La arquitectura barroca italiana, que se desarrolló principalmente en los siglos XVII y XVIII, se caracteriza por su monumentalidad, dinamismo, y el uso de formas curvas y complejas en la fachada de edificios, reflejando el poder de la iglesia y las monarquías absolutas. Elementos como el claroscuro, la combinación de luces y sombras, y una rica decoración son distintivos del estilo, que busca efectos de movimiento y continuidad. Destacados arquitectos como Gian Lorenzo Bernini y Francesco Borromini innovaron en este período, transformando la concepción espacio-temporal de la arquitectura con sus diseños escultóricos y ornamentales.