Un joven llamado Francisco de la Vega desapareció mientras nadaba en el mar cerca de Bilbao en 1674. Cinco años después, unos pescadores encontraron a un hombre salvaje en el mar cerca de Cádiz. Lo llevaron a un convento donde finalmente dijo la palabra "Liéganes", el nombre de un pueblo cerca de Santander donde Francisco había vivido. Lo llevaron allí y su familia lo reconoció como Francisco, aunque él ya no era el mismo y vivió de forma extraña hasta desaparecer de nuevo en el