La penitencia es un elemento esencial de la vida cristiana, que se debe practicar tanto de manera individual como comunitaria, especialmente durante la Cuaresma y los viernes. Se enfatiza la importancia de las obras de penitencia y la austeridad, así como la necesidad de integrar la humildad y la humildad dentro de la comunidad de fe. La Iglesia también fomenta la realización de actos de caridad y el ejercicio de la abstinencia como formas de penitencia.