Ramón Ramírez había salido a comprar a la tienda una docena de huevos y un poco de jamón. También pasó por el quiosco a buscar el periódico. De camino a casa, mientras caminaba por la acera, vio cómo una mujer tropezaba con un adoquín, caía al suelo y se daba un golpe en la cabeza. Se acercó corriendo por si necesitaba ayuda y vio que le salía sangre de la herida que se había hecho en la cabeza.