El documento describe las características de un buen carácter cristiano, incluyendo la mansedumbre y la humildad. Explica que la mansedumbre implica no irritarse ante las ofensas y aprender de los errores del pasado. La humildad no es debilidad sino oposición a la arrogancia y se manifiesta a través de acciones como perdonar a los demás y no querer sobresalir sobre aquellos que tienen menos. Jesús invita a aprender de él porque es manso y humilde de corazón.