Este evangelio narra la parábola del hijo pródigo, en la que un hijo menor malgasta su herencia y regresa arrepentido a su padre, quien lo recibe con alegría. El hijo mayor se enoja por la celebración de su hermano. Jesús usa esta parábola para enseñar que así como el padre recibe al hijo arrepentido, Dios recibe a los pecadores arrepentidos con alegría.