Las antenas de comunicación inalámbrica podrían reducirse hasta 100 veces su tamaño actual gracias a un descubrimiento de ingenieros de la Universidad Northeastern de Boston. Esto permitiría el desarrollo de implantes cerebrales, dispositivos biomédicos diminutos y smartphones y satélites más pequeños. Los investigadores lograron que las antenas funcionen con resonancia acústica en lugar de ondas electromagnéticas, cuya longitud de onda es más corta y permite antenas más pequeñas.