El texto destaca la importancia de la paz como un don de Dios y un esfuerzo humano colectivo, enfatizando que no se limita a la ausencia de guerra, sino que implica justicia y fraternidad. Las naciones deben trabajar juntas para garantizar la seguridad y el bien común, enfrentando desafíos como la violencia y el patriotismo extremo. La paz requiere una corresponsabilidad activa de todos los individuos y autoridades para cultivar un entorno seguro y fraterno.