El materialismo histórico de Marx sostiene que la historia es un proceso dialéctico basado en las relaciones de producción y la actividad práctica de los hombres, en contraposición al idealismo hegeliano que ve la historia como el desarrollo de ideas. Marx argumenta que las condiciones económicas determinan las estructuras políticas y sociales, y que la lucha de clases impulsa el cambio histórico hacia un eventual comunismo, donde se superarán las divisiones de clase y la alienación. Así, la evolución de la historia humana se define por el cambio en los modos de producción, culminando en una sociedad comunista donde se dará inicio a la verdadera historia del hombre.