La domesticación de plantas comenzó hace aproximadamente 10,000 años en diversas regiones del mundo, lo que implicó cambios genéticos y cuidados humanos para asegurar su reproducción. Entre los primeros cultivos domesticados se encuentran los cereales como el trigo y el maíz, este último en México hace 8,700 años, destacando su importancia en la alimentación y otros usos. La conservación de los ríos es crucial para el crecimiento de estas plantas domesticadas, subrayando su relevancia histórica y contemporánea.