El documento describe el sistema de calendario romano a lo largo de la historia. Comenzó como un calendario lunar de 10 meses, luego se reformó a uno solar de 12 meses durante la República para alinearse con el año natural. Todavía había desajustes que se corregían mediante la inserción ocasional de meses intercalares. Finalmente, el calendario juliano lo arregló con precisión en el siglo I a.C. Los días se clasificaban como fasti o nefasti según su disponibilidad para actividades civiles y religiosas.