Los jóvenes cada día deciden más que comer y cómo, cuándo y dónde comer, lo que puede conllevar desarreglos alimenticios. Los malos hábitos de alimentación contribuyen a enfermedades debilitantes que se ven cada vez más en todas las sociedades. El tema central gira en torno a si los jóvenes le dan o no importancia a la alimentación balanceada.