La descentralización en Perú busca redistribuir el poder del gobierno central hacia autoridades regionales y locales para promover un desarrollo más equitativo y eficiente. Este proceso, iniciado oficialmente en 2002, implica una serie de reformas legales y la participación activa de la sociedad civil en la toma de decisiones. Sus objetivos incluyen el fortalecimiento de la democracia, la reducción de desigualdades y la creación de nuevas oportunidades de desarrollo económico en todo el país.