La escuela tradicional surgió en Europa en el siglo XVII y se consolidó en los siglos XVIII y XIX con el surgimiento de la escuela pública. Se caracterizaba por ser magistrocentrista, transmitir conocimientos de forma memorística y pasiva, y tener una relación de poder entre maestro y alumnos. Jovellanos propuso una Escuela Nueva que considerara las necesidades y características de los niños, donde el maestro fuera un guía y las actividades desarrollaran la creatividad.