El documento explora la relación entre el amor a Dios y la obediencia, destacando que esta última es una manifestación del verdadero amor. Se analizan dos casos, el de Antonio y Carmela, quienes obedecen a Dios por diferentes motivaciones, y se enfatiza que la obediencia debe surgir de un amor genuino. Se ilustra con la historia de Abraham, donde la prueba que enfrentó muestra la calidad de su amor y obediencia a Dios.