El documento argumenta que los seres humanos están diseñados para guiarse por principios, no solo por instintos como los animales. Sin embargo, muchas personas hoy en día se guían por el "yoísmo", centrado en el ego y los deseos personales. Los principios evangélicos, en cambio, nos guían a una relación correcta con Dios y con los demás, y nos ayudan a resistir el yoísmo. Cuando nos regimos por los principios evangélicos, podremos desarrollar un sistema de vida justo.