Historia de-la-música-parte-5

desde Viena. Se orienta hacia procedimientos aleatorios y muestra una gran
receptividad hacia todas las tendencias. La importancia de su obra tiende
disminuir rápidamente y quizá sea un compositor que caiga en un pronto
olvidó. Los restantes compositores austriacos son hoy por hoy, de un
restringido interés local.
Más brillante se presenta el panorama en Francia donde Boulez podría
haber tenido el mismo papel abrumador de Stockhausen. Su inflencia y sus
discípulos son notables. No hay que olvidar a Mesiaen ni la importancia
creciente en Francia y en el mundo de una obra como la de Xenakis. La
música francesa podría tener una triple polarización en estaos nombres,
también muestra ciertas líneas independientes estimables y con el mérito de
conversar ciertas características muy francesas como son el perfeccionismo
de la factura, el refinamiento tímbrico y una cierta predilección por el

pensamiento lógico. Algunos autores independientes pero compositores de
talla son Charles Chaynes (1925) con sus obras como estudios para una
flauta de jade (1960), Concierto para piano y orquesta en 1961,
Comentarios concertantes (1964) o Concierto para órgano (1968); Antoine
Tisné (1925) en Cosmogonía para tres orquestas, Visiones de los tiempos
inmemoriales, Concierto para violonchelo y orquesta y Dolmen (1977);
Marius Constant (1925) en El flautista (1952), Cyrano de Bergerac (1959)
o Cantos de Maldoror (1962), Le souper (1969), Turner (1961) y Winds
(1968); Alaine Louvier (1945) obras como Estudios para el agresor, el
Canto de los limbos, etc. Entre los autores posteriores a Boulez hay un
grupo de discípulos que han conseguido un interesante lenguaje propio
como Gilbert Amy (1936), que consigue una música de gran refinamiento y
mucha perfección cómo en Trayectorias (1967) y Canto (1968) que

Muestran un camino propio que se decantará en obras tan bellas como Esa
estrella enseña a inclinarse (1970) o Sonata pian e forte (1973), Seven sites
(1976), De un espacio desplegado (1975) diferente, en gran parte en
Estados Unidos es Jean Claude Eloy (1938). Etude III (1962) y
Equivalences (1963), Poliychronies (1964), y Macles (1966), Katamacala
(1971). Una excelente compositora es Betsy Jolas (1926) con grandes éxitos
como en Quatuor II (1964), D’un opera de voyage (1967), Points d’aube
(1968), Sonata a 12 (1970).
Dos independientes de la línea son Jean Barraqué (1928-1973) y Claude
Ballif (1924), el primero introduciendo su concepto de “series proliferantes”
con obras como Sonata para piano (1952), Chant aprés chant (1968), El
tiempo restituido (1968), y el segundo, con una múscia vitalista y metatonal
que se refleja en una obra abundante.

Personal es la aportación de Francois-Bernard Máche (1935) con obras
como Noche blanca (1966), Réplicas (1969) o Ritual del olvido (1969).
Paul Méfano (1937), también de la escuela bouleziana, pero capaz de una
música personal de auténtico visionario que lleva el experimentalismo hacia
grados de expresión romántica. Madrigal (1962), Parábola (1962), La
ceremonia (1969) y la Misa de los ladrones.
Un autor experimental es Luc Ferrari (1929) ebocado a la música
electroacústica en obras como Visage V (1959), Tautologos (1961), Flashes
(1963), y creador de espectáculos musicale; es uno de los pocos
compositores franceses capaces de desarrollar espectáculos de multimedia
con interés como Hallo, ici la terre (1971). Entre los más jóvenes
compositores franceses pueden citarse algunos nombres como Fernand
Vandenbogaerde, Michael Decoust, Louis Roquin, Roger Tessier, Tristan

Murail, Huges Dufourt o Jacques Lenot, que pueden dar en el futuro una
Nueva Visión de la música francesa, escuela que ya no se impone en el
panorama internacional como un ejemplo absoluto, pero sigue teniendo
personalidad propia y una serie de autores de importancia.
Uno de los acontecimientos más importantes es la aparición de una
brillantísima generación italiana, buena parte de los grandes nombres del
serialismo son italianos, lo muestra el papel preponderante de Maderna,
Nono y Berio. La prematura muerte de Bruno Maderna fue una pérdia cierta
para la composición italiana y universal. Una trayectoria extraña es la de
Niccolo Castiglioni (1932), de atractivos inicios paraseriales en Tropi
(1960) o A solemn music (1963), para acabar en una serie de obras-collage
de raíz tonal. Igualmente desalentador para la música italiana es que Franco
Evangelisti haya abandonado prácticamente la composición.

♪ Franco Donatoni (1927)
• Plantea en cada obra los problemas del lenguaje y la articulación
musical.
• Inteligente divertimento y algunas obras de cámara.
• Sus obras muestran el talento indudable del autor.
• Obras: -For Grilly (1960)
-Perorchestra (1962)
-Puppenspiel II (1966)
-Etwas ruhiger in Ausdruck (1967)

Aldo Clementi (1925) obtiene buenos logros seriales en Ideogrammi
(1959), Informel 1 (1961) o Informel 3 (1963), tiene una línea un tanto
zigsagueante hasta el Concierto para contrabajo y orqueta de cámara
(1976). Entre los últimos llegados, dos nombres han obtenido un rápido
reconocimiento internacional: Giuseppe Sinopoli (1946), a través de una
música compleja y no lejana a la escuela vienesa con obras como Tombeau
dÁrmor (1975), Concierto para piano (1976) y Requiem Hashirim (1976).
El otro es Salvatore Sciarrino (1947), ha practicado una música de técnica
extremadamente dificultosa pero muy sugestiva por su poética sonora y su
novedad de lenguaje, siempre una línea muy italiana que recuerda la
trayectoria de Berio. Entre sus obras destacan: Grande sonata de camera
(1971), Concerto para viola d’amore y orquesta (1974), Di Zefiro e Pan
(1976), etc.

No podemos olvidarnos de la aportación de Giacomo Manzoni (1932) autor
de óperas como Atomtod (1965), o Per Massimiliano Robespierre (1975) y
de obras orquestales como Ombre (1968) y de cámara como Percorso a otto
(1975). Tampoco a Girolamo Arrigo (1930), autor de obras diversas que
tiene en su máxima expresión en la obra teatral Orden (1969). La escuela
italiana trata en la actualidad de una escuela numerosa, singularmente viva y
con grandes posibilidades de expansión futura. Henri Pousseur y Karel
Goeyvaerts merecen destacarse que mientras Pousseur desciende en
importancia después de la época serial, en la obra de Goeyvaerts va
adquiriendo una nueva dimensión. Algunos otros compositores belgas
merecen destacarse. Así Pierre Bartholomé (1937) con piezas com0o
Harmonique o Tombeau de Marin Marais, o como Raymond Baervoets,
Lucien Goethals,Paul-Badouin Michael o André Laporte.

En Holanda la composición musical es muy amplia, en la actualidad con un
impresionante número de compositores, así como Jan van Vlijmen (1935)
con obras como Gruppi (1962), Ton de Leeuw (1926), compositor
interesante y líder de las tendencias avanzadas en su país. Su obra Alceste
(1963) le dio notoriedad. También Ton de Kruif (1937) ha cultivado obras
como Spinoza (1971), Töne aus der Ferne (1967). Pero sin duda el
compositor holandés más importante es Peter Schat (1935) con sus obras
Laberinto (1965), Reconstrucción (1970), Signalements (1962), etc. Debe
ser incluido Enrique Raxach (1931), autor de una música vital, llena de
atractivo sonoro y perfección de factura como Metamorfosis, Inside-outside,
Imaginary landscape, etc. Finalmente LouisAndriessen (1939) con obras
como Reconstrucción. Y como posibles nombres en el futuro Jos Kunst, Jan
de Vriend y Otto Ketting.

Con un pasado inmediato honorable si no muy brillante, la música Suiza se
incorpora con cierta fuerza al panorama actual. Destaca Hans Ulrich
Lehmann (1937), cuya importancia ha decrecido, en cambio ha ido en
constante ascenso la de Klaus Huber (1924); entre sus composiciones
mencionemos Oratio Mechtildis (1956), Noctes intelligibilis lucis (1961),
Moteti-cantiones (1963), Alvere Vernat (1967), Tempora (1970),etc. Autor
suizo de calidad es Heinz Holliger (1939), muy conocido como oboísta. En
sus obras como El bailarín mágico (1965), muestra un gran hálito poético
en los Siete cantos (1968), y un lado experimental en Neuma (1970); autor
de un Cuarteto de Cuerda (1973). También es conocido Jürg Wyttenbach
(1935), autor de obras de azar y multimedia, Entremonde (1967), Let there
be events (1969). Otros nombres suizos son los de Jacques Wildberger,
André Zumbach y Heinz Marti.

El último país, un tanto arbitrario de Centroeuropa, es Gran Bretaña. Es un
país que ha tenido, en algunos momentos, importancia del movimiento
musical de occidente en una consideración marginal. País núcleo de los
antiguos líderes de la música mundial; como pioneros del serialismo
tenemos Humphery Searle (1915), con obras como Diario de un loco (1958)
y Hamlet (1966). En primer lugar la interesante obra de Peter Maxwell
Davies (1934), que logra unos personalísimos resultados con una síntesis de
formas arcaicas, lenguaje experimental y nuevo teatro musical. Obras como:
Prolation (1958) muestra un talento original que se extiende a través de la
Misa del hombre armado o Anticristo en 1967 hasta a los magníficos Ocho
cantos para un rey loco (1969). También Alexander Goehr (1932) con sus
obras Arden debe morir (1967), autor de abundante música instrumental.
Maxwell Davies tiene un lenguaje personal, Harrison Birtswitle (1934),

autor de la ópera Punch y Judy (1968), Chorales (1963), The world is discovered
(1960), La playa (1975). También importante es David Bedford (1937) con piezas
como Gastrula (1968), Los tentáculos de la nebulosa oscura (1969), 100 kazoos
(1970), La espada de Orion en 1970 o Música para el claro de luna de Albión
(1965). Asimismo tiene importancia John Taverner (1944) con obras como La
ballena (1966), Rogers Smalley (1943) o Michael Finnisy (1946). El autor
británico de más rápida fama es Brian Ferneyhough (1943), a pesar de una música
esotérica de muy difícil interpretación. Algunos autores británicos diferentes a las
tendencias ya mencionadas son Richard Rodney Bennett (1936), autor de cámara
de raíz serial como Las minas de sulfuro (1965) o Cornelius Cardew (1936), que
pasan en la ultraaleatoriedad de Octet 61 a una música muy elemental de acción
política. Cabe una mención especial para la compositora Elisabeth Lutyens
(1906), practicante muchos años en solitario delserialismo; tiene obras como And
suddenly is evening (1967) y muestra numerosas partituras de interés.

 LA EUROPA PERIFERICA
El núcleo del territorio europeo donde tradicionalmente la música tuvo un
mayor cultivo y de donde salieron la mayoría de las tendencias dominantes
en la música occidental desde la Edad Media. Ya desde los comienzos de
nuestro siglo el panorama tiende a expandirse fuera de los límites
habituales, y si las aportaciones centroeuropeas de la Escuela de Viena son
de vital importancia, no lo son de menos las de Strawinsky o Bartok, dos
periféricos, Progresivamente la música se va internacionalizando, y países
que habían contado muy poco pueden mostrar compositores de interés. Hay
que tener en cuenta la formidable, y casi brusca, eclosión de la música del
continente americano.

Tan necesario como dedicar un capítulo a los centroeuropeos resulta el
conceder otro a los periféricos de Europa. Vamos a comenzar con el país
más problemático en este terreno, la Unión Soviética, cuyo aspecto
musical distinto ya habíamos visto como consecuencia de no haber sufrido
una evolución normal, sino una involución condicionada. Esta situación
ciertamente no cambia mucho en la actualidad, y la música soviética
muestra una serie de compositores oficiales más jóvenes, cuyos nombres
nada dicen a un oyente occidental toda vez que no han podido servir de
recambio a los de Prokofiev, Shostakovitch o Khatchaturian. Pero
paralelamente se ha desarrollado un movimiento evolutivo que permite
hoy de una escuela vanguardista en la Unión Soviética, no oficial desde
luego, que quizá sea más conocida y ejecutada fuera de sus fronteras que
dentro.

Incluso la vida de alguno de estos autores se desarrolla, en otros aspectos,
dentro del esquema normal de la música rusa. La mayoría de estos
compositores han llegado a su lenguaje a través de la influencia de los
polacos y otros países de régimen afín al de la Unión Soviética y también
por el peso específico de compositores de otros países adscritos
ideológicamente al comunismo.

♪ Edison Denisov (1929)
• La influencia de Nono es verdadermanente excepcional en el
comienzo de la carrera de Denisov.
• El más conocidos de estos compositores en Occidente por una
música de raíz serial, casi siempre poética y ligeramente elegíaca.
• Obras: -El sol de los incas (1964)
-Crescendo y diminuendo (1965)
-Oda (1968)
-Música romántica (1968)
-Otoño (1968)
-Concierto para violoncello y orquesta (1972)

También es interesante la figura de Alfred Schnittke (1934) con su
Cuarteto (1966) y el conocido Pianissimo. Así mismo Andrei Wolkonski
(1933), Valentín Silvestrov (1933) y Arvö Pärt (1935).
Los acontecimientos reseñados indican un cambio de situación en la
música soviética, siquiera sea todavía parcial y limitado, que puede tener
incalculables consecuencias futuras. Otras escuelas musicales situadas en
países del Este europeo son mucho más importante en la actualidad que la
Rusa. Países que han llegado a la vanguardia musical sin pasar por una
etapa serial, caracteriza a tales músicas y aumenta el valor de la influencia
de Bartok. También les confiere rasgos específicos y, en los mejores casos,
una fuerte originalidad de escuela. Desde luego, la más importante es la
Polaca, que en la actualidad cuenta con varios compositores de rango
internacional.

Un ejemplo sería Witold Lutoslawski, uno de los grandes maesstros de la
música mundial y se perfila como uno de los grandes compositores del
siglo XX. Otro tanto ocurre con el ya mencionadao Penderecki. También
mencionamos anteriormente a Serocki, y aquí habría que añadir algunos
otros nombres importantes.

♪ Wlodzimierz Kotonsky (1925)
• Muy activo en la música instrumental y electrónica y de quien
pueden citarse varias obras.
• Obras: -Canto (1961)
-Concierto para oboe (1972)
-Quinteto de viento(1964)
• Muestra una trayectoria original que va desde el estilo nuevo polaco
al humorismo o el realismo de la cantata.
• Obras: -Sinfonía para arcos y percusión (1959)
-La musiquette (1967)
-La madre (1972)
♪ Henryk Gorecki (1933)

Boguslaw Schäffer (1929) resulta verdaderamente importante, y también
tiene significación las obras finales de la desaaparecida Grazyna Bacewicz
(1913-1969), especialmente pos sus conciertos violinísticos y sus cuartetos
de cuerda. Entre los jóvenes polacos podríamos recoger numerosos
nombres como Zygmunt Krauze (1938), Tomasz Sikorsky (1939),
Alexander Glinkowski (1941), etc. La evolución muscial checoslovaca se
nos muestra muy dependiente y lo que empezó a ser una floreciente
escuela contemporánea sufrió un fuerte parón en beneficio de una vuelta a
lso esquemas de la música oficial soviética.

♪ Ladislav Kupkovic (1936)
• Autor más discutido.
• Actualmente en la Alemania Federal con una imitación en
Stockhausen por sus planteamientos complejos desde el punto de
vista de la aleatoriedad, la electroacústica instrumental o los grandes
espectáculos.
• Obras: -Conversación del tiempo con la materia (1965)
-Invasión sonora (1970)

Marek Kopelent (1932), triunfó internacionalmente con La madre (1964)
o Intimissimo (1971). Hay que citar a Jan Cikker (1911), que recibe un
reconocimiento internacional tardío en su Homenaje a Beethoven (1969).
También Vaclav Kucera (1929) desarrollada una música de interés desde
el concierto estereofónico en El flautista de Hamelin (1964) hasta
Scenario (1970). Lubos Fiser (1935) obtuvo éxitos internacionales con
una música de corte expresionista como 15 hojas de Apocalipsis de
Durero (1965). Mencionemos a Zbynek Vostrak (1920), y entre los
jóvenes a Peter Kotik (1942), residente de EUA.
Los acontecimientos de 1956 provocaron la salida de Hungría de György
Ligeti, sin embargo, la música húngara se repuso pronto de esos hechos y
ha podido seguir una línea evolutiva clara y cargada de interés.

Rudolf Maros (1911), figura clave capaz de continuar la herencia de
Bartok y Kodaly y de paliar la ausencia de Ligeti. Sus Eufonía 1 (1963) y
Eufonía 2 (1964) pueden servir de ejemplo para situar una obra amplia y
llamativa. Endre Szekely (1912), autor de una obra amplia y
marcadamente investigativa entre laque extraemos a título el sesteto
(1912). Andras Mihaly (1917), que al lado de una producción respetable
tiene gran relieve como intérprete. Importante es Andras Azöllösy (1921)
con obras como Transfifurazioni (1972). Una obra que se produce con
lentitud, pero con radical coherencia, es la de György Kurtag (1926), con
obras como Dichos de Peter Bornemisza (1968). Otros compositores son
Sandra Balassa (1935), Zsolt Durko (1934), Laszlo Sary (1940) y Zoltan
Jeney (1943).

♪ Milko Kelemen (1924)
• Podríamos haberlo estudiado entre los grandes maestros de la
generación serial integral o de la aleatoriedad.
• Características muy similares a las de aquéllos y su obra muy amplia
y sugestiva.
• Obras: -El nuevo arrendatario (1963)
-Equilibrios (1961)
-Sub rosa (1964)
-Changeant (1968)
-Primavera (1964)
-Radiant (1962)
-Dibujos comentados (1964)

Ivo Malec (1925) con obras como Cantata para Ella (1966), Oral
(1967), Lumina (1968), etc. Muy conocido es Vinko Globokar (1934)
con obras experimentales que van de Accord (1966) a Discours II (1968),
Traumdeutung (1967), Ausstrahlungen (1971), Límites (1973), etc.
Independiente es la posición de Branimir Sakac (1918) con obras como
Doppio (1968), The Matrix (1972) o Barasou (1971). Dubravko Detoni
(1937), que en Assonance (1971) y otras obras muestra un lado
experimental e investigativo de primera calidad.
Rumania puede ser el ejemplo más llamativo de un país periférico, en el
plano compositivo hay 4 autores que representan cumplidamente a esa
generación. Uno de ellos es Tiberiu Olah (1928), con éxitos como
Columna infinita (1962), La puerta del beso (1967), etc.

Stefan Niculesco (1927), autor de Escenas (1962), Aforismo de Heráclito
(1969), etc. Anatol Vieru (8926) Concierto para violoncello y orquesta
(1962), Museum musicum (1968), Clepsidra (1969), etc. Aurel Stroe
(1932), Costin Miereanu (1943), Alexander Hrisanide (1936) y Mihai
Mitrea- Celarianu (1935).
La búlgara se mantiene fiel a la órbita soviética y apenas si ha producido
compositores exportables. Pantchu Vladigerov (1899) con El zar Kaloian
(1936), Dimitar Tapkov (1925) con Cantata por la paz (1975) y Lazar
Nikolov (1922) que no parece haber tenido consecuencias.

Es el caso clarísimo de los países nórdicos, que vuelven a mostrar en la
actualidad ,con diferencias entre ellos, escuela de interés. Desde luego, la
más importante con notable diferencia, es la sueca ,con autores que ya
hemos visto en capítulos pasados. Hecho importante en la evolución de
la música sueca fue la formación de un núcleo de compositores llamado
“Grupo el lunes” en el que militaba Lidholm Bäck (1919). Distinguidos
sosn Sven-Erik Bäck e Ingvar Lidholm. Bäck (1919) obras como
Segundo cuarteto (1958), Tercer cuarteto (1963). Lidholm (1921),
Ritornell (1955), La noche del poeta (1958) y Poesis (1964). También ha
cultivado con éxito la música coral especialmente en el canto LXXXI
sobre Ezra Pound. La importancia de Lars-Johann Werle (1927) recide
especialmente en sus dos óperas: El sueño de Teresa (1964) y El viaje
(1969).

Otros nombres son el de Gunnar Bucht (1927) y Hans Eklund (1927),
aunque quizá es más internacional el de Karl –Erik Welin (1934), capaz
de aglutinar desde el teatro instrumental al collage. También importante
Jan Morthenson (1940) con sus Coloratura o las Cinco piezas para
orquesta (1973).
Arne Nordheim (1931) a partir de Canzona (1962) que, junto a otras
obras, han cimentado una justa fama de músico poético y sensible. En
Dinamarca tampoco el panorama es extraordinario. Entre ellos
destaquemos en Primera fila de la vanguardia de serial a Per Norgaard
(1932) a partir de Tríptico (1957) o Luna. También podemos citar a Pelle
Gudmundsen-Holgreen (1932) y a Axel Borup-Jorgensen (1924). Hay
que considerar a Aarre Merikanto (1893-1958). Hay que mencionar a
Einohujani Rautavaara (1928) muy especialmente por su requiém .

También conviene retener que tener a Aulis Sallinem.
En el otro extremo de Europa, los países del Sur son considerables como
periféricos, a excepción de Francia de Italia, que nunca perdieron un
papel importante en la evolución de la música. la música griega, que
desde la antigüedad clásica hasta Skalkkotas apenas y muestra músicos
cultos exportables. Gran parte de ello ha sido posible gracias a la labor
denodaba, tanto organizativa como didáctica, de Yannis Pappaioannou
(1910). Otro es Arghyris Kounadis (1924) y Dimitri Terzakis (1938).
También es griego aunque nacido en Bulgaria y residente en Austria es
Anestis Logotheris (1921) que practica uan problemática gráfica pura. En
cuanto al famoso Iannis Xenakis, parecer más oportuno integrarlo en la
música francesa.

La música portuguesa se nos aparece muy sugestiva dentro de la
vanguardia actual, en gran parte por la figura activa y de gran categoría de
Jorge Pixinho (1940). Peixinho practicó una música de raíz serial en
obras como Episodios (1961), para desenvolverse después hacia un
atractivo lenguaje personal en el que hay grandes hallazgos. Recordemos
obras como Corazón habitado, Eurídice reamada y Cuatro estaciones
(1970).
Hay que mencionar a Emmanuel Nunes (1941) con Le voile tangiant
(1968), Filipe Pires, Alvaro Cassuto y 2 compositoras. El panorama
español actual es brillante y variado arrancando de la “Generación del
51”. Los primeros escarceos seriales integrales de la música española
corresponden a Juan Hidalgo (1927) con Ukanga (1957) y Caurga
(1958), así como las primeras tentativas electrónicas y la práctica de una

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