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                                                                                                          Autor:

                                                                                                          Germán Dehesa es
                                                                                                          periodista y comunicador.




Buen Dolor
“Para mí el dolor, el mío y el del mundo, el real, el inventado y el gratuito, es un reto para
la fortaleza de nuestro espíritu, un incentivo para nuestra inteligencia… y una agresión de
la cual nos podemos defender con legitimidad”.




                uando George Bernard



C                Shaw recibió a una dele-
                 gación de irlandeses rebel-
                des que le pedían apoyo
              para su causa, pronunció
estas palabras: “¡Cuánto ganará la hu-
manidad cuando descubra que sufrir no es
un mérito!”. Bernard Shaw era irlandés, sin
embargo, rechazaba totalmente ese catoli-
cismo sufridor de sus coterráneos y esto
mismo lo imposibilitaba moralmente para
apoyar la causa irlandesa. Es posible que
Shaw no tuviera demasiadas noticias acerca
de México, pero de haberlas tenido, hubiera
reaccionado de modo similar. Nosotros
también somos una cultura del sufrimiento.
Lo somos desde hace muchos siglos.

En nuestras civilizaciones indígenas los dio-
ses se alimentaban de sangre y basta con
leer los Huehuetlatolli (Pláticas de los
Ancianos) que recopiló Fray Andrés de
Olmos, para saber que la educación de
niñas y niños se basaba en el castigo y la tor-
tura física. A esto añádanle el catolicismo
contra-reformista que trajeron los españoles
con sus Cristos sangrantes, sus tribunales
inquisitoriales, su fanatismo, su concepto Ü                                                     Ariel Rodríguez/Facer Editores




                                                     DOLOR                  DORIXINA                         17
del martirio como máxima gloria y ya                       casa era particularmente tenebroso. Diga-
     podemos deducir qué tipo de cultura es la                  mos que éramos una familia decente y nor-
     nuestra.                                                   mal de aquellos años 50. De hecho, me
                                                                podría haber ido peor.
     Nuestro panteón entero es de dioses terri-
     bles con la sola excepción de Tonantzin-                   Mi mamá, aunque podía considerársele una
     Guadalupe, a quien nos acercamos con las                   sufridora eficiente, no tenía que hacer nada
     rodillas y el corazón sangrantes en busca del              junto a una madrina que era, ella sí, toda
     consuelo suficiente para seguir sufriendo.                 una profesional y una llorona de tiempo
     Aunque no nos ocuparemos de ellas, las                     completo. Me imagino que mi mamá, que
     consecuencias sociopolíticas de esta dispo-                de vez en cuando reía, la odiaba en el fondo
     nibilidad para el sufrimiento son enormes:                 de su alma y aunque decía admirarla,
     un pueblo dócil, manejable, resignado, que                 envidiaba cordialmente esa inagotable
     acepta a caciques y gobernantes corruptos                  capacidad lacrimógena de mi madrina: si le
     como pruebas que llegan directamente del                   daban un regalo, lloraba; si no le daban
     cielo para darnos la oportunidad de acumu-                 regalo, lloraba más fuerte; si una hija se
     lar más penas y privaciones altamente re-                  casaba, berreaba; si el primogénito no se
     compensables en el más allá. Un pueblo de                  casaba, estallaba en lágrimas; si había silen-
     mujeres enlutadas, así lo veía Yánez, que                  cio en su casa,se moría de tristeza;si su hijo
     convierte su vida en una insana competencia                el menor ponía un disco de Pérez Prado,
     de sufrimiento. Los dioses quieren sangre y                lloraba fuertísimo porque decía que era
     sufrir es un mérito.                                       música pagana y el infausto día que le diag-
                                                                nosticaron un leve cáncer de piel, lloró toda
     ¿Desde dónde escribo yo? Desde una pos-                    la familia. Era una casa que navegaba en
     tura bastante incómoda. Me siento intelec-                 lágrimas (y ahí eran las fiestas de Navidad.
     tualmente mucho más cerca de Bernard                       Ya entenderán por qué las odio).
     Shaw, pero no pierdo de vista que mi geno-
     ma propende hacia la veneración de las                     Todo esto ocurría de puertas para adentro.
     divinas llagas. A más de 50 años de distan-                En el mundo exterior estaban los hermanos
     cia, todavía algo de mí permanece en la                    maristas que se encargaron de complemen-
     recámara de mi madre presidida por un                      tar los misterios dolorosos de mi infancia y
     gran óleo de la escuela de Murillo que                     juventud. Supongo que en aquellos años
     representa a María Virgen llorando y con                   comenzó mi rebeldía frente a esta idea del
     un enorme puñal clavado en el corazón.                     mundo como valle de lágrimas. Mi motín
     Ésa soy yo, decía mi madre con la voz que-                 espiritual no fue gratuito ni espontáneo.
     brada. Por puro instinto de supervivencia,                 Hasta donde alcanzo a saber hubo dos
     yo desviaba la mirada y tropezaba con una                  experiencias que lo desataron: mi temprana
     imagen policromada de Cristo coronado                      y furiosa vocación por la lectura y el
     de espinas por cuya frente rodaban                         conocimiento del dolor real a través de la
     grandes gotas de sangre.                                   cercanísima y prolongada convivencia con
                                                                un hermano que tenía parálisis cerebral.
     Cada espina, volvía a la carga mi madre, es
     un pecado tuyo o de tu papá. Ya podrán                     Cuando los maristas llegaron a platicarme
     imaginarse el estado de aniquilación en el                 del pecado original que nos condenaba al
     que quedaba quien esto escribe; pero,                      dolor, a la muerte, al trabajo y a la incli-
     además, no se piense que el ambiente de mi                 nación al mal, yo ya no estaba como para


18   Foro de Investigación y Tratamiento del Dolor para la Comunidad Médica
comprar semejantes gansadas. Esto de lle-
gar a un mundo al que no solicitamos venir
y ya tener deuda externa, me parecía y me
sigue pareciendo monstruoso. Aquí comen-
zó mi todavía inacabado proceso de fuga,
mi distanciamiento de la sangre y las lágri-
mas y mi gradual replanteamiento del con-
cepto del dolor.

Al dolor lo he conocido en todas sus pre-
sentaciones: dolor físico, dolor moral, dolor
ante la muerte y dolor ante la vida. No
domino ninguna técnica oriental que me
conduzca a la analgesia total. Lo poco que
he aprendido es que hay algo perverso y
claudicante en la aceptación del dolor como
la condición natural e inevitable del hom-
bre, que el dolor existe e irrumpe a veces
brutalmente en nuestra felicidad. De
nosotros depende que la anule o que la for-
talezca. Para lograr esto hace falta sabiduría,
serenidad de alma y una revolución interna
que transforme nuestra vocación de már-
tires en voluntad de héroes. El dolor siem-
pre estará ahí.                                                                            Ariel Rodríguez/Facer Editores



Nuestra condición mortal es inevitable,           tentación de convidarlo a que se quede en
pero nosotros podemos escoger cómo que-           casa) y una agresión de la cual nos
remos vivirla.El modelo judeo-cristiano nos       podremos defender con toda legitimidad.
propone la coronación de espinas y la lan-
zada en el costado; el modelo socrático nos       Todo acaba resumiéndose en una disposi-
muestra a un hombre justo que ha decidido         ción de ánimo. Si tu disposición es de mártir,
aceptar su condena a muerte y aguardarla          le darás la bienvenida a todo dolor propio y
mientras platica con sus amigos y solicita        ajeno y lo considerarás un castigo inevitable
que retiren a una mujer que llora.                o una oportunidad para acumular méritos
                                                  celestiales. Si asumes una módica actitud
A los 58 años y habiendo recibido mi              heroica, cuando llegue el dolor, reivindicarás
correspondiente dosis de dolor, puedo decir       tu derecho a la felicidad, aprenderás del dolor
que escojo el modelo socrático, que creo en       y buscarás el camino más rápido para recu-
la felicidad y que para mí el dolor, el mío y     perar tu apacible y grato estado natural. Al
el del mundo, el real, el inventado y el gra-     igual que Machado, yo no quiero ni puedo
tuito, es un reto para la fortaleza de nuestro    cantar a ese Jesús del madero, sino al que
espíritu,un incentivo para nuestra inteligen-     anduvo en la mar.
cia, un mensaje que, aunque llega brusca-
mente, hay que leer con cuidado para poder
despachar al mensajero (jamás caer en la


                                                  DOLOR                DORIXINA                        19
cronica del dolor german dehesa

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cronica del dolor german dehesa

  • 1. Manual del Autor: Germán Dehesa es periodista y comunicador. Buen Dolor “Para mí el dolor, el mío y el del mundo, el real, el inventado y el gratuito, es un reto para la fortaleza de nuestro espíritu, un incentivo para nuestra inteligencia… y una agresión de la cual nos podemos defender con legitimidad”. uando George Bernard C Shaw recibió a una dele- gación de irlandeses rebel- des que le pedían apoyo para su causa, pronunció estas palabras: “¡Cuánto ganará la hu- manidad cuando descubra que sufrir no es un mérito!”. Bernard Shaw era irlandés, sin embargo, rechazaba totalmente ese catoli- cismo sufridor de sus coterráneos y esto mismo lo imposibilitaba moralmente para apoyar la causa irlandesa. Es posible que Shaw no tuviera demasiadas noticias acerca de México, pero de haberlas tenido, hubiera reaccionado de modo similar. Nosotros también somos una cultura del sufrimiento. Lo somos desde hace muchos siglos. En nuestras civilizaciones indígenas los dio- ses se alimentaban de sangre y basta con leer los Huehuetlatolli (Pláticas de los Ancianos) que recopiló Fray Andrés de Olmos, para saber que la educación de niñas y niños se basaba en el castigo y la tor- tura física. A esto añádanle el catolicismo contra-reformista que trajeron los españoles con sus Cristos sangrantes, sus tribunales inquisitoriales, su fanatismo, su concepto Ü Ariel Rodríguez/Facer Editores DOLOR DORIXINA 17
  • 2. del martirio como máxima gloria y ya casa era particularmente tenebroso. Diga- podemos deducir qué tipo de cultura es la mos que éramos una familia decente y nor- nuestra. mal de aquellos años 50. De hecho, me podría haber ido peor. Nuestro panteón entero es de dioses terri- bles con la sola excepción de Tonantzin- Mi mamá, aunque podía considerársele una Guadalupe, a quien nos acercamos con las sufridora eficiente, no tenía que hacer nada rodillas y el corazón sangrantes en busca del junto a una madrina que era, ella sí, toda consuelo suficiente para seguir sufriendo. una profesional y una llorona de tiempo Aunque no nos ocuparemos de ellas, las completo. Me imagino que mi mamá, que consecuencias sociopolíticas de esta dispo- de vez en cuando reía, la odiaba en el fondo nibilidad para el sufrimiento son enormes: de su alma y aunque decía admirarla, un pueblo dócil, manejable, resignado, que envidiaba cordialmente esa inagotable acepta a caciques y gobernantes corruptos capacidad lacrimógena de mi madrina: si le como pruebas que llegan directamente del daban un regalo, lloraba; si no le daban cielo para darnos la oportunidad de acumu- regalo, lloraba más fuerte; si una hija se lar más penas y privaciones altamente re- casaba, berreaba; si el primogénito no se compensables en el más allá. Un pueblo de casaba, estallaba en lágrimas; si había silen- mujeres enlutadas, así lo veía Yánez, que cio en su casa,se moría de tristeza;si su hijo convierte su vida en una insana competencia el menor ponía un disco de Pérez Prado, de sufrimiento. Los dioses quieren sangre y lloraba fuertísimo porque decía que era sufrir es un mérito. música pagana y el infausto día que le diag- nosticaron un leve cáncer de piel, lloró toda ¿Desde dónde escribo yo? Desde una pos- la familia. Era una casa que navegaba en tura bastante incómoda. Me siento intelec- lágrimas (y ahí eran las fiestas de Navidad. tualmente mucho más cerca de Bernard Ya entenderán por qué las odio). Shaw, pero no pierdo de vista que mi geno- ma propende hacia la veneración de las Todo esto ocurría de puertas para adentro. divinas llagas. A más de 50 años de distan- En el mundo exterior estaban los hermanos cia, todavía algo de mí permanece en la maristas que se encargaron de complemen- recámara de mi madre presidida por un tar los misterios dolorosos de mi infancia y gran óleo de la escuela de Murillo que juventud. Supongo que en aquellos años representa a María Virgen llorando y con comenzó mi rebeldía frente a esta idea del un enorme puñal clavado en el corazón. mundo como valle de lágrimas. Mi motín Ésa soy yo, decía mi madre con la voz que- espiritual no fue gratuito ni espontáneo. brada. Por puro instinto de supervivencia, Hasta donde alcanzo a saber hubo dos yo desviaba la mirada y tropezaba con una experiencias que lo desataron: mi temprana imagen policromada de Cristo coronado y furiosa vocación por la lectura y el de espinas por cuya frente rodaban conocimiento del dolor real a través de la grandes gotas de sangre. cercanísima y prolongada convivencia con un hermano que tenía parálisis cerebral. Cada espina, volvía a la carga mi madre, es un pecado tuyo o de tu papá. Ya podrán Cuando los maristas llegaron a platicarme imaginarse el estado de aniquilación en el del pecado original que nos condenaba al que quedaba quien esto escribe; pero, dolor, a la muerte, al trabajo y a la incli- además, no se piense que el ambiente de mi nación al mal, yo ya no estaba como para 18 Foro de Investigación y Tratamiento del Dolor para la Comunidad Médica
  • 3. comprar semejantes gansadas. Esto de lle- gar a un mundo al que no solicitamos venir y ya tener deuda externa, me parecía y me sigue pareciendo monstruoso. Aquí comen- zó mi todavía inacabado proceso de fuga, mi distanciamiento de la sangre y las lágri- mas y mi gradual replanteamiento del con- cepto del dolor. Al dolor lo he conocido en todas sus pre- sentaciones: dolor físico, dolor moral, dolor ante la muerte y dolor ante la vida. No domino ninguna técnica oriental que me conduzca a la analgesia total. Lo poco que he aprendido es que hay algo perverso y claudicante en la aceptación del dolor como la condición natural e inevitable del hom- bre, que el dolor existe e irrumpe a veces brutalmente en nuestra felicidad. De nosotros depende que la anule o que la for- talezca. Para lograr esto hace falta sabiduría, serenidad de alma y una revolución interna que transforme nuestra vocación de már- tires en voluntad de héroes. El dolor siem- pre estará ahí. Ariel Rodríguez/Facer Editores Nuestra condición mortal es inevitable, tentación de convidarlo a que se quede en pero nosotros podemos escoger cómo que- casa) y una agresión de la cual nos remos vivirla.El modelo judeo-cristiano nos podremos defender con toda legitimidad. propone la coronación de espinas y la lan- zada en el costado; el modelo socrático nos Todo acaba resumiéndose en una disposi- muestra a un hombre justo que ha decidido ción de ánimo. Si tu disposición es de mártir, aceptar su condena a muerte y aguardarla le darás la bienvenida a todo dolor propio y mientras platica con sus amigos y solicita ajeno y lo considerarás un castigo inevitable que retiren a una mujer que llora. o una oportunidad para acumular méritos celestiales. Si asumes una módica actitud A los 58 años y habiendo recibido mi heroica, cuando llegue el dolor, reivindicarás correspondiente dosis de dolor, puedo decir tu derecho a la felicidad, aprenderás del dolor que escojo el modelo socrático, que creo en y buscarás el camino más rápido para recu- la felicidad y que para mí el dolor, el mío y perar tu apacible y grato estado natural. Al el del mundo, el real, el inventado y el gra- igual que Machado, yo no quiero ni puedo tuito, es un reto para la fortaleza de nuestro cantar a ese Jesús del madero, sino al que espíritu,un incentivo para nuestra inteligen- anduvo en la mar. cia, un mensaje que, aunque llega brusca- mente, hay que leer con cuidado para poder despachar al mensajero (jamás caer en la DOLOR DORIXINA 19