Lázaro de Tormes tuvo una vida muy dura desde que quedó huérfano de pequeño, pasando por diferentes amos que lo trataron mal y le hicieron pasar hambre. Aunque el ciego le daba de comer, también lo castigaba con palizas cuando lo pillaba haciendo travesuras por el hambre. Finalmente, llegó a ser alcalde, lo que considera uno de los mayores logros de su vida, a pesar de haber sido un don nadie la mayor parte de ella.