La guerra de sucesión española fue provocada por la muerte sin descendencia del rey Carlos II, que llevó a un enfrentamiento entre el archiduque Carlos de Austria y Felipe de Anjou, marcando una lucha por el control del trono español con implicaciones internacionales. La victoria de Felipe V cambió la dinastía a los Borbones y llevó a la implementación de los Decretos de Nueva Planta, eliminando la autonomía de los reinos de la corona de Aragón y unificando el territorio bajo un sistema administrativo centralizado. Este conflicto y los cambios resultantes marcaron el final del Antiguo Régimen en España y el inicio de una nueva era política.