La basílica de Saint Sernin en Toulouse es un templo románico dedicado a San Saturnino, el primer obispo y mártir de la ciudad que murió en el siglo III. Para albergar sus reliquias se construyó una modesta basílica en el siglo V que fue ampliada entre 1077 y 1096 para acoger a los numerosos peregrinos. La basílica posee una gran nave central flanqueada por dos naves laterales y mide 120 metros de largo, siendo la iglesia románica más grande del mundo.