La identidad cultural proporciona un sentido de pertenencia a los miembros de un grupo social a través de valores, tradiciones, símbolos y creencias compartidos. Cumple funciones de cohesión y disciplina para el grupo. Las culturas no son homogéneas, sino que contienen subculturas diversas dentro de la cultura dominante. Existen dos corrientes antropológicas sobre la identidad cultural: la esencialista, que la ve como algo heredado, y la constructivista, que sostiene que es dinámica y se construye socialmente.