Los bebés muestran personalidades únicas desde su nacimiento, influenciadas por emociones, temperamento y conducta, que afectan su adaptación social. El desarrollo emocional y la autorregulación comienzan en los primeros meses de vida, destacándose la importancia del entorno familiar y el apego en la formación de la personalidad. Además, el maltrato infantil tiene consecuencias graves y duraderas que afectan el desarrollo físico, emocional y cognitivo de los niños.