El primer circo trataba a sus artistas de forma deprimente, haciéndolos sentir defectuosos. En contraste, el Circo de las Mariposas celebraba las capacidades únicas de cada persona, haciéndolos sentir valiosos y capaces de superar cualquier adversidad. El dueño los motivaba a ver más allá de sus problemas y a aprovechar la vida.