muros de carga y sobre la que recaen las vigas o maderos paralelos a las vertientes del tejado. Sobre los maderos se colocaba un entramado de cañizos y una capa de barro de unos 8 cm. de grosor para asentar las tejas, dispuestas primero boca arriba y después al contrario. En edificios de uso agropecuario como cabañas y corrales aparecen sujetas con piedras. Las tejas son muy pesadas y de color ocre, diferentes de las utilizadas ahora en calidad y tonos. En la mayor parte de los núcleos había un tejar donde trabajaba y vivía una familia que en las poblaciones más pequeñas residía sólo de forma temporal. Las chimeneas que culminan los tejados han sido en buena parte reformadas. Antes eran de ladrillo, adobe o cañizos revocados, de forma rectangular y no mucha altura, a menudo con cierre triangular por medio de dos ladrillos unidos, o con un chapitel o plancha de hierro horizontal. Los tejados desaguaban en las casas vecinas hasta el corral o la calle y unas pocas contaban con canaleras o gárgolas, algunas de figuración animal. Hoy se está generalizando el uso de canaleras que recorren verticalmente toda la fachada. 110
  • 74. COMARCA DE CINCO VILLAS (ZARAGOZA, ARAGÓN) Ventana encalada. Cerradura de forja. amarillos o salmones y a veces combinan colores y distintos materiales para distinguir plantas, esquinas o vanos. Los aleros o rafes en su mayoría son de madera, con canes algo moldurados, pero no especialmente llamativos, a excepción, como ya hemos citado, de las casas palaciegas y señoriales, donde en ocasiones los canes de las esquinas eran sustituidos por figuras animales como águilas. Los aleros de ladrillo en hileras superpuestas y formando frisos en esquinillas o dientes de sierra son habituales en toda la comarca, aunque introducidos tardíamente en algunas poblaciones. Derivan de la arquitectura mudéjar, de la que son magníficos ejemplos las iglesias de Tauste y Castejón de Valdejasa. En estas dos poblaciones y en Ejea encontramos también aleros de mediacaña o de revoltón realizados en yeso y vinculados a la arquitectura barroca. En las construcciones humildes el voladizo disminuye y se recurre en ocasiones a una simple línea de tejas invertidas. Las puertas que conservan la carpintería original están realizadas con tablas clavadas sobre un armazón de maderas más gruesas. Abunda un tipo de puerta con otra más pequeña en su interior utilizada para el tránsito de personas, a menudo dividida a su vez en dos hojas en sentido horizontal, quedando habitualmente la superior abierta. Hay también puertas de dos hojas, una de ellas partida. Desde el interior las puertas se cierran por medio de aldabas. Los ornamentos de forja se reducen a clavos dispuestos en líneas y algún sencillo llamador con forma de reptil o de falo, hoy en buena parte desaparecidos. Abundan más los de hierro colado que muestran una mano con una bola, sustituidos en las casonas por aros con cabezas de león. En casas de distinta posición económica hay junto a los portales argollas de hierro, herraduras o un agujero tallado en la esquina de un sillar para atar las caballerías. Muchas viviendas protegen del agua la parte inferior de sus puertas con un tablero de madera o de chapa, práctica que ya 111
  • 75. A R Q U I T E C T U R A T R A D I C I O N A L Y E N TO R N O C O N S T R U I D O La casa por dentro era habitual en el pasado como hemos visto en Asín, donde flanquean algunas puertas dos pilotes de piedra que servían para encajar los tableros. Las casas más humildes, abandonadas o apenas remodeladas, tienen el interés de mostrar la carpintería original, sencilla y sin ningún tipo de ornato. Todavía se conserva alguna cerradura antigua de madera y sus llaves, sustituidas luego por las de hierro forjado. Las ventanas, de una o dos hojas, incluyen a menudo postigos o pequeñas puertas. También existen ventanas extraíbles, de una pieza, que se sujeta al marco incrustado en la pared con aldabas de madera. No encontramos contraventanas y, en ocasiones, tampoco cristales. En el interior de las viviendas las paredes y techos, incluidos maderos, se blanquiaban, a excepción en algunos pueblos de las cuadras y graneros. La cal la mataban ellos mismos en casa, compraban ruejos de yeso ya cocidos y los disolvían en agua, añadiendo después un poco de añil o azulete para potenciar el blanco. También había hornos de cal donde cocían ruejos de las riberas. Por lo general se encalaba en verano cada dos o tres años y a la vez se daban dos chapotazos a las ventanas, aunque la cocina, que se ponía muy negra del humo, se llegaba a encalar hasta dos veces al año. En Luna y Las Pedrosas recuerdan haber pintado con tierra batán, arcilla de color amarillo, utilizada en este último pueblo también como medicina, por ejemplo para curar quemaduras. Las casas con un nivel económico destacado pintaban algunas estancias como comedores y salas, donde ocasionalmente aparecen frisos de yeso con motivos clásicos. Hoy hay tendencia a descubrir las paredes de piedra en las estancias de la planta baja y se suelen sacar a la vista los maderos para dejarlos en su color natural o barnizados. También, cada vez tienden a valorarse más los antiguos pavimentos y en las rehabilitaciones se buscan cerámicas que los imitan. La casa ha sido escenario del ciclo vital familiar durante generaciones. Hoy todas las madres de la comarca dan a luz en Zaragoza, pero hasta hace unas décadas el parto, asistido por la comadrona, tenía lugar en la alcoba o habitación del matrimonio. Era habitual que la familia y algunas vecinas acudieran a visitar a la parturienta. Los niños dormían en sencillas cunas de madera, aunque las había también de hierro y mimbre pero sólo en algunas casas tenían andadores y silletas altas de madera. Los bautizos se celebraban antes de pasadas 48 horas del nacimiento y a la iglesia acudían los padrinos con el niño. A la salida se tiraban peladillas y en casa se tomaba un chocolate. Este dulce también se degustaba con motivo de la comunión y, ocasionalmente, en los cumpleaños, fiesta apenas celebrada, aunque en Luna recuerdan que les hacían una torta con forma de muñeca a las niñas y de gallo a los niños. Aunque estos jugaban sobre todo en la calle, también lo hacían en la cuadra o el corral y en invierno en la cocina, junto a la lumbre, lugar reservado no obstante a los mayores: Sí los viejos, ¡anda, quítales el rincón! De jóvenes los quintos solían recorrer las casas pidiendo tortas o comida con las que luego celebraban el quinteo. Además de rondar a las mozas por las calles, en muchas localidades les hacían enramadas en las ventanas con hojas de chopo, que por despecho hacia la chica, se sustituían en ocasiones por un trozo de carnuz en la puerta. Los novios festejaban normalmente en la calle, casi a escondidas, después más cerca de la casa de la novia o en el patio debajo la escalera. A la cocina se accedía tras la petición formal del novio a los padres para casarse con la hija, a no ser que por cuestiones sociales o de índole política éstos se opusieran a la boda. Mientras cortejaban estaban presentes los padres y abuelos aunque en algunas casas los novios ocupaban el come- 112
  • 76. COMARCA DE CINCO VILLAS (ZARAGOZA, ARAGÓN) dor y les dejaban a solas. La mujer aprovechaba este tiempo para bordar el ajuar o plega y el momento de mayor intimidad era el de la despedida en el patio. Tras varios años de noviazgo y llegado el día de la boda, el novio, con sus familiares, iba a buscar a la novia a su casa para ir a la iglesia, costumbre que en algunos pueblos todavía perdura. El cortejo estaba precedido por dos niños que portaban sendas tartas, una para el sacerdote y otra para el sacristán. Después de la ceremonia la boda se festejaba en casa, en la cocina, el comedor o la sala más grande que hubiera, con un desayuno o comida y solían acudir parientes que vivían fuera. En ocasiones la fiesta se prolongaba varios días aunque los novios ya se habían marchado de viaje. Así, en Luna o en Las Pedrosas se casaban casi de madrugada para coger el autobús a la salida de la iglesia. Desde mediados de los años 50 empezó a ser habitual casarse en Zaragoza, el convite entonces se hacía en un restaurante de la ciudad y en los pueblos comenzó a utilizarse para este fin el Casino. Cuando uno o los dos contrayentes eran viudos, la boda iba precedida de sonados esquilazos. Un fallecimiento era, y sigue siendo, el momento en que la casa abre sus puertas y recibe a toda la comunidad, ocasión en la que las familias más solventes podían hacer ostentación de sus espacios y enseres. En algunas de estas casonas el duelo culminaba con un convite. En general, al difunto no lo lavaban, pero lo vestían con su mejor traje y lo dejaban en la cama, retirado el colchón, hasta poco antes del funeral. En otros pueblos lo colocaban en el suelo junto a la cama sobre una sábana. En toda esta preparación estaban muy presentes los vecinos, que sólo recuerdan haber amortajado a algún familiar. Se solía rezar el Rosario en la cocina o en el comedor, donde tenía lugar el velatorio. En otros casos esto se hacía en la habitación, junto al difunto, al que se velaba durante toda la noche, obligación de mu- Comedor. chos varones pertenecientes a ciertas cofradías. A la casa acudían los vecinos a dar el pésame a la familia y acompañar el difunto a la iglesia. Las mujeres se situaban en la cocina o comedor y los hombres en el patio, junto al féretro, colocado sobre una mesa con una tela blanca, dos candelabros y algún reclinatorio. Era habitual adecentar el patio colocando sábanas en las paredes. Diferentes son los ritos relacionados con la protección de la casa, generalmente vinculados a festividades religiosas. En Pascua se tomaba agua bendita de la iglesia y con ella se bendecían las distintas estancias, incluidos corral y cuadra. En Biota recuerdan que el rito iba acompañado de la siguiente oración: Como Jesús y María entraron en Belén, en nuestras casas y campos salga el mal y entre el bien, aunque con anterioridad se repitió la fórmula entre Dios y salga el diablo. En otras localidades el sacerdote se desplazaba a bendecir las viviendas y recibía a cambio huevos. Función protectora tenía el ramo de olivo bendecido el domingo de Ramos que se colgaba en algún balcón o ventana, tradición que todavía se mantiene y vincula a la salvaguarda de las tormentas, llevándose también al campo y a sus corrales. En Orés, con idéntico fin, se colocaba el día de San Juan una mata de malva en el balcón, y en la cuadra, un arllozo o cardo. El desastre que podía acarrear una tormenta, por la pérdida de la cosecha, explica 113
  • 77. A R Q U I T E C T U R A T R A D I C I O N A L Y E N TO R N O C O N S T R U I D O Flor en una vivienda de Orés. Cocina. la existencia de numerosos ritos dedicados a espantarlas. El día de Jueves Santo se cogían 12 piedricas y se guardaban en la casa para sacarlas a la ventana en caso de tormenta. También se guardaba y encendía la velita bendecida el día de la Candelaria apelando a Santa Bárbara bendita que en el cielo estás escrita con papel y agua bendita, en el árbol de la Cruz. Padre Nuestro. Amén. Jesús. Otra tradición que recuerdan es la de sanjuanarse o lavarse en el río la noche de San Juan para prevenir o curar enfermedades, agua que en algunos casos se llevaba a casa y se dejaba a remojo una noche para luego lavarse la cara. En la noche de Ánimas era habitual colocar en un recipiente lámparas de aceite, tantas como familiares difuntos hubiera, y en alguna localidad recuerdan que a partir de las doce de la noche hombres mayores iban llamando a las puertas de las casas pidiendo un padrenuestro y un avemaría por las almas del purgatorio, a la vez que tocaban a muerto las campanas de la iglesia ¡Daba miedo aquello! porque entonces no había luz y colocaban en las ventanas linternas de vela y calabazas iluminadas. La cocina era el lugar más habitado de la casa y donde las mujeres realizaban la mayor parte de las labores domésticas. Además se ocupaban de cuidar los animales del corral, donde los sacrificaban y pelaban, cuando no lo hacían en el patio. El resto de la familia tam- bién hacía la vida en la cocina, pues era el único lugar caliente de la casa. Sólo en casos excepcionales se utilizaba el comedor. Junto al fuego hilaban, remendaban, hacían calceta o peduques, desplazándose al patio en verano. Una idea de cuáles eran las dependencias de la casa donde se pasaba más tiempo nos la ofrece el número de bombillas que había. Según nos cuentan, en muchos casos se limitaba a dos, una en la cocina y otra en la cuadra. Para desplazarse a las habitaciones se utilizaban velas o candiles. Hoy en la mayoría de los pueblos, al menos la gente mayor, sigue haciendo la vida en la cocina. El aseo diario se realizaba generalmente en los lavabos de las habitaciones o en algún granero utilizando un cuenco o balde, espacio conocido en algunos sitios como el cuarto de los peines o de peinar. A los niños se les lavaba con alguna palangana en la fregadera. Para entrar o salir de la casa no ha existido nunca ningún ritual ni saludo especial. Se llamaba por el nombre de la señora de la casa (sólo en algunos casos se anteponía el doña) y se subía hasta la cocina, pues la puerta de la calle siempre estaba abierta. Había personas que cada día al salir de casa por primera vez se santiguaban y los pobres, que en ocasiones iban pidiendo por las casas, utilizaban la fórmula: ¡Ave María Purísima! a lo que se les contestaba ¡Sin Pecado Concebida! Este saludo era habitual también al dejar en otra casa la 114
  • 78. COMARCA DE CINCO VILLAS (ZARAGOZA, ARAGÓN) conocida como el cuarto de la criada, y de los muleros, que se ocupaban de vigilar las caballerías por la noche y dormían en la misma cuadra, en camastros de paja o en la pajera. Muchos hombres cuentan que hasta el día de la boda no durmieron en cama. En algunas casas existen ventanucos en la cocina o la habitación, desde donde vigilaban la cuadra o el patio para ver quién llegaba. Otras, como Casa Nocito de Marracos, cuentan incluso con rejería en la escalera, que se cerraba por las noches como medida de protección. Los criaus almorzaban, comían y cenaban (a veces diferente comida) en la cocina. Si era casa importante, en mesa aparte o antes que los amos, quienes no siempre usaban el comedor. Si había muchos trabajadores éstos comían en el patio o había incluso una cocina habilitada sólo para ellos y en ciertas casas muy pudientes se distinguió una zona o estancias de la vivienda destinadas al servicio o a la familia del guardia o guardeses, esto último más propio en las fincas situadas en el campo. Muchos propietarios lo eran también de grandes rebaños y tenían pastores a su servicio que dormían en los corrales, aunque si estaban casados solían acudir a sus casas del pueblo. Un importante espacio de la casa era el dedicado a los animales, principalmente mulas y burros, imprescindibles en los trabajos agrícolas. El número de pares de caballerías indicaba la riqueza de la casa, algo que se evidencia en el tamaño de la cuadra o de los graneros, y no tanto en el número de habitaciones. A la cuadra se accedía desde el patio. En una de las paredes se situaba el pesebre y la pajera, un rincón limitado con una pared de obra o de madera para guardar la paja. Las pesebreras solían ser de piedra, con remate de madera a veces revocada con mortero de cal y arena. También había un espacio para colgar los yugos, bastes, collerones, mangas y correas de las caballerías. En casas pudientes se reservaba un lugar de la cuadra, o había otra, para la yegua o para capilla con la imagen de algún santo, que iba rotando por el vecindario. En todos los pueblos recuerdan los fuertes lazos de vecindad que ahora lamentan se han perdido. Se ayudaban en todo lo que podían y cualquier evento, por pequeño que fuera, se compartía. También era muy habitual visitar a los familiares, sobre todo si estaban enfermos. Algunos de ellos se reunían a rezar a diario el Rosario alrededor de la lumbre y en algunas casas fuertes lo rezaban con todos los trabajadores. Las visitas eran atendidas en la cocina y sólo las casas pudientes atendían en la sala principal. En estas casas había siempre una habitación reservada para los invitados, aunque otras más humildes, si tenían espacio, también contaban con un cuarto parau. En todo caso, para los huéspedes se ponían las mejores ropas de cama y si era necesario los de la casa dormían en el suelo. En las casas se juntaban las mujeres a coser, a jugar a las cartas y a la lotería, mientras que de jóvenes los hombres organizaban ocasionalmente meriendas. La matacía o matanza del cerdo era también un motivo de reunión de vecinos y familiares. Las casas pudientes invitaban a cenar a la plana mayor del pueblo: cura, veterinario, médico, practicante y guardia civil, y llevaban el presente a otras casas: alguna morcilla o alguna bola y un poco de chinchorra. En Puendeluna cuentan que los más necesitados iban a por el caldo con un pucherico y se les echaba alguna bola. Los propietarios de tierras tenían a su servicio jornaleros para el trabajo del campo (desde el día de San José hasta el día de San Miguel, 19 de marzo y 29 de septiembre respectivamente), número que aumentaba en época de la siega con segadores que venían de fuera. Así mismo, contaban con criadas para faenas como ir a buscar agua, ir a lavar al río o cuidar a los niños. Este personal dormía por lo general en sus casas a excepción de alguna muchacha, que lo hacía en una pequeña habitación 115
  • 79. A R Q U I T E C T U R A T R A D I C I O N A L Y E N TO R N O C O N S T R U I D O el caballo de montar, al que trataban como a un señorito. Junto a la cuadra se situaba el corral, presente en la mayor parte de las casas, aunque algunas muy humildes criaban los animales en la calle y por la noche los recogían en el patio o una esquina de la cuadra. Otras, sin embargo, tenían un edificio fuera de la casa dedicado a ello. El corral era por lo general un espacio abierto, a veces con salida independiente, donde estaban sueltos pollos, gallos, gallinas, patos y pavos. Para los cerdos se construía una zolle, pequeña caseta de piedra y adobe cubierta a una vertiente con teja, cuya parte superior se utilizaba muchas veces de gallinero. Dependiendo de la economía de la casa las zolles o azolles (también conocidas como cochiqueras o tocineras) eran mayores o había más de una. Los cerdos se alimentaban en pilas o bacías de madera y de piedra, y en la zolle se podían hacer comederos de obra. Los conejos estaban sueltos o en jaulas de madera, a modo de cajones individualizados para separar el macho de las conejas y de las crías. Estas jaulas se cerraban con tela metálica y eran hechas en la misma casa. En el corral se solía reservar también un espacio para leñera. Los corrales dedicados a alojar el ganado lanar se encuentran en el campo, aunque también los hay anejos a la casa. Son edificios de tamaño variable, construidos en piedra, generalmente mampostería muy irregular, con reducidos vanos, incluida la puerta que tiene dintel de madera o piedra. Cuentan con dos espacios para el ganado, uno cubierto, de una o dos crujías, llamado en algunas poblaciones tiña, y otro al descubierto, conocido como raso o serenao, todo cercado por un muro. A estos espacios se unen una o varias casetas que servían de almacén de paja, cuadra y habitación. Dependiendo del tamaño del corral, esta habitación se compartía o no con la que alojaba a los animales de labor y en un mismo espacio podían estar el hogar, el pesebre y el camastro. Pequeña cuadra. Al igual que en muchas casas del pueblo, en la planta superior se habilitaba muchas veces un espacio como palomar. En los corrales no solía faltar un pozo o una balsa y la era donde se trillaba, espacio que se delimitaba con un muro de mampostería en semicírculo. También había eras en las afueras de las poblaciones y, a veces, junto a ellas, una construcción utilizada como fresquera. Otros edificios habituales en el campo eran los abejares, similares a las casetas pero de menor tamaño y con un muro abierto, siempre al carasol, donde se colocaban los vasos o colmenas alargadas hechas de caña y barro. En otras ocasiones simplemente se buscaba un retiro, se hacían dos paredes y sobre ellas unos maderos sujetaban las colmenas. La economía agrícola y cerealista de toda la zona ha requerido siempre de amplios espacios dedicados a guardar el grano y, salvo excepciones, todas las casas dedican la última planta de la vivienda a este fin. Esta planta suele estar compartimentada en dos graneros o falsas que tienen como techo las vertientes del tejado. También en la planta baja se suele destinar alguna estancia a granero, reservada generalmente para guardar el trigo, mientras que la cebada para las caballerías se guardaba en los graneros de la última planta. Por otra parte, algunas casas de ganaderos incluían espacios para almacenar la lana, conocidos como laneras. Junto a las eras había pajares, 116
  • 80. COMARCA DE CINCO VILLAS (ZARAGOZA, ARAGÓN) edificios de piedra a los que había que acudir para abastecer la pajera de la cuadra, y que en ocasiones hacían también las veces de corrales. Muchos de estos almacenes, situados en las afueras del pueblo o anexos a la casa, hoy han sido reutilizados como cocheras o como bodegas para reuniones gastronómicas. En los graneros, además del cereal se almacenaban algunos productos de la huerta, tanto hortalizas como frutas. Hoy todavía hemos visto extendidas en el suelo patatas, almendras y olivas, y colgados en trancas ajos y cebollas. Determinadas frutas como los membrillos, los orejones, los cascabelillos, las acerillas y los higos, se colgaban en ristras o se extendían sobre cañizos para secarse. En las falsas se guardaba igualmente el embutido y los jamones, previamente secados en la cocina con el humo, así como el adobo metido en recipientes cerámicos: en vinagre, pimientos y cebollas; y en aceite, la carne de cerdo y los embutidos. En casi todas las casas había un guardacarnes, armario de sencilla estructura de madera y tela metálica, que si era de pequeño tamaño se colgaba en graneros, bodegas o despensas fuera del alcance de los animales. Despensas había en pocas casas, aunque casi todas tenían su fresquera, muchas veces situada en el hueco de la escalera, también utilizado como cantarera o pocera para conservar fresca el agua de botijos y cántaros. En otras ocasiones, servía como tal el hueco de una ventana abierta en el lado norte de la casa. En la fachada de algunos edificios y flanqueando una de las ventanas de la última planta, restan dos aros de hierro o dos pequeños palos que pudieron servir para colocar alguna tranca de la que colgar productos a secar. Buena parte de los recipientes utilizados eran de cerámica: tinajas, cántaros, botijos y rallos para el agua; cuencos para hacer la colada o la cal; barreños o terrizos para el mondongo; parras, orzas o tinajetas para el adobo; cazuelas y pucheros para cocinar. Entre los re- Diferentes recipientes cerámicos. cipientes conservados en mayor número están las tinajas, de variados tamaños, sobre todo lisas, aunque las hay “cerrilladas” o con alguna decoración incisa. Como lugar de procedencia la mayor parte de las veces citan la localidad zaragozana de Sestrica. Cántaros se produjeron en las propias Cinco Villas, en los alfares de Ejea de los Caballeros y de Uncastillo, ambos cerámica de torno. Son piezas con un asa y decoración de líneas en negro que se distinguen de otras vinculadas a talleres de Huesca, éstas con dos asas y motivos decorativos vegetales como “la tenaza”. En cuanto a pucheros, cazuelas y piezas barnizadas, las hemos visto lisas o con sencillas decoraciones pintadas en negro y amarillo o a cordoncillo, procedentes en muchos casos de la ollería de Bandaliés, en Huesca. De cerámica fabricaban también aceiteras, platos, escurridores… y chifles para los niños, silbatos que cambiaban por trapos. Luego, como en el caso de los cántaros, se fueron sustituyendo por materiales 117
  • 81. A R Q U I T E C T U R A T R A D I C I O N A L Y E N TO R N O C O N S T R U I D O menos pesados como el cinc. Recipientes de mucho uso fueron también las medidas de capacidad: el almud, el cuartal, el doble y la hanega. Las cestas y canastos para ir al horno y a lavar, caracoleras, espuertas y arguiños para el ciemo, roscaderos o cuévanos para llevar uvas, galbarderas, argaderas u onganetas para los cántaros, y otros recipientes de mimbre los vendían por los pueblos los gitanos o los hacía el verguero del pueblo, al igual que los cañizos, aunque estos también los elaboraban los albañiles y otras gentes del lugar. Recuerdan también a los sogueros gallegos, que se desplazaban para hacer y vender cuerda de pita. Otra estancia destinada a la conservación de alimentos, destacada sobre todo en las casas pertenecientes a grandes propietarios, es la bodega, testimonio de la importancia que en el pasado tuvo el cultivo de la vid en toda la Comarca. Situada en su planta baja, presenta tamaños muy variables y en ella se guardaba el vino en toneles junto a otros alimentos como el aceite, conservado en pilas de piedra, tinajas o zafras. Las casas con abundante producción de vino incluían un trujal o lagar de grandes dimensiones (unos 2-3 metros de diámetro y de 2-4 metros de profundidad) de forma circular o rectangular trabajado en piedra sillar o de yeso forrado con revestimiento cerámico en el interior. En estas bodegas había grandes cubas y tinajones de barro de gran capacidad. Aunque algunas han sido remodeladas y los trujales enronados, todavía restan ejemplos interesantes en Ardisa, Asín, Luna, Orés o Sádaba. En poblaciones más meridionales como Castejón de Valdejasa, Marracos, Las Pedrosas, Piedratajada, Puendeluna, Sierra de Luna y Tauste, fue más habitual excavar en un terreno cuevas y destinarlas a bodegas. Ocupan una determinada zona del pueblo, distinguiéndose al exterior la entrada de cada una de ellas por una pequeña puerta adintelada reforzada con mampostería, en ocasiones ampliada a toda Bodegas en Sierra de Luna. una fachada, y el respiradero encima, a modo de chimenea. En el interior sus dimensiones son variables, con un pasillo central, de entre 6 y 12 metros de profundidad y una altura aproximada de 2,50 metros, a cuyos lados se abren diferentes espacios separados por robustas columnas llamados capillas donde descansan los toneles sobre bloques de piedra. Muchas de estas bodegas incluían una pequeña pisadera o se abastecían directamente de trujales situados en un nivel superior, al exterior pequeñas casetas de mampostería con una puerta de acceso y cubierta a una sola vertiente. Actualmente existe un renovado interés, tanto por parte de Ayuntamientos como de particulares, por mantener este tipo de construcciones, a la vez que tímidamente se recupera el cultivo de la vid en la Comarca y se abren modernas bodegas en distintas localidades. Para guardar las herramientas de trabajo se utilizaba algún granero de la planta baja de la casa si éstas eran de pequeño tamaño, caso de la azada o ajadón, ajau, o jadico; hachas (las pequeñas conocidas como astral o estral); horcas, hoces y zoquetas; cribas o porgaderos, palas… Útiles de mayor tamaño (arado, reja, vertedera, mariposa, brabán, rusal, rastra, rastrón, trillo… y luego, cultivador, trilladora, cosechadora, aventadora, etc.), se recogían en casetas de las eras, en algún pajar o en corrales del monte. Carros y galeras sólo había en las mejores casas y se guardaban en el patio o 118
  • 82. COMARCA DE CINCO VILLAS (ZARAGOZA, ARAGÓN) Sólo ciertas viviendas disponían de una sala de estar como tal, aunque casi todas contaban con una sala, la pieza más grande y mejor de la casa, con dos alcobas separadas por puertas de madera acristaladas o por simples cortinas, a veces con accesos llamativos en forma de arcos mixtilíneos. Si la casa era grande había dos salas de este tipo, a veces comunicadas. Esta estancia, que era donde se recibía, albergaba el mejor mobiliario, en consonancia con el nivel económico de la familia. Las casas más humildes lo aprovechaban como habitación e incluían una cama, otras un lavabo y cuatro o seis sillas, una cómoda, un armario y a veces una mesa, pues servía también de comedor. Las casas más pudientes contaban con un juego de sillas y sofá tapizados en torno a un brasero, algún mueble auxiliar como bargueños tallados o con taraceas e incluso un piano. En estas casas abre la estancia una gran puerta de dos hojas ricamente talladas o decoradas, y a menudo, las paredes y techumbre están pintadas al óleo o empapeladas. Hay elegantes aparatos de luz, ricos cortinajes y en las paredes cuelgan inclinados espejos, retratos y cuadros de gran formato con estampas religiosas, a veces incluso alguna imagen en una capillita. Algunas casonas de ascendencia noble cuentan con oratorio al que, por ejemplo, los vecinos del pueblo tenían acceso el día del patrón, como ocurría en Casa Nemesio de Piedratajada, que también contaba con el cuarto del Obispo, donde se aposentaba éste cuando llegaba a la localidad. El comedor sólo es una estancia común en las grandes casas y en las construidas a partir del siglo XX. Lo normal es que incluya una mesa en el centro, con sillas a juego apoyadas en las paredes y un mueble para la vajilla de dos cuerpos, tipo alacena o exento, con las puertas de la parte superior acristaladas. Luego se introdujo un mueble bajo de un solo cuerpo o trinchante. Igual que en las salas, el pavimento más común es el mosaico ya des- en algún otro almacén a las afueras del pueblo. En Ayerbe, Tauste y sobre todo en Ejea se solían comprar la mayor parte de los útiles de trabajo, aunque los herreros del pueblo fabricaban algunos. Mobiliario Si el tamaño de los graneros y corrales diferencia claramente las casas de propietarios de las de los jornaleros, es en otro tipo de estancias como salas, comedores o despachos, y sobre todo en cómo éstas aparecen vestidas, donde vamos a distinguir la posición social de sus dueños. Las viviendas de la oligarquía y de ciertas profesiones liberales, cultivaban el buen gusto atesorando ricos objetos y mobiliario. Hemos visto cómo en las plantas baja y superior de la casa están los espacios destinados a animales, el almacenaje agrícola y la conservación de alimentos; ahora nos centraremos en el resto de estancias donde se hace la vida: cocina, comedor y habitaciones, ubicados en la primera planta. El lugar de paso más importante en la vivienda es el patio, hoy expositor de útiles en desuso y muebles antiguos como las cadieras. En casas pudientes se distingue por su gran tamaño, en ocasiones provisto de un banco corrido de piedra, y su pavimento de losas de piedra o de cantos rodados (ruejos o galdrizas en Tauste), componiendo formas geométricas o florales. En estas casas la escalera es más ancha, con barandilla de forja o madera tallada, y cuentan con un pequeño recibidor o amplio rellano donde se coloca algún perchero o paragüero. Hasta la introducción de los pasillos en construcciones de inicios del siglo XX, la cocina ejercía de distribuidor. Las estancias estaban comunicadas entre sí y de una se pasaba a otra, aunque a menudo reformas posteriores han abierto pasillos y les han otorgado mayor independencia. 119
  • 83. A R Q U I T E C T U R A T R A D I C I O N A L Y E N TO R N O C O N S T R U I D O Sala con oratorio al fondo. Cocina. crito, y en poblaciones donde estas estancias eran de yeso, se procuraba darles color con sangre de animales. Esta operación se hacía en fiestas: a la sangre, diluida en agua, se le añadía vinagre para evitar el mal olor y después se aplicaba a los suelos sosa cáustica o cera roja alirón para darles brillo. A menudo, en las paredes, además de fotografías y cuadros, hay un reloj. Como ya hemos comentado, la cocina era el centro vital de la casa y es también el espacio que más reformas ha sufrido, lo que ha llevado a la desaparición en la mayoría de los casos del fuego bajo y su chimenea. Adosado a una pared y a una altura aproximada de 20-25 cm estaba el fuego u hogar, flanqueado por bancos o por cadieras con respaldo de madera y una mesita que se podía bajar. En la parte central del hogar había una plancha rectangular de hierro donde se quemaba la leña (sustituida por una piedra en los hogares más humildes), por lo general rodeada de baldosas, y un aro de madera o hierro, en algunos sitios conocidos como rodafuegos. La chimenea era recta o tragahumos, o tenía forma de campana, también llamada halda, y con un saliente que servía de aparador. Pegada a la pared había otra plancha o losa de hierro, mucho más gruesa y decorada. A veces, entre las dos planchas había un hueco llamado tizonera. Sobre dos piedras paralelas o moricos de hierro se quemaban los troncos de leña. En el centro de la chimenea colgaba el calderiz, cadena que sujetaba el caldero de hierro fundido, en muchos hogares siempre hirviendo con patatas y desperdicios para los cerdos. Junto a la losa estaban los instrumentales al uso: tenazas, paletas, fuelle, gancho y estruedes, parrillas, espidero y hierros que sujetaban los pucheros y cazuelas de barro y hierro. Una mesa y algunas sillas de anea presidían la cocina y en las paredes se abría alguna alacena con puertas o simplemente oculta por telas para guardar la vajilla. Posteriormente se introdujeron armarios de dos cuerpos. De un mueble pequeño de madera llamado espedera colgaban raseras, cazos, coberteras… Aparadores también había en recocinas y despensas. La colocación de la vajilla guardaba un orden y se solía decir aquello de una mujer sin pendientes, un aparador sin fuentes. Vajilla habitual eran las chocolateras, tazas y pocillos para el chocolate, platos de loza, pucheros, perolas, cacerolas, fuentes, soperas y aceiteras de porcelana. Los cubiertos solían ser de alpaca aunque antes los hubo de madera, con cuchareros para colgarlos o guardados en sencillas cajas de madera. En cuanto a cerámica decorada, apenas hemos visto algunos ejemplos de platos y jarras, emparentadas con la conocida cerámica de Muel (Zaragoza). Algunas casas, sobre todo de la oligarquía, guardan juegos de café de porcelana fina y cristalería antigua de valor. 120
  • 84. COMARCA DE CINCO VILLAS (ZARAGOZA, ARAGÓN) Antes de convertirse totalmente en cocinas modernas, en muchas se introdujeron cocinillas de leña o carbón, en ocasiones manteniendo el propio fuego y aprovechando la misma chimenea. La cocinilla se colocaba adosada a una encimera de obra cubierta por baldosas con huecos inferiores que, ocultos por telas, servían de armarios. Junto a ella estaba la fregadera, un lavadero y aparadores de obra o armarios para la vajilla. A pesar de ser el lugar más importante de la casa, algunos informantes nos han contado que en las casas más antiguas la cocina era un sitio oscuro y poco ventilado, donde generalmente se hacía mucho humo, lo que obligaba a abrir las puertas y quienes allí estaban se quemaban por delante y se les helaba la espalda. La cocina ocupaba en general la parte posterior de la casa, sobre el corral al que se echaban directamente los desperdicios y el agua sucia, mientras que las salas o dormitorios mejores y el comedor se situaban en la fachada principal. Con el tiempo han mejorado su emplazamiento y condiciones. En la última planta de algunas viviendas grandes junto a los graneros queda una cocina con chimenea y fregadero que se utilizaba para hacer el mondongo. Otra estancia común en las casas era la masadería, ubicada generalmente en la planta baja aunque podía ocupar también un espacio junto a la cocina o un granero superior. Allí estaba la artesa de madera para masar el pan y los ciazos o cedazos para cerner la harina, alguna manta y los toallones de lino para tapar la masa. Excepcionalmente, algunas casas contaban con horno. Habitual en viviendas ya de cierto tamaño era la recocina, cuarto anexo a la cocina donde estaban la tinaja del agua y la fregadera con un escurreplatos de madera y aparadores de obra. La llegada del agua a los hogares ha sido bastante reciente, lo que retrasó la construcción de cuartos de baño, ubicados en un primer momento en el patio, situando a su lado Recocina. un lavadero. También en alguna solana queda todavía una pequeña caseta de madera que sirvió como escusado. Lo normal era evacuar en el corral, en las afueras del pueblo o en casa en los orinales, que se vaciaban por la ventana al grito de ¡agua va! Algunas viviendas tuvieron un retrete consistente en un agujero con asiento y tape de madera que tenía salida a un pozo ciego ubicado en el corral. Las casas de grandes propietarios o comerciantes contaban con otras estancias como despachos y alguna biblioteca. También podían incluir cuartos de labor y de plancha, ganados a veces a las solanas. El nivel socioeconómico de las casas influye en el número de dormitorios. La mayoría contaban con uno o dos, en ocasiones con alcobas, aunque si el edificio era de reducidas dimensiones se utilizaba una parte de los graneros como habitación. En las habitaciones y alcobas había una cama de matrimonio, de hierro con remates dorados, o de madera, altas y sobre un somier de muelles. Después apare- 121
  • 85. A R Q U I T E C T U R A T R A D I C I O N A L Y E N TO R N O C O N S T R U I D O más, solía haber alguna silla o sillón bajo, y en casas pudientes, mecedoras. En la cabecera de la cama y sobre ella era habitual colocar escapularios y un cuadro con alguna estampa religiosa, muy común la del Ángel de la Guarda o el Corazón de Jesús, imagen esta última que impresa en una pequeña chapa ocupó muchas puertas de entrada, mientras que la representación de la Última Cena solía ocupar el comedor. En este espacio, así como en las salas y en las habitaciones había también fotografías de familiares vestidos de primera comunión, con traje militar, o más frecuente, el día de la boda. La mayor parte de muebles se heredaban con la casa y si se salía de ella cuando se casaban, les daban una cama, un baúl y alguna silla. A partir de los años 30 era habitual ya comprar para la boda el gabinete, compuesto por cama, un armario, dos mesillas y un lavabo en conjunto o bien un entredós, cómoda o tocador. Los compraban en Ejea, Huesca o Zaragoza y a casa los llevaba el recadero. Algunas camas de hierro las hacían los herreros y los carpinteros se ocupaban de ciertos muebles sencillos como mesas, bancos y armarios empotrados o alacenas. Sala con alcobas. cieron camas niqueladas. El colchón, la colcha y el edredón eran de lana y las sábanas de hilo, lino o algodón. Junto a la cama solía haber una mesilla con un cajón y a veces una puerta donde se guardaba el orinal, aunque lo normal es que estuviera debajo de la cama. Los orinales eran de loza o de porcelana y también existían recipientes altos de cerámica o bacines, y en determinadas casas un Don Pedro, sillón de madera con su tape que incorporaba la bacinilla en el interior. Para calentar las camas se utilizaban calentadores de bronce y caloríferos, botellas de cerámica o metal que llenaban de agua y que luego se fueron sustituyendo por otras de cristal hasta llegar al plástico. La ropa de cama se secaba, o calentaba si alguien estaba enfermo, con tumbillas de mimbre o madera puestas sobre braseros, que también servían para calentar las mantas y toallas utilizadas para masar el pan. Las habitaciones contaban con un lavabo, los más sencillos de hierro con dos aros para sujetar las palanganas. Otros parecidos de madera incluían espejo, una jarra y un cubo de porcelana. Posteriormente incorporaron puertas talladas y encimeras de mármol. Había pocos armarios, la ropa se guardaba en arcas y baúles de madera, algunos forrados de pieles o chapeados en colores. En casas humildes recuerdan como único armario un saco guardarropa que se colgaba en una percha. Los percheros de pie eran también habituales. Ade- Arquitectura del agua Hasta la llegada del agua corriente a los hogares, el agua de boca procedía de fuentes alimentadas por manantiales o de los ríos que atraviesan las distintas poblaciones. A falta de éstos, localidades como Las Pedrosas, Piedratajada y Sierra de Luna, se servían de balsas. Una copla recuerda la calidad de estas aguas: Ya vienen los segadores a segar a los secanos y a beber agua de balsa toda llena de gusanos. Desde la construcción del Canal de las Bardenas el agua del río Aragón ha ido llegando en distintas fases a buena parte de las poblaciones, tanto para uso agrícola como de boca. El sistema de almacenamiento es muy similar en todas las localidades, con un depósito situado 122
  • 86. COMARCA DE CINCO VILLAS (ZARAGOZA, ARAGÓN) en una zona elevada desde donde se distribuye a las viviendas. Las fuentes, situadas en las inmediaciones del núcleo, obligaban a las mujeres a un diario peregrinaje cargadas con los cántaros. Existen interesantes ejemplos arquitectónicos, cuyo origen en algunos casos se remonta a la época romana o medieval, de ahí el nombre de la Fuente Vieja con el que se conocen en muchos lugares. Una de las más antiguas de la zona es la de Bañera en Ejea, recinto rectangular y escalonado, con siete caños, en origen cabezas talladas de animales. Del siglo XVI son las de Rivas (que incluye abrevadero), Farasdués y Sádaba, esta última rematada con un frontón que incluye además del blasón de la villa, una talla de la Virgen. Fuentes y balsas eran destacados lugares de alterne entre jóvenes de ambos sexos y de ahí han surgido numerosas coplas, como la que nos recuerdan en Biota: Cuando vayas a la fuente no te pongas colorada que es como el que va a la feria, se van y no compran nada. En poblaciones grandes como Ejea funcionaron los aguadores, llamados cuberos en Tauste, que repartían con carros el agua por las calles. La existencia de pozos en ciertas poblaciones estaba reservada a algunas casas aunque en localidades donde ha escaseado el agua casi todas las viviendas lo incluían, o al menos un aljibe donde almacenar el agua. Situado en patios o corrales, el pozo excavado y recubierto de piedra podía tener brocal e incluso cierre de forma abovedada o cónica, o bien estar protegido con tejado, ofreciendo al exterior la imagen de una pequeña caseta. Para sacar el agua se servían de una polea o de una bomba manual. Algunos tenían también caños y abrevadero para uso de animales. Este tipo de construcciones de propiedad privada, hoy en su mayor parte en desuso, eran habituales no sólo en el ámbito urbano sino también en los huertos y en el campo, junto a corrales y parideras, igual que las balsas. Pozo en Sierra de Luna. Muchas poblaciones contaron también con pozos de hielo o neveros para almacenar estos productos durante el invierno y utilizarlos en el verano sobre todo con fines terapéuticos. Se trata de construcciones de mampostería de forma circular con cerramiento abovedado y un pequeño acceso que en ocasiones servía al mismo tiempo para el llenado. Los mejor conservados son el de Las Pedrosas, de enorme capacidad, Luna (uno en el pueblo y otro en Monlora) el de Biota y el de Sádaba, aunque existen restos en Piedratajada, Tauste y Sierra de Luna, y también hubo en Castejón de Valdejasa, Ejea y Marracos. En general, eran propiedad del municipio, quien arrendaba su explotación anualmente. Los lavaderos son otras de las construcciones de la arquitectura popular vinculadas al agua que no faltaron prácticamente en ninguna población. Situados en las afueras del núcleo, eran de utilidad pública y frecuentados sobre todo en invierno, pues algunas mujeres preferían seguir utilizando el agua del río. Se conservan muy bien los lavaderos de Ardisa, Erla, Farasdués, Luna y Rivas, obras de piedra enfoscada con cemento, algunas cerradas con paredes y techumbre de madera a doble vertiente. Incluyen dos pilas de perfil inclinado, una para el lavado y otra para el aclarado, en el caso de Santa Anastasia, excavadas en suelo, lo que obligaba a las mujeres a lavar de rodillas. Junto a los lavaderos solía estar el abrevadero, 123
  • 87. A R Q U I T E C T U R A T R A D I C I O N A L Y E N TO R N O C O N S T R U I D O para agramar lino y dejarlo en remojo para su blanqueo. Otras construcciones vinculadas al agua son los puentes, algunos de valor histórico, como el puente de Santa María sobre el Arba de Luesia en Ejea de los Caballeros, el que cruza el río Agonía en Farasdués y el situado en Luna sobre el Arba de Biel. También existen restos de un acueducto en el término de Orés. El agua, tan indispensable en el medio agrícola, ha distinguido la calidad y forma de vida de las poblaciones y su mayor o menor riqueza. Hasta la introducción del regadío moderno, las tierras de la comarca han sido en su mayor parte de secano, si bien ciertas poblaciones contaban con zonas de vega y huertas, regadas según dicen, desde tiempo inmemorial. Todavía se conservan restos de numerosos azudes, algunos de origen romano, construcciones de sillería, hoy sustituida por hormigón, y de las antiguas acequias de tierra que proporcionaban agua a estas tierras sedientas. Además existen gran cantidad de balsas, lagunas y estancas de variada dimensión. Entre los ejemplos de arquitectura popular vinculada al agua es obligado citar el Canal de Tauste, construido entre los siglos XIII y XVIII. Cuenta con una red de acequias, tajaderas y construcciones de gran interés, entre ellas dos almenaras reguladoras del caudal conocidas como las Trabas y las Norias, la última incluye una compleja maquinaria que sirve para elevar el agua. El Canal de las Bardenas, puesto en marcha en 1959 y planeado para llevar agua a 110.000 hectáreas, riega ya hoy buena parte de la comarca, desde Sádaba a Castejón de Valdejasa. El proyecto de ampliación prevé la suma de caudales del Gállego, donde existen también diferentes embalses, como el que da nombre al pueblo de Ardisa. Hoy, como antaño, son las diferentes Comunidades de Regantes y Sindicatos de Riegos, con su Junta correspondiente, las que mantienen económicamente, organizan y estipulan el uso de agua, existiendo Molino en Luna. y en ocasiones ambos se servían del agua de alguna fuente. En su mayor parte se trata de una pila de piedra estrecha y alargada aunque los hay circulares, como los de Erla y Luna, hoy este último convertido en fuente. En otras localidades se sirvieron de balsas. Su uso era público, sin ninguna norma que lo administrase, aunque hubo abrevaderos de uso privado. En las inmediaciones de muchos pueblos o en el campo junto al curso de los ríos, podemos ver a su vez restos de un buen número de molinos, por ejemplo los del Cubo y Molino Bajo en Biota, o los de Fillera y Molino Alto en Ejea, aunque los mejor conservados, incluida toda la maquinaria, son los de Asín y Luna, en uso hasta hace no muchos años. Su aspecto exterior es el de una pequeña casa construida en piedra con dos plantas, la superior dedicada a vivienda del molinero. En la parte inferior incluyen una zona abovedada por donde pasa el agua, y cerca el restaño donde se almacenaba. Eran de uso privado, sustento de una familia que cobraba en especie quedándose una parte del trigo que se llevaba a moler. Con posterioridad, varios molinos sirvieron para producir electricidad, como el de Asín y el de Tauste, éste después convertido en fábrica de lejía. Algunos estuvieron en su origen vinculados a batanes, mecanismos bastante frecuentes en la zona como indican los topónimos. En Farasdués existen diversas balsas excavadas en la roca que pudieron servir para el tinte o bien 124
  • 88. COMARCA DE CINCO VILLAS (ZARAGOZA, ARAGÓN) guardias que vigilan su cumplimiento y el estado de las infraestructuras. El sistema preponderante de regadío es el de inundación, aunque cada vez se está introduciendo más el regadío por goteo y aspersión. 1904 en el término del Salto del Lobo, ubicado en Marracos, una central eléctrica, de gran potencia, que suministra alumbrado a Zaragoza y a otras localidades, entre ellas varias de la zona. El conjunto incluye un estanque de almacenaje de agua proveniente del Canal de Marracos, derivado del río Gállego, un edificio de compuertas y la central propiamente dicha. Las norias que aprovechan la corriente de agua o la tracción animal, y más recientemente la electricidad, han sido bastante utilizadas, conservándose algunos ejemplos en Ejea y Orés. En cuanto a otros artilugios y herramientas, no hay que olvidar la introducción temprana en la zona de la maquinaria agrícola. Como ejemplo citaremos que en 1909 hubo en Ejea una demostración de uso de cosechadora y entre 1917 y 1919 comenzó a utilizarse el tractor de hierro. En la segunda mitad del siglo XX tomaron especial auge dos talleres de maquinaria agrícola en Ejea, de uno de los cuales, Alpulema, resta el edificio construido en los años 20. También tiene interés el conjunto de las Industrias Vigata, en Tauste que, como el anterior, incluye naves para produción y edificios dedicados a administración y residencia. Hubo fábricas de aceite en Biota, Ejea, Sádaba y Sierra de Luna, esta última es hoy la única en funcionamiento y recoge toda la aceituna de la comarca. Construida a principios del siglo XX, responde a un tipo de edificios de ladrillo cara a vista, característicos en la época. Ha sido sutituida toda la maquinaria y las antiguas muelas están expuestas en una plaza del pueblo. Ejea, Biota, Sádaba, Sierra de Luna y Tauste han contado con fábricas de harina, algunas todavía en uso con la maquinaria antigua, caso de la de Sádaba. Ejea y Tauste contaron con fábricas de lejía y regaliz, de la última queda una chimenea monumental. Hubo fábrica de anís en Piedratajada y de hielo y gaseosas en Sádaba y Ejea. Funcionaron serrerías en Ardisa y Ejea, población que Arquitectura preindustrial e industrial El taller artesano más común en todas las localidades fue la herrería, seguido de la carpintería. Otros oficios habituales eran el de guarnicionero, herrador, bastero o carretero. En algunas poblaciones tuvo importancia la elaboración de tejidos, como el lino y el cáñamo en Orés. Ejea llegó a contar con fábricas de estambres tejidos de lana y cáñamo, junto a otras artesanías como alpargatería, peletería, cestería y mobiliario. Apenas existen restos de estos talleres, que ocupaban por lo general una estancia en la planta baja de la casa del artesano. Como excepciones citaremos las herrerías de Sierra de Luna y Orés, que mantienen todavía la fragua y herramientas antiguas, y el taller del zapatero de Asín, que se conserva intacto. Restan también antiguos hornos de pan en Luna, Sierra de Luna y Orés, este último, ganado al espacio público con un mirador en la parte superior. En algunas localidades fue habitual la transformación de leña en carbón vegetal mediante la construcción de las carboneras u hormigueros, de menor tamaño, y recogían espliego para hacer lavanda. Existen restos de diversas tejerías y hornos dedicados a la elaboración de cal y de yeso y en Ejea aún sigue en marcha un taller de alfareros. En Luna, además del molino hidráulico, existe una torre circular de piedra que se utilizaba como molino de viento, aunque ha desaparecido el tejado y la estructura interior. En el despoblado de El Bayo, existen otras dos torres similares, fechadas en el siglo XII-XIII y vinculadas tanto a torres defensivas como a molinos de viento. Además de algunos molinos generadores de electricidad, existe desde 125
  • 89. A R Q U I T E C T U R A T R A D I C I O N A L Y E N TO R N O C O N S T R U I D O El horno de Orés ha sido recuperado al espacio urbano. Pinsoro, uno de los nueve pueblos nacidos con el Canal de las Bardenas. contaba asimismo con producción de diversos materiales para la construcción, como mosaicos, y varias imprentas. En cuanto al aprovechamiento de los recursos minerales, existe constancia que en época medieval Ejea contaba con salinas y minas de plomo. En Luna y en Casas de Esper, aldea perteneciente al municipio de Ardisa, hubo en época reciente explotaciones de minas de cobre, abandonadas por el alto coste de la extracción. Esta pequeña industria llevó pareja la construcción de viviendas para alojar a obreros venidos de fuera. En distintas fases se fueron realizando promociones destinadas a trabajadores del ferrocarril, a jornaleros del campo y obreros, como las popularmente llamadas Casas Baratas de Biota, Ejea o Tauste. Se trata de viviendas protegidas, realizadas en mampostería, ladrillo y adobe, diferenciadas según los destinatarios: bracero, medio labrador, labrador o empleado. A finales de los 50 y en los años 60 fueron edificadas las conocidas como Casas Sindicales. Otras viviendas construidas en la zona están relacionadas con las diferentes obras hidráulicas llevadas a cabo. Por ejemplo, en Ardisa se construyó en 1934 un barrio de casas para obreros dedicados a la conservación y limpieza del embalse; en Puendeluna se edificaron en torno a 1928 casas para acoger a obreros del Canal, y en el poblado del Salto del Lobo llegaron a vivir 200 personas, en viviendas de distintas categorías con un gran edificio donde estaban instaladas la herrería, la capilla y la escuela. Como hemos citado al principio, la construcción del Canal de las Bardenas generó el nacimiento en la comarca de nueve pueblos de colonización en tierras expropiadas a los ayuntamientos y a particulares por el Instituto Nacional de Colonización para su transformación en regadíos. El asentamiento de los colonos, en el inicio 1.350 familias, se realizó entre los años 1959 y 1970. Los pueblos guardan entre sí una distancia de siete kilómetros 126
  • 90. COMARCA DE CINCO VILLAS (ZARAGOZA, ARAGÓN) (el “modulo carro”) que se creía adecuada para el recorrido diario de ida y vuelta a la parcela con yeguas y remolque. Estas poblaciones constituyen en sí mismas una modalidad de construcción normalizada y singular. Todos los pueblos siguen una distribución urbanística regular, trazada por los arquitectos José Beltrán, José Borobio y Antonio Barbany, con una plaza central donde se ubica la iglesia y los edificios administrativos y sociales, calles anchas a menudo ajardinadas y casas unifamiliares, todas de similar tipología, adaptadas a las necesidades de los nuevos colonos, en cuya construcción intervinieron cuadrillas de canteros gallegos. Son viviendas basadas en modelos de la arquitectura popular, tanto en el uso y disposición de los materiales, como en el tipo y distribución de dependencias interiores. Todas las casas, diferenciadas en el tamaño según los destinatarios, incluían cuadra, granero y corral con acceso independiente, cocina-comedor y tres o cuatro dormitorios. Ermita del Santo Cristo de Tauste. valor y en algunos casos incluyen panteones de estilo modernista pertenecientes a familias pudientes, como en Ejea y en Piedratajada. Poblaciones como Ejea, Tauste, Sádaba, Biota, Las Pedrosas y Luna cuentan con silos construidos entre los años 40-60 por el Servicio Nacional del Trigo, hoy en desuso. Son edificios de hormigón armado, planta rectangular de gran verticalidad y aspecto cerrado, a excepción del construido en Ejea en los años 30, que es una nave de menor altura y mayor longitud, construida en piedra con elementos ornamentales en ladrillo. Otros edificios Buena parte de las ermitas de la zona pueden adscribirse también a la arquitectura popular, edificios que siguen un modelo fijado a partir del siglo XIII y que pervive hasta el siglo XVIII: una nave de planta rectangular, en ocasiones con capillas laterales, dividida en tramos por medio de arcos diafragma y cubierta de madera y teja a doble vertiente. El acceso es una sencilla puerta abierta en arco de medio punto y suelen estar encaladas en el interior y algunas también en el exterior. Los cementerios de la zona, construidos buena parte entre finales del siglo XIX y comienzos del siglo XX, no revisten especial interés arquitectónico. En origen se limitaba a un cerramiento rectangular de muros de piedra a los que se han ido adosando construcciones para alojar los nichos que hoy sustituyen a los enterramientos. Las verjas de forja de la entrada suelen tener cierto Glosario A vecinal: trabajos requeridos desde los Ayuntamientos principalmente para el mantenimiento de calles y caminos u obras municipales. Todos los hombres de las casas tenían la obligación de acudir a trabajar sin cobrar, incluido el aporte de caballerías. Abejar: edificio que aloja las colmenas. Adoba: adobe. Agramilar: reducir los ladrillos a un tamaño común, raspándolos o quebrándolos. Figurar con pintura hiladas de ladrillos. Almenara: zanja por la cual se conduce al río el agua que sobra en las acequias Azolle: zolle. Tocinera. Pocilga. Establo de cerdos. Badina: balsa o charca de agua 127
  • 91. A R Q U I T E C T U R A T R A D I C I O N A L Y E N TO R N O C O N S T R U I D O Banquero: banco de piedra. Barrera: edificios situados principalmente en el campo y destinados al ganado lanar. En algunas localidades se distingue del corral por su menor tamaño. Blanquiar: blanquear. Encalar. Buro: arcilla arenosa. Cabaña: en las localidades del norte de la comarca pequeño edificio generalmente situado en el campo que servía de refugio a agricultores y ganaderos. Canalera: canal del tejado por donde vierte el agua de lluvia. Cañizo: tejido de cañas. Capilla: En algunas localidades de la comarca cada uno de los espacios de las bodegas donde se alojan las cubas. Caseta: en las localidades situadas en el sur de la comarca pequeño edificio situado generalmente en el campo que servía de refugio a agricultores y ganaderos Cojuntar: juntar dos caballerías de diferente propietario para formar una yunta y poder laborear. Corral: parte de la casa donde se alojan los animales. También se denominan así a los edificios situados principalmente en el campo y destinados a alojar al ganado lanar. El término suele incluir tanto a un edifico como las tierras que lo circundan. Corraliza: corral. Cuadra: estancia destinada a los caballos y animales de carga. Chapitel: chapa que remata la chimenea. Falsa: desván. Fresquera: espacio donde se conservan ciertos alimentos. Galdriza: en alguna localidad de la comarca, piedra redonda. Canto rodado. Granero: espacio donde se guarda el grano. Desván. Halda: chimenea en forma de campana. Masadería: lugar de la casa donde se masaba el pan. Matar la cal/el yeso: quitar la fuerza de estas sustancias echándoles agua. Moros/Moricos: hierros en los que apoyaban los leños grandes o tizones del fuego. Mosaicos: en la comarca se denominan así a un tipo de baldosas de gran vistosidad y colorido. Parcela: en algunas localidades, vivienda de una sola planta. Patiaz: en Tauste antigua casona convertida en varias viviendas que comparten el patio de acceso. Patio: espacio cubierto situado dentro de una casa, que sirve de entrada a ella e inmediato a la puerta de la calle. Zaguán. Peirón: hito o mojón que suele incluir en el remate una hornacina con una imagen religiosa. Rafe: alero del tejado. Raso: espacio en el corral a cielo descubierto. Rejuntear/ Rejuntiar: rejuntar. Repasar y tapar las juntas de un paramento. Revoltón: bóveda pequeña entre viga y viga del techo. Bovedilla. Ripio: zaborra. Cascajo. Fragmentos de ladrillos, piedras y otros materiales de obra de albañilería desechados o quebrados utilizados por lo general para rellenar huecos de paredes o pisos. Rodafuegos: aro que rodea la plancha del hogar. Rollizo: viga o madero de forma redondeada que sustenta los techos. Ruejo: piedra redonda. Canto rodado. Serenau: espacio en el corral a cielo descubierto. Tierra Batán: en alguna localidad de la comarca se llama así a un tipo de arcilla de color amarillo. Tiña: es el corral cubierto donde se resguardaba el ganado. Tizonera: hueco en la parte posterior del hogar, generalmente entre dos planchas. Tocho: ladrillo hueco. Tosca: piedra porosa caliza que se forma de la cal de algunas aguas. 128
  • 92. COMARCA DE CINCO VILLAS (ZARAGOZA, ARAGÓN) Travesera: piedra que atraviesa toda la pared y a veces sobresale de ésta. Pasadera. Travesaño: viga superior horizontal y longitudinal que forma el vértice de la cubierta y sirve al caballete del tejado. Cabezal. Trujal: lagar. Trujaleta: pila donde se recoge el vino del trujal. Verguero: persona que trabaja con la caña y el mimbre. Vuelta: bóveda pequeña entre viga y viga del techo. Bovedilla. Zaborra: piedra pequeña. Desecho. Bibliografía Aguarod, C. y Maneros, F., “Artesanía textil tradicional en Orés”, Suessetania, núm. 17, pp. 67-116. Centro de Estudios de las Cinco Villas. Ejea de los Caballeros, 1998. Almárcegui, S., “Ejea en la memoria. Oficios y costumbres del 1900”, Suessetania, núm. 17, pp. 141-142. Centro de Estudios de las Cinco Villas. Ejea de los Caballeros, 1998. Álvaro, Mª. I., Léxico de la cerámica y alfarería aragonesas. Librería Pórtico. Zaragoza, 1981. Álvaro, Mª. I., Cerámica aragonesa, 2ª Edición. Librería General. Zaragoza, 1982. Álvaro, Mª. I., Alfares tradicionales de la provincia de Zaragoza. Diputación Provincial. Zaragoza, 1984. Allanegui, G., Arquitectura popular de Aragón. Librería General. Zaragoza, 1979. Anónimo, Historia resumida del Canal de Tauste. Sindicato de Riegos del Canal de Tauste. Tauste, 1987. Arquitectura popular aragonesa, Exposición de Fotografía antigua y ciclo de conferencias. 18 de octubre-10 de noviembre. Colegio Oficial de Arquitectos de Aragón, 1984. Asín, N., “Un ejemplo de arquitectura civil en Sádaba: Casa Cortés”, Suessetania, núm. 20, pp. 144-150. Centro de Estudios de las Cinco Villas. Ejea de los Caballeros, 2001. Bajén, L.M. y Gros, M., Archivo de tradición oral. La tradición oral en las Cinco Villas. Diputación de Zaragoza. Zaragoza, 1994. Beltrán, A., Valpalmas, Ayuntamiento de Valpalmas y Diputación de Zaragoza. Zaragoza, 1999. Biel, Mª P. y Jiménez, F. J. (coords.), Patrimonio Industrial en la provincia de Zaragoza. Vol 1. Cinco Villas. : Institución Fernando el Católico. Zaragoza, 2002. Blázquez, C. (coord.), La huella del agua en Ejea de los Caballeros, Diputación de Zaragoza, Ayuntamiento de Ejea e Ibercaja. Zaragoza, 2003. Capuz, S., “Los llamadores o aldabas en la comarca de Cinco Villas”, Suessetania, núm. 15-16, pp. 137-159. Centro de Estudios de las Cinco Villas. Ejea de los Caballeros, 1996-97. Castañer, M., Estudio del Léxico de la casa en Aragón, Navarra y Rioja, Diputación General de Aragón. Zaragoza, 1990. Cuadrat, J.M., “La Valdonsella y las Cinco Villas”, Geografía Aragonesa, Vol. V, pp. 223-283. Guara Editorial. Zaragoza, 1984. Equipo Técnico de la Escuela Taller Siglo XXI, “La Casa del Carlista. Memoria de una rehabilitación”, Suessetania, núm. 17, pp. 136-140. Centro de Estudios de las Cinco Villas. Ejea de los Caballeros, 1998. Fernández, E. (dir.), Gran Enciclopedia Aragonesa, UNALI, S.L. Zaragoza, 1980-82. Franco, L., Estudio sobre el patrimonio de Bienes Inmuebles del Reino de los Mallos. Adegaso (Asociación para el desarrollo Gállego-Sotón). Huesca, 1998. Gómez, C. (dir.), La colonización agraria en España y Aragón 1939-1975, Centro de Interpretación de la Colonización Agraria en España. Huesca, 2003. Gómez, B., Guía práctica para recorrer el Territorio Museo del Prepirineo. Arquitectura Popular. Cider Prepirineo. Ejea de los Caballeros, 1999. 129
  • 93. A R Q U I T E C T U R A T R A D I C I O N A L Y E N TO R N O C O N S T R U I D O Gracia, L., Juegos Aragoneses: Historia y Tradiciones. Mira Editores, Diputación General de Aragón. Zaragoza, 1991. Guarc, J., Los colonos pioneros de las Bardenas. Centro de Estudios de las Cinco Villas. Ayuntamiento de Ejea de los Caballeros. Ejea de los Caballeros, 1992. Guitart, C., “Castillos de Aragón”. Librería General (col. Aragón, nº 5). Zaragoza. Heredia, J., Catálogo de edificios de interés de Luna. 1989. Martínez, L., “En torno a la Casa de la Cámara (Tauste)”, Suessetania, núm. 5, pp. 14-15. : Centro de Estudios de las Cinco Villas. Ejea de los Caballeros, 1984. Mingote, A., Cancionero musical de la provincia de Zaragoza. Institución Fernando el Católico. Zaragoza, 1981. Navarro, L., “Estudio socio-económico de la zona de las Cinco Villas”. Centro de Estudios de las Cinco Villas (col. Cuadernos de las Cinco Villas, nº 4). Ejea de los Caballeros, 1993. Piedrafita, E., Guía de las Cinco Villas Orientales. Centro de Estudios de las Cinco Villas. Ejea, 1999. Plan Especial de Reforma Interior del Casco Histórico de la Villa de Sádaba, 1998. Ayuntamiento de Sádaba. Rábanos, C., La arquitectura popular aragonesa. Enciclopedia Temática de Aragón, Vol. XIII. Ediciones Moncayo. Zaragoza, 1986. Rábanos, C., “Arquitectura popular de las Cinco Villas. Estado de la cuestión”. Suessetania, núm. 12, pp. 99105. Centro de Estudios de las Cinco Villas. Ejea de los Caballeros, 1992. Rábanos, C., “Los poblados de colonización en las Bardenas concovillesas”. Suessetania, núm. 18, pp. 137143. Centro de Estudios de las Cinco Villas. Ejea de los Caballeros, 1999. Rábanos, C. (dir.), El patrimonio artístico de la comarca de las Cinco Villas. Centro de Estudios de las Cinco Villas. Ejea de los Caballeros, 1998. Rivas, A. Mª., Ritos, símbolos y valores en el análisis de la identidad en la provincia de Zaragoza. Caja de Ahorros de la Inmaculada. Zaragoza, 1986. Romero, A. (coord.), Centro Cultural Ramón y Cajal. Guía de visita. Ayuntamiento de Valpalmas, Diputación de Zaragoza. Ejea de los Caballeros, 2004. Sánchez, J., “Los cementerios de Cinco Villas”, Suessetania, núm. 9, pp. 4-7. Centro de Estudios de las Cinco Villas. Ejea de los Caballeros, 1986. Plan General de Ordenación Urbana de Ejea de los Caballeros. Sierra, O. Vocabulario General de las Cinco Villas de Aragón. Centro de Estudios de las Cinco Villas. Institución Fernando el Católico. Ejea de los Caballeros, 2003. Pallarés, M. Á., “De viajes, moros y apariciones. Aproximación al estudio de la literatura oral en Tauste”, Suessetania, núm. 12, pp. 74-80. Centro de Estudios de las Cinco Villas. Ejea de los Caballeros, 1992. Pallarés, M. Á., “La Gabardilla y Mira, en Tauste hace quinientos años”, Suessetania, núm. 18, pp. 53-80. Centro de Estudios de las Cinco Villas. Ejea de los Caballeros, 1999. Rombar, R., “Viviendas protegidas”. Tauste, grandes fiestas en honor de Nuestra Señora de Sancho Abarca, abril, 1946. Tauste, 1946. Sáenz, T.M., y otros, Plan General de Ordenación Urbana de Tauste. Aprobación Inicial. 2003. Ubieto, A. (coord.), Las Cinco Villas, paso a paso. Centro de Estudios de las Cinco Villas. Ejea de los Caballeros, 2002. VV.AA., Arquitectura y urbanismo en Aragón. Recopilación de artículos sobre Arquitectura y Urbanismo en Heraldo de Aragón (1895-1970), Departamento de Ordenación Territorial, Obras Públicas y Transportes, Gobierno de Aragón. Zaragoza, 1993. Zapater, A., Aragón pueblo a pueblo. Aguaviva. Zaragoza, 1986-1987. 130
  • 94. COMARCA DE CINCO VILLAS (ZARAGOZA, ARAGÓN) Notas 1 A partir de este punto nos referiremos al territorio objeto de estudio como “comarca” o “la comarca” utilizaremos “Comarca de las Cinco Villas” o “Cinco Villas” cuando hagamos referencia al conjunto de la comarca en la que se inscriben los municipios estudiados. 2 Alera, integrado en el municipio de Sádaba; Bardena, El Bayo, Pinsoro, Santa Anastasia, Valareña y El Sabinar, integrados en Ejea de los Caballeros; y Sancho Abarca y Santa Anastasia, en Tauste. 3 En Ejea, Sádaba y Tauste rigen Planes de Ordenación Urbana con normas para la protección de la arquitectura tradicional y las edificaciones de nueva planta, mientras que el resto de poblaciones se rigen por las normativas provinciales. 4 Los materiales utilizados en la arquitectura tradicional: gruesos muros de piedra y adobe (de gran poder aislante), unido a la escasez y pequeño tamaño de los vanos, mantienen la casa protegida de los rigores del clima: inviernos fríos y veranos calurosos. 131
  • 98. La comarca del Valle del Ese-Entrecabos se encuentra situada en el Occidente de Asturias y engloba, de oeste a este y de norte a sur, los concejos1 de Valdés, Cudillero, Tineo, Salas y Allande. Ocupa una extensión de 1.593,37 Km2 y adopta este nombre de los hitos naturales más sobresalientes que caracterizan su territorio: el valle del río Ese (actual Esva); cuya cuenca recorre la comarca, vertebrándola desde las tierras altas hasta el mar y los cabos Vidío (Cudillero) y Busto (Valdés) que delimitan una gran parte de su franja costera. El origen de nuestra comarca se remonta al siglo XIII cuando un conjunto de pueblas del occidente asturiano crea la primera hermandad de la región. La hermandad quedó reflejada en la carta de La Espina de 1277 y englobaba la villa de Avilés y las recién fundadas pueblas de Pravia2, Grado, Valdés, Tineo, Cangas, Allande, Salas y Somiedo. Su finalidad principal era económica, con su creación se pretendía la formación de un gran área territorial, donde sus miembros disfrutarían de iguales derechos para el aprovechamiento de los montes y pastos ubicados en su jurisdicción. Engloba un amplio y diverso territorio que se extiende desde las áreas de montaña, con profundas y pronunciadas laderas, hasta una rasa costera prácticamente llana, enlazadas mediante un conjunto de colinas y valles que forman las estribaciones de la cordillera Cantábrica en su descenso hacia el mar. De norte a sur se distinguen tres ámbitos homogéneos en cuanto a condiciones climáticas, relieve y vegetación: la rasa litoral –La Marina– que abarca toda la franja costera. Es una zona Vista desde el cabo Vidío, Cudillero. Río Esva. llana y estrecha, con una anchura máxima de 6 Km, pero muy elevada (80 m de altura media), que se remata en el mar con abruptos acantilados y cuya continuidad es puntualmente interrumpida por la desembocadura de la red fluvial. El segundo ámbito lo constituyen las montañas interiores; conjunto de cordales que discurren de sur a norte hasta la costa generando un paisaje alternado de valles y redondeadas colinas. Sus sierras van suavizando su altura a medida que se aproximan al mar y por sus valles circulan los principales 135
  • 99. A R Q U I T E C T U R A T R A D I C I O N A L Y E N TO R N O C O N S T R U I D O ríos de la comarca. El tercer ámbito lo conforman las montañas meridionales, con alturas superiores a 1.000 m y los profundos valles encajados entre sus pendientes. Engloba las sierras situadas al sudoeste de Allande: Carondio, Valledor, Berducedo, Muriellos y los Lagos. El camino de Santiago discurre por los cinco Concejos y se convierte en vía de relación e intercambio cultural, propiciando la presencia de iglesias, hospitales de peregrinos, albergues y demás edificaciones vinculadas, constituyéndose en un recurso turístico de primer orden. A su gran riqueza patrimonial se une la existencia de un soporte natural bien conservado y de gran diversidad ambiental que se refleja en los numerosos espacios naturales declarados lugares de interés comunitario que posee la comarca. Un elemento aglutinador es la presencia en los cinco concejos de brañas 3 vaqueiras. Estos asentamientos se vinculan en nuestra comarca a un grupo social diferenciado “los vaqueiros de alzada”. Su rasgo definidor es que practicaban la trashumancia estacional, cambiando de residencia dos veces al año con el fin de garantizar el alimento a su cabaña ganadera. La configuración del territorio mediante valles que discurren en dirección norte-sur desde las montañas hacia el mar, favoreció este tipo de desplazamientos, dentro de la comarca y con territorios cercanos (Belmonte, Somiedo y Cangas del Narcea). La economía sigue basada principalmente en el sector primario, básicamente en la ganadería y la pesca. La comarca lidera la producción de leche de Asturias, poseyendo una gran importancia en el sector cárnico. Igualmente, las flotas y los puertos pesqueros de Cudillero y Valdés son muy relevantes, si bien actualmente la venta de pescado es canalizada hacia otros puertos más atractivos comercialmente como Gijón y Avilés. La industria extractiva tuvo un gran auge en época romana, existiendo abundantes vestigios de explotaciones de Braña vaqueira de verano. Aristébano, Valdés. oro en las sierras situadas del Palo p’allá en Allande y en la parroquia de Navelgas (Tineo). Actualmente se explota una mina de oro en Carlés (Salas), varias de antracita en Tineo y de caolín en Salas y Tineo. El sector secundario está representado por la multinacional Danone, radicada en Salas, pero principalmente por pequeñas y medianas empresas; entre ellas destacan las destinadas a la transformación de productos de la comarca: industria alimentaria (elaboración de quesos, embutidos, platos precocinados), industria de la madera (aserraderos, madera para exteriores, talleres de carpintería y ebanistería, construcción de hórreos y paneras, etc.). El sector Servicios ha experimentado un aumento progresivo en los últimos años, fundamentalmente el comercio, la hostelería y el turismo rural, siendo especialmente significativo este progreso en los municipios costeros. Organización del espacio urbano y rural de la comarca El poblamiento disperso caracteriza nuestra comarca; como tal entendemos la presencia de una red de asentamientos rurales diseminados por el territorio y dependientes de unas poblaciones de rango superior que concentran las actividades comerciales y administrativas, que coinciden con las capitales de cada uno de los concejos. La forma de estos núcleos rurales se 136
  • 100. C O M A R C A D E L VA L L E D E L E S E - E N T R E C A B O S ( A S T U R I A S ) La organización tradicional del espacio rural. Aproximación al origen de nuestra comarca define tanto por el espacio construido como por su estrecha ligazón con las condiciones naturales del medio donde se inserta, en un claro ejemplo de equilibrio entre la acción transformadora del hombre y la naturaleza. Una visión más cercana de nuestro hábitat nos permite comprobar la existencia de peculiaridades dentro del mismo. En el frente costero, las mejores comunicaciones y la escasa pendiente de la rasa han favorecido la disposición dispersa de las edificaciones. Este sistema de organización espacial se sustenta sobre un entramado de caminos que articula las construcciones que se intercalan en un vasto territorio, vinculadas siempre a una porción de tierra. A medida que nos adentramos hacia el interior de la comarca y aumenta la altitud, los asentamientos tienden a concentrar la edificación, liberando las mejores tierras para cultivos y pastos. El valor de estas estructuras de poblamiento radica en dos aspectos; por un lado son la herencia de una forma de vida en vías de desaparición, y por otro constituyen un modelo de transformación del territorio, de plena vigencia y en perfecta sintonía con las propuestas medioambientales del nuevo milenio. Este hábitat se ha mantenido casi inalterado hasta la segunda mitad del s. XX, observándose desde los últimos años su paulatina transformación, motivada en gran parte por el abandono progresivo de las actividades agrarias que lo sustentaban. Estos cambios han venido acompañados de la mejora de las comunicaciones y la proliferación de la segunda residencia, especialmente acusada en el área costera, lo que ha determinado en muchos casos la “importación” de formas de apropiación del espacio, lenguajes y tipologías ajenas al medio rural. En general, en nuestra comarca estas estructuras rurales se conservan en bastante buen estado, especialmente en los concejos interiores y en grandes franjas de la rasa costera, apreciándose los mayores cambios en las cercanías de Cudillero y de Luarca. La actividad agraria fue la base de la estructura económica de la sociedad asturiana durante la etapa preindustrial y la que determinó en buena parte la organización territorial que aún hoy persiste en nuestra comarca. Este espacio rural es fruto de un sistema de organización feudal instaurado durante la Edad Media que se mantendrá hasta el siglo XIX cuando desaparezcan legalmente los derechos feudales. Los propietarios de la tierra eran la nobleza y el clero, que establecían la ubicación de los asentamientos en el territorio. El aprovechamiento de la tierra se realizaba a través de unidades de explotación indivisibles, “las caserías”. Cada casería constaba de una vivienda, dependencias auxiliares, huertos, tierras de cultivo, prados y el derecho al aprovechamiento de los montes comunales. Junto a una unidad, fueron disponiéndose otras, surgiendo así los agrupamientos que dieron lugar a las aldeas. Sobre este soporte territorial se inicia en la baja Edad Media el proceso de fundación regia de las “Polas”, a las que se vincula un amplio espacio integrado por diversas aldeas, “el Concejo”, sobre el que se establece un control económico y administrativo. Se sientan así las bases de una organización territorial y administrativa que básicamente ha persistido hasta nuestros días. El resultado es un modelo territorial en el que se superponen unas estructuras de origen agrario, las quintanas y las aldeas, con otras de carácter urbano o vinculadas al comercio y la pesca, las villas y los puertos4. La Quintana Constituye la célula base del poblamiento rural y está integrada por la vivienda, las construcciones auxiliares agrícolas (cuadra-pajar, granero, pozo, etc.) y una pequeña porción de 137
  • 101. A R Q U I T E C T U R A T R A D I C I O N A L Y E N TO R N O C O N S T R U I D O tierra para huerto, “las llosas”. Las diversas dependencias se disponen con frecuencia en torno a un patio cerrado –la corrada o antojana– que relaciona los espacios de labor y define el acceso a la quintana. En la corrada se realizaban algunas de las tareas propias de la casería como el sanmartín o el esfoyón, a la vez que servían como lugares de acogida y relación social. El barrio Conformado por una pequeña agrupación de quintanas que compartían una porción de término agrícola (erías o pastos) y diversas construcciones (molinos, fuentes, pozos...). Su relación surge por su proximidad física y por su vinculación a un camino, un arroyo, un accidente topográfico, una capilla, etc. Hoy en día su estructura diferenciada es claramente visible en la morfología de numerosos núcleos rurales, conservando aún su propia identidad dentro de los mismos. Querúas, Valdés. Villapro, Tineo. La aldea o núcleo rural Se origina por la agrupación de diversas quintanas y barrios. Concentra servicios y equipamientos comunes (escuela, capilla, bar, tienda), además del terrazgo colectivo (erías, pastos) y la porción de monte comunal más próxima al conjunto edificado. trativa persistió básicamente hasta nuestros días; las villas bajomedievales de nuestra comarca se han consolidado como capitales de sus concejos, catalizando la actividad económica y administrativa de los mismos. Asimismo existieron otros asentamientos que sin poseer funciones administrativas fueron capaces de convertirse en focos de atracción y desarrollarse, como el puerto pesquero de Cudillero, que sin tener el liderazgo de villa concentraba ya en el s. XVIII una población numerosa, propiciada en gran medida por su capacidad de aglutinar diversas funciones: la pesca, el comercio marítimo y las actividades artesanales vinculadas a las mismas. Esta preponderancia económica frente a la capital de su concejo –Pravia– produjo diversos intentos de separación, que se materializaron finalmente en 1837 con la obtención de su independencia y la creación de su propio alfoz. La parroquia Es el núcleo rural que centraliza la organización administrativa y religiosa de la comunidad agraria concentrando los espacios sociales de la misma: la iglesia, el cementerio y ocasionalmente el campo ferial. Las villas y los puertos Las villas son los núcleos de población fundados por iniciativa regia durante la baja Edad Media y a los que se vinculó un amplio espacio constituido por diversas parroquias: “el Concejo”. Esta vinculación territorial y adminis- 138
  • 102. C O M A R C A D E L VA L L E D E L E S E - E N T R E C A B O S ( A S T U R I A S ) Núcleo rural de Puentenova, Allande. Muros de piedra en la braña de Fuentes, Tineo. lugares donde la disposición en pendiente ha determinado la división horizontal de las tierras, siguiendo la fuerte inclinación del terreno que se va aterrazando y sujetando sucesivamente mediante muros de contención. En definitiva, los sistemas de cercados, terrazas, etc., delimitan los espacios y usos, vertebrando la localización espacial de las edificaciones, los campos de cultivo y las áreas de pastoreo. A su vez frenan la erosión del viento y las escorrentías, acumulan el calor y retienen el agua generando un incremento de la productividad. Su presencia es el reflejo de un delicado equilibrio entre la acción transformadora del hombre y el medio natural. Villa de Luarca. Elementos de la estructura rural: parcelaciones, cierres, red viaria La red de caminos y el sistema de parcelación se define y estructura a partir de los pastos y las zonas de cultivo, conformando la trama básica que organiza nuestro espacio rural. Dicha trama es muy variada y se caracteriza por su adaptación a la topografía del lugar, empleando para su delimitación y contención los muros de mampostería, vallas de madera o cierres vegetales, en ocasiones aparecen grandes piedras hincadas definiendo dichos cierres. Las áreas de cultivos cerealistas no se cierran con muros o vallas de madera; para tal fin se utilizan unas piedras aisladas –los mojones–, colocados en las esquinas y a cada cierta distancia con el objeto de señalar la división de la propiedad, pero permitiendo el máximo aprovechamiento de la superficie cultivable. Hay Los vaqueiros de alzada. Origen. Situación actual Por tratarse de un factor característico de la comarca debemos referirnos a un grupo social diferenciado, “los vaqueiros de alzada”, de cuyos asentamientos, costumbres y modos de vida se conservan importantes huellas en los cinco municipios, lo que condujo recientemente a acuñar el vocablo “comarca vaqueira” como seña de identidad de nuestro territorio. El término “vaqueiro de alzada” comienza a utilizarse a partir del s. XVIII para referirse a un grupo social que se dedicaba a la cría de ganado y que practicaba la arriería y trajinería como actividad complementaria. Su origen 139
  • 103. A R Q U I T E C T U R A T R A D I C I O N A L Y E N TO R N O C O N S T R U I D O braña pues no había bastantes pastos durante el año pa mantener los ganados, entonces había que ir en busca de otros pastos mejores a la otra braña…, la braña de invierno es la braña de Silvallana, cerca de Naraval, de Navelgas, a 100 metros sobre el nivel del mar, y la braña de alzada Las Tabiernas, aquí a 7 Km de Tineo y a 1.000 metros de altura… Bueno, pues una vez sembradas las patatas en la braña de abajo que era principalmente lo único que sembrábamos los vaqueiros eran patatas..., a primeros de marzo, pa la feria de S. José, que se celebraba en Tineo, hoy ya…, prácticamente va desaparecida. Subíamos pa la braña de Las Tabiernas. Tábamos hasta…, mediaos de mayo o últimos… Luego, bajábamos pa abajo, sembrábamos el maíz, …na más pa las pulientas, que era la comida típica vaqueira, y el gurupo, unas pocas de fabas y maizones para dar a las vacas. Pero vamos, poca cosa. Luego ya se esperaba a hacer la hierba, que en la braña de abajo hacíase que en la de arriba, sobre mediaos de junio o por ahí empezaba a hacése la hierba ya. Hasta últimos de junio o julio… Y luego a mediaos de julio o por ahí subíamos pa arriba, hacíamos la hierba arriba…” 6. hay que buscarlo en la baja Edad Media y está ligado a la expansión ganadera que experimenta la región a partir del s. XIII, impulsada por los centros monásticos. Esta expansión propició la colonización de los terrenos baldíos, especialmente de las zonas altas, donde se localizaban los mejores pastos. Los “vaqueiros” desplazaban el ganado desde las montañas costeras en las que permanecían los meses fríos, hasta las montañas del interior donde se establecían durante los meses cálidos. Este tipo de vida obstaculizaba el pago de tributos y obligaciones concejiles, al disponer de dos residencias, muchas veces en concejos diferentes. La dificultad para el cumplimiento de dichas obligaciones unido al control que ejercían sobre los mejores pastos va a generar frecuentes pugnas con los campesinos. Juanín: “los aldeanos siempre vivían en las partes bajas… siempre teníamos rifirafe con los pastos, porque el vaqueiro aprovechaba más bien la parte desierta y tal, con las ovejas y las cabras y..., llegabas hasta las laderas de los xaldos. Entonces los xaldos fastidiábalos que los vaqueiros fueran hasta la vera de las fincas de ellos a pastar con los ganaos…”5. Las brañas vaqueiras están situadas en las zonas altas de las montañas del interior o de la marina no existiendo por encima de ellos pueblos no vaqueiros, sino solamente montes y pastos. Su estructura económica se fundamenta en la adaptación a dos ciclos vitales diferentes y ligados entre sí, vinculados a la trashumancia biestacional que practican. Esta itinerancia genera la existencia de dos asentamientos según la época del año: los pueblos de abajo (braña de invierno) y los pueblos de arriba (braña de verano o de alzada). Desde mediados del s. XX la trashumancia vaqueira ha sufrido un importante retroceso quedando restringida a áreas específicas de la comarca: los núcleos de Idarga, Buspol y El Pevidal (Salas), que constituyen los pueblos de invierno de los vaqueiros que habitan el resto del año en el Concejo de Somiedo. Los desplazamientos se hacen ya con vehículos motorizados y el vaqueiro destina la casi totalidad de los espacios cercados a la obtención de hierba que posibilite la existencia de una mayor cabaña ganadera. Con el abandono progresivo de la trashumancia muchas de estas brañas pasaron a ser residencia permanente, adoptando formas y organizaciones espaciales propias de las aldeas. Juanín: “…el vaqueiro vivía principalmente de eso, pero ¿qué pasaba?…, en una 140
  • 104. C O M A R C A D E L VA L L E D E L E S E - E N T R E C A B O S ( A S T U R I A S ) El espacio público abierto Como espacio público entendemos el lugar exterior abierto donde el individuo establece todo tipo de relaciones de intercambio con la comunidad. Las características de nuestro hábitat disperso, donde las aldeas se conforman mediante la adición de diversas quintanas aisladas, separadas entre sí y únicamente articuladas por la red de caminos que terminan muchas veces en las propias tierras o bien se pierden en el monte, generan un entorno apenas urbanizado donde los límites entre lo construido y lo natural son más difusos. El espacio público de la “plaza”, entendido como un vacío claramente definido por los bordes de lo construido, es menos frecuente en nuestras aldeas. El cruce de unos caminos, el ensanchamiento de una vía o el emplazamiento de una fuente, la iglesia o la tienda-bar del pueblo, pueden constituirse en lugares públicos de concurrencia. En la sociedad tradicional de la comarca y especialmente en nuestro medio rural estos espacios de relación se encuentran ligados siempre al desempeño de las distintas actividades relacionadas con la casería y a la celebración de los rituales y los festejos. Nuestros campesinos subsistían con bastante penuria y básicamente “trabajaban para poder comer”, siendo sus principales recursos la tierra cultivada, el ganado, el monte y el agua, por lo que es en torno al aprovechamiento de los mismos donde tienen lugar sus relaciones básicas de vecindad. Para entender la importancia de estos espacios de relación es preciso hablar de la “reciprocidad equilibrada”. Se basaba en la colaboración mutua entre campesinos para el desempeño de las diversas tareas y actividades de la comunidad rural. La reciprocidad equilibrada era la esencia de la socialidad entre las casas, fomentando y alimentando entre ellas la circulación de gran número de derechos y de obligaciones… el “quid pro quod” o Braña de invierno, Buspol, Salas. el “hoy por ti, mañana por mí” …En resumen, era uno de los fenómenos que hacía más llevadera la vida de las comunidades rurales tradicionales7. Por un lado destacamos los espacios abiertos ligados al desempeño de las tareas productivas del campo: los caminos, las tierras de cultivo y los pastos, que constituyen el soporte físico sobre el que se desarrollan diversas relaciones de reciprocidad, como son la recogida y el acarreo de la cosecha, el traslado y la vigilancia de los animales cuando se llevaban a pastar, la recolección de castañas, el laboreo de los montes comunales y la colaboración en la reparación de caminos, puentes o bienes comunes como fuentes o lavaderos. Asimismo los caminos se convierten también en lugares de paseo y de relación entre los vecinos. José Luis: “Hay un paseo… uno es desde Busto hasta el faro, que puedes ir caminando y disfrutando de un paisaje extraordinario, donde ves unas puestas de sol… Busto tiene un paisaje extraordinario, sobre todo en el cabo…, el otro paseo es desde aquí, desde el centro hasta la iglesia de Canero…, muchas veces las ves sentadas por la capilla, sobre todo los viejinos…, tomando el sol, y los que todavía tenemos unas facultades todavía más apropiadas para caminar, pues nos vamos a pasar la tarde por allá…” 8. 141
  • 105. A R Q U I T E C T U R A T R A D I C I O N A L Y E N TO R N O C O N S T R U I D O rural, lo que permite el acercamiento procesional hacia el templo. Otro espacio público de relación es la bolera; ésta suele estar ubicada a las afueras del núcleo de población y en ella se reúnen los hombres los días festivos y la tarde de la fiesta patronal para practicar este deporte. Presenta variantes según las zonas de la comarca donde se juegue; en Salas y Cudillero se practica el “Juego de batiente” y en Tineo otra variante llamada “bolos de Tineo”, conocidos también como “bolos celtas”. Esta última modalidad es probablemente la más antigua de las que se celebran en Asturias. Aunque su origen es incierto, algunos autores lo sitúan en el siglo XI, teniendo como origen un juego que los ejércitos practicaban en los momentos de ocio. En la actualidad se sigue practicando, estando estructurado en ligas, constituyendo un atractivo turístico más de la comarca. El carácter urbano que poseen las capitales de la comarca se refleja en la existencia de espacios públicos más “construidos”, donde los límites están más nítidamente definidos; se trata de plazas que se abren entre el conjunto edificado, próximas al Ayuntamiento y donde se suele celebrar el mercado semanal. El centro neurálgico de Salas pivota en torno a dos plazas: la del Ayuntamiento y la de la Campa, en pleno casco histórico de la villa. Ambas adoptan forma triangular y se enlazan entre sí a través de un pasadizo en arco que conecta la torre medieval con la casona-palacio de Valdés-Salas (restauradas como museo prerrománico y hotel respectivamente). En Tineo la plaza más concurrida se sitúa delante del Ayuntamiento; es un espacio de proporciones reducidas limitado por la calle y el propio edificio municipal. Su pequeño tamaño no impide la celebración semanal del mercado ni tampoco la reunión de los jubilados las tardes soleadas a ver pasar la gente y charlar. Esta calle se convierte en el eje comercial y estructural de la capital, donde confluyen las vías que dan Iglesia de Arcellana, Salas. El espacio público por excelencia se conforma en las proximidades de la iglesia parroquial, donde se celebran los ritos del ciclo vital y la fiesta patronal. Aún hoy sorprende la participación masiva de la comunidad rural en los acontecimientos ligados a dicho ciclo, especialmente a la muerte. El funeral se convierte en un acto social donde se involucra la gran parte de la comunidad. Este carácter simbólico y representativo del templo ha propiciado la localización a su alrededor de las diferentes funciones que focalizan la actividad pública del pueblo. Es el caso de San Martín del Valledor (Allande), donde el aseo público y el mercado semanal de ganado se localizan en las proximidades de la iglesia. Otras veces son los propios muros, que delimitan el emplazamiento elevado y/o diferenciado del templo frente al caserío, los que conforman el perímetro del espacio público, como sucede en Arcellana (Salas) o Sobrado (Tineo). Con frecuencia, junto a la iglesia, suele existir un árbol de gran porte y en ocasiones milenario (tejos o robles), lo que permite resguardarse bajo su sombra los días calurosos del verano, como ocurre con los tejos de las iglesias de Santa Coloma y Bustantigo en Allande. En ocasiones el emplazamiento del templo propicia la creación de unos caminos de aproximación al mismo; es el caso de la iglesia de Canero en Valdés, que se ubica en lo alto de un pequeño promontorio, a una cierta distancia del núcleo 142
  • 106. C O M A R C A D E L VA L L E D E L E S E - E N T R E C A B O S ( A S T U R I A S ) Plaza del Ayuntamiento, Salas. Mesa del gremio de mareantes, Luarca. acceso a las diferentes áreas de crecimiento de la villa. En Luarca los espacios públicos de más relevancia son la plaza ubicada delante del Ayuntamiento y el paseo del puerto. La plaza se localiza en las cercanías del río Negro, cerca ya de su desembocadura. Constituye un espacio de planta casi rectangular, elevado con respecto a las calles que lo circundan por tres lados, y que prolonga su otro borde hasta la fachada principal del Ayuntamiento. La plaza queda enclavada entre la imponente ladera que lo bordea por el noroeste y el río que lo circunda por el este. El otro espacio público relevante es el paseo del puerto, que se localiza en la desembocadura del río Negro, en un lugar donde se ensancha la vaguada y la ladera adopta la forma de una “concha”. En ella se han ido enclavando de manera escalonada las casas de los pescadores. El paseo se inicia junto a la “rula” o lonja de pescados, en las proximidades de la iglesia parroquial, y termina al final del espigón situado bajo el cementerio; el recorrido permite contemplar los barrios de pescadores que se vuelcan hacia el mar: el Cambaral y la Pescadería. En el Cambaral se localiza la mesa del “gremio de navegantes y mareantes”, junto a ella se dispusieron en 1959 una serie de azulejos que describen la historia de la villa. El paseo es muy transitado, especialmente en verano, cuando se hace realmente difícil reco- rrerlo debido a la numerosa afluencia de gente que se reúne a tomar una sidra en alguno de los muchos “chigres” que han proliferado a lo largo de su trayecto. En Cudillero las principales actividades se desarrollaban en torno al puerto; en su rampa se reparaban las barcas y se resguardaban durante los temporales; en su plaza se procedía a la venta del pescado, animado por la presencia de la “lonja”, y en la planta baja de las casas se desarrollaban las tareas relacionadas con la pesca. En la plaza se reunía igualmente la juventud pixueta9, desde donde se iniciaba el paseo que ascendía por la calle Suárez Inclán hasta la parte alta de Cudillero, para degustar vino en algún bar o asistir al cine. La plaza es elíptica y se conforma mediante un abigarrado conjunto edificado que ha ido creciendo, muy condicionado por la abrupta topografía, en anillos concéntricos, generando la imagen de un anfiteatro. El nuevo puerto concentra actualmente las actividades relacionadas con la flota pesquera y los pescadores venden sus capturas principalmente en el puerto de Avilés. Esta pérdida de peso en la actividad pesquera ha sido compensada con la potenciación de sus valores intrínsecos como foco de atracción turística; en la plaza se sigue celebrando el mercado semanal y a su vez han proliferado numerosos restaurantes y sidrerías, que en verano colonizan la gran parte de la plaza, lo que permite disfrutar del singular emplazamiento 143
  • 107. A R Q U I T E C T U R A T R A D I C I O N A L Y E N TO R N O C O N S T R U I D O con vistas del mar y del “anfiteatro”, hermoso ejemplo de urbe no planificada. La fiesta era el acontecimiento social que alteraba el ritmo de vida cotidiano; en las comunidades rurales la participación era obligada y suponía la ruptura del aislamiento de la casa y la aldea. En ella se consumían una buena parte de las viandas producidas en la casería en compañía de familiares, amigos y vecinos. El calendario festivo se dividía en dos periodos: el invernal y el estival. Las fiestas del ciclo invernal poseían un carácter más privado y se vinculaban principalmente a las labores de la casería: el esfoyón, la mayada y el sanmartín. suponía el fin del viejo ciclo y el comienzo del nuevo; este cambio coincidía con el inicio de las tareas agrícolas y ganaderas, la proximidad de la primavera y la inauguración del tiempo de Adviento previo a la Semana Santa. Reflejo de los cambios que se avecinaban era el dicho popular de los vaqueiros: “por febrero ya empieza a cantar la mosca”11. Esta fiesta se iniciaba con una copiosa comida en la que se degustaban los productos de la matanza y terminaba con un baile nocturno. El Carnaval propiciaba la superación de muchos tabúes y la relajación de la conducta moral, que se saltaba temporalmente, antes de entrar en el tiempo penitencial eclesiástico. Las fiestas asociadas al ciclo estival son las que se celebraban en honor de los santos patronos, de la Virgen y del Corpus, y excedían del ámbito familiar al parroquial. Una comisión formada por varias familias del pueblo se encargaba de obtener los fondos necesarios para la realización del evento; en general todas las casas del pueblo solían participar mediante una cuota, estando mal vista la familia que no contribuía. La fiesta se iniciaba con la procesión de la imagen hasta el santuario o la ermita donde el párroco decía la misa. Posteriormente se celebraba la comida en un prado situado en las proximidades del templo, donde cada casa contribuía con determinadas viandas, o bien en cada casería donde se reunían los familiares y los amigos más cercanos. Tras la cena se celebraba el baile, para el que se contrataba a una orquesta y se prolongaba hasta el amanecer. La fiesta duraba por tanto todo el día y poseía un carácter religioso, social y gastronómico, que aún hoy conserva en buena medida. Entre las fiestas más representativas de la comarca destaca la de Nuestra Señora del Avellano que se celebra en Pola de Allande del 7 al 10 de septiembre, con la descarga de fuegos la noche del día 8. La festividad coincide con la recogida del avellano, siendo muy típico la “El esfoyón consistía en la reunión de varias personas en casa de un vecino para esfoyar el maíz y enristrarlo. Se trataba de una auténtica fiesta nocturna, con juegos, canciones, bromas y hasta baile. Al término la familia ofrecía a los asistentes una comida consistente en frutos secos, castañas, manzanas y, a veces, chocolate… La mayada era la operación para trillar el trigo en la que colaboraban recíprocamente todos los vecinos”10. Ambas actividades solían acabar con un baile, “el filandón”, que reunía a gentes de todas las edades y donde los jóvenes aprovechaban para conocerse y entablar relaciones. El sanmartín consistía en la matanza del cerdo o “gochu” y estaba sujeta a un proceso ritual que se repetía de la misma manera cada año: la cría, el engorde, los preparativos, los participantes y la preparación de los productos seguía siempre las mismas pautas. La matanza se realizaba en el mes de diciembre y tenía un claro componente social puesto que la familia obsequiaba a otras con diversos productos obtenidos del sanmartín, propiciando así el encuentro y el fortalecimiento de los lazos de amistad entre las distintas casas. El ciclo invernal terminaba en invierno con el Carnaval (antroido o antroxu en bable) que 144
  • 108. C O M A R C A D E L VA L L E D E L E S E - E N T R E C A B O S ( A S T U R I A S ) realización de la tarta con este fruto. En Cudillero destaca la fiesta de S. Pedro, S. Pablo y S. Pablín –del 28 de junio al 1 de julio–, con el tradicional sermón laico de L’ Amuravela, pronunciado cada 29 de junio en el puerto. Antiguamente un pescador –hoy en día suele ser un personaje de renombre– daba cuenta a S. Pedro, patrono de Cudillero, de todos los hechos acaecidos durante el año, haciendo especial hincapié en los asuntos de la mar y pidiendo protección para el año venidero. En Tineo destacan especialmente dos fiestas: la fiesta de San Roque, que tiene su día grande el 16 de agosto, con una romería que se celebra en el campo de la ermita, y la Fiesta de la Trashumancia. Esta última se celebra el primer fin de semana de agosto en lo alto de la Casa del Puerto en Tineo (1.025 metros de altitud), con ella se pretende rememorar la seña de identidad de los vaqueiros; su modo de vida itinerante. Especial interés reviste “la vaqueirada” que se celebra el último domingo de julio en la braña de Ariestébano (en el límite entre los concejos de Tineo y Valdés), que fue declarada de Interés turístico Nacional en 1964. La fiesta gira en torno a la Boda Vaqueira. Los vaqueiros practicaban un fuerte endogamia grupal, imprescindible para la supervivencia de un grupo minoritario, marginado y con una forma de vida pastoril y trashumante. El matrimonio intergrupal era esencial para la perpetuación biológica del grupo, al tiempo que establecía una amplia red de parentesco entre los distintos pueblos vaqueiros, reforzando la identidad social del grupo. Con anterioridad a la boda el padre del novio va a casa de la novia y allí se establece lo que cada cónyuge ha de llevar al matrimonio. El día de la boda la comitiva, formada por los novios, padrinos e invitados, va precedida del ajuar llevado en un ‘’carro del país’’ tirado por dos vacas. En él llevan un arca con ropa blanca y a su alrededor algunos sacos de trigo y los enseres que com- Fiesta de L’Amuravela, Cudillero. ponen el ajuar, encima de todo va la cama matrimonial ataviada con cuidados encajes. Y por último la cesta de la madrina, adornada con lazos y llena de pan, huevos, manteca y dulces. Una vez celebrada la boda, tenía lugar la típica comida vaqueira compuesta por jamón cocido, chosco, empanada o bollo ‘’preñao’’, frixuelos, nata montada de las brañas y café negro de puchero. A esta fiesta asisten los representantes de la comunidad vaqueira ataviados de forma tradicional. Se tocan instrumentos típicos, como la payetsa, que es una sartén con mango muy largo que se bate con una llave de hierro y se bailan bailes tradicionales. En Luarca se celebra el 15 de agosto la Virgen del Rosario, patrona de los pescadores. Dependiendo de la marea la procesión se realiza por la mañana o por la tarde, los barcos de pesca se engalanan y se saca a “salear” a la Virgen del Rosario, acompañada de todos los barcos. En Luarca es reseñable también, por la gran afluencia de público que atrae, la fiesta de San Timoteo, que se celebra en el campo del patrón el 22 de agosto. En la villa de Salas se celebra la romería de la Virgen del Viso el 15 de agosto. La capilla se sitúa a 5 Km de la capital, cerca de la cima del monte del Viso, a unos 600 m de altitud, en un lugar de gran belleza y dotado de excelentes vistas. Según la leyenda, la Virgen se apareció a un pastor y le manifestó su deseo de que se edificase un templo en su honor en aquel lugar. 145
  • 109. A R Q U I T E C T U R A T R A D I C I O N A L Y E N TO R N O C O N S T R U I D O El espacio público cerrado En nuestra comarca existen numerosos edificios públicos o semipúblicos de gran significación cultural y social para la comunidad, siendo testimonio vivo de un periodo determinado de nuestra historia y en muchos casos un recurso turístico de primer orden. Edificaciones religiosas Monasterio de Cornellana, Salas. La iglesia suele localizarse en un lugar relevante y significativo del núcleo rural o de la villa, focalizando muchas veces a su alrededor el crecimiento de la población y el desarrollo de la actividad comercial y administrativa de la colectividad. Ya desde la Edad Media el pórtico del templo era el lugar elegido para debatir los asuntos que afectaban a la comunidad, siendo muchas veces la iglesia el lugar donde se materializaba la “segregación” social entre grupos diferenciados, como ocurría en la comarca con los vaqueiros12: Los monasterios son otras de las edificaciones religiosas de gran importancia y significación histórica en la comarca. Su fundación e influencia se remonta a la Edad Media, englobando bajo su dominio numerosos bienes y derechos sobre la comunidad rural. Su importancia en la comarca se vincula con el impulso dado a la actividad ganadera y la colonización de las tierras altas para pastizales. En la localidad de Cornellana (Salas) se localiza el Monasterio de San Salvador (fundado en el siglo XI por iniciativa real y cedido un siglo después a la orden de Cluny); se conserva la iglesia románica (s. XII) con fachada barroca (s. XVII) y la torre románica, aumentada en una planta en el s. XVIII. Se conserva también la portada del cenobio primitivo, si bien fue remodelado durante los siglos XVII-XVIII, construyéndose el claustro a principios del s. XVIII. El paso de la ruta jacobea se ha convertido en un recurso turístico de gran importancia y principal motor de la restauración que se está llevando a cabo actualmente. Se ha acondicionado una parte del cenobio como albergue de peregrinos y se ha potenciado el uso de este contenedor para albergar alguno de los eventos que se celebran anualmente en el concejo, entre los que destaca la feria del salmón. De gran relevancia también es el monasterio benedictino de Santa María la Real de Obona (Tineo), fundado en 780, del que se conserva la iglesia románica cisterciense (s. XIII) y la cru- “Juanín: Y bueno, la discriminación entre vaqueiros y xaldos pues está ahí…, eh…, las vigas…, las famosas vigas de las iglesias… E: ¿Qué implicaba su presencia? Juanin:…, esas vigas poníanse aproximadamente…, depende, pero normalmente sobre el medio de la iglesia o un poco más atrás. Y implicaba que de ahí pa’lante los vaqueiros no se podían pasar. E: ¿Podía comulgar y recibir los sacramentos…?, pero siempre sin pasar de esa línea ¿no? Juanín: Sin pasar de esa línea…, y bueno, ni vaqueiros ni vaqueiras claro, no se podía pasar ninguno que fuera vaqueiro. Ni tenías bancos pa sentate ni nada. Para entrar en las iglesias pues se entraba por la puerta de…, los laos, por la del medio entraban los xaldos, y por la de la derecha o la de la izquierda los vaqueiros”. 146
  • 110. C O M A R C A D E L VA L L E D E L E S E - E N T R E C A B O S ( A S T U R I A S ) Capilla de la Virgen del Avellano. Is, Allande. Cancel de la capilla de la Soledad. Oré, Valdés. jía noroccidental del claustro, que se reconstruyó en el s. XVII tras sufrir un incendio. En 1222 el Rey Alfonso IX, a raíz de su estancia en el monasterio, le concede el privilegio de ser paso obligado de los peregrinos que opten por la ruta asturiana del Camino de Santiago. En Tineo destaca igualmente el monasterio de San Miguel de Bárcena, fundado en 937, del que se conserva solamente el templo románico (s. XII-XIII). Con excepción de las brañas vaqueiras, donde no suelen existir edificaciones religiosas, cada aldea posee su capilla o ermita, pudiendo localizarse en ocasiones a cierta distancia del pueblo: en un monte, junto a un camino, la vega de un río o en un prado comunal. Suelen ser lugares de significación para la comunidad por la preexistencia de culturas precristianas, el carácter sagrado del emplazamiento y en algún caso su vinculación con los ciclos productivos. Su advocación puede estar relacionada con la Virgen, los santos o con un elemento natural: monte, río, árbol, pradería; como la Virgen del Fresno en Bodenaya o la del Viso13 (Salas). El culto a los santos suele estar ligado a la protección frente a las enfermedades, la salvaguarda del ganado, la obtención de una buena cosecha, etc.; como la capilla de Santa Tecla en Brieves (Valdés) o de San Lázaro en La Espina (Salas). En torno a estas pequeñas construcciones religiosas se reunían los vecinos para celebrar fiestas y romerías y eran consideradas como algo propio de cada casería, de ahí que se colaborara de manera solidaria en su conservación. La presencia de la “imagen” constituía un símbolo de protección para la comunidad y la celebración de la misa evitaba a los pueblos más alejados el desplazamiento semanal a la parroquia. Son construcciones sencillas de pequeñas proporciones, con nave única o nave y cabecera, pudiendo disponer de un pórtico previo que actúa como resguardo ante la lluvia y, con frecuencia, de una espadaña14. Suele existir una cancela a los pies de la nave que protege la imagen y permite a su vez el culto. Presentan un marcado carácter popular empleándose para su realización los mismos materiales que los utilizados en las viviendas y construcciones auxiliares rurales. Otras edificaciones públicas Además de los espacios de carácter religioso existen otros lugares públicos y semipúblicos que adquieren significación para la comunidad, como son los Ayuntamientos, los casinos, las salas de baile, las casas de cultura, etc. Los Ayuntamientos, además de centralizar la organización administrativa de la comunidad, focalizan a su alrededor las principales actividades comerciales y sociales de la población. Construidos entre finales del s. XIX o principios del s. XX, se diferencian del resto del 147
  • 111. A R Q U I T E C T U R A T R A D I C I O N A L Y E N TO R N O C O N S T R U I D O Ayuntamiento de Luarca. Escuela rural tradicional. Bedón, Allande. tejido urbano por la volumetría y la composición de sus fachadas. El reloj, el escudo y el balcón en la planta noble son los elementos característicos que se repiten en la mayor parte de ellos, siendo frecuente también la aparición de los característicos soportales, como sucede en las casas consistoriales de Allande, Cudillero y Tineo. Especial interés reviste el Ayuntamiento de Valdés (1912) del arquitecto Manuel del Busto. Es una obra ecléctica resuelta con maestría donde se incorporan elementos compositivos y decorativos de diversa índole: composición clásica, cubierta amansardada y motivos decorativos de influencia centroeuropea. Una edificación de gran importancia para la comunidad rural era la Escuela. Cada pueblo tenía su propio equipamiento escolar que solía ubicarse en una edificación exenta y diferenciada del resto del caserío, siendo en ocasiones los propios indianos los que financiaron la construcción de estos edificios públicos. La fuerte despoblación que ha sufrido la comarca ha originado la concentración de los escasos alumnos actuales en la cabecera parroquial, quedando buena parte de estos inmuebles en desuso y algunos en un estado de deterioro importante. Se aprecia sin embargo un proceso creciente de recuperación de este patrimonio para albergar nuevas funciones sociales: hogar del jubilado, asociación de vecinos, consultorio médico, telecentro, etc. Los edificios docentes que se reparten por toda nuestra geografía son muy diversos; por un lado están las escuelas de carácter tradicional, de gran sencillez constructiva y compositiva. Suelen albergar un aula mixta en la planta baja y la vivienda del maestro en la planta alta, de las que existen interesantes ejemplos en el concejo de Allande. En el concejo de Valdés destacan por su interés arquitectónico un conjunto de escuelas de principios del s XX. Son edificaciones rectangulares que repiten un mismo esquema organizativo: un volumen central destinado a áreas comunes y dos alas dispuestas simétricamente que albergan las aulas. El cuerpo central se corona normalmente con un frontón que puede adoptar diversas formas: triangular, escalonado, rematado por un campanario, etc. Otros edificios de relevancia social eran los Casinos, que constituían los lugares de ocio y alterne de la burguesía de finales del s. XIX y principios del s. XX. Su principal clientela era masculina, quedando limitada la presencia de las mujeres a determinados actos festivos anuales (fiestas patronales, Carnaval, Año Viejo, etc.). En nuestra comarca, alejada del área central industrial, su presencia es escasa y está ligada al colectivo indiano; serán los emigrantes retornados los que financien su construcción, que todavía hoy podemos contemplar en alguna de nuestras poblaciones. 148
  • 112. C O M A R C A D E L VA L L E D E L E S E - E N T R E C A B O S ( A S T U R I A S ) Actualmente es de propiedad municipal y se encuentra en desuso, siendo precisa la búsqueda de nuevos usos que garanticen su continuidad como elemento emblemático y representativo de la sociedad valdesana. Otros de los lugares públicos actualmente más activos son las Casas de cultura; estos equipamientos se localizan en las villas, en pleno casco histórico, y suelen ocupar contenedores de gran interés arquitectónico como ocurre con la casa de cultura de Tineo, ubicada en la Casa de los García de Tineo y Maldonado (s. XIV-XVII) o la casa de cultura de Luarca que se localiza en el Palacio del Marqués de Ferrera (s. XVI-XVIII). Cumplen diversos cometidos sociales y culturales: albergan la biblioteca, las salas de lectura, el telecentro, y en ellas se organizan cursos formativos y conferencias. Escuelas de Otur, Valdés. Por su interés arquitectónico destaca el Casino de Luarca, construido a principios del s. XX, según el proyecto de Manuel del Busto. Se localiza en un lugar relevante junto a la orilla del río Negro y con su fachada principal hacia la Avenida Álvaro de Albornoz, principal arteria de comunicación de la villa. Conforma un volumen cúbico y se organiza en planta baja, primera y bajo cubierta, con posterioridad se le adosó un cuerpo aterrazado que desvirtuó la percepción de su volumetría original. Presenta una cuidada composición con motivos decorativos florales que lo relacionan con el modernismo, siendo la singular geometría de los huecos de cubierta de clara influencia centroeuropea. En la planta primera se localizaba el salón principal, que era utilizado como sala de baile, conocido como salón amarillo por la preponderancia de este color en la decoración de sus paramentos y cortinas. La arquitectura social auxiliar. El mobiliario urbano El mobiliario asociado tradicionalmente a los espacios públicos de nuestras aldeas es reducido, ya hemos comentado que se trata de lugares escasamente construidos y apenas urbanizados, donde la presencia de una fuente, o la proximidad del templo podían ser los elementos en torno a los cuales se configuraba un espacio de reunión: un banco corrido de mampostería construido en el pórtico del templo, o en sus cercanías, o a lo sumo algún banco de fundición solían constituir todo el mobiliario de dichas áreas. En los últimos años los ayuntamientos de la comarca han realizado obras de mejora de diversos espacios públicos de nuestras villas y aldeas; éstas suelen consistir en la colocación de un pavimento de piedra natural, la plantación de árboles y la incorporación de maceteros, farolas y bancos de fundición. Destacan por su carácter innovador alguna de las actuaciones de acondicionamiento del espacio público en el casco Terrazas de la plaza de la Marina, Cudillero. 149
  • 113. A R Q U I T E C T U R A T R A D I C I O N A L Y E N TO R N O C O N S T R U I D O histórico de Salas, donde se ha incorporado mobiliario de factura contemporánea diseñado por el escultor local Pepe Legazpi. Igualmente el Ayuntamiento de Cudillero ha establecido una ordenanza que regula el tipo de mobiliario en las terrazas de la plaza de la Marina, con el fin de dar coherencia y unidad al espacio más representativo y emblemático de Cudillero. Ésta se localiza siempre en uno de los lados mayores de la construcción y se orienta hacia el sur o hacia este. En los ejemplos encontrados en la comarca el espacio interior se encuentra por regla general compartimentado en dos estancias separadas por un medianil: la vivienda y la cuadra, que poseen accesos independientes, pudiendo estar conectadas entre sí por una puerta. La cuadra se localiza con frecuencia a un nivel ligeramente inferior y no presenta divisiones interiores. Sobre ella, en el bajo cubierta, se dispone el pajar al que se accede por una escalera de mano. La vivienda puede estar compartimentada mediante un tabique de tabla en dos estancias: cocina y cuarto. Esta tipología evoluciona hacia esquemas más complejos; se aumenta su superficie en planta con la incorporación de cuerpos adosados que se adelantan sobre la fachada principal. El volumen que se adosa delante del espacio de vivienda se destina a dormitorio, en cuyo caso se cuidan los acabados interiores: revestimiento de tabla en suelo y techo y enfoscados en paredes. El otro cuerpo se suele situar delante de la cuadra y suele albergar una cuadra para ganado menor. La aparición de estos cuerpos adosados determina la prolongación de la cubierta y la conformación de un espacio central abierto; el portal de acceso. Su configuración recuerda a la tipología de la casa mariñana, si bien el portal no adquiere las importantes dimensiones que adopta en esta última donde los volúmenes adosados son del mismo tamaño y se suelen destinar a habitación. El grado de arcaísmo que presenta ha conducido progresivamente a su abandono o readaptación a otros usos, sufriendo diversas transformaciones, con frecuencia para aumentar su superficie, por adosamiento de nuevas edificaciones o bien por la elevación de una planta. En el concejo de Salas hemos hallado algún ejemplo de esta tipología donde las necesidades de espacio conducen al recrecido de una altura, en ocasiones, únicamente sobre La vivienda civil: la casa por fuera A partir del trabajo de campo desarrollado, y tomando como referencia diversos estudios realizados sobre la casa preindustrial, trataremos de describir los tipos de vivienda adscritos a los diferentes grupos sociales de la comarca, las peculiaridades que presentan y aquellas tipologías que son exclusivas de la comarca. La casa campesina o “xalda” A continuación describimos el tipo de vivienda campesina que aparece con más frecuencia en cada uno de los ámbitos de la comarca. Esta “clasificación” por ámbitos no significa que alguna de las tipologías que en ellos se incluyen no aparezca igualmente en otras áreas de nuestro territorio, siendo bastante frecuente que buena parte de ellas (casa de patín, talud, bloque, corredor...) coexistan en distintos ámbitos. La casa tradicional de la rasa costera La casa terrena Constituye el tipo más elemental de vivienda y aparece vinculada a las caserías más modestas. Es una edificación de planta rectangular desarrollada en una sola altura, pudiendo presentar además el aprovechamiento parcial del bajo cubierta. Se cubre a dos aguas, disponiendo la cumbrera paralela a la fachada principal. 150
  • 114. C O M A R C A D E L VA L L E D E L E S E - E N T R E C A B O S ( A S T U R I A S ) la cuadra, disponiéndose una escalera en la cocina para acceder al piso superior. Es difícil encontrar en la actualidad casas terrenas en uso y con un grado aceptable de conservación; en la rasa de Cudillero se conserva el mayor número, existiendo algún ejemplo de interés en Valdés. La casa Mariñana Debe su denominación al área donde abundaba este tipo de casa: “la Mariña o territorio costero”, se trata de un tipo adscrito a zonas de topografía llana. Es una casa terrena dotada de un portal central entre dos cuerpos; según las fuentes consultadas15, surge hacia el siglo XVI, pudiendo tratarse de un modelo creado y promovido por la clase dirigente como vivienda campesina de colonos. De planta rectangular, casi cuadrada, orienta su fachada principal hacia el mediodía, y presenta una composición simétrica: portal central y sendos cuerpos laterales en los que se abren pequeños huecos de iluminación. La cubrición se resuelve a dos aguas, situándose la cumbrera paralela a la fachada principal. El portal es el elemento articulador de la casa; espacio de reunión y labor. La organización interior es la siguiente: al fondo del portal se sitúan las puertas de acceso a la cocina y otra de mayor tamaño a la cuadra. Encima de esta última puerta se localiza el pajar, al que se accede por una escalera de mano desde el portal. La cocina puede constituir un espacio único o encontrarse subdividida en dos o más estancias: cocina, cuarto y “mediocasa”. Esta última es una dependencia que se separa de la cocina mediante un tabique ligero de tabla y que posee un carácter polifuncional: vestíbulo, comedor y almacén. A ambos lados del portal se sitúan “los cuartos de afuera”; se separan del portal mediante tabiques de tabla y suelen ser espacios cuidados que tienen el suelo y el techo de tabla y las paredes revocadas. Se destinan a cuartos de dormir y en ocasiones a cua- Casa terrena, Santa Marina, Cudillero. dras de ganado menor o a almacén. Sobre el techo de los cuartos se conforman sendos desvanes abiertos donde se almacenan diversos aperos de labranza. En ejemplos más evolucionados la sala se sitúa sobre la cuadra accediéndose desde una escalera ubicada en la cocina o la mediocasa. De su desarrollo en altura surge, según algunos autores, una variante de la casa de corredor muy extendida en el concejo de Valdés: “la casa valdesana” Su arcaísmo ha dificultado su conservación, siendo difícil encontrar una casa mariñana que no presente ninguna alteración. Hemos encontrado dos ejemplos interesantes en Querúas y Villademoros (Valdés) y tenemos constancia de que era un tipo bastante frecuente en Busto (Valdés), donde hasta hace escasos años se conservaban dos casas de esta tipología. La casa tipo “Vidío” Debe su denominación al territorio donde se localiza, el sector oriental de Entrecabos (tramo de la rasa costera comprendido entre los cabos Busto y Vidío). Constituye una evolución en altura de la casa terrena y su singularidad reside en el aumento de una planta sobre el espacio destinado a estabulación, creando un piso alto para albergar otras estancias de la vivienda. Implica una mejora con respecto a la casa terrena, ya que se aumenta la superficie útil presentando un aspecto exterior más cuidado. 151
  • 115. A R Q U I T E C T U R A T R A D I C I O N A L Y E N TO R N O C O N S T R U I D O Casa mariñana recién rehabilitada, Querúas, Valdés. Casa tipo Vidíu, Ballota, Cudillero. Se compone de dos cuerpos adosados de forma rectangular de una y dos plantas. El de menor altura alberga un distribuidor y la cocina, que en ocasiones se adelanta para organizar el acceso mediante un portal cubierto. El distribuidor articula las estancias de la planta baja y contiene la escalera de acceso al piso superior, que se eleva sobre el espacio de estabulación para acoger la sala y los dormitorios. El volumen menor se cubre a dos aguas, destacando la gran chimenea de la cocina que se eleva por encima del segundo piso para garantizar la adecuada ventilación. El cuerpo de dos plantas se remata con una cubrición a cuatro aguas, a modo de pequeño torreón. En los ejemplos de mayor capacidad económica, la cuadra aumenta su tamaño, lo que implica la aparición en altura de un volumen de mayores proporciones. Los ejemplos estudiados se pueden datar entre mediados y finales del s. XIX. Todavía se conserva un importante número de ejemplos de esta tipología a lo largo del territorio de Entrecabos, especialmente en Ballota, Santa Marina, Oviñana (Cudillero) y Cadavedo (Valdés). Su reducido tamaño ha dificultado su adaptación a programas más complejos, lo que ha propiciado su abandono. Actualmente se están rehabilitando un buen número de estas pequeñas viviendas como segunda residencia. La Casía En nuestra rasa costera aparece intercalada con otros tipos en Valdés (Sabugo, Busto, Querúas) y de forma más puntual en Cudillero (Santa Marina). Se asocia con caserías de escasos recursos y su denominación se debe a sus reducidas dimensiones en planta, adquiriendo sin embargo un cierto desarrollo en altura generando volúmenes de gran esbeltez. Su planta adopta una forma casi cuadrada y se eleva dos alturas más el bajo cubierta. Suele incluir un programa mínimo: la cocina-vestíbulo en la planta baja y la sala y ocasionalmente algún cuarto en la alta. El bajo cubierta se destina a desván, no presentando ninguna división; las dependencias agrícolas ocupan otras edificaciones adosadas o exentas que complementan su reducido espacio. Este tipo presenta una variante en las caserías de mayor capacidad económica; en estos casos la edificación aumenta su superficie, albergando en su interior las dependencias agrícolas (cuadra-pajar). Su planta adopta una forma rectangular, conservando gran parte de su esbeltez. Las fachadas principal y trasera se ordenan mediante pequeños huecos cuadrados (ocasionalmente pueden abrirse balcones en la planta alta), iluminándose el desván mediante sendos vanos abiertos en los hastiales. La cubierta se resuelve a dos aguas con su línea de cumbrera paralela a la fachada principal. No suele aparecer la piedra labrada en la conformación de los hue- 152
  • 116. C O M A R C A D E L VA L L E D E L E S E - E N T R E C A B O S ( A S T U R I A S ) Casía en Busto, Valdés. Casa de corredor valdesana, Fontoria, Valdés. cos y esquinales, y las carpinterías se disponen a haces exteriores con el muro, pintando muchas veces de diferente color el marco y la ventana con la finalidad de resaltar los huecos abiertos sobre la reducida fachada. Aún hoy encontramos estos pequeños volúmenes formando parte del caserío de nuestra rasa costera más occidental. Una buena parte de ellos conserva su uso como vivienda, siendo frecuente que hayan sufrido transformaciones o reformas: incorporación de materiales exógenos, adosamiento de construcciones, apertura de nuevos huecos, etc., que aunque desvirtúan su carácter no alteran la percepción de su singular volumetría. cia del corredor y el zaguán. El corredor aparece la mayor parte de las veces encajado entre dos cuerpos, en menor medida podemos encontrarlo entre muros cortafuegos y en algún caso entre un cuerpo y un muro cortafuegos. Frente al hermetismo que presenta la casa bloque, este tipo dispone el elemento ligero (corredor y zaguán) en el centro, lateral o totalidad de su fachada principal abierta siempre hacia la orientación favorable. La cubierta, resuelta normalmente a cuatro aguas, adquiere bastante altura y protagonismo en la definición de la volumetría. Su gran tamaño permite el aprovechamiento del bajo cubierta que se ventila con pequeñas buhardillas o bien se abre a un corredor, dispuesto en continuidad con el cuerpo central aligerado, con lo que se dota de una gran unidad compositiva a la fachada. Una solución muy frecuente en esta casa es la superposición del corredor en la planta alta y en el desván, conservándose ejemplos de gran interés y belleza formal. Su distribución característica es la siguiente: un zaguán situado bajo el corredor organiza el acceso a la cuadra y a la cocina. Si ésta es de llar, no existe un techo de madera sobre ella en la planta alta, por lo que la estancia alcanza toda la altura de la edificación. Si es de carbón, puede ubicarse en la planta alta, destinando la baja exclusivamente a cuadra. Desde el zaguán parte la escalera que desembarca en el corredor; éste se convierte en el elemento de distri- La casa de corredor en Valdés Incluimos un tipo de casa de corredor que abunda en la rasa costera y zonas de topografía llana del concejo de Valdés. Su rasgo definidor es la presencia de dos espacios diáfanos a diferente altura (zaguán y corredor), en el centro de su fachada principal –orientada al mediodía o saliente–, perceptivamente relacionados, y que definen la transición entre el espacio exterior e interior, articulando las diversas dependencias. El zaguán se proyecta en altura en el corredor, por lo que ambos mantienen una relación clara de continuidad espacial y funcional. De planta casi cuadrada, adopta una volumetría cúbica similar a la casa bloque, pero con la gran abertura central que supone la presen- 153
  • 117. A R Q U I T E C T U R A T R A D I C I O N A L Y E N TO R N O C O N S T R U I D O Superposición de corredores, Almuña, Valdés. Casa de talud en Arganzúa, Allande. bución dando acceso a la sala y a los cuartos, que aparecen frecuentemente en los extremos del mismo. El bajo cubierta se destina a pajar o trastero, accediéndose a él a través de una trampilla o bien mediante un tramo de escalera que arranca desde el propio corredor. Sus considerables dimensiones y su capacidad de adaptación a nuevos usos han propiciado su conservación, existiendo numerosos ejemplos que se mantienen en uso como viviendas, no presentando alteraciones importantes que desvirtúen su naturaleza. encuentra semiexcavado, conformando en ocasiones la propia pared rocosa uno de sus cerramientos. Adopta planta rectangular, disponiendo sus lados mayores contra la ladera. Esta ubicación determina la presencia del hastial contra el terreno y la aparición en el lado opuesto –orientado al este o sur– del frente de la edificación donde con frecuencia se localiza un corredor. En los costados mayores que discurren paralelos a la pendiente se abren pequeños huecos de iluminación. Normalmente alcanza dos alturas, existiendo algún ejemplo donde la fuerte pendiente determina el escalonamiento de la construcción en tres niveles: cuadra, dormitorios y cocina. Se cubre a dos o tres aguas, disponiendo siempre la cumbrera paralela a los costados mayores. La estructura portante es de muros de carga perimetrales, existiendo un medianil paralelo a los lados menores, y en edificaciones de mayores proporciones aparece además otro medianil perpendicular a dichos costados. La cubrición se sustenta sobre el hastial, el medianil, y si éste no sube hasta la cubierta, sobre tijeras. Supone una evolución con respecto a la casa terrena al segregar en altura los espacios de cuadra y habitación, consiguiendo una mejora de la habitabilidad, al aislar los cuartos del contacto directo con el terreno, obteniendo además mayor superficie útil para la vivienda. Sus reducidas dimensiones y su arcaísmo han dificultado su permanencia hasta nues- La casa de los valles y montañas interiores La casa de talud o de ladera Se emplaza en áreas de acusada topografía, asociada normalmente a caserías de escasos recursos económicos. Su rasgo definidor es su adaptación a la topografía; se asienta sobre la ladera, aprovechando la pendiente para segregar en altura los diferentes usos; cuadra en el piso inferior y vivienda en la planta alta, pudiendo presentar además el aprovechamiento parcial del bajo cubierta como desván o pajar. Los accesos se producen a nivel, desde las diferentes cotas del terreno, no existiendo normalmente conexión interna entre ambos pisos. Su adaptación a la pendiente condiciona sus dimensiones y origina un escalonamiento en sección de la construcción; el piso inferior presenta menor superficie y con frecuencia se 154
  • 118. C O M A R C A D E L VA L L E D E L E S E - E N T R E C A B O S ( A S T U R I A S ) se convierte en el elemento distribuidor de las diferentes dependencias de la vivienda, como ocurre en Arcellana (Salas) donde el corredor conecta la cocina, la sala y el cuarto. Según diversos autores esta solución evoluciona para dar lugar a una de las variantes de la casa de corredor. La casa hermética con corredor en las parroquias centro-occidentales de Tineo Nos referimos a un tipo de vivienda que aparece en algunas parroquias centro-occidentales de Tineo. Son edificaciones arcaicas –hay una fechada en 1827– que han llegado hasta hoy con bastante dificultad, siendo escasos los ejemplos que presentan un estado aceptable de conservación. Presenta similitudes con la casa bloque en cuanto a sus importantes dimensiones y la escasez de huecos en sus fachadas, sin embargo, su volumetría es más achatada y rectangular, con tendencia al desarrollo en longitud frente a la potenciación de la altura. Esta tendencia a la horizontalidad se enfatiza con la presencia de un corredor que suele abarcar la totalidad de la fachada orientada al mediodía. La cubierta puede resolverse indistintamente a dos, tres o cuatro aguas, pero la línea de cumbrera aparece siempre paralela a la fachada donde se abre el corredor. Los faldones de cubierta no alcanzan mucha pendiente, siendo relevante su considerable desarrollo en superficie, lo que potencia su percepción como pieza oblonga. Suelen estar construidas contra el talud, por lo que escalonan su sección para adaptarse al desnivel. El espacio interior se organiza en dos plantas no siendo frecuente la existencia del bajo cubierta. La planta baja se destina a cuadra y presenta un acceso a nivel desde la cota inferior del terreno, la alta posee entrada independiente a través de un zaguán-distribuidor. Desde él se accede a nivel a la cocina y, subiendo unos peldaños, a la sala. La cocina adquiere grandes dimensiones y se dispone Conjunto de casas de patín, El Faedal, Tineo. tros días. En general este tipo de casa se encuentra actualmente en desuso, siendo muy frecuente la utilización del antiguo espacio de vivienda como pajar, lo que ha garantizado en algunos casos su conservación. La casa con escalera exterior (Casa de patín) Suele aparecer en zonas llanas o de escasa pendiente, liberando a la edificación del condicionante que supone la topografía. Interiormente presenta un esquema organizativo similar a la casa de talud, pero con la diferencia de que la cuadra posee mayores dimensiones al ocupar la totalidad de la planta inferior. La cuadra y la vivienda carecen de comunicación interior, accediéndose a la planta alta por la escalera exterior que salva la distancia entre el camino y la puerta de entrada. La cubierta puede ser a dos, tres o cuatro aguas, pudiendo disponer de un bajo cubierta destinado a desván o pajar. Es muy frecuente el empleo de esta tipología en los conjuntos de viviendas en hilera. La escalera puede aparecer perpendicular a la fachada principal cuando su alineación se retrasa del camino o paralela a ella si se ubica próxima a él. Algunas veces la escalera suele culminar en un cuerpo –normalmente un pequeño corredor o un cierre ligero de tabla– que hace las veces de vestíbulo previo de acceso a la vivienda. Un caso singular es la aparición de un corredor prolongando el último peldaño, aquél 155
  • 119. A R Q U I T E C T U R A T R A D I C I O N A L Y E N TO R N O C O N S T R U I D O siempre en la parte alta, en la trasera de la edificación para apoyarse directamente sobre el propio terreno. Se encuentra a diferente nivel que la cuadra y el pajar –a una cota intermedia entre ambas– y comunicada con ellas, lo que permite la relación directa entre las tres estancias. La cocina se convierte así en el espacio central desde el que se organizan y controlan las actividades básicas que sustentan el núcleo familiar. A la sala se accede normalmente desde el zaguán, pudiendo estar subdividida para albergar algún cuarto. La sala se prolonga al exterior a través del corredor, al que se abre también el pajar, y en cuyos extremos se disponen sendos cuartos, cerrados con tabla en los ejemplos más antiguos y con entramado o ladrillo revocado los más recientes. El corredor suele alcanzar bastante profundidad, pudiendo aparecer volado o sustentado entre machones de mampostería. Las fachadas se componen con gran sobriedad, abriéndose escasos y pequeños huecos que no reflejan la organización espacial interna y confieren un gran hermetismo a la edificación. Son pocas las edificaciones que están actualmente habitadas; la mayor parte de ellas se encuentran abandonadas y en un avanzado estado de ruina. ambas plantas poseen accesos diferenciados a nivel del terreno, pudiendo existir en ocasiones una escalera interior de conexión entre ellas. El zaguán organiza el acceso a las dependencias del piso inferior que se destinan exclusivamente a cuadra. En la planta alta se localiza la cocina, la sala y los cuartos que se disponen a ambos lados del corredor y, en casas de mayor tamaño, en torno a la sala. La casa de las montañas meridionales La casa hermética o casa “bloque” Es la tipología de vivienda más común en Allande y en las áreas limítrofes del concejo de Tineo. En el área Suroccidental de Allande o del Palo p’allá, casi constituye el tipo exclusivo, que alcanza más o menos tamaño, en función de la importancia y posibilidades económicas de la casería. La topografía condiciona la organización espacial; la edificación se adapta a la pendiente del terreno construyéndose en la mayor parte de las ocasiones contra el talud, por lo que escalona su sección para adaptarse al desnivel existente, lo que determina que la dimensión de la cuadra sea menor al ocupar la planta inferior y estar construida contra el terreno. Su rasgo definidor es su rotunda volumetría, de apariencia cúbica, y la escasa presencia de huecos en sus fachadas, de ahí la expresión de “hermética”. Es una edificación de considerable tamaño –lo que contrasta con las proporciones de otras tipologías estudiadas– que engloba en su interior los usos de vivienda, cuadra y otras dependencias auxiliares de almacenamiento. Se organiza normalmente en dos plantas y un bajo cubierta. La cubierta se suele resolver a tres aguas, con la línea de cumbrera paralela a la pendiente del terreno, adquiriendo un gran protagonismo en la definición de la volumetría de la edificación. La organización característica es la siguiente: la planta baja se destina a cuadra y presen- La casa de corredor Aparece intercalada con otras tipologías en la mitad norte del concejo de Tineo y en menor medida en Salas; es una adaptación o variante de la casa de corredor que hemos visto en Valdés a zonas de pendiente acusada, lo que condiciona la ubicación de la edificación a media ladera, con su planta baja semienterrada. Sus características formales y volumétricas apenas difieren de las ya vistas en la casa de corredor en Valdés; aparece el zaguán y el corredor en el centro de su fachada principal, perceptivamente relacionados y definiendo la transición entre el espacio exterior e interior de la vivienda. En esta variante 156
  • 120. C O M A R C A D E L VA L L E D E L E S E - E N T R E C A B O S ( A S T U R I A S ) ta un acceso a nivel desde la cota inferior del terreno. La planta alta posee entrada independiente, con frecuencia a través de un zaguán orientado al sur y a veces al este. Desde él suele existir un distribuidor que organiza el paso a la cocina, la sala y los cuartos, que suelen ser estancias que se subdividen desde la propia sala. En los ejemplos más arcaicos el distribuidor se confunde con la cocina, siendo este espacio el paso obligado para acceder al resto de la vivienda. La importante altura que adquiere la cubierta permite disponer de un amplio espacio aprovechable en el bajo cubierta que se destina a pajar. Se accede a él por un hueco a nivel, abierto en la fachada construida contra el talud. La sobriedad es el principal rasgo que caracteriza estas construcciones; los pocos vanos que se abren suelen ser de reducido tamaño, percibiéndose en general como edificaciones cerradas donde el carácter macizo de los cerramientos predomina frente a los pequeños y escasos huecos. Se aprecia una cierta variación en cuanto a la composición de la fachada principal donde se localiza la sala. Esta variación está ligada probablemente a las condiciones climáticas; en las áreas situadas a mayor altitud, dicha fachada se ordena compositivamente mediante huecos del mismo tipo: ventanas o balcones que no permiten entrever una diferenciación espacial interior. En los fondos de valle y áreas de menor altitud la sala se ilumina mediante un hueco central de mayores dimensiones, normalmente una galería, y los huecos situados a ambos lados se transforman en balcones, existiendo ejemplos más arcaicos donde aparece un corredor prolongando la sala. Las dificultades que suponía el acometer una edificación de dichas dimensiones condujeron a que muchas de ellas sean el resultado de una construcción por fases, apreciable muchas veces en los paramentos exteriores, donde aparece una línea divisoria clara. Sus conside- rables dimensiones determinan la presencia obligada de muros maestros interiores –medianiles– que suelen ascender hasta la cumbrera para facilitar la sustentación de la cubierta. Si bien se asocian con caserías de una cierta entidad económica, en Allande casi constituye el tipo exclusivo, que alcanza más o menos tamaño, en función de la importancia y posibilidades económicas de la casería. Los ejemplos estudiados oscilan entre mediados del s. XIX y principios del s. XX, siendo este último un tipo más evolucionado, ya que la cuadra aparece solamente en la planta inferior. En caso de necesitar mayor espacio para los animales, se construyen edificaciones independientes para albergar otra cuadra y un pajar. Su considerable tamaño y la presencia de estancias de generosas proporciones, fácilmente reutilizables, ha ayudado a su conservación y pervivencia; la gran parte de los ejemplos estudiados se mantienen en uso, o lo han estado hasta hace poco tiempo, siendo un tipo que presenta una importante capacidad de adaptación futura. En general son edificaciones valoradas que se mantienen en aceptables condiciones de conservación, observándose en muchos casos, un fenómeno creciente de rehabilitación y puesta en valor. La casa vaqueira. La vivienda en las brañas Aunque actualmente el caserío se encuentra bastante renovado o reformado, hemos hallado ejemplos de viviendas tradicionales –algunas muy poco evolucionadas– que nos permiten aproximarnos al tipo de construcción que existía en las brañas vaqueiras. El progresivo abandono de la trashumancia hacia modos de vida sedentarios propició la adopción de estructuras y organizaciones espaciales similares a las existentes en las aldeas, igualmente la incorporación a partir de los años 40 de materiales exógenos al medio rural afectó también a las construcciones de las brañas vaqueiras. 157
  • 121. A R Q U I T E C T U R A T R A D I C I O N A L Y E N TO R N O C O N S T R U I D O Casas bloque en Arbiales, Allande. Vivienda vaqueira. El Pevidal, Salas. La vivienda vinculada a este grupo social no responde a tipologías diferentes de la casa campesina, pero presenta diversas peculiaridades ligadas al modo de vida trashumante. La tipología constructiva más frecuente es la casa de patín, conservándose también ejemplos de casas terrenas y de talud. En general son edificaciones sobrias, de pequeñas proporciones, ejecutadas en mampostería vista sin revocar y con escasos huecos para protegerse de la crudeza del clima. Las cubiertas se resuelven normalmente a dos o tres aguas, solucionando el alero mediante una losa que sobresale ligeramente del muro o bien mediante el propio entramado de madera. El corredor de la casa “xalda” es sustituido por un cierre de tabla casi hermético, donde se abren pequeños huecos de iluminación. Los pocos ejemplos de casa terrena que se conservan suelen corresponder a un estado poco evolucionado donde el hombre compartía el espacio con los animales. El acceso se producía por una misma puerta, estando separada la cuadra de la cocina solamente por un cierre ligero. La cocina era de llar con una meseta de piedra para el hogar, evacuando el humo a través de la propia cubierta. Los camastros se disponían junto a la lumbre, separados en ocasiones por un tabique de tabla. En Buspol (Salas) es frecuente que la casa de patín disponga de un espacio previo de ac- ceso en la planta alta. Dicho espacio se localiza en un cuerpo ligero entre machones que sirve como vestíbulo, pudiendo dividirse para albergar un cuarto o almacén. Se orienta siempre hacia el saliente o mediodía y se cierra en todo su frente con un tabique de tabla, abriéndose únicamente la puerta y un pequeño hueco de ventilación para el cuarto. Desde el vestíbulo se accede a la cocina, sala u otras dependencias según el tamaño de la vivienda. Este cuerpo ligero entre muros genera un espacio resguardado en la planta inferior que permite el desempeño de actividades a cubierto junto a la cuadra. Las dependencias destinadas a cuadra y pajar en la vivienda solían ser de pequeño tamaño; la cuadra albergaba el ganado menor o aquel que exigía mayores cuidados, puesto que cada propietario poseía una cuadra-pajar en la zona de prados ubicada en la parte alta del núcleo. En la braña de invierno de Arnizo (Valdés) encontramos unidades familiares con una organización similar a la quintana16; un espacio interior cerrado –antojana– en torno al cual se enclavan las edificaciones que conforman la unidad familiar: vivienda, cuadrapajar y cabanon. Repite el esquema organizativo espacial que podemos encontrar en una aldea costera o en un valle del interior con la ausencia del hórreo o la panera. Los límites de la unidad familiar están perfectamente delimitados por un muro y las propias edificaciones, 158
  • 122. C O M A R C A D E L VA L L E D E L E S E - E N T R E C A B O S ( A S T U R I A S ) ten numerosas y diversas construcciones señoriales, la mayoría realizadas entre los siglos XVI-XVIII. Algunas se levantan junto a una torre de origen medieval, como el Palacio de Doriga (Salas) o la Casa de la torre en Tuña de Tineo (s. XIV-XVIII). Otras veces se construyen “ex novo”, como el Palacio de los Queipo de Llano de Santianes de Tineo (s. XVI), edificación de dos alturas, estructurada en torno a un patio central que organiza su fachada principal mediante dos torres y un cuerpo central con un balcón corrido al que se abre el salón. Otro ejemplo reseñable es la casa-palacio de Cabo del Río de Tuña (s. XVIII), que responde también al esquema de palacio con dos torres en los extremos de su fachada flanqueando un cuerpo central, con la diferencia de que este volumen se estructura en tres pisos, con un soportal de columnas toscanas sobre el que localiza un corredor a doble altura. Los materiales y sistemas constructivos empleados en su ejecución son los mismos que encontramos en la arquitectura popular, a los que se incorporan elementos compositivos y ornamentales de la arquitectura culta (frontones, guardapolvos, pilastras, antepechos de forja, etc.) de acuerdo con el estilo artístico predominante en la época de su construcción. Según algunos autores, el corredor se introduce en la vivienda campesina a través de estas construcciones señoriales que lo importan de la arquitectura urbana. La estancia más importante y representativa, es el salón, que se sitúa en la planta alta, abierto siempre hacia la fachada principal mediante amplios balcones que miran hacia la zona más concurrida del pueblo, en un afán de mostrar su poder económico. Casa de talud. Braña de Fuentes, Tineo. Vivienda vaqueira, El Pevidal, Salas. existiendo un portón que marca el acceso al interior; igualmente la vivienda adopta la tipología de “bloque” que aparece en las aldeas de media montaña de Allande y Tineo. Palacios y casonas rurales Los palacios y casonas rurales son las edificaciones vinculadas a los propietarios de las tierras y aparecen claramente diferenciados del resto del caserío, por sus mayores dimensiones y en general por su ubicación dominante en el pueblo (en lo alto de una loma, sobre una ladera, junto al camino principal o próximo a la iglesia, etc.). Suelen ser construcciones rotundas de gran tamaño y sobriedad constructiva, que concentran la ornamentación en la fachada principal. El palacio, a diferencia de la casona, dispone siempre de capilla propia, escudo y salones. En la comarca exis- 159
  • 123. A R Q U I T E C T U R A T R A D I C I O N A L Y E N TO R N O C O N S T R U I D O Casa-Palacio de Los Cabo del Río, Tuña, Tineo (s. XVIII). Palacio de Merás, Tineo (s. XVI). La vivienda en las villas: el palacio y la casa burguesa compositivos de la arquitectura culta. En su ejecución es segura la intervención de canteros y maestros de obra cualificados. En nuestras villas y puertos encontramos además ejemplos de casas urbanas vinculadas a la clase burguesa, perfectamente integradas en el tejido urbano. Suele ser un tipo de vivienda entre medianeras o en esquina y con desarrollo en altura “la casa de pisos”, existiendo interesantes ejemplos en las villas de Tineo y Salas. Su organización más frecuente es la siguiente: el local comercial y el portal se localizan en la planta baja y sobre ella se levanta la vivienda que puede ocupar una, dos o tres alturas. El portal es un espacio cuidado que se pavimenta con losas de piedra, al igual que el primer tramo de la escalera. La organización de la vivienda, es similar a la que vemos en los núcleos rurales: la sala, los cuartos, la cocina y el retrete, que se localiza en un paño cerrado de la galería. Suelen estar vinculadas a una única familia, si bien con el tiempo algunas se han ido subdividiendo y adaptando a diferentes inquilinos. Los materiales y técnicas constructivas empleados difieren poco de los vistos en la arquitectura popular: muros de carga de mampostería y entramados de madera en piso y cubierta, a los que se incorporan esquemas compositivos y motivos ornamentales de la arquitectura culta. Las fachadas presentan una gran regularidad, ordenándose mediante huecos verticales rasgados –balco- La fundación de las nuevas villas trajo consigo la agrupación progresiva de la población a su alrededor; además de los gremios de artesanos y comerciantes, una parte de la nobleza rural comienza a concentrarse en el interior de las villas, donde levanta sus palacios. Pueden ser edificaciones exentas o entre medianeras, desarrolladas en dos o tres alturas, en ocasiones con espacios libres vinculados (jardines o plazas), que van rellenando progresivamente la trama de la villa modificando el parcelario medieval. Se desarrolla así un conjunto de construcciones señoriales, intercaladas entre el resto del tejido urbano y dotadas de gran valor arquitectónico, como el palacio de Merás (s. XVI), enclavado en las proximidades del Ayuntamiento de Tineo, que responde al esquema de planta cuadrada estructurada en torno a un patio central, con fachada principal enmarcada por dos torres. O el palacio de Cienfuegos (s. XIV-XVIII), emplazado en un altozano sobre el que domina la Pola de Allande. No solían disponer de capilla independiente puesto que disfrutaban de una capilla propia en la iglesia de la villa. Al igual que las construcciones señoriales rurales los materiales y sistemas constructivos de estos palacios no difieren de los empleados en la arquitectura popular, a los que se incorporan elementos ornamentales y 160
  • 124. C O M A R C A D E L VA L L E D E L E S E - E N T R E C A B O S ( A S T U R I A S ) y de fuerte pendiente, como el puerto de Cudillero, que se emplaza en la estrecha desembocadura que el río Piñera abre en el acantilado. Estas características físicas han condicionado la forma del núcleo, que ha ido creciendo en anillos concéntricos, a modo de anfiteatro y linealmente a lo largo de la estrecha vaguada. Sobre este soporte físico las edificaciones se han ido enclavando, muy condicionadas por el emplazamiento, sobre el escaso espacio libre, lo que ha propiciado su desarrollo en altura y el predominio de la construcción entre medianeras. Suelen ser por tanto parcelas de escaso frente construidas contra el propio terreno, lo que determina que su sección se escalone en ocasiones para adaptarse al desnivel y que existan accesos a diferente altura por la fachada principal y la trasera. Es frecuente que la última planta retrase su alineación con respecto a la fachada, con lo que se consigue ganar altura y a la vez aprovechar al máximo el soleamiento. Las fachadas se ordenan mediante huecos verticales rasgados. Los paramentos se revocan resaltando las impostas y los recercados de los huecos. Las carpinterías se disponen a haces exteriores, pudiendo aparecer el corredor o la galería –volado o enrasado– como elemento de coronación de la fachada. En cuanto a su organización interior, la planta baja suele albergar un vestíbulo que sirve como almacén de los útiles de pesca y la escalera. La cocina puede aparecer en la Vivienda burguesa en la villa de Tineo. nes– protegidos por antepechos de forja. Se remarcan las líneas de imposta, los recercados de los huecos y las esquinas sobre los paramentos revocados. Las carpinterías se disponen a haces exteriores con el muro. El corredor o la galería acristalada volada aparecen siempre en la planta alta de la edificación, ocupando la totalidad del paño de fachada. En las viviendas en esquina suele disponerse en los paños con orientación al mediodía o saliente, en las casas entre medianeras aparecen igualmente, con independencia de su orientación, lo que refleja el carácter representativo que adopta este elemento en la composición de la fachada. La casa de pescadores La abrupta morfología de nuestra rasa ha dificultado la proliferación de núcleos de población en su litoral, desarrollándose en aquellos puntos donde la red fluvial interrumpe la plataforma costera. Suelen ser zonas angostas Casas de pescadores asomadas sobre la Marina, Cudillero. 161
  • 125. A R Q U I T E C T U R A T R A D I C I O N A L Y E N TO R N O C O N S T R U I D O planta baja o bien en la primera, pero siempre ventila hacia la fachada trasera, pudiendo tener acceso independiente propiciado por el desnivel del asentamiento. En las plantas altas se disponen la sala, los cuartos y el desván, que suele iluminarse directamente mediante un casetón o un cuerpo abuhardillado. intercala entre el caserío tradicional. Un aspecto interesante son los nombres con los que se bautizan: el nombre de la mujer o la hija (Villa Rosario), el nombre del país donde residió el indiano (Villa Argentina o Villa Guatemala), las tres en Villar de Luarca-Valdés; un elemento relacionado con América (Villa Las Palmeras, en Santa Marina-Cudillero) o la condición del propietario (Casa de Emilio el Capitán, en Salas). La arquitectura de estas villas no se encuadra dentro de un único estilo arquitectónico; sus formas y lenguajes pueden estar influenciados por la arquitectura vernácula (autóctona) o por la corriente estilística predominante en el momento de su realización (neoclasicismo, historicismo, eclecticismo, modernismo, decó, etc.). Los elementos compositivos más característicos que aparecen vinculados a estas casas son la galería, el mirador, el balcón y el porche. La arquitectura indiana de diseño autóctono es la más extendida y suele estar asociada a un cierto ruralismo, al establecerse en parroquias y núcleos de población de poca entidad. Se caracteriza por su sobriedad, pureza de líneas y escasa ornamentación; suelen ser volúmenes exentos de planta casi cuadrada, con dos plantas y un bajo cubierta aprovechable. La cubierta se resuelve a dos o cuatro aguas incorporando los elementos de iluminación del desván que adquieren una gran importancia en la definición de este modelo autóctono. Una característica fundamental es el anonimato de su autor, siendo un rasgo que presenta en común con la arquitectura popular; en general su construcción corre a cargo de albañiles, carpinteros y maestros de obra de la zona, que interpretan y dan forma a estas soluciones urbanas importadas. En nuestra comarca existen excelentes ejemplos de villas de diseño “autóctono” en Malleza (Salas), Novellana, Santa Marina, Oviñana (Cudillero) y Cadavedo (Valdés), y de villas de recreo de “estilo”, en Otur y Villar de Luarca (Valdés). La vivienda unifamiliar de los indianos “la villa de recreo” Por la relevancia y los excelentes ejemplos que se conservan en la comarca, es preciso referirse a las edificaciones domésticas unifamiliares que aparecen intercaladas entre el caserío de nuestros núcleos rurales y que fueron financiadas con el dinero procedente de emigrantes asturianos a América. Esta arquitectura se encuadra principalmente dentro del periodo comprendido entre la segunda mitad del s. XIX y primer tercio del s. XX; cuando se produce la corriente migratoria más importante a ultramar. Los indianos, cuando retornan a su tierra, invierten su dinero en mejorar la vivienda de sus antepasados o en construir una nueva que refleje su recién adquirido estatus. La casa indiana por excelencia es la vivienda unifamiliar aislada –conocida como villa, quinta o chalet– rodeada de un jardín o finca cerrada. La villa suele poseer un jardín o zona pavimentada en la parte delantera de la parcela, que relaciona la casa con el exterior a la vez que organiza el acceso a la misma, y que se hace visible desde fuera mediante una verja de cuidado diseño. En la parte trasera de la finca suele existir un jardín o área arbolada de disfrute privado, oculta a la vista del vecindario. Estas villas se emplazan frecuentemente junto a las principales arterias de comunicación y/o en barrios cercanos a las cabeceras de concejo, formando en ocasiones auténticas “colonias residenciales”, como ocurre en Villar de Luarca (Valdés). Se trata de un modelo residencial burgués que se “exporta” al mundo rural y se 162
  • 126. C O M A R C A D E L VA L L E D E L E S E - E N T R E C A B O S ( A S T U R I A S ) Con independencia de las peculiaridades que presentan las viviendas, según el estrato social al que se vinculan, los materiales y los sistemas constructivos empleados para su realización son básicamente los mismos; para su construcción se aprovechan los materiales autóctonos y las técnicas constructivas probadas y trasmitidas oralmente de una generación a otra. La arquitectura popular de la comarca se caracteriza por una gran sobriedad y la escasez de elementos decorativos, que cuando aparecen se concentran en los antepechos de los balcones, los corredores y los aleros. Es por tanto en la talla de los elementos de madera (y especialmente en el concejo de Salas) donde se puede apreciar una cierta ornamentación, y donde se reúne la imaginación de nuestros artesanos: los balaustres de balcones y corredores que adoptan diversas y variadas formas (torneados o recortados); las columnas talladas del corredor que se rematan en ocasiones con un pequeño capitel, o los canecillos moldurados en los aleros que resuelven con gran belleza la transición a la cubierta. Villa Argentina, un excelente ejemplo de villa indiana de "estilo" en Villar de Luarca, Valdés Construcción y ornamentos. Elementos característicos y técnicas constructivas básicas El empleo de los materiales locales y de unas técnicas constructivas sencillas, ejecutadas la mayor parte de las veces por los propios campesinos, son rasgos característicos de la arquitectura popular. En esta economía precaria que caracterizaba el medio rural tradicional primó fundamentalmente la autoconstrucción, siendo frecuente la ayuda mutua entre vecinos, “la endecha”. En ocasiones se cita la participación de canteros y carpinteros, vecinos del mismo pueblo o de otro cercano, y algunos venidos de lejos, propiciando la existencia de obras de cantería de cuidada ejecución, a la vez que la trasmisión de una técnica y unos conocimientos cuyos resultados podemos contemplar hoy en día en diversos pueblos de la comarca. “… había albañiles en el pueblo…, el material lo buscaban entre todos los vecinos…, el que iba a construir una casa hablaba con otro para que le trajera un carro de piedra, y a otro para que le trajera un carro de barro, y…, entre todos… iban colaborando con aquél…, que estaba metido en la construcción, se ayudaban mutuamente, hubo mucha colaboración en eso” 17. Antepecho con motivos decorativos, Viescas, Salas. 163
  • 127. A R Q U I T E C T U R A T R A D I C I O N A L Y E N TO R N O C O N S T R U I D O A continuación describimos los diferentes elementos constructivos que caracterizan nuestra arquitectura tradicional: construcción de los muros, constituyendo conjuntos unitarios. Es frecuente la aplicación de revestimientos de mortero sobre los cerramientos destinados a vivienda; en las casas más modestas se realizaba al menos en su fachada principal y como mínimo en los espacios de uso doméstico. Su función básica era dar mayor protección al muro frente a los agentes atmosféricos, prolongando la resistencia y duración de la fábrica. La aplicación de cargas era un reflejo de status y valoración social y suponía que se disponía de medios para realizar esta operación final de embellecimiento y protección. Los entramados son cierres ligeros que se disponen en la planta superior de la vivienda, cerrando parcialmente una parte del corredor con el fin de definir un recinto que se destina normalmente a cuarto u otra dependencia auxiliar. Existen diversos tipos, en nuestra área el más frecuente es el de barrote. Está constituido por una estructura de listones verticales sobre la que se clavan exterior e interiormente unas tablas horizontales, en cuyos intersticios se introduce un material de relleno: barro, pequeños mampuestos, tarucos de maíz, etc., posteriormente se cargaban con un revoco de cal. Al no tratarse de un cerramiento portante, admite mayor flexibilidad y libertad de disposición en la fachada, dando lugar a soluciones muy variadas. En casas arcaicas aparecen unos cierres ligeros realizados con tabla sin ningún tipo de relleno como único elemento de separación con el exterior. Los cimientos, los muros de mampostería y los cerramientos ligeros de madera (entramados) En la arquitectura tradicional el muro es, además de una barrera de protección frente al exterior, un elemento portante que debe garantizar igualmente la adecuada trasmisión de los esfuerzos de la cubierta y los forjados de piso al terreno. El cimiento suele estar constituido por sucesivas hiladas de elementos pétreos con un ancho superior al del muro. Los muros poseen espesores considerables –superiores a 50 cm– y se componen de dos hojas paralelas realizadas con hiladas de mampostería trabadas con mortero de cal o barro, o en seco. Se enlazan cada cierto tiempo por mampuestos transversales que “atan” las dos hojas del muro: los perpiaños o piedras pasaderas. Se emplean piezas de labra en la conformación de las partes más problemáticas o delicadas de la construcción: esquinas y huecos. La piedra utilizada es la que proporciona el medio: pizarras y cuarcitas, pudiendo aparecer como único material o bien combinadas en un mismo cerramiento. En general ambos tipos de piedra son adecuados para la mampostería, no así para la ejecución de huecos y esquinas, donde la dureza de la cuarcita dificulta su labra. Para estos elementos es frecuente el empleo de un tipo de pizarra más oscura, denominada ciega o de bloque, que se trabaja con facilidad. Frecuente en zonas de montaña como El Campel (Allande) y en nuestra área costera occidental valdesana es la presencia de la cuarcita blanca intercalada entre la mampostería pizarrosa o cuarcítica, constituyendo ejemplos de gran belleza y expresividad. Igualmente en las áreas próximas a las minas de caolín del concejo de Tineo se emplea esta piedra para la La cubierta La estructura soporte es un entramado de madera de mayor o menor complejidad en función de las luces que salva. Se sustenta sobre los muros de carga perimetrales y, si existen, en los muros interiores –los medianiles– que suelen prolongarse en altura para servir de apoyo a la cumbrera. Las soluciones 164
  • 128. C O M A R C A D E L VA L L E D E L E S E - E N T R E C A B O S ( A S T U R I A S ) Cubierta de teja, Buspaulín, Tineo. Cubierta de pizarra. La Carboniella, Valdés. más frecuentes son a dos, tres y cuatro aguas. La pendiente a una sola agua aparece vinculada a construcciones de carácter auxiliar. La cubierta a doble vertiente es característica de edificaciones de planta rectangular que sitúan su fachada principal en el lado mayor, disponiendo la cumbrera paralela a la misma. La cubierta a tres aguas es frecuente en las construcciones levantadas sobre un talud, con el fin de ofrecer menor resistencia al viento18. Las cuatro aguas proliferan en Valdés, Tineo y Allande, y aparecen vinculadas a las tipologías de la casa bloque y de corredor. Las tres y, especialmente, las cuatro aguas permiten un aprovechamiento importante del desván, generando cubiertas de gran protagonismo en la conformación de la volumetría de la edificación. Los materiales de cobertura presentes en nuestra área son cerámicos y pétreos. El material cerámico empleado es la teja cerámica curva y requiere pendientes moderadas: se coloca en seco, apoyada directamente sobre la ripia (sistema de teja vana). Se emplea como material de cobertura en Salas, Cudillero, sur de Tineo y en el área nororiental de Allande, conocida como del Palo p’acá. En Valdés, norte de Tineo y sector de Allande del Palo p’allá, la presencia abundante de la pizarra ha propiciado su utilización como material de cobertura. El mayor solape de las piezas, unido a su fijación a la estructura soporte mediante tornos, permite la mayor inclinación de los faldones. Por regla general el alero adquiere escaso vuelo en nuestra arquitectura popular; en los casos más sencillos son los propios pontones de la cubierta los que se prolongan y vuelan sobre el propio muro, siendo frecuente que se rematen con una pieza de madera que sirve de apoyo a la última hilada. En Salas suelen incorporarse canecillos moldurados en los aleros y techos de los corredores. En algunas casas terrenas de la rasa costera se dispone una única losa de piedra de escaso vuelo y ligera inclinación a todo lo largo del muro, sobre la que apoya directamente la teja, quedando la madera protegida al interior. En áreas muy expuestas a los vientos del oeste se suelen resolver los hastiales mediante recrecidos del muro testero para proteger los faldones, rematándose con grandes losas de piedra. En Tineo y especialmente en Allande, el alero se resuelve con lajas de piedra que se van apoyando unas sobre otras, desplazando sucesivamente su base de apoyo para definir un perfil curvilíneo. Se suelen revestir con mortero de cal, quedando vista la primera línea de piedra que sobresale a modo de imposta enfatizando el arranque del alero. Los huecos La gran parte de los vanos de nuestra arquitectura tradicional son adintelados y se ejecu- 165
  • 129. A R Q U I T E C T U R A T R A D I C I O N A L Y E N TO R N O C O N S T R U I D O Hueco de piedra labrada, S. Salvador del Valledor, Allande. Carpintería a haces exteriores. Sta. Marina, Cudillero. tan mediante piezas de madera, cantería o una combinación de ambos materiales. Los recercados en madera aparecen en edificaciones arcaicas y más modestas, también en áreas donde existe dificultad para disponer de buena cantería. En construcciones elementales como las cabañas existentes en la braña del Campel (Allande) se emplea la madera como dintel y la mampostería para la conformación de los restantes elementos. La incorporación del vidrio en el s. XIX permitió la sustitución de los cierres de tabla por ventanas acristaladas. La disposición de las carpinterías en el muro varía de unas áreas a otras; cuando se coloca a haces exteriores puede aparecer un guardapolvo en madera o formado por una laja de pizarra para proteger la ventana de la lluvia. El oscurecimiento interior se consigue mediante contraventanas de madera que suelen disponerse en la cara interior del muro, generando una cámara de aire con el exterior. En Salas encontramos con bastante frecuencia la ventana co- Fecha construcción en dintel de puerta. Ballota, Cudillero. rredera, que se desliza sobre listones horizontales fijados mecánicamente al muro exterior. La puerta principal de la vivienda es normalmente de dos hojas de apertura independiente y se conoce como “puerta de cuarterón”. La hoja superior permite ventilar e iluminar mientras la inferior se mantiene cerrada. En el dintel de la puerta puede aparecer grabada la fecha de construcción, el nombre del constructor o algunas frases con un contenido religioso. 166
  • 130. C O M A R C A D E L VA L L E D E L E S E - E N T R E C A B O S ( A S T U R I A S ) Corredor con cuartos en los extremos. Fresno, Tineo. El corredor y la galería Presente ya en las casas urbanas medievales, se introduce en el medio rural a través de las clases acomodadas, generalizándose posteriormente en la arquitectura popular. Construido íntegramente en madera, se sitúa en la planta alta, normalmente abierto en la fachada principal hacia orientaciones favorables (mediodía o saliente). Constituye una eficaz manera de aumentar con una solución ligera y de bajo coste el espacio útil de la vivienda, rentabilizando el aprovechamiento de la energía solar, ya sea como almacén agrícola, para albergar uno o dos dormitorios, o bien como prolongación del espacio interior de uso común –la sala–, adoptando en este caso un carácter representativo y de relación hacia el exterior. Puede aparecer volado sobre la fachada o a paño con ella, encajado entre dos cuerpos laterales, o entre muros cortafuegos. Su incorporación implica cambios en la fachada y la adopción de unos sistemas constructivos específicos: pies derechos, ménsulas, prolongación de aleros, etc. Cuando hace su aparición el retrete, éste se incorpora en una esquina del corredor, cerrándose mediante un pequeño volumen; inicialmente era un simple agujero abierto en la tabla del piso que evacuaba directamente a un estercolero situado debajo. La incorporación masiva de la galería, a finales del s. XIX, traerá consigo la transforma- Jabalcones sustentando el corredor, Salas. ción de muchos corredores en estas superficies acristaladas, incluyéndose ya desde su inicio en las viviendas que se construyan a partir del cambio de siglo. La galería es un volumen acristalado en su mayor parte, siendo frecuente que posea un antepecho de tablas de madera; se comporta como un auténtico regulador térmico, a modo de un pequeño invernadero que caldea las estancias interiores. La organización interior de la casa tradicional La mujer desempeña y controla todas las actividades desarrolladas de puertas hacia dentro en la casería, estando bajo su responsabilidad no sólo el sustento familiar sino las labores vinculadas al cuidado de los animales (ordeño, alimento...) y el cultivo del huerto “o llosa” situado junto a la casa. La cocina era un espacio plurifuncional donde se desempeñaban diversas tareas: en 167
  • 131. A R Q U I T E C T U R A T R A D I C I O N A L Y E N TO R N O C O N S T R U I D O Llar. Museo Vaqueiro de Naraval, Tineo. Sustentación horno, Truébano-Tineo. torno al fuego se trabajaba, se rezaba el rosario, se narraban historias y se compartía calor y alimento con los invitados. Era la estancia más importante y de mayor intimidad de la casa. Hoy en día podemos comprobar –con independencia de la incorporación de los nuevos adelantos– que la cocina de la casa rural actual conserva todavía el carácter de espacio central o catalizador de la vida familiar. Salvo en algunas construcciones muy arcaicas, donde hombres y animales compartían un espacio único19, la cocina aparece siempre separada de la cuadra y resto de dependencias mediante un muro maestro (en algún caso mediante tabique de tabla) o segregada en altura, presentando siempre su suelo enlosado. El llar o la Chariega era la lumbre en torno a la cual se desenvolvía la vida familiar. Se elevaba ligeramente del suelo mediante una plataforma de piedra, produciéndose la salida de humos directamente desde la cubierta. Encima del hogar se situaba un entramado o un entretejido de varas, “la cunia”, sobre el que se colocaban los frutos para su secado y se colgaban los embutidos para el ahumado. Posteriormente la cocina incorpora la chimenea de campana para la evacuación de los humos al exterior y más tarde se introduce la cocina de hierro cuya fuente de energía era el carbón. En la cocina se localizaba también el horno o fornu, que se adosa a una de las paredes, manifestándose por regla general su volumetría cilíndrica o rectangular al exterior, lo que da lugar a interesantes soluciones constructivas, especialmente si se localiza en la planta alta. Puede ubicarse también en una estancia independiente junto a la cocina, o en una construcción exenta o adosada a la vivienda, frecuente en zonas de nuestra costa. El horno se compone de una cámara circular abovedada –su diámetro varía aproximadamente entre 1,5 y 2 m– y se construye en ladrillo macizo o mampostería con una boca por la que se introduce el pan. Sobre ella se coloca una piedra, “la chispera”, que sobresale e impide la dispersión de alguna brasa durante el encendido del horno. La boca se cierra con una puerta de madera denominada “tayu”. El pan se cocía en el horno y era uno de los elementos básicos de la dieta campesina y su importancia queda reflejada en este testimonio: “El pan se hacía todas las semanas,… englobaba sobre todo a la dueña de casa y a las hijas… había que atizar el horno, que llegara a la temperatura adecuada de calentamiento para después recoger las brasas y poner el pan…, bueno, todavía quedan por ahí hornos de leña y el pan es muy apreciado del horno de leña ¿no? Pero cuando salía aquel pan era…, divino. (Se ríe). Se comía solo…, (se ríe), a lo mejor era el hambre que teníamos ¿no?”20. 168
  • 132. C O M A R C A D E L VA L L E D E L E S E - E N T R E C A B O S ( A S T U R I A S ) facetas de los individuos. Claro, había quien era más creyente, más católico, lo exteriorizaba más, otro lo exteriorizaba menos, pero todos…, todos en realidad caían en ello” 21. La mujer daba a luz en el dormitorio matrimonial de su propia casa. La primera medida tras la limpieza minuciosa de la casa era expulsar a todos los hombres de la misma. La comadrona, “la curiosa del pueblo”, asistía a la parturienta dispensándole todo tipo de remedios, siendo la responsable de avisar al médico cuando el parto iba mal. Su labor se veía recompensada llevando las aguas bautismales y con un lugar privilegiado en el banquete del bautizo. El primer parto era el más temido y también el más esperado; puesto que, por la práctica del Mayorazgo ejercida en Allande y Tineo, el primogénito debía ocupar el lugar destacado en la familia y heredar la casería. Tras el nacimiento acudían los parientes y vecinos a casa de la parturienta con diversos regalos: huevos, manteca, queso, o bien una gallina para el caldo. Si se mataba una oveja se solía guardar la piel para colocarla en la parte baja de la cuna, con el fin de que la lana absorbiera los orines del recién nacido. Los vaqueiros de alzada celebraban el bautizo el mismo día del nacimiento y solían llevar a la iglesia un trozo de pan llamado pan del choro (pan del llanto), que daban al primero que encontraban. La razón, según Acevedo y Huelves, no podía ser más humilde: “Créese que así será el niño de buen genio”. En algunos pueblos de Allande se creía que si el sacerdote al imponer el óleo sobre el recién nacido se equivocaba (se le ungía con el óleo de los enfermos en vez del óleo de los catecúmenos), el niño sería propenso a visiones y supercherías. La religiosidad estaba presente en las diferentes tareas de la vida cotidiana y era frecuente santiguarse al entrar en una casa; algunas conservan una inscripción sagrada sobre el dintel de la puerta del tipo: “Ave María Purísima, sin pecado concebida”. El novio tardaba en entrar en casa de su prometida, para ello era preciso que los padres de ella le dieran el visto bueno; una vez aceptada la relación, la pareja se veía en lugares públicos o dentro de la propia casería pero siempre con gente alrededor. La petición de mano y todos los preparativos de la boda se hacían en la casa, desde donde salía la novia ya vestida hacia la iglesia. Los amigos del novio se reunían en su casa para acompañarle al encuentro con su prometida. Al terminar la ceremonia no debían cerrarse las puertas del templo, ya que según la tradición era como cerrar las compuertas del matrimonio a las chicas solteras que habían asistido a la boda. La presencia de la lluvia o si la comitiva se cruzaba con un entierro eran signos también de mal agüero; sin embargo, si se cruzaban con un rebaño era señal de una larga y feliz vida matrimonial. Entre los vaqueiros el mayor obstáculo para el matrimonio era la presencia de un gato negro en el hogar, pues se consideraba un augurio triste para casar a las hijas. Tras la celebración religiosa los familiares se reunían en la casa de la novia para festejarlo. En Tineo y Allande la madrina llevaba la tarta nupcial y el padrino corría con los gastos de la ceremonia religiosa y pagaba los cigarros. El lugar elegido para la celebración era “la sala”, que constituía el espacio representativo de la casa, siendo su existencia un reflejo del status económico de sus inquilinos. En ella se reunía la familia y allegados en los momentos más significativos del ciclo vital: además del casamiento de la hija, la celebración de la fiesta patronal, un bautizo o para “velar” a los muertos. La importancia que adquiere la sala se refleja muchas veces en el exterior de la vivienda, “Antes de cortar el pan, me recuerdo, le hacían una cruz. También… la religiosidad estaba prácticamente en todo, en todas las 169
  • 133. A R Q U I T E C T U R A T R A D I C I O N A L Y E N TO R N O C O N S T R U I D O donde suele aparecer un hueco central de mayor tamaño o con un diseño diferenciado que denota la existencia de este espacio “representativo” de la casa. La especialización del espacio doméstico trajo consigo la aparición de los cuartos; estancias de pequeñas dimensiones y de carácter privado que se localizaban en torno a la sala y que albergan los dormitorios de los distintos miembros de la familia. Se separaban del espacio común mediante tabiques de tabla y más recientemente de ladrillo, disponiendo de ventilación directa al exterior. Cuando la casa era pequeña se solían disponer los “cuartos” en los extremos del corredor para aprovechar al máximo el escaso espacio aprovechable. No era frecuente la existencia de habitaciones específicas para invitados, cuando éstos aparecían se les hospedaba en cualquier sitio disponible: en la propia sala, en el pajar o en el hórreo. Hasta que no se introdujo el agua corriente y el aseo en la vivienda, la higiene diaria se realizaba con diversas palanganas y barreños que se llenaban con cubos de agua que las mujeres “carretaban” desde las fuentes, algunas casas conservan aún una piedra encajada en el propio muro con un pequeño canal de evacuación por donde se vertía el agua una vez realizada la higiene personal. La muerte como parte del ciclo vital del hombre adquiere una gran importancia en nuestra cultura popular, siendo muy diversas las expresiones que recogen esta etapa: Cerró el gueyu, Fuese, Estirar la pata… Tras el fallecimiento todos los vecinos de la aldea iban a despedirse del difunto, por la noche tenía lugar el velatorio en la casa, turnándose los asistentes en el rezo del rosario. Al día siguiente, después de la misa de réquiem, se daba de comer y beber a cada uno de los asistentes, según la capacidad económica de la familia del difunto. Los vaqueiros de alzada encendían velas en las ventanas de la casa para que al salir el alma distinguiera el camino y, a diferencia de los “xaldos”, solían celebrar el banquete fúnebre antes del entierro y en la misma estancia donde se velaba al difunto. El mobiliario El mobiliario presente en la casa tradicional es bastante escaso, concentrándose en la cocina el mayor número de muebles y utensilios. Envolviendo el llar se dispone el escaño o escañu; se trata de un banco corrido que adapta su diseño en función de la forma y tamaño de la estancia y la disposición de la lumbre: lineal, en “L” o en “U”. Dispone normalmente de un elemento móvil que se levanta y se utiliza como mesa. Sobre el hogar pendía siempre el pote, sujeto mediante unas cadenas de hierro: las gamayeras. Aparece también la masera: un tipo de arca elevada sobre soportes que servía para almacenar la harina y sobre cuya tapa se procedía al amasado del pan. El horno disponía igualmente de una larga pala para manejar el pan dentro y fuera del horno, usando una escoba de brezo para la limpieza del mismo. En la cocina se ubicaba también el duernu: tronco vaciado que servía para fregar los utensilios y que se usaba también para la salazón de la carne después de la matanza del cerdo –el sanmartín–. En ella encontramos también la llavadoria: losa de piedra circular dotada de un canal de desagüe sobre la que se colocaba la cuba para la colada “el coladoiro” que era de madera y de forma cilíndrica; dentro de ella se colocaba la ropa sucia y sobre ella las cenizas que, con la acción del agua, garantizaba la limpieza y blanqueado de la ropa. La incorporación de la cocina económica motivó la aparición de una estancia independiente de la cocina donde se curaba el sanmartin y se localizaba el horno y la masera. El mobiliario presente en las demás estancias era muy escaso; en la sala solía existir una 170
  • 134. C O M A R C A D E L VA L L E D E L E S E - E N T R E C A B O S ( A S T U R I A S ) mesa, alguna silla un armario o arcón y en ocasiones también una cama. Los cuartos disponían de una cama, una mesita y ocasionalmente un perchero; éste consistía en una vara de hierro o madera sujeta en sus extremos por dos elementos de madera que se clavaban a la viga del techo. Es frecuente la existencia de pequeños armarios o “alacenas” empotrados en los muros de la sala o de algún cuarto, dotados de una o dos baldas interiores y revestidos en madera. Construcciones auxiliares ligadas a la vivienda campesina Como parte integrante e indisoluble de la casería es frecuente la presencia de construcciones de diversa naturaleza vinculadas a la explotación agrícola, su relación con la vivienda es muy variada dependiendo del tipo de edificación y de su función específica. Alacena, Museo Vaqueiro de Naraval, Tineo. que sustenta la panera se destine a cuadra, o que aparezcan otras dependencias anejas para el ganado menor: ovejas, cerdos, gallinas... En nuestro territorio es usual que aparezca unida en ángulo con la casa conformando el espacio de la antojana22. Suele ser una construcción rectangular de escasos huecos, salvo en el lado mayor que se abre hacia la corrada. En este costado (orientado normalmente al sur) el pajar suele cerrarse únicamente con un antepecho de tabla o barandilla de madera. La conexión del pajar con la vivienda varía, pudiendo realizarse por una escalera ubicada en la antojana o bien desde el propio corredor. La planta baja puede albergar la cuadra o bien otras dependencias: almacén de aperos, leñera, etc., en cuyo caso se transforma también en un espacio abierto hacia la corrada, solución muy frecuente en la rasa costera valdesana. La cuadra-pajar exenta puede aparecer integrada en la quintana, como elemento aislado ligado a una pradería o agrupada con otras en las brañas, donde cada construcción se en- La cuadra y el pajar La cuadra y el pajar suelen constituir una unidad edificatoria, donde el uso de pajar se superpone sobre el de estabulación, pudiendo aparecer integrada, adosada o exenta a la vivienda. En las construcciones primitivas la cuadra formaba una estancia única con la vivienda, paulatinamente se fue distanciando del espacio doméstico; primero, mediante un muro, posteriormente en altura, hasta llegar a segregarse completamente de la vivienda en una edificación independiente. La presencia de la cuadra-pajar dentro de la casa permitía el aprovechamiento como fuente energética de los animales, así como una mayor comodidad, al evitar desplazamientos para alimentar el ganado. Por regla general, en la comarca, la cuadra suele permanecer integrada en la propia casa, lo que no impide que surjan otras construcciones que complementen su uso; es frecuente que el basamento 171
  • 135. A R Q U I T E C T U R A T R A D I C I O N A L Y E N TO R N O C O N S T R U I D O unos huecos abiertos entre las tablas del piso: las cebaderas. Los cerramientos del pajar pueden ser de muy diferente naturaleza, dando lugar a soluciones variadas y de gran belleza; mampostería, entramado de madera o entretejido de varas, son algunos de los materiales que, combinados o de manera exclusiva, pueden conformar sus muros. En Salas y Cudillero aparece una edificación de gran interés destinada a pajar que destaca por sus proporciones y su singularidad constructiva, al emplear como cerramiento vertical de uno o más frentes el entramado de madera y del que se conservan numerosos y variados ejemplos. Cuadra-pajar exenta. San Pedro, Tineo. Los graneros: hórreos y paneras Se utilizan como almacén de productos agrícolas (manzanas, patatas, castañas, maíz, escanda,... etc.) y para el curado de embutidos. Se encuentran siempre vinculados a la vivienda como parte integrante de la explotación agrícola, sirviendo ocasionalmente como dormitorio. Son construcciones exentas de madera elevadas del suelo mediante pilastras –los pegollos–, con el fin de garantizar la adecuada aireación del elemento. La madera utilizada para su construcción es siempre el castaño o el roble, por su abundancia y su adecuado comportamiento al exterior. La introducción del maíz en el s. XVII propició la incorporación del corredor que permitía el secado del producto al aire libre, protegiéndolo a su vez de la lluvia. En el diseño de los balaustres se concentra gran parte de la creatividad popular, siendo sustituidos por mandiles –tabla colocada en vertical– en las zonas más expuestas al temporal. Por regla general, los hórreos son más pequeños y de planta cuadrada y las paneras de planta rectangular, lo que requiere un mayor número de apoyos. Sin embargo, lo que realmente determina la diferencia entre ambos es la geometría de la cubierta. En el hó- Pajar exento cerrado con muro de piedra y madera. San Marcelo, Salas. cuentra vinculada a un prado cercado. Destaca la importancia que adquiere esta construcción en algunas brañas vaqueiras de invierno, como ocurre en Arnizo (Valdés), donde la cuadra-pajar alcanza grandes proporciones. La cuadra es un espacio hermético, con escasa iluminación y normalmente con un único acceso. El piso suele ser de tierra apisonada con una ligera inclinación para garantizar la evacuación de los líquidos a través de un hueco abierto en la parte inferior del muro que da a la huerta con el fin de aprovechar el estiércol. En uno o dos lados se ubican los pesebres formados con tablones y sobre ellos la pesebrera; enrejado de madera de sección triangular donde se dispone la hierba para el ganado. Sobre el techo de la cuadra se localiza el pajar, donde se almacena la hierba seca que sirve de alimento al ganado. La hierba puede arrojarse directamente a las pesebreras desde 172
  • 136. C O M A R C A D E L VA L L E D E L E S E - E N T R E C A B O S ( A S T U R I A S ) rreo sus cuatro faldones confluyen en un único punto y en la panera se unen en una línea de cumbrera “la crumal”. En nuestra comarca estos graneros se suelen asentar sobre basamentos de piedra que pueden alcanzar bastante altura (una, dos y hasta tres plantas en algún caso). La planta inferior se destina a usos auxiliares, cuadra o almacén, y por regla general los pisos altos a habitación –el cuartu de fuera o de debaxu l’hórreo–, utilizándose el techo –caramanchón– como almacén de útiles de labranza y para el secado de productos agrícolas. El granero es un elemento fundamental de la economía del campesino y suele ubicarse en las proximidades de la casa, sirviendo en algún caso los propios muros que lo sustentan para definir el cierre de la quintana y conformar el espacio de la antojana. El acceso al granero se realiza normalmente desde la propia antojana por medio de una escalera ejecutada en mampostería; en la resolución de su trazado se refleja muchas veces el ingenio y la creatividad popular, existiendo interesantes ejemplos especialmente en el concejo de Salas y en Tineo. En la comarca es bastante frecuente el acceso directo al granero desde la propia vivienda, dando lugar a soluciones de gran valor etnográfico. En Salas y Tineo se emplean pasarelas de madera para enlazar el granero y la vivienda, pudiendo protegerse de la lluvia mediante una cubrición ligera del mismo material. A lo largo de la cuenca del Esva se recurre a un puente en arco para salvar la distancia entre ambos; el arco enlaza la vivienda y el granero y permite a su vez el acceso al piso intermedio o caramanchón; si les separa un camino el arco vuela sobre el mismo, permitiendo la circulación pública bajo él. Los graneros no suelen presentar una profusa decoración y cuando aparece se concentra en los corredores, las puertas, o las cabezas de los liños. En nuestra comarca se desarrolla un estilo decorativo propio, “el estilo Allande”, que se extiende por este concejo y las zonas limítrofes de Tineo y Cangas del Narcea, siendo frecuente que aparezca la fecha de realización y el autor de la misma, lo que facilita su clasificación. Este tipo de decoración se desarrolla desde la segunda mitad del s. XVIII hasta principios del s. XX. Se basa en la presencia de motivos aislados tallados en las colondras que flanquean la puerta y en las fachadas laterales. Son siempre circulares tallados a bisel (los más recientes pintados) y desarrollan tetrasqueles, rosetas, formas radiales o incluso an- Bustel, Allande. Arco-puente enlazando casa y panera, Brieves, Valdés. 173
  • 137. A R Q U I T E C T U R A T R A D I C I O N A L Y E N TO R N O C O N S T R U I D O La arquitectura del agua: molinos hidráulicos, pozos, fuentes y lavaderos Estas construcciones auxiliares se encuentran estrechamente vinculadas al medio rural tradicional; además de desempeñar una misión específica dentro del ciclo vital del campesino cumplen una función social y de relación. Molinos hidráulicos El singular relieve de Asturias favoreció la existencia de una relevante industria molinera basada en la fuerza del agua, siendo muy frecuente la proliferación de estos ingenios en gran parte del territorio asturiano, sobre cualquiera de los regatos o riachuelos que discurrían por sus valles. Esta industria adquirió gran importancia a partir de la introducción del maíz en el s. XVII, siendo el tipo de molino más utilizado el de rueda motriz horizontal, conocido como molino de rodezno. La edificación se estructura en dos alturas: la inferior, llamada “infierno o bóveda”, alberga el mecanismo de rotación; la superior, denominada “sala de moler”, aloja los mecanismos de trituración y recogida del grano. El molino puede acoger en algún caso la vivienda del molinero o bien un almacén para el grano, lo que determina la aparición de una estancia sobre la sala de moler destinada a esos fines. La construcción es de planta cuadrada o rectangular y con cubierta a dos aguas. El material de cobertura es el característico del área: teja o pizarra. Los muros son de mampostería y se abren escasos vanos; únicamente la puerta y una pequeña ventana en la sala de moler y un hueco en arco en la planta baja por el que sale el agua una vez impulsado el mecanismo, por regla general, el número de arcos que posee la edificación indica los mecanismos de que dispone para la molienda. Motivo radial que combina la talla y la pintura. tropomórficas. El estilo alcanza su perfección a principios del s. XIX, de la mano del artesano vasco Gabriel Yriarte, con la talla de los entrelazos y los dobles radiales curvos. Un motivo muy característico, aunque algo más tardío (de 1820 en adelante), es la aparición de relojes, algunos de los cuales llegan a adquirir una gran complejidad en su diseño. Encontramos excelentes ejemplos de este estilo en Hervederas (Tineo) y en Celón, Villaverde, San Salvador del Valledor (Allande), destacando por la singularidad de sus tallas y su decoración la panera de Casa la viuda, en Linares (Allande). El tendejón o cabanon Se ubica en la antojana junto con el resto de construcciones que conforman la casa campesina. Constituye una estructura ligera de madera cubierta con teja o pizarra, suele sustentarse sobre el muro que cierra la quintana y sobre pilastras de mampostería o pies derechos de madera. Su función es servir de cobertura y protección frente a la lluvia; bajo él se almacenan la leña, los aperos de labranza y la maquinaria agrícola. 174
  • 138. C O M A R C A D E L VA L L E D E L E S E - E N T R E C A B O S ( A S T U R I A S ) Pozos, fuentes y lavaderos tial y consta de un depósito, un caño y un recipiente de recogida –el duernu o pilón–. El depósito suele construirse en mampostería, siendo muchas veces su muro de contención el que sirve de pared frontal a la fuente. La pared puede ser un sencillo muro de mampostería, o diferenciarse formalmente mediante un remate triangular o semicircular en su coronación, pudiendo aparecer también una inscripción con la fecha de su construcción. La fuente puede llevar adosado un bebedero para los animales que se independiza claramente de la fuente mediante un murete separador. El paso del agua se realiza desde el duernu al bebedero a través de un conducto o canal abierto en el murete. El lavadero es la estructura más compleja de las tres; consta de una balsa de planta cuadrada o rectangular cuyas paredes se encuentran rematadas con una pieza inclinada –la llavadera– formada por grandes losas en los lavaderos más antiguos y por ladrillo revocado en los más recientes. La llavadera se inclina entre 30 y 45º sobre la horizontal para facilitar el frotado de la ropa. La balsa puede estar separada en dos compartimentos; el más cercano a la entrada del agua se destina a la ropa más limpia o delicada, dejando el otro para la ropa más sucia. Por regla general, este tipo de construcción suele estar protegido por una estructura ligera de madera que se sustenta sobre pies derechos o sobre alguna de las paredes que lo cierran parcialmente. Los pozos suelen estar vinculados a una vivienda, si bien existen áreas de la comarca donde se compartía su uso entre dos o más familias, costeando entre ellos su realización. Son muy abundantes en nuestra rasa debido a la abundancia de ríos y arroyos subterráneos que nacen en la propia rasa o en las montañas litorales y drenan el territorio. El pozo está constituido por un depósito cilíndrico de mampostería que puede alcanzar bastante profundidad (entre 15-20 m). El depósito se eleva por encima de la rasante del terreno conformando un volumen hermético que se cubre con un tejadillo a una o dos aguas. Su perímetro circular se interrumpe con una hendidura vertical en la que se abre un hueco para acceder al suministro del agua, que se realiza mediante una polea. El hueco se cierra con una portilla de madera que destaca sobre los paramentos revocados del pozo. Encajado en la cara interior del depósito existe un cuenco circular de cantería –normalmente de pizarra– dotado de un canal que sobresale al exterior y vierte el agua a un recipiente elevado del suelo “el duernu o pilón”; suele ser de forma rectangular y se construye en piedra labrada, mampostería o ladrillo revocado. Desde el interior del pozo se vierte el agua al cuenco y éste la conduce hacia el duernu, que se utiliza como bebedero para los animales o como lavadero, pudiendo presentar una pieza inclinada para que la tarea de frotar la ropa sea lo más cómoda posible. Las fuentes, bebederos y lavaderos cumplen una función de utilidad pública y su existencia determina su percepción como espacios colectivos vinculados a la comunidad, generándose una intensa actividad lúdica y social en torno a ellos. Pueden aparecer separados o conjuntamente constituyendo un ciclo integral en el aprovechamiento del agua que sigue siempre la misma dirección: fuente, bebedero y lavadero. La fuente surge de la captación de un manan- Glosario Andecha: ayuda que se prestan unos vecinos a otros para desarrollar algún trabajo. Chigre: bar, sitio donde se venden bebidas. Duernu: recipiente grande, generalmente de madera, empleado para la salazón del cerdo. Esfoyar: quitar las hojas a las panoyas de maíz. Horru: hórreo. Construcción en madera elevada sobre pegollos. Llábana: piedra plana, grande y lisa. 175
  • 139. A R Q U I T E C T U R A T R A D I C I O N A L Y E N TO R N O C O N S T R U I D O Llar: lugar donde se prende fuego. Llosa: terreno grande dividido por estacas que se trabaja. Maquila: parte de la molienda que se paga al molinero. Palancana: recipiente con forma de plato que sirve para lavarse. Panoya: espiga del maíz donde se inserta el grano. Texu: árbol de gran porte, situado frecuentemente junto a las iglesias y de carácter sagrado para los astures. Teyáu: cubierta de una edificación. Bibliografía Álvarez Quintana, C., Indianos y arquitectura en Asturias (1870-1930). Colegio Oficial de Aparejadores de Asturias. Gijón, 1991. Astur Paredes,“La casa tradicional asturiana”, en Gran Atlas del Principado de Asturias, Tomo 2. Hércules Astur de Ediciones. S.A. Oviedo, 1996. pp. 219-257. – “La casa-vivienda tradicional asturiana y su tipología”, en Los asturianos. Ed. Prensa Asturiana, S.A. Oviedo, 2004. Bello, L., Viaje por las Escuelas de Asturias. Consejería de Educación, Cultura y Deportes, Principado de Asturias. Gijón, 1985. Cobo, F., Arquitectura popular asturiana. Consejería de Educación, Cultura y Deportes, Principado de Asturias. Cobo, F., Cores, M. y Zarracina, M., Los hórreos asturianos, Tipología y decoración, Consejería de Educación, Cultura y Deportes, Principado de Asturias. Oviedo, 1986. Cuenca, C., Fernández M. F. y Hevia. J., Escuelas de indianos y emigrantes en Asturias, Ed. Trea, S.L. Gijón, 2003. De Reina, D., Arquitectura popular asturiana. Zona agrícola oriental. Reconstrucción n.º 31, 1943. De Llano, P., Arquitectura popular en Galicia. Colegio Oficial de Arquitectos de Galicia, 1996. Faes, R. M., Manuel del Busto. Colegio oficial de Arquitectos de Asturias, 1997. Feduchi, L., Itinerarios de arquitectura popular española, vol. 2, Barcelona, 1975. García Fernández, E., La aldea asturiana. Cuadernos del Norte nº 0, 1980. García Fernández, E., Luarca, Arquitectura y Paisaje en unas Normas Urbanísticas, Colegio Oficial de Arquitectos de Asturias. Oviedo, 1988. García, J.L., Antropología del territorio, Taller de ediciones Josefina Betancor. Madrid, 1974. García Fernández, J., Sociedad y organización tradicional del espacio en Asturias, Ed. Silverio Cañada. Gijón, 1988. García Grinda, J.L., “La casa popular asturiana” en Enciclopedia de la Asturias Popular. Volumen II, La Voz de Asturias. Oviedo, 1994. pp. 1-31. García Grinda, J.L., “Tipología del hórreo Asturias” en Enciclopedia de la Asturias Popular. Volumen II, La Voz de Asturias. Oviedo, 1994. pp. 32-48. García Martínez, A., Los vaqueiros de alzada de Asturias. Un estudio histórico-antropológico. Consejería de Educación, Cultura y Deportes, Principado de Asturias, 1988. – Familia y sociedad. Un estudio antropológico en el centro y occidente de Asturias y semejanzas con el norte peninsular. RIDEA, 2004. Gómez Pellón, E., “Acerca de la casa rural asturiana y su entorno”. Rev. Cubera nº 30, noviembre, 1997. pp. 8-10. González Ramírez, S., Tineo; Palacios, Casonas, Heráldica y Cotos Señoriales del Concejo, Ed. Azucel. Avilés, 1993. 176
  • 140. C O M A R C A D E L VA L L E D E L E S E - E N T R E C A B O S ( A S T U R I A S ) Graña, A. y López, J. Arquitectura popular asturiana. Consej. de Educación y Cultura del principado de Asturias. Manzano, P., Rodríguez, U., Diccionariu Básicu de la Llingua Asturiana, Ed, Trea S.L. Gijón, 2001. Martínez, E., Costumbres asturianas, Editorial Everest. León, 1982. Méndez, B., La marina occidental asturiana. Ed. Oikus-Tau. Barcelona, 1993. Miranda, A. y Santos, J.I. , Capillas y ermitas del Concejo de Salas. Premio Fernando de Valdés-Salas, 2000. Rivas Andina, J.A. El hórreo y la arquitectura popular en Asturias. Ed. Picu Urriellu. Gijón, 2004. Ruiz de la Peña. J.I. Las Polas asturianas en la Edad Media. Estudio y diplomatario, Universidad de Oviedo. Departamento de Historia medieval. Oviedo, 1981. VV.AA., Rehabilitación integrada de Cudillero, Ministerio de Obras Públicas y Urbanismo. Madrid, 1982. VV.AA., Asturias a través de sus concejos. La Nueva España, Ed. Prensa Asturiana, S.A. Oviedo, 1998. VV.AA., Patrimonio natural y cultural de la parroquia de Trevías. Universidad de Oviedo, 2003. VV.AA., Perspectivas del mundo rural asturiano. Encuentros en Torazo 1987-94. Ayuntamiento de Cabranes, Caja Rural y Consejería de Educación, Cultura, Deportes y Juventud del Principado de Asturias. Notas 1 Término equivalente a municipio. 2 Cudillero formó parte de este Concejo hasta 1837. 3 Asentamientos estacionales nacidos en las tierras altas para aprovechar los pastizales. 4 Benjamín Méndez. La Marina Occidental Asturiana. Ed. Oikos-Tau, 1993. 5 Entrevista a los vaqueiros Juan García Gallo e Isidoro Parrondo Blanco en Tineo. 6 Entrevista a los vaqueiros Juan García Gallo e Isidoro Parrondo Blanco en Tineo. 7 Adolfo García Martínez. Familia y sociedad. Un estudio antropológico en el centro y occidente de Asturias y semejanzas con el norte peninsular. RIDEA, 2004. 8 Entrevista a José Luis Pérez Pérez del Río en Busto, Valdés. 9 Término con el que se conoce a los habitantes de Cudillero que vivían de la pesca. 10 Adolfo García Martínez. Patrimonio natural y cultural de la parroquia de Trevías. A.A.V.V. Universidad de Oviedo. 2003. 11 Ídem. p. 186. 12 Entrevista a los vaqueiros Juan García Gallo e Isidoro Parrondo Blanco en Tineo. 13 Nombre del monte situado al norte de la villa de Salas. 14 Campanario. 15 Astur Paredes. La casa tradicional asturiana. Gran Atlas del Principado de Asturias. 16 Probablemente por su evolución hacia modos de vida sedentarios. 17 Entrevista a José Luis Pérez Pérez del Río en Busto, Valdés. 18 José Ángel Rivas Andina. El hórreo y la arquitectura popular en Asturias. Editorial Pico Urriellu, Gijón 2004, p. 26. 19 En nuestra comarca no hemos encontrado ejemplos de estas construcciones primitivas; sabemos de su existencia por fuentes orales, siendo el tipo de construcción utilizado por los vaqueiros de alzada en la braña de verano de Los Corros en Valdés a principios del s. XX. 20 Entrevista a José Luis Pérez Pérez del Río en Busto, Valdés. 21 Entrevista a José Luis Pérez Pérez del Río en Busto, Valdés. 22 Aparece en áreas de montaña de Allande (Bedón, San Salvador, Is) y muy frecuente en la rasa costera de Valdés. 177
  • 142. Gran Canaria ISLAS CANARIAS Mª Teresa Valle Quesada
  • 144. La isla de Gran Canaria, marco general de nuestro estudio, constituye por sí misma una unidad geográficamente delimitada en la que la organización del espacio y el hábitat tiene unas características específicas que la diferencian de lo que encontramos en otras islas del archipiélago. Con un territorio muy abrupto de aproximadamente 1.500 km2, que se eleva hasta casi 2.000 m sobre el nivel del mar, Gran Canaria presenta un equilibrio entre proximidad y complejidad que la convierte en un perfecto laboratorio para estudios etnográficos y antropológicos. La población de derecho de la isla es de 730.000 habitantes (censo 2001). En el plano comarcal, la Gran Canaria húmeda incluye el norte, la cuenca del Guiniguada y la llanura del sudeste, llegando en altura hasta el contacto entre las medianías altas y La Cumbre. La Gran Canaria seca incorpora los macizos montañosos de La Cumbre, la comarca sur, sucesión de altos lomos y plataformas surcados por profundos barrancos, y la gran cuenca de Tejeda-La Aldea, por la que desagua la caldera central de la isla. Cada una de estas comarcas cuenta con uno o varios términos municipales. Estas divisorias proceden de las antiguas parroquias, que a su vez lo hacen de las divisiones tribales aborígenes y responden a una estructura radial de costa a cumbre, con cada uno de los grandes barrancos como eje. Por ello, a pesar de ser circunscripciones administrativas, tienen una raíz ecológica y un notable significado geográfico además de histórico. La dicotomía entre las dos áreas de la isla influye en la distribución de la población, el peso económico de cada una y la tipología de los núcleos de población y su participación dentro del sistema productivo. Clima y relieve El archipiélago canario está situado en una de las zonas más importantes de la circulación atmosférica, la de las altas presiones subtropicales. Su clima se caracteriza por la suavidad de la temperatura, que oscila entre los 18 y 23 ºC en invierno y los 20 y 25 ºC en verano. Por su latitud en el paralelo 28 y su cercanía al desierto del Sahara, le correspondería un 181
  • 145. A R Q U I T E C T U R A T R A D I C I O N A L Y E N TO R N O C O N S T R U I D O Los núcleos de población en Gran Canaria corresponden a dos modelos: los que se instalan en los asentamientos de los antiguos núcleos prehispánicos, situados casi siempre cerca de los cauces de los barrancos, cerca de las mejores tierras para el cultivo. En estos núcleos se produce una alternancia entre construcciones aborígenes (tanto cuevas como casas), que son ocupadas por los nuevos colonos, y las viviendas de reciente construcción. Ejemplos de este tipo de asentamiento son las actuales poblaciones de Telde, Agüimes, Arucas, Agaete, Tunte o Gáldar. El segundo modelo de asentamiento son los núcleos de nueva planta, surgidos como consecuencia de las nuevas condiciones socioeconómicas producidas por la conquista y colonización de la isla. Estos nuevos núcleos tienen trazados más regulares debido, por un lado, a la aplicación de las normativas reales, y por otro, a la herencia cultural de los nuevos colonos. Es el caso de Las Palmas de Gran Canaria, situada cerca de una bahía que favorece el comercio y los contactos con el exterior. En ella se instalan los grupos de poder y se concentran muchas de las funciones sociales y económicas. En el resto de la isla los núcleos urbanos más importantes eran Sta. María de Guía, en la comarca del noroeste; Arucas y Teror, en el norte; La Vega (actuales municipios de La Vega de S. Mateo y Sta. Brígida), en el centro, y Telde y Agüimes, en el sur. Así tenemos que algunos asentamientos responden a causas económicas (comercio exterior, mejores comunicaciones), y otros, a causas ecológicas (situados en los márgenes de los barrancos, donde se encuentran las mejores tierras para el cultivo y los cauces de agua). Otro factor a tener en cuenta era la defensa de agresiones exteriores (piratas). Hasta bien entrado el siglo XVII, los núcleos urbanos de la isla eran muy abiertos, con escasas concentraciones de viviendas repartidas en Vista aérea de Agüimes. clima mucho más seco y cálido, pero estas condiciones se ven atenuadas por la influencia de los vientos alisios, húmedos y frescos, emitidos por el anticiclón de las Azores, con una dirección NE-SO. A la suavidad de la temperatura contribuyen, además, la situación oceánica del archipiélago, la existencia de una corriente marina fría y la orografía. La isla, de acentuado relieve montañoso, se divide en tres zonas: La zona costera, entre 0 y 500 m. La zona media o medianías, que va desde los 500 a los 1.500 m, donde son abundantes las nubes y nieblas, aunque el efecto orográfico origina una gran diferencia pluviométrica entre la vertiente de barlovento y la de sotavento. La zona de La Cumbre, que comienza en los 1.500 m con una temperatura media anual de entre 10 y 18 ºC y una variación diurna muy amplia. Además de esta división por altitudes, existe un fuerte contraste de humedad, sobre todo en las zonas de medianías, entre las vertientes de barlovento, orientadas al norte, y las de sotavento, orientadas al sur. Organización del espacio urbano Hemos basado este capítulo en los estudios realizados por el Dr. Quintana Andrés1, quien analiza la evolución de los núcleos urbanos en Gran Canaria desde los primeros tiempos tras la conquista castellana. 182
  • 146. GRAN CANARIA (ISLAS CANARIAS) los escasos rendimientos de las tierras ubicadas en ellas impidieron su desarrollo, asentándose la población en las áreas bajas cercanas a los cauces de agua. Lugares como Agaete, La Aldea o Moya se caracterizan por la presencia de una gran propiedad alrededor de la que gira la producción agrícola y el asentamiento humano. Las pequeñas parcelas se ubican en los márgenes de las grandes haciendas o al lado del monte público. En las comarcas del sur de la isla los escasos núcleos existentes se localizaban en zonas húmedas (barranco de Guayadeque y de Tirajana) y a la vez cercanas a las grandes áreas de cultivo extensivo de cereal. Vista aérea del casco de San Mateo. pequeñas aglomeraciones. Estos barrios que poco a poco forman la población, se van acercando entre sí a medida que se van ocupando nuevas tierras con el aumento de la población y la explotación agrícola. Las zonas de medianías, donde se encuentran las mejores tierras para el cultivo, deben su auge y el crecimiento de numerosos pagos al cultivo de productos, sobre todo el millo (maíz) y la papa, que fueron fundamentales para el abastecimiento del mercado interno. Como ejemplo tenemos a los municipios de La Vega de San Mateo o Moya. En un principio, la tipología de las parcelas y las características del reparto de las aguas llevaron a una ocupación del espacio muy dispersa, con un número reducido de casas muy distanciadas entre sí. Con el paso del tiempo, se produce en estas zonas un progresivo crecimiento urbano debido al asentamiento de pequeños y medianos propietarios y campesinos. Las casas se van agrupando en múltiples barrios que dejan entre ellos las tierras más fértiles. Por otro lado, mientras en Guía, Firgas, Moya y La Vega existe una clara dispersión entre los núcleos y en el interior de los mismos, en zonas como Agüimes, Telde o Gáldar se produce una agrupación de las viviendas en torno a las vegas más productivas y a los cortijos con mayor demanda de mano de obra. En otros términos, como Agaete y La Aldea, la geografía abrupta de las zonas de medianías y Lindes del territorio Los límites de las parcelas eran establecidos por el partidor, que realizaba las mediciones y determinaba los límites de la propiedad. La figura del partidor es descrita por informantes del municipio de la Vega de S. Mateo de la siguiente forma: “los terrenos se medían y partían por un señor que le decían el partidor. Eso estaba cronometrado y todo con sus metros exactos… que los partidores ésos eran legalizados por el Estado, era como un título hoy, como una carrera…”. Los lindes de las parcelas agrícolas se señalaban con los mojones, constituidos por una piedra grande clavada en el suelo en cada lado de la parcela, descrita así por los informantes, …una piedra cualquiera, una piedra de punta que sobresaliera para arriba… se buscaba que la piedra fuera bastante altita para que se viera bien siempre… Para que el linde o mojón tuviese valor, a la piedra mayor se le añadían dos piedras más pequeñas a cada lado. Son los “testigos”, cada una en representación de las dos parcelas colindantes. La presencia 183
  • 147. A R Q U I T E C T U R A T R A D I C I O N A L Y E N TO R N O C O N S T R U I D O continuar a Mogán, que se encuentra en el suroeste …hoy día tenemos la suerte de que están señaladas las carreteras… tenemos la suerte de poder ir a cualquier sitio. Las primeras carreteras llevaban a Las Palmas y a Tejeda, después se hizo la de Teror y Valsequillo, más o menos hacia 1930… cuando se empezó la carretera de Utiaca que lleva a Teror… Antes sólo había caminos reales, muchos han desaparecido, aunque hoy se están reparando para el turismo rural… Antes eran caminos reales, que ahora ya no quedan aunque algunos los están reparando, a pesar de que hay muchos que aunque se quiera no se pueden reparar porque se ha edificado. Serpentía, que aquí se le llama, donde se trasladaba el ganado de un sitio a otro, que por norma tenían que tener de 8 a 10 metros, hoy ya no existen…”. Plano de carreteras de San Mateo. de los testigos era necesaria para evitar disputas entre los dos propietarios, y garantizaba que el mojón había sido colocado en el sitio adecuado, sin usurpar espacio a la otra parcela y evitando así enfrentamientos entre los propietarios. Este sistema se ha sustituido hoy por las vallas metálicas. Arquitectura de la comunidad urbana. Espacio abierto Analizaremos el municipio de La Vega de San Mateo situado en el centro geográfico de la isla, en la zona definida como medianías húmedas. Se encuentra situado a una altitud de 850 m y a 25 km de la ciudad de Las Palmas de Gran Canaria, capital de la provincia de Las Palmas. Tiene una superficie aproximada de 38 km2. Llamado Tinamar por los aborígenes, pasó a llamarse tras la conquista La Vega de Arriba, cuando se integró en el municipio de La Vega, junto a Santa Brígida, llamada La Vega de Abajo. Se constituye como municipio independiente en 1801, pasando a llamarse desde entonces La Vega de San Mateo. Inmerso en las medianías húmedas, su actividad fue tradicionalmente agrícola y ganadera, cumpliendo un papel fundamental en el abastecimiento del mercado interno. Actualmente su población supera los 7.000 habitantes, advirtiéndose una pequeña regre- Caminos El desarrollo de las vías de comunicación y los medios de transporte que ha tenido lugar desde la segunda mitad del siglo XX es una de las principales causas del cambio social operado en los municipios rurales. En la actualidad, el municipio de La Vega de San Mateo, situado en el centro de la isla, cuenta con carreteras que lo comunican con el resto de la isla. Así tenemos las principales vías la carretera hacia Las Palmas de Gran Canaria, la de Teror, la de Tejeda, Valsequillo, etc. Esta realidad era muy distinta en la primera mitad del siglo XX. Así lo relatan los informantes del municipio: “…Tenemos el camino que va a Teror, Arucas y todo el norte. Otro sale para Tejeda, hacia La Cumbre, y después se puede 184
  • 148. GRAN CANARIA (ISLAS CANARIAS) Las plazas sión poblacional en los últimos años. A la par, también se detecta un incremento en la edificación provocado por el fenómeno de la segunda residencia. El municipio se estructura con un núcleo central, el casco urbano, que concentra la mayoría de las actividades y la población; una serie de núcleos secundarios relativamente autónomos de espacios tradicionalmente agrícolas y, por último, un conjunto de espacios naturales con diversos grados de protección. Las áreas más destacables son: una entre Lomo Carbonero y el Puente de Quesada; otra rodeando a La Caldereta y Montaña de Los Bravos; otra alrededor de la Montaña Cabreja; otra en la montaña de La Bodeguilla; y otra como continuación del Paisaje Natural Protegido de Las Cumbres, en las laderas del límite municipal de naciente, incluyendo La Cruz de La Misión y el Roque del Bicacaral. Con la peculiaridad de ser de titularidad pública, se encuentran en el Paisaje Protegido de Cumbres, Los Llanos de Ana López, la Mesa del Salado y la Degollada de Biliandra, y, parcialmente, El Calero. En la Reserva Natural Especial de Los Marteles están La Calderilla, La Cruz de Tejeda y parcialmente Las Gañanías, y, por último, en el Parque Rural de El Nublo se halla la zona de Los Pechos. Generalmente se sitúan frente a la iglesia del pueblo o núcleo urbano. Estos espacios abiertos permiten la reunión de los vecinos y normalmente cuentan con una fuente o pilar para el abastecimiento del agua para uso doméstico. En el lado opuesto a la iglesia se suele encontrar el Ayuntamiento, y en los laterales las viviendas de las autoridades y las familias de mayor nivel económico. En algunos lugares una simple explanada sin edificar cumplía las mismas funciones. Los informantes de la Vega de San Mateo hablan así de la plaza: “son lugares de reunión de los vecinos, especialmente en verano, donde se juntan los vecinos en tertulia a refrescarse, desde que caía el sol, aquí había un sitio que le llamaban «los pollitos», al lado de la iglesia, que cuando las fiestas se sentaban las madres, mientras las hijas paseaban arriba y abajo en la calle y las madres se sentaban en el muro. Allí se aglomeraba la gente. En el campo, se juntaban las gentes en el camino, o en las puertas de las casas …Antes, los domingos se paseaba por la calle principal, los domingos después de la misa, y por la tarde, la juventud se veía ahí…hoy también se realizan en las plazas las verbenas, ...de amanecida, casi siempre en todos los pueblos les hacen un baile la víspera de la fiesta... que empieza a las 12 de la noche hasta la amanecida, organizada por el ayuntamiento en las plazas públicas…”. Espacio público abierto Las calles y plazas son espacios abiertos de uso público, núcleos activos de las poblaciones que tienen gran protagonismo en la vida comunitaria de los habitantes de un lugar. En ellas se desarrollan todo tipo de actos públicos, como las fiestas, ferias, mercados, actos políticos, religiosos y militares y también sirven de marco para la vida comunitaria cotidiana. Por las calles y plazas se pasea, se realizan tertulias, se desarrollan los juegos infantiles, las reuniones de jóvenes, y son también el lugar donde los mayores se reúnen para “echar la partida” de baraja o dominó. Muy importante para el municipio eran las ferias, que se celebraban los domingos ocupando la plaza y varias calles del pueblo. Llegaban hasta el municipio marchantes de ganado de toda la isla. Una vez realizada la compra, el ganado era trasladado casi siempre al matadero de Vegueta, en Las Palmas de Gran Cana- 185
  • 149. A R Q U I T E C T U R A T R A D I C I O N A L Y E N TO R N O C O N S T R U I D O En San Bartolomé hay una fiesta que le dicen… de los indianos, no sé por qué tradición, si vinieron unos señores de Cuba y ofrecieron una fiesta ahí, que la hacen el día del Corazón de María… Cada barrio tiene su fiesta, y en algunos de ellos, como no tienen locales, éstas se celebran en la escuela. Por su carácter de municipio rural cercano a los paisajes protegidos de La Cumbre, los espacios de ocio en el municipio son el propio campo. Tradicionalmente, en verano, se aprovechaban las charcas de agua de los barrancos e incluso los estanques para el baño. Ésta era una actividad que practicaban los jóvenes del municipio. ria, por caminos y atajos. Así lo cuentan los informantes del municipio: “…a lo mejor 5 ó 6 reses y las amarraba una de otra y las crías a los rabos y tiraban por los caminos, por los atajos, al matadero de Vegueta, en Las Palmas, a veces también participaban mujeres en el traslado de las bestias. También se vendían cabras, todavía se celebra hoy la feria de ganado, el día de S. Mateo, aunque hoy es más bien una exposición de ganado. Antes se llevaban los productos agrícolas a vender a Las Palmas, hoy existe el mercadillo de los fines de semana, donde la gente de Las Palmas viene a comprar productos «del campo» directamente al agricultor de mejor calidad y precios más baratos. También se encuentran productos artesanos…”. “…Antes en verano los jóvenes se bañaban, sin permiso de nadie, en las charcas de los barrancos, siendo especialmente conocido el Barranco de La Mina…”. Las calles y plazas del casco urbano son también el marco para la celebración de las fiestas del municipio. En La Vega de S. Mateo la fiesta principal se celebra el 21 de septiembre, coincidiendo con el día de S. Mateo, patrón del municipio, y es, en principio, de carácter religioso. Hoy en esta fiesta se celebra también la feria de ganado, en conmemoración de las antiguas ferias, con un marcado acento de espectáculo y exhibición de la vida tradicional en el mundo rural. En esta feria se exhiben animales de toda la isla. Otras celebraciones importantes del municipio son la de la festividad de Santa Ana y la de la Virgen de Fátima. Esta última se celebra con una procesión que dura toda la semana recorriendo un barrio distinto cada día. La procesión se detiene delante de las casas donde hay un enfermo. Los vecinos relatan cómo antiguamente la procesión se paraba toda la noche delante de la casa de cada enfermo, así hasta siete días, hoy en día… el cura se para un ratito y le lee unas cositas… En la actualidad, los espacios de ocio se encuentran en zonas de recreo controladas y acotadas, pues la mayoría de ellas están en paisajes naturales protegidos de La Cumbre, tal es el caso de Las Mesas de Ana López, en el Cortijo de Arriba, perteneciente al Cabildo de Gran Canaria. Existe también un área recreativa en Los Llanos del Garañón. A su vez, la presa de Las Niñas y la presa de Chira son áreas donde se puede ir de acampada, aunque es necesario obtener un permiso del área de Medio Ambiente del Cabildo de Gran Canaria. En las zonas recreativas se dispone de una serie de servicios, barbacoas, mesas y bancos, toma de agua, etc. Lavaderos públicos En los cuatro municipios estudiados pertenecientes a la zona de las medianías de Gran Canaria, Moya, Agüimes, Santa Lucía de Tirajana y La Vega de San Mateo, los lavaderos públicos eran el lugar donde las mujeres intercambiaban las noticias del vecindario. Si se 186
  • 150. GRAN CANARIA (ISLAS CANARIAS) Mujeres lavando en lavaderos de Valleseco. peleaban, se discutían ...todos los chismes, mira, y como en todos sitios que se reunían las mujeres todos los chismes se contaban en el lavadero. Y los hombres en las barberías... En el municipio de Moya el más concurrido era el lavadero de los Tilos; también se reunían en el barranco del Palmital, del que una de las vecinas entrevistadas dice con cierta nostalgia ...que aquello era una maravilla después ver la ropa ahí tendida en aquellos barrancos, que era precioso. Como la afluencia de mujeres era muy grande, especialmente los lunes, muchas se levantaban de madrugada para coger sitio, o bien dejaban la noche anterior algunas prendas de ropa para que nadie ocupara ese lugar. Los sitios preferidos eran los que estaban en la parte superior del barranco, pues recibían el agua limpia. ba y esa agua ya llevaba jabón y las que estaban debajo recogían el jabón de todas las que estaban primero. A mí me han dicho que se peleaban por coger el primer sitio, puesto que el último tenía más opciones a coger tuberculosis, debido a que los anteriores habían lavado sus ropas. Entonces era bueno coger el lavadero, el primero, para que luego ya con la hierba al llegar a los últimos ya en el otro sitio volvía a ser nuevo. Eso oí decir yo…”. Existía la prohibición de ponerse a lavar antes de las ocho de la mañana, que además era la hora en que se permitía recoger el agua de las acequias para el consumo doméstico. Estas normas eran establecidas por las Heredades de Aguas, que, como veremos más adelante, son unas instituciones que tienen su origen en el repartimiento de tierras y aguas que se llevan a cabo en la isla tras la conquista. Estas instituciones, propietarias del agua, eran las que realizaban las obras hidráulicas necesarias para su almacenamiento y distribución. “Sí, los lunes por la mañana, venían de Carretería, pero de madrugada, a coger la vez, para coger los de arriba… Y los del pueblo dejaban un trapito, una cosita puesta del día antes… porque esa después lava- 187
  • 151. A R Q U I T E C T U R A T R A D I C I O N A L Y E N TO R N O C O N S T R U I D O El modo de vida en el municipio de La Vega de San Mateo Espacios cerrados Molinos La Vega de San Mateo ha sido un municipio agrícola y ganadero, cumpliendo una importante función en el abastecimiento del mercado interno de la isla. De la información oral obtenida para el presente trabajo extraemos algunos comentarios de habitantes de La Vega de San Mateo… (se cultivaban) toda clase de verduras y semillas… papa y millo (maíz), que se vendía fuera también... Hoy el conjunto de la actividad agrícola y ganadera ha descendido… en aquella época había agua para regar, se cosechaban las papas, col, lechuga, de toda clase de verdura, fruta y todo eso iba al mercado. Ahora también se sigue cosechando, pero mucho menos… porque la gente vivía en esa época de la ganadería, de la verdura, de la agricultura en general. Pues hoy la gente se ha ido a la ciudad, se fue al sur (la principal zona turística de Gran Canaria) y entonces falla mucha gente, ahora tenemos gente de fuera… En cada municipio existían varios molinos, frecuentemente se les llamaba con el nombre del molinero o del lugar donde se encontraba. Los molineros cobraban la maquila, la porción de grano, harina o aceite que se cobra por la molienda… Me acuerdo cuando el molinero, o los molineros, cobraban la maquila en cuartica… Que en vez de llevarle dinero, le daban del mismo millo que llevaban: el gofio. En muchas ocasiones, eran los niños de la familia los encargados de llevar el grano al molino. Entre los espacios públicos cerrados de las comunidades tradicionales de Gran Canaria que se caracterizan por la importancia que adquieren en la vida cotidiana de los vecinos, se encuentran el Juzgado y el Ayuntamiento, cuentan los vecinos entrevistados en el municipio de Moya lo siguiente: “…eran los centros donde se arreglaban todos los papeles. Se daban anécdotas, como que mucha gente porque en los barrios venía y le decía el vecino, veía al hombre “empaquetado” (bien vestido) y le decía ¿vas al pueblo? Pues mira apúntame a un chiquillo que me nació anoche y el hombre llegaba al pueblo y no se acordaba de los apellidos y le apuntaba los apellidos que le parecían…”. Hay que hacer mención, como lugar público donde se desarrolla la vida cotidiana del municipio, a las “tiendas de aceite y vinagre”, tiendas de comestibles donde se despachaban (servían) copas. Los hombres se juntaban por la tarde en las tiendas que les decíamos de aceite y vinagre, se sentaban sobre el saco de los Plano de San Mateo. Localidades. 188
  • 152. GRAN CANARIA (ISLAS CANARIAS) gentes ricas del pueblo, y de uso mucho más popular eran unos locales llamados habitualmente “La Sociedad”, donde se celebraban bailes, en San Mateo La Sociedad estaba en la calle del Agua. “…bailábamos una isa, un pasodoble, un tango, una folía, una malagueña. Los bailes eran por turnos, primero bailaban unos y luego otros… los que tenían novia sí se podían sentar dentro, si no, desde que se terminaba el baile con la pareja, había que salir para que entrara otro. Y mira cómo era el baile y la forma de vida en esa época que a lo mejor había 20 ó 30 mujeres y si entraba un señor e invitaba a bailar a una chica y no bailaba con él, pues ese número ella no podía bailar porque si en ese número bailaba, ya estaba el pleito formado… …Hoy existe el club de pensionistas, que cuando el tiempo está bueno vienen a jugar a la baraja, al dominó, o al subastado…”. Interior de molino. Barrios y lugares. Dinámica del crecimiento del casco urbano El crecimiento del municipio se ha realizado en dos vertientes, por un lado los barrios agrícolas tradicionales han experimentado un crecimiento, tal es el ejemplo de Bodeguilla, Lechucilla, Utiaca, Pino Santo, Lagunetas, Cueva Grande, Ariñes, Camaretas, La Higuera, el Chorrillo y La Veguetilla. Pueblo. manises (cacahuetes) o del saco de pienso y se tomaban su copita de ron y jugaban a la baraja, pero no existían bares, eso no. Las tiendas de aceite y vinagre son tiendas que tienen una barra o mostrador separada por una puerta. En un lado es una tienda de comestibles y el otro es un bar donde se sirve una copa y una tapa de manises (maíz tostado). Los lugares de recreo comunitarios cerrados eran los cines, los casinos, aunque estos últimos eran muchas veces de uso exclusivo de los socios… las “Por ejemplo la Higuera, que es un barrio tradicional, que no había sino dos casas y ahora haya un pueblo...”. En cuanto al casco urbano, el crecimiento se localiza en torno a la calle principal, la Avenida de Tinamar, que en realidad es la continuación de la carretera que viene de Las Palmas y atraviesa el casco urbano del municipio. No se observa la aparición de nuevos barrios o 189
  • 153. A R Q U I T E C T U R A T R A D I C I O N A L Y E N TO R N O C O N S T R U I D O Tipología de la vivienda tradicional La tipología de la vivienda tradicional en Gran Canaria se puede clasificar atendiendo a diversos planos: espaciales, temporales, socioeconómicos. En cuanto a variantes espaciales, estarían la vivienda rural y la vivienda urbana. A esta taxonomía se añade la variante socioeconómica, que incluye las categorías de señorial, burguesa y popular. Por último están las variantes formales, que son la casa-cueva; la casa terrera (vivienda de una sola planta), con los subtipos de cubierta plana con azotea, cubierta a dos aguas o cubierta a cuatro aguas; y la vivienda de dos plantas, casa de alto y bajo o sobrada, que puede ser con cubierta plana, cubierta a dos aguas y cubierta a cuatro aguas. Las viviendas urbanas, de cualquier tipo, son las que han sufrido mayores modificaciones debido a los frecuentes contactos con influencias externas (avances técnicos y estilos). En ellas se producen los cambios más rápidamente que en el mundo rural, pues éste conserva modos, estilos y elementos que perviven por largos periodos, presentando una menor influencia externa y, en consecuencia, la evolución del modelo se produce de forma más lenta y tardía. Asimismo, las modificaciones introducidas por el cambio social que tiene lugar en Canarias hacia 1950 son menos evidentes que en las viviendas urbanas. Así pues, la diversidad de las viviendas, su tipología, características de distribución interna y externa fueron elementos definitorios de cada área y núcleo de población, en función de la localización en altitud del lugar, su situación climática o las necesidades y el poder adquisitivo de su propietario. Casa urbana señorial. lugares. Al explicarnos cómo ha crecido el casco urbano, nuestros informantes dicen: “…a partir del Retiro para arriba todo era zona agrícola… esto mismo que está construido hoy era zona agrícola, donde está la avenida de Tinamar hasta hace pocos años, allí había una herrería, y el molino y después el cultivo de la tierra. El pueblo no era sino el casquito de abajo. Toda la avenida de Tinamar es todo nuevo…”. La casa por fuera En Gran Canaria existen varios tipos de viviendas que responden a diferentes estilos de vida. Las variantes afectan tanto a la arquitectura (continente) como al interiorismo y el equipamiento (contenido). Las diferencias entre ellas obedecen a causas socioeconómicas y medioambientales. De las primeras surge la disparidad entre lo señorial y lo popular, de las segundas, la diferencia entre lo rural y lo urbano. Por lo general se acepta que la vivienda doméstica en Canarias adopta las formas constructivas de los grupos poblacionales llegados tras la Conquista, andaluces y portugueses principalmente, a las que se introducen cambios en función de la climatología, los materiales y las posibilidades constructivas. Vivienda señorial urbana Este tipo de vivienda corresponde a familias acomodadas pertenecientes a la nobleza –o unidas por lazos de sangre a los descendientes de los conquistadores–, y también a terrate- 190
  • 154. GRAN CANARIA (ISLAS CANARIAS) Vivienda señorial rural. Vivienda señorial urbana. nientes y a familias de la alta burguesía. En Las Palmas de Gran Canaria se localizan principalmente en el barrio de Vegueta o en ciudades como Arucas, Telde, Santa Mª de Guía y Gáldar. Lo más destacable arquitectónicamente es la utilización de materiales procedentes de la cantería de Arucas y los trabajos en madera para balcones, escaleras, corredores, artesonados, y ventanas. Suelen tener dos plantas y disponen de un patio central alrededor del cual se organizan las distintas estancias, además de otro patio más pequeño, el patio trasero, destinado a los servicios (cocina, lavadero, etc.). teriormente porque fueron edificadas utilizando materiales de calidad. Estas viviendas suelen ser de amplias dimensiones; en ellas, además de las estancias propias de la vivienda señorial urbana encontramos otras relacionadas con las labores del campo (graneros, alpendres, caballerizas, almacenes, etc.), y también jardines y varios patios. Estas familias solían tener una segunda vivienda en los centros urbanos, a la que dotaban con aquellas novedades relativas al equipamiento doméstico. Las grandes viviendas rurales tradicionales de familias acomodadas se ubican mayormente en fincas dedicadas tradicionalmente a la agricultura. La casa señorial de campo es una mezcla de casa urbana “por sus elementos cultos y rústica por una mayor aceptación de la influencias populares” y se compone de dos o más habitaciones en el piso inferior, que pueden servir de lonja o bodega, si la vivienda no tiene entresuelo, y con una escalera que desde el patio da al corredor. En torno a este patio (o traspatios) se encuentran la cocina y el horno; las salas superiores, solladas en madera, sirven tanto de habitación como de granero; y, dependiendo de las características del lugar, suelen estar rematadas por una azotea. Este tipo de viviendas varía dependiendo de que estén localizadas en el campo o en un núcleo urbano importante del municipio, acercándose estas últimas al tipo señorial urbano. La vivienda señorial rural Las viviendas señoriales rurales, llamadas casas principales, se encuentran en grandes fincas de explotaciones agrícolas situadas principalmente en las medianías de la isla. Se ubican sobre todo en Guía, Gáldar, Agaete, Moya y Artenara. Sus dueños fueron prestamistas locales, rematadores de diezmos, tierras, o rentas eclesiásticas, y mercaderes o medianos propietarios; el resto fueron terratenientes comarcales o militares privilegiados. Suelen localizarse en el entorno de la iglesia y la plaza principal, símbolos del poder en los municipios. La mayor parte de ellas se mantiene en manos de los descendientes del dueño original y si han cambiado de propietario ha sido pocas veces. Generalmente no han sufrido grandes modificaciones exterior ni in- 191
  • 155. A R Q U I T E C T U R A T R A D I C I O N A L Y E N TO R N O C O N S T R U I D O En el ámbito rural, las casas terreras solían estar fabricadas en solares que iban de los 30 a los 80 m2 y tenían de media una o dos habitaciones. Las de los medianos propietarios eran de mayores dimensiones y su distribución interna también resultaba diferente: un cuarto o recámara a la entrada o dos cuartos divididos por un pasillo o zaguán; sala y patio o traspatio donde a veces se situaba un pozo y los corrales. La casa cueva Su presencia es más significativa en los cuatro núcleos de población, Aguïmes, Artenara, Gáldar y Telde. Las antiguas viviendas y cuevas de los aborígenes fueron reutilizadas por los estratos más pobres de los colonos, como los jornaleros. Las cuevas presentan unas buenas condiciones de habitabilidad en situaciones de temperaturas extremas. Atendiendo a las variantes formales, haremos una pequeña descripción de las viviendas de una planta y las de dos plantas. Casa cueva. La vivienda popular rural En el mundo rural, la vivienda utilizada por las clases populares era de dos tipos: la cueva y la pequeña casa terrera con cubierta plana (o de dos aguas en zonas húmedas). La casa terrera, aunque no es exclusiva de ningún sector social específico, era el único tipo de casa (excluidas las cuevas) que poseían las personas de pocos recursos o los pequeños propietarios. Habitualmente se ha definido a la vivienda popular como llena de ingenio y simplicidad, y fabricada con las materias primas del entorno más inmediato. La casa terrera La casa terrera, ya sea con azotea o con cubierta a dos aguas, es la más frecuente en la totalidad de los núcleos de población y fue la vivienda base del asentamiento en la isla, en todas las capas de la pirámide social. Lógicamente, dependiendo del nivel económico-social de su propietario, varía en sus dimensiones, distribución interna, tipos de materiales empleados (tapias, mampostería, piedra...). Una elevada cifra de viviendas terreras se ubicaban en zonas de cultivos, al ser residencias temporales de los agricultores. La vivienda de dos plantas, denominada casa de alto y bajo y la casa de alto-bajo y sobrado o casa sobradada Este tipo de casa es la que, en cierto modo, marca la diferencia entre los bienes inmuebles de carácter urbano del grupo de poder y el resto de la población. Destaca no sólo por sus Casa terrera. 192
  • 156. GRAN CANARIA (ISLAS CANARIAS) Vivienda de dos plantas. Piedra de cantería. dimensiones, sino también por el lugar que ocupa dentro del casco urbano. Supone un símbolo de poder, ostentación y pertenencia a un grupo social definido y se localiza principalmente en Las Palmas de Gran Canaria, y en menor medida en Agüimes, Guía y Telde. La piedra de cantería es uno de los materiales que caracteriza a la arquitectura tradicional en la isla, si bien es casi exclusiva de las viviendas de mayor nivel económico, de edificios religiosos o civiles, debido a su alto coste por la dificultad de extracción y su posterior labrado y transporte. En arquitectura se utiliza tanto para la construcción de elementos sustentantes como decorativos y también como materia prima para la realización de otros materiales constructivos. En las viviendas se utiliza especialmente en la fachada principal o en las esquinas. En el interior de la vivienda sólo en la escalera noble, como base de los soportes, y en algún pavimento. Como ocurre con otros elementos de la cultura material, las obras de cantería adquieren un valor simbólico al convertirse en símbolo de ostentación de riqueza y prestigio social Se obtiene por extracción de coladas volcánicas que comprenden a varios tipos de piedras de origen basáltico. Tiene unas características especiales debido a la naturaleza vol- Materiales de construcción Los principales materiales de construcción de la vivienda tradicional de la casa canaria son la piedra, la madera y el barro. La cal se utiliza para revestimiento de los muros. Los morteros se realizan mezclando cal con tierra o bien con zahorra, que es una arena de origen volcánico y grano grueso. La base de las fábricas es la mampostería, eliminando progresivamente, tras los primeros años de la colonización, la realización de tapias (tierra apisonada), que se deteriora con gran rapidez. Haremos mención aquí a las dos principales materias primas utilizadas en la arquitectura tradicional de la isla, la piedra y la madera. 193
  • 157. A R Q U I T E C T U R A T R A D I C I O N A L Y E N TO R N O C O N S T R U I D O cánica del archipiélago. La abundancia de materiales volcánicos del tipo efusivo hizo que la piedra se convirtiera junto a la madera en una materia prima fundamental en los trabajos de construcción. Ejemplos claros de la primacía de la piedra de cantería en Gran Canaria son las obras realizadas para la infraestructura hidráulica y agrícola, su presencia en la vida doméstica, en la arquitectura tanto civil como religiosa y en obras públicas. Una de las piedras de cantería más valorada en la isla es la conocida como piedra azul de Arucas, que es una roca volcánica brechoide de composición traquítico-fonolítica exclusiva de las canteras de este municipio y que ofrece una alta calidad y belleza debido a su color grisazulado con microcristales incrustados que le dan brillo y la hacen idónea para multitud de fines, tanto constructivos como decorativos. También se utilizaron piedras de otras canteras, como por ejemplo la piedra roja que se encuentra en la cantera del Pinar de Tamadaba y en la cantera de Ayagaures; la piedra verde de Tirma; la piedra ocre de Teror o la piedra blanca del Pico de Gáldar. La madera constituyó una importante materia prima en la construcción de edificios, barcos, aperos de labranza, combustible para los ingenios, para la destilación de la pez para calafatear barcos, para el mobiliario y para el consumo doméstico. En el Archipiélago Canario existían abundantes bosques en el momento de la Conquista. Las primeras especies de madera que se utilizaron fueron aquellas que tenían una mediana dureza y resultaban menos sensibles a los cambios de temperatura y humedad. Entre las más empleadas destacan el pino canario (Pinus canariensis) y el cedro (Juníperus oxycedrus), muy apreciado por su olor. Entre las especies que presenta el bosque de laurisilva están el barbusano (Phoebe barbusana) y el paloblanco (Picconia excelsa) aunque también se utilizó el viñátigo (Persea índica), el Madera en la construcción. aceviño (Ilex canariensis), el til (Ocotea foetens) y el mocán (Visnea mocanera); además de utilizarse el borne (o bornio), el castaño, el pinabete y el moral. Con la llegada de los colonos, tras la Conquista, comienzan a explotarse los bosques del archipiélago de forma masiva, por lo que las maderas locales de Canarias estuvieron muy controladas desde un primer momento. En 1501, el Consejo de Gran Canaria obtuvo licencia para imponer un arancel a la madera importada, aunque pronto la isla se hizo deficitaria. Desde los primeros años del siglo XVI se prohíbe que se corte leña y madera sin licencia del Cabildo. Se intentaba salvaguardar los bosques de pinos y laurisilva mediante la importación de maderas procedentes de otras islas o de la península. La zona forestal más explotada de la isla en esa época fue el Monte de Doramas. A pesar de las prohibiciones, los bosques y pinares canarios siguieron proporcionando madera para la construcción. Se llamó aserradores (o fragueros) a quienes se encargaban de talar los árboles, recibiendo de los maestros carpinteros los encargos, junto con las vitolas para cortar las tablas a medida. Aunque no había control oficial sobre las medidas de las tablas, existía una cierta uniformidad entre ellas. El largo (o cumplido) se solía medir en pies; el ancho (o grueso) en palmos (o jemes), dedos y pulgadas; y el alto en palmos. La madera se aserraba en los propios pinares o en 194
  • 158. GRAN CANARIA (ISLAS CANARIAS) zonas cercanas, y era transportada por los carreteros (o almocrebes) en carretas tiradas por bueyes o a lomos de caballos o camellos. Los traslados desde los bosques del Oeste de la isla se hacían por barco. Las maderas llegan a las islas desde América y Europa. En el siglo XVIII había en Canarias bastante madera de Indias, ya sea en tablas o en muebles diversos. En ese mismo siglo aumentan las importaciones desde Europa, y a mediados del siglo XVIII se importa desde el continente europeo y de la Península Ibérica madera de pinsapo (árbol del género del abeto caracterizado por su color blanco crema, es una madera muy blanda y difícil de dañar por los insectos). La madera constituye un elemento de importancia para el valor de la vivienda. La madera, debido a las restricciones de tala impuestas por el Cabildo, sólo se utilizaba en las partes imprescindibles de la vivienda, como en el levantamiento de la estructura, los sollados, techos, escaleras, puertas, ventanas y, en casos excepcionales, en balcones y corredores. Encuentro de tirante y par con durmiente en cubierta. La más básica entre este tipo de construcción es la conocida como la casa de arrimo, en la que se aprovecha la inclinación del terreno para ahorrar el muro trasero. Se realizan practicando una excavación hasta dejar un corte vertical, donde también se ahorra en los muros laterales, que quedan empotrados total o parcialmente en el terreno. En un segundo nivel encontramos la vivienda exenta con cubierta a dos aguas. Suele ser de planta rectangular. Este tipo de cubierta limita el tamaño de la vivienda, que queda condicionada a la longitud de la viga cumbrera o hilera y concentra los empujes provocados por su peso en los muros más largos de la construcción, los más vulnerables por su longitud y por resultar habitualmente debilitados con la apertura de los huecos, empujes que, a veces, se contrarrestan con un tirante. En un tercer nivel encontramos la construcción de las cubiertas a cuatro aguas, que supone la solución a la limitación y subordinación del espacio al largo de la viga cumbrera. La resistencia de la madera utilizada, la tea del pino canario, facilitó este tipo de cubierta, una de Estructura Muros Los muros se construyen con piedras sueltas, llamadas mampuestos o cabezotes, labrados en una sola cara, la vista, para alisarlos. El muro se construye en dos planos (hojas), ambas caras se entraban entre sí con piedras más pequeñas. En los arranques de los muros y en las esquinas se utilizan sillares labrados. Los muros de las construcciones más modestas son de piedra seca, no se refuerzan con mortero ni se revisten. En las de mayor nivel, se practica un engarrafado, que es un revestimiento con mortero de barro o arena y cal. Cubiertas Atendiendo al tipo de cubierta, ya sea en la vivienda de una o de varias plantas, podemos hacer la siguiente clasificación: 195
  • 159. A R Q U I T E C T U R A T R A D I C I O N A L Y E N TO R N O C O N S T R U I D O Plantas La vivienda terrera de planta rectangular, en principio de un solo espacio interior, más tarde dividido en tres espacios al conseguir una planta mayor con la incorporación de las cubiertas a dos y cuatro aguas, y la cocina exenta a la edificación principal, evoluciona más tarde a la casa terrera con planta en L. Esta vivienda evoluciona más tarde a la planta en U al añadirse otro cuerpo normal al cuerpo principal de la casa. En un primer momento, este segundo cuerpo es de cubierta a un agua, y se destina a establo, granero o dormitorio de los varones de la casa. En las viviendas de planta en U, el patio frontero suele cerrarse con un muro en el que se marca la entrada con una portada. Vanos Los tipos de puertas y ventanas responden, en principio, a la carencia de cristales y a la necesidad de procurar el cerramiento con un aprovechamiento óptimo de la madera. Las variantes se dividen en aquellas en las que aprovechan las tablas adosadas verticalmente y en las que combinan los tablones para formar las hojas con montantes. Antes de la utilización de bisagras, el giro de las hojas se conseguía sobre un eje formado por un pivote en el ángulo inferior, la quicialera, y otro en el superior, llamado bullón. Detalle de cubierta atirantada y teja plana. las más complejas de las habituales en la arquitectura popular de Gran Canaria. La cubierta a cuatro aguas permite cubrir un espacio mayor con idéntica longitud de la viga cumbrera. Pavimentos El pavimento de las viviendas más pobres es de tierra apisonada, a veces mezclada con excremento de vaca (la bosta). En viviendas de mayor categoría, se encuentran losas de piedra labrada en la cara vista. Por último, en las de mayor nivel se coloca un entablado de madera de tea, el suallado, palabra de origen portugués. En las viviendas de dos plantas, siempre de mayor nivel económico, siempre se encuentra este pavimento en el piso superior. Las tablas se colocan en sentido transversal a los trabes o viguetas de madera que suelen descansar en paredes maestras y se sellan, por la parte inferior, con listones sobrepuestos a modo de tapajuntas. A veces este piso se prolonga al exterior para formar un balcón. Ventanas El vano suele ser capialzado, los laterales o gualderos y el superior o sobre se recubren con tablas, y el sistema de giro es el de bullón y quicialera. Los marcos son de madera o de piedra. En este caso, suele ser adintelado y sin antepecho. En Gran Canaria existen marcos de piedra, formados por franjas de cantería en los cuatro lados con resaltes en los extremos superiores, apéndices en las jambas, y decorados, a menudo, con molduras sobresalientes. Los marcos de piedra sólo se encuentran en 196
  • 160. GRAN CANARIA (ISLAS CANARIAS) sólo se reduce a la mejora de la ventilación o el suministro de sombra, al proteger el muro de la lluvia y exceso de radiación, sino que cumple también una función simbólica de ostentación y estatus social del propietario. Se sitúa en la fachada, sobre la puerta de entrada. Se suelen decorar con molduras de diferentes tipos. Existen varios tipos de balcones cubiertos, dependiendo del tipo de balaustre utilizado en el antepecho, que pueden ser torneados o planos; los cubiertos de celosía; los que tienen el antepecho cerrado; los de listones cruzados o los cubiertos con cristales o celosías. Orientación de la vivienda La vivienda rural se suele orientar hacia el SE o SO, teniendo en cuenta que el archipiélago se encuentra bajo la influencia del alisio, que tiene una dirección NE-SO. La fachada principal queda, pues, al abrigo del viento. En general, las viviendas se orientan al sur. Los informantes entrevistados así lo han confirmado: Ventanas. viviendas de mayor nivel económico. Los tipos identificados por el profesor Martín Rodríguez son la ventana de cojinetes, derivada de la de celosía, de origen árabe; la ventana de guillotina, con dos hojas, fija la superior y móvil la inferior, con trayectoria vertical. Su origen según el mismo autor es español o portugués. Menos frecuentes son las ventanas de corredera, cuyas hojas se deslizan en sentido horizontal, y las esquineras, realizadas en madera y exclusivas de viviendas ricas. “…las casas se orientan para el naciente, para que cuando saliera el sol calentara las habitaciones de las viviendas, porque para el norte el frío y el agua castigaba más…”. Ampliación de la vivienda En el mundo rural, las viviendas de los campesinos más acomodados crecen en altura con una planta superpuesta en terrenos inclinados, es la casa de dos plantas o casa alta o sobradada. En cambio, las situadas en terreno llano crecen en el plano horizontal, con el añadido de módulos, bien en la misma línea que la construcción primaria, bien perpendicular a ella. Con esta construcción modular se abren todas las combinaciones posibles para agrandar el espacio, separar funciones domésticas, conseguir mayor intimidad y confort. En esta dinámica de crecimiento modular la bondad Balcones El balcón es un elemento característico de la arquitectura tradicional canaria, aparece en las viviendas de la isla desde los primeros tiempos de la colonización. Está presente tanto en la vivienda rural como en la urbana, y en la vivienda popular o en la noble. El balcón canario tiene influencias de los dos tipos de balcones que existen en España, el balcón romano y el árabe. Tras su aparición, se desarrollan numerosas variantes. Su función no 197
  • 161. A R Q U I T E C T U R A T R A D I C I O N A L Y E N TO R N O C O N S T R U I D O Puertas y portalones. Interior de casa terrera. del clima permite una gran combinación de volúmenes, pues muchas veces las comunicaciones de los diferentes módulos se realizan por el exterior. Estos módulos cuentan con cubiertas independientes. La adaptación al terreno, la búsqueda de la mejor orientación de la vivienda al abrigo de las inclemencias climáticas, la adecuación a las exigencias de la familia según va creciendo, las posibilidades económicas de ésta, son los factores que determinan el crecimiento de la vivienda en un lento proceso que a menudo implica a varias generaciones. Interior de la casa terrera En los años inmediatamente posteriores a la conquista, ya a principios del siglo XVI, las viviendas que construyen los primeros colonos poco se diferencian de las cuevas y cabañas habitadas por los aborígenes. Se le podría clasificar como vivienda-refugio con una funcionalidad básica de refugio y abrigo, con un solo espacio interior y una sola apertura al exterior. Poco a poco, y tras una lenta evolución que va de las viviendas con cubierta a un agua a la de cuatro aguas, el espacio interior se va ampliando, hasta configurar casi siempre tres espacios divididos por tabiques, y en algunos casos por simples telas. En el frente de esta casa muchas veces se contaba con un espacio aplanado llamado el terrero, que con el tiempo se va pavimentando con lajas, a menudo rematado con un poyo. Este patio frontero y al aire libre tenía múltiples funciones, y era a menudo la zona de mayor utilidad de la vivienda. La casa por dentro La evolución de la vivienda tradicional canaria, desde principios del siglo XVI hasta el siglo XVIII, es muy lenta, perpetuándose modelos hasta ir incorporando modelos y tipos europeos. En este momento, la Ilustración trae consigo, sobre todo en el ámbito urbano y en viviendas de élites sociales y económicas, modelos europeos derivados del nuevo espíritu. 198
  • 162. GRAN CANARIA (ISLAS CANARIAS) dos estancias, una de ellas se utiliza como dormitorio de los padres y la otra como dormitorio de las hijas y sala. Los hijos varones duermen en la planta baja. Según Glas, 1982: 115, “Las casas de los campesinos y de la gente de clase baja son de un piso, y están construidas con piedras y cal [...]. Esas casas son generalmente limpias, cómodas y aseadas [...]. Las paredes de las casas aquí son de piedra [...]. Las casas de gente de cierto rango son de dos pisos, cuadradas con un patio abierto en el centro. En un apartamento especial, en cada casa, existe un lugar que se eleva como un escalón sobre el suelo, cubierto con esteras o alfombras; allí suelen sentarse las mujeres juntas sobre cojines, para realizar sus labores y recibir las visitas de personas de su sexo”. Interior de una casa terrera. Se realizaban tanto las labores de limpieza de los enseres del hogar como el aseo personal, preparación de alimentos, etc. En esta casa lineal de tres espacios, llamada la casa terrera2, se cocinaba fuera de la vivienda. La cocina se construía separada del cuerpo principal de la casa, en el lado opuesto al viento dominante. La construcción se realizaba con muros de piedra seca y teja vana, y se cocinaba sobre un poyo compuesto por tres piedras que se apoyan sobre él. La ventilación se realiza por la abertura entre las tejas y a menudo se quitan algunas de ellas para aumentar la ventilación. No se utiliza la chimenea. La construcción exenta de la cocina se debe en parte a la bonanza del clima pero también para evitar los incendios. El cuarto de baño no existe y la higiene personal se realiza en cualquier abrigo del descampado. Más tarde se construye un cobertizo de forma muy precaria, con muros de piedra seca y cubierta a un agua con tejas vanas, al igual que la cocina. Interior de la vivienda rural señorial de dos plantas Las casas de dos plantas del ámbito rural pertenecen habitualmente a campesinos acomodados y grandes propietarios de tierras (aunque estos últimos suelen tener su vivienda principal en los núcleos urbanos históricos, Las Palmas, Gádar, Arucas, Santa Mª de Guía o Telde). La casa rural de este tipo, llamada también hacienda, alcanza una complejidad en el interior con la división de espacios que separan funciones, apertura de puertas y aprovechamiento de espacios abiertos con patios, galerías exteriores y balcones. En estas viviendas el acceso al interior se sitúa en la planta inferior, y en las de mayor tamaño con entrada para carruajes, además de las estancias dedicadas al almacenamiento, existe un despacho para el propietario y otras estancias para el recreo. La planta alta cuenta con más de un dormitorio, sala, cuarto de trabajo para las labores del hogar y a veces la cocina. Aparece por primera vez un cuarto dedicado al aseo y los primeros retretes. El lavado Interior de la vivienda popular de dos plantas En estas viviendas, la planta baja se dedica al almacenamiento y la planta alta a la vivienda propiamente dicha. La comunicación entre ambas plantas se resuelve con una escalera exterior, de madera, de piedra o mixta, y con uno o dos tramos. La planta alta está dividida en 199
  • 163. A R Q U I T E C T U R A T R A D I C I O N A L Y E N TO R N O C O N S T R U I D O La cocina Tras un largo periodo de lenta evolución, donde el bienestar y el confort empiezan a considerarse más allá de la utilidad, a la vez que se desarrolla el concepto de hogar, y confort, este último de origen burgués, en el siglo XVIII, se pasa de la cocina exenta a la casa construida de forma precaria, al espacio común de la vivienda, es decir, en el interior de ella esta evolución es muy lenta. La cocina se construye dentro de la casa. El espacio para cocinar aumenta de tamaño y se incorporan elementos utilitarios tales como el poyo con fogones para cocinar con leña y carbón, y en algunas ocasiones hornos adosados a los muros y huecos empotrados para lavar la vajilla. En casas acomodadas se pavimenta con losas de basalto labradas en su cara vista, e incluso se incorpora una amplia campana sobre los fogones con chimeneas que sobresalen por la cubierta. En estos momentos la cocina se convierte en una estancia importante de la casa, a menudo el lugar de reunión de la familia. La cocina suele estar en el exterior, lo que se debe tanto a la bondad del clima como a la finalidad de evitar humos y posibles incendios. El poyo se construye con piedras y barro. de enseres continúa realizándose en patios exteriores. En construcciones anejas se aloja el personal de servicio, el cuarto de aperos, el granero y los almacenes. Interior de las viviendas acomodadas rurales La distribución interna de las viviendas detentadas por medianos rentistas es a grandes rasgos la siguiente: dos cuartos, recámaras o lonjas a la entrada, divididos ambos por un zaguán que desemboca en un patio, alrededor del cual se distribuían los aposentos. En el patio se situaba el pozo, a veces alejado de las principales dependencias de la vivienda, y los corrales al fondo del mismo. Si la casa era de alto y bajo, la escalera se encontraba ubicada en un lateral del patio que daba a un corredor. Las salas superiores, solladas de madera, hacían la función de habitación principal sirviendo en este caso las habitaciones inferiores de despensa o bodega, existiendo como remate de la casa una azotea con o sin volado, en las zonas de escasas lluvias, o una cubierta a dos aguas en las zonas húmedas. Todas las viviendas tienen un mobiliario muy reducido, no existiendo en la fisonomía de las casas terreras grandes diferencias, sobre todo en los núcleos rurales, entre los medianos y pequeños propietarios. Las viviendas más ricas difieren en dimensiones aunque no en la tipología. La estructura interna discordaba considerablemente pues sus proporciones les hacían abarcar un mayor número de habitaciones y diversificar sus funciones. En ellas aparecen caballerizas, cuartos de sirvientes, hornos, capillas, etc. Las fachadas de este tipo de casas ricas poseen portadas de cantería azul o roja, con varios huecos: es frecuente la presencia de tres vanos en el piso inferior, la puerta principal y dos ventanas, y tres o más en la parte superior repartidos habitualmente de forma irregular con ventanas o balcones poco volados. El patio El patio es un elemento de enorme presencia en la casa tradicional canaria en todas sus variantes, tanto formales como económicas o espaciales. En la casa rural, el patio o terrero se localiza en el frente de la casa, orientado hacia el sur, suele estar cubierto con una latada o emparrado. La mayor parte de la actividad doméstica transcurre en el patio. Aunque es un dato ya señalado en anteriores estudios sobre la vivienda canaria, como resultado de nuestro trabajo de campo podemos afirmar que la importancia del patio sigue vigente, sigue siendo parte imprescindible de la casa, pues en él se desarrollan importantes actividades domésticas y de ocio. 200
  • 164. GRAN CANARIA (ISLAS CANARIAS) baúles. Las camas consistían por lo general en colchones colocados sobre esteras en el suelo, aunque también aparecen en los inventarios catres y barras de cama. Los armarios eran muy escasos, siendo más frecuente el uso de alacenas empotradas en la pared. En lo referente al equipamiento y decoración, las paredes se solían encalar o cubrir con esteras, o bien decorar con pinturas al fresco, láminas de santos y, en menor medida, retratos o mapas; a partir del siglo XVIII se empieza a utilizar también el papel pintado. En los salones, el mobiliario solía consistir en: espejos, escritorios, papeleras, taburetes (algunos de moscovia), escaparates, mesas de cedro o caoba y sillas de brazos de moscovia; en el gabinete encontramos: escritorios, papeleras, sillas normales y de brazos, taburetes, bufetes, sillones, biombos y baúles; y en los estrados: taburetes, escaparates y bufetes. En los testamentos del siglo XVIII los muebles más frecuentes en las casas acomodadas son los siguientes: “Objetos como arcas de Indias o portuguesas, de madera de la tierra, de barbuzano, tinas de tea, mesas de lo mismo, rodapiés, bufetes o telares, comportan los bienes más comunes dentro del ámbito doméstico de los grupos sociales más pudientes”. La cocina de la vivienda rural suele estar en un edificio aparte, y es frecuente la presencia Patio. Mobiliario La vivienda señorial urbana El mobiliario tradicional de la vivienda señorial urbana, tras la conquista, y debido a la dificultad de transportar muebles en los barcos por lo insuficiente del espacio, lo fabricaban en la isla los colonos llegados principalmente de la Península Ibérica. La tipología imitaba a la que en ese momento estaba en uso en la corte de Castilla: sillones fraileros, bargueños, bufetes, sillas de cadera, papeleras, escritorios o contadores. Hay constancia de la importación de muebles durante el siglo XVII. Entre el ajuar doméstico de importación había muebles valiosos importados, que se distinguían de los corrientes fabricados en las islas. Según Martín Rodríguez, los principales lugares de procedencia del mobiliario de Canarias fueron Flandes, Inglaterra, Hamburgo, Génova, España y América. El mobiliario de los dormitorios consistía en alguna mesa, cajas y Caja de cedro. 201
  • 165. A R Q U I T E C T U R A T R A D I C I O N A L Y E N TO R N O C O N S T R U I D O de hornos. La conforma un poyo en el que se abren los fogones y sobre el que se sitúa la campana de la chimenea. Su origen puede estar en Andalucía. En cuanto a la relación del menaje, el mismo autor expone que: “El menaje de cocina se componía de lebrillos, tinajas –a veces, empotradas en el poyo–, vasos, platos, “trinches de peltre”, calderas de cobre, escudillas, sartenes, “truedes”, asadores, morteros, almirez (sic.), jarros de latón, saleros, «vatea», cestas, etc. Que se conservaban en las alacenas empotradas y cuya presencia oscilaba en relación a la situación familiar” (Martín Rodríguez, 1978: 197). En las viviendas del siglo XVIII, el menaje está compuesto por toda una serie de útiles que suplen las necesidades, tanto en el mundo urbano como en el medio rural, y se conforma entre otros, de ollas, sartenes, fuentes de peltre, platos de lo mismo y una variada cubertería. Con los datos que contamos, podemos deducir que este tipo de viviendas suelen estar amuebladas con una combinación de muebles importados, en mayor número según el nivel económico, y muebles fabricados en la isla, que son muy frecuentes en todos los documentos. Locero. La decoración está basada en cuadros de motivos religiosos. El menaje de las cocinas es parco y de una “utilidad extrema”; “es bastante escaso y en todo caso es loza común, como puedan ser los platos de estaño o peltre, y en algún caso azófar3, más otros útiles como pueden ser: los almirez, lebrillos y tinajas”. Las viviendas de esta burguesía comercial del siglo XVII se localizaban principalmente en el barrio de Triana en Las Palmas de Gran Canaria, capital de la isla. En la segunda mitad del siglo XIX aumenta el número de individuos pertenecientes a esta clase y, al mismo tiempo, empiezan a tener más importancia en la vida económica de la isla. Así, sus viviendas comienzan a adquirir unas características propias que las distinguen de las señoriales, pues gran parte de su mobiliario es importado. Lo anterior en cierta medida resulta posible porque es en esta época cuando se introducen grandes avances técnicos en la navegación (cascos de hierro y propulsión a vapor), que permiten el transporte de cargas voluminosas a gran escala con menor coste. La vivienda burguesa urbana La vivienda de la alta burguesía urbana, compuesta en su mayoría por mercaderes dedicados al comercio exterior, no comienza a diferenciarse de la señorial hasta fines del siglo XIX. La vivienda de los mercaderes no solía ser demasiado grande, ni tampoco demasiado ostentosa. El mobiliario que contenía no era nunca excesivo, más bien austero, con poca cantidad de muebles, aunque entre éstos se encontrarán piezas de gran valor; una mesa grande de Inglaterra, un arca de Flandes, mezclados al mismo tiempo con elementos de fabricación autóctona, como podía ser un bufete de barbuzano. 202
  • 166. GRAN CANARIA (ISLAS CANARIAS) paña tipista, de la que el artista fue el principal impulsor. El diseño de este mobiliario pretende ser la dignificación del mueble típico canario, y se caracteriza por los torneados de patas y travesaños –desconocidos hasta el momento en el mobiliario de la isla– y la decoración a base de numerosas ondas volteadas en respaldos y otras zonas estructurales de los muebles, fabricados casi todos en madera de morera. De lo anterior podemos concluir que las viviendas burguesas urbanas no fueron equipadas, por lo general, con mobiliario tradicional de Gran Canaria. De hecho, los muebles fabricados por los numerosos ebanistas de calidad que tenían talleres en Las Palmas de Gran Canaria o en Telde, por encargo de esta burguesía, son del llamado estilo inglés. Lo prueban las numerosas viviendas que hemos visitado, que contienen vitrinas inglesas estilo Sheraton, comedores Chippendale, alcobas victorianas, tresillos isabelinos con sus mesitas a juego, etc. Tallero. La alta burguesía comercial se verá fuertemente influenciada por los ingleses que se instalan en la isla, influencia que se refleja también en aspectos importantes del urbanismo y la arquitectura. Fueron los colonos ingleses quienes introdujeron en Canarias el mismo equipamiento que tenían en sus casas de Inglaterra. Así, las cocinas y baños suelen estar alicatados, y se va incorporando paulatinamente la enorme cantidad de utensilios que surgen a partir de la Revolución Industrial. El gusto provinciano de esta burguesía y sus ansias de modernización provocan que aumente la demanda de mobiliario moderno europeo, preferentemente inglés. La influencia inglesa no se limita al interior de la vivienda sino que afecta también de forma importante a la arquitectura en general. Durante la década de los treinta y cuarenta del siglo XX, estas mismas casas burguesas van a acoger, ante el entusiasmo de sus moradores, el mobiliario diseñado por el pintor Néstor de la Torre para la denominada cam- La vivienda popular urbana Hasta fines del siglo XIX, en que se fabrica en serie equipamiento doméstico para las clases populares, hablar de mobiliario popular no tiene mucho sentido, pues eran afortunados aquellos que tenían una cueva para establecer su vivienda habitual. En los riscos que dominaban la ciudad de Las Palmas de Gran Canaria, existía un gran número de cuevas y casucas de tierra habitadas por gente pobre. Si excluimos elementos básicos como cajas, asientos y camas, se puede afirmar que las viviendas urbanas de las clases trabajadoras carecían casi totalmente de mobiliario hasta prácticamente el siglo XX. Hasta épocas muy recientes las camas eran jergones rellenos de paja, que primero se colocaban en el suelo y más tarde descansaban sobre estructuras de madera. 203
  • 167. A R Q U I T E C T U R A T R A D I C I O N A L Y E N TO R N O C O N S T R U I D O gadas a espacios de menor importancia. El tallero o destiladera también está presente, tanto en la modalidad de mueble exento como inmueble. Aquí también podemos encontrar muebles provinciales de varios estilos y abundancia de camas de hierro de fabricación inglesa, tal y como describimos en el apartado anterior. El dormitorio principal suele estar amueblado con alcobas de diferentes estilos, aunque predomina el estilo inglés. Mobiliario vivienda señorial urbana. La vivienda popular rural Los pobres que vivían en las áreas urbanas no dispusieron de verdadero equipamiento doméstico hasta la llegada de la producción en serie, cuando se abarataron los productos de consumo no perecederos y aumentó algo el nivel de vida de la clase trabajadora. El mobiliario de sus viviendas consistía en cajas de madera que llegaban al puerto como embalajes y eran recicladas por las clases populares como asientos. Cuando el nivel de vida de las clases trabajadoras urbanas aumenta y pueden acceder a la compra de productos no básicos, adquieren un mobiliario importado, de fabricación en serie y barato. El mobiliario era muy escaso, Quintana Andrés confirma este dato para Gran Canaria: “[Las viviendas] detentadas por medianos rentistas [...] Todas con un mobiliario reducido, no existiendo grandes diferencias entre los medianos y pequeños propietarios en el ajuar de la vivienda”. Según datos obtenidos por este autor, los muebles más frecuentes eran las mesas, sillas, taburetes de madera de la tierra o de moscovia, fresqueras, lebrillos para amasar, pilas para destilar agua, taburetes para el ordeñe y cajas de tea o castaño. Una escena representada por el viajero inglés Williams (1839) resulta ser un documento gráfico del interior de una vivienda rural canaria de mediados del siglo XIX; se puede observar en él la escasez de mobiliario, que se reduce a unas cajas y una cómoda. En los datos proporcionados por viajeros extranjeros del siglo XIX se describen las viviendas populares rurales canarias de la época: una gran cantidad de canarios vive todavía en cuevas [...]. El mobiliario es de lo más simple. Una cama, compuesta de cuatro tablas que soportan un jergón, un cofre para guardar los trapos, una estera en el suelo, una jarra para el agua, un tostador para el grano y un pequeño molino de mano es casi todo su ajuar. Con frecuencia se encuentran grandes filtros de gres, puestos sobre un armazón que sirve de estan- La vivienda señorial rural El mobiliario que predomina es el tradicional, fabricado en la isla con maderas locales, principalmente la tea y el barbusano. Hay, sin embargo, diferencias con respecto al mobiliario de las viviendas populares, pues, con frecuencia, la mesa tocinera presenta elaboradas tallas de superficie o calados. Son frecuentes los escaños de tea de grandes dimensiones, las sillas vitorieras y los taburetes, aunque estos últimos se utilizan como asiento para el servicio, o en talleres, cocinas y patios. Cuentan con cajas de tea, aunque las de cedro se consideran de mayor valía y se sitúan en los lugares nobles de la vivienda, quedando las de tea rele- 204
  • 168. GRAN CANARIA (ISLAS CANARIAS) tería [...]. En algunas casas se encuentran sillas de madera, pero la mesa apenas se ve (Verneau, 1981: 193). Durante el trabajo de campo se ha comprobado la existencia de abundante mobiliario tradicional que cohabita con elementos modernos, puesto que este tipo de vivienda es la menos afectada por el cambio social, aunque se da una cierta evolución –lenta y poco traumática– en el equipamiento y el mobiliario. La gran cantidad de mobiliario tradicional que se encuentra en ella es casi siempre fruto de la herencia, y a veces del encargo. Contrasta la abundancia de algunos tipos de muebles frente a la ausencia de otros que sí encontramos en las viviendas señoriales; es el caso de los escaños –mueble exclusivo de viviendas de alto nivel económico–, las cómodas de pata de revoltón y la caja de cedro. La presencia de esta última en la vivienda popular rural es muy limitada. En cuanto a los tipos de muebles presentes encontramos: el locero, que se considera un mueble de lujo y está situado casi siempre en la pequeña sala polivalente, recargado con loza y todo tipo de objetos de adorno; el tallero, tradicionalmente un mueble exclusivo de los campesinos con un alto nivel económico (a ello se debe que muchos de los ejemplares sean de reciente fabricación); también hallamos pileros inmuebles situados en el patio. Otro tipo muy frecuente es la caja de tea, aunque de menor tamaño que la correspondiente a las viviendas de menor nivel económico. Es rara la casa que no posea algún taburete, aunque ahora se han desplazado a las cocinas y patios, destinando a la estancia principal (o salita) el tresillo de importación. En la vivienda del campesino con cierta holgura económica encontramos sillas vitorieras, taburetes de costura y mesas tocineras, todo ello ausente de las viviendas más humildes. La cómoda, siempre del tipo de columnas, es un mueble considerado de lujo y se suele encontrar en los dormitorios, aunque en las viviendas más humildes se exhibe en el salón. Los dormitorios siguen conservando camas de hierro de principios del siglo XX, que ahora se muestran con cierto orgullo al considerarse camas canarias antiguas. Son diversos los estilos que presentan los muebles de las alcobas de madera fabricadas en la isla. Éstas son las únicas viviendas donde se ha encontrado el taburete para ordeñar, que en la actualidad hace las funciones de asiento de trabajo al haber perdido su utilidad original (hoy en día es obligatorio el empleo de ordeñadoras mecánicas). La mesa de pata de cangrejo –que es en realidad una consola con pata cabriolé– es en este ámbito el mueble más representativo y habitual del mobiliario provincial. Está fabricada con madera de pinsapo en la mayoría de los casos, y se localiza en vestíbulos o salones; su función es exclusivamente decorativa, colocándose en ella marcos con fotos familiares y todo tipo de figuras decorativas. Cumpliendo la misma función que la mesa de pata de cangrejo, y situadas en el mismo lugar de la casa se encuentran las mesas de arrimo, o mesas de frontera, llamadas así porque se sitúan en la frontera de la casa, es decir, en la entrada. La arquitectura del agua El sistema hidrológico de la isla es muy complejo, por ello fue necesario utilizar diferentes estrategias para la captación, almacenamiento y distribución, de los acuíferos tanto para uso doméstico como agrícola. El proceso colonizador que se lleva a cabo en Gran Canaria tras la conquista se basó en un principio en el repartimiento de tierras y aguas entre aquellos que colaboraron en la conquista. De esta manera surge un régimen de propiedad y un proceso de privatización de los caudales de agua procedentes de las distintas cuencas de recepción de la cumbre. Sur- 205
  • 169. A R Q U I T E C T U R A T R A D I C I O N A L Y E N TO R N O C O N S T R U I D O La primera gran obra hidráulica de la isla fue acometida a comienzos del siglo XVI. El canal de la Mina de Tejeda, como se le denominó, llevaba el agua desde el sector occidental de las cumbres hasta la ciudad de Las Palmas de Gran Canaria, salvando importantes obstáculos orográficos con grandes tramos en galería. Desde entonces, hasta fechas recientes, todas las obras de almacenamiento, captación, canalización y distribución de aguas han sido costeadas y realizadas por la iniciativa privada: por los “aguatenientes”, como se designa a los grandes propietarios del agua, y por el campesinado, en una labor de siglos que ha caracterizado los actuales paisajes agrarios, constituyendo los grandes sistemas hidráulicos de la isla, es decir, las vegas agrícolas. De esta manera se ha formado una compleja malla hidráulica de carácter radial, que recorre el terrazgo insular de cumbre a costa, garantizando el suministro de agua a los núcleos de población y espacios agrícolas, conformando toda una arquitectura tradicional del agua en forma de acueductos, acequias, tajeas, riegos, tomaderos, cantoneras, abrevaderos, lavaderos, galerías, etcétera, que sólo es comparable por su magnitud a la red de los antiguos caminos, a la cual está íntimamente ligada, pues en muchos casos discurren paralelamente. Actualmente la red de transporte de agua existente en la isla se estima en más de 1.000 kilómetros de longitud. Edificio de la Heredad de Aguas. Arucas. gen así las Heredades de Aguas, que gestionan, regulan y controlan el abastecimiento por medio de la figura del “Alcalde de aguas”. Hoy estas Heredades están formadas por comunidades de regantes. En Gran Canaria se desarrollaron notables arquitecturas e ingenios hidráulicos, entre los que destacan los pozos y presas, estanques, acequias, cantoneras, minas, molinos, acueductos, fuentes, pilares, etc. Los materiales de construcción de la arquitectura hidráulica de la isla son la piedra, la madera, la cal y el barro. Finalizada la Conquista y realizados los repartimientos de tierras y aguas, se constituyeron los Heredamientos de Aguas para regular su correcto uso y aprovechamiento por los regantes. Los primeros trabajos consistieron en la canalización de las aguas superficiales que tenían su origen en los nacientes y manantiales. Para ello se recurrió a la construcción de acueductos excavados en las laderas de los barrancos. Minas Se generalizaron en la isla durante el proceso de colonización. Es un ingenio muy sencillo para la captación de aguas, como relata Suárez Moreno4, consiste en una franja artificial, construida con piedras y argamasa, que recorre de forma longitudinal o transversal el cauce del barranco recogiendo las aguas subterráneas que discurren entre el fondo rocoso y la superficie y la desvían a un estanque. 206
  • 170. GRAN CANARIA (ISLAS CANARIAS) Cantoneras Es el lugar donde se reúnen para partirse y repartirse las aguas de ciertas heredades isleñas y desde donde se abren simultáneamente a los distintos usuarios por conductos de fábrica consistentes en salidas rectangulares de 18,3 cm de boca. Estos escapes tienen a ambos lados unas muescas o ranuras en las que encaja una tablilla, generalmente de tea, pieza esencial de la cantonera. Esa tablilla es de una altura aproximada de 8 cm, cumpliendo la función de rebalsar la corriente, procurando una evacuación tranquila y regular de los caudales, al tiempo que determina una medida. En este último sentido, la cantonera ha evolucionado: antes no medía las aguas, hoy sí. Mientras, las reparte en azadas, piezas, cuartas y hora. Cantonera. Arucas. Fuentes Presas y estanques Las fuentes públicas y los pilares están relacionados con el proceso de urbanización, se construyen para proveer de agua para uso doméstico a la población de un núcleo urbano, alejada de los manantiales naturales. Hasta la mitad del siglo XX, la población se abastecía de agua directamente de los barrancos, manantiales y acequias, transportada en recipientes de barro, a veces a lomos de animales. A medida que los núcleos urbanos crecen, el agua comienza a ser canalizada hacia fuentes y pilares que se situaban en sitios estratégicos, normalmente la plaza principal. Hacia fines del siglo XIX, las fuentes públicas se relacionan con “la modernidad”, es el espíritu de la ilustración, en el que el concepto de sanidad e higiene adquieren gran importancia. Así, las fuentes públicas se relacionan con la idea de progreso, y fueron en aumento en los principales núcleos de población de la isla hasta la mitad del siglo XX. En el pasado la isla contó con un suministro de agua procedente de numerosos manantiales y arroyos permanentes. A pesar de esta circunstancia, los recursos hídricos han ido reduciéndose con el paso de los años, por lo que el hombre ha tenido que recurrir al aprovechamiento directo de la lluvia, a la captación de aguas superficiales y a la extracción de las subterráneas. El agricultor grancanario ha adoptado dos fórmulas para hacer frente a esta escasez: cultivar en invierno para beneficiarse de las lluvias o habilitar estanques para almacenar el agua. En el Noreste destacan los estanques en cueva, realizados en un flanco de la montaña para recoger las aguas que provienen de los nacientes de almagre. También son frecuentes los de barrial, que pueden alcanzar grandes dimensiones. Donde el suelo es impermeable se construyen estanques de mampostería, que suelen ser rectangulares y rehundidos. 207
  • 171. A R Q U I T E C T U R A T R A D I C I O N A L Y E N TO R N O C O N S T R U I D O Gran Canaria existen 2.362 pozos que producen 107 hectómetros cúbicos anuales. El procedimiento de construcción de un pozo, así como el de extracción del agua, es muy costoso, ya que normalmente se perfora un orificio de unos tres metros de diámetro y a veces de hasta 200 metros de profundidad sobre materiales volcánicos de gran dureza. Sobre él se construye una amplia edificación para la instalación de toda la maquinaria relacionada con la extracción del agua. El uso intensivo de estas captaciones, principalmente concentradas en el Noreste de la isla, ha provocado un alarmante descenso del nivel freático en los últimos años, que se ha traducido en una perforación continua de los pozos existentes a la búsqueda de nuevos alumbramientos, o en el abandono de un elevado número de ellos, en el peor de los casos. Estas circunstancias han llevado a la implantación de nuevos sistemas de producción tales como la desalación de agua de mar y la depuración de aguas residuales, como alternativa a los sistemas tradicionales, lo que ha convertido a Gran Canaria en pionera en la aplicación de estas nuevas tecnologías. Acueducto, Escaleritas. Aruca. Gran Canaria es, quizá, la isla del Archipiélago que ofrece las condiciones más favorables para el aprovechamiento de las aguas superficiales. Por ello, en el siglo XX, con el desarrollo del cultivo de la platanera, gran consumidora de agua durante todo el año, heredades y particulares se ven en la necesidad de buscar nuevos recursos hidráulicos. En la actualidad existen 63 presas de grandes dimensiones, la mayoría localizadas en el suroeste, con una capacidad total de 83,8 hectómetros cúbicos. A lo largo de la historia reciente de Canarias, una de las mayores preocupaciones del agricultor isleño y de las instituciones públicas ha sido la de aprovechar y regular el uso de las aguas superficiales. En la medida en que disminuía este recurso y aumentaba su demanda, debido al incremento de la población y al desarrollo de la agricultura de regadío, se vio la necesidad de buscar nuevas formas de captación de aguas que se complementaran con el aprovechamiento de los manantiales y los embalses. Esta situación se produjo a finales del siglo XIX y se generalizó a mediados del XX; hubo que recurrir a las captaciones subterráneas del agua infiltrada en el subsuelo y contenida en el acuífero mediante la construcción de pozos, bombeándola a la superficie gracias a potentes motores de gasoil, primero, y eléctricos más tarde. Así, se abandonó el primitivo sistema de noria y fue posible alcanzar mayores profundidades. Actualmente, en Arquitectura preindustrial El lagar El extenso campo volcánico de Bandama, sobre el que hasta principios del siglo XIX se localizó el Monte Lentiscal, fue explotado como tierra de viñedos durante dicha centuria. Este nuevo paisaje del vino se conserva parcialmente en la actualidad. Aprovechando el auge de esta actividad durante el siglo XVIII, se construyen numerosos lagares, bodegas y toda una infraestructura agrícola al servicio de la producción del vino. Se elaboraban vino tinto y blanco seco, malvasía y diversas clases de moscatel. Destaca por su belleza el sitio denominado Siete Lagares, donde se emplazan 208
  • 172. GRAN CANARIA (ISLAS CANARIAS) bodegas y lagares de piedra, excelentes exponentes de la tradición vitivinícola de estos lugares. El lagar se compone de cuatro partes fundamentales: la tanqueta grande, donde se deposita la uva, la lagareta, donde se recoge el mosto, la viga y la piedra. Los molinos harineros Los molinos de viento se localizaban sobre todo en la fachada oriental insular y en La Aldea de San Nicolás de Tolentino, aprovechando los vientos que la azotaban la mayor parte del año. Por el contrario, los molinos hidráulicos se encontraban repartidos en su mayoría por toda la mitad noreste, recorriendo de cumbre a costa sus principales valles, pues su mayor exigencia, además de la presencia de cursos de agua, es la existencia de un desnivel topográfico que les permita obtener mayor velocidad y, por tanto, mayor potencia. Esta muestra de ingeniería popular consta de tres elementos principales: un canal o acequia, el cubo y la sala del molino. El canal conduce el agua desde un naciente o manantial, salvando importantes obstáculos orográficos, hasta el cubo, estructura cónica de varios cuerpos –que puede oscilar entre los 4 y los 25 metros de altura–, donde desciende verticalmente por un conducto interior que se estrechaba en su base y cuyo desagüe o bocín incide directamente sobre las alavas del rodezno o “rueda del agua”, en el cuerpo subterráneo (cueva) de la casa del molino. Se trata del lugar donde la energía acumulada en el agua se transforma en fuerza motriz. Esta rueda transmite mediante un eje o árbol el movimiento circular a las piedras de moler, entre las que se deposita el grano contenido en la tolva, recipiente de madera de forma piramidal invertida en cuya base se halla la canaleta que deposita el objeto de la molienda en el orificio central de la piedra móvil superior, que gira sobre la piedra fija inferior. Molino de aceite. Santa Lucía. Arquitectura bioclimática Si la arquitectura bioclimática se define como aquella que armoniza con su entorno, utiliza materiales “naturales” y tiene muy en cuenta las condiciones climáticas, podríamos definir a la arquitectura tradicional como una arquitectura bioclimática. Esta estrategia de adaptación al medio, forzada por el escaso desarrollo tecnológico y de los transportes, se ve quebrada con la irrupción de la “modernidad”, término que alude al proceso conocido como cambio social y que se consolida en Canarias hacia la mitad del siglo XX. La arquitectura y el diseño de interiores tras el cambio social En Gran Canaria, en la primera mitad del siglo XX, las viviendas urbanas, especialmente las de la capital, evolucionaron lentamente de acuerdo a los avances que llegaban del exte- 209
  • 173. A R Q U I T E C T U R A T R A D I C I O N A L Y E N TO R N O C O N S T R U I D O A partir del cambio social y del desarrollo urbanístico por él originado, se produce un brusco cambio en las viviendas de toda la isla. Las transformaciones comienzan en la capital, en las zonas turísticas del sur y en la franja costera del sureste. La vivienda popular, a partir de ahora, será el bloque de pisos en la capital y la vivienda-salón en el extrarradio urbano y el resto de la isla. El término “viviendasalón” se aplica a las viviendas unifamiliares construidas al estilo de los apartamentos para los turistas de la zona sur. Proliferan en la franja costera del sureste (Vecindario, Doctoral), lugar de residencia de los trabajadores del sector turístico, y se extienden al ámbito rural y al extrarradio de la capital. El albañil que trabaja en la zona sur de la isla fabricará su propia casa siguiendo el estilo de los apartamentos que se construyen en las zonas turísticas y con los mismos materiales. Esta vivienda es casi siempre de dos plantas y cubierta plana con azotea. La planta baja suele ser una sola estancia (que sirve también de garaje) donde en muchos casos se desarrolla la vida familiar, y la planta alta está destinada a enseñarla a las visitas. En la capital, debido al desarrollo urbanístico y a la especulación del suelo, la casa terrera es sustituida por el piso, proceso que aún se encuentra activo, y poco a poco desaparecen las construcciones populares fabricadas en los primeros años del siglo XX. Se construyen rápidamente edificios de varias plantas con viviendas de espacio muy reducido. Estos bloques surgen en zonas nuevas, como es el caso de la Ciudad Alta de Las Palmas de Gran Canaria, quedando los barrios obreros que surgieron a fines del siglo XIX, para alojar a las clases trabajadoras, al margen del desarrollo urbanístico, y conservándose en ellos hasta hoy las casas terreras (aunque muchas de ellas han sido reformadas, siguen teniendo la estructura básica de la casa terrera tradicional). Prensa, molino de aceite. Santa Lucía. rior, tanto en el estilo y la tipología como en los procesos de construcción. El barrio de Triana se convirtió en una zona básicamente burguesa, y en él se construyeron viviendas de varios pisos en los diferentes estilos propios de cada época (el modernista de las primeras décadas, el racionalismo de los años treinta y cuarenta, etc.). También el equipamiento doméstico evoluciona, y el empleo del metal desbanca a los utensilios de madera y barro (en cuanto al mobiliario, la enorme difusión que tuvieron las camas de hierro es un ejemplo de esta transformación). Durante la segunda mitad del siglo XIX y la primera del siglo XX se habían desarrollado nuevos barrios obreros en la capital: La Isleta, los Riscos (San Juan, San José, San Nicolás, San Roque) y Arenales. Estos nuevos asentamientos estaban conformados urbanísticamente por las populares casas terreras5, que albergaban a los obreros que acudían a la capital a trabajar en el sector servicios (casi siempre derivados de la actividad portuaria). 210
  • 174. GRAN CANARIA (ISLAS CANARIAS) Isa: canto y baile típico de las islas Canarias. Manises: cacahuetes. Medianías: zona geográfica de Gran Canaria que va de los 500 a los 1.500 m de altitud. Mesa de arrimo o mesa de frontera: mesa que se sitúa pegada a la pared, normalmente en el vestíbulo. Se le llama también mesa de frontera porque se sitúa en la “frontera” de la casa, es decir, en la entrada. Mesa de pata de cangrejo: consola con patas cabriolé. Millo: maíz. Pata de revoltón: terminación en espiral de las patas de un mueble. Picón: lapilli. Magma violentamente expulsado que se fragmenta mucho y adquiere consistencia granular. Piedra azul de Arucas: fonolita de color gris azulado y textura compacta muy apreciada para la construcción en Canarias. La más utilizada fue la extraída de las canteras del municipio de Arucas. Quicialera: bullón. Silla vitoriera: nombre que se da en Canarias a un tipo de silla de estilo inglés colonial. Sollado o suallado: revestimiento de madera de los suelos. Tallero o destiladera: mueble donde se coloca la piedra para destilar (filtrar) agua y el bernegal (recipiente de barro que la recoge). Terrero: sitio abierto de una casa, patio exterior donde se realizan tareas domésticas. Tienda de aceite y vinagre: tienda de ultramarinos dividida en dos partes, en una se venden alimentos y en la otra se sirven bebidas alcohólicas. Tinamar: nombre aborigen del municipio de La Vega de S. Mateo. Zahorra: lastre de una embarcación. Glosario Abacería: puesto o tienda donde se venden al por menor aceite, vinagre, legumbres secas, bacalao, etc. Aguateniente: terrateniente dueño del agua. Alarife: persona que ejerce el oficio de maestro de obra o arquitecto. Almocrebe: del árabe Al mukari, el alquilador. Arriero de mulos. Bullón: quicialera, madero que asegura las puertas y ventanas por medio de pernios y bisagras para que abran y cierren. Cantonera: tronera. En Gran Canaria es un depósito con recipientes adecuados para recibir el agua de los pozos y presas y distribuirla de manera proporcional entre los agricultores. Por lo general el término cantonera es utilizado en el sur de la isla, mientras que en el norte se emplea tronera. (Fuente: FEDAC, Cabildo de Gran Canaria). Casa terrera: portuguesismo que se utiliza en Canarias para denominar a las casas de una sola planta. Engarrafados: de engarrafar. Agarrar fuertemente una cosa. Folía: canto y baile popular de las Islas Canarias. Heredades de agua: es un conjunto de propietarios de un determinado manantial o de una explotación de aguas. En las heredades se reúnen los propietarios de agua para determinar dulas o repartos de agua. En una heredad es importante la presencia del reloj que marca las horas de agua. Estos relojes serán un referente para el pueblo ya que medían el ritmo de las actividades agrícolas de la comunidad. (Fuente: FEDAC, Cabildo de Gran Canaria). Hombre empaquetado: hombre bien vestido para una ocasión especial. 211
  • 175. A R Q U I T E C T U R A T R A D I C I O N A L Y E N TO R N O C O N S T R U I D O Bibliografía Abad González, A., La identidad canaria en el arte. Centro de la Cultura Popular Canaria, Tenerife, 2001. Alvar, M., Atlas lingüístico y etnográfico de las Islas Canarias. Ediciones del Cabildo de Gran Canaria, 1975. Aranda Mendíaz, M., El hombre del siglo XVIII en Gran Canaria. Universidad de Las Palmas. Las Palmas de Gran Canaria, 1993. Aznar Vallejo, E., La organización económica de las Islas Canarias después de la conquista (1478-1527). Mancomunidad de Cabildos, Las Palmas de Gran Canaria, 1979. Díaz Lorenzo, J. C. y Fernández, J. J., Arquitectura rural en La Palma. Tauro Producciones. Madrid, 1999. Fergus, O., La evolución de la vivienda humana. Editorial Alameda. México, 1954. Fernández Armesto, F., Las Islas Canarias después de la conquista. Ediciones del Cabildo Insular de Gran Canaria. Las Palmas de Gran Canaria, 1997. Fernández Montes, M. (Coord.), Etnología de las Comunidades Autónomas. Consejo Superior de Investigaciones Científicas. Madrid, 1996. Florido Castro, A., Arqueología Industrial en Las Palmas de Gran Canaria durante la restauración (18691931). Ediciones del Cabildo de Gran Canaria. Las Palmas de Gran Canaria, 1999. Fraga González, C., Urbanismo y Arquitectura anteriores a 1800. Centro de la Cultura Popular Canaria. Tenerife, 1990. Galván Fernández, F. y Martínez de Azagra, L., Trabajos Socioeconómicos. Canarias a finales del siglo XIX. Ed. Benchomo. Tenerife, 1994. García del Rosario, C., La Real Sociedad Económica de Amigos del País de Las Palmas de Gran Canaria. Mancomunidad de Cabildos y Museo Canario. Las Palmas de Gran Canaria, 1982. Glas, G., Descripción de Las Islas Canarias. Instituto de Estudios Canarios, Sta. Cruz de Tenerife, 1982. González Lemus, N., “El campesino isleño visto por los viajeros ingleses del siglo XIX”, en El Pajar. Núm. 3, agosto, La Orotava, Tenerife, 1998, pp. 34-38. Grau-Bassas, V., Usos y Costumbres de la población campesina de Gran Canaria (1885-1888). El Museo Canario, Las Palmas de Gran Canaria, 1980. Hernández Rodríguez, G. (Ed.), Estadística de las Islas Canarias 1793-1806 de Francisco Escolar y Serrano. CIES y Caja Insular de Ahorros de Gran Canaria. Las Palmas de Gran Canaria, 1984. Madoz, P., Diccionario Geográfico-Estadístico-Histórico de Canarias. Edición Ámbito/Editorial Interinsular Canaria. Valladolid, 1986. Martín de Guzmán, C., “La Arqueología Industrial”, en Aguayro. Núms. 148-150, Caja Insular de Ahorros. Las Palmas de Gran Canaria, 1983. Martín Rodríguez, F. G., Arquitectura Doméstica Canaria. Aula de Cultura de Tenerife. Sta. Cruz de Tenerife, 1978. Morales Padrón, F., Libro Rojo de Gran Canaria, (Ed.). Ediciones del Cabildo Insular de Gran Canaria. Las Palmas de Gran Canaria, 1995. Navarro, D. J., Recuerdos de un noventón. Cabildo Insular de Gran Canaria. Las Palmas de Gran Canaria, 1998. Pascua Febles, I., “Influencia de la cultura y el lenguaje ingleses en Canarias”, en Aguayro, nº 194, julio-octubre, Caja Insular de Ahorros de Canarias. Las Palmas de Gran Canaria, 1991, pp. 37-40. Pérez Vidal, J., Los estudios del folklore canario 1880-1980. Escuela de Folklore de la Excma. Mancomunidad de Cabildos de Las Palmas. Las Palmas de Gran Canaria, 1982. – Estudio de Etnografía y Folclore Canarios. Cabildo de Tenerife. Sta. Cruz de Tenerife, 1985. – Los portugueses en Canarias. Cabildo Insular de Gran Canaria. Las Palmas de Gran Canaria, 1991. 212
  • 176. GRAN CANARIA (ISLAS CANARIAS) Quintana Andrés, P. C., Mercado Urbano, Jerarquía y Poder Social. La Comarca del Noroeste de Gran Canaria en la primera mitad del siglo XVIII. Ayuntamiento de la Villa de Agaete, Las Palmas de Gran Canaria, 1995. – Desarrollo económico y propiedad urbana. Población, mercado y distribución social en Gran Canaria durante el siglo XVII. Ediciones del Cabildo de Gran Canaria. Las Palmas de Gran Canaria, 1999. Suárez Moreno, F., La Arqueología industrial en Canarias. Cabildo Insular de Gran Canaria. Las Palmas de Gran Canaria, 1998. Torres Santana, E., Los oficios y el mundo del trabajo en Gran Canaria. Separata del Anuario de Estudios Atlánticos, Nº 28. Cabildo de Gran Canaria. Las Palmas de Gran Canaria, 1982. – La burguesía mercantil de Las Canarias Orientales (1600-1625). Ediciones del Cabildo Insular de Gran Canaria. Las Palmas de Gran Canaria, 1991. Torriani, L., Descripción e Historia del Reino de las Islas Canarias. Goya Ediciones. Sta. Cruz de Tenerife, 1959. Valle Quesada, Mª T., El mueble tradicional en Gran Canaria. Tesis doctoral inédita, 2002. Verneau, R., Cinco años de estancia en las Islas Canarias. Editorial J.A.D.L. Tenerife, 1981. Viera y Clavijo, J., Extractos de las actas de La Real Sociedad Económica de Amigos del País de Las Palmas de Gran Canaria (1777-1790). Real Sociedad Económica de Amigos del País. Las Palmas de Gran Canaria, 1981. Notas 1 Quintana Andrés, P. Desarrollo económico y propiedad urbana. Población, mercado y distribución social en Gran Canaria durante el siglo XVII, 1999. 2 Portuguesismo, estudiada por Pérez Vidal. 3 Latón. 4 Suárez Moreno, F., La piedra, la cal y otros materiales, en la ingeniería hidráulica canaria. En El Pajar, Nº 9, agosto 2001, pp. 84-93. 5 El término terrera, considerado un lusismo por Pérez Vidal (1985), denota una vivienda de una sola planta, casi siempre de cubierta plana con azotea. “En Gran Canaria […] predomina la de azotea”. Un autor de la isla [Guerra Navarro] la define así: “Casa de una planta compuesta por una salita de entrada, un alcoba a un lado y un patiecillo trasero. Suelen tener azotea” (Pérez Vidal, 1995: 54). Este tipo de viviendas se localizan en Canarias tanto en el mundo rural como en el urbano de todo el Archipiélago. 213
  • 179. COORDINACIÓN: Gabriel Ordinas Marcè Geógrafo y técnico de patrimonio etnológico. COLABORADORES: Marina Crespí Gómez, licenciada en bellas artes y diplomada en conservación de bienes culturales. María del Mar Gaita Socias, historiadora del arte y técnica de patrimonio. Tomás Vibot Railakari, filólogo. CARTOGRAFÍA: Raquel Rodríguez Gomila.
  • 180. La isla de Mallorca se extiende a lo largo de 3.667 km2 y se divide en 53 municipios. En la isla se pueden diferenciar diversas comarcas de límites un tanto imprecisos pero que a grandes rasgos diferencian la zona montañosa del llano de la isla. Separando estas dos grandes áreas, se halla una zona de transición llamada Raiguer y, en la zona sur de la isla, encontramos las zonas llamadas Migjorn y Llevant (levante). Casi toda la isla se ha visto beneficiada por alguno de los proyectos Leader, aunque el último de estos proyectos, actualmente en vigor, el Leader Plus, implica a municipios poco afectados por el desarrollo turístico, es decir, excluye las grandes ciudades y las zonas costeras. En esta área se incluyen toda la comarca del llano, casi toda la zona del Raiguer, y diversos municipios de montaña. Ante la diversidad que ofrece la isla y la inexistencia de límites claros de comarcas, limitaremos nuestra área de estudio a dos municipios: Campanet, en la zona del Raiguer, que incluye grandes áreas de montaña, y Sencelles, uno de los municipios del llano donde se conserva más la tradición agrícola. El municipio de Campanet, con sus 34’6 km2, está situado en la vertiente sur de la sierra de Tramuntana. La mayor concentración urbana se da en el núcleo que da el nombre al municipio, mientras que el resto de la población se localiza en la aldea de Ullaró, en la urbanización de Son Borràs y en caseríos diseminados. El paisaje del municipio combina las parcelas de regadío y secano de la zona sur con las grandes propiedades que mantienen División comarcal de Mallorca. un uso agrícola importante vinculado a la explotación de cereales y también con una cabaña ganadera significativa. Antiguamente, el olivo fue la base de la economía de esta zona. Por su parte, el municipio de Sencelles, que cuenta con 52’62 km2, se localiza en el centro del llano de Mallorca y sus tierras se han dedicado históricamente al cultivo de la vid y de los cereales. Dispone de dos núcleos de población importantes: Sencelles, que concentra la mayor parte de los habitantes, y Biniali. Además, cuenta con numerosas aldeas habitadas, como Jornets, Ruberts, Cascanar y Laiar. En la zona rural, la urbanización que afecta a toda la isla se hace muy evidente en ambos términos municipales. La proliferación de edificaciones –algunas de dudosa legalidad– amenaza con hacer desaparecer las construcciones tradicionales de la isla. Gran parte de las nuevas edificaciones no respetan en absoluto la arquitectura popular de la zona. El clima de los dos municipios no presenta diferencias notables. Ambos son cualificados de secos y subhúmedos, aunque la zona norte 217
  • 181. A R Q U I T E C T U R A T R A D I C I O N A L Y E N TO R N O C O N S T R U I D O Término de Campanet y municipios limítrofes. Término de Sencelles y municipios limítrofes. de Campanet presenta unas precipitaciones más elevadas. Las temperaturas medias anuales se sitúan entre los 14 y los 17º. Las diversas culturas que se han establecido en la isla han dejado su huella en los dos municipios. Sencelles conserva más de 30 yacimientos arqueológicos, entre los que se encuentran diversos talaiots muy bien conservados como el de Son Fred y el de Cas Canar. Por su parte, entre los 10 yacimientos de Campanet destaca el talaiot de planta cuadrada llamado el claper des Doblers. La época de dominación romana de la isla ha dejado muy pocas huellas, aunque por el término municipal de Campanet se sabe que pasaba la vía romana que unía las poblaciones de Palma y Pollentia. Por el contrario, los árabes perfeccionaron e introdujeron algunos sistemas de aprovechamiento del agua que funcionan aún en nuestros días. En el siglo XIX el pueblo de Costitx se desvincula definitivamente de Sencelles, mientras que Búger hace lo propio con Campanet. De esta manera quedan definidas las demarcaciones actuales de ambos municipios. Demográficamente ambos municipios presentan máximos de población a principios del siglo XX: Campanet llega a los 3.117 habitantes y Sencelles a los 3.918. Durante casi todo el siglo XX la tendencia demográfica es a la baja, llegando a los 2.100 y 1.630 habitantes respectivamente. No es hasta la década de los años ochenta que las demografías de ambos municipios empiezan a presentar síntomas de recuperación. En la actualidad Campanet alberga 2.227 habitantes y Sencelles llega a los 1.969 habitantes. El territorio y el entorno construido Organización del espacio urbano El municipio de Campanet, con sus 34’6 km2, está situado en la vertiente sur de la sierra de Tramuntana, al norte de la isla de Mallorca. Forma parte de la comarca del Raiguer, división administrativa que engloba once municipios situados a medio camino entre la montaña y el llano. La mayor concentración urbana se da en Campanet, mientras que el resto de la población se localiza en la aldea de Ullaró, en la urbanización de Son Borràs y en caseríos diseminados. El paisaje del municipio presenta dos entornos claramente diferen- 218
  • 182. MALLORCA RURAL (ISLAS BALEARES) ciados. Por una parte, la zona sur del término, próxima a uno de los principales ejes viarios de la isla (la carretera Palma-Puerto de Alcúdia) se corresponde con pequeñas parcelas que combinan un uso agrícola –tanto de secano como de regadío– en declive, con una finalidad residencial en auge. La parte norte del municipio engloba las estribaciones de la sierra de Tramuntana y el valle de Sant Miquel. Esta zona se divide en grandes propiedades que mantienen un uso agrícola importante vinculado a la explotación de cereales y también con una cabaña ganadera significativa. Las grandes extensiones de olivar existentes en esta zona presentan un abandono significativo. Históricamente la población de Campanet ha vivido de la agricultura y la ganadería, casi siempre vinculada a las grandes explotaciones agrarias del municipio. Los jornaleros conseguían que las grandes fincas produjeran aceite, madera, carbón, lana, pieles, queso y ganado diverso. También fue importante la recolección, molienda y exportación del mirto, aunque desapareció en 1945. Actualmente Campanet mantiene algunas industrias vinculadas al calzado y diversos talleres artesanales, alguno de los cuales trabaja la piedra. Gran parte de la población se dedica al sector de la construcción y al turismo, muy desarrollado en municipios próximos como Alcúdia y Pollença. Burocráticamente ambos municipios están muy vinculados a la ciudad de Inca, la segunda capital más importante de la isla junto con Manacor. En Inca, situada a unos diez kilómetros de Campanet y Sencelles, se pueden realizar prácticamente todos los trámites administrativos. Además existe una importante zona comercial, un destacado mercado los jueves, un instituto de educación secundaria, una estación de tren que comunica con la capital, con Manacor y con Sa Pobla, y además en las fábricas y comercios de Inca trabaja un importante contingente de pobla- Parcelario del término municipal de Campanet. ción de Sencelles y Campanet. En la actualidad se está construyendo un hospital. Romerías. En la proximidad de Pascua todos los pueblos de Mallorca celebran el pancaritat en una ermita o lugar significativo del municipio. En el caso de Sencelles, el día elegido es el domingo del Ángel (primer domingo después de Pascua) y el lugar la casa de Sor Francinaina. Por su parte, los habitantes de Campanet acuden el martes siguiente a Pascua a la iglesia de Sant Miquel. También se celebran ferias anuales, que en los casos que nos ocupan coinciden en el mes de mayo. Campanet la celebra el segundo fin de semana de dicho mes y Sencelles el tercero. En diciembre del 2004 Campanet estrenó una feria de oficios tradicionales a la que se quiere dar continuidad. Las fiestas locales se distribuyen entre los patrones de la villa y las fiestas de verano. La patrona de Sencelles es Santa Ágata, a principios de febrero, honrada con bailes populares, desfile de carrozas, actos religiosos y música 219
  • 183. A R Q U I T E C T U R A T R A D I C I O N A L Y E N TO R N O C O N S T R U I D O tradicional. Por su parte, el patrón de Campanet es San Miguel, festejado el 29 de septiembre. Otros santos también son ampliamente venerados en estas localidades. Especial atención merece el aniversario de la muerte de la Sor Francinaina Cirer (27 de febrero), en Sencelles. Las calles se engalanan y las autoridades depositan una ofrenda floral frente al monumento a la beata. En Campanet se honra a San Victoriano el primer fin de semana de julio. Otra fiesta a destacar, y que se celebra en toda la isla, es la de San Antonio. En la víspera se encienden hogueras en muchos pueblos, y el día del santo se realizan las bendiciones de los animales, antes de labor, y ahora de compañía. Llegado el verano el júbilo se apodera de todos los lugares por pequeños que sean. En julio en Biniali celebran San Cristóbal y en Ruberts se festeja la Virgen del Carmen. En el mes de agosto en Sencelles se celebra la Virgen de Agosto y en Jornets San Bartolomé, con música y bailes populares. Después de la festividad de todos los Santos (1 de noviembre) era, y en muchos lugares aún es, costumbre realizar la matanza del cerdo para proveer a la familia de embutidos durante todo el año. Las matances –como se denomina en Mallorca la matanza del cerdo– es una actividad con un fuerte componente social. Es costumbre la participación recíproca de familiares y amigos durante toda la jornada. El animal es sacrificado con las primeras luces del día y una vez acabada la jornada se puede contar una larga lista de embutidos y productos diversos imprescindibles en la cocina tradicional mallorquina. A los colaboradores se les obsequia con una muestra de los productos recién elaborados, llamada present. Caminos. Campanet se halla situado en una pequeña loma cercana a la carretera PalmaPuerto de Alcúdia. Del núcleo principal parten caminos, la mayoría asfaltados, que comunican la villa con poblaciones vecinas. Los prin- Fotografía aérea. Sencelles. cipales son el de Búger (a través de la carretera principal), el llamado camino viejo de Pollença, el de Moscari y Selva, el de Caimari, el antiguo camino de Inca, además de otros que comunican con el lugarejo de Ullaró. Es importante citar el camino llamado de na Pontons, que aunque no cruza el núcleo urbano, transita por el término municipal. Se trata, según la tradición, de un camino que hizo construir una noble y rica señora de la zona de Manacor, el cual atravesaba toda Mallorca con la finalidad de poder acceder al santuario de Lluc, situado entre las montañas y hacia el que la dama conservaba gran devoción. Por su parte, el núcleo de Sencelles disfruta de vías de comunicación con todos sus pequeños núcleos de población y con todas las villas vecinas. Además de la carretera dicha de Sencelles, que nace en Santa Maria del Camí y le pone en comunicación con el pueblecito de Biniali, dispone de vías importantes con Inca, con Costitx, que hasta el año 1855 pertenecía al municipio de Sencelles, con Binissalem a través de Biniagual, con Santa Eugènia, y diversos enlaces con la carretera vieja de Sineu –una de las principales arterias del llano de la isla– que también le sirven para acceder a los pequeños núcleos de Laiar, Ruberts, Cascanar y Judí. 220
  • 184. MALLORCA RURAL (ISLAS BALEARES) Precisamente las áreas próximas a las entradas y salidas de los caminos en los límites del núcleo urbano concentran las previsiones de crecimiento urbanístico de los dos municipios. Sin poder hablar de rivalidad, sí cabe señalar las vicisitudes históricas que culminaron con las desmembraciones de Búger y Costitx de Campanet y Sencelles respectivamente en la década de los años 50 del siglo XIX. Por otra parte cabe señalar que en el siglo XIV Campanet estuvo incluido en el municipio de Sa Pobla. Cuenta la leyenda que los habitantes de Sa Pobla intentaron robar el Cristo de la Iglesia de Sant Miquel. Gracias a un supuesto milagro, no consiguieron pasar el arroyo que separa las poblaciones. En los últimos años son muchas las possessions y caserones urbanos que se han transformado en hoteles rurales y centros de agroturismo. En Campanet abundan especialmente en torno al camino viejo de Pollença, un fértil valle de gran interés paisajístico, donde se localizan las fincas de Monnàber Nou y Monnàber Vell. Pero no sólo la montaña se ha abierto al agroturismo. En la parte del llano de la isla son muchas las possessions que han optado por esta solución para rentabilizar las grandes casas de campo ante la ruina que supone la agricultura. En Sencelles se pueden citar Can Raió, Son Jordà y Son Xotano. Viñas. Era de trillar. seco, aunque la mayoría refuerzan la privacidad con una reja sobre la pared, o aumentando la misma con materiales modernos. También, según la zona, se usa mucho el marès, piedra arenisca que se extrae de las canteras de la comarca en bloques cuyo tamaño normalmente es de 80 x 40 cm y de grosor diverso. Otro sistema peculiar, muy utilizado antiguamente para cercar terrenos, era la bardissa, entrelazado de arbustos espinosos que impedía el paso del ganado a un determinado campo. Las fincas se miden en cuarteradas, medida equivalente a 7.103 metros cuadrados. Cada cuarterada se divide a su vez en cuatro cuartones (1.775,75 metros cuadrados). Cada cuartón equivale a cien destres cuadrados, y un destre son 17’75 metros cuadrados, aproximadamente veintiún palmos cuadrados. Las grandes fincas incluyen cientos de cuarteradas y algunas pocas se extienden a través de miles de cuartera- Organización del espacio rural El espacio rural de los municipios estudiados varía mucho en función de si nos encontramos en un área de montaña o no. En la zona de Sencelles encontramos grandes extensiones de terreno que aún forman parte de explotaciones tradicionales, las llamadas possessions. Los diversos campos de estas fincas se encuentran separados por paredes de piedra seca, para facilitar las rotaciones del ganado, principalmente ovino. En las zonas parceladas, también encontramos las paredes de piedra en 221
  • 185. A R Q U I T E C T U R A T R A D I C I O N A L Y E N TO R N O C O N S T R U I D O Ganadería ovina. Cultivo de cereal. das. Existen diversas fincas a las que la tradición popular atribuye una extensión de 4.444 cuarteradas, más de 3.100 hectáreas. Las casas de campo normalmente se construían buscando la orientación sur, con las evidentes excepciones determinadas por la orografía del terreno. Esta situación las protegía del viento de tramontana y les proporcionaba una mayor insolación. Las paredes maestras tenían un grosor considerable (en ocasiones hasta un metro) y estaban construidas con piedra, tierra y cal. Este grosor les permitía aislarse de las condiciones térmicas exteriores. Por su parte, los tabiques interiores de la casa solían ser de piezas de arenisca, que oscilaban entre los cinco y los diez centímetros de grosor, sobre los que se daba una capa de yeso y se blanqueaba con cal. Las cubiertas, siempre de teja, suelen mantener una pendiente del 25%, ya que la nieve es un fenómeno muy extraño en la isla (excepto en la zona de montaña). La irregularidad de las precipitaciones, concentradas en la primavera y el otoño, y casi nulas en verano, obliga a la existencia de una o varias cisternas que recogen el agua de los tejados. Plazas públicas e instalaciones deportivas de Campanet. casas de notable importancia. En este espacio convergen los diversos caminos que comunican con los pueblos vecinos, la mayoría de ellos convertidos en carreteras. El núcleo principal de los pueblos, que en ocasiones data del siglo XIII, ha sido paulatinamente ampliado con la incorporación de nuevos barrios que han conformado su aspecto actual. Por otra parte, en los últimos años, la aparición de edificios de pisos y chalets adosados está remodelando el aspecto de los núcleos urbanos tradicionales. En Campanet el antiguo núcleo urbano se denomina la vila (la villa), mientras que los barrios más modernos reciben el nombre de Arquitectura urbana. El lugar público abierto. La organización de los núcleos urbanos gira principalmente en torno a una plaza donde se suele situar la iglesia parroquial y algunas 222
  • 186. MALLORCA RURAL (ISLAS BALEARES) Plazas públicas e instalaciones deportivas de Sencelles. Feria de artesanía de Campanet. las grandes propiedades sobre las que se han desarrollado a través de establecimientos y parcelaciones. Encontramos así Son Pocos, Son Puça (en auge gracias a las vistas panorámicas) Son Massanet y Son Bordoi. Por su parte en Sencelles se distinguen las zonas de Sa Creu, Cas Bril y la plaza de la iglesia. Los actos públicos se suelen desarrollar en torno a los núcleos antiguos. Así, en Campanet el mercado semanal tiene lugar en la plaza Mayor, mientras que Sencelles utiliza la plaza Nueva para estas finalidades. La ubicación de la iglesia parroquial marca los itinerarios de las procesiones, que suelen visitar también los conventos y ermitas existentes. Les bendiciones que se celebran en la fiesta de San Antonio también tienen por escenario la iglesia parroquial e implican la salida del santo al exterior. Un caso singular tiene lugar en Sencelles cada 27 de febrero, día en que se conmemora el aniversario de la muerte de Sor Francinaina Cirer. En este día, con un marcado ambiente festivo, se lleva a cabo una ofrenda floral en la imagen de la beata (delante de la iglesia) y muchas de las fachadas de las casas de la villa se engalanan con flores, macetas y estampas de la beata. En los pueblos de Mallorca son tradicionales las ferias anuales. Cada municipio dispone de una o varias. En los últimos años están proliferando las ferias dedicadas a un determinado producto. Así encontramos la feria de la aceituna (Caimari), la feria de la Miel (Llubí), la feria de la perdiz (Montuïri), la fiesta del vino nuevo (Santa Maria del Camí), las fiestas del vermar (vendimia) (Binissalem), entre muchas otras. Campanet celebra su feria anual el segundo domingo de mayo, con muestras de artesanía y ganadería entre otras muchas actividades que colapsan la parte antigua del pueblo. Una semana después la feria se traslada a Sence- Calle de Sencelles. 223
  • 187. A R Q U I T E C T U R A T R A D I C I O N A L Y E N TO R N O C O N S T R U I D O lles. En el año 2004 se ha iniciado una feria de oficios artesanales en Campanet, que tiene lugar en el otro extremo de pueblo, en la barriada de Son Puça. Prácticamente no existen barrios de oficios. El único vestigio son las antiguas torres de molinos harineros que, lógicamente, se localizan en las partes más altas y ventosas de los pueblos. Es destacable la proliferación de restauraciones de estos edificios para convertirlos en viviendas, aunque no siempre respetando sus características tipológicas. En Campanet se conservan aún diversos tejares y talleres de artesanos en funcionamiento. Las dimensiones de los núcleos de Campanet y Sencelles no permiten una gran proliferación de zonas de ocio, función que ejercen las plazas principales de los núcleos. Los cafés más antiguos y los locales para la tercera edad son los más concurridos por las personas mayores, mientras que las plazas secundarias son las preferidas por la gente joven. Ambos municipios disponen de una buena infraestructura deportiva, con piscina, polideportivo, campo de fútbol, etc. En ambos municipios se localizan diversos lugares de una significación especial, ya sea histórica o legendaria, como es el caso del pou d’en Gatell, en Campanet. Plaza Llorenç Riber. Campanet. Detalle de la iglesia. Campanet. Arquitectura urbana. Lugar público cerrado Edificios monumentales Lógicamente los núcleos urbanos concentran los principales edificios del término municipal. Son destacables los edificios de carácter religioso, entre los que sobresalen las iglesias parroquiales. La iglesia parroquial de Sant Miquel en Campanet fue iniciada en 1717 y de su interior destacan el órgano barroco, la capilla de San Victoriano (que acoge sus restos) y el retablo mayor. El exterior del templo desta- Museo del barro. Marratxí. 224
  • 188. MALLORCA RURAL (ISLAS BALEARES) Iglesia de Sant Miquel. Campanet. Iglesia. Sencelles. ca por su sobriedad y por la omnipresencia de la piedra. Por su parte, la iglesia parroquial de Sant Pere en Sencelles se empezó a construir el año 1691 y dispone de seis capillas a cada lado (derecha: la Virgen del Carmen, las Ánimas, el Rosario, Santa Águeda, Santo Tomás de Aquino y la Purísima Concepción; izquierda: San Joan Bautista, San Antonio Abad, el Nombre de Jesús, Santa Catalina Tomás, San José y el campanario). Pero no son las únicas iglesias de estas demarcaciones sino que la mayoría de aldeas cuentan con su propio templo. Situada en la zona rústica, la pequeña iglesia de Sant Miquel data de la época de la conquista de Mallorca por las tropas del Rey Jaime I, allá en el siglo XIII, y constituye una de las joyas arquitectónicas de la comarca. Esta parroquia está mencionada ya en la Bula del Papa Inocencio IV del año 1248. El templo dispone de una única nave, dividida en tres tramos por dos arcos diafragma que sostienen la cubierta de madera a dos aguas. Sobresalen dos espadañas y algunas tejas decoradas. De su interior son remarcables el retablo de San Miguel (XVII) y el retablo del Rosario del XVI, además de la imagen del Santo Cristo, muy venerada por los lugareños. En el año 1978 la iglesia fue declarada Bien de Interés Cultural. Es también destacable la casa natal de Sor Francinaina Cirer, en Sencelles, hoy convertida en convento y museo donde se pueden observar gran parte de los muebles y enseres utilizados en el siglo XIX. Entre las habitaciones más relevantes destaca la cocina. Son también dignos de observar los suelos y el patio, el horno, la cisterna y un particular vía crucis. Entre los edificios civiles destacan únicamente la casa consistorial de Campanet (siglo XIX), de estilo historicista, y la casa llamada la Sala Vella, edificio de origen medieval que albergó el antiguo ayuntamiento. En la parte baja del casal, hoy destinado a fines sociales, se ubicó la prisión del municipio. En Sencelles sobresale la casa de Can Grau, antaño sede temporal del Ayuntamiento. Actualmente se dedica a casa de cultura y alberga el archivo municipal. 225
  • 189. A R Q U I T E C T U R A T R A D I C I O N A L Y E N TO R N O C O N S T R U I D O Banco y farola. Sencelles. Acera. Sencelles. Respecto a los conjuntos urbanos merecen especial atención algunas calles de Campanet próximas a la plaza mayor. Es el caso de las calles de San Miguel y la calle Mayor, además de algunas pequeñas calles y callejones que aglutinan la mayor parte de los ejemplos de arquitectura popular de la población. En el mismo municipio, la aldea de Ullaró merece una visita, tanto por su conjunto (las intervenciones patrimoniales que se han hecho han respetado básicamente la arquitectura de la zona) como por la presencia de algunos edificios de interés como la casa de Son Ponç, o el que fuera antiguo oratorio de Son Garreta, en la fachada de la cual se pueden observar una espadaña y un reloj de sol. Por su parte, el núcleo urbano de Sencelles dispone también de un casco antiguo con elementos de gran interés (como por ejemplo el vía crucis), pero este municipio destaca por sus aldeas habitadas como Jornets, Ruberts, Cas Canar, etc., donde la arquitectura popular mallorquina se hace patente en todo su esplendor. Son destacables también los hostales, lugares muy vinculados a la antigua red de carreteras y hoy convertidos en viviendas o en restaurantes. La importancia del eje viario Palma-Alcúdia nos ha dejado algunos ejemplos muy dignos, especialmente en Campanet. También vinculados a la red de transportes, los edificios ferroviarios abundan en Mallorca, aunque los municipios de Campanet y Sencelles no poseen infraestructuras de este tipo. De todas maneras, muy cerca de Sencelles encontramos algunas estaciones de líneas en desuso, hoy reconvertidas o abandonadas. Otro edificio singular localizado en Sencelles es el colegio público de Can Bril, iniciado en el año 1933 según proyecto del arquitecto Guillem Fortesa Piña. En la plaza de la Concepción de Biniali sobresale un singular monumento conmemorativo que recuerda la declaración del misterio de la Inmaculada Concepción por parte del Papa Pío IX. El monumento, iniciado el año 1854, consiste en un obelisco que sostiene una imagen de la Purísima. 226
  • 190. MALLORCA RURAL (ISLAS BALEARES) Arquitectura menor urbana. Los muebles El tema del mobiliario urbano engloba una serie de elementos que deberían configurar las características definitorias de la identidad de un pueblo. Sin embargo nos encontramos con otra realidad bien distinta. Podemos afirmar que a principios de este siglo la globalización ha llegado también a este campo. El hecho insular condiciona toda una serie de circunstancias que nos diferencian del resto de las comunidades autónomas que conforman la península. Una de ellas es que la industria más potente es la turística y por lo tanto estamos inmersos en una monoeconomía que no ha favorecido un desarrollo industrial como el que puede existir en otras comunidades autónomas del resto del país. Tampoco contamos con recursos naturales como la explotación de minas que hayan generado otro tipo de gestión de los recursos como se da en otros lugares. Otra cuestión que hay que tener en cuenta es que no se da un diseño propio generalizado. Este hecho se debe a que no hay industria, así como tampoco la infraestructura que la rodea, y por lo tanto nos encontramos con un consumo de productos de otros lugares y diseños más o menos estándar. Con este panorama lo que sucede es que dependemos de la importación. Por lo tanto se dan pocos vestigios de autenticidad en los lugares públicos de nuestras aldeas, ya que van desapareciendo poco a poco los oficios que artesanalmente elaboraban este tipo de mobiliario a través de la manipulación de las materias primas importadas y se ha ido pasando a la compra de elementos prefabricados. Es entonces normal encontrar un tipo de mobiliario urbano idéntico a otro de cualquier punto de la península. Partiendo de estas premisas, nuestra isla es, de las tres del archipiélago balear, la que tiene más riqueza geográfica, ya que cuenta con Escalera y pasamanos. montañas, valles, el pla y la costa y esto favorece una diferenciación entre los municipios. Otro factor que ha tenido mucha influencia en este campo es el político. A finales de los años noventa se aprobó un plan “El Pla Mirall”, financiado entre las distintas administraciones y diseñado para recuperar el paisaje urbano de las islas. Con este plan se han realizado muchas obras a lo largo de estos años que han ido en detrimento de la personalidad e identidad de muchos pueblos y han creado una cierta unidad artificial que antes no existía. Es de esta forma que podemos encontrar aceras y enlosados que han sustituido los baldaquines de piedra que han caracterizado muchas de las calles de los centros históricos y que hoy en día son sustituidos por losas artificiales. El elemento diferencial identificativo de cada pueblo por excelencia es el de las placas de los nombres de las calles y plazas. Es muy frecuente encontrar algunas antiguas y otras más modernas ubicadas en el mismo sitio con 227
  • 191. A R Q U I T E C T U R A T R A D I C I O N A L Y E N TO R N O C O N S T R U I D O para los habitantes de los pueblos, tales como la realización de hechos o gestas que los han hecho merecedores de un lugar destacado en la historia local. Por este motivo es frecuente encontrar plazas con nombres de estos personajes y algunas esculturas, bajorrelieves, bustos o estatuas con las correspondientes placas conmemorativas. Estos personajes pueden haber nacido o vivido en el pueblo, por lo que encontramos alguna placa que nos indica que tal personaje nació o vivió en tal edificio. En ocasiones se han habilitado como casas museo. También es frecuente encontrar las estaciones del vía crucis en diferentes manifestaciones artísticas, como son baldosas o cruces en fachadas de las casas de los pueblos y que en las procesiones marcan los circuitos establecidos. Los elementos históricos son los que salvan la identidad de cada pueblo, ya que son elementos únicos y característicos del devenir de los siglos, que cuentan con una larga historia y que afectan a la configuración urbanística de los municipios, puentes, pozos, fuentes, cruces de término. Estos lugares suelen ser frecuentados por los adolescentes que se dan cita en estos sitios para reunirse y pasar el rato. En algunos pueblos estos mismos elementos sirven como punto de partida o de parada para las romerías u otras celebraciones que discurren a lo largo del año. Estaciones del Vía Crucis de Sencelles. la finalidad de conservar la memoria. Las placas que deben llevar el escudo del pueblo también diferencian la identidad de éste, como son los vados y las tapas de las redes de saneamiento público. Una de las cuestiones que se ha podido constatar a lo largo de este estudio es que curiosamente las plazas tienen una personalidad diferenciada del resto. Generalmente cuentan con un mobiliario propio y que no tiene por qué repetirse en otra plaza del mismo pueblo (Sencelles), pues hay plazas que cuentan con bancos realizados exclusivamente para ese lugar y están elaborados con distintos materiales que van desde el cemento, la madera, la forja o los mixtos. Las obras escultóricas generalmente responden a los hijos ilustres de cada pueblo, que en cada ayuntamiento tienen un lugar especial. Las galerías de hijos ilustres son auténticas pinacotecas locales, y representan parte de su patrimonio histórico. Éstas generalmente cuentan con obras pictóricas que los representan y ocupan un lugar privilegiado en los edificios públicos, como pueden ser las salas donde se realizan los plenos de los ayuntamientos. Estos personajes generalmente son de carácter religioso o reconocidos ilustrados que han significado en algún momento un ejemplo La vivienda civil exterior La casa y el aspecto exterior El núcleo urbano Desde el punto de vista metodológico, el aspecto de la casa urbana en los núcleos foráneos de Mallorca se puede dividir a partir de la pertenencia de sus propietarios a uno de los tres estamentos básicos de la sociedad tradicional: oligarquía (terratenientes, nobleza), clases medias (mercaderes, farmacéuticos, representantes de la Iglesia, letrados) y payeses1. 228
  • 192. MALLORCA RURAL (ISLAS BALEARES) Portales. Can Polla. Lloseta. En cuanto a las casas de la oligarquía, la vivienda presenta una serie de símbolos claros e inequívocos. La primera característica a destacar es la monumentalidad. Si bien en Mallorca la casa del payés o la de la clase media suele contar con una planta baja y un piso, la vivienda de la oligarquía cuenta con una o dos plantas más un desván (porxo). De todas maneras, esta característica no se repite siempre, ya que a veces encontramos casas pertenecientes a la clase noble compuestas de planta baja más piso. A la monumentalidad se le suele añadir la decoración exterior de la fachada o de las ventanas, siempre de acuerdo con el estilo artístico predominante en la época de construcción o reforma. Tampoco suele faltar el emblema de la familia, ubicado generalmente en un lugar visible y destacado del exterior del conjunto arquitectónico. Algunas presentan un patio (clastra), al cual se accede mediante un gran arco redondo o, a veces, mediante un portal dintelado, que da inmediatamente a un zaguán y luego al patio. Esta distribución es la que se repite mayoritariamente en la casa noble rural (possessió) y que también se suele dar, aunque con menos frecuencia, en las casas más notables del casco urbano. En este caso, solemos encontrar el escudo familiar, bien sobre la clave del arco exterior, bien en algún punto visible del patio (que suele ser sobre la puerta de acceso a la vivienda o en los capiteles de las columnas que sostienen los arcos del zaguán). La heráldica también puede aparecer en las ventanas exteriores del edificio, aunque no es tan corriente. Las viviendas urbanas de la oligarquía terrateniente suelen recibir el nombre de posada (más el linaje del propietario), donde el uso de la heráldica suele ser una constante con una finalidad de distinción, reconocimiento y poder. Algunos ejemplos de portales. 229
  • 193. A R Q U I T E C T U R A T R A D I C I O N A L Y E N TO R N O C O N S T R U I D O Un buen ejemplo de esta fórmula arquitectónica la tenemos en Can Ramis, en Sencelles. La fachada principal presenta un gran portal dintelado, con jambas de piedra viva de grandes dimensiones. El zaguán muestra a la derecha un recinto donde se halla la tina de vino, sin los escalones tradicionales, mientras que a la izquierda se puede ver una prensa de uva. A la derecha del recibidor, nos encontramos con el portal dintelado que permite bajar a la bodega, con nueve escalones. Aquí, en el dintel se muestra un escudo con la fecha de 1870, año de la fundación de la bodega. El escudo está cuartelado, y se corresponde a los apellidos Molines, Amengual y Ramis. Otro ejemplo de casa de la oligarquía, en este caso sin patio, puede ser Cas Metge (c/ Sor Francinaina Cirer, 48), en el mismo pueblo. Presenta una fachada reformada recientemente, con sillares de arenisca y de tres plantas de alzado. El portal es dintelado y tiene dos ventanas laterales. La segunda planta muestra un balcón sobre el portal, y dos ventanas balconeras, una a cada costado. Corona el balcón el escudo de la familia Campaner, la antigua propietaria de la casa: una campana y, encima, un ave fénix dentro de una hoguera, y el lema que dice “Phoenicis inter oves nomen campana sonabit”. La familia Campaner estuvo fuertemente enraizada en Sencelles y duró hasta el siglo XIX. En el caso de Campanet, podemos destacar los edificios de la Posada de Maçana (plaça Posada de Maçana. Major, 7), que se corresponde con una casa señorial de época barroca, sin duda una de las más interesantes de este período artístico. En este caso, el edificio cuenta con dos plantas más desván. También cabe destacar la Posada de Biniatró (c/ Sant Miquel, 20). Se trata de una casa señorial con dos plantas, más un desván, y dotada de una fachada muy alargada. Presenta el portal principal un poco desplazado, rematado con un arco redondo y con jambas de piedra viva. A la parte derecha de la fachada podemos ver un curioso relieve de una cruz, en cuya peana encontramos la figura de una mano. Otro ejemplo a destacar es Can Colom (c/ Major, 9), ya que fue la posada de los propietarios de la possessió de Gabellí Gran. Ejemplos de esta clase en Campanet (aunque las casas cuentan con menor dimensión y monumentalidad) son Can Muntaner (c/ Cantó des Càrritx, 37), Son Colom, Can Gaieta, Can Seguí (c/ Major, 39, 45 y 84). Algunos ejemplos de ventanas. 230
  • 194. MALLORCA RURAL (ISLAS BALEARES) Otros ejemplos destacables que podemos encontrar en diferentes pueblos de la isla son Sa Baronia, en Banyalbufar, edificio paradigmático donde confluyen todos los elementos citados (patio, portal de arco redondo, escudo familiar, cisterna central) más una esbelta y bien conservada torre de defensa medieval. Otros ejemplos pueden ser Can Tallades o Can Dameto, en Campos; la Posada de Can Prohom o la Posada de Bàlitx, en Sóller; Can Dameto, en Búger; Son Morro, en Mancor de la Vall, etc. Como se ha citado, no es excepcional encontrar edificios reformados o construidos a partir de finales del siglo XIX o principios del XX por la nueva clase enriquecida (generalmente indianos o letrados) que se corresponden con los estilos modernistas o regionalistas. Pueden valer como ejemplos algunos edificios de Sóller (Can Prunera, Can Bala), Bunyola (Vila Francisca, Can Manuel), Mancor (Vil·la Conchita). Un caso interesante en Campanet es Cas Notari, edificio construido en el siglo XIX sobre un nuevo solar a partir de la configuración urbanística moderna. También, por su modernidad y distinción, podemos destacar Cas Senyor, en Santa Eugènia y Cas Sant o Can Salom, en Campos. En cuanto a los edificios de los propietarios pertenecientes a la clase media, a veces la frontera que los separa con los de la clase noble suele ser nula o poco destacada. Quizá la más común es la que hace referencia a la pérdida de la monumentalidad, aunque sus dimensiones suelen denotar un cierto estatus. La diferencia sobre todo suele radicar en la reducción de los elementos decorativos (en los que puede aparecer una fecha o un símbolo religioso), en la pérdida de la heráldica y en que la casa gana en el aspecto funcional y pierde en el simbólico. En el caso de Sencelles, podemos encontrar edificios como Son Mansena (c/ Sor Francinaina, 46), del siglo XVIII. Presenta una fachada con alzado de dos plantas. El portal es de piedra viva y tiene arco redondo con sillares de buenas dimensiones y con incisiones que simulan dovelas estilizadas. Las jambas son de una pieza y consta de enjuta. Justo encima se muestra un sillar de piedra rojiza que muestra la fecha de 1726. Al lado de este edificio encontramos Can Bruno (nº 34), cuya fachada es de tres plantas, con portal con arco rebajado, con la fecha grabada de 1889. También podemos englobar en este grupo la Posada de Can Romanyà (c/ del Rafal, 16), la cual fue de la familia Ramis. El edificio ha sido reformado recientemente. Tiene fachada de tres plantas de alzado. El portal es de arco rebajado, en cuyos costados hay dos ventanas. En el primer piso hay un balcón y dos ventanas halconeras, protegidas por vierteaguas. En Campanet tenemos también buenos ejemplos de edificios pertenecientes a esta clase. Puede servir el caso de Can Arnavet (c/ de la Creu, 34). Se trata de una casa de 1774, con tan sólo planta baja y piso. Destaca también Can Llorenç Riber (c/ Major, 27), uno de los representantes más importantes de la poesía mallorquina de principios del siglo XX. Un caso paralelo a este anterior es el de la Casa de Miquel del Sants Oliver (c/ Miquel dels Sants Oliver, 14). Podemos situar en este grupo Can Barcer (c/ Major, 37) o Can Pere Seguina (c/ Major, 51). Un caso curioso es el de Can Toni Marxando (C/ Sant Miquel, 81). Se trata de una casa muy transformada, en la cual se ha conservado una interesante ventana con el antepecho y el dintel triangulares. Finalmente, en cuanto a las casas pertenecientes a la clase payesa se puede observar una reducción de las alturas: planta baja más un piso, con una disminución importante del casco y sus volúmenes. A veces, al costado del portal principal se abre alguna ventana, aunque a veces ésta incluso desaparece. La fachada, ante todo, denota austeridad. Los elementos decorativos son nulos y suelen presentar 231
  • 195. A R Q U I T E C T U R A T R A D I C I O N A L Y E N TO R N O C O N S T R U I D O La configuración de la possessió es variada y depende de la situación geográfica, del tipo de explotación agraria y, finalmente, del poder y estatus de su propietario. Por uno de estos motivos, la configuración interna y la distribución de las dependencias en primer lugar dependerá de si la finca se halla en la sierra (donde el cultivo predominante es el olivo) o en el pla, donde la bodega se convierte en un claro protagonista. En cuanto al exterior, si bien existe esta diferenciación a partir de su ubicación, así como de su evolución histórica y propietarios, podemos establecer una serie de características comunes, entre las cuales evidentemente está la monumentalidad. La possessió es, sobre todo, un símbolo de poder bajo el cual se organiza y un enfoscado compuesto por arcilla y cal, o bien, si la casa sigue habitada en la actualidad, por una capa de cemento y pintura, generalmente blanca. En el caso de Campanet podemos encontrar buenos ejemplos de esta clase en la calle del Cantó des Càrritx, en los números 9, 14 y 28. En la calle de Sant Miquel, en el número 6 podemos observar Can Ferrà, la cual se encuentra en un nivel más bajo que la calle, para cuyo acceso se habilitó una rampa. En el número 13 de la misma vía está Can Tut, en la que encontramos un portal con arco rebajado de arenisca y una pequeña ventana en el piso, desplazada con respecto al eje de la casa. Como buen ejemplo de austeridad y simpleza constructiva nos encontramos con Ca Madò Niva, en la misma calle, en el número 67. Un caso que puede englobarse en este último grupo es el de los molinos, tanto eólicos como hidráulicos. La gran mayoría han sido rehabilitados o están en proceso de serlo, y actualmente están destinados a viviendas. En el caso de Sencelles, donde sólo encontramos molinos de viento, podemos observar buenos ejemplos de este fenómeno: molí de Cas Ferrico (c/ Església, 21), molí de Can Cinto (c/ del Gall) y muy próximo a éste último, molí de Can Mopi. En Campanet, por ejemplo, destaca el molí de Can Pastera. La vivienda rural En la ruralía de Mallorca, como en el ámbito urbano, la vivienda se ha estructurado a partir del estamento social al cual pertenecen sus propietarios. Esto no sólo implica la arquitectura sino que también se relaciona directamente con las grandes extensiones de territorio que domina y controla. La máxima expresión de casal rural en Mallorca es lo que se denomina possessió. Este concepto equivale al menorquín lloc, al de masia en Catalunya y al de cortijo en Andalucía. Plantas de edificios rurales. 232
  • 196. MALLORCA RURAL (ISLAS BALEARES) controla un gran contingente humano (agricultura y ganadería) que trabaja única y exclusivamente para los propietarios terratenientes. En muchos casos se han asimilado algunas casas al concepto europeo de palacio, aunque esta denominación no es del todo aplicable a la realidad histórica de la finca. Tan sólo se ha acercado a este concepto Raixa, en Bunyola, por estructura y sobre todo por finalidad. Podemos establecer dos tipos de estructuras en las possessions: las que poseen patio (clastra) y las que no. De la misma manera que las casas urbanas de la oligarquía (posadas), muchas cuentan con el patio, en el centro del cual se encuentra la cisterna que recoge agua proveniente del tejado. Para acceder al patio se atraviesa el portal principal, que suele ser de arco redondo, rebajado o romano. El patio es el centro de las comunicaciones con el resto de edificios y dependencias que cierran el conjunto arquitectónico. Salvo contadas excepciones, el patio siempre está empedrado (con cantos rodados o losas). En algunas possessions, el patio es un espacio rectangular abierto y limitado en dos o tres de sus costados por los edificios del conjunto, y tapiado por los costados no edificados. Buen ejemplo de este sistema constructivo lo encontramos en Son Garau, Monnàber Vell y es Fangar, en Campanet; Son Aloi y S’Eriçal, en Sencelles. Muchas de estas possessions que cuentan con patio suelen presentar una alta y sólida torre de defensa, generalmente datadas todas a partir de finales del siglo XV y buena parte del XVI. La torre es de planta cuadrada o rectangular (aunque excepcionalmente también puede ser redonda) y presenta un aparejo tradicional, con restos de algunos elementos propios de su función defensiva (matacán, aspilleras, etc.), aunque en algunos casos se muestra embebida dentro del mismo edificio a causa de reformas posteriores o con un revoque que suele eliminar el viejo aspecto. Encontramos las torres Casa rural. generalmente en casas cercanas al litoral, ya que eran más vulnerables a los ataques marítimos, aunque en el interior de la isla también están presentes. Sirvan como ejemplo Sa Baronia, Son Balagueret, Son Bunyola (Banyalbufar); Muleta (Sóller); Bàlitx d’Avall (Fornalutx); Son Catlar, Son Lladó (Campos), Montblanc (Maria de la Salut), Son Noguera (Llucmajor), Son Fortuny (Estellencs), Son Gual (Valldemossa), Formentor (Pollença), etc. Las que no cuentan con clastra son aquellas que presentan el conjunto de las edificaciones más o menos alineadas una a continuación de la otra, y que en este caso el espacio exterior se denomina carrera. Al igual que el patio, suele estar empedrado. De esta tipología contamos con numerosos ejemplos en los municipios que nos ocupan: Jornets, Son Xotano, Son Jordà, Son Sant Joan de Sonarrossa (Sencelles); Caselles Gran, Caselles Petit, Es Rafalet (Campanet). La fachada principal del conjunto suele rematarse con el escudo heráldico de la familia a la cual pertenece. El lugar más corriente es sobre la clave del portal principal o a veces predomina el punto más visible de la fachada con respecto del camino de entrada (Son Sant Joan de Sonarrossa, Jornets, en Sencelles; Son Nét, en Puigpunyent; Sa Granja, en Esporles). Este símbolo puede también encontrarse en el interior, en la cisterna, en el portal que accede a la parte destinada a los propietarios o en algunas de las ventanas. 233
  • 197. A R Q U I T E C T U R A T R A D I C I O N A L Y E N TO R N O C O N S T R U I D O dependencias de los sirvientes, que generalmente solían ocupar una zona de los desvanes. Dentro de este conjunto, a veces integrada en la zona de los señores, o a veces separada, encontramos la capilla. La segunda parte más importante del conjunto era la zona dedicada a la vivienda del arrendatario (amo), que evidentemente estaba desprovista del lujo que dominaba en la parte de los propietarios. Aquí encontramos, además de las habitaciones y de la cocina, las dependencias agrícolas y de subsistencia: despensas, graneros, la salera, la sala de elaboración y curación del queso, etc. Dentro de este conjunto, encontramos en las casas de montaña la almazara (tafona), una sala independiente en la que se reúnen todos los elementos necesarios para la producción de aceite. En cambio, en el caso de las possessions del centro de Mallorca, y en substitución de ésta, aparece el lagar (celler), ubicado bajo el edificio y donde se guardan celosamente las botas de vino, moscatel y vinagre. El resto de edificaciones rurales son las que servían históricamente como apoyo en la explotación de las grandes possessions, que en Mallorca reciben el apelativo de rafal. Pero por otro lado, también se daban pequeñas propiedades que surgían de los establecimientos (generalizados a partir del siglo XIX) de las grandes propiedades. Estas viviendas presentan una estructura a una sola vertiente, cuya fachada principal suele estar orientada hacia el mediodía o poniente. Presentan un portal principal generalmente redondo, aunque también puede ser de dintel, con un solo piso. El revoque está hecho con mortero y delante de la fachada se extendía una pequeña carrera empedrada. Adosada a la fachada suele estar la cisterna, la cual recoge el agua de la lluvia procedente del tejado. En los laterales de la casa o en la parte anterior se alzan las dependencias destinadas al ganado y resto de animales domésticos. Possessió portal. Las alturas del edificio suelen variar a partir de las condiciones geográficas y estamentarias que hemos citado. Generalmente la possessió cuenta con una planta baja, un primer piso y un desván. Aunque son frecuentes las que sólo cuentan con una planta sin desván. Excepcionalmente encontramos alguna possessió que exhibe su monumentalidad y su poder mediante la presencia de dos pisos y un desván sobre la planta baja. Éste es el caso de Raixa, en Bunyola, de Sa Granja, en Esporles o de Son Torrella, en Santa Maria del Camí, tres de los máximos exponentes de gran casal rural de la nobleza más poderosa de la isla. La possessió, como se ha visto, es un conjunto de edificaciones o bloques que responden a un uso muy concreto. En primer lugar, en toda possessió está la parte de uso exclusivo del propietario terrateniente (cases des senyors), donde se hallan las habitaciones, salas más suntuosas o adaptadas a esta clase social. También cuentan con una cocina propia. Dentro de este conjunto se encuentran las 234
  • 198. MALLORCA RURAL (ISLAS BALEARES) distribuyen por los alrededores de la iglesia y de la plaza del pueblo. En el caso de Campanet, las casas más destacables y antiguas del pueblo las encontramos distribuidas básicamente sobre tres ejes: la plaza Mayor (donde se alza la iglesia), la calle Mayor y la calle de Sant Miquel. Recordemos que la construcción de alguna casa notable al lado de la iglesia parroquial del pueblo suele darse a finales del siglo XIX a partir de la obligación, por motivos sanitarios, del traslado del cementerio a las afueras del núcleo urbano. Esto propicia la aparición de un solar, lo que era aprovechado por las clases sociales más pudientes de la época. El caso más paradigmático en los dos pueblos de referencia es, sin duda, Cas Notari (plaça Major, 24), en Campanet. La orientación de la fachada está muy condicionada a partir del trazado urbano del pueblo. Si bien la tendencia es la de buscar la mayor insolación del pueblo (orientación sur), la orientación responde a la evolución histórica del tramado urbano. El condicionante de la búsqueda de mayor insolación se da mayoritariamente en la casa rural, sea ésta de la clase terrateniente o bien de las clases bajas. Barraca. Zona Llucmajor. Diseminadas por los campos se construían las denominadas barraques. Son pequeñas casetas cuya finalidad es la del auxilio en las tareas del campo: resguarecerse de la lluvia, pequeño almacén provisional para las herramientas o granos, etc. Carecen de toda comodidad, ya que su finalidad es estrictamente agrícola o ganadera (o ambas a la vez). En la montaña, sobre todo en el valle de Sóller, aparecen los porxos d’olivar, que también son pequeñas casetas, de una vertiente, que sirven de auxilio para las tareas de recogida de la aceituna y mantenimiento del olivar. Ubicación y orientación Construcción y ornamentos En cuanto a la vivienda urbana, las casas principales y las más preciadas se ubican en el inmediato radio marcado por la iglesia y por la plaza principal. El caso de Puigpunyent a este respecto es muy paradigmático. El núcleo urbano está dividido en dos barrios, el de Son Bru (norte), donde se concentran las casas de payeses; y el de la Vila, donde alrededor de la iglesia parroquial se alzan las casas más importantes del pueblo: Sa Taverna, Es Quarter, Can Felet y Ca l’amo en Jordi. Un caso paralelo lo encontramos en Bunyola, donde las edificaciones de la clase payesa se concentran en la parte alta del pueblo, en el barrio conocido como es Barracar, mientras que los edificios más notables se Generalmente en la construcción se utilizaban materiales procedentes del mismo municipio o de municipios cercanos. En el caso de Sencelles, se utilizaron pequeñas canteras de la zona; en cambio, en Campanet, se sabe que fueron usados, juntamente con los del mismo municipio, materiales procedentes de canteras y explotaciones tan importantes como las del municipio vecino de Selva. La construcción de cada casa es siempre variable, aunque podemos encontrar algunos rasgos generales. Las casas de la oligarquía presentan evidentemente un casco mucho más complejo, grande y sólido, que las del resto de clases sociales. 235
  • 199. A R Q U I T E C T U R A T R A D I C I O N A L Y E N TO R N O C O N S T R U I D O usaba el mortero (cal mezclada con arcilla) y para revocar los interiores se daba una capa de cal. El mortero se fue dejando a favor del cemento porland a partir de la década de los cincuenta del siglo XX; vigas de diferentes maderas para aguantar la estructura superior (raros son los artesonados, aunque encontramos algunos en casas nobles y possessions –Alfabía–); y finalmente tejados, que se cubrían con teja árabe a una o dos vertientes, o –raramente– con diversos faldones, dependiendo de la estructura de la vivienda. En los dinteles de las puertas y ventanas se solía usar piedra viva o arenisca, aunque también se pueden ver de acebuche u olivo en las casas más humildes. Vigas de madera. Ésta tiene generalmente varias crujías, divididas por paredes maestras y cerradas por muros sólidos y altos. Desde el vestíbulo se puede pasar de una crujía a otra mediante arcos rebajados o portales dintelados. Las viviendas de la clase media suelen presentar una o dos vertientes, con un casco mucho más sencillo. Las viviendas de la clase payesa presentan una estructura muy simple, basada generalmente en una o dos paredes maestras que ayudan a descargar el peso del primer piso o del tejado sobre su base y los muros. La construcción de la vivienda iba siempre a cargo del propietario, fuera éste de la clase oligárquica o de la clase payesa. Para su edificación se contrataba un jefe de obra (mestre d’obres), quien se apoyaba en uno o más albañiles (picapedrers). La clase de los oficiales contratados también iba en relación con el tipo de obra a ejecutar. Si se trataba de una vivienda rural o de la clase payesa o media, generalmente era del pueblo o de las proximidades. Si se trataba de la construcción o rehabilitación de una posada o possessió poderosa, el propietario se hacía con los servicios de maestros específicos que podían provenir de la capital o incluso del extranjero (por ejemplo, en Raixa, donde trabajaron tratadistas y arquitectos vascos e italianos, o en Canet donde actuaron tratadistas franceses). En cuanto a los materiales, éstos suelen ser muy uniformes: piedra viva y arenisca para los muros y paredes. Como sistema de fijación se Decoración exterior La casa urbana de los pueblos de Mallorca suele responder a unos arquetipos muy generales. Un sistema de revestimiento de la casa urbana –que también se sigue en la possessió– es la del revoque mediante mortero, bajo el cual se dejan ver piedras del muro, ya sea parcial o mayoritariamente. Esta solución es más habitual en las casas pertenecientes a la clase media y sobre todo en las de la clase payesa. En estos dos casos, si la vivienda sigue en uso, la fachada se ha recubierto en las últimas décadas con una capa de cemento y pintura, aunque en la actualidad se observa un incremento del interés por volver a mostrar la piedra. A diferencia de Menorca o Eivissa, las casas mallorquinas no se blanquean con cal, sino que esta solución sólo se daba en el interior de la vivienda como aislante. En el exterior sólo se aplica a los laterales de puertas y ventanas. En Campanet, por ejemplo, encontramos en Son Xapeta (c/ de Son Massanet) o en la casa del carrer de Sa Font, en el número 34. En Sencelles podemos observar un buen ejemplo en Can Nadal, en Jornets. Un sistema de ornamentación de la fachada es colocar sobre el revoque piedras de pequeñas dimen- 236
  • 200. MALLORCA RURAL (ISLAS BALEARES) siones. Generalmente la colocación responde a una distribución aleatoria (y más o menos uniforme) pero en algunos casos éstas se presentan formando figuras geométricas con finalidades decorativas. Encontramos en Campanet la casa de Can Llobera, que responde a este tipo de distribución. También en este pueblo se halla una fachada que combina los dos sistemas: Can Arnavet. A lo largo de la fachada encontramos la decoración con piedras mientras que en los costados del portal principal y de las ventanas se distribuyen de forma geométrica. Con estas mismas piedras se pueden dibujar algunas formas sobre la fachada, rompiendo de esta manera con la linealidad de la pared: es el caso, por ejemplo, de Cas Metge Rei, en Santa Maria del Camí, o Can Mas, en Esporles. Otra fórmula de ornamentación es la de pintar la fachada mediante distintas tonalidades del mismo revoque, dibujando formas geométricas. Dos casos muy significativos son los de Can Baixet, en Ruberts, y el de la casa principal de Jornets, ambas en el municipio de Sencelles. En menor medida encontramos también fachadas pintadas con colores “no tradicionales”. Éstas suelen ser producto de nueva construcción o reforma de finales del siglo XIX o primer tercio del XX, cuando afloran los estilos regionalista y, sobre todo, modernista. En los municipios que mayoritariamente nos ocupan tenemos el claro ejemplo de la Posada de Can Romanyà, en Sencelles, donde las líneas de imposta, los vierteaguas y el voladizo están pintados de amarillo. También, en el mismo pueblo, podemos contemplar Can Grau (la actual Casa de Cultura) en la que la fachada presenta una coloración salmón. En cuanto a ornamentación exterior de la casa, ésta suele estar en relación directa con el estatus y condición del propietario. En primer lugar, en algunos casos nos encontramos con el escudo heráldico si esta casa no tiene patio (aunque este matiz no es defini- Balcón. torio). Por ejemplo, en el caso de Mancor del Valle, encontramos el escudo heráldico en Can Catlar. Por otro lado, solemos encontrar muchos casos de fechas en el dintel. Por ejemplo, en Ca sa Costitxera, en Campanet, sobre la clave del portal de entrada, podemos ver fecha esculpida de 1668; en Can Arnavet, también sobre la clave hay un relieve geométrico, con la inscripción Ave María 1774. En Banyalbufar, por ejemplo, tenemos el caso clásico de Cas Cosí (c/ de la Baronia, 3), sobre cuyo portal vemos la fecha de 1661 y el anagrama de Cristo. En Campos también tenemos un buen ejemplo en Can Amer, donde campea el escudo del linaje homónimo. Como ya se ha dicho, algunas de las ventanas presentan ornamentación de la época. En Campanet destaca la de Can Dessel, donde encontramos una ventana de tradición barroca rica en decoración. El antepecho tiene molduras en la parte baja, las jambas están compuestas por columnas salomónicas, y el dintel está decorado con líneas cóncavas y convexas, con un escudo en el centro. En el mismo pueblo también encontramos el caso de Can Ganxo (c/ de Sant Victorià, 1) en el que se pueden contemplar dos ventanas con antepecho, columnas adosadas a ambos lados y, en la de la izquierda, un relieve que representa dos jinetes en el friso. Los balcones son de sencilla factura y tan sólo hacen acto de presencia en las casas de las clases medias y altas. Generalmente aparecen sobre el portal, limitados por una barandilla de 237
  • 201. A R Q U I T E C T U R A T R A D I C I O N A L Y E N TO R N O C O N S T R U I D O Detalle inscripción. Tejas pintadas. hierro (por ejemplo, Can Coves o la Posada de Biniatró, en Campanet). Algunas casas también presentan barandillas de hierro forjado, soportado sobre ménsulas molduradas, como es el caso de Son Colom (c/ Major, 39), en Campanet. A veces pueden aparecer dos o tres, pero es poco usual. Sí es más corriente que el balcón recorra en algunas fachadas alargadas una, dos o más ventanas balconeras (por ejemplo, Cas Notari o Can Horrac, ambas en Campanet). También podemos apreciar balcones limitados por balaustradas de piedra, pero no son tan comunes como los anteriormente citados. Se trata de casas con una reforma o construcción a partir de finales del siglo XIX y suelen estar integradas en los estilos arquitectónicos de la época. Cas Sant, en Campos; algunos de los edificios de principios de siglo de la calle de la Lluna, en Sóller, etc. Un caso característico al mismo tiempo que ornamental es el caso de las tejas pintadas (o tejas de “moro”). Sobre la parte convexa de la teja que sobresale de la fachada se pintaba con almagre (solución de óxido de hierro) con motivos geométricos, vegetales, alegóricos, rostros, frases, fechas, etc. Ejemplos muy interesantes son los de Sóller (Posada de Bàlitx), un buen número de casas en Fornalutx, Esporles (c/ del Mestre Munar), Galilea, Valldemossa, Sencelles (Can Nadal, en Jornets). Curiosamente en Campanet sólo las encontramos en la Iglesia de Sant Miquel. Los grandes salidizos no son corrientes en Mallorca, más bien una excepción. Las casas más humildes suelen rematar la fachada con una o dos hileras de tejas, bajo la cual suele colocarse una canal o tubería para evacuar el agua de lluvia. El sistema tradicional de evacuación estaba hecho a partir de hiladas de tejas en disposición cóncava por las cuales caía el agua hasta la calle o generalmente en una cisterna (por ejemplo, algunas casas de Ses Alqueries, en Santa Eugènia, así como también en pequeñas casetas rurales). El otro sistema general de remate de las fachadas, aplicado sobre todo en las casas de la clase media o alta, es el de la cornisa, la cual se suele decorar con alguna moldura. También abundan las cornisas de cuarto bocel, como se pueden apreciar en abundantes casas del núcleo urbano de Campanet (Posada de Biniatró, Cas Tintorer, la Casa de Miquel dels Sants Oliver). Poco habitual, pero asimismo presente en algunas viviendas, es el uso de bloques de arenisca como cornisa (Can Morell, en Campanet). Los salidizos, como se ha dicho, son poco corrientes, aunque sí presentes en algunas de las casas más notables de los pueblos (Can Tallades, en Campos; Can Manuel, en Bunyola). En cuanto a puertas existe una gran oscilación de materiales y tipologías. En Mallorca suelen usarse para las casas más notables y de clase media maderas procedentes del acebuche (ullastre) y del olivo, aunque también de enci- 238
  • 202. MALLORCA RURAL (ISLAS BALEARES) Escudete y aldaba. Detalle cañizo. na y pino. A veces puede estar clavazonada. Las viviendas pertenecientes a la oligarquía y algunas de las clases medias más pudientes solían usar cerraduras con escudete, sobre el cual podía aparecer alguna decoración de forma geométrica (Can Gaietà, en Campanet; Can Ramis, en Sencelles). Las puertas tradicionales además tienen una aldaba por hoja. Las de las clases medias y payesas presentan unas tipologías muy similares. En cambio, algunas de las casas de la oligarquía presentan ricos trabajos de forja, con formas o dibujos ornamentales. Como dato curioso, en algunas posadas aparecen las aldabas caballeras (baules cavalleres), que son las que se colocan a la altura del jinete, para poder tocar sin desmontar (Sa Torre, en Campos). Las casas payesas o más humildes usaban el sistema del forrellat (cerrojo), consistente en una llave grande, y una barra de hierro con una asidera, que iba pasada entre dos o más anillas colocadas en la puerta y el marco de la puerta o en la pared. Cuando la barra se hacía pasar entre las anillas dejaba la puerta cerrada. movida constantemente durante mucho tiempo antes de colocarla. También es muy común la utilización de baldosa de barro cocido de fang de gerrer y la de pols realizada con polvo de arcilla prensada. Muchas casas levantadas en el siglo XIX y hasta mediados del XX fueron cubiertas con baldosas de las llamadas hidráulicas, hechas con cemento, grava y colorante, de las que existen gran variedad de dibujos y combinaciones. En la actualidad aún se fabrican todos estos tipos de baldosas, aunque de manera testimonial y, sobre todo, para restauraciones. Existen muchos ejemplos en la comarca, aunque vale la pena visitar el casal de Can Xoroi, en Fornalutx, un excelente mostruario de este tipo de baldosa y donde también se pueden observar usadas como zócalos. En los techos, la solución más usual era la envigada con pino del norte. Los espacios entre vigas se rematan con pequeñas bóvedas de yeso. En las casas con más de un piso, el techo del piso superior –normalmente destinado a almacén de alimentos y otros enseres– se cubre con vigas de madera de peor calidad (chopo u otros) sobre las que se dispone un entramado de cañas (encañizada) atadas entre ellas. Según la tradición popular es imprescindible que las cañas hayan sido cortadas en la luna adecuada del mes de enero. En nuestros días tan sólo unos pocos artesanos se dedican a la preparación y colocación de encañizadas, usadas especialmente para restauraciones. Decoración de interiores Uno de los elementos más característicos de las casas antiguas es el suelo. Algunas casas conservan aún los viejos trespol, suelos conseguidos a base de una argamasa de cal y polvo de cerámica. La cal tenía que ser pastada y re- 239
  • 203. A R Q U I T E C T U R A T R A D I C I O N A L Y E N TO R N O C O N S T R U I D O La vivienda civil interior Uso familiar Los testimonios orales de la generación de mallorquines y mallorquinas nacidos en el primer cuarto del siglo XX ponen en evidencia los profundos cambios que se han producido en el ámbito de los usos privados familiares de la vivienda civil. Los factores que más han incidido en estas transformaciones de la utilización de la casa son los avances tecnológicos, como la introducción generalizada de la electricidad, el agua corriente o los electrodomésticos en los hogares, pero también los cambios de mentalidad y de modo de vida (progresiva incorporación de la mujer al mundo laboral, mayor grado de escolarización de las clases medias y bajas de la sociedad, pérdida de importancia de la religión y las costumbres católicas...). Hasta mediados del siglo XX, la mayoría de los nacimientos se producían en las casas particulares, concretamente en el dormitorio principal de la vivienda. Así, no era extraño encontrar en las casas un mueble que ahora puede verse en algún museo: una silla con un agujero en el asiento en la que se sentaba la mujer al comenzar el parto. El dormitorio principal, que era el del matrimonio, solía disponer de dos estancias diferenciadas, separadas por una vidriera, llamadas sala y alcoba; esta última era el espacio en el que se ubicaba la cama. Tras el nacimiento del niño, la parturienta debía permanecer sin moverse apenas de la cama durante unos quince días y sin salir de la casa hasta cuarenta días. Tras el parto y durante este largo período de reposo, familiares, vecinos y amistades visitaban a la madre y al recién nacido. Solían entrar en el dormitorio y si la madre estaba en condiciones de recibir visitas se abrían las puertas vidriera que comunicaban la sala con la alcoba. En caso de que la madre quisiera reposar se cerraban las vidrieras y las visitas Silla paridora. permanecían en la parte de la sala. Si en la actualidad los niños no son bautizados hasta que han cumplido varios meses, hasta mediados del siglo pasado se les bautizaba a los dos o tres días de su nacimiento, a causa de la más elevada mortalidad infantil. Por otra parte, el bautismo se celebraba prácticamente siempre en el hogar, mientras que en las últimas décadas se han generalizado las celebraciones en restaurantes y locales especializados. Solía ser una celebración sencilla, consistente en un refresco a base de dulces, confits (confites) y licores, que eran repartidos en palanganas por los padrinos. Los invitados permanecían en la sala del dormitorio, para no molestar a la madre, mientras que los niños se quedaban en el zaguán o en la planta baja de la casa. Los recién nacidos dormían, como ahora, en el dormitorio de los padres, en una cuna que en Mallorca se llama bres o, más raramente, vou. Se trataba de una camita, generalmente de madera, con las patas curvas para poderla mecer. 240
  • 204. MALLORCA RURAL (ISLAS BALEARES) Desde entonces, si los padres daban su consentimiento, los enamorados podían reunirse en la casa. Se sentaban en sillas, una junto a otra pero suficientemente separadas, en la sala o en la cocina, según la categoría de la casa o la época del año. Solía estar presente la madre de la novia, que se sentaba junto a los enamorados mientras cosía, bordaba, etc. Por norma general, el día de la boda la novia se vestía en su casa, ayudada por su madre. Finalizada la ceremonia, los recién casados solían acudir a su nuevo domicilio, donde se ofrecía un refresco a los asistentes a la boda así como a vecinos y conocidos que acudían a felicitar a los novios. Más tarde, se servía una comida o, en ocasiones, un berenar (merienda) consistente en chocolate con ensaimadas, a los familiares más próximos y amigos íntimos. Al igual que ocurre con los nacimientos, la mayoría de los fallecimientos han pasado de producirse en las casas a tener lugar en los hospitales. Del mismo modo, el velatorio, que en el pasado se llevaba a cabo siempre en el domicilio particular del difunto, hoy en día se está trasladando a los espacios habilitados para dicho fin que existen en cementerios y hospitales. Cuando un enfermo moría en su domicilio, algunas de las costumbres más extendidas eran parar el reloj de la casa, cerrar puertas y ventanas, descolgar o tapar espejos y cuadros y, pasados unos días, encalar toda la vivienda. Tras el fallecimiento, el difunto era lavado y vestido en el mismo domicilio; la mortaja podía consistir en su mejor ropa, que en el caso de los casados era con frecuencia el traje de boda, o bien un vestido que les identificaba con un santo o santa de su devoción. Se vaciaba la habitación del difunto o difunta de todo el mobiliario y se colocaba el ataúd en el centro. Mientras la familia se vestía de luto, vecinos y conocidos arreglaban y preparaban la habitación destinada al velatorio, que podía ser el comedor, la sala o la cocina. Fogón. La celebración de los cumpleaños tal y como la entendemos hoy en día, con tarta y velas que hay que soplar, regalos, fiesta con los amigos y familiares..., parece ser un hecho muy reciente. Con anterioridad, el cumpleaños se reducía a las felicitaciones de familiares y amigos y, en ocasiones, a la elaboración de alguna comida o dulce fuera de lo cotidiano. Los lugares de juego de los niños dentro de la casa eran, generalmente, los corrales y terrazas, aunque quizás era más frecuente jugar en las calles y plazas, costumbre que el escaso o nulo tráfico facilitaba. El noviazgo hace unos sesenta o setenta años seguía unas pautas sociales bastante fijas y muy similares en todos los pueblos de la isla. En un primer momento, el novio se limitaba a acompañar a la pretendida hasta la casa de ella y se les permitía hablar un rato en el portal. Pasado algún tiempo, llegaba el momento de pedir entrada a los padres de la novia; entonces el pretendiente entraba en la casa, saludaba y pedía permiso para festejar (cortejar). 241
  • 205. A R Q U I T E C T U R A T R A D I C I O N A L Y E N TO R N O C O N S T R U I D O Respecto al uso de la vivienda en fiestas y celebraciones, hay que hacer referencia a la costumbre, que se mantiene en cierta medida en la actualidad, de engalanar los balcones con los llamados domassos (damascos) si la casa estaba situada en el recorrido de una procesión (Semana Santa, Corpus...). Si una casa estaba de duelo, no se engalanaba, y puertas y ventanas permanecían cerradas durante la procesión, aunque se abrían unos instantes en el momento cumbre de la procesión (paso de la custodia con el Santísimo o de una imagen especialmente venerada). Una fiesta que implicaba, y todavía implica, engalanar el exterior de la casa es el Domingo de Ramos, cuando se coloca en los balcones la ramita de olivo o la palma una vez bendecida, que permanecerá allí durante todo el año. En algunas festividades, se podía contemplar en los balcones un elemento denominado alimara (luminaria), iluminación consistente en una serie de recipientes con velas en señal de fiesta. El día uno de noviembre, día de Todos los Santos, era una fiesta importante. Era el día en el que se sacaban los abrigos y vestidos de invierno. Además, en muchas casas se elaboraban y comían buñuelos. Al anochecer, se encendía una llumenera (velón) bien cargada de aceite para que durara hasta el día siguiente o, en las casas más modestas, una animeta (mariposa), es decir un vaso con la mitad de agua y la mitad de aceite con una pequeña mecha revestida de cera y afirmada en un corcho. Cabe recordar también la Navidad, cuando se coloca en algún lugar de la casa el tradicional pesebre. Si hasta ahora hemos tratado de los principales actos extraordinarios que tienen o tenían lugar en la vivienda, como son los nacimientos, fallecimientos, bodas y otras celebraciones, ahora hablaremos de la utilización de la casa en la vida cotidiana. Si hasta hace pocos años las mujeres pasaban gran parte de su tiempo en casa, ocupadas Domingo de Ramos. en las diversas labores domésticas y en el cuidado de sus hijos más pequeños y de las personas mayores de la familia, su progresiva incorporación al mundo laboral está cambiando esta situación. Las comidas y cenas se realizaban en el comedor o en la cocina, según la configuración de la casa, circunstancia que no parece haber cambiado. Una estancia que ha sufrido notables modificaciones es, sin duda, la cocina. La introducción de nuevos sistemas mucho más rápidos para preparar la comida y limpiar los utensilios ha reducido notablemente el tiempo que se pasa en esta estancia. Los cambios respecto a la comercialización de los alimentos, que cada vez se venden más elaborados, también han hecho disminuir notablemente algunas costumbres, como la de matar animales para su consumo o la de escoger las legumbres. En todo caso, hay que señalar que en las viviendas urbanas se solía disponer de animales de pequeño tamaño para consumo propio (gallinas, conejos, palomos...), que eran matados en el corral de la casa, mientras que la labor de seleccionar las legumbres se llevaba a cabo en la cocina. Para leer o estudiar hasta hace pocos años la mayoría de las casas comunes no disponían de un espacio específico. En los días de frío, son y siguen siendo muy frecuentes las veladas cerca de la foganya (fogata) o alrededor del braser (brasero) o camilla. Aunque en muchas casas se han sustituido las brasas por sistemas eléc- 242
  • 206. MALLORCA RURAL (ISLAS BALEARES) Horno de pan. Pila de cocina. tricos mucho menos peligrosos, el brasero o camilla siguen siendo un elemento muy común. Respecto al aseo cotidiano, también en este campo han aumentado las comodidades. Si en la actualidad la mayoría de las casas, aunque sean de configuración antigua, han incorporado cuartos de baño completamente modernizados, no hace muchos años la situación era muy distinta. Existía una estancia llamada excusat (retrete), que solía estar en un extremo del corral interior de la vivienda. Consistía en un reducido espacio en el que una serie de pilares formaban un sitial sobre el cual se situaba una tabla con uno o varios agujeros, cada uno con su tapa de madera; muchas veces no tenía puerta, sino una simple cortina de ropa basta o tela de saco; además, teniendo en cuenta que la introducción del papel higiénico es un hecho muy reciente, era frecuente encontrar colgado en la pared una especie de gancho en el que se clavaban trozos de papel. Por otra parte, en el caso de que existiera una ducha, ésta solía estar en la terraza; al no contar con agua corriente, la ducha funcionaba con un pequeño depósito. La bañera era un elemento muy poco frecuente en la mayoría de casas comunes. Sin embargo, un elemento cumplía una función parecida a la de la bañera: el ribell, un barreño generalmente realizado en barro; en los días de verano, era habitual subir el barreño a la terraza o sacarlo al corral para asearse. Otro elemento de aseo habitual era el lligador, nombre con el que se designaba el tocador situado en las habitaciones y que contaba, entre otros elementos como el espejo, con un ribell pequeño. El ribell del tocador podía tener un desagüe conectado con un cubo para el agua sucia; el agua limpia se tenía en una jarra junto al tocador. Todavía en muchos pueblos, especialmente en los pequeños núcleos de población, se mantiene la costumbre de no cerrar las casas con llave; pocas viviendas tienen timbre. La frase más habitual con la que se pedía permiso para entrar era “Ave María Purísima”. Para invitar a que se sienten las visitas o para salir no hay fórmulas específicas. La mayor parte de las visitas cotidianas son de los vecinos, que acuden a pedir alguna cosa o simplemente a conversar. El lugar habitual en el que se rezaba el rosario era la cocina, especialmente mientras se preparaba la cena. Un aspecto de la vida cotidiana en las casas que se ha modificado notablemente es el de las actividades que se realizan tras la cena y antes de ir a dormir. Antes de que mirar la televisión se convirtiera en la ocupación mayoritaria en esas horas, se escuchaba la radio; y más anteriormente aún, era frecuente que los mayores narraran alguna rondalla, que es el nombre que reciben en Mallorca las leyendas populares de transmisión oral y que conocemos en gran parte gracias a 243
  • 207. A R Q U I T E C T U R A T R A D I C I O N A L Y E N TO R N O C O N S T R U I D O la recopilación realizada a principios del siglo XX por Antoni Maria Alcover. Finalmente, y en relación con las actividades antes de irse a la cama, nos referiremos a una costumbre propia del verano que todavía se mantiene en muchos pueblos y que es conocida como prendre la fresca; consiste en abrir las puertas principales de la casa y sacar a la calle sillas y mecedoras para pasar un rato conversando o, en el caso de las mujeres, bordando o realizando ganchillo. Economía doméstica y espacios para el trabajo en el núcleo urbano y en el campo En las possessions, entendidas como grandes explotaciones agrícolas, vivían y trabajaban, además del amo o encargado, dos tipos de trabajadores: los missatges y los jornaleros. Los primeros ejercían su trabajo durante todo el año, mientras que los jornaleros eran contratados en función de las necesidades de la explotación. Se contrataban jornaleros para recoger las almendras, las aceitunas, las algarrobas, los higos, etc. En una finca de tamaño mediano podían llegar a convivir entre 40 y 70 personas. Solía haber unas habitaciones destinadas a los missatges, mientras que a los jornaleros se les daba cobijo en otras estancias. El caso más singular se daba en las fincas de montaña, donde se contrataba un gran número de mujeres para recoger la aceituna. Al tratarse de una actividad que podía durar varios meses y ante la imposibilidad de albergar un contingente femenino de magnitud entre tanto missatge y jornalero masculino, existían unas edificaciones un tanto separadas de las casas principales donde se alojaban estas mujeres. Dichas edificaciones se llaman aún la casa de las recogedoras o de las mujeres. Una parte considerable de la edificación se destinaba a almacén de los productos que se Prensa de vino. recogían en la finca. En ciertas propiedades existía la algarrobera (garrovera) llamada también casa de las algarrobas, donde se almacenaban gran cantidad de sacos. La cantidad de algarrobas se medía en quintales (1 quintar son cuatro roves, una rova son 26 lliures y una lliura corresponde 12 unces que vienen a ser 407 gramos). Es decir, un quintar equivale a 42’3 kg. Los graneros se solían situar en el primer piso, para evitar humedades. También se almacenaba la paja en el piso, con una gran abertura al exterior y frecuentemente situados sobre dependencias para animales. Pero los productos que necesitaban unos almacenes más peculiares eran el aceite y el vino. La producción de vino tuvo gran importancia en la parte central de Mallorca, y Sencelles fue uno de sus máximos exponentes. La uva era transformada en vino en los cellers (lagares) donde existía el cup y donde se concentraban las botes congrenyades. El celler se situaba en la parte más fresca de la casa, ya que las altas temperaturas perjudicaban el proceso de ela- 244
  • 208. MALLORCA RURAL (ISLAS BALEARES) boración del vino. Normalmente el cup, lugar donde se prensa y se deja reposar inicialmente el mosto, se sitúa de cara al exterior, mientras que el lagar suele estar en los sótanos. El vino se guardaba en botas de tamaños diversos y en otros recipientes llamados quartí (26’67 litros), cortó, borratxell y quartinel·lo (una cuarta parte del quartí, 6’5 litros). Otra dependencia que ocupaba una parte significativa en los territorios de montaña era la almazara, llamada aquí tafona, donde se fabricaba el aceite. La manera de prensar la aceituna con la fuerza de una viga de madera de grandes dimensiones ha condicionado el tamaño de esta dependencia: normalmente rectangular y de gran altura. Una vez conseguido el aceite, éste se almacena en la llamada botiga de l’oli, en unos depósitos de piedra. Los animales tenían también sus dependencias propias. Así, las ovejas, el ganado más común en Mallorca, pastan de día y de noche se resguardan en los sestadors (excepto en verano). Suelen ser edificios rectangulares, con diminutas oberturas en ángulo que permiten la entrada de aire pero no de luz. Los bueyes, antaño más abundantes en la isla, disponían de bovals, mientras que el ganado de trabajo, asnos, caballos, mulos, etc., se guarnecía en los establos, habitáculos que disponían de un comedero de madera rematado por unas anillas de hierro para atar los animales. En todas las fincas y casas rurales tradicionales encon- traremos también las solls o pocilgas, donde se crían los cerdos. Son pequeñas dependencias de baja altura con una estancia cubierta y otra descubierta. Comunica con el exterior con una puerta y con dos orificios por donde se les introduce la comida. Entre los utensilios más usados estaban los arados, de madera con punta de hierro. A partir de 1930 se introdujeron los arados con ruedas. Las herramientas manuales, como azadas, hoces, etc., tenían mangos de acebuche cortado en la fase correspondiente de la luna. Para trillar se utilizaba un cilindro de piedra con aristas llamada carretó de batre, que circulaba sobre la era tirado por animales. Otros Como es lógico, todas las casas, urbanas y rurales, contaban con su cocina. En ésta encontramos la chimenea, de grandes dimensiones y cuya campana solía acoger una parte importante de la estancia. En un rincón del área cubierta por la campana es frecuente localizar un gran recipiente de barro llamado el cossi de la bugada, donde se realizaba la colada mezclando el agua calentada en la chimenea con las cenizas de la misma. Posteriormente se utilizaron mucho las cocinas llamadas económicas, precursoras de las actuales cocinas. Eran de hierro, con diversos fogones que se alimentaban con brasas. Medidas de aceite. 245
  • 209. A R Q U I T E C T U R A T R A D I C I O N A L Y E N TO R N O C O N S T R U I D O Exteriormente las chimeneas se materializaban con las más diversas soluciones, casi siempre utilizando piezas de arenisca (muy fácil de cortar) o tejas. En muchas casas urbanas y en casi todas las casas rurales, el horno era una pieza indispensable. Normalmente protegido por un porche, se realizaba utilizando básicamente trozos de cerámica en disposición concéntrica. Mesa típica de recibidor. Mobiliario de la vivienda civil Por lo general, en cualquier vivienda encontramos el recibidor, la sala que presenta el talante de la vivienda, y que acostumbra a tener, sobre un suelo de piedras (emmacat), unas seis sillas y dos mecedoras con el respaldo de rejilla, para recibir a las visitas. Las sillas más comunes son las que tienen el asiento y respaldo de cuero con clavos de hierro o latón, o las sillas de cuerda, estas últimas hoy en día son de difícil adquisición, pues el oficio de cordar se está perdiendo a pesar de las políticas de recuperación. Los complementos de estas sillas son los cojines de terciopelo, por lo general negro, y que se presentan bordados con motivos florares de vivos colores, rellenos, según las posibilidades, de lana o paja y ribeteados con cordones que en el mejor de los casos son de hilos de oro. Las mecedoras se complementan con un salvacabezas realizado sobre un tejido que puede ser de hilo blanco con bordados típicos mallorquines de motivos florares (en tonalidades azules por lo general) y con cojines también realizados con los mismos motivos. La caja forma parte del conjunto de los muebles del recibidor, que es una estancia que nunca está cerrada sino que la precede la puerta de entrada y termina donde empieza el arco de la sala contigua. A su vez éste hace de distribuidor ya que es normal encontrar las puertas que dan paso a las salas adjuntas en los laterales de ésta. La caja puede ser de muchas formas, pero la más común se presenta lisa, austera, con or- El mobiliario ha ido evolucionando según las distintas épocas históricas, adaptándose a los estilos importados de las modas de los países que han dictado y determinado desde siempre el diseño. En Europa existen dos focos importantes de la creación de éstos, Francia e Italia, que han marcado las pautas del mobiliario y de los ornamentos que los complementan. Las causas son sencillamente que las monarquías de dichos países han sido caprichosas y ostentosas, y con la aparición de las burguesías se han popularizado ciertos estilos para demostrar el poder. Otro factor que hay que tener en cuenta es el estatus económico y social de la vivienda, pues aparte de la arquitectura el mueble también es un indicador de la clase social muy importante. En este texto trataremos del mobiliario básico que encontramos aún hoy en día en cualquier vivienda independientemente de la topología, dado que, por lo general, lo único que varía según el estatus es la calidad de las maderas, que van desde las más nobles y de importación, como pueden ser la caoba o la xicarandana, a las más populares y que se encuentran en la isla con más facilidad como es el nogal, el olivo (muy preciado), el algarrobo, árboles frutales como el naranjo, limonero, peral y la morera (de excelente resistencia frente al ataque de la carcoma), que han sido labradas por artesanos locales. 246
  • 210. MALLORCA RURAL (ISLAS BALEARES) a juego. El tapete es otro elemento indispensable, el cual va desde el bordado al de ganchillo. Hoy en día ha sido sustituido por el hule de plástico. Complementan la sala en algunos casos la rinconera, mueble con vidrieras que contiene utensilios domésticos y los paños a juego. También puede estar presente el carillón, que dependiendo de los gustos se encuentra en el comedor o en esta sala. Finalmente las sillas, que hoy en día las sustituyen los sofás y butacas. En la decoración de las paredes suele aparecer algún cuadro de caza mayor, el típico paisaje de ríos con neblinas, retratos familiares o el tapiz de origen africano de la época en que los españoles dominaban las tierras del norte. El comedor es una sala que no se usa tanto como se enseña, pues ejerce la función para la que está diseñado en los días más señalados. No es de uso cotidiano y por eso contiene los muebles de calidad. Está compuesto por una mesa central, que puede ser ovalada o rectangular, de tamaño considerable, con sillas a juego. El tapete es de bordado mallorquín y cubre el centro. También puede aparecer algún elemento decorativo, como un jarrón. El aparador es por lo general pieza indispensable donde se ubican los elementos del ajuar de cada casa, generalmente heredados. Los espejos de gran tamaño también se encuentran en esta sala para dar más luz. Se presentan generalmente enmarcados con una madera con marquetería y ribetes de zinc. Las lámparas son por lo general de cristales de colores o también mixtas, mitad de hierro o madera con tulipas. Suelen haber sido elaboradas por las diversas fábricas que se encuentran en la isla. Generalmente en el comedor está la chimenea que no se usa y el cuadro de la Santa Cena de plata, madera o pintada con un gran marco. La cocina no tiene un mobiliario muy específico, aparte de bancos sencillos de madera, Pastera utilizada para pastar. namentos simples en las patas y en los cantos. Se cubre con un paño bordado de hilo y encima se ubican utensilios de cocina de cobre que nunca han sido usados (generalmente una olla con asas). En algunos casos existe la figura de la mesa auxiliar, muy sencilla, con las patas entrecruzadas, donde se puede ubicar una de las obras de la artesanía más típica de la isla, la florera, que consiste en una urna de cristal donde con conchas y otros elementos del fondo marino se realizan curiosas flores formando un ramo y todo ello ribeteado con un cordón de hilo rojo o verde. También se puede ubicar según la época del año una capillita que en los hogares más humildes va pasando de casa en casa y en los más pudientes son de propiedad y están destinadas al culto que corresponde a la familia. La sala de estar por lo general es la sala de uso más común junto con la cocina. El centro está presidido por el brasero, que según el estatus puede ser un centro de madera circular con patas. Consta de un cuenco central, cubierto de cobre y dos asas que podían ser de latón, donde se ubican las brasas y una tapa de metal con orificios para que éstas respiren y se alimenten del oxígeno. En otros casos el brasero es más sencillo y se prescinde de la madera. La mesa camilla cubre generalmente el brasero y ésta a su vez va cubierta por una tela de llengos típica de la isla, que consiste en una tela decorada con listas de uno o dos tonos y que puede ir acorde con unas cortinas 247
  • 211. A R Q U I T E C T U R A T R A D I C I O N A L Y E N TO R N O C O N S T R U I D O una mesa rectangular, una pastera para elaborar el pan y las pastas o dulces, y según la época del año cocas, panades y robiols. En la cocina sí hay chimenea, que se usaba para conseguir el combustible de los antiguos fogones o para cocinar directamente. Suelen ser de gran tamaño. La despensa en algunos hogares se encuentra en el interior de la cocina, y en otras, debajo de la escalera que conduce al primer piso. Se presenta con estantes de obra o de madera con una puerta que generalmente no es maciza sino que en la parte mitad superior está calada para transpirar. Los utensilios de cocina comúnmente están colgados en ganchos y distribuidos por las paredes. El dormitorio está presidido por un cuadro del Sagrado Corazón o por una talla de madera de Jesús en la cruz. Encontramos el ropero de madera de dos puertas macizas con una luna en el interior, que en ocasiones puede tener ornamentación de marquetería y acabado en laca y en otras se presenta más bien austero, con algún ornamento torneado y encerado, de maderas oscuras. El estatus marca las diferencias, ya que el hecho de que todos los muebles sean a conjunto es un símbolo de poder económico. La cama de somier de muelles y colchón de lana presenta distintas modalidades, pero la más común es un cabecero de madera con un motivo central de marquetería y con patas laterales culminadas con hidrias torneadas. En las casas con alto poder adquisitivo las camas tenían un dosel, sustentado por pilares de estilo salomónico. Los comodines pueden ser a juego, cubiertos de mármol o madera. En esta estancia volvemos a encontrar la caja, pero con otros fines: para albergar los paños, las sábanas, las mantas… Con el paso del tiempo las cajas que en un principio era donde se guardaba el ajuar de los novios fueron dejando paso a los canteranos, mueble de varios cajones de tamaño igual al frontal que podían estar cubiertos de madera o de már- Mobiliario de casa. Caja. mol, según la calidad. Cumplían la misma función que las cajas, pero eran más sofisticados. Los canteranos son muy preciados ya que los hay realmente muy bellos, pues se presentan ornamentados con los distintos materiales y técnicas. En algunos casos se encuentra el tocador (lligador), con el conjunto de cepillo de mango plateado, peine, bandejita y otros enseres del aseo personal. El perchero suele ser de tres patas, con espejo y toallero con bandeja y jarra para el aseo. Estaban realizados en porcelana, loza o metal. Arquitectura del agua La situación de Mallorca en un ámbito mediterráneo de escasa y, sobre todo, irregular pluviometría ha tenido como consecuencia una enorme importancia de los sistemas de captación, canalización y almacenamiento del agua. La marcada diferenciación entre el llano y la montaña también se hace presente en los sistemas de aprovechamiento del agua. Así, en las zonas montañosas de las sierras de Tramuntana y Llevant, las fuentes han constituido históricamente la principal captación de agua. Por contra, en la zona del llano, los pozos y más modernamente las norias han cubierto desde siempre las necesidades de la población, de los animales y de las huertas. 248
  • 212. MALLORCA RURAL (ISLAS BALEARES) Núcleos urbanos o barrios En los municipios seleccionados, encontramos además de tres pequeños pueblos como Campanet, Sencelles y Biniali, diversas aldeas como Ullaró, Jornets, Ruberts, Cascanar, Judí y Laiar. Hasta mediados del siglo XX, el abastecimiento de la población urbana se realizaba a través de los llamados pozos públicos, localizados en el interior de la población o en sus accesos, siempre vinculados a los principales caminos. Además de proporcionar agua a la población, eran también utilizados para abrevar el ganado, lavar la ropa y regar los pequeños huertos familiares. Estos pozos, repartidos en función de la población y, lógicamente, condicionados por las capas freáticas, eran construidos y mantenidos por los ayuntamientos que se encargaban de proporcionar cubos y cuerdas, reparar los brocales y, anualmente, llevar a cabo la operación de escurar o vaciar los lodos del interior, operación que se efectuaba en verano, cuando los pozos mantenían un nivel muy inferior a los normales. En épocas de sequía, los ayuntamientos restringían el acceso a los pozos colocando una puerta en el brocal, que sólo era abierta una o dos horas a la salida y a la puesta del sol. En los núcleos urbanos que poseían diversos pozos podía existir una especialización. Así, el pozo con el agua de mayor calidad era destinado únicamente al consumo humano y frecuentemente se le llamaba pou bo (pozo bueno). Las mujeres solían trasladarse diariamente al pozo con una jarra de barro que llenaban con cubos, poleas y cuerdas del sistema. Por contra, los pozos con el agua de peor calidad eran utilizados para abrevar el ganado y regar las huertas. Era frecuente que alguno de estos pozos dispusiera de un lavadero, compuesto por diversas pilas y habitualmente cubierto con un porche. La presencia de numerosas mujeres lavando la ropa y hablando convertía a los lavaderos en uno de los puntos con más ajetreo social del munici- Fuente pública. Selva. pio. Los lavaderos constituían un auténtico diario oral de la vida de la población. Era habitual también que una de las pilas se destinara únicamente a lavar la ropa de los difuntos. Tampoco podemos olvidar las connotaciones mágicas y milagrosas de algunas de las aguas de estos pozos. Son muchos los pozos que cuentan con aguas capaces de solucionar cualquier problema. Así, el Pou de Judí (Sencelles), según la tradición situado en el centro geográfico de la isla, posee un agua capaz de curar la infertilidad de la mujeres, y el agua del pou d’en Torrens (Binissalem) fluía a tan elevada temperatura que podía curar ciertas enfermedades hepáticas. En el municipio de Campanet encontramos diversos pozos que marcan la entrada al núcleo principal, como son el Pou Bo, el pou d’en Gatell, en el camino de Moscari, el Pouet, en el camino de Inca. Por otra parte, el núcleo de Ullaró se servía del agua del pozo homónimo localizado en las proximidades. También existen en la villa de Campanet dos abrevaderos, uno conectado al Pouet y otro en el Camí Blanc, que recoge el agua de un albañal. Una de las leyendas más populares y que se vincu- 249
  • 213. A R Q U I T E C T U R A T R A D I C I O N A L Y E N TO R N O C O N S T R U I D O la a pozos públicos es la del Corpet del pou d’en Gatell, que narra los intentos de un príncipe convertido en un pequeño cuervo por romper el encantamiento: “El cuervo, que habitaba en el interior del pozo, un día entabló conversación con un pobre zapatero padre de tres hijas. El cuervo ofreció al zapatero una bolsa de dinero inagotable a cambio de su hija mayor. Ésta accedió al trato con el afán de sacar a sus padres y hermanos de la miseria en que vivían. Una vez en el pozo, el cuervo le enseñó un gran palacio con un magnífico jardín. Le ofreció todas las comodidades y sólo le puso una condición: que nunca entrase en sus aposentos sin haber sido llamada. Pasados algunos meses, la muchacha no pudo aguantar la curiosidad y entró en la habitación prohibida donde encontró un hermoso joven dormido. De repente sonó un fuerte trueno y la joven se encontró en un descampado corriendo a su casa a contar lo sucedido. A llegar se encontró con que la bolsa de dinero estaba vacía. Días después el cuervo salió a camino al zapatero y le ofreció otra bolsa a cambio de su hija mediana. La operación se repitió con idéntico resultado y de nuevo se acabó el dinero. Algunos meses más tarde el cuervo le pidió la hija pequeña, Catalina, que supo aguantar la curiosidad hasta que, pasados siete años, el cuervo la llamó y se la llevó volando hasta un castillo lejano. En cuanto tocaron tierra se rompió el maleficio que pesaba sobre aquel bello príncipe y la pareja pudo casarse y aún disfrutan de una gran felicidad”. Interior aljibe. pueblecito de Biniamar (Selva), pero también los hay en Alaró, Caimari, Moscari, Sencelles, Santa Eugenia, Sineu, Ariany, etc. Zona rural Fuentes En la zona montañosa de la isla encontramos diversas fuentes de gran caudal que históricamente se han aprovechado, y aún se aprovechan, para irrigar grandes extensiones de bancales. La explotación de estas fuentes, en muchos casos llamadas fuente de la Vila (villa) por su carácter común, se realiza a través de una comunidad de regantes. Son especialmente interesantes las de las poblaciones de Banyalbufar, Alaró (font de ses Artigues), Santa Maria del Camí, Estellencs, Bunyola y, sobre todo, las situadas en el valle de Sóller. Fuera de las montañas, el caso más significativo es la Comunidad de Regantes de la Font d’en Baster, en el llano de Palma. El agua de esta fuente es utilizada para regar la huerta de Palma desde el siglo XIII. En el caso de Campanet, municipio con una importante parte de montaña, existen diversas fuentes localizadas en las grandes fincas del término. El agua de estas fuentes y su gestión es completamente privada. Si la fuente dista de las casas principales, ésta es conducida a través de canalización de argamasa, teja o, en menor medida, madera. Es frecuente que entre Aljibes Muchas de las poblaciones de Mallorca tenían y algunas aún tienen aljibes públicos que recogían el agua de escorrentía de las calles. Encontramos algunos muy interesantes en el 250
  • 214. MALLORCA RURAL (ISLAS BALEARES) Noria. Tejar. las grandes dependencias de la possessió haya un aljibe de considerables dimensiones, además de una cisterna que almacenaba el agua de los tejados. parte, la presencia de fuentes importantes (sobre todo en la parte de la montaña) ha posibilitado la existencia de diversos molinos harineros accionados por la fuerza del agua. En Sencelles no se conoce ninguno (como en buena parte del llano de la isla) y en Campanet se localizan algunos en la Cova des Fangar. El otro tipo de molino es el de extracción de agua, muy común en el llano de Palma y municipios del sur. Son de construcción relativamente reciente (siglos XIX-XX). En Sencelles podemos encontrar hasta seis de estos ingenios de extracción del agua. Eran de uso privado y vinculados a las necesidades de riego del propietario. Por otra parte, en Campanet también encontramos algunos molinos de extracción de agua, aunque por encima de todos destaca el de Monnàber Nou, molino combinado con una noria que permitía extraer agua con la fuerza animal cuando la escasez de viento no permitía accionar el molino. Norias Si bien se cree que fueron los árabes quienes introdujeron la noria en las Baleares, y aunque se sabe que fueron utilizadas en la época medieval, fue en el siglo XIX cuando este sistema de extracción de agua llegó a su máximo apogeo. En 1872 el archiduque Luis Salvador cifraba el número de norias de la isla de Mallorca en más de 3.500. Abundan especialmente en municipios como Sa Pobla, Muro, Montuïri, Campos, Palma, Andratx, Manacor, Son Servera, etc., aunque están presentes en la mayoría de municipios del llano y levante. En Sencelles se conservan unas catorce en buen estado, mientras que en Campanet, cerca de la iglesia de Sant Miquel, se pueden observar algunos ejemplares en excelente estado de conservación. Las norias eran utilizadas por propietarios de huertos y pequeños terrenos. Las más antiguas conservan el mecanismo de madera, mientras que a principios del siglo XX empezaron a extenderse las norias de hierro, importadas de Valencia. Arquitectura industrial y postindustrial Si bien en Campanet y Sencelles es difícil encontrar restos de edificios vinculados con industrias tradicionales, en sus respectivas comarcas es posible localizar algunos edificios de este tipo. Las actividades extractivas son probablemente las que más edificios singulares nos han legado. Des de las minas (la mayoría de Molinos En Mallorca existen dos tipos de molinos vinculados a la presencia de agua. Por una 251
  • 215. A R Q U I T E C T U R A T R A D I C I O N A L Y E N TO R N O C O N S T R U I D O bién se están destinando a usos culturales. Es importante añadir la importancia de las ayudas a la restauración de estos emblemáticos elementos que se están dando en la isla por parte de la administración insular. Otros edificios Un grupo importante dentro de las construcciones religiosas no monumentales son los cruceros, aquí llamadas, cruces de término. Situadas frecuentemente en las antiguas entradas de las villas y en los cruces de caminos, la isla conserva casi dos centenares de estos elementos singulares. En el caso de Campanet, encontraremos tres, situadas una frente a la iglesia de San Miquel (Creu de Son Pocos), y las otras dos en el núcleo urbano señalando los principales accesos al centro de la villa. En el capitel de la cruz de Son Massanet podemos observar una representación del escudo municipal y la fecha de 1629. La otra cruz del municipio es la cruz de la calle Mayor, donde comenzaba el camino de Inca, fechada también en el siglo XVII. Por otra parte, en el municipio de Sencelles caben destacar cinco cruces, cuatro que señalan los límites del núcleo urbano antiguo, y una en el pueblecito de Biniali. Esta última fue reconvertida en monumento a los caídos en 1939. Entre las cruces de Sencelles destaca la de Can Mavi, de factura barroca y fechada en 1732. En la cruz de s’Era d’en Pelat (1900) se realiza cada tres de mayo la bendición de los frutos. Por otra parte, delante de la cruz des Rafal se detiene la procesión del Corpus. Además de las cruces, en Sencelles encontramos diversas estatuas relacionadas con personajes y hechos religiosos. Delante de la iglesia parroquial destaca una imagen de la beata Sor Francinaina Cirer, colocada allí para conmemorar el centenario de la muerte de la religiosa, que goza de un gran fervor popular en esta villa. Torre de electricidad. carbón), localizadas en Selva y Lloseta, los hornos de cal permanentes de Biniamar, las yeserías, las fábricas de cemento hidráulico, hasta las mismas canteras de arenisca (marès), permanecen hoy en día como edificios olvidados. Son de elogiar algunas iniciativas, como la que ha permitido reconvertir una antigua mina abandonada en Lloseta en centro cultural (Sa Truiola) o la que ha llevado a convertir los hornos de cal de Biniamar en viviendas. En Campanet encontramos un caso singular en la fábrica de tejas de Can Jam, amenazada por la ampliación de la carretera Palma-Alcúdia. Otras fábricas de tejas se sitúan en Vilafranca y en Santa Maria del Camí. Son de destacar también los edificios destinados a la fabricación de enseres de barro conocidos en la isla como olleries y especialmente abundantes en el municipio de Marratxí. En Sencelles aún pueden verse las paredes de una fábrica de maquinaria agrícola, hoy convertida en taller mecánico. En los municipios de Sóller y Esporles se encuentran enormes edificios que antiguamente acogieron fábricas de tejidos. Por otra parte, en la zona de montaña existen diversas centrales hidroeléctricas, alguna de las cuales se está reutilizando como refugio de montaña. Finalmente cabe señalar la importancia que está teniendo la restauración (con más o menos acierto) de los molinos de viento para su uso como vivienda. Algunos molinos tam- 252
  • 216. MALLORCA RURAL (ISLAS BALEARES) Crucero. Alaró. Plaza de la Concepción. Biniali. En Biniali, a pocos kilómetros de Sencelles, en la plaza de la Concepción se alza un monumento a la Inmaculada Concepción. Esta obra fue sufragada por una de las familias más poderosas de la zona para recordar la declaración del misterio de la Inmaculada Concepción por parte del Papa Pío IX. En Campanet únicamente podemos localizar una pequeña imagen del beato Ramon Llull ubicada en una hornacina en la esquina de las calles de Son Massanet y de Llorenç Riber. Por último, en muchos pueblos de la isla podemos encontrar cruces de piedra o madera inseridas en la fachada principal o coronando el tejado. En nuestra zona las podremos ver en Campanet y en Biniali. Entre los edificios funerarios cabe citar los cementerios de Son Roig (Campanet) fechado en el primer cuarto del siglo XX y los de Sencelles (1820) y Biniali. Entre los edificios municipales que solían tener los pueblos de Mallorca se pueden citar las pescaderías y, en el caso de Sineu las Quar- teras (alhóndigas), edificios donde se vendían cereales y legumbres. Campanet celebra su mercado semanal los martes en la Plaza Mayor y Sencelles los miércoles en la Plaza Nueva. Por otra parte, la existencia de instalaciones de mercado fijas sólo se da en los pueblos más grandes como Manacor o Inca. Es de destacar el caso de Sineu, tradicional mercado de animales que siempre ha gozado de gran renombre en toda la isla. La villa dispone de una gran plaza adaptada a las necesidades del mercado, como pozos, abrevaderos, corrales, etc. Glosario Barcella: recipiente que tiene la capacidad de una barchilla (medida para grano equivalente a la sexta parte de una cuartera, que en las Baleares se subdivide en seis almuds y que equivale a unos 70 litros). Bardissa: (barda) entrecruzado de plantas espinosas que se sitúa sobre una pared para impedir el paso del ganado. 253
  • 217. A R Q U I T E C T U R A T R A D I C I O N A L Y E N TO R N O C O N S T R U I D O Barraca: construcción rústica para guarecerse transitoriamente personas y animales. En Mallorca abundan en la parte del sur de la isla y suelen estar hechas únicamente de piedras, sin ningún tipo de argamasa. Las hay de diversos tipos según sea su función. Bota congrenyada: recipiente de madera de gran capacidad que dispone de cuatro aros de madera que sujetan el conjunto. Dispone de un orificio rectangular por donde se introduce la persona cuando se tiene que limpiar la bota. Se utiliza para guardar vino. Boval: establo donde se guarecen los bueyes para comer y dormir. Esta denominación se utiliza también para designar establos destinados a otros tipos de ganado. Carrera: en zona urbana corresponde a la parte de la calle situada delante de una determinada casa. En zona rústica corresponde a un espacio más o menos llano que precede el portal de entrada. Claper: (majano) construcción rústica situada en zonas pedregosas que tiene por función eliminar las piedras de los cultivos. Clastra: patio situado en la parte anterior o central de una posesión, que distribuye el acceso a las diversas dependencias de la misma. Cossi: recipiente de grandes dimensiones, normalmente de barro, de forma troncocónica invertida y con un agujero en la parte inferior. En el cossi de la bugada se disponía la ropa para hacer la colada. Cup: (tina) recipiente de grandes dimensiones, generalmente de piedra y cubierto con maderas, donde se pisa la uva y se deja fermentar el vino. Escalfapanxes: chimenea adosada a la pared para calentar una habitación. Escurar: sacar los lodos de un pozo, operación que sólo puede hacerse con niveles de agua muy bajos. Festejador: cortejador. Poyo situado a ambos lados del interior de una ventana, que sirve para conversar y, en su caso, cortejar. Marès: piedra que se trabaja fácilmente, abundante en las Baleares, que se extrae de depósitos consolidados del periodo cuaternario, y se utiliza para la construcción de edificios. Se corta en piezas de 80 x 40 cm. y del grosor que se desea. Missatge: persona contratada para trabajar en una posesión una determinada temporada. Quarterada: medida agraria de superficie que equivale a 7.103’1 metros cuadrados. En Mallorca las fincas se miden por cuarteradas. Cuartón: la cuarta parte de una cuarterada. Raiguer: comarca de Mallorca que aglutina las tierras situadas entre la sierra de Tramontana y la zona del Pla (llano). Administrativamente incluye 11 municipios. Sestadors: lugar donde descansan las ovejas. Es un establo o corral cubierto. Suele tener muchas pequeñas ventanas que dejan pasar el aire pero impiden la entrada de luz directa. Talaiot: construcción megalítica prehistórica, de base circular o cuadrangular, muy extendida en Mallorca y que ha sido considerada como habitación, monumento funerario y torre de defensa. Trespol: mezcla a base de cal viva y trozos de cerámica, que servía para realizar pavimentos. El pavimento hecho con esta mezcla recibe también el nombre de trespol. 254
  • 218. MALLORCA RURAL (ISLAS BALEARES) Bibliografía Alcover, A. M., Moll, F. de B., Diccionari català-valencià-balear. 2ª ed. 10 vol. Ed. Moll. Palma, 1985 (también en edición electrónica en http://dcvb.iecat.net). De la Fuente, E.; Rabassa, P. y Tecglen, M. (Eds.), Elementos básicos de la arquitectura popular mallorquina. Palma, 1997. Estarelles, A., L’essència de Mallorca. Recull de costums i tonades. Palma, 1985. Ferrer Ginard, A., Costumbres de nuestra tierra. Folklore balear. Palma, 1995. Florit, J. y Ordinas, A., Guia dels pobles de Mallorca. Sencelles. Hora Nova S.A. Mallorca, 2003. Fullana, M., Diccionari de l’art i dels oficis de la construcció. Ed. Moll. Mallorca, 1984. Galmés, A., Cultura popular mallorquina. Aplec de pautes. Palma, 1982. García-Delgado, C., La casa popular mallorquina. José de J. De Olañeta, Editor. Palma, 1996. Garau, A., Histories i Llegendes, Miracles i Tradicions de les terres de Selva, Caimari, Moscari, Biniamar i el llogaret de Binibona. Ajuntament de Selva. Mallorca, 2002. Gran Enciclopedia de Mallorca. Promomallorca Edicions, S.A. Mallorca, 1989-2005. Liabrés, J. y Vallespir, J., Els nostres arts i oficis d’antany V. Estudis monográfics del Museu de la Porciúncula. Ciutat de Mallorca, 1984. Massot, M. J., El Moble a les Illes Balears Segles XIII-XIX. Institut Balear del disseny, 1995. Mulet, B., “La casa mallorquina”, en Mascaró Pasarius, J. (coord.): Historia de Mallorca. Volumen IX. Palma, 1978, pp. 51-160. Ordinas, A., Rayó, P. y Vives, M., Guia dels pobles de Mallorca. Campanet. Hora Nova S.A. Mallorca, 2000. Rayó, P., Campanet per veure. El poble i els voltants. Ajuntament de Campanet. Palma, 1994. Valero, G., Sencelles. Guia de passeig. Edicions Documenta Balear. Palma, 1999. Notas 1 Hay que tener en cuenta que en muchos casos, sobre todo a partir del último tercio del siglo XIX y hasta la Guerra Civil española, algunos de los edificios más notables pasan a ser de notarios, políticos y, sobre todo, indianos, quienes reforman una vivienda primitiva según el estilo del momento o bien construyen una ex nuovo. Por lo tanto, dentro del primer grupo citaremos también algunos de estos edificios pertenecientes a esta nueva clase pudiente. 255
  • 220. Lanzarote ISLAS CANARIAS Demelza Díaz Guerra Manuel Á. Fajardo Mosegue
  • 222. Junto con la consulta de material bibliográfico, este trabajo ha sido posible gracias a la colaboración de un amplio número de personas y entidades, y son las siguientes: Paco Hernández, asesor cultural del Ayuntamiento de Teguise, y especialmente María Dolores Rodríguez, directora del Archivo Histórico de Teguise, que con sus amplios conocimientos sobre la arquitectura y vida en nuestra isla nos señaló diversas líneas de investigación. Gregorio Medina y Vanesa Martín, que dedicaron parte de su tiempo a informarnos acerca de la vida en su pueblo, Las Breñas. Juan Agustín Padrón Pérez, experto artesano ebanista, que no sólo facilitó valiosísima información sobre el mobiliario de Lanzarote, sino que además nos permitió el acceso a material gráfico único en la isla. Doña Bienvenida Bonilla Morales, que a sus 95 años acumula una importante sabiduría sobre la vida en la Villa de Teguise y que, amablemente, estuvo dispuesta a compartirla. Se ha contado con la colaboración del Departamento de Cultura y la Oficina Técnica del Ayuntamiento de Teguise, las Oficinas del Rubicón y Técnica del Ayuntamiento de Yaiza. El Museo Agrícola “El Patio”, en Tiagua, permitió fotografiar las diferentes estancias y elementos del mobiliario que atesora, a la vez que su personal nos ofreció amplia información sobre los aperos y medidas agrícolas tradicionales. Por supuesto, el resto de personas que forman el equipo técnico de ADERLAN, que hicieron posible este trabajo. Sus ideas, sugerencias y ánimos fueron fundamentales. Vista aérea de la isla de Lanzarote. Introducción La isla de Lanzarote es la más oriental y septentrional del Archipiélago Canario. Ésta se encuentra tan sólo a 115 kilómetros de las costas de África y a pocos kilómetros al norte de la isla de Fuerteventura, separada por un brazo de mar denominado como la Bocayna. Se sitúa entre los 29º 15’ y los 28º 50’ de latitud Norte, y los 13º 25’ y 14º 57’ de longitud Oeste. Tiene una extensión de 862 kilómetros cuadrados, conformando un óvalo inclinado, prácticamente llano. La máxima altitud se encuentra en Las Peñas del Chache, a unos 670 m. Como el resto del archipiélago, su origen es volcánico, con una antigüedad de entre 15 y 20 millones de años. Estas dataciones nos las dan los macizos montañosos más antiguos de 259
  • 223. A R Q U I T E C T U R A T R A D I C I O N A L Y E N TO R N O C O N S T R U I D O minan los pequeños cantiles, localizados, principalmente, al oeste de la isla. Hacia el este, al abrigo del fuerte oleaje del norte, lo que destacan son las playas. En la parte central de la isla se halla un interesante ecosistema denominado el Jable. Los vientos alisios (vientos del NE, generados en el seno del anticiclón de las Azores) se convierten en vientos del NO debido a la orientación del Macizo de Famara, penetrando en la isla por la Caleta levantando a su paso arenas organógenas que expande hasta las playas de Tías, presentando en su recorrido campos de dunas, ondulando el paisaje o a modo de llanura. Este paisaje tan peculiar ha sido aprovechado por el hombre para establecer una tipología de agricultura muy poco frecuente, basada principalmente en el cultivo de la batata. La posición geográfica del archipiélago lo sitúa en el área de transición entre el mundo templado y el tropical. La corriente oceánica fría que baña las costas de Canarias actúa directamente sobre los valores térmicos que se registran, en general, en la atmósfera, y en particular sobre los sectores costeros. Ésta, conjuntamente con los vientos alisios, suaviza los factores térmicos del aire. Durante la mayor parte del año la isla se encuentra sometida al régimen del alisio, y sólo el invierno permite la llegada de perturbaciones asociadas al Frente Polar. Como consecuencia de ello, Lanzarote posee un clima cálido, con tendencia a la aridez, con 2.944 horas de sol al año. Las lluvias se caracterizan no sólo por su escasez, con una media anual de 4,9 mm., sino también por su irregularidad. Las temperaturas, relativamente altas, con una media anual de 21,5 ºC, no bajan de los 17 ºC de media en los meses más fríos, y las máximas no suelen superar los 24 ºC en julio y agosto. Los vientos, fruto de la combinación de los alisios y las brisas costeras, son particularmente frecuentes e intensos, debido no sólo a la falta de obstáculos geográficos, sino también a los Parque Nacional de Timanfaya. la isla, al S Los Ajaches y al NO Famara. Éstos están conformados por un importante apilamiento de coladas basálticas fisurales. Un papel destacado en el volcanismo insular lo han tenido las erupciones volcánicas históricas, acontecidas entre 1730 y 1736. Fue en estas erupciones donde una gran superficie de lava dio lugar a lo que hoy es el complejo volcánico de Timanfaya, declarado Parque Nacional, y a una gran superficie de lapillis que conforman La Geria, un espacio dedicado al cultivo del viñedo. Estos fenómenos recientes han tenido una trascendental importancia, ya que las coladas resultantes de las erupciones volcánicas de Timanfaya llegaron a estrangular la salida al mar de las aguas, formando en consecuencia vegas y valles de gran interés agrícola, básicos para entender la ubicación del poblamiento. A grandes rasgos ha sido el factor geológico el condicionante natural del paisaje de la isla, si bien una vez que éste interviene se realza el papel de otros factores naturales moldeadores y transformadores del mismo. Uno de ellos es el mar; su acción incansable ha alterado la fisonomía del litoral de Lanzarote, formando lugares de extraordinaria belleza como los Riscos de Los Ajaches. Contrastan, sin embargo, estos contornos con los terrenos recientes, donde las coladas de lava han penetrado en el mar ganando una importante superficie de terreno. En estos espacios predo- 260
  • 224. LA N Z A R OT E ( I S LA S C A N A R I A S ) fuertes contrastes de temperatura existentes entre el interior y la costa, más fresca por la presencia de la corriente oceánica fría. La escasa altitud determina que toda su superficie se encuentre por debajo del nivel de inversión de los alisios. La ausencia del mar de nubes agudiza la sequía, al favorecer una fuerte insolación, y determinar la inexistencia de la lluvia horizontal, tan importante en el resto del Archipiélago. A modo de resumen, podemos afirmar que los factores anteriormente citados, tanto geomorfológicos como climáticos, han influido de una manera notable en la tipología arquitectónica de la isla, ya que las edificaciones se adaptan a su entorno. El medio natural de Lanzarote destaca por los múltiples endemismos que se pueden encontrar en ella. En total vienen a ser una docena aproximadamente, concentrados en su mayoría en el Macizo de Famara. Esta localización es la que permite su total conservación, ya que su difícil acceso ha mantenido la mano del hombre alejada de este ecosistema. Desde la caída del Imperio Romano hasta la ocupación española en el siglo XV se sabía muy poco sobre las islas y su gente. Sin embargo, se cree que habían arribado anteriormente algunas expediciones de árabes o europeos. Una de estas expediciones pudo haber dado origen al nombre de Lanzarote. Un marinero genovés llamado Lancelotto Malocello desembarcó en la isla en el año 1312, y muchos historiadores creen que el nombre de la isla tuvo su origen en él. Desde entonces la isla ha sido un continuo ir y venir de gentes, que se ve influenciado por diferentes momentos de desarrollo económico, encontrándose en 1600 una población de 2.500 habitantes, en 1800, 17.000 personas, y en el año 2004 un total de 121.265. En la actualidad la inmigración está a la orden del día, provocada por el fuerte desarrollo turístico al que se somete la isla. Este monocultivo es el principal respon- Pueblo de Haría, localizado al norte de Lanzarote. sable de los cambios sufridos en el paisaje agrario, tanto por la presión urbanística que se ejerce sobre ellos como por el propio abandono de las actividades agrarias (VV. AA., 2002: 10), a las que están sometidos los siete municipios en los que se divide la isla: Haría, Teguise, Arrecife, San Bartolomé, Tías, Tinajo y Yaiza. Organización del espacio urbano: Los pueblos de Lanzarote El tipo de poblamiento de la isla se caracteriza por la dispersión de los asentamientos, en busca de recursos tan escasos como el agua o la tierra fértil. Así, por ejemplo, en la búsqueda del agua los núcleos se ubicarán en lugares óptimos para la recogida de la lluvia como es el caso de Teguise (“[…] quien lo dominaba era Teguise, como tenía la Gran Mareta, que era pa’toda la Isla […]”, entrevista a P. Hernández y M. D. Rodríguez), o bien se escogerán lugares próximos a fuentes y pozos (San Marcial del Rubicón, La Asomada...). De hecho, llegarán a contabilizarse decenas de núcleos, que con el paso del tiempo llegarán a los 65 existentes en la actualidad. Ya en el siglo XVIII se contabilizan casi 60 (Anónimo, 1991: 40-42). Así, cuando hablemos de pueblos (exceptuando Teguise y Haría, que conforman núcleos más o menos concentrados), hablaremos de casas relativamente próximas, pero separadas por terrenos 261
  • 225. A R Q U I T E C T U R A T R A D I C I O N A L Y E N TO R N O C O N S T R U I D O de cultivo (limitados por lindes, muros de piedra), espacios para el ganado, etc. El uso de topónimos como “Lugar de Arriba” y “Lugar de Abajo” en varios pueblos de la isla es un indicador de la dispersión existente. Ni siquiera las iglesias, tradicionales elementos de configuración del urbanismo, podrán alterar esta situación, y hasta prácticamente el siglo XX las podremos encontrar aisladas, siendo más bien las grandes viviendas de los terratenientes las mejores referencias en el territorio, al surgir muchos núcleos en torno a ellas. En cuanto al proceso de creación de los pueblos, podemos encontrar diversos modelos. Tras la Conquista se va a continuar con muchos de los emplazamientos aborígenes, dada su óptima localización para el aprovechamiento de los recursos. Pero también van a surgir nuevos núcleos, fundamentalmente en la costa, para permitir la exportación e importación de productos, si bien estarán limitados en número y tamaño. Ejemplo del primer modelo es Teguise, que se funda por los Señores de la Isla sobre lo que parece fue el núcleo aborigen más importante, La Gran Aldea. Nazaret es otro ejemplo, al configurarse en torno a un gran cortijo establecido cerca de un emplazamiento aborigen, en torno al cual se van estableciendo los trabajadores de la propiedad. Otras muestras son Tahíche, pueblo que surge a partir de un poblado aborigen de casas hondas, construcciones semienterradas; y Las Breñas, núcleo también próximo a emplazamientos aborígenes, y que es buena muestra del carácter disperso referido anteriormente, con las casas separadas por terrenos de cultivo, aljibes, etc. En cuanto a las nuevas urbes, el ejemplo más claro es Arrecife, conocido inicialmente como el Puerto de Arrecife, señal de su papel como pequeño pueblo de pescadores, y como punto de entrada y salida de mercancías. Dada la importancia de Teguise como capital de Lanzarote durante varios siglos, y uno de los primeros asentamientos de la Conquista, haremos un breve recorrido por su evolución. Como ya se ha dicho, surge sobre uno de los poblados aborígenes más importantes, situado en el centro norte de la isla, adoptando el nombre de la hija de Guadarfía, el último rey aborigen de Lanzarote. Su ubicación responde a la cercanía de excelentes tierras de cultivo, así como a la existencia de maretas o depósitos naturales de agua. La más importante será la Gran Mareta, capaz de abastecer a toda la isla, existiendo otras como la Mareta Blanca y la Prieta de los Mares, dedicadas al ganado (Bruquetas, 1997: 29). La capitalidad supondrá una organización más o menos ordenada del casco, en la que tendrán una importancia destacada los edificios religiosos y propiedades de los Señores de la Isla. Sin embargo, durante los primeros siglos de historia, la escasez de materiales hará que estos edificios sean más importantes por su función social que por su valor material, diferenciándose de los del resto de la isla por sus dimensiones y estructura. En esta época, Teguise supera el centenar de casas, con un núcleo central cuadriculado, de orientación Norte-Sur, en el que las calles son paralelas y las manzanas están perfectamente delimitadas. En el siglo XVIII, superados los ataques piráticos a los que estuvo sometida la isla, y comenzada una nueva fase de cultivos de exportación, Teguise crece hasta alcanzar las 200 casas, expandiéndose por la zona de la Ermita de la Veracruz. Es en este siglo cuando la Villa experimenta un importante desarrollo, puesto que se construyen muchas de las edificaciones particulares más importantes, como la Casa Torres, el Palacio Spínola, etc. La pérdida de la capitalidad a favor de Arrecife, a mediados del siglo XIX, supone una congelación del crecimiento de Teguise. Las grandes familias construyen en la nueva capital, y es allí donde invierten, aunque mantie- 262
  • 226. LA N Z A R OT E ( I S LA S C A N A R I A S ) nen sus antiguas propiedades, lo que hará que se conserven en el tiempo. Y cuando vuelva a crecer en el siglo XX, lo hará fuera del núcleo histórico, que queda salvaguardado por la legislación, que lo cataloga como “Conjunto Histórico-Artístico”. Esquema muy distinto siguen otros pueblos, como Las Breñas, localizado en el término municipal de Yaiza, en el sur de la isla. Pueblo originariamente ganadero, cuyos habitantes se dedicaron también posteriormente a la agricultura y la pesca (VV. AA., 1999, Tomo II: 46-47), sigue la tónica de dispersión propia de la isla. A través de la entrevista realizada, se testimonia una población reducida (“[…] Aquí no había más que 10 casas […]”, entrevista a Gregorio Medina y Vanesa Martín), para mediados del siglo XX, proporcionándonos datos precisos los distintos censos y padrones. Así, para el siglo XVIII se le estima una población de 26 vecinos (Anónimo, 1991: 21), lo que podría darnos casi un centenar de habitantes. En la década de 1860 se contabilizan 164 habitantes, con un total de 38 viviendas ocupadas durante todo el año, 1 ocupada temporalmente, y otras 7 abandonadas. Posteriormente, en 1928 estaban censadas 47 propiedades, mientras que en 1940 eran 51 las viviendas enumeradas, que alojaban a otras tantas familias, lo que suponía una población de derecho de 251 habitantes. Con el desarrollo turístico y crecimiento poblacional del Sur de la isla, Las Breñas crece de forma considerable, siguiendo el esquema de dispersión. Varias de las antiguas casas se caen o vienen abajo por el paso del tiempo, o son reformadas, pasando de ser espacio de trabajo a zona residencial o pueblo dormitorio. Respecto a la organización del sistema insular de núcleos, va a variar con el tiempo. Así, en un primer momento el centro va a estar en torno a Teguise, capital de la isla, en la que residen los señores, y donde se encuentra el poder administrativo y religioso. De este Casa Torres, construida en el siglo XVIII en Teguise. modo, los caminos toman como origen y destino fundamental Teguise, con la ya citada dispersión de núcleos y, por lo tanto, de la población. En este punto hay que señalar que, si bien Teguise acoge las residencias principales de las familias más importantes, éstas tendrán propiedades por toda la geografía isleña. Así, encontraremos viviendas secundarias en diferentes pueblos como vía para controlar directamente sus fincas y la labor de sus trabajadores (Brito, 1997: 97). En cuanto a la actividad socioeconómica de la isla, como ya hemos mencionado, se basa fundamentalmente en la explotación agrícola y ganadera hasta la década de 1960, que determinará no sólo la configuración paisajística del territorio, sino también la estructura de pueblos y casas. Asimismo, la explotación de cal y sal serán importantes, salpicando la isla de caleras y salinas, como veremos más adelante. La evolución histórica, que determina el cambio de capitalidad a mediados del siglo XIX, pasando de Teguise a Arrecife, supone un nuevo modelo, que tiene como elemento central la nueva urbe, gran centro comercial de la isla, que pasa a ser la principal cabeza de la red de comunicaciones, que sigue uniendo una población dispersa en una gran cantidad de núcleos. En este momento, perdido el papel de granero del Archipiélago, detentado anteriormente junto a Fuerteventura, Lanzarote se volcará en diversos monocultivos de exportación. 263
  • 227. A R Q U I T E C T U R A T R A D I C I O N A L Y E N TO R N O C O N S T R U I D O Salinas de los Agujeros, Guatiza. Cultivos en jable. La llegada del Turismo de masas a partir de la década de 1960 traerá importantes transformaciones en todos los ámbitos. La actividad económica se centrará en las zonas turísticas, a la vez que Arrecife experimenta un importante crecimiento como centro de servicios de diferente tipo. De este modo, si bien los núcleos se mantendrán, la población empezará un rápido proceso de concentración, de modo que más del 80% se establece en la conurbación que se extiende entre Costa Teguise y Puerto del Carmen, y que se adentra en el interior hacia San Bartolomé y Tahíche, teniendo como centro Arrecife. Lógicamente, se generalizan los cambios en otros aspectos. Las potabilizadoras permiten el abastecimiento casi ilimitado de agua; cambian los materiales de construcción, etc. Los mismos pueblos modifican su tamaño y funciones, al ir creciendo y convirtiéndose en pueblos dormitorio y, en el caso de los núcleos costeros, también espacios para el descanso estival de quienes residen en la isla, abandonando casi por completo su actividad pesquera. más o menos dispersas entre sí. Este hecho nos ayuda a entender, de alguna manera, la falta de espacios públicos abiertos en la mayoría de los núcleos de población hasta bien entrado el siglo XX. A esto se le une la pobreza a la que está sometida la isla, tanto en materiales de construcción como en capital. La sociedad lanzaroteña realiza sus actividades cotidianas y sociales en torno al hogar, fenómeno que explica también la falta de espacios abiertos de tipo público. La dispersión de las edificaciones en la mayoría de las poblaciones provoca la falta de un entramado lógico, siendo sus calles verdaderos caminos de tierra y piedra hasta casi la década de 1980. Los barrios, en la mayoría de los casos, no se distinguen unos de otros, siendo muy común las denominaciones de pueblo de Arriba y pueblo de Abajo, justificado muchas veces por el pequeño tamaño de la población. En algunos núcleos encontraremos barrios con denominaciones como El Centro, El Morro, La Mareta, Los Molinos, La Cruz..., haciendo referencia a su ubicación con respecto al resto, o a elementos destacados para la comunidad. Teguise (junto con Haría y más tarde Arrecife) es de los pocos pueblos que podemos considerar que tienen carácter “urbano”. Su trama está bien representada en calles casi paralelas, constituidas por adoquines que se presentan en muy mal estado hasta bien entrado Arquitectura de la comunidad urbana. Los espacios públicos abiertos: Plazas y calles Como se ha establecido anteriormente, cuando hablamos de pueblos en Lanzarote nos referimos a agrupamientos de edificaciones 264
  • 228. LA N Z A R OT E ( I S LA S C A N A R I A S ) en la segunda mitad del siglo XX (Teguise: Ayer y Hoy, 1999: 78), y que rodean las manzanas, en su mayoría de forma rectangular o cuadrada. Estas calles carecen de abundantes elementos decorativos, destacando así las farolas por ser Teguise uno de los pocos asentamientos que dispone de ellas, (“[…] Había un encargado de farolas, que se encargaba de encenderlas allá [...], y él se encargaba de apagarlas”, entrevista a P. Hernández y M. D. Rodríguez). Tendrán un horario limitado, acotando así el tiempo de disfrute de plazas y calles. El alumbrado público también llega a Arrecife, ya capital de la isla, en 1857, con farolas de petróleo, sufragadas por un impuesto específico pagado en función de la altura de la edificación (Clar, 1999: 178). En la calle los niños se divierten, juegan a la pelota, al teje, al boliche, saltan la soga, construyen juguetes, etc., transformándola así en zona de recreo. Las procesiones, los días festivos, le dan a la calle un carácter más serio, llenando todos sus rincones de un ambiente religioso. Los domingos, después de la misa de la mañana, se ejecutan los tradicionales paseos por la calle, actividad repetida por la tarde. Y en los carnavales, Los Diabletes las llenan de ruido de cascabeles y del bullicio de la gente que corre despavorida ante el “temor” de ser atrapados por estos seres. En Teguise encontramos calles con nombres que nos hacen referencia a las actividades que se desarrollaban en ellas, La Pelota, o incluso aquellas que mantendrán en el imaginario colectivo consecuencias de hechos históricos, como el Callejón de la Sangre, que recuerda las invasiones piráticas sufridas durante los siglos XVI y XVII. En la plaza principal de la urbe se sitúan importantes edificaciones, como la iglesia de Guadalupe, La Cilla, La Casa Correos e ilustres viviendas burguesas. Pese a este papel destacado, hasta principios del siglo XX será un espacio vacío, que con posterioridad será dotado Fachada de vivienda con cruz enramada, Teguise. con los elementos que hoy conocemos, como la fuente que se sitúa en su parte central, las baldosas, y las tan peculiares estatuas de leones situadas frente a la casa de los Spínola, uno de cuyos miembros fue el responsable de su elaboración. La plaza se establece como un lugar con carácter lúdico (“[…] Se jugaba en la Plaza de Santo Domingo. Era de tierra, y allí jugaban […]”, entrevista a P. Hernández y M. D. Rodríguez). Durante las fiestas era, sin embargo, cuando la plaza albergaba el mayor número de personas ya que hasta allí se desplazaban los habitantes de otros pueblos del municipio, que se alojaban en las casas de familiares y amistades. En estos momentos la banda de música de Teguise tocaba hasta bien entrada la noche, mientras, los jóvenes bailaban bajo la atenta mirada de sus padres, pendientes en todo momento de que no se cometieran faltas de conducta. Los tan populares ranchos de pascua, serenatas, parrandas…, eran también acogidos por la plaza, pasando muchas veces al resto de calles e incluso al interior de viviendas. Otro elemento de interés, y que se aleja de lo expuesto hasta ahora, lo representa la Recova, mercado de Arrecife que durante su historia será punto de encuentro para quienes, desde los distintos rincones de la isla, acuden al Puerto a vender productos agrarios: ([…] “Iban a vender al Puerto, a la Recova, 265
  • 229. A R Q U I T E C T U R A T R A D I C I O N A L Y E N TO R N O C O N S T R U I D O con los burros cargados de mercancías, batatas, cebollas, ajos, sandías, uvas, melones, tomates, todo lo que recogían en el campo […]” (Tabares, 2000: 69). Arquitectura de la comunidad urbana. Los espacios públicos cerrados: La iglesia Las condiciones geográficas, económicas y sociales, han condicionado la inexistencia de espacios públicos cerrados en Lanzarote hasta prácticamente el siglo XIX. La población lanzaroteña realiza la vida tanto social como privada en torno al hogar. La pobreza de la isla, unida a la falta de materiales, prácticamente imposibilita la construcción de cualquier tipo de edificación fuera del ámbito religioso. A esto se une la escasa población que se encuentra en la isla, siendo a principios de 1800 un total de 17.000 almas, dispersas por la geografía isleña o en pequeños núcleos sin ningún tipo de entramado. Por lo tanto, las fiestas de cualquier tipo estaban relegadas a determinadas viviendas, que por su mayor estructura y disposición de espacio acogían en los salones cualquier tipo de reunión social y cultural. La iglesia, como ya indicábamos, es prácticamente la única edificación existente en la isla con un carácter social. En ellas, como bien es sabido, se practican las funciones religiosas e incluso reuniones con carácter político. Podemos encontrar escritos en los cuales se hace alusión a la práctica de cabildos en los templos, que son encuentros de amigos en los que se trata cualquier tipo de tema, o los cabildos abiertos, en los que se tomaban decisiones sobre el gobierno de la isla con la participación de todos los vecinos (Bruquetas, 1997: 21-22). Los templos de Lanzarote se caracterizan por ser edificaciones de alturas considerables, con estructuras muy simples, acordes con el Ermita de San Sebastián, El Mojón. medio que las rodea, consideradas por muchos autores como “iglesias-fortaleza”. Este término se reafirma en la falta de huecos en sus paredes en forma de ventanas, y en la frialdad y sobriedad que éstas presentan. Sus muros se establecen como verdaderos cementerios, ya que aún en 1787 hay constancia de la utilización de éstos para el enterramiento de personajes de las clases sociales más altas de la isla. La falta de higiene, provocada por esta práctica, desemboca en epidemias que azotan a la población en varias ocasiones, obligando a la construcción de cementerios en las afueras de los pueblos y ciudades. Éstos se caracterizan por la sencillez de su estructura, basada en una portada y cuatro tapias de barro y piedra albeados, que impiden la profanación de sus tumbas. En la fachada de algunos cementerios se pueden diferenciar cuerpos geométricos, símbolos con carácter religioso (cáliz, hostias, etc.) y escaleras. La torre de la iglesia es otro de los elementos que destacan. Un ejemplo de esto es la de la iglesia de Nuestra Señora de Guadalupe, en Teguise, construida en 1727 con cuatro alturas, que posteriormente llegarán a ser cinco. Se trata de la construcción más alta de la Villa, caracterizada por el color rojo de la cantería, el reloj que la adorna, y la estructura octogonal del remate. 266
  • 230. LA N Z A R OT E ( I S LA S C A N A R I A S ) Otra torre de interés es la de la iglesia de San Ginés, en Arrecife, planteada en 1839, pero que sería construida finalmente entre 1842 y 1843 en base a un proyecto del párroco de San Ginés, con un total de cuatro alturas (las tres primeras de planta cuadrada, y la última, octogonal), albergando un reloj y un campanario. Como dato anecdótico hay que señalar que fue objeto de burla por los habitantes de la Villa de Teguise, para los que la de Guadalupe era mejor. En relación con la Iglesia Católica está otro edificio de carácter público: La Cilla. Éstos eran depósitos para el grano recogido por el impuesto del diezmo (10% de la cosecha recogida). En la isla podemos encontrar, entre otras: una que quedó sepultada por las erupciones de 1730-1736; otra que se convirtió en la ermita de San Antonio, en Tías; finalmente, otra se mantuvo en Teguise conservando la estructura, siendo en la actualidad una oficina bancaria. Los conventos también son considerados como lugares públicos, puesto que operan por un lado como cementerios, llegando a superar incluso en esta función a la iglesia parroquial de Teguise (Brito, 1997: 137), y por otro, como centros de enseñanza (Anónimo, 1991: 17). Otro edificio de uso público es la cárcel de Teguise, de la que sólo existe una referencia (Anónimo, 1991: 18), y que posteriormente, ya en el siglo XIX, se complementaría con otra en Arrecife. En las grandes fincas o caseríos agrícolas, en algunos casos, existían pequeñas habitaciones que tenían la función de cantinas o tabernas, propiedad del señor de la hacienda. Un ejemplo de este tipo de lugar de ocio lo encontramos en lo que es hoy el Museo Agrícola El Patio, ubicado en Tiagua, en el municipio de Teguise. El primer teatro de la isla, construido en 1825, fue también el primero de la provincia y tercero de Canarias. En él se destacó la familia Spínola, concretamente Manuela y Esperanza, quienes escribían y representaban sus propias Charco de San Ginés, Arrecife. obras (“[…] Como no trabajaban, pues tenían tiempo de aprender obras [...]. Y hacían teatro […]”, entrevista a P. Hernández y M. D. Rodríguez). Posteriormente aparecerían otros, como el de Arrecife, creado en 1840. A finales del siglo XIX aparecen por primera vez en la isla las figuras de sociedades culturales y casinos. Llegarán a encontrarse hasta dos edificaciones de este tipo en un mismo núcleo de población, debido a las diferencias sociales que obligan, de alguna manera, a separar en dos grupos: ricos y pobres (“[…] como la mayoría de los cuerpos, se separaban las clases sociales […]”, entrevista a P. Hernández y M. D. Rodríguez). Algunas de las edificaciones más elitistas contaban con salas de teatro y con un pequeño bar, que en años posteriores, en muchos casos, se convirtieron en cines. Ejemplos de estos lugares de ocio los tenemos en pueblos como Tiagua y Guatiza, e incluso en la capital, donde se constituye en 1858 la Democracia. 267
  • 231. A R Q U I T E C T U R A T R A D I C I O N A L Y E N TO R N O C O N S T R U I D O La falta de agua, debido a factores y fenómenos explicados en la introducción, es también un fuerte condicionante de la forma y estructura de la vivienda, convirtiéndola en un captador del preciado elemento. Para ello, la localización e inclinación de la vivienda juegan un importante papel, al igual que su cubierta, canalizaciones y lugares de almacenamiento del agua (aljibes), que serán explicados a lo largo del texto. La funcionalidad, la escasez de materiales y las diferencias económicas entre grupos sociales, son las características fundamentales que nos ayudan a entender la arquitectura doméstica de la isla. Aunque también debemos tener presente que peninsulares y extranjeros van a traer su organización social, sus gustos y necesidades, que van a adaptar a las condiciones encontradas en la isla. Diferenciamos de manera general dos tipologías de vivienda en Lanzarote, ya que suponemos que la ausencia de barreras orográficas, y las pequeñas dimensiones de la isla, no han propiciado las condiciones necesarias para que surjan nuevas o diferentes tipologías. Por un lado encontramos la casa burguesa, con una clara representación en Teguise, y por el otro, la casa popular. Las principales diferencias encontradas entre ambas tipologías nos las dan sus dimensiones, distribución y decoración. Algo que las asemeja es su forma de construcción, puesto que en la mayoría de los casos no se requiere de un arquitecto (“[…] Hoy voy yo a levantar esta pared, venían los..., todos los vecinos... Uno alcanzaba la piedra, el otro la colocaba, el otro la labraba un poco... Y así es como se hacía […]”, entrevista a Gregorio Medina y Vanesa Martín). De cualquier manera estamos ante una arquitectura, como se explica con anterioridad, funcional, donde las necesidades vitales son lo primordial, reflejándose en la casi inexistencia de accesorios en las fachadas (aunque tenemos Cilla del Diezmo, hoy convertida en oficina bancaria, Teguise. La casa por fuera: las casas lanzaroteñas, la importancia de lo funcional Lanzarote posee una arquitectura llena de encanto, de belleza simple sin ostentación, con una fuerte lógica constructiva que surge con el fin de dar cobijo y facilitar la vida al campesino, condicionada por factores principalmente de tipo climático. Uno de estos factores incidentes en las tipologías arquitectónicas de la isla es el viento. El alisio, procedente del noreste, se caracteriza por ser húmedo y de una fuerte intensidad. Ésta es la que de una manera directa influye en la orientación de la vivienda, siendo ésta sur-sureste, y obliga a la carencia de vanos en la fachada norte de la edificación. Esta última anotación se ve también influenciada por la elevada insolación a la que está sometida la isla, evitando la entrada del calor. 268
  • 232. LA N Z A R OT E ( I S LA S C A N A R I A S ) techo. No es una constante, pero sí hemos encontrado algunas edificaciones (Casa-Museo Palacio Spínola) que todavía la conservan. Suelen ser empleadas en corrales, pasillos y establos (llamados gallenías o gallanías). Como pavimento se emplean las losas de basalto o los lajiales para suelos de determinadas estancias, como pueden ser los patios interiores. En todas las construcciones arquitectónicas la piedra se asienta con barro para formar los cimientos, muros e incluso los poyos que se ubican pegados a las paredes de las iglesias y viviendas (Lobo, M., Quintana, P., 1997: 17). La unión de estas piedras se hacía con cal, tierra y rofe (piroclastos de caída de tamaño arena). También encontramos la piedra presente en el interior de las viviendas con usos domésticos. Algunos ejemplos de esto son: la denominada comúnmente como piedra molinera, formada por un basalto poroso, usada para la construcción de molinos de mano, pilas y abrevaderos; la piedra conocida tradicionalmente Vivienda de características agropecuarias y señoriales denominada Casa del Mayor Guerra, San Bartolomé. constancia de la existencia de viviendas con esquinas pintadas de distintos colores, saliendo del habitual blanco, e incluso decoraciones en relieve en la fachada), motivada también por las amenazas de saqueos a las que estaba sometida constantemente Lanzarote por parte de incursiones piratas (“[…] pero la ermita estaba muy expuesta a los ataques piratas, era cerca de la orilla, y se levantó aquí […]”, entrevista a P. Hernández y M. D. Rodríguez). Materiales La piedra La piedra es el elemento básico de toda edificación en Lanzarote, ya que de alguna manera la falta de otros materiales obliga a la utilización de éste. Por ello fue considerada como elemento de primera necesidad a la hora de realizar cualquier tipo de edificación en la isla. El origen volcánico del Archipiélago es el que condiciona la tipología de piedra empleada, que variará en su empleo según porosidad, textura y forma. Se suelen encontrar en esquinas, alrededor de puertas, ventanas, y en ocasiones en las partes bajas y altas de las paredes de la vivienda burguesa, normalmente cantería azul o toba volcánica roja (que en las rehabilitaciones actuales dejan al aire libre). Algunas viviendas emplean la piedra de malpaís, más ligera, encima de arcos, bóvedas y como entramado en el Detalle de suelo empedrado en patio exterior, vivienda popular. 269
  • 233. A R Q U I T E C T U R A T R A D I C I O N A L Y E N TO R N O C O N S T R U I D O saria su importación. Este material procedía en su mayoría de Tenerife, aunque también Gran Canaria, La Gomera, La Palma e incluso Flandes, proporcionaron a Lanzarote madera de sus bosques. Las tablas llegan a la isla ya cortadas, siendo principalmente de pino canario y ejemplares de laurisilva (barbusano, viñátigo, palo blanco y til). En las viviendas de familias pudientes había una mayor presencia de la madera en la edificación, siendo numerosas las puertas y ventanas con un gran carácter ornamental y decorativo. Contaban también con pisos y techos de este material, como puede observarse en Teguise. En las fachadas eran frecuentes las gárgolas y las cruces de madera. En viviendas más humildes, los vanos contaban con madera de poca calidad; los techos se combinaban con hibrones (vigas) anchos de madera, pero el entramado lo ocupaban palos, astillas de arbustos leñosos, o incluso paja, pírganos de palmeras, etc. Los naufragios también surten a la isla del preciado material, ya que la madera de los barcos es aprovechada para múltiples usos. La fuerte escasez de ésta obliga incluso a que aparezca la figura del alcalde de mar, persona que se encarga de que una parte de la madera encontrada pase a manos del Ayuntamiento (“[…] Eso tenía un tanto pa’l Ayuntamiento, y otro tanto pa’l que lo encontraba […]”, entrevista a P. Hernández y M. D. Rodríguez). Detalle de caños o gárgolas de madera en vivienda de tipología burguesa. como cal y canto, empleada para destilar el agua; la hornera, muy ligera, útil para la construcción del interior de los hornos. En todas las construcciones podemos afirmar que la piedra es generalizada, existiendo combinaciones en un mismo edificio entre distintas tonalidades y calidades, así las esquinas, contra esquinas y algunas portadas de las viviendas burguesas solían ser de cantos colorados, y el resto de blanco y gris (Lobo, M., Quintana, P. 1997: 19). Las canteras son el lugar de extracción de la cantería, trasladándose luego en camellos, burros y carretas al lugar de trabajo. Morteros El mortero empleado en toda la arquitectura de Lanzarote es el barro; mezclado con pelos de animales o paja, crea una torta de consistencia, impermeable, y con propiedades aislantes de frío en invierno y calor durante el verano. Se emplea en techos, paredes y muros. El mortero también aparece mezclado con cal, en la gran mayoría de las veces, aunque también aparece combinado con rofe y jable (arena blanca). La cal La cal es otro de los elementos importantes presentes en la construcción de nuestra arquitectura, ya que una de las principales características es la blancura de los muros que constituyen las edificaciones. La cal presenta propiedades importantes, como refractar la luz solar, impidiendo que el calor pase al interior de la vivienda, convirtiéndose en un aislante térmico (enjalbega- La madera La inexistencia de bosques en la isla, y la vital importancia que tiene la madera para la construcción de las edificaciones, hacen nece- 270
  • 234. LA N Z A R OT E ( I S LA S C A N A R I A S ) dos). Permite respirar a la pared, con lo que se enfrenta a la devastadora humedad. Es empleada junto con barro, rofe y agua, en la elaboración de argamasa, para cubrir como indicábamos anteriormente muros, paredes y techos, impidiendo o retrasando los efectos de la lluvia y la erosión. También son bien conocidas sus propiedades higiénico sanitarias, sirviendo para desinfectar aljibes y para blanquear paramentos, techos, eras, o cualquier alcogida, consiguiendo que el agua pase limpia y sin impurezas a las aljibes. Fue uno de los materiales más exportados, e intercambiado por otros escasos en Lanzarote, como la madera. Fernando Martín, en su libro Arquitectura Doméstica Canaria, escribe: La cal, aparte de tener una gran importancia para la elaboración de argamasa y la construcción, era necesaria para el asiento de tejas y sentar cantería. La teja No es frecuente en la arquitectura de la isla. Podemos localizarla en viviendas de cierta envergadura y en edificaciones de tipo religioso, ya que la torta sustituía a la teja en la cubierta (Lobo, M., Quintana, P. 1997: 26). En un primer momento se empleó la teja árabe, en forma de canal o cónica, hasta que en el siglo XIX se empieza a usar la teja marsellesa, o alicantina, de forma plana. El ladrillo es un material ausente en la arquitectura de Lanzarote. Elementos de la arquitectura “[...] Los contratos con maestres de barcas para ir de Tenerife a Lanzarote son muy frecuentes sobre todo al principio del siglo XVII, trayéndose la cal al puerto de Santa Cruz en particular o a otros de la isla […]”. La vivienda conejera se basa, como hemos indicado anteriormente, en la funcionalidad. Ésta es una de las principales características que hacen que la edificación lanzaroteña se identifique con un esquema muy sencillo, que se repite a lo largo de nuestra geografía, variando sólo en los detalles. Por lo general la casa tiene pocas aberturas en forma de puertas y ventanas que dan al exterior. Este hecho se intensifica en la tipología que denominamos como vivienda popular, encontrando fuertes diferencias entre la fachada (basándonos sobre todo en la decoración) de casas burguesas y populares. La puerta Las puertas exteriores, en muchos casos sólo ubicadas en la fachada, son siempre de madera. Este elemento en la vivienda burguesa es el más destacado, debido seguramente a que es el objeto que se muestra de cara al exterior, y que de alguna manera indica la posición social de sus moradores. Por ello es bastante cuidada, llegando a ser un elemento de considerable belleza. Puerta simple de una hoja en vivienda popular. 271
  • 235. A R Q U I T E C T U R A T R A D I C I O N A L Y E N TO R N O C O N S T R U I D O Las puertas de las viviendas nobles las encontramos decoradas con cuarterones, que varían en número y en el resalte que se les da en la madera, dependiendo esto del nivel económico de su propietario. Asimismo, la vistosidad de las puertas principales, normalmente de dos hojas, se aumenta con los marcos y arcos de piedra que las rodean, así como por los escalones o chaplones de piedra que suelen poseer para acceder al interior de la vivienda, y que varían en número en las diferentes casas. En las viviendas populares o humildes las puertas, a diferencia de las explicadas anteriormente, suelen ser de madera de muy mala calidad sin ningún tipo de decoración, totalmente lisas. Una característica de éstas son los postigos, pequeña apertura en la hoja de la puerta, que permite la entrada de aire fresco hacia el interior de la vivienda, y el poder comunicarse sin la necesidad de salir al exterior. Ventana con cuarterones y antepecho en vivienda de tipología burguesa. La ventana Las ventanas, al igual que las puertas, son un elemento poco abundante en las viviendas, llegando a ser prácticamente inexistentes en la cara norte de las casas, o siendo relativamente pequeñas. Aparecen en todas las fachadas de las edificaciones burguesas, e incluso en algunos casos en sus laterales. El material empleado en la fabricación de éstas es la madera, con un escaso uso del vidrio en su parte superior. Los marcos de las ventanas suelen ser de piedra o de madera, llegando a encontrarse frontones triangulares sobre las ventanas de estos mismos materiales. Otro de los elementos que componen la ventana son los antepechos, que son la parte baja de la ventana, compuesta por recuadros labrados. En la parte interior de la ventana, en algunas casas burguesas, aparecen asientos de madera adosados a éstas. Encontramos varias tipologías de ventanas según sus formas y decoración. Entre éstas destacan las de cojinetes, que permiten man- tener frescas las habitaciones excluyendo el calor y permitiendo la entrada de luz por sus cristales superiores. En ellas encontramos postigos que se abren hacia la calle y se sostienen con pequeños palos de madera. Otro tipo son las de guillotina, que consisten en una hoja superior fija y otra inferior movible de manera vertical. Los ventanillos, o ventanucos, son pequeños huecos rectangulares utilizados para la ventilación de la casa, que suelen aparecen en la parte baja de la vivienda, y en casas populares. Balcones El balcón es un elemento que le da a la casa una cierta distinción, por lo que sólo aparecerá en la fachada y patio de aquellas viviendas con un destacado nivel económico. El origen de los balcones es un tema aún por definir. Algunas hipótesis apuntan la imposibilidad de situarlos en un determinado país, aunque muchas indican Roma y el sur de la Península como su lugar de procedencia. 272
  • 236. LA N Z A R OT E ( I S LA S C A N A R I A S ) Son muy pocos los balcones encontrados en la isla, lo que se puede deber al deterioro y final desaparición de éstos por no resistir las condiciones climáticas y el paso del tiempo, o simplemente por no ser un elemento muy extendido entre las casas burguesas, por el alto coste que suponía su obtención, ya que como se ha explicado anteriormente la falta de bosques es un fuerte condicionante a la hora de adquirir los materiales. En Teguise encontramos dos claros ejemplos de balcón en la fachada: uno de madera, con barandilla totalmente cerrada decorada con cuarterones, con techo de madera y teja; el otro, muy sencillo, consta de barandillas muy finas de hierro, con decoraciones circulares en cada una de ellas. Balcón de madera en la antigua Casa-Cuartel de la Guardia Civil de Teguise. Construida en el siglo XVIII. Cubiertas La cubierta más frecuente en la casa lanzaroteña es la plana, con una ligera inclinación (para un mayor aprovechamiento del agua de lluvia), aunque también encontramos en las edificaciones burguesas a dos y a cuatro aguas, incluso combinadas en una misma vivienda. Suelen estar formadas por vigas planas o rollizas conocidas como hibrones, y en medio un entramado de tablas, ripio, astillas, hierbas..., dependiendo la utilización de uno u otro material de la tipología de vivienda, y el tipo de habitación que cubran. Sobre este sistema se coloca una torta de barro mezclado con paja, pelos de animales o torta de cal y rofe. El exterior de la cubierta se encala para poder recoger el agua de la lluvia limpia y desinfectada. Existen ejemplos de algunas viviendas con techos a cuatro aguas de exquisita decoración mudéjar en el interior. Son cubiertas más frecuentes en ermitas, aunque existan ejemplos en viviendas de carácter noble. En estas últimas también aparecerá la teja, en techos muy poco inclinados y cubiertas de barro, para protegerlas del viento y el agua. Detalle de cubierta a cuatro y a dos aguas. Chimeneas La chimenea es un elemento muy característico de la arquitectura tradicional de la isla, pudiendo encontrarse una gran variedad de modelos según la riqueza de la edificación. En las cocinas burguesas encontramos chimeneas de un considerable tamaño, de múltiples formas en el exterior, mientras que en las viviendas populares un simple tubo con unos agujeros en la parte superior tiene esta función. Los modelos de chimeneas más característicos de la isla los encontramos en la Villa de Teguise. Entre éstas destacan: las de base piramidal, en las que encontramos dos tipologías, una seguida de una forma octogonal y acabada en forma circular, y otra con forma circular; un tercer modelo formado por tres cuerpos circulares de diferentes anchuras, con un elemento triangular sobre el último 273
  • 237. A R Q U I T E C T U R A T R A D I C I O N A L Y E N TO R N O C O N S T R U I D O Modelos de chimeneas más abundantes en la vivienda tradicional. cuerpo en el cual se ubican dos agujeros para expulsar el humo. En cuanto a las casas populares, la mayoría de sus chimeneas se caracterizan, a groso modo, por presentar un cuerpo principal cuadrado de mampostería. bergar el grano, proteger los animales, obtener agua… En el caso de que la casa tenga posibilidades, incluso existirá espacio para una tahona, o una molina, que permita la obtención del gofio. El patio también se convierte en un espacio más de la casa, donde se desarrollan diversas actividades. Por supuesto, como ya hemos indicado, las capacidades económicas van a influir poderosamente en la configuración de los espacios internos. En las casas populares, características de pueblos como Las Breñas, el espacio central acoge diversas tareas domésticas, y sirve de punto de encuentro; una parte se dedica a la cocina, y las habitaciones restantes, normalmente las situadas en el fronte, se dedican a dormitorios, aunque también son muchos los casos en los que toda la familia ocupa un solo cuarto. Las paredes interiores están encaladas, lo que contribuye al aislamiento térmico, mientras que los suelos están formados por lajas de piedra, o en ocasiones de arena volcánica. En cuanto a los techos, desde el interior se ve que están formados por gajos de tabobo o bobo, cubiertos por espino. Un hecho de interés es que en algunas de estas casas encontramos Gárgolas o caños Para canalizar el agua de los techos y llevarla al patio, donde está el aljibe principal de la vivienda, se colocan las gárgolas o caños. Éstos suelen ser de madera con forma cuadrada o redondeada, o de piedra volcánica, labrada en la parte superior, presentándose en distintos tamaños. La casa por dentro: Patios y habitaciones donde vivir y crecer La estructura socioeconómica de Lanzarote, basada en la explotación agrícola y ganadera, junto con la escasez de recursos económicos de la mayor parte de la población, serán los factores determinantes para entender la estructura interna de las casas. En efecto, las casas tendrán un marcado carácter funcional, adaptado a la necesidad de al- 274
  • 238. LA N Z A R OT E ( I S LA S C A N A R I A S ) Patio central en vivienda burguesa, Teguise. que los techos son muy altos, lo cual puede deberse al deseo de disponer de habitaciones más frescas. Prácticamente es el patio el elemento más importante de la casa popular. Empedrado, normalmente con bancos o poyos de piedra, servirá como espacio de encuentro y para la realización de determinadas actividades de tipo doméstico, iluminando la casa, ventilándola, acogiendo el aljibe que almacena el agua de lluvia, etc. Así, nos encontramos con que puede haber varios patios, en posición central, en un lateral, o en la parte trasera, estos últimos casos separados del exterior por un muro, pudiendo contar con una puerta que permita la entrada y salida. Junto a la cocina encontramos el horno, aunque en muchas viviendas este elemento se sitúa en el exterior. También en el exterior está la gallenía, detrás de la casa, donde encontramos el burro, o el camello; el corral, donde se guardan las cabras, ovejas y gallinas, y que pueden estar comunicadas con el interior para facilitar el ordeño; un almacén para entre otras cosas guardar paja, aunque con este fin también podemos encontrar fuera de la casa el pajero. Éste es una especie de cilindro formado de paja con una gran torta de barro en la parte superior para evitar que el viento lo destruya. Si hay posibilidades, encontraremos incluso una tahona movida por un camello o burro (Quinta, 2001: 38). Era con pajero en vivienda de tipología popular. Las casas burguesas, con destacados ejemplos en la Villa de Teguise, cumplen las mismas funciones que las populares, ya que de igual manera son casas agrícolas, con espacios para el grano, los animales..., aunque su estructura se organiza de forma distinta. Así, desde la entrada un zaguán da acceso a un patio, normalmente usado para el recreo de los dueños. Como dato anecdótico hay que nombrar, para varias casas de Teguise, la existencia de pequeños agujeros en el suelo del zaguán, situados tras la puerta, que eran usados por los transeúntes para orinar. A ambos lados del zaguán suelen encontrarse los dormitorios de los señores. Superado el patio principal, se entra en el área destinada al personal de servicio, que acoge también los corrales, la gallenía, la troja para el grano (especie de habitación sobre falso techo, con suelo de madera a la que se accede a través de una escalera), ([…] “La troja se usaba... Muchas veces la usábamos nosotros pa’poner el grano también, porque en otro sitio... O pa’dormir: dormían unos abajo, y otros dormían arriba en la troja […]”, 275
  • 239. A R Q U I T E C T U R A T R A D I C I O N A L Y E N TO R N O C O N S T R U I D O Plano de vivienda tradicional en “L”. Plano de vivienda burguesa. 276
  • 240. LA N Z A R OT E ( I S LA S C A N A R I A S ) entrevista con Gregorio Medina y Vanesa Martín). También podemos encontrar un segundo patio, en un lateral o en la parte trasera, comunicado normalmente con la calle, y que permite la comunicación de las distintas habitaciones de servicio. Es en estas zonas traseras de las viviendas donde encontramos multitud de aperos, sobre todo en gallenías y almacenes, donde las herramientas de madera y metal se apilan a la espera de ser utilizadas. Las más comunes son los escardillos, orquetas, sachos, palas, etc. Caracterizadas todas ellas por ser herramientas de tipo manual, formadas por un largo palo de madera, encontrándose en uno de sus extremos el hierro o latón que define la utilidad del instrumento y que permite diferenciar unos de otros. El serón, una sola pieza formada por dos cajas de madera en forma de alforjas, es el elemento que permite al campesino trasladar sus productos agrícolas sobre el burro. Con la misma utilidad y forma está el lango, que se diferencia del anterior en el tamaño y porque es utilizado por el camello. El arado romano, construido en madera, también es otro de los aperos siempre presente en la casa conejera, y que consta de un palo de grandes dimensiones que va unido al animal que tira de él, en uno de los extremos una tabla con forma más o menos curvilínea es la que se encarga de hacer los surcos en la tierra. Muy similar a éste es la tanganilla, sirviendo esta última para depositar el grano en la tierra. La rastrilla sirve para alisar y remover la tierra, evitando así las malas hierbas en el terreno, utilizando animales y muchas veces al hombre para su funcionamiento. La fuerza humana también es empleada en la pigüeta, una herramienta de carga provista para ser trasladada por dos o más hombres, construida en madera con forma de silla de montar. También es muy habitual encontrar instrumentos de medida para el grano, siendo muy utilizadas cajas de madera que según su capacidad Arado romano y tanganilla. Museo agrícola El Patio. para albergar cantidades tendrán un nombre determinado, como por ejemplo la fanega, siendo ésta la de mayor tamaño, o el celemín, la medida más pequeña. Junto a la vivienda popular y burguesa hay que mencionar los grandes cortijos que se encuentran en la isla, una variedad de la casa burguesa en la que la funcionalidad para la actividad agrícola y ganadera destaca sobre los aspectos sociales que veremos más tarde. El ejemplo más destacado de estas viviendas tal vez sea la que hoy acoge el Museo Agrícola “El Patio”, en Tiagua. Se trata de una serie de edificaciones construidas en la década de 1840, y que vienen a configurar una especie de L, cubriendo distintas funciones. Así, encontramos una molina, un molino, una tahona, lagar, bodega, etc. Incluso se cubren las necesidades espirituales a través de la presencia de una ermita, construcción que también encontramos en la casona que hoy alberga el Museo Etnográfico “Tanit”, en San Bartolomé, de características similares a la citada anteriormente, aunque con menor extensión y variedad de elementos construidos. Sin embargo, ya hemos visto que es otro modelo, relativamente más simple y compacto, el que predomina en las casas burguesas, y en el que las partes más nobles se encuentran en la parte delantera. Esto, lógicamente, tiene su reflejo en aspectos como la mayor calidad de los materiales. 277
  • 241. A R Q U I T E C T U R A T R A D I C I O N A L Y E N TO R N O C O N S T R U I D O diente. Tras meterse en el horno, el palito que reventaba primero indicaba con quién se iba a casar (López, M., Vázquez, E. L., 2002: 95). Las casas más acomodadas también acogen otras prácticas sociales. Así, los grandes salones acogerán bailes (“[…] con los bailes que hacían en las casas de particulares primero, con timple y guitarra […]”, entrevista a P. Hernández y M. D. Rodríguez), punto de encuentro de los y las jóvenes, además de diversas actividades culturales, tales como representaciones teatrales. En ocasiones, estos espacios irán más allá del ocio y actuarán como centros de enseñanza. Sentidos similares encontramos en las casas populares. En aquéllas capaces de acoger un salón relativamente grande, se organizarán bailes, única vía, junto a las fiestas, de que jóvenes de ambos sexos se relacionen y formen pareja. El tamaño de los espacios de baile impondrá que las mujeres estén dentro, y que los hombres tengan que turnarse para entrar, con la puerta protegida por un portero provisto de un palo. Serán frecuentes las peleas, o pleitos, en la entrada de estos bailes, por ver quién entra primero, e incluso dentro de ellos. Se han encontrado referencias diversas sobre el funcionamiento de los bailes. Así, se han encontrado trabajos que recogen que la mujer estaba obligada a bailar con quien se lo propusiera, considerándose el rechazo una grave ofensa (Aderlan, 2002: 271-272). Por el contrario, otros testimonios indican que la mujer podía rechazar a quien le propusiera bailar, o bailar con esa persona hasta que acabara el turno. Para facilitar las relaciones se pueden realizar diferentes ritos, como por ejemplo poner una vela a San Antonio durante nueve viernes, e invertir la figura del santo hasta conseguir pareja. En la vida cotidiana, los patios de las casas populares cumplen la función de relación social, al encontrarse en ellos los vecinos, y ser Vivienda popular. Museo agrícola El Patio. Por ejemplo los techos, normalmente muy altos, poseen las mejores maderas disponibles. Por el contrario, según nos adentramos en la casa, la calidad de la madera disminuye, aprovechando las procedentes del mar e incluso alternándose en el techo con piedra. Este fenómeno también se ve reflejado en las puertas, encontrándolas en la parte delantera de dos hojas, y de madera de la mejor calidad, por el contrario, en la zona de servicio pasan a tener una sola hoja y a estar hechas de las peores maderas. Ciertamente, la parte delantera de la casa noble alberga las funciones sociales, y sirve de presentación pública de las capacidades económicas de la familia. Es así como se justifica, por ejemplo, que encontremos poyos de madera junto a las ventanas delanteras. Estos poyos y ventanas permiten a las jóvenes de las ricas familias acceder al exterior mientras hacen sus labores, leen…, e incluso ser cortejadas, puesto que son el espacio a través del cual el pretendiente, y en su caso novio, se relaciona con la joven, convenientemente acompañada por una carabina (práctica que perdurará hasta la década de 1950). En este sentido, la casa no es sólo espacio para relaciones sociales, sino también para la práctica de diversas creencias. Así, se cita para Teguise la costumbre femenina de preparar un pedazo de masa de pan en forma de cono, al que se le colocaba un palito por cada preten- 278
  • 242. LA N Z A R OT E ( I S LA S C A N A R I A S ) el espacio en el que se descansa los domingos. También, cuando las habitaciones interiores no son lo suficientemente grandes, acogerán los encuentros entre novios, por supuesto adecuadamente acompañados. El interior de la casa, a nivel general, también podía ser el escenario de la aceptación del pretendiente. Se reseña aquí la costumbre de declararse cuando, tras tomar café, el hombre entregaba la taza boca abajo. Si la mujer aceptaba la taza, consentía la relación, pero la rechazaba si le pedía que se la entregara boca arriba. El desarrollo exitoso de la relación llevaba al compromiso, y a que el novio pudiera llegar a ofrecer a su pareja serenatas en grupos provistos de guitarra y bandurria. Finalmente, la boda era festejada en la casa de la novia, en la sala, con cantes y bailes. Sin embargo, las relaciones podían tener una dimensión más desagradable. Así, en casos de adulterio femenino, el marido podía encontrarse con cuernos de vaca o cabra en la puerta de la casa. Asimismo, tener un hijo sin estar casada convertía a la madre en una prisionera en su casa, al ser objeto del rechazo social, que también podía darse si se casaba sin ser virgen. Otros aspectos de la vida, como el nacimiento y la muerte, compartirán rasgos en la práctica totalidad de las viviendas de Lanzarote. El nacimiento, por ejemplo, se produce en la casa. De hecho, se empieza a preparar cuando las mujeres, sobre todo las más pudientes, han de dejar de trabajar con agujas e hilo, ni han de tener puesto nada al cuello, en base a la creencia de que sirve para evitar que el bebé se enrede en el parto, o haya algún tipo de dificultad. El parto es asistido por la partera, mujer con una amplia experiencia en la materia ([…] “Mi abuela, mi abuela era la partera de aquí, del pueblo[…]”, entrevista a Gregorio Medina y Vanesa Martín), y que baña al recién nacido con agua fría, y lo unta con manteca (excepto la cara, a los niños) para que no salga con pelo. Tras dar a luz, a la madre se le fajaba la barriga, para que se juntaran los huesos y no quedara abierta de vientre. Además, se le daba caldo de gallina, y si se conseguía, chocolate, debiendo permanecer acostada al menos una semana. Además, se organizaban tras el parto velorios durante 9 días, en los que hombres y mujeres, con la excusa de proteger al bebé de malos espíritus y brujas hasta su bautizo, cantan, bailan, beben… En general, no se podía apagar la luz mientras el bebé no se bautizara (Hernández, 1998: 38-39). Otra forma de proteger al bebé es la costumbre del zorrocloco, en la que la cama es ocupada por el marido, mientras que la madre y el bebé ocupan otra habitación, con el fin de engañar a los malos espíritus. Para evitar el mal de ojo, al bebé se le hace una cruz con tizna, se le pone una cinta o trapo rojos, etc. También se puede poner una tijera en cruz tras una puerta. El proceso en torno a la muerte también se desarrolla en la casa. Así, se ejecutan diversas prácticas para evitarla, como no dejar meciéndose un sillón, ya que podía acarrear la muerte del más pequeño de la casa. En caso de enfermedad grave, la cama se colocaba en la misma pared de la puerta, para engañar a la muerte, y evitar la posición de las personas muertas. Cuando se produce la muerte, la persona fallecida también tiene su velatorio, y nuevamente ésta es una oportunidad para el encuentro de los vecinos. De hecho, la Iglesia llegará a prohibirlos, por la presencia de relaciones sexuales. El velatorio se realiza en la sala, o en su caso en la habitación más grande de la casa. Su duración, y el número de personas que podía llegar a presentarse, motivaban que se mataran animales para alimentar a los asistentes. Existen más costumbres relacionadas con la muerte, como la de entornar la puerta 279
  • 243. A R Q U I T E C T U R A T R A D I C I O N A L Y E N TO R N O C O N S T R U I D O El baúl es uno de los objetos mobiliarios fundamentales en la casa lanzaroteña. cuando se producía el fallecimiento, reseñada para Teguise. Asimismo, si moría alguien muy querido, se mantenía la puerta cerrada durante nueve días. También se practicaba el luto, durante un año, en el que se vestía de riguroso negro, y durante el cual no se podía ir a fiestas o casarse. Lo religioso también estaba presente durante la vida cotidiana, como lo demuestra el hecho de que se hayan encontrado testimonios que indican que se rezaba todos los días, en la cena. Como se puede ver, el interior de las casas de Lanzarote es un importante espacio de actividad social, supliendo en buena medida la falta de espacios públicos, a la vez que es el marco para la práctica de numerosas creencias. Mesa o consola con patas esculpidas y motivos florales en su centro. más adineradas, puesto que en muchos casos se compraban directamente en Tenerife o en Gran Canaria, capitales de provincia, más en contacto con las modas del momento, llegando a la isla estilos como el Chippendale, de origen inglés y caracterizado por las formas rectas, o el Thonet, surgido en Francia y que destaca por las formas redondeadas. En su defecto, se podían encargar reproducciones de esas piezas a los artesanos locales, que las imitaban en la medida de sus posibilidades técnicas, o incluso, podían ser construidas y rehabilitadas por los mismos dueños. Empezando por las casas burguesas, en las salas encontramos bufetes, mesas, taburetes, espejos, cuadros (de advocaciones religiosas, fundamentalmente), escritorios, armarios, arcas, cofres forrados... (VV. AA., 1987: 257). En los dormitorios se sitúan camas, baúles y arcas de Indias. En las cocinas encontraremos mesas, sillas, la correspondiente vajilla, calderas de cobre, tinajas, sartenes, etc. (Brito, 1997: 101-102). Haciendo un examen en detalle de lo que podemos encontrar, hay que señalar elementos típicos de las islas, como son la silla y la Mobiliario El mobiliario, al igual que la casa, va a ser un indicador del nivel socioeconómico de la familia. Téngase en cuenta que el simple hecho de que en su mayoría estén hechos de madera, material escaso en la isla, supone que son elementos de gran importancia, como testimonia el que buena parte de las referencias documentales de carácter histórico sobre muebles las encontremos en testamentos, al ser objetos de valor que se heredan. En cuanto a las influencias recibidas, serán perceptibles fundamentalmente en las casas 280
  • 244. LA N Z A R OT E ( I S LA S C A N A R I A S ) Mortero de piedra con machacador de madera utilizado para majar el grano. con las patas esculpidas, y en el centro un “ramito”, o tabla adornada con motivos generalmente vegetales. También se encuentran diversos tipos de cama. Encontramos la de pilares, que podía tener la cabecera cuadrada o en arco, o la barra cama, hecha al colocar tablas sobre burras como soporte, y que por su inestabilidad se colocaba en las esquinas, junto a la pared. El modelo más sencillo, que se encuentra sobre todo en las casas más humildes, es el catre de viento, una cama de un solo cuerpo, con las patas en forma de aspa, que se puede cerrar. Sobre las patas se colocan dos tablas, y encima va el colchón, muchas veces de paja, sujetado con tela o lino o, más frecuentemente en la isla por la falta de recursos, soga de pita. En las casas populares podremos encontrar muchos de estos elementos, como las sillas canarias, las cajas..., pero como ya se ha dicho tendrán un carácter más práctico, sin cumplir la función adicional de mostrar la posición socioeconómica de la familia. Propias de estas casas son las banquetas, y los bancos, cuyo modelo más antiguo lo forman barrotes hechos con cualquier madera, y cuyas patas estaban inclinadas. Aparte de las características de los muebles, el otro rasgo diferenciador de los mismos va a ser la madera. Como ya se ha comentado anteriormente, en Lanzarote es un bien escaso que Estructura de una cama de viento. mesa canaria. La silla se caracteriza por tener el respaldo en forma de lira, mientras que la mesa se forma al colocar tablas sobre una especie de burras (patas de madera). Estos elementos podrán encontrarse en casas de distinto nivel socioeconómico, si bien diferenciados por calidades, añadidos... Las cajas pueden ser de varios tipos, siendo las más habituales las denominadas “de cofre”, con una estructura formada por un cubo en la parte superior, y una gaveta en la parte de abajo, que puede abarcar parte o toda la longitud del mueble (frente a otras islas, destacan por ser muy bajas). Hay que diferenciar en este apartado las cajas hechas en Lanzarote de las traídas de fuera, particularmente de América. Las de aquí están hechas de tea, y tienen la tapa plana, mientras que las americanas se hacen con madera de cedro y la tapa es abombada, estando decoradas con ensambles en las esquinas, hechos con cola de milano, y denominados “dientes de perro”. Como curiosidad hay que señalar que las cajas también se usarán como asiento, especialmente al colocarse junto a la mesa. Las mesas que se pueden encontrar se distinguen por sus patas torneadas, o por ser del modelo con “patas de cangrejo”, una consola 281
  • 245. A R Q U I T E C T U R A T R A D I C I O N A L Y E N TO R N O C O N S T R U I D O siglo XX en El Mojón. Allí se producían platos, ollas, tofios (para el ordeño de las cabras)... La importancia de estos materiales determina la existencia del lañador, persona responsable de arreglar las piezas rotas (“[…] cuando se te rompía la loza, a lañar... […]”, entrevista a Gregorio Medina y Vanesa Martín). Casi un símbolo de la casa canaria, y por tanto de la lanzaroteña, lo constituye la combinación del bernegal y la destiladera. Es normalmente un mueble de madera, si bien también se puede encajar en la pared, en el que encontramos una piedra de destilar en la parte superior y un recipiente de barro en la inferior. Se deposita agua en la piedra porosa por la que se filtra y cae hasta el recipiente, donde se encuentra ya apta para el consumo. La humedad existente propicia la aparición del culantrillo (helecho). El molino de mano también forma parte del mobiliario, teniendo gran importancia durante mucho tiempo en las casas populares. En una sociedad en la que el gofio es la base de la alimentación, la molienda del grano se realizaba en muchas ocasiones en el mismo hogar. En origen fue utilizado por la población aborigen. En cuanto a las características, por lo general, su forma es circular, siendo el tamaño más frecuente de las piedras entre 30 ó 35 centímetros de diámetro. Están hechos de basalto con dos formas fundamentales: el cilindro de piedra más o menos tosco, con su eje en posición horizontal que gira sobre un plano; y el disco de piedra, con su eje en posición vertical que gira también sobre un plano. De este molino de mano podemos encontrar muchas muestras, tales como: los de movimiento giratorio completo, con un solo mango; con movimiento de vaivén, con la mano; con movimiento de vaivén o giratorio, aplicando los dedos en los hoyuelos. Otra variante son los morteros, que constan de un recipiente cilíndrico de piedra y un mazo de madera con el que se golpea el grano depositado. Detalle de bernegal o destiladera en mueble de celosía. ha de importarse. De hecho, llegará a aprovecharse la que llega a las playas por diversas causas. Así, los mejores materiales estarán a disposición de las familias capaces de costear la compra y el transporte. En cuanto a los tipos, la más frecuente, durante mucho tiempo, será la tea, que destaca por no picarse. Posteriormente se empiezan a usar otros, como la riga antigua (pino importado de Rusia). Ésta se combinará con el pinsapo o el pino canario (parte blanca), en la parte de atrás de los muebles, para formar las cómodas más modernas. Otra madera presente en la isla, sobre todo en las sillas, era el brezo, traído de Tenerife o La Palma. También existirán muebles hechos con variedades exóticas, como la caoba, pero serán los menos. En las casas encontramos también otros elementos, como la vajilla, destacando las encontradas en las viviendas populares, hechas éstas de cerámica, que en la isla se fabricaban en su práctica totalidad y hasta bien entrado el 282
  • 246. LA N Z A R OT E ( I S LA S C A N A R I A S ) ma de ingeniería hidráulica y agraria para obtener o retener las gotas de lluvia, ya que las pocas fuentes naturales existentes en la isla fueron en su mayoría sepultadas por las lavas de 1730-1736, quedando como único recurso para la obtención de agua potable en tiempos de escasez la fuente de Famara, situada en las paredes del risco del mismo nombre, localizado al norte de la isla. Es un elemento de mera subsistencia, pasando incluso a un segundo plano la higiene. Este fenómeno lo podemos ver reflejado en canciones populares “([…] te lavaste la cara con el agua que te sobró del sancocho y se te pusieron los labios como libras de bizcocho […])”. Surgen nuevas formas de agricultura en un intento desesperado del isleño por incrementar su producción de alimentos, ya que la escasez de lluvias merma cualquier posibilidad. Los enarenados son el resultado del ingenio del campesino, que descubre las virtudes de las arenas o rofe volcánico (lapilli). Este material se caracteriza por retener el sereno o rocío de la noche, manteniendo el suelo húmedo, permitiendo de este modo el cultivo de especies vegetales no muy exigentes que se adapten a condiciones más o menos extremas (vid, tuneras, granos, etc.). También actúa como una capa protectora y aislante, regulando la temperatura del suelo y evitando grandes contrastes térmicos (efecto mulching). El color negro del rofe permite una mayor absorción de los Molino de mano fabricado en piedra, utilizado desde época aborigen. En la actualidad se ha seguido en muchos casos con la costumbre de dejar en herencia en caso de fallecimiento los muebles, lo que ha motivado que se hayan ido repartiendo entre diferentes herederos. Es por esto que es muy difícil encontrar casas que alberguen todo el mobiliario de una habitación. Arquitectura del agua: El agua, un bien escaso Lanzarote, isla desértica, árida, seca, a causa de un relieve característico y un régimen pluviométrico bajo, está marcada en su historia por la falta del preciado líquido, condicionando las actividades económicas y sociales, su arquitectura..., en definitiva, sus modos de vida. Esta falta de agua obliga a la población a tener un control y conocimiento de este recurso, hasta mediados de la segunda mitad del siglo XX, produciéndose incluso en 1975 la llegada de un buque cisterna procedente de Fuerteventura, con la misión de paliar los efectos más inmediatos de la sequía que azotaba la isla. El hombre, a lo largo de su pervivencia en Lanzarote, ha desarrollado un verdadero siste- Arenado artificial en zocos. 283
  • 247. A R Q U I T E C T U R A T R A D I C I O N A L Y E N TO R N O C O N S T R U I D O rayos solares, aumentando la temperatura interior durante la noche. Como ya se decía en el siglo XVIII, “([…] ni el sol las abraza, aunque los calienta; ni el ayre los seca, aunque los depura; ni el agua copiosa los roba, aunque los fertiliza […])” (Anónimo, 1991: 25). Como indicábamos anteriormente, en Lanzarote se desarrolló una importante “arquitectura del agua”, que vemos reflejada en la propia estructura de la vivienda (azoteas con canalizaciones). Se basa sobre todo en la existencia de infraestructuras creadas tales como las maretas, aljibes, eras, alcogidas, gavias y nateros, siendo elementos sin ningún tipo de monumentalidad, construidos en su mayoría con piedra, barro, cal y arena. La importancia que se les ha dado a lo largo de la historia de la isla disminuye con la aparición de las plantas desaladoras en 1964, quedando la mayoría de estos elementos en un segundo plano, incluso siendo olvidados y destruidos por el paso del tiempo y por las manos especulativas del turismo. Interior de La Mareta del Estado, Arrecife. nández, A. S. et al., 1999: 149). – la denominada mareta del Estado es la obra hidráulica con mayor envergadura de la isla, cuyas obras comienzan en 1902 y terminan en 1913. Ésta la conforman varias aljibes y una gran alcogida. Uno de los ejemplos más claros que nos muestran la gran importancia de este elemento en la isla es el de la conocida Mareta pública de Teguise. Ésta, que ya no existe en la actualidad, tiene sus orígenes durante la etapa aborigen, siendo construidos sus muros por Sancho de Herrera en el siglo XV. Constituía una superficie de 80 m de diámetro por 9,2 de alto, construida de barro y piedra, con capacidad para abastecer a toda la isla. Su importancia se debe a ser durante un largo periodo de tiempo el único surtidor de agua de la isla, (“[…] Infelices llenas de valor y heroísmo que a pie y cargadas andan las tres leguas que median entre San Bartolomé y la mareta de este pueblo […]” (fragmento de un escrito del siglo XIX). (“[…] Se ve la gente con sus cacharritos, […], que vienen con sus carros […]”, entrevista a P. Hernández y M. D. Rodríguez. Las maretas De manera general podemos decir que son hondonadas o agujeros de variadas dimensiones excavadas en el terreno, construidas para retener el agua de lluvia a modo de depósito. Las maretas son de barro, con muros exteriores de cal y piedra. Podemos encontrar varias tipologías repartidas por toda la geografía isleña, diferenciándose unas de otras en su estructura. – maretas de estructura rectangular, con esquinas redondeadas y con cuatro entradas de agua. Sus paredes interiores son de piedra encalada, en una de ellas aparece una serie de escalones estrechos. También tienen una escalera de acceso realizada con piedras labradas. – la mareta/aljibe destaca por sus grandes dimensiones, cuya cubierta está formada por una estructura de madera doble a dos aguas sobrecubierta con tablones de madera (Her- Aljibes El aljibe es uno de los elementos más importantes y significativos de la cultura del agua de Lanzarote. De procedencia árabe, con forma cuadrada, rectangular o redondeada, 284
  • 248. LA N Z A R OT E ( I S LA S C A N A R I A S ) Alcogida localizada en Uga, Yaiza. zas que trae el agua antes de ser almacenada. La pila o pileta es una pieza de piedra volcánica labrada o de piedra con mortero de cal, donde la profundidad y forma varían según el uso para el que se haya creado. Normalmente se sitúa al lado de los brocales, pudiendo estar conectadas por canales. Las pilas que se emplean para el uso ganadero se conocen de forma común como abrevaderos, mientras que las piletas para lavar son propias de aljibes cercanos a viviendas, colocándose ambos tipos de pila junto al aljibe. Los rebosaderos o aliviaderos se sitúan a unos 10 cm. por debajo del nivel de la entrada del agua, en el lado opuesto a ésta. Tienen la función de evitar, cuando el aljibe se llena, que se dañen los arcos y el resto de la estructura. Aljibe con brocal localizada cerca del cauce de un barranco, Haría. supone el sistema de captación de agua repetido hasta la saciedad en cada una de las viviendas de la isla, donde se ubican en el patio. También los hay fuera de los núcleos de población, siendo un ejemplo de ello el ubicado en la falda del Volcán de la Corona, localizado en el municipio de Haría. La estructura tiende a ser cubierta de barro y en muchos de los casos sobre éste encontramos rofe, donde suelen ser plantadas diversas tipologías de flores o incluso pueden ser utilizados como semilleros. El brocal es el antepecho que se coloca alrededor de la boca del aljibe, de madera o piedra. Normalmente es de canto labrado por una de sus caras, o piedras volcánicas unidas por argamasa, con capa de mortero y cal. Las coladeras son, por lo general, depósitos de tendencia circular de piedra con mortero y cal, o simplemente de piedra volcánica. Su cometido es recoger y remansar el agua, para que deposite en el fondo la tierra, piedras e impure- Alcogida Se llama así al terreno cuyo objetivo es recoger el agua de lluvia que se depositará en los aljibes, y que en la mayoría de los casos se ha pavimentado. Pueden funcionar como alcogidas otras estructuras que no han sido creadas para esta labor, pero que aportan caudal a los aljibes; nos referimos a las eras y azoteas. Las gavias y nateros Las gavias constituyen un terreno agrícola para encauzar y remansar el agua de lluvia, provocando la máxima infiltración en terrenos que luego son cultivados. Para ello se suelen 285
  • 249. A R Q U I T E C T U R A T R A D I C I O N A L Y E N TO R N O C O N S T R U I D O Las caleras La cal ha sido un elemento presente en Lanzarote desde la época aborigen, esto nos lo indica la utilización de “tegue”, especie de mortero a base de toba, caliza y arena, encontrado en las casas hondas de Zonzamas (yacimiento arqueológico), empleado como aislante contra el frío y la humedad. Con la conquista del Archipiélago la cal pasa a ser un elemento esencial en la construcción de edificaciones. Ello supuso que, ante las características geológicas de Lanzarote, ésta se convirtiera en uno de los principales focos de producción de cal de Canarias, hasta el punto de ser esta industria uno de los principales impulsores de la economía isleña hasta bien entrado el siglo XX. Esta importancia es la que aclara o justifica la existencia de múltiples edificaciones de este tipo a lo largo de nuestra geografía para una producción industrial, sin olvidarnos de la existencia de pequeñas caleras para el uso familiar. La tipología base de las caleras de la isla parte de una estructura circular en forma cónica, del orden de 2 a 4 metros de diámetro en la base. Por lo general tienen dos aperturas, una inferior para poder introducir la leña y otra superior con forma circular para poder utilizar canales para que desvíen el agua hacia el interior. Las rosas son el conjunto de gavias, que se caracterizan por tener un sistema jerarquizado, ya que hasta que no se colme de agua una gavia no se llenan las siguientes. Los nateros son muros de piedra que se localizan en el fondo de los barrancos, obstaculizando el paso del agua y provocando la deposición de los materiales más finos, en su mayoría limos, creando una superficie muy apta para el cultivo. Evitan que gran parte del agua de lluvia desemboque en el mar, creando pequeñas lagunas. Las gavias pueden encontrarse prácticamente en toda la isla, mientras que los nateros son prácticamente patrimonio exclusivo de Haría y Teguise, municipios especialmente dotados gracias a los barrancos del Macizo de Famara. Arquitectura preindustrial: Salinas, caleras y molinos Lanzarote a lo largo de su historia económica, en un intento de superación, ha desarrollado múltiples y diversos monocultivos (sal, cal, cereales, barrilla, etc.), de los que tenemos constancia por las huellas arquitectónicas que han dejado por su paso en la isla. Croquis de calera circular. 286
  • 250. LA N Z A R OT E ( I S LA S C A N A R I A S ) meter la piedra de cal, la cual se colocaba de tal forma que hace la función de techo del horno. Están construidas de piedra muerta, y revestidas por dentro en barro para facilitar la acumulación de calor. En ocasiones la calera tiene forma semicircular, dejando una apertura que durante el proceso de la quema se cubría con piedra y barro, con ello se facilitaba tanto el llenar la calera de piedras como el posterior vaciado de la misma. El proceso de obtención del producto comienza con la extracción de las piedras de cal de las canteras, para ello se utilizaban picos, palas, cuñas, barras y el marrón o mandarria, incluso se podían utilizar barrenos. El siguiente paso se basa en someter la piedra caliza a un proceso de cocción en los hornos (caleras). Para esto se utilizaban como elemento de combustión matorrales y aulagas (arbustos espinosos muy ramificados), ya que como es bien sabido la isla carece de cualquier tipo de bosques. A veces el primer paso para poner la calera en funcionamiento era la acumulación de aulagas. Su transporte era dificultoso, y había que recorrer grandes distancias, utilizándose sobre todo los camellos como medio de transporte. La piedra de cal permanecía más de 24 horas al fuego. La necesidad de mantener un fuego casi constante hace necesario el trabajo permanente, necesitando dos o tres personas que se fueran turnando para meter el matorral en los hornos. El último proceso pasa por sacar las piedras ya cocidas, por la parte inferior (boca de recogida). Para que la piedra se desintegre y se convierta en polvo (cal) es necesario añadir agua. La cal es empleada en múltiples funciones según su pureza: para la construcción de edificaciones; albeos y blanqueados; como morteros en mampostería, hormigones y revestimientos; higienización de espacios; en la agricultura; como potabilizador de agua (se echaba en las aljibes para depurar el agua); etc. Calera restaurada, Teguise. Por toda la isla encontramos caleras. Sin embargo, las que se encuentran en un mejor estado de conservación son las de Teguise, situadas al noroeste de la Villa. Las salinas El evidente interés arquitectónico, cultural, ecológico y paisajístico de las salinas de la isla las convierten en una referencia fundamental de nuestro acervo patrimonial y de nuestro paisaje. La industria de la sal en Lanzarote se cree que tiene sus inicios en el siglo XV, aunque algunos investigadores sitúan este hecho desde época romana. Así, Lanzarote presenta en su territorio la salina canaria más antigua de la que se tiene constancia, las Salinas del Río, que aparecen señaladas por primera vez en los mapas del ingeniero Torriani en 1590, y con referencias documentales del siglo XV. El auténtico auge salinero está vinculado a la industria conservera y la salazón del pescado en el siglo XIX, donde se exportaba sal a otras islas, sobre todo a Tenerife y La Palma. En la segunda década del siglo XX se produce un “boom” salinero en la isla, donde el producto vuelve a vivir otro periodo de esplendor, construyéndose nuevas salinas, llegándose a ocupar cerca de dos millones de metros cuadrados. La presencia de salinas en Lanzarote conformó un espectacular tablero de cuadros blancos que se localizaban en gran parte de nuestra 287
  • 251. A R Q U I T E C T U R A T R A D I C I O N A L Y E N TO R N O C O N S T R U I D O Panorámica de Las Salinas del Río con el archipiélago Chinijo al fondo. Salinas de Janubio, uno de los hábitats más singulares de Lanzarote. costa. La pervivencia de algunas de estas salinas, así como el legado que han dejado con el paso del tiempo, hace que se hayan formado auténticos y singulares paisajes culturales. En la isla podemos encontrar dos tipos de salinas: la natural de cocedero de barro, y la nueva con forro de piedra. Las primeras se localizan en zonas de costa llana (en acumulaciones de materiales de carácter aluvial), aprovechando la subida del mar para canalizar el agua hasta los cocederos naturales, formados a partir de la acumulación de barro, y donde se realiza la primera concentración de sal. Posteriormente se canalizaba hasta los tajos, lugar de cristalización y obtención de la sal. Es el sistema más antiguo de salinas construidas, siendo el ejemplo más representativo las del Río, localizadas a los pies del risco de Famara. Las salinas nuevas con forro de piedra nacen a finales del siglo XIX con el empuje de la industria pesquera y la necesidad de conservar la producción. Éstas son el claro ejemplo de la originalidad del habitante de Lanzarote, resultado de la evolución de la salina antigua de barro. Se introduce el forro de piedra y el concepto del tajo de forma más definida. En éstos se produce la cristalización de la sal. Suelen ser de pequeño tamaño (3 x 5 m), con una altura de agua de unos 20 cm., ordenados en hiladas y con un sistema de riego para cada uno de ellos. Los cocederos son balsas o estanques de gran superficie donde se efectúa la primera concentración salina, sus muros se construyen en mampostería de piedra colocada, cuyo interior es de barro apisonado permitiendo la impermeabilización. El número de éstos es limitado, siendo lo más normal que sólo se posea un cocedero de forma rectangular, con una altura entre los 40 y 60 cm. Se introducen además los molinos de viento y se adaptan las canalizaciones consiguiéndose una mayor producción. El proceso de obtención de la sal comienza cuando el agua penetra en el cocedero a través de los tomaderos. La entrada del agua se regula despejando los canales y levantando muros de piedra para impedir su entrada. Una vez sometida a un primer proceso de calentamiento, pasa a otro cocedero a través de un orificio en la pared que los separa, teniendo estos dos pasos una duración de entre diez y veinte días. Tras sufrir un segundo proceso de calentamiento y adquirir el grado de salinidad adecuado, el agua se traslada a los tajos donde se precipita la sal. Para ello es preciso ir abriendo y cerrando el orificio de acceso durante dos días. Los tajos precipitan sal cada diez o quince días, removiéndola con un rastrillo para acelerar el proceso y obtener cristales de sal pequeños y de mayor calidad. La sal precipitada en el fondo 288
  • 252. LA N Z A R OT E ( I S LA S C A N A R I A S ) de los tajos se va acumulando en pequeños montones. Al cabo de una o dos semanas la sal se envasa en sacos. El declive de la industria pesquera y la aparición de las técnicas de congelado han hecho que la importancia de la sal quede relegada, desapareciendo parte de las salinas que existían en la isla, o quedando sólo sus estructuras. Las salinas más importantes, junto con las del Río, ya mencionadas, son las de Janubio, localizadas en el sudoeste de la isla, y que son el resultado de aprovechar una laguna creada por las erupciones de 1730-1736. Los molinos La población lanzaroteña, a lo largo de su historia, ha ido adoptando diferentes tipologías de molinos, que se han adaptado a las condiciones físicas de la isla y a la innovación tecnológica del hombre. La escasez de agua obliga a la utilización de una agricultura de secano centrada en los cereales (trigo, millo, cebada, etc.), convirtiendo a la isla en uno de los graneros de Canarias, surgiendo un gran número de molinos que se utilizaban para moler los granos y obtener el gofio, base y fundamento de la dieta insular, resultado de moler el grano de cereal tostado. En función de la energía empleada para el funcionamiento de los molinos, y de su evolución, se pueden encontrar diferentes tipologías, presentes casi todas ellas en pueblos de Teguise como Tiagua o Guatiza: De tracción animal: la evolución de la economía insular y la llegada de animales domésticos, como el camello o el burro, posibilitó la introducción de los molinos de tracción animal. Denominados como Molinos de Sangre o Tahonas, supusieron el aumento de la capacidad de producción y de la fuerza impulsora sobre los molinos de mano. Éstos son una herencia directa de la noria de sacar agua. Consisten en una gran rueda dentada colocada ho- Estructura de madera y aspas de una molina, Museo Agrícola El Patio. Croquis del interior de un molino de viento. 289
  • 253. A R Q U I T E C T U R A T R A D I C I O N A L Y E N TO R N O C O N S T R U I D O aspas. Éstas son las que reciben la fuerza del viento y hacen girar la rueda dentada. – Molina de viento: destacaron en el siglo XIX y principios del XX y, a diferencia de los molinos, la molina es de planta rectangular con una altura de unos 2 m. Consta de una torreta de madera con una longitud de 6 a 7 m., que gira desde la base para orientar las aspas según la dirección del viento. Con menor cantidad de viento produce un gofio de más calidad que el molino de viento. – Molino de salina: de estructura muy similar a las molinas. Sirven como elevadores del agua del mar, desde un pozo, para hacerlos llegar a los cocederos de sal. En este tipo de molino podemos distinguir tres partes: la base, la torre y la maquinaria. - La base es la que permite una mayor captación del viento y da estabilidad a la torre. Podemos encontrar varios tipos: con la base en cubo y en cubo doble (salinas de Órzola); en pozo (Los Agujeros), es la simple prolongación de la fábrica del propio pozo (Luengo, A., Marín, C., 1994: 106) y en mastaba (Salinas de Janubio), sus parámetros verticales se construyen con talud para reforzar la estabilidad de la fábrica sin necesidad de construir un contrafuerte (Luengo, A., Marín, C., 1994: 107). - La torre o estructura es la parte media del molino que soporta o sostiene la maquinaria y le da estabilidad a la misma. - La maquinaria es la responsable de impulsar el agua del mar hasta los cocederos, y está compuesta de varios elementos, como el rotor, que capta la energía del viento; la bomba, que impulsa el agua; y el sistema de transmisión, que une rotor y bomba. Molino de salinas, localizados en la costa surten a las salinas de agua de mar. rizontalmente, que gira sobre su eje movida por un camello o burro, poniendo en movimiento otra rueda vertical que acciona los engranajes y a su vez las piedras de moler. El eje principal sostiene una larga vara (almijarra), de la cual se trasmite la fuerza que pone en movimiento todo el mecanismo. De tracción eólica: dentro de esta categoría encontramos varios tipos de molinos atendiendo a sus diferentes tamaños y usos. – Molino de viento: la función principal de los molinos es recoger la energía producida por el viento y poner en acción una serie de piezas que, colocadas estratégicamente, mueven las piedras o “muelas” del molino, entre las que se ha vertido el grano para ser triturado. Éste se compone de una torre de planta circular de dos o tres alturas construida con barro, cal y piedra. Su parte superior es coronada por una caperuza con armazón de madera de tea sobre la que se sostienen las Glosario Albear: enjalbegar o blanquear una pared con cal, yeso o tierra blanca. En Lanzarote se ha usado tradicionalmente la cal. 290
  • 254. LA N Z A R OT E ( I S LA S C A N A R I A S ) Alisio (o Alisios): viento generado en el Anticiclón de las Azores que, procedente del noreste, pasa por Canarias. Se caracteriza por ser húmedo y de fuerte intensidad. Bernegal: tinaja para agua, que recibe tras pasar por una piedra de destilar más alta. Ambos elementos se suelen encontrar en una destiladera (normalmente de madera), elemento clásico de las viviendas canarias. Cal: obtenida del caliche (piedra caliza) a través de su quema en las caleras, ha tenido innumerables usos en Lanzarote: junto con barro formaba la argamasa utilizada para la construcción de viviendas y salinas, para impermeabilizar los aljibes y potabilizar su agua, etc. Casa honda: construcción aborigen en Lanzarote, que se caracteriza por estar semihundida. Esto puede ser porque se aprovecha una cavidad volcánica, o porque el suelo se rebaja. Este tipo de edificación protege contra los frecuentes vientos en la isla y contra el calor. Cilla: edificio de la Iglesia Católica para el almacenamiento del grano obtenido mediante los diezmos. Enarenado: también conocido como arenado, es una forma de cultivo típica de Lanzarote, en la que se aprovechan las cualidades de la arena o ceniza volcánica, que tienen la capacidad de retener la humedad atmosférica (sereno o rocío), y protegen las plantas del sol, además de evitar las malas hierbas. El enarenado puede ser natural, cuando hay cenizas en la zona, como en La Geria, o artificial, en base al vertido de una capa de arena. Gallenía o gallanía: espacio para los animales de monta y carga, como el camello o el burro. Se distingue así del corral, destinado a gallinas, cabras, etc. Gavia: terrenos con cierta pendiente, situados en zonas de cultivo donde el agua de lluvia queda estancada durante días. Hibrón: viga ancha de madera, usada en los techos de las viviendas. Jable: arena de origen marino. Por extensión, zona de Lanzarote cubierta por el jable, que atraviesa la zona centro de la isla arrastrada por el viento. Los terrenos de jable se usan para el cultivo, al poseer cualidades similares a las de la arena volcánica. Mareta: depósito de agua, acondicionado o excavado junto a una montaña para recoger el agua que corre. Para ello se cuenta con alcogidas, las grandes superficies en las que cae el agua, que a través de canalizaciones es conducida hasta la mareta. Molina: estructura para moler grano usando la fuerza del viento. La base de la molina es de planta rectangular con altura de 2,2 m. La torreta de madera tiene una longitud de 6 a 7 m., que gira desde la base para orientar las aspas según la dirección del viento. Con menor cantidad de viento produce un gofio de más calidad que el molino de viento. Natero: cultivos situados en los cauces de barrancos en forma de terrazas, para estancar tanto el agua de escorrentía como los sedimentos. Tahona: también llamado molino de sangre, la fuerza motora de la rueda de moler es un animal, normalmente un burro o camello. Consiste en una gran rueda dentada colocada horizontalmente, que gira sobre su eje movida por un camello o burro y pone en movimiento otra rueda vertical que acciona los engranajes y a su vez las piedras de moler. El eje principal sostiene una larga vara (almijarra), de la cual se transmite la fuerza que pone en movimiento todo el mecanismo. Troja: habitación situada normalmente en un primer piso, con acceso por escalera interior, que sirve para guardar grano. 291
  • 255. A R Q U I T E C T U R A T R A D I C I O N A L Y E N TO R N O C O N S T R U I D O Bibliografía Aderlan, Lanzarote Rural, guía de recursos turísticos. Arrecife, 2002. Alemán, S., Tesoros de la isla. Servicio de publicaciones del Cabildo de Lanzarote. Arrecife, 2000. Anónimo, Compendio breve y fasmosso, histórico y político, en que [se] contiene la situación, población, división, gobierno, produziones, fábricas y comercio que tiene la Ysla de Lanzarote en el año de 1776. Introducción y Notas de Francisco Caballero Mújica. Publicaciones del Muy Ilustre Ayuntamiento de Teguise. Teguise, 1991. Barreto Caamaño, J. M., Lanzarote, la lucha por el agua. Inalsa. Arrecife, 1995. Brito González, A., Extranjeros en Lanzarote (1640-1700). Servicio de publicaciones del Cabildo de Lanzarote. Arrecife, 1997. Bruquetas de Castro, F., Las actas del Cabildo de Lanzarote (siglo XVII). Servicio de publicaciones del Cabildo de Lanzarote. Arrecife, 1997. Cabildo de Lanzarote, Anuario Estadístico 2002. Centro de Datos del Cabildo de Lanzarote. Arrecife, 2003. Cabildo de Lanzarote, Teguise. Servicio de Publicaciones del Cabildo de Lanzarote. Arrecife, 2003. Clar, J. M., Arrecife, Capital de Lanzarote. Cabildo de Lanzarote y Ayuntamiento de Arrecife. Arrecife, 1999. Concepción, J. L., Diccionario Enciclopédico de Canarias “pueblo a pueblo”. ACIC. La Laguna, 1992. González, A. y Martín, C., “La agricultura familiar y de mercado interior”, en VV. AA., Geografía de Canarias, Volumen 1-Geografía General. Editorial Prensa Ibérica. Las Palmas de Gran Canaria, 1993, pp. 341-356. González Díaz, F., Tierras sedientas. Las Palmas. 1921. Hernández Delgado, F., Teguise y el agua en Lanzarote. Hernández Delgado, F., 1988, La gran Mareta de la Villa de Teguise. Teguise: Publicaciones del Ayto. de Teguise. Hernández González, M., Mujer y vida cotidiana en Canarias en el siglo XVIII. Instituto Canario de la Mujer, Ayuntamiento de Puerto de la Cruz, Centro de la Cultura Popular Canaria. Santa Cruz de Tenerife, 1998. Hernández Hernández, P. (coordinador), Natura y Cultura de las Islas Canarias. Tafor Publicaciones. La Laguna, 1997. Lobo Cabrera, M., Quintana Andrés, P., Arquitectura de Lanzarote en el siglo XVII. Documentos para su historia. Servicio de publicaciones del Cabildo de Lanzarote. Arrecife, 1997. López Isla, M. L., Vázquez Seara, E. L., Tradiciones y costumbres lanzaroteñas en Cuba. Benchomo. Las Palmas de Gran Canaria, Santa Cruz de Tenerife, 2002. Luengo, A., Marín, C., El jardín de la sal. Cabildo Insular de Lanzarote. Arrecife, 1994. Martín, F., Arquitectura doméstica canaria. Interinsular Canaria. Santa Cruz de Tenerife, 1978. Nieves Cáceres, M., Soy la Isla. Instituto Canario de la Mujer. Las Palmas de Gran Canaria, 2004. Pérez Saavedra, F., Lanzarote. Su historia, su paisaje, sus gentes. Centro de la Cultura Popular Canaria/ Cabildo Insular de Lanzarote. Santa Cruz de Tenerife, 1995. Tabares, R., Recuerdos y vivencias. Ayuntamiento de San Bartolomé. Lanzarote, 2000. VV. AA., Guía oficial de senderos de Lanzarote. Servicio de Publicaciones del Cabildo de Lanzarote. Arrecife, 2002. VV. AA., “La Antigua y Tías, una tipificación de dos burguesías agrarias a mediados del XIX”, en Servicio de Publicaciones del Excmo. Cabildo Insular de Fuerteventura (ed.), I Jornadas de Historia de Fuerteventura y Lanzarote, Tomo I-Historia y Geografía. Puerto del Rosario, Servicio de Publicaciones del Excmo. Cabildo Insular de Fuerteventura, 1987. VV. AA., La Enciclopedia temática e ilustrada de Canarias. Centro de la Cultura Popular Canaria. Santa Cruz de Tenerife, 1999. 292
  • 256. LA N Z A R OT E ( I S LA S C A N A R I A S ) VV. AA., Lanzarote arquitectura inédita, César Manrique. Servicio de publicaciones del Cabildo de Lanzarote. Arrecife, 1988. VV. AA., Majos. La primitiva población de Lanzarote. Fundación César Manrique. Arrecife, 2000. VV. AA., Patrimonio histórico de Arrecife de Lanzarote. Servicio de publicaciones del Cabildo de Lanzarote. Arrecife, 1999. VV. AA., Teguise: ayer y hoy. Departamento de Cultura del Ayuntamiento de Teguise. Lanzarote, 1999. VV. AA., Yaiza y su Tierra. Síntesis Histórica. Tomos I y II. Ayuntamiento de Yaiza. Yaiza, 1999. Verneau, R., Cinco años de estancia en las Islas Canarias. Benchomo. Las Palmas de Gran Canaria, Santa Cruz de Tenerife, 2003. Viera, I., Costumbres Canarias. Servicio de publicaciones del Cabildo de Lanzarote. A.S.C. Litoral-Elguinaguaria. Arrecife, 1994. 293
  • 260. La sabiduría con la que nuestros antepasados habitaron los valles y cuencas de la Montaña de Navarra constituye uno de sus mayores legados. La herencia de unos pueblos que poseen el encanto de transmitir un pasado lleno de historia forma parte no sólo de un paisaje singular sino también de la identidad cultural de las gentes que los habitan. La arquitectura tradicional y los espacios a los que otras comunidades anteriores dieron vida son testigos de una relación respetuosa del ser humano con su entorno más cercano; son la memoria de un tiempo en el que prevaleció el empleo coherente de los recursos naturales y la adecuación climática y funcional de unas construcciones que por ello no perdieron su belleza. En las próximas páginas viajaremos a otras épocas a través de los testimonios de unas personas que no dudaron en hablarnos con nostalgia de un tiempo no tan lejano y de los grandes investigadores de la Casa, la Geografía y la Etnografía de Navarra. Unos y otros nos invitan a ver más allá de unos elementos constructivos pintorescos; nos sugieren aprender a observar en ellos la huella de la cotidianeidad de otros hombres y mujeres, de modos de vida diferentes, costumbres olvidadas y viejos oficios que forman parte de las mil y una historias por descubrir en cada uno de los pueblos y rincones que confieren a la Montaña de Navarra un bello y sorprendente paisaje, plural y diverso, “natural y humano”. Nos enseñan a amar e incitan a conservar una arquitectura tradicional que es la herencia de nuestro pasado. Montaña de Navarra. Introducción: Los paisajes de la Montaña de Navarra La Montaña de Navarra es un extenso territorio de 4.900 km2 que abarca la mitad norte de la Comunidad Foral. Tierra de contrastes fruto de la confluencia de tres regiones biogeográficas (la alpina, la atlántica y la mediterránea) se muestra al visitante como un gran mosaico variado y sorprendente. Sin embargo, la riqueza de los paisajes de la Montaña de Navarra no es únicamente la amplia variedad de los recursos naturales debida a la concurrencia de ámbitos bioclimáticos diversos sino la combinación de éstos con unas actividades económicas tradicionales y unos modos de vida que están estrechamente relacionados con las posibilidades que ofrece cada región. 297
  • 261. A R Q U I T E C T U R A T R A D I C I O N A L Y E N TO R N O C O N S T R U I D O Cáseda. Sunbilla. Baztán. Peña. Así, como veremos más adelante, en unos valles predominará la ganadería bovina y en otros la ovina; en algunos tendrá más importancia la explotación forestal, y en otros, la actividad económica principal será la agricultura. La grandeza y singularidad de cada valle, cuenca o comarca es, pues, la particular adaptación de los seres humanos al medio que la naturaleza les otorga. El clima y los diversos modos de vida, además de razones históricas y sociales influirán pues en la ubicación y estructura de los poblamientos, y en la forma, distribución y decoración de sus construcciones. Como ya escribió Joaquín de Yrizar, uno de los primeros estudiosos de las casas vascas (incluidas las del territorio navarro) “el apacible vivir de los señores en sus palacios, la bélica actuación de los banderizos, así como el trajinar de los campesinos, se trasparentaba en sus moradas. Todas ellas –continúa– tenían un acusado carácter y, precisamente, este carácter es el que valoriza nuestros pueblos, valles y montañas”1. No será difícil distinguir las torres que nos hablan de luchas entre linajes nobiliarios ni presentir las diferencias entre las casas de las familias pudientes y otras más modestas. En muchos casos podemos adivinar, también con cierta facilidad, la razón del origen de aldeas y villas en función de circunstancias bélicas, económicas o religiosas. En efecto, al observar los pueblos abigarrados en lo alto de un cerro en los territorios que lindan con Aragón imaginamos su función defensiva. Aibar, Rocaforte, Peña, Cáseda o Gallipienzo nos hablan de una línea de frontera. En el noroeste, donde la estructura de poblamiento generalmente es más dispersa, otras poblaciones surgen como pueblos “bastida”, Uharte-Arakil y Etxarri-Aranatz son 298
  • 262. M O N TA Ñ A D E N A VA R R A ( N A VA R R A ) agrupaciones de pequeños lugares que se unen para protegerse de los asaltos e incursiones de ladrones. En cambio, otras villas florecieron para ofrecer servicio a los peregrinos que en el siglo XI comenzaron a cruzar nuestro territorio camino del sepulcro de Santiago en Galicia. Estos pueblos se distinguen por la ordenación de sus casas en torno a una única calle. La ciudad de Sangüesa, que tuvo un desarrollo posterior en anchura, Larrasoaña, Auritz-Burguete, Aurizberri-Espinal, Amaiur o Lantz son algunas muestras de los denominados pueblos-calle. Existen, también, villasmercado que se desarrollan en torno a una gran plaza, que en el caso de Urroz, el mejor ejemplo de esta tipología de poblamiento en la Montaña de Navarra, ha sido históricamente utilizada como mercado rural, ganadero y feria debido a su posición de encrucijada de rutas. Pueblo disperso: Goizueta. Fotografía cedida por el archivo fotográfico del Servicio de Promoción e Imagen Turística del Gobierno de Navarra. do con la dirección que siguen los accidentes estructurales a los que cortan transversalmente. Comenzando por el Este, transcurren los grandes valles de Roncal y Salazar y el menos conocido Almiradío de Navascués, los aislados valles de Aezkoa y Arce y los más occidentales Valderro y Esteribar. El karst y el pino negro de Belagua, el hayedo-abetal de los bosques de Iratí, almadías y cañadas, el Gran Camino de Santiago y la Colegiata de Roncesvalles son los hitos de mayor renombre de unos valles que poseen una gran riqueza natural, histórica y cultural. Los modos de vida de sus gentes han permanecido ligados a la ganadería y la explotación forestal, asumiendo la agricultura una posición relegada y reducida a pequeños espacios. De este a oeste, la ganadería va transitando del predominio de unos rebaños de oveja lanar y rasa que exigen trashumar cada año de noviembre a mayo, a la preeminencia de las reses bovina y caballar que pastan en los montes en verano y se recogen en establos y bordas durante el invierno. Conocidos son los quesos de Roncal y la raza caballar de Burguete. Las Cañadas Reales de los Roncaleses y los Salacencos son, hoy día, más visitadas por los amantes de la naturaleza que por los pastores y sus ovejas. La agricultura, de subsistencia, destaca por el cultivo de patata. Organización del espacio urbano y rural: 3 regiones geográficas 2 A grandes rasgos y siendo a veces las fronteras graduales y casi imperceptibles, el territorio de la Montaña de Navarra puede clasificarse en tres zonas geográficas; éstas son los Valles Pirenaicos Transversales, la Navarra Húmeda del Noroeste y la Baja Montaña Oriental. Antes de referirnos a cada una de ellas, es preciso matizar que no se aprecia, en los habitantes, un sentido de pertenencia a estas grandes áreas, sino a los valles, cuencas o comarcas en las que se subdividen. Los Valles Pirenaicos Transversales La primera de las delimitaciones por el noreste hace referencia a los Valles Pirenaicos Transversales y debe su denominación a que, además de encontrarse en el eje axial de los Pirineos (al igual que otros valles más occidentales), el caudal de sus ríos corre en desacuer- 299
  • 263. A R Q U I T E C T U R A T R A D I C I O N A L Y E N TO R N O C O N S T R U I D O bosques de hayas y robles. Se divide en dos regiones: los valles cantábricos y los subcantábricos o según se sitúen al norte o al sur de la divisoria de aguas Cantábrico-Mediterráneo. De este a oeste y de norte a sur, los valles cantábricos son: Baztan, el municipio navarro más extenso, Cinco Villas de la Montaña, Bertitzarana, Santesteban, Basaburua Menor, Urumea, Leitzaran y Araitz. Los valles subcantábricos se subdividen en los más grandes y norteños de Larraun, Basaburua Mayor, Ultzama y Anue, que apoyan su cabecera en la divisoria de aguas; los más pequeños y meridionales de Imoz, Atez y Odieta, situados al sur de los anteriores; y, por último, el bien diferenciado Corredor de Arakil, con el valle de Burunda, la tierra de Aranatz y la Val de Arakil. En la Navarra Húmeda predomina una ganadería estante, principalmente bovina, y otra ovina de raza lacha, dedicadas ambas a la producción de leche y carne. Se mantienen estos animales en los establos de las casas durante el invierno, alimentados con el forraje que se guarda en los desvanes o “ganbaras”. Los helechos y hierbas apilados formando metas se utilizan como cama de ganado y materia prima en la elaboración de estiércol fertilizador de campos. El panorama parcelario se caracteriza por los campos cercados para encerrar el ganado o para defenderlo de animales ajenos. Las cercas tradicionales, claramente perceptibles en el paisaje, son de piedra o vegetales. Las de piedra son probablemente las más antiguas y suelen consistir en grandes losas hendidas en la tierra en los valles cantábricos y en paredes hechas superponiendo piedras sin argamasa en los campos de cultivo y en los prados que lindan con caminos y terrenos comunales. Las cercas vegetales son muy numerosas y bien empalizadas de estacas y palos o ramas entrecruzadas de fresnos, hayas, etc., o bien, setos de espinos u otros arbustos vivos. Desde hace Burgui. La actividad forestal se caracteriza por los singulares modos de transporte: en almadías, como se rememora cada año en una fiesta de sabor tradicional, o mediante cables en los valles de Aezkoa y Arce. En éstos, la importancia forestal a través del carbón vegetal estuvo íntimamente ligada al desarrollo de las ferrerías y fábricas de armas de Eugi y Orbaitzeta. Por último, a los modos de vida tradicionales se une el progreso comercial impulsado por la conversión de la calzada romana de Burdeos a Astorga, una de las importantes rutas entre Europa y la Península, en Camino de Santiago. Esta Navarra de valles transversales y pirenaicos forma parte de la Navarra de las Aldeas. Las poblaciones presentan aquí estructuras menos aireadas que las situadas al Noroeste pero no tan compactas como otras más meridionales. Las casas, separadas entre sí por pasillos estrechos o belenas, dejan espacio para pequeños huertos adosados a ellas y terrenos comunales que formarán parte del antiguo régimen pastizal. La Navarra Húmeda del Noroeste El otro área pirenaica, la Navarra Húmeda del Noroeste, denominada así por las abundantes y regulares precipitaciones, se caracteriza por una frondosa vegetación, principalmente integrada por vegetales hidrófilos y 300
  • 264. M O N TA Ñ A D E N A VA R R A ( N A VA R R A ) unos años se está dando una sustitución de este tipo de cercas tradicionales por cercas de alambre de espino y eléctricas. La explotación forestal es de menor trascendencia y su principal uso fue el del carbón vegetal. Y es que los hornos de las muy numerosas aunque pequeñas ferrerías que poblaron los valles cantábricos requerían gran cantidad de combustible. Junto a esta actividad, los molinos harineros, los hornos de cal y el trabajo artesanal de la madera a través de la realización de kaikus, zuecos o cucharas de boj, fueron otras de las fuentes de riqueza de algunos de estos valles. Los canteros y los carpinteros, por ejemplo, adquirieron fama fuera de sus fronteras y muchos salieron a trabajar a otras regiones. Un fuerte crecimiento poblacional a finales del siglo XIX convirtió además en habitual el emigrar a “las Américas”. Existió también en esta zona otra actividad ligada desde su inicio a la configuración del paisaje y que ha perdurado hasta hace no muchos años: ésta fue el contrabando. Las regatas que ascienden a la frontera con las comunidades de Ultrapuertos fueron caminos muy transitados que afectaron al “desarrollo progresivo o regresivo de las entidades de población impulsado o frenado por el comercio y el contrabando”. Los valles cantábricos de la Navarra Húmeda del Noroeste se corresponden con la Navarra de los Caseríos, representada por un poblamiento disperso que combina aldeas, barrios y caseríos rurales. Los barrios son pequeñas aldeas, más o menos alejadas de los lugares principales a los que pertenecen. Los caseríos, que en algunos valles albergan aproximadamente la mitad de la población, derivan en su gran mayoría de antiguas bordas de ganado convertidas en casas al añadirles uno o dos pisos. De ahí que sus nombres suelan corresponderse con el de una casa ubicada en el núcleo de población, al que se les añade la terminación “borda”. Ziga. Fotografía cedida por el archivo fotográfico del Servicio de Promoción e Imagen Turística del Gobierno de Navarra. En este paisaje suntuoso se encuentra el Señorío de Bertitz, conjunto integrado por un parque natural de bosque atlántico y un jardín botánico junto a una casona-palacio utilizada como Centro de Interpretación de la Naturaleza. En los valles subcantábricos apenas existen casas dispersas y en el Corredor de Arakil, la tradicional vía de comunicación entre Navarra y Álava, existen algunas villas como EtxarriAranatz o Uharte-Arakil que presentan una estructura más urbana, con casas compactas, paredes medianiles, callejas y plazas. La Baja Montaña Oriental La agrupación de las Cuencas Prepirenaicas de Lumbier-Aoiz con la Tierra de Sangüesa, la Val de Aibar y la Valdorba no es habitual en los Atlas de Navarra. Los mapas incluyen Lumbier-Aoiz en un conjunto de cuencas prepirenaicas que no son objeto de nuestro estudio y el resto de valles y comarcas en el territorio de la Navarra Media Oriental y no en la Montaña de Navarra. Sin embargo, estas regiones limítrofes (que siguiendo criterios geográficos sería más adecuado clasificar de otra manera) presentan condiciones climáticas y modos de vida análogos. Estas similitudes permiten establecer, salvando las distancias, unos rasgos comunes para el estudio de la arquitectura 301
  • 265. A R Q U I T E C T U R A T R A D I C I O N A L Y E N TO R N O C O N S T R U I D O tradicional en el territorio que nos ocupa. Lo que admite acuñar a estas regiones dicha denominación es el paisaje de baja montaña que se observa en todas ellas en contraposición con las esbeltas cumbres del Pirineo y la llanura de la Ribera. En esta área geográfica confluyen los tres ambientes bioclimáticos que conviven en Navarra. La transición de un clima atlántico y subalpino a otro mediterráneo permite descubrir la combinación de bosques de haya, pino silvestre y roble en las laderas más umbrías de las sierras; encinas y coscojas en los carasoles; y nuevos regadíos en las zonas más meridionales. Tierras de paso han sido también estas regiones de pastores y rebaños que trashuman por las cañadas, de almadías que descienden por los ríos y de peregrinos que transitan por la vía tolosana del Camino de Santiago y otras rutas menores que atraviesan la Val de Aibar y la Valdorba. Hoy día, además del desarrollo industrial de algunos de los núcleos más importantes, la Baja Montaña Oriental se ha constituido en un centro de producción de energía renovable a través de molinos eólicos, centrales hidroeléctricas, paneles solares y la única planta de biomasa del Sur de Europa. Por otro lado, el gran embalse de Yesa y el recientemente llenado del de Itoiz han modulado la configuración tradicional del paisaje de esta zona de baja montaña. Las cuencas prepirenaicas de Lumbier-Aoiz son un espacio entre montañas que albergan diversos valles (Urraul Alto y Bajo, Romanzado, Lóngida, Izagaondoa, Ibargoiti, Linzoain y Unciti) de economía agropecuaria y algunas villas (Aoiz, Lumbier, Monreal y Urroz) que propiciaron un desarrollo comercial en torno a la celebración de mercados y ferias. En su paisaje destacan por su belleza y valor ecológico los cañones excavados por los ríos. Las impresionantes foces de Arbaiun y Lumbier y las más desconocidas de Ugarrón, Iñarbe, Gaztelu Adoain. y Txintxurrenea, son algunos de los entornos más espectaculares de la geografía de Navarra. En Tierra de Sangüesa y Val de Aibar llaman la atención los asentamientos medievales defensivos que tuvieron su razón de ser en una época constante de lucha entre el Reino de Navarra y el de Aragón. En el llano, la ciudad de Sangüesa fue creada para el desarrollo comercial y la atención a los peregrinos. El trasiego cultural que supuso el Camino de Santiago dejó en ella preciosas obras de arte románico. Por último y a grandes rasgos, la Valdorba es una comarca integrada por pequeñas aldeas que conservan un patrimonio monumental de iglesias rurales y palacios que recuerdan, al igual que en el resto de la Baja Montaña, la importancia que tuvieron en el pasado las rutas jacobeas. En esta área geográfica la agricultura posee una importancia mayor que en el resto del territorio de la Montaña de Navarra. Predomina el cultivo de cereal en la Cuenca de LumbierAoiz y el polimorfismo mediterráneo en el resto, combinando el cereal (siempre que se pueda asegurando su cosecha con riego artificial) con vid, olivo y almendro, capaces de resistir mejor los períodos de sequía. Como cabría esperar de una región de transición, coexisten aldeas de diversos tamaños y villas de estructuras más compactas que muestran sus casas pegadas unas a otras for- 302
  • 266. M O N TA Ñ A D E N A VA R R A ( N A VA R R A ) Nuevas empresas, negocios y empleos están surgiendo basados en el aprovechamiento innovador de los recursos y el patrimonio de la zona. Viejos oficios ya desaparecidos se convierten en actividades turísticas, antiguas técnicas se modernizan sin perder su carácter artesanal, se renuevan los productos tradicionales y de la transferencia de experiencias y tecnologías surge la innovación con sello propio. El tejido industrial está formado por pequeñas y medianas empresas, la mayoría concentradas en las comarcas cantábricas y cuencas prepirenaicas. No obstante, en los últimos años, la mejora de infraestructuras y las comunicaciones, junto con el esfuerzo de ayuntamientos y entidades locales han impulsado su crecimiento también en otras comarcas, y buen ejemplo de ello es el despegue del sector agroalimentario. Por otro lado, los nuevos yacimientos de empleo vinculados al entorno y que comienzan a potenciarse a través de la valorización del patrimonio cultural, las energías limpias y las actividades de ocio y deportes de naturaleza, auguran un futuro esperanzador para una montaña repleta de recursos culturales, naturales y humanos. Aibar/Oibar. mando calles y callejas pocas veces rectas. Una nueva tipología de pueblos de colonización se añade aquí. Tres nuevas entidades, Gabarderal, Gallipienzo Nuevo y San Isidro del Pinar, surgieron con la puesta en marcha del Canal de las Bardenas como centros agrícolas de regadío a los que pronto añadieron la función residencial. Economía tradicional en evolución Aunque las actividades ganadera, forestal y agrícola a las que hemos aludido siguen siendo el modo de vida de buena parte de la población activa de la Montaña de Navarra, en las últimas décadas se está produciendo una progresiva diversificación. La utilización de los recursos locales para el ocio y la mejora de la calidad de vida han animado el desarrollo del sector servicios, con el turismo rural a la cabeza y el despegue del sector agroalimentario. La oferta de turismo rural en la Montaña de Navarra ha florecido en los últimos tiempos, con un sello indiscutible de calidad. La arquitectura popular, hecha de confortables hogares de piedra y madera, alberga hoy múltiples opciones de alojamiento turístico en hoteles y casas rurales con todas las comodidades. Campings, albergues y refugios completan esta oferta brindando descanso en plena naturaleza. El lugar público abierto Gran parte de la vida social de una comunidad se desenvuelve en los lugares públicos. Calles y plazas se convierten en escenario de los acontecimientos cotidianos y ocasionales de una localidad. Son el espacio donde se desarrollan las costumbres y expresiones culturales de un pueblo y el contexto donde tienen lugar las relaciones sociales entre sus habitantes. Ciertas conductas quedan, así, amarradas a algunos lugares geográficos que se convierten en referentes simbólicos para los locales y en ocasiones también para los visitantes. 303
  • 267. A R Q U I T E C T U R A T R A D I C I O N A L Y E N TO R N O C O N S T R U I D O El concepto de vecindad malas cosechas el concejo podía decidir la roturación temporal de una parte del monte. Como se ha mencionado, “los habitantes” no eran poseedores de los derechos vecinales. Tampoco lo fueron los agotes, una etnia de origen hoy todavía desconocido, que fue discriminada a vivir en barrios separados hasta principios del siglo XX. Su presencia se constata en varios valles de la Montaña de Navarra (como Roncal o Aezkoa), pero el lugar de mayor concentración de estas gentes fue el barrio de Bozate en Arizcún (Baztán). La opinión popular de que eran portadores del pecado original y de llevar consigo la mala sangre que les venía de herencia hicieron de ellos una raza maldita. No se les permitía vivir en el mismo pueblo, ni mostrar el escudo blasonado en sus casas y mucho menos casarse con los naturales. En los actos religiosos se les trataba con todo tipo de discriminación y tampoco podían participar en los bailes. Hasta tal punto llegaba el desprecio al que estaban sometidos que se les hacía llevar una campanilla o unas castañuelas que se llamaban cliquetas y que debían tocar para que a la gente le diera tiempo a apartarse cuando ellos pasaban. Aunque hoy en día los agotes ya están integrados, los habitantes de Arizkun son muy prudentes a la hora de hablar de ellos, bien sea porque son descendientes, bien por intentar borrar una historia tan terrible. Para entender el uso de los lugares públicos en la Montaña de Navarra es preciso, antes, hacer referencia al concepto de vecindad. Antiguamente, la principal diferencia entre quienes vivían en una misma población era la de ser vecinos o habitantes. Los vecinos disfrutaban de privilegios de carácter político, económico y social y, a diferencia de los habitantes, podían ser miembros del gobierno local, tenían derecho al aprovechamiento de los recursos naturales del lugar y mostraban signos externos de diferenciación, como el orden de colocación en la iglesia, en las procesiones o en la sepultura. Pero estos privilegios no recaían en las personas sino en las casas, que debido al sistema de heredero único, propio de gran parte de la Montaña de Navarra, sólo heredaba uno de los hijos. El resto de hermanos, a no ser que se casaran con un heredero o heredera, pasaban a ser “habitantes” y a trabajar como criados de labranza o pastores. Este concepto de vecindad estaba reforzado por costumbres colectivas. El auzolan o trabajo vecinal en beneficio de la comunidad consistía en el trabajo gratuito de un miembro de cada casa en labores comunales. Esta tradición, que todavía perdura en la Montaña de Navarra más septentrional, se reaviva hoy en otras localidades para la rehabilitación de elementos importantes para el pueblo. El colectivismo de los lugares3 se expresa también en la división de los pueblos en dos “hojas”. Cada año, una se sembraba, y la otra se dejaba en barbecho y pasaba a ser tierra del común donde pastaban libremente los ganados. Este sistema llevaba implícito la creación de un “rebaño concejil” que estaba constituido por varios rebaños agrupados por especies con varios pastores pagados por cada casa a razón de un canon por cabeza. Otra manifestación de la vida comunal fueron las piezas concejiles. Cuando los vecinos se endeudaban debido a las Elementos básicos en la ordenación de un pueblo En las aldeas o villas existen unos puntos de referencia fundamental que tienen que ver con la ordenación del pueblo. Algunos de éstos son, como señalaba Caro Baroja, la fuente pública, la red de senderos y los puentes. En un tiempo en el que no existía agua corriente en las casas, las fuentes, los abrevaderos, los lavaderos o los mismos ríos eran lugares imprescindibles en la vida diaria de los habitantes de una localidad. 304
  • 268. M O N TA Ñ A D E N A VA R R A ( N A VA R R A ) Lavadero de Aibar/Oibar. Almadía y puente de Burgui. Todas las mañanas las mujeres traían de la fuente el agua necesaria para beber y cocinar. Además de este uso diario, la visión popular, en ocasiones asociada a creencias y ritos mágicos, ha adjudicado a las fuentes una importancia terapéutica. Frecuentemente se recomendaba, fundada o infundadamente, beber o introducirse en algunas aguas con fines preventivos o curativos. Sin embargo, en muchas ocasiones no bastaba con ello; era necesario respetar un ritual de carácter ceremonial si se quería obtener el resultado deseado. Si los hombres llevaban a los animales a beber a los abrevaderos o askas, las mujeres iban a lavar la ropa al lavadero o al río. Allí se desarrollaba gran parte de su actividad social. Mientras lavaban la ropa, “las mujeres comentaban los últimos acontecimientos ocurridos en el pueblo y no faltaban las ocasiones en que los jóvenes se acercaran a cortejar a las muchachas con la excusa de ayudarlas a llevar los pesados cestos”4. Cuando la ropa que había que lavar era blanca debían hacer la colada; para ello, después de un primer jabonado en el lavadero volvían a casa, echaban la ropa en un terrizo, ponían un paño encima y lo cubrían de ceniza, entonces vertían agua hirviendo que iba saliendo, a su vez, por un agujero. Una vez hecho esto, volvían al lavadero para aclarar de nuevo la ropa. Las redes de senderos, que se dividían en las categorías de caminos reales, caminos públi- cos y sendas, eran también de importancia y relevancia económica y social. En ellos estaban, por ejemplo, las “cadenas” y “tablas” donde se cobraban las correspondientes exacciones sobre el transporte de mercancías y el paso de vehículos. En algunas localidades se conserva todavía el nombre de “Casa de la Cadena”. Con el paso del tiempo, muchos de estos caminos se han convertido en las actuales carreteras, en lugares de paseo o en senderos señalizados para el disfrute y ocio de la población local y de los visitantes. Relacionados con la red de senderos, los puentes, fruto de la necesidad de superar los obstáculos de la naturaleza, son, a la vez, el reflejo de la sociedad que les dio forma. Los más antiguos, de origen romano, se caracterizan por la utilización de piedra local y el empleo de arcos de medio punto. Los más destacables en la Montaña de Navarra son el de Reparacea en Oieregi o los de Lumbier y Espinal. Los puentes medievales que proliferan en torno al Camino de Santiago continúan con las técnicas constructivas romanas y adquieren función defensiva. Algunos de estos ejemplares se pueden observar en Yesa, Lumbier, Monreal o Zubiri. Los puentes fueron, también, puntos estratégicos en batallas y asaltos, y quizá por eso mismo están casi siempre relacionados con mitos o leyendas. Es el caso del Puente del Diablo o de Jesús en la Foz de Lumbier, el de los Roncaleses en Yesa, o el de los Ladrones en Larrasoaña. 305
  • 269. A R Q U I T E C T U R A T R A D I C I O N A L Y E N TO R N O C O N S T R U I D O Algunos semiderruidos por su papel estratégico en las sucesivas guerras y otros muchos rehabilitados y bien conservados a pesar del avance de las estructuras metálicas, forman parte todos ellos del patrimonio arquitectónico de hoy de la Montaña de Navarra. Lugares de mercados y ferias Las plazas, primero a las afueras de las aldeas y luego como espacios abiertos entre calles convergentes, con el Ayuntamiento como edificio fundamental, se convierten a partir de la Edad Media en espacios públicos de gran relevancia social y económica ligados muchas veces a la concesión del privilegio de celebrar ferias y mercados. Las ferias eran grandes acontecimientos en la vida social de un pueblo, incluso de sus valles o comarcas. En la villa de Urroz, en la Baja Montaña Oriental, destaca poderosamente su enorme plaza-explanada, que de una remota utilización como pasto común pasó a ser mercado rural, ganadero y feria. En el centro de la plaza, tras el frontón, el menhir del que se cuenta que se le escapó a Roldán cuando lo iba a tirar a Roncesvalles, es la piedra donde se realizan las ventas y donde se cobran los diezmos y primicias. A partir de finales del siglo XIX la expansión de almacenes y establecimientos de precio fijo muy especializados dio paso a otro tipo de comercio y al retroceso de ferias y mercados. Sin embargo, algunas se han mantenido y otras se están recuperando con el fin de no perder la tradición y promocionar un comercio local de gran tradición gastronómica. Hoy podemos disfrutar de las ferias de Elizondo, Auritz-Burguete, Sangüesa o Lumbier. En muchas localidades de la Montaña de Navarra, sobre todo en las zonas de más abundantes precipitaciones, soportales públicos rodean las plazas. Plaza de Urroz. Frontón de Ezkurra. Lugares de ocio Algunas plazas sirven, aún hoy, de frontones improvisados para el juego de pelota, deporte enormemente arraigado en la Montaña de Navarra y de práctica común a todos los grupos sociales (en algunas localidades incluso se llegaron a utilizar los atrios de las iglesias). Sin embargo, los accidentes ocasionados a los viandantes y comerciantes dieron lugar a quejas que provocaron la aparición de recintos especí- 306
  • 270. M O N TA Ñ A D E N A VA R R A ( N A VA R R A ) que se representan en los carnavales de Alsasua, Ituren-Zubieta, Lantz o Luzaide-Valcarlos, llenan calles y plazas de gentes y diversión. Lo profano se combina con lo sagrado mediante actos litúrgicos, procesiones que recorren el casco histórico y romerías que manifiestan el acto de penitencia en el camino para alcanzar la ermita o santuario. Lugares de trabajo Romería en Eristain. Pero las calles son también lugares de trabajo. En las pequeñas aldeas de la Montaña de Navarra los oficios no se agrupan por calles, como ocurre en las ciudades de mayor tamaño como Pamplona, donde todavía se observa la importancia que tuvieron los gremios en la denominación de las calles (Calderería, Tejería, Zapatería…). En los pueblos de la Montaña de Navarra podemos distinguir, sin embargo, entre los oficios que se desarrollan en los núcleos urbanos, normalmente en las calles más antiguas, y los oficios que se realizan en los extrarradios. En el núcleo urbano trabajaban, entre otros, forjadores, artesanos de madera, cesteros, yugueros, guarnicioneros, cordeleros, curtidores, zapateros, alpargateros, hilanderas, peloteros, guanteros, cereros y hojalateros. A diferencia de hoy, en otros tiempos los montes también fueron lugar de trabajo. Por ejemplo, allí estaban los carboneros, queseros, alfareros, tejeros, caleros, canteros, molineros, madereros, pastores, esquiladores, agricultores o contrabandistas. Así cantaban en Sunbilla un bertso (tradicional canto improvisado en euskera): ficos para su práctica. Denominados frontones, rebotes o arkupes, se construyeron la mayoría cerca de las iglesias. Los domingos y en las fiestas patronales se realizaban competiciones, no sólo entre los jugadores de la localidad sino también entre los pueblos vecinos. Además de las diversas modalidades de pelota a mano, pala corta, guante o cesta punta, en cada pueblo se desarrollaron otras tantas particularidades que mostraban el ingenio de los jugadores. Por su parte, los espectadores vieron en el juego de pelota la ocasión adecuada para arriesgar su dinero (incluso sus casas, cuenta la tradición oral) a través de las apuestas. Pero las plazas también son ahora el escenario de otros deportes tradicionales que antes tenían que ver con las tareas diarias, con las labores agrícolas, el aprovisionamiento de leña, la construcción de cercas con grandes piedras o el arreglo de éstas con ayuda de bueyes. Segalaris o cortadores de hierba, aizkolaris o cortadores de leña, recogedores de mazorcas, transportadores de pesos (o txingas), harrijasotzailes o levantadores de piedras, lejos de la motivación originaria (demostrar quién poseía mayor fuerza o realizaba mejor una actividad) exhiben hoy sus destrezas en las fiestas patronales de villas o aldeas. Éstas y otras fiestas se viven en las calles. Comidas populares, danzas sociales (antes para el disfrute colectivo hoy convertidas en espectáculo) y personajes folklóricos como los “Hartu aizkora, egur txikitzen / bertze batzuek zerretan / bertze aldian ikatz bidiak / ondoratuta galetan / ateraldiak eman bihar da/ askotan ordu txarretan / ogia hola irabazten zan/ lehen gure mendi zaharretan”5. 307
  • 271. A R Q U I T E C T U R A T R A D I C I O N A L Y E N TO R N O C O N S T R U I D O Coge el hacha, cortando leña, otros aserrando, otras veces acercados a las carboneras a entablar. Muchas veces haciendo salidas en horas intempestivas. Así se ganaba el pan antes en nuestros viejos montes. La industrialización y las nuevas formas de vida han acabado con éstos y otros oficios de antaño. Sin embargo, la manera de hacer artesanal ha resurgido de la mano de un interés cultural y etnográfico. Además de las ya mencionadas ferias, recientemente el proyecto Viajando por nuestros oficios y tradiciones permite conocer de primera mano e incluso experimentar los procesos de fabricación artesanal. El lugar público cerrado En la Montaña de Navarra, al igual que en otros territorios, existen algunos edificios de uso público o semipúblico de importante valor artístico y social. Pasamos a relatar algunos de ellos. Molino de viento de Olleta. motriz. La Montaña de Navarra, sobre todo los valles más septentrionales abundantes en ríos, tuvieron gran cantidad de molinos. Algunos de ellos supieron adaptarse a los tiempos modernos, adquiriendo nuevas utilidades: unos se convirtieron en centrales hidroeléctricas; otros se rehabilitaron como museos (como es el caso del de Zubieta o del de Urdax-Urdazubi) y alguno se ha restaurado como restaurante (Asador “El Molino-Errota” en Aoiz). Más adelante, en el apartado de arquitectura del agua, se explicará el mecanismo que hace posible la molienda del grano. Ahora haremos referencia a su importancia social y al modo de gestión de los molinos en las sociedades tradicionales. En la Montaña de Navarra, la persona encargada del molino podía ser su propietario, un empleado de una serie de porcionistas o un arrendatario que pagaba a cambio de una cantidad fijada en subasta para la explotación. En este caso, el molino pertenecía a una sociedad en la que cada miembro actuaba como porcio- Molinos y hornos públicos Caro Baroja señalaba también los molinos y hornos públicos como elementos de importancia en la ordenación de los pueblos. De molinos se tiene constancia en la Montaña de Navarra desde la época prehistórica. Con el paso del tiempo, los instrumentos sencillos y rudimentarios fueron avanzando a otras técnicas de transformación del grano. En la Montaña de Navarra se ha reconstruido un molino de viento del s. XII, es el de Olleta, en la muga de la Valdorba y la Val de Aibar en la Baja Montaña Oriental. Se puede visitar junto con el parque eólico para la producción de energía eléctrica que le rodea e incluso comprobar cómo muele el grano. Pero, sin duda, el avance técnico más importante fue el aprovechamiento de la corriente del agua como fuerza 308
  • 272. M O N TA Ñ A D E N A VA R R A ( N A VA R R A ) nista y el molinero recibía como pago por su trabajo una parte de la molienda. En Navarra el cobro se ejercía por robos, medida de capacidad correspondiente a 20-22 kilos, utilizada exclusivamente en la Comunidad Foral. El robo se denominaba así porque se creía que los molineros se beneficiaban con este sistema de pesos y medidas. En este tipo de molinos, denominados de maquila, el molinero no disponía de alojamiento y transcurrida la jornada se marchaba a su casa. Cuando, por el contrario, el molinero era dueño del molino, solían tener vivienda colindante. En algunas localidades más populosas, como Sangüesa, Urroz o Roncal, existieron batanes que sirvieron para preparar las telas con el sistema de bateo. Así mismo, el agua sirvió para dar cuerpo a otras industrias artesanales, como fue el caso de las serrerías. Todos estos tipos de industrias y elementos seguían casi siempre sistemas de explotación colectiva. En muchos pueblos existió también un horno público que el Ayuntamiento arrendaba mediante subasta. Otras veces eran hornos cooperativos. En éstos, un grupo de familias contrataba un panadero y llevaba allí el cupo de harina que pensaban gastar durante todo el año. Luego el pan se recogía mediante un sistema de vales. mas de almacenamiento, las bodegas, destilerías y trujales en la Baja Montaña Oriental y harineras y cooperativas lecheras en el resto, se constituyen a partir de entonces en importantes centros sociales y económicos en la vida rural. Las primeras cooperativas fueron de pequeño tamaño. Sin embargo, con los cambios producidos en la agricultura en los últimos tiempos, algunas cerraron o se agruparon y otras se ampliaron. Hasta principios del s. XX tanto la producción de vino como la de aceite se realizaban en las propias casas que, en la Baja Montaña Oriental, la región más agrícola del territorio, solían poseer una dependencia para bodega o trujal. Lugares públicos religiosos Cooperativas agrícolas Además de los anteriores lugares que poseían la función de facilitar el trabajo a los habitantes del pueblo, existen otros edificios de carácter religioso que tuvieron gran relevancia en la vida comunal. La Iglesia ocupa en todas las localidades un lugar señalado dentro del núcleo urbano. En los pueblos abigarrados suele situarse en lo más elevado y en algunos casos su ubicación ha demarcado “barrios”. El lugar de asiento así como la posición que correspondía en las procesiones era expresión de las jerarquías sociales. Los Círculos Católicos fueron entidades mixtas de obreros y patrones con frecuencia auspiciadas por las cajas rurales (fundaciones que se ocuparon del fomento de la cooperación). Todo este movimiento dio paso a principios del siglo XX a las cooperativas de producción, asociaciones organizadas para la industrialización y venta colectiva de los productos que recolectan los asociados. Además de suponer una transformación de los medios artesanales de elaboración y de los siste- Iglesia de Sunbilla. 309
  • 273. A R Q U I T E C T U R A T R A D I C I O N A L Y E N TO R N O C O N S T R U I D O Los soportales, casi siempre orientados a mediodía, constituían generalmente un frecuentado lugar de encuentro. Siempre esbeltas y admirables, algunas iglesias (San Martín de Tours en Artaiz, Santa María la Real de Sangüesa y San Lorenzo en Ziga, entre otras) destacan por su espectacular belleza. Gran relevancia tuvieron en la Montaña de Navarra dos instituciones eclesiásticas: la colegiata de Roncesvalles y el Monasterio de Leire. Ambas, pequeñas fortificaciones de frontera, tuvieron bajo su dominio gran cantidad de posesiones (bienes y derechos). Roncesvalles, antiguo hospital de peregrinos a la entrada del Camino de Santiago en territorio navarro, es hoy un bello conjunto arquitectónico que consta de una iglesia de origen gótico reconstruida en el siglo XVIII, el claustro, algunas capillas y la torre de campanas entre otros edificios. Por su parte, el Monasterio de Leire, que alberga los restos de los primeros reyes del Reino de Navarra, conserva bajo el pavimento de su actual iglesia gótica los restos de un primitivo templo prerrománico. Existieron otros monasterios como el de San Pedro de Usún, el templo de consagración más antiguo de los que hoy quedan en pie (829), el de Zamarce en Uharte Arakil o el bello conjunto arquitectónico de Santa Fe de Eparoz, que han pasado a ser hoy solitarias ermitas. Y es en torno a éstas donde se desarrolla gran parte de la religiosidad popular. Todavía hoy, son muchas las ermitas existentes en la Montaña de Navarra y muchísimas las que se han derrumbado. Se hallan ordinariamente en montañas, de mayor o menor altura, y en lugares más o menos alejados de la aldea. Algunas son parroquias de viejos despoblados; otras, como hemos visto, testimonio de antiguos monasterios u hospitales; unas se construyeron para dar cobijo a los pastores en las largas temporadas que pasaban fuera de casa o a peregrinos y mendigos; otras, sin embargo, son fruto de una devoción personal. General- Monasterio de Leire. mente son pequeñas ermitas localizables en lugares aislados. A las más solemnes se las conoce con nombre de basílica o santuario (Muskilda en Ochagavía, San Miguel de Aralar). En altos montes se sitúan casi todas las dedicadas al culto de la Trinidad (Mendahur, Lumbier) o San Miguel (Aralar, Izaga), si bien otras se encuentran cercanas a los pueblos. Las hay también de diversos estilos; las ermitas románicas (ermitas de San Pedro Echano o Catalain en la Valdorba) junto a otras de estilo gótico (ermita de San Zoilo en Cáseda) son las más antiguas. En Baztán existe una tipología propia del valle que se manifiesta en ermitas de planta rectangular de pequeño tamaño y muros laterales prolongados formando un pórtico. Hoy día, consideradas por el pueblo como signos y lugares de identidad, se da un movimiento popular tendente a su restauración y cuidado. Comúnmente las manifestaciones de religiosidad hacia estos lugares, a los que se acude anualmente según calendarios prefijados, transcienden el ámbito local y se extienden a varios pueblos o a todo un valle. Incluso, existe una peregrinación, la de Javier, que es de todos los navarros. En su lugar se encuentra uno de los castillos mejor conservados de la Montaña de Navarra; en él, naciera y viviera San Francisco Javier, patrón de la Comunidad Foral. Unidos estrechamente a las ermitas vivían hasta hace poco los ermitaños. En otros tiem- 310
  • 274. M O N TA Ñ A D E N A VA R R A ( N A VA R R A ) Otros lugares públicos no religiosos Además de lugares de importancia religiosa, existen otros de relevancia social y carácter laico. Los Ayuntamientos, en la mayoría de los pueblos, son edificios públicos de cierta belleza. Presentan rasgos similares a los palacios privados, difiriendo entre sí en los detalles ornamentales. Suelen tener planta concentrada y arcos soportales. En el primer piso disponen de un salón de sesiones, sobre los soportales, con un gran balcón volado y encima el escudo. En el municipio de Baztán cada lugar poseía una Casa del Pueblo o Herriko Etxea. Éstos eran lugares comunitarios donde todos los vecinos podían encontrarse como en su propia casa y donde se situaba la sala de juntas y se congregaba el “batzarre” o reunión de todos los vecinos varones para decidir los asuntos de mayor interés mediante asamblea. Hoy día, casi todos han pasado a manos particulares. Escuelas públicas las hubo en la mayoría de los pueblos. Constaban casi siempre de dos edificios anexos que correspondían a la separación de niños y niñas en diferentes espacios. Junto a ellas se conserva en la mayoría de las localidades la casa del maestro Las tabernas fueron locales públicos o privados para la venta de vino. Las públicas fueron propiedades de los ayuntamientos o concejos que se arrendaban mediante subasta. En la Navarra Húmeda del Noroeste, al no existir viñedo y poseer las tabernas carácter monopólico, se ubicaban –éstas– en uno de los pisos de la casa concejil. Las tabernas privadas, en cambio, ocupaban generalmente una bajera de la vivienda, la entrada u otro espacio próximo. En los días festivos y las largas jornadas del invierno los hombres se reunían en las tabernas para beber, conversar, o cantar bertsos. Mientras, las mujeres se juntaban en las entradas de las casas o en los lagares para hilar, coser y charlar. Monasterio y hospital de San Salvador de Urdazubi/Urdax. pos, su misión consistió en cuidar el santuario, atender a los devotos y recoger por los pueblos de la región, o entre los cofrades, las contribuciones santuarias, las donaciones y las limosnas destinadas al mantenimiento del templo. Hoy, prácticamente todos los auténticos ermitaños han desaparecido. Sin embargo, en algunas ermitas se conservan las casas que les dieran cobijo. Las romerías están presentes en el alma popular de la Montaña de Navarra, y con razón se suele afirmar que “no existe pueblo sin monte, monte sin ermita, ni ermita sin romería”6. De carácter religioso existieron también algunos conventos. Frecuentemente ocuparon terrenos cedidos por los Ayuntamientos, por lo que han estado casi siempre vinculados a la vida local prestando diversos servicios, como la atención de hospitales o la enseñanza a escolares. Por otro lado, ligados al Camino de Santiago, en el siglo XI, comienzan a surgir, a la par que las cofradías, hospitales o albergues destinados a dar cobijo a los peregrinos en los pueblos de Navarra. La disminución de éstos con la Edad Moderna llevó la crisis a los hospitales, que pasaron a ser residencias habituales de propiedad privada. Hubo también hospitales en lo alto de los puertos que el Camino atravesaba. Junto a un edificio religioso y una venta que las cofradías o concejos encomendaban a una familia de “venteros”, trataban de hacer su paso más llevadero al peregrino. 311
  • 275. A R Q U I T E C T U R A T R A D I C I O N A L Y E N TO R N O C O N S T R U I D O También existieron posadas que ofrecían alojamiento. En la Baja Montaña Oriental las posadas o mesones frecuentemente poseían un modelo de casa con patio interior que a veces se combinaba con un sistema más o menos regular de porches y galerías en el primer piso. Mucho han cambiado los tiempos y hoy numerosos alojamientos contribuyen a configurar la Montaña de Navarra como un territorio atractivo para el visitante. Apostando por la calidad, casas y hoteles rurales de sabor tradicional presentan una sugerente y variada oferta. Regresando a épocas pasadas, en algunos núcleos urbanos mayores como Elizondo o Sangüesa, ocupando edificios de carácter palaciego existieron casinos donde los vecinos de clase social media-alta forjaban gran parte de su vida social. También existieron salones de baile para las clases más populares. Por su parte, los jóvenes buscaban sus propios lugares de encuentro. Cuadrilleras, cuartillos o sociedades se denominaba a los locales que arrendaban los jóvenes para juntarse a charlar y hacer sus meriendas. Alrededor de la década de los cincuenta del pasado siglo, también en municipios de cierto número de habitantes, se abrieron algunos cines de propiedad privada. Los sábados y domingos por la tarde eran esperados con ilusión por los jóvenes del pueblo, que ansiaban ver la película que había sido anunciada en cartelera durante la semana. En otras localidades, la casa parroquial hacía las veces de cine o teatro animando las tardes festivas. Con la llegada del televisor a la mayoría de los hogares, estos locales tuvieron que cerrar sus puertas. Pero no todo era diversión. También era común encontrarse con cárceles locales. En ellas, el Juez de Paz sentenciaba al presunto culpable librándolo o condenándolo a varios días de arresto, siendo el mayor castigo, junto con el de no poder trabajar, la vergüenza por el cumplimiento de una falta delante de todo el pueblo. Como hemos visto en otras ocasiones, Estación de Tren del Plazaola en Lekunberri. el nombre de las casas mantiene vivo el recuerdo. Así sucede también con “Casa Carcelero”. Por otro lado, el nacimiento del ferrocarril hizo aparecer otro tipo de edificaciones para responder a exigencias hasta entonces inexistentes. Las estaciones se convirtieron en centros de animación, especialmente los domingos cuando la gente se engalanaba para recibir el tren acompañados de música. El ferrocarril mejoró las comunicaciones y con ello facilitó el desarrollo industrial. En torno a él surgieron verdaderos complejos industriales, como el Aserradero de Ecay, que incluso poseyó viviendas para los empleados. Hoy, el trazado del tren Plazaola ha sido convertido en Vía Verde para el disfrute de la naturaleza, y la Estación de Lekunberri, restaurada como Oficina de Turismo y sede del Consorcio Turístico de la zona. Actualmente, con la intención de resaltar la combinación de tradición y naturaleza, una red de Museos Etnográficos y Centros de Interpretación permite al visitante descubrir, conocer y comprender mejor algunos aspectos de la cultura y el paisaje de la Montaña de Navarra. La arquitectura social menor o auxiliar: El mobiliario urbano El mobiliario, en general escaso, de las pequeñas aldeas de la Montaña de Navarra, constaba de no mucho más que unas pocas farolas 312
  • 276. M O N TA Ñ A D E N A VA R R A ( N A VA R R A ) y algunas fuentes, a veces decoradas, que se han convertido con el paso del tiempo en pequeños monumentos de gran belleza. Los lavaderos, una vez perdida su utilidad, están siendo recuperados como lugares de importante significación social para los habitantes locales. Otras veces, rasgos históricos que cumplieron su función en un tiempo lejano se han convertido hoy en elementos decorativos. Así sucede con los restos de antiguas murallas o portales (como el de Carajeas en Sangüesa) o con algunos pasadizos en las villas más compactas de Aibar/Oibar o Cáseda. Cabe mencionar aquí las cruces de término, también denominadas cruceros, que en ocasiones suponen verdaderas obras de arte. Se hallan a las salidas de las poblaciones, en los caminos o señalando los límites de los campos vecinales, “como recordatorio a los caminantes de que Cristo debe guiar sus pasos e intenciones”7. Otros, más pequeños y sencillos, presiden los campos y son visitados por los agricultores en las bendiciones de San Isidro, San Marcos o la Ascensión. Fuente de Bertitz. Fotografía cedida por el archivo fotográfico del Servicio de Promoción e Imagen Turística del Gobierno de Navarra. muchas tradiciones culturales, muchos intereses sociales de suerte, que es expresión no sólo del régimen económico propio de los que la construyeron y habitaron en distintas generaciones, sino también de situaciones políticas variadas y sucesivas. Es, por otro lado, un foco de la vida religiosa, una expresión del nivel comercial o industrial de donde está y cuando se construyó y de su situación frente a enemigos del pasado o del presente”8. Tanto Julio Caro Baroja como el maestro Leoncio Urabayen han estudiado en detalle la casa en Navarra. En sus obras se basa buena parte de este apartado, corroborando sus aportaciones con la observación en las visitas y los testimonios de las personas entrevistadas. La vivienda civil: La casa por fuera La casa ha sido el eje en torno al que se ha desarrollado gran parte de la vida cultural de los pueblos de la Montaña de Navarra. Tradicionalmente ha sido mucho más que una vivienda: otorgaba identidad a sus moradores, a los que se conocía por el nombre de la casa, regulaba las relaciones de vecindad e influía en el sistema hereditario y de matrimonios (al incluirse entre las propiedades). El estudio de la casa, como señala Caro Baroja, “puede considerarse que da los elementos fundamentales para comprender una determinada sociedad en el presente y también en el pasado. Porque, en muchos casos, la casa no es un elemento cambiable y mudable, sino de los más duraderos: sobre ella se acumulan Castillos, torres y palacios Desde los orígenes del Reino de Navarra, hay noticia de fortalezas o puntos fortificados en lugares estratégicos para defender y consolidar las cambiantes fronteras del territorio frente a los poderosos vecinos de Castilla y Aragón. Originariamente, en los siglos IX al XI, los castillos no eran más que torres aisladas situadas en peñas o escarpes de difícil acceso. Posteriormente, en los siglos XII y XIII, las viejas torres se van rodeando de recintos amurallados, generalmente torreados, con plaza de armas y muros almenados. Algunos 313
  • 277. A R Q U I T E C T U R A T R A D I C I O N A L Y E N TO R N O C O N S T R U I D O Castillo Príncipe de Viana de Sangüesa. Torre de Celigueta. contaban con foso y galerías. Con la aparición de los cañones, se construyen en el siglo XIV matacanes, barbacanas, garitas y otros elementos defensivos. Muchos de ellos pasaron con las guerras civiles de manos del rey a manos señoriales quedando vinculados a títulos y marquesados. Tras la conquista de Navarra por Fernando el Católico, Cisneros ordenó derribar los principales castillos, para evitar alzamientos contra Castilla. En la Navarra Húmeda del Noroeste las casas-torre derivan de la expresión de poder de una época en la que reinaban las luchas entre bandos y linajes. Aquí, las torres se distinguían de las de otras zonas por una escalera exterior que permitía una mejor defensa, ya que desde cadalsos o voladizos de madera arrojaban a los enemigos líquidos hirviendo. En otros casos, delante de la puerta poseían un patio de armas con muros terminados en almenas dentro del cual se encontraba la escalera adosada para entrar en la torre. Su ubicación solía ser más o menos aislada y su planta cuadrada o rectangular, de gruesos muros de mampostería con los esquinales de sillería como principal elemento de defensa. A pesar de ser hoy día la piedra el material principal y casi exclusivo de las torres que se conservan, los ejemplos de Arraioz o Donamaria con superestructura de madera pudieran ser vestigios de la existencia en otros tiempos de edificaciones construidas enteramente con esta materia. Como respues- ta también a la función defensiva que las torres debían cumplir, los vanos eran estrechos, escasos y altos, y las puertas, de arco apuntado la mayoría, estaban provistas de fuerte chapa de hierro y enormes cerrojos. Si bien las torres defensivas fueron propiedad de la nobleza, hoy, salvo en casos en que se han restaurado y se siguen utilizando como mansiones señoriales, han pasado a ser granjas o caseríos de mayor o menor importancia. Por otro lado, la Montaña de Navarra ha sido siempre tierra de palacios, aunque asociado este término al de solar noble, sobrio generalmente, cuando no modesto en su aspecto externo. Por encima de los palacios sencillos pertenecientes a caballeros o casas de labranza enriquecidas, existían una serie de solares nobles de mayor calidad y distinción, que eran los llamados palacios de cabo de armería, propiedad de la nobleza más poderosa. Entre otros privilegios, tenían prelación sobre las otras casas nobles en la iglesia, con asiento de honor en el presbiterio y lugar distinguido en las procesiones. En los siglos XVI al XVIII los palacios se hacen urbanos. Por otra parte, la nueva aristocracia enriquecida con la plata de América lograría en muchos casos comprar por dinero al rey la calidad de palacio para sus casas nativas o para otras de nueva construcción. De ahí que exista en la Montaña de Navarra una variadísima tipología palaciana: desde las viejas torres medieva- 314
  • 278. M O N TA Ñ A D E N A VA R R A ( N A VA R R A ) que se encargaron no sólo de labrar la piedra sino también de construir unas edificaciones que no desmerecen en nada a otras de más alta alcurnia. El denominador común de estas casas en la Montaña de Navarra es su distribución interior, que responde a satisfacer las necesidades del trabajo agrícola-ganadero que imperaba antiguamente en todo el territorio. La casa es aquí, a la vez que vivienda, establo de ganado, granero de cereales y otros productos agrícolas, bodega, trujal y almacén de máquinas y herramientas. Debido a ello y a una estructura de la propiedad bastante homogénea, las casas de la Montaña de Navarra son, en general, grandes y de tamaño similar (en oposición a la otra gran región de Navarra, la Ribera, donde las diferencias entre las casas de jornaleros, labraderos modestos y grandes casas de labranza son visibles). Las de mayor tamaño, que incluso pueden ser calificadas de enormes, son las casas de los valles cantábricos. Otra de las características de las casas antiguas es su relación con el entorno. La construcción de la vivienda se realizaba antes con la utilización de los materiales de la zona y la elección de la inclinación de la cubierta, la situación y orientación de la casa, así como las características de los vanos, aleros y balcones se efectuaba en función del clima. Portada Palacio de Vallesantoro de Sangüesa. les fortificadas hasta las casonas barrocas con amplios balconajes y frontis blasonados. Generalmente, además de la heráldica, el tamaño de los aleros, de maderas profusamente decoradas, era la manera de resaltar el rango de cada familia. Las cubiertas a cuatro aguas, disponiendo de torrecillas o linternas situadas en el vértice para permitir la entrada de luz al centro de la casa, suponían también otro elemento distintivo. Los materiales varían según las zonas: de piedra en casi toda la Montaña de Navarra dada la abundancia de canteras y de ladrillo, principalmente en Tierra de Sangüesa, en parte por influencias de las modas nobles de Aragón. En esta zona, en las antiguas edificaciones destinadas sobre todo a guerrear, sus nuevos moradores fueron abriendo solanas, para poder disfrutar del sol durante los días húmedos del invierno. En ellas sus dueños mantenían animadas tertulias. Además de estos rasgos comunes, los signos decorativos así como las técnicas de construcción muestran la influencia de distintos estilos: gótico, renacimiento, barroco… Las casas populares Con este término se hace referencia a las casas puramente populares, es decir, a aquellas en las que no intervino personal titulado. Sin embargo, la ausencia de estos técnicos fue suplida por abundantes y excelentes canteros Caserío. 315 Mikel Ruiz.
  • 279. A R Q U I T E C T U R A T R A D I C I O N A L Y E N TO R N O C O N S T R U I D O chada, otra de dos aguas con caballete paralelo a la fachada y como solución más escasa, sólo utilizada en pequeñas construcciones o anexa a otra de dos aguas, la cubierta a un agua. Las cubiertas de dos o más aguas se obtienen “apoyando en los muros por un extremo los pares que forman las vertientes, mientras el otro descansa en una cumbrera, soportada por tijeras, unidas en su base por un tirante que lleva en su centro un pendolón. Cuando la longitud lo exige, éstos se apoyan, además, en correas”9. Las cubiertas amplían su superficie bien mediante el aumento de la inclinación en las zonas abundantes en nieve (Valles Pirenaicos Transversales), bien con el alero saliente en las zonas más lluviosas (Navarra Húmeda del Noroeste). En general, la casa de la Montaña de Navarra dispone de una sola puerta. Ésta suele ser de dos hojas e ir adornada con jambas formadas por sillares y dintel recto o de medio punto, a veces de madera, cuando la vivienda tiene mayores pretensiones. Las puertas son, como el resto de la casa, de gran sobriedad. Predomina el arco de medio punto, aunque también se usaba el arco rebajado vinculado a las portadas adinteladas. Para llamar a las casas existieron picaportes o “quisquetes” que frecuentemente asemejaban una mano con una bola de hierro. Pero también era corriente llamar a viva voz o simplemente “entrar en la casa, ya que las puertas siempre estaban abiertas”10. En algunos lugares se recitaba cantando el “Deo Gracias” o “Ave María Purísima”11 al regresar de la iglesia. Las ventanas han sido generalmente escasas y de pequeño tamaño a consecuencia del clima. Estos vanos destinados a la iluminación y ventilación de la casa constaban de una o dos hojas de madera, en las cuales se abrían uno o dos ventanillos sin cristales. Sólo cuando el uso de este material fue generalizándose pudieron abrirse vanos mayores. Algunos estaban reforzados con contraventanas o persianas de color verde o rojo, y las del primer piso Sillares en puertas, ventanas y esquinas. Ricardo Pascual y Dámaso Munárriz. En general, predomina lo útil frente a lo artístico quedando la sobria ornamentación reducida al acuse de los sillares o sillarejos de los jambajes de puertas y ventanas, de las cadenas esquineras y, en ocasiones, también de las fajas divisorias de los pisos frente al mampuesto de la pared que a partir del siglo XIX se recubre con mortero y se enluce con blanqueo de cal. Por otro lado, impera la línea recta dejando la curva únicamente en algunas puertas de arco de medio punto, apuntado o rebajado. El material que domina en prácticamente todo el territorio de la Montaña de Navarra es la piedra. Sólo en la Baja Montaña Oriental se dieron algunas construcciones de tierra cocida en forma de ladrillo o secada al sol como adobe. El ladrillo es utilizado, como se ha mencionado, en algunas casas de carácter palaciano. Sin embargo, el adobe es despreciado y empleado únicamente por las gentes pobres, a pesar de ser mal conductor (más que la piedra o el ladrillo) y por ello estimable para la construcción. La madera es utilizada para los entramados, el armazón de las cubiertas y los suelos, además de en los pisos saledizos y balcones secaderos donde éstos se dan. Las cubiertas oscilan entre diversas formas: la de cuatro aguas de las casas palacianas, la de dos aguas con caballete perpendicular a la fa- 316
  • 280. M O N TA Ñ A D E N A VA R R A ( N A VA R R A ) suelen, todavía hoy, llevar rejas, mayor extensión de la fachada a la unas veces embutidas en los jamluz y manteniéndola así en uno de bajes y otras salientes. Se pueden los hastiales junto al balcón secadero. observar en algunos núcleos mayoÉste es utilizado para ventilar y secar res detalles románicos, barrocos o las materias contenidas en el desván góticos. por un vano pocas veces Además de los balcoacompañado de puertas. nes secaderos caracteLos grandes aleros salientes sirven para proteger el rísticos de un determibalcón y la fachada del viento nado clima, en toda la y la lluvia. Cuando las casas región se extienden los Chimenea circular. balcones miradores en se reúnen formando calles, la Mikel Ruiz. torno a las calles princisolución más económica es pales. Éstos son de madera en las zonas más entonces la del caballete paralelo a la fachada. septentrionales y de hierro con sencillas baMás ocasionalmente se encuentran también rras en el resto. cubiertas a un agua, pero siempre como contiLa forma exterior de las chimeneas depende nuación a otras de dos. de la ubicación del hogar en el interior. A los Las paredes maestras son de piedra caliza o grandes hogares centrales que debieron ocupar arenisca. La primera, principalmente utilizada gran parte de las cocinas de las casas pirenaicas en mampostería, y la segunda, especialmente correspondían también enormes chimeneas reen sillares y sillarejos que dan un característidondas, con tejadillo propio y aberturas lateraco color rojizo a las casas de esta zona. Los siles. Por el contrario, las cocinas construidas llares se utilizan en las esquinas y en los jamjunto a la pared presentaban una chimenea exbajes de puertas y ventanas, ocupando toda la terior de menor tamaño y forma rectangular. fachada principal únicamente en AyuntamienLa gran variedad de la casa de la Montaña de tos, algunos edificios públicos y algún que Navarra como respuesta a las diferencias de otro palacio. En estos casos los sillares se coclima, suelo y de aspectos sociales hace difícil locan en la fachada principal construyendo el la sistematización en diversas tipologías. resto de paredes laterales de mampostería. Los Ahora bien, pueden distinguirse ciertas caractabiques de distribución interior son de ladriterísticas atendiendo a las tres zonas geográfillo o de varillas de fresno y avellano entrecrucas establecidas; clasificación no exenta de nuzadas y cubiertas de argamasa y encaladas desmerosas excepciones. pués. Aún se conservan algunas casas que, se intuye, fueron casi totalmente de madera. La casa en la Navarra Húmeda del Noroeste Respecto a la decoración exterior, en el muro de la fachada suele combinarse la piedra Ya sean caseríos o casas del núcleo urbano, hasta el primer piso y un entramado de madeposeen planta rectangular con más fondo que ra formado por travesaños verticales u horifachada, con cubierta a dos aguas de inclinazontales con relleno de mampostería en forma de pared delgada o tabique, en la parte supeción suave de 20-30 grados y el peculiar caballete perpendicular a la fachada. En estos varior. Esta tipología de caserío se da en mayor densidad en los valles cantábricos. lles lluviosos donde la necesidad del sol es tan Ligado al entramado de madera existen en acuciante, las viviendas están orientadas en el algunas de estas casas pisos saledizos o voladisentido de mayor insolación, ofreciendo la 317
  • 281. A R Q U I T E C T U R A T R A D I C I O N A L Y E N TO R N O C O N S T R U I D O pequeños huecos por donde debían entrar y salir estas aves. También aquí existen balcones sin barandilla que se utilizaban para introducir la paja o la hierba directamente en el desván mediante una polea. La casa en los Valles Pirenaicos Transversales En estos valles fríos, así como en los de la Navarra Húmeda del Noroeste, las fachadas principales se orientaron hacia el Sur o Suroeste siempre que fue factible, lo que no ocurría cuando las casas se hallaban agrupadas formando calles y menos si se trataba de un pueblo-caminero. En algunas zonas de los Valles Pirenaicos Transversales, también con criterios climatológicos, son frecuentes las paredes laterales que avanzan más allá de las fachadas para defenderse del viento. Las paredes maestras son aquí también de piedra y los tabiques interiores de ladrillo o adobe revocado. Las cubiertas, en estos valles de nieves, poseen una inclinación más acusada, en torno a unos 45 grados. Los tejados suelen ser a dos aguas, aunque abundan los de 4 al norte de Salazar y Roncal como solución más efectiva a las frecuentes e intensas nevadas. Otras veces, la solución son las vertientes con doble inclinación: más acusada a partir del caballete y menos pronunciada cerca de los aleros. Éstos poseen en esta área el saliente justo para proteger el balcón que está situado más abajo del desván. Hasta finales del siglo XIX las cubiertas tradicionales eran de tablilla (excepto en Erro y Roncal). Las tablillas eran placas de madera cuadrilongas, un poco mayores que el ladrillo, colocadas en forma de escamas de pescado. Éstas suponían una solución barata frente a las ventiscas en estas áreas boscosas pero tenían el grave inconveniente del peligro de incendios, además de la escasa duración por la humedad. En su lugar, la Diputación ordenó colocar teja plana, uralita o cinc. Balcón en granero para subir paja. Ricardo Pascual y Dámaso Munárriz zos de madera sostenidos por modillones y zapatas tallados con motivos decorativos vegetales y geométricos. En esta zona, algunas puertas llevan adosado un pórtico formado por el suelo del balcón colocado encima de la puerta y por dos columnas que lo soportan. Por otro lado, en los valles cantábricos son frecuentes las puertas a la altura del primer piso, a las cuales se llega por medio de una escalera exterior que corresponde a la distribución interior. En el valle de Baztán, las casas populares lucen en sus fachadas el escudo ajedrezado expresión de la hidalguía colectiva ostentada por los vecinos del valle. En el Corredor de Arakil debió ser frecuente la cría de palomas ya que las paredes muestran Hotel Rural Akerreta, Akerreta. 318
  • 282. M O N TA Ñ A D E N A VA R R A ( N A VA R R A ) más frecuentes en la Ribera de Navarra. Respecto a la decoración exterior destaca el arco apuntado de las puertas sobre el que aparece un escudo. Las ventanas solían ser pequeñas en el piso bajo y el alto y algo más grandes en el piso de en medio o vivienda propiamente dicha, siendo siempre de mayor tamaño las orientadas al Sur, donde no debían soportar los rigores del cierzo o viento del Norte. Las nuevas edificaciones Tejado con dos aguas con caballete paralelo a fachada. Mikel Ruiz. La casa en la Baja Montaña Oriental Las casas de estas cuencas son, como en el resto, de planta rectangular, con tejados de 2 ó 4 aguas de entre 10 y 12º de inclinación, ya que es una zona menos lluviosa que las anteriores. Por eso también el alero es, en general, poco saliente. Debido a la escasa inclinación de las cubiertas se colocan piedras en hileras de tejas próximas al borde para evitar ser levantadas por el viento. Los materiales de las cubiertas son maderas entremezcladas, con cañizos (cañas cortadas en diversas medidas) encima, a veces tierra y tejas árabes. Los materiales exteriores son la piedra caliza o arenisca formando gruesos muros en forma de sillares en puertas, ventanas y esquinas y sillarejo o mampostería en el resto. En la Tierra de Sangüesa se dan algunas construcciones de adobe, barro con paja secado al sol, Las modernas construcciones son más uniformes en el conjunto de la Montaña de Navarra, más parecidas entre sí. La facilidad y la economía priman en las nuevas edificaciones que se realizan con bloques de cemento y esqueletos de hormigón armado. Los materiales, que antes dependían absolutamente del medio geográfico, ahora se traen de fábricas distantes. Por otro lado, muchos de los elementos constructivos que caracterizaban la casa tradicional ya no cumplen la función para la que fueron creados. Los aleros tienden a reducirse ya que no tienen que proteger a los secaderos que se convierten en balcones, los pisos en saledizo desaparecen, los entramados son aparentes y la distribución interior cambia con los estilos de vida. En las últimas décadas, existe una mayor preocupación por integrar los nuevos edificios en el entorno y las normas urbanísticas obligan a asemejar estas cons- Amatriain. Solchaga. 319
  • 283. A R Q U I T E C T U R A T R A D I C I O N A L Y E N TO R N O C O N S T R U I D O trucciones a las tradicionales. Si bien, ni los materiales ni la estructura ni la función corresponden a aquella concepción. La casa civil: La casa por dentro Las casas han cumplido tradicionalmente en la Montaña de Navarra múltiples funciones. Como ya se ha mencionado, no sólo eran lugar de residencia, descanso y trabajo para sus moradores, sino también almacén de los productos agrícolas y alojamiento de los animales domésticos. Las terminologías que adquieren los elementos de la casa navarra en los diferentes dialectos y hablas locales están ampliamente recogidos por Castañar Martín, R.M. y Huarte Lerga, J.V. en sus respectivos estudios del léxico de la casa en Aragón, Navarra y Rioja y en los dialectos vascos de Navarra. Las casas urbanas o rurales de la Navarra Húmeda del Noroeste se distribuyen generalmente de la siguiente manera: establos en la parte baja, cocina, sala y dormitorios en el primer piso (en el Corredor de Arakil la cocina suele estar en la planta baja), y desván o henil (sabai) en el último. Los tabiques interiores suelen ser de ladrillo o de varillas de fresno y avellano entrecruzados y cubiertos de argamasa y encalados después. Para las vigas (que quedaban a la vista), puntales, pilares y entarimado de gruesos tablones, se utilizaba la madera de roble o castaño. En algunos pueblos de esta zona era habilitado un edificio más pequeño, situado a corta distancia de la casa, para cuadra de borda o ardiborda, pocilga, gallinero, cobertizo de carros o aperos, horno y calera. En las casas de carácter palaciano el acceso a la primera planta por una escalera exterior marca una mayor separación entre el establo y la vivienda. En los Valles Pirenaicos Transversales, la planta baja se utiliza de establo o granero, el primer piso para cocina y habitaciones y el segun- Planta caserío. Mikel Ruiz. do como desván o “sabayo” donde guardar grano, patata, paja, forraje, etc… Aquí los tabiques interiores son de ladrillo o adobe revocado. En las casas vinícolas de la Baja Montaña Oriental era frecuente, además, un almacén o bodega subterráneo para guardar el vino en los lagares. En los valles cantábricos se dedicaba este espacio para la producción de sidra. En todas las zonas la parte dedicada a la vivienda era la más importante y, en general, la distribución interior constaba de un pasillo central iluminado por uno o dos extremos que proporcionaba comunicación independiente a cada una de las habitaciones a las que se accedía por una puerta. También existen casas con pasillo central y habitaciones a un solo lado. La casa tradicional solía disponer de un horno para la elaboración del pan. La boca, por donde se introducía la masa, se encontraba en una de las paredes exteriores, y el resto de la construcción circular, anexa a la casa. 320
  • 284. M O N TA Ñ A D E N A VA R R A ( N A VA R R A ) La vida en el interior de la casa los moradores iban acompañadas generalmente de una serie de espacios anexos a ellas o más alejados en el monte. Son recintos de almacenaje agrícola, para animales o viviendas temporales de pastores y campesinos. Mientras los hombres se dedicaban a la explotación ganadera o agrícola, la actividad desarrollada en el interior de la casa era competencia de la mujer. La división funcional de género era clara excepto cuando se combinaba la agricultura con el pastoreo; porque entonces era frecuente que la mujer asumiera también las funciones del hombre ausente. La actividad agrícola que la mujer desarrollaba fuera de la casa era menor cuanto más al sur de Navarra se situaba. En los ratos de ocio, el hogar era el lugar donde se reunía la familia. La conversación solía girar en torno a un mundo próximo y en ella se transmitía el conjunto de experiencias que conformaban la tradición y la historia familiar. La vida se desarrollaba en las casas sin grandes sobresaltos. El nacimiento de un hijo o hija, un matrimonio en la familia o la muerte de alguien cercano eran acontecimientos que modificaban momentáneamente la vida cotidiana. Aparte de estos excepcionales acontecimientos, eran motivo de reunión familiar las fiestas litúrgicas, en especial las Patronales y la del día de Todos los Santos, cuando todos los hijos originarios de la casa acudían a ella con sus cónyuges. También se reunían para la matanza de animales domésticos para el posterior consumo familiar. Destaca la matanza del cerdo, “matacuto” o “matatxerri”, que se realizaba (y se realiza todavía en algunas casas) durante los meses fríos de otoño e invierno. Lugares de almacenaje agrícola Como lugar de almacenaje agrícola destaca la singularidad de los hórreos, que aunque nunca fueron del todo abundantes en la Montaña de Navarra, debieron ser más frecuentes en el área más oriental, en los Valles Transversales Pirenaicos, donde se encuentran todos los hórreos que quedan en pie. Denominados “garaiak”, “gareiak” o “gareak”, su función era la de conservar los frutos de la cosecha de la humedad y los roedores. Los hórreos navarros son de piedra de mampostería, de base rectangular y reducido tamaño. Resisten sobre pilares de piedra en los que se colocan las losas de piedra o “tornaratos”, que impiden el acceso a los roedores. Entre los pilares el espacio inferior se solía usar como estercolero; el “ongaritegui” o “zola”, cuyo calor permanente y espontáneo impedía que se helase el grano durante el invierno. Se accedía por una escalera a la que le faltaba el último peldaño, pequeña trampa para los roedores. El interior se hallaba dividido en compartimentos o “cisku” a ambos lados del pasillo central, y encima la cubierta a dos aguas de tablilla de roble o haya, más empinada en los hórreos a menudo nevados de Aezkoa, y menos en el resto. Como complemento inseparable de la casa tienen las mismas particularidades de ésta: ausencia de decoración, volúmenes macizos, predominio de la línea recta y sencillez en las formas. Los hórreos navarros podrían establecerse en tres tipologías: los de arcos de piedra labrada; los pirenaicos, de pequeño tamaño, que poseen seis u ocho columnas, tejado empinado y un solo vano; y los de patio, que son Otros recintos Anteriormente se ha mencionado que en la Montaña de Navarra el concepto de casa no hace exclusivamente referencia a la vivienda sino también a todas las propiedades. Las casas que suponían residencias habituales de 321
  • 285. A R Q U I T E C T U R A T R A D I C I O N A L Y E N TO R N O C O N S T R U I D O Hórreo. Iratxeta. Hórreo de Orbaitzeta. armazón de maderos y tablas recubierto de teja curva. Como enigmáticos ejemplares quedan hoy en pie, en los valles de Ultzama y Basaburua, tres bordas de troncos de roble. En los Valles Pirenaicos Transversales, las bordas son de dos plantas: la baja tiene a la izquierda de la entrada la cocina, siguiendo hacia el interior se sitúa la cuadra para vacas, yeguas, ovejas, cerdos, etc. La segunda planta se destina al almacenamiento de heno y tiene un camastro para los pastores. Las denominadas chabolas o kaiolak, cabañas o chozas pastoriles, según el lugar, están ubicadas en áreas resguardadas de pastos estivales para refugio de pastores. En la Navarra Húmeda del Noroeste, en las cercanías de esta edificación se encuentra una cochiquera y un recinto cercado (eskorte) para recoger y ordeñar las ovejas y algunos fresnos para alimentar con sus hojas al ganado. Tienen planta rectangular y techumbre a dos vertientes rápidas que descienden de un viga cimera o caballete y descansan directamente sobre el suelo o, más raramente, sobre paredes secas, de piedra sin argamasa. En las viejas chabolas las dos vertientes están constituidas por dos series de cabrios casi contiguos sobre los cuales va una capa de tepes (zoia) y alguna vez tablas, y encima, otra de helechos y brezos que se sujetan con largas estacas que se colocan entrecruzadas sobre aquéllos. Hasta hace poco más de medio siglo no se permitía cubrir con teja las Borda. Leitza. grandes y poseen mayor inclinación en sus techumbres y columnas exentas. Existe un tipo de hórreo llamado “hórreo primicial” cuya función era la de recoger los diezmos y los impuestos de la iglesia. Bordas, chabolas y corrales Las casas, en sentido amplio, poseían casi siempre otras dependencias en el monte, generalmente para cobijo de los animales y como viviendas temporales. Algunas de estas construcciones, mayormente en desuso, corren peligro de desaparecer. Las bordas de acubilar ganado son habitadas únicamente en tiempo de trabajo en el campo. En la Navarra Húmeda del Noroeste tienen planta rectangular y alargada, paredes de piedra superpuesta sin mortero de 1,50 m las laterales, cubierta a dos aguas con caballete perpendicular a la fachada formada por un 322
  • 286. M O N TA Ñ A D E N A VA R R A ( N A VA R R A ) Corral. Cáseda. Calera. Parque Natural de Bertitz. chabolas, pues el hacerlo era signo de propiedad. En el vestíbulo se hallan casi todos los utensilios domésticos, colocados en las alacenas de los muros laterales. Las de los Valles Transversales Pirenaicos son similares, muy pobres en general, aunque existen otras más ricas con espacio para la fabricación, secado y conservación de los quesos (Gaznategui). En la Baja Montaña Oriental se dan otro tipo de construcciones denominadas corrales o cabañas. Los corrales son espacios cubiertos de planta rectangular alargada orientada al sur acompañada de un descubierto. Generalmente suelen estar rodeados de un terreno abierto acotado por mugas de piedra en el que, en las zonas más secas, como la Bardena de Cáseda, se sitúa una balsa excavada con el fin de recoger el agua de la lluvia para dar de beber a los animales e incluso a veces también a las personas. Los corrales suelen ser construcciones de piedra, y los tejados, de palos de boj cruzados con barro cubiertos de lajas. El interior se divide en diferentes departamentos separados entre sí a veces mediante arcos, donde se guardaba la caballería y la paja. Cocina. Hotel Rural Akerreta. Akerreta. convirtieran en la cal utilizada posteriormente como desinfectante, componente del mortero e incluso como fertilizador del campo. La vivienda civil: El mobiliario El habitáculo principal de la casa era, antiguamente, la cocina. Allí se desarrollaba gran parte de la vida familiar. En ella destacaba el hogar, primero colocado en el centro de la habitación ocupando todo el techo con un enorme agujero acabado en chimenea circular. Posteriormente comenzó a construirse adosado a la pared con una chimenea de amplia campana. Más tarde fue cuando irrumpieron las llamadas “cocinas económicas”. Junto al hogar se disponía de un escaño, banco de alto respaldo sobre el que se pliega una pequeña tabla que servía de mesa. En el norte, predominaban los “txikilus” o escaños Otros Algunas casas disponían de caleras, hornos de leña donde se colocaban grandes piedras calizas en la parte más baja dejando huecos para que, tras una cocción de 48-50 horas, se 323
  • 287. A R Q U I T E C T U R A T R A D I C I O N A L Y E N TO R N O C O N S T R U I D O Arquitectura del agua Escaño. Anteriormente se ha hablado de la importancia del agua en la ordenación de los pueblos. Desde la antigüedad, los lugares elegidos para la ubicación de los asentamientos estaban cerca de ríos o fuentes. Además de los lavaderos, askas, fuentes y molinos, que ya han sido mencionados, existe una gama de edificaciones relacionadas con la canalización del agua, con su extracción o con su uso para la producción de energía. Hubo además construcciones para el almacenaje de agua o de nieve. En las zonas más secas de la Baja Montaña Oriental perviven todavía hoy algunos pozos de planta circular con una cúpula cónica que aparenta un “huevo vertical enterrado por la mitad en el suelo”. Éstos tenían una especie de puerta gatera con matas secas en la parte por donde bajaba el agua de la lluvia para que entrara sin suciedad. Por el otro lado, un vano daba acceso a los peldaños que permitían introducirse en su interior. De esta forma se evitaba que personas y animales bebieran del mismo lugar. Otros pozos se construyeron en pueblos y calles con el fin de extraer el agua subterránea. Ahora muchos de ellos forman parte del mobiliario urbano. Dada la necesidad de la nieve, sobre todo para el alivio de ciertas enfermedades, en numerosas localidades se construyeron pozos subterráneos o neveras, la mayor parte de propiedad municipal, que se han conservado más o menos ruinosos. Existen dos tipos de neveras: unas llamadas de producción, construidas deliberadamente, casi siempre algo distanciadas de los centros de población, y otras, de aprovisionamiento, situadas dentro de las localidades, para vender el producto de una forma inmediata y que, en la mayor parte de los casos, se ubicaban dentro de las bodegas de las viviendas. La mayor parte de las neveras de producción son construcciones subterráneas de planta circular, con piedras unidas con argamasa. Mikel Ruiz de gran banco en los que podían acomodarse hasta 5 ó 6 personas. En la parte inferior poseían además, un cajón en forma de arca. Las primeras mesas de cocina fueron mucho más pequeñas y bajas que las de hoy en día. Otras estaban unidas a la pared sobre la que se plegaban. En torno a ellas se reunía la familia alrededor de un único plato del que todos comían. Los muebles de los dormitorios: camas, kutxas, arcones o sillas han sido tradicionalmente de una austeridad extrema, al igual que la decoración, reducida en todo caso a algunos cuadros de santos y un crucifijo que reinaba encima de la cama. Entre el sobrio mobiliario de las casas tradicionales destacaban, en la Montaña de Navarra, las kutxas y los arcones. Ambas arcas de decoración tallada tenían como misión principal guardar la ropa, aunque también se utilizaban en la cocina o en el desván para almacenar trigo, maíz o alubias. En el arcón, la prolija ornamentación con tallas huecas geométricas trataba de animar los gruesos tableros de roble o castaño. Las camas eran de madera y se cubrían con colchones de lana hechos por las mujeres de la casa. Éstas debían varearlos cada año para quitarles el polvo y ponerlos huecos. En la postguerra fue frecuente, en las casas que no disponían de lana, dormir en jergones o colchones de hoja de maíz. 324
  • 288. M O N TA Ñ A D E N A VA R R A ( N A VA R R A ) En otras ocasiones, las construcciones relacionadas con el agua servían para canalizarla y hacerla llegar a las fuentes o a los campos de regadío. Por la abundancia de lluvias en casi todo el territorio de la Montaña de Navarra, los sistemas de regadío han sido en general escasos, tomando más relevancia en la Baja Montaña Oriental. Allí el método más tradicional es el de gravedad, en el que el agua discurre por canales, acequias y regueras hasta los campos que se han de regar. Como ya se ha mencionado, los molinos harineros fueron elementos básicos en la vida rural. Durante siglos se han utilizado los saltos de agua para cumplir su función de transformar el cereal y otras semillas en harina. De las variantes existentes, en Navarra se utiliza el sistema de aceña que aprovecha la fuerza motriz de una corriente acuática y cuyo eje se encuentra en posición vertical. Para obtener la energía necesaria que mueva las muelas del molino, se desvía el caudal de un río por un canal hasta una pequeña presa formada en la pared del propio molino. “Desde ésta, el agua sale a presión por el saetín, haciendo girar el rodete o aceña, moviendo a su vez el eje y las muelas que trituran el grano. Toda esta maquinaria descansa sobre un grueso tablón llamado durmiente, perforado en su centro para alojar el poste o eje. Las piedras o muelas son los elementos esenciales del molino. La primera de ellas, llamada solera, permanece fija sobre un andamiaje de recios tablones. La segunda, llamada volandera, gira sobre la anterior sujeta por la navija”12. Una vez introducido el sistema austro-húngaro de molienda mediante cilindros, los molinos hidráulicos perdieron su razón de ser, siendo convertidos algunos de ellos en minicentrales eléctricas para consumo propio o público y los más quedaron arruinados. Las ferrerías, muy difundidas en el noroeste de Navarra, fueron otras de las instalaciones que también aprovecharon el impulso del agua para obtener el hierro a partir del cual se elaboraban diversos utensilios: “rueda hidráulica, base para el funcionamiento del martinete o mazo (matxina) y del aparato soplador con que insuflar aire durante el proceso de fusión. A diferencia de las ruedas de los molinos harineros navarros, de eje vertical, las ruedas hidráulicas de las ferrerías debían disponer de un eje horizontal. A un lado del mismo se disponía la rueda, de un diámetro no superior a 3,3 m, en la que estaban situadas más de 30 palas o álabes de 40 cms. de ancho. Esta rueda se situaba en un canal o caz por el que, mediante una presa, se desviaba un caudal de agua suficiente para impulsar la rueda hidráulica. En el eje de la rueda estaban dispuestos unos cuantos dientes de madera, sobre los que se apoyaba el extremo del martillo (gabi-ardatz), de modo que, al girarla, aquélla subía y bajaba el martillo (gabi), golpeando el yunque (ingude), con una rapidez que dependía de la velocidad de giro de la rueda y ésta, a su vez, de la turbulencia que alcanzara el agua desviada por el caz”. La difusión de la metalurgia en Navarra fue relativamente importante debido a la abundancia de minas, bosques y cursos de agua. La decadencia de las ferrerías navarras fue consecuencia de la pobreza del mineral autóctono y de la carencia de carbón de piedra, por lo que no pudieron introducirse los procesos propios de una moderna siderurgia y metalurgia. La situación se vio agravada por la escasa dimensión empresarial, netamente familiar y comarcal, salvo el caso de las grandes ferrerías o fábricas de armas de Eugi y Orbaitzeta, vinculadas a las necesidades del ejército de la nación. Arquitectura protoindustrial Las Reales Fábricas de Municiones de Hierro de Eugi en el Valle de Esteribar, hoy casi desaparecida, y Orbaitzeta en el Valle de Aezkoa, representan el paso de pequeñas ferrerías de artesanos al gran complejo fábrica-pobla- 325
  • 289. A R Q U I T E C T U R A T R A D I C I O N A L Y E N TO R N O C O N S T R U I D O construido con placas de hierro, material que era también usado para los féretros de quienes allí murieron. La historia de la fábrica fue un círculo que se repitió constantemente durante casi un siglo: construcción, guerra, incendio, destrucción, época de inactividad, reconstrucción, guerra, incendio, destrucción. Con el paso del tiempo los molinos se modernizaron y dieron paso a las fábricas de harina, con lo que la máquina de vapor fue retirando paulatinamente las ruedas hidráulicas de estas grandes fábricas. Por último, la aparición de los laminadores de cilindros de porcelana y metal procedentes de Hungría dio paso a la técnica actual de molturación industrial. Abandonada la Fábrica de Orbaitzeta, sus piedras, tan bien labradas, sirvieron para reedificar casas y construir nuevas bordas. Otro de los más importantes complejos industriales de inicios del siglo XX fue la serrería y destilería situada en Ecay: El Iratí S.A. Esta Sociedad Anónima, la primera de Navarra, llegó a contar en sus mejores años con casi 600 empleados que trabajaban la madera elaborando tablones y aprovechando los restos (leña, despieces, corteza) para obtener carbón vegetal y ácidos. Hasta un tren eléctrico explotó esta sociedad para cargar sus vagones de materiales derivados de la madera y así llevarlos hasta Pamplona o Sangüesa. La altiva chimenea de ladrillos que evacuaba los vapores de las calderas centrales es el elemento más característico de este complejo industrial. Fábrica de armas de Orbaitzeta. ción dividido en plantas y áreas de producción, residencia y servicios. La planta de la Fábrica de Munición de Orbaitzeta se despliega paralela al río y verticalmente en tres alturas o plantas que aprovechan la orografía del terreno. La planta superior tiene tres puertas de salida. Su ala norte estaba destinada a zona urbana de residencia y servicios. El palacio ocupaba la parte central y, en función de una clara jerarquía del espacio, las casas de los trabajadores, el cuartel y la plaza. Todo el espacio arquitectónico se organizaba alrededor del gran protagonista, el horno de fundición. El horno siderúrgico daba lugar a la carbonera (al otro lado del río), que lo alimentaba de carbón vegetal. Este combustible así como el mineral de hierro llegaban hasta la boca del horno a través de un sistema aéreo. Los depósitos de munición estaban también situados cerca del horno, con patios y edificios cercanos en los que se realizaba la limpieza, reconocimiento y depósito de la munición. Parece que, además, la fábrica tuvo un frontón Otras construcciones Existe, además de lo ya mencionado hasta la fecha, un monumento monolítico utilizado en la Montaña de Navarra desde la antigüedad: son las estelas. Se han empleado desde tiempos inmemoriales bien como elementos conmemorativos de hechos religiosos o políticos, bien como monumentos funerarios de gran ri- 326
  • 290. M O N TA Ñ A D E N A VA R R A ( N A VA R R A ) queza simbólica. Según su forma se clasifican también en otras dos tipologías: las estelas discoideas y las rectangulares o tabulares. Las primeras constan de un disco como parte sobresaliente y un pie para hincarse en el suelo, siendo su función la de señalar la cabecera de la tumba. Las tabulares se emplearon más como marcas indicadoras del lugar donde se produjo la muerte de una persona, y sirven generalmente de recordatorio de accidentes o hechos luctuosos. También pueden encontrarse en forma de cruz pétrea junto a un camino del monte o en el borde de una finca. La forma de la estela discoidea o discoidal consta de: el disco y el pie. La zona de unión entre ellos se denomina cuello, y canto es el borde de la parte circular. La forma del pie puede ser prismática o trapezoide, siendo esta última la que confiere al elemento pétreo un aspecto más cercano a una esquematización de la figura humana, hecho que ha dado lugar a la teoría que explica el origen de la estela discoidea como representación de los antepasados. En los cementerios, además de las estelas discoideas o discoidales, es frecuente la utilización de laudas o lápidas rectangulares en el suelo y la cruz, que terminó desterrando a la estela en el siglo XVIII. Entre los monumentos funerarios, destaca en el cementerio de Roncal el mausoleo del famoso tenor Julián Gayarre (1844-1890), uno de los mejores grupos escultóricos de Mariano Benlliure. La obra está realizada en mármol y bronce, y representa “una alegoría musical coronada por el genio alado de la fama sobre la urna sepulcral”13. no. Sin embargo, los efectos del excesivo consumo eléctrico, muchas veces, derrochador y la contaminación producida por la mayoría de los nuevos materiales, ha llevado a buena parte de la sociedad a volver a valorar los antiguos elementos naturales y una forma de construir en función de la climatología. Ahora se le llama arquitectura bioclimática y bioconstrucción. Las casas tradicionales siempre se edificaron con dichos criterios. Muchos de sus elementos son por ello respuesta a la necesidad de mantener la casa caliente en invierno y fresca en verano. Así, las viviendas se orientaban al sur o suroeste para evitar el viento Norte; utilizaban paredes anchas de piedra o de adobe que resguardasen, según la estación, del frío o del calor; los vanos eran reducidos, más amplios al sur, donde cuando era posible se construían solanas; la orientación de los aleros produce una sombra muy pequeña en invierno y mucho mayor en verano. Además, la solución de dar cobijo a los animales en la parte baja de la casa producía gran parte del calor requerido en los fríos inviernos y el almacenamiento de la paja en el piso superior evitaba su escape. Las nuevas sensibilidades, que pretenden lograr la integración de la vivienda en su ambiente y utilizar los recursos naturales para el ahorro de energía, retroceden en el tiempo para aprender del saber hacer de nuestros antepasados. El valor estético y el importante legado cultural, junto con la sabiduría de unas técnicas constructivas hacia las que volvemos la mirada, hacen de la arquitectura tradicional una arquitectura de hoy en día. Arquitectura bioclimática Glosario Los modos de vida cambiaron y el desarrollo de las vías de comunicación, la aparición de nuevos materiales más económicos y el desarrollo energético, trajeron consigo la ruptura del ser humano con su entorno natural y cerca- Alero: parte inferior del tejado que sale fuera de la pared y sirve para desviar de ella las aguas llovedizas. Belena: callejón, hueco o pasadizo entre casas, corrales o huertos; patio interior del común 327
  • 291. A R Q U I T E C T U R A T R A D I C I O N A L Y E N TO R N O C O N S T R U I D O disfrute de dos o más casas, cerrado al tránsito público. Caballete: línea horizontal y más elevada de un tejado de la cual arrancan las vertientes. Desván: parte más alta de la casa, inmediatamente debajo del tejado, que suele destinarse a guardar objetos inútiles o en desuso. En algunos lugares se conoce como gambara o sabayao. Entrada: espacio cubierto dentro de la casa que sirve de acceso a ella y está inmediata a la puerta de la calle. Entramado: armazón de madera que sirve para hacer una pared, tabique o suelo rellenando los huecos con fábrica o tablazón. Hastial: parte superior triangular de la fachada de un edificio, en la cual descansan las dos vertientes del tejado o cubierta y, por extensión, toda la fachada. Mampostería: obra hecha con piedras sin labrar ajustadas unas con otras sin sujeción a determinado orden de hiladas o tamaños. Meta: pila de hierba seca o de helecho de forma cónica, con una vara gruesa o palo recio como eje vertical, que sobresale por arriba y en cuyo extremo suelen colocar una protección para que el agua de la lluvia no resbale por el palo. Saetera: ventanilla estrecha de las que se suelen abrir en la escalera y otras partes. Sillar: cada una de las piezas labradas por lo común en forma de paralelepípedo rectangular, que forman parte de una construcción de sillería. Bibliografía Altadill, J., cop., Geografía general del Reino de Navarra. La Gran Enciclopedia Vasca. 1981. ANAN. Agrupación Navarra de Amigos de la Tierra, Tafalla, arquitectura rural de la zona. Tafalla, 2000. Arzoz, I., “El enigma etnográfico de las bordas de troncos de roble” en Otras arquitecturas Modernas. Rev. Tc., nº4, Pamplona, 1993. Ávila Ojer, I, “Lavaderos en la Cuenca de Pamplona” en Cuadernos de Etnología y Etnografía de Navarra. Institución Príncipe de Viana, 1997. Baeschlin, A., La arquitectura del caserío vasco. Biblioteca Vascongada Villar. Bilbao. Caja de Ahorros de Navarra, Gran enciclopedia de Navarra. Pamplona, 1996. – Gran Atlas de Navarra, Pamplona, 1986. – Navarra, Historia y Arte - Tierras y Gentes, Pamplona, 1984. – El Agua en Navarra, Pamplona, 1991. Caro Baroja, J., Quince estudios etnográficos navarros. Diario de Navarra. Pamplona, 2003. – De la vida rural vasca (Vera de Bidasoa). Editorial Txertoa. San Sebastián, 1986. – La casa en Navarra. Caja de Ahorros de Navarra. Pamplona, 1982. Castañar Martín, R.M., Estudio del léxico de la casa en Aragón, Navarra y Rioja. Diputación General de Aragón, Dpto. de Cultura y Educación. Zaragoza, 1990. De Castro, C., La geografía en la vida cotidiana. De los mapas cognitivos al prejuicio regional. Ediciones del Serbal. Barcelona, 1997. De Yrizar J., Las Casas Vascas. Biblioteca vascongada Villar, Bilbao, 1980. Diario de Navarra, Etnografía de Navarra. Pamplona, 1996. – Geografía de Navarra. Pamplona, 1996. – Recorridos por Navarra. Pamplona. Echeverría Goñi, P.L., y Fernández Gracia, R., La Parroquia de San Juan. En el conjunto urbano de HuarteAraquil. Parroquia de San Juan de Huarte-Araquil, 1987. 328
  • 292. M O N TA Ñ A D E N A VA R R A ( N A VA R R A ) Floristán Samanes, A., Gran Atlas de Navarra. Caja de Ahorros de Navarra, Pamplona, 1986. Floristán Samanes, A., Geografía de Navarra. Diario de Navarra. Pamplona, 1995. García, C., Cuencas Prepirenaicas, CEDERNA-GARALUR y otros, 2002. Huarte Lerga, J.V., Estudio del léxico de la casa en los dialectos vascos de Navarra. Gobierno de Navarra. Departamento de Educación y Cultura. Pamplona, 2003. Iribarren, J.M., Vocabulario Navarro. Diario de Navarra. Pamplona, 1997. Jimeno Jurio, J.M., Caminos de Santiago a través de Navarra. Diario de Noticias. Pamplona, 2004. Jimeno Jurio, J.M., Diccionario histórico de los municipios de Navarra Tomos I y II. Diario de Noticias. Pamplona, 2004. Leránoz E. y Zelaia P., Patrimonio rural pirenaico. Tejedores de espacios, constructores de historias. CEDERNAGARALUR y Consorcio Turístico del Pirineo Navarro. Leoncio, U., Geografía humana de Navarra: la vivienda. Aramburu. Pamplona, 1929. – La Casa Navarra. Espasa-Calpe. Madrid, 1929. – Geografía de Navarra: texto explicativo del atlas geográfico de Navarra. Imprenta y librerías Emilio García Enciso. Pamplona, 1931. – Una geografía de Navarra: investigación sobre las residencias humanas de Navarra, 1959. Martinena, J.J., Navarra, castillos y palacios. Caja de Ahorros de Navarra. Pamplona, 1980. Pérez Ollo F., Ermitas de Navarra. Caja de Ahorros de Navarra. Pamplona, 1983. Pérez Ollo, F., Lugares, ermitas y personajes. Diario de Navarra. Pamplona, 2003. Ortzadar Euskal Folklore Taldea, 1995, SUKIL I, Cuaderno de Cultura Tradicional, Pamplona. – SUKIL III, Cuadernos de Cultura Tradicional. Pamplona, 2000. Ulibarrena Iroz, O, Arte y decoración tradicional. Editorial Láser. Pamplona, 1985. Notas 1 2 De Yrizar J., Las Casas Vascas. Este capítulo basa gran parte de su información en la colección de libros de Geografía de Navarra del autor A. Floristán Samanes. 3 Zabalza Seguín, A., “La vecindad” en Etnografía de Navarra. 4 Cuadernos de etnografía. 5 Entrevista en Sunbilla. 6 Etnografía de Navarra. 7 Arraiga Frauca, J., Religiosidad Popular. 8 Caro Baroja, J., La Casa Navarra. 9 Urabayen, L., La Casa Navarra. 10 Entrevista en Urroz y Uharte-Arakil. 11 Entrevista en Urroz. 12 Prieto Vinagr, J. J., Etnografía de Navarra. 13 Diario de Navarra. 329
  • 294. Comarca de Los Pedroches CÓRDOBA, ANDALUCÍA Mónica Alonso Morales
  • 296. Si hasta hace poco era frecuente encontrar numerosos estudios de arquitectura monumental, la tradicional, en su aspecto más humilde y cotidiano, ha permanecido casi inédita. Por esto, en las sucesivas páginas, nos adentraremos en otras épocas, a través de los testimonios de los habitantes de la comarca de Los Pedroches que, generosamente, nos han permitido conocer las formas de construcción, usos, costumbres, etc., y por medio de las investigaciones que se han realizado de esta zona. Estas personas nos han enseñando a conocer y a amar una arquitectura tradicional que es y debe seguir siendo la herencia de nuestros antepasados pedrocheños. No hemos pretendido hacer una sinopsis de los diecisiete pueblos y las culturas históricas que se han asentado en esta comarca, sino investigar y describir cómo construían, los materiales utilizados, las técnicas... y, según esto, qué influencia han recibido y qué elementos y estructuras se mantienen. Además, hemos pretendido reflejar algunos aspectos de la vida cotidiana de quienes han vivido y siguen morando en esta singular y extensa comarca, de sus actividades y su forma de subsistir. de unos 3.600 Km2 de extensión, siendo la comarca más extensa de la provincia de Córdoba. Está conformada por diecisiete municipios que acogen a más de 58.000 habitantes: Alcaracejos, Añora, Belalcázar, Cardeña, Conquista, Dos Torres, Fuente la Lancha, El Guijo, Hinojosa del Duque, Pedroche, Pozoblanco, Santa Eufemia, Aproximación al territorio de Los Pedroches La Comarca de Los Pedroches se encuentra situada al norte de la provincia de Córdoba, en las estribaciones septentrionales de la Sierra Morena cordobesa. Ocupa un vasto territorio 333
  • 297. A R Q U I T E C T U R A T R A D I C I O N A L Y E N TO R N O C O N S T R U I D O Torrecampo, Villanueva de Córdoba, Villanueva del Duque, Villaralto y El Viso. Estos diecisiete municipios conforman una unidad ecológica y cultural que otorgan a la comarca de Los Pedroches la consideración de constituir una auténtica comarca natural 1, demarcada por unas peculiaridades físicas, que además de dotar de una fuerte personalidad a este territorio respecto a la provincia de Córdoba, han influido en la configuración de sus rasgos culturales. Una de las características que más ha marcado la singularidad cultural de Los Pedroches ha sido la percepción de lejanía y aislamiento que sus habitantes experimentaban con respecto a Córdoba y al resto de Andalucía. Si bien la distancia real existente entre la capital y la comarca no es excesiva2, el recorrido que había que realizar –salvando las irregularidades de Sierra Morena– resultaba fatigoso y largo. Aunque administrativamente la comarca ha permanecido vinculada a lo largo de su historia a la provincia de Córdoba, su ubicación geográfica y características físicas diferenciadas acentuaban esa sensación de aislamiento, siendo físico y cultural. Por el contrario, la mayor semejanza paisajística y de explotación de los recursos del terreno con respecto a sus comarcas vecinas no andaluzas han contribuido a establecer fuertes vínculos intercomarcales entre Los Pedroches y la comarca extremeña de la Serena y la manchega de la Alcudia. La semejanza de sus paisajes y las similitudes de muchas de sus respuestas culturales, en cuanto a la resolución de las necesidades vitales (arquitectura, gastronomía,...) con los pueblos extremeños y castellanos, difiere de la concepción generalizada, y a veces tópica, de la Andalucía del Valle del Guadalquivir. Esta situación geográfica de Los Pedroches, como zona intermedia entre Andalucía, Castilla y Extremadura, acentúa su carácter de frontera histórico-cultural. Circunstancia propicia para participar de rasgos propios de cada una de estas tres regiones. Otra característica fundamental en el desarrollo histórico de la comarca ha sido su condición de paso obligado en las antiguas comunicaciones entre la Meseta y Andalucía Occidental3. Para algunos estudiosos de la comarca esta circunstancia se daría desde la prehistoria 4, aunque fue durante el periodo califal cuando esta condición de lugar de tránsito adquiere mayor relevancia, puesto que el camino que unía Córdoba y Toledo, dos ciudades de marcado protagonismo en el momento, atravesaba a lo ancho Los Pedroches. Este camino aprovechaba en parte una antigua calzada romana y era imprescindible en el desplazamiento de las zonas atlánticas y levantinas con el eje central de la Península. Prueba de ello son los distintos caminos viejos que aún hoy pueden identificarse, como la calzada romana de Santa Brígida, en Dos Torres; o las numerosas vías pecuarias, como la Cañada Real Soriana y la Cañada Real de la Mesta, testigos de la trashumancia y el transporte de mercancías de unos lugares a otros. Y, por supuesto, las posadas y fondas que daban cobijo a los transeúntes y sus caballerías, como la Antigua Posada del Moro en Torrecampo. Los restos arqueológicos encontrados en los yacimientos existentes en la comarca de Los Pedroches constatan la presencia de grupos humanos desde épocas muy antiguas. No obstante, existen muy pocos estudios históricos que permitan seguir con exactitud el rastro de pervivencia de estas primeras comunidades hasta la Reconquista. Si bien se sabe que las actividades ganaderas y mineras constituían desde un principio la base económica de este territorio. Tras la reconquista y repoblación cristiana, de la que se sabe que su comienzo fue a finales del s. XIII, tiene lugar una reorganización administrativa en la zona que dará lugar a la aparición de tres subcomarcas históricas que marcarán la evolución histórica de Los Pedroches: 334
  • 298. COMARCA DE LOS PEDROCHES (CÓRDOBA, ANDALUCÍA) • El Condado de Santa Eufemia. • El Condado de Belalcázar. • Las Siete Villas de Los Pedroches. permanecieron siempre dependientes de la jurisdicción de la ciudad de Córdoba. La unión y la fuerza de este condado de realengo frente a las amenazas señoriales se basaba en el mantenimiento de un único término jurisdiccional que perduró hasta 1909, así como el aprovechamiento y disfrute comunal de unas vastas propiedades, entre las que destacan: las dehesas de la Jara, la de Ruices y la dehesa de Navas del Emperador. El hecho de gestionar y compartir el principal recurso natural, la dehesa, marcó fuertemente los vínculos políticos de estas Villas. Aún hoy día, en la ermita de Piedrasantas, en el municipio de Pedroche, se pueden ver algunos de los bancos en los que se sentaban las autoridades de estos municipios en las reuniones donde se trataban los temas relativos a los bienes comunales que estos siete municipios compartían. La fundación del municipio de Conquista data del s. XVI. En sus inicios estuvo sujeto a Pedroche, pero en el siglo XVII alcanza su máximo esplendor, llegando a ostentar el título de ciudad. Lo mismo que otros pueblos de la zona, estuvo bajo la jurisdicción de los Marqueses del Carpio, y será en el siglo XIX cuando posea término municipal propio. Y, por último, el municipio de Cardeña, que es el último en crearse en la provincia de Córdoba en 1930, tras segregarse del municipio de Montoro y constituir el suyo propio. Los dos primeros condados son de señorío, mientras que la tercera es de realengo. El Condado de Santa Eufemia, que comprendía los municipios de Santa Eufemia, El Guijo, El Viso y Torrefranca, surge en 1293, cuando el concejo cordobés hace donación a Fernando Díaz Carrillo de la Villa de Santa Eufemia y cien yugadas de tierra pertenecientes al alfoz de la capital. Una donación confirmada por Sancho IV, en recompensa por haber arrojado de esas tierras a un grupo de golfines. La comarca se había convertido en zona de refugio para salteadores. Este hecho propició la creación de este Condado, ya que por sus tierras transcurría una de las principales vías de comunicación en el transporte de mineral desde Almadén hasta Córdoba y Sevilla, la Vía del Azogue, que unía comercialmente Almadén con Córdoba y corresponde al actual trazado de la C-411. El Condado de Belalcázar se originó en 1445, cuando Juan II concede al maestre de la Orden de Alcántara, Don Gutierre de Sotomayor, las Villas de Gaete (Belalcázar) e Hinojosa del Duque. También pertenecían a este condado las villas de Villanueva del Duque y Fuente la Lancha. Las Siete Villas de Los Pedroches, capitalizada por Pedroche, albergaba además a los municipios de Torremilano, Torrecampo, Pozoblanco, Villanueva de Córdoba, Alcaracejos y Añora. Territorios que escapan al proceso señorializador propio de la reconquista. Esta circunstancia tal vez se debió a la mayor despoblación y pobreza de sus tierras. Estas siete villas, salvo durante el periodo de tiempo que pertenece al Marqués del Carpio (1660-1747), Paisaje y medio natural La Comarca de los Pedroches, popularmente llamada Valle de los Pedroches, valle que los árabes llamaron Fahs al-Ballut, Valle de las Bellotas, no es más que una amplia llanura con suaves colinas producto de la erosión del batolito sobre el que se asienta una gran banda de granito que se extiende desde Extremadura a Jaén. 335
  • 299. A R Q U I T E C T U R A T R A D I C I O N A L Y E N TO R N O C O N S T R U I D O gada al sector agroganadero. En cuanto a su producción agrícola destaca el cultivo de secano, esencialmente el cultivo del cereal, destinado en su mayoría al forraje para ganado. Una producción que caracteriza el paisaje del área más occidental de la comarca. En menor medida, se da también el cultivo del olivar, dejando su impronta en el paisaje, como el predominante en la Sierra de Pozoblanco. Pero sin duda, la principal actividad económica pedrocheña se centra en la ganadería, explotándose en este sector las especies bovina, ovina y porcina, destacando la cría del cerdo ibérico en explotaciones extensivas, alimentado con bellotas. La importancia de este sector es lo que potencia la relevancia de las industrias agroalimentarias en la comarca. El impulso que ha experimentado el sector ganadero en las últimas décadas ha servido de contrapeso ante la desaparición de otros sectores económicos, como el de la minería, que en su día fue clave en el desarrollo de la comarca. Además de la extracción de granito, muy abundante en Los Pedroches, existían en la comarca numerosas explotaciones mineras. Ejemplo de éstas son las minas de plomo y plata de El Soldado y Las Morras de Villanueva del Duque. La explotación minera supuso para esta comarca la creación de una línea férrea de vía estrecha, que desde Peñarroya hasta la provincia de Ciudad Real, casi atravesando el norte de la provincia de Córdoba, incentivaba las comunicaciones de Los Pedroches con Córdoba y, en consecuencia, con el resto de Andalucía y España. La vía férrea, además de permitir el tránsito de mercancías, fomenta y facilita la exportación de ganados, lo que permitió el auge de la cabaña pedrocheña en el mercado regional y nacional. Testigos de la importancia que tuvo este nuevo transporte son las numerosas estaciones y apeaderos que la jalonaban, como la estación de El Soldado, en el municipio de Villanueva del Duque. Panorámicas de la Comarca de Los Pedroches desde el Castillo de Santa Eufemia. La llanura de Los Pedroches queda delimitada por diversas sierras: al norte, la Sierra de Santa Eufemia; al sur, por Sierra Morena, donde predomina el olivar ecológico y el monte bajo. Y en el sector oriental de la comarca, limitando con la provincia de Jaén, se encuentra el Parque Natural de la Sierra de Cardeña y Montoro, donde el manejo tradicional de la dehesa y la existencia de grandes fincas orientadas a la caza mayor –ciervo y jabalí–, fundamentalmente, y a la caza menor han favorecido la permanencia de especies animales muy amenazadas, como el águila imperial, el lince ibérico y el escasísimo lobo. El paisaje más característico, sin lugar a dudas, de Los Pedroches es la dehesa. Casi un 60% de la superficie de la comarca está ocupada por la dehesa, convirtiéndose en una de las dehesas de encinar más extensas y mejor conservadas de Europa. Y este paisaje de dehesa es el más perceptible en el sector oriental de la comarca. La dehesa, producto de la intervención del hombre sobre el medio natural, constituye un paisaje cultural donde prima el equilibrio entre la explotación de las personas y la conservación de los recursos naturales, permitiendo el mantenimiento de su nutrida cabaña ganadera: bellotas para el engorde del cerdo ibérico y pasto para el resto de ganado. La economía de Los Pedroches está fuertemente li- 336
  • 300. COMARCA DE LOS PEDROCHES (CÓRDOBA, ANDALUCÍA) Organización del espacio urbano La trama urbana de estos pueblos sigue un esquema similar. En torno a una plaza principal que se convierte en el espacio socializador por excelencia y articulador de los edificios públicos, políticos y económicos, giran las diversas calles que a modo de radios de trazos tortuosos van configurando los distintos cascos urbanos. En la plaza se sitúan las principales iglesias, los ayuntamientos, las audiencias y las casas de las familias más pudientes y grandes propietarios de estas villas. Son fácilmente apreciables las zonas céntricas ocupadas por las “casas de los ricos”, casas que eran y siguen siendo conocidas por los apellidos de sus moradores, como la casa solariega de los Trucios, en Pedroche, la casa de los Velardes, en Añora, o la casa modernista de Don Pedro García, en Pozoblanco. Desde la lejanía son divisadas las torres de las iglesias, alrededor de las cuales el pueblo se abre formando una gran mancha de tejados rojizos y paredes blancas, el perfil característicos de los pequeños pueblos de Los Pedroches. En torno a ese espacio central va surgiendo todo un enramado de calles, que van tomando anchura y largura en sus extremos, hasta conformar los nuevos trazados de calles, parques y equipamientos. En las zonas y calles más periféricas de los pueblos se encontraban las casas pertenecientes a las clases trabajadoras, que ya han quedado traspasadas por las zonas de viviendas de nueva construcción. Y en las afueras, aprovechando el margen de los ríos y arroyos, era habitual encontrarse construcciones dedicadas a la producción de determinados materiales, como los tejares o las canteras de granito. Entre los factores que más influyen en la ordenación y ubicación espacial de los municipios cabe señalar la presencia de arroyos, ríos o manantiales de los que el pueblo se surtiría de agua. Y, por supuesto, la existencia de vías Calle San Agustín. Hinojosa del Duque. de comunicación, el factor principal en la formación y creación de casi todos los pueblos de Los Pedroches. Circunstancia que hasta el siglo XIX será clave en la potencialización y mantenimiento de su economía y su desarrollo sociocultural. A partir del siglo XVIII toma fuerza la tendencia de buscar nuevas rutas de conexión entre Andalucía y el centro de la Península Ibérica, y será en el siglo XIX cuando se consolida la nueva ruta de acceso a Andalucía a través del paso de Despeñaperros, buscando nuevos trazados de carretera y líneas férreas. Este hecho significó un duro golpe en el desarrollo comarcal, ocasionando un fuerte estancamiento propiciado sobre todo por el abandono de la industrial textil, que desde el s. XVI había constituido una importante fuente de riqueza para la comarca y el declive de la producción minera. Desde ese momento, la actividad agropecuaria se convierte en la principal y casi exclusiva base económica de la Comarca. 337
  • 301. A R Q U I T E C T U R A T R A D I C I O N A L Y E N TO R N O C O N S T R U I D O Estación del Soldado. Villanueva del Duque. Plaza de España. (Iglesia de San Miguel). Villanueva de Córdoba. El estancamiento de las vías de comunicación fue ocasionando un aislamiento geográfico que no será superado hasta la segunda mitad del s. XX. En la actualidad la creación de nuevos trazados de carretera entre Córdoba-Badajoz y Córdoba-Almadén ha mejorado notablemente las comunicaciones, reduciéndose el tiempo y distancia empleados en el viaje hacia la capital. En ocasiones, el grado de conservación de estas plazas y la belleza de los edificios que las delimitan es tal que se convierten en escenarios naturales en las representaciones de obras y pasajes históricos, como es la celebración del Auto de los Reyes Magos de El Viso, o la representación de la obra teatral La Vaquera de La Finojosa, en honor al Marqués de Santillana (s. XV), en Hinojosa del Duque. La plaza y sus edificios potencian episodios históricos que conforman parte de la identidad cultural de estos pueblos. En estos espacios tenían y tienen lugar los mercados ambulantes, la celebración de las vaquillas, las hogueras de la candelaria, etc. Un sinfín de acontecimientos festivos y celebraciones que las convierten en el corazón de la vida social y económica de los pueblos. En Hinojosa del Duque y Pozoblanco –municipios con mayor peso económico y social de la comarca– tenían lugar alrededor de los abrevaderos principales las ferias de ganado, que congregaban a gran número de ganaderos, tratantes y vecinos en general. En la actualidad, se sigue celebrando anualmente la feria de ganado de Pozoblanco, una muestra de reconocido prestigio en la que se dan cita ganaderos de todo el territorio nacional que compiten por obtener las distinciones que reconocen la calidad de sus reses y ganaderías. Evento que tiene lugar en un moderno recinto ferial. Espacios públicos abiertos Las plazas quedan insertas en los centros urbanos de estos pueblos. Son espacios amplios, aglutinadores de la vida social y económica. En ellas desembocan las principales calles del pueblo, cuya toponimia ya indica la relevancia de la vía respecto al conjunto de calles, calle Mayor, calle Real,… Las iglesias y ayuntamientos son las edificaciones que presiden estos espacios, además de otras construcciones públicas y privadas; sus bares, tabernas y casinos convierten a las plazas en lugares idóneos para pasear y encontrarse con amigos, convirtiéndose en los espacios más concurridos de cualquier municipio. De la iglesia principal, y por tanto de la plaza, salen todas las procesiones y demás celebraciones religiosas que tienen lugar a lo largo del año (Semana Santa, Corpus Christi, las romerías de los patrones y santos venerados...). 338
  • 302. COMARCA DE LOS PEDROCHES (CÓRDOBA, ANDALUCÍA) otros municipios–, solía hacer parada antes de llegar al pueblo en alguna cruz de granito de la vereda que accede al pueblo, enfatizando la llegada al municipio. La popularidad y simbolismo de algunas de estas cruces es tal que son conocidas con nombre propio. El lugar público cerrado Son muchas las edificaciones vernáculas que han tenido y tienen un uso público, entre las más importantes que nos podemos encontrar en Los Pedroches, cabe señalar: Los Ayuntamientos, que en muchos pueblos ocupan edificaciones de las más antiguas que se conservan, y aunque han experimentado numerosas intervenciones para adecuarlas a sus necesidades administrativas y políticas, su aspecto exterior, e incluso parte de la estructura original, sigue conservándose. La importancia de los asuntos tratados en estos inmuebles queda reflejada en su arquitectura. Ocupan solares situados en las plazas mayores de los pueblos; sus fachadas, de sillares de granito, son austeras y con apenas ornamentación. Tan sólo la portada de entrada o algún escudo heráldico del municipio o familia noble, situado encima de la puerta de entrada o coronando el atrio del segundo piso. Los vanos de la primera planta, a los lados de la puerta de entrada, son de tamaño considerable, rematados por rejas de forja o las rejas carceleras. La segunda planta suele presentar balcones o balcón corrido, desde donde se vislumbra toda la plaza del pueblo. En su cubierta, generalmente a dos aguas, no falta la torre del reloj, coronada por campanas de hierro fundido y, sobre éstas, una veleta, estos relojes suelen ser del siglo XIX. La importancia de estos relojes municipales era fundamental para la población rural, donde el tiempo era medido por la incidencia de la luz solar. Ermita de San Bartolomé. Dos Torres. Otro espacio de encuentro lo constituyen los alrededores de algunas ermitas urbanas. Los poyetes de mampostería anexos a sus paredes son asientos privilegiados desde donde se puede observar lo que ocurre en las explanadas que las rodean, los juegos de los niños, la partida de petanca… Estas ermitas se insertan en los cascos urbanos de los pueblos o en las salidas de los mismos, marcando los puntos cardinales del casco urbano del municipio. Son lugares sagrados erigidos en honor a un determinado santo especialista en la protección y cura de diversos males (pestes, plagas del campo…) En el entorno de estas edificaciones es habitual encontrar a niños jugando, a mayores echando la partida de petanca y a mujeres que acuden a visitar a la patrona o patrono. Las que presentan mayor culto están abiertas durante gran parte del día, y es frecuente el ir y el venir de las gentes para venerar a sus titulares. Otros hitos espaciales en la ordenación urbana de los pueblos de Los Pedroches son la rica variedad de cruces de granito, que señalando los puntos cardinales en la delimitación del término municipal protegían al pueblo de cualquier mal que lo acechara. Estos elementos marcan simbólicamente la percepción espacial que la gente tiene de sus pueblos, de tal manera que en las romerías, cuando un pueblo trae a la imagen que venera desde el santuario rural –que puede ser compartido por 339
  • 303. A R Q U I T E C T U R A T R A D I C I O N A L Y E N TO R N O C O N S T R U I D O La función que cumplían los pósitos es la que tendrán los silos, que son construidos en la segunda mitad del siglo XX. Ubicados más en las afueras de los municipios solían tener tres o cuatro pisos de altura, lo que hace que su perfil sobresalga respecto a la mayoría de las edificaciones del pueblo. En cuanto a edificaciones destinadas al ocio no faltaban las tabernas, los casinos y los cines. Las tabernas, situadas en los bajos de alguna casa, eran punto de reunión de los hombres trabajadores del pueblo. La decoración de las tabernas era sencilla: mesas de madera y banquetas donde se jugaba la partida y la barra donde se tomaban las copas. Las mujeres no acudían a las tabernas, si lo hacían para comprar algo utilizaban los portillos de la puerta o una segunda puerta de entrada que tenía el establecimiento donde se vendía vino, pan u otros productos. Los hombres con profesiones liberales y grandes propietarios se reunían en los casinos, edificios ubicados en plazas y calles principales. Ocupaban edificaciones singulares, de dos plantas. Entre sus instalaciones estaban la biblioteca y el salón de reuniones, donde se celebraban charlas, exposiciones… Estas habitaciones disponían de mobiliario completo, acorde con las actividades que allí se realizaban, sillones cómodos, lámparas de cristal, tapicerías y cortinas a juego, etc. Las paredes se solían pintar en tonos claros, con motivos paisajísticos en los lunetos de las bóvedas o en las terminaciones de las paredes. Los cines, a los que acudían jóvenes y mayores a ver la película semanal, solían encontrarse en antiguos caserones, palacios o, como en el municipio de Dos Torres, en iglesias que habían dejado de estar consagradas para dedicarlas a otros usos. Otras edificaciones de interés arquitectónico e importancia social eran las iglesias, las ermitas y los conventos, inmuebles de carácter Fachada del Ayuntamiento de Villanueva de Córdoba. Municipios como Villanueva de Córdoba aún conservan el arca donde se guardaban los caudales de la villa, que se abría con tres llaves que estaban en manos de tres personas diferentes, de las que se requería su presencia física cada vez que se abría. Otras edificaciones situadas anexas o muy cercanas a los Ayuntamientos eran las audiencias y las cárceles, aunque éstas podían estar insertas en el mismo edificio del Ayuntamiento. Reflejo de la importancia que tenían estas instituciones en el gobierno del municipio son la antigua audiencia de Villanueva de Córdoba y la antigua cárcel de Dos Torres, esta última ha sido destinada para usos múltiples. Los Pósitos, que han quedado insertos en las calles del pueblo, eran edificaciones sólidas que tenían por finalidad guardar el grano y productos que la comunidad consumiría de un año para otro. Son construcciones de una sola planta pero de altura considerable. Sus gruesos muros y enormes pilares que sustentaban bóvedas de arista sostenían la presión del peso del grano almacenado. En sus puertas eran habituales las rampas que daban acceso a los carros cargados y sus ventanas de pequeño tamaño para evitar la entrada de animales que pudieran atacar la mercancía. Muchas de estas edificaciones se han recuperado y transformado en otros servicios, como bibliotecas o salas de exposiciones. 340
  • 304. COMARCA DE LOS PEDROCHES (CÓRDOBA, ANDALUCÍA) religioso de importante significación social en la vida de una comunidad. Las iglesias situadas en los lugares más emblemáticos de los pueblos son los edificios de mayor protagonismo arquitectónico. La belleza monumental e importancia histórica de estos inmuebles justifica su inclusión en los catálogos históricos artísticos autonómicos y estatales. Además de las iglesias, otras construcciones religiosas de notable interés histórico artístico son los conventos. En Los Pedroches destacan por su monumentalidad en el municipio de Belalcázar el convento de Santa Clara y el de los Cinco Mártires de Marruecos; en Hinojosa del Duque y Pedroche, los conventos de las Concepcionistas. En la comarca nos encontramos con más de cuarenta ermitas dispersas por los municipios y los caminos rurales. Las más antiguas son de estilo mudéjar serrano, de finales del siglo XIII o principios del XIV. Suelen ser ermitas de una sola nave, con solerías de barro cocido, gruesos muros de mampostería, que apoyan en su exterior en varios pilares laterales, y cubiertas a dos aguas que apoyan en arcos fajones de ladrillo que salen de los muros de carga. Algunas de estas ermitas reciben devoción supracomunal. Son ermitas insertas en dehesas y parajes cuyo aprovechamiento natural era compartido por varios pueblos. Estas ermitas situadas en terrenos comunales simbolizan el usufructo conjunto del que hacen gala los pueblos que veneran la imagen. Ejemplos de esta tipología de ermita rural son la ermita de la Virgen de Guía, en el municipio de Villanueva del Duque, a la que rinden culto cinco pueblos de la Comarca –Hinojosa del Duque, Fuente la Lancha, Villanueva del Duque, Alcaracejos y Dos Torres–, y la ermita de la Virgen de Luna, que comparten los municipios de Pozoblanco y Villanueva de Córdoba. La pugna entre estos pueblos por poseer más tiempo en sus municipios a la imagen, y los rituales de Soportales Plaza de la Villa. Dos Torres. traída y llevada de la Virgen a su ermita son de enorme belleza y complejidad simbólica. Estos santuarios supracomunales eran hitos neutrales en la pugna por conseguir el derecho a explotar los recursos naturales de las dehesas de la comarca de Los Pedroches, y aunque en la actualidad la función originaria de estas ermitas se haya diluido en el tiempo, los rituales en torno a ellas se siguen practicando con fervor y con la participación de muchos vecinos emigrados a otros lugares, que regresan al pueblo para festejar la romería de su pueblo. Organización del espacio rural Una de las características que más identifica el paisaje rural de Los Pedroches son las cercas de mampostería de granito que delimitan las diferentes propiedades. Y aunque existen grandes extensiones de tierra en manos de un solo propietario, por lo general los terrenos de dehesa, los dedicados al cultivo del cereal y los ruedos de los pueblos dedicados a huertas han estado repartidos en manos de medianos y pequeños propietarios. Las desamortizaciones llevadas a cabo en el siglo XIX, la de Mendizábal en 1836 y la de Madoz en 1855, ocasionaron la venta de terrenos eclesiásticos y comunales, algunos de los cuales fueron a parar a manos de terratenientes y de colectivos organizados en sociedad, otros fueron adquiridos 341
  • 305. A R Q U I T E C T U R A T R A D I C I O N A L Y E N TO R N O C O N S T R U I D O Paisaje de las afueras de Villanueva de Córdoba. Dintel de casa Dos Torres. por jornaleros y trabajadores por cuenta ajena que se convirtieron en propietarios de pequeñas parcelas de terreno. Esta circunstancia originó una nueva parcelación de los terrenos que no en todos los municipios reciben el mismo nombre: suerte, acción, quintos, quiñones, lotes, decenarios y rajas5. La colocación de las piedras requería sabiduría para montar las hileras de mampuesto para que éstas trabaran bien, aunque en ocasiones se empleaba algún tipo de argamasa para sujetar las piedras. Los cercados de piedra requerían la reparación constante de las aperturas que se producían en el muro por el salto de un animal o cualquier inclemencia del tiempo, roturas que son conocidas como portillos. placas conmemorativas son bastante recientes, a lo sumo de primeros del siglo pasado. En el municipio de Santa Eufemia, punto más septentrional de la provincia de Córdoba, nos encontramos con la antigua Puerta de Córdoba o Puerta de la Villa, como se la conoce popularmente. Su portada, de finales del siglo XV, de arco de herradura rebajado, flanqueada por columnas de trazo gótico, daba acceso al recinto amurallado de la Villa. Es habitual encontrar tanto en viviendas tradicionales como en las de nueva construcción la presencia de hornacinas en las fachadas de las casas, dedicadas a la patrona de la localidad o cualquier otra Virgen de veneración popular. Muchas de las hornacinas suelen estar talladas en lanchas de granito, sobresaliendo escasamente de la fachada. En ocasiones quedan rematadas por una pequeña cornisa, pero siempre acordes con la composición y materiales de las fachadas. Pero tampoco es extraño encontrar otras realizadas con azulejos pintados que son cubiertos por pequeños tejadillos, realizados en teja vidriada o granito, que sobresale de la fachada. La composición en ocasiones queda rematada a los lados con farolillos de forja que iluminan de noche la imagen. Entre el mobiliario más tradicional que abundaba en estos municipios destaca todo el conjunto de elementos pertenecientes a la arquitectura del agua (fuentes públicas, abreva- El mobiliario urbano En general las calles y entramado urbano de los pueblos de Los Pedroches presentan un aspecto sobrio, con escaso mobiliario urbano añadido al paisaje de granito labrado que presentan sus fachadas. Es la monumentalidad de muchos de los dinteles de las casas tradicionales de la comarca y el equilibrio de sus fachadas lo que otorga singularidad y belleza a las calles de estos pueblos. Existen también en las calles y plazas de la comarca estatuas que conmemoran el nacimiento o paso de ilustres personajes por Los Pedroches, si bien la mayoría de estatuas o 342
  • 306. COMARCA DE LOS PEDROCHES (CÓRDOBA, ANDALUCÍA) Plaza de Santa Eufemia. elementos está originando una política de conservación y nuevo significado de estos lugares en torno a los cuales se están generando nuevos espacios de sociabilización con un nuevo mobiliario acorde a las necesidades y gustos actuales (bancos de forja, de granito, papeleras, farolas, mejora del entorno de estos elementos...). El cuidado de estos nuevos elementos en sus formas y materiales para que no desentonen en el contexto urbano es cada vez mayor. En ocasiones, hallamos una antigua maquinaria convertida en un nuevo elemento decorativo de alguna plaza o calle. Prensas de hierro fundido o molinos de piedra empleados en la trituración de la aceituna, que al caer en desuso pierden su funcionalidad productiva para adquirir una nueva como mobiliario urbano de decoración y homenaje a la tradición productiva del lugar. Pero, sin lugar a dudas, los elementos más destacables del mobiliario urbano son las numerosas y diferentes tipologías de cruces que se alzan por las calles y caminos de los pueblos. Suelen encontrarse colocadas sobre un pedestal en piedra o de mampuesto, ensalzando su presencia. Algunas se realizan únicamente de granito, y otras presentan aplicaciones de forja de gran belleza y sencillez. La funcionalidad y simbolismos de éstas son variables, dependiendo del lugar donde se encontraran. Por una parte, están las cruces que Portada típica de casa solariega. deros, pilares...). Estos elementos, además de cumplir su función originaria como instrumentos de canalización y abastecimiento de agua, presentaban formas arquitectónicas no sólo funcionales, sino monumentales y decorativas, ensalzando la belleza de estos lugares y los entornos tan significativos que conformaban, por convertirse en espacios de gran importancia en torno a una de las necesidades más básicas del ser humano, el abastecimiento de agua y la sociabilización que tenía lugar de los diferentes grupos sociales. Aunque hoy en día la función originaria de estas fuentes ha desaparecido, su monumentalidad sigue siendo indiscutible, recordándonos la importancia y singularidad que estos espacios tuvieron en un pasado reciente. Muchas de estas edificaciones, al caer en desuso, fueron olvidadas por los habitantes de estos municipios, comenzando un proceso de progresivo deterioro de las mismas. Pero, en las dos últimas décadas, el reconocimiento del valor patrimonial e identitario de todos estos 343
  • 307. A R Q U I T E C T U R A T R A D I C I O N A L Y E N TO R N O C O N S T R U I D O Pedroches se dan, como son las romerías, donde patrones y santos son trasladados desde sus ermitas rurales hasta los municipios, y la celebración de algunas fiestas como la celebraba hasta hace unos años de la despedida de los quintos. Hasta estas señales se acompañaba a los mozos que eran sorteados y debían ir al servicio militar. Especial relevancia tienen las cruces del municipio de Añora, donde el Día de la Cruz, celebrado el primer fin de semana de mayo, se viste la cruz, donde tanto las diversas cruces de granito existentes en las calles del pueblo, como otras de tamaño más reducido ubicadas en la sala de una vivienda, son vestidas y engalanadas por los vecinos de las diferentes calles. El trabajo que conlleva la preparación de la decoración de estas cruces es inmenso. Meses antes las vecinas que ponen cruz se reúnen en alguna casa vacía para ir preparando la multitud de adornos de tela, papel, flores… son las cruceras que visten la cruz. Esta tarea se realiza con suma discreción, para evitar que otros grupos de vecinas copien el modelo decorativo que lucirá la cruz ese año. Ese fin de semana las casas que han montado la cruz permanecen abiertas durante toda la noche del sábado para que vecinos y visitantes puedan admirar el trabajo realizado. Estas cruces entran en concurso en la modalidad de cruz exterior y cruz interior, premiándose la que presente mejor decoración y mayor originalidad. Cruz de delimitación. están ubicadas dentro del casco urbano, por lo general indicando la presencia de una ermita o edificio sagrado o, simplemente homenajeando la cruz, como símbolo ancestral. Y las más abundantes son las cruces de delimitación del casco urbano del pueblo. Estas cruces se suelen ubicar en las afueras del municipio, indicando el comienzo del espacio no urbano, la finalización del pueblo. Como mínimo nos encontramos una por cada término cardinal, o bien en cada comienzo de camino o espacio de especial importancia. Estas cruces además de delimitar el espacio simbólico del pueblo lo protegen de cualquier mal que lo acechara. La importancia simbólica de estos elementos ha caído en desuso al igual que los lugares o caminos secundarios en los que se encontraban, en ocasiones han quedado insertas dentro del casco urbano, perdiendo su simbología como hitos de marcación del municipio. En ellas tienen lugar momentos esenciales de muchos de los rituales que en Los Las viviendas de la Comarca de Los Pedroches A pesar de la diversidad tipológica que podemos encontrar en el conjunto de viviendas existentes en Los Pedroches, marcada fundamentalmente por el periodo histórico de su construcción, la actividad productiva y la posición social de sus moradores, podemos hablar de una estructura similar en las vivien- 344
  • 308. COMARCA DE LOS PEDROCHES (CÓRDOBA, ANDALUCÍA) ha ocasionado que municipios como Dos Torres hayan obtenido la declaración de Conjunto Histórico. Las fachadas de estas casas son sobrias y equilibradas. La parte inferior de la casa se cubre con un zócalo de granito que llega hasta el arranque de la ventana. El resto de la fachada se encala de blanco o bien deja a la vista los bloques rectangulares de granito con las juntas blanqueadas con cal, las llamadas fachadas de tiras, un tipo de fachada muy característica de la comarca en la que nos encontramos y que abunda esencialmente en el municipio de Añora, hallando calles enteras con este tipo de fachadas. Orientación de las viviendas La orientación más valorada en las viviendas de la comarca son las casas que miran de saliente a poniente, es decir, aquellas en las que su puerta principal está orientada al este, y su puerta trasera, que da acceso a la zona de labor, se orienta hacia el oeste. Esta orientación es la que presentan las edificaciones rurales, aunque en los pueblos será la trama urbana la que condicione la orientación de las casas. Los Pedroches posee un clima Mediterráneo subhúmedo, con rasgos continentales, que se caracteriza por una marcada oscilación entre temperaturas invernales y estivales. Esta circunstancia hace que tanto los materiales empleados en la construcción como la forma de disponerlos esté orientada a lograr un buen aislamiento de las viviendas, para conseguir que éstas sean cálidas en invierno y frescas en verano. Para ello es imprescindible que la vivienda cuente con unos buenos muros, de fábrica sólida y lo más anchos posible, y una buena techumbre de madera recubierta por tiguillos y mucha retama o chamizo. Las tejas deben estar bien asentadas con barro. Siempre que se podía, se empleaba la piedra en la reali- Cuerpo de casa y vereda de paso. das tradicionales urbanas. Ésta viene definida por la doble funcionalidad que poseían las viviendas como lugares de habitabilidad y labor. Si bien, el abandono de sistemas de producción y actividades tradicionales conlleva la consiguiente pérdida de usos y formas arquitectónicas vernáculas. Proceso que desde la época de los años cincuenta es fácilmente apreciable tanto en el ámbito urbano como en el rural. Sin embargo, la proliferación de nuevas tipologías constructivas, concentradas fundamentalmente en las nuevas zonas de expansión de los municipios, no desluce disfrutar del paisaje que conforma la alineación de estas viviendas tradicionales caracterizadas por la sobriedad y sencillez de sus fachadas, donde ventanas y puertas quedan rematadas por las piedras de granito, que en ocasiones lucen dinteles con motivos y escudos heráldicos que nos hablan de los orígenes hidalgos de los moradores de estas casas. Son señas arquitectónicas que acentúan esa identidad cultural de Los Pedroches, motivo que 345
  • 309. A R Q U I T E C T U R A T R A D I C I O N A L Y E N TO R N O C O N S T R U I D O Fachada de Tiras. Añora. Fachada de Cortijo. Belarcázar. zación de la mampostería de la casa, al menos en la planta baja. El uso de este material hace las edificaciones más sólidas y protege de las humedades del suelo. El tapial, por lo general, se empleaba en los tramos más altos de la vivienda. En este sentido también tenía mucha importancia el tamaño de las ventanas de la casa. Por lo general, éstas no debían de ser muy grandes, más bien de tamaño pequeño para que en el invierno el aire frío del exterior de la casa no penetrara en ella y la enfriara; y en verano el aire cálido no calentara su interior, que gracias al grosor de muros se solía mantener fresco. Si bien el uso de los vanos de la vivienda como medida climatizadora de la casa se ve alterado por la incursión de modas modernistas de primeros de siglo XX, en las que se imponen grandes ventanales rematados de rejería de forja realizada con gran variedad de formas y riqueza ornamental. una mayor ruptura con las formas tradicionales de construcción. Este hecho motiva que en la mayoría de edificaciones actuales predomine una combinación de ambos tipos de materiales, tradicionales y nuevos. Los materiales que tradicionalmente se usaban en la edificación eran: La piedra de granito, elemento empleado tanto en la mampostería de paramentos, como en toda la fachada de la casa: zócalos, dinteles y jambas de puertas y ventanas. El uso del granito labrado y regular es una de las características más definitorias de la arquitectura de Los Pedroches. Y es que la existencia del batolito de granito sobre el que se asienta gran parte del territorio de esta comarca hacía muy abundante la existencia de canteras de este material, siendo el oficio de picapedrero uno de los más abundantes en esta zona. Por lo general, al cantero se le encargaba la extracción de piedras comunes, piedras de agujas (piedras de granito con una longitud aproximada de un metro, metro y medio y una anchura de unos veinte centímetros, a modo de pilar) y piedras de codal (más anchas y cortas que las anteriores y sobre las que montaban las agujas). Las agujas y el codal eran empleados en la construcción de las esquinas de la casa. La cal, obtenida de las piedras calizas tras ser expuestas al fuego y reducidas posteriormente a un polvo muy fino, se utilizaba tanto Materiales constructivos Una de las características definitorias de la arquitectura tradicional es que los materiales constructivos, en su mayoría, son extraídos del entorno más inmediato. Actualmente el desarrollo de los transportes, la aparición de nuevas técnicas de construcción y la estandarización de los materiales constructivos debido a la producción industrial de éstos, marca 346
  • 310. COMARCA DE LOS PEDROCHES (CÓRDOBA, ANDALUCÍA) para encalar fachadas e interiores de las casas como para ser mezclada con arena. Con la mezcla resultante se unían los otros materiales, ya que con el tiempo se endurecía de tal modo que tomaba la consistencia de la piedra. La cal, por su propiedad impermeabilizadora, también era muy valorada, su uso servía para retener las humedades que se pudieran dar en los paramentos interiores y exteriores de las casas. La arena era otro material empleado en la construcción, esencialmente en las argamasas y morteros. El yeso era usado en el enlucido de muros y techos. Hoy día este material se ha sustituido por el cemento. La madera, empleada en los entramados, las vigas, puertas, ventanas..., se obtenía de encinas, olmos, olivos, álamos y otras especies arbóreas de la zona, así como rollos de pino procedentes de otras zonas que eran adquiridos en los almacenes de construcción. Otros materiales muy empleados en las construcciones eran el cañizo o el enramado de jara, cerezo u otros arbustos. Elementos empleados en la cubrición de los techos, la mayoría de las veces solos, quedando vistos en el interior de las cámaras, y a veces usados junto con el yeso. En algunas ocasiones se llega a utilizar la roca de granito aflorante como elemento sustentante de algún muro de la construcción. La casa se construía bajo la dirección del maestro albañil, siguiendo el pequeño croquis que se trazaba para disponer los diferentes espacios de la casa según las posibilidades del solar y necesidades del propietario. La estructura de estas viviendas viene caracterizada por su funcionalidad, siendo la actividad agroganadera, imperante en la comarca, la que ha marcado la forma y necesidad espacial de éstas: viviendas con grandes puertas de entrada, suelos preparados para el paso de las bestias, los corrales, zahúrdas, cuadras, paja- res, cocinas de matanza..., cámaras con trojes para almacenar el grano y los diferentes productos alimenticios serán la norma habitacional de estas casas. Nos encontramos con unas viviendas en las que sus elementos arquitectónicos están claramente influenciados por su función. Técnicas constructivas Lo primero que se levantaba eran, con la ayuda de las plomadas, las esquinas de la vivienda. Posteriormente se iban levantando los testeros de la casa, empezando por la fachada. Con la ayuda de cuerdas se iba tirando un aparejo con un lecho de piedras que podía alcanzar desde los cuarenta centímetros de grosor hasta los sesenta, por lo general. Estos muros de mampostería cumplen con la función de soporte de toda la estructura, siendo mínima la cimentación de la casa. En la realización de la mampostería de los muros intervenían una pareja de albañiles, uno por cada cara de la pared, de esta forma se iba colocando la piedra y el mortero de barro a la vez. Era importante que las piedras se colocaran trabadas para asegurar la solidez del muro y que éste no abriera. La tabicación en el interior de la vivienda se hace a base de mampostería. Luego vendría la construcción de los pilares sobre los que descansarían los arcos que sustentan las bóvedas de cuatro aristas o las bóvedas de cañón haciendo lunetos que cubrirán el espacio entre crujías. Es una solución muy eficaz para sostener el enorme peso que en las cámaras, situadas en la planta superior de la casa, se llegaba a acumular, ya que era el espacio donde se guardaba el grano y demás productos agrarios. Como explicaremos, este recurso arquitectónico alcanza formas y tamaños muy variados. La complejidad y solidez de estos elementos constructivos es otra de las características que otorga identidad a las viviendas de Los Pedroches. 347
  • 311. A R Q U I T E C T U R A T R A D I C I O N A L Y E N TO R N O C O N S T R U I D O La estructura de estas casas se origina en torno a tres crujías perpendiculares a fachada. En la central, cuerpo de casa, se disponían los pilares o columnas sobre los que descansaban arcos de medio punto o rebajados realizados con ladrillo en seco y mortero de barro. El punto del arco se marcaba con la ayuda de una cuerda. Una vez ejecutados los arcos, se seguían levantando los pilares hacia la altura que alcanzaría la segunda planta, la cámara. Sobre estos pilares apoyaría parte de la cubierta de la casa. Por último se montaban los cuchillos6, la armadura de madera que sostiene la cubierta. En éstas abundan las soluciones a dos aguas, aunque también las podemos encontrar a un agua, si no hay posibilidad de que el agua vierta hacia el patio y por tanto tenga que hacerlo hacia la fachada. La solución a tres o más aguas se da más en viviendas de grandes propietarios o edificaciones públicas. En el caso del tejado a dos aguas, son armaduras de parhilera con una o dos vigas hileras de encina o rollos de madera (álamo o pino) sobre las que descansan los pares que pueden ir apoyados directamente sobre el muro o bien sobre pilares o puntales. Las cubiertas se rematan colocando entre los pares, el cañizo, aunque también abundan otros elementos como son el tablazón, tiguillos o retama, y sobre éstos, el barro para fijar las tejas árabes. Los aleros de estas viviendas no sobresalen en exceso de la fachada, lo suficiente para que el agua de lluvia no caiga sobre ésta. Los que más abundan son aleros que buscan el vuelo mediante un par de hileras de ladrillos, una de ellas colocada de forma adintelada, sobre éstos se colocaba la teja que sobresale. En las viviendas más modestas los aleros se constituyen mediante una hilera de tejas que sobresalen de la línea de fachada y sobre las que se colocan el resto de tejas. Esta hilera de tejas suele blanquearse para distinguirlas de las Monja de la chimenea. Cocina de matanzas. tejas que montan el tejado. En menor medida, otra modalidad de aleros eran los que descansaban sobre canes de madera. Esta práctica es la que más abunda en la construcción de las nuevas viviendas, donde a modo de detalle decorativo se utilizan canes realizados en piedra de granito. Por lo general, el hogar de la casa se disponía a la derecha o izquierda de la segunda crujía, ocupando toda una habitación que queda abierta, por un arco, al cuerpo de casa. Una enorme campana, que arranca del arco de entrada, sube estrechándose, buscando salida al tejado. Esta subida hacía bovedón y las paredes del tiro de la chimenea se sostenían mediante rollos de madera. El hogar permanecía encendido de la mañana a la noche, su ubicación permite distribuir el calor por toda la casa. Las chimeneas, en su parte exterior, se rematan en mampostería con formas rectangulares. Éstas pueden quedar abiertas o rematadas con un tejadillo, realizado en chapa o teja, con dos o cuatro aguas, de esta forma se evita que caiga al interior de la casa agua de lluvia, polvo... Además, la ubicación de la chimenea en la parte más elevada del tejado impedía que la vivienda se ahumase, si bien los materiales empleados en la construcción de la vivienda permitían una buena ventilación. Sobre una piedra de granito se enciende el fuego y formando ángulo recto con ésta se 348
  • 312. COMARCA DE LOS PEDROCHES (CÓRDOBA, ANDALUCÍA) disponía la monja, una pequeña pared realizada con yeso y ennegrecida con humo de pez que marcaba la salida del humo hacia el tiro de la campana. La parte baja de la monja solía ser de chapa. Con esta solución cromática se creaba todo un ambiente en esta estancia, evitando que la pared frontal adquiriera tonalidades desiguales y pardas. La monja se pintaba de pez para oscurecerla y disimular el hollín del humo. Los lados de la monja se enjalbegaban o alicataban resaltando el contraste de tonos y adquiriendo un aspecto equilibrado y pulcro. En cuanto a la pavimentación de las casas, se empleaban varios materiales: el barro cocido en losetas o ladrillos, o las baldosas de cemento prensado con estampaciones geométricas de colores. En las casas más humildes el suelo era en ocasiones una simple lechada de cemento o bien el terrizo apisonado de la tierra. Cuando los pavimentos eran de tierra y carecían de solería, en municipios como Villanueva de Córdoba, éstos se cubrían con moñiga de sol, una mezcla de estiércol de vaca y pez. Con esta mezcla se conseguía impermeabilizar la casa de las humedades que desprendía el suelo. Su mantenimiento exigía que se renovara periódicamente la mezcla, su naturaleza biodegradable la convertía en una solución un tanto efímera. El empedrado era una solución muy empleada en los espacios por los que los animales de carga transitaban, las veredas de los cuerpos de casa, los patios, corrales, etc. Las puertas, realizadas a base de tablones de madera con clavos de cabeza gorda que las adornan, por lo general son de líneas muy simples. Presentan, en la parte derecha, un ventanuco que permite la entrada de luz al cuerpo de casa sin tener que dejar las puertas abiertas, además de permitir la visión a la calle y cualquier persona que se aproximara a la vivienda. Los clavos de forja, los herrajes y llamadores otorgan distinción a estas puertas, Detalle de cerraduras. llegando a presentar verdaderos elementos artesanales. Las ventanas, también de madera, son de dos hojas. El cerramiento de las ventanas se hace con rejas de hierro, normalmente de forja de formas sencillas, enrasadas en el marco. Tipologías de viviendas La variedad de viviendas tradicionales urbanas de Los Pedroches puede clasificarse, en términos analíticos, en tres tipologías, pero tendremos en cuenta que estas tipologías no son modelos puros, sino que pueden presentar variaciones: La primera tipología de vivienda que distinguimos es la que llamaremos vivienda solariega de gran propietario. Estas viviendas se sitúan en los espacios más céntricos de los pueblos, en las plazas y calles principales. Las fachadas de estas casas eran las de mayor anchura y altura. De dos plantas de altura, suelen tener, como mínimo, dos ventanas de con- 349
  • 313. A R Q U I T E C T U R A T R A D I C I O N A L Y E N TO R N O C O N S T R U I D O siderable tamaño a cada lado de la puerta, rematadas por rejas de forja. En ocasiones las ventanas van también decoradas con portadas de piedra. La puerta principal queda enmarcada en enormes jambas y dinteles de granito, a modo de enormes portadas. La planta superior queda irrumpida por tres, o en ocasiones cuatro, ventanas de menor tamaño y con reja carcelera que servía para airear la cámara o cárama. Enormes espacios, situados en la segunda planta, dedicados exclusivamente al almacenamiento del grano. El tejado, a dos aguas y recubierto de teja árabe, sobresale escasamente de la fachada. Estas casas llegaban a ocupar el fondo de una manzana; tienen dos entradas: la principal por la calle más concurrida y la puerta falsa con salida a una calle de importancia secundaria. Esta puerta es de mayor tamaño que la principal para dar entrada a carros y bestias hacia las cuadras, evitando el paso de caballerías por el cuerpo central de la vivienda. Era habitual que el pie de las jambas estuviera rematado por guardacarros. Estas viviendas, pertenecientes a grandes propietarios de tierras, suelen presentar tres o más cuerpos de casa, de considerable anchura, y hasta cuatro crujías horizontales a fachada. Se organizan en torno a un gran pasillo central, llamado cuerpo de casa, que va desde la misma puerta de entrada hasta el portal, la última crujía de la casa que da acceso a las cocinas de matanza, corrales y cuadras. Destacan en estos espacios las veredas, paso realizado de lanchas de granito o de chino lavado que trazando motivos geométricos o florales recorría todo el largo del cuerpo de casa. La función de estas veredas no es otra que facilitar el paso de Planta con tipología de Gran Propietario. las caballerías y animales hacia los corrales y cuadras. Alrededor del cuerpo de casa se van sucediendo las diferentes estancias. Destacan por la multitud de espacios habitacionales con las que contaba, además de las habitaciones dedicadas a dormitorio, espaciosos y con un mobiliario abundante y rico en materiales y detalles, sobresalen las primeras estancias de la casa, dedicadas a salita, o salón de recepción de las visitas. Tampoco faltaba en ellas un espacio dedicado a albergar los santos que la familia veneraba, donde eran presentados a modo de pequeña capilla, remarcando la importancia familiar. Fachada con tipología de Gran Propietario. 350
  • 314. COMARCA DE LOS PEDROCHES (CÓRDOBA, ANDALUCÍA) En muchas de estas viviendas las paredes y techos de las salas más nobles de la casa se pintaban de color, remarcando las terminaciones y espacios con motivos geométricos o paisajes exóticos. Una de las formas constructivas más característica de estas viviendas son las bóvedas de cuatro aristas o bóvedas de cañón haciendo lunetos, que arrancan de los pilares y cubren el espacio entre crujías. Cuando el espacio que hay que cubrir no es cuadrangular, las bóvedas llegan a adoptar formas de gran atractivo y precisión, como se puede observar en esta foto de una casa de Dos Torres. Una de las estancias principales de la vivienda era la cocina. Está situada a un lado de la segunda crujía de la casa. Construida con grandes tiros o chupón que, abierta al cuerpo de casa, albergaba una enorme chimenea, la cual permitía caldear toda la casa. En este espacio se comía y se reunía la familia, alrededor de la lumbre, espacio muy apreciado en las frías noches de invierno. En el arranque del chupón de la chimenea se colocaban unos palos donde se colgaba la matanza con el fin de que el humo beneficiase su curación. Otro espacio fundamental en el almacenamiento de alimentos de las casas eran las bodegas, donde destacan numerosos ganchos que cuelgan del techo y donde se colgaban los jamones para todo el año. En estas casas, las bodegas llegan a alcanzar hasta tres y cuatro crujías de longitud. Una variante a las bodegas son los sótanos con los que cuentan algunas de estas casas, lugares muy apreciados para curar los productos del cerdo por la constante temperatura que en ellos se da. En la segunda o tercera crujía, en uno de sus laterales, se encontraba el chinero, un mueble empotrado en la tabiquería del cuerpo de casa que a modo de vitrina servía para exponer las mejores piezas de cerámicas, vidrio o loza, que poseía la familia. Los chineros en estas casas son de dimensiones considerables. Podían estar realizados Bóveda modernista. Dos Torres. en mampostería con aplicaciones de madera y granito o de madera tallada y cromada en su totalidad. La puerta central del chinero daba paso a una alcoba de pequeñas dimensiones que era usada como dormitorio. Otro elemento muy característico de estas casas eran las cantareras que, realizadas de mampostería o de armazón de madera, albergan las cántaras de barro de las que se abastecía la familia de agua para beber, recogida de las fuentes públicas, puesto que el agua del pozo de la vivienda era de peor calidad y solamente servía para lavar y dar de beber al ganado. A la planta superior se accede por la escalera situada en el cuerpo de casa. Generalmente construida de granito de un tamaño considerable. La segunda planta, la cámara, estaba dedicada prácticamente al almacenamiento de los productos agrícolas. En algunos casos también nos encontramos habitaciones dedicadas a dormitorios, pero éstos tienen un carácter secundario, ocupados por los miembros menores de la familia o por el servicio que atendía la casa. La dimensión de la cámara dependía de las posesiones agrarias del propietario. Desde ellas se puede contemplar el sistema de cubiertas que presentan estas casas; una estructura de madera, a modo de caballete, que sostiene el tejado a dos aguas. Los pares de madera suelen apoyarse en pilares de mampostería y, entre par y par, se entrelazan 351
  • 315. A R Q U I T E C T U R A T R A D I C I O N A L Y E N TO R N O C O N S T R U I D O que suelen decorarse con detalles pictóricos: bosques nórdicos, construcciones anglosajonas, aves exóticas… Una tendencia modernista que introducen las familias más pudientes. Estas casas reflejan el gusto y valores de la clase burguesa. En la primera planta se situaban las zonas más nobles de la vivienda, como el despacho del cabeza de familia, donde se ejercía una profesión o atendía sus negocios. Otra de las salas más señaladas es la sala del estrado, la habitación más ricamente adornada de la casa, donde se recibían las visitas. Esta sala solía contar con piano y muebles de madera noble. Estas viviendas fueron las primeras en contar con luz eléctrica, destacando las lámparas de araña en sus salones. Además, en ellas empiezan a darse los cuartos de baño, aunque el váter aparece separado, en otra habitación. La segunda tipología que presentamos la denominaremos viviendas de mediano propietario, medianeros u orejeros, ocupadas por familias que trabajaban sus propias tierras, empleando, cuando la tarea lo requería, a trabajadores externos. Son las viviendas que más abundan. Estas edificaciones presentan un esquema formal en fachada y estructura, similar a las anteriores, aunque de dimensiones mucho más reducidas. Así nos encontramos con el cuerpo de casa que distribuye el uso habitacional y cubierto por bóvedas de cuatro aristas. En él se encuentra el chinero, de dimensiones y ejecución más reducidas que en las viviendas de grandes propietarios. Frente a éste, la cocina. Al fondo, en el portal de la casa, se encuentra la subida a la cámara. El techo de este espacio, que unía la vivienda con las zonas de labor, cuadras y corrales, es de cielo raso a base de vigas de madera y cañizo o tiguillos, en algunos casos. Desde el portal se tiene acceso a la pequeña bodega, a la subida a la cámara y al co- Hogar de vivienda de Gran Propietario. Pedroche. tiguillos, ramas, trozos de madera, madroño y otras plantas, sobre los que se asientan las tejas. En algunos casos se dan viviendas que tienen su acceso a través de un zaguán que desemboca en un patio interior cubierto por claraboyas de cristal, en torno al cual se organizan las diferentes estancias de la vivienda. Al fondo de este patio se abre una enorme escalera que comunica con la segunda planta, que queda enmarcada por el corredor que abre al patio. El acceso a los patios de labor se realiza franqueando la cocina y los portales. Pero esta estructura es excepcional en Los Pedroches. En esta tipología de casas de grandes propietarios merecen especial mención las numerosas casas modernistas que nos encontramos en municipios como Pozoblanco. Casas que reflejan el auge industrial que experimentó esta comarca en las primeras décadas del siglo XX. Estas casas de tres alturas se caracterizan por las enormes ventanas y balcones que surgen enmarcados en ricas molduras de escayola que, pintadas en tonalidades distintas a las de la fachada, resaltan su ornamentación. Además, hay que señalar el cerramiento de las ventanas con elaboradas rejas y galerías de forjas. En estas viviendas la distribución varía considerablemente de las casas solariegas de labor. La entrada se realiza a través de un zaguán que da paso a las diferentes estancias, 352
  • 316. COMARCA DE LOS PEDROCHES (CÓRDOBA, ANDALUCÍA) diferentes productos agrícolas que iban a ser consumidos por la familia a lo largo del año. Su cubierta, armadura de madera de parhilera, cubierta de enramado de jara y cañizo sobre la que se apoyan las tejas, queda a la vista. En los dormitorios la cubrición con bóvedas alterna con forjados de bovedillas, realizados con vigas de madera y tableros de barro. En el corral nos encontramos con el pozo y la pila. No falta en él la parra que proporciona frescor en verano, y la cocina de la matanza, donde se realizaban las tareas más farragosas. Anexa a ésta tenemos la cuadra. El interior de la vivienda se encala de blanco, tan sólo en los techos de las cocinas se emplea el cromatismo, especialmente marrones, verdes y amarillos, para disimular el hollín que produce el humo de la chimenea. La decoración de la casa se realiza fundamentalmente con fotografías familiares, láminas religiosas y plantas; completada con un mobiliario funcional y nada ostentoso. Y la tercera tipología la forman las viviendas de pequeños propietarios y jornaleros, cuyas fachadas se caracterizan por el escaso número de ventanas que presentan y su reducido tamaño. Llama la atención el pequeño ventanuco situado en la cámara. Los materiales empleados en la construcción de estas casas son de inferior calidad a las anteriores. En algunos casos los muros de las casas son construidos prácticamente de tapial, sin llegar a usar apenas el granito. Y no es extraño que estas viviendas carezcan de zócalos, así como de dinteles y jambas en los vanos, siendo éstos en ocasiones imitados con pintura, quedando coloreado el zócalo y los remates de las ventanas. Las dimensiones de estas casas son tan reducidas que en ocasiones el espacio habitacio- Fachada modernista. Gran Propietario. Pozoblanco. rral. La subida a la cámara en algunas de estas viviendas se realizaba desde la bodega, presentando ésta techumbre de madera a base de rollos y tablazón de madera o cañizo. Raramente estas bodegas se cubrían con bóvedas, a diferencia de las viviendas de grandes propietarios. Siempre que la orientación de la casa lo permitía, se orientaban mirando al norte, buscando el frescor en la conservación de los alimentos. En las bodegas se disponían las estanterías donde se curaban los quesos. La cámara se divide en compartimentos llamados trojes, donde se iban almacenado los Fachada con tipología de Pequeño Propietario. 353
  • 317. A R Q U I T E C T U R A T R A D I C I O N A L Y E N TO R N O C O N S T R U I D O Planta vivienda del Mediano Propietario. Como servicio, el estercolero; y la higiene personal se asocia a diferentes muebles (palanganero, barreño…). Cabe destacar que el espacio habitado suele ser inferior al espacio total disponible, dedicado a la producción económica, ocupando patios y corrales la mayor parte de la superficie del solar. En estas viviendas la altura de la cámara apenas permite que una persona se incorpore, y por lo general no hay más acceso a la vivienda que la puerta de fachada, siendo rara una puerta falsa que comunique el corral con la calle. Chinero. nal se reduce a un estrecho cuerpo de casa al que se adosan los varios y reducidos dormitorios en los que se alojaban familias completas. Si bien, estas familias llegaban a pasar temporadas enteras en el campo trabajando en los grandes cortijos pertenecientes a las familias más acomodadas. El hogar se situaba en el portal de la vivienda. Si la casa carecía de bodega, una alacena grande cumplía la función de almacenar los productos alimentarios. La subida a la cámara se hacía por una angosta y estrecha escalera que podía partir del portal o del patio. El mobiliario de estas casas se limita a un escaso número de sillas, una pequeña mesa, y un reducido número de camas o camastros, así como un arca donde guardar el escaso ajuar familiar. Si la casa disponía de chinero o cantarera, éstos estaban realizados con tabiques de mampostería a modo de repisa sin ningún tipo de ornamentación. Las habitaciones carecían de puerta, quedando cerradas con una cortina. Las casas del ámbito rural La vivienda tradicional del ámbito rural es el cortijo. Estas construcciones se encuentran siempre orientadas a saliente, al este. De esta forma se aprovecha la luz solar para que incida el mayor tiempo posible en la edificación. Dentro del ámbito rural podemos apreciar distintos tipos de cortijos, según la zona y la producción a la que se dedican, así en la Sierra de Pozoblanco y en zonas dedicadas al cultivo del olivar nos encontramos más con cortijos y haciendas dedicados a la producción de aceite. En ocasiones el cortijo es tan grande que sus dependencias se disponen unas frente a otras formando calles, son las cortijadas. En ellas se empleaban gran número de trabajadores que 354
  • 318. COMARCA DE LOS PEDROCHES (CÓRDOBA, ANDALUCÍA) dad de mover la torva del molino con la ayuda de tracción animal hacía necesario disponer de bestias suficientes para que el molino no dejara de funcionar en todo el día. Estos grandes cortijos, alejados del pueblo, solían disponer de capilla propia a la que acudían además los moradores de los cortijos cercanos. Las dependencias de estos cortijos están preparadas para el almacenamiento de la aceituna y su posterior molienda y transformación en aceite. Llaman la atención las tronjas, sistemas de almacenamiento de la oliva hasta su trituración. Hay que destacar en esta zona de olivar la existencia de pequeños molinos que eran usados por varios propietarios de tierra. Y es que frente al latifundismo olivarero –predominante en el Valle del Guadalquivir–, donde las edificaciones productivas eran de dimensiones industriales, la propiedad de la tierra en Los Pedroches ha estado más repartida, dando lugar a molinos de medianas dimensiones. Los cortijos dedicados a la ganadería difieren en su edificación a los de olivar. Más abundantes de la zona occidental de esta comarca, éstos quedan perimetrados por muros de mampostería aparejada. Al recinto se entra por un portón que da acceso a un gran patio empedrado, alrededor del cual se distribuyen las diferentes dependencias: la vivienda principal, destinada a los propietarios; las numero- Fachada de Pequeño Propietario. vivían en la finca. La diferencia entre las zonas que ocupaban los propietarios de la finca y los trabajadores empleados es considerable. Los primeros solían tener su vivienda en dependencias anexas a la molina, en la edificación de mayor protagonismo en el conjunto arquitectónico. La parte de abajo la ocupaba la sala-comedor, la cocina –equipada con cantareras, anafre y alacenas– y un pequeño despacho donde el dueño trataba los asuntos de su negocio. En la parte superior se situaban los dormitorios, donde el principal tenía salida a un balcón en la fachada principal del inmueble desde donde se podía observar lo que acontecía en el cortijo. Las viviendas de los jornaleros disponían de una cocina donde se encontraban el hogar, el chinero con la cantarera y una pequeña mesa de madera con poco más de dos sillas. Un único dormitorio daba cobijo a todos los miembros de la familia. En la cámara, de escasa altura, se almacenaban patatas, cebollas, ristras de ajos, garbanzos, aceite... Las cuadras eran otras de las dependencias fundamentales en estos inmuebles, la necesi- Cortijo. Carretera Fuente La Lancha-Hinojosa del Duque. 355
  • 319. A R Q U I T E C T U R A T R A D I C I O N A L Y E N TO R N O C O N S T R U I D O sas cuadras, corrales, cocinas de labor, horno y viviendas de trabajadores. Un elemento habitual en las fachadas de estas construcciones son las parras, que ofrecen sombra en verano y claridad en invierno. En el centro, una fuente abrevadero para dar de beber a los animales. De nuevo el granito es el protagonista de estas construcciones, donde los dinteles y jambas de puertas y ventanas quedan enmarcados por piedras de granito. Las fachadas se encalan dejando a la vista el lomo de las piedras, así como las esquinas, con piedras de aguja y codal. Las bóvedas siguen siendo las protagonistas en los techos de la primera planta, la cámara destinada al almacenamiento de productos agrícolas se cubría con armaduras de madera, a base de tiguillos y cañizo. En el cortijo, la cocina-chimenea se convierte, al igual que en las viviendas, en la estancia principal de convivencia, estas chimeneas abiertas y de grandes tiros proporcionaban calor a la vivienda y eran sitios idóneos para secar la matanza. También nos encontramos con cantareras, con menos ornamentación y de estilo más sencillo. En esta zona occidental de la comarca es habitual encontrarnos pequeños cortijos dedicados a la agroganadería, realizados íntegramente de mampuesto seco de piedra de granito, convirtiéndose sus muros en verdaderas exposiciones de la ejecución del aparejo. Estas edificaciones suelen presentar un horno anexo a la vivienda cuyo interior está realizado de bóveda de ladrillo seco. Hoy en día, muchos de estos cortijos han cobrado una nueva funcionalidad al transformarse en alojamientos rurales, recuperando su antiguo esplendor y acomodándose a nuevas exigencias de habitabilidad, convirtiéndose en lugares ideales a la hora de alojarse en la comarca de Los Pedroches y poder disfrutar y conocer parte del riquísimo patrimonio arquitectónico que esta comarca posee. Además de los gallineros, los corrales, cuadras y pajares, destacan las zahúrdas. Son edificaciones apartadas de la vivienda donde se guardaban los cerdos. Además del corral, existían pequeñas estancias realizadas de mampuesto de granito y bóveda donde el animal se cobijaba. El sistema de puertas que separaba cada zahúrda permitía separar al animal en función de las necesidades que exigía su cría. Los chozos de pastor. El chozo servía de vivienda a los pastores que permanecían largos periodos de tiempo alimentando al ganado, ovejas y cabras fundamentalmente. Esta actividad era muy frecuente en la parte occidental de la comarca. En municipios como Villaralto el pastoreo llegaba a ser la principal forma de subsistencia de las familias, siendo sus pastores reconocidos y apreciados por su buen hacer en toda la comarca de Los Pedroches. Los chozos son de planta circular. Podían ser fijos o móviles, dependiendo de la necesidad de mover el ganado hacia distintas hojas7 de la finca en busca de pasto y abonando los terrenos sobre los que se cosecharía el cereal. Los chozos permanentes se levantaban únicamente con piedra del lugar, apenas utilizando argamasas, y cubriéndose mediante una cúpula realizada de ladrillo seco o por aproximación de hileras de piedra. Los chozos móviles solían ser estructuras de madera que podían ser transportados con facilidad a diferentes zonas del terreno. Los palos sobre los que apoya el chozo son las piernas, sobre éstas se cosen con una cuerda los latones, tiras muy finas de álamo o similar. Se cogían ramas verdes, para que los latones fueran moldeables y flexibles. Sobre los latones, que iban bien atados a las piernas, se colocaba monte, retama y arbustos secos, que hacían de cumbrera. En el centro de la choza se hacía lumbre; sobre ésta se colocaban tres palos, a modo de trípode, sobre los que se disponían las llares, la cadena de hierro en la que se colgaba el caldero en el que se preparaban los 356
  • 320. COMARCA DE LOS PEDROCHES (CÓRDOBA, ANDALUCÍA) una familia completa, estos chozos son conocidos como chozos de casa. Otra modalidad de chozo usada cuando el pastor tenía que mudarse constantemente eran las rosqueras. Éstas se desmontaban y se cargaban a modo de parihuela, pudiéndose transportar según las necesidades. Son las de menor tamaño, generalmente ocupadas por un pastor. En los chozos perennes el suelo solía ser de tierra apisonada y en el mejor de los casos de lanchas de granito. En medio se encendía la lumbre, una apertura de su bóveda permitía la salida de humos. Alrededor del fuego se disponían los sencillos lechos de madera y retama. Existían chozos con ventanas, alacenas y chimeneas de mampostería. Era habitual ver por los cordeles de las cañadas a los sorianos, pastores que trashumaban desde Castilla y Extremadura en busca de pastos. Chozo. Hinojosa del Duque. guisos. En la puerta del chozo se colocaba el peraldillo, una rama con varias puntas sobre las que se colgaban los utensilios de cocina. Estos chozos ya han desaparecido, la estandarización de los medios de transporte ya no hace imposible volver al pueblo aunque éste quede retirado de los pastos. Algunos pastores bajaban al pueblo donde, quincenal o mensualmente, recibían el jato, los víveres que el patrón les daba para su abastecimiento. El jato solía consistir en un litro de aceite, dos o tres panes de kilo, garbanzos, tocino, morcilla... Otros, por el contrario, permanecían largas temporadas en el campo, visitando el pueblo en tiempo de ferias. Los corsarios eran las personas encargadas de suministrar a los que permanecían en el campo cualquier cosa que necesitaran (tabaco, papel de fumar...). Al llegar la noche, el pastor recogía el rebaño en un pequeño corral que delimitaba con redes hechas de esparto. Para evitar que el rebaño fuese atacado por lobos se ponía un trancahílos, una cuerda lo suficientemente alta para que el lobo no pudiera saltarla, ya que éstos nunca se introducen en los corrales por abajo, sino siempre por arriba, saltando. Existían también otros chozos construidos con una bancada de mampostería, a modo de zócalo, y sobre éste una armadura de madera y monte. Su tamaño variaba, podían acoger desde una o dos personas hasta cinco o seis, El uso espacial de las viviendas Las casas constituyen un referente cultural que testimonia el modo de vida de un determinado colectivo. En las casas tenían lugar todos los ciclos vitales de la persona, en ellas se nacía, se aprendía, se celebraban noviazgos, ,bodas y se moría. Las actividades realizadas en las casas no se limitaban al uso habitacional (descanso, alimentación, socialización…). Eran espacios en los que el ámbito doméstico estaba en estrecha relación con las actividades agroganaderas o cualquier otra producción. La convivencia del ámbito doméstico con el productivo se llevaba a cabo sin que existiera una separación evidente de tiempos y espacios, como ocurre en nuestra sociedad actual. Como hemos comentado, las únicas viviendas que presentaban una especialización habitacional eran las pertenecientes a los grandes propietarios. Los espacios de recepción, los de uso familiar, los dormitorios…, estaban clara- 357
  • 321. A R Q U I T E C T U R A T R A D I C I O N A L Y E N TO R N O C O N S T R U I D O mente diferenciados de las zonas de labor (cocinas, cuadras, pajares, gallineros, bodegas, etc.). Incluso existían espacios que eran usados en diferentes épocas del año, según sus ventajas climáticas (salón de invierno, salón de verano…). En estas viviendas, además de la diferenciación de espacios según su uso, se distinguen, claramente, los espacios que eran usados por los señores y por el servicio. La calidad en los materiales de construcción empleados, técnicas constructivas más simples y una austera ornamentación, hablan por sí solos. En algunas casas el servicio contaba con cocinas, cantareras, dormitorios y puertas de acceso exclusivas para su uso, llegando a existir una separación total de espacios y elementos arquitectónicos entre ambas clases sociales. Eran casas que contaban con dos o tres patios, en los que disponían diferentes espacios dedicados a la trasformación de productos (lagares, molinos). Esta diversificación de espacios exigía una multiplicación de la superficie ocupada y por consiguiente un aumento de los espacios de transición por el inmueble. Las escaleras se duplicaban. Los pasillos y galerías comunican las zonas nobles, y los corredores comunicaban los espacios secundarios y auxiliares. La importancia de las cuadras en estos inmuebles no sólo se aprecia por su tamaño, sino por la construcción de las mismas, llegando a presentar bóvedas de aristas como sistemas de cubrición y puertas de cuarterones de madera. El mantenimiento de estas casas exigía disponer de servicio constante en la misma. Era habitual que estas familias acogiesen para trabajar a mujeres solteras o viudas que quedaban sin familia. Pasaban a ser miembros de la familia de categoría inferior (amas de cría). Por el contrario, en las casas de pequeños propietarios los espacios son multifuncionales, con el mínimo mobiliario (sillas y una mesa) que puede ser trasladado a cualquier rincón de la casa sin dificultad. El hogar es el espacio más importante de estas viviendas. En él se cocina, se come y se permanece en ella para realizar tareas como coser, limpiar las legumbres... En este espacio se recibía y en torno a él se articulaba toda la casa. El fuego del hogar permanece encendido durante todo el día, manteniendo la casa cálida. El mejor dormitorio lo ocupaban los abuelos o el matrimonio. El más cálido era el que se encontraba frente al hogar, tras el chinero. Esta alcoba, al carecer de ventanas y situarse justo frente al fuego, era muy apreciada en invierno. La mayoría de dormitorios carecían de puerta, en su lugar, una cortina cerraba la habitación del cuerpo de casa. La ocupación de las habitaciones estaba fuertemente jerarquizada por el sexo y la edad de los hermanos. Los portales que asomaban a los patios de la vivienda eran muy apreciados en el verano, en ellos hacía más fresquito y las comidas y siestas se hacían más llevaderas. Para refrescar las casas en verano las mujeres regaban las veredas de chinos y los portales empedrados, buscando la humedad de la tierra para refrescar el ambiente. En los corrales, donde se alojaban los animales y guardaban los aperos de labranza, no faltaba la zahúrda, una pequeña edificación construida de piedra mampuesta que contaba con una parte cubierta, donde dormía el guarro, un corral o corraleta en el que se disponía el dornajo y una pila para el agua, construida en piedra de granito. El gallinero y el pequeño huerto abastecían parte de las necesidades alimentarias de la familia. Cuidados y mantenimiento de la casa En pequeñas y medianas viviendas, frente a la ostentación y significado hegemónico de las viviendas de grandes propietarios, el cuidado de los detalles, el orden y la limpieza son considerados como valores esenciales de la digni- 358
  • 322. COMARCA DE LOS PEDROCHES (CÓRDOBA, ANDALUCÍA) dad del hogar, son viviendas pobres, pero muy limpias. Al menos una vez al año se enjalbegaba la fachada de la casa, generalmente en fechas previas a la Semana Santa, el Corpus o las ferias de los patrones en verano. Esta tarea la realizaban las mujeres. Se compraba cal viva que era preparada en la casa. Con la ayuda de un guisopo de lana atado a una caña se pintaba toda la fachada. Una labor que exigía la ayuda mutua entre familiares o vecinas. Con frecuencia se realizaban limpiezas generales y se alcanzaba la casa, un blanqueo de las paredes. Un detalle que expresaba el grado de habilidad de la mujer era la maestría que ésta gastaba echando la cinta, marcar la unión de la pared con el suelo a modo de zócalo empleando pintura, generalmente de color rojo o azul. En las paredes de las casas no faltaban fotografías familiares, de los abuelos, la boda, las comuniones y de los patronos del pueblo. Muy común es colgar en la sala de estar una imagen del Sagrado Corazón de Jesús, homenajeándolo con flores frescas y rezos reforzando su efecto protector hacia el hogar. La mujer pasaba la mayor parte del día en la casa. Se levantaba para misa de alba, de camino a la casa compraba lo que necesitara para la comida del día. La mañana se pasaba en atender la casa y preparar la comida, que era cocinada en la candela o en el anafre a fuego lento. En las tardes, se aprovechaba la luz para coser y zurcir la ropa de la familia, esta labor se hacía en las puertas de las casas o en los portales. Cuando la luz escaseaba, se rezaba el rosario en la parroquia o en alguna ermita del pueblo si se hacía novena al santo. En los momentos en los que la huerta o los animales requerían más atención por parte de la unidad doméstica, la mujer se empleaba en la labor. Los espacios de socialización de la mujer quedaban reducidos al familiar y al religioso. Mantenimiento de fachadas de tiras. Añora. Por el contrario, el hombre permanecía la mayor parte del tiempo fuera del hogar. Al amanecer, salía para ir a su trabajo. A esa hora las tabernas estaban llenas de trabajadores tomando la copita de anís o palomita para quitar el gusanillo. El almuerzo se llevaba preparado en el jatillo, puesto que hasta el atardecer no se volvía a la casa. Tras asearse y cenar, se iban a las tabernas a convidarse o tomar la aparcería entre el grupo de amigos, donde cada uno pagaba una ronda, pagando todos por partes iguales. Celebración del ciclo vital Los nacimientos tenían lugar en las casas. La mujer, con la ayuda de la partera, daba a luz, generalmente en la cama del dormitorio, alumbrada por un candil o velas. Para que el colchón de lana no se hundiera en el somier de muelles debajo se colocaba la tabla del pan para facilitar el parto a la mujer. La asistían mujeres de la familia que estuvieran casadas. Las solteras y los hombres quedaban excluidos de presenciar el parto o los preparativos. Algunas mujeres parían sentadas en las sillas bajas o en jergones de paja junto al hogar de la casa. En los días siguientes, la mujer recibía la visita de familiares y vecinas; se tenía por costumbre regalar a la parturienta comida para que se repusiera del parto. La suegra solía llevarle una gallina con la que hacer 359
  • 323. A R Q U I T E C T U R A T R A D I C I O N A L Y E N TO R N O C O N S T R U I D O caldo. Otros ayudaban llevando huevos, dulces e incluso media libra de chocolate, regalo que era muy apreciado. Hasta no cumplir la cuarentena la mujer no salía de la casa, en ese periodo de recuperación, la madre de la parturienta o su hermana acudían diariamente a su casa para cumplir con los recados y echarle una mano en algunas de las tareas domésticas. Son muchas las supersticiones que había en torno a ese periodo, como el no poder encalar las casas, no poder abanicarse… La primera salida que hacía la mujer era a misa, ésa era la forma de anunciar que ya se había recuperado del parto. Ese día se tiene costumbre de acudir a la Virgen, visitar a la patrona con el niño, para agradecerle el buen resultado del parto. El niño era bautizado acompañado de los padrinos, pero la madre no asistía al bautizo. Cuando terminaba el bautizo, la madre convidaba a los padrinos y familiares más cercanos a un desayuno. Si el niño nacía prematuro era bautizado a las veinticuatro horas, para prevenir en caso de tragedia y que éste no estuviera en el limbo. En el caso de que la madrina fuera soltera, ésta no podía portar al niño, entonces lo hacía otra mujer que estuviese casada. En el nacimiento del primer hijo se visitaba las casas de los familiares más allegados, que agraciaban a la madre con un regalo, un metro de tela o alimentos, este privilegio ya no sería válido en el nacimiento de los siguientes hijos. Cuando el bebé ya cumplía los nueve o diez meses se le colocaba en un castillejo, una estructura de madera con ruedas en la que los niños ejercitaban las piernas y aprendían a andar. Los noviazgos comenzaban cuando una moza consentía la pretensión de un muchacho. Antes de formalizar el noviazgo se tiraban dos o tres años de puerta. La pareja se veía en el dintel de la puerta, en ese espacio de transición entre el lugar público y privado se mantenían los primeros contactos. Hasta que el muchacho no pedía permiso al padre de la novia para poder visitarla en la casa, el noviazgo no era oficial. Si el padre accedía, la pareja dejaba de verse en el umbral de la casa y pasaban a la sala o al hogar. El novio, tras tocar ánimas, iba a visitar a la novia, pero siempre bajo la supervisión de la cestera o guardiana, que solía ser la abuela de la muchacha o la madre. La pareja tenía pocas posibilidades de intimar a solas. Cuando la relación iba consolidándose, la novia y su familia recibían la visita de los padres del novio, se hacía casamiento. Los padres del novio conocían a la novia y la relación de noviazgo se aprobaba por ambas familias. Generalmente, la nueva pareja tras su boda se iba a vivir a casa de los padres del novio, pero hasta ese momento la novia no pisaba su futura casa. No estaba bien visto que la novia se dejara ver por casa de la suegra antes del casamiento. En algunos pueblos, por feria, la suegra tenía costumbre de enferiar a la futura nuera, le hacía un regalo. Poco antes de la boda religiosa se celebraba en casa de la novia la comparecencia, el enlace civil anterior al religioso. Se celebraba, por lo general, en casa de la novia, cuya familia cargaba con los gastos. Luego la boda era en casa de la familia del novio, que financiaba la celebración. Al acto acudía la familia más cercana. A lo largo del cuerpo de casa se disponían sillas que ocupaban los invitados, a los que se convidaba a cuatro ruedas de bizcochos, una de garbanzos tostados y otra de resol. La celebración de la boda duraba dos días, la boda y el segundo día de boda. La novia preparaba trajes para ambos días. A la celebración del primer día acudía más público, el convite se hacía a base de ruedas de garbanzos tostados, bizcochos, dulces caseros y resol o vino. El segundo día acudía estrictamente la familia de los contrayentes, padres y her- 360
  • 324. COMARCA DE LOS PEDROCHES (CÓRDOBA, ANDALUCÍA) manos, se cocinaban pollos o se mataba algún borrego que era preparado para la ocasión. Fallecimientos. Cuando un miembro de la familia moría, se le amortajaba y velaba en la casa. Se vestía con un traje negro, que quedaba reservado para esa ocasión. Una vez lavado y preparado, la familia y amigos lo acompañaban en la mejor sala de la casa, que podía ser la alcoba principal o el hogar. Los más allegados preparaban caldo con yemas de huevo y café para reanimar a los parientes. Un familiar avisaba a la iglesia para que las campanas doblasen y diesen cuenta a los vecinos del suceso. El código de toques de campanas llegaba a ser tan complejo que en municipios como Villanueva de Córdoba comunicaba hasta el sexo del difunto8. Si la muerte se producía por la tarde, se le enterraba a la mañana siguiente, y si fallecía en la mañana, el entierro tenía lugar por la tarde. Las diferencias sociales quedaban patentes en las celebraciones de estos rituales. Las familias más pudientes pagaban entierros de dos o más capas, más de un cura para que celebrara el sepelio. El recorrido que hacían los sacerdotes acompañando el cadáver era más largo. En municipios como Dos Torres, el cementerio poseía dos puertas de entrada, la principal para los vecinos más distinguidos y otra secundaria de menor tamaño para los más pobres y humildes. Dentro del cementerio el lugar del enterramiento también estaba socialmente marcado. Los pobres se enterraban en la tierra, marcándose la tumba con una pequeña lápida o base de granito a la que se añadía una cruz de forja. Los nichos y panteones pertenecían a los ricos. La casa del difunto también expresaba la situación de duelo de la familia. Durante un largo periodo de tiempo, desde uno a cinco años, no se barrían las puertas de la casa ni se blanqueaban sus paredes. La puerta de la vivienda permanecía entornada. Se llegaba a colgar de las cortinas de la casa cintas negras y los pañitos blancos de ganchillo o bolillos que adornaban los muebles eran retirados. Mujeres y hombres vestían el luto o medio luto, según la cercanía de consanguinidad que tenían con el muerto. Una prenda muy usada por las mujeres era el manto o medio manto, que las cubría de la cabeza a los pies o de la cabeza a la cintura. La familia, especialmente las mujeres, durante el periodo de duelo quedaban excluidas de participar en fiestas o actos sociales. Se dejaba de festejar la matanza y tampoco se hacían dulces. El mobiliario de las casas En las viviendas de Los Pedroches se puede observar un esquema decorativo y determinados enseres, (cantareras, vasares, chineros...) que comparten el conjunto de tipologías arquitectónicas que hemos descrito anteriormente. No obstante, el contraste existente entre el mobiliario de una vivienda de pequeño propietario y el de una casa solariega es enorme, donde la calidad del mobiliario y cantidad de detalles ornamentales es muy distinta. En general, el mobiliario de las viviendas de pequeños y medianos propietarios era escaso y austero. Un mobiliario reducido para cubrir las necesidades básicas dentro de la vivienda, donde la función utilitaria primaba sobre la ornamental o decorativa. El cuerpo de casa, la primera estancia de la vivienda y la que distribuye el paso al resto de habitaciones, es decorada con las sillas que la familia disponía y plantas. La vereda de chinos, ubicada en este pasillo central, queda enmarcada por las sillas características de la zona (de baja altura y realizadas en madera y enea) y plantas, (pilistras, esparragueras y helechos) que son cuidadosamente dispuestas sobre maceteros que podían presentar gran ornamentación en la madera o forja en que se realizaban. La pared, encalada de blanco, resalta las fotografías familiares e imágenes sagradas, gene- 361
  • 325. A R Q U I T E C T U R A T R A D I C I O N A L Y E N TO R N O C O N S T R U I D O Bóveda decorada en vivienda de Gran Propietario. Cantarera en vivienda de Gran Propietario. ralmente los patrones y patronas de estos pueblos a los que se les homenajea con un cuadro o fotografía. Este mismo esquema se da en las viviendas de grandes propietarios. Varía, lógicamente, el tamaño de estos cuerpos de casa y la utilización de color y detalles pictóricos en sus muros. En algunas casas nos encontramos detalles pictóricos de laboriosa ejecución. Esta forma modernista de usar el color para cubrir los enormes muros y cúpulas de estas casas solariegas, otorgándole distinción a la vivienda, está desapareciendo. Su mantenimiento resulta difícil para los dueños que acaban por blanquear estos motivos pictóricos. En las viviendas de pequeños y medianos propietarios las primeras habitaciones estaban dedicadas a los dormitorios, por lo general dos o tres como máximo, uno para el matrimonio y en el resto se acomodaban los hijos. El mobiliario de estos dormitorios se reducía a una cama con cabezal de hierro de forja, cubierto de mantas de jarapa, realizadas con tiras de Cocina de labor. Vivienda de Mediano Propietario. ropa vieja que se iba desechando. Solía haber una percha de tres o cuatro ganchos. No siempre había armario, cuando había se disponía en la habitación del matrimonio. Para guardar el ajuar y ropa se usaba un arcón. Los dormitorios de las casas de grandes propietarios solían disponerse a partir del segundo o tercer cuerpo horizontal a fachada. El mobiliario realizado en maderas nobles y talladas lo componían: la cama, con cabeceros de madera o forja con aplicaciones doradas, 362
  • 326. COMARCA DE LOS PEDROCHES (CÓRDOBA, ANDALUCÍA) Detalle de vivienda de Gran Propietario. Cuerpo de casa y vereda. Vivienda de Gran Propietario. su herencia familiar. En la sala donde se colocaban las imágenes que la familia poseía se encontraban las mejores piezas decorativas de la familia. En la cocina, frente a la lumbre, se disponía una mesa cucharera a la que se arrimaban las sillas para comer. El arco que daba acceso al hogar quedaba hueco haciendo repisa. En las alacenas, plateros y repisas se guardan los alimentos y utensilios de cocinar, ollas, sartenes, el almirez, el torreznero… La vajilla escaseaba, a penas unos pocos platos y cubiertos. Los chineros, como ya hemos explicado, albergaban la vajilla y demás enseres de porcelana que la familia poseía. Sus formas y construcción es muy variada. Cuando una pareja oficializaba su noviazgo se hacía la carta dotal9. Un documento en el que se recogía minuciosamente los bienes aportados por cada cónyuge al matrimonio (las piezas de ropa, los zapatos, los utensilios de cocina, la ropa del hogar, sábanas, colchas). Dependiendo de la condición económica de las familias de los Chinero de vivienda de Pequeño Propietario. Dos Torres. dos mesillas de noche, una cómoda, un tocador, un ropero y el palanganero. Por el contrario, las habitaciones más próximas a la calle eran empleadas como salones de recepción de visitas, salitas y salas de oración. La dimensión de estos espacios y el detalle ornamental que presentaban (cortinas, tapicerías a juego, grandes sillas y mecedoras de madera, enormes braseros de cobre para caldear la sala... pinturas y retratos familiares) eran el síntoma más claro de su posición económica y 363
  • 327. A R Q U I T E C T U R A T R A D I C I O N A L Y E N TO R N O C O N S T R U I D O Fuente abrevadero del Pilar de los Llanos. Hinojosa del Duque. son tan contundentes que pueden incluso llegar a transformar el paisaje de una comunidad por completo, como en el caso de las presas y sus consiguientes embalses. La existencia de agua o la posibilidad de su extracción era un factor fundamental a la hora de ubicar pueblos o cualquier otra edificación dispersa por los campos. El régimen fluvial de Los Pedroches es seco, con una media de 500 mm año y una hidrografía caracterizada por cursos de agua de marcada estacionalidad, debido a la concentración de las lluvias en las estaciones de otoño e invierno. Esta carencia fluvial se ha venido superando, desde la antigüedad, mediante soluciones arquitectónicas que facilitaran el abastecimiento de agua para los habitantes de estos municipios, dejando su consiguiente huella arquitectónica. Una de las formas más comunes de obtener agua era mediante la extracción de manantiales subterráneos. Esta tarea requería del pocero, quien, hábil para intuir el paso de una beta o cuchillo de agua, decidirá por dónde perforar. Si el agua está muy profunda, a veces un cantero tiene que intervenir para perforar las rocas de granito en la búsqueda de la bolsa de agua. Manuel Moreno relata 10 cómo se hacían estos pozos con galerías de mampuesto: Vereda de paso de casa. novios éstas eran más o menos extensas. Los padres tenían que igualar las dotes de los demás hijos, para que no hubiera diferencia entre unos y otros hermanos. La novia llevaba todo el ajuar de ropa que durante los años de juventud iba bordando; era costumbre ir a las monjas a bordar las sábanas y demás ajuar que se llevaría al matrimonio. Días antes del enlace había costumbre de exponer, en la que será la habitación del nuevo matrimonio, los muebles y ajuar que la novia lleva. En la cama, que la aportaba por lo general el novio, se coloca el ajuar y ropa noble de la pareja. Las vecinas y familiares visitan a la futura pareja halagando la laboriosidad del ajuar y su esplendor. La arquitectura del agua El agua, elemento vital para el hombre, ha sido y es uno de los elementos naturales que más influyen en la búsqueda de soluciones culturales que permitan su abastecimiento y provecho. En algunos casos estas soluciones 364
  • 328. COMARCA DE LOS PEDROCHES (CÓRDOBA, ANDALUCÍA) [...] hay que hacer primeramente como un brocal redondo de unos dos metros de diámetro y dos metros de altura y abajo se le hace una cuchilla para que corte cuando vaya bajando el muro. Posteriormente se mete dentro del pozo y se saca la arena por parejo para que el brocal construido vaya bajando uniformemente y por igual a todas partes y sin ladearse de ningún lado, quitando de un lado y otro la arena para que se mantenga siempre parejo. Cuando se ha bajado los dos metros, se vuelve a subir otra parte de brocal y así conforme más peso lleva, mejor baja, porque el peso le ayuda a bajar. Fuente abrevadero en cortijo de Santa Eufemia. postería sobre los que se sujeta la maquinaria que eleva el agua hasta la superficie. Esta maquinaria se componía, básicamente, de un eje horizontal que, movido por bestias, transmitía su giro a una rueda vertical de la que colgaban una serie de cangilones sujetos a unas cintas de hierro. El agua de los cangilones se distribuía por un canal de granito hasta llegar a una acequia que iba esparciendo el líquido por los diversos surcos del terreno. Las norias fueron imprescindibles durante mucho tiempo en la producción agrícola, ya que era la única forma de extraer el agua mecánicamente desde profundidades considerables. El desfase tecnológico de las norias ha originado su sustitución por bombas y motores de gasoil o eléctricos, quedando éstas reducidas a meros pozos. Era habitual que en los municipios existieran pozos de nieve de propiedad y uso comunal. Estas construcciones conservaban la nieve y escarcha del invierno necesaria en la conservación de los alimentos y otras aplicaciones. Se trataba de una construcción subterránea de entre cinco y diez metros de profundidad y dos o tres metros de diámetro, según el terreno. Presentan planta circular u ovalada y las paredes quedan revestidas de mampuesto de granito. El pozo quedaba encerrado en una construcción de muros anchos de mampostería y sobre ésta una cubierta de bóveda de ladrillo, quedando lo más estanco posible. Al interior del pozo se bajaba por una escalera de Los pozos se construían tanto en el interior de las casas como en fincas y caminos por donde hubiera tránsito de ganado y personas. Estos últimos solían estar a ras del suelo, sin brocal, pero cubierto con lanchas de granito, para que el agua de lluvia se filtrase lo más limpia posible, sin que cayera nada a su interior. Para los animales se disponían, cercanos a estos pozos, abrevaderos. En las laderas de los caminos es habitual encontrarse con fuentes y abrevaderos que saciaban la sed a los pastores. Eran hitos fundamentales en los recorridos de estos caminos, funcionando a modo de punto kilométrico, otorgando nombre al lugar. Los pozos de las casas contaban con brocal, que podía ser de alfarería o bien de lanchas de granito unidas con lañas de hierro. No todas las viviendas contaban con su propio pozo. Algunas casas colindantes compartían el pozo y otras carecían de éste. Esta agua era empleada para lavar y dar de beber al ganado. Para beber se usaba el agua de las fuentes públicas. En los huertos el agua se sustraía con la ayuda de una noria de sangre que era arrastrada por una o varias mulas. Las norias son pozos anchos con enormes brocales de mam- 365
  • 329. A R Q U I T E C T U R A T R A D I C I O N A L Y E N TO R N O C O N S T R U I D O peldaños de piedra. La profundidad del pozo, las paredes y bóvedas que lo sellaban, ayudaban a que se conservara la escarcha el mayor tiempo posible. En el municipio de Dos Torres queda un buen ejemplo de lo que fueron estos pozos de nieve. En todos los pueblos nos encontramos con fuentes y abrevaderos, y aunque algunos ya han desaparecido son muchos los ejemplos que reflejan la importancia de estas construcciones y los espacios en los que se ubican, a través de su monumentalidad, como el Pilar de Belalcázar o la Fuente del Pilar de los Llanos en Hinojosa del Duque. Las fuentes-abrevaderos, situadas en las afueras del pueblo, disponían de grandes caños que permitían recoger el agua con los cántaros y dar de beber al ganado. La enorme dimensión de estas edificaciones y su emplazamiento las hacían lugares en torno a los que se desarrollaba una enorme sociabilidad, convirtiéndose en sitio de encuentro diario. Las ferias ganaderas, los mercados, tenían lugar en torno a estas construcciones. Otro espacio relativo a la arquitectura del agua y en el que se daban fuertes lazos de sociabilización femenina eran los lavaderos. Éstos se situaban repartidos por el municipio, cada mujer lavaba en el que le correspondiera por cercanía a su casa. Para coger una pila y un trozo de retama en el que verdear, secar la ropa, era necesario madrugar. En algunos barrios las mujeres se organizaban y realizaban esta tarea de forma mutua. El proceso de lavado requería tiempo: se echaban varios ojetes, en función de la suciedad que presentara la ropa, se esmugraba, se jondeaba y por último se verdeaba la ropa, todo un vocabulario para recoger los diferentes procesos que la tarea requería. En ocasiones mujeres y niños pasaban gran parte del día en los lavaderos, donde se cantaba y jugaba a la espera de que se secara la ropa. La mujer que no acudía a lavar a estos espacios conjuntos era considerada como una mujer poco pulcra, puesto que las vecinas no veían cómo blanqueaba sus sábanas y eso daba que sospechar. Muchas mujeres se empleaban lavando la ropa de las familias más pudientes. Otros espacios muy apreciados para lavar eran los arroyos, el agua que corría continuamente facilitaba la tarea. Algunas mujeres alquilaban en las huertas cercanas al pueblo el derecho de lavar en sus arroyos, lo que posibilitaba poder lavar sin tener que esperar por ocupar una pila, contando con más agua y espacio para verdear las prendas. Una opción que no todas las mujeres se podían permitir. Y, por último, otro de los elementos que requieren nuestra atención, por su valor arquitectónico, son los puentes, numerosos y con formas diversas según su grado de construcción. Los más simples eran a base de lanchas de granito que apoyaban sobre pilares realizados con ladrillos o mampuesto. Estos puentes salteaban pequeños arroyos. En algunos puentes de la comarca se puede contemplar la ejecución romana de éstos, como el puente de San Pedro en Belalcázar, el puente de San Juan de Dos Torres, entre otros. Los más modernos, de trazos suaves, siguen empleando el granito en la construcción íntegra del puente, arcos, pilares y barandillas. Arquitectura industrial Entre los ejemplos más notorios de arquitectura industrial que se conservan en la Comarca de Los Pedroches destaca todo el conjunto de instalaciones pertenecientes a la extracción de mineral. Son numerosos los restos arqueológicos hallados en Los Pedroches que atestiguan la riqueza minera de esta comarca y la antigüedad de su extracción. Además de la explotación de granito, muy abundante en Los Pedroches, existían en la comarca numerosas explotaciones mineras, como las minas de plomo y plata de El Soldado y las Morras del Cuzna de Villanueva del Duque. Estas minas, explotadas por la Compa- 366
  • 330. COMARCA DE LOS PEDROCHES (CÓRDOBA, ANDALUCÍA) ñía Minera y Metalúrgica de Peñarroya, llegaron a emplear a cerca de dos mil trabajadores, congregando a una población de 8.000 habitantes en torno a su explotación. A principios de la década de los años treinta del siglo XX una fuerte crisis en el mercado de plomo hace ruinosa su explotación, disminuyendo en pocos años el abundante número de trabajadores empleados en la extracción de mineral, hasta que poco a poco quedaron clausuradas por completo las minas. La difícil reconversión de estos trabajadores en otras actividades ocasionó una fuerte migración. Hoy día podemos apreciar la dimensión que esta actividad supuso para la comarca, dando origen a la creación de una línea férrea de vía estrecha, casi atravesando el norte de la provincia de Córdoba hasta llegar a Ciudad Real, desde las minas de Peñarroya hasta las del Horcajo. A través de los enlaces con las distintas líneas, la comarca de Los Pedroches pudo comunicarse mediante el ferrocarril con Córdoba y, en consecuencia, con el resto de Andalucía y España. La vía férrea se convertiría en un valioso cauce para la exportación de ganados, lo que permitió el auge de la cabaña pedrocheña en el mercado regional y nacional. Alrededor de la nueva línea férrea se iban creando otro tipo de industrias que llegaron a contar con muelles propios de carga y descarga, como las Industrias Pecuarias de Los Pedroches, S.A., inauguradas a primeros de 1920, convirtiéndose en una de las industrias agroalimentarias más avanzadas de su tiempo. Testigos de la importancia que tuvo este nuevo transporte son las numerosas estaciones y apeaderos que la jalonaban, como la estación de El Soldado o los apeaderos de la Jara, convertidos muchos de ellos en casas de recreo. La minería metálica pedrocheña, a lo largo de su historia, se ha basado mayoritariamente en la explotación de cuatro sustancias minerales que, aunque no son las únicas, sobresalen por su envergadura, volumen y trascendencia histórica, respecto a otros minerales en el ámbito comarcal. Estas sustancias son el plomo, la plata, el cinc y el cobre. En menor medida también se daba la explotación de antimonio, wolframio, bismuto y otros minerales. La monumentalidad de los restos materiales que aún hoy se conservan de estas explotaciones son suficientes para lograr comprender la dimensión que la producción minera alcanzó en esta comarca en todos sus aspectos, tecnológicos, sociales y culturales. Las antiguas instalaciones del Grupo Minero El Soldado, al sur de Villanueva del Duque, se erigieron como una de las principales minas europeas. Este grupo fue sin duda uno de los más relevantes y de los que hoy día quedan más restos que muestran la magnitud de la explotación, entre las que se encontraba el poblado minero, que llegaba a ocupar una superficie de 68.000 m 2, en donde estaban emplazados los principales edificios y talleres. Entre las instalaciones más señaladas, destaca el lavadero de mineral, que ya en 1927 constaba de un taller de flotación y una serie de cuarteles anexos para los obreros. Se contaba igualmente con talleres mecánicos de ferrería y carpintería, almacén, hospital, muelle de ferrocarril de vía estrecha, y una subestación eléctrica, que recibía energía, a 70.000 voltios, de la central térmica de Peñarroya. En concesiones cercanas, estaban las oficinas, “casas de empleados”, cargos medios, almacenes, y grupos escolares. Y por supuesto las viviendas para los altos cargos, empleados e ingenieros. Las viviendas de los mineros, de reducidas dimensiones, estaban construidas de muros de tapial en su mayoría. Las de los cargos medios empleaban mampostería proveniente de la limpieza de los minerales. Era habitual que en las edificaciones de las minas se emplearan ladrillos fabricados con restos resultantes de lavar el material y restos de carbón empleados en la combustión. Las viviendas de los altos cargos presentaban una tipo- 367
  • 331. A R Q U I T E C T U R A T R A D I C I O N A L Y E N TO R N O C O N S T R U I D O logía constructiva muy diferenciada a las casas tradicionales de Los Pedroches. Estas viviendas se aglutinaban en barrios con una morfología constructiva propia de países anglosajones y francófonos, cubiertas de tejas planas y gran inclinación, grandes ventanas abocinadas en toda la fachada, salones con chimeneas francesas, decoración cromática en el interior de las viviendas… hoy día se puede observar las zonas ajardinadas que daban acceso a estas viviendas, las primeras pistas de tenis y demás servicios de los que estas clases jerárquicas podían disfrutar. Otra tipología de inmueble representativa de la arquitectura industrial de esta comarca eran los molinos hidráulicos harineros, como el de Molinos de la Gargantilla, situado al sur del término municipal de Alcaracejos, donde se puede apreciar la complejidad constructiva de estos ingenios. Este molino se ubicaba en la loma de una colina de pendiente acentuada, para poder aprovechar el desnivel del terreno y dar mayor aceleración y empuje a la fuerza del agua, que es conducida por una acequia que se eleva aprovechando las aguas del río Cuzna y del arroyo de la Gargantilla. Esta acequia de ladrillo, situada sobre un acueducto, llega a elevarse del suelo unos cinco metros por su parte más alta. El agua es vertida en el cubo, construcción vertical y cilíndrica de mampostería, que recoge la caída del agua conduciéndola por una canal que se va estrellando para imprimir más velocidad y que el agua llegue con suficiente fuerza para mover el rodezno que hace girar a las piedras que molería el grano. Lo curioso de esta construcción es que el agua saliente del primer molino es de nuevo conducida a un segundo cubo, repitiéndose de nuevo el proceso de la molienda. Este segundo molino es situado bajo el primero, aprovechando el desnivel del terreno, de manera que la instalación cuenta con dos molinos. Son también numerosas en la zona oriental de la comarca, donde abunda la producción de olivar ecológico, las almazaras y cortijos dedicados a la producción de aceite. Por lo general abundaban más los pequeños cortijos que disponían de su molienda de piedras movida por la tracción animal, pero existían también grandes almazaras con una producción de mayor tamaño y más modernizada, donde se empleaban turbinas eléctricas para moler la oliva. En las afueras de los pueblos, en los márgenes de los arroyos, se encontraban las tejeras y hornos alfareros que abastecían al municipio de tejas y ladrillos. Arquitectura bioclimática La arquitectura tradicional de una comarca se basa en toda una serie de técnicas constructivas resultantes de un legado cultural de adaptación a un medio físico que es mediatizado por una serie de procesos históricos y sociales concretos por los que pasa una comunidad. En este sentido podemos entender la personalidad estética de las viviendas y las soluciones técnicas que la arquitectura tradicional de la comarca de Los Pedroches ha desarrollado en la adaptación a su climatología y la utilización de materiales, piedras, maderas, arcillas… abundantes en su entorno. Algunas de las formas constructivas características de esta arquitectura son: – El empleo de la cal como blanqueador para resguardarse de las altas temperaturas y largas horas solares en los meses estivales. – La utilización de pocos vanos, para evitar tanto la pérdida de calor interior en invierno, como para impedir que penetre calor en verano. – El empleo de pavimentos mixtos, por un lado solerías de barro o cemento que aislaban de la humedad del suelo y, por otro, la utilización de empedrados en los cuerpos centrales 368
  • 332. COMARCA DE LOS PEDROCHES (CÓRDOBA, ANDALUCÍA) Castillejo: carretón, a modo de tacatá, en el que se coloca a los niños para que aprendan a andar. Cenicera: olla empotrada en los muros de la cocina para la sal o la ceniza del fuego del hogar. Cimbra: estructura o armazón provisional, generalmente en madera, sobre la cual se construye una bóveda o un arco. Superficie curva interior de una bóveda o un arco. Cocedero: (Belalcázar). En las casas de gran propietario la cocina destinada a la elaboración del alimento por el servicio. Codal: piedra larga, sobresaliente varios centímetros por ambos lados, que se sitúa transversalmente en la parte media de las cercas para darles firmeza (Vocabulario de los Pedroches, Juan Pizarro). Comparecencia: (DRAE). Acto de comparecer las partes de un proceso ante un juez o tribunal. (En Dos Torres) Nombre que recibe el enlace civil anterior al religioso. Se celebraba por lo general en casa de la novia días antes del enlace religioso, cuya familia cargaba con los gastos. Luego la boda era en casa del novio, que financiaba la celebración. Cuchillo: cada uno de los triángulos formados por dos pares y un tirante en una armadura de cubierta. Contiene otras piezas como el pendolón, jabalcones, etc. Dornajo: recipiente de madera en el que se le da a los cerdos de comer. Echar una cinta: pintar con un pincel y pintura la unión de la pared con el suelo a modo de zócalo. Encofrado: molde, generalmente de madera o metal, que sirve para contener y dar forma al hormigón mientras se fragua; después se desmonta. Enferiar a la novia: (Hinojosa del Duque). Regalo que le hacía el novio a la novia por feria. A finales de agosto. Enviajo: (Hinojosa del Duque). Regalo que hacen a los novios que van a contraer matrimonio los invitados. de las casas y corrales que podían ser regados en verano, procurando frescor a la vivienda. – El uso de gruesos muros de mampostería o tapial como aislante térmico. – El uso de techumbres poco inclinadas, debido a las escasas precipitaciones – La disposición del hogar de la casa en una habitación central con chimeneas de grandes tiros y abiertas al cuerpo de casa hacía que ésta permaneciera caldeada en el invierno, además de ahumar la matanza que se secaba en los morcilleros. Glosario Acción o suerte de tierra: extensión de tierra para cultivar. Adobe: masa de barro, generalmente con paja, moldeada en forma de ladrillo y secada directamente al sol. Era empleado en construcciones pobres o sencillas. Aguja: piedra de granito de unos veinte o treinta centímetros de ancho y una largura de medio metro o metro que eran usadas para hacer los pilares de las casas o las esquinas. Alcanzar la casa: (Hinojosa del Duque). Pintar hasta donde llegan los brazos. No toda la pared entera. Batiente: nombre que recibe el escalón de la entrada a la casa, especialmente en municipios como Pozoblanco. También se le denomina batior. Carta dotal: documento en el que se detallaban minuciosamente todos los bienes que aportaban los cónyuges al matrimonio. En ella se recogía la dote del novio y de la novia y el precio de cada bien aportado al matrimonio. De esta manera los padres de los novios sabían con exactitud el valor económico de la dote de cada hijo/a. Procurando que el del resto de hijos fuera igual o similar en valor. A eso se le llamaba igualar la dote, que se hacía cuando el último de los hijos se casaba o cuando alguno de los padres fallecía. 369
  • 333. A R Q U I T E C T U R A T R A D I C I O N A L Y E N TO R N O C O N S T R U I D O Esbarizáculo: (Hinojosa del Duque). Tobogán. De esbarizar, resbalar. Estrapalucio: desorden. DRAE coloq. Rotura estrepitosa, destrozo de cosas frágiles. Fregar las lanchas: (Hinojosa del Duque). Salir a fregar la puerta de la acera. Cada vecina mantiene limpio el trozo de acera que ocupa su fachada. Las calles estaban pavimentadas de lanchas de granito, de ahí la expresión. Graces o gradas: escalones, escaleras. Guardeses: en Villanueva de Córdoba e Hinojosa del Duque, los encargados de custodiar una propiedad. Ir a hacer casamiento: (Hinojosa del Duque). Visita que realizaban los padres del novio a casa de la novia para formalizar la relación entre ambos. Humilladero: (DRAE). Lugar devoto que suele haber a las entradas y salidas de los pueblos y junto a los caminos, con una cruz o imagen. Jabalina: la piedra de granito que no es válida para labrarla. DRAE: piedra jabaluna: piedra caliza de color oscuro, como el del jabalí, cuando está mojada. Jabalcón o Jabalón: madero ensamblado en otro vertical, a fin de apear sobre él un tercero horizontal o inclinado, especialmente en una armadura. Jabelgar: blanquear las paredes con cal, yeso o arcilla blanca. Jamuga o Jamuguilla: armazón de hierro o soga que iba montado sobre las bestias y que servía para transportar objetos. Llares: cadena suspendida en el hogar de la chimenea, de la que se cuelga el caldero. Medianeros: medianos propietarios. La monja de la chimenea: la parte ennegrecida de la chimenea. La parte baja solía ser de chapa. Morcilleros: palos que atraviesan el tiro de la chimenea con el objeto de colgar las morcillas y demás productos de la matanza con el fin de que se curen. Mamperlán: listón de madera con el que se guarnece el borde de los peldaños en las escaleras de fábrica. Mampostería: obra de albañilería a base de piedras sin labrar o poco labradas, aparejadas sin orden de hiladas ni tamaños y unidas con argamasa, yeso o cal. Puede ser: – Mampostería aparejada: hecha a base de piedras de la misma altura en cada hilada, pero sin que exista una relación de igualdad de las hiladas entre sí. – Mampostería concertada o aparejada: aquella en la que los mampuestos están aparejados sin sujeción a escuadra y sin ripios, pero bien asentados en sus caras planas. – Mampostería ordinaria: la que se hace a base de piedras irregulares y argamasa, empleándose fundamentalmente en obras de relleno, dejando ver el enripiado o paramento. – Mampostería en seco: la que se hace aparejando los mampuestos sin argamasa. Marro: cincel de hierro empleado para cortar los bloques de granito. Moñiga de sol: mezcla de estiércol de vaca y pez con la que se cubrían los suelos de las casas a modo de solería. Su función era impermeabilizar la casa de la humedad que desprendía el suelo. Mortero de barro: argamasa. Mezcla de tierra y agua que podía tener algún aditivo, empleada en la construcción de las paredes. Medio manto: pañuelo grande de gasa negra que usaban las mujeres para ir a misa, o salir a la calle, cuando estaban de luto. Pajareta: habitación que precede a la cuadra y que se conecta mediante una trampilla a la cámara para facilitar la cargar de paja a la cuadra (pajarita). Parejo o aparejo: disposición de los materiales contractivos en un paramento o muro, principalmente los sillares o ladrillos. Según la colocación de los ladrillos o mampuestos el aparejo presenta variantes. 370
  • 334. COMARCA DE LOS PEDROCHES (CÓRDOBA, ANDALUCÍA) Panera: bandeja de madera usada para colocar la lencería que iba a ser lavada. Pedrera: cantera. Pendolón: en una armadura de cubierta, la pieza vertical que une la hilera con el tirante y da apoyo a los jabalcones. Peraldillo: rama con varias puntas de donde se solían colgar los utensilios de cocina. Piquera: ventana o rompimiento, hecha en la pared de un pajar o cámara que da a la calle, para descargar por ella la paja o grano. Plomada o plomá: pesa metálica que, sujeta por una cuerda, sirve para comprobar la verticalidad de los elementos de una construcción. Portillo: rotura de una cerca de mampostería de piedra. Rasilla o Resilla: ladrillo hueco y delgado empleado en la construcción de bóvedas y tabiques, a fin de aligerar el peso de los mismos. Regalos: dulces que se preparan la víspera de una boda para agasajar a los invitados. Resol: licor casero realizado con aguardiente y manzanilla o café. Rosquera: Especie de lecho que los pastores usaban en los chozos que habitaban en el campo. Se desmotaba y se cargaba a modo de parihuela, pudiéndose transportar según las necesidades. Una vez montado quedaba a cierta altura del suelo para evitar la humedad. Ripiado: relleno de piedras pequeñas para cubrir los huecos en un muro de mampostería y asentar mejor las piedras. Ripios: piedras pequeñas y desiguales usadas para rellenar los huecos de las tapias, juntas… Solera: en una armadura de cubierta, el madero asentado horizontalmente en la parte superior del muro y en el que se apoyan las cabezas inferiores de los pares. Una suerte: extensión de tierra. Tapia: trozo de pared construido de una vez a base de tierra amasada y apisonada entre dos tapiales. Tapial: molde de dos tableros paralelos en que se forman las tapias. Tenería: curtiduría. Esta acepción viene de la corteza de encina que se usa para curtir. Tiranta: en una armadura de cubierta, pieza horizontal de un cuchillo que traba los pares a la altura de sus apoyos en las soleras. Torreznero: recipiente de barro o chapa que lleva en su interior unas parrillas donde se colocaban los torreznos con el fin de que el aceite que éstos desprendían se colara y se pudiera aprovechar para otros fines, como el hacer guisos o jabón. Era un utensilio muy común en el menaje doméstico. Tronera: (DRAE). Ventana pequeña y angosta por donde entra escasamente la luz. Tronera de la zahúrda es el hueco que permite su ventilación. Tozolón: (Hinojosa del Duque). Golpe, porrazo. De tozolada, golpe que se da en el tozuelo de un animal. Tronjas o trojas: espacios definidos por muros en los patios de los molinos de aceite para que los usuarios de la molina depositen su aceituna. Propio de medianos y grandes propietarios. A los molinos acudían los propietarios de los cortijos de la Sierra. Verdear la ropa: dejar la ropa a secar en el verde al sol, impregnada en jabón de sosa cáustica. Conforme la ropa se secaba se iba regando. Con este proceso se conseguía blanquear los trapos. Yares: cadenas que colgaban de la chimenea o lumbre y sobre las que se colgaba el caldero para cocinar. Zolejo: (Pozoblanco). Nombre que recibe el mediano propietario que empeña su vida en aumentar su pequeño capital con una vida dedicada alemanamente al trabajo y al ahorro. 371
  • 335. A R Q U I T E C T U R A T R A D I C I O N A L Y E N TO R N O C O N S T R U I D O Bibliografía Estudios sobre la Comarca de Los Pedroches: Agudo Torrico, J., Las Hermandades de la Virgen de Guía en Los Pedroches, Caja Provincial de Ahorros de Córdoba. Córdoba, 1990. – Alimentación y cultura en el Valle de Los Pedroches, Mancomunidad de Municipios de Los Pedroches y Diputación Provincial de Córdoba, Ediciones Duque. Córdoba, 1999. López Navarrete, J., Recopilación de datos sobre Alcaracejos y sus costumbres, Excmo. Ayuntamiento de Alcaracejos. Pozoblanco. Córdoba, 1988. Merino Madrid, A., Historia de Añora. Diputación Provincial de Córdoba y Ayto. de Añora. Córdoba, 1994. – Ensayos sobre fiestas populares de Los Pedroches, Mancomunidad de Municipios de Los Pedroches y Excma. Diputación de Córdoba. Córdoba, 1997. Moreno Valero, M., La vida tradicional en Los Pedroches, Tipografía Católica Sociedad Cooperativa Andaluza. Córdoba, 2002. Pizarro, J., Vocabulario de Los Pedroches. Excma. Diputación Provincial de Córdoba y Excmo. Ayuntamiento de Los Pedroches. Córdoba, 1989. Solano Márquez, F., Pueblos cordobeses de la A a la Z, Excma. Diputación Provincial de Córdoba. Córdoba, 1976. Valle Buenestado, B., Geografía agraria de Los Pedroches, Excma. Diputación Provincial de Córdoba, Córdoba, 1985. Valverde Romero, J.C., Estudio Histórico Geominero del Valle de Los Pedroches, Grupo de Acción Local Proyecto Los Pedroches, S.A. Córdoba, 2000. Bibliografía sobre arquitectura tradicional: Agudo Torrico, J., “Reflexiones sobre un patrimonio en peligro”. En PH: Boletín del Instituto Andaluz del Patrimonio Histórico, nº 29, diciembre de 2002, pp. 183-193. Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía. Sevilla, 2002. Feduchi, L., Itinerario de arquitectura popular español. Volumen 4: Los pueblos blancos. Blume-labor. Barcelona, 1986 (1ª reimpresión). Flores López, C., “Arquitectura popular en Andalucía”, en Arquitectura Popular española, Tomo IV. Aguilar. Madrid, 1976. Hernández León, E., Una arquitectura para la dehesa: el Real de la Jara. Estudio antropológico de las edificaciones diseminadas en la Sierra Norte. Diputación de Sevilla, Servicios de Publicaciones. Sevilla, 1998. Jerez García, O., Arquitectura Popular Manchega. Las Tablas de Daimiel y su entorno, edita: Área de Cultura de la Excma. Diputación Provincial de Ciudad Real. Ciudad Real, 2004. Ordóñez, V. P., “La vivienda tradicional en la provincia de Málaga. Aproximación a partir del Inventario de arquitectura popular”. En PH: Boletín del Instituto Andaluz de Patrimonio Histórico, nº 29, diciembre 2002, pp. 194-206, Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía, Sevilla, 2002. Rodríguez Becerra, S., Problemática en torno a la catalogación de la arquitectura tradicional, en Catalogación del Patrimonio Histórico: contenido de las I Jornadas sobre Catalogación del Patrimonio Histórico, celebradas en Sevilla del 19 al 22 de abril de 1995, Instituto Andaluz de Patrimonio Histórico, D.L. Sevilla, 1996. 372
  • 336. COMARCA DE LOS PEDROCHES (CÓRDOBA, ANDALUCÍA) Rodríguez Pulgar, M.C.; Pelegrí Pedrosa, L.V.; Martín Rubio, A.D., Conocer la Serena. El Patrimonio Histórico Artístico. CEDER La Serena, Badajoz, 1995. Villanueva, J. de, Arte de Albañilería. Editorial Nacional. Madrid, 1989. López Galán, J.S.; Cifuentes Vélez, E.; López Gómez, J., “Arquitectura tradicional en el paisaje cultural del barranco del Poqueira”. En Demófilo, nº 31: Revista de Cultura Tradicional en Andalucía, Fundación Machado. Sevilla, 1999. Notas 1 Agudo Torrico, J., Las Hermandades de la Virgen de Guía en Los Pedroches. Caja Provincial de Ahorro de Córdoba. Córdoba, 1990, p. 11. 2 El municipio más cercano de Córdoba es Alcaracejos, a 74 Km, y los más distanciados son Belalcázar y Torrecampo, a unos 104 Km de distancia. 3 Merino Madrid, A., Ensayo sobre fiestas populares de Los Pedroches. Mancomunidad de Municipios de Los Pedroches y Excma. Diputación de Córdoba. Córdoba, 1997, pp. 26-27. 4 Carbonell Trillo-Figueroa, A., “Contribución al estudio de la prehistoria cordobesa. Cuchillo neolítico de Conquista”. En BRAC, nº 4, 1923, pp. 85-87. 5 Moreno Valero, M., La vida tradicional en Los Pedroches, Tipografía Católica Sociedad Cooperativa Andaluza. Córdoba, 2002. 6 Cuchillos: cada uno de los triángulos formados por dos pares y un tirante en una armadura de cubierta. Conjunto de piezas de madera o metálicas que constituyen una cubierta, una vez armadas sobre los soportes. Paniagua, J.R., Vocabulario básico de Arquitectura, Cátedra. Madrid, 1998. 7 Porción de tierra de labranza que se siembra un año y se deja descansar otro. 8 Moreno Valero, M., La vida tradicional en Los Pedroches, p. 77. 9 Carta dotal: documento en el que se detallaban minuciosamente todos los bienes que aportaban los cónyuges al matrimonio. En ella se recogían la dote del novio y de la novia y el precio de cada bien aportado al matrimonio. De esta manera los padres de los novios sabían con exactitud el valor económico de la dote de cada hijo/a. Procurando que la del resto de hijos fuera igual o similar en valor. A eso se le llamaba igualar la dote, que se hacía cuando el último de los hijos se casaba o cuando alguno de los padres fallecía. 10 La vida tradicional en Los Pedroches. Tipografía Católica Sociedad Cooperativa Andaluza. Córdoba, 2002. pp. 212-213. 373
  • 338. Comarca de la Sidra (ASTURIAS) Evalia Blanco Muñiz Rafael Balvino
  • 340. Situada en la zona centro-oriental del Principado de Asturias se encuentra una agrupación de seis concejos o municipios que dan nombre a la denominada Comarca de la Sidra. Precisamente la sidra, la bebida por excelencia de Asturias, es el nexo de unión de esta mancomunidad en la que se integran los dos concejos punteros de este sector, Nava y Villaviciosa, junto con los de Bimenes, Cabranes, Colunga y Sariego. La huella en el paisaje es notoria desde las “pomaradas” donde se recoge la manzana hasta los lagares industriales que salpican el paisaje y es donde hoy se produce la sidra para exportar al resto de Asturias. La unión de estos seis municipios abarca una superficie de unos 566 kilómetros cuadrados; con una población muy dispersa, salvo en las capitales municipales, reuniendo en total una población cercana a los treinta mil habitantes. Los orígenes sobre la constitución de la denominada Mancomunidad de la Comarca de la Sidra (MANCOSI) tienen su precedente en una primera unión de cuatro concejos, formada por Bimenes, Cabranes, Nava y Sariego, en la denominada Mancomunidad Centro-Oriental de Asturias (MASCOAS). La unión a este grupo de Villaviciosa en 1996 trajo consigo el cambio y la constitución de la actual Comarca de la Sidra, a la que se uniría Colunga en 1999. Como ya hemos indicado, la sidra es el símbolo de la Comarca. No obstante, otros concejos que tienen también gran peso en el sector sidrero, como Gijón y Siero, se encuentran fuera de este ente supramunicipal. Alguna de Comarca de la Sidra. las diferencias entre estos dos concejos y los actuales integrantes de la Mancomunidad radican, por ejemplo, en el distinto carácter social que estos dos concejos, integrados en lo que se ha llamado “Ciudad Astur”, tienen respecto a Bimenes, Cabranes, Colunga, Nava, Sariego o Villaviciosa. Y es que, en lo que se refiere a la actividad económica, por poner un ejemplo, los concejos de la Comarca de la Sidra tienen unas fuertes raíces en los sectores del campo y la ganadería. A estas actividades hay que unirles la propia actividad del sector sidrero, marcado por la temporalidad; la de la empresa láctea, muy recortada en los últimos años; y la que más está creciendo en los últimos tiempos, el sector servicios. ¿Qué finalidad tiene la Comarca de la Sidra? Pues, como se recoge en sus estatutos, la de solucionar los problemas comunes a los Concejos integrantes, a través de procedimientos de economía, eficacia y coordinación. Creando y sosteniendo servicios que les interesen. Y éstas son las actividades que la Comarca ha ve- 377
  • 341. A R Q U I T E C T U R A T R A D I C I O N A L Y E N TO R N O C O N S T R U I D O municipales que tomarán parte en las sesiones de la misma, y que se constituye dentro de 60 días a la toma de posesión de los cargos en cada uno de los ayuntamientos, tras la celebración de elecciones locales. Cada concejo tiene una representación de vocales que ha quedado establecida de la siguiente manera: Bimenes . . . . . . . . . . . . 3 vocales Cabranes . . . . . . . . . . . 2 vocales Colunga. . . . . . . . . . . . . 4 vocales Nava . . . . . . . . . . . . . . . . . . 6 vocales Sariego . . . . . . . . . . . . . . 2 vocales Villaviciosa . . . . . . . . 12 vocales El funcionamiento de la Mancomunidad se completa con la constitución de una Comisión de Gobierno, que tiene como misión la de asistir al presidente en el ejercicio de sus atribuciones, y una Comisión Informativa. Desde que la Mancomunidad viene desarrollando sus actividades como Comarca de la Sidra, han sido numerosas las iniciativas que se han desarrollado gracias a la unión de seis ayuntamientos de distintas corrientes políticas. Pero si ha habido alguna actuación que ha impulsado y desarrollado definitivamente la Comarca de la Sidra, esta ha sido la puesta en marcha de los programas de ayudas de Fondos Europeos. Simultáneamente a la entrada de Villaviciosa en la Mancomunidad, se ponía en marcha el Programa de Diversificación y Desarrollo de las zonas rurales (PRODER), a ejecutarse en un periodo de tres años (1996-1999). La pequeña y mediana industria, el sector de la sidra y el sector servicios, en especial la hostelería y el turismo, fueron los principales beneficiarios de un plan que en estos momentos se está desarrollando en una segunda fase, gracias al programa PRODER II. Mapa de la comarca. nido desarrollando en estos últimos años: gestión del parque de maquinaria, Sevicios Sociales, Gestión Urbanística, Desarrollo Local y Turismo, y Patrimonio y Medio Ambiente. Como cualquier otra entidad de estas características, la Comarca de la Sidra está regida por una serie de órganos en su funcionamiento. Así, consta de una presidencia, ocupada por una persona, alcalde o concejal, que es elegido de entre los miembros que forman parte de la mancomunidad, con una mayoría absoluta. Sus funciones son las relativas a la representación de la Mancomunidad, régimen de sesiones, ejecución, comunicación y suspensión de acuerdos, ordenación de pagos, presidencia de debates y subastas, así como la rendición y comprobación de cuentas y gestión de presupuestos, entre otras actividades. El cargo de presidencia cuenta con el respaldo de una vicepresidencia que tiene la obligación de colaborar con el presidente, y ejercer las funciones del cargo de éste, en caso de vacante, ausencia o delegación. Por su parte la Junta, creada entre todos los ayuntamientos, se encarga de determinar los representantes 378
  • 342. C O M A R C A D E LA S I D R A ( A ST U R I A S ) Concejo Superficie (Km2) Bimenes 32,69 2.285 Hab. 3 Cabranes 38,50 1.344 “ 6 “ Colunga 97,57 4.681 “ 13 “ Nava 95,81 5.681 “ 6 “ Sariego 25,00 1.452 “ 3 “ 276,20 14.465 “ 40 “ Villaviciosa Población División Territorial Parroquias Bimenes Sin duda alguna el concejo de Bimenes es el gran desconocido de los municipios que integran la Comarca de la Sidra. Aunque no existe actividad dentro de su territorio, Bimenes tienen gran vinculación con las vecinas cuencas mineras adonde acudían a trabajar muchos vecinos, concretamente a los contiguos concejos de San Martín del Rey Aurelio y Laviana. Bimenes destaca por lo accidentado de su relieve. Cuenta con una barrera natural de montañas, cuya mayor cota se alcanza con los 1.144 metros de altitud de Peña Mayor, y que se extiende por toda la zona sur del municipio. Geológicamente el terreno es carbonífero aunque, como ya hemos indicado, sin actividad extractiva reciente. La zona de Peña Mayor destaca por su terreno calizo. La historia del concejo de Bimenes tiene sus orígenes en los enterramientos tubulares megalíticos, localizados en los límites con San Martín del Rey Aurelio, Pola de Siero y Nava. Así mismo, se han localizado asentamientos castreños en la parroquia de San Emeterio, así como vestigios de una primitiva actividad minera. Pero los orígenes del Bimenes que hoy conocemos se remontan a la época bajomedieval. Por aquel entonces el territorio de Bimenes se encontraba dividido en una serie de donaciones o propiedades de varios monasterios. La referencia más antigua que se conoce se remonta al año 1161 en una donación particular en la que se menciona la heredad de Peñamayor desde Rozaes. Uimenes. En la baja Edad Media gran parte del territorio estaba bajo los dominios de los Noreña, hasta que en el 1332 Rodrigo Álvarez realiza una donación al Monasterio de San Vicente de Oviedo. El resto del actual concejo de Bimenes estaba repartido entre los monasterios de Santa María de la Vega y San Bartolomé de Nava. La supresión de Cotos y Señoríos en el siglo XIX dará paso al nuevo Concejo de Bimenes, cuya capital ostenta Martimporra aunque, se da la paradoja, que el núcleo de mayor población se encuentra en San Julián (363 habitantes). Económicamente la pobla- 379
  • 343. A R Q U I T E C T U R A T R A D I C I O N A L Y E N TO R N O C O N S T R U I D O Palacio de Estrada. Ruta de los molinos de Bimenes. ción se enmarca en el sector primario en un 65%, mientras que el resto se reparte entre el secundario (12%) y terciario (23%). En lo que se refiere a patrimonio cultural, destacar las construcciones del Palacio de Martimporra o de Estrada. Una gran construcción del siglo XVII en la que destacan sus dos torres laterales y el frontón de la fachada principal con el escudo de los Estrada. Construcciones de este tipo pero de menor porte también las podemos ver en Casona de La Sienra, así como la Torre de San Julián, construcción fechada entre los siglos XIV-XV. En lo que se refiere a la arquitectura tradicional, destacar el conjunto de molinos del Río Pra, incluidos dentro de una conocida ruta etnográfica y los cuales han sido objeto de diversas restauraciones. Dentro del ciclo anual, Bimenes y sus tres parroquias celebran sus respectivas festividades. Pero si algo ha hecho que Bimenes pase de ser un gran desconocido a ser punto de referencia en Asturias, es gracias a la Fiesta de Oficialidad del Asturiano. Y es que este pequeño concejo, en julio de 1997, fue el primero de Asturias en declarar el bable o asturiano como lengua oficial. Desde entonces se viene organizando, en fechas cercanas al primer fin de semana de julio, una fiesta que pretende ser una exaltación de la cultura asturiana y cuyo programa incluye conferencias, coloquios, teatro, concursos literarios en asturiano o certámenes de cortometrajes, entre otras actividades. Cabranes Enmarcado entre los concejos de Villaviciosa, Piloña, Nava y Sariego, se encuentra situado este pequeño Concejo marcado por un relieve de montañas suaves y surcadas por pequeños arroyos. Sobresaliendo alturas relevantes como las de Incós, La Soma y Peña Cabrera, el paisaje de Cabranes llama la atención por las grandes manchas de vegetación autóctona que se reparten por toda la geografía. Históricamente Cabranes se constituye como Concejo gracias al otorgamiento de una concesión Real o Carta Puebla, por el Rey Alfonso X “el Sabio”, que concede a Cabranes dicho documento en el año 1270, estableciéndose el límite con el vecino concejo de Villaviciosa, en el monte de Peña Cabrera. Pero los orígenes de Cabranes se remontan incluso a la época de la romanización con referencias a la existencia de una tribu denominada los cabrangini o cabruagénicos. El enfrentamiento en el siglo XIV entre el Conde de Trastamara y Pedro I hace que Cabranes se incluya en la confederación que forma en Oviedo a favor del monarca. Hecho que le permitiría tener representación en la Junta General del Principado. Sin embargo, la configuración que hoy se conoce de Cabranes no llegaría hasta 1862, cuando al concejo se incorpora el Coto de Camás, que hasta la fecha había pertenecido al Monasterio de Santa María de Valdediós. 380
  • 344. C O M A R C A D E LA S I D R A ( A ST U R I A S ) Cervera. Lastres, en Colunga. Cabranes, al igual que otras zonas rurales, ha vivido efectos como la emigración así como un paulatino envejecimiento de la población. Con la capitalidad en Santa Eulalia la economía de Cabranes se centra en el sector primario, que sobrepasa el 70%, mientras que el secundario no llega al 10% y el terciario supera ligeramente el 20%. Dentro de la actividad económica, aunque ésta haya desaparecido, es de destacar la actividad minera que, hasta mediados de la década de los años sesenta del pasado siglo, se desarrolló en la parroquia de Viñón, con la extracción de antracita. En lo que se refiere a lo relacionado con el Patrimonio Cultural de Cabranes podemos destacar la iglesia de San Julián de Viñón. Única construcción de estilo Románico existente en el concejo, así como diversos ejemplos de arquitectura tradicional, como hórreos de estilo Villaviciosa, pequeñas capillas y un ejemplo de la gran emigración que hubo en el concejo y que ahora ha quedado plasmada en unos magníficos ejemplos de arquitectura Indiana repartidos por todo el concejo. Y que tienen su máxima expresión en la Parroquia de Torazo que se estudiará más adelante. Precisamente Torazo destaca además por la singular festividad del Carmen y por la gran tradición existente en la elaboración de ramos que posteriormente son subastados. Cada una de las parroquias tiene sus correspondientes celebraciones, entre las que destacan dos cer- támenes que tienen lugar en la capital, Santa Eulalia. La Feria de Ganados de San Francisco, y el Certamen Gastronómico del arroz con leche. Colunga El Concejo de Colunga, último en ingresar en la Comarca de la Sidra, es, junto con Villaviciosa, la salida al mar de la Mancomunidad. Su geografía, aunque se trate de un concejo costero, está marcada por la sucesión de valles interiores y la ubicación de una barrera natural que sirve de límite, en la zona sur, con los concejos de Piloña y Parres. En esta barrera, la Cordillera del Sueve, se encuentra la mayor altura del concejo, el Picu Pienzu, que alcanza una altitud de 1.159 metros. Todos éstos tienen la peculiaridad de encontrarse a muy pocos kilómetros del litoral. Una zona marcada por los grandes acantilados y otros accidentes geográficos como el Cabo de Lastres, la Punta Misiera, la Playa de la Griega o la Punta del Penote. En el ámbito geológico son de destacar las formaciones litorales denominadas Tipo Lastres, así como las formaciones fosilizadas de la época jurásica que se extienden además por el litoral de los concejos limítrofes. En la zona interior de Colunga destacan los subsuelos carboníferos, habiendo existido en zonas como Carrandi, Libardón y La Riera pequeñas explotaciones mineras. 381
  • 345. A R Q U I T E C T U R A T R A D I C I O N A L Y E N TO R N O C O N S T R U I D O obtiene Carta Puebla de Alfonso X “el Sabio” en el año 1270, y a partir del siglo XVI contaría con representación en la Junta General del Principado. Por lo que respecta a su patrimonio cultural, destaca la iglesia prerrománica de Santiago de Gobiendes, fechada a finales del siglo IX o comienzos del X. También hay que hacer mención de la iglesia de Santa María de Sábada de Lastres, que alberga una importante imaginería del siglo XVIII. Por todo el concejo se reparten construcciones, principalmente casonas y palacios, fechadas entre los siglos XVI al XVIII, así como pequeñas capillas y Casas de Lastres. La actividad económica de Colunga se centra en cuatro campos: agricultura, pesca, ganadería y sector servicios. Este último acercándose al 40% de la ocupación. La actividad pesquera se centra en el otro núcleo de población de cierta importancia que existe en el Concejo: la villa de Lastres. Al igual que sucede con la agricultura y la ganadería, la pesca ha sufrido un notable cambio en todos sus sentidos: reducción de la flota, cupo de capturas, cierre de la actividad conservera, a lo que hay que unir el envejecimiento y jubilación de muchas personas. Por lo que respecta a la actividad sidrera Colunga ha sufrido una gran reducción que, curiosamente, no tiene que ver con coyunturas como las que hemos mencionado. El concejo llegó a contar con varias empresas del sector, incluyendo la firma comercial de mayor antigüedad que elaboraba sidra achampanada. En la actualidad el sector de la sidra se reduce a una sola fábrica de sidra natural. En el campo de la historia, Colunga tiene sus raíces en los asentamientos castreños de La Riera, Lué, Huerres, Gobiendes y La Isla. De la época de dominación romana es conocida la presencia de destacamentos de la Regio IV Macedónica con vestigios localizados como la estela de Sales o la lápida dedicada a Mitra hallada en La Isla. Teniendo en cuenta las referencias sobre asentamientos humanos a partir del siglo X Colunga, como otros concejos de la Comarca como Villaviciosa y Cabranes, Casa de pescadores. Lastres, Colunga. 382
  • 346. C O M A R C A D E LA S I D R A ( A ST U R I A S ) construcciones populares de gran interés etnográfico, como son la vivienda de pescadores. Dentro del marco de las celebraciones, podemos destacar las que tienen lugar en Lastres (El Carmen y San Roque); los certámenes gastronómicos de Colunga en honor a la Boroña y la Faba, o la que se celebra en la Majada de Espineres, a finales de agosto, junto con los concejos de Piloña y Parres, dando protagonismo al caballo asturcón. Nava Nava y Villaviciosa han sido protagonistas, durante muchos años, de una rivalidad en la que se trataba de dilucidar quién poseía hegemonía en el sector de la manzana y la sidra. Una rivalidad que, con la formación de la Mancomunidad, ha quedado casi en el olvido. El nombre de Nava hace referencia a una tierra fértil rodeada de montañas y marcada por manchas forestales de vegetación autóctona y regada por una vasta red de ríos y arroyos. La capital del municipio, Nava, es el principal núcleo de población del concejo. Una pequeña villa marcada por la actividad comercial, con mercado semanal y lugar de gestión administrativa de las seis parroquias en las que se divide el concejo. En la actividad económica el sector primario ha sido el predominante, aunque con un notable retroceso en los últimos tiempos, con un 40% de los empleos actuales. Tras la agricultura y la ganadería se sitúa el sector servicios, que sigue en constante crecimiento. Pero al hablar de sectores económicos, la actividad sidrera ocupa un lugar predominante. Hay que destacar la presencia en el concejo de once lagares destinados a la elaboración de sidra natural y uno de sidra gasificada. No hace tanto tiempo el número de lagares cuadruplicaba a las instalaciones actuales que durante los últimos años han entrado en un período de bonanza. La defensa y promoción de la sidra, entre otras acciones Junto al Molín de Pra. con la celebración del Festival de la Sidra, ha hecho que Nava recibiera el Premio Príncipe de Asturias al Pueblo Ejemplar en 1996. Dentro de la historia local, los orígenes de Nava hay que buscarlos en la época prerromana, con una serie de asentamientos castreños. Después de un gran período sin referencias históricas, Nava comienza a aparecer en documentos del siglo XI con la fundación del Monasterio de San Juan de Ranón, al que se dota con varias posesiones, entre ellas la de Salas de Nava. Como sucediera con Cabranes, Colunga y Villaviciosa, Nava obtiene Carta Puebla en el año 1270 de manos de Alfonso X “el Sabio”. El devenir histórico de Nava estuvo también marcado por la presencia del monasterio benedictino de San Bartolomé, del que ya existen referencias en el siglo XII. Otro núcleo de interés histórico es el de la casa y torre de la Ferrería, casa solar de los Nava o Díaz de Nava, y cuyas tradiciones tratan de vincular su fundación con la figura de la infanta Cristina, hija de Bermudo II. El resto de la historia local 383
  • 347. A R Q U I T E C T U R A T R A D I C I O N A L Y E N TO R N O C O N S T R U I D O Ceceda. Capilla de Santa Lucía. Llagar de Sobiganu. naveta se centra en el desarrollo urbano de la capital municipal y de los hechos históricos que, como sucedió en el resto de Asturias y del país, afectaron igualmente a Nava. En lo que respecta al patrimonio históricoartístico de Nava, podemos destacar construcciones como la iglesia de Santo Tomás de Priandi (Románica) o la iglesia de El Remediu, del siglo XVI. En el concejo también se pueden encontrar construcciones del siglo XIV, como la casa-palacio de la Ferrería o la capilla de Santa Lucía de Ceceda, de mediados del XVII. Dentro del capítulo que se refiere a patrimonio cultural y arquitectónico tenemos que mencionar dos construcciones singulares: el Balneario de Fuensanta, actual planta embotelladora de aguas minerales, que antaño fuera lugar de recreo de quienes se acercaban hasta el lugar para tomar las aguas; y por otro lado, en la misma capital del municipio, el espacio expositivo del Museo de la Sidra. Templo de culto a toda la cultura relacionada con la bebida típica asturiana. Paisaje de Sariego. gran parte de los veinticinco kilómetros cuadrados que ocupa el que es el concejo más pequeño de la comarca. Enmarcado por los concejos de Gijón, Villaviciosa, Pola de Siero y Nava, tiene sus principales relieves en la zona norte con la Cordal de La Llomba. De su geología destacan las numerosas corrientes subterráneas que dan lugar a otras tantas fuentes y manantiales, una de las cuales tiene la propiedad de ser de agua salada. De ahí el nombre del concejo. La formación del Concejo de Sariego, al contrario que el resto de los concejos de la comarca, se remonta a una serie de donaciones al Monasterio de San Pelayo de Oviedo, por el Rey Bermudo II, en el año 996, y al Monasterio de Santa María de Valdediós (Villaviciosa) por el Rey Alfonso IX. Ya en el siglo XI Sariego pudo contar con Carta Puebla, pero la oposición del abad de Valdediós y la abadesa de San Sariego A diferencia de la geografía que predomina en la Comarca de la Sidra, marcada por la sucesión de valles interiores y grandes elevaciones en el extremo sur, Sariego está caracterizado por las formas suaves. Es decir, montes con perfiles suaves y un gran valle que ocupa 384
  • 348. C O M A R C A D E LA S I D R A ( A ST U R I A S ) Pelayo lo impidieron. No obstante, mucho tiempo antes existen vestigios de la primitiva presencia humana con los vestigios megalíticos de La Magdalena, San Román o la Cueva de San Pedrín. La actividad económica de Sariego, al igual que el resto de concejos de la Mancomunidad, está marcada por la actividad agrícola y ganadera, que sobrepasa el 55% enmarcado en el sector primario. El resto de actividades se reparte en un 10% del sector secundario y el 35% del terciario. Además del patrimonio prehistórico que antes mencionábamos, Sariego cuenta con un patrimonio histórico-artístico que se centra en las iglesias de Sta. María de Narzana (siglo XII) y en las de Santiago de Sariego y San Román, que conservan vestigios prerrománicos. Cueva de San Pedrín. Sariego. Villaviciosa En 1999 Villaviciosa ingresaba en la que, a partir de entonces, pasaba a denominarse Comarca de la Sidra. Con este ingreso la Mancomunidad experimentaba un gran cambio, pues Villaviciosa es el concejo que mayor población reúne y de mayor extensión geográfica. Situada en la costa centro-oriental da salida al mar a la comarca, junto con Colunga. Pero a pesar de tener unas características, población y superficie, un tanto diferentes a las del resto de concejos de la comarca, las raíces históricas, sociales y culturales de Villaviciosa son las mismas que puede tener cualquiera de los otros cinco concejos sidreros. Sobre su geografía hay que destacar dos zonas: una interior, formada por una serie de suaves valles, y la zona costera, marcada por una gran llanura conocida como rasa costera o mariñana, que se extiende desde el límite con el concejo de Gijón hasta las proximidades con Colunga. Esta zona costera, marcada además por el fuerte relieve de los acantilados, cobra cierta singularidad con la presencia del estuario de La ría. Mirador del Gobernador. El Puntal, Villaviciosa. 385
  • 349. A R Q U I T E C T U R A T R A D I C I O N A L Y E N TO R N O C O N S T R U I D O la Ría de Villaviciosa. Declarada espacio de protección, e importante zona de refugio de aves migratorias. La historia villaviciosina arranca con la presencia de asentamientos castreños que se suceden en la ribera del accidente geográfico que define a Villaviciosa: la Ría. Desde enclaves privilegiados, desde los castros se controlaba todo lo que pasaba o pudiera pasar en los alrededores. Previamente a la concesión de la Carta Puebla por el Rey Alfonso X “el Sabio” el año de 1270, el que entonces se denominaba territorio de Maliayo, contaba ya con asentamientos humanos formando por entonces pequeñas parroquias rurales. Tras el otorgamiento de la Carta Puebla es cuando se empieza a formar el actual núcleo de la capital municipal. El primitivo asentamiento de Buetes, en la actual salida hacia Gijón, junto a la ría de Villaviciosa, da paso a la construcción de una pequeña Pola cercada por una muralla que se conservaría, hasta que comenzara a ser demolida o a construir sobre ella a principios del siglo XIX. Con el paso del tiempo la pequeña Pola medieval, formada por dos únicas calles, comenzaría a expandirse. Una expansión que en los últimos años ha tomado un nuevo giro, a raíz de la llegada de la Autovía del Cantábrico. Sobre la Villaviciosa actual podemos hablar de diversos ámbitos económicos. Villaviciosa pasa por ser uno de los más importantes concejos ganaderos y centro de gran importancia en lo que se refiere a la producción de manzana y sidra. En la capital municipal, Villaviciosa, se desarrollan otras actividades económicas que abarcan los distintos sectores, algunos de los cuales, como la construcción, han tomado últimamente especial crecimiento. La industria láctea, representada en Villaviciosa capital y en Quintueles, ha experimentado notables recortes, y el de la producción de la sidra está marcado por la temporalidad. De todas formas el sector primario en Villaviciosa sigue siendo Nuestra Señora de la Oliva. el predominante, acercándose al 50%, mientras que otros sectores, como el de servicios, sigue experimentando un notable crecimiento. En lo referente al patrimonio histórico-artístico y cultural, Villaviciosa tiene la vitola de ser el concejo que cuenta con el mayor patrimonio de arquitectura románica, como Santa María de la Oliva. Una veintena de pequeñas iglesias de este estilo se reparten por toda la geografía local, además de ejemplares concretos del estilo Prerrománico como San Salvador de Priesca y San Salvador de Valdediós. Este último declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. Tanto en el casco urbano como en algunas de las cuarenta parroquias, se pueden ver ejemplos de la arquitectura civil de los siglos XVI al XVIII en forma de casonas y palacios. En lo referente a arquitectura popular destacar la casa Mariñana, casa típica de la zona costera y los hórreos tallados de finales del siglo XV y principios del XVI del denominado Estilo Villaviciosa. Sobre el ciclo de festividades que se suceden en el concejo, cada una de las cuarenta parroquias tiene sus correspondientes festividades, algunas de las cuales con cierto renombre gracias a la incorporación de determinadas citas gastronómicas. La capital municipal celebra en septiembre sus fiestas en honor a la Virgen del Portal que, en los años impares, coinciden con la celebración del Festival de la Manzana. 386
  • 350. C O M A R C A D E LA S I D R A ( A ST U R I A S ) San Salvador de Valdediós. Valle de Peón. Aparte se celebran otros acontecimientos, también dentro del mundo gastronómico, como las Jornadas de la Faba o las Jornadas de la Ría y el Mar. en la confluencia de los concejos de Gijón, Sariego, Siero y Villaviciosa; el Picu Fariu, Pelapotros o Cualmayor. Otro paisaje típico de la comarca es el de la rasa costera o rasa mariñana. Una llanura que se extiende por toda la franja litoral de Villaviciosa y Colunga, y que termina junto al mar con la formación de grandes acantilados, que nos muestran formaciones rocosas de gran interés, así como restos y formaciones fosilizadas de la época Jurásica. En la zona costera hay que destacar también el estuario de la Ría de Villaviciosa. Importante refugio de aves, y que está catalogado como Reserva Natural Parcial. Dentro del paisaje natural de la Comarca de la Sidra, hay que hacer mención de una red de ríos y arroyos, caracterizados por cauces estrechos, pero caudalosos en época de crecidas. Gran parte de estos cauces discurren por profundas vaguadas pobladas por grandes manchas forestales de especies autóctonas, que compiten con el constante aumento de una especie foránea, objeto de innumerables debates: el eucalipto. Los concejos costeros de la comarca son los principales cultivadores de esta especie que resulta muy rentable; en otros municipios como Cabranes y Bimenes domina el bosque autóctono de castaños, robles y otras especies de la tierra. Como el resto de Asturias, el territorio que comprende la Comarca de la Sidra está marcado por una división que se puede denominar “territorial-eclesiástica”. Y marcado, a su vez, Los territorios, el entorno construido, la parroquia, el ejemplo de Torazo Todo asentamiento humano se produce cuando en un lugar se advierte la presencia de algún recurso económico, es decir, se dan unas ciertas condiciones de aprovechamiento que coinciden con las necesidades y capacidades del grupo social que está dispuesto a ocupar dicho territorio. El relieve y el clima condicionan las características de las edificaciones sobre la base de la localización espacial, de todos los condicionantes que influyen en la arquitectura, éstos son posiblemente los más estables a lo largo del tiempo. La geografía de la Comarca de la Sidra está marcada por una sucesión de valles interiores y elevaciones con una altitud media de 300400 metros, cotas en las que se pueden localizar asentamientos que podrían denominarse de media montaña. La excepción la podemos encontrar en elevaciones como las del Picu Pienzu (1.195 m) en la Sierra del Sueve (Colunga); Trigueiro (1.291 m) en Nava, Peña Mayor (1.144 m) en Bimenes y otras elevaciones que superan los seiscientos metros de altitud como la Peña de los Cuatro Jueces, situada 387
  • 351. A R Q U I T E C T U R A T R A D I C I O N A L Y E N TO R N O C O N S T R U I D O por un hábitat disperso que encuentra salvedades en los núcleos de mayor importancia como son las capitales municipales. A medida que nos alejemos de ellas, podemos encontrarnos algunos núcleos más o menos concentrados, bien a lo largo de una vía de comunicación (carretera comarcal) o en torno a la figura del edificio principal que es la iglesia parroquial. No obstante, la gran mayoría de la población rural se agrupa en caseríos dispersos, y en lo que se denomina quintana (asentamiento constituido por dos o tres viviendas familiares, cuadras y hórreos que dan servicio a las viviendas), muchos de ellos deshabitados en la actualidad. La primera figura que aparece en la división territorial es la del municipio, popularmente conocida como Concejo. Hacia la Edad Media comienza una serie de regulaciones en los antiguos señoríos, bien de ámbito laico o eclesiástico. Gran parte de los concejos del Principado de Asturias tienen sus orígenes en privilegios Reales o concesiones a través de documentos Reales. Los casos como Colunga, Nava o Villaviciosa, dentro de la Comarca de la Sidra, se remontan a concesiones de este tipo, muchas de las cuales se otorgaron a finales del siglo XIII bajo el reinado de Alfonso X “el Sabio”. Otros casos, como sucede con el concejo de Bimenes, tienen sus orígenes en antiguos señoríos de órdenes monacales. La siguiente figura que nos encontramos en la división territorial es la de la Parroquia. A diferencia del Concejo o Municipio, tiene un carácter natural. Procede de la época prerromana, en la agrupación de varias familias de ascendencia común y que estaban vinculadas a un territorio. Con el paso del tiempo y ya consolidados estos asentamientos, las parroquias actúan como pequeños municipios dentro del municipio. Los vecinos toman sus decisiones en reuniones vecinales, que suelen celebrarse a toque de campana en los cabildos de las iglesias parroquiales. Se toman decisiones que afectan al pueblo y se acuerdan accio- nes como trabajos en común para el mantenimiento de las comunicaciones, las llamadas y recordadas “sextaferias”. Hoy en día las actuales parroquias reciben una mayor tutela del municipio o Ayuntamiento, que es el encargado de nombrar un Delegado Territorial o Alcalde de Barrio. No obstante, en la mayor parte de los casos, las parroquias cuentan con asociaciones vecinales que se encargan de la organización de los festejos del pueblo, de mantener costumbres como la de la “sextaferia” y de que el pueblo no tenga problemas con el abastecimiento de agua. Sobre este último aspecto, muchas parroquias han constituido Comunidades Vecinales de Aguas. En líneas generales el hábitat de las parroquias aun siendo disperso difiere en grado de unas parroquias a otras. Por un lado nos encontramos parroquias con un hábitat totalmente disperso a base de una serie de pequeños núcleos y de caserías. Un ejemplo lo podemos ver en la parroquia de Sietes (Villaviciosa). En otros casos la parroquia puede estar formada por una serie de núcleos y caserías, también dispersos, pero con un núcleo principal, donde se encuentra la iglesia parroquial en un lugar destacado, y además, ese mismo núcleo, contar con varias zonas o barrios, es el caso de la parroquia de Torazo (Cabranes). Este último ejemplo lo podemos aplicar también en la parroquia de Lastres (Colunga). El núcleo principal, la villa de Lastres, cuenta con varias zonas o barrios, algunos de ellos con nombres referentes a la actividad pesquera (La Nansa, Los Balleneros…). El otro núcleo, independiente y que forma parte de la parroquia, es el de Luces. Situado en plena rasa costera y aunque se encuentra a pocos kilómetros de Lastres, de carácter netamente agrícola y ganadero. Cada parroquia tiene sus propias señas de identidad, señas que se ponen de manifiesto en determinadas épocas del año, como por ejemplo con motivo de la fiesta patronal. Según la cultura o las tradiciones de una u otra parro- 388
  • 352. C O M A R C A D E LA S I D R A ( A ST U R I A S ) quia, uno de los actos enmarcados dentro de las fiestas y que no han cambiado con el paso del tiempo son las procesiones. Siempre tienen como escenario las calles o caminos del pueblo y con un itinerario establecido desde hace mucho tiempo, en algunos casos la procesión llega hasta un lugar determinado, por lo general una cruz o un pequeño altar de piedra, y retorna a la iglesia por el mismo sitio. En otros casos, y siempre partiendo de la iglesia parroquial, el desfile termina en una capilla. En el caso de las zonas costeras, ya sea Tazones o Lastres, las celebraciones de la Virgen del Carmen o de San Roque tienen su momento álgido con la celebración de la salida a la mar. Otras cosas que no han cambiado, relativamente, son ciertas actividades o acciones que, por un motivo u otro, realizan los vecinos de las parroquias. Lo que se considera como otra tradición, un día a la semana, por lo general los martes o los miércoles, es el día del mercado que se suele celebrar en la capital del munici- pio. Es el día en el que las personas que viven en los pueblos ponen a la venta, en los lugares donde tradicionalmente se celebran los mercados, los productos de la huerta. En muchos lugares, por no decir todos, la venta de ganado el día de mercado ha desaparecido por completo, y solamente se pueden ver acontecimientos de este tipo en ferias ganaderas o en los mercados de ganados que existen en poblaciones como Pola de Siero. El día de mercado es también el día que la gente del campo aprovecha para realizar las gestiones burocráticas que surgieran, en el Ayuntamiento o, en el caso de los que todavía se dedican a la actividad ganadera, en las Oficinas Comarcales de Agricultura y Ganadería del Principado de Asturias. Por último, el día de mercado es también el día, entre otras cosas, para ir a la consulta del médico en los Centros de Salud. Pasamos a estudiar con más detalle la parroquia de Torazo, perteneciente al Concejo de Cabranes. Estructura de la Parroquia de Torazo. 389
  • 353. A R Q U I T E C T U R A T R A D I C I O N A L Y E N TO R N O C O N S T R U I D O Parroquia de Torazo. Espacios de producción. La Parroquia de Torazo está constituida por un terreno montañoso de no muy elevada altura, los asentamientos se sitúan en un conjunto de lomas de remate redondeado, siempre adaptándose a las curvas de nivel más elevadas y escogiendo siempre las llanas. Los barrios cuentan por tanto con excelentes vistas, probablemente la no ausencia de horizonte, junto con la pobreza, fue la plataforma de despegue hacia tierras lejanas en una parroquia donde la emigración fue tan intensa. Los distintos barrios que constituyen la parroquia se conectan por carreteras que discurren por las crestas y en torno a ellos se distribuyen las tierras de labor. Los valles se van cerrando y poblando de vegetación autóctona hasta llegar a los riachuelos que estructuran este modelo de paisaje. Hoy estos riachuelos son prácticamente inaccesibles y es donde antaño se situaban los molinos harineros que formaban parte del equipamiento comunitario. El orden tradicional rural se basa en el aprovechamiento de las tierras de labor, orga- Castiellu, Cabranes. nizadas en erías cerca de los pueblos. La agricultura es la base de la mayor parte de los asentamientos en el territorio. Los procesos de colonización y la aparición de nuevas tipologías edificatorias coinciden con las mejoras producidas por los avances técnicos en la explotación agrícola, principal fuente de riqueza hasta el siglo XIX, como aparición de arados de hierro o la introducción de nuevos productos venidos de América, o capitales procedentes de la emigración. 390
  • 354. C O M A R C A D E LA S I D R A ( A ST U R I A S ) Organización de la comunidad. Lugar público abierto: El núcleo rural (barrio), el ejemplo de Torazo El maíz provocó una expansión demográfica y económica que generó los elementos más característicos del paisaje asturiano, en esta época arrancan las modificaciones arquitectónicas más características de la arquitectura popular actual. Las arquitecturas que han llegado hasta nosotros han evolucionado y se han reformado sucesivamente a lo largo del último milenio, siendo difícil encontrar ejemplos puros pertenecientes a un momento y lugar concretos. Hoy en día no hay aprovechamiento de los prados, que están más bien abandonados. En resumen, la estructura de la sociedad tradicional se basa fundamentalmente en la actividad agrícola ganadera, que junto con la artesanal, pesquera y comercial, daba forma a las distintas soluciones constructivas. Los cambios en la sociedad y en la economía rural han producido un cierto desajuste entre los edificios y la actividad, las construcciones ya no se adecuan a la función que las vio nacer y sufren modificaciones poco respetuosas o se abandonan directamente. Hablábamos en el capítulo anterior de la figura de las parroquias, dentro de la división territorial de los Concejos y Comarca de la Sidra. Hoy la figura de las parroquias se asocia al ámbito eclesiástico y así la iglesia parroquial, tanto parroquias con núcleos concentrados como diseminados, sigue siendo el edificio principal. Los concejos, como ya hemos visto, están divididos en parroquias, y éstas, a su vez, también se hallan divididas. En la actualidad, los distintos núcleos o caserías que conforman la parroquia son denominados “barrios”. Todos ellos tienen sus denominaciones o topónimos que hacen referencia, en algunos casos, a localizaciones geográficas, cruces de caminos, bosques… y, en otros casos, las denominaciones tienen tras de sí un profundo análisis léxico resultante de una primitiva denominación que se puede remontar a otras épocas. Organización de núcleo rural de Torazo. 391
  • 355. A R Q U I T E C T U R A T R A D I C I O N A L Y E N TO R N O C O N S T R U I D O Torazo. Plano de usos. El núcleo rural de Torazo posee una gran riqueza en cuanto a elementos estructurantes. Se resumen en él las distintas formas de organizar el entorno construido, que se dan de un modo aislado en las aldeas de la comarca. Por esta peculiaridad se eligió para su análisis. Los distintos elementos que organizan la trama del núcleo de Torazo son: – La iglesia, que aglutina casi de un modo semicircular las distintas edificaciones de su entorno. En su mayoría son casas pertenecientes a clases pudientes cuyo estado de conservación es bastante bueno. La iglesia está ubicada en un pequeño promontorio, en el “prau” (prado) hay un “texu” y algún “banquín” (banco) para sentarse. – La capilla está directamente relacionada con la cultura vernácula de la comunidad, situada en un antiguo robledal donde se realizaban la mayor parte de las actividades comunitarias. – El eje iglesia-capilla que coincide con la carretera principal que atraviesa el pueblo es donde se llevan a cabo las procesiones, y la principal vía de comunicación. – La organización de los barrios más populares corresponde a un esquema centrípeto. La morfología de las manzanas es alveolar, y su parcelación, pareada. Surgen de este modo unas construcciones de frente mínimo, separadas por muros medianeros de mampostería. La exposición al exterior es mínima, evitando así las inclemencias del tiempo. Estas manzanas se organizan en torno a un espacio central donde se disponen los hórreos o graneros, en las manzanas se alterna el uso de cuadras y el de vivienda. Finalmente, las viviendas de indianos que se organizan a las afueras del pueblo, en torno a la vía principal, siguiendo un esquema de villa urbana. Resumiendo: el núcleo rural de Torazo se estructura en torno a una serie de elementos singulares de carácter fundamentalmente público, entre los elementos singulares públicos de carácter abierto podemos destacar: 392
  • 356. C O M A R C A D E LA S I D R A ( A ST U R I A S ) Tejo y capilla. La plaza, Torazo. Cabranes. El robledal secular, que constituye un verdadero espacio público, el primitivo espacio de relación donde se llevaban a cabo las ferias de ganado, la venta de ramos en la fiesta del “bollu”, es donde en definitiva se celebran las fiestas o se reúne la comunidad. En Asturias un tejo o un roble son árboles con antiguos valores sagrados, cuya longevidad corre paralela a la de la propia aldea, en el caso del roble suele indicar el lugar donde se reunía el concejo. Los robles eran, en virtud del poder reconocido por la comunidad, verdaderos jueces de paz, guardianes de la justicia y la veracidad, en vez de jurar sobre la Biblia se hacía bajo el roble sagrado, se trata de un espacio claramente simbólico. francamente tristes por lo sufrido durante las obras, lo cual pudimos constatar, pero al menos no los talaron. La plaza, en este ejemplo, constituye un auténtico lugar público, sin embargo en Asturias generalmente las construcciones se disponían libremente en el interior de la quintana. Los caminos eran tan sólo los que la comunicaban con el exterior de la aldea o espacios residuales entre los distintos solares, las calles carecen de trazado a priori, y el tejido de aspecto alveolar sigue un trazado orgánico e irregular adaptado a la topografía. Son por tanto estas aperturas o plazas otra singularidad de Torazo. La plaza está abierta al sur con estupendas vistas y protegida al norte por las edificaciones, es un lugar de reunión donde se juntaban cuando terminaban las duras jornadas de trabajo, también era donde se organizaban los trabajos comunitarios. Este espacio público de tipo lúdico se organiza en torno a la carretera principal donde se alinean unos árboles “pláganos” y un pequeño muro de contención de piedra, también tiene algunos bancos que hoy están arreglados y los disfrutan pacientemente las octogenarias del pueblo. Los lavaderos y fuentes eran otro de los lugares públicos abiertos, donde se reunían las mujeres del pueblo a hacer sus tareas y a conversar. En Sariego, Villaviciosa, Nava y Colunga han sido rehabilitados recientemente. “A la sombra de aquel roble Di palabra a una morena. El roble será testigo Y ella será mi cadena”. En torno a este espacio lúdico se ubicaban las boleras y otros juegos tradicionales que hoy han sido recuperados en parte. Hoy, el robledal más bien parece un parquecito urbano surcado por bancos, caminos pavimentados y juegos para los niños. También ha sido habilitada una zona para aparcamiento que da servicio a un hotel de nueva construcción. Contaba una vecina, que se autodenominaba “la guardiana de los robles”, que dos de éstos estaban 393
  • 357. A R Q U I T E C T U R A T R A D I C I O N A L Y E N TO R N O C O N S T R U I D O cenas; maseras, para la elaboración del pan, y ferraes, especie de cubos cónicos para el transporte de agua. En los pueblos, junto con el carpintero, era muy frecuente la existencia de un ferreru, que se encargaba de la elaboración de toda clase de utensilios metálicos tanto para las actividades agrícolas y ganaderas como para usos domésticos. En determinadas zonas geográficas se desarrollaban otras actividades como la alfarería, para la elaboración de toda clase de utensilios de cerámica; o la cantería, muy frecuente en la rasa costera, donde se trabajaba la piedra tanto para construcciones como en la elaboración de abrevaderos, fregaderos, pegollos para hórreos, etc. Nuevamente merecen una mención aparte las actividades artesanales de las villas marineras. Hasta la llegada de novedosos productos, antes todo se hacía de manera artesanal. Las redes, nansas, cuerdas, plomos… hasta los mismos cebos para la pesca se hacían a mano, de igual manera que los carpinteros se encargaban de los arreglos en las embarcaciones o de la construcción de nuevos barcos y botes. Siguiendo en las villas marineras, y más concretamente en Lastres, hay que hacer igualmente mención de la actividad conservera que se desarrolló en esta villa. Hasta un total de ocho pequeñas conserveras llegaron a funcionar hasta hace unos cuarenta años, además de otra actividad, totalmente ajena a este sector, como fue la elaboración de cigarros en otra empresa familiar. Pero los pueblos y parroquias, además de estar marcados por sus costumbres y tradiciones, lo están también por acontecimientos singulares que tuvieron lugar en sus dominios. Leyendas, hechos que rompieron en cierto modo la monotonía… En muchos pueblos las leyendas tienen un carácter netamente mitológico, en el que aparecen personajes de la mitología asturiana: Trasgos, Xanes, Cuélebres, Nuberos… Y la presencia de estos singulares personajes puede ser aprovechada, Madreñeru. Hay otros lugares que aun siendo de carácter privado participaban de lo público, nos referimos al espacio debajo de un hórreo, la puerta de un pequeño taller o los portales de las viviendas, y era ahí donde se desarrollaba una pequeña industria artesanal, con la que muchos vecinos cubrían sus necesidades en lo relativo a utensilios para el campo, la ganadería y la casa. Muchas de estas actividades han desaparecido. Otras, afortunadamente, van camino de ser recuperadas. La artesanía de la madera se centraba en la elaboración de madreñas, el calzado típico asturiano empleado en las labores del campo y que aislaba del frío y la humedad. En otros casos el trabajo con madera tenía su demanda en la construcción de hórreos y paneras para el almacenaje de cereales y productos de la huerta; carros para el transporte de forrajes y productos agrícolas; lagares para la elaboración de sidra, y la construcción de pequeños muebles para la casa: vasares o ala- 394
  • 358. C O M A R C A D E LA S I D R A ( A ST U R I A S ) en algunos casos, para provocar acontecimientos, en parte cómicos, en parte paranormales, que todavía hoy son recordados. En otros casos estos hechos históricos pueden estar relacionados con situaciones climatológicas: una nevada, un temporal… Sobre este último todavía se recuerda en Lastres (Colunga) una galerna, en 1944, que se cobró la vida de trece lastrinos, una pequeña parte de lo que sucedió aquel día en el resto del litoral asturiano. No obstante el hecho de que en zonas rurales se hayan producido hechos históricos, resulta poco frecuente y todo deriva a los avatares que sucedían en una y otra casa. Organización de la comunidad urbana. Lugar público cerrado Hablamos en el anterior capítulo de la red de espacios públicos donde se organiza la vida en los pueblos, pública o comunitaria. Hay que destacar también aquellos espacios públicos de carácter cerrado que también han marcado la vida en estos pueblos, como son: la iglesia, la ermita, el casino o el bar-tienda. La iglesia de Torazo es el centro religioso de todo el territorio de la parroquia, que integra varias aldeas y barrios. Fue fundada en 1685 según cuenta una inscripción en un dintel. La planta de la iglesia es rectangular, de nave única cubierta por bóveda de crucería, y el crucero por bóveda estrellada, ambas bóvedas conservan pinturas. La orientación es esteoeste. El pavimento es de losas sepulcrales de los siglos XVI y XVII, el púlpito es de piedra. En la fachada principal se halla la torre con un reloj y una hornacina cerrada con un cristal que alberga la imagen del santo patrono a caballo. En el exterior, el alero se remata con canecillos románicos de varios estilos, quizá traídos de otro edificio. La superficie ronda los 174 m2. En el ejemplo que nos ocupa, la iglesia sí condiciona la morfología del núcleo habitado, Capilla de la Sienrra, Torazo. hecho que no suele ocurrir siempre, pues normalmente están ubicadas en espacios exteriores al poblado, reconocidos por sus buenas vistas. La iglesia puede considerarse uno de los elementos cuya función social perdura y por tanto se mantiene en buen estado de conservación, en muchas ocasiones gracias a las aportaciones de los propios vecinos para su restauración. La capilla de la Sienrra, cuyo nombre procede del emplazamiento, es de planta cuadrada con bóveda estrellada, y está dividida en dos zonas por un muro de carga. El pavimento es de losas de piedra, y su orientación, este-oeste. El alero es de sillares de piedra y el pórtico de planta cuadrada cuya cubierta apoya sobre pilares de piedra. Los muros son de mampostería y están enfoscados, los contrafuertes se construyen a base de sillares. La superficie de la nave ronda los 90 m2 y el pórtico unos 45 m2. Las capillas eran normalmente de dimensiones muy reducidas, este tipo de espacios se conce- 395
  • 359. A R Q U I T E C T U R A T R A D I C I O N A L Y E N TO R N O C O N S T R U I D O Morfológicamente apenas se distingue de una vivienda particular, a no ser por los bancos que se disponían en la entrada, de hecho el local se situaba dentro de la propia vivienda compartiendo la cocina, en el interior presenta una llamativa imagen en la que se combinan los vasos de vino y las estanterías repletas de las más variopintas mercancías, son muy característicos los artesonados de madera empleados para resolver los expositores así como las barras de madera, que los convierten en auténticas joyas. Hoy es un negocio poco viable y en proceso de desaparición, las causas son la jubilación de la persona que está al cargo, la clientela cada vez más disminuida por la fuerte despoblación, y unos limitados beneficios que contrastan con la gran carga de trabajo que supone regentar este tipo de negocios, los clientes son también poco consumidores, a diferencia de las personas jóvenes, y además muchos de ellos son asiduos a no pagar al contado. En definitiva nos encontramos ante otra especie en proceso de extinción. Las escuelas o casinos. En la década de los años 70 y 80 del pasado siglo, las concentraciones escolares trajeron consigo el cierre de muchas escuelas rurales que hoy presentan un lamentable estado de abandono. Muchos de estos edificios fueron construidos gracias al apoyo de los emigrantes, los llamados “indianos”, que quisieron dejar huella en su lugar de origen. La preocupación por la educación infantil en las zonas rurales fue uno de los principales objetivos de los llamados indianos. En la Comarca de la Sidra son innumerables los ejemplos de edificios escolares construidos con las ayudas de estas personas siguiendo, además, los modelos de la denominada “arquitectura indiana”. Su labor ha hecho que algunos pueblos cuenten en la actualidad con edificios de mayor o menor singularidad, como los casinos, edificios construidos gracias a la constitución de asociacio- Chigre o bar-tienda. bían como refugios mínimos o auténticas casas del patrón, sus dimensiones exigen la realización de ciertas actividades en el exterior. Actualmente la capilla se mantiene en buen estado de conservación. El chigre o bar-tienda se ubica en Torazo en la parte trasera de la iglesia, mientras unos van a la iglesia otros esperan en el chigre, costumbre muy arraigada en la región. El chigre en solitario existe desde hace siglos en el campo asturiano, es el chigre-tienda el que tiene su inicio hacia la segunda mitad del XIX y aparece cuando las condiciones del campesinado mejoran coincidiendo con la aparición de nuevos cultivos, como el maíz y la patata, que permitieron el aumento de la productividad agraria; el hombre del campo empieza a insertarse dentro de una economía monetaria, abandonando la autosuficiencia, estos locales le servían para vender sus propios productos y aprovisionarse de aquellos de los que carecían, el sistema de pago estaba basado en la libreta de deudas. 396
  • 360. C O M A R C A D E LA S I D R A ( A ST U R I A S ) nes o círculos de emigrantes de un mismo lugar de origen. Los casos concretos de Sietes y Torazo son un ejemplo. En ambos casos los Casinos jugaban un papel en el pueblo como lugar de ocio y reunión, además de otros usos, como el caso de Sietes, que llegó a albergar la casa del médico y una pequeña biblioteca. La vida en los pueblos y parroquias de la Comarca de la Sidra estaba marcada por un ciclo periódico de actividades agrícolas. Según la época o la estación del año, las aldeas asistían a unas labores marcadas por la colaboración mutua entre los propios vecinos. Estas tareas se organizaban en esta red de espacios públicos abiertos y cerrados de la que hablamos anteriormente. Todos se ayudaban, y cuando uno terminaba su labor, se iba a ayudar al que no había finalizado. Esta ayuda comunal se hacía más patente en unas actividades determinadas, como aquellas en las que el trabajo en el campo se complementaba con una segunda actividad que requería unos usos comunes; utilización de lagares, vecería en molinos, utilización de determinada herramienta o maquinaria, etc. A finales del mes de junio y principios de julio, se iniciaba una labor que con el paso del tiempo ha sufrido notables cambios debido, entre otros factores, a la mecanización de determinadas labores. Con la vista puesta en el invierno, se iniciaba la recogida de la yerba o hierba destinada al consumo y forraje del ganado. En la actualidad esta labor se realiza en muy poco tiempo gracias a las máquinas de empaque y emboladoras, pero antaño la recogida de la yerba duraba varias semanas y había que estar muy pendiente de las condiciones climatológicas. El primer paso era el del segado, lógicamente a guadaña. A la vez que los segadores iban avanzando, se iban formando con la yerba segada surcos paralelos que, tras el correspondiente secado, había que ir volteando. Tras unos días, y una vez secada la yerba, se realizaba una primera recogida que La faena de la sig se mantenía en el mismo prado, formando pequeños montones o cuques, que seguidamente serían recogidos para formar otros montones de mayor tamaño, conocidos como balagares. La recogida final de la yerba tenía como destino el almacén que se situaba en la parte superior de la cuadra, conocido como tenada, o bien en un espacio cercano a la casería donde se plantaban unas varas, por lo general de eucalipto, y en torno a las cuales se apilaba la yerba hasta llegar al extremo superior. Eran las facines, que bien podían hallarse en formas individuales o agrupadas. Paralelamente a los trabajos de la recogida de la yerba, el verano era la época de recolección de los productos que se cosechaban en las huertas y huertos de las caserías: patatas, cebollas, ajos… toda clase de verdura y frutas para el consumo doméstico, aseguraban el poder pasar el invierno sin grandes apuros. Otra actividad de carácter colectivo tenía y tiene lugar los años impares, es la recolección de la manzana. A finales de septiembre y principios de octubre, las pomaradas son el escenario donde los vecinos se reúnen para la recogida de manzana, que luego se destinará, según su variedad, para la elaboración de sidra o para el consumo de mesa. La recogida de la manzana se realiza en varias veces, desde las que ya han caído, hasta las últimas que aún permanecen en los manzanos. Posteriormente, a la hora de la elaboración de la sidra, la 397
  • 361. A R Q U I T E C T U R A T R A D I C I O N A L Y E N TO R N O C O N S T R U I D O unión entre los vecinos se ponía nuevamente patente en todo el proceso de elaboración. Hay que tener en cuenta que en muchas aldeas existían lagares de uso privado, por lo general vinculados a grandes caserías, y otros tenían un uso mancomunado, es decir, que todos mayaban en el mismo lagar, donde disponían de uno o varios toneles designados. En todo el proceso, desde que la manzana llegaba al lagar, hasta que era embotellada, la unión de los vecinos era decisiva. nación con otra actividad muy popular en las aldeas y de suma importancia dentro de lo que se ha denominado “cultura del pan”. Hay que tener en cuenta que en gran parte de las caserías asturianas la alimentación giraba en torno a una materia prima muy valorada como era la harina. Esta “cultura del pan” abarcaba un proceso que se iniciaba en los campos, seguía con la recolección y almacenaje, y la transformación del grano en harina en los pequeños molinos harineros, lo que culminaba en las manos de la mujer con la elaboración de productos como pan, tortas y, en ocasiones especiales, boroñas. El uso de los molinos podía hacerse de dos maneras: mancomunada o pagando en especie por el uso del mismo. Los molinos mancomunados o de vecería fueron los más habituales en muchos ríos de Asturias y de la Comarca de la Sidra. Precisamente en este territorio, según varios estudios realizados, el Concejo de Bimenes contó con una docena de estas construcciones, la mayor parte en el río Pra, donde se han rehabilitado buena parte de los mismos. Cabranes, por su parte, se abastecía de harina en una veintena distribuida por todo el concejo. Y Villaviciosa llegó a contar con un total de 166 molinos repartidos por ríos y riegas del concejo, en muchas de las cuales todavía hoy se pueden ver interesantes concentraciones molineras. El uso mancomunado de los molinos se regía por una normativa en la que cada vecino tenía derecho a un día de molienda al mes en uno o varios molinos. Por lo que respecta a los molinos de pago o también llamados de maquila, el molinero se cobraba en pago una pequeña parte de la molienda, lo que se conocía popularmente como la maquila. Este pago también se realizaba, en los molinos mancomunados, a la persona que se encargaba de la conservación y reparación de la maquinaria. Equivalencias de pesos y volumen en la sidra Ochavo Pipa de manzana Pipa de sidra 80 Kg. de manzana 800 Kg. de manzana 450 a 480 litros de sidra 640 botellas de 3/4 de litro Con el otoño a la vuelta de la esquina, los trabajos seguían adelante. Era el momento de recoger determinados cereales, como el maíz y la remolacha, aunque el cultivo de esta última casi ha desaparecido. Por lo que respecta al maíz, cuyo cultivo comenzó a proliferar en Asturias a partir del siglo XVII, ha tenido y tiene numerosas utilidades, tanto para el consumo humano como para los animales. En la recolección de este cereal también jugaba un papel destacado la unión vecinal, en especial cuando tenían lugar las esfoyazas, motivo de auténtica fiesta en la que todos participaban en la elaboración de las riestras de mazorcas, que luego serían colgadas de los hórreos y paneras, así como de los corredores en las propias casas. La planta del maíz, en la actualidad triturada y ensilada, es usada como forraje para el ganado, pero en los campos de cultivo suele ser aprovechada, por su gran crecimiento, como guía para el cultivo de la alubia típica asturiana: la faba. El cultivo de determinados cereales, como el maíz, el trigo o la escanda, tenía su culmi- 398
  • 362. C O M A R C A D E LA S I D R A ( A ST U R I A S ) ciones. Algunas de estas cofradías en la actualidad son puro recuerdo; en otros casos continúan siendo las encargadas de cumplir con las tradiciones que tienen como escenario la iglesia parroquial. En algunas poblaciones, como el caso de Lastres, la Cofradía de las Ánimas del Purgatorio recibía donaciones económicas e incluso casas que en la actualidad siguen siendo propiedad de las Ánimas, aunque la gestión corra a cargo del Arzobispado de Oviedo. Otras agrupaciones o cofradías, muy populares concretamente en las poblaciones marineras, eran las Cofradías de Pescadores. Entre sus objetivos estaban los de apoyo y socorro a los marineros con ayudas económicas, por medio de pagas anuales como la del “Peluco”, una ayuda que se remonta al siglo XVIII y que tuvo gran arraigo en Lastres hasta la década de los años sesenta del pasado siglo. Las Cofradías de Pescadores se encargan además de regular, en cierta medida, la actividad pesquera del pueblo, del uso y mantenimiento del material empleado en las labores de pesca. En líneas generales la vida en los pueblos, ya sean de la Comarca de la Sidra como del resto de Asturias, ha sufrido un importante cambio. A la hora de preguntar por ocupaciones y recursos económicos, la gente echa la vista atrás para recordar cómo era la vida antes, pero pronto vuelven a la realidad. Una realidad marcada por el envejecimiento de la población, el despoblamiento, en definitiva un decrecimiento general respecto a la vida de hace sesenta o setenta años. La actividad agrícola se reduce, en muchos casos, a pequeños cultivos para uso doméstico, mientras que la ganadería se ha concentrado en grandes explotaciones ganaderas, en especial a raíz de la entrada en la Comunidad Económica Europea, llegando a desaparecer las pequeñas explotaciones. En la zona costera sucede más o menos lo mismo: la flota pesquera de Lastres (Colunga), la más importante de la Comarca, se ha visto reducida en los últimos tiempos, lo que se comple- Equivalencias de pesos en la molienda 1 Galipu 1 Copin 1 Zalemin 1 Nega 2 Galipos 4 Galipos 16 Galipos 4 Kg. 8 Kg. 16 Kg. 32 Kg. La unión de los vecinos, salvo alguna que otra diferencia que pudiera haber, también se ponía de manifiesto en otras determinadas ocasiones de las que ya hemos hablado de manera parcial. Las fiestas de los pueblos, ya fuera la patronal o por una ocasión especial, eran algunos de los momentos en los que la celebración de determinados actos como los bailes, todavía hoy muy recordados, originasen y consolidasen dicha unidad. Los bailes, acompañados bien por la pareja de gaiteros, o por alguna pequeña banda de música, muy abundantes en la década de los años treinta y cuarenta del pasado siglo, solían tener su lugar concreto de celebración, ya fuera en las inmediaciones de algún chigre o bar, en las inmediaciones de la iglesia o, en caso concreto como los de Sietes y Torazo, en el pequeño Casino que se había levantado gracias a las aportaciones de los emigrantes. Los bailes solían celebrarse con motivo de las fiestas del pueblo, pero también en otras ocasiones, como una boda o como actividad dentro del programa de homenaje a la marcha del maestro de la escuela o del cura de la parroquia. El espíritu de unión entre los vecinos de la parroquia, se ponía también de manifiesto en el ámbito puramente religioso. Muchas iglesias y parroquias contaron y cuentan con asociaciones de carácter religioso: las cofradías. Es de destacar la gran devoción en muchos pueblos a las Ánimas del Purgatorio, el Perpetuo Socorro o, sobre todo en los pueblos costeros, a la Virgen del Carmen. Estas devociones movieron a la creación de cofradías que tenían la labor de organizar actos de culto y celebraciones vinculadas con las citadas devo- 399
  • 363. A R Q U I T E C T U R A T R A D I C I O N A L Y E N TO R N O C O N S T R U I D O muchos pueblos y que sirve también para mantener las buenas relaciones con quienes viven de continuo en el pueblo, hace que se conserven en buen estado las casas familiares, no así el mantenimiento de otras posesiones como pueden ser fincas, prados, pomaradas, huertas… En este sentido mucha gente se reafirma en algo que repiten constantemente: “Hoy ya no se trabaja como antes”. Los pueblos de la Comarca de la Sidra, como sucede en el resto del Principado, están enmarcados dentro de una parcelación característica del norte de España: el minifundio. Antes cada parcela tenía asignada una utilidad, solía estar separada por setos vegetales, las sebes, o bien por mojones de piedra bajo los que se disponían unos trozos de teja con los que se delimitaban las propiedades. Eso sí, siempre con testigos presenciales. A un lugar determinado se llevaba el ganado a pastar; en otro se segaba el forraje; las huertas eran las zonas de cultivo de los productos para la casa o, en caso de excedente, para la venta en el mercado semanal… Sin embargo, el hecho de que la actividad agrícola y ganadera haya decrecido ha provocado sustanciales cambios. La parcela en la que antes pastaban las vacas, hoy ha desaparecido invadida por la maleza o, tratando de obtener cierta rentabilidad, ha sido convertida en campo de cultivo para el eucalipto. Ante esta situación, en algunos lugares existe el temor de que, con el paso del tiempo y con las generaciones futuras, esta situación se produzca también con las casas. La posibilidad de ir a los pueblos de origen resulta mucho más fácil respecto a hace sesenta o setenta años. En la actualidad los pueblos se hallan comunicados por una red de caminos o carreteras vecinales que van entroncando con otras vías de comunicación de mayor envergadura. El asfaltado de lo que antes eran caleyes o caminos de carro, unido al cambio en los modos de vida, facilitan esos traslados temporales. En el caso de los pueblos Taller de redes. menta con un cambio en los modos de vida de las gentes del mar. Por lo demás, si tenemos en cuenta el decrecimiento de la actividad agrícola y ganadera respecto a ese periodo de hace sesenta o setenta años, las actividades actuales en los pueblos están encaminadas al sector servicios, con la apertura de establecimientos de turismo rural o la recuperación de antiguos oficios artesanales. En algunos casos concretos, como sucede en la parroquia de Torazo (Cabranes), se abren pequeñas cooperativas textiles. La vida actual en los pueblos está marcada por un aumento temporal de la población. ¿Cómo es esto? Pues es un claro ejemplo de otro de los problemas con los que se ha tenido que enfrentar el medio rural: la emigración. Los fines de semana, la época estival o la celebración de las fiestas patronales en el pueblo, son algunas de las fechas señaladas en las que muchas personas retornan a sus lugares de origen y el pueblo parece recobrar algo de vida. No obstante el retorno semanal, típico de 400
  • 364. C O M A R C A D E LA S I D R A ( A ST U R I A S ) de la Comarca de la Sidra, comunican pueblos y caserías con carreteras del ámbito autonómico y nacional, a lo que hay que añadir el paso de la Autovía del Cantábrico por los concejos de Sariego, Villaviciosa y Colunga. En definitiva muchas cosas han cambiado en los pueblos, y otras hoy son puro recuerdo, como se recuerdan las rivalidades que había con los habitantes de otros pueblos que, en la mayoría de los casos, tenían un cariz cómico. Más que rivalidad podemos encontrarnos diferencias que afectan a ámbitos diversos, como el carácter social o ideológico, entre otros. Estas diferencias las podemos encontrar entre dos entidades de población que, por lo general, suelen ser la capital del municipio, por un lado, y una entidad que podría ser calificada como secundaria o en la que tuvo lugar cierto desarrollo económico al igual que en la propia capital. Casos concretos en la Comarca de la Sidra los tenemos en los concejos de Bimenes entre Martimporra (capital) y San Julián; Villaviciosa y Tazones, en el concejo de Villaviciosa, o el más significativo y arraigado: Colunga y la villa marinera de Lastres. En este último caso las diferencias entre las dos villas se han llevado a diversos campos a lo largo de la historia. Sociedad, cultura, ideología política… todas estas situaciones hacen que entre Colunga y Lastres exista cierta desconfianza o recelo. tos, salvo los cortejos lógicamente, que motivaban la reunión de vecinos, familiares y conocidos en general, que se trasladaban desde distintos puntos del concejo y de la comarca. Todos estos acontecimientos tenían también sus costumbres y tradiciones que con el cambio en las formas de vida del mundo rural, han acabado también por desaparecer. Los amuletos de azabache en los recién nacidos; las formas en las que se formalizaban las relaciones de pareja o las costumbres antes y después de un entierro, han pasado a formar parte de la cultura tradicional asturiana. Los cortejos En la cultura tradicional asturiana no hay descritas unas costumbres fijas a la hora de iniciar una relación de pareja. Lo que se conocía como echar la persona, solía hacerse con motivo de determinados acontecimientos: un baile, una reunión vecinal con motivo de determinadas actividades comunales como las esfoyazas (elaboración de las riestras de maíz) o los filandones (actividad en la que se trabajaba la lana). Pero además de estos acontecimientos cualquier momento o lugar era el apropiado para tratar de iniciar una relación. A la salida de la iglesia, camino de la fuente… Respecto a la formalización de las relaciones, cobra especial significado el que el pretendiente entrara o no en la casa de la novia. En algunos casos sí se llegaba a pedir formalmente la mano de la novia por medio de un intermediario, por lo general un familiar del pretendiente. El ciclo vital del campesinado El día a día en el mundo rural estaba marcado, además de por las labores en el campo y la casa, por una serie de acontecimientos que constituyen lo que se ha llamado ciclo vital. Nacimientos, defunciones, cortejos y bodas, venían también a romper en cierto modo la vida cotidiana de los campesinos. Todos estos acontecimientos tenían como escenarios, lugares como la propia casa y el edificio principal del pueblo, la iglesia. Eran acontecimien- La boda Como ya hemos comentado, las figuras de la casa y la iglesia parroquial toman especial protagonismo en gran parte de los acontecimientos que marcan el ciclo vital en los pueblos. La salida de la novia de la casa a la iglesia era el primer acontecimiento que marcaba los festejos, así como la salida de la iglesia de la pareja 401
  • 365. A R Q U I T E C T U R A T R A D I C I O N A L Y E N TO R N O C O N S T R U I D O recién casada hacia el lugar donde se iba a celebrar el banquete, por lo general la casa del novio o de la novia o, en casos concretos antes mencionados, en determinados edificios que pudiera haber en el pueblo, como los casinos o algún bar que en día tan señalado registraba una actividad frenética. Sobre los asistentes al acto, por lo general solían ser los familiares tanto del novio como de la novia. Y es que antes las familias eran muy numerosas. En cuanto a los banquetes, si hablamos de gastronomía, nada tiene que ver con las bodas actuales, siendo la estrella del ágape la gallina. Hay que tener en cuenta también las dificultades que había a la hora de preparar una comida a la que podían acudir, como mucho, medio centenar de personas, en especial en la dura época de la posguerra, cuando había que recurrir al estraperlo para obtener las necesarias materias primas a unos precios desorbitados. enfermo o a punto de morir. Dicha campanilla era la señal utilizada para indicar que en ese momento el cura del pueblo llevaba el viático a una determinada casa. Una señal que también servía para que las personas que se encontraban por el camino inmediatamente se arrodillaran a su paso. Nuevamente, los escenarios cuando alguien moría eran los de la casa del difunto y la iglesia. En el primer lugar, y más concretamente la habitación del difunto, era donde se realizaba el velatorio, con el rezo del rosario. Mientras tanto en otro lugar de la casa, en este caso la cocina, se despachaba café acompañado con anís o coñac; algo que se agradecía especialmente si todo esto ocurría una fría noche de invierno. Por lo que respecta a la celebración religiosa, en muchas iglesias existían diversas formas o categorías de celebrar un funeral. Eran los oficios de Primera, Segunda o Tercera clase, que se diferenciaban, por ejemplo, en los cirios utilizados para alumbrar el féretro, o en el número de misas que se decían por el alma del difunto. Los nacimientos Al igual que otros acontecimientos, los partos tenían lugar en la propia casa. Por aquel entonces jugaba un papel muy importante la labor de las comadronas, algunas de las cuales se tenían que desplazar varios kilómetros allá donde se requiriera su presencia. En determinadas zonas la propia comadrona era la que portaba en brazos al recién nacido el día que recibía las aguas bautismales. Según las costumbres asturianas, la superstición se ponía de manifiesto con los recién nacidos, a los cuales se les ponían medallas de alguna devoción o amuletos de azabache. Las fiestas Además de los acontecimientos que hemos citado y que marcan el ciclo vital en las casas rurales, habría que incluir también otro acontecimiento que se puede enmarcar igualmente en dicho ciclo: las fiestas. Por lo general las parroquias rurales, en una fecha señalada del año, celebran sus fiestas en honor al patrono o patrona bajo cuya advocación se levanta la iglesia parroquial. También existen celebraciones en honor a advocaciones que, sin tener la titularidad parroquial, tienen gran arraigo en la parroquia. Es lo que sucede en muchas iglesias parroquiales o bien en un determinado barrio o núcleo donde se levanta una pequeña capilla. La celebración de las fiestas tradicionales sigue un programa muy definido. A diferencia de hoy en día, en el que las celebraciones se Los entierros Al igual que las bodas, la defunción de una persona era el otro de los acontecimientos que reunía a vecinos y conocidos, algunos de los cuales se desplazaban desde otros puntos del concejo o de la comarca. El repique de una campanilla por alguna calle o camino del pueblo era la primera señal de que alguien estaba 402
  • 366. C O M A R C A D E LA S I D R A ( A ST U R I A S ) alargan dos o tres días con diversas actividades, las fiestas de antes se celebraban el día propio de la festividad. Una alborada con cohetes anunciaba el inicio del día señalado, cuyo acto central era el oficio religioso en la iglesia parroquial. Seguidamente se celebraba la procesión en la que desfilaba la imagen del patrono, el palio, en caso de coincidir con la celebración del Corpus, y los ramos. Estructuras de madera, adornadas con ramas vegetales y ofrendas, principalmente panes, que tras concluir la procesión serían subastados en lo que se conoce como la puya’l ramu. Tras los actos de la mañana las casas de la parroquia eran los escenarios de la comida, donde en día tan señalado se degustaba un menú más especial respecto a un día corriente. La fabada y las carnes, bien de vacuno o de ave; boroña preñada, hecha con harina de maíz y rellena de panceta y chorizo; y postres como el arroz con leche, constituían todo un banquete que podía reunir a tantas personas como si de una boda se tratara. Ya por la tarde, en un escenario próximo a la iglesia, en lo que se conoce como el prau la fiesta, se celebraba la romería, en la que destacaba la pareja de gaiteros, las pequeñas bandas de música y, cómo no, la barraca donde se dispensaba la oportuna sidra mientras se desarrollaba el animado baile al que acudían, además de los propios vecinos de la parroquia, personas que se pegaban auténticas caminatas desde otros puntos del concejo y de la comarca, en la mayor parte de las ocasiones cruzando montes. Nacimientos, bodas, entierros, fiestas… ¿y el resto de los días? ¿Cómo era un día normal en la vida de una familia campesina? Pues sin grandes sobresaltos. El hombre, trabajando en el campo, con el ganado, manteniendo la actividad de la casería en la que la mujer también tomaba parte en diversas actividades, aunque su lugar de trabajo fuera principalmente en las labores de la casa. Las actividades agrícolas Subasta del Bollu en la capilla de la Sienrra. eran el principal sustento de la casería y, a la vez, una parte de las mismas, indispensables para el mantenimiento de la pequeña ganadería, la cual, aparte del cuidado de las cabezas de ganado vacuno, podía verse ampliada con la cría de otras variedades, como porcino, lanar, caprino y, en menor medida, caballar. El ordeño, la limpieza de la cuadra, la siega de forrajes, el arado de la tierra y la siembra así como el mantenimiento en buen estado de las distintas zonas de la casería, eran las principales tareas del campesino mientras su mujer elaboraba el pan y demás sustentos, iba a la fuente a por agua y al lavadero o al río a lavar la ropa. Todo este conjunto de actividades tenía como escenario la casería o quintana. Como ya indicábamos anteriormente, ésta se podría calificar como una unidad de producción que está compuesta por varios elementos arquitectónicos necesarios para todas estas actividades. Bien estuvieran unidos a la propia casería, o fueran compartidos, como ya hemos visto igualmente con otras casas. Arquitectura menor de la comunidad. Mobiliario El conjunto de pueblos y caserías que agrupa cada una de las parroquias de los concejos incluidos en la Comarca de la Sidra han sido objeto de diversas mejoras en los últimos años, el asfaltado de las vías de comunicación, alum- 403
  • 367. A R Q U I T E C T U R A T R A D I C I O N A L Y E N TO R N O C O N S T R U I D O brado público, recogida de basuras… En la vida de hace unos sesenta o setenta años estos servicios y equipamientos no existían. En lo relacionado con equipamiento, es decir, elementos que pudieran convivir con el paisaje rural, las caserías y los pueblos, podemos encontrar, principalmente, elementos relacionados con la actividad religiosa de la parroquia. Un elemento que podemos encontrar en muchas parroquias son los altares de piedra que se suelen utilizar con motivo de la fiesta Sacramental o Corpus. Suelen aparecer adosados al ábside de la iglesia o situados exentos a unos metros de la misma. Otro elemento que podemos incluir dentro de este apartado es una construcción muy frecuente en Asturias, y en la Comarca de la Sidra, en las zonas interiores de los concejos: las capillas u oratorios de Ánimas. Estas construcciones, como su nombre indica, están levantadas para el culto a una devoción, antes mencionada, muy popular en Asturias y Galicia, la Benditas Ánimas del Purgatorio, y por lo general se sitúan en cruces de caminos y su construcción suele estar auspiciada por algún particular en pago de una promesa. Arquitectónicamente los oratorios de ánimas consisten en una capilla de reducidas dimensiones, de planta cuadrada o ligeramente rectangular, con cubierta a dos o cuatro aguas. El interior, cerrado con una reja metálica o de madera, suele albergar una cruz de madera o alguna otra imagen religiosa. En algunos casos el espacio interior cuenta con un pequeño cepillo donde depositar las limosnas. Capilla de Ánimas. bras, la unidad familiar se puede calificar como una unidad de producción. La casería está formada por una serie de elementos arquitectónicos: la casa, como elemento principal, la cuadra, el lagar, y el hórreo. Sobre la arquitectura tradicional en Asturias no existe un modelo estándar de vivienda. En lo que sí suele haber coincidencia es a la hora de llevar a cabo la construcción de una casa. Por lo general solían ser albañiles de la misma zona los que se encargaban de esta labor, utilizando para ello materiales del entorno o de otras zonas próximas. Un criterio de máxima importancia a la hora de construir una casa es el de la orientación, de tal modo que la casa ofrezca unas condiciones óptimas según la época del año: calidez en invierno y frescura en verano. Normalmente las casas suelen estar orientadas al sur o el oeste, en especial las situadas en la rasa costera y zonas que dan al mar. Sobre los materiales empleados en la construcción de las casas tradicionales, hay que destacar el uso de materiales como mampostería de caliza o arenisca, empleando pequeños sillares únicamente para los vanos de ventanas y puertas y en las esquinas. Para los tabiques interiores se suele emplear tablilla engarzada y, en función de la capacidad económica de la casa, otros productos, como entrelazado de varas con recubrimiento de adobe, e incluso determinados materiales naturales con cuali- Vivienda civil: La casa (casería) Hasta ahora nos hemos referido en numerosas ocasiones a los núcleos rurales y las parroquias. La figura individual de casería se asocia a la figura de la familia campesina en la que se reparten las distintas labores y trabajos de la casa, el campo y la ganadería. En otras pala- 404
  • 368. C O M A R C A D E LA S I D R A ( A ST U R I A S ) Portal de casa mariñana. dades aislantes como las mazorcas de maíz. Soluciones estas últimas que en algunos casos se llegan a aplicar para los muros exteriores. No podemos olvidarnos de las edificaciones típicas de las villas marineras. Construcciones que nos pueden mostrar diferencias arquitectónicas según el status social de sus habitantes. En el caso de las viviendas de clase humilde, como las de los pescadores, son construcciones que se caracterizan por su estrechez en las fachadas, uso de paredes medianeras, a modo de cortafuegos, y el cierre de corredores superiores, con galerías acristaladas, lo que hace que actúe como protección frente a los rigores del mar. En otros casos, y ya pertenecientes a clases más acomodadas, hay que hablar de edificios de gran porte, con fachadas de varias plantas que se rematan con galerías acristaladas o corredores voladizos. Respecto a lo puramente arquitectónico, pasamos a estudiar cuatro tipos de casas de relevante presencia en toda la Comarca. Casa mariñana del Museo Etnográfico “Pueblo de Asturias”. dentro de la empresa doméstica está en estrecha relación con la estructura familiar y se ajusta al sexo y a la edad y se desarrolla en el contexto de la casa” (Adolfo García). La casa y la organización de sus distintos usos representan el modo de vida del campesinado y no se encuentra en Asturias mejor ejemplo para ilustrar esta idea que la casa mariñana, por su antigüedad y sobriedad formal. La casa mariñana es de planta rectangular y cubierta a dos aguas, con faldones paralelos a la fachada principal que se orienta al sur. La distribución se organiza en torno a dos muros maestros interiores, uno perpendicular y otro paralelo a la fachada principal. Los espacios generados se conectan a través del portal. El portal: espacio abierto en el centro de la fachada principal, a él se abren todos los espacios de la casa, es un lugar de gran importan- La casa mariñana “La lógica económica del campesinado tradicional se basa en la fuerza de trabajo familiar y en la satisfacción de las demandas de la unidad económica doméstica. El objetivo fundamental de la economía campesina tradicional es la satisfacción del presupuesto anual de consumo de la familia. La división del trabajo 405
  • 369. A R Q U I T E C T U R A T R A D I C I O N A L Y E N TO R N O C O N S T R U I D O de piedra con una canalización de desagüe paralela al muro principal que atraviesa hasta el exterior. La cocina es un espacio hermético que se ilumina por una ventana en la fachada lateral o posterior. Representa la auténtica fábrica, la pieza más importante de la casa, el lugar donde se llevan a cabo las manufacturas que son diversas y por tanto se compartimenta con muebles y tabiques tabla creándose un espacio multiuso. En la cocina podemos encontrar: el cuarto caliente; la duerna o mesa donde se realizaba la matanza; el ferraderu, mueble en el que se disponía la ferrada y el cazo para el agua; el armario-alacena para guardar los utensilios de cocina; la masera para amasar el pan y también para guardarlo; el horno para prepararlo; el arca para guardar la ropa y otro para herramientas; el llar donde se cocina, al lado el escaño que es un banco de madera con mesa abatible. Se observa a través de la formalización física la importancia del pan en la cultura tradicional asturiana, esta formalización se lleva a cabo en un mueble, la masera, de dimensiones considerables, y en el horno que se construía en el interior de la cocina, y que en algunos casos sobresale por el exterior de la casa. Cuartos de afuera. Casa mariñana. cia a nivel laboral y social pues en él se realizan algunos trabajos a cubierto y es el centro de reuniones familiares y sociales, el solado es de losas de piedra y en él se suelen disponer bancos. Los cuartos de afuera: son habitaciones que se disponen a izquierda y derecha del portal, a modo de cajones de madera. El suelo entarimado sobre rastrel se eleva un peldaño del plano del portal. El muro que se abre al portal es de tablazón y entre el techo (entramado de madera) y la caída del faldón de cubierta se forman dos pequeños desvanes abiertos, a los que se accede mediante escalera de mano desde el portal, en ellos se guardan los aperos de labranza y utensilios de uso poco frecuente. La cuadra es un espacio hermético que dispone su acceso al fondo del portal, un muro maestro lo separa de la casa, en el muro norte están los comederos. Sobre la cuadra está la tenada donde se abren huecos para alimentar a los animales, tiene una entrada de hierba que también da al portal. El pavimento es de losas La casa corredor La casa corredor se organiza en torno a dos muros maestros interiores de 60 cm de piedra, paralelos a la fachada principal. Estos muros dividen el espacio de planta baja en cuadra, cocina y portal con cuarto de afuera, esta zona es la más antigua que se conserva, todavía hoy se puede ver el horno en la cocina y el llar en el ejemplo de la fotografía. El “cuartu” (habitación) de afuera con tabique de tablazón se abre al portal. La cocina y, al fondo de ella, una escalera que conduce a la planta de arriba. Sobre el llar y frente a la escalera hay un hueco para la salida de humos, 406
  • 370. C O M A R C A D E LA S I D R A ( A ST U R I A S ) Casa corredor. se aprovecha este hueco para colocar el “sardu” (secadero de varas entretejidas que se usaba para secar las castañas). En las casas más antiguas el humo salía por todo el tejado. Al arribar a la planta alta nos encontramos con la sala, que es la zona de más prestigio de la casa. Su función era reuniones familiares y acontecimientos sociales, estaba vedado al uso de los rapaces (hijos pequeños), que casi no podían mirar el reloj, el aparador, la mesa y las sillas que allí se disponían. A la sala se abrían dos cuartos mínimos que se usaban de dormitorio, y también el corredor. El corredor: espacio de fuera atrapado dentro. El corredor funciona de filtro que protege los espacios interiores de la intemperie, está orientado al sur y se utiliza de secadero de productos agrícolas. Se construye de madera y consta de basa, balaustrada y pies derechos que soportan el alero. Este elemento, característico hoy del medio rural asturiano, no aparece hasta el siglo XVII, difundiéndose de un modo más generalizado en el siglo XIX. Con el paso del tiempo y el cambio de costumbres, estas casas han sufrido diversas modificaciones. Las antiguas cocinas o llares han dado paso a las cocinas de forja. El mobiliario como los vasares, armarios para guardar los utensilios de cocina, arcones para guardar la ropa o maseres para la elaborac