La Constitución de 1917 surgió tras la Revolución Mexicana para institucionalizar sus demandas. Incluye derechos individuales como la libertad y derechos sociales como acceso a la tierra, educación y trabajo digno. Establece un gobierno democrático federal dividido en poderes ejecutivo, legislativo y judicial, y reconoce al estado como garante de los derechos sociales.