La actividad humana ha alterado el equilibrio natural de la atmósfera, aumentando las emisiones de gases de efecto invernadero, lo que llevó a la creación del IPCC en 1988 y al Acuerdo de París en 2015, con el objetivo de limitar el calentamiento global. Este acuerdo busca reducir las emisiones y requiere la ratificación de 55 países que representen el 55% de las emisiones globales, con un compromiso de financiamiento hacia los países en desarrollo. Además, subraya la responsabilidad colectiva de los estados y ciudadanos para cumplir con los objetivos ambientales establecidos.