La Edad Media se caracterizó por una economía rural basada en el feudalismo y la agricultura de subsistencia, una sociedad estamental rígida dominada por la nobleza y el clero, y un poder político fragmentado entre los monarcas y los señores feudales. La religión católica ejercía una gran influencia en todos los aspectos de la vida a través de la jerarquía eclesiástica, los diezmos, las peregrinaciones, y la Inquisición para combatir las herejías.