Entre 1902 y 1917, el reinado de Alfonso XIII estuvo marcado por la inestabilidad política y la conflictividad social tras la pérdida de las colonias en 1898. Los gobiernos conservadores y liberales no lograron implementar reformas efectivas ni acabar con la corrupción, mientras crecían la oposición republicana y los movimientos obreros y nacionalistas. La crisis alcanzó su punto máximo en 1917, dando paso a una etapa de inestabilidad hasta el golpe de estado de Primo de Rivera en 1923 que instauró una