Las crisis hipertensivas son un aumento agudo de la presión arterial que puede provocar daño a órganos como el cerebro, el corazón y los riñones. Se clasifican en urgencias y emergencias hipertensivas, siendo esta última una condición más grave que requiere un tratamiento inmediato y controlado para preservar la integridad orgánica. El manejo incluye la reducción gradual de la presión arterial utilizando diversos escalones terapéuticos según la severidad de la crisis.