La Real Audiencia de Quito fue creada en 1563 por el rey Felipe II mediante una cédula real para proveer una forma de gobierno autónoma a la región de Quito, la cual había pertenecido anteriormente al Virreinato de Lima. La Audiencia se estableció en la ciudad de Quito y ejerció jurisdicción sobre un extenso territorio que incluía las provincias de Quito, Jaén, Cuenca, Loja, Zamora y Guayaquil.