La Nueva España tenía una organización política centralizada con el virrey como máxima autoridad. El territorio estaba dividido en varios reinos y provincias. La sociedad estaba estratificada entre peninsulares, criollos, indígenas, mestizos y esclavos. La economía se basaba principalmente en la minería, ganadería y agricultura. La Iglesia católica jugó un papel importante imponiendo la religión y destruyendo las culturas indígenas.