Víctor Frankl desarrolló la logoterapia a partir de su experiencia como prisionero en campos de concentración nazis. Observó que aquellos que tenían un propósito para vivir sobrevivían incluso en las peores condiciones. Según Frankl, la voluntad de sentido es lo que motiva fundamentalmente al ser humano. Identificó tres valores que dan sentido: experiencias valiosas, realización de proyectos creativos, y actitudes virtuosas como la compasión.