Este documento discute la necesidad de tener consejeros bíblicos capacitados en las iglesias para ayudar a los miembros que enfrentan conflictos importantes. También analiza el papel que puede jugar la psicología en la consejería cristiana, reconociendo que algunas teorías psicológicas no concuerdan con las creencias cristianas. El autor argumenta que la iglesia necesita consejeros bien preparados que puedan ofrecer consejo espiritual utilizando tanto las herramientas bíblicas como conceptos básicos de