La Plaza de San Pedro del Vaticano diseñada por Bernini cumplía dos funciones: acoger grandes masas de fieles y celebrar liturgias al aire libre, y servir como metáfora de la Iglesia Católica, cuyos brazos abiertos acogen a todos. Bernini diseñó una plaza elíptica rodeada por columnatas y estatuas, con un obelisco en el centro, que enfoca la atención hacia la basílica y da protagonismo a su fachada a través de perspectivas y juegos de