Roma creció alrededor de siete colinas, expandiéndose con foros, basílicas y otros edificios públicos. La ciudad tenía un diseño regular con calles principales que se cruzaban. Los edificios públicos incluían foros para el comercio, templos religiosos, basílicas para la justicia y circo y coliseo para entretenimiento. Las casas variaban desde domus para ricos hasta insulae de alquiler para pobres.