El capítulo II de Paulo Freire aborda la educación bancaria como un instrumento de opresión, donde el educador deposita conocimientos en educandos pasivos, fomentando una relación de dominación. Se propone una concepción problematizadora que busca la liberación de ambos, promoviendo que educadores y educandos aprendan juntos y se humanicen en el proceso. La educación debe superar la contradicción entre educador y educando para lograr una verdadera emancipación y transformación social.