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LA HIJA DEL PESCADOR
Adriana Alarco de Zadra
azadra@terra.com.pe
(Obtuvo Mención Honrosa en el Concurso
de Teatro para Niños
convocado por la Municipalidad de Lima en 1982)
PERSONAJES:
Marina, la hija del pescador, está vestida con un delgado traje de percal floreado.
Perla, sirena del mar, vestida con monillo y una falda larga, muy pegada, posiblemente
verde o azul. Lleva un volante ancho de las rodillas para abajo, formando
una cola de pez con mucho vuelo, tanto, que le permitan dar pasos cortos.
Entre los cabellos lleva una pequeña corona plateada.
Tritón, padre de Perla, viste camiseta brillante y pantalón negro, muy ajustado pero
ancho en la base, como si tuviera dos colas de pez. Lleva una corona
dorada de cartón en la cabeza.
Delfina, madre de Perla, viste un traje blanco muy pegado hasta las rodillas, y de
allí para abajo hasta los pies, se abre el traje en una cola de mucho vuelo.
Sobre sus cabellos verdes lleva una corona blanca de nácar que puede ser
de cartulina o de platina.
Medusas, vestidas con trajes de tul, esféricos del cuello a las caderas, desde donde
caen hasta los pies, muchas tiras largas y brillantes, que representan sus
tentáculos.
Calamares centinelas, vestidos con trajes estrechos, de color gris, abiertos de las
rodillas para abajo, formando tiras que semejan pequeños tentáculos.
Llevan lanzas pintadas de rosado. Así mismo está vestido el Capitán
Calamar, pero con un sombrero de capitán.
Cangrejo mayor, vestido de rojo, con grandes tenazas de cartulina en los brazos.
Igualmente los otros cangrejillos.
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Pececillos, vestidos con túnicas de diversos colores y volantes de las rodillas para
abajo.
Estrellas de mar, con trajes de tiras que asemejan yuyos o algas y llevan una
estrella de mar de cartón rosado en la cabeza a modo de sombrerito.
Pulpos,con trajes enfundados de color lila y tentáculos de tela que les cuelgan de las
rodillas para abajo.
ESCENARIO: Las escenas primera y tercera se desarrollan en una playa del océano Pacífico.
Al fondo se divisa la línea del horizonte pintada en el fondal. Una
plataforma representa una duna de arena que esconde la orilla del mar.
La escena segunda representa una gruta en el fondo del mar. Esta escena se puede armar
en la parte posterior del escenario, dejando la parte anterior para la playa,
levantando el primer fondal y descubriendo la gruta, en la segunda
escena.
La gruta submarina es pintoresca. Al fondo se ven dibujados en el telón: caracoles,
estrellas de mar, pulpos y medusas. Colgados en el aire con hilos de
nylon, se mecen suavemente, peces de cartulina de diversos tamaños y
colores y quitasueños de conchitas de mar. A un lado del escenario hay
un trono para dos personas; es un sillón forrado en papel brillante o en
platina, vigilado por calamares centinelas.
MUSICA: La música debe ser suave en todo momento. Las ondas sonoras representan a la
ballena que anda merodeando por los alrededores. Las canciones de los pulpos,
los cangrejos y demás animalitos del mar se pueden adaptar, fácilmente, a
canciones conocidas y populares. Es más efectivo, sin son niños los que van a
representar la obrita, que se graben las canciones y se deje oir la grabación al
momento de la representación, para que no olviden las palabras.
* * * *
ESCENA I
Marina, la hija de un pescador, está sentada sobre la plataforma, a orillas del mar,
esperando la hora de recoger su red. El cielo se oscurece a ratos y retumban truenos.
Parece que se avecina una tormenta. Se escucha el rumor del mar.
MARINA: ¡Pececitos, pececitos,
calamares, cangrejitos,
entren rápido en la red
que el cielo va a anochecer!
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(Se escuchan truenos y los relámpagos surcan el cielo. La niña siente frío y observa
preocupada el cielo y luego comienza a jalar la red que se supone está dentro del agua, al
otro lado de la duna. Se ve que hace mucho esfuerzo porque la red está pesada. Al
sacarla finalmente, la niña queda asombradísima al descubrir lo que ha cogido en su red.
Atrapada en ella aparece una sirena).
SIRENA (forcejeando dentro de la red):
¿Quién me quiere?
¿Quién me llama?
¿Quién me subió desde el mar?
¿Quién me extrajo de las aguas
que ya no puedo nadar?
MARINA: ¡Oh, cielos, qué pesca buena!
¡Una doncella en la red!
¡Es una linda sirena
con su colita de pez!
SIRENA (tratando de zafarse de la red):
¡Déjame salir, no te debes asombrar!
¡Yo soy la hija de Tritón, el rey del mar!
(Marina ayuda a la sirena a salir de la red y la acomoda sentada en la playa mientras ella
queda de pie y la contempla).
MARINA: ¿Quién eres?
SIRENA: Perla, del mar azul
y de los océanos oscuros,
hija de Delfina y de Tritón.
MARINA: Y, ahora, ¿de dónde vienes?
SIRENA: Vengo del profundo mar,
del gran reino de coral.
¡Escapé de la ballena
que me quería atrapar!
Si deseas conocer
el reino al fondo del mar,
conmigo has de descender
poniéndote mi corona.
MARINA: ¡Oh! ¡Sí que me gustaría!
SIRENA: Nadando bajo las olas
hay grutas de mil colores,
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de esmeraldas, de diamantes,
lapislázuli y brillantes.
MARINA (extasiada):
¡Extraordinarias grutas hermosas!
¡Luminosos peces de colores!
¡Fantástico mundo de corales
con imágenes maravillosas!
SIRENA: ¡En el palacio en que vivo
hay mil grutas submarinas:
una cubierta de perlas,
la segunda de corales,
la tercera en cochaperla.
Y, tu casa ¿cómo es ella?
MARINA: Yo vivo sobre la tierra
debajo de las estrellas,
en mi casita de adobe
con su techito de pajas.
De tierra muy bien prensada
es el suelo, y betunada
brilla más que la madera
cuando recién encerada.
Su ventanuca chiquita
tiene cortina a cuadritos,
de crin está hecho el colchón
y de cola de caballo.
Encima hay un costalito
de los gruesos, de algodón,
y duermo cerca al fogón
para estar bien calientita.
SIRENA: Si te sumerjes conmigo,
forma diversa has de ver
en moradas y cobijas.
No son de caña o madera:
son de piedras, con rendijas.
MARINA: ¡Oh, sirena, qué emoción!
SIRENA: Perla soy, sirena Perla.
Y, tú, ¿tienes un nombre, amiga?
MARINA: Soy Marina, hija del pescador.
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SIRENA: Ven conmigo bajo el mar
a conocer el mundo en que yo vivo.
MARINA: ¡Tengo miedo! ¡Bajo el mar
yo no puedo respirar!
SIRENA (riéndose alegremente y dando unos pasitos por la duna): Aunque eres, Marina,
una persona,
no debes temer peligro alguno:
que es una ilusión el mar profundo
y abarca los sueños que tú quieres.
Toma, colócate mi corona
que posee mágicos poderes
y podrás viajar bajo las ondas
como todos los marinos seres.
MARINA: Debe ser un don hermoso
conocer otros lugares
de nuestro enorme universo
y sumergirse en los mares
a explorar el mundo inmenso.
(Perla coloca su corona en los cabellos de Marina y, cogiéndodla de la mano, se desliza
por la arena lentamente. Marina está un poco asustada y se detiene).
SIRENA (dulcemente):
¡Baja conmigo al reino de Tritón
y de la reina Delfina! ¡Reyes son
del infinito espacio submarino!
MARINA: Y, tú, ¿no quisieras vivir sobre la tierra?
SIRENA: Yo quiero vivir flotando, entre las sombras,
bajo del profundo mar que es mi alcoba,
donde esporádicas luces resplandecen
entre las medusas verdes que se mecen
en medio de una densa humedad que oprime
pero que no agobia ni pesa ni exprime.
¡Deseo abrazar el mar, y eternamente
sentir el gozo absoluto, para siempre!
MARINA (asustada): Sirena Perla,
¿me traerás de nuevo hasta mi tierra?
SIRENA: Pues, no querrás regresar nunca jamás,
¡Ya lo verás!
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(Mientras se deslizan suavemente por la arena, se escuchan ondas sonoras, como cuerdas
de instrumentos musicales, que se pierden en la lejanía).
MARINA (dudosa): Iré hundiéndome bajo la línea horizontal
que divide cielo y mar.
SIRENA: ¡Ven, amiga! ¡Ven, no temas!
Tengo que regresar pronto;
No vivo fuera del agua.
Te agradezco que no me hayas
hecho daño
¡y que tu red
me salvara muy a tiempo
de la temible ballena
que veo anda merodeando
muy cerca de estas orillas!
MARINA: ¡Sí, voy, voy!
(Desaparecen las dos niñas detrás de la duna de arena y se escuchan, ahora más fuertes y
más de cerca, las ondas sonoras que provienen del mar).
* * *
ESCENA II
(El escenario representa una gruta submarina. Perla y Marina caminan de la mano,
deslizándose y como flotando, por el pintoresco lugar).
MARINA: ¡Oh, Perla, qué maravilla!
SIRENA: ¡Ven, acércate, Marina,
observa cuánta hermosura!
(Coge una enorme ostra de cartón del suelo y se la muestra a la niña).
SIRENA: ¡Abrete, ostra saltarina,
déjame ver el tesoro
que encierras en tu sonrisa!
(Perla abre la ostra y saca una perla del tamaño de una pelota de golf).
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MARINA: ¡No sé si sueño o si es que estoy despierta!
¿Podré creer lo que mis ojos miran?
(Entran en escena un grupo de medusas, con pasos muy lentos de ballet, como si
estuvieran flotando).
SIRENA: En un bosque de yuyos
descansando entre las algas
mécense las medusas
flotando sus patas largas.
(La medusa mayor se separa del grupo y baila sola).
MEDUSA: Me gusta andar así, nadando, sin peso,
sin sonido,
girando en la nada de la inmensidad,
en el centro,
en el mismo centro de nuestra humedad,
sin sentido,
sin pensar y revolviéndome, ¡viviendo!
(Marina contempla fascinada a las medusas quienes se colocan al fondo del escenario
moviéndose moderadamente al son de música suave).
MARINA (se dirige a la sirena, indicando la Medusa mayor): ¡Qué belleza! ¡Es una
malagua muy bonita!
(Entran en escena grupos de niños que representan a los peces, las estrellas de mar y los
pulpos).
ESTRELLAS DE MAR: ¡Estrellas del mundo submarino
rosadas
somos y coloradas!
¡Del cielo
bajamos despacito
y jugamos
muy alborozadas!
¡En el mar
la vida es más sabrosa,
y danzar
es cosa deliciosa!
PULPOS (bailan, enroscando los brazos como tentáculos):
Si sube la marea
si baja la marea,
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vamos abrazaditos
a bailar el son.
Y siempre apretaditos
bailamos muy juntitos
y sube la marea
si bailas el son.
PECECILLOS: ¡Olas vienen, olas van!
¡Fuerza hacemos con las colas
y nadamos todos juntos
en la gruta de coral!
¡A la ronda, ronda
de todos los peces,
de todas las algas,
de todos los pulpos
y de las estrellas!
¡Olas vienen, olas van!
¡Fuerza hacemos con las colas
y nadamos todos juntos
en la gruta de coral!
MEDUSAS (avanzan desde el fondo del escenario, deslizándose como si estuvieran
flotando):
¡Sacude el tiempo de encima
y deslízate en las ondas
que lo que hoy es importante
mañana lo olvidarás,
porque nada es fascinante
como jugar a la ronda
con los pulpos y medusas
en las grutas de coral!
(Van saliendo algunos grupos de bailarines y entran en escena los cangrejillos, quienes
bailan agachados con el cuerpo hacia adelante pero caminando de costado o para atrás,
como los cangrejos. Al final de la canción, se cogen por los hombros y bailan erguidos,
doblando y alzando las piernas, y moviendo las cabezas hacia un lado y hacia otro,
rítmicamente, como si no supieran para cuál lado deben ir).
CANGREJOS:¡Somos los cangrejos de las aguas,
nos gusta jugar con las malaguas!
Caminamos para atrás:
¡tris trás! ¡tris trás!
Somos los cangrejos más bonitos,
nuestros trajes son coloraditos
y bailamos para atrás:
¡tris trás! ¡tris trás!
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Uno a uno nos van recogiendo,
si nos atrapan nos van destruyendo,
y mordemos para atrás:
¡tris trás! ¡tris trás!
(Perla y Marina se han acercado, lentamente, al trono de los reyes. Se adelanta el capitán
de los centinelas, con su lanza de coral en la mano, para atajarles el paso).
CALAMAR (haciendo una venia a la sirena Perla e indicando a Marina): Princesa Perla,
no deben acercarse los extraños,
¡son peligrosos y hacen daños!
SIRENA (con una gran sonrisa y un poco de coquetería, coge de la mano a una niña
vestida de estrella de mar, que ha quedado rezagada y la presenta al centinela con
una reverencia burlesca):
¡Centinela, centinela,
aquí le traigo una estrella!
¡Déjeme pasar! ¡Déjeme pasar!
CANGREJO (acercándose al Calamar y haciendo un saludo grotesco, indicando a la estrella
de mar):
Capitán Calamar,
¡ruego a usted,
si es posible
y no le incomoda
invitarme a su boda!
(Levanta sus tenazas, y la Estrella de mar escapa corriendo).
CALAMAR (levantando su lanza de coral): ¡Fuera de aquí, crustáceo impertinente!
(Mientras se retiran, poco a poco, los últimos grupos de bailarines, las niñas conversan).
MARINA: ¿El capitán Calamar es centinela?
SIRENA: Es jefe del ejército del mar.
¡Vive siempre enamorado
de las estrellas de mar
y a mí, no me va a mandar!
MARINA: Y, tu padre, ¿dónde está?
SIRENA: El rey Tritón
debe estar en su sillón
devorando pececillos,
su alimento preferido.
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MARINA: ¿Y la reina?
SIRENA: La bella reina Delfina
en su casa cristalina,
tiene trono de corales
de colores naturales.
De nácar es su corona,
túnica lleva de espuma
y de algas, un cinturón.
Yuyos cubren sus cabellos,
verdes ojos, verdes brazos
y verde su corazón.
(El Capitán Calamar, con una caracola o caracol grande, toca unas notas marciales, como
si fuera una trompeta. Los otros calamares centinelas se cuadran en atención, alrededor
del trono).
CALAMAR: ¡Su majestad, el rey Tritón!
¡Su majestad, reina Delfina!
(Entran en escena, majestuosamente, Tritón y Delfina y se dirigen a ocupar el trono.
Todos los personajes que se encuentran en la escena, saludan con una reverencia el paso
de los reyes).
DELFINA (observando asombrada a Marina):
Perla, hija mía,
¿quién es ese ser ridículo y grotesco que te acompaña?
SIRENA: Es Marina, hija del pescador.
DELFINA (enfadada): ¡Hija del pescador! ¿Y, cómo es posible
tal afrenta en mi palacio? (dirigiéndose a Tritón) Y, usted, no dice nada, Majestad?
TRITON (a Delfina con una venia de la cabeza): Majestad,
muy bien veo que es terrestre
y que porta en la cabeza, la corona
de vuestra hija, la sirena.
DELFINA: ¡No se olvide, Majestad,
que Perla es hija mía y también suya!
(Los reyes, sentados en el trono, miran severamente a su hija Perla que no se inmuta).
MARINA (haciendo una reverencia): ¡Buenos días, señor Pez!
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¡Buenos días, señora, oh..! (al ver la expresión de desagrado de los reyes, se vuelve
cohibida hacia Perla)
¡Creo que me equivoqué!
SIRENA (a Marina, en voz baja): ¡No te preocupes, me haré cargo! (se dirige a los
soberanos y la defiende),
Marina es una buena amiga,
la quiero, me salvó la vida.
Sé que es terrestre y, sin embargo,
merece un premio, según creo.
Podrá vivir en el palacio
siempre conmigo. ¡Hay espacio,
y yo eso es lo que más deseo!
(Delfina y Tritón se miran preocupados y luego se dirigen a su hija con severidad).
DELFINA: ¡Has debido pedir permiso anticipado!
TRITON: ¿Un ser terrestre viviendo en mi palacio?
¿Cuándo se ha visto semejante tolerancia?
¡Qué díscola que es la juventud de hoy en día!
¡Tú eres muy precipitada, Perla, hija mía!
DELFINA: ¡Los terrestres me han siempre parecido
unos seres belicosos y agresivos!
¿Tú no te has dado cuenta que destruyen
muchos súbditos del reino y los engullen?
¡Y es el colmo, que ellos entre sí
se peleen con ardor y frenesí!
SIRENA: También nosotros nos alimentamos de súbditos, ¿o no?
Yo no creo que es un crimen ser hija de un pescador.
DELFINA (molesta, a Tritón): ¡Es inaudito
cómo responde vuestra hija, Majestad!
TRITON (a Delfina): ¡Recuerde que también
es vuestra hija, Majestad!
(Tritón observa con acritud a las dos niñas y luego se levanta majestuoso de su trono.
Habla con énfasis riguroso a Marina, la cual queda muy aturdida).
TRITON: ¿Cómo es posible que encima de nuestras cabezas
retumben cañones de guerra?
¿Cómo es posible que en los alrededores
de mi reino
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caigan lentamente desde la superficie,
donde existe la luz que es bondad,
y desde los más remotos tiempos,
mástiles de naves coloniales, fragatas,
submarinos y pertrechos de los más modernos,
aviones en enjambre, lentamente, lentamente
hasta los abismos más profundos?
MARINA: ¡La guerra, señor Pez, es terrible y cruel!
TRITON: ¡Esa no es una excusa! ¡Eres de la misma raza, tú!
(Moviendo un dedo acusador frente a Marina)
¡Seres despreciables, los terrestres!
(Marina retrocede unos pasos sintiéndose culpable por los desastres del mundo, mientras
se oyen a lo lejos ondas sonoras, como de instrumentos de cuerda, que vienen y que van.
Luces intermitentes se encienden y se apagan).
MARINA (avergonzada): ¡Así será, señor Pez, si usted lo dice!
TRITON (petulante y orgulloso): Yo lo digo y soy quien soy, ¡Tritón, el rey del mar!
(Se escuchan las ondas sonoras más fuertes y parece como si se movieran los
ornamentos o quitasueños de conchitas que están colgados por doquier, como si fuera un
temblor).
DELFINA (asustada, a Tritón): ¡Majestad, parece un maremoto!
TRITON (majestuoso): ¡Majestad, no diga tonterías! (Sin hacer caso del ruido, continúa su
discurso dirigiéndose a Marina):
Si regresas a la tierra
puedes decirle a tu rey
que no tienen que hacer guerra,
que es malo para mi reino
y que mueren muchos seres
en nuestro mar de coral.
MARINA (tímidamente): Existen personas
y también naciones que entran en conflicto
y no suponen
que lo hacen por inseguridad:
sólo para para afirmar
una personalidad
que seguramente no poseen.
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(Se escuchan las ondas sonoras cada vez más fuertes. Caen varios ornamentos y todos
se asustan).
TRITON (furioso): ¡Burbujas de ballena!
¡Remolino infernal! ¡Maremoto inconcebible!
¿Quién te trajo? ¿Quién llegó?
¿Quién a mi puerta tocó?
MEDUSA (entra en escena, excitadísima):
¡Ahí llega la ballena
con su gran bocaza!
¡Que vengan los delfines
a defender la casa!
TRITON (molesto): ¿Quién dejó entrar tremenda bestia fiera, sin riendas, ni espuelas,
alocada?
¡Qué tumulto! ¡Qué afán!
¡Qué derrumbe de ornamentos!
(Delfina se desmaya sobre el trono. Los demás personajes se acercan a un lado del
escenario y miran todos juntos hacia afuera, donde se supone que está la ballena. Se
oyen las ondas sonoras que van y vienen. Luces intermitentes iluminan el escenario. La
Medusa sale nuevamente del escenario, como flotando rápidamente, muy excitada, y
antes de salir, pide ayuda).
MEDUSA: ¡Pez espada, pez espada,
sobre el caballo de mar,
vé y defiende la morada
de Tritón, el rey del mar!
TRITON (observando hacia el exterior):
¡Con sus lanzas de coral
y tromba de caracolas,
el ejército del mar
avanza, ¡fuerza en las colas!
SIRENA (a Marina): ¡Lo malo es que no se sabe
cuándo se acerca la fiera!
MARINA: ¡Yo creo que hay que ponerle
un cascabel en la cola!
SIRENA: ¿Quién le pone
el cascabel a la ballena?
(Entra precipitadamente la Medusa, nuevamente, muy asustada).
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MEDUSA: El monstruo marino desea comer
y todo el océano pretende beber:
Ya se ha tragado
cuarenta delfines,
treinta pez espadas,
veinte peces sierra,
y los caballitos
están escondidos
entre los corales,
llorando afligidos...
(Los calamares centinelas corren de un lado al otro del escenario, todos juntos como
soldaditos, moviéndose al unísono. Luego se detienen en fila, listos para avanzar a la
orden. Mientras tanto, Delfina se recupera del desmayo mientras que Tritón la abanica
con un abanico de conchaperla).
DELFINA: ¡Ya está entrando! ¡Oh, qué miedo, ya llegó!
¡La ballena blanca a la puerta tocó!
¡Todo se menea, todo se desplaza
y se caen las paredes de mi casa!
(Se escuchan ondas sonoras y movimientos como de temblor. Delfina se desmaya otra
vez, aparatosamente, y Tritón se coge la cabeza desesperado).
CALAMAR: Somos bravos calamares
y nos vamos a luchar
con nuestras sendas espadas,
de marfil y de coral.
Contra la fiera ballena
nos vamos a dar batalla
y antes que ella nos devore
deberemos apresarla.
TRITON (decidido): ¡Adelante, soldados calamares!
¡Si no alejáis a la ballena
desataremos la tormenta!
CALAMAR: ¡Ahí vamos, a vencer o a morir!
(Salen los centinelas, dirigidos por el Capitán Calamar, a defender la morada del rey
contra la ballena. Las ondas sonoras se escuchan cada vez más lejos. Marina, mientras
tanto, ha cambiado su actitud pasiva, al ver los preparativos bélicos, y no quiere dejarse
amedrentar por un PEZ, aunque sea monarca).
MARINA (al público):
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¡No puede ser que me deje dar lecciones
por un pez, que no ha llegado a ser pescado
por el hecho que en mi red no lo he atrapado!
¡Aunque sea MONARCA, basta de sermones!
(Tritón no puede despertar a Delfina, entonces se vuelve hacia Marina con ademán
agresivo).
TRITON: ¡Continuando nuestro discurso...!
MARINA (interrumpiendo):
Señor Tritón, hablábame usted de guerras
y no dijo que también aquí hay batallas.
¡Pues, muy bien veo que tiene usted agallas
combatiendo a la ballena que está afuera!
TRITON (sorprendido por el enfrentamiento):
¡Por mis malditas escamas de cristal!
¡Desde antigua era y tiempo inmemorial,
los grandes han devorado a los más chicos
y siempre hay que defenderse, ya que tal
es la vida, de pavorosos ciclos!
MARINA: ¿Y es así que predica usted una cosa y hace otra?
(al público) ¡Consejos malintencionados
son consejos de pescados!
(La Sirena ha observado, tranquilamente, la discusión entre su amiga y su padre, pero
ahora interrumpe).
SIRENA: Marina, querida, es inútil discutir
con los adultos, no hacen más
que cerrarse e insistir..
TRITON (no hace caso a su hija y responde con arrogancia a Marina): ¡No es lo mismo,
no usamos aviones,
ni fragatas, ni veleros, ni cañones!
MARINA (continuando la discusión aunque Perla la jala por el brazo para llevársela):
¡Será, también, porque aquí no los fabrican!
¡Pero muy bien veo ejércitos de todo:
calamares con tintas lacrimógenas,
muchos peces con espadas y con sierras,
batallones de caballitos de mar;
luces nacaradas sobre los senderos
por donde pasan los pulpos con sus lanzas
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de corales, y mil y uno otros guerreros
bien dispuestos a vencer o a morir!
TRITON (cada vez más enfadado, dirigiéndose a su hija Perla):
¿Cómo es posible, Perla, hija mía,
que hayas traído hasta el fondo del mar,
y a mi reino,
éste ser terrestre e insubordinado?
SIRENA: Padre,
Marina tiene razón.
Entre bombas y tormentas
no puede haber discusión
pues no hay muchas diferencias.
MARINA: Si ustedes hacen guerra
contra la gran ballena,
nosotros en la tierra
también nos defendemos.
(Mientras hablan, Delfina se va despabilando sobre el trono, y se despierta del todo con
los gritos de Tritón).
TRITON (muy molesto): ¡No tienes nada que enseñarme a mí!
MARINA: ¡Usted sabe algo de nosotros por ser rey,
mas yo sé mucho más que usted, por ser terrestre!
(Durante toda la conversación se escuchan ondas sonoras, cada vez más fuertes. Al final
se oye un ruido estrepitoso y todo tiembla. Delfina, asustada, abraza a Tritón y se le
tuerce la corona. Entra el Capitán Calamar de prisa y desesperado).
CALAMAR: ¡Soltemos la TORMENTA, majestad!
¡Es necesario que lo ordene!
¡Saquémosla de su prisión!
TRITON: Si es la única forma de vencer a la ballena,
DESATEMOS LA TORMENTA!
¡Dé usted la orden, capitán Calamar!
(Perla y Marina se cogen de la mano, asustadas).
CALAMAR (declamando con energía):
¡Tormenta del universo oscuro,
sube a la superficie
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y enróscate y retuércete
y envuelve y levanta y baja
olas gigantescas con su espuma,
para que suban hasta el cielo
y bajen las estrellas,
ahoguen a las nubes
y recojan arenas de las playas!
¡Se sumerjan, choquen, vuelvan
y se lleven este ser monstruoso!
¡Luego, tú, Tormenta, en remolino
como una tromba,
regresa hasta tu cueva!
(Se escucha un fragor terrible de truenos y relámpagos. La tormenta se desata. Se
apagan y encienden las luces, todo se mueve y tiembla y luego se oscurece el escenario y
se baja el telón).
* * *
ESCENA III
(Esta escena se desarrolla en la playa con el mismo fondo que en la primera escena.
Cuando se levanta el telón, Marina está subiendo por la duna, sumamente fatigada, y cae
al suelo por el cansancio. Luego se levanta y camina por la playa, meditando y
contemplando el mar.
La tormenta invocada por el Rey Tritón para librar su reino de la ballena, la ha arrojado
nuevamente a la playa. Lleva aún en la cabeza la corona de su amiga, la sirena Perla).
MARINA (fatigada): ¿Cuándo será que este mundo
viva en paz, libre de luchas?
(La niña comienza a recoger y a arreglar su red de pescar que quedó abandonada en la
playa, en la primera escena).
MARINA: ¡Es curioso constatar
que en todas partes hay grandes
y hay pequeños!
Sobre el mar, bajo del mar,
infinitos que contar
y que siempre todos ellos
se devoran entre sí
y no pueden escapar
ni llegan nunca a cambiar.
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(Mueve la cabeza suspirando mientras recoge su red. Detrás de la duna aparece la
Medusa).
MEDUSA: ¡Siempre es la vida un combate
contra la natura fiera!
(Detrás de la duna, donde se supone que está el mar, aparece la figura de la sirena que
habla siempre desde el fondo):
SIRENA: ¡La tromba de agua
gigantesca
te ha llevado de mi lado!
¿En qué orilla te ha dejado?
¡Marina, regresa acá!
(Marina no escucha la voz de la sirena que la llama. Se da cuenta que lleva puesta aún la
corona mágica, se la quita y la coloca sobre la arena, en lo alto de la duna).
MARINA (a la Medusa): Aquí dejo la mágica corona
enterrada en la arena de la playa.
Algùn día, alguien la encontrará
y puede ser que la utilizará.
(Marina corre por la playa, liberada. Coge la arena y la deja deslizar entre los dedos. La
voz de la sirena se oye a veces cerca y a veces lejos, canturreando. Marina se detiene y
escucha pero no la oye aunque la presiente. Aparece el Cangrejo caminando de costado,
por la duna).
SIRENA (canturreando): Mmmmm, Mmmmm, Mmmmm...
Marina, ¿dónde estás tú?
¡No te vayas, no te alejes!
CANGREJO (que no ve a Marina porque anda de costado):
¡La playa desierta está!
SIRENA ¡Y llorando a mí me deja!
¡Llueve allá sobre las olas
y mi llanto se disuelve
poco a poco entre las ondas!
MARINA: Sirena, ¿dónde estás tú? (la busca pero no la ve).
SIRENA: ¡Tan salado el mar está
por mis lágrimas amargas!
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MEDUSA (a la sirena) ¡No te alejes! ¡No te vayas!
SIRENA: ¡Marina, regresa acá!
(Marina, que se ha detenido un momento, escuchando la voz de la sirena, cree que se ha
equivocado y sigue corriendo por la playa, alzando los brazos al cielo y bailando,
contenta. No se da cuenta que la Medusa trata de indicarle que la Sirena la está
buscando, pero es el destino inexorable que determina que la magia ha terminado y que
las dos amigas no se encuentren más).
MARINA: ¡Vivir!
¡Es bello el sol,
la luz, las aves y las mariposas,
la espuma de las olas en las rocas!
El árbol cuando baila al son del viento
y del campo, las frutas más jugosas
me llenan de júbilo y contento!
SIRENA (llamando, a lo lejos): ¡Marina, ven hacia el mar!
CANGREJO (llamando): ¡Marina, no tengas miedo!
SIRENA: Cuando la paz inunde nuestro ensueño
y recojamos algas y corales
abajo en el Imperio,
¡arribará la dicha!
MEDUSA: ¡Sin temor ni desdicha ni sospecha!
SIRENA: Y en el puerto oscuro de las profundidades..
CANGREJO: seremos felices en las comunidades..
MEDUSA: de medusas, peces, estrellas y sirenas...
(Se escuchan las ondas sonoras que provienen suavemente, del mar. Marina, quien está
en la parte anterior del escenario y no escucha el llamado proveniente del mar en la parte
posterior, arregla su red y medita serenamente).
MARINA: La ley de la naturaleza,
¡estallar los volcanes
hace, y morir las flores!
Y ley tan fiera es esa
que hasta los animales
se comen a montones...
¡La ballena a los peces,
19
el puma a la vicuña,
la serpiente a los gatos
y el gato a los ratones!
(La voz de la sirena Perla suena como un eco lejano, en medio de las ondas sonoras,
cada vez más lejos, cada vez más débil. La Medusa y el Cangrejo se acercan a Marina).
SIRENA: ¡Marina! ¡Marina! ¡Marina!
MARINA (recoge una estrella de mar de cartón, enredada en su red, y le conversa):
¡Si consiguiera vivir
en este mundo y sentir
que todo ser es feliz!
CANGREJO: ¡Hay que alejar los peligros!
MEDUSA: ¡No se debe destruir!
MARINA: ¡Debemos AMAR!
¡No hay cosa más difícil
que el amor!
CANGREJO: ¡Debemos amar!
MEDUSA: ¡No hay cosa más difícil
que el amor!
SIRENA (desde lejos): ¡Amor! No hay cosa más difícil que el amor, ¡Amor!
(La figura de la sirena desaparece del fondo del escenario. Marina, creyendo haber
escuchado las últimas palabras de Perla, escruta el mar, corre por la duna y por la orilla
llamando a su amiga, acompañada por la Medusa y el Cangrejo).
MARINA: ¡Sirena! ¿Estás ahí?
Perla, amiga, ¿dónde estás?
(Marina no ve a la sirena. Se escuchan las ondas sonoras cada vez más fuertes y se
queda la hija del pescador, escrutando tristemente el horizonte, con su red en las manos.
Se bajan las luces).
fin
20

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La hija del pescador 1

  • 1. LA HIJA DEL PESCADOR Adriana Alarco de Zadra [email protected] (Obtuvo Mención Honrosa en el Concurso de Teatro para Niños convocado por la Municipalidad de Lima en 1982) PERSONAJES: Marina, la hija del pescador, está vestida con un delgado traje de percal floreado. Perla, sirena del mar, vestida con monillo y una falda larga, muy pegada, posiblemente verde o azul. Lleva un volante ancho de las rodillas para abajo, formando una cola de pez con mucho vuelo, tanto, que le permitan dar pasos cortos. Entre los cabellos lleva una pequeña corona plateada. Tritón, padre de Perla, viste camiseta brillante y pantalón negro, muy ajustado pero ancho en la base, como si tuviera dos colas de pez. Lleva una corona dorada de cartón en la cabeza. Delfina, madre de Perla, viste un traje blanco muy pegado hasta las rodillas, y de allí para abajo hasta los pies, se abre el traje en una cola de mucho vuelo. Sobre sus cabellos verdes lleva una corona blanca de nácar que puede ser de cartulina o de platina. Medusas, vestidas con trajes de tul, esféricos del cuello a las caderas, desde donde caen hasta los pies, muchas tiras largas y brillantes, que representan sus tentáculos. Calamares centinelas, vestidos con trajes estrechos, de color gris, abiertos de las rodillas para abajo, formando tiras que semejan pequeños tentáculos. Llevan lanzas pintadas de rosado. Así mismo está vestido el Capitán Calamar, pero con un sombrero de capitán. Cangrejo mayor, vestido de rojo, con grandes tenazas de cartulina en los brazos. Igualmente los otros cangrejillos. 1
  • 2. Pececillos, vestidos con túnicas de diversos colores y volantes de las rodillas para abajo. Estrellas de mar, con trajes de tiras que asemejan yuyos o algas y llevan una estrella de mar de cartón rosado en la cabeza a modo de sombrerito. Pulpos,con trajes enfundados de color lila y tentáculos de tela que les cuelgan de las rodillas para abajo. ESCENARIO: Las escenas primera y tercera se desarrollan en una playa del océano Pacífico. Al fondo se divisa la línea del horizonte pintada en el fondal. Una plataforma representa una duna de arena que esconde la orilla del mar. La escena segunda representa una gruta en el fondo del mar. Esta escena se puede armar en la parte posterior del escenario, dejando la parte anterior para la playa, levantando el primer fondal y descubriendo la gruta, en la segunda escena. La gruta submarina es pintoresca. Al fondo se ven dibujados en el telón: caracoles, estrellas de mar, pulpos y medusas. Colgados en el aire con hilos de nylon, se mecen suavemente, peces de cartulina de diversos tamaños y colores y quitasueños de conchitas de mar. A un lado del escenario hay un trono para dos personas; es un sillón forrado en papel brillante o en platina, vigilado por calamares centinelas. MUSICA: La música debe ser suave en todo momento. Las ondas sonoras representan a la ballena que anda merodeando por los alrededores. Las canciones de los pulpos, los cangrejos y demás animalitos del mar se pueden adaptar, fácilmente, a canciones conocidas y populares. Es más efectivo, sin son niños los que van a representar la obrita, que se graben las canciones y se deje oir la grabación al momento de la representación, para que no olviden las palabras. * * * * ESCENA I Marina, la hija de un pescador, está sentada sobre la plataforma, a orillas del mar, esperando la hora de recoger su red. El cielo se oscurece a ratos y retumban truenos. Parece que se avecina una tormenta. Se escucha el rumor del mar. MARINA: ¡Pececitos, pececitos, calamares, cangrejitos, entren rápido en la red que el cielo va a anochecer! 2
  • 3. (Se escuchan truenos y los relámpagos surcan el cielo. La niña siente frío y observa preocupada el cielo y luego comienza a jalar la red que se supone está dentro del agua, al otro lado de la duna. Se ve que hace mucho esfuerzo porque la red está pesada. Al sacarla finalmente, la niña queda asombradísima al descubrir lo que ha cogido en su red. Atrapada en ella aparece una sirena). SIRENA (forcejeando dentro de la red): ¿Quién me quiere? ¿Quién me llama? ¿Quién me subió desde el mar? ¿Quién me extrajo de las aguas que ya no puedo nadar? MARINA: ¡Oh, cielos, qué pesca buena! ¡Una doncella en la red! ¡Es una linda sirena con su colita de pez! SIRENA (tratando de zafarse de la red): ¡Déjame salir, no te debes asombrar! ¡Yo soy la hija de Tritón, el rey del mar! (Marina ayuda a la sirena a salir de la red y la acomoda sentada en la playa mientras ella queda de pie y la contempla). MARINA: ¿Quién eres? SIRENA: Perla, del mar azul y de los océanos oscuros, hija de Delfina y de Tritón. MARINA: Y, ahora, ¿de dónde vienes? SIRENA: Vengo del profundo mar, del gran reino de coral. ¡Escapé de la ballena que me quería atrapar! Si deseas conocer el reino al fondo del mar, conmigo has de descender poniéndote mi corona. MARINA: ¡Oh! ¡Sí que me gustaría! SIRENA: Nadando bajo las olas hay grutas de mil colores, 3
  • 4. de esmeraldas, de diamantes, lapislázuli y brillantes. MARINA (extasiada): ¡Extraordinarias grutas hermosas! ¡Luminosos peces de colores! ¡Fantástico mundo de corales con imágenes maravillosas! SIRENA: ¡En el palacio en que vivo hay mil grutas submarinas: una cubierta de perlas, la segunda de corales, la tercera en cochaperla. Y, tu casa ¿cómo es ella? MARINA: Yo vivo sobre la tierra debajo de las estrellas, en mi casita de adobe con su techito de pajas. De tierra muy bien prensada es el suelo, y betunada brilla más que la madera cuando recién encerada. Su ventanuca chiquita tiene cortina a cuadritos, de crin está hecho el colchón y de cola de caballo. Encima hay un costalito de los gruesos, de algodón, y duermo cerca al fogón para estar bien calientita. SIRENA: Si te sumerjes conmigo, forma diversa has de ver en moradas y cobijas. No son de caña o madera: son de piedras, con rendijas. MARINA: ¡Oh, sirena, qué emoción! SIRENA: Perla soy, sirena Perla. Y, tú, ¿tienes un nombre, amiga? MARINA: Soy Marina, hija del pescador. 4
  • 5. SIRENA: Ven conmigo bajo el mar a conocer el mundo en que yo vivo. MARINA: ¡Tengo miedo! ¡Bajo el mar yo no puedo respirar! SIRENA (riéndose alegremente y dando unos pasitos por la duna): Aunque eres, Marina, una persona, no debes temer peligro alguno: que es una ilusión el mar profundo y abarca los sueños que tú quieres. Toma, colócate mi corona que posee mágicos poderes y podrás viajar bajo las ondas como todos los marinos seres. MARINA: Debe ser un don hermoso conocer otros lugares de nuestro enorme universo y sumergirse en los mares a explorar el mundo inmenso. (Perla coloca su corona en los cabellos de Marina y, cogiéndodla de la mano, se desliza por la arena lentamente. Marina está un poco asustada y se detiene). SIRENA (dulcemente): ¡Baja conmigo al reino de Tritón y de la reina Delfina! ¡Reyes son del infinito espacio submarino! MARINA: Y, tú, ¿no quisieras vivir sobre la tierra? SIRENA: Yo quiero vivir flotando, entre las sombras, bajo del profundo mar que es mi alcoba, donde esporádicas luces resplandecen entre las medusas verdes que se mecen en medio de una densa humedad que oprime pero que no agobia ni pesa ni exprime. ¡Deseo abrazar el mar, y eternamente sentir el gozo absoluto, para siempre! MARINA (asustada): Sirena Perla, ¿me traerás de nuevo hasta mi tierra? SIRENA: Pues, no querrás regresar nunca jamás, ¡Ya lo verás! 5
  • 6. (Mientras se deslizan suavemente por la arena, se escuchan ondas sonoras, como cuerdas de instrumentos musicales, que se pierden en la lejanía). MARINA (dudosa): Iré hundiéndome bajo la línea horizontal que divide cielo y mar. SIRENA: ¡Ven, amiga! ¡Ven, no temas! Tengo que regresar pronto; No vivo fuera del agua. Te agradezco que no me hayas hecho daño ¡y que tu red me salvara muy a tiempo de la temible ballena que veo anda merodeando muy cerca de estas orillas! MARINA: ¡Sí, voy, voy! (Desaparecen las dos niñas detrás de la duna de arena y se escuchan, ahora más fuertes y más de cerca, las ondas sonoras que provienen del mar). * * * ESCENA II (El escenario representa una gruta submarina. Perla y Marina caminan de la mano, deslizándose y como flotando, por el pintoresco lugar). MARINA: ¡Oh, Perla, qué maravilla! SIRENA: ¡Ven, acércate, Marina, observa cuánta hermosura! (Coge una enorme ostra de cartón del suelo y se la muestra a la niña). SIRENA: ¡Abrete, ostra saltarina, déjame ver el tesoro que encierras en tu sonrisa! (Perla abre la ostra y saca una perla del tamaño de una pelota de golf). 6
  • 7. MARINA: ¡No sé si sueño o si es que estoy despierta! ¿Podré creer lo que mis ojos miran? (Entran en escena un grupo de medusas, con pasos muy lentos de ballet, como si estuvieran flotando). SIRENA: En un bosque de yuyos descansando entre las algas mécense las medusas flotando sus patas largas. (La medusa mayor se separa del grupo y baila sola). MEDUSA: Me gusta andar así, nadando, sin peso, sin sonido, girando en la nada de la inmensidad, en el centro, en el mismo centro de nuestra humedad, sin sentido, sin pensar y revolviéndome, ¡viviendo! (Marina contempla fascinada a las medusas quienes se colocan al fondo del escenario moviéndose moderadamente al son de música suave). MARINA (se dirige a la sirena, indicando la Medusa mayor): ¡Qué belleza! ¡Es una malagua muy bonita! (Entran en escena grupos de niños que representan a los peces, las estrellas de mar y los pulpos). ESTRELLAS DE MAR: ¡Estrellas del mundo submarino rosadas somos y coloradas! ¡Del cielo bajamos despacito y jugamos muy alborozadas! ¡En el mar la vida es más sabrosa, y danzar es cosa deliciosa! PULPOS (bailan, enroscando los brazos como tentáculos): Si sube la marea si baja la marea, 7
  • 8. vamos abrazaditos a bailar el son. Y siempre apretaditos bailamos muy juntitos y sube la marea si bailas el son. PECECILLOS: ¡Olas vienen, olas van! ¡Fuerza hacemos con las colas y nadamos todos juntos en la gruta de coral! ¡A la ronda, ronda de todos los peces, de todas las algas, de todos los pulpos y de las estrellas! ¡Olas vienen, olas van! ¡Fuerza hacemos con las colas y nadamos todos juntos en la gruta de coral! MEDUSAS (avanzan desde el fondo del escenario, deslizándose como si estuvieran flotando): ¡Sacude el tiempo de encima y deslízate en las ondas que lo que hoy es importante mañana lo olvidarás, porque nada es fascinante como jugar a la ronda con los pulpos y medusas en las grutas de coral! (Van saliendo algunos grupos de bailarines y entran en escena los cangrejillos, quienes bailan agachados con el cuerpo hacia adelante pero caminando de costado o para atrás, como los cangrejos. Al final de la canción, se cogen por los hombros y bailan erguidos, doblando y alzando las piernas, y moviendo las cabezas hacia un lado y hacia otro, rítmicamente, como si no supieran para cuál lado deben ir). CANGREJOS:¡Somos los cangrejos de las aguas, nos gusta jugar con las malaguas! Caminamos para atrás: ¡tris trás! ¡tris trás! Somos los cangrejos más bonitos, nuestros trajes son coloraditos y bailamos para atrás: ¡tris trás! ¡tris trás! 8
  • 9. Uno a uno nos van recogiendo, si nos atrapan nos van destruyendo, y mordemos para atrás: ¡tris trás! ¡tris trás! (Perla y Marina se han acercado, lentamente, al trono de los reyes. Se adelanta el capitán de los centinelas, con su lanza de coral en la mano, para atajarles el paso). CALAMAR (haciendo una venia a la sirena Perla e indicando a Marina): Princesa Perla, no deben acercarse los extraños, ¡son peligrosos y hacen daños! SIRENA (con una gran sonrisa y un poco de coquetería, coge de la mano a una niña vestida de estrella de mar, que ha quedado rezagada y la presenta al centinela con una reverencia burlesca): ¡Centinela, centinela, aquí le traigo una estrella! ¡Déjeme pasar! ¡Déjeme pasar! CANGREJO (acercándose al Calamar y haciendo un saludo grotesco, indicando a la estrella de mar): Capitán Calamar, ¡ruego a usted, si es posible y no le incomoda invitarme a su boda! (Levanta sus tenazas, y la Estrella de mar escapa corriendo). CALAMAR (levantando su lanza de coral): ¡Fuera de aquí, crustáceo impertinente! (Mientras se retiran, poco a poco, los últimos grupos de bailarines, las niñas conversan). MARINA: ¿El capitán Calamar es centinela? SIRENA: Es jefe del ejército del mar. ¡Vive siempre enamorado de las estrellas de mar y a mí, no me va a mandar! MARINA: Y, tu padre, ¿dónde está? SIRENA: El rey Tritón debe estar en su sillón devorando pececillos, su alimento preferido. 9
  • 10. MARINA: ¿Y la reina? SIRENA: La bella reina Delfina en su casa cristalina, tiene trono de corales de colores naturales. De nácar es su corona, túnica lleva de espuma y de algas, un cinturón. Yuyos cubren sus cabellos, verdes ojos, verdes brazos y verde su corazón. (El Capitán Calamar, con una caracola o caracol grande, toca unas notas marciales, como si fuera una trompeta. Los otros calamares centinelas se cuadran en atención, alrededor del trono). CALAMAR: ¡Su majestad, el rey Tritón! ¡Su majestad, reina Delfina! (Entran en escena, majestuosamente, Tritón y Delfina y se dirigen a ocupar el trono. Todos los personajes que se encuentran en la escena, saludan con una reverencia el paso de los reyes). DELFINA (observando asombrada a Marina): Perla, hija mía, ¿quién es ese ser ridículo y grotesco que te acompaña? SIRENA: Es Marina, hija del pescador. DELFINA (enfadada): ¡Hija del pescador! ¿Y, cómo es posible tal afrenta en mi palacio? (dirigiéndose a Tritón) Y, usted, no dice nada, Majestad? TRITON (a Delfina con una venia de la cabeza): Majestad, muy bien veo que es terrestre y que porta en la cabeza, la corona de vuestra hija, la sirena. DELFINA: ¡No se olvide, Majestad, que Perla es hija mía y también suya! (Los reyes, sentados en el trono, miran severamente a su hija Perla que no se inmuta). MARINA (haciendo una reverencia): ¡Buenos días, señor Pez! 10
  • 11. ¡Buenos días, señora, oh..! (al ver la expresión de desagrado de los reyes, se vuelve cohibida hacia Perla) ¡Creo que me equivoqué! SIRENA (a Marina, en voz baja): ¡No te preocupes, me haré cargo! (se dirige a los soberanos y la defiende), Marina es una buena amiga, la quiero, me salvó la vida. Sé que es terrestre y, sin embargo, merece un premio, según creo. Podrá vivir en el palacio siempre conmigo. ¡Hay espacio, y yo eso es lo que más deseo! (Delfina y Tritón se miran preocupados y luego se dirigen a su hija con severidad). DELFINA: ¡Has debido pedir permiso anticipado! TRITON: ¿Un ser terrestre viviendo en mi palacio? ¿Cuándo se ha visto semejante tolerancia? ¡Qué díscola que es la juventud de hoy en día! ¡Tú eres muy precipitada, Perla, hija mía! DELFINA: ¡Los terrestres me han siempre parecido unos seres belicosos y agresivos! ¿Tú no te has dado cuenta que destruyen muchos súbditos del reino y los engullen? ¡Y es el colmo, que ellos entre sí se peleen con ardor y frenesí! SIRENA: También nosotros nos alimentamos de súbditos, ¿o no? Yo no creo que es un crimen ser hija de un pescador. DELFINA (molesta, a Tritón): ¡Es inaudito cómo responde vuestra hija, Majestad! TRITON (a Delfina): ¡Recuerde que también es vuestra hija, Majestad! (Tritón observa con acritud a las dos niñas y luego se levanta majestuoso de su trono. Habla con énfasis riguroso a Marina, la cual queda muy aturdida). TRITON: ¿Cómo es posible que encima de nuestras cabezas retumben cañones de guerra? ¿Cómo es posible que en los alrededores de mi reino 11
  • 12. caigan lentamente desde la superficie, donde existe la luz que es bondad, y desde los más remotos tiempos, mástiles de naves coloniales, fragatas, submarinos y pertrechos de los más modernos, aviones en enjambre, lentamente, lentamente hasta los abismos más profundos? MARINA: ¡La guerra, señor Pez, es terrible y cruel! TRITON: ¡Esa no es una excusa! ¡Eres de la misma raza, tú! (Moviendo un dedo acusador frente a Marina) ¡Seres despreciables, los terrestres! (Marina retrocede unos pasos sintiéndose culpable por los desastres del mundo, mientras se oyen a lo lejos ondas sonoras, como de instrumentos de cuerda, que vienen y que van. Luces intermitentes se encienden y se apagan). MARINA (avergonzada): ¡Así será, señor Pez, si usted lo dice! TRITON (petulante y orgulloso): Yo lo digo y soy quien soy, ¡Tritón, el rey del mar! (Se escuchan las ondas sonoras más fuertes y parece como si se movieran los ornamentos o quitasueños de conchitas que están colgados por doquier, como si fuera un temblor). DELFINA (asustada, a Tritón): ¡Majestad, parece un maremoto! TRITON (majestuoso): ¡Majestad, no diga tonterías! (Sin hacer caso del ruido, continúa su discurso dirigiéndose a Marina): Si regresas a la tierra puedes decirle a tu rey que no tienen que hacer guerra, que es malo para mi reino y que mueren muchos seres en nuestro mar de coral. MARINA (tímidamente): Existen personas y también naciones que entran en conflicto y no suponen que lo hacen por inseguridad: sólo para para afirmar una personalidad que seguramente no poseen. 12
  • 13. (Se escuchan las ondas sonoras cada vez más fuertes. Caen varios ornamentos y todos se asustan). TRITON (furioso): ¡Burbujas de ballena! ¡Remolino infernal! ¡Maremoto inconcebible! ¿Quién te trajo? ¿Quién llegó? ¿Quién a mi puerta tocó? MEDUSA (entra en escena, excitadísima): ¡Ahí llega la ballena con su gran bocaza! ¡Que vengan los delfines a defender la casa! TRITON (molesto): ¿Quién dejó entrar tremenda bestia fiera, sin riendas, ni espuelas, alocada? ¡Qué tumulto! ¡Qué afán! ¡Qué derrumbe de ornamentos! (Delfina se desmaya sobre el trono. Los demás personajes se acercan a un lado del escenario y miran todos juntos hacia afuera, donde se supone que está la ballena. Se oyen las ondas sonoras que van y vienen. Luces intermitentes iluminan el escenario. La Medusa sale nuevamente del escenario, como flotando rápidamente, muy excitada, y antes de salir, pide ayuda). MEDUSA: ¡Pez espada, pez espada, sobre el caballo de mar, vé y defiende la morada de Tritón, el rey del mar! TRITON (observando hacia el exterior): ¡Con sus lanzas de coral y tromba de caracolas, el ejército del mar avanza, ¡fuerza en las colas! SIRENA (a Marina): ¡Lo malo es que no se sabe cuándo se acerca la fiera! MARINA: ¡Yo creo que hay que ponerle un cascabel en la cola! SIRENA: ¿Quién le pone el cascabel a la ballena? (Entra precipitadamente la Medusa, nuevamente, muy asustada). 13
  • 14. MEDUSA: El monstruo marino desea comer y todo el océano pretende beber: Ya se ha tragado cuarenta delfines, treinta pez espadas, veinte peces sierra, y los caballitos están escondidos entre los corales, llorando afligidos... (Los calamares centinelas corren de un lado al otro del escenario, todos juntos como soldaditos, moviéndose al unísono. Luego se detienen en fila, listos para avanzar a la orden. Mientras tanto, Delfina se recupera del desmayo mientras que Tritón la abanica con un abanico de conchaperla). DELFINA: ¡Ya está entrando! ¡Oh, qué miedo, ya llegó! ¡La ballena blanca a la puerta tocó! ¡Todo se menea, todo se desplaza y se caen las paredes de mi casa! (Se escuchan ondas sonoras y movimientos como de temblor. Delfina se desmaya otra vez, aparatosamente, y Tritón se coge la cabeza desesperado). CALAMAR: Somos bravos calamares y nos vamos a luchar con nuestras sendas espadas, de marfil y de coral. Contra la fiera ballena nos vamos a dar batalla y antes que ella nos devore deberemos apresarla. TRITON (decidido): ¡Adelante, soldados calamares! ¡Si no alejáis a la ballena desataremos la tormenta! CALAMAR: ¡Ahí vamos, a vencer o a morir! (Salen los centinelas, dirigidos por el Capitán Calamar, a defender la morada del rey contra la ballena. Las ondas sonoras se escuchan cada vez más lejos. Marina, mientras tanto, ha cambiado su actitud pasiva, al ver los preparativos bélicos, y no quiere dejarse amedrentar por un PEZ, aunque sea monarca). MARINA (al público): 14
  • 15. ¡No puede ser que me deje dar lecciones por un pez, que no ha llegado a ser pescado por el hecho que en mi red no lo he atrapado! ¡Aunque sea MONARCA, basta de sermones! (Tritón no puede despertar a Delfina, entonces se vuelve hacia Marina con ademán agresivo). TRITON: ¡Continuando nuestro discurso...! MARINA (interrumpiendo): Señor Tritón, hablábame usted de guerras y no dijo que también aquí hay batallas. ¡Pues, muy bien veo que tiene usted agallas combatiendo a la ballena que está afuera! TRITON (sorprendido por el enfrentamiento): ¡Por mis malditas escamas de cristal! ¡Desde antigua era y tiempo inmemorial, los grandes han devorado a los más chicos y siempre hay que defenderse, ya que tal es la vida, de pavorosos ciclos! MARINA: ¿Y es así que predica usted una cosa y hace otra? (al público) ¡Consejos malintencionados son consejos de pescados! (La Sirena ha observado, tranquilamente, la discusión entre su amiga y su padre, pero ahora interrumpe). SIRENA: Marina, querida, es inútil discutir con los adultos, no hacen más que cerrarse e insistir.. TRITON (no hace caso a su hija y responde con arrogancia a Marina): ¡No es lo mismo, no usamos aviones, ni fragatas, ni veleros, ni cañones! MARINA (continuando la discusión aunque Perla la jala por el brazo para llevársela): ¡Será, también, porque aquí no los fabrican! ¡Pero muy bien veo ejércitos de todo: calamares con tintas lacrimógenas, muchos peces con espadas y con sierras, batallones de caballitos de mar; luces nacaradas sobre los senderos por donde pasan los pulpos con sus lanzas 15
  • 16. de corales, y mil y uno otros guerreros bien dispuestos a vencer o a morir! TRITON (cada vez más enfadado, dirigiéndose a su hija Perla): ¿Cómo es posible, Perla, hija mía, que hayas traído hasta el fondo del mar, y a mi reino, éste ser terrestre e insubordinado? SIRENA: Padre, Marina tiene razón. Entre bombas y tormentas no puede haber discusión pues no hay muchas diferencias. MARINA: Si ustedes hacen guerra contra la gran ballena, nosotros en la tierra también nos defendemos. (Mientras hablan, Delfina se va despabilando sobre el trono, y se despierta del todo con los gritos de Tritón). TRITON (muy molesto): ¡No tienes nada que enseñarme a mí! MARINA: ¡Usted sabe algo de nosotros por ser rey, mas yo sé mucho más que usted, por ser terrestre! (Durante toda la conversación se escuchan ondas sonoras, cada vez más fuertes. Al final se oye un ruido estrepitoso y todo tiembla. Delfina, asustada, abraza a Tritón y se le tuerce la corona. Entra el Capitán Calamar de prisa y desesperado). CALAMAR: ¡Soltemos la TORMENTA, majestad! ¡Es necesario que lo ordene! ¡Saquémosla de su prisión! TRITON: Si es la única forma de vencer a la ballena, DESATEMOS LA TORMENTA! ¡Dé usted la orden, capitán Calamar! (Perla y Marina se cogen de la mano, asustadas). CALAMAR (declamando con energía): ¡Tormenta del universo oscuro, sube a la superficie 16
  • 17. y enróscate y retuércete y envuelve y levanta y baja olas gigantescas con su espuma, para que suban hasta el cielo y bajen las estrellas, ahoguen a las nubes y recojan arenas de las playas! ¡Se sumerjan, choquen, vuelvan y se lleven este ser monstruoso! ¡Luego, tú, Tormenta, en remolino como una tromba, regresa hasta tu cueva! (Se escucha un fragor terrible de truenos y relámpagos. La tormenta se desata. Se apagan y encienden las luces, todo se mueve y tiembla y luego se oscurece el escenario y se baja el telón). * * * ESCENA III (Esta escena se desarrolla en la playa con el mismo fondo que en la primera escena. Cuando se levanta el telón, Marina está subiendo por la duna, sumamente fatigada, y cae al suelo por el cansancio. Luego se levanta y camina por la playa, meditando y contemplando el mar. La tormenta invocada por el Rey Tritón para librar su reino de la ballena, la ha arrojado nuevamente a la playa. Lleva aún en la cabeza la corona de su amiga, la sirena Perla). MARINA (fatigada): ¿Cuándo será que este mundo viva en paz, libre de luchas? (La niña comienza a recoger y a arreglar su red de pescar que quedó abandonada en la playa, en la primera escena). MARINA: ¡Es curioso constatar que en todas partes hay grandes y hay pequeños! Sobre el mar, bajo del mar, infinitos que contar y que siempre todos ellos se devoran entre sí y no pueden escapar ni llegan nunca a cambiar. 17
  • 18. (Mueve la cabeza suspirando mientras recoge su red. Detrás de la duna aparece la Medusa). MEDUSA: ¡Siempre es la vida un combate contra la natura fiera! (Detrás de la duna, donde se supone que está el mar, aparece la figura de la sirena que habla siempre desde el fondo): SIRENA: ¡La tromba de agua gigantesca te ha llevado de mi lado! ¿En qué orilla te ha dejado? ¡Marina, regresa acá! (Marina no escucha la voz de la sirena que la llama. Se da cuenta que lleva puesta aún la corona mágica, se la quita y la coloca sobre la arena, en lo alto de la duna). MARINA (a la Medusa): Aquí dejo la mágica corona enterrada en la arena de la playa. Algùn día, alguien la encontrará y puede ser que la utilizará. (Marina corre por la playa, liberada. Coge la arena y la deja deslizar entre los dedos. La voz de la sirena se oye a veces cerca y a veces lejos, canturreando. Marina se detiene y escucha pero no la oye aunque la presiente. Aparece el Cangrejo caminando de costado, por la duna). SIRENA (canturreando): Mmmmm, Mmmmm, Mmmmm... Marina, ¿dónde estás tú? ¡No te vayas, no te alejes! CANGREJO (que no ve a Marina porque anda de costado): ¡La playa desierta está! SIRENA ¡Y llorando a mí me deja! ¡Llueve allá sobre las olas y mi llanto se disuelve poco a poco entre las ondas! MARINA: Sirena, ¿dónde estás tú? (la busca pero no la ve). SIRENA: ¡Tan salado el mar está por mis lágrimas amargas! 18
  • 19. MEDUSA (a la sirena) ¡No te alejes! ¡No te vayas! SIRENA: ¡Marina, regresa acá! (Marina, que se ha detenido un momento, escuchando la voz de la sirena, cree que se ha equivocado y sigue corriendo por la playa, alzando los brazos al cielo y bailando, contenta. No se da cuenta que la Medusa trata de indicarle que la Sirena la está buscando, pero es el destino inexorable que determina que la magia ha terminado y que las dos amigas no se encuentren más). MARINA: ¡Vivir! ¡Es bello el sol, la luz, las aves y las mariposas, la espuma de las olas en las rocas! El árbol cuando baila al son del viento y del campo, las frutas más jugosas me llenan de júbilo y contento! SIRENA (llamando, a lo lejos): ¡Marina, ven hacia el mar! CANGREJO (llamando): ¡Marina, no tengas miedo! SIRENA: Cuando la paz inunde nuestro ensueño y recojamos algas y corales abajo en el Imperio, ¡arribará la dicha! MEDUSA: ¡Sin temor ni desdicha ni sospecha! SIRENA: Y en el puerto oscuro de las profundidades.. CANGREJO: seremos felices en las comunidades.. MEDUSA: de medusas, peces, estrellas y sirenas... (Se escuchan las ondas sonoras que provienen suavemente, del mar. Marina, quien está en la parte anterior del escenario y no escucha el llamado proveniente del mar en la parte posterior, arregla su red y medita serenamente). MARINA: La ley de la naturaleza, ¡estallar los volcanes hace, y morir las flores! Y ley tan fiera es esa que hasta los animales se comen a montones... ¡La ballena a los peces, 19
  • 20. el puma a la vicuña, la serpiente a los gatos y el gato a los ratones! (La voz de la sirena Perla suena como un eco lejano, en medio de las ondas sonoras, cada vez más lejos, cada vez más débil. La Medusa y el Cangrejo se acercan a Marina). SIRENA: ¡Marina! ¡Marina! ¡Marina! MARINA (recoge una estrella de mar de cartón, enredada en su red, y le conversa): ¡Si consiguiera vivir en este mundo y sentir que todo ser es feliz! CANGREJO: ¡Hay que alejar los peligros! MEDUSA: ¡No se debe destruir! MARINA: ¡Debemos AMAR! ¡No hay cosa más difícil que el amor! CANGREJO: ¡Debemos amar! MEDUSA: ¡No hay cosa más difícil que el amor! SIRENA (desde lejos): ¡Amor! No hay cosa más difícil que el amor, ¡Amor! (La figura de la sirena desaparece del fondo del escenario. Marina, creyendo haber escuchado las últimas palabras de Perla, escruta el mar, corre por la duna y por la orilla llamando a su amiga, acompañada por la Medusa y el Cangrejo). MARINA: ¡Sirena! ¿Estás ahí? Perla, amiga, ¿dónde estás? (Marina no ve a la sirena. Se escuchan las ondas sonoras cada vez más fuertes y se queda la hija del pescador, escrutando tristemente el horizonte, con su red en las manos. Se bajan las luces). fin 20