La escultura romana se caracteriza por decorar la arquitectura y tener una fuerte influencia de la escultura griega clásica y helenística. Los romanos desarrollaron el retrato realista y el relieve histórico con gran maestría técnica, representando de forma naturalista y contemporánea temas políticos e históricos. La escultura cumplía funciones funerarias, propagandísticas y de inmortalización de personalidades y acontecimientos.