Entre 2002 y 2013, se registraron 908 asesinatos de defensores del medio ambiente en 35 países, principalmente en América Central y del Sur. Los crímenes, vinculados a la defensa del territorio ante actividades ilegales como la minería y la tala, reflejan una preocupante cultura de impunidad, donde solo el 1% de los culpables es condenado. Brasil y Honduras lideran el número de asesinatos, exacerbados por la connivencia de las fuerzas de seguridad con intereses empresariales.