Cualquiera que se dedique a la docencia sabe lo "contagiosas" que son las conductas y las emociones. Si usted alguna vez ha pasado un año con un grupo acosado por el conflicto, en donde el bullying prevalecía, seguramente conoce el sentimiento de levantar las manos por frustración mientras las pelas y la mezquindad invadían toda la atmósfera del salón de clases.