Los sólidos cristalinos, formados por una estructura atómica periódica, pueden clasificarse en cristales iónicos, covalentes y metálicos. La cristalización es un método efectivo para purificar sustancias mediante procesos de nucleación y crecimiento de cristales, que ocurren al enfriar una solución sobresaturada. Esta técnica permite separar impurezas solubles al recolectar y lavar los cristales formados.