El documento aborda las consecuencias didácticas de la teoría de J. Piaget, destacando la importancia de la autonomía como objetivo educativo y la interacción activa del alumno con su entorno en el proceso de aprendizaje. Se enfatiza que el desarrollo intelectual depende de factores como la maduración fisiobiológica, la experiencia con objetos y la transmisión social, integrados por un proceso de equilibración. Además, se destaca que el conocimiento es una construcción activa y que las experiencias prácticas y sociales son fundamentales para una educación que fomente la creatividad y el pensamiento crítico.