La capa de ozono absorbe la radiación ultravioleta dañina y protege a la vida en la Tierra. Los clorofluorocarbonos (CFC) liberan átomos de cloro que destruyen la capa de ozono. En 1985, científicos descubrieron el primer "agujero" en la capa de ozono sobre la Antártida. El Protocolo de Montreal de 1987 estableció medidas para reducir y eliminar gradualmente los CFC y proteger la capa de ozono.