En un mundo al revés, las cosas cotidianas como los héroes, las mascotas, las fiestas como la Navidad, la educación de los animales, los dispositivos tecnológicos y el ciclo de vida funcionarían de manera opuesta a como lo hacen normalmente. Por ejemplo, un héroe no acudiría a ayudar a alguien en apuros, un perro no sería el mejor amigo del hombre, los regalos asustarían a quien los abre, y se enseñaría a los cerdos a no ahorrar dinero.