La historia cuenta que un hombre llamado Haakon quiso ocupar el lugar de Cristo en la cruz. Cristo aceptó con la condición de que Haakon guardara silencio siempre. Más tarde, Haakon rompió su promesa al defender a un joven de una falsa acusación. Como castigo, Cristo lo bajó de la cruz y le explicó que sus intervenciones habrían causado daños mayores. La historia enseña que a veces Dios guarda silencio porque sabe lo que es mejor para nosotros, aunque no lo entendamos.